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Universidad Tecnológica de

Honduras

Catedrático:
Levy Suyapa Valle Pinto

Asignatura:
Derecho Administrativo I

Integrantes:
Migdalia Abigail Fernández Martínez 201710020216
Jorge Alejandro Padilla 202130070049
Karil Alexis Romero Maldonado 201930060232
Jose Luis Trochez Pascua 201930050005
Rene Humberto Calix 202110020041
Kevin Roberto Sacaza Colindres 202210060479

Tema:
La Descentralización
03 de Noviembre 2022

Introducción

La descentralización alude a un sistema propenso a transferir de un determinado


centro de toma de decisiones, un conjunto de atribuciones, funciones, facultades,
actividades y recursos, en favor de entes, órganos, instituciones o regiones que se
hallan en una situación de cierta subordinación, mas no en una relación de
jerarquía respecto del otro.
Descentralización
La descentralización es el proceso de dispersar funciones, poderes, personas o
cosas fuera de una ubicación o autoridad central. Si bien la centralización,
especialmente en el ámbito gubernamental, es ampliamente estudiada, no existe
una definición o comprensión común de la descentralización. La dedicación de la
descentralización puede variar en parte debido a las diferentes formas en que se
aplica. Los conceptos de descentralización se han aplicado a dinámica de grupos
y administración empresas y organizaciones privadas, ciencia política, derecho y
administración pública, economía y tecnología.
Existen 2 tipos de descentralización, a saber: la descentralización política y la
descentralización administrativa.
La descentralización administrativa
La "descentralización administrativa" se produce cuando. mediante Ley se
atribuyen competencias, que originalmente corresponden al Estado- Persona, a un
ente separado de éste jerárquicamente, dotado de personalidad jurídica,
patrimonio propio y de potestades para administrarse por sí mismo y para emitir
normas en el ámbito de su competencia.
Elementos
Los elementos son los siguientes: debe realizar mediante ley; la competencia
atribuida es originariamente del Estado; personalidad jurídica y patrimonio propio;
autonomía y autarquía; y tutela.
La descentralización debe realizarse mediante Ley.
Por la descentralización se opera una transferencia de competencias, es decir la
titularidad y ejercicio de éstas, y, como se ha estudiado, la competencia, siendo un
conjunto de atribuciones legales, no puede ser atribuida más que por Ley.
La competencia atribuida al ente descentralizado pertenece originariamente al
Estado
El Estado debe realizar una compleja gama de tareas que difícilmente podría
llegar a cabo con eficiencia y eficacia si todas fuesen ejecutadas por la
Administración Central, por ello debe disponer de mecanismos que le permitan
evitar el congestionamiento en el centro: uno de esos mecanismos es, justamente,
la descentralización.
Por la descentralización se transfiere la titularidad de las funciones. No se trata
pues, de una simple transferencia del ejercicio de las mismas. Cuando se produce
el titular de la función será el ente al cual se transfieren. Sin embargo, éstas
pertenecen originariamente al Estado, que por ello puede recuperarlas cuando lo
estime conveniente. Por ejemplo, derogando la ley por la que se crea el ente
descentralizado, con lo que asumiría nuevamente las competencias transferidas a
éste.
Personalidad jurídica y patrimonio propio
Los entes descentralizados deben estar dotados de la calidad de sujetos de
derecho para realizar una serie de actos que exigen esa calidad. Deben, en
consecuencia, ser titulares de derechoso y obligaciones, para poder disponer de
los mismos.
Sin personalidad jurídica, en efecto, sería imposible para el ente descentralizado,
establecer relaciones con los demás sujetos de derechos naturales o jurídicos,
para la prestación de servicios, para el suministro de bienes, para comprar o
vender, entre otras cosas. Por eso, la personalidad jurídica es un atributo
