Está en la página 1de 16

Desarrollo Prenatal

Antes que las personas tengan una conciencia desarrollada, desde el momento
Antes del parto y aún en la época prenatal, el sujeto manifiesta una actividad conductual
mediante la cual contribuye al mantenimiento y evolución de su vida. De esta forma, cuando
un individuo llega a la fase propia del adulto, su psique1 ya ha pasado por una serie de
fases del desarrollo. Estas fases presentan características particulares en su interior y a su
vez pueden diferenciarse entre sí y son llamados estadios evolutivos.
Muchos autores (Freud, Piaget, Gesell, Wallon, Erikson) han hecho uso de categorías
descriptivas para estas fases, cada uno con un enfoque distinto en cuanto a las esferas
del desarrollo como la emocional y afectiva, cognitiva, maduracional, psicomotriz y social.

Cabe aclarar que si se considera el desarrollo como un proceso bio-psico-social y se acepta


la existencia de diversos factores que implican los diversos contextos en los que puede uno
desarrollarse, es lógico pensar que la clasificación de distintas etapas es una tarea
complicada. La clasificación de etapas por edad cronológica debe interpretarse en el
contexto de una cultura en específico por lo que lo tratado aquí será un espectro amplio de
los puntos de vista más razonables, creo.

En los 9 meses del embarazo se desarrolla un ser humano con mayor rapidez que en
cualquier otra etapa. Se sabe que los acontecimientos que ocurren en la vida fetal tienen
cierto impacto tanto en el feto como en la madre aunque no con mucha certeza, el feto
puede percibir de una u otra forma olores, sabores, sonidos y vibraciones.

En aspectos psicológicos el embarazo es un periodo con demasiadas implicaciones


emocionales. Debe tenerse en cuenta aspectos de la personalidad que promueven estados
ansiógenos que afectan al feto y al vínculo posterior que se establecerá con el niño. La
mayoría de las mujeres se adaptan al proceso del embarazo sin ningún problema, sin
embargo a lo largo de la gestación puede que surjan una serie de problemas derivados del
estrés. A todo esto se le suma el momento del nacimiento porque una vez nacido el
individuo, la madre deberá intervenir exigiendo a su salud física y psicológica un estado
óptimo que le permita atender todas las necesidades del bebé que irán más allá de
alimentarlo y mantenerlo con vida, sino también, desarrollar lazos emocionales.

Principios del desarrollo

Principio Céfalo-Caudal: El desarrollo progresa desde la cabeza hasta la parte inferior del
cuerpo o “cola”. Cuando las células comienzan a transformarse en estructuras y órganos, la

1
Término griego que hacía referencia al principio vital incorpóreo o alma, en oposición al cuerpo
material o soma. Desde el punto de vista psicológico, se aplica al conjunto de los actos y funciones
mentales, tanto de tipo cognitivo como conativo o motivacional.
Clínica Universidad de Navarra. 2022. Psique. https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/psique
forma del embrión termina en su parte inferior en algo que se asemeja a una cola. Mientras
más cerca de la cabeza esté el órgano, con mayor rapidez madurará, provocando que
cuando el niño nazca la estructura más desarrollada será la cabeza mientras que las
extremidades serán lo contrario.

Principio Próximo-Distal: El desarrollo avanza desde el tronco a las extremidades. Según


este principio, los órganos que están más próximos al eje del cuerpo se desarrollan primero
que los más distantes.

Desarrollo fetal

Período germinal: Este período comienza con la fecundación y finaliza con la implantación
del huevo aproximadamente a los 14 días. Paulatinamente el huevo se divide, complejiza,
atraviesa la trompa de Falopio e implanta en la pared del útero. A los dos días y medio
luego de la fertilización el huevo se divide rápidamente. Este período de división celular
implica el más rápido crecimiento de todo el ciclo vital humano. El viaje del óvulo al útero
dura aproximadamente 3 días, al llegar su forma ha cambiado a una esfera llena de líquido
denominada blastocisto que se implantará en la pared del útero. En uno o dos días más, y
gracias al proceso de diferenciación celular, las paredes del blastocisto se engrosan y se
desarrolla el embrión. A partir de allí se da un proceso de diferenciación que implica:

● Capa superior/Ectodermo: Piel, uñas, cabello, dientes, órganos sensoriales. El


sistema nervioso deriva de esta capa.

● Capa inferior/Endodermo: Sistema digestivo, hígado, páncreas, glándulas salivales.


El sistema respiratorio deriva de esta capa.

● Capa intermedia/Mesodermo: Capa interna de la piel, músculos, esqueleto, sistema


excretor y circulatorio.

El cordón umbilical transporta oxígeno y nutrientes, la placenta se encarga de la inmunidad


interna y produce las hormonas durante la gestación, que entre otras cosas, estimulan las
contracciones uterinas durante el parto y preparan a la madre para la lactancia. El saco
amniótico protege al bebé y le brinda un medio para el movimiento y el registro de
estímulos.

