SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LA CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA: San Salvador, a las quince horas veintinueve minutos del 10-09- 2021
09-03.2020, se presentó un escrito firmado por el licenciado E.F.N., apoderado
general judicial del A.M.icipal de C. (folio 150), mediante el cual comprueba el pago de la autoridad administrativa citada, por la cantidad de cincuenta y siete dólares de los Estados Unidos de América con catorce centavos de dólar (US$57.14), en concepto de multa impuesta por esta S. en el auto de las diez horas con dieciocho minutos del cuatro de diciembre de dos mil diecinueve (folios 144 y 145). Además, adjunta original del recibo de ingreso del Ministerio de Hacienda número (****), a nombre del A.M.icipal de C., de fecha 09-03-2020 (folio 152).
19-08-2020, se presentó un escrito firmado por los licenciados R.A.M.G.,
H.S.O.S. y J.A.L.V., apoderados generales judiciales de Banco Davivienda Salvadoreño, Sociedad Anónima, que puede abreviarse, Banco Davivienda, S., mediante el cual (i) actualizan la personería con la que actúan en representación de la sociedad citada; (ii) presentan tres copias certificadas notarialmente del testimonio del poder general judicial con el que legitiman su personería (folios 156 al 167); (iii) señalan un lugar, un medio técnico y los números de cuenta del Sistema de Notificación Electrónica en los que pueden recibir notificaciones, indicando como cuenta común la del licenciado L.V.; y (iv) realizan una aclaración respecto de la naturaleza del acto administrativo impugnado en este proceso. I. Conforme con el artículo 15 inciso 3° de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa emitida mediante Decreto Legislativo número ochenta y uno, del catorce de noviembre de mil novecientos setenta y ocho, publicado en el Diario Oficial número doscientos treinta y seis, Tomo número doscientos sesenta y uno, de fecha diecinueve de diciembre de mil novecientos setenta y ocho, en adelante LJCA, ordenamiento derogado pero aplicable al presente caso en virtud del artículo 124 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa vigente; esta S. puede verificar ex officio y en cualquier estado del proceso los presupuestos procesales que condicionan el ejercicio válido de la acción contencioso administrativa. Por tanto, con fundamento en tal facultad, esta S. hace las siguientes consideraciones. A. Acto administrativo impugnado. Banco Davivienda El Salvador, Sociedad Anónima, que puede abreviarse, Banco Davivienda, S., ha impugnado un acto denegatorio presunto configurado a raíz de la ausencia de respuesta a una petición presentada al Alcalde Municipal y al J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal, ambos de C., el cinco de septiembre de dos mil diecisiete, relativa a un cálculo de los impuestos que le correspondía pagar, respecto del ejercicio de dos mil diecisiete, pero sobre la base de su capital contable; es decir, deduciendo sus pasivos, esto, en aplicación de los artículos 3, número 25, letra ch) de la Tarifa General de Arbitrios Municipales de C. ⸺TGAMCH⸺, 127 de la Ley General Tributaria Municipal ⸺LGTM⸺, 131 ordinal 6° de la Constitución y conforme a cierta jurisprudencia de la S. de lo Constitucional de esta Corte. B. Actuaciones administrativas que constituyen el contexto del presente caso. i. En virtud que la sociedad demandante posee una sucursal en el municipio de C., es que el J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal de C. determinó el impuesto respectivo, sobre dicho activo (una sucursal), respecto del ejercicio fiscal dos mil diecisiete, y de conformidad con el artículo 3, número 25, letra ch) de la TGAMCH. Concretamente, el catorce de marzo de dos mil diecisiete, la autoridad administrativa precitada realizó una determinación tributaria contra la impetrante, en concepto de impuesto a la actividad económica, más el cinco por ciento de tasa municipal por fiestas patronales, lo cual asciende a la cantidad de seis mil novecientos cuarenta y cuatro dólares de los Estados Unidos de América con noventa y siete centavos de dólar (US$6.944.97) (folio 144 del expediente administrativo). La resolución precitada fue notificada a la parte actora a las nueve horas con cuarenta y tres minutos del quince de marzo de dos mil diecisiete (folio 144 del expediente administrativo). ii. Ahora bien, la demandante social agregó una copia simple del auto definitivo pronunciado por la S. de lo Constitucional de esta Corte, a las ocho horas con cincuenta y tres minutos del veintiocho de abril de dos mil diecisiete, en el proceso de “amparo contra ley autoaplicativa” con referencia 459-2016 (folios 34 al 36). En tal proceso, el actor demandó a la Asamblea Legislativa pues consideró que el artículo 3, número 25, letra ch) de la TGAMCH, vulneraba su derecho de propiedad por infracción al principio de capacidad contributiva regulado en el artículo 131 ordinal 6° de la Constitución (elemento jurídico de la pretensión de amparo contra ley autoaplicativa). En lo relevante, en el auto definitivo supra se declaró improcedente la pretensión de amparo por «(…) no evidenciarse un agravio de trascendencia constitucional (…)» (folio 36). No obstante, como obiter dictum de tal auto (citándose la sentencia de amparo del diecinueve de abril de dos mil diecisiete, en el proceso referencia 446-2015), se relacionó que: «(…) es posible colegir que, si bien la ley permite restar a la base imponible del impuesto cuestionado ⸺activo imponible ⸺ las deducciones mencionadas en el art. 42 TGAMCH, ello no debe interpretarse en el sentido que estas sean las únicas que puedan excluirse para determinar el quantum del tributo, ya que las autoridades administrativas correspondientes, en aplicación del art. 131 ord. 6° de la Cn., deberán excluir del cálculo del impuesto las obligaciones que el contribuyente posee con acreedores (pasivo), con lo cual se tiene que el tributo establecido en el art. 3 número 25 letra ch) de la TGAMCH únicamente grava la riqueza neta de su destinatario, resultando acorde con el principio de capacidad económica (…)». iii. De folios 132 al 133 del expediente administrativo corre agregado el escrito presentado por la sociedad actora, al Alcalde Municipal y al J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal, ambos de C., el cinco de septiembre de dos mil diecisiete. En tal escrito solicitó, con base en la resolución descrita en el ítem anterior, un cálculo de los impuestos que debía pagar, pero sobre la base de su capital contable, todo ello, en aplicación de los artículos 3, número 25, letra ch) de la TGAMCH, 127 de la LGTM y 131 ordinal 6° de la Constitución. De esa petición no consta, en el referido expediente administrativo, una respuesta expresa. iv. Debido a la ausencia de respuesta se configuró el acto denegatorio presunto impugnado por medio de la demanda de mérito, presentada ante esta S. el veinticuatro de enero de dos mil dieciocho (folio 15). v. De lo descrito se denotan los siguientes hechos cardinales a la decisión del presente caso. La parte actora interpuso una demanda de amparo contra ley autoaplicativa en el año dos mil dieciséis. Antes de que la S. de lo Constitucional de esta Corte emitiera alguna decisión sobre el amparo promovido, la Administración Tributaria Municipal de C. determinó una obligación tributaria contra la sociedad demandante, con base en el activo que posee en esa