indispensable para los entes descentralizados.
Por otro lado, debe estar dotado de los recursos financieros y de los bienes
necesarios para ejecutar materialmente sus funciones y cumplir con las
obligaciones contraídas en sus relaciones con los demás sujetos de derecho.
Necesita, por tanto, de un patrimonio propio que le permita ejecutar materialmente
las funciones y honrar sus obligaciones pecuniarias.
Autonomía
Esta consiste en la potestad normativa, es decir, la posibilidad de dictarse sus
propias normas.
Los entes descentralizados son "autónomos", es decir, emiten las normas
necesarias para su regular funcionamiento. Estas normas pueden ser externas o
internas. Las primeras son aquellas que tienen relevancia directa para los
administrados o particulares. Las segundas, son las que organizan y regulan la
actuación interna del ente.
Las normas que emiten los entes descentralizados son los reglamentos.
Autarquía
Consiste, en Derecho Administrativo, en la posibilidad de administrarse por sí
mismo.
La doctrina distingue entre "autarquía" y "libertad'. Esta es un atributo de be
personas naturales y de las jurídicas, mientras que la primera sólo puede
predicarse de estas últimas, y dentro de ellas, de las públicas. No puede hablarse
evidentemente de autarquía de una persona física, sino de su libertad a actuar en
determinado sentido; existen zonas libres del derecho o prejurídicas que escapan
a cualquier regulación, y ello conduce no a la autarquía, sino a la libertad
individual.
La autarquía, en conclusión, solamente la poseen los "entes descentralizados". No
podrían reclamarla para sí los órganos, porque la administración de sus recursos y
bienes corresponde a órganos especializados que centralizan estas funciones. Por
ejemplo, la Dirección General del Presupuesto, la Tesorería General de la
República, entre otros.
La tutela
A) Noción
Los entes descentralizados, como estudiamos, están separados jerárquicamente
del Estado- Persona. Sin embargo, esta separación no puede ser absoluta. En
efecto, como parte de la Administración Pública, estas entidades no pueden
escapar del control del Poder Central.
La doctrina administrativa distingue dos tipos de control, a saber: la jerarquía y la
tutela. El primero es el que se da entre órganos, es decir, es interorgánico, y el
segundo entre sujetos, esto es, intersubjetivo.
La tutela, por tanto, es el control que ejerce el Estado sobre los entes
descentralizados, que tiene por objeto examinar e investigar la actividad de los
mismos, con fines de reparación o de prevención.
B) Diferencias entre la tutela y la jerarquía
La tutela y la jerarquía son dos tipos de control, pero el primero es menos intenso
que el segundo, debido a que se da entre sujetos de derecho.
Las diferencias concretas entre estos dos controles son las siguientes:
1) La tutela tiene como finalidad fundamental la de asegurar la legalidad de la
actuación del ente tutelado.
Sólo excepcionalmente se concede la posibilidad de apreciar la oportunidad y
conveniencia ide los actos; la jerarquía, en cambio, comprende tanto la legalidad
como el mérito.
La tutela, en efecto, es un poder absolutamente reglado, vinculado al derecho; la
jerarquía, por su parte, es un poder no reglado, discrecional, de valoración política.
Por ello, un autor nos dice que el poder jerárquico es un poder incondicionado,
salvo que la Ley lo límite, es decir, que, aunque la ley no lo diga, se presume; el
poder de tutela, en cambio, es un -poder condicionado", ya que no se presume el
control, sino que se ejerce únicamente en los casos previstos por la ley. El control
jerárquico, en su suma se extiende a todos los aspectos de la decisión, es decir,
su contenido abraza no sólo la legalidad, sino también la oportunidad, la
conveniencia, la adecuación- hic et nunca al interés público, la equidad de la
decisión; en cambio, la tutela está limitada a la legalidad y siempre debe
interpretarse restrictivamente, y sólo excepcionalmente para algunos aspectos