Periodo embrionario: Inicia desde los 14 días a las 8 semanas de gestación. Aquí los
órganos principales y sistemas corporales se desarrollan.
Influencias externas como enfermedades, agentes tóxicos o infecciosos pueden ser críticas
en este período. Muchos abortos espontáneos ocasionados por anormalidades severas
ocurren en este período.

Periodo fetal: Inicia en la octava semana y termina en el parto. El feto aumenta su tamaño,
sus órganos y sistemas corporales se desarrollan volviéndose más complejos. El
crecimiento del feto se acompaña de cambios abruptos en las proporciones sobre todo en la
relación de la cabeza con el resto del cuerpo y las proporciones gradualmente se
compensan entre el quinto y noveno mes. En este período comienzan los latidos cardíacos
y los movimientos fetales, se torna más activo exhibiendo conductas que involucran
diferentes reflejos, movimientos de rotación y flexión.

Recién nacido

Etapas del parto

Primera etapa: Contracciones uterinas de frecuencia creciente que dilatan el cuello del
útero. Es la más prolongada del parto y su extensión puede superar las 12 hs.

Segunda etapa: La cabeza del bebé comienza a pasar por el cuello del útero. Esta etapa
termina cuando el bebé abandona el cuerpo de la madre. Dura entre una y dos horas, más
allá de este tiempo el bebé necesitará atención.

Tercera etapa: Se expulsa la placenta y se corta el cordón umbilical y se realizan los


procedimientos para curar el remanente del mismo que posteriormente formará el ombligo
del bebé. Estos procedimientos suelen tomar de 15 a 20 minutos.

Cuarta etapa: Recuperación de la madre durante las dos horas posteriores al parto y la
recuperación es monitoreada.

Cuando un parto ocurre, diversos factores anatómicos, fisiológicos y psicológicos influyen


facilitando o dificultando este. En el caso del primero puede mencionarse la conformación
anatómica (tanto de la madre como del hijo), la posición del feto en el útero materno, el
estado de salud materno etc. Los factores psicológicos, la preparación de la madre para el
parto y los temores asociados a él son fundamentales.

El nacimiento representa un momento crítico tanto para la madre como para el bebé, el
parto implica la separación abrupta de su órgano vital y nutricio (la placenta) y así poner en
funcionamiento sus pulmones y comenzar a respirar. El llanto indica que los pulmones se
han inflado, marcando la vitalidad del neonato. A partir de este momento, muchas funciones
que cumplía la madre deberán estar a cargo del bebé. El corte del cordón umbilical lo
llevará a incorporar y digerir por sí mismo su alimento. Comenzará por primera vez a
eliminar desechos hacia el exterior y modificará su circulación sanguínea, que ahora pasará
por los pulmones para oxigenarse.

Funciones y capacidades

Según Juan Delval2, las capacidades del recién nacido se pueden clasificar en tres
sistemas:
2
Delval, Juan. 1994. El desarrollo humano. Siglo Veintiuno editores.
Sistema para recibir información: Involucra todas las capacidades sensoriales que
colaboran con la percepción del entorno. La experiencia repetida y la familiarización
cotidiana con los objetos y personas de su entorno facilitan la discriminación sensorial y el
recién nacido pronto aprenderá a distinguir una cara de otra, o una cara de un objeto o un
objeto de otro. Sabrá las características particulares del olor de su mamá a diferencia del de
otras personas y también podrá anticiparse al escuchar su voz. Las capacidades crecientes
de integración sensorial le ayudarán a incorporar lo que sucede a su alrededor posibilitando
comportamientos cada vez más adaptativos.

Sistema para transmitir información: Involucra conductas y comportamientos


seleccionados útiles para la supervivencia como el llanto, expresiones faciales, activación
de movimientos del rostro y del cuerpo e incluso las variaciones en su ritmo cardíaco y
respiratorio son conductas de las cuales a través se transmite cómo está registrando
información proveniente del entorno.

Sistema para actuar: Involucra reflejos que en principio son conductas innatas de
respuesta a estímulos ambientales que luego son convertidos en comportamientos
aprendidos moldeados por la experiencia. Muchos de los comportamientos reflejos
aparecen por dolor, hambre, es decir motivados por estímulos internos, pero otros lo son en
respuesta a contacto físico, sonidos intensos, etc. La succión es uno de los reflejos
fundamentales del recién nacido ya que no sólo le asegura la supervivencia sino que
también es el medio que el niño utiliza para explorar el mundo durante los primeros meses.
Estados del comportamiento

