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Periodo Ptolemaico

Tema 7

Introducción histórica

El Periodo Ptolemaico se considera de decadencia en comparación con periodos anteriores. Egipto dependerá
cada vez más del exterior, pero su bagaje espiritual se seguirá manteniendo. En el 332 a.C, las tropas de Aleje-
nadro Magno derrotan a los sátrapas persas de Darío III. Egipto se convierte en parte del mundo helénico.

Alejandro Magno fue reconocido por el oráculo de Amón en Siwa como heredero de los faraones. Es coronado
en Menfis y funda la ciudad de Alejandría en el Delta del Nilo, la cual se convertirá en la residencia de los mo-
narcas macedonios, así como el mayor centro del saber y de las artes de Egipto.

A lo largo de este periodo las formas artísticas egipcias entran en contacto con el espíritu helénico, conviviendo
simultaneamente las dos culturas. Egipto mantuvo mayoritariamente sus constumbres antiguas, sobre todo en la
región del Alto Egipto, donde se desarró un arte heredero de la XXX Dinastía, cuyos modelos eran aun populares.
Estas realizaciones convivieron con las producciones típicamente helenísticas de la corte de Alejandría. Pese a los
intentos de los griegos, y posteriormente los romanos, nunca se consiguió una fusión real de ambas culturas.

A partir del 30 a.C, el dominio romano entra en el país. Egipto seguirá conservando en buena medida su propia
herencia cultural y su religión, a pesar de que dejó de ser una unidad idependiente, pasando a ser provincia romana.

1. ARQUITECTURA

1.1. Alejandría: un nuevo modelo de ciudad

Con Alejando Magno como nuevo faraón, Alejandría se construye según el modelo de polis griega. La capital se
traslada por primera vez a la costa mediterránea. Antes de continuar su conquista por el Asia Menor, Alejandro
encarga a sus dos arquitectos, Dinócrates de Rodas y Sóstrato, la construcción de la ciudad. Ésta albergaría en
su interior los edificios civiles, el ágora y los santuarios. La mayoría de estas construcciones han desparecido o
están sumergidas en el mar.

La construcción de las infraestructuras urbanísticas comenzarían a marchas forzadas, el mayor desafío técnico
fue la construcción de un largo dique que conectaría la isla Faro con la costa alejandrina. El dique fue diseñado
por Diócrates de Rodas y se le conoce como Heptatastion. Tras ello, se conformaron los puertos de el Gran
Puerto, al este, y el Eunostos o Puerto del Buen Regreso, al oeste.

Para la ciudad se construyó una muralla de casi 17 km de largo, en cuyo interior se dispuso una trama urbanística
siguiendo un plano hipodámico (es el tipo de planeamiento urbanístico que organiza una ciudad mediante el
diseño de sus calles en ángulo recto, creando manzanas rectangulares). En esta cuadrícula regular se distinguen
dos vías principales: la vía Canopa y la calle de Soma, ambas decoradas con columnas de mármol y pavimen-
tadas con bloques de granito.

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Faro de Alejandría. A la muerte de Alejandro
Magno Ptolomeo I continuó con las obras en
la ciudad. Durante su reinado se inició la cons-
truyó el gran faro, de la Isla de Faro, conside-
rado como uno de las 7 maravillas del mundo.
Fue diseñado por Sostrato de Cnidos, y será
terminado durante el reinado de Ptolomeo II.
Pudo tener 120m de altura, siendo el resulta-
do de la superposición de tres tipos de plantas:
cuadrada, ortogonal y redonda.

Ptolomeo I también construyó dos templos


para nuevos culto alejandrinos: El Serapeum
de Alejandría o templo de Serapis, una dei-
dad greco-egipcia, que se convirtió en el pro-
tector de los ptolomeos. Se construyó a imita-
ción del de Menfis para albergar la estatua del culto del dios, edificándose sobre
una plataforma de más de 100 escalones, con un vistoso exterior de mármol y
pintado en el interior. El segundo templo estaba dedicado a la propia figura de
Alejandro Magno como guardián de la ciudad.