tasados-trascendentales e importantes-, se concede al ente tutor un poder de
apreciación de la oportunidad y conveniencia de los actos.
2) La tutela no comprende el poder para sustituir la decisión del ente tutelado, en
cambio, la jerarquía se caracteriza porque el superior puede recabar para sí la
decisión que corresponde al inferior.
3) La tutela solo permite asesorar, inspeccionar u orientar al ente tutelado, pero
excluye la posibilidad de darle órdenes; en la jerarquía, en cambio, el superior
ostenta el poder de dar órdenes. con el consiguiente deber de obediencia por el
inferior y la posibilidad de exigir a éste una responsabilidad disciplinaria por sus
cumplimientos.
Como consecuencia de esta nota diferencial, nos enseña Ariño Ortíz389, cabe
establecer otra, derivada de ella; la jerarquía conlleva también poderes de dar
normas internas de organización y procedimiento para la actuación del servicio. En
cambio, el órgano o ente tutor no está facultado para dar normas internas de
organización.
4) La tutela no excluye la posibilidad de que el ente tutelado pueda impugnar los
actos del superior.
Esto no se da entre órganos porque carecen de derechos e intereses propios y
desarrollan tan solo competencias. En cambio, las personas jurídicas que integran
la descentralización si son titulares de intereses propios (es decir, distintos, en
cuanto a titularidad, de los del Estado), para cuya satisfacción existe el "ente
descentralizado".
A) La tutela y la autonomía
El Estado tiene la potestad para emitir normas, es decir, leyes y reglamentos
directamente aplicables a las entidades descentralizadas, sin embargo, habría que
preguntarse si esta potestad es ilimitada o, si, por el contrario, tiene sus límites.
Si la Constitución limita la potestad legislativa del Estado frente a la autonomía de
los entes descentralizados, ni siquiera mediante ley se podría obviar esa
limitación. En nuestro país se presentaron dos casos. El primer caso lo
contemplaban las Constituciones de 1957 y 1965, que disponían que ninguna ley
que afectara a una institución autónoma, podía ser discutida por el Congreso
Nacional, sin que antes se hubiera escuchado la opinión de la misma institución
cuya ley sería afectada. El segundo caso, es el de la "exclusividad' atribuida a la
UNAH "de organizar, dirigir y desarrollar la enseñanza superior y educación
profesional", donde resulta que el Estado no podría emitir leyes que pretendan
desconocer esta atribución constitucional. salvo violando la Constitución misma y,
por consiguiente. lesionando la autonomía de la UNAH.
Si la Constitución no defiende la autonomía en los términos indicados, la potestad
legislativa solamente tendría un límite, a saber: que la ley que pretenda aplicarse a
las instituciones autónomas, no pueda ser aplicada a éstas porque rebasaría los
límites dentro de los cuales debe surtir sus efectos. Según la Ley Orgánica del
Presupuesto, los presupuestos de las instituciones autónomas se rigen por las
respectivas leyes orgánicas de estas entidades39°. Sin embargo, el Estado, por
mecho de las Disposiciones Generales del Presupuesto, ha pretendido no
solamente regular estos presupuestos, sino normar otras actividades no
presupuestarias de estas instituciones descentralizadas por servidos. Y tales
Disposiciones Generales no son otra cosa que disposiciones anuales cuya
emisión prevé la Ley Orgánica del Presupuesto únicamente para "la elaboración,
ejecución, control y liquidación" del Presupuesto General de Ingresos y Egresos
de la República. Toda ¿forma que contienen esas Disposiciones Generales del
Presupuesto que exceda estos límites, sería violatoria de la Ley Orgánica del
Presupuesto y, en consecuencia, lesionaría la autonomía de las instituciones
autónomas.
La Potestad Reglamentaria del Poder Ejecutivo, por su parte, también tiene sus
límites. En efecto, las instituciones autónomas se rigen por las leyes que las crean
y la Constitución les confiere la potestad para reglamentar estas leyes. Por tanto,
