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Embarazo

1) Concepción o Fecundación

La fecundación es el proceso por el cual dos gametos se fusionan durante la reproducción


sexual para crear un cigoto con un genoma derivado de ambos progenitores. Los dos fines
principales de la fecundación son la combinación de genes derivados de ambos progenitores y
la generación de un cigoto.

2) Gestación o Embarazo

La gestación es el período de tiempo comprendido entre la concepción y el nacimiento.


Durante este tiempo, el bebé crece y se desarrolla dentro del útero de la madre. La edad
gestacional es el término común usado durante el embarazo para describir qué tan avanzado
está éste. Se mide en semanas, desde el primer día del último ciclo menstrual de la mujer
hasta la fecha actual. Un embarazo normal puede ir desde 38 a 42 semanas. Los bebés nacidos
antes de la semana 37 se consideran prematuros y después de la semana 42 se consideran
posmaduros.

El embarazo se divide en 3 trimestres, cada uno de ellos con unas características.

 El primer trimestre (hasta las 13 o 14 semanas) es el de mayor riesgo de aborto, el más


incómodo para la madre por náuseas y vómitos y la etapa en la que se forman los
órganos fetales, hay pocos cambios físicos pero muchos internos.
 El segundo trimestre (hasta las 26 o 28 semanas) el bebé va ganando peso y la madre
se siente mejor. Se supera la barrera psicológica de las 12 semanas. Comienza a verse
la panza de embarazada
 El tercer trimestre (hasta el parto) es el periodo en el cual el bebé termina de formarse
para nacer.

Desarrollo intrauterino:

Principales fases del desarrollo intrauterino: La cadena de etapas biológicas que van del óvulo
fecundado o cigoto, a embrión y hasta la formación del feto son las siguientes:

1. Periodo pre embrionario

La fase pre embrionaria del desarrollo intrauterino, que en ocasiones también es denominada
“fase germinal”, es la más breve de las tres: se prolonga desde la fecundación hasta la segunda
semana. Dado que el embarazo no suele detectarse hasta después de un mes
aproximadamente, la mujer aún no es consciente de la fecundación.

2. Periodo embrionario

Se considera que el periodo embrionario dura hasta las ocho semanas y media de gestación;
aunque no hay un punto concreto que distinga cuándo el embrión se convierte en un feto,
poco después de los dos meses ya es posible identificar a un futuro bebé. Durante esta fase el
embrión adquiere los rasgos físicos básicos, tanto a nivel interno como externo. Así, la cabeza,
la cara, las extremidades, los sistemas corporales y los órganos internos empiezan a
desarrollarse, y también aparecen los primeros movimientos. El desarrollo intrauterino sigue
los principios céfalo-caudal y próximo-distal; esto significa que maduran primero las partes
superiores del cuerpo, así como las más cercanas a la médula espinal. A grandes rasgos este
patrón se mantendrá en el crecimiento durante los primeros años de vida. En el periodo
embrionario el futuro bebé es muy vulnerable a los teratógenos (virus, factores ambientales,
químicos o medicamentos); dado que los órganos y sistemas fundamentales se están
desarrollando, los agentes nocivos pueden provocar daños irreparables en estos al alterar su
crecimiento normal.

3. Periodo fetal

En la etapa fetal continúa y se consolida el desarrollo de las estructuras fundamentales del


cuerpo, que ya estaban presentes al final del periodo embrionario. Se trata del estadio más
largo del desarrollo intrauterino, abarcando desde la novena semana hasta el momento del
parto. El sexo biológico se manifiesta durante el periodo fetal a través de la diferenciación
progresiva de los órganos sexuales. No obstante, está determinado desde la fecundación, ya
que depende de si el espermatozoide exitoso lleva un cromosoma X o Y; en el primer caso el
bebé será una niña y en el segundo un niño, aunque existe cierta variabilidad en este sentido.
En este periodo el organismo del feto se prepara para la supervivencia fuera del útero. Entre
otros aspectos, el sistema inmunitario se refuerza mediante la obtención de anticuerpos
maternos y aparece una capa de grasa en la piel con la función de mantener el cuerpo a una
temperatura estable y adecuada.

