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CONSIDERACIONES FINALES:
Aún desde los Estados latinoamericanos no se han allanado caminos
que se orienten a cambiar primitivos y sesgados patrones y pautas de
relaciones y roles entre hombres y mujeres, a favor de la construcción
de ciudadanos y ciudadanas plenamente habilitados para el ejercicio
igualitario de sus derechos.
Contrario a ello, paulatinamente, el creciente predominio de Estados
anémicos, particularmente insolventes en sus deberes de carácter
obligatorio, han hecho su anclaje en los pilares humanos más férreos
e indisolubles: las mujeres. En los procesos de ajuste —como los
transitados/en tránsito— en gran parte de Latinoamérica, las mujeres
han funcionado (funcionan), según Virginia Vargas, como factor de
equilibrio, amortiguando los golpes provenientes desde el agudo
ajuste del sector económico. De esta forma observamos cómo se va
complejizando el escenario de análisis y cómo, a su vez, la dicotomía
público/privado va cobrando apreciables e inconclusos relieves.
Hemos señalado que las actividades que efectúan las mujeres, de
manera predominante, se asocian en alto porcentaje con funciones
que desempeñan de forma cotidiana en su papel doméstico de amas
de casa, de cuidadoras del hogar y de protectoras de sus integrantes.
Algunas de estas categorías de actividades son el servicio doméstico,
la manufactura y el tratamiento de ropa, las ocupaciones relacionadas
con la crianza y el cuidado infantil, la asistencia a las labores de otras
personas, así como las ocupaciones que involucran el cuidado físico y
emocional de los demás. En parte, esto obedece a que, en muchos
casos, las principales armas —y a veces las únicas— con las que
cuentan las mujeres para generar ingresos son las habilidades y
conocimientos que derivan de sus múltiples y prescritas funciones
domésticas. El empleo doméstico continúa siendo una ocupación muy
numerosa para La dicotomía público-privado, aunque no ha sido un
tema de desarrollo en el trabajo, en realidad lo trasciende y atraviesa
de manera profunda e inexorable. Las mujeres de sectores populares.
A su vez, la división
intradoméstica del trabajo entre géneros aún se presenta arcaica y
renuente a las transformaciones que se han ido suscitando a lo largo
de la última parte del siglo XX y principios del XXI. Las mujeres siguen
siendo las responsables de la tarea doméstica y el cuidado de los
hijos, cualquiera que sea su situación laboral. Y las ayudas que
reciben, remuneradas o no, son siempre de mujeres.
El trabajo doméstico no se reconoce como una actividad
económicamente productiva, sino más bien como un legado histórico
irrefrenable, de siglos de sometimiento y subordinación, donde en el
fondo subyacen, como causa común, marcadas formas de exclusión.
Construir la equidad de género no puede ser un proceso aislado, va
en el entramado que conlleva la conformación de un Estado
verdaderamente democrático. Por tanto, una política estatal en
materia de equidad de género debería incorporar políticas específicas
en materia social que, a su vez, posean la pertinente correspondencia
en lo económico. Asimismo, éstas deberían estar orientadas a
transformar, precisamente, las condiciones que originan que su
inserción se realice tal y como se produce en la actualidad.
En verdad queda velado aquí un profundo conflicto de carácter
estructural, en el cual los sectores subalternos quedan planteados en
sí mismos como “problema” irresuelto, mecanismo expulsivo y
excluyente, que trata como síntoma contagioso a espacios sociales
fragilizados, expuestos y vulnerables a la segregación; cuando en
realidad lo que sucede es producto de un sistema que no ofrece
garantías en tanto los “desconoce como sujetos y sujetas de derecho”.
Resulta primordial y urgente la realización de un profundo análisis de
las políticas públicas, terreno en el que se dirime la
obstaculizada relación entre derecho proclamado y garantía
estatal, espacio que queda vacío de contenidos si no se revierte
—visceralmente— el mecanismo de su accionar, movimiento
que perpetúa prioritariamente fracasos consumados,
segregación y omisión de sectores recurrentemente
doblegados.
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LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO EN LAS PRÁCTICAS DE
RECURSOS HUMANOS: UN SECRETO A VOCES
CONCLUSION:
Como se ha evidenciado, la discriminación por razones de género
en las organizaciones es una realidad que se instrumentaliza a
través de las prácticas de gestión humana. Académicos e
investigadores en torno al tema atribuyen este fenómeno a la
persistencia de valores sociales y de la cultura organizacional,
como son los estereotipos y prejuicios de género desfavorables
hacia la mujer en el contexto del trabajo.
Al parecer los valores androcéntricos que han permeado el ámbito
del trabajo se constituye en una fuente importante para que las
organizaciones adopten prácticas de gestión humana que
dificulten el acceso y la permanencia de la mujer en igualdad de
condiciones.