no podría el Poder Ejecutivo emitir reglamentos dirigidos a éstas imponiendo
comportamientos o estableciendo sanciones; podría sí, dirigir la acción pública en
el nivel descentralizado mediante la emisión de medidas de política, que tendrían
que traducirse, sin embargo, en decisiones concretas adoptadas por los órganos
directivos de los mismos entes autónomos, para éstos puedan seguirlas
válidamente.
B) La tutela y la autarquía
La autarquía, como sabemos, es la posibilidad de administrarse por sí mismo. La
tutela, por consiguiente, debe ser ejercida de tal modo que no se convierta en un
obstáculo para la buena marcha administrativa de los entes tutelados.
El Poder Central no puede, en ejercicio de la tutela, tomar las siguientes
decisiones: suspender la eficacia de los actos administrativos emanados de los
órganos de la entidad descentralizada tutelada; apreciar la conveniencia u
oportunidad de los actos; emitir órdenes al ente tutelado: sustituir al ente en la
toma de decisiones; y, en general, intervenir de oficio en aquellos actos cuya
emisión corresponda única y exclusivamente al ente tutelado. Si la tutela se ejerce
más allá de estos límites, se viola la autarquía del ente tutelado.
Si los órganos encargados de la tutela ejercieran ésta extendiéndola a todos
aspectos de las decisiones, tanto externas como internas, la descentralización no
tendría sentido, puesto que éstas siempre serían adoptadas por la Administración
pública central; es decir, estaríamos ante una centralización de las decisiones de
los entes descentralizados, lo que sería un absurdo.
C) Control
El control denominado tutela no puede ser ejercido sin límites, puesto que de lo
contrario se violaría la autonomía y la autarquía de los entes descentralizados y.
en definitiva, daría lugar a la impugnación de los actos violatorios por parte de las
entidades afectadas.
Tipos de descentralización
Los tipos de descentralización administrativa son dos, a saber: descentralización
territorial y descentralización por servicio
Descentralización territorial
A) Características
Los elementos que caracterizan esta modalidad de la descentralización son
siguientes: un territorio y una competencia de carácter general para atender y
decidir sobre las necesidades y los asuntos administrativos que corresponden a
una población radicada en una determinada circunscripción territorial.
Las municipalidades son una auténtica expresión de personas jurídicas que
integran este tipo de descentralización administrativa: su competencia es genera
(atiende e en principio, todas las necesidades locales) y es ejercida dentro de una
porción del territorio nacional denominada “término municipal”.
Este tipo de descentralización es muy importante ya que representa el más modo
de ejercer competencias reconocidas como estatales.
B) Sus raíces
La raíz del municipio la encontramos en la Polis, o sea la dudad, en donde el
ciudadano, con derechos civiles y políticos, se encuentra agrupado en demos.
Fue en Grecia, entonces, donde el concepto de autonomía local se desarrolló
plenamente. El derecho de ciudad, nos dice un autor, dio pasos a la igualdad civil
y política, desintegrando la gens y creando el nuevo régimen familiar, más o
menos como existe hoy en día. Apareció el sufragio como expresión prístina de la
soberanía popular y el interés público sustituyó a las prescripciones religiosas.
Los derechos políticos, en Grecia, desembocaron en nuevas magistraturas de
carácter democrático, muchas de las cuales continúan ejerciéndose dentro de la
Administración Municipal contemporánea, tales como los responsables de los
mercados y los encargados de las funciones de policía. Al mismo tiempo, se
cimentó la organización fiscal, en materia de ingresos y egresos.
A Grecia, en suma, debemos las primeras lecciones cívicas, con la dedicación de
los ciudadanos a los deberes públicos, no obstante que esto implicó, entonces,
una razón para hacer indispensable la esclavitud.

