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Autor (a):
Delgado G, Alexandra J.
C.I. V.- 16.242.146
5to año sección 1M
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El Secuestro Judicial en Materia Inquilinaria
Para que sea procedente la medida de secuestro es necesario que concurra el principio contenido
en el Artículo 585, fumus boni iuris, es decir, la presunción grave del derecho que se reclama.
Además, se debe considerar si por lo menos existe una presunción que la parte que solicita la
medida tenga derechos que pueda hacer valer sobre la cosa objeto del litigio, derechos o razones
que pueden resultar vanos, obstaculizados, disminuidos en su valor intrínseco y extrínseco si
dichas cosas fueran alteradas, enajenadas, ocultada, dañadas o mal custodiadas por persona
irresponsable.
De las siete causales para decretar la medida cautelar de secuestro, establecidas en el artículo 599
del código de procedimiento civil, es importante resaltar el ordinal 7⁰ de la cosa arrendada, ya
que el presente análisis hace especial énfasis en la medida de secuestro principalmente en materia
inquilinario. Además del artículo 40 de la ley especial de arrendamiento inmobiliario. Lo que
quiere decir que no se puede decretar en base a ningún otro supuesto.
Al respecto, es importante tener en cuenta que la mora del arrendatario se refiere en tres sentidos,
primero, falta de pago en los cánones de arrendamiento, segundo, por estar deteriorada la cosa, y
por no realizar las mejoras a las cuales se convino en el contrato. En consecuencia, Para solicitar
la medida cautelar de secuestro inquilinario se deben tomar en cuenta dos aspectos, el primero
referido a que tipo de pretensión se va a pedir, si corresponde a una pretensión por cumplimiento
o por resolución de contrato; y el segundo aspecto, se refiere a que tipo de contrato existe entre
las partes, porque se debe tener presente según el contrato si es la resolución del mismo o
desalojo del inmueble.
Por otra parte, Entre el arrendador y el arrendatario pueden existir los siguientes tipos de
contrato: 1°) Contrato de arrendamiento a tiempo indeterminado; 2°) Contrato de arrendamiento a
término fijo y 3º) Contrato de arrendamiento verbal. Si se trata de un contrato de arrendamiento,
de un inmueble, donde no se hubiese establecido un término fijo para la conclusión del contrato,
se debe demandar el desalojo de conformidad a las causales establecidas en el Artículo 34 de la
ley de arrendamientos Inmobiliarios (1999), esta misma disposición se aplica al caso de los
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contratos verbales y los contratos que en un principio fueron a término fijo, pero debido al efecto
de la tácita reconducción del contrato de arrendamiento, contenido en el artículo 1.600 del código
civil (1982) derivó en un contrato a tiempo indeterminado.
De antes descritos, se deduce que el Juez debe tener extremo cuidado en el proceso cautelar, por
cuanto la finalidad de éste, es distinta al propósito del juicio principal en el cual son dictadas las
medidas, ya que éste último es un proceso de conocimiento en el cual sólo se persigue el
reconocimiento de la petición expresada en la demanda, mientras que la finalidad de la medida
preventiva no es, como se ha indicado, la declaración del derecho reclamado, sino el
aseguramiento material y efectivo, la ejecutividad de la sentencia que declara la existencia del
derecho reclamado.
En fecha quince (15) de diciembre de dos mil diecisiete (2017), previa solicitud de la parte
interesada, se dictó sentencia mediante la cual fue decretada la medida preventiva de secuestro
sobre el bien inmueble constituido por un Galpón. Posteriormente, el referido Tribunal, fijó el día
dieciocho (18), de ese mismo mes y año para que fuese practicada la medida decretada; por su
parte, actuando en su carácter de demandado, el inquilino consignó diligencia ante el a quo,
mediante la cual procedió a oponerse formalmente a la medida de secuestro practicada.
En fecha diez (10) de enero de dos mil dieciocho (2018), la parte accionada, estampó diligencia
ante el Tribunal de la causa, haciéndole saber que quien había agotado la vía administrativa,
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como requisito exigido a los fines de dictar la medida de secuestro, había sido el antiguo dueño a
quien le había cancelado los cánones de arredramiento y no la demandante, la cual no se
encontraba legitimada para hacerlo. El 5 de febrero de dos mil dieciocho (2018), el Juzgado de la
causa dictó sentencia mediante la cual declaró sin lugar la oposición a la medida de secuestro,
sobre el inmueble objeto de autos.
