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PROBLEMA OBJEITVOS HIPÓTESIS VARIABLES

General: General: General: Desigualdad


¿Qué consecuencias Identificar las causas y La desigualdad de de género:
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la misma ciudad en el (que como
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acoso, violencia y
explotación) es
incitada en muchos
casos por la mujer.
DESIGUALDAD DE GÉNERO EN DIFERENTES ÁMBITOS
LABORALES EN LA CIUDAD DE TACNA EN EL AÑO
2017
DESIGUALDAD DE GÉNERO EN DIFERENTES ÁMBITOS
LABORALES EN LA CIUDAD DE TACNA EN EL AÑO
2017

VARIABLES DIMENSION INDICADOR

Desigualdad de género - Violencia - Maltrato por parte de


psicológica jefes
- Maltrato por parte de
compañeros
- Violencia sexual - Insistencia en mantener
relaciones coitales
- Tocamientos en partes
íntimas
- Acoso - Vigilancia
- Abuso de poder
- Violación del espacio
personal
Ámbitos laborales - Empleos informales - Trabajos no legales ni
con aseguramiento
- Trabajos clandestinos y
de corto tiempo
- Trabajos - Clima y salud laboral
profesionales estable y cómodo

- Trabajos de oficio - Trabajos en base a la


experiencia vivida
DESIGUALDAD DE GÉNERO EN DIFERENTES
ÁMBITOS LABORALES EN LA CIUDAD DE TACNA EN EL
AÑO 2017
I. PLATEAMIENTO DEL PROBLEMA
I.1 DETERMINACIÓN DEL PROBLEMA

La desigualdad de género en cuestiones laborales siempre ha llevado


consigo el ser opacado, más aun cuando los medios de comunicación
fomentan ello. ¿Qué tipo de información se transmite a las nuevas
generaciones para que crean que la mujer es necesariamente secretaria, el
hombre “pisado” o la jefa/gerenta “mandona”?
El trabajo para el mercado es la principal vía por la cual las personas pueden
obtener recursos y con ello autonomía económica. Esta condición es la que
determina en buena medida su estatus socioeconómico y su grado de
independencia, libertad y autonomía. Desde el enfoque de género, la
participación económica y el trabajo remunerado no pueden analizarse sin
su contraparte complementaria: el trabajo doméstico o el trabajo
reproductivo, que es no remunerado. La contribución económica de las
mujeres a las sociedades a través del trabajo remunerado y del no
remunerado, y la necesidad de aplicar medidas orientadas a crear
condiciones de mayor igualdad entre mujeres y hombres, son temas que se
han posicionado en la agenda internacional.

La relevancia de la investigación y aplicación de políticas públicas en materia


de trabajo remunerado y no remunerado radica en que, históricamente, en
México y en el mundo se ha dado una división sexual del trabajo que remite
en mayor medida a las mujeres al ámbito del hogar y a los hombres al
mundo del trabajo remunerado, posicionando a estos últimos como
proveedores de los recursos necesarios para la reproducción del hogar, y a
ellas, como administradoras de dichos recursos, responsables del trabajo
doméstico y del cuidado de sus integrantes. Estos patrones, sin embargo,
han evolucionado de forma acelerada en los últimos 30 años: hoy día los
hombres no son los únicos que se encargan de la manutención de los
hogares, pues cada vez más mujeres participan también en las actividades
económicas, a la vez que atienden las actividades domésticas de sus
hogares. No obstante, el tiempo que ambos dedican a las actividades
domésticas y extra domésticas difiere de manera considerable. Si bien las
sociedades han sido testigos del incremento sustantivo de la participación
económica de las mujeres, no han atestiguado los mismos cambios en la
participación de los hombres en el trabajo doméstico. Las diferencias entre
mujeres y hombres respecto a las tareas que desempeñan para el mercado
laboral y las de tipo doméstico, determinan algunas de las desigualdades de
género más importantes. Es precisamente el mayor tiempo que dedican las
mujeres al trabajo doméstico lo que restringe su inserción laboral y su
participación en otros ámbitos, como el de la política, situándolas en
condiciones de desventaja con respecto a los hombres y limitando su
autonomía económica.

I.2 FORMULACIÓN DEL PROBLEMA


 ¿Qué consecuencias trae la desigualdad de género en los diferentes
ámbitos laborales en la ciudad de Tacna en el año 2017?
 ¿Cuál es la reacción de la población tacneña ante un caso de desigualdad
de género en diferentes ámbitos laborales en la misma provincia en el
año 2017?
I.3 OBJETIVOS: GENERAL Y ESPECÍFICOS
General: Identificar las razones y consecuencia por las que se da en gran
magnitud la desigualdad de género en diferentes ámbitos laborales en la
ciudad de Tacna en el año 2017.

Específico: Obtener los puntos de vista ante la desigualdad de género en


diferentes ámbitos laborales en la ciudad de Tacna en el año 2017.

I.4 IMPORTANCIA Y ALCANCES DE LA INVESTIGACIÓN


El liderazgo ha sido un tema importante en el medio de las empresas que se
ha presentado desde siempre y ha marcado la pauta para desarrollarse
laboralmente, se define como: “La aptitud para influir en un grupo hacia el
logro de una visión o establecimiento de metas” (Robbins y Judge, 2009, p.
385), sin embargo, la incursión de hombres y mujeres en las empresas no ha
sido igual, por tal motivo el proyecto pretende investigar mediante
encuestas la situación de este aspecto.
Con este proyecto se quiere aportar la información de cómo se encuentra
actualmente el ambiente laboral de la mujer en las empresas y analizar el
impacto que han tenido las leyes referentes al tema del desarrollo laboral de
la mujer. De igual forma, se dará a conocer las oportunidades y barreras que
ayudan o tienen las mujeres en su trabajo para llegar a puestos directivos en
la ciudad de Tacna. Se eligió la ciudad de San Pedro, para estar al tanto de
la situación laboral (profesional e informal) de la mujer en el ambiente
laboral, debido a que es la ciudad de interés común para realizar el
proyecto.
De igual forma se quiere demostrar las diferencias o similitudes que hay
entre la mujer y el hombre, respecto a la visión que tiene este último hacia
la figura de una mujer líder, dentro de las empresas en puestos gerenciales y
no solo de apoyo. Así mismo, dar a conocer si influyen las creencias,
costumbres o mitos que se han generado desde hace años sobre los tipos
de liderazgo en base a la conducta que tiene cada sexo y por qué se
continúa considerando que los hombres siguen siendo más aptos para
puestos con mayor responsabilidad.
 El alcance del proyecto es identificar los estilos de liderazgo en base a
la conducta en la ciudad de Tacna.
 Tener conocimiento cómo se encuentra el papel de la mujer en Perú.
 El sesgo de respuestas puede depender del tiempo que le dediquen a
contestar la encuesta.

II. MARCO TEÓRICO


II.1 ANTECEDENTES DEL ESTUDIO
 INTERNACIONAL

DESIGUALDAD DE GÉNERO. LA SEGREGACIÓN DE LAS


MUJERES EN LA ESTRUCTURA OCUPACIONAL

La sociedad y la cultura reproducen patrones tradicionales de roles de


género; éstos están signados por la desigualdad y la asimetría de
poder y tienden a actuar en detrimento de las posibilidades de las
mujeres. Estos patrones están profundamente introyectados como
modelos, principios y actitudes .La estructura ocupacional es un
espacio social donde se reproducen patrones tradicionales. En el caso
de las mujeres la vulnerabilidad se ve incrementada porque la
estructura es regida por parámetros arcaicos de distribución de
actividades entre los géneros, disposición que impone profundas
restricciones a las posibilidades de inserción en la actividad
económica. La asimetría y la segregación que las mujeres viven en el
campo laboral se transcriben en la organización familiar y en el
trabajo doméstico.