Los estados de comportamiento del recién nacido se describen como una combinación de
variables fisiológicas y conductuales que se mantienen estables durante un tiempo
determinado, que se repite secuencialmente y que puede reconocerse en forma similar en
todos los infantes. Un “estado de comportamiento” refleja el estado del sistema nervioso
central del feto o neonato. Todas estas reacciones no son casuales o desorganizadas sino
que reflejan verdaderos patrones de conducta organizados que reflejan el estado de su
sistema nervioso central. Para que un bebé reaccione positivamente a los estímulos con
atención y curiosidad idealmente debería encontrarse en el estado de alerta tranquilo o
activo. Prechtl3 identifica 5 estados4 de conducta que definen los estados de alerta del bebé.
Los estados 1 y 2 corresponden a estados de sueño tranquilo y sueño activo
respectivamente. Los estados 3 y 4 corresponden a estados de alerta tranquilo o alerta
activa, respectivamente. El estado 5 corresponde al llanto. Wolf5 identifica 6 estados, el
primero corresponde a sueño regular o profundo, en el que los ojos cerrados se acompañan
de respiración profunda, regular y rítmica y ausencia de movimientos, este estado se repite
en ciclos breves, aproximadamente cada 4 horas.

3
Heinz Friedrich Rudolf Prechtl. 1977.
4
Escala de Prechtl
5
P. H. Wolf. 1966.
Reflejos

Los reflejos son comportamientos innatos e involuntarios que implican el funcionamiento de


ciertos centros cerebrales inferiores y son la respuesta a diferentes tipos de estímulos. La
estimulación brinda mensajes sensoriales que llegan al cerebro que emite la orden motora
de manera automática. Al comienzo del desarrollo motor se encuentra en el movimiento
reflejo. Desde etapas prenatales tempranas el sistema nervioso desarrolla estrategias
derivadas de la herencia y de aferencias sensoriales que se manifiestan en el momento del
nacimiento y permanecen como soporte de las funciones motoras a lo largo del ciclo vital.
Se considera que el reflejo es un movimiento automático, realizado sin voluntad consciente
y normalmente desencadenado por cuenta de un estímulo sensorial.

La mayoría de los reflejos neonatales suelen desaparecer cuando comienzan a aparecer


formas más desarrolladas o maduras de comportamiento. Muchos de ellos sobreviven como
comportamientos aprendidos, modificándose con la práctica a medida que el niño interactúa
con su entorno.
Se calculan aproximadamente 24 reflejos principales en el bebé. Pueden clasificarse en:

Reflejos primitivos: Succión, búsqueda y el reflejo de Moro se relacionan con el instinto de


supervivencia y protección, además del de prensión que podría ser un vestigio evolutivo de
cuando los bebés primates se aferraban al pelo de su madre.

Reflejos posturales: Reacciones a los cambios de posición como el reflejo de paracaídas,


es decir, extender los brazos cuando se inclina súbitamente el bebé hacia abajo.

Reflejos locomotores: Simulación de movimientos voluntarios como el de marcha y


natación. Los reflejos neonatales desaparecen durante los primeros meses y son señal de
mielinización de las vías motoras de la corteza, permitiendo el movimiento voluntario. Es por
ello que la valoración de los reflejos se utiliza para la valoración del estado del sistema
nervioso central del bebé.

Niñez

Estilos parentales o de crianza

Estilo autoritativo/Democrático: Tipos de padres que mantienen una actitud responsiva a


las demandas de sus hijos y que al mismo tiempo esperan que respondan a sus exigencias
así, por un lado, los padres muestran apoyo, respeto y estimulan la autonomía y la
comunicación familiar y, por otro, establecen normas y límites claros. Son padres que
quieren orientar a sus hijos y para ello hacen uso de ciertas restricciones, pero también
respetan las decisiones, intereses y opiniones de éstos. Son cariñosos, receptivos, explican
las razones de su postura, pero también exigen un comportamiento adecuado y mantienen
las normas con firmeza.

Estilo permisivo: Padres que son razonablemente responsivos a las demandas de sus
hijos pero evitan la regulación de la conducta de estos, permitiendo así que sean los propios
hijos quienes supervisen sus conductas y elecciones en lo posible. Imponen pocas reglas y
son poco exigentes además de la evitación de los castigos. Tienden a ser tolerantes hacia
demasiadas conductas, conceden mucha libertad y son sensibles al igual que cariñosos.

Estilo autoritario: Estos padres se caracterizan por la utilización del poder, el control y el
establecimiento de normas rígidas. Enfatizan la obediencia a las reglas y el respeto a la
autoridad, y no permiten a sus hijos hacer demandas ni participar en la toma de decisiones
familiares. Proporcionan poco afecto y apoyo, es más probable que utilicen el castigo físico.

Estilo negligente/indiferente: Los padres que presentan este estilo tienden a limitar el
tiempo que invierten en las tareas parentales y se centran exclusivamente en sus propios
intereses y problemas. Proporcionan poco apoyo y afecto, establecen escasos límites de
conducta a sus hijos.

