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Reconociendo mis intereses, fortalezas, rechazos y debilidades

Apellidos y nombres INTERESES FORTALEZAS RECHAZOS DEBILIDADES


de tus estudiantes Objetos y actividades Actividades que le Objetos y actividades Actividades que
que le gustan y en las son que le producen le son difíciles de
cuales podría pasar fáciles de hacer. desagrado o no le hacer.
mucho tiempo. gustan y las cuales
evita.

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VILLA EL SALVADOR (1971). “PORQUE NO TENEMOS NADA LO HAREMOS TODO” Capital social: el ayllu milenario
Para comprender la organización social y la obra en Villa el Salvador, tenemos que hacer un repaso en las propias
raíces andinas de nuestra cultura peruana. Los conceptos de organización social, solidaridad, trabajo comunal y el
bien común, antes que el bien individual, son nociones que se cultivaron en el ayllu, la organización social milenaria
del ande peruano. Tal como afirma Castro (1973), el ayllu fue la célula social agropecuaria: el grupo de parientes,
vinculados entre sí por sentimientos religiosos y económicos ligados íntimamente con la posesión de la tierra
usufructuando colectivamente, a base de una organización social democrática. El ayllu se caracteriza por el uso
común de la tierra, el trabajo mancomunado para el bien común de todos los comuneros y los valores de solidaridad,
la democracia directa, valores que también están presentes en el concepto de autogestión (Castro, 1973). Tal como
considera Korten (2007), la autogestión es la base y el origen de la comunidad, a partir de sus carencias, sus
potencialidades y, finalmente, el control directo de los recursos. La revisión de la organización social andina,
representada en el ayllu, nos lleva a la cuna misma de la civilización peruana en Caral, hace cerca de 5000 años atrás,
en los albores mismos de la civilización humana. En Caral, el trabajo colectivo y la organización de la sociedad
permitieron crear la arquitectura monumental, desarrollo intensivo de la agricultura, desarrollo de la música y el
comercio (Shady, 2004). La organización social por mitades, pachacas, y por linajes o ayllus, que se identifican en
Caral en la etapa de los origines de la civilización, continuará en todas las sociedades de los andes centrales hasta el
Imperio inca (Shady, 2004).

El ayllu nace en Caral y llega a su máxima cúspide en el Imperio incaico en el siglo XV de nuestra era. Se transforma
en la comunidad campesina y llega al siglo XX para innovarse y convertirse en la comunidad urbana autogestionaria,
esa es la ruta de un viaje milenario. Villa el Salvador es el pueblo de todas las sangres, la síntesis del Perú, que en
solo los primeros quince años de su creación, pasó a ser de la barriada más grande de Lima al octavo distrito del
Perú. Y creció de manera exponencial, para pasar de 700 familias de los primeros días de su fundación a un distrito
que hoy, 50 años después, cuenta con cerca de medio millón de pobladores. Así lo confirma el líder y gestor de la
comunidad urbana autogestionaria don Antonio Aragón Gallegos, máximo dirigente comunal: Nosotros heredamos
en nuestro país el ejemplo de nuestras comunidades antiguas, el ayllu, y a partir de esas enseñanzas es que nosotros
logramos acá simplemente transmitir de familia en familia, de puerta en puerta, de grupo en grupo, de manzana en
manzana, el sentido de la unión, porque teníamos muchas cosas que resolver y a veces solo reclamando no se puede
conseguir cosas. Entonces, hubo que planificar la organización (Amigos de Villa, 16 de mayo de 2016). Muchos
investigadores sociales que estudian el fenómeno social de Villa el Salvador no comprenden cómo es que se logró
tanto en tan poco tiempo. Incluso se atreven a afirmar que todo fue obra del gobierno de Velasco y de
personalidades extranjeras. Nada más lejos de la realidad. Lo sucedido en VES solo tiene una respuesta sencilla y
concreta: se juntaron miles de años de experiencia de los habitantes, que traían ese bagaje cultural, y el capital
social como gran herencia de nuestra cultura milenaria. Partiendo de ellos, y con la solidaridad, la unión y el trabajo
de todos por todos, labraron la ruta y el destino de la ciudad. La clave de todo fue su organización

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