circunscripción. Ahora, a pesar que la parte actora tuvo conocimiento de la resolución emitida por el J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal demandado, de fecha catorce de marzo de dos mil diecisiete (folio 144 del expediente administrativo); no consta en el expediente administrativo (o a partir de prueba aportada en el proceso) que haya hecho uso del recurso de apelación regulado en el artículo 123 de la LGTM. Pues bien, posterior a la notificación de la resolución relacionada supra y, además, vencido el plazo para interponer el recurso administrativo de apelación, la S. de lo Constitucional declaró improcedente la demanda de “amparo contra ley autoaplicativa” por no evidenciarse un agravio de trascendencia constitucional. No obstante, tal como se delimitó anteriormente, con base al obiter dictum expuesto en la referida improcedencia [exposición de la S. de lo Constitucional relativa a que la Administración Tributaria Municipal de C., en aplicación del artículo 131 ordinal 6° de la Constitución, debería excluir del cálculo de impuestos sobre activos, las obligaciones que el contribuyente posee con acreedores (pasivo)]; la parte actora interpuso un escrito, en fecha cinco de septiembre de dos mil diecisiete, dirigido al A.M.icipal y al J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal, ambos de C., pidiendo que calcularan el impuesto previamente determinado (por medio de la resolución del catorce de marzo de dos mil diecisiete), pero ahora con la deducción de los pasivos para, así, obtener la base imponible conforme a los parámetros constitucionales respectivos. Como se señaló anteriormente, esta petición no fue objeto de respuesta alguna, configurándose la denegación presunta que fue impugnada en este caso. C.C. jurídica del acto denegatorio presunto cuestionado en este caso y de la petición de “cálculo de impuestos” deducida en sede administrativa por la sociedad demandante. En el escrito presentado el diecinueve de agosto de dos mil veinte (folios 153 y 154), la parte actora afirmó que «(…) el acto denegatorio presunto se constituyó claramente como un mecanismo del cual se ha valido la autoridad demandada para eludir el cumplimiento de una orden emitida por la S. de lo Constitucional. El mismo surgió a la vida jurídica a través de una petición independiente que se realizó a la Administración Pública para que diera cumplimiento a la resolución emitida por la S. de lo Constitucional el 28 de abril de 2017, en el proceso de A. con ref. 459-2016 (…)» (el subrayado es propio, folio 154 frente). Sobre lo planteado, esta S. sostiene que, indistintamente de como la sociedad demandante denomine su petición (calificación formal de “independiente”), realizada a la Administración Tributaria Municipal de C., en fecha cinco de septiembre de dos mil diecisiete, el objeto de la misma fue, conforme al argumento jurídico desarrollado en su cuerpo (deducción de los pasivos a los activos), provocar la inclusión de los pasivos en una nueva liquidación tributaria que, indefectiblemente, provocaría la modificación del acto administrativo de determinación oficiosa del tributo que ya había adquirido la calidad de firmeza, por la situación subjetiva de aquiescencia de la parte agraviada pero, sobre todo, porque objetivamente ya había transcurrido el plazo legal para su impugnación administrativa y, por ende, la impugnación judicial. En este punto es importante mencionar que la petición que se comenta debe ser calificada objetivamente, en atención a su contenido esencial y los efectos jurídicos que pretendía desencadenar, respecto del ejercicio de las potestades de la Administración Tributaria Municipal de C.. En este sentido, la predicada “independencia” de dicha petición, respecto de la determinación tributaria preexistente, es irreal, puesto que, en todo caso, la estimación de lo pretendido por la impetrante en sede administrativa implicaría una alteración de la situación jurídica tributaria que ya había sido definida, previamente, en la mencionada liquidación tributaria.
La lógica natural y el razonamiento deductivo indican que, si lo que pretendía la
parte actora en sede administrativa era la deducción de los pasivos de la base imponible del tributo, el acogimiento de tal petición implicaba, obligatoriamente, anular o, por lo menos, modificar la declaración administrativa contenida en la tasación tributaria preexistente, puesto que la postulación de la impetrante obligaba a realizar una nueva liquidación del tributo, tomando en cuenta nuevos factores que derivarían en una disminución de la cuantía a pagar. Estos efectos jurídicos pretenden ser encubiertos por la sociedad demandante con la sola afirmación retórica de que su petición poseía un carácter “independiente” respecto de la determinación tributaria preexistente. No obstante, tal como ha quedado establecido supra, esta autonomía no es más que una calificación formal que en nada concuerda con los concretos efectos jurídico materiales de la petición planteada en sede administrativa. De ahí que, es concluyente que el objeto de la petición realizada en sede administrativa por Banco Davivienda, S. indefectiblemente deriva en una modificación o anulación (como manifestación de la inherente autotutela de la autoridad demandada) del acto de determinación tributaria emitido por el Jefe de la Unidad de Administración Tributaria Municipal de la Alcaldía de C., en fecha catorce de marzo de dos mil diecisiete. D.A. del auto emitido en el proceso de amparo con referencia 459-2016. La institución financiera demandante sostiene que lo único que ha pretendido es que la Administración Tributaria Municipal de C., y por ende esta S., cumplan con la resolución del veintiocho de abril de dos mil diecisiete, emitida por la S. de lo Constitucional en el proceso de amparo con referencia 459-2016. En la demanda presentada, Banco Davivienda, S. es ambivalente al categorizar los efectos de la resolución antedicha. Por un lado, toma tal resolución como un criterio jurisprudencial general y, por otro, estima que la misma contiene una orden judicial, dirigida a la Municipalidad de C., para realizar una liquidación tributaria en un sentido concreto. Al respecto, en lo medular, indicó lo siguiente: «(…) Debe hacerse notar que la resolución (…) de la S. de lo Constitucional, a pesar de que en su forma procesal fue emitida a través de una improcedencia, en el fondo estableció reglas de interpretación conforme a la Constitución, cuyo destinatario directo es el Municipio de C.. Tan evidente es el mandato dirigido a dicho municipio, que esta providencia judicial le fue notificada directamente, y esta comunicación entre otros propósitos, tuvo por objeto que el Municipio de Chalatenango le dé cumplimiento a la interpretación conforme a la Constitución del art. 3 número 25 letra ch) de la TGAMCH. Es decir, que se excluyan del cálculo del impuesto las obligaciones que el contribuyente posee en calidad de pasivos. Como puede verse, independientemente de que las leyes tributarias municipales establezcan o no deducciones específicas para el cálculo del tributo, la S. de lo Constitucional interpretó conforme a la Constitución el art. 3 número 25 letra ch) de la TGAMCH, y estableció que debe entenderse que la base imponible del impuesto excluye el pasivo. En este sentido, la Municipalidad se encuentra obligada a excluir el pasivo del cálculo del impuesto (…)» (el subrayado es propio, folio 3 frente).