Teoría del apego

Para Bowlby el apego se formaría a partir de la necesidad del humano de mantener


proximidad con las figuras que le provean lo necesario para su supervivencia. Esta
necesidad daría lugar a un sistema conductual de control que se apoya en cinco respuestas
instintivas humanas: Chupar, llorar, aferrarse, aproximarse y sonreír.
Estas respuestas son independientes pero serían integradas a través de sucesivas
experiencias con los cuidadores, que al ser internalizadas, irían conformando la conducta
global de apego. Cuando este sistema se encuentra en pleno funcionamiento el niño puede
controlar el acceso a las figuras de apego y mantener un grado de proximidad.

Fases del apego

En la construcción del sistema de apego, se pueden identificar las siguientes fases:

Fase pre-apego: Aquellos comportamientos de las primeras semanas de vida del bebé,
que forman parte de su genética y que se activan frente a la presencia humana. Se
caracteriza por la aparición de un amplio número de señales en el bebé que son en su
mayoría reflejos, también posee capacidades sensoriales y perceptivas que le permiten
comunicarse y conocer a las personas que le rodean.
Ejemplos de estas conductas serían orientar la mirada hacia una persona, sonreírle, dejar
de llorar, tratar de aferrarse.
Fase de formación del apego: El bebé empieza a dar muestras de poder diferenciar a las
personas familiares de las desconocidas, por lo que tiene una mayor tendencia a iniciar
interacciones sociales con el cuidador o cuidadores principales. Por lo tanto, los
comportamientos reseñados en la fase anterior se orientan ahora hacia el cuidador

Fase clara de apego: Se producen una gran cantidad de cambios que dan lugar a la
consolidación de la vinculación afectiva. Otros tres sistemas conductuales relacionados con
él también hacen su aparición en ella.
El sistema de miedo contiene el conjunto de conductas de cautela, temor e inhibición que
aparecen cuando el niño se enfrenta a una estimulación novedosa, sobre todo si proviene
de personas no familiares.
El sistema afiliativo recoge el repertorio de conductas encaminadas a la búsqueda de la
proximidad e interacción con personas conocidas.
El sistema exploratorio, favorecido por las nuevas posibilidades de desplazamiento
autónomo, contribuye a que el niño pueda mostrar conductas encaminadas a conocer y
explorar el entorno físico.
Se buscará en consecuencia el mantenimiento de la proximidad con una figura discriminada
por medio de la locomoción y de las señales. Cuando el niño logra moverse por sí mismo,
agrega este nuevo repertorio conductual a sus recursos para obtener la proximidad de la
madre. Esta situación novedosa introduce el equilibrio entre las conductas del niño
orientadas hacia la exploración y hacia la seguridad. Ambas son imprescindibles para su
desarrollo. En un proceso normal, en función de la sucesión de conductas de
exploración-acercamiento el niño empieza a construir el concepto de “base segura”: la
madre como elemento independiente, permanente en tiempo y espacio, al que puede
recurrir más allá de no estar en contacto presente.

Formación de relación recíproca: Para lograr una relación recíproca el niño debe haber
podido superar el egocentrismo. Debe ser capaz de interpretar los objetivos de la madre
para poder interactuar con sus propios objetivos.

Tipos de apego

Apego seguro
Los niños usan a la figura de apego como una base segura a partir de la cual explorar el
ambiente. Cuando se enfrentan a eventos estresantes, se acercan o realizan algún tipo de
señal que les permita aumentar el grado de proximidad con su figura de apego y una vez
que logran este acercamiento retoman la exploración. Muestran conductas de exploración
activa y se disgustan ante la separación del cuidador, pero cuando este vuelve tienen una
respuesta positiva frente a él y suelen consolarse con facilidad. En la interacción revelan
calidez, confianza y seguridad. Así, este tipo de apego se asocia con individuos que se han
desenvuelto en un grupo familiar estable y contenedor que les ha brindado seguridad,
entorno a partir del cual los niños confían en que sus padres serán accesibles, sensibles y
colaboradores. El apego seguro es promovido por una madre que se muestra
amorosamente sensible cuando su hijo busca protección o consuelo, capaz de ajustar su
conducta a las necesidades cambiantes del niño, implementando una comunicación directa
y abierta, no generando rabia sino movilizando respuestas rápidas que tienden a ser
aliviadoras. Asimismo, en el apego seguro existe un equilibrio entre las conductas de apego
del infante y las conductas de exploración del ambiente, donde el niño logra explorar
activamente buscando el contacto con su figura de apego en situaciones de angustia, así
como también recibiendo positivamente la ayuda de su madre, padre o cuidador.

Apego inseguro/evitativo
Los niños que enfrentan un momento de separación con su figura de apego son
relativamente indiferentes cuando aquella vuelve.
Los niños que presentan este tipo de apego poseen conductas de distanciamiento, no lloran
al separarse del progenitor, suelen concentrarse en los juegos y evitan el contacto cercano.
Se observa ausencia de angustia y enojo por parte del niño ante la separación de su madre
e indiferencia cuando ésta vuelve, asimismo, los niños suelen mostrar una autonomía activa
en la exploración del mundo pero ignoran a su cuidador cuando están estresados,
preocupados o insatisfechos, es decir, poseen una disposición afirmando su independencia
de los vínculos afectivos.
El niño que tiende a adoptar este tipo de apego no confía en recibir apoyo y se vuelve
autosuficiente.

