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Tema 3
Introducción histórica
Inicia con la III Dinastía. Egipto es ya un rico estado agrícola, con un sistema de drenaje de las riveras pantano-
sas y de irrigación de las zonas periféricas desiertas, lo que aumentó la tierra cultivable. Para realizar estas tareas
se desarrolló un eficiente organización social y administrativa, creando la figura de un nuevo alto funcionario,
el visir, y se establece el censo de las riquezas con el empleo de la escritura. Esta nueva organización implicó la
participación de todo el pueblo en la construcción de las obras regias. La capital está en Menfis.
El nivel de bienestar propició el desarrollo técnico de las artes, vinculadas estrechamente con la realeza
y la religión. Se concentra en la figura del faraón todo el poder divino y humano. La obras creadas para los
monarcas estaban destinadas a resaltar su poder y destacar su naturaleza divina y humana.
El período que va de la IV a la VI dinastía fue el más fecundo en cuanto a las artes. Se han encontrado
monumentos, esculturas y pinturas en Gizah, Abusir, Saqqara, Dahshur y Meidum, todos cercanos a la capital.
Hacia finales de la VI dinastía se producen importantes cambios que conducen a la primera gran disolución
del Estado, debido al progresivo debilitamiento del poder de la monarquía, y al aumento de administradores
provinciales y a la aparición de focos de rebelión en Nubia.
El Reino Antiguo es un período clave para el desarrollo del arte egipcio. En esta época el faraón es asimilado
como un dios, Horus. Las obras arquitectónicas corresponden al deseo de los faraones de demostrar su
poder y su naturaleza divina, siendo un arte marcado por la “oficialidad” y una intencionalidad de carácter
político y social, pero también espiritual.
En esa época están ya definidos gran parte de las convenciones del arte egipcio: principio de proporción
jerárquica, inmovilismo o el ideal de belleza. La obras figurativas desempeñan un papel determinante no sólo
en el proceso del afianzamiento del poder regio, también en el funerario al crearse las distintas obras que
acompañarán al difundo en el Más Allá, permitiéndole perpetuar la vida terrena gracias al papel mimético que
adquirieron las imágenes plasmadas en las tumbas.
Es en este período donde se ve claramente el poder del faraón así como de una clase sacerdotal que
ideó un complicado conjunto de ritos funerarios, los cuales se traducen en elementos arquitectónicos.
Se distinguen tres tipos de construcciones: la funeraria, la religiosa y la de tipo residencial. A partir de los
escasos restos de arquitectura no funeraria encontrados, se deduce que las casas, los edificios públicos e in-
cluso algunos templos, se construían con ladrillo y madera; mientras que la piedra, material más costoso,
se reservaba para la arquitectura funeraria.
En la tipología de enterramientos, las arquitectura egipcia tenía una doble función: como lugar de enterramiento
y como lugar de ofrendas. Partiendo de la mastaba, desarrollaron un nuevo tipo de tumba: la pirámide.
Lo que se llamará “fase experimental de la pirámide” se caracteriza por una búsqueda intuitiva de la forma y de
Su simbolismo va muy ligado a la figura de Imhotep, entre otras cosas sacerdote del dios solar Ra. Debía estar
familiarizado con la idea de que el faraón tras la muerte partiría al más allá para reunirse con los dioses, con
lo que algunos investigadores ven esta pirámide como una escalera al cielo.
El complejo de Saqqara no solo era un mausoleo, también fue escenario de celebraciones y actividades mági-
cas. Es un gran recinto con distintas edificaciones. Estaba rodeado por una muralla de piedra caliza blanca
con una disposición de entrantes y salientes que recuerdan las fachadas del palacio, imitando la muralla
blanca de Menfis.
También había otros edificios de carácter simbólico: como el Templo del Alto Egipto y el Templo del Bajo
Egipto, edificios con cornisas cóncavas, altas columnas adosadas y capiteles de hojas colgantes.
PIRÁMIDE DE MEIDUM
Se levantó un edifico central parecido a una torre con los lados inclinados hacia adentro, que servía como
núcleo y de escalón superior de la pirámide. Se dispusieron seis gruesas capas de mampostería que dismi-
nuían la altura desde el centro hacia afuera, formando los escalones de la pirámide. Un segundo proyecto la
convertía en una estructura de ocho escalones, que después se recubrirían de una capa lisa de caliza de Tura,
conformando una pirámide geométrica de caras lisas.
“Es la segunda pirámide con mayor base (220 metros), sólo diez
metros menor que la de la Gran Pirámide. Sin embargo, también
es la que tiene menor pendiente de sus caras (43º), por lo que sólo
alcanzó los 105 metros de altura. Su acceso se encuentra a 28
metros de altura en el lado norte, y desde allí parte un corredor
descendente de 63 metros que termina en un pasillo horizontal.
Éste atraviesa dos cámaras con falsa bóveda y luego da acceso
a una cámara sepulcral, situada a un nivel superior, también con
falsa bóveda y de casi 15 metros de altura. Tal vez el faraón fue
enterrado allí”. NG
EL COMPLEJO DE KEOPS
Su entrada está ubicada en la cara norte, por encima del nivel del
suelo. Se distinguen tres fases constructivas en las que se realiza-
ron varios corredores, como la mal llamada “cámara de la reina”.
En la última fase se realiza la “gran galería”, cuyo precedente es
la cámara de la pirámide romboidal de Snefru. Tiene 46 m de lon-
gitud por 8.5 de altura, con un techo de “falsa bóveda” por apro-
Keops
ximación de hiladas, que de forma ascendente nos hace penetrar
en el corazón de la pirámide. Al final de la “Gran galería” hay un
estrecho túnel que conduce a la “Cámara del rey”, precedida de
una especie de antecámara, Lo más curioso de esta cámara es su
techo plano, encima del cual hay cinco compartimentos separados
cuya finalidad era descargar los pesos y eliminar así el riesgo de
hundimiento del techo.
Una larga calzada cubierta, en línea recta, unía al templo del valle
con el templo mortuorio.
EL COMPLEJO DE MICERINO
“La otra teoría, la de los simbolistas, parte del criterio que la forma, e incluso la técnica, supera el mero
ámbito de lo funcional o de lo estético para ser portadoras de significados de carácter simbólico. Aunque no
podemos exponer las innumerables interpretaciones en torno a las pirámides, conviene sintetizar al menos el
pensamiento de uno de los primeros egiptólogos que pensó en las pirámides como algo más que una tumba:
Ernesto Schiaparelli. En su artículo «Il significato simbolico delle piramidi egiziane» (1884), Schiaparelli, a
partir de pequeños amuletos de forma piramidal hallados en los ajuares funerarios, asoció la pirámide al disco
solar que surge entre dos montañas. Así, pues, había que considerar a la pirámide en el seno de un marco más
amplio de construcciones y de formas naturales, que extendía el inmediato culto al «ka» del rey muerto a otras
divinidades de carácter solar, como el dios Re y la diosa Hat-hor. Schiaparelli, en su teoría, recogía el pasaje
de Plinio en el que éste afirma que los obeliscos eran rayos de sol petrificados, de modo que la idea genera-
dora de un obelisco no sería una combinación casual de líneas geométricas, sino que representaría un haz de
rayos solares que irradia desde la pequeña pirámide que construye en su extremo superior y que desciende
verticalmente para dar calor y fertilidad a la tierra.
Las pirámides serían, en consecuencia, escaleras que permiten a los reyes ascender a las regiones celestes
como el símbolo de la energía que hace posible la existencia de la vida.
La tendencia general en los monumentos privados, es el abandono del ladrillo pintado por una utilización
de la piedra como recubrimientos.
Son mastabas de nobles, como la de Nefermaat y su esposa Atet Maidum, con capilla de forma cruciforme,
o la de Rahhotep donde se encontró su conocida estatuilla. Ambas tienen capillas con corredores más largo
decorados con relieves y pinturas de temática diversa.
Artes figurativas
ESCULTURA EXENTA
Se basaba en la aplicación matemática de figuras geométricas a las que debían adaptarse todas las crea-
ciones. Este canon permaneció inmutable prácticamente desde los inicios del Egipto faraónico.
El canon ideal de cuerpo humano, se basaba en las medidas de la mano y del brazo, siendo el puño el módulo
de todas ellas. Esta regularización de formas es la responsable de que todo el arte egipcio muestre una
gran continuidad estilística a través de los siglos.
En la escultura exenta el escultor mantiene la presencia imaginaria de un plano vertical que corta central-
mente el cuerpo humano, desde delante hacia atrás, dividiéndolo en dos partes iguales (visto frontalmente).
Es frecuente encontrarse figuras erguidas con un pie adelantado en ademán de marcha. Sin embargo, si nos
fijamos bien, no estamos ante un paso natural puesto que: las plantas de los pies se apoyan totalmente sobre
el suelo sin flexionar; las rodillas están rígidas; los brazos se encuentran pegados al cuerpo (salvo a veces el
antebrazo); el torso no se dobla; y la mirada está alta y fija en el infinito.
El movimiento es mayor en el bajorrelieve y en la pintura que en la escultura, puesto que brazos y piernas
se despliegan y doblan, pero a cambio reciben otros convencionalismos que provocan rigidez y sensación de
falso movimiento. Al conjunto de estos convencionalismo se le denomina ley de la frontalidad: esta consiste
en la representación de pies, piernas y cabeza de perfil, mientras que ojo, tronco, hombros y manos lo hacen
de frente.
La razón de esta forma de representar es la mentalidad racional del egipcio, que para una mayor compren-
sión de lo representado desea mostrar el máximo de los elementos definidores de una figura, para que
no haya confusión. En su deseo de claridad rompen con la realidad lógica y muestran cuerpos humanos
artificialmente torsionados con superposición de planos completamente imposibles.
Las mayor parte de las esculturas del inicio del Reino Antiguo se realizaron en piedra caliza para ser pinta-
das, utilizándose piedras duras para las mejores obras. En casi todas ellas se oculta la espalda del persona-
je, bien sea sentado o situándolo frente a una losa de piedra, e incluso apoyado en una columna, soportes que
se usan para disponer inscripciones jeroglíficas alusivas a su identidad. Mantienen el carácter cúbico del
Período Dinástico Temprano, algunas veces las imágenes se encontraban encerradas en espacios que sólo
permitían su contemplación frontal.
La escultura regia
Destacan:
Estatua sedente de Zoser.
Piedra caliza. Reino Antiguo,
Estatua sedente del faraón Zoser, hallada en el serdab del tem- 111 Dinastía. El Cairo, Museo
plo mortuorio de la pirámide escalonada de Saqqara. Se encuen- Egipcio.
tra en el Museo Egipcio del Cairo.
Díada de Micerino.
King Menkaura (Mycerinus) and queen
Egyptian Old Kingdom, Dynasty 4, reign of
Menkaura 2490–2472 B.C.
Museo de Bellas Artes de Boston
Tríada de Micerinos.
Reino Antiguo, IV Dinastía.
El Cairo, Museo Egipcio.
ESCENAS Y TEMAS
En las de carácter religioso el faraón se halla en compañía de divinidades participando en diferentes festivi-
dades en actitud de ofrenda hacia ellas o bien en su presencia, lo cual reafirma su poder y soberanía.
En los temas guerreros el faraón derrota a los enemigos de Egipto. Esta temática se dará en otros períodos,
con independencia de la realidad histórica del suceso, sería más bien un tipo de representación simbólica.
Escenas de género
Se refieren a aquellas escenas explicativas de la vida cotidiana del difunto, entendiéndose como una muestra
de lo que éste realizó en vida. También pueden aludir a los bienes que su ka necesita para alimentarse en el más
allá. Se acostumbran a mostrar las escenas en perspectiva jerárquica, ataviado el difunto con ricas vestimentas
y objetos que denotan su posición social, tanto en actitud de caminar como sentado. Suele estar acompaña-
do por familiares y por otras figuras que le llevan presentes y ejecutan sacrificios. Son escenas idealizadas
destinadas a ser eternas. Cuando aparecen cazando, al igual que el monarca, contribuyen al mantenimiento
del orden establecido. Estas imágenes están perfectamente codificadas y se inscriben en la categoría de las
escenas de género, no biográficas. Constituyen un valioso documento para conocer a la sociedad egipcia.
MODOS DE REPRESENTACIÓN
Las escultura y pinturas de templos y tumbas de mayor calidad surgen en la corte menfita y en su
entorno. Se diferencia de las obras provinciales por el alto grado de refinamiento. Sus pautas compositivas
fueron evolucionando a lo lago del Reino Antiguo consolidándose plenamente a partir de la IV Dinastía, y
alcanzan sus formas definitivas durante las V y VI Dinastías.
Las composiciones se distribuyen en registros horizontales o verticales, en los que se dibujan, esculpen y
colorean las imágenes y las inscripciones jeroglíficas.