Como se advierte, la parte actora invoca la resolución constitucional antedicha en
diversos sentidos: por una parte, le otorga el valor natural de la jurisprudencia, y por otra, la obligatoriedad que emana de una orden judicial particular. Esta doble categorización, no concurre en la naturaleza de la resolución judicial invocada por la sociedad demandante para fundamentar su petición en sede administrativa. En este orden, debe realizarse una distinción fundamental para dimensionar correctamente la jurisprudencia constitucional que dicha sociedad trajo a colación. Tal como se precisó en la letra B supra, Banco Davivienda, S., en el año dos mil dieciséis, interpuso una demanda de amparo contra ley autoaplicativa, contra la Asamblea Legislativa, por la inconstitucionalidad del artículo 3, número 25, letra ch) de la TGAMCH, pues consideró que esta norma vulneraba su derecho de propiedad por infracción al principio de capacidad contributiva regulado en el artículo 131 ordinal 6° de la Constitución (elemento jurídico de la pretensión de amparo contra ley autoaplicativa). Sobre ello, la S. de lo Constitucional resolvió, mediante la resolución del veintiocho de abril de dos mil diecisiete, declarar improcedente el amparo interpuesto. Precisamente, ésta es la decisión adoptada en la parte dispositiva de la resolución judicial que la parte actora deduce como fundamento de su pretensión en sede administrativa, y ante este Tribunal. Debe aclararse que, en tal resolución, no existe ninguna orden judicial dirigida a la municipalidad de C., relativa a realizar una nueva liquidación tributaria que tuviese en cuenta la deducibilidad de los pasivos a la base imponible del tributo (activos). Aclarado lo anterior, en el cuerpo de la resolución judicial que se comenta, la S. de lo Constitucional de esta Corte señaló, como obiter dictum, lo siguiente: «(…) es posible colegir que, si bien la ley permite restar a la base imponible del impuesto cuestionado ⸺activo imponible⸺ las deducciones mencionadas en el art. 42 TGAMCH, ello no debe interpretarse en el sentido que estas sean las únicas que puedan excluirse para determinar el quantum del tributo, ya que las autoridades administrativas correspondientes, en aplicación del art. 131 ord. 6° de la Cn., deberán excluir del cálculo del impuesto las obligaciones que el contribuyente posee con acreedores (pasivo), con lo cual se tiene que el tributo establecido en el art. 3 número 25 letra ch) de la TGAMCH únicamente grava la riqueza neta de su destinatario, resultando acorde con el principio de capacidad económica (…)». Pues bien, aunque el transcrito obiter dictum establezca que las autoridades administrativas correspondientes deberán calcular los tributos con base a la riqueza neta (capital contable), esa consideración no conlleva la orden, a la Administración Tributaria Municipal de C., de que revierta la resolución de determinación oficiosa del tributo que, por la falta de impugnación de la demandante social, adquirió estado de firmeza. De ahí que, la parte actora, al pretender lo contrario, no solo contraviene los alcances de la improcedencia decretada por la S. de lo Constitucional en el amparo con referencia 459-2016, sino, también, los efectos de las resoluciones estimatorias (que no es el presente caso) en los procesos de amparo contra ley autoaplicativa pues: «(…) [E]l art. 35 inc. 1° de la L.Pr.Cn. [Ley de Procedimientos Constitucionales] establece que el efecto material de la sentencia de amparo consiste en ordenarle a la autoridad demandada que las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes de la vulneración constitucional. Pero, cuando dicho efecto ya no sea posible, la sentencia de amparo será meramente declarativa, quedándole expedita al amparado la promoción de un proceso en contra del funcionario personalmente responsable. En todo caso, en la Sentencia de fecha 15-II-2013, pronunciada en el Amp. 51-2011, se aclaró que, con independencia de si es posible o no otorgar un efecto material, se reconocerá el derecho que asiste al amparado para promover, con base en el art. 245 de la Cn., el respectivo proceso de daños directamente en contra del funcionario responsable por la vulneración de sus derechos fundamentales (…)» (Sentencia de la S. de lo Constitucional emitida a las diez horas con cincuenta y cuatro minutos del veintiocho de noviembre de dos mil dieciséis. Proceso de amparo contra ley autoaplicativa con referencia 898- 2014). En caso que la impetrante considere, aún, el obligatorio cumplimiento de la resolución emitida en el proceso de amparo con referencia 459-2016, debió, conforme los artículos 36 y 37 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, acudir a la S. de lo Constitucional para pretender la reparación in natura del daño a sus derechos constitucionales o, en su caso, a la jurisdicción común, conforme con el artículo 35 de la referida ley, para su reparación subsidiaria. Por otra parte, aun en el supuesto de que el amparo promovido por la sociedad actora hubiese sido estimatorio, advirtiéndose situaciones jurídicas consolidadas (como en el presente caso, dado que preexiste una resolución de determinación tributaria con estado de firmeza); respecto de la aplicación de la norma eventualmente considerada inconstitucional en un amparo contra ley autoaplicativa, no se puede pretender la reversión de los actos administrativos firmes por medio de una reparación in natura (por ejemplo, la nueva liquidación pretendida por la recurrente y, como consecuencia necesaria, la devolución del tributo en caso que se haya pagado). Así, la S. de lo Constitucional de esta Corte, por medio de la sentencia del cuatro de mayo de dos mil once, en el amparo con referencia 61-2005, y la interlocutoria del veinticinco de octubre de dos mil cinco, emitida en el proceso de amparo con referencia 21-2004), resolvió: «(…) b. Como se acotó anteriormente, las sentencias estimatorias emitidas en los procesos de inconstitucionalidad producen la expulsión del ordenamiento jurídico de la normativa impugnada, por lo que sus efectos en el tiempo son de carácter constitutivo y a futuro respecto de las situaciones jurídicas concretas, con las precisiones arriba especificadas. Por su parte, las sentencias estimatorias de los procesos de amparo contra ley autoaplicativa no provocan la expulsión del ordenamiento jurídico de las disposiciones sometidas a controversia, pues únicamente inciden en el asunto concreto que se discute. Es por ello que en estos casos se ordena que cese la aplicación de la normativa impugnada y que no se agoten plenamente sus consecuencias jurídicas, tomando en consideración que estas últimas podrían haber sido suspendidas mediante la emisión de una medida cautelar o que, incluso, el interesado podría no haber cumplido completamente algunas de ellas. A semejanza de lo que ocurre con las sentencias de inconstitucionalidad, las decisiones estimatorias de amparo contra ley autoaplicativa