La segunda mitad del siglo XX estuvo caracterizada por un
aumento sostenido en la proporción de mujeres vinculadas al
mundo el trabajo, situación que ha reclamado una revisión y
ajustes a la forma que se gestionan una fuerza laboral diversa.
Estos planteamientos se han documentado ampliamente en
journals, textos de carácter académico y gerencial y revistas;
también se han socializado en eventos científicos y empresariales.
No obstante, su implementación es aún incipiente.
Las prácticas de gestión humana que comúnmente se conocen y
adoptan han sido diseñadas con base en antiguos patrones de la
composición laboral que han demostrado ser garantes de procesos
de segregación horizontal y vertical en las organizaciones. Para
algunas organizaciones, más que una dificultad, incorporar la
perspectiva de gestión de género y diversidad se constituye en
una oportunidad de cara a la globalización de la economía; en este
sentido, el Instituto Europeo para la Gestión de la Diversidad
resalta que el 83% de las empresas de la Unión Europea reconocen
que gestionar adecuadamente la diversidad organizacional
aumenta la eficacia organizacional, genera mayores oportunidades
de mercado y permite mayores ventajas competitivas.
Perseverar en el uso de técnicas y métodos que de manera
sistemática han demostrado obstaculizar el acceso y la
permanencia de la mujer en el ámbito del trabajo y que
complementariamente no son garantes del rendimiento individual
y organizacional puede sonar contradictorio; pese a ello, la
realidad indica que tales prácticas aún se mantienen. En este
sentido, le evidencia es incuestionable; existe un mercado laboral
“femenino” caracterizado por menor remuneración, menor tasa de
participación en el mercado de trabajo, menor acceso a procesos
de formación y trato equitativo en los proceso de evaluación de
desempeño. El mercado laboral “masculino”, entre tanto, goza de
mayores privilegios. [...]
Hinestroza Grueso, M. P. (2009) La discriminación de género en las prácticas
de recursos humanos: un secreto a voces. Colombia (pp 24-25) Bogotá: Revista
Javeriana.
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LA DESIGUALDAD DE GÉNERO
Abordar los temas de mujeres a veces parece absurdo, algunos
creen que es una forma de autoexcluirse, pero es imperiosa la
necesidad de que nosotras destaquemos algunos aspectos que
son parte de nuestros derechos inherentes como seres humanos
permanentemente ignorados, violentados e incluso presentados
como burla.
Hay que aclarar que asumimos con toda ternura y amor esas
funciones, pero hacemos mucho más que eso. Fue hasta hace
pocos años cuando los hombres empezaron a asumir algunas
tareas que antes eran exclusivamente atribuidas a las mujeres,
como hacerse cargo de los niños, además de llevarlos a la escuela,
que era algo representativo de un símbolo de estatus y que
aportaba a la imagen de un buen padre. Hoy día ellos también
cambian pañales, cargan a los niños, se desvelan y, junto a su
compañera, los cuidan y los forman.
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DESIGUALDAD DE GÉNERO
Por cada hombre, hay 1,26 mujeres con formación universitaria,
pero eso apenas se refleja en los ingresos de la población
femenina
En términos relativos, Costa Rica muestra notables avances en
materia de equidad de género, a juzgar por un reciente informe
del Foro Económico Mundial. Comparada con América Latina y aun
con el resto del mundo, nuestra nación sale bien librada. No hay,
sin embargo, motivos para celebrar. El panorama global es
lamentable y nuestra ubicación en los primeros lugares de la lista
es consuelo de tontos. Por el contrario, algunos índices favorables
más bien nos condenan.
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LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL ÁMBITO LABORAL
CONCLUSION:
Las estadísticas reflejan una incidencia considerable de
comportamientos incívicos hacia las mujeres trabajadoras. Pese a
lo alarmante de estos datos los expertos señalan que lo que se
conoce es sólo la punta del iceberg de lo que existe porque
estamos ante un delito oculto, esto es, un delito que sale a la luz y
se denuncia proporcionalmente muy poco y, por tanto, sus
verdaderas cifras son difíciles de conocer.
Estamos ante un problema socio-laboral de relevancia, que está
provocando unos daños en la salud de la población femenina muy
graves y que supone una barrera para conseguir la igualdad de
derechos y oportunidades entre mujeres y hombres en todos los
campos. Conocer mejor su marco normativo, así como la tipología
de supuestos planteados constituye un presupuesto para combatir
adecuadamente las causas.
Para erradicar las agresiones de que son objeto las mujeres en el
ámbito laboral es imprescindible avanzar en diversos campos,
siendo fundamental la construcción de un nuevo modelo social en
donde participen ambos sexos en términos de igualdad.