Existen 2 tipos de experiencias que suelen relacionarse con este patrón:

1. Pérdida del progenitor en la infancia, situación a partir de la cual el niño tuvo que
independizarse.
2. Existencia de un progenitor que tiene una actitud crítica y sin empatía con respecto
al deseo del niño de obtener amor. Los cuidadores que promueven este tipo de
apego manifiestan un rechazo hacia el contacto corporal generando un desbalance
entre el apego y la exploración.

Apego inseguro/ambivalente
Se observan comportamientos combinados de ansiedad y acercamiento. Los niños que
presentan este tipo de apego, cuando se reúnen con sus madres luego de un período breve
de separación, emiten señales de ansiedad paralelamente a su comportamiento de apego.
Tienden a reaccionar fuertemente a la separación presentando conductas ansiosas y de
protesta, como llorar y aferrarse y una fuerte demostración de rabia. No suelen calmarse
con facilidad, ni logran retomar la exploración, ya que la angustia es exacerbada y revelan
una interacción de ambivalencia, enojo y preocupación. En estos niños es común encontrar
una historia vincular marcada por una frustración en sus conductas de apego, lo cual es
provocado por los propios cuidadores, generando una gran ambivalencia: por una parte
esperan, buscan apoyo y cariño y, por otra parte, sienten miedo a ser excluidos. Además,
en este tipo de apego es posible observar un rechazo intermitente y parcial por parte de las
figuras de apego que provoca un despliegue emocional en el niño que incluye altos montos
de rabia, emociones suscitadas a partir del estado afectivo percibido en su cuidador. Se
evidencian dificultades en la relación materno-infantil relacionadas con protestas por parte
de la madre, comunicaciones inductoras de culpa y críticas reiteradas hacia el niño.

Apego inseguro desorganizado/desorientado


Los niños que tienden a adoptar este tipo de apego parecen no poseer una estrategia sólida
para manejar el alejamiento y la proximidad. Muestran signos de depresión clínica y
combinaciones de comportamiento evitativo, hostil y de apego. Se trata de niños cuyas
experiencias tempranas son tan dolorosas que sus estrategias defensivas colapsan
volviéndose desorganizadas. Se enfrentan permanentemente a la paradoja de que su
cuidador (quien debería ser su máxima fuente de protección) es en realidad una de sus
principales causas de amenaza y daño. Estos niños presentan conductas desorganizadas y
confusas ante el reencuentro con la principal figura de apego. Los niños que presentan este
tipo de apego muestran mayor inseguridad y en un posterior momento tienden a evidenciar
altos niveles de agresividad, coercitividad, y hostilidad. El cuidador ha servido como una
fuente de temor y de reaseguramiento generando intensas motivaciones conflictivas.
Alrededor del 75% al 80% de los niños maltratados presentan este estilo de apego.

Evolución psicomotriz

Durante los dos primeros años de vida los niños y niñas progresan desde cierta incapacidad
para moverse solos a llegar a controlar sus movimientos y perfeccionar sus habilidades
motrices. La psicomotricidad se refiere a la relación entre lo psíquico y lo motriz. Creando
movimientos con connotaciones psicológicas que superan lo biomecánico.
En la psicomotricidad intervienen componentes madurativos dependientes del código
genético y componentes relacionales que se vinculan con las interacciones del niño cuando
está en contacto con las personas y los objetos del entorno. El desarrollo psicomotor
posibilita la práctica de todas las posibilidades de acción y expresión.

En el desarrollo motor se divide en dos categorías

● Motricidad gruesa
● Motricidad fina

El desarrollo motor grueso se refiere al control sobre acciones musculares más generales
(como gatear, sentarse, levantarse y caminar) mientras que las habilidades motoras finas
implican a los músculos más pequeños del cuerpo utilizados para alcanzar, tomar,
manipular, hacer movimientos de tenazas, aplaudir, torcer, abrir, torcer, garabatear. Por lo
que las habilidades motoras finas incluyen un mayor grado de coordinación de músculos
pequeños y entre el ojo y la mano.

Desarrollo cognitivo

El concepto de esquema aparece en la obra de Piaget en relación con el tipo de


organización cognitiva que, necesariamente implica la asimilación: los objetos externos son
siempre asimilados a algo, a un esquema mental, a una estructura mental organizada. Para
Piaget, el esquema representa lo que puede repetirse y generalizarse en una acción, el
esquema es aquello que poseen en común las acciones. En la evolución mental entran en
juego los siguientes factores:

● Maduración: Componente orgánico de cada sujeto con su correspondiente madurez


del sistema nervioso.

● Medio Físico: Posibilidad de experimentación adquirida mediante la acción


sobre diferentes objetos.