C) Origen
En Roma nace el municipio propiamente dicho. Municipium, significaba, entre los
antiguos romanos, ciudad principal que se gobernaba por sus propias leyes.
Los municipios era ciudades libres y federadas que gozaban de amplia autonomía.
Participaban del jus comercium y del jus connubium, pero les era negado el jus
sufragium.
Los municipios poseían órganos deliberantes y ejecutivos. La Curia, integrada por
decuriones, designados por el pueblo cada cinco años, era el órgano deliberante.
Los demás órganos era los duumviros, ediles, cuestores, censores y el defensor
civitatis. Los duumviros presidían la Curia y dirigían la administración general; los
ediles se encargaban de la policía urbana y de la de espectáculos públicos; los
cuestores, de categoría inferior, custodiaban y administraban el tesoro municipal,
el censor, era un magistrado importante, a cuyo cargo quedaba la formación del
censo y la moralidad pública; el defensor civitatis era de elección popular, cuya
función era defender a los pobladores de los excesos de la Curia, del Municipio y
de los funcionarios imperiales.
Son los romanos, entonces, los que aportan los antecedentes fundamentales en el
Gobierno Municipal, sobre todo, con la creación, en el año 387, a. de c. de los
ediles curules que tuvieron jurisdicción administrativa y de policía, que habían de
representar la existencia de los primeros ayuntamientos.
El derecho transformó las instituciones municipales. Las primitivas leyes que
regularon a los municipios, no habían sido escritas. Fue en la época de Tarquino
el soberbio, cuando Sexto Papyrio las coleccionó en un Código que fue designado
con el nombre de Papyriano. Con su propia legislación, el municipio adquirió un
carácter diferente al del Estado a que pertenecía, es decir, precisó sus propias
funciones, a tesar de reconocer y acatar las leyes generales del Estado.
La institución municipal tuvo la misión de hacer una realidad la conexión entre el
ciudadano y el Estado y puede decirse que la responsabilidad de los funcionarios
tuvo su antecedente en los municipios, pues los magistrados municipales eran
responsables en sus personas y en sus fortunas de la administración de los
fondos y bienes de la localidad.
La herencia grecolatina, en el municipio occidental, señaló rasgos que persisten a
través del principio de autonomía municipal, del régimen familiar, del sufragio, del
principio de soberanía popular, del interés público, de la organización fiscal, del
gobierno edilicio, de la responsabilidad de los funcionarios y de la :4erenciación de
funciones entre el Estado y el Municipio.
A España correspondería injertar, en el tronco virgen de las comunidades
indígenas, la vigorosa tradición municipal de la antigüedad.
Descentralización por servicios
A) Origen
Este tipo de descentralización es un fenómeno reciente. Surge precisamente,
cuando el Estado abandona la posición neutral y abstencionista que reponía
formalmente el liberalismo; en efecto, se convierte directamente en un mecanismo
administrativo idóneo cuando el Estado decide intervenir directamente - el
fenómeno económico- social, imprimiéndole la dirección más consecuente con
objetivos que surgen de la transformación de la dialéctica “Estado- Individuo”,
“Estado- Sociedad”.
El replanteamiento de la función del Estado frente a la sociedad, provoca una
expansión de lo fines del Estado y, por ende, la asunción progresiva de nuevas
tareas. algunas de las cuales exigen una modificación sustancial de la estructura y
funcionamiento de la Administración Pública. Efectivamente, el Derecho aplicable
a la Administración tradicional resultaba excesivamente rígido, complicado y
obsoleto para el cumplimiento adecuado de esas nuevas tareas que el Estado
asume como propias; era preciso, en consecuencia, escapar del ámbito de
aplicación de este Derecho. Se pretendía, por tanto, una libertad de acción que no
podía lograrse sino mediante la adopción de nuevas y más consecuentes
alternativas jurídico-administrativas. Surge, entonces, la convicción de que la única
alternativa posible era la creación de entidades especiales reguladas por una
normativa distinta de la que regía la Administración Pública central_ Un
administrativista francés decía: "Todo servicio debe estar provisto de medios para
conseguir su fin; es decir, tener presupuesto: todo servicio gasta y para gastar
hacen falta recursos, para tener recursos ya que poder ser propietario, acreedor,
deudor, tener capacidad jurídica, hay que ser, como se dice en derecho, un
persona moral".
Este proceso de creación de entes que participaban de los fines, tareas y
naturaleza del Estado, aunque con una personalidad jurídica distinta de la de éste,
fue calificado por la doctrina hispana como "Descentralización por Servicios",
como un eco de la "déscentralisation par éstablissements publics", que en Francia
había propugnado Hauriou en 1895.
B) La descentralización “por les établissements publics”
En 1985 se planteaba en Francia una descentralización de corte cantonal en lo
administrativo y colectivista en lo político. Los socialistas propugnaban la
comunalización de los medios de producción y debido a que los municipios rurales
resultaban demasiado reducidos, proponían como unidades aptas para la
organización el "cantón", que agrupe a varios municipios.
El maestro Hauriou, temeroso de las ideas que postulaban los socialistas sobre la