Mediante diligencia de fecha ocho (8) de febrero de dos mil dieciocho (2018), la parte
demandada, apeló de la sentencia dictada por el Juzgado a quo, en fecha cinco (5) de ese mismo
mes y año. Posteriormente, en virtud del recurso de apelación ejercido por la parte demandada, el
Juzgado de la causa mediante auto de fecha diecinueve de febrero de dos mil dieciocho (2018),
oyó en un solo efecto la apelación ejercida por la parte accionada, y, por ende, ordenó la remisión
de las actuaciones a la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos (U.R.D.D.). en vista
de que el cuaderno de medidas presentaba errores de foliatura, ordenó la remisión del mismo al a
quo, a los efectos de la subsanación de dichos errores.
En fecha treinta (30) de abril de dos mil dieciocho (2018), el Juzgado Superior, fijó el lapso de
treinta (30) días para dictar su fallo, de conformidad con el artículo 521 del CPC. En ese sentido,
se aprecia que el Tribunal de la causa, al momento de decretar la medida preventiva de secuestro,
fundamentó su decisión en los siguientes términos:
El decreto de medidas preventivas en un proceso, que solo serán decretas por el Juez,
cuando exista riesgo manifiesto de quede ilusoria la ejecución del fallo y siempre que
se acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave de esta
circunstancia y del derecho que se reclamase. Las mismas, se encuentra
condicionado, a la existencia de tres (3) requisitos concurrentes como son: a) la
presunción de buen derecho (fumus bonis iuris) y b) el riesgo manifiesto de que
quede ilusoria la ejecución del fallo (periculum in mora) c)la existencia de un medio
de prueba que constituya la presunción grave de la existencia de los dos supuestos
anteriores, todos ambos establecidos en el artículo 585 del Código de Procedimiento
Civil. En ese mismo sentido, establece el artículo 599 del Código de Procedimiento
Civil: Se decretará el secuestro: 7° de la cosa arrendada, cuando el demandado lo
fuere por falta de pago de pensiones de arrendamiento, por estar deteriorada la cosa, o
por haber dejado de hacer las mejoras a que esté obligado según el contrato.
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buen derecho reclamado o fumus boni iuris, se tiene que, la presente acción tiene como finalidad,
el Desalojo de un Galpón dado en arrendamiento a la parte demandada, mediante un contrato
verbal de arrendamiento subrogado por la actora, en virtud de la insolvencia, a decir de parte
actora en que ha incurrido la parte demandada.
Respecto al periculum in mora, es decir, la existencia del riesgo efectivo de que pueda frustrarse
la ejecución del fallo, quedo demostrado según dos causas motivas: 1) Una constante y notoria
que no necesita ser probada, cual es la inexcusable tardanza del juicio de conocimiento; y 2) los
hechos del demandado para burlar o desmejorar la efectividad de la sentencia esperada, para que
proceda el decreto de medida cautelar.
Por lo tanto, no puede el sentenciador con miras a esos alegatos, revocar la medida preventiva
decretada, porque de hacerlo así, desvirtuaría la naturaleza y propósito de la medida preventiva,
cual es, la de garantizar la efectividad del derecho constitucional que tienen las partes de acudir a
los órganos judiciales para la defensa de sus derechos o intereses. En consecuencia, sin entrar
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analizar el fondo del asunto, ni pronunciarse acerca del mérito de la presente causa, el Tribunal
debe observar los documentos aportados a los autos por las partes.
Como puede observarse, la actora fundamento las pruebas, así como los hechos alegados en su
escrito libelar cubriendo los extremos exigidos por la norma como medio demostrativo del temor
que pueda quedar ilusoria la ejecución de la sentencia que recaiga sobre la causa dilucidada,
hecho, que constituyen a criterio del sentenciador la certeza del derecho que se reclama. Al
encontrarse satisfechos los extremos exigidos en el transcrito artículo 585, el juez está obligado a
decretar la medida preventiva solicitada. y en ese sentido, evitar que se le cause un daño
irreversible a la parte actora.
En torno a este tema, Sala de Casación del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia Nro.
00106, del tres (03) de abril de dos mil tres (2003), con Ponencia del Magistrado Dr. CARLOS
OBERTO VÉLEZ, estableció que:
La interpretación de la norma transcrita, lleva a concluir, que para que se acuerden las
cautelares señaladas en el artículo 588 eiusdem, se hace necesario que el solicitante,
mediante los alegatos que esgrima en el libelo de la demanda, como en otros
elementos aportados, lleve al convencimiento del jurisdicente que evidentemente
existe presunción de buen derecho y del temor fundado de que quede ilusoria la
ejecución del fallo; lo que se traduce en ineludible apremio de llevar al ánimo del juez
que el derecho reclamado realmente existe y que de no ser acordada la medida
peticionada, se esté ante el peligro de que la decisión que se dicte en la resolución de
la controversia, se convierta en inejecutable, en razón de la posibilidad de haberse
modificado las condiciones patrimoniales del obligado, durante el lapso que mediara
entre la solicitud de las cautelares y el cumplimiento efectivo de la decisión de fondo
que se dicte.