● Medio Social: Todas aquellas interrelaciones e interacciones que el sujeto mantiene


desde el momento de nacer con otros, base para los procesos de socialización
posterior. (familia, escuela etc.)

● Procesos de equilibrio: Reajustes constantes del sujeto para adaptarse al medio,


en busca de equilibrio.

El desarrollo cognitivo según Piaget se divide en cuatro etapas:

Primer estadio: La característica principal de los primeros meses de vida es la presencia


de reflejos y acciones espontáneas frente a estímulos del medio o por carencias o
necesidades fisiológicas del bebé. Piaget establece para el primer mes de vida la práctica
de reflejos innatos logrando cierto control. Sin embargo, todavía los procesos de asimilación
y acomodación no están diferenciados y no hay conducta intencionada.

Segundo estadio: Se desarrollan las reacciones circulares primarias (procesos por el cual
un individuo acomoda sus esquemas6 a la realidad externa). En este momento del
desarrollo la adquisición de las habilidades dependerá de la repetición de las acciones
placenteras provocadas. Surgirán los primeros hábitos repetitivos ya que aún el bebé no
logra distinguir o diferenciar medios de fines. Los bebés comienzan a coordinar la
información sensorial pudiendo (por ejemplo) sujetar los objetos.

Tercer estadio: Este período corresponde al logro de las reacciones circulares secundarias
(reacciones que se producen cuando el bebé descubre y reproduce algún efecto interesante
que se produce en el entorno) descubre que cuando repite una determinada acción obtiene
el mismo fin (obviamente). El bebé repite acciones voluntarias porque le resultan
placenteras, las que ya no están centradas en su propio cuerpo sino más en el mundo
exterior. Tiene mayor interés por el entorno y busca la repetición de las acciones que
producen resultados llamativos (como agitar sonajero).

Quinto estadio: Entran las acciones circulares terciarias, las mismas se caracterizan por
ser conductas de búsqueda de algo nuevo. El bebé aplicará los medios conocidos para
obtener nuevos fines. Ya será capaz de resolver problemas mediante la exploración y
observación y si bien repite las conductas hay variaciones en éstas que las vuelven cada
vez más complejas.

6
Un esquema mental es un patrón organizado de pensamiento e ideas preconcebidas, es nuestra
forma particular de pensar y de ver el mundo que guía nuestras emociones y condiciona nuestra
conducta de manera inconsciente.
Sexto estadio: Es capaz de buscar nuevos medios y al mismo tiempo recordarlos,
combinar esquemas de acción e inventar otros. Puede comprender ciertas relaciones con
los hechos o descubre la causalidad que puede vincularlos, por ejemplo un cambio de ropa
puede significar salir a pasear, al percibir el sonido del toque de timbre saber que alguna
visita llega, etc. En su descubrimiento del mundo ya no operará por ensayo y error porque
tendrá la representación mental de los eventos. Para Piaget, la inteligencia aparecería antes
que el lenguaje. No obstante, en este momento se trata de una inteligencia de carácter
práctica.

Adolescencia

Pubertad
Entre los 10 y los 14 años la preocupación psicológica gira alrededor de lo físico y lo
emocional. Se produce una reestructuración de la imagen corporal, se vive un ajuste a los
cambios corporales emergentes, el ánimo es fluctuante pues hay una fuerte autoconciencia
de las necesidades y deseos de comprensión y apoyo por parte de los mayores. Aún
cuando las figuras parentales dejan de ser la fuente casi exclusiva de fomento de la
autoestima, se hace imprescindible tener la posibilidad de compartir los problemas con los
padres; las amistades también se tornan cruciales. Los grupos tienden a ser del mismo
sexo, facilitando el fortalecimiento de identidades y roles antes de entrar a la interacción
heterosexual.
La pérdida del cuerpo infantil implica la necesidad de dejar atrás las modalidades de ajuste
de la niñez, abandonar identificaciones infantiles y encontrar nuevas orientaciones de
conducta. Existen duelos por la pérdida del cuerpo y el status infantil así como de la imagen
de los padres seguros y protectores de la niñez.
En las adolescentes la menarquia es un indicio de gran importancia y el acontecimiento es
reinterpretado de acuerdo a las valoraciones atribuidas al destino de la mujer. Las
reacciones pueden ir desde la indiferencia parental al festejo o anuncios del drama de la
sexualidad y la procreación, las responsabilidades de la adultez.
Para los varones, las poluciones nocturnas son casi un secreto que puede vivirse con
preocupación o perplejidad, la discreción es la respuesta que reciben con mayor frecuencia.