CONSIDERACIONES FINALES:
Aún desde los Estados latinoamericanos no se han allanado caminos
que se orienten a cambiar primitivos y sesgados patrones y pautas de
relaciones y roles entre hombres y mujeres, a favor de la construcción
de ciudadanos y ciudadanas plenamente habilitados para el ejercicio
igualitario de sus derechos.
Contrario a ello, paulatinamente, el creciente predominio de Estados
anémicos, particularmente insolventes en sus deberes de carácter
obligatorio, han hecho su anclaje en los pilares humanos más férreos
e indisolubles: las mujeres. En los procesos de ajuste —como los
transitados/en tránsito— en gran parte de Latinoamérica, las mujeres
han funcionado (funcionan), según Virginia Vargas, como factor de
equilibrio, amortiguando los golpes provenientes desde el agudo
ajuste del sector económico. De esta forma observamos cómo se va
complejizando el escenario de análisis y cómo, a su vez, la dicotomía
público/privado va cobrando apreciables e inconclusos relieves.
Hemos señalado que las actividades que efectúan las mujeres, de
manera predominante, se asocian en alto porcentaje con funciones
que desempeñan de forma cotidiana en su papel doméstico de amas
de casa, de cuidadoras del hogar y de protectoras de sus integrantes.
Algunas de estas categorías de actividades son el servicio doméstico,
la manufactura y el tratamiento de ropa, las ocupaciones relacionadas
con la crianza y el cuidado infantil, la asistencia a las labores de otras
personas, así como las ocupaciones que involucran el cuidado físico y
emocional de los demás. En parte, esto obedece a que, en muchos
casos, las principales armas —y a veces las únicas— con las que
cuentan las mujeres para generar ingresos son las habilidades y
conocimientos que derivan de sus múltiples y prescritas funciones
domésticas. El empleo doméstico continúa siendo una ocupación muy
numerosa para La dicotomía público-privado, aunque no ha sido un
tema de desarrollo en el trabajo, en realidad lo trasciende y atraviesa
de manera profunda e inexorable. Las mujeres de sectores populares.
A su vez, la división
intradoméstica del trabajo entre géneros aún se presenta arcaica y
renuente a las transformaciones que se han ido suscitando a lo largo
de la última parte del siglo XX y principios del XXI. Las mujeres siguen
siendo las responsables de la tarea doméstica y el cuidado de los
hijos, cualquiera que sea su situación laboral. Y las ayudas que
reciben, remuneradas o no, son siempre de mujeres.
El trabajo doméstico no se reconoce como una actividad
económicamente productiva, sino más bien como un legado histórico
irrefrenable, de siglos de sometimiento y subordinación, donde en el
fondo subyacen, como causa común, marcadas formas de exclusión.
Construir la equidad de género no puede ser un proceso aislado, va
en el entramado que conlleva la conformación de un Estado
verdaderamente democrático. Por tanto, una política estatal en
materia de equidad de género debería incorporar políticas específicas
en materia social que, a su vez, posean la pertinente correspondencia
en lo económico. Asimismo, éstas deberían estar orientadas a
transformar, precisamente, las condiciones que originan que su
inserción se realice tal y como se produce en la actualidad.
En verdad queda velado aquí un profundo conflicto de carácter
estructural, en el cual los sectores subalternos quedan planteados en
sí mismos como “problema” irresuelto, mecanismo expulsivo y
excluyente, que trata como síntoma contagioso a espacios sociales
fragilizados, expuestos y vulnerables a la segregación; cuando en
realidad lo que sucede es producto de un sistema que no ofrece
garantías en tanto los “desconoce como sujetos y sujetas de derecho”.
Resulta primordial y urgente la realización de un profundo análisis de
las políticas públicas, terreno en el que se dirime la
obstaculizada relación entre derecho proclamado y garantía
estatal, espacio que queda vacío de contenidos si no se revierte
—visceralmente— el mecanismo de su accionar, movimiento
que perpetúa prioritariamente fracasos consumados,
segregación y omisión de sectores recurrentemente
doblegados.

Fernandez Hasan, A. (2007) Desigualdad de género. La segregación de


las mujeres en la estructura ocupacional. Méico (Núm 15.)

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LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO EN LAS PRÁCTICAS DE
RECURSOS HUMANOS: UN SECRETO A VOCES

Existen procesos de gestión humana que promueven la


segregación horizontal y vertical de la mujer, y ello se traduce en
serias dificultades para su acceso y permanencia en el ámbito del
trabajo en condiciones de igualdad. El objetivo principal del
artículo radica en analizar cinco prácticas de gestión humana
desde la perspectiva de género, retomando aspectos que en la
literatura sobre el tema se han identificado como los de mayor
permeabilidad a prejuicios y estereotipos de género. Así, con base
en la revisión de la literatura, es posible concluir que en las
prácticas de gestión humana, al no ser formalizadas y
adecuadamente instrumentalizadas, permiten perpetuar este tipo
de discriminación. Por tanto, se concluye que la perspectiva de
género en la gestión humana trasciende lo operativo y lo
estratégico; es un asunto de observancia de derechos humanos
que permite generar mejores entornos con mayor calidad de vida
y bienestar, frente a lo cual las empresas tienen un papel
protagónico.

CONCLUSION:
Como se ha evidenciado, la discriminación por razones de género
en las organizaciones es una realidad que se instrumentaliza a
través de las prácticas de gestión humana. Académicos e
investigadores en torno al tema atribuyen este fenómeno a la
persistencia de valores sociales y de la cultura organizacional,
como son los estereotipos y prejuicios de género desfavorables
hacia la mujer en el contexto del trabajo.
Al parecer los valores androcéntricos que han permeado el ámbito
del trabajo se constituye en una fuente importante para que las
organizaciones adopten prácticas de gestión humana que
dificulten el acceso y la permanencia de la mujer en igualdad de
condiciones.
La segunda mitad del siglo XX estuvo caracterizada por un
aumento sostenido en la proporción de mujeres vinculadas al
mundo el trabajo, situación que ha reclamado una revisión y
ajustes a la forma que se gestionan una fuerza laboral diversa.
Estos planteamientos se han documentado ampliamente en
journals, textos de carácter académico y gerencial y revistas;
también se han socializado en eventos científicos y empresariales.
No obstante, su implementación es aún incipiente.
Las prácticas de gestión humana que comúnmente se conocen y
adoptan han sido diseñadas con base en antiguos patrones de la
composición laboral que han demostrado ser garantes de procesos
de segregación horizontal y vertical en las organizaciones. Para
algunas organizaciones, más que una dificultad, incorporar la
perspectiva de gestión de género y diversidad se constituye en
una oportunidad de cara a la globalización de la economía; en este
sentido, el Instituto Europeo para la Gestión de la Diversidad
resalta que el 83% de las empresas de la Unión Europea reconocen
que gestionar adecuadamente la diversidad organizacional
aumenta la eficacia organizacional, genera mayores oportunidades
de mercado y permite mayores ventajas competitivas.
Perseverar en el uso de técnicas y métodos que de manera
sistemática han demostrado obstaculizar el acceso y la
permanencia de la mujer en el ámbito del trabajo y que
complementariamente no son garantes del rendimiento individual
y organizacional puede sonar contradictorio; pese a ello, la
realidad indica que tales prácticas aún se mantienen. En este
sentido, le evidencia es incuestionable; existe un mercado laboral
“femenino” caracterizado por menor remuneración, menor tasa de
participación en el mercado de trabajo, menor acceso a procesos
de formación y trato equitativo en los proceso de evaluación de
desempeño. El mercado laboral “masculino”, entre tanto, goza de
mayores privilegios. [...]
Hinestroza Grueso, M. P. (2009) La discriminación de género en las prácticas
de recursos humanos: un secreto a voces. Colombia (pp 24-25) Bogotá: Revista
Javeriana.