generan efectos hacia el futuro respecto de las situaciones jurídicas que han resultado afectadas por la implementación de la normativa impugnada, toda vez que ese tipo de disposiciones inciden en los derechos de las personas desde su sola entrada en vigencia y, por ende, en aras de la seguridad jurídica, tales sentencias no podrían revertir las relaciones o las situaciones jurídicas que se han consolidado a raíz de la vigencia de las disposiciones impugnadas (…)». En definitiva, la Administración Tributaria Municipal de C. no estaba habilitada (con la alegada resolución de improcedencia de amparo del veintiocho de abril de dos mil diecisiete, emitida por la S. de lo Constitucional de esta Corte en el proceso con referencia 459-2016), a realizar el solicitado “cálculo de impuestos” de la parte actora, puesto que: (i) a la fecha de tal petición preexistía una determinación tributaria oficiosa, definitiva y con estado de firmeza, emitida el catorce de marzo de dos mil diecisiete (folio 144 del expediente administrativo); (ii) la pretensión de amparo contra ley autoaplicativa de la impetrante había sido declarada improcedente; (iii) no existe, en la resolución judicial de improcedencia de amparo invocada, ninguna orden dirigida a la Administración Tributaria Municipal de Chalatenango, relativa a revertir la determinación tributaria oficiosa, definitiva y con estado de firmeza preexistente; (iv) ni siquiera en el hipotético caso de que el amparo de la demandante social hubiese sido estimado, podría pretenderse la anulación de la determinación tributaria antedicha y un nuevo cálculo de impuestos, puesto que las decisiones estimatorias de amparo contra ley autoaplicativa generan efectos hacia el futuro respecto de las situaciones jurídicas que han resultado afectadas por la implementación de la normativa impugnada; y, finalmente, (v) aun siguiendo el errado argumento de la institución financiera demandante, relativo a que la improcedencia de amparo supra ordena a la Municipalidad de C. a realizar un nuevo “cálculo de impuestos” del ejercicio fiscal de dos mil diecisiete, esta S. no es la competente para hacer cumplir lo supuestamente ordenado en el proceso de amparo referencia 459-2016, sino la S. de lo Constitucional. E.C. “reproductorio” del acto administrativo presunto impugnado. Con todo lo anterior, es ostensible que el escrito mediante el cual la parte actora solicitó a la Administración Tributaria Municipal de C. que calculara, de nuevo, el tributo del ejercicio fiscal del año dos mil diecisiete, contenía una petición encaminada a revocar o anular (como manifestación de la inherente autotutela de la autoridad demandada) una determinación oficiosa del impuesto municipal, definitiva y con estado de firmeza, emitida el catorce de marzo de dos mil diecisiete (folio 144 del expediente administrativo). Debe insistirse en que la alegada “independencia” de dicha petición, respecto de la determinación tributaria relacionada, es inexistente, puesto que, en todo caso, la estimación de lo pretendido en sede administrativa implicaría una alteración de la situación jurídica tributaria que ya había sido definida en tal determinación tributaria. Así, como se relacionó en apartados precedentes, si lo que pretendía la impetrante en sede administrativa era la deducción de los pasivos de la base imponible del tributo, el acogimiento de tal petición implicaba, obligatoriamente, anular o, por lo menos, modificar la declaración administrativa contenida en la determinación tributaria preexistente, puesto que su petición obligaba a realizar una nueva liquidación del tributo, tomando en cuenta nuevos factores que derivarían en una disminución de la cuantía a pagar. De ahí que, si la Administración Tributaria Municipal de C., con su actitud silente terminó rechazando, de manera presunta (silencio administrativo negativo) la petición que se comenta; ello implicó, jurídicamente, la confirmación de la determinación tributaria municipal de fecha catorce de marzo de dos mil diecisiete. Dicho esto, es menester también reiterar que esa confirmación de un acto firme se erige, conforme a la doctrina, como “acto reproductorio”. Este último acto surge, por regla general, de la interposición de un recurso no reglado o de una petición no prevista en la ley aplicable. Esta reproducción se origina como consecuencia de una petición hecha por el administrado a la autoridad que dictó un acto previo y con estado de firmeza, con el objeto de obtener una nueva declaración que contradiga, revoque o deje sin efecto la anterior. La petición que genera la “reproducción” o “insistencia” de la voluntad pública es posterior al agotamiento de la vía administrativa; es decir, ya no existe la oportunidad de interponer algún recurso contra el acto que originalmente causa el agravio. Por otra parte, los “actos reproductorios” se caracterizan por la existencia de una triple identidad: sujetos, objeto y fundamentos. Así, su contenido es igual o está orientado en similar dirección que un acto anterior o primario, es decir, que a través de aquellos, la Administración Pública manifiesta su voluntad en el mismo sentido que un acto anterior. En lo que importa al presente caso, la petición de una nueva tasación de impuestos hecha por la demandante social, el cinco de septiembre de dos mil diecisiete, y cuyo fundamento era la aplicación de una resolución de improcedencia de un amparo contra ley autoaplicativa, tuvo por objeto obtener una nueva declaración que contradijese la tasación ya realizada y, con estado de firmeza, en fecha catorce de marzo de dos mil diecisiete. De ahí que, la denegación de tal petición, expresa o presunta ⸺como ocurre en el presente caso⸺, se instituyó como un acto reproductorio del cual, de conformidad con el artículo 7, letra b) de la LJCA, no se admite impugnación. En consecuencia, esta S., atendiendo al contenido de la disposición normativa antedicha, debe declarar inadmisible la demanda mediante la cual se impugna la denegación presunta, originada por la actitud silente del Alcalde Municipal y el J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal, ambos de la Alcaldía de C., ante la petición presentada el cinco de septiembre de dos mil diecisiete, de una nueva tasación de impuestos municipales; todo ello, debido a que ese acto presunto y denegatorio se configura como un “acto reproductorio”, tal como se ha inferido de todas las circunstancias descritas en la presente resolución. F. Configuración de votos para emitir resoluciones judiciales. La S. de lo Constitucional de esta Corte, el uno de marzo de dos mil trece, emitió sentencia en el proceso de inconstitucionalidad referencia 78-2011, en el cual se alegaron «(...) vicios de contenido, del art. 14 ínc. 2° de la Ley Orgánica Judicial (...)», disposición que hace referencia al carácter deliberativo del proceso decisorio y la regla de votación para la emisión de resoluciones judiciales, incluyendo las de esta S..