Adolescencia media

Aproximadamente entre los 14 y 16 años las preocupaciones psicológicas giran


prioritariamente en torno a la afirmación personal. La búsqueda de canalización de los
emergentes impulsos sexuales, la exploración de las capacidades sociales, y el apoyo en la
aceptación por el grupo de pares dinamizan la afirmación personal y social en la
adolescencia.
La construcción de la individuación desata duelos importantes para las figuras parentales: el
duelo por la pérdida de su hijo, el duelo por el adolescente que fantaseaban, el duelo por su
rol de padres no cuestionados.
La familia ha dejado de ser el espacio privilegiado para confirmar las habilidades y
autoestima adolescente, lo que genera para las figuras parentales el difícil desafío de lograr
la capacidad de mantener y expresar, en estas nuevas condiciones, la aceptación de sus
hijos adolescentes, lo que es siempre fundamental para su desarrollo. La sexualidad
adolescente debe ser vivida fuera de la familia y los nuevos roles son ensayados y
comprobados en grupos de pares y ámbitos de la sociedad más amplia. Esto conforma
nuevas condiciones para el desarrollo social que contribuyen a la diferenciación del grupo
familiar y a la autonomía.

Adolescencia tardía

En la última fase de la adolescencia comienza a evolucionar de un proyecto de vida


complementario con el proyecto familiar a una forma de enfrentamiento personal y social
propia que se deberá ir poniendo a prueba en la práctica concreta y aportará a la
consolidación de la identidad y los roles. No se trata tanto de la elaboración de un proyecto
planificado de principio a fin, como podía esperarse tradicionalmente, sino del compromiso
con pasos y experiencias dadas en su presente, que constituyan vías flexibles hacia los
roles y metas de acuerdo con la incertidumbre de los tiempos. las figuras parentales
enfrentan el duelo que provoca el desprendimiento físico del medio familiar por el
adolescente.
Las capacidades de autocuidado y cuidado mutuo tienen la posibilidad de despegarse
eficazmente, en la medida que los y las adolescentes hayan contado con la asesoría y
atribuciones requeridas. Las parejas dejan de cumplir el rol de exploración y descubrimiento
de mundos emocionales y sexuales, para introducir como vivencia central, la apertura a la
intimidad que emerge entre personas con identidades más diferenciadas que se enriquecen
con el acompañamiento afectivo y el establecimiento de vínculos profundos.

Madurez y senectud

Adultez temprana

Los cambios cognitivos en la edad adulta plantean problemas y dificultades específicas para
cada etapa, ya que los comportamientos de las conductas de los individuos no podrían ser
similares debido a que la interrelación social se incrementa, mientras que los cambios
físicos y cerebrales son menos generales. Más adelante, en la vejez vuelven aparecer las
similitudes conductuales y la variabilidad física y mental que se observan en las primeras
etapas (infancia y adolescencia). Por ello, el desarrollo cognitivo en la etapa adulta se va a
observar con muchos matices de acuerdo al desenvolvimiento que tenga el individuo a lo
largo de su vida.
El joven anda en busca de su equilibrio emocional, afectivo, su estabilidad laboral y social.
Con la formación de una pareja se constituye un nuevo sistema, el cual será el inicio de una
nueva familia. En esta etapa hay muchos que se encuentran satisfechos con su vida incluso
se han esforzado por conseguir lo que querían.
En la adultez temprana suelen manifestarse por primera vez distintos desórdenes mentales
como depresión, esquizofrenia, trastorno limítrofe de la personalidad, desórdenes
alimenticios y trastorno bipolar. La aparición de estas enfermedades puede tener un origen
genético, sin embargo, en muchos casos, estas se desencadenan debido a una mala
adaptación a las exigencias que suponen los nuevos contextos y roles sociales en este
periodo.

Adultez media

Durante esta etapa, si bien algunos cambios fisiológicos se deben debido a factores
genéticos y biológicos de la persona, es importante resaltar que en esta etapa devienen los
resultados del estilo de vida que se haya llevado durante la adolescencia; es decir, el modo
de vida durante los años previos en aspectos tales como la salud, hábitos alimenticios, etc.
se ven evidenciados en este cambio.

Según diversos estudios se ha determinado que hay un patrón estable de cambios que
ocurren en esta etapa de la vida. Por ello, en la adultez media se puede observar ciertas
características cognitivas que prevalecen. Teniendo un pensamiento post formal con un
razonamiento intuitivo; de esta manera, es común dar cuenta del desarrollo de la capacidad
de resolución de problemas (llegando a su máxima expresión en esta etapa) y la emisión de
juicios, tomando en cuenta la influencia cultural y de la situación. Asimismo, este tipo de
pensamiento abarca el pensamiento integrador, en el cual se integra la lógica con la
intuición, añadiendo nueva información a lo que ya se sabe.
Asimismo, la creatividad en esta etapa se desarrolla en un ámbito social y no
necesariamente surge en el contexto adecuado, apoyándose en los atributos personales de
la persona de fuerzas ambientales; así también como de capacidades cognoscitivas. Parece
que brota de diversas experiencias que debilitan las restricciones convencionales y de
experiencias difíciles que fortalecen la perseverancia y la superación de obstáculos.
Teniendo en cuenta que la creatividad no está ligada fuertemente a la inteligencia. Partiendo
de este punto se puede hablar que los adultos en esta etapa van a estar en constante
búsqueda de oportunidades estimulantes, expandiendo de manera paralela la activación de
su desarrollo cognitivo al tomar decisiones ocupacionales que influyan en este
desenvolvimiento.

La salud mental en la edad adulta media involucra sentido de bienestar psicológico y


sentido saludable del “yo” con respecto a la evaluación de la propia vida.​Así, la aparición o
no de enfermedades mentales y las tendencias de salud son parte importante del desarrollo
del adulto intermedio.
Prevejez

En esta etapa es frecuente que los patrones de sueño queden alterados, disminuyendo
significativamente el número de horas que se necesita dormir cada noche. También es
frecuente que aparezcan alteraciones en la retención de grasas y un tipo de digestión más
lenta y pesada. La masa muscular, por el contrario, acostumbra a atrofiarse de manera
significativa. En las mujeres, la prevejez llega aproximadamente con la finalización de la
menopausia, la cual genera una serie de alteraciones hormonales que afectan tanto
mediante síntomas físicos como otros de carácter emocional vinculados a cómo se
experimenta este evento.

En esta fase de la vejez, al contrario de lo que se cree, ni se acostumbra a sufrir una crisis
ni disminuye el nivel de felicidad. Sin embargo, sí que cambia el modo de pensar. En
concreto, es frecuente que aparezca un patrón de pensamiento melancólico en el que
empieza a verse la vida a través de los recuerdos, lo que se vivió en el pasado. Las
comparaciones entre lo que ocurrió hace años y el aquí y ahora son muy frecuentes.

Vejez

La vejez “pura” es la etapa de la vida en la que se consolida tanto el debilitamiento de


funciones biológicas como un estilo psicológico basado en la revisión del pasado y la
experimentación con los recuerdos.

Aparecen problemas posturales y debilitamiento de huesos, lo cual puede producir dolor o


incluso que no se puedan realizar grandes esfuerzos. Los problemas de digestión, en
muchos casos, se acentúan, así como el riesgo de experimentar varios tipos de cáncer,
además, tanto la visión como la audición suelen resentirse, lo cual a su vez conlleva un
riesgo de tipo psicológico: el aislamiento, dado que cuesta más esfuerzo relacionarse con
los demás o incluso participar en conversaciones.

En esta etapa se consolida el declive de un aspecto importante de los procesos mentales: el


nivel de inteligencia. Más concretamente, es la inteligencia fluida, la que tiene que ver con la
agilidad mental y la generación de nuevo conocimiento partiendo desde cero, la que se ve
más afectada, mientras que la inteligencia cristalizada se preserva mucho mejor en la
mayoría de adultos sanos de esta edad.

Ancianidad

En esta fase las alteraciones posturales y la fragilidad de huesos y articulaciones se


acentúan, lo cual puede llevar a reducir significativamente la autonomía de las personas. El
resto de problemas de salud también siguen su progresión, haciéndose sensiblemente más
frecuentes en esta fase.
En esta fase el peligro por aislamiento social se acentúa, dado que, por un lado, la cantidad
de amistades decae a causa de la frecuencia con la que se dan las muertes, y por el otro la
falta de autonomía suele hacer que las salidas del hogar y los encuentros se den más
raramente.

Muerte y tanatologia

Actitudes frente a la muerte

Negación: En primer lugar, la negación o la indiferencia, que consiste en esquivar al


máximo la presencia de la muerte, incluso la reflexión sobre ella, viviendo como si no
existiese. Esta actitud comúnmente extendida, de tratar la muerte como un tema tabú, es
una práctica habitual en la cultura occidental.

Actitud desafiante: En segundo lugar, existen personas que se acercan a la muerte de


forma omnipotente y desafiante. Vivimos como si no fuésemos a morir jamás y nos
exponemos al fenómeno de forma consciente. El pensamiento común en este tipo de
personas suele ser “a mí no me va a pasar”.

Angustia: En tercer lugar, el miedo y la angustia. Las personas que conectan desde esta
actitud adquieren un estilo cognitivo pesimista y desesperanzado ante la vida y tienden a
repetirse preguntas vinculadas con el carácter incierto de la muerte.

Liberación: Un cuarto acercamiento a la muerte sería desde un punto de vista de liberación


o alivio. Liberar el cuerpo y la mente de una existencia dolorosa, dependiente o rutinaria es
el horizonte que algunas personas anhelan conseguir. En ese sentido, suelen generarse
controversias de opinión sobre los debates de la eutanasia o el suicidio, por ejemplo.

Aceptación: Quizás, el acercamiento o la actitud más sana es la del realismo y la


aceptación. La actitud resignada y realista posee un carácter pragmático que acepta la
muerte como una realidad radical y auténtica. En ese sentido, ser consciente del carácter
finito del ser humano, no desde un punto de vista trágico, nos educa a valorar la vida y,
sobre todo, los avatares negativos y los giros del destino que la muerte depara.

También podría gustarte