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La adolescencia es la etapa en la que se redefinen las competencias emocionales, por tanto, es

fundamental potenciar su desarrollo, así como inducir al autoanálisis de los sentimientos y


emociones que se experimentan, con la finalidad de poderlos conocer y comprender mejor y,
además, conocer las propias limitaciones, lo que nos permitirá comprender mejor las de los
demás. La comprensión representa el medio y el fin de la comunicación, lo que implica tener una
mentalidad abierta y flexible a las situaciones que nos plantea tanto la sociedad como las
relaciones humanas

La timidez y la ansiedad social en la adolescencia


Una de las dificultades más comunes que pueden surgir en la adolescencia es la timidez,
la cual se identifica como la incomodidad que se genera durante las situaciones sociales,
además, de una sensación de inseguridad al momento de entrar en contacto y
relacionarse con otros seres humanos.

Los adolescentes que califican como tímidos, pueden presentar una preocupación
excesiva por la opinión del resto, tienen temor a la crítica negativa o hacer el ridículo, por
lo cual tienen problemas a la hora de iniciar o acabar conversaciones, manifestar lo que
sienten y, sobre todo, a hablar en público.

Se dice que la timidez en esta etapa es muy común, ya que el adolescente debe aprender
nuevos roles y expectativas sociales, todo esto sin olvidar los cambios físicos y
hormonales propios de esta etapa, todos estos factores, en algunos adolescentes causan
inseguridad, y esta a su vez, provoca que se eviten situaciones sociales las cuales
pueden ser necesarias para un buen desarrollo de las habilidades sociales. En estos
casos, se recomienda ayudar al adolescente, para que pueda reforzar sus habilidades
sociales.

Sin embargo, cuando la timidez se vuelve excesiva, se relaciona a menudo con


problemas de ajuste sociales, como vendrían a ser el retraimiento o inhibición social, lo
cual puede derivar en un cuadro de fobia social que requerirá ser atendido por servicios
especializados.
Durante la adolescencia, las competencias emocionales pasan por un gran desarrollo
gracias al cambio que sucede en la capacidad intelectual, lo cual sugiere adquirir una
mayor complejidad de pensamiento, por lo cual se ven incrementadas las habilidades del
procesamiento de la información (Rosenblum y Lewis, 2004).

Por otro lado, en lo que concierne al desarrollo emocional también se pueden ver involucrados
temas como la identidad vocacional, debido a que los cambios en esta etapa incitan al
cuestionamiento, a la búsqueda de identidad, al autoconcepto y a diferenciarse de los padres
para que, de esta manera, puedan encontrar el sí mismo, muchas veces este proceso tiene
como consecuencia un enfrentamiento (Papalia, 2012).

Del mismo modo, dentro del desarrollo emocional no solo influyen este tipo de cambios, sino,
también el desarrollo del prefrontal, el cual se caracteriza por dejar atrás al sistema límbico, lo
cual implica probabilidad de caer en conductas impulsivas, conflictos emocionales y conductas
de riesgo.

El desarrollo emocional cuenta con los siguientes objetivos:

 Lograr identificar las emociones de los demás


 Desarrollar la habilidad de controlar las propias emociones
 Prevenir los efectos perjudiciales de las emociones negativas intensas
 Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas
 Desarrollar la habilidad de relacionarse emocionalmente de manera positiva con
los demás.
 El adquirir un mejor conocimiento de las emociones propias
 Adoptar una actitud positiva ante la vida
 Desarrollar la habilidad de automotivarse

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