Las figuras se componen mediante el canon de proporciones y convencionalismos surgidos en la III Dinas-
tía. Los personajes más importantes (reyes, dioses o nobles) siempre son de un tamaño mayor a los del resto
de personajes de la escena. Los hombre y mujeres muestran diferencias coincidentes con los roles sociales
que desempeña cada uno: mayor tendencia a la acción los hombre, mientras las mujeres sueles aparecer es-
táticas y con la piel de color claro.
Técnica. Tanto en las pinturas como en los relieves primero se dibujaban las siluetas sobre el muro, perfilan-
do los contornos con tinta roja o con tinta negra en el caso que necesitaran correcciones. Posteriormente se
coloreaban.
De los relieves de la III Dinastía destacan dos de los once pane- Tumba de Hesiré. Relieves en madera.
les de madera pintada de la Tumba de Hesiré. Saqqara. III Dinastía. Reino Antiguo.
....
Old Kingdom.
Dynasty 5.
2496-2483 BC.
From Abusir, Pyramid Complex of Sahure.
Limestone.
Neues Museum, Berlin.ww
Lateral izquierdo de la puerta de entrada. Detalle de Amentit, considerada como la diosa del oeste y de la fertilidad.
Left side of the entrance door. Detail of Amentit, considered as the goddess of the west and fertility.
• Dinastía V.2. Reinado de Sahure´ (Horus: Nebkau). • Procedencia: Abusir. Complejo piramidal del rey Sahure´. Pirámide
secundaria. • Material: Piedra calcárea pintada. • Conservación: Berlín. Neues Museum ÄM 21784.
Ptah-hotep
La decoración pictórica surgió antes que la escultórica. Las primeras muestras se encuentran en los vasos de
cerámica fúnebres y en las tumbas de Período Predinástico.
El color recubría los bajo relieves de los edificios, las esculturas exentas y muchos objetos pertenecientes a
las llamadas artes decorativas.
Al igual que la escultura, la pintura crea imágenes prototípicas en las que el equilibrio compositivo, la
pureza de las líneas, el juego de los colores y la armonía de las formas están siempre supeditadas a los
preceptos religiosos y artísticos que rigen a los demás géneros artísticos. Sus pautas se respetaron durante
más de tres mil años.
Técnica. Desde un punto de vista técnico, las imágenes se disponían sobre un fondo plano, consistente en una
capa de enlucido de cal blanca sobre la que se dibujaba una cuadrícula para sobre ella dibujar las figuras en
color rojo, o negro si había que corregirlas.
Los colores eran de procedencia mineral, mezclándolos con un aglutinante y agua con objeto de formar una
pintura al temple, la cual se adhería fácilmente al soporte. Se aplicaban con pinceles de diferentes grosores.
Su temática estaba sometida a las mismas normas que determinaban su emplazamiento en las construcciones
y objetos, coincidiendo especialmente con las de los relieves.
Las escenas se disponían en banda horizontales superpuestas, separadas entre sí por una línea, y se combina-
ban con escritura jeroglífica.
La mala conservación de la pintura ha ocasionado que existan pocos ejemplos realizados durante el Reino
Antiguo.
Durante la IV Dinastías en algunas mastabas de Meidum pueden encontrarse complejas escenas de ofrendas
y de vida campestre ejecutadas con gran destreza.
El mejor ejemplo es el largo friso conservado procedente de la tumba de Nefer-Maat (hijo de Esnofru) y de su
esposa Atet, conservado en el Museo Egipcio de El Cairo conocido como la Ocas de Meidum. En él aparecen
seis aves en medio de un campo, disponiéndose dos parejas erguidas en el centro de la composición y un ave
en cada esquina con el cuello inclinado hacia el suelo. Se ha empleado una amplia gama de colores aplicados
con finas y próximas pinceladas, proporcionando una gradación matizada del su plumaje. Está considerada
una obra maestra de la pintura de todos los tiempos
De esta misma tumba proceden dos fragmentos de temática relacionada con la caza y el arado de los campos,
los cuales fueron desarrollados con una novedosa técnica de incrustación de los colores, es decir, que se ta-
llan en huecorrelieve las imágenes para posteriormente rellenarlas con pasta coloreada. Esta técnica tiene el
inconveniente que al secarse la pintura se desprendía; razón por la cual se abandonó. En el Reino Nuevo la
retomarían utilizando nuevos materiales.