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En este caso concreto, se cumplen los requisitos exigidos tanto por la Ley, como por la doctrina
pacífica y reiterada por el Máximo Tribunal de Justicia, para la procedencia de la medida cautelar
nominada solicitada por el demandante. En consecuencia, el recurso de apelación interpuesto por
la representación judicial de la parte demandada, quedo declarado sin lugar; y debe mantenerse
vigente la medida preventiva de secuestro decretada por el Tribunal A-quo.
En esta oportunidad la Sala de Casación Civil: CASA DE OFICIO las sentencias de fecha 13 de
octubre de 2010, dictadas por el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil, Bancario, del
Tránsito y de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del
estado Carabobo, En consecuencia, se decreta la nulidad de los fallos recurridos y ordena al
tribunal superior que resulta competente dicte nueva sentencia sin incurrir de nuevo en el vicio
detectado por la Sala Constitucional.
Los autos analizados por esta Sala, corresponden al cuaderno de medidas en el cual cursa una
incidencia de oposición a la medida de secuestro. En el caso específico, el denunciante atribuye la
supuesta incongruencia positiva cometida por el ad quem, a la valoración dada al material
probatorio aportado por la parte demandante. La Sala considero que los argumentos descritos,
cuestionan la forma en la cual fueron valoradas las pruebas aportadas por la parte actora.
Mediante ellos, el denunciante muestra su desacuerdo con el ad quem cuando estima que no
habiendo sido probados los extremos del artículo 585 del Código de Procedimiento Civil, le
suplió a la parte actora los argumentos y pruebas referidos a la inejecutabilidad del fallo, el
periculum in mora y el periculum in danni, requisitos todos convergentes para el decreto de la
medida.
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Considera el formalizante, que el ad quem en su decisión incurre en contradicción en los
motivos, al determinar -a pesar de reconocer las consignaciones hechas por su
representada-, que dicha empresa se encontraba incursa en la falta de pago establecida en el
artículo 599 ordinal 7° del Código de Procedimiento Civil, causal necesaria para la
procedencia de la medida de secuestro.
En este caso, la Sala pudo evidenciar que el ad quem, partiendo de la acción principal ejercida de
simulación y de los efectos que con respecto a terceros adquirientes de un inmueble, que no han
tenido conocimiento de la simulación, declara el artículo 1.281 del Código Civil, consideró que
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no habría sido satisfecho el requisito del periculum in mora que exige el artículo 585 del Código
de Procedimiento Civil. En consecuencia, la Sala pudo constatar el exceso cometido por el
sentenciador ad quem, que al fundamentar su decisión respecto a la oposición de la medida
cautelar en el examen de los efectos previstos para el registro de la demanda de simulación en el
artículo 1.281, del Código Civil, adelantó opinión y dejó sentado su criterio respecto de la
solución del juicio principal.
En este orden de ideas, el pronunciamiento del juez sobre alguna medida cautelar debe
circunscribirse a los aspectos directamente vinculados con la cautela -requisitos de procedencia y
demás aspectos relacionados pues si bien la misma se encuentran directa y vitalmente conectada
al proceso principal, ésta debe aguardar en razón de su instrumentalidad la decisión sobre el
juicio final; por tanto, el juez se ve impedido de extender su pronunciamiento en una incidencia
cautelar sobre el tema de fondo que deberá ventilarse en el juicio principal Sostener lo contrario,
significaría atentar contra la naturaleza esencialmente cautelar y no sustitutiva de tales medidas y
en tal sentido se ha pronunciado esta Sala de Casación Civil, en los términos siguientes:
Ahora bien, en la situación que se analiza, el requisito de congruencia exige precisamente que la
decisión del superior respecto a la medida cautelar se ajuste a resolver específicamente sobre su
mantenimiento o revocación, debiendo el juez someterse plenamente a las alegaciones,
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oposiciones y pruebas aportadas por las partes y circunscribirse a las defensas y demás
argumentaciones que realice el afectado en su escrito de oposición a la medida cautelar, sin que
por ningún motivo pueda en dicho pronunciamiento valerse de argumentaciones que son
aplicables a la sentencia de fondo. Razón por la cual, la Sala de Casación ordena al tribunal
superior que resulta competente dicte nueva sentencia sin incurrir de nuevo en el vicio detectado
por la Sala Constitucional.
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