Urbanísticamente hablando, Alejandría no tenía nada que ver con las ciudades
egipcias, estando marcada por su carácter comercial como puerto marítimo del
Mediterráneo. Sufrirá numerosas modificaciones a lo largo del periodo Ptole-
maico y durante las posterior ocupación romana.

1.2 Los grandes templos ptolemaicos

La arquitectura religiosa es lo más destacado de las construcciones ptolemaicas,


donde se alcanzaron las cotas más altas del arte greco-egipcio. Se levantaron
los templos de Dendera, Filé, Edfú y Kom Ombo, decorados con bellos relie-
Alejandría.
ves e inscripciones, pero que, en realidad, carecían del antiguo significado. Son
construcciones que copian el arte faraónico, pero que se separan de las antiguas
creencias religiosas, a pesar de los esfuerzos de los ptolomeos por restaurar y
construir templos para ganarse el favor del clero.

Edfú - Horus
Es el templo mejor conservado de esa época gracias a la arena que
lo cubrió después de que fuera abandonado (fue descubierto en el
XIX). Está situado en el Alo Egipto al sur de Tebas. Destaca por
su monumentalidad y simetría. En Edfú ya existía un templo del
Reino Nuevo, pero durante el reinado de Ptolomeo III Evérgetes I se
inicia la construcción del nuevo templo dedicado Horus.

Sigue la distribución tradicional egipcia, conformándose como como


un claro ejemplo de templo ptolemaico: pilono, patio, dos salas hi-
póstilas, cámara de ofrendas, sala central y santuario. Además de
un pasillo o deambulatorio que dicurre entre el muro exterior y el
edificio del templo, con vierteaguas en forma de león.

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Antes del llegar al pilono hay otra edificación: el mammisi levan-
tado en el en reinado de Ptolomeo IX Soter I, donde anualmente se
renovaba el nacimiento de Horus.

A la entrada del templo están las dos torres simétricas del pilono, Mammisi.
Templo de Edfú.
decoradas con relieves, y divididas en cuatro pisos con cámaras
Ptolomeo IX Soter I.
interiores conectadas por una escalera interior. Época Ptolemaica.

Tras el pilono se llega a un inmeso patio abierto con columnas en


tres de sus lados, dejando libre de columnas el lado que conduce a
la primera sala hipóstila, cubierta con doce impresionantes colum-
nas con capiteles compuestos.

Delante de la fachada de la sala hipóstila se encontraba las estatua


de Horus con su forma de halcón. Juanto a la entrada de esta sala,
hay dos pequeñas habitaciones con columnas, una destinada a los
ritos de purificación de los sacerdotes y otra destinada a biblioteca.

A continuación se llega a la segunda sala hipóstila, o sala de los


festivales, que es la parte más antigua del templo y de menos tama-
ño que la anterior. Consta de doce columnas vegetales.

Siguiendo la tradición de templo egipcio, las estancias son cada vez


más pequeñas y menos iluminadas, hasta llegar a la sala más sagra-
da que recibe iluminación sólo desde el eje (¿es la pequeña abertura
en el techo o la luz que llega desde el eje exterior???).

Entre las columnas y el techo había pequeñas aberturas que dejaban


pasar la luz de manera tenue. A cada lado de la segunda sala hipós-
tila se construyeron dos pequeñas habitaciones para ofrendas y
el laboratorio donde se preparaban los productos utilizados en las
ceremonias.

Más allá de las salas hipóstilas hay una sala transversal destinada a las
ofrendas, que da paso al vestíbulo y al santuario. Ahí estaba el naos,
un bloque de granito gris donde se colocaba la imagen de Horus (que
parece ser de la época de Nectanemo II), y delante de él un pedestal de Mammisi y pilono de entrada.
piedra donde era probable que estuviera la barca sagrada. Templo de Edfú. Época Ptolemaica.

