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TEORIADE
LA EDUCACION
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J. Sarramona (Ed.)
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� CeCC Perú, 164 - 08020 Barcelona - España
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© AUTORES, 1988
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1 l. Introducción
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···--··· dizaje. El profesor ha de recibir cualquier dato que resulte-significativo-para un
mejor conocimiento de) educando. La decisión eficiente supone un conocimiento
lo más objetivo posible del discente. El criterio para diferenciar qué información
es valiosa seria considerar el beneficio personal que podría producir, o la mejora
de las actividades si se tuviese presente.
El núcleo de la comunicación educador-educando se configura hacia el cono-
cimiento de las carencias y potencialidades del alumno, en primer lugar, y al au-
toconocimiento y aceptación del educando en un segundo momento. La comuni-
cación para que sea educativa necesita caracterizarse como estímulo cualificado
de mejora y autoexigencía, Las notas especificas de la comunicación educador-
educando son: breve, clara, 'cordial. adecuada, conveniente y abierta a cualquier
tema. La frecuencia excesiva o la falta de significado puede llevar al cansancio de
la comunicación a la pérdida de frescura e interés. Las cuestiones objeto de la en-
trevista y su periodización han de adecuarse al nivel de maduración y experiencia
de los alumnos.
Las modalidades de comunicación según perspectivas distintas pueden ser.
individual y grupal; informal y orgánica; horizontal y vertical; ascendente y des-
cendente; y oral o escrita. En la organización-de un sistema participativo y autó-
nomo deben caber todas las modalidades. Dependerá en cada caso del contenido ·
de la comunicación. El binomio autoridad-libertad así lo aconseja. El autorita-
rismo como la ausencia de orientación generan falta de confianza y decisión en
los educandos, y carencias en la coordinación docente.
Cualquier contenido o mensaje ha de seleccionarse. cuidadosamente, ha de
tenerse presente a quien va dirigido, si reune las notas anteriormente indicadas, y
el contexto específico, a fin de preveer las reacciones individuales o de grupo.
Los cauces de sugerencias del profesorado han de tener varias direcciones en
el organigrama funcional del sistema: hacia los profesores-tutores, los Equipos
educadores, los Departamentos y el Consejo escolar o de gobierno, y desde éste
ha de volver hacia los padres, el Claustro de profesores y los alumnos. Las suge-
rencias de los alumnos, han de canalizarse hacia el Consejo escolar, el Consejo de
Curso, el Coordinador de actividades docentes o a través de un buzón previsto al
efecto. Desde el Consejo escolar, en un segundo nivel, han de orientarse hacia la
Junta de Asociación de Padres (APA), al Equipo educador y los Departamentos.
Desde aquí. si procede. nuevamente a los alumnos. Los cauces de comunicación
de las sugerencias de los padres fluyen hacia el Tutor, el Departamento de Cola-
boración Familiar, la Junta del AP� y el Consejo escolar o· de gobierno. Y desde
aquí hacia los padres.
El objetivo principal de los cauces de comunicación 'es facilitar la comunica-
ción educador-educando. Permite, secundariamente, desarrollar la capacidad de
expresión y comprensión de todos, y la integración de esfuerzos y 'sacrificios en
una misma dirección. Las líneas de comunicación formal forman la red de comu-
nicaciones. Esta ha de estar claramente definida, exprer ada y conocida de todos
los agentes de la educación en cada sistema específico. Las comunicaciones escri-
tas, que presentan indudables ventajas respecto de la objetividad del mensaje, de
cuidarse especialmente, sobre todo las que se dirigen fuera del sistema institucio-
nal (autoridades académicas, padres. etc.), alguna deficiencia perjudica la imagen
del centro.
. El Tutor o Profesor encargado de curso, que tuviese la función de atender
personalmente a un· grupo de alumnos, será el cauce ordinario de comunicación
con los educandos y las familias de éstos. La periodicidad adecuada en la comu-
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---�------- nicaáón--e·ducador-educando-es quincenal, cuando ésta no sea posible, resultari�---
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La explicación o comprensíón de la realidad exige u9 proceso de enseñanza-
aprendizaje globalizado e interdisciplinar, una articulación del saber psicológica
y real. La organización de la comunicación significativa se orienta hacia las nece-
sidades e intereses del educando, hacia centros de interés y experiencia, y la con-
figuración de un vínculo común entre las disciplinas. La comunicación se ha de
estructurar en «todos homogéneos», alrededor de «unidades» con significación en
sí mismas. La comunicación educador-educando implica un proceso educativo
total, que es de naturaJeza dual, asimilación-acomodación (Piaget, 1975).