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EN BÚSQUEDA DE UNA PSICOLOGÍA CRÍTICA EN LOS ÁMBITOS
LABORALES
Ante el abandono que la psicología crítica (Walkerdine, 2001) ha
mostrado por el desarrollo de perspectivas alternativas a la
psicología industrial organizacional, este artículo presenta campos
de investigación e intervención que se dirigen a responder
preguntas en relación con por qué y para qué nos organizamos de
determinadas formas para trabajar, en lugar de las tradicionales
preguntas sobre cómo hacer más eficiente el proceso productivo
típicas de la psicología convencional. Los estudios adelantados con
relación al trabajo dentro de la psicología discursiva (Parker, 1997),
la psicología social de las organizaciones (Schvarstein, 1992), la
psicología social del desempleo (Jahoda, 1982) así como las críticas
ideológica (Prilleltensky, 1994) y post estructuralista (Hollway,
1991), se señalan como posibles caminos para la construcción de
una psicología crítica en relación con el trabajo. Se discute la
pertinencia de la crítica psicológica y de nuevos caminos de
investigación e intervención ante las condiciones en las que se
desenvuelve el trabajo contemporáneamente.
CONCLUSION:
Dentro de lo que contemporáneamente se conoce como
psicología crítica se ha dejado de lado el mundo del trabajo. En la
búsqueda de investigaciones de corte psicológico o que están en
relación muy cercana con la disciplina fueron presentados campos
o áreas que ofrecen posibilidades de investigación e intervención
sobre las cuales construir una psicología crítica con respecto a los
ámbitos laborales. Fueron presentados cinco posibles campos
sobre los cuales se puede empezar a construir un cuerpo de
conocimiento que asuma perspectivas diferentes a la psicología
convencional. Estos campos pueden ser considerados como las
bases para desarrollar una psicología crítica como rama de la
disciplina. Solamente se mencionaron algunos de los estudios más
prominentes o los que señalaron y abrieron posibilidades de
investigación. Aunque las áreas que se consideraron han producido
muchos más estudios, estos continúan siendo esfuerzos aislados, la
producción continúa estando dispersa y no muy bien conocida. Sin
embargo cada día resultan más pertinentes esta clase de
investigaciones dadas las condiciones de desindustrialización,
flexibilización, desmejoramiento de las condiciones laborales o bien
como algunos anuncian, el fin de la sociedad del trabajo.
Precisamente son estos cambios los que están invitando a
desarrollar una psicología crítica con respecto al mundo laboral.
Otras ciencias sociales cercanas casi desde su fundación han
asumido perspectivas que hacen una crítica a la situación en la que
se desenvuelve el trabajo. La disciplina psicológica por el contrario
se ha mantenido alejada de esta intención resguardándose en la
practicidad de las herramientas que propone y en la aparente
neutralidad del conocimiento que produce. Posiblemente
desarrollar un conocimiento crítico en relación con el trabajo
dentro de la disciplina no sea una tarea fácil. Esto debido
precisamente al lugar que tiene la psicología en los ámbitos
laborales en donde solamente se demandan aplicaciones prácticas
que incrementen la productividad del trabajo. En donde además
las conexiones entre universidad e industria dificultan aún más el
proceso. Cada día las empresas están más involucradas en los
temas y formas en las cuales debe ser conducida la investigación
social. Esto es especialmente relevante en el campo de las
organizaciones y del trabajo en el cual las industrias requieren de
profesionales con entrenamientos útiles a sus fines productivos
reduciendo de esta forma el espacio académico para la
investigación y la crítica. No es común que las empresas paguen
por investigaciones que están dirigidas a criticar o hacer evidente
situaciones de injusticia, falta de democracia o la desigualdad e
inequidad que puede estar ocurriendo en la vida organizacional.
Sin embargo, los campos que se señalaron muestran que es
posible conducir investigaciones en temas que hasta hace unos
años, o bien se consideraban sin importancia alguna o bien se les
consideraba como un tabú. Por último vale la pena anotar que los
estudios con una perspectiva crítica obviamente tocan las
relaciones de poder, por lo cual no se trata de aislarlos en una
discusión entre los que estén interesados en perspectivas de este
estilo, sino por el contrario, se trata de entrar en un diálogo con la
psicología convencional que conduzca a explorar nuevas formas de
organizarnos para trabajar. Para iniciar este diálogo quizá sea más
pertinente que nunca tomar los consejos de Gergen (1994) con
respecto a los límites de la crítica. La interacción y la auto-ironía
serían las claves para evitar el aislamiento entre conocimientos con
perspectivas y tradiciones diferentes.
NACIONAL
"La mejor manera de reducir las desigualdades sería poner fin a las
disparidades entre hombres y mujeres. No hay ninguna discusión al
respecto", comentó la exministra de Finanzas francesa en una
conferencia de prensa, que cita la agencia AFP, como parte de la
Reunión Anual de su institución y el Banco Mundial (BM).
