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Arte del Reino Antiguo

Tema 3

Introducción histórica

Inicia con la III Dinastía. Egipto es ya un rico estado agrícola, con un sistema de drenaje de las riveras pantano-
sas y de irrigación de las zonas periféricas desiertas, lo que aumentó la tierra cultivable. Para realizar estas tareas
se desarrolló un eficiente organización social y administrativa, creando la figura de un nuevo alto funcionario,
el visir, y se establece el censo de las riquezas con el empleo de la escritura. Esta nueva organización implicó la
participación de todo el pueblo en la construcción de las obras regias. La capital está en Menfis.

El nivel de bienestar propició el desarrollo técnico de las artes, vinculadas estrechamente con la realeza
y la religión. Se concentra en la figura del faraón todo el poder divino y humano. La obras creadas para los
monarcas estaban destinadas a resaltar su poder y destacar su naturaleza divina y humana.

El período que va de la IV a la VI dinastía fue el más fecundo en cuanto a las artes. Se han encontrado
monumentos, esculturas y pinturas en Gizah, Abusir, Saqqara, Dahshur y Meidum, todos cercanos a la capital.

Hacia finales de la VI dinastía se producen importantes cambios que conducen a la primera gran disolución
del Estado, debido al progresivo debilitamiento del poder de la monarquía, y al aumento de administradores
provinciales y a la aparición de focos de rebelión en Nubia.

El Reino Antiguo es un período clave para el desarrollo del arte egipcio. En esta época el faraón es asimilado
como un dios, Horus. Las obras arquitectónicas corresponden al deseo de los faraones de demostrar su
poder y su naturaleza divina, siendo un arte marcado por la “oficialidad” y una intencionalidad de carácter
político y social, pero también espiritual.

En esa época están ya definidos gran parte de las convenciones del arte egipcio: principio de proporción
jerárquica, inmovilismo o el ideal de belleza. La obras figurativas desempeñan un papel determinante no sólo
en el proceso del afianzamiento del poder regio, también en el funerario al crearse las distintas obras que
acompañarán al difundo en el Más Allá, permitiéndole perpetuar la vida terrena gracias al papel mimético que
adquirieron las imágenes plasmadas en las tumbas.

Es en este período donde se ve claramente el poder del faraón así como de una clase sacerdotal que
ideó un complicado conjunto de ritos funerarios, los cuales se traducen en elementos arquitectónicos.

Arquitectura del Reino Antiguo: el esplendor de la época de las pirámides

Se distinguen tres tipos de construcciones: la funeraria, la religiosa y la de tipo residencial. A partir de los
escasos restos de arquitectura no funeraria encontrados, se deduce que las casas, los edificios públicos e in-
cluso algunos templos, se construían con ladrillo y madera; mientras que la piedra, material más costoso,
se reservaba para la arquitectura funeraria.

En la tipología de enterramientos, las arquitectura egipcia tenía una doble función: como lugar de enterramiento
y como lugar de ofrendas. Partiendo de la mastaba, desarrollaron un nuevo tipo de tumba: la pirámide.

Lo que se llamará “fase experimental de la pirámide” se caracteriza por una búsqueda intuitiva de la forma y de

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la estructura (y de la grandiosidad digo yo). Poco más de medio siglo transcurre desde la pirámide escalonada
de Zoser (Djoser, Djeser), hasta la última de las tres pirámide de Snefru (Esnefru, Esnofres), período suficiente
para experimentar y adquirir la seguridad en la forma y la estructura para llegar a la pirámide de Keops.

El complejo funerario de Zoser en Saqqara Ver

Fue encargada por el faraón Neterierjet (“más divino que el cuer-


po de los dioses”), posteriormente llamado Djoser o Zoser (“el
prestigioso, el admirable, el sagrado”), primer gobernante de la
III dinastía de Egipto y que reinó del 2.665 a.C al 2645 a.C. El ar-
quitecto y constructor de este majestuoso monumento fue Imho-
tep, que además ostentaba los títulos de sabio, filósofo, médico y
mago, es el primer arquitecto conocido de la historia.

Es el primer conjunto monumental construido en piedra.

Pirámide. Sus lados están orientados a los puntos cardinales. La


pirámide se realizó a partir de las clásicas mastabas, a las que
se añadieron encima otras de menor tamaño hasta conseguir una
forma piramidal, con seis mastabas superpuestas. Para ello, el
proyecto inicial se fue modificando, ampliando la base de la pri-
mera mastaba varias veces hasta conseguir el resultado final. Se
construyó con pequeños bloques de piedra.

Un largo pozo permitía el acceso a la cámara funeraria, hecha


de granito rojo.

Es absolutamente maciza, colocada justo encima de los pasadizos


excavados en el suelo de los que surgen corredores hacia diversas
cámaras, entre las que se hallaron las tumbas de los miembros de
la familia real. Es una verdadera ciudad-laberinto con galerías,
pasillos y habitaciones de diversos tamaños. En sus cámaras in-
teriores se encontraron no menos de 40.000 vasijas de alabastro,
pizarra, diorita, dolerita, y granito.

Bajo ella se construyó una residencia subterránea, que se inter-


preta como diminutas réplicas de las habitaciones del palacio real de Menfis. La decoración de los muros son
de azulejos de colores que simulan haces de caña y pequeños relieves del rey en el festival heb-sed (fiesta de
renovación real).

Su simbolismo va muy ligado a la figura de Imhotep, entre otras cosas sacerdote del dios solar Ra. Debía estar
familiarizado con la idea de que el faraón tras la muerte partiría al más allá para reunirse con los dioses, con
lo que algunos investigadores ven esta pirámide como una escalera al cielo.

El complejo de Saqqara no solo era un mausoleo, también fue escenario de celebraciones y actividades mági-
cas. Es un gran recinto con distintas edificaciones. Estaba rodeado por una muralla de piedra caliza blanca
con una disposición de entrantes y salientes que recuerdan las fachadas del palacio, imitando la muralla
blanca de Menfis.

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A lo largo de esa muralla se encuentran trece falsas puertas que
simulan puertas de piedra abiertas, quizás para la “libertad de mo-
vimientos” del ka de Zoser. El verdadero acceso está en la parte
sudoeste, con una entrada cubierta con losas de piedra colocadas
de canto redondeadas en la parte inferior, evocando troncos de
palmera unidos, al estilo de las techumbres de los edificios de
adobe.

El pórtico de acceso o sala hipóstila, es una especie de corredor pro-


cesional techado y columnado. Las 40 columnas son fasciculadas,
conformadas por una serie de delgados fustes agrupados a modo de
haz, rememorando formas vegetales de la arquitectura precedente.
Las columnas están conectadas entre sí o adosadas a los muros lon-
gitudinales, ya que no se tenía experiencia para construirlas exentas.
Pero por primera vez surgen las columnas como elemento estruc-
tural. Estaban pintada en rojo mientras las paredes del fondo en
negro, quizás para que parecieran columnas exentas. De este modo
surge una nave central con más altura que las laterales, con columnas
a ambos lados, que componen una especie de capillas tenuamente
iluminadas. Se cree que estas capillas albergaban estatuas del rey o
divinidades de cada nomo. En este complejo se ve por primera vez el
uso de la cornisa, del toro, de las pilastras de esquina y las columnas.

Del pórtico de columnas se pasa a un primer patio sur donde ha-


bía dos piedras en forma de “B” separadas a cierta distancia entre
sí, que simbolizaban los límites del reino y delimitaban la carrera
ceremonial del faraón durante la celebración del heb-sed. Era un
recorrido con fuerte carga simbólica para demostrar su condición
física, necesaria para el mantenimiento del orden, para el gobier-
no y para garantizar la fertilidad de los campos.