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LA DESIGUALDAD DE GÉNERO
Abordar los temas de mujeres a veces parece absurdo, algunos
creen que es una forma de autoexcluirse, pero es imperiosa la
necesidad de que nosotras destaquemos algunos aspectos que
son parte de nuestros derechos inherentes como seres humanos
permanentemente ignorados, violentados e incluso presentados
como burla.

Es obvio que nos ha tocado librar luchas desiguales en todos los


campos; que a muchas solo se les considera como “cuidadoras” de
alguien más, como esas personas a quienes se les asigna el papel
de madre, de educadora, de enfermera, de psicóloga y todos los
oficios y profesiones que atañen a alguien que se tiene que
dedicar a los demás.

Hay que aclarar que asumimos con toda ternura y amor esas
funciones, pero hacemos mucho más que eso. Fue hasta hace
pocos años cuando los hombres empezaron a asumir algunas
tareas que antes eran exclusivamente atribuidas a las mujeres,
como hacerse cargo de los niños, además de llevarlos a la escuela,
que era algo representativo de un símbolo de estatus y que
aportaba a la imagen de un buen padre. Hoy día ellos también
cambian pañales, cargan a los niños, se desvelan y, junto a su
compañera, los cuidan y los forman.

Por supuesto que todavía persisten muchos que siguen apegados


a los arcaicos estereotipos machistas, que reducen el rol de las
mujeres al ámbito privado. Se ha discutido sobre el papel de la
mujer desde varias ópticas, unas muy conservadoras donde
también se sitúan congéneres nuestras, pero hay otras mucho más
avanzadas. Por lo general los aspectos en discusión se han
centrado en la violencia por razón de género y con razón, dado
que ha sido un delito cometido con toda impunidad, hasta que se
legisló y ahora las mujeres están más protegidas y han perdido el
miedo a denunciar. Esto no quiere decir que esa violación a
derechos humanos no continúe, pero también sigue el esfuerzo
social por erradicarlo. Los medios ya hacen enfoques más
ecuánimes y apropiados al respecto.
Otro asunto muy grave es el incremento de embarazos en niñas y
adolescentes, a pesar de que entidades especializadas como el
Observatorio de Salud Reproductiva han hecho titánicos esfuerzos
para que el Estado y la sociedad contribuyan a que este aberrante
y despreciable problema se erradique.

Está más que probado que las niñas y adolescentes no están


preparadas, ni social ni físicamente, para ser madres; que quien
embaraza a una menor comete un delito, robándoles el derecho
de disfrutar de esa etapa de su vida, limitándoles sus
oportunidades de desarrollo y truncando sus vidas.

Es horrible saber que niñas de 10 años han sufrido violación y han


dado a luz a otro ser. Y más tremendo aún que los agresores son
padres, familiares o personas cercanas a ellas. Los medios de
comunicación han contribuido a difundir de manera apropiada
estas noticias que antes no ocupaban espacios en la prensa, lo
cual debe ser reconocido y aplaudido.

Ahora más mujeres han ingresado a la educación superior, al


grado de que su matrícula estudiantil es más alentadora, ya que el
año pasado el 53.6% de los estudiantes inscritos en la Universidad
de San Carlos eran mujeres. Sin embargo, cuando se analizan
aspectos referidos con el trabajo y las categorías de los puestos,
hay una tendencia generalizada a que las mujeres perciben menos
salario que los hombres, en la misma categoría de empleo.

Estudios especializados lo demuestran. El año pasado el informe


del Foro Económico Mundial (FEM) indicó que aunque las mujeres
están mejor educadas que los hombres en todo el mundo, sus
posibilidades de ascender a posiciones de liderazgo son de solo el
28% en comparación con los hombres y continúan recibiendo
salarios más bajos que ellos. Y la consultora McKinsey indicó que
la desigualdad de género no es solamente cuestión moral y social,
sino es un reto económico.

Alamilla, E.(2017) La desigualdad de género. Guatemala: Org.


Alainet.

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DESIGUALDAD DE GÉNERO
Por cada hombre, hay 1,26 mujeres con formación universitaria,
pero eso apenas se refleja en los ingresos de la población
femenina
En términos relativos, Costa Rica muestra notables avances en
materia de equidad de género, a juzgar por un reciente informe
del Foro Económico Mundial. Comparada con América Latina y aun
con el resto del mundo, nuestra nación sale bien librada. No hay,
sin embargo, motivos para celebrar. El panorama global es
lamentable y nuestra ubicación en los primeros lugares de la lista
es consuelo de tontos. Por el contrario, algunos índices favorables
más bien nos condenan.

Poco importa la ventaja de las mujeres en formación universitaria.


Por cada hombre, hay 1,26 mujeres con título, pero eso apenas se
refleja en la participación real en la distribución de los ingresos. La
encomiable estadística educativa solo comprueba que el esfuerzo
de la mujer costarricense no se ve recompensado.

A largo plazo, si las soluciones deseables no alteran


favorablemente el curso de los acontecimientos, los logros
femeninos en el campo de la educación terminarán por vencer la
desigualdad, pero solo se vive una vez y habrán pasado las
generaciones actuales, y quizá alguna futura, sin disfrutar lo que en
justicia les pertenece.

La promesa implícita en la creciente participación de la mujer en


política tampoco debe aplacar la impaciencia. Por cada hombre,
hay 0,44 mujeres en la función pública. Ocupamos el decimoprimer
puesto de países con más mujeres en el Parlamento y el
decimosegundo en cuanto a participación femenina en el
Gabinete, y eso sin insistir en la Presidencia del Ejecutivo, ganada
en febrero por doña Laura Chinchilla.

La participación femenina en la política y el Estado responde a


programas y leyes diseñados para ese fin. Es un área donde el país
pone el énfasis desde hace un cuarto de siglo, pero no se
corresponde con la realidad cotidiana del grueso de la población
femenina. Juzgar a partir del papel cada vez más destacado de la
mujer en la política es tornar invisible a la gran mayoría de
trabajadoras.

En general, la brecha de género nos ubica en el vigésimo octavo


lugar en el mundo y la clasificación que más nos debe importar, la
remuneración obtenida por el mismo trabajo, nos coloca en el
puesto 72. Esa es la cifra más importante porque, expresada de
otra manera, significa que las mujeres ganan el 66% del ingreso
pagado a un hombre por desempeñar la misma tarea, con igual o
mayor excelencia. Este es, finalmente, el dato que nos debe ocupar
y también el motivo para no celebrar el carácter relativamente
favorable de las clasificaciones obtenidas.

El primer puesto en Centroamérica, el tercero en Latinoamérica y el


Caribe, o el vigésimo octavo en el mundo significan muy poco
frente a condiciones tan injustas. Nadie en su sano juicio defiende
semejante desigualdad, pero persiste. Por eso, en esta como en
otras materias debemos medirnos frente a nosotros mismos y
nuestro sentido de la equidad y la justicia.

Si no, midámonos contra los mejores, contra los países


escandinavos, porque sus logros en esta materia deben ser la
meta. Islandia, Noruega, Finlandia y Suecia son dueños de los
primeros cuatro lugares y demuestran que un país puede hacerse
rico si aprovecha las potencialidades de toda su población y no
solo de la mitad.
No se trata de menospreciar los avances obtenidos, sino de
justipreciar el faltante y diseñar las políticas apropiadas para cerrar
la brecha. La tarea es urgente porque confiar en el efecto benéfico,
a largo plazo, de la participación de la mujer en la política o su
avidez por el aprendizaje implica traicionar las justas aspiraciones
de las mujeres de hoy, todas madres, hijas, hermanas o esposas de
hombres que disfrutan, en la sociedad actual, de una injustificable
ventaja.

