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COMPETENCIA

ADMINISTRATIVA DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Definiciones
La actividad de la Administración pública se concreta en hechos y actos jurídicos y no
jurídicos (actividad externa e interna, respectivamente), cuya validez depende de que
la actividad correspondiente haya sido desplegada por el órgano actuante dentro del
respectivo círculo de sus atribuciones legales determina la capacidad legal de la
autoridad administrativa, capacidad que en derecho administrativo denominase
competencia.
La competencia es lo que verdaderamente caracteriza una repartición administrativa
y la distingue de otra. Es merced a la competencia, por ejemplo, que un ministerio se
distingue de otro ministerio.
En mérito a lo que antecede, la competencia puede ser definida como el complejo de
funciones atribuido a un órgano administrativo, o como la medida de la potestad
atribuida a cada órgano.
Competencia Administrativa. La competencia administrativa es la aptitud legal
expresa que tiene un órgano para actuar, en razón del lugar (o territorio), la materia,
el grado, la cuantía y/o el tiempo. Se entiende por competencia, entonces, el conjunto
de atribuciones de los órganos y entes que componen el Estado, las mismas que son
precisadas por el ordenamiento jurídico. La importancia de la competencia es tal, que
sin ella el acto administrativo deviene en nulo.
Juan Alfonso Santamaría Pastor ilustra esta distinción entre la falsa vertiente objetiva
y la más exacta vertiente subjetiva, afirmando que "no se tiene competencia, sino que
se es competente".

Naturaleza

Alcance
Al Estado actual se le han atribuido diversas funciones. Una de las principales,
menos comprendida y más compleja es aquella que está encaminada a satisfacer
necesidades colectivas de forma concreta, inmediata y permanente. Esta es la
función administrativa.
Es pertinente resaltar que esta función también es conocida con otra denominación:
administración pública. El análisis de este vocablo conduce a percibir que el mismo
ofrece una doble perspectiva, la objetiva y la subjetiva. Objetivamente la
administración pública implica la realización de actividades encaminadas a la
satisfacción directa de necesidades e intereses colectivos. Subjetivamente, la
administración pública constituye una estructura, una colección de órganos e
instituciones públicas que realizan esta función específica.
Según esta concepción subjetiva resulta entonces, que la administración pública está
conformada por todos los órganos estatales relacionados al cumplimiento de la
función de administrar del Estado.
Importante resulta, hacer hincapié en esto ya que significa que la Administración
abarca no sólo a los órganos integrantes del Organismo Ejecutivo, sino también, a
una pléyade de órganos separados de éste, en mayor o menor grado y con más o
menos independencia de acción.
Otro punto digno de mención relativo al ámbito de la administración pública, es que
en Guatemala, ésta como tal carece de personalidad jurídica. Los órganos que
conforman el Organismo Ejecutivo son parte de la persona jurídica Estado. Son
órganos que conforman la administración centralizada del Estado, o sea aquella en la
que prevalece la concentración del poder, de la fuerza y de la toma de decisiones. De
otra cuenta, entre los órganos que conforman la llamada administración
descentralizada o descentralización, la mayoría tienen personalidad jurídica propia
establecida por la ley; como sucede con cada uno de los 333 municipios del país, y
con alrededor de una treintena de órganos que tienen encomendados actividades
concretas o la prestación de los diversos servicios públicos. Estos órganos llevan a
cabo una administración indirecta, pues no son parte integrante del Organismo
Ejecutivo.
El estar dotado de personalidad jurídica tiene especial relevancia en cuanto a la
forma que tiene cada órgano de cumplir con sus respectivas competencias, es decir
de realizar el conjunto de atribuciones y potestades que el Derecho asigna a cada
órgano; y que además de ello, constituyen sujetos de derecho, con capacidad para
adquirir derechos y contraer obligaciones, tener bienes propios, libre disposición de
un
patrimonio especial, contar con autoridades que pueden dirigir su quehacer. Esto trae
como consecuencia que a los órganos descentralizados se les puedan deducir
directamente responsabilidades por falta de cumplimiento de sus deberes o por
actuaciones al margen de la ley.

Características
Caracteres de la Competencia Administrativa. La competencia administrativa está sometida a
determinados caracteres que la distinguen de otras instituciones del derecho administrativo, así
como de ciertos conceptos provenientes del derecho privado, que pueden ser definidos de la
siguiente manera:
1. Legalidad. La competencia administrativa tiene su fuente en la Constitución y en la Ley, y es
reglamentada por las normas administrativas que son derivadas por ellas. Ello implica, de
manera directa, que no podría crearse competencias a través de normas reglamentarias, a
diferencia de cierto sector de la legislación y doctrinas comparadas que señala que mediante
reglamento podría ser posible establecer competencias. Asimismo, la Administración solo
podría ejercer aquellas facultades que se encuentren señaladas expresamente en la Ley.
Además, y como resultado directo de lo que venimos diciendo, la Administración no puede,
unilateralmente, crear entidades – aun cuando las mismas sean empresas públicas o entidades
subsidiarias - ni asignarles competencias que no estén expresamente señaladas en la Ley, aun
cuando se encuentren sometidas a su tutela. Finalmente, consideramos que no es posible la
asignación de competencias por instrumento distinto a la ley formalmente considerada, es decir,
por la ley emitida por el Congreso. En nuestra opinión, el principio de legalidad a nivel del
concepto de competencia estriba en impedir que la Administración Pública establezca su propia
competencia, situación que se haría posible de permitirse el establecimiento de competencias
vía decreto legislativo, de urgencia o través de normas generales –ordenanzas – emitidas por
los gobiernos locales y regionales. La posibilidad de que la Administración establezca su propia
competencia implica permitir comportamientos arbitrarios de las entidades que las conforman.
Es por ello que solo un ente imparcial, denominado Parlamento, puede establecer las
competencias que se asignarán a determinado ente público.
2. Inalienabilidad. La autoridad administrativa no puede renunciar a la titularidad de la
competencia, ni tampoco se puede abstenerse del ejercicio de las atribuciones conferidas a
algún órgano administrativo. La Ley señala que es nulo todo acto administrativo o contrato que
pretenda cualquiera de estas situaciones. Los mecanismos de ejercicio alterno de competencia,
a los cuales nos referiremos más adelante, no afectan este principio general, puesto que
permiten que la entidad conserve su competencia. Sólo por Ley, o mediante mandato judicial
expreso en un caso concreto se le puede exigir a una autoridad no ejercer alguna atribución
administrativa. Esto refuerza la naturaleza indisponible e inalienable de la competencia
administrativa. Es evidente, por otro lado, que mediante una norma de rango inferior no puede
modificarse la competencia asignada mediante una norma de rango superior. Esta afirmación,
sin embargo, vuelve a colocar en discusión la posibilidad de que la autoridad administrativa
pueda evitar ejercer la competencia signada indebidamente.
3. Responsabilidad. La demora o negligencia en el ejercicio de la competencia o la falta de su
ejercicio cuando ello corresponda, constituye falta disciplinaria imputable a la autoridad
respectiva, configurándose el ejercicio de la competencia como un deber público. Ello implica
también responsabilidad imputable a la Administración como tal, si es que origina un daño a los
particulares, así como a la autoridad administrativa propiamente dicha, siendo que ésta última
no depende del régimen laboral al que esté sometido el funcionario público respectivo.
4. Esencialidad. La competencia es elemento esencial del acto administrativo, y en
consecuencia, constituye un requisito de validez del mismo. Evidentemente, la ausencia de
competencia, sea respecto al lugar (o territorio), la materia, el grado, la cuantía o el tiempo,
acarrearía la nulidad del acto administrativo.
5. Fin público La Competencia administrativa está enfocada a una finalidad de interés común o,
en todo caso, de utilidad pública. La autoridad administrativa ejerce su competencia en función
del fin público que le da origen a la misma. Situación contraria genera la llamada desviación de
poder, que ocurre cuando el acto administrativo se ha dictado con un fin distinto al previsto por
el legislador. Para que ocurra la denominada desviación de poder – tan mentada por la doctrina
europea - debe haber una autoridad administrativa con competencia, que haga uso de poder
para un fin distinto del conferido por la ley.
6. Jerarquía La competencia administrativa opera en términos de jerarquía entre los órganos
administrativos que componen la Administración Pública. La competencia asignada a un ente
administrativo le corresponde en un nivel determinado dentro del organigrama del mismo, en
términos de materia, grado y territorio. Sin embargo, y como veremos a continuación, se
presume la desconcentración de la competencia en los órganos de inferior jerarquía al interior
de una entidad. A su vez, se encuentra proscrita, en principio, la posibilidad de intervención de
una autoridad administrativa en la competencia de otra, aun cuando aquella sea superior
jerárquico de la primera, salvo que se haya autorizado legalmente la avocación.

Regla

Clases
Competencia material
También conocida como distribución funcional u objetiva, realiza la asignación de competencias
entre las divisiones departamentales en función de los distintos servicios públicos posibles, así
como los sectores sobre los que exista intervención pública. de los municipios, cada órgano
tiene ciertas competencias por tema, imparte por la división de trabajo.
Competencia jerárquica
La distribución se realiza dentro de una división departamental, de manera que las tareas más
importantes y trascendentes quedan a cargo de los órganos jerárquicamente superiores.
Competencia territorial
Los distintos órganos son competentes o no en función del ámbito geográfico. Dicho de otro
modo, se distribuye la competencia en función de divisiones territoriales, cada una de las
cuales, cuenta con un órgano que es titular de las potestades e intereses respecto a ese espacio.
Competencia ratione temporis
La potestad queda atribuida a un órgano durante un determinado periodo temporal. Así, el
órgano sería o no competente dependiendo de si se encuentra dentro del marco temporal
durante el cual se estipuló que tendría competencia.

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