El carácter «holista» de la comunicación supone considerar que las variables
psicológicas y sociales son i-nterdependientes, es decir, que el ámbito psicológico �:
vital incluye las personas del educador y educando en un contexto específico.
Este no representa sólo objetos físicos sino también relaciones, funciones y pro-
piedades simbólicas. No sólo interactúan variables y factores personales y socia-
les, sino también actitudes, tensiones, metas, obstáculos, sentido y magnitud de
las fuerzas.
La comunicación educador-educando que no respeta la libertad carece de la
dimensión ética necesaria. La expresión de la libertad es la autonomía La consi-
deración de la libertad del educando supone en la comunicación con el educador
ausencia de coacción en la iniciativa. la elección y la aceptación. La consideración
de la libertad social plantea a la comunicación educador-educando el respeto de
los grupos sociales. Las zonas de autonomía de los órganos del sistema hacen po-
sible el ejercicio de este derecho en la práctica. La comunicación autónoma es po-
sible en un proyecto educativo unitario libremente asumido. La participación de
los agentes de la educación hace la tarea propiamente humana. La dimensión dis-
cente supone someter a la reflexión de los alumnos las posibilidades de la planifi-
cación curricular en orden a los objetivos, contenidos y recursos o medios didác-
ticos.
La comunicación educador-educando en un sistema educativo es eficiente
sobre todo porque facilita la colaboración entre dos agentes de la comunidad
educativa. Un sistema tiene. estilo, facilita «un clima» adecuado, cuando a través
de la comunicación se alcanza un acuerdo en lo fundamental, y los profesores y
alumnos se comportan de forma congruente con los objetivos generales. Estás al-
canzan su mayor eficacia cuando todo el equipo humano, no sólo los acepta libre-
mente, sino que incluso compromete su vida en la consecución de dichas metas.
Los sistemas humanos y sociales dinámicos manifiestan ciertas tensiones
pero también armonía entre la autonomía y el control. Sin' control alguno la liber-
tad puede llegar al caos y el control sin cortapisa podría helarse hasta el despo-
tismo. En la comunicación con los educandos, la autoridad del educador ha de
entenderse como virtud, valía, importancia, prestigio o considerarse como ciencia,
sagacidad y eficacia del docente, reconocidas por el discente. La autoridad no es
majestad sino excelencia (Caballero, 1968). La autoridad recurre al diálogo como
instrum x--n propio de gobierno, aceptando en un clima de líbe+tad el compro-
m�so, de cada una de las partes, con la verdad.
Los educadores verifican que tras el refuerzo positivo, (la alabanza), el auto-
concepto discente, su autoestima, aumenta en grado. Por el contrario, los efectos
del reproche, la sanción sistemática, la configuración del autoconcepto disrni-
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1 La comunicac10n humana es necesidad básica general, en la comunicación
profesor-alumno se produce la apertura primaria de relación. El desarrollo de las
; aptitudes y actitudes adecuadas hacia los demás es supuesto básico de una exis-
tencia felizmente motivada. Algunas de las dificultades diagnosticadas como pu-
ramente intelectuales se originan en carencias de relación social. La participación
solidaria es necesaria en un sistema educativo. La comunicación educador-edu-
cando ha de favorecer la participación de forma sistemática.
1 La comunicación dinámica exige la cooperación autónoma, la participación
libre. La transmisión dinámica de los conocimientos, la ciencia, la cultura y los
valores favorece las fórmulas nuevas y originales; en caso contrario el aprendi-
1 zaje resulta una tarea mecánica y repetitiva.
La comunicación educador-educando ha de tener como objetivo prioritario
la integración del discente en el grupo social. El trabajo intelectual ha de ser oca-
1 sión de encuentro con los otros, ha de facilitar la realización propia y ajena. La
comunicación h.. d� entender la integración no como disolución de la per.rona en
el grupo, sino manteniendo su propio carácter, que será mejorado por la interac-
1 ción social con el mismo. Y el instrumento, desde Aristóteles no cabe duda, es el
lenguaje. La comunicación del profesor se ha de orientar a facilitar la incorpora-
ción solidaria y positiva.
La comprensión del comportamiento discente, supone la identificación de
1 factores individuales y sociales. La modalidad de comunicación genera múltiples
consecuencias y variados aprendizajes concomitantes. El docente estimulará que
las excelencias de unos se pongan al servicio de la comunidad en un clima de
1 cooperación y de ayuda; facilitará la comunicación con sus alumnos y de éstos
con sus compañeros a fin de Iavorecer la participación activa en la cultura de su
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tiempo (Gimeno, J., 1976). El fomento por el intercambio ·de información, por el
trabajo en equipo, por la coordinación de esfuerzos, tiene como resultado la ma-
yor permeabilidad a las ideas de los demás, facilita la división de las tareas, y pro-
mueve colaboraciones heterogéneas de mayor calidad (Gimeno, 1976, p. 46).
. La comunicación educador-educando ha de analizar las características espe-
cíficas del grupo: tamaño, intimidad. cohesión, satisfacción de pertenencia, inten-
sidad de la cooperación o participación. polaridad intencional, homogeneidad
grupal, autonomía, estratificación jerárquica, control grupal del comportamiento,
formalismo o flexibilidad de las relaciones, facilidadvde admisión de los miem-
bros, estabilidad, y potencia o grado de importancia para cada miembro.
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miento. en actitud de «oír la verdad», suscitará su reflexión personal. Los signos
pertinentes ayudan oportunamente. La comunicación se hace significativa vital-
mente cuando orienta, no cuando conforma o modela.
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troducidos por la mecanización y centralización conducente a la eliminación de
las operciones secundarias. '
e) Interacción y comunicacián. El desarrollo curricular es considerado como
una conversación guiada, ainena y motivadora de los procesos de enseñanza-
aprendizaje. ·
d) ··-,Wediación y heterogeneidad. La comunicación a distancia difiere, en el
tiempo, en el espacio, o en ambos a la vez, la relación educador-educando (Sarra-
mona, J. 1975). La comunicación grupal deberá tener en cuenta la mayor hetero-
geneidad.
a) Material impreso.
b) Material audio: radio, audio-cassettes y teleconferencias.
- e) Material video: televisión, video, video-texto, teletexto, · comunicación por
cable.
d) Material informático: ordenadores, sistemas CAi y CM.
4. Objetivos de la comunicación
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rias que van de O a S. El O significa que un recurso pone en juego una función
hasta el 5 %, el 1 del 5 al 25, el 2 del 25 al 50, el 3 del 50 al 75, el 4 del 75 al 95 y el
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5 del 95 hasta el 100 %.
1.V. Edling ( 1966) tiene en cuenta tres criterios: el discente, para el que acepta
el modelo del prisma del entendimiento de Guilford, la respuesta para el que uti-
liza la taxonomía de Bloom, y el estímulo en el que centra su trabajo, que analiza
según los..criterios de experiencias- auditivas, visuales y el contacto directo con
personas o cosas. Considera también el número creciente de pistas que van de la
subjetiva codificación auditiva o visual, pasando por la objetiva y que alcanza su
cumbre en la experiencia directa
C.G. Duncan ( 1969: 13-68) utiliza los criterios de coste, dificultad de provisión,
.generalidad, el tamaño de la audiencia potencial, facilidad de uso, especificidad, y
su carácter individual o grupal. Para la elección de los medios recomienda: defi-
nir los objetivos, la audiencia, el método y la selección del medio de acuerdo a la
calidad del equipo y a los recursos disponibles.
Leslie J. Bridggs ( 1970) ofrece una matriz en cuyo eje de abscisas aparecen
las caracteristicas del alumno, las tareas requeridas, materiales y la transmisión. En
el eje de ordenadas los medios: objetos reales, modelos de objetos reales, la voz en
vivo, audioéasetes, material impreso, instrucción programada, la pizarra, el retro-
proyector, filminas, bandas de filminas, diapositivas, cine, televisión, dibujos. Las
tres categorías de valoración son «aplicable», «no aplicable» y «parcialmente apli-
cable». ·
Subordinados al profesor y al alumno, quienes los integran según sus necesi-
dades en el proceso enseñanza-aprendizaje, o subordinante en caso contrario.
Según la presentación en permanente y transitoria.
Según la respuesta puede ser escrita; verbal motora. También seleccionar o
construir la respuesta.
Domingo Gallego (1985: Vol I, Cap. 12) conjuga los criterios siguientes: visua-
les, auditivos, con movimiento o sin él, los mass-media y los group media y distingue
claramente el material de equipo (hardware) delmaterial de paso (software).
Cuadros similares han sido elaborados por G. Rumble y H. Keith (1982: 214),
J.L. García Llamas (1986: 74) y Doina Popa (1986: 156) entre otros y que nosotros
hemos tenido en cuenta completándolo con otras fuentes de información.
En el cuadro sólo se han incluido aquellas universidades o institutos superio-
res que se designan como «autónomos», es decir que sólo tienen alumnos a dis-
tancia. Sin embargo, la fórmula más utilizada es la de las instituciones mixtas, es
decir, aquellas que tienen a la vez alumnos presenciales y a distancia, con progra-
maciones específicas para cada grupo.
En el cuadro hemos procurado diferenciar con una «X» mayúscula los me-
dios que tienen una gran relevancia en determinado país.
Lo primero que salta a la vista es que la totalidad de los centros dan una gran
importancia al material irnpr eso y a los Centros Asociados. Dejamos el comenta-
rio del Centro Asociado que por su singularidad merece ser considerado aparte.
. · Este material sigue siendo en la era de la electrónica el que tiene más impor-
tancia dentro del sistema de comunicación en las universidades a distancia. Más
todavía, los otros medios al menos en la enseñanza superior, están subordinados
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que suplir estas funciones. De alguna manera, el diálogo interpersonal ha de man-
tenerse vivo.
Quizá la tarea más descuidada sea la motivadora. Comenzar presentando al-
.·,gún problema que puede interesar al alumno y necesite de la información poste-
rior expuesta en la lección para resolverlo; recurrir ·a citas o anécdotas brillantes,
o hacer alusión a temas de actualidad o a los intereses inmediatos del alumno;
son recursos de los que se suele valer el profesor en el aula y que debían ser utili-
zados en la enseñanza a distancia Ciertamente la mejor motivación es la del
alumno que desea adquirir superiores niveles de conocimientos, un título acadé-
mico, mejorar en su status profesional, dilatar su horizonte cultural, y autoafir-
marse personal, profesional y socialmente a través del éxito en los estudios uni-
versitarios. Pero estas motivaciones son generales, impregnan el quehacer del
. alumno en todo momento y no tiene sentido retomarlas al principio de cada Uni-
dad Didáctica. La posibilidad del profesor en el aula, de enlazar con motivos am-
bientales y personales y hasta con las noticias más relevantes de actualidad, es
una vía cerrada para el material impreso. Las alusiones han de ser mucho más
genéricas para que teóricamente puedan resultar eficaces a una población dis-
persa cuya edad, situación profesional, ambientes y estímulos de aprendizaje, son
casi tan variados como los sujetos a los que nos dirigimos. A pesar de todas las di-
ficultades y riesgos que encierra desarrollar una enseñanza motivadora, no hay
manera de soslayarla.
De todas las teorías y· leyes del aprendizaje pueden obtenerse conclusiones
útiles para el material de la enseñanza a distancia, pero posiblemente la que ha
tenido una más clara incidencia ha sido la enseñanza programada. De hecho, hay
textos en las universidades convencionales tanto en materias humanísticas como
científico-tecnológicas que han pretendido utilizar estos modelos y aún seguirlos
fielmente. Pero en el caso de la enseñanza a distancia, al menos en cuanto alcanza
mi información, no se han dado. Lo cual no implica que no sean válidos y que no
puedan aparecer en cualquier momento. A pesar de la no existencia de textos
programados en sentido riguroso.. prácticamente todos, siguen los principios fun-
damentales de la enseñanza programada. Dividir la materia o al menos presen-
tarla de un modo articulado para que cada uno de los apartados tenga sustantivi-
dad propia, procurar ofrecer un avance secuencial y sobre todo, comprobar
personalmente los niveles de aprendizaje alcanzados, y detectar los aciertos y
errores para repetir la información en los aspectos más débiles; son tenidos en
cuenta por las unidades didácticas de la mayor parte de las universidades. Tras la
información correspondiente se ha hecho circunstancial en los textos de la ense-
ñanza a distancia que aparezcan las cuestiones de autoevaluacíón e inmediata-
mente después se presenta la respuesta. El alumno no necesita esperar a que el
profesor le diza si acertó o no, si.conoce más o menos bien la materia. 1=:l mismo
comprueba inmediatamente aciertos y errores y puede volver de nuevo sobre el
texto poniendo ei, práctica lo que sería una enseñanza «correctiva», de recr pera-
ción o «rernedial» como dirían los anglosajones. Este momento de la autoevalua-
ción es capital en el material impreso y cumple las funciones del control del
aprendizaje que el profesor puede realizar, bien mediante el diálogo dirigido a
una muestra representativa de alumnos, bien mediante pruebas periódicas más o
menos frecuentes y en ocasiones incluso recurre a sistemas electrónicos .
. Una de las tareas fundamentales que ejerce el profesor en el aula bien sea
mediante la lección magistral o la tutoría personal o en grupo, es la de aclarar las
cuestiones, la de responder a las dudas, la de iluminar los puntos oscuros para
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que el alumno comprenda la información que le ofrece el libro de texto. En el
aula, el docente puede fácilmente comprobar si los alumnos atienden, si algunos
desconocen los conceptos fundamentales o no siguen un razonamiento. Un juego
de preguntas bien calculado le permite comprobar si su exposición está adaptada
al nivel mental de los alumnos.
En la enseñanza a distancia no hay esta posibilidad que facilita la comunica-
ción interpersonal en la clase. El esfuerzo porque los textos tengan la máxima cla-
ridad sin perder rigor científico, que puedan ser entendidos por todos los que se
han inscrito en ese curso, es un desafío al que no siempre responde adecuada-
mente el material elaborado. Los alumnos se lamentan de que los textos son difí-
ciles, poco comprensibles, escasamente didácticos y las dificultades hacen desistir
a muchos de continuar los estudios.
Es frecuente que los autores intenten colocar el máximo de información en
los libros. El profesor en el aula puede simplificar, aclarar traducir sinónimos, a
expresiones coloquiales, a ejemplos, a dibujos, buscar similitudes, metáforas e in-
cluso se recurre a la ironía y al chiste para romper la monotonía de la clase y pre-
sentar el problema bajo otro ángulo. Pero el material impreso, que puede ser ana-
lizado por cualquiera, obliga a circunscribirse a límites más estrechos, a fórmulas
más académicas y a evitar esas múltiples posibilidades comunicativas de las que
echa mano el profesor ante sus alumnos. Parece que los autores de los textos es-
tén más pendientes del juicio de sus compañeros, de otros profesores y especialis-
tas, que de los propios alumnos. Se tiene más preocupación por la altura, el rigor
y la densidad informativa, que por las calidades didácticas del texto. La comuni-
cación con los estudiantes, paradójicamente parece que interesara menos.
El material impreso en la enseñanza a distancia deberá cumplir al menos las
funciones de: motivación, exposición secuencial, enlace con experiencias y conte-
nidos previos que le den el máximo acento significativo, orientación de cómo uti-
lizar la información que se le ofrece al alumno, de como buscar otras fuentes,
cómo aplicar los conocimientos en el ámbito académico, profesional y aún perso-
nal, y sobre todo para que el control del aprendizaje lo realice el alumno en todo
momento y con la máxima precisión, con objeto de que no deje atrás ningún con-
cepto oscuro o ninguna· técnica sin dominar, de las que le van a ser necesarias
para los aprendizajes subsiguientes.
Sin duda con estos criterios tendríamos que ofrecer una baja calificación en
el plano de la comunicación personal profesor-alumno a gran parte del material
elaborado por las universidades a distancia. Numerosas investigaciones así lo han ·
revelado, pero esta constatación no es sino un desafío y un imperativo para que el
diálogo diferido profesor-alumno -con otras modalidades- siga vivo en la ense-
ñanza a distancia. .
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