Anónimo (2010) Desigualdad de género. Costa Rica: La Nación.

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LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL ÁMBITO LABORAL

La violencia de género, es decir la violencia ejercida sobre la mujer


por el hecho de serlo, se ha convertido en un problema social de
permanente actualidad y de gran dimensión en nuestro país, como
también sucede en el conjunto de los países desarrollados. Aunque
sólo las agresiones físicas o psíquicas que sufren las mujeres en el
seno de la relación de pareja son objeto de protección por la Ley
Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género, la citada Ley también
considera como expresión de la violencia de género las agresiones
que sufre el sexo femenino en el ámbito laboral. La presente Tesis
Doctoral se propone analizar los comportamientos violentos de
que son objeto las mujeres en los lugares de trabajo y los medios
para prevenirlos, tomando como base la idea de que cuanto más
libremente puedan desarrollar su actividad, más cerca estaremos
de una sociedad igualitaria y mayores serán los niveles de
prosperidad y bienestar del conjunto de la sociedad

CONCLUSION:
Las estadísticas reflejan una incidencia considerable de
comportamientos incívicos hacia las mujeres trabajadoras. Pese a
lo alarmante de estos datos los expertos señalan que lo que se
conoce es sólo la punta del iceberg de lo que existe porque
estamos ante un delito oculto, esto es, un delito que sale a la luz y
se denuncia proporcionalmente muy poco y, por tanto, sus
verdaderas cifras son difíciles de conocer.
Estamos ante un problema socio-laboral de relevancia, que está
provocando unos daños en la salud de la población femenina muy
graves y que supone una barrera para conseguir la igualdad de
derechos y oportunidades entre mujeres y hombres en todos los
campos. Conocer mejor su marco normativo, así como la tipología
de supuestos planteados constituye un presupuesto para combatir
adecuadamente las causas.
Para erradicar las agresiones de que son objeto las mujeres en el
ámbito laboral es imprescindible avanzar en diversos campos,
siendo fundamental la construcción de un nuevo modelo social en
donde participen ambos sexos en términos de igualdad.

Uris Lloret, J. M.(2014) La violencia de género en el ámbito laboral .


Murcia: Universidad de Murcia.

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EN BÚSQUEDA DE UNA PSICOLOGÍA CRÍTICA EN LOS ÁMBITOS
LABORALES
Ante el abandono que la psicología crítica (Walkerdine, 2001) ha
mostrado por el desarrollo de perspectivas alternativas a la
psicología industrial organizacional, este artículo presenta campos
de investigación e intervención que se dirigen a responder
preguntas en relación con por qué y para qué nos organizamos de
determinadas formas para trabajar, en lugar de las tradicionales
preguntas sobre cómo hacer más eficiente el proceso productivo
típicas de la psicología convencional. Los estudios adelantados con
relación al trabajo dentro de la psicología discursiva (Parker, 1997),
la psicología social de las organizaciones (Schvarstein, 1992), la
psicología social del desempleo (Jahoda, 1982) así como las críticas
ideológica (Prilleltensky, 1994) y post estructuralista (Hollway,
1991), se señalan como posibles caminos para la construcción de
una psicología crítica en relación con el trabajo. Se discute la
pertinencia de la crítica psicológica y de nuevos caminos de
investigación e intervención ante las condiciones en las que se
desenvuelve el trabajo contemporáneamente.

CONCLUSION:
Dentro de lo que contemporáneamente se conoce como
psicología crítica se ha dejado de lado el mundo del trabajo. En la
búsqueda de investigaciones de corte psicológico o que están en
relación muy cercana con la disciplina fueron presentados campos
o áreas que ofrecen posibilidades de investigación e intervención
sobre las cuales construir una psicología crítica con respecto a los
ámbitos laborales. Fueron presentados cinco posibles campos
sobre los cuales se puede empezar a construir un cuerpo de
conocimiento que asuma perspectivas diferentes a la psicología
convencional. Estos campos pueden ser considerados como las
bases para desarrollar una psicología crítica como rama de la
disciplina. Solamente se mencionaron algunos de los estudios más
prominentes o los que señalaron y abrieron posibilidades de
investigación. Aunque las áreas que se consideraron han producido
muchos más estudios, estos continúan siendo esfuerzos aislados, la
producción continúa estando dispersa y no muy bien conocida. Sin
embargo cada día resultan más pertinentes esta clase de
investigaciones dadas las condiciones de desindustrialización,
flexibilización, desmejoramiento de las condiciones laborales o bien
como algunos anuncian, el fin de la sociedad del trabajo.
Precisamente son estos cambios los que están invitando a
desarrollar una psicología crítica con respecto al mundo laboral.
Otras ciencias sociales cercanas casi desde su fundación han
asumido perspectivas que hacen una crítica a la situación en la que
se desenvuelve el trabajo. La disciplina psicológica por el contrario
se ha mantenido alejada de esta intención resguardándose en la
practicidad de las herramientas que propone y en la aparente
neutralidad del conocimiento que produce. Posiblemente
desarrollar un conocimiento crítico en relación con el trabajo
dentro de la disciplina no sea una tarea fácil. Esto debido
precisamente al lugar que tiene la psicología en los ámbitos
laborales en donde solamente se demandan aplicaciones prácticas
que incrementen la productividad del trabajo. En donde además
las conexiones entre universidad e industria dificultan aún más el
proceso. Cada día las empresas están más involucradas en los
temas y formas en las cuales debe ser conducida la investigación
social. Esto es especialmente relevante en el campo de las
organizaciones y del trabajo en el cual las industrias requieren de
profesionales con entrenamientos útiles a sus fines productivos
reduciendo de esta forma el espacio académico para la
investigación y la crítica. No es común que las empresas paguen
por investigaciones que están dirigidas a criticar o hacer evidente
situaciones de injusticia, falta de democracia o la desigualdad e
inequidad que puede estar ocurriendo en la vida organizacional.
Sin embargo, los campos que se señalaron muestran que es
posible conducir investigaciones en temas que hasta hace unos
años, o bien se consideraban sin importancia alguna o bien se les
consideraba como un tabú. Por último vale la pena anotar que los
estudios con una perspectiva crítica obviamente tocan las
relaciones de poder, por lo cual no se trata de aislarlos en una
discusión entre los que estén interesados en perspectivas de este
estilo, sino por el contrario, se trata de entrar en un diálogo con la
psicología convencional que conduzca a explorar nuevas formas de
organizarnos para trabajar. Para iniciar este diálogo quizá sea más
pertinente que nunca tomar los consejos de Gergen (1994) con
respecto a los límites de la crítica. La interacción y la auto-ironía
serían las claves para evitar el aislamiento entre conocimientos con
perspectivas y tradiciones diferentes.

Pulido Martínez, H. C. (2004) En búsqueda de una psicología crítica


en los ámbitos laborales. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

 NACIONAL

PARA REDUCIR LAS DESIGUALDADES SE TIENE QUE PONER FIN A


LAS BRECHAS DE GÉNERO
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, dijo que la mejor
manera para reducir la desigualdad pasa por equiparar las
condiciones laborales de hombres y mujeres.
La Cepal señala que el mercado laboral es la llave para igualdad de
las mujeres en América Latina y el Caribe.
Esto es lo que propone el FMI para frenar la creciente desigualdad: La
directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine
Lagarde, dijo que la mejor manera de reducir la inequidad en el
mundo es eliminando las disparidades de género.