La brecha de género en América Latina. Según la Cepal, en América
Latina y el Caribe el 78.1% de las mujeres que están ocupadas lo
hacen en sectores definidos como de baja productividad, lo que
implica peores remuneraciones, menor contacto con las tecnologías y
la innovación y en muchos casos empleos de baja calidad.
Anónimo (2017) Para reducir las desigualdades se tiene que poner fin
a las brechas de género. Perú: RPP Noticias.
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PANORAMA DE LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN PERÚ
LA BRECHA SALARIAL
De acuerdo a Eliana Villa, representante de ONU Mujeres, el promedio
del ingreso mensual de las mujeres peruanas es de 1053 soles,
mientras que los varones ganan 1475 soles.
“Los varones ganan más dinero por el mismo trabajo que realizan las
mujeres. Hay un prejuicio instalado en los empleadores. Piensan que
el trabajo de la mujer es complementario o adicional al que hace el
varón. Con esta desigualdad perdemos todos”, aseveró. Por otro lado,
aseguró que los roles de género contribuyen a la desigualdad en la
distribución del trabajo en el hogar. Las mujeres dedican 24 horas
más en las actividades del hogar que los varones.
CURRÍCULO NACIONAL
Una de las alternativas para combatir la desigualdad de género es la
implementación del Currículo Nacional. El enfoque de género e
interculturalidad propuestos dentro de la pedagogía escolar son
cruciales para la promoción de la igualdad de oportunidades en el
país.
“La Igualdad de Género se refiere a la igual valoración de los
diferentes comportamientos, aspiraciones y necesidades de mujeres y
varones (…) Todos tienen las mismas condiciones y posibilidades para
ejercer sus derechos, contribuyendo al desarrollo social”, se lee en el
currículo.
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DESIGUALDAD DE GÉNERO: EL PELIGRO QUE SUPONE PARA LA
ECONOMÍA
Ñopo opina que esta diferencia de horas y la carga laboral extra que
recae sobre las mujeres es una desventaja competitiva para ellas al
momento de insertarse al mercado laboral remunerado. La
responsabilidad doméstica a su vez origina que las mujeres tiendan a
desenvolverse más en trabajos informales, de horario parcial o el
autoempleo; y es precisamente estos tipos de trabajo donde la brecha
salarial entre hombres y mujeres es mayor, apunta Ñopo.
De hecho, la carga laboral doméstica de las mujeres fue resaltada por
el INEI: “La mayor incorporación de las mujeres en la actividad
económica se relaciona con la disminución de las tasas de fecundidad
y el acceso a la educación, aumentando su disponibilidad de tiempo
para acceder a una actividad remunerada”, señala la institución en su
nota de prensa de marzo pasado.
El trabajo no remunerado (producto bruto del hogar) representa entre
S/124.000 y S/104.000 millones del 2010, lo cual representa cerca del
25% del PBI, detalla Arlette Beltrán, profesora de la Universidad del
Pacífico.
¿QUÉ HACER?
“La idea no es pagar ese trabajo [no remunerado] necesariamente,
sino generar mecanismos que alivien esa carga hacia ellas y hacia
cualquier persona que tenga que realizarlo”, explica Beltrán. Esto
incluye una mejor distribución de labores dentro de casa, y una mayor
oferta por parte del Estado de mejores servicios públicos que puedan
reducir o hacer más sencillas estas labores domésticas (como
guarderías, mejor atención de salud para reducir carga de cuidado de
enfermos y ancianos, entre otras cosas).
PRIMEROS PASOS
No solo las familias y el Estado podrían aliviar la carga de las mujeres.
Las empresas también pueden tener una participación activa en este
objetivo.
LOCAL
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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL DESEMPEÑO LABORAL EN LA
EMPRESA DE GENERACIÓN ELÉCTRICA DEL SUR, PERIODO 2011-
2013
CONCLUSIONES:
PRIMERO: Los resultados de la investigación demuestran que la
relación de la inteligencia emocional (variable independiente) es
directamente proporcional a su desempeño laboral (variable
dependiente) en la mayoría de los casos estudiados, aceptándose 12
de 15 hipótesis alternativas con una concomitancia de media a
moderada eh 9 hipótesis específicas, por lo tanto se concluye que se
acepta la hipótesis general que señala que existe correlación entre la
inteligencia emocional y el desempeño laboral en los trabajadores de
Egesur, periodo 2011-2013.
IV. METODOLOGIA
IV.1 ENFOQUE DE INVESTIGACIÓN
No exprimental
http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/icap/
unpan047693.pdf
IV.4 MÉTODO
Descriptivo