Esencialmente, en la referida sentencia se estableció lo siguiente: «(...) se
concluye que la regla de votación impugnada por los demandantes debe ser declarada inconstitucional, pues carece de justificación suficiente en relación con el alcance de los arts. 2 y 186 inc. 3° Cn. En vista de que la regla de mayoría corresponde a la votación mínima necesaria para formar decisiones de un órgano colegiado, de que ella está reconocida legalmente como estándar de votación de diversos tribunales colectivos (arts. 14 inc. 1° y 50 inc. 1° LOJ) - lo que sirve como referente analógico para evitar un vacío normativo- y por razones de seguridad jurídica, el efecto de esta sentencia será que para tomar las decisiones interlocutorias y definitivas de la S. de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia bastarán los votos de la mayoría de los Magistrados que la integran, incluso en los procesos iniciados con anterioridad a esta sentencia». Pues bien, corresponde al pleno de esta Sala la emisión de las resoluciones judiciales que deban adoptarse en el curso del proceso; sin embargo, en virtud del razonamiento plasmado en la jurisprudencia constitucional relacionada, en los casos en que se alcance el consenso de la mayoría y no de todos, es decir tres a uno, para emitir determinada decisión, se habilita el mecanismo en cuya virtud el respectivo Magistrado o Magistrada debe dejar constancia de las razones de su posición discrepante mediante el correspondiente voto, adoptándose la decisión por mayoría de votos. Así, conforme con la relacionada sentencia de inconstitucionalidad, la decisión contenida en la presente resolución judicial se adopta con los votos de la Magistrada P.P.V.C., los Magistrados R.C.C.E. y R.I.G. El Magistrado Sergio L.R.M. hará constar su voto disidente a continuación de esta resolución. POR TANTO, con base a lo expuesto y de conformidad con las disposiciones normativas citadas en la presente resolución, esta S. RESUELVE: 1. Tener por efectuado el pago de la multa impuesta al Alcalde Municipal de C., en el auto de las diez horas con dieciocho minutos del cuatro de diciembre de dos mil diecinueve (folios 144 y 145), y por agregado el recibo de ingreso del Ministerio de Hacienda número ********** (**********), a nombre del A.M.icipal de C., de fecha nueve de marzo de dos mil veinte (folio 152). 2. Tener por actualizada la personería con la que actúan los licenciados R.A.M.G., H.S.O.S. y J..A.L.V., apoderados generales judiciales de Banco Davivienda Salvadoreño, Sociedad Anónima, que puede abreviarse, Banco Davivienda, S.; y por agregada la documentación adjunta al escrito presentado en fecha diecinueve de agosto de dos mil veinte (folios 156 al 167). 3. Tomar nota del lugar y medios técnicos señalados por los apoderados de Banco Davivienda, S. para recibir notificaciones (folio 154 vuelto). 4. Declarar inadmisible la demanda interpuesta por Banco Davivienda El Salvador, Sociedad Anónima, que puede abreviarse, Banco Davivienda, S., por medio de sus apoderados generales judiciales, licenciados R.A.M.G., H.S..O.S. y J.A.n L.V., contra el Alcalde Municipal y el J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal, ambos de la Alcaldía de C., por la supuesta ilegalidad del acto denegatorio presunto configurado a raíz de la ausencia de respuesta a una petición presentada el cinco de septiembre de dos mil diecisiete, relativa a un cálculo de los impuestos que a la referida sociedad le correspondía pagar, respecto del ejercicio de dos mil diecisiete, pero sobre la base de su capital contable, esto es , deduciendo sus pasivos, ello, en aplicación de los artículos 3, número 25, letra ch) de la Tarifa General de Arbitrios Municipales de C., 127 de la Ley General Tributaria Municipal, 131 ordinal 6° de la Constitución y conforme a cierta jurisprudencia de la S. de lo Constitucional de esta Corte. 5. Conforme con la sentencia de inconstitucionalidad referencia 78-2011, de las doce horas del uno de marzo de dos mil trece, la mayoría de votos con los que se emite la presente resolución judicial corresponden a la Magistrada P..P..V..C., los Magistrados R.C.C..l.E. y R.I..G.. El Magistrado S.L.R.M. hará constar su voto disidente a continuación de esta resolución. 6. Devolver el expediente administrativo a su respectiva oficina de origen. 7. Archivar el presente proceso. -- S.L.RIV.MARQUEZ --- E.A.P.-..J.C.V. ----- D AVID OMAR M.Z.-- PRONUNCIADA POR MAYORÍA POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LA SUSCRIBEN - M.B.A. --- SRI A. ---RUBRICADAS---“
VOTO DISIDENTE DEL MAGISTRADO S.L.R.M. No acompaño la decisión
pronunciada por mis honorables colegas Magistrados en el presente proceso contencioso administrativo, de declarar inadmisible la demanda interpuesta por Banco Davivienda Salvadoreño, Sociedad Anónima, que puede abreviarse, Banco Davivienda, S., por medio de sus apoderados generales judiciales, abogados R.A.M.G., H.S.O.S. y J.A.L.V., por las razones siguientes: Fundamento de la disidencia. A) Respecto de la figura del silencio administrativo Se indica en el auto que antecede, que materialmente la denegación presunta impugnada no es más que un rechazo de la anulación de la tasación previa; por ende, el acto administrativo presumido contiene, en esencia, una confirmación o reproducción de esa liquidación tributaria expresa. Respecto de tal afirmación, expongo lo siguiente: i) El silencio administrativo surge como una ficción legalmente la desidia o actitud negligente de los funcionarios públicos, de dar respuesta dentro del plazo establecido en la ley a las peticiones que realizan los administrados, la misma tendrá efectos estimatorios o desestimatorios, dependiendo de lo que el ordenamiento jurídico indique. ii) Cuando los efectos que del silencio se derivan son estimatorios, estamos ante un silencio administrativo positivo. Ello implica, que de esa falta de respuesta, lo que se origina es un verdadero acto administrativo, capaz de hacerse valer ante cualquier persona jurídica o natural y principalmente ante la misma Administración. Es decir que por una presunción de ley, surge un acto que produce efectos, sin que sea necesario que el mismo se reconozca administrativa o judicialmente. Los profesores J..R.A.M. y M.Á..S.G., en su artículo, “El Procedimiento Administrativo como sistema de control por la administración y por los ciudadanos: legalidad y eficiencia” señalan que la configuración del silencio administrativo positivo, asume «(...) el valor de un auténtico acto administrativo que pone fin al procedimiento, dotado del mismo valor y eficacia que tendría el acto expreso (...)la estimación por silencio administrativo tiene a todos los efectos la consideración de acto administrativo finalizador del procedimiento (...)»(Procedimiento Administrativo, Tomo 1, Aspectos Generales del Procedimiento Administrativo Relaciones con otras ramas del derecho, Fondo editorial de derecho y Economía, Argentina, 2011, El silencio administrativo, pags. 120-121). Por su parte esta S., ha determinado al respecto que «El silencio positivo es aquel que da lugar a un acto presunto estimatorio, es decir, que la inactividad de la administración se interpreta en el sentido que la misma concede lo que el particular le ha pedido. (...) El acto presunto estimatorio reconoce al interesado un derecho subjetivo, que es ejecutable desde el momento en que se produce el silencio, y no requiere que la Administración comunique la producción del silencio para que éste pueda comenzar a ejercer su derecho (...)» (Sentencia 409-2017 del día 9/01/2018). iii) Cuando lo que se perfila es un el silencio administrativo negativo, producto de la falta de respuesta oportuna a las solicitudes de los administrados, lo que se erige no es un acto administrativo —a diferencia de lo que sucede en el silencio administrativo positivo—, sino que estamos ante una “mera presunción legal de efectos procesales”, mediante la cual se habilita la revisión judicial de la desestimación de la pretensión planteada que se presume a raíz de la inactividad de la Administración. La anterior posición es sostenida doctrinariamente por el tratadista G. de Enterría, quien afirma que el silencio administrativo negativo, es «(...) una simple ficción de efectos estrictamente procesales que la ley permite utilizar libremente al interesado en su propio y exclusivo beneficio, si no desea esperar a que la administración tenga a bien dictar la resolución expresa a la que, en todo caso, viene obligada (...)» (Curso de Derecho Administrativo, Tomo I, Editorial Temis, Madrid, España, 2008, pag. 584); y que además es reconocida jurisprudencialmente por el Tribunal Supremo Español, al establecer que «(...) la estimación por silencio tiene a todos los efectos la consideración de acto finalizador del procedimiento, mientras que la desestimación por silencio tiene los solos efectos de permitir a los interesados la interposición del recurso administrativo o contencioso-administrativo que resulte procedente. En definitiva, el silencio administrativo negativo no resulta equiparable a un acto administrativo, es tan solo una mera ficción legal para permitir al interesado interponer recurso». Sentencia: 503/2016; de fecha: 11/05/2016. iv) Es decir, que al contrario de lo que ocurre en el caso del silencio administrativo positivo, en el silencio administrativo negativo no se configura un verdadero acto administrativo. Siguiendo la línea, que un silencio administrativo negativo no es equiparable a un verdadero acto administrativo, sino que es una mera presunción de efectos procesales, no resulta atendible el pretender que a tal figura se le puedan atribuir aquellos efectos o características que son propias de un acto administrativo. Al respecto, el profesor administrativista H.M.H., indica: «En efecto, si el silencio negativo fuera considerado un acto, deberían resultar predicables de este tipo de actos todas las características propias de los actos administrativos, es decir, que pueden llegar a ser definitivos, firmes, consentidos y que exista un plazo de caducidad para demandar su nulidad. Por el contrario si se lo considera una ficción legal o un hecho al que la ley atribuye efectos exclusivamente procesales, no serían predicables estas características y en particular la de los plazos de caducidad» (negrillas suplidas). (Procedimiento Administrativo, Tomo I, Aspectos Generales del Procedimiento Administrativo Relaciones con otras ramas del derecho, Fondo editorial de derecho y Economía, Argentina, 2011, El silencio administrativo, pag. 874). En la misma perspectiva el profesor T..R.F., en su artículo monográfico “Silencio negativo, actos firmes y actos confirmatorios”, expone «(...) Entendido el silencio negativo como una simple ficción legal de efectos estrictamente procesales y no siendo, por tanto, un verdadero acto administrativo —«declaración “de voluntad, deseo, juicio o conocimiento... »—, no podrán añadirse a él ninguno de los adjetivos que se aplican a los actos expresos y no podrá decirse, por tanto, que ha devenido firme, que ha quedado consentido o que es confirmatorio de un acto anterior(...) el transcurso del plazo que la Ley concede a la Administración para resolver sin que ésta manifieste su voluntad expresamente, no implica voluntad desestimatoria alguna, sino únicamente la posibilidad de que el particular lo estime así, a los solos efectos de acudir al Juez, cuya competencia surge en virtud de la ficción legal, sin que ello suponga que la Administración pierda la suya para poner fin al expediente abierto y en situación de pendencia (...)» (Revista de la Administración Pública, n°53, pags. 282 y 283 https://dialnet.unirioja.es/ejemplar/143116). Por su parte el profesor J.P.C. ha expuesto al respecto, que el «(...) que se trate de un acto administrativo ficto no supone que se le apliquen, sin más, todas las previsiones propias del régimen jurídico del acto administrativo en sentido estricto. Precisamente, por tratarse de una ficción legal creada con una determinada finalidad -- favorecer y proteger al particular frente a la irregularidad administrativa de la falta de respuesta— el silencio administrativo no podría colocar al particular en una situación peor que la previa a su configuración. En este sentido, por ejemplo, no podría válidamente aplicarse un plazo de caducidad para impugnar el acto ficto a partir del silencio administrativo o entender que si no ha sido impugnado en un determinado plazo fue consentido por el particular. (...)». (El silencio administrativo, con especial referencia al derecho salvadoreño, Libro del VI Congreso de Derecho Administrativo de El Salvador, Publicación de la Corte Suprema de Justicia, El Salvador, 2019, pag.201.) v) De las posturas doctrinarias transcritas anteriormente, se puede advertir, que no resulta razonable el darle al silencio administrativo negativo, un carácter diferente al que le corresponde, y que es únicamente, el ser una presunción legal de efectos meramente procesales, que habilita al administrado el acceso a la instancia judicial, para que su petición sea conocida, y de ser atendible le sea reconocido el derecho que reclama. Además, al no ser equiparable la denegación presunta a un acto administrativo, no puede pretenderse dar a tal figura, el tratamiento propio del régimen jurídico que gobierna a los actos administrativos. vi) Compartiendo las exposiciones doctrinales y jurisprudenciales estimo que en el caso de autos, no es atendible el afirmar que la denegación presunta que se perfiló, ante la falta de respuesta del A.M.icipal y el J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal, ambos de la Alcaldía de C., respecto de la petición efectuada el cinco de septiembre de dos mil diecisiete, por el Banco Davivienda, S., relativa a que se realizara una tasación de los impuestos a pagar por la demandante para el período fiscal dos mil diecisiete, se configura como un “acto reproductorio”, de la tasación que fue efectuada en fecha catorce de marzo de dos mil diecisiete. Por el contrario, la denegación presunta que se originó de esa falta de respuesta a la solicitud presentada, no tiene más alcance que es ser un medio habilitante para que la pretensión del actor sea conocida por la S. de lo Contencioso Administrativo. B) Respecto a la afirmación que se está ante un acto reproductorio. Se indica en la resolución que antecede, que el acto que se deriva del silencio administrativo, se erige, como un “acto reproductorio”, y que estos actos son una de las pocas exclusiones en cuanto al control de la jurisdicción contencioso administrativa, debido a que previo a la producción de los denominados “actos reproductorios” ha existido la oportunidad de impugnación contra los actos que originariamente ocasionaron el agravio. Respecto a tal afirmación, reitero que al silencio administrativo en sentido negativo no puede dársele una connotación diferente a la de ser una ficción legal que habilita el acceso a sede judicial y por lo tanto este Tribunal está habilitado para conocer del presente proceso. Sentada tal premisa, procedo a analizar la afirmación que el “no ficto” se equipara a un acto reproductorio de un acto previo que había adquirido estado de firmeza, el cual no puede ser conocido ante esta instancia judicial. Sobre esto me permito señalar: i) Doctrinariamente en cuanto a los actos confirmatorios se ha indicado: «(...)existe confirmación cuando la autoridad administrativa, contra cuyo proceder el particular recurre para obtener la modificación o la anulación, declara su voluntad de mantener el acto firme en su integridad (...)De otro lado, los elementos que caracterizan al acto confirmativo son la identidad de personas, objeto y de causa de pedir entre el acto inicial consentido y el posterior confirmativo. (...)por causa petendi se entiende generalmente el hecho jurídico que es fundamento de la pretensión, distinto por ello de los hechos simples o motivos, que sólo adquieren relevancia en cuanto coadyuvan a probar la existencia del hecho jurídico. A estos efectos, como MALINVERNO pone de relieve, es preciso tener en cuenta que existe una radical diferencia entre la teoría de la causa petendi en la cosa juzgada y en el acto confirmativo, por el interés que en este último revisten, no sólo la propia causa petendi, sino también todos los elementos que conducen a determinar la voluntad de la Administración. Por ello los hechos simples son relevantes en el acto confirmativo, a fin de precisar a través de ellos el quantum decissum.» (V.P., J.L., La Doctrina del Acto Confirmatorio, Revista de Administración Pública número 8, 1952, Madrid, España, pag.30 y 66) «El acto confirmatorio no debe recoger ninguna novedad – nihil novum –respecto del anterior, que constituye una mera reproducción o simplemente su formal confirmación, debiendo rechazarse la excepción de inadmisibilidad del proceso cuando respecto al anterior es diverso el órgano (...), o los recurrentes (...), o los objetos sobre los que versa con la introducción de un elemento nuevo (...), o se da disparidad de pretensiones (...), o son diversas la causa petendi o los fundamentos legales aducidos(...), o se produce un cambio en el ordenamiento jurídico aplicable (...) o la situación fáctica en la que se basa» (Parada V., R., Derecho Administrativo II, 23' edición, UNED Ediciones Académicas, 2017, pag. 41) «(...)Los presupuestos de existencia de un acto confirmatorio o de un acto reproductorio son los mismos (...) para serlo, tiene que presentar una triple identidad con aquel: subjetiva, objetiva y de fundamentación. -La identidad subjetiva ha de referirse tanto al destinatario del acto como al órgano que lo dictó. — La identidad material u objetiva se refiere a las peticiones del particular y a la parte dispositiva de los actos. En cuanto a la causa petendi(...) en algunos casos se hace más énfasis en la finalidad que persigue el acto consentido y el reproductorio; pero en otros se fija más en la motivación. La causa petendi está, sin embargo, en los fundamentos jurídicos de la resolución impugnada.» (M.M., S.o, Tratado de Derecho Administrativo y Derecho Público General, XII Actos y Sanciones administrativos, Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado Madrid, 2017, pags. 39 y 40). ii)En el mismo sentido jurisprudencialmente se ha sentado lo siguiente: El Tribunal Supremo español siguiendo la línea jurisprudencial establecida por el Tribunal Constitucional, ha indicado «(...) para estimar que un acto administrativo es reproducción o confirmación de otro anterior consentido y firme es necesario que concurran los siguientes requisitos: identidad de contextos, que se trate de los mismos hechos y argumentos y que el acto dictado últimamente no amplíe o restrinja el inicialmente adoptado en su contenido y fundamento. O, dicho en otros términos, que el segundo acto o decisión administrativa no represente la más mínima novedad del anterior, del que debe constituir una simple reiteración. La identidad de ambos acuerdos debe ser absoluta para poder entender que revela un aquietamiento con una decisión administrativa anterior, aunque no se exija la coincidencia literal entre el primer acto y el segundo (... )La exigencia de identidad ha sido aplicada por la doctrina jurisprudencial entendiendo que tal identidad queda excluida cuando quien actúa en uno y otro acto es una administración distinta, cuando varían las personas destinatarias de los actos, o cuando existen disparidades entre los hechos en que los actos sucesivos se basan, en su fundamentación jurídica o entre las pretensiones ejercitadas por los administrados. Pero la advertencia de que la identidad no debe entenderse en el sentido de igualdad literal entre los dos actos, el consentido y el confirmatorio, priva a esta doctrina de su carácter aparentemente automático. En cada sentencia el juez o Tribunal deberá realizar un análisis casuístico comparativo entre los actos, rechazando la inadmisión cuando aprecia que no existe identidad suficiente entre el acto consentido y el sucesivo.» (STS 6 de abril de 2011, REC 1786/2007). Este Tribunal, también ha señalado que «(...) los actos confirmatorios se limitan a reproducir o a ratificar, en su esencia, otro acto emitido sobre el mismo asunto, con idénticos sujetos y sobre la base de iguales peticiones y argumentos (...)» (Sentencia 04-2006 del día diez de agosto de dos mil once). iii) Las anteriores posturas doctrinarias y jurisprudenciales, llevan entonces a concluir que los actos confirmatorios son aquellos que reiteran, por reproducción o confirmación, otros anteriores firmes y consentidos. Ello implica que se debe rechazar la afirmación que se trata de un acto confirmatorio o reproductorio de un acto anterior, cuando hay una variante en este segundo acto que emite la Administración; ya sea porque hay variación en: a) el órgano o los recurrentes; b) el objeto sobre el que recae la introducción de un elemento nuevo; c) las pretensiones planteadas; d) la causa petendio los fundamentos legales aducidos; e) el ordenamiento jurídico aplicable; f) la situación fáctica en la que se basa. iv) En el caso que se plantea en el presente proceso, he indicado que no es posible hablar de un acto confirmatorio porque: a) El acto administrativo “originario”, es decir, el emitido por el J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal de C., de fecha catorce de marzo de dos mil diecisiete, mediante el cual se determinó a la parte actora el impuesto correspondiente al ejercicio fiscal dos mil diecisiete, fue emitido en aplicación automática del artículo 3, número 25, letra ch) de la Tarifa General de Arbitrios Municipales de C.. b) La petición planteada por la parte demandante a la Administración municipal y cuya falta de respuesta dio origen al silencio administrativo en sentido negativo (figura que únicamente habilita el ejercicio de la acción incoada en esta instancia judicial), estaba encaminada a solicitar a la municipalidad, la correcta aplicación de la interpretación de la referida norma tributaria, esto es, empleando los parámetros jurisprudenciales dictados por la S. de lo Constitucional, en la resolución de fecha veintiocho de abril de dos mil diecisiete, en el proceso de amparo 459-2016, en la que tal Tribunal hizo referencia a la necesidad que la municipalidad siguiera las línea jurisprudencial establecida en la sentencia de amparo del diecinueve de abril de dos mil diecisiete, en el proceso referencia 446-2015, en el que se indicó que los pasivos, debían ser excluidos de la base imponible, al momento de realizar la determinación de los impuestos a pagar. Es decir, que la petición planteada por la parte actora, tiene como fundamento de la acción o causa petendi, el que la municipalidad de C. aplique las leyes tributarias y realice el cálculo del tributo, en aplicación armónica entre la Constitución y el art. 3, número 25, letra ch) de la Tarifa General de Arbitrios Municipales de C., debiendo entenderse que la base imponible del impuesto excluye al pasivo. Ello en atención a la línea jurisprudencial sentada en la sentencia de amparo referencia 446-2015. Es decir que, en el caso de autos, no hay identidad de uno de los elementos que debe concurrir para que se pueda afirmar que se está ante un acto confirmatorio de un acto anterior. III. En cuanto a la afirmación que la pretensión del actor se encausa contra una situación jurídica consolidada. A la parte demandante mediante resolución de fecha catorce de marzo de dos mil diecisiete, el J. de la Unidad de Administración Tributaria Municipal de C., le determinó el impuesto correspondiente al ejercicio fiscal dos mil diecisiete; dicho acto fue emitido en aplicación del artículo 3, número 25, letra ch) de la Tarifa General de Arbitrios Municipales de Chalatenango. Ahora bien, el mismo, no fue recurrido en apelación por la parte demandante, conforme lo prescribe el art. 123 de la Ley General Tributaria Municipal. La parte actora, en esta sede judicial, fundamenta su pretensión en el derecho que manifiesta tener, de recibir una respuesta afirmativa por parte de la Administración Tributaria Municipal, a la petición que le planteó con fecha cinco de septiembre de dos mil diecisiete; la cual, como ya se estableció anteriormente, estaba encaminada a solicitar a la municipalidad, la correcta aplicación de la interpretación del artículo pertinente de la Tarifa General de Arbitrios Municipales de C., para lo cual pedía que se empleara los parámetros jurisprudenciales dictados por la S. de lo Constitucional, en la resolución de fecha veintiocho de abril de dos mil diecisiete, en el proceso de amparo 459-2016, en la que ese Tribunal hizo referencia a la necesidad que la municipalidad siguiera la línea jurisprudencial establecida en la sentencia de amparo del diecinueve de abril de dos mil diecisiete, en el proceso referencia 446-2015, en la que se indicó que los pasivos, debían ser excluidos de la base imponible, al momento de realizar la determinación de los impuestos a pagar. En el auto que antecede se determinó que en el caso de autos, se está en presencia de situaciones jurídicas consolidadas, dado que preexiste una resolución de determinación tributaria con estado de firmeza; y porque una sentencia de amparo contra ley autoaplicativa, no puede aplicarse de manera retroactiva, para la reversión de los actos administrativos firmes. Debe advertirse, que con el anterior pronunciamiento, se está resolviendo el fondo del asunto planteado, ya que, ante la falta de respuesta a la petición planteada, la S. entró a conocer la pretensión del demandante, analizó los argumentos realizados por el actor, y determinó que no es atendible que la Administración accediera a la misma. Es por ello que soy de la opinión, que es en sentencia que este Tribunal, debió realizar dicho planteamiento a efecto de determinar que la pretensión del actor no era procedente, explicando ahí dichos motivos. VI. Conclusión: i) La denegación presunta, no tiene más alcance que aquella que doctrinaria, jurisprudencia) y legalmente le ha sido conferida, y que es ser un medio habilitante para que ese acto ficto, que surge a partir de una presunción legal, sea conocido por la S. de lo Contencioso Administrativo. ii) En el caso de autos, no es posible afirmar que el silencio administrativo, se configura como un acto reproductorio de uno anterior. Pues no hay identidad de uno de los elementos que debe concurrir para que se pueda afirmar que se está ante un acto confirmatorio de un acto anterior, esto es la causa petendi. iii) Las afirmaciones relativas a que al tratarse de una situación jurídica consolidada impiden aplicar los efectos de la sentencia de amparo al caso, constituye argumentos de fondo que deben ser respondidos en sentencia, por lo que a mi criterio no es procedente declarar la inadmisibilidad de la demanda. Así mi voto. S. de lo Contencioso Administrativo; San Salvador, diez de septiembre de dos mil veintiuno. ---S.L.RIV.MARQUEZ ---VOTO RAZONADO DISIDENTE PRONUNCIADO P OR EL SEÑOR MAGISTRADO QUE LO SUSCRIBE --- M.B.A. --- SRIA. --- RICADAS-“
El informe de la Administración Concursal: Determinación de la masa activa y pasiva en el concurso de acreedores y su impugnación. Contiene formularios.