"La mejor manera de reducir las desigualdades sería poner fin a las
disparidades entre hombres y mujeres. No hay ninguna discusión al
respecto", comentó la exministra de Finanzas francesa en una
conferencia de prensa, que cita la agencia AFP, como parte de la
Reunión Anual de su institución y el Banco Mundial (BM).
La brecha de género en América Latina. Según la Cepal, en América
Latina y el Caribe el 78.1% de las mujeres que están ocupadas lo
hacen en sectores definidos como de baja productividad, lo que
implica peores remuneraciones, menor contacto con las tecnologías y
la innovación y en muchos casos empleos de baja calidad.

El organismo regional indicó recientemente que el salario de las


mujeres en el 2014 en América Latina era solo el 84% por ciento de lo
que ganan los hombres. "Las brechas salariales de género persisten
como obstáculo para la autonomía económica de las mujeres y la
superación de la pobreza y la desigualdad en la región".

Las mujeres siguen ganando menos que los hombres en posiciones


iguales.

Anónimo (2017) Para reducir las desigualdades se tiene que poner fin
a las brechas de género. Perú: RPP Noticias.

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PANORAMA DE LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN PERÚ

El Día Internacional de la Mujer se conmemora en honor a las 146


mujeres trabajadoras que murieron en un incendio ocurrido en un
taller textil en Nueva York. Después de esta tragedia, ¿se alcanzaron
todos los derechos. La más reciente conmemoración del Día
Internacional de la Mujer no solo nos recordó los avances
conseguidos a base de luchas, sino los retos que aún mantenemos
pendientes.
Todos los 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer
en honor a las 146 mujeres trabajadoras que murieron en un incendio
ocurrido en una fábrica textil de la ciudad de Nueva York. La tragedia
sucedida en 1911 reveló la situación precaria en la que ellas laboraban
pero también marcó el camino hacia cambios. Antes y después de
este episodio, las mujeres mantuvieron una lucha constante para
alcanzar los mismos derechos que los varones. Sin embargo, a pesar
de los avances y logros obtenidos durante estos años, la brecha de la
disparidad aún sigue latente, además de situaciones de violencia que
las vulneran día a día.
Esta situación es compartida —en distinto grado— en países de todo
el mundo, por ello el último 8 de marzo en lugar de celebraciones, se
realizó el Paro Internacional de Mujeres. Más de 50 países se sumaron
a esta movilización para exigir una vida más justa y libre de violencia.
Si bien el Perú redujo algunas brechas sociales en los últimos años,
los panoramas de desigualdad de género aún persisten en nuestro
país.

LA BRECHA SALARIAL
De acuerdo a Eliana Villa, representante de ONU Mujeres, el promedio
del ingreso mensual de las mujeres peruanas es de 1053 soles,
mientras que los varones ganan 1475 soles.
“Los varones ganan más dinero por el mismo trabajo que realizan las
mujeres. Hay un prejuicio instalado en los empleadores. Piensan que
el trabajo de la mujer es complementario o adicional al que hace el
varón. Con esta desigualdad perdemos todos”, aseveró. Por otro lado,
aseguró que los roles de género contribuyen a la desigualdad en la
distribución del trabajo en el hogar. Las mujeres dedican 24 horas
más en las actividades del hogar que los varones.

“El trabajo que se realiza en los hogares es subestimado y no


remunerado (…) No solo se realiza las actividades de cocinar o
planchar, también interviene el cuidado de los niños u otros familiares.
Esto lo hacen las mujeres, incluso las niñas”, remarcó.

ESCASA PARTICIPACIÓN POLÍTICA


Con respecto al parlamento de los tres últimos periodos, no se ha
logrado pasar el 30 por ciento de la representación femenina en el
Congreso. En el caso de los gobiernos regionales, durante estos
mismos periodos, de un total de 74 gobernadores, solo una mujer ha
sido elegida. “Siempre se repite que las mujeres no estamos
preparadas para ocupar un cargo. Esto a pesar de que el Jurado
Nacional de Elecciones (JNE) señaló que las mujeres que postularon al
Congreso tuvieron mayor nivel de educación que los varones”, resaltó
Eliana Villar.
Del mismo modo, Ana María Romero – Lozada, ministra de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables (MIMP), señaló que la participación política
minoritaria de las mujeres daña el principio de la representatividad
ciudadana y deslegitima la democracia. “El machismo en las
organizaciones políticas, el acoso político, el poco acceso a entrevistas
en los medios de comunicación y el costo económico de las
campañas son algunas trabas para la participación política de las
mujeres”, argumentó.
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
A las brechas salariales y la escasa participación política se suma la
violencia perpetuada hacia las mujeres. En los últimos tres años, el
promedio nacional de mujeres que han sufrido algún tipo de violencia
por sus parejas representa más del 70 por ciento. En el caso de la
violación sexual, Perú tiene la segunda tasa más alta en denuncias en
América Latina. Según los Centro de Emergencia Mujer (CEM), durante
el 2015, el 70 por ciento de las víctimas son menores de 17 años. De
acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), cada
día cuatro niñas entre 11 y 14 años de edad salen embarazadas.
Muchas de ellas mueren al dar a luz.

SITUACIÓN DE LAS MUJERES INDÍGENAS Y CAMPESINAS


La lucha de las mujeres indígenas de nuestro país también es
constante. La mayoría de ellas enfrentan otro tipo de violencia. Sufren
persecución por la defensa de sus territorios y el agua. “Como
campesinas, nosotras venimos trabajando la soberanía alimentaria
desde la crianza de los animales, la semilla y el agua. Nosotras
trabajamos en armonía con la naturaleza”, argumentó Teodomira
Figueredo, lideresa de la Federación Agraria Departamental Illathupa
de Huánuco (FADITH). Ante esta situación, Ketty Marcelo, presidenta
de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y
Amazónicas del Perú (ONAMIAP), afirmó que las demandas sobre las
mujeres indígenas son invisibilizadas. “Nos están asesinando.
Recordemos la muerte de Berta Cáceres y la persecución a Máxima
Acuña. Estas mujeres son emblemáticas y representan la lucha de las
mujeres indígenas”, agregó.

CURRÍCULO NACIONAL
Una de las alternativas para combatir la desigualdad de género es la
implementación del Currículo Nacional. El enfoque de género e
interculturalidad propuestos dentro de la pedagogía escolar son
cruciales para la promoción de la igualdad de oportunidades en el
país.
“La Igualdad de Género se refiere a la igual valoración de los
diferentes comportamientos, aspiraciones y necesidades de mujeres y
varones (…) Todos tienen las mismas condiciones y posibilidades para
ejercer sus derechos, contribuyendo al desarrollo social”, se lee en el
currículo.

Sin embargo, en estos últimos días se ha iniciado una ola de


desinformación sobre este tema, basada en engaños e intolerancia. La
mayoría de los argumentos que están en contra del currículo están
suscritos en el nombre de la fe. Al respecto, María Ysabel Cedano,
representante del Comité de América Latina y el Caribe para los
derechos de las mujeres, alertó que estos acontecimientos amenazan
la lucha por alcanzar igualdad de oportunidades en la sociedad.
“Todas las conquistas podrían retroceder ya que el patriarcado y el
machismo están encarnados en personas, como en los líderes y las
organizaciones políticas. Ellos están en contra de la igualdad de
género. Tienen mucho dinero y poder”, aseveró. En la misma línea,
Jorge Prado, coordinador del Pacto de Unidad de Organizaciones
Indígenas, señaló que la finalidad de la campaña ultraconservadora
"Con mis hijos no te metas" es deslegitimar la participación igualitaria
entre mujeres y varones.

“Se pretende decir que la participación igualitaria de mujeres y


varones no es lo correcto. Si no sabemos afrontarla viviremos en una
situación de desequilibrio El tema de participación y el rol de la mujer
son de mucha importancia”, enfatizó. Después de analizar el
panorama de las brechas que aún persisten entre varones y mujeres,
¿podemos decir que la igualdad de género se está alcanzando en
Perú? ¿Estamos generando igualdad de oportunidades? ¿Ha cesado la
violencia hacia las mujeres y niñas? A pesar que la respuesta es aún
negativa, esta es una lucha que ya no solo pertenece a las mujeres
sino a todos, para vencer cualquier tipo de disparidad y ser una
sociedad más justa.

Castro, Meylinn (2017) Panorama de la desigualdad de género en


Perú. Lima: Organización Web Servindi.

━━
DESIGUALDAD DE GÉNERO: EL PELIGRO QUE SUPONE PARA LA
ECONOMÍA

Esta semana la ONU advirtió sobre los riesgos que representa la


desigualdad de género para el crecimiento económico peruano.
Esta semana la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó
sobre la desigualdad de género en la participación laboral en el Perú.
Si bien en todo el mundo existe una brecha en la participación
laboral, en el Perú esta es tan grande –18 puntos porcentuales– que
no solo afecta cuestiones de equidad de género, sino que podría
repercutir en el futuro patrón de crecimiento económico del país,
advirtió George Gray, economista principal para América Latina y el
Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD).
En ese sentido, ¿cuáles son los retos para que más mujeres se
inserten a la fuerza laboral en el Perú? En los últimos 10 años, el
número de mujeres que trabaja en el mercado formal se ha
incrementado en 23,2%, sumando así 6,9 millones. Sin embargo, Hugo
Ñopo, investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo
(Grade), critica que en el Perú se subutilice el capital humano que
representa casi la mitad de la población nacional y así se pierda la
oportunidad de incrementar la productividad de la fuerza laboral.

Hoy el 49,7% de las mujeres egresadas ha obtenido un título


profesional, cifra mayor en 13,3 puntos porcentuales a la de los
hombres (36,4%), según el INEI. Pese a la mayor calificación, las
mujeres no tienen las mismas tasas de empleo, formalidad ni los
mismos salarios que los hombres. Para Ñopo, el incremento de
participación laboral femenina no se ha dado en el empleo óptimo,
sino en aquel que es a tiempo parcial, informal o autoempleo.

Un indicador que resalta el PNUD es la tasa de actividad de empleo


por sexo: la de las mujeres alcanza el 63,4% al 2014, mientras que la
de los hombres, el 81,4%. ¿A qué se debe la diferencia?
Un primer factor es la distribución del tiempo que hace la persona. En
ese sentido, mientras que los hombres en las zonas urbanas dedican
14 horas a la semana a trabajos no remunerados (labores domésticas);
las mujeres les dedican 37 horas, según la Encuesta Nacional del Uso
del Tiempo del 2010 –la única que se ha hecho en el país–.

Ñopo opina que esta diferencia de horas y la carga laboral extra que
recae sobre las mujeres es una desventaja competitiva para ellas al
momento de insertarse al mercado laboral remunerado. La
responsabilidad doméstica a su vez origina que las mujeres tiendan a
desenvolverse más en trabajos informales, de horario parcial o el
autoempleo; y es precisamente estos tipos de trabajo donde la brecha
salarial entre hombres y mujeres es mayor, apunta Ñopo.
De hecho, la carga laboral doméstica de las mujeres fue resaltada por
el INEI: “La mayor incorporación de las mujeres en la actividad
económica se relaciona con la disminución de las tasas de fecundidad
y el acceso a la educación, aumentando su disponibilidad de tiempo
para acceder a una actividad remunerada”, señala la institución en su
nota de prensa de marzo pasado.
El trabajo no remunerado (producto bruto del hogar) representa entre
S/124.000 y S/104.000 millones del 2010, lo cual representa cerca del
25% del PBI, detalla Arlette Beltrán, profesora de la Universidad del
Pacífico.

¿QUÉ HACER?
“La idea no es pagar ese trabajo [no remunerado] necesariamente,
sino generar mecanismos que alivien esa carga hacia ellas y hacia
cualquier persona que tenga que realizarlo”, explica Beltrán. Esto
incluye una mejor distribución de labores dentro de casa, y una mayor
oferta por parte del Estado de mejores servicios públicos que puedan
reducir o hacer más sencillas estas labores domésticas (como
guarderías, mejor atención de salud para reducir carga de cuidado de
enfermos y ancianos, entre otras cosas).

Grey también considera importante que el Estado implemente


políticas de acción afirmativa, tanto para la reducción de la brecha
salarial como la de economía de cuidado –trabajo doméstico no
remunerado–. Por ejemplo, proporcionar sistemas de cuidados y
políticas en el mercado laboral, como la promoción de mujeres en
cargos gerenciales o cuotas de representación femenina.
Ñopo considera que esto es parte de la solución, pero encuentra
ciertos problemas. Opina que, por ejemplo, los centros de desarrollo
infantil temprano tienen efectos limitados en la participación laboral
femenina. “Nosotros tendemos a pensar que las disparidades y
brechas salariales, la discriminación de género, entre otros, deberían
resolverse con normas, pero parte de la solución no está ahí sino en
los hogares”, afirma Ñopo.

PRIMEROS PASOS
No solo las familias y el Estado podrían aliviar la carga de las mujeres.
Las empresas también pueden tener una participación activa en este
objetivo.

El ránking de equidad de género en las empresas premia


precisamente estas acciones entre las firmas en el Perú. Este año
participaron 54 empresas –32 más que el año pasado– y Marriott
Perú, Banco Falabella Perú y PwC fueron las que ocuparon los tres
primeros puestos.
Andrea de la Piedra, cofundadora de la consultora Aequales, que
elabora este ránking junto a OWIT (Organización Internacional de
Mujeres en Negocios en Perú), explica que un 46,3% de las empresas
participantes del ránking este año otorga descanso pre y postnatal
adicional al legal para madre y padre, y muchas de ellas lo hacen solo
para los padres –pues este consiste solo en cuatro días–.

De la Piedra advierte que falta concientizar a las empresas de que no


basta con respetar por igual los derechos de hombres y mujeres. “Hay
que implementar acciones para reducir las brechas [de género],
porque la sociedad ya tiene brechas. Simplemente no hacer nada es
obviar un problema existente”, opina la especialista.

Grupo El Comercio (2016) Desigualdad de género: El peligro que


supone para la economía. Lima: Empresa Editora El Comercio.

 LOCAL
━━
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL DESEMPEÑO LABORAL EN LA
EMPRESA DE GENERACIÓN ELÉCTRICA DEL SUR, PERIODO 2011-
2013

El presente trabajo de investigación, tiene como objetivo general


determinar la correlación entre los niveles de inteligencia emocional y
el desempeño laboral en los trabajadores de la Empresa de
Generación Eléctrica del Sur, periodo 2011-2013. El desarrollo de la
investigación parte de la hipótesis que la inteligencia emocional se
correlaciona con el desempeño laboral en la Empresa de Generación
Eléctrica del Sur, periodo 2011-2013. El tipo de investigación es
correlaciona! - descriptiva y el diseño de la investigación es no
experimental de corte transversal. Para el trabajo de campo, se aplicó
un cuestionario a todos los trabajadores de la empresa que se
encuentran en planilla, la cual totaliza la cantidad de 60 personas. Los
resultados del estudio demuestran que los niveles de inteligencia
emocional de los trabajadores de la Empresa de Generación Eléctrica
del Sur son directamente proporcionales a sus desempeños laborales
en la mayoría de los casos. El estudio realizado servirá de base para
que otros investigadores continúen profundizando el tema, como
fundamento de la importancia de la inteligencia emocional en el
desempeño laboral.