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El santuario está rodeado por una serie de capillas dedicadas a
Min, Osiris, Jonsu, Hathor y Ra...

En el lado este se encontraba una puerta que se abría a un pequeño


patio donde se encontraban las escaleras para acceder al tejado del
templo, donde se llevaban a cabo los rituales del festival de año
nuevo, y donde se observaban las estrellas.

Primer patio.
Templo de Edfú. Época Ptolemaica.

Sala hipóstila.
Templo de Edfú. Época Ptolemaica.

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Dendera - Hator
Dedicado a Hator, es el último de los templos ptolemaicos y fue
terminado en época romana. Se encuentra dentro dentro de un gran
complejo religioso donde hay otras construcciones anteriores. Se
construyó sobre otro templo que parece remontarse al Reino Anti-
guo, restaurado luego por Tutmosis III y Ramsés II.

Está orientado hacia al Nilo y ocupa la parte central del recito sa-
grado delimitado por un muro. Su planta es similar a la de Edfú,
pero carece de columnata en el patio de acceso y de los pilonos.

La fachada es simétrica y se compone de seis columnas hatóricas.


Su originalidad recide en los intercolumnios bajos decorados con
bajorelieves.

La primera sala hipóstila, de época romana, consta de 24 colum-


nas con capiteles de cuatro caras con la cara de Hator. Las sucesivas
estancias también son más oscuras de acuerdo con la costrumbre.

Le sigue una segunda sala hipóstila o “sala de las apariciones”,


pues ahí era donde las estatua de la diosa aparecía al salir de su san-
tuario. Se componía de seis columnas, a ambos lados se disponían
pequeñas estancias destinadas a la preparación y almacenaje de
ofrendas, además de una biblioteca.

La parte más interior fue construida por varios reyes ptolemaicos,


incluía una primera cámara, la “sala de ofrendas”, a ambos lados
de ella dos escaleras conducen al tejado del templo, y después el
vestíbulo.

El santuario, también conocido como el “Gran Asiento”, acupa la


parte central y estaba rodeado de once capillas consagradas a divi-
nidades y ritos de purificación. En el sancta santorum se guardaba
la imagen de la diosa y delante la barca sagrada.

Dentro del complejo hay dos mammisi: el de Nectanemo I con aña-


didos de la época ptolemaica y otro construido en tiempos de Nerón
y decorado por Adriano y Trajano. Otro elemento del recinto era la
tumba de Osiris.

Mammisi de Dendera. Dendera.


Época Ptolemaica.
Quiosco del tejado

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Dendera

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Filé - Isis
No se encuentra en su emplazamiento original, fue cambiado de
sitio al construirse la presa de Asuán. No tiene una estructura simé-
trica debida a la topografía de su emplazamiento original y el eje
del edificio hace varios requiebres antes de llegar al santuario.

Es un templo dedicado a Isis, madre de Horus, y en él se encuentran


otras construcciones religiosas. Al acceder a la isla hay un embar-
cadero a la derecha y a la izquierda el quiosco de Nectanemo I,
además de un dromos (avenida de columnas) que conforman un
pórtico rectangular formado por columnas campaniformes con
ábaco hatórico dispuestas en dos filas simétricas respecto al templo
principal. Junto al pótico se encontraba la capilla de Imhotep.

Este pórtico columnado se encuentra interrumpido por la construc-


ción del templo dedicado al dios nubio Arensnufis, construido por
Ptolomeo IV Filopátor y el rey nubio Ergamene.

El templo de Isis tiene una disposición irregular y sus pilonos no


son paralelos. Tras el pilono de entrada, construido por Nectanemo
I y decorado con relieves ptolemaicos, se encuentra un mammisi
levantado por Ptolomeo VIII Evergetes II, compuesto por un pro-
naos y tres cámaras sucesivas.

El segundo pilono del templo es más corto, pero más alto que el
primero, y está decorado con escenas de matanzas de Ptolomeo XII.
De ahí se llega una sala hipóstila, con una parte abierta a modo de
segundo patio, y una techada, conformándose como una sala con
diez columnas policromadas. El techo estaba decorado con escenas
astronómicas y los símbolos de las dos tierras.