base de las entidades territoriales, propone una nueva vía: la de “les
établissements publics”, que no supone un riesgo de desintegración del poder, ya
que, a Olerlo suyo, el control a que estarían sometidos por parte del Estado sería
efectivo debido a que sus juntas o comisiones de Gobierno no son electos por la
comunidad, sino designados por el Gobierno, por lo que el Prefecto tendría sobre
Mas una eficaz acción. Además, en forma de establecimiento público podrían ser
agonizados no sólo los servidos nuevos, sino también aquellos que funcionaran
desde hace largo tiempo, que tengan tradición, por ejemplo, los ferrocarriles del
Estado y el de correos.
C) Descentralización por servicios
La formulación doctrinal de la “descentralización por servicios” se verifica en
España en 1914.
Surge como un artificio para evitar un problema político tradicional: los proyectos
autonomistas y regionalistas que en aquella época estaban en efervescencia.
Alegando que la descentralización territorial entrañaba la desintegración política y
administrativa, el maestro Royo- Villanova levantó en 1914 la bandera de la nueva
descentralización". A través de ella se trataba, "no de Sr a la descentralización una
base geográfica, cambiando de lugar el eje de la acción administrativa
(administración local, regional, etc.), sino que, considerando ~cemente el servicio
público se busca relajar su dependencia respecto del poder central
constituyéndose con personalidad propia y con cierta autonomía de gestión; lodo
ello en interés general y como mayor garantía para la eficacia del servicio mismo
“para poder conseguir, decía, como órgano soberano de la solidaridad social,
adquiera la necesaria eficacia, se ha pensado en descentralizar los servicios
públicos.
Como se aprecia, la argumentación y la fórmula de Royo- Villanova, desde otros
presupuestos políticos, era análoga a la ofrecida veinte años antes por Hauriou
para Francia.
Diferencia entre descentralización territorial y descentralización por
servicios
En la territorial, como vimos, se opera una transferencia de competencias
generales que deben desarrollarse en una circunscripción territorial determinada y
en beneficio de la población que en la misma reside. En la de 'Sentíos", en
cambio, se transfiere competencia únicamente para la prestación del servicio en
todo el ámbito nacional, es decir, sin limitación territorial alguna.
Las entidades descentralizadas por servidos, en efecto, son creadas para ejecutar
actividades determinadas que el Estado asume como propias y cuya proporción y
complejidad técnica no permite que sean realizadas por el aparato burocrático
tradicional.
Ese objetivo determinado para el cual son creadas tiene carácter vinculante y
determinante de su actividad; es decir, impera el llamado “Principio de
Especialidad”. La regla de la especialidad, decía un tratadista, quiere que cada
servicio administrativo viva encerrado estrictamente en la función para la cual fue
establecido por la ley.
La especialidad del fin es para cada institución descentralizada por servidos, como
dice un autor, límite de lo que no puede hacer y condición positiva habilitante de
toda su actuación administrativa398. El -Principio de Especialidad", en suma,
postula que cada entidad descentralizada por servicios solamente puede tener
atribuciones y, competencia en su materia según los términos de la ley y de los
reglamentos.
De lo expuesto en el párrafo anterior, se deduce que la competencia para la
realización de tales actividades debe ser atribuida con carácter «exclusivos. En
efecto, solamente de esta manera se excluye la posibilidad de que otra institución
estatal realice iguales o similares actividades (es decir, se evita la duplicidad en el
uso de los recursos humanos, financieros y materiales) y se logra que cada
institución desarrolle su propia capacidad administrativa y técnica adecuada para
alcanzar el fin impuesto. Es decir, solamente mediante la atribución "exclusiva" de
la competencia se puede garantizar la "especialidad'.
Por todo lo anterior, podemos concluir que la diferencia entre la descentralización
territorial y la de servicios consiste en lo siguiente:
1) En la territorial, el elemento esencial es el territorio; en la de servicios lo es,
precisamente, el servicio a prestar;
2) En la territorial se transfieren competencias generales, es decir, se habilitan a
los entes territoriales para ejecutar cualquier actividad, siempre que vaya en
beneficio de la población que radique en la circunscripción territorial que le
corresponda; en la de servicios, en cambio, las entidades descentralizadas
solamente pueden realizar aquellas actividades que son necesarias para la
prestación del servicio.
Conclusiones

Se entiende por descentralización el proceso mediante el cual se transfiere desde


el Organismo Ejecutivo a las municipalidades y demás instituciones del Estado, y
a las comunidades organizadas legalmente, con participación de las
municipalidades, el poder de decisión la titularidad de la competencia, las
funciones, etc.

La desconcentración es ante todo un acuerdo administrativo, en el que la toma de


decisiones continúa siendo competencia de los ministerios del gobierno central.
Bibliografía

LIBRO-DE-EDMUNDO-ORELLANA-SEGUNDO-PERIODO-2021-1

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