CONCLUSIONES:
PRIMERO: Los resultados de la investigación demuestran que la
relación de la inteligencia emocional (variable independiente) es
directamente proporcional a su desempeño laboral (variable
dependiente) en la mayoría de los casos estudiados, aceptándose 12
de 15 hipótesis alternativas con una concomitancia de media a
moderada eh 9 hipótesis específicas, por lo tanto se concluye que se
acepta la hipótesis general que señala que existe correlación entre la
inteligencia emocional y el desempeño laboral en los trabajadores de
Egesur, periodo 2011-2013.

SEGUNDO: En relación al indicador autoconocimiento, los resultados


de la investigación demuestran que existe correlación del indicador
con el desempeño laboral en los trabajadores de Egesur, periodo
2011-2013, con una correlación de nivel medio a bajo (H1=51.4%,
H2=66.1 %, H3=37.6%)

TERCERO: En relación al indicador autorregulación, los resultados de


la investigación demuestran que existe correlación del indicador con
el desempeño laboral en los trabajadores de Egesur, periodo 2011-
2013, con una correlación de nivel medio a bajo (H4=46%, Hs=25.6%).

CUARTO: En relación al indicador motivación, los resultados de la


investigación demuestran que existe correlación del indicador con el
desempeño laboral en los trabajadores de Egesur, periodo 2011-2013
con una correlación de nivel moderado (H7=70.6%, Ha=60.9%,
Hg=72.4%)

QUINTO: En relación al indicador empatía, los resultados de la


investigación demostraron que no existe correlación significativa del
indicador con el desempeño laboral en los trabajadores de Egesur,
periodo 2011-2013.

SEXTO: En relación al indicador habilidades sociales, los resultados de


la investigación demostraron que existe correlación del indicador con
el desempeño laboral en los trabajadores de Egesur, periodo 2011-
2013, con una correlación de nivel moderado (H13=?0.2%,
H14=62.6%, H15=66.?%).

Huacac Trujillo, M. R. (2014) La inteligencia emocional y el desempeño


laboral en la empresa de generación Eléctrica del Sur, periodo 2011-
2013. (Tesis de grado) Tacna: Universidad Nacional Jorge Basadre
Grohmann.

II.2 BASES TEORICAS

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en 1948, junto


con describir aquellos derechos básicos, inalienables y universales, da origen
a la formación de un cuerpo normativo relativo a la protección de los
derechos humanos. Surge tras la traumática experiencia de la Segunda
Guerra Mundial, del fascismo y el holocausto judío, siendo la carta de
consenso base para los Estados Partes que se habían reunido en la
Organización de las Naciones Unidas. Como señala Norberto Bobbio, con
esta Declaración se inicia la fase de afirmación universal y positiva de los
derechos humanos, que se materializa en la búsqueda de instrumentos de
defensa de los mismos. En cuanto a sus fuentes filosóficas, diversos autores
señalan que el surgimiento de los derechos humanos se relaciona con el
nacimiento de una concepción individualista de la sociedad, propia de la
modernidad. En ella los individuos son reconocidos como sujetos de un
conjunto de derechos, centrados sobre todo en la libertad individual,
oponiendo el ciudadano al súbdito. Esta visión supone la existencia de
derechos naturales que deben ser defendidos frente al Estado, siendo la
libertad el derecho principal (Locke). No obstante, además de la libertad
individual, instala la noción de la igualdad y el rol del Estado como garante
de los derechos. La Declaración, en su artículo primero señala: “Todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”, y en el
artículo dos: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional
o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.” (DUDH,
1948, Artículo 2, punto 1). Asimismo, en el preámbulo afirma la igualdad de
derechos de hombres y mujeres y reconoce la dignidad y los derechos
iguales e inalienables de todo ser humano, cuando los Estados Partes
afirman: “… su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad
y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y
mujeres, y se declaran resueltos a promover el progreso social y a elevar el
nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad” (DUDH,
1948, preámbulo). Cuando la Declaración fue aprobada, hacía ya dos años
que funcionaba la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer,
creada en 1946, cuyo objeto es dar seguimiento a la situación de las mujeres
y promover sus derechos.

La Declaración avanza desde la universalidad de los derechos humanos


como supuesto filosófico, hacia la universalidad de hecho. Construye un
sujeto de derechos que tiene derechos frente al Estado, el ciudadano, pero
también va más allá cuando afirma el deber del Estado de garantizar la
protección, que es susceptible de ser brindada en el marco de la
cooperación internacional, todo ello con el objeto que el individuo se pueda
desarrollar libremente (Vianna y Lacerda, 2004). Este principio orienta la
segunda generación de derechos humanos, los Pactos sobre Derechos
Civiles y Políticos y sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales de
1966, que defiende no sólo la libertad individual, sino también la protección
social. El individuo, no sólo debe ser protegido de la arbitrariedad del
Estado, sino que el Estado debe promover sus derechos para asegurar la
construcción de su individualidad. Es decir, se amplía la noción de defensa
del individuo frente al Estado hacia la defensa del individuo por el Estado. Se
asienta así una relación entre libertad e igualdad, que será la base para la
construcción de la equidad de género como derecho humano (ibid). En
efecto, el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y
Culturales tiene como principio el reconocimiento de la dignidad inherente a
todas las personas y de sus derechos iguales e inalienables que constituyen
el fundamento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo. Reconoce que
el ideal de los seres humanos libres sólo puede concretarse a través de
condiciones que permitan a cada uno gozar de sus derechos económicos,
sociales y culturales, así como de sus derechos civiles y políticos, y obliga a
los Estados Partes a asegurar a hombres y mujeres igualdad en el gozo de
estos derechos económicos, sociales y culturales. Todos los pactos y
convenciones internacionales que apuntan a proteger los derechos humanos
posteriores a la Declaración de 1948, reafirman el principio de igualdad,
dando cuenta, por una parte, de la universalización de dichos derechos, pero
sobre todo, de una conciencia ética compartida por los Estados y de un
consenso internacional en torno a la prioridad de la igualdad entre mujeres
y hombres. Progresivamente dan origen al establecimiento de marcos
normativos regionales y nacionales que incorporan en mayor proporción la
protección de los derechos humanos y avanzan en un visión integral de los
mismos, inspirada en la idea que no hay libertad sin igualdad y tampoco
igualdad sin libertad (Advocaci, 2003). A continuación se sintetiza los
principales documentos de Naciones Unidas que dan cuerpo a los derechos
humanos de las mujeres: la Convención sobre la Eliminación de toda forma
de discriminación contra la mujer (CEDAW), la Declaración de Viena (1993),
la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo (1994),
su Programa de Acción Mundial y más adelante, la sesión de la Asamblea
Cairo +5, la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing (1995) y su
Plataforma de Acción Mundial, las Conferencias Regionales de la Mujer de
América Latina y el Caribe posteriores a Beijing, la Declaración del Milenio y
las Resoluciones de la sesión de 2004 del Comité CEDAW. Finalmente, se
incluye una reflexión sobre la titularidad de los derechos, desde una
perspectiva de género.
Tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, el feminismo, como
movimiento social por los derechos de la mujer tiene un primer desarrollo
en la segunda mitad del Siglo XIX. Reivindicaban la igualdad legal de
mujeres y hombres, pero crecientemente se centraron en la lucha por
sufragio. En América Latina, dicho movimiento se desarrolla a comienzos del
siglo XX y se mantiene, con variaciones, hasta aproximadamente los años
40-50 cuando en la casi totalidad de los países las mujeres lograron elegir y
ser elegidas, con las restricciones propias de la época. En todas partes, tras
la obtención del derecho a voto, el movimiento de mujeres declinó. En el
hemisferio norte, el temor a la Revolución Rusa, más la Depresión y la
Segunda Guerra Mundial fueron tiempos difíciles para las organizaciones de
mujeres, resurgiendo recién en la década de los 60. En Estados Unidos, junto
con otros movimientos, como el movimiento negro y el movimiento
estudiantil en contra de la Guerra de Vietnam. Es el tiempo de la “revolución
sexual”. En América Latina el resurgimiento se da en los años 70, en muchos
casos en el contexto de las dictaduras militares que asolaron la región. En
los años 80 el movimiento feminista vive la 3ª ola, con el debate acerca de
“las diferencias” entre mujeres, surgiendo los movimientos de mujeres afro
descendientes e indígenas. En 1949, Simone de Beauvoir había escrito su
libro “El segundo sexo”, señalando que el hombre ha definido a la mujer
como el lado oscuro de su ser, como complemento de menor valor. Acuñó
allí la famosa frase “La mujer no nace, se hace”, que da cuenta de la tensión
entre biología y cultura, dando un sustento filosófico y político, tanto para
las luchas de las mujeres en las décadas siguientes, como para el
surgimiento de los “estudios de la mujer” y, posteriormente, los estudios de
género.

La preocupación en el ámbito académico se inicia alrededor de los 70,


cuando se busca explicar la “subordinación de las mujeres” que las afecta a
todas o casi todas por igual. Kathe Millet (1970) acuñó entonces la noción
de “patriarcado”, como categoría explicativa. Paralelamente surgieron los
“estudios de la mujer” que buscaron generar conocimientos sobre las
condiciones de vida de las mujeres, sus aportes a la sociedad y la cultura,
hacerlas visibles en la historia, en la creación y en la vida cotidiana. Estas
elaboraciones son un producto del desarrollo de las ideas, del feminismo y
de las luchas por la emancipación de las mujeres, pero también de la
extensión del código ético elemental contenido en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos (De Barbieri, 1992).
Por su parte, la condición de las mujeres ha sido objeto de preocupación,
tanto en Naciones Unidas (Comisión de la Condición Social y Jurídica de la
Mujer) como en la Organización de Estados Americanos (Comisión
Interamericana de Mujeres). Con la Primera Conferencia Mundial de
Naciones Unidas sobre la Mujer (México, 1975) y el Decenio para la Mujer
(1975-1985), la búsqueda de la equidad de género y de la superación de la
discriminación que afecta a las mujeres entró a las agendas. En el ámbito de
las intervenciones para el desarrollo se identificó bajo la orientación de
“Mujeres en el Desarrollo”. En los años ´80 se comienza a generalizar la
noción de “género” como evolución posterior a la noción de “patriarcado” y
ante las limitaciones de los estudios de la mujer, en que se cuestiona el
estudio aislado de las mujeres y la supuesta homogeneidad de ellas. Aunque
el énfasis en las mujeres se justifica dada su posición de subordinación
generalizada en las diversas sociedades, se plantea la necesidad de estudiar
a las mujeres en relación con los hombres y con el sistema social en que
están insertos, el cual genera desigualdades y jerarquías de género. Esto es
lo que en la academia se llaman los Estudios de Género y en el ámbito de
las intervenciones sociales tiene su correlato en la orientación de “Género en
el Desarrollo”.

II.3 DEFINICION DE TÉRMINOS BÁSICOS


III. HIPÓTESIS Y VARIABLES
III.1 SISTEMA DE HIPÓTESIS
III.1.1 HIPÓTESIS GENERAL

La desigualdad de género en diferentes ámbitos laborales interrumpe el


desarrollo cómodo, estable, igualitario y ameno del trabajo, en todos sus
ambientes, en la ciudad de Tacna en el año 2017.
III.1.2 HIPÓTESIS ESPECÍFICA

Una gran parte de la población tacneña cree que la desigualdad de


género en diferentes ámbitos laborales, que como consecuencia tiene
acoso, violencia y explotación, es incitada en muchos casos por la mujer.
III.2 VARIABLES Y SU OPERACIONALIZACIÓN
VARIABLE 1.- DESIGUALDAD DE GÉNERO:
VIOLENCIA PSICOLÓGICA
- Maltrato por parte de jefes
- Maltrato por parte de compañeros
VIOLENCIA SEXUAL
- Insistencia en mantener relaciones coitales
- Tocamientos en partes íntimas
ACOSO
- Vigilancia
- Abuso de poder
- Violación del espacio personal
VARIABLE 2.- ÁMBITOS LABORALES
EMPLEOS INFORMALES
- Trabajos no legales ni con aseguramiento
- Trabajos clandestinos y de corto tiempo
TRABAJOS PROFESONALES
- Clima y salud laboral estable y cómodo
TRABAJOS DE OFICIO
- Trabajos en base a la experiencia vivida

IV. METODOLOGIA
IV.1 ENFOQUE DE INVESTIGACIÓN

Esta investigación se clasifica dentro del enfoque cuantitativo por cuanto


estudia un problema real y además, se pueden medir y cuantificar los
resultados. Sobre este tema Sampieri (2006) manifiesta que “para obtener
tales resultados el investigador recolecta datos numéricos de los objetos,
fenómenos o participantes, que estudia y analiza mediante procedimientos
estadísticos” (p. 5). Como lo evidencia la cita, en esta investigación se
recolectaron datos que luego fueron representados numéricamente.

Para la realización de esta investigación se contemplaron dos variables. Las


dos variables se definieron de acuerdo con las dimensiones teóricas y los
puntos de vista que manifiesta el problema objeto de estudio. Estas variables
fundamentaron el proceso metodológico, en el análisis e interpretación de
los datos, por cuanto fueron la guía que direccionaron todo el proceso de la
investigación, para tal efecto su definición se sustentó en la revisión teórica
de situaciones propiamente relacionadas con los objetivos que persigue la
investigación.

IV.2 TIPO DE INVESTIGACION

El tipo de investigación es exploratoria, porque el tema de los efectos socio-


emocionales de la desigualdad de género en diferentes ámbitos laborales en
la ciudad de Tacna en el año 2017, y solo existen estudios afines o
relacionados, pero se carece de una investigación directamente enfocada a
este asunto. Al respecto, Barrantes (2008), señala que “su objetivo es
examinar un tema poco estudiado” (p.131). También, es de tipo descriptivo,
pues permite recoger y medir información actual de manera independiente o
conjunta sobre el tema de los efectos socio-emocionales de la desigualdad
de género en los diferentes ámbitos laborales en la ciudad de Tacna en el
año 2017. Según Barrantes (2008), las investigaciones descriptivas “buscan
especificar las propiedades importantes de personas, grupos, comunidades o
cualquier otro fenómeno que sea sometido a análisis” (p.131), como se
pretendió en el estudio propuesto: describir la realidad que viven muchas
mujeres y hombres con respecto a la situación de desigualdad por género y
todas sus repercusiones en la ciudadanía tacneña.

Recapitulando, esta investigación fue exploratoria porque admitió el estudio


de la desigualdad por género, sus efectos sociales y sus repercusiones en el
desarrollo saludable, cómodo del ámbito laboral, informal, profesional u de
oficio y, descriptiva porque permitió revelar la vivencia que se da en el área
de trabajo en relación con la temática citada.

IV.3 DISEÑO DE INVESTIGACION

No exprimental

http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/icap/
unpan047693.pdf

IV.4 MÉTODO
Descriptivo

IV.5 POBLACIÓN Y MUESTRA


IV.6 TÉCNICAS E INTRUMENTOS DE RECOLECCION DE
INFORMACION
http://www.entremundos.org/databases/Herramientas%20de%20trabajo
%20en%20genero%20UNFPA.pdf

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