Tres pequeñas antecámaras dan paso al santuario iluminado solo


por dos pequeñas ventanas. En la sala central del santuario estaba
el pedestal de granito destinado a la barca de la diosa.

Del resto de edificaciones de Filé destaca el Quiosco de Trajano,


compuesto de 14 elegantes columnas, conectadas entre sí por mu-
ros, y que en su tiempo sirvió como entrada principal a la isla.

Dromos o avenida de las columnas. Filé.


Época Ptolemaica..

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS Quiosco de Trajano. Filé. Época romana. 7
1.3 Otros templos ptolemaicos

Templo de Kom Ombo. Al norte de Asuán, en Esna. Edificado por


Ptolomeo VI Filómetor. Sigue las disposición habitual del templo
ptolemico: patio exterior, dos salas hipóstilas y finalmente la zona
interior con el santuario con la imagen del culto.

Su originalidad consiste en el muro de piedra que le rodea, y en la


duplicidad de elementos: dos pilonos, dos salas hipóstilas, dos pa-
tios y dos santuarios, creando dos espacios simétricos en el templo. Templo de Kom Ombo. Esna.
Periodo Ptolemaico.
Se cree que esta disposición pudo estar relacionada con el doble
culto que tenía lugar en el mismo: a Sobek (dios cocodrilo, de la
fertilidad) y a Haroeris (Horus el viejo).

El Templo de Khnum, Esna. Estaba dedicado al dios carnero


Khnum. Sólo se conserva la sala hipóstila. Cuenta con 24 colum-
nas, decoradas con relieves y jeroglíficos, que sustentan el techo de
la sala hipóstila, que permanece intacto.

También se construyeron templos en Elefantina, el de Dakka en la


lejana Nubia o el pequeño templo de Debod, situado originalmente
en la Baja Nubia y que ahora está en Madrid.

Los emperadores romanos dedicarán también sus esfuerzos en


dejar su contribución arquitectónica —como en Dendera o Filé—
aunque en menos escala que sus antecesores. La aportación romana
llegará en los ámbitos del urbanismo, como se aprecia en la ciudad
de Antinoe fundada por Adriano al sur de Beni Hassan.

El arte de la tradición faraónica que sobrevivió hasta los romanos ter-


minó sucumbiendo con la llegada del cristianismo que todo se chingó.
Templo de Esna. Esna.
Periodo Ptolemaico.

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2. ARTES FIGURATIVAS

2.1. La dualidad estilística de los nuevos modelos greco-egipcios

Durante los primeros tiempos de los soberanos macedonios los ar-


tistas autóctonos siguieron ejecutando esculturas exentas y relieves
fieles al estilo de la XXX Dinastía, al grado que es difícil diferen-
ciar unos de otros.

Estatua de Ptolomeo I. The British Museum. Se percibe la inten-


ción de los nuevos gobernantes de adaptarse a los cánones egipcios
de representación en aras de legitimización de su poder.

Estatua de reina ptolemaica, Museo Egipcio de El Cairo. Pieza in-


conclusa, ejecutada en piedra caliza pintada, en la que se conserva
bastante colorido original. Se representa a una mujer con una larga Estatua de Ptolomeo I.
Periodo Grecorromano, Dinastía Ptole-
y ceñida túnica plisada ajustada al cuerpo, la cual está decorada con
maica. The British Museum.
una cinta roja cuya forma recuerda al nudo de la diosa Isis. Solem-
nemente erguida, tiene la pierna izquierda adelantada y el brazo
derecho pegado a lo largo del cuerpo, mientras que el izquierdo está
doblado sobre el pecho y sostiene el cetro floral propio de las reinas.
Lleva sobre la cabeza una peluca tripartita que conserva restos de
pintura negra. Se adorna con collar, brazaletes y anillos ejecutados
con pan de oro. Su idealizado rostro tiene ojos almendrados, boca
pequeña y cejas casi ausentes, caracteres todos representativos de
la tradición escultórica egipcia que perviven durante los inicios de
la dinastía griega.