3) Parto

El parto consiste en una serie de contracciones uterinas rítmicas y progresivas que


gradualmente hacen descender al feto por la cérvix (cuello del útero) y la vagina (canal del
parto) hacia el exterior.

El parto se compone de tres etapas principales:

 Primera etapa: periodo de dilatación (o trabajo de parto). Cuenta con dos fases, inicial
y activa. Las contracciones provocan la dilatación gradual del cuello uterino, que se va
haciendo más delgado hasta llegar a desaparecer (borramiento) y casi a confundirse
con el resto del útero. Estos cambios permiten que el feto pase a la vagina.
 Segunda etapa: periodo de expulsión. Se trata del nacimiento del bebé.
 Tercera etapa: periodo de alumbramiento. Se trata de la expulsión de la placenta.

Formato de Anamnesis: Tener en cuenta la escala de Apgar


Agentes teratógenos: Tipos y consecuencias

Nacimiento y Primera infancia

Primera infancia: Es la etapa inicial de la vida del ser humano, que comprende desde el
nacimiento a los cinco años. Es el periodo propicio para estimular y potenciar las capacidades,
habilidades y destrezas: cognitivas, motoras, comunicativas, afectivas y sociales de los niños y
las niñas.

1. Desarrollo psicomotor o psicomotriz

El DSM se refiere a un proceso evolutivo, multidimensional e integral, en donde los niños van
adquiriendo un conjunto de habilidades en forma progresiva dependiendo de la maduración
del sistema nervioso central (SNC) y la relación del niño con su entorno. Su objetivo es la
adquisición de habilidades y respuestas cada vez más complejas, que permitan al niño/a un
grado cada vez mayor de independencia y capacidades para interactuar con el mundo que lo
rodea. Sus características son 3: secuencial (un logro da lugar a otro), progresivo (avanza de lo
simple a lo complejo) y coordinado; entre los distintos sistemas para dar lugar al desarrollo.
Tener en cuenta el esquema corporal y la lateralidad.

Existen dos tipos de psicomotricidad: invisible y visible.

PSICOMOTRICIDAD INVISIBLE: Aspectos normalmente no visibles que afectan el desarrollo


psicomotor (control del tono, del equilibrio y postura).

 Tensión muscular: los niños la modulan, es diferente al mover una cama que al
levantar un globo. Es un estado permanente de ligera contracción de los músculos
estriados que permite el mantenimiento de la postura y el equilibrio; se relaciona con
el mantenimiento de la atención (función cognitiva) y con la personalidad (función
afectiva: comunicación no verbal, expresión y regulación de emociones). “control
tónico-postural”.
 Equilibrio: es el mantenimiento estable del centro de gravedad del cuerpo en
situaciones estáticas o de desplazamiento en el espacio, resistiéndose o ayudándose
en la fuerza de gravedad. Depende del sistema vestibular, plantar y de la vista
 Postura: se refiere a la posibilidad de adoptar distintas posiciones y a la forma en la
cual se relacionan los distintos segmentos del cuerpo para realizar una acción o
mantener una posición del cuerpo.

PSICOMOTRICIDAD VISIBLE: son logros psicomotores que se observan en la actividad motriz, es


decir, implican las acciones mismas y su correcta realización. Puede ser:

 La motricidad gruesa son los grandes movimientos que se realizan con brazos, piernas,
pies o cuerpo entero. Por ejemplo: sostener cabeza, correr, gatear, saltar, trepar
 Por el contrario, la motricidad fina, son movimientos que requieren de precisión, en
los que utilizamos las manos, muñecas, dedos, labios y lengua. Por ejemplo: dibujar,
agarrar, tomar objetos en pinzas.

Reflejos en un recién nacido:

¿Qué son? Son reacciones automáticas desencadenadas por estímulos que impresionan
diversos receptores y tienden a favorecer la adecuación del individuo al ambiente. Para su
estudio lo dividimos en: los que permanecen (rotuliano), los que desaparecen y los que se
transforman en conductas. Algunos ejemplos de reflejos son los siguientes:
2. Desarrollo Psicológico o Psicosocial

Descubrimientos: el bebé tiene ante sí un mundo totalmente nuevo, y manifiesta interés por
los objetos y las personas que le rodean. Incluso su propio cuerpo es una herramienta que
todavía no conoce ni sabe controlar bien.

La figura materna: durante esta etapa, el recién nacido considera a la madre como una
prolongación de su cuerpo. Su presencia constante, además de sus intervenciones positivas
cada vez que se topa con una dificultad, le ayuda a superar los miedos y favorece la
estabilización del sentimiento de seguridad.

Sonrisas: aparecen como una expresión de alegría del bebé en relación a un objeto externo. A
partir de los 2 o 3 meses, las sonrisas son un indicador importante para saber si el niño o la
niña es feliz.

El padre: se incorpora al espacio psicológico del bebé de forma lenta y progresiva. Su


importancia en su desarrollo aumentará en la medida que él comparta tiempo y actividades
con el pequeño.

3. Desarrollo Intelectual

El ritmo de desarrollo intelectual en el bebé es sorprendentemente alto. El bebé comienza a


percibir el mundo que le rodea desde los primeros momentos de vida, se relaciona con ese
mundo y aumenta su capacidad cognitiva.

Los bebés desde muy pronto tienen la capacidad de hacer representaciones, que se irán
formando luego poco a poco, por ejemplo, representarse mentalmente un objeto que ha
desaparecido y el cual se esperaba. Con tan solo 3 meses y medio, según las últimas
investigaciones ya manifiestas la conservación del objeto.

Su memoria ya está en uso desde los primeros días de vida.

Hay que recordar que el componente básico del aprendizaje del bebé es una relación
afectuosa, segura y protectora de con los padres y las madres. Los bebés aprenden mejor
cuando se sienten cuidados y saben que sus padres y madres están ahí para cuidarlos.
Posiblemente, la actividad más importante que se puede realizar para ayudar a los/las hijos/as
a aprender, y para conseguir que el mundo le resulta atractivo sea hablarle, conocerle, jugar
juntos/as.

4. Desarrollo perceptivo y sensorial

El niño inicia su relación con el mundo a través de los sentidos. La percepción del bebé no es
algo exclusivo de los procesos madurativos, depende de sus experiencias de aprendizaje. La
educación sensorial desde las primeras etapas es algo fundamental. El niño ve, pero nosotros
hemos de enseñarle a mirar, el niño oye, pero hemos de enseñarle a escuchar. El bebé viene
preparado para interactuar con el medio que le rodea, para comunicarse con sus cuidadores.
Reconoce en ellos su olor, su voz, el sabor de la leche de su madre. Así como también éstos
tienen la capacidad de reconocerle por el tacto, el llanto, etc.

EL TACTO. Las percepciones táctiles son de gran importancia para la construcción de los
primeros conocimientos del bebé. A través de su cuerpo siente las primeras sensaciones de
frío, calor, suavidad. Toda la piel envía información a su cerebro, de ahí la importancia de
acariciarle todo el cuerpo. El tacto es también la primera forma de comunicarnos con los bebés
que tenemos los adultos. El contacto con nuestra piel es de vital importancia. Lo que primero
descubre el bebé son sus manos y pequeños objetos que chupa. Aprende mucho mientras
muerde y chupa. A los 3-4 meses, coge el objeto, lo chupa, repasa su contorno con los labios y
lengua y después lo saca de la boca y lo observa visualmente. A los 6 meses ya distingue las
sensaciones de frío y calor, blando y duro, liso y arrugado. De los 6 meses al año ya puede
coger objetos y sentir sus diferentes formas y texturas. Ya no chupa los objetos para
conocerlos, los toca. De 1 a 2 años ya distingue los objetos por el tacto.

OLFATO Y GUSTO. El bebé distingue olores y sabores desde el primer día de vida. Reconoce a
su madre por el olfato desde que nace y su sabor preferido es el de la leche materna.
Comienza a asociar sabores y olores con momentos vividos y así luego discernirá entre lo que
le gusta o no en función de su olor o sabor, por ejemplo, se calmará cuando sienta cerca el olor
de su madre. Empieza a sentir y disfrutar los diferentes olores y sabores del medio. Del primer
año al segundo año ya han de distinguir los cuatro sabores básicos: agrio, salado, dulce y
amargo.

OÍDO. Es el sentido más desarrollado en el bebé. Es muy sensible a los sonidos. Son capaces de
discriminar desde muy pronto entre dos sonidos muy iguales (ba-pa), más incluso que niños
mayores o adultos. Desde que nace es capaz de dirigir su cabeza hacia el lugar donde está el
sonido. Su sonido preferido es la voz humana, con un mes de edad ya distinguen los sonidos
del habla. Con pocos meses de vida comprende el tono, el ritmo y la intencionalidad del que
habla. Prefiere los tonos suaves y cálidos. Antes de los 6 meses ya aprende a relacionarse con
los objetos por el ruido que hacen y reconoce por el sonido si un objeto está cerca o lejos. En
esta misma época también distingue melodías musicales. A partir de los 6 meses comienzan a
emitir sus propios sonidos balbuceando, no intentan hablar, sino que les encantan sus propios
sonidos. Con el transcurso de los meses diferencia cada vez más sonidos, palabras y comienza
a elaborar conceptos e ideas. De 1 a 2 años el niño ya puede recordar, reproducir,
entretenerse y disfrutar al escuchar los ruidos y sonidos familiares. Cada vez están más
interesados en los diferentes sonidos.

VISIÓN. Cuando un bebé nace solamente es sensible a las sensaciones de claro y oscuro, pero
pueden seguir con la mirada un estímulo que se mueve ante sus ojos. Progresivamente van
aumentando su capacidad visual, pero en los primeros meses solo enfocan bien los objetos
que se encuentran entre 15 y 30 centímetros. A los 3 meses su visión habrá dejado de ser
borrosa y ya distingue claramente una cara de otra. Distingue unos colores de otros desde el
nacimiento. Con 4 meses ya dirige su mirada hacia objetos o personas que llaman su atención.
En el 5 mes comienza a coordinar la visión del objeto con la acción de agarrarlo. A los 6 meses
ya coordina la visión con el movimiento de pies y manos, a esta edad en muchos aspectos el
bebé ya ha alcanzado los valores adultos. A los 8 meses está muy interesado en todos los
objetos que le rodean. De 1 a 2 años aumenta su capacidad de observación y su memoria
visual.

5. Desarrollo socioemocional y afectivo

El bebé en su interacción con los demás empieza a forjar su YO. Desde los 4 meses el bebé
comienza a saber el efecto que produce en sus cuidadores si emite llanto o sonrisa. Antes de
su primer año ya empiezan a reconocer su imagen en el espejo. De los 18 meses a los 24 con el
inicio del lenguaje ya podemos observar con el desarrollo del lenguaje las expresiones “yo”
frente a “tu”. En esta etapa sienten que han sido competentes o incompetentes expresándolo
con sonrisa en el primer caso o enfado en el segundo.
A los dos años y como prueba de un YO ya afianzado observamos en los bebés una fase de
oposicionismo (contesta “no” o se resiste ante las peticiones de sus padres). Intensifica la
imagen de su yo oponiéndose.

El apego es el vínculo emocional más importante en la primera infancia que el bebé establece
con una o varias personas de la unidad familiar. El apego proporciona la seguridad que tanto
física como emocional un niño necesita.

El apego y la sensación de seguridad que proporciona es una base imprescindible para el


futuro desarrollo de las relaciones que el niño (y después como adulto) tendrá con los demás.
La forma de relacionarse con los demás, primero con amigos y después formando una pareja
están muy influenciadas por el tipo de apego que el niño tenga con sus cuidadores en las
primeras etapas de su vida.

Cuando el niño no ha establecido un vínculo seguro con sus cuidadores, cuando no ha


conseguido formarse una autoestima basada en un amor incondicional por parte de los
progenitores, puede presentar a la edad adulta un trastorno de la personalidad. Los trastornos
de la personalidad tienen en común una base insegura y una relación con los demás
condicionada por dicha inseguridad.

La adquisición de un estilo de apego seguro con los progenitores, predice unas relaciones
futuras más confiadas y eficaces, especialmente en las relaciones que requieren intimidad.

La sensibilidad de las figuras de apego, la disponibilidad de éstas, la capacidad para regular la


activación emocional del niño, interpretar sus señales adecuadamente y responder de forma
contingente sin intrusividad y mantener intercambios de atención conjunta, son las
características necesarias para que un niño crezca con la seguridad necesaria.
6. Desarrollo cognoscitivo

J. Piaget denominó período Sensorio Motor al ciclo evolutivo que abarca desde el nacimiento
hasta los 2 años de edad. Este período comprende 6 subestadios que dan cuenta de los
diferentes procesos y adquisiciones de los niños a medida que van creciendo. La inteligencia
sensomotriz se construye activamente por el sujeto a lo largo de los diferentes subestadios,
hasta lograr esa capacidad de adaptación al medio que se muestra en el niño al final del
segundo año de vida y que va unida a la adquisición de las primeras formas de representación
mental.

Subestadio-1 (del nacimiento a 1 mes):

Ejercicio de los Reflejos.

En esta etapa, el repertorio de adaptación del recién nacido se limitaría a los simples reflejos
determinados biológicamente. En consecuencia un bebé succiona un pezón cuando le roza los
labios o agarra un objeto que toca su mano. La inteligencia sensoriomotora se construye, pues,
progresivamente a partir de los reflejos innatos, pero también de los primeros hábitos,
logrando el bebé, en un determinado momento, utilizarlos de forma intencionada. Este tipo de
conductas son importantes porque forman la base sobre la que se estructura todo futuro
desarrollo. Dicho desarrollo tiene lugar al aplicarse las conductas a más objetos y
acontecimientos (los bebés asimilan cada vez más cosas). Es lo que Piaget denominó Proceso
de Asimilación. A su vez, dichos repertorios conductuales empiezan a cambiar como reacción a
estas nuevas experiencias (empiezan a acomodarse), en lo que Piaget denomina Proceso de
Acomodación. Cuando las conductas inicialmente inflexibles comienzan a ser modificadas por
la experiencia, el niño está entrando en el Segundo Subestadio.

Subestadio-2 (de 1 a 4 meses):

Desarrollo de Esquemas.
Este estadio está caracterizado por la aparición de las primeras adquisiciones, los primeros
hábitos, que suponen ya una alteración de los reflejos innatos, pero que todavía no tienen el
rasgo de intencionalidad propio de las conductas inteligentes que será alcanzado en el
siguiente estadio. Aquí empiezan a surgir las primeras reacciones circulares definidas como:
"ejercicio funcional cuyo fin es mantener o descubrir otra vez un resultado nuevo o
interesante". Por ejemplo, la acción de chuparse el pulgar de forma sistemática, no debida al
azar, implica una coordinación entre mano y boca que supone una adaptación adquirida del
reflejo de succión. Esta modificación del esquema de succión supone una acomodación debida
a la experiencia y, por tanto, una distinción entre asimilación y acomodación que no existía en
el subestadio anterior y que alcanzará mayor relevancia en estadios posteriores.

Subestadio-3 (4 a 8 meses):

Descubrimiento de los Procedimientos.

Si bien los bebés actúan sobre el entorno desde su nacimiento, su conducta en los primeros
meses tiene la calidad de ser dirigida hacia el interior (p.e. cuando manipula un juguete, su
interés es más por los movimientos que efectúa con sus propios dedos que por el juguete). En
el subestadio anterior el bebé utilizaría los esquemas por puro placer (chupar el dedo, etc...).
Ahora va a mostrar un interés más claro hacia el mundo exterior. Los esquemas empiezan a
dirigirse hacia fuera del propio cuerpo del bebé. Comienza la exploración del entorno. Cuando
ahora manipula un objeto lo hace porque tiene un interés real en explorarlo.

Esta mayor conciencia del entorno le permitirá descubrir procedimientos para reproducir
hechos interesantes. Por ejemplo, el bebé puede dar un manotazo accidentalmente a un
objeto o juguete suspendido sobre la cuna haciendo que dicho objeto se mueva y reproducir
esta secuencia durante un intervalo de tiempo. El bebé está empezando a desarrollar un tipo
de conocimiento muy importante: qué puede hacer para reproducir resultados deseables.

Subestadio-4 (8 a 12 meses):

Conducta Intencional

En el subestadio anterior el bebé sólo puede reproducir resultados después de que hayan
ocurrido por casualidad. En éste subestadio esta restricción desaparece. Ahora ya es capaz
primero de percibir algún objetivo deseable y después imaginar cómo conseguirlo. Su
conducta ya es intencional y puede mostrar una clara conducta de anticipación ante la
aparición de determinados indicios. Un niño puede llorar cuando un adulto que estaba
sentado a su lado se levanta anticipando su marcha. Estas conductas anticipatorias suponen
una previsión independiente de la acción que se está realizando, pero no implica todavía una
representación que el niño no alcanzará hasta el final del período sensoriomotor (2 años).

Subestadio-5 (12 a 18 meses):

Novedad y Exploración

Lo característico de este período, en comparación del anterior, es que el bebé comienza de


forma deliberada y sistemática a variar sus conductas. El niño no se limita ahora a repetir,
delante situaciones concretas, respuestas o soluciones que previamente habían tenido éxito.
Es el momento en que empieza a experimentar y descubrir nuevas soluciones mediante un
procedimiento de tanteo. Así puede aprender que un objeto situado a cierta distancia puede
cogerse mediante un palo, cordel, etc... La experimentación sobre el entorno adquiere un
papel predominante en la conducta del niño que disfruta con estas nuevas actividades. El
lanzar objetos como cucharas u otros desde la sillita, por ejemplo, es un medio por el que
pueden explorar las consecuencias de sus actuaciones y resultar altamente motivante. El
desarrollo cognoscitivo está teniendo su inicio en estas actividades.

Subestadio-6 (18 a 24 meses):

Representación mental

Los cinco subestadios anteriores han supuesto ya un avance significativo a nivel de desarrollo
cognitivo, sin embargo, está por llegar uno de los progresos más importante: La capacidad de
Representación. El niño es ahora capaz de pensar y actuar sobre el mundo de forma interna y
no meramente de forma externa (tanteo). Así será capaz de buscar los objetos que se han
escondido mediante desplazamientos invisibles.

Piaget explica perfectamente el alcance de representación mental con alguna de las


observaciones efectuadas a una de sus hijas (Jacqueline): "Jacqueline, ve que pongo una
moneda en mi mano, después coloco mi mano bajo una manta. Retiro mi mano cerrada;
Jackeline la abre, después busca bajo la manta hasta que encuentra el objeto. Retorno
inmediatamente la moneda, la pongo en mi mano y deslizo mi mano cerrada bajo un
almohadón situado del otro lado (a su izquierda); Jackeline inmediatamente busca el objeto
bajo el almohadón."

Este tipo de conducta es lo que para Piaget muestra la adquisición del concepto de objeto en
uno de sus rasgos principales como es el de la constancia. En estos momentos, el niño posee,
junto con la noción de objeto, los conceptos de espacio, tiempo y causalidad que le permitirán
lograr una representación coherente y completa de la realidad en la que él mismo está
incluido, y a partir de la cual puede actuar de forma inteligente.

La "constancia o permanencia del objeto" es vital en la teoría piagetiana. El término hace


referencia al conocimiento que tenemos de que los objetos tienen una existencia que es
independiente de nuestra percepción. Así un juguete no deja de existir porque ya no podamos
sentirlo, un sonajero porque no podamos oírlo, o la mamá porque ya no la vemos. La
investigación de Piaget sugiere que, al principio, los niños no comprenden la permanencia del
objeto y que esta comprensión se desarrollaría gradualmente a lo largo de toda la infancia. En
los dos primeros subestadios, los bebés no darían ninguna prueba de darse cuenta de que los
objetos existen independientemente de sus propias acciones sobre ellos. Sólo sería a partir del
tercer subestadio cuando los niños empiezan a buscar los objetos que desaparecen.

Sin embargo, algunos estudios (Bower, 1.974, Harris 1.983, 1989) apuntan que ya en el
segundo subestadio, algunos niños, saben que los objetos continúan existiendo aunque se
hayan ocultado tras una pantalla, y que su conducta de no búsqueda se debería más a una
limitación motriz que a una carencia de la noción de permanencia del objeto.

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