Este patio meridional linda con la pirámide escalonada. En su par-


te norte hay un altar cuadrado con rampa de acceso y un templo
tallado en “T”. A lo largo del lado este del patio meridional se
extiende una larga fachada de ficticios almacenes, edificios ma-
cizos sin desarrollo interior.

En el lado sur del patio hay un edificio en forma de mastaba con
un friso de cobras unida a la muralla, se cree que es una segunda
tumba del rey. Bajo ella se han encontrado pasadizos con paredes
recubiertas de azulejos de color azul, que simulan haces de caña.
Se interpreta que puede ser una segunda tumba. Esta duplicidad
de tumbas reflejaría el doble enterramiento del rey.

El patio heb-sed, era un patio a cielo abierto para celebrar el jubi-


leo de renovación de los poderes divinos del rey y que habitualmente se hacía en el trigésimo año de su reinado.
En este patio el ka del faraón era nuevamente investido de poder real para gobernar sobre Egipto. En los lados
este y oeste había una sucesión de fachadas de falsos santuarios que representaban los nomos del país.

También había otros edificios de carácter simbólico: como el Templo del Alto Egipto y el Templo del Bajo
Egipto, edificios con cornisas cóncavas, altas columnas adosadas y capiteles de hojas colgantes.

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Los ensayos hacia el modelo de pirámide geomé-
trica: las tres pirámides de Snefru

PIRÁMIDE DE MEIDUM

Los tres grandes monumentos funerarios creados por Esnefru


(Snefru) coronaron el sensacional desarrollo de la arquitectura
funeraria egipcia a partir de la dinastía III. La innovación arqui-
tectónica impulsada por Esnofru en Meidum está relacionada con
el auge del culto solar durante la dinastía IV, que promovió la
identificación del faraón con el dios sol Re.

De acuerdo con esta visión, la pirámide simbolizaría el benben,


la colina primordial, ese primer trozo de tierra que, tras la crea-
ción del dios solar Atum, emergió de las aguas del nun, el iner-
te, oscuro y silencioso océano primordial. La pirámide, como la
colina primigenia, representa la creación y el renacimiento y se
convierte en el vehículo de la revitalización del faraón difunto. Si
las pirámides de la dinastía III simbolizaban escaleras al cielo es-
trellado, ahora la pirámide, como elemento solar, podía expresar
también la idea de los rayos del Sol que permitían el ascenso del
rey hasta la divinidad solar. Con sus caras lisas que resplandecían
gracias a su recubrimiento con caliza blanca de Tura, los colosales
edificios podían ser vistos desde la lejanía y se convertían en per-
fectos marcadores geográficos y manifestación del poder de Re y
del dominio del faraón.

De acuerdo con esta nueva concepción, el eje de construcción


principal del complejo funerario pasó a ser el este-oeste, en
lugar del norte-sur anterior. Así se pretendía propiciar la unión del
rey con el dios solar en su recorrido diario, desde que se asomaba
por el este en forma del escarabajo Khepri, pasando por su culmi-
nación al mediodía como Re, en forma de disco solar, y su ocaso
por el oeste en forma de carnero, Atum.

La pirámide de Meidum marcó el triunfo definitivo de este nuevo


modelo de conjunto funerario. La obra de Esnofru incluye por primera vez todos los elementos carac-
terísticos de los complejos funerarios faraónicos a partir de entonces: una pirámide satélite junto a la
principal, un templo funerario, otro templo situado a la orilla del río y una rampa que enlazaba estos
dos edificios. De acuerdo con el modelo solar, el templo funerario quedó adosado a la cara oriental de la pi-
rámide, en vez de la septentrional, aunque el acceso al interior se realizaba aún por el lado norte, como en la
pirámide de Djoser. Desde esta entrada, a unos 18 metros de altura, parte un corredor descendente de casi 60
metros de longitud y una inclinación de 28º. Este conducto termina en un pasillo horizontal que desemboca
en el fondo de un pozo, cuya parte superior da acceso a la cámara sepulcral, construida con una técnica típica
de inicios de la dinastía IV: la falsa bóveda por aproximación de hiladas. NG

Se levantó un edifico central parecido a una torre con los lados inclinados hacia adentro, que servía como
núcleo y de escalón superior de la pirámide. Se dispusieron seis gruesas capas de mampostería que dismi-
nuían la altura desde el centro hacia afuera, formando los escalones de la pirámide. Un segundo proyecto la
convertía en una estructura de ocho escalones, que después se recubrirían de una capa lisa de caliza de Tura,
conformando una pirámide geométrica de caras lisas.

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Algunos creen que es obra de Huni (padre de Snefru), pero la
mayoría opina que no.

Lo que se ve hoy en día en realidad es su núcleo, pero permite


ver cómo se pasó de la figura escalonada a la geométrica.

La cámara funeraria estaba en el interior, en eje y más o menos


a nivel del suelo. Su acceso se hacía a través del primer escalón
mediante un corredor en pendiente. Al igual que el de Saqqara,
junto a la pirámide de Meidum hay un cenotafio (falsa tumba),
una pequeña pirámide al sur de la principal.

Hay un sencillo templo funerario adosado en su cara este, que


tiene un pequeño espacio con dos estelas y un altar de ofrendas.
En Meidum está el prototipo de los posteriores complejos fu-
nerarios; pirámide, templo alto, templo bajo próximo al río y
calzada.

PIRÁMIDE ROMBOIDAL O QUEBRADA

Esnofru construyó una segunda pirámide en la necrópolis de Das-


hur, a 45 kilómetros al norte de Meidum.

Se inició como una verdadera pirámide para Snefru, pero según


se construía fue evidente que iba a quedar altísima y redujeron su
pendiente.

Este conjunto funerario cuenta con elementos duplicados: dos


cámaras, dos corredores, dos pendientes y dos entradas.

En el interior hay una cámara rectangular de gran altura consegui-


da con una “falsa bóveda”, que se utilizaría más adelante en la
pirámide de Keops.

Dentro del compelo funerario hay una pirámide secundaria y un


espacioso templo del valle con relieves. Este templo es impor-
tante porque es de los primeros ejemplos del templo funerario
egipcio: de planta rectangular compuesto por un pequeño patio
que antecede a una entrada con estelas, que da paso a un espacio
dividido en cinco compartimentos, siendo el central el que sirve
de acceso a un patio a cielo abierto. Al fondo se ubican seis capilla
precedidas por dos hileras de pilares en grupos de cinco,

La estructura interna de la pirámide Romboidal es inusual a causa


de sus dos entradas. Una se halla, como era costumbre, en el lado
norte, a 12 metros de altura, y da paso a un corredor de 80 me-
tros de longitud que lleva a un pasillo horizontal; éste, a su vez,
conduce a una cámara con falsa bóveda de 17 metros de altura.

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La segunda entrada, originalmente camuflada tras un bloque de
revestimiento, se halla en el lado oeste, a 33 metros de altura. Da
a un corredor descendente que al cabo de 65 metros continúa a
modo de un pasillo horizontal, donde se dispusieron dos cámaras
con bloques de cierre y, finalmente, una cámara funeraria con fal-
sa bóveda de 16 metros de altura.

LA PIRÁMIDE ROJA DE DASHUR

La tercera pirámide de Esnofru, conocida popularmente como


«pirámide Roja», es el logro constructivo de un enterramiento
piramidal. En su lado este se alzaba un templo mortuorio, más
elaboradora que el de la pirámide romboidal.

“Es la segunda pirámide con mayor base (220 metros), sólo diez
metros menor que la de la Gran Pirámide. Sin embargo, también
es la que tiene menor pendiente de sus caras (43º), por lo que sólo
alcanzó los 105 metros de altura. Su acceso se encuentra a 28
metros de altura en el lado norte, y desde allí parte un corredor
descendente de 63 metros que termina en un pasillo horizontal.
Éste atraviesa dos cámaras con falsa bóveda y luego da acceso
a una cámara sepulcral, situada a un nivel superior, también con
falsa bóveda y de casi 15 metros de altura. Tal vez el faraón fue
enterrado allí”. NG

Las grandes pirámides de la IV Dinastía: Giza

EL COMPLEJO DE KEOPS

Durante la IV Dinastía se da el punto culminante en el desa-


rrollo estructural de las pirámides. Tanto en dimensiones como
en calidad, y máximo exponente es la pirámide de Keops, hijo de
Snefru.

Técnicamente es un proyecto de gran precisión, con mínimos


errores de medición, con un detallado cálculo de pesos y las car-
gas que determinan el uso de determinados materiales y con una
excelente calidad en las uniones de los bloques de granito.

Su arquitecto fue Hemiunu. Durante su construcción, la obra su-


frió diversas transformaciones en su estructura interna; pero la
forma externa y las proporciones fueron concebidas como son
desde el principio.

Es la más grande de las pirámides egipcias. Su altura actual es


menor que el original porque le falta el revestimiento y algunas
capas de la cúspide debido a expolios.

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No entiendo lo de las 8 caras ¿¿?????

Su entrada está ubicada en la cara norte, por encima del nivel del
suelo. Se distinguen tres fases constructivas en las que se realiza-
ron varios corredores, como la mal llamada “cámara de la reina”.
En la última fase se realiza la “gran galería”, cuyo precedente es
la cámara de la pirámide romboidal de Snefru. Tiene 46 m de lon-
gitud por 8.5 de altura, con un techo de “falsa bóveda” por apro-
Keops
ximación de hiladas, que de forma ascendente nos hace penetrar
en el corazón de la pirámide. Al final de la “Gran galería” hay un
estrecho túnel que conduce a la “Cámara del rey”, precedida de
una especie de antecámara, Lo más curioso de esta cámara es su
techo plano, encima del cual hay cinco compartimentos separados
cuya finalidad era descargar los pesos y eliminar así el riesgo de
hundimiento del techo.

El complejo cuenta con: el paso del río, el templo del valle, el


templo funerario y la propia pirámide.

En la disposición del templo mortuorio destaca un amplio pa-


tio pavimentado de basalto negro, redado por un claustro techado
con grandes columnas de granito de sección cuadrada, a excep-
ción de las de las cuatro esquinas con sección rectangular. Los
muros del claustro estaban decorados con bajo relieves tallados
sobre piedra caliza.

La calzada ascendente unía al templo mortuorio con el templo


del valle. Heródoto lo describe de piedra pulida sobre la que se
cincelaron figuras de animales.

Existía una pirámide satélite cuya función estaría ligada al ka o al


festival de heb-sed.

También había pirámides satélites para las reinas, 64 mastabas de


piedra para los miembros de la corte, 8 mastabas dobles para los
hijos o la barca solar de madera del rey, hallada intacta en el foso
este de la pirámide.

EL COMPLEJO FUNERARIO DE KEFRÉN

Construida en un terreno más elevado da la sensación que la pi-


rámide de Kefrén es más alta que la de su padre, pero no es así.

Conserva aún el recubrimiento original en su cúspide de piedra


caliza de Tura y de granito rojo en la base.

Tiene dos entradas. Una en la cara norte que conduce a un corre-


dor largo y estrecho de granito rojo, que desciende al interior de la
pirámide y luego sigue horizontalmente hasta la cámara funeraria.

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En el lado oeste de ella se colocó un sarcófago rectangular de
granito pulido, y en el suelo hay un foso excavado donde posible-
mente se enterró el cofre canópico con las vísceras del rey.
La segunda entrada está por debajo del nivel de la pi-
rámide, dando paso a un corredor descendente que prosigue en
horizontal, y luego sube de forma abrupta hasta enlazar con la
zona horizontal del primer pasadizo. En la parte horizontal hay
otra abertura que lleva a otro estrecho pasadizo a través del cual
se llega a una cámara funeraria destinada al sarcófago real, nunca
utilizada.

La importancia de este complejo es que están todos los elementos


funerarios completamente desarrollados: templo del valle intacto,
bases de la calzada visibles y una buena parte del templo funerario.

El templo del valle está en muy buen estado de conservación gra-


cias a que estuvo cubierto por arena del desierto. Estaba destinado
a los ritos de purificación, embalsamiento del rey y ceremonia de
apertura de la boca.
Es de planta casi cuadrada y los muros exteriores presen-
tan una ligera inclinación, habitual en ese período. La fachada
tiene altas puertas y sus paredes están decoradas con jeroglíficos
en relieve con el nombre y títulos del rey.
Cuenta con dos entradas simétricas: una del Alto Egipto
y otra del Bajo Egipto. Sus vestíbulos de granitos se prolongan
hacia el interior hasta acabar en una pared lisa donde el camino
gira en ángulo recto hasta una antecámara rectangular.
Desde ésta se llega a una sala hipóstila en forma de “T”
invertida, con 16 columnas cuadradas de granito rosa, donde se
realizaba la “apertura de la boca” de las estatuas del ka del rey.
La luz se filtraba por unas hendiduras en la parte superior de los
muros, iluminando el suelo de alabastro, sin incidir en las estatuas
del ka de Kefrén, una de las cuales ha llegado hasta nuestros días.

Una larga calzada cubierta, en línea recta, unía al templo del valle
con el templo mortuorio.

El templo funerario es un edifico muy mal conservado. Es rec-


tangular, realizado con piedra local y revestido de granito rojo por
dentro y en el zócalo exterior.

Contiene los elementos típicos que siguieron todos los templos


funerarios del Imperio Antiguo:

A) sala de entrada (vestíbulo)


B) patio abierto
C) cinco nichos para estatuas
D) almacenes
E) santuario.

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Al sudeste de la gran pirámide se encuentra la Esfinge. Cons-
truida a partir de un montículo de roca. La Esfinge representaría
a Kefrén como dios solar, en referencia a la creencia heracliopo-
litana de que el rey se convertía en el dios sol al morir. También
representa la idea del león como el guardián de la necrópolis (yo
no creo que represente eso, me voy más por lo esotérico).

EL COMPLEJO DE MICERINO

Hijo de Keops, Micerino construyó la tercera pirámide Giza.


Estaba revestida con piedra caliza de Tura en la parte superior y
granito rojo en el inferior. La pirámide y partes el complejo no
pudieron ser terminadas dada la repentina muerte del faraón. Se
construyó un primer corredor inclinado que daba acceso a una
cámara rectangular. Pero luego construyeron un nuevo corredor
inclinado bajo el primero. Se torna horizontal dando paso a una
antecámara con paneles de piedra decorados con grabados. Se
hallaron tres rejas de granito que bloqueaban el corredor que daba
acceso a la cámara funeraria. En esta fase se añadieron dos cáma-
ra a mayor profundidad y una rampa de acceso. En una de estas
cámaras se encontró un sarcófago de basalto con decoraciones a
modo de paneles.

Al sur de la pirámide hay tres pirámides subsidiarias inacabadas


llamadas pirámides de las reinas. Junto a la cara este se encontró
un templo funerario de ladrillo que posiblemente fue hecho por
su hijo Dhepseskaf, su sucesor. Se aprecia claramente la doble
finalidad como patio de veneración y lugar de ofrendas.

Los restos de otras pirámides de la IV dinastía son escasos.

Pirámide de Abu Rawsh de Didufri Radjedef, sucesor de Keops.


Reinó pocos años. Se piensa que era hermano de Kefrén. En su
interior se encontró una antecámara y una cámara funeraria, con
los restos de un posible sarcófago de granito rosado. Dentro del
complejo había también un templo mortuorio en el lado este de la
pirámide, de tipología distinta a los construidos durante el Reino
Antiguo, empezado en piedra y terminado en ladrillo de adobe.
En patio del complejo estuvo rodeado de columnas inscritas con
el nombre del rey. Se encontraron estatuas de los hijos del faraón
y partes de una posible esfinge. Al este de la pirámide hay indicios
de un foso para una barca solar.

Pirámide de Zauiet el-Aryan, que pudo pertenecer a algún rey


de la IV Dinastía. Donde se halló una cámara funeraria con restos
de un sarcófago ovalado de granito.

Mastaba de Shepseskaf. Sucesor de Micerino, se hizo construir


una mastaba en Saqqara, con forma de sarcófago rectangular ori-
ginariamente recubierto de piedra caliza de Tura y con un borde

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de granito. Se abandona la pirámide como modelo de enterra-
miento. En el lado este de la tumba se construyó un pequeño
templo funerario del que salía una calzada al templo del valle.

En resumen puede decirse que las pirámides de la IV Dinastía


se caracterizaron por una construcción megalítica realizada
con grandes bloques de piedra.

La Dinastía IV: la era de las pirámides


Teresa Bedman González

[Texto publicado en Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.]


[Conferencia impartida en el Instituto de Estudios Islámicos. Madrid, noviembre de 1994.]

“La otra teoría, la de los simbolistas, parte del criterio que la forma, e incluso la técnica, supera el mero
ámbito de lo funcional o de lo estético para ser portadoras de significados de carácter simbólico. Aunque no
podemos exponer las innumerables interpretaciones en torno a las pirámides, conviene sintetizar al menos el
pensamiento de uno de los primeros egiptólogos que pensó en las pirámides como algo más que una tumba:
Ernesto Schiaparelli. En su artículo «Il significato simbolico delle piramidi egiziane» (1884), Schiaparelli, a
partir de pequeños amuletos de forma piramidal hallados en los ajuares funerarios, asoció la pirámide al disco
solar que surge entre dos montañas. Así, pues, había que considerar a la pirámide en el seno de un marco más
amplio de construcciones y de formas naturales, que extendía el inmediato culto al «ka» del rey muerto a otras
divinidades de carácter solar, como el dios Re y la diosa Hat-hor. Schiaparelli, en su teoría, recogía el pasaje
de Plinio en el que éste afirma que los obeliscos eran rayos de sol petrificados, de modo que la idea genera-
dora de un obelisco no sería una combinación casual de líneas geométricas, sino que representaría un haz de
rayos solares que irradia desde la pequeña pirámide que construye en su extremo superior y que desciende
verticalmente para dar calor y fertilidad a la tierra.

Las pirámides serían, en consecuencia, escaleras que permiten a los reyes ascender a las regiones celestes
como el símbolo de la energía que hace posible la existencia de la vida.

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Las pirámides y templos de la V y VI Dinastías

En este período existió una influencia muy importante del dios


del sol, el Ra de Heliópolis durante el resto del Imperio Antiguo.
Los faraones se entierran en modestas pirámides o mastabas
en Abusir en la V Dinastía y en Saqqara en la VI.

Es este período pierde importancia la pirámide real, pero los tem-


plos funerarios y edificios secundarios se hacen más comple-
jos y refinados. Se vana construir templos por iniciativa de los fa-
raones.

Pirámide Userkaf. Primer rey de la V Dinastía. Consistía en un


núcleo de piedras pequeñas con un revestimiento de caliza de
Tura. Es un pirámide de caras lisas. En el lado este se levantó
el santuario para ofrendas al difunto. El templo tiene una dis-
posición diferente, donde destaca el gran patio con un patio de
columnas de granito en tres de sus lados y una estatua colosal se-
dente del rey en la pared sur. Se hallaron también dos pirámides
subsidiarias, una probablemente para una reina que incluye un
pequeño templo funerario, y otra probablemente para el culto. El
templo del valle de la calzada aun no han sido localizados.

Es la primera vez que se construye un templo solar en el com-


plejo funerario, alejado se él y situado sobre un montículo.

Sahure, Neferirkare-Kakai y Niuserre. Construyeron su pirá-


mides en Abusir siguiendo el modelo tradicional. Las de Sahure y
Niuserre destacan por su magnificencia artística.

Sauhre levantó su pirámide con un núcleo interno escalonado de


capas de tosca caliza, cementada con barro del Nilo y huecos re-
llenos con arena y escombros, todo ello recubierto con caliza con-
formando una pirámide de caras lisas. Se sabe que los templos se
decoraron con un gran cantidad de relieves, hoy perdidos.

Las pirámides de Neferirkare y Niuserre son muy similares a la de


Sauhre aportando pocas novedades.

Con la llegada de la VI Dinastía los enterramientos reales se ubi-


carán en Saqqara.

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Los templos solares

A finales de IV Dinastía crece el culto a Ra, sustituyendo al culto


más primitivo de Atón en Heliópolis. En la V Dinastía un linaje
de faraones convertirán el culto de Ra en religión oficial de
estado egipcio.
Seis de los nueve faraones de esta Dinastía construyeron templos
solares, pero sólo se han encontrado dos.

Templo al sol de Abu Gurab. Es el modelo de templo solar. Se


construyó primero en ladrillos de adobe pero más tarde fue cons-
truido por entero en piedra caliza.

Consiste en un templo rectangular alienado a los cuatro punto


cardinales y rodeado por un muro de cerramiento. A través de una
entrada en forma de “T” se accede al patio, donde se encuentra
una plataforma con mesas de ofrendas y salas de almacenaje.

A continuación hay un altar en la zona central, un gran podio con


obelisco y una pequeña capilla al suroeste, la cual da acceso a la
llamada “capilla de las estaciones”.

Destaca el podio rectangular de caliza con los lados inclinados


hacia adentro (probable referencia a la Colina Primordial del tem-
plo de Ra en Heliópolis). Sobre ese podio había un obelisco, sím-
bolo sagrado del dios Ra. A los pies del obelisco se disponía un
altar bajo hecho de bloque de alabastro.

Había una calzada cubierta desde la terraza que comunicaba el


templo con el templo del valle, que era un edificio rectangular con
un pórtico.

Había también un modelo de barca de madera y ladrillo recubier-


to de yeso, encontrado fuera del patio y que simbolizaría la barca
en la cual Ra realiza su viaje diario por el cielo.

Además de una función religiosa, se piensa que los templos so-


lares tenían una función práctica, ya que eran los encargados de
atender parte de las necesidades de los templos funerarios de los
complejos de las pirámides cercanas a los que se enviaban pro-
ductos para las ofrendas.

La tumbas privadas del Reino Antiguo

La tendencia general en los monumentos privados, es el abandono del ladrillo pintado por una utilización
de la piedra como recubrimientos.

Son mastabas de nobles, como la de Nefermaat y su esposa Atet Maidum, con capilla de forma cruciforme,
o la de Rahhotep donde se encontró su conocida estatuilla. Ambas tienen capillas con corredores más largo
decorados con relieves y pinturas de temática diversa.

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Las mastabas de la V y VI Dinastías destacan por sus escenas murales. Pertenecía a importantes funciona-
rios de la administración como Ti, Ptahhotep o Mereruka. Los ingresos de sus cargos permitieron que se
construyeran monumentales tumbas. Levantaros mastabas con numerosas estancias, múltiples puertas falsas,
cámaras destinadas a los miembros de la familia del difunto, dobles escultóricos, inscripciones y relieves.

Artes figurativas

ESCULTURA EXENTA

La creación de un canon: convencionalismos en la escultura egipcia

Se basaba en la aplicación matemática de figuras geométricas a las que debían adaptarse todas las crea-
ciones. Este canon permaneció inmutable prácticamente desde los inicios del Egipto faraónico.

El canon ideal de cuerpo humano, se basaba en las medidas de la mano y del brazo, siendo el puño el módulo
de todas ellas. Esta regularización de formas es la responsable de que todo el arte egipcio muestre una
gran continuidad estilística a través de los siglos.

En la escultura exenta el escultor mantiene la presencia imaginaria de un plano vertical que corta central-
mente el cuerpo humano, desde delante hacia atrás, dividiéndolo en dos partes iguales (visto frontalmente).
Es frecuente encontrarse figuras erguidas con un pie adelantado en ademán de marcha. Sin embargo, si nos
fijamos bien, no estamos ante un paso natural puesto que: las plantas de los pies se apoyan totalmente sobre
el suelo sin flexionar; las rodillas están rígidas; los brazos se encuentran pegados al cuerpo (salvo a veces el
antebrazo); el torso no se dobla; y la mirada está alta y fija en el infinito.

El movimiento es mayor en el bajorrelieve y en la pintura que en la escultura, puesto que brazos y piernas
se despliegan y doblan, pero a cambio reciben otros convencionalismos que provocan rigidez y sensación de
falso movimiento. Al conjunto de estos convencionalismo se le denomina ley de la frontalidad: esta consiste
en la representación de pies, piernas y cabeza de perfil, mientras que ojo, tronco, hombros y manos lo hacen
de frente.

La razón de esta forma de representar es la mentalidad racional del egipcio, que para una mayor compren-
sión de lo representado desea mostrar el máximo de los elementos definidores de una figura, para que
no haya confusión. En su deseo de claridad rompen con la realidad lógica y muestran cuerpos humanos
artificialmente torsionados con superposición de planos completamente imposibles.

Los primeros modelos de la estatuaria exenta

Las mayor parte de las esculturas del inicio del Reino Antiguo se realizaron en piedra caliza para ser pinta-
das, utilizándose piedras duras para las mejores obras. En casi todas ellas se oculta la espalda del persona-
je, bien sea sentado o situándolo frente a una losa de piedra, e incluso apoyado en una columna, soportes que
se usan para disponer inscripciones jeroglíficas alusivas a su identidad. Mantienen el carácter cúbico del
Período Dinástico Temprano, algunas veces las imágenes se encontraban encerradas en espacios que sólo
permitían su contemplación frontal.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 14


Con la III Dinastía tanto la escultura de bulto redondo como en
relieve experimenta un auge. Ya sea como efigies destinadas a
depositarse en el interior de las tumbas como el ka del difunto, o
en relieves con escenas que evocaban su vida terrenal.

Es esta etapa las estatuas son casi siempre masculinas mostran-


do rasgos juveniles (salvo alguna excepción); y aparecen de pie
o sentados en una silla o con las piernas cruzadas como los escri-
bas. Llevaban en las manos un bastón o algún elemento alusivo
a su rango.
Las mujeres se representan esbeltas y bellas, en plenitud de su
juventud, con menor volumen corporal que los hombres y por lo
general en una escala menor. Abrazan el torso o uno de los brazos
del hombre en el caso de grupos mixtos.

Los hombres se pintaban de color ocre y las mujeres de un


color crema o amarillo.

Las estatuas suelen estar de pie en actitud de caminar, o sedentes.


Hay algunos casos de personajes arrodillados, así como díadas o
tríadas en donde aparecen varias posturas.

La escultura regia

Destacan:
Estatua sedente de Zoser.
Piedra caliza. Reino Antiguo,
Estatua sedente del faraón Zoser, hallada en el serdab del tem- 111 Dinastía. El Cairo, Museo
plo mortuorio de la pirámide escalonada de Saqqara. Se encuen- Egipcio.
tra en el Museo Egipcio del Cairo.

Tamaño natural-Piedra caliza- Carácter cúbico y efecto monu-


mental- Formas cerradas y macizas

Aparece el monarca severo y majestuoso, con la cabeza levantada


sobre los hombros, llevando el nemes (tocado de tela de la cabe-
za), y barba postiza. Se han perdido los ojos incrustados de cristal
de roca. Se viste con la capa del jubileo y tiene el brazo derecho
plegado sobre el cuerpo con la mano cerrada, mientras que la otra
la apoya abierta sobre el muslo izquierdo. Se percibe la serenidad
propia de las imágenes regias de la época.
Estatua sedente de Keops. Marfil. Reino
Antiguo, IV Dinastía. El Cairo, Museo
Egipcio.
La IV Dinastía constituye el punto culminante de la estatua-
Esta estatuilla representa al rey Khufu
ria real. Se ofrece un modelo idealizado que mantiene un cierto (conocido por los griegos como Keops), el
parecido con el personaje representado, pues estaban concebidas constructor de la Gran Pirámide de Giza.
como su doble. Se percibe una mayor naturalidad, recibiendo es- Irónicamente, esta pequeña estatuilla de 7,5
cm de altura es la única tridimensional con-
pecial atención el rostro como medio de identificación junto
temporánea confirmada de este rey. Cuando
con su inscripción jeroglífica. Se hicieron estatuas de varias di- se descubrió por primera vez, faltaba la ca-
mensiones, como la de marfil de Keops, a la colosal Esfinge del beza. Al darse cuenta de que el descanso era
complejo funerario de Kefrén. reciente, Sir Flinders Petrie, consciente de la
importancia del hallazgo, ordenó la búsque-
da de la cabeza perdida, que finalmente se
ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS descubrió tres semanas después. 15
Del complejo de Kefrén destaca la Estatua sedente del faraón
Kefrén. Proviene del valle de Giza y está realizada en diorita fina-
Estatua sedente
mente pulimentada. Deriva de la estatua de Zoser y representa del faraón Kefrén.
la apoteosis de la majestad divina. Está el faraón sentado en su IV Dinastía.
trono con su alto respaldo, sostenido por dos leones (yo no veo a El Cairo.
los leones). Los brazos apoyados sobre los muslos en postura de Museo Egipcio.
rígida simetría. Por detrás del nemes está el dios Horus, bajo la
forma de un halcón, divinidad de la que Kefrén es su encarnación.
Su rostro, con barba postiza, esboza una sutil sonrisa (tampoco
veo una sutil sonrisa). Se viste con un faldón corto y plisado. Se
trata de una imagen idealizada, hierática y serena que transmite
una sensación de realismo comedido.

La Esfinge de Giza, se dice que es un retrato de Kefrén (yo lo


dudo). Concebida como vigía de la necrópolis, su cuerpo tiene
forma de león acostado y su cabeza se cubre con el nemes y el
uraeus, símbolo este último de la diosa cobra Uadjet (Wadjet).

Del templo de Micerinos proceden varias grupos escultóricos de


tamaño medio realizados en esquisto. Como la díada y la tríada de
Micerino. En ellas pervive la influencia de la tradición clásica.

La díada de Micerino, del Museo de Bellas Artes de Boston, es


una obra inacabada de bulto redondo, en la que el monarca apare-
ce de pie frente a su reina principal, que adopta la misma actitud
de caminar que su esposo (normalmente las mujeres aparecen con
los pies juntos). Ambos se apoyan en un pilar central, yuxtapo-
niéndose sus cuerpos. Sus rostros, aunque idealizados y distantes,

Díada de Micerino.
King Menkaura (Mycerinus) and queen
Egyptian Old Kingdom, Dynasty 4, reign of
Menkaura 2490–2472 B.C.
Museo de Bellas Artes de Boston

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 16


aparecen más humanizados y el tratamiento de la anatomía, visi-
ble bajo los vestidos de ella, evidencia el grado de perfección de
los escultores de la IV Dinastía.

Son esculturas para verse claramente de frente.

Museo de Boston sobre la tríada de la derecha. “La belleza sublime de


esta estatua triple enmascara la sofisticación de su composición. La figura cen-
tral y más grande es Hathor, una diosa importante a lo largo de la historia egipcia
asociada con la fertilidad, la creación, el nacimiento y el renacimiento. Ella era
la divina madre y protectora del rey. Aquí, ella usa un tocado de cuernos de vaca
y un disco solar, pero por lo demás su apariencia es la de una mujer humana, y se
la representa con el mismo peinado y la misma vestimenta que sus contrapartes
terrenales.
Hathor abraza al rey Menkaura (Micerino), que está de pie a su iz-
quierda. Lleva una corona simbólica del Alto Egipto (el Valle del Nilo) y una
falda escocesa envolvente cuyos pliegues afilados se ajustan al contorno de su
cuerpo. En su mano derecha sostiene una maza, un arma que los reyes manejan
frecuentemente en relieve, pero hasta ahora no reproducida en escultura de pie-
dra. Aquí, los artistas resolvieron el problema de tallar su eje delgado y frágil en
la ronda apoyándolo en el trono de Hathor.
El tamaño corresponde a la posición jerárquica en el arte egipcio, y
aunque visualmente Hathor y Menkaura parecen tener la misma altura, la diosa King Menkaura, the goddess Hathor, and the
sentada es significativamente más grande en escala. deified Hare nome.
Egyptian Old Kingdom, Dynasty 4, reign of
La tercera y más pequeña figura es una diosa de menor importancia, Menkaura 2490–2472 B.C.
con un nomo del Alto Egipto conocido como Hare. Está simbolizado por el es- Museum of fine Arts-Boston.
tandarte de conejo que lleva en la cabeza. Un artista ha fusionado hábilmente el
signo del ankh que lleva en la mano izquierda con el trono de Hathor. La diosa
Hare, como Hathor y Menkaura, exhibe un cuerpo proporcionado de acuerdo

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 17


con el ideal de belleza del Antiguo Reino y está modelado con la elegancia so-
bria que hace de este período un punto culminante del arte egipcio.
La inscripción en la base de la escultura aclara el significado de esta
pieza complicada: “El Horus (Kakhet), Rey del Alto y Bajo Egipto, Menkaura,
amado de Hathor, Amante del Sicómoro. Recitación: Te he dado todas las cosas
buenas, todas las ofrendas, y todas las provisiones en el Alto Egipto, para siem-
pre”. Significa que todos los bienes materiales producidos en el nomo de Hare
serán presentados al rey para sostenerlo a perpetuidad. Una teoría sugiere que
ocho de estas tríadas, cada una con el rey y Hathor con una de las otras deidades
de los nomos, se colocaron en el Templo del Valle de Menkaura”.

Las tríadas de Micerino, son el primer ejemplo de represen-


taciones del soberano en compañía de deidades. Son repre-
sentaciones frontales, talladas en alto relieve próximas al bulto
redondo, en las que los cuerpos se funden con la losa de esquisto
sobre la que se apoyan. La tríada de Micerino del Museo del
Cairo. Muestra al faraón de pie, con barba postiza y tocado con
la corona del Alto Egipto. Está flanqueado por la diosa Hator a su
derecha, ataviada con cuernos y el disco solar entre ellos, y por
una divinidad local a su izquierda, que lleva el tótem distintivo
sobre su provincia.

Tríada de Micerinos.
Reino Antiguo, IV Dinastía.
El Cairo, Museo Egipcio.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 18


.....

Durante la V y la VI Dinastías la estatuaria se mantiene sin


grandes variantes. En la primera se sigue manteniendo el em-
pleo del pilar y el de la losa dorsal para sustentar los cuerpo
y evitar la fragmentación de los altos tocados. Los principales
materiales siguen siendo las piedras duras y el metal.

Las novedades son las estatuas faraónicas derivadas del mo-


delo de la Gran Esfinge, y la forma de tallar los rostros con
la ceja y la línea cosmética del ojo perfilada en bajo relieve.
Como se ve en la Cabeza del faraón Userkaf, de Museo Egipcio
del Cairo. Imagen de tamaño natural realizada en granito rojo,
que formaba parte de una estatua sedente destinada a su templo
solar en Abusir.
Cabeza de Userkaf. Reino Antiguo, V
De la VI dinastía se conservan dos Estatuas del faraón Pepi I, Dinastía. El Cairo, Museo Egipcio.
del Museo Egipcio de El Cairo. Proceden del templo de Hiera-
cómpolis. La más pequeña se encontraba dentro del tórax de la de
mayor tamaño. Fueron ejecutadas con planchas de cobre batido y
otros materiales como el yeso dorado para la corona y el faldellín
o la piedra calcárea y la obsidiana para los ojos.

Una estatuilla de apenas 15.2 cm de alto es la Estatuilla arrodi-


llada de Pepi I es la que se encuentra en el Museo de Brooklyn
de Nuevo York. Está arrodillado con una vasija de libación en
cada mano y en la cual los brazos están liberados de la piedra
de relleno que les mantenía unidos al tronco. Estaba realizada en
alabastro, obsidiana y cobre.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 19


Las imágenes de cortesanos presentan estereotipadas las fac-
ciones del rostro y evocan los rasgos de los reyes, si bien en
algunas obras se individualiza al personaje como sucede con
la representación de extranjeros.

Se usaba la piedra caliza pintada con convencionales colores,


pero también se usó la madera que permitía la policromía.

Los hombres aparecen sentados en una silla con el torso desnudo,


un brazo cruzado sobre el pecho y el otro apoyado en el muslo,
con la mano abierta o cerrada. Las piernas terminan en gruesos
tobillos y grandes pies, y la cabeza generalmente es grande y con
detallado peinado se sustenta sobre un cuello corto.

La mujeres ofrecen características similares, percibiéndose su


anatomía bajo las finas vestimentas sobre las que destacan sus Rahotep y Nofret. Reino Antiguo, IV Di-
nastía. El Cairo, Museo Egipcio.
joyas.

El mejor exponente de la estatura privada es el grupo de Rahotep


y Nofret, del Museo Egipcio del Cairo, procedente de su tumba de
Meidum. Son estatuas sedentes esculpidas con arcaicos rasgos en
caliza policromada, cuyos cuerpo pintados de blanco se funde con
los asientos de altos respaldos. Sus ojos resultan expresivamente
vivos gracias a al cristal de roca encajados en marcos metálicos.
Las pesadas formas de ella, acentuadas con la voluminosa peluca,
se atenúan con las bellas joyas que la adornan. La obra se com-
pleta con inscripciones jeroglíficas alusivas a los títulos y a los
nombre de cada uno.

De las necrópolis de Giza y Saqqara proceden numerosas escultu-


ras de las V y VI dinastías. Realizadas en piedra caliza y madera,
en las que se percibe una mayor naturalidad que en los tiempos
anteriores. De la V Dinastía destacan las dos grandes Estatuas
de Ranofer del Museo Egipcio de El Cairo. Que muestran a un
importante funcionario. En una está representado con la cabeza
desnuda y atuendo privado, y en la otra con peluca y atuendo
cortesano.

Una de las tipologías más significativas es la del escriba. Son


imágenes prototípicas de personajes sentados, con las piernas
cruzadas, que sujetan en una mano la hoja de papiro y en la otra
el cálamo. Los más famoso son el Escriba sentado del Museo
Egipcio de El Cairo y el Escriba sentado del Museo del Lou-
vre (encontrado en la necrópolis de Saqqara). Ambos son de la
V Dinastía. El primero lleva peluca mientras el segundo no. Los
dos tienen los ojos de cristal de roca y están convencionalmente
pintados en tonos ocre y piedra. Como novedad destaca la desa-
parición de la piedra comprendida entre los brazos y el tronco, lo
que aligera el volumen de las imágenes.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 20


En esta época también se tallan esculturas en madera. Material
más blando que la piedra y que posibilita realizar por separado las
partes de la figura para ensamblarlas después. La mayoría están
recubiertas de yeso pintado. Los ojos son muy realistas y están
encajados sobre marcos de cobre.

El Alcalde del Pueblo, Museo Egipcio del Cairo. Se trata de una


realista escultura realizada al dignatario Kaaper. Se muestra en
su ambiente cotidiano desprovisto de peluca y con sencillas ves-
timentas. Hay otra escultura de él que se encontró en la misma
tumba donde aparece vestido de cortesano.

Durante el Imperio Antiguo es frecuente encontrar imágenes co-


lectivas, generalmente de caliza policromada, que constituyen
auténticos retratos familiares.

El enano Seneb y su familia, perteneciente a la VI Dinastía. Sneb


se encuentra sentado sobre un banco corrido, con sus brazos cor-
tos plegados sobre el pecho y las piernas cruzadas, con el fin de
disimular su anomalía física.
Su esposa, también sentada, le abraza mientras que sus
pies tocan el suelo. También están sus hijos, desnudos y de pie
sobre el pedestal.

En este período se inicia la producción de pequeñas estatuillas


en piedra y madera destinadas a depositarse en la tumbas. Son
figuras masculinas y femeninas que ejecutan diversas tareas coti-
dianas para el difunto llamadas sirvientes.
Esta hermosa pieza fue hecha para el
sacerdote lector, Ka-aper. Originalmente
estaba enlucida y pintada. Está represen-
tado en una pose de zancada, con el pie
izquierdo hacia adelante y sosteniendo un
bastón (ahora sustituido con una copia)
en su mano izquierda. Su derecho pro-
bablemente habría tenido un cilindro. El
nivel de realismo con el que se representa
al sujeto es impresionante y contrasta
con el idealismo extremo en el que se
representaban los reyes y los miembros de
la familia real. Ka-aper se muestra como
un hombre corpulento, probablemente
reflejando su estado de riqueza. Sus ojos
están incrustados con calcita, cristal
de roca y piedra negra, perfilados con
cobre, en imitación del maquillaje de los
ojos. Estos ojos exquisitos y los rasgos
faciales en forma de retrato se suman a la
calidad real de esta estatua, que cuando
Grupo del enano Seneb los trabajadores de las excavaciones de
y de su familia. Reino Antiguo, VI Mariette la descubrieron, pensaron que
Dinastía. El Cairo, Museo Egipcio. Grupo de Mersuankh con sus se parecía tanto al alcalde de su pueblo,
dos hijas. Piedra caliza pintada. que la estatua fue acuñada “Sheikh el
V Dinastía del Imperio Antiguo. -Balad ”(alcalde). Procedencia: Saqqara,
Dimensiones: 43,50×21,00×20,50 Mastaba de Ka-aper
cm.
Medio: madera; Ojos: cristal de roca,
calcita, cobre, piedra negra. 21
ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS
RELIEVE Y PINTURA

ESCENAS Y TEMAS

Las representaciones son muy variadas.

Temas religiosos y guerreros


Relativos a las tareas de gobierno del faraón o a su relación con los dioses. Entre ellos sobresalen los refe-
rentes a su coronación, a sus expediciones al extranjero o a campañas militares. En está últimas el monarca
reafirma su poder luchando contra los elementos que producen el caos en el universo, bien sean éstos anima-
les salvajes o enemigos extranjeros.

En las de carácter religioso el faraón se halla en compañía de divinidades participando en diferentes festivi-
dades en actitud de ofrenda hacia ellas o bien en su presencia, lo cual reafirma su poder y soberanía.

En los temas guerreros el faraón derrota a los enemigos de Egipto. Esta temática se dará en otros períodos,
con independencia de la realidad histórica del suceso, sería más bien un tipo de representación simbólica.

Escenas de género
Se refieren a aquellas escenas explicativas de la vida cotidiana del difunto, entendiéndose como una muestra
de lo que éste realizó en vida. También pueden aludir a los bienes que su ka necesita para alimentarse en el más
allá. Se acostumbran a mostrar las escenas en perspectiva jerárquica, ataviado el difunto con ricas vestimentas
y objetos que denotan su posición social, tanto en actitud de caminar como sentado. Suele estar acompaña-
do por familiares y por otras figuras que le llevan presentes y ejecutan sacrificios. Son escenas idealizadas
destinadas a ser eternas. Cuando aparecen cazando, al igual que el monarca, contribuyen al mantenimiento
del orden establecido. Estas imágenes están perfectamente codificadas y se inscriben en la categoría de las
escenas de género, no biográficas. Constituyen un valioso documento para conocer a la sociedad egipcia.

MODOS DE REPRESENTACIÓN

Las escultura y pinturas de templos y tumbas de mayor calidad surgen en la corte menfita y en su
entorno. Se diferencia de las obras provinciales por el alto grado de refinamiento. Sus pautas compositivas
fueron evolucionando a lo lago del Reino Antiguo consolidándose plenamente a partir de la IV Dinastía, y
alcanzan sus formas definitivas durante las V y VI Dinastías.

Las composiciones se distribuyen en registros horizontales o verticales, en los que se dibujan, esculpen y
colorean las imágenes y las inscripciones jeroglíficas.

Las figuras se componen mediante el canon de proporciones y convencionalismos surgidos en la III Dinas-
tía. Los personajes más importantes (reyes, dioses o nobles) siempre son de un tamaño mayor a los del resto
de personajes de la escena. Los hombre y mujeres muestran diferencias coincidentes con los roles sociales
que desempeña cada uno: mayor tendencia a la acción los hombre, mientras las mujeres sueles aparecer es-
táticas y con la piel de color claro.

Técnica. Tanto en las pinturas como en los relieves primero se dibujaban las siluetas sobre el muro, perfilan-
do los contornos con tinta roja o con tinta negra en el caso que necesitaran correcciones. Posteriormente se
coloreaban.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 22


En cuanto a los relieves había dos modalidades:

— Relieve plano o bajo relieve. Se tallaban las figuras


rebajando la superficie alrededor de ellas con el cincel
y el martillo. Después se pulía la superficie para que el
pintor las coloreara.
— Relieve rehundido o huecorrelieve. Empleado prin-
cipalmente en los muros exteriores de los templos, ex-
puestos a la luz solar, donde se rebajaba tan solo el con-
torno de las figuras.

RELIEVES PICTÓRICOS DEL REINO ANTIGUO

Durante la III Dinastía las paredes laterales de las capillas de las


tumbas se decoraban con escenas de su dueño y esposa recibiendo
las ofrendas de parientes y servidores, así como otros temas alu-
sivos a la vida eterna.

A finales de IV Dinastía la figura del finado se esculpe de frente,


casi en bulto redondo y con el pie izquierdo adelantado, y se co-
locaba en el umbral de la falsa puerta ante la cual se depositaban
las ofrendas.

De los relieves de la III Dinastía destacan dos de los once pane- Tumba de Hesiré. Relieves en madera.
les de madera pintada de la Tumba de Hesiré. Saqqara. III Dinastía. Reino Antiguo.

Se dice que era escriba y dentista


Tumba de Hesiré, en Saqqara. Constituyen una obra maestra del de Zoser.
relieve de todos los tiempos.
• En un de ellos está el cortesano sentado ante la mesa de ofren-
das, ataviado con una capa y una corta peluca rizada, llevando en
su hombro derechos los útiles del escriba y en la mano izquierda
un fino bastón.

• En el otro panel está de pie, con la pierna izquierda adelanta-


da, ataviándose con una peluca y una falda corta sujeta con un
cinturón. En la mano izquierda lleva una larga vara y los útiles
del escriba, y en la derecha el cetro kherep, símbolo de poder. El
canon de proporciones de esta imagen fue considerado el mo-
delo clásico para las figuras de pie en los relieves de las etapas
posteriores.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 23


Ambas escenas van acompañadas de jeroglíficos alusivos al nom-
bre del difunto, a sus títulos nobles y a los nombres de las diversas
ofrendas fúnebres.

....

Los relieves de la V y VI Dinastía poseen mayor libertad com-


positiva. Mantiene la calidad artística de las dinastías anteriores.
Las escenas se caracterizan por su amplitud temática, están bella-
mente dibujadas y talladas.

En las obra regias es frecuente hallar temas relativos a la corona-


ción y jubileo del faraón, así como a las ofrendas realizadas por
sus sacerdotes y cortesanos ante su mesa fúnebre.

Paneles del faraón Sahure, del complejo mortuorio de Abusir,


en los que el monarca se dedica a cazar aves acuáticas entre los
pantanos y a participar en escenas de guerra.

Old Kingdom.
Dynasty 5.
2496-2483 BC.
From Abusir, Pyramid Complex of Sahure.
Limestone.
Neues Museum, Berlin.ww

Lateral izquierdo de la puerta de entrada. Detalle de Amentit, considerada como la diosa del oeste y de la fertilidad.
Left side of the entrance door. Detail of Amentit, considered as the goddess of the west and fertility.

• Dinastía V.2. Reinado de Sahure´ (Horus: Nebkau). • Procedencia: Abusir. Complejo piramidal del rey Sahure´. Pirámide
secundaria. • Material: Piedra calcárea pintada. • Conservación: Berlín. Neues Museum ÄM 21784.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 24


Templo solar del faraón Niuserre • Procedencia: Abû Ghurâb.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 25


y los relieves del Templo funerario del faraón Userkaf, con be-
llas escenas en las aparecen diversas plantas y plantas de papiro.

En los relieves destinados a decorar las tumbas de los cortesanos


menfitas enterrados en Gizeh, Saqqara y Meidum, al difunto se
le representa siempre de mayor tamaño, participando es escenas
de raigambre regia como la caza del hipopótamo, la de aves o la
pesca. En otros encontramos hombres con sus rebaños de bueyes
o tendiendo trampas a las aves silvestres.

En algunas tumbas se incluyen trabajos relacionados con algunos


oficios que ilustran el proceso de producción del ajuar funerario,
así como portadores de ofrendas, músicos y bailarines.

También es frecuente encontrar composiciones alusivas al culto


de los muertos como el cortejo fúnebre o la presencia del difunto
ante la mesa de ofrendas.

De entre las mastabas existentes resaltan los relieves:


Relieve mural del Templo funerario de Userkaf
Reino Antiguo, V Dinastía.
El Cairo, Museo Egipcio.

Tumba de Ti en Saqqara que constituyen el punto culminante del


relieve de la V Dinastía. Se representa a Ti provisto de todo lo
que confirma su posición social, inspeccionando junto a su esposa
las reses destinadas al sacrificio fúnebre.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 26


Bajorrelieves de la mastaba de la princesa Idut, con hermosas
escenas acuáticas. Era hija de Unas. Su tumba es parte de la gran
mastaba de su esposo Mereruka

Tumba de Ptah-hotep con escenas de animales. V Dinastía. Sa-


qqara. Ptah-hotep era un escriba que ejercía de Visir durante el
reinado de los faraones Isesi y Unas y autor de Las máximas de
Ptahotep. Princesa Idut.

Tumba de Ika en los que la imagen del difunto en la falsa puerta


de madera sigue fielmente el canon de la tumba de Hesiré. V Di-
nastía. Fue un sacerdote del reinado de Unas. Saqqara.

Tumba de Mereruka, VI Dinastía, en cuyas tallas se percibe ya


una cierta pérdida de calidad artística que caracteriza a las más
destacadas obras de este reino. Saqqara.

Ptah-hotep

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 27


Para los antiguos egipcios no había distinción alguna entre los objetos del mundo material, tales como
las personas o las ofrendas, y las pinturas o representaciones de los mismos. Por ello, cada una de las escenas
de ofrendas tenía un carácter mágico que las convertía en algo real en el más allá. La tumba debía lle-
narse de provisiones y de objetos que pudiera utilizar en el otro mundo su propietario.

LA PINTURA EN EL REINO ANTIGUO

La decoración pictórica surgió antes que la escultórica. Las primeras muestras se encuentran en los vasos de
cerámica fúnebres y en las tumbas de Período Predinástico.

El color recubría los bajo relieves de los edificios, las esculturas exentas y muchos objetos pertenecientes a
las llamadas artes decorativas.

Al igual que la escultura, la pintura crea imágenes prototípicas en las que el equilibrio compositivo, la
pureza de las líneas, el juego de los colores y la armonía de las formas están siempre supeditadas a los
preceptos religiosos y artísticos que rigen a los demás géneros artísticos. Sus pautas se respetaron durante
más de tres mil años.

Técnica. Desde un punto de vista técnico, las imágenes se disponían sobre un fondo plano, consistente en una
capa de enlucido de cal blanca sobre la que se dibujaba una cuadrícula para sobre ella dibujar las figuras en
color rojo, o negro si había que corregirlas.

Los colores eran de procedencia mineral, mezclándolos con un aglutinante y agua con objeto de formar una
pintura al temple, la cual se adhería fácilmente al soporte. Se aplicaban con pinceles de diferentes grosores.

Su temática estaba sometida a las mismas normas que determinaban su emplazamiento en las construcciones
y objetos, coincidiendo especialmente con las de los relieves.

Las escenas se disponían en banda horizontales superpuestas, separadas entre sí por una línea, y se combina-
ban con escritura jeroglífica.

La mala conservación de la pintura ha ocasionado que existan pocos ejemplos realizados durante el Reino
Antiguo.

Durante la IV Dinastías en algunas mastabas de Meidum pueden encontrarse complejas escenas de ofrendas
y de vida campestre ejecutadas con gran destreza.

El mejor ejemplo es el largo friso conservado procedente de la tumba de Nefer-Maat (hijo de Esnofru) y de su
esposa Atet, conservado en el Museo Egipcio de El Cairo conocido como la Ocas de Meidum. En él aparecen
seis aves en medio de un campo, disponiéndose dos parejas erguidas en el centro de la composición y un ave
en cada esquina con el cuello inclinado hacia el suelo. Se ha empleado una amplia gama de colores aplicados
con finas y próximas pinceladas, proporcionando una gradación matizada del su plumaje. Está considerada
una obra maestra de la pintura de todos los tiempos

De esta misma tumba proceden dos fragmentos de temática relacionada con la caza y el arado de los campos,
los cuales fueron desarrollados con una novedosa técnica de incrustación de los colores, es decir, que se ta-
llan en huecorrelieve las imágenes para posteriormente rellenarlas con pasta coloreada. Esta técnica tiene el
inconveniente que al secarse la pintura se desprendía; razón por la cual se abandonó. En el Reino Nuevo la
retomarían utilizando nuevos materiales.

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