Pese a que la idiosincrasia griega y egipcia eran diametralmente


opuestas, en algunas efigies exentas, así como en relieves, se ma-
nifiesta la intención de aunar los dos cánones. Un ejemplo de este
intentos de fusión de ambos estilos es:

Estatua de Alejandro Magno, Museo


de El Cairo. De granito rojo, procede
del templo de Amenofis III, en Luxor.
En esta rígida obra se talla el atuendo Estatua de reina ptolemaica.
Periodo Grecorromano, Dinastía
del soberano superponiéndolo al cuer- Ptolemaica. The British Museum.
po y sin integrarle con él, lo mismo
sucede con el tocado que se dispone
sobre los rizos del cabello, de manera
que el resultado adolece de veracidad
conceptual al no estar la imagen im-
buida del espíritu de los antiguos mo-
delos egipcios. (Como que hay algo
ahí que no cuadra. Es tal cual: un grie-
go disfrazado de egipcio).
Estatua de Alejandro Magno.
Periodo Grecorromano, Dinastía
Ptolemaica. Museo Egipcio de El Cairo.

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En la estatuaria privada se siguen ejecutando imágenes fieles a la
tradición del la Dinastía XXX, pero se constata una estilización en
el canon corporal y una individualización de los rostros próxima al
género del retrato:

Estatua de Ahmes, hijo de Nesbanebdjet. Museo Egipcio de El


Cairo. Realizada en esquisto y hallada en el templo de Amón-Ra
en Karnak. Se representa a este sacerdote de Amón en la tradicio-
nal pose masculina egipcia, con una pierna adelantada, los brazos
extendidos y pegados al cuerpo y los puños cerrados. La figura se
apoya en una base paralelepípeda y en una losa (que sustituye a
la columna dorsal), en la que se inscriben la habituales fórmulas
votivas. Se viste con una falda lisa sujeta por un cinturón con ins-
cripciones alusivas a su rango. Tiene la cabeza afeitada, lo que hace
posible ver su prolongada frente y alargado cráneo. El rostro alber-
ga finos y realista rasgos, perfectamente dibujados y modelados, y
en el torso la musculatura se marca mediante hendiduras que re-
saltan el pecho, el estómago y el vientre. Esta estatua evidencia el
alto nivel alcanzado por la estatuaria tradicional en su última etapa.

Además de la estatuaria regia, hay imágenes privadas donde se


constata la combinación de estilos griegos y egipcios, donde, a pe-
sar de ser esculpidas en el más puro estilo tradicional, los peinados
se marcan con sueltos y marcados rizos según la moda griega: Estatua de Ahmes, hijo de Nesbanebdjet.
Periodo Grecorromano, Dinastía
Ptolemaica. Museo Egipcio de El Cairo.
Estatua de Hor, hijo de Tutu. Museo Egipcio de Berlín. Granito.
La composición es frontal, y el pilar dorsal está con inscripciones
jeroglíficas que responden a la tradición del antiguo Egipto. La ca-
bellera suelta, la camisa ajustada, la túnica con escote en punta y el
manto con marcados pliegues, evidencian la influencia de la moda
griega de la época. (Aquí lo mismo: no cuadra la mezcolanza).

Estatua de Hor, hijo de Tutu.


Periodo Grecorromano, Dinastía
Ptolemaica. Museo Egipcio de Berlín.

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Escultura en relieve
La escultura en relieve continúa decorando algunos de los más
significativos enterramiento de los inicios de la conquista macedó-
nica, momento de transición estilística hacia el helenismo:

Tumba de Petosiris. Tuna-el-Guebel. En las paredes de enterra-


miento de este sumo sacerdote de Thot se esculpen numeroso tex-
tos mortuorios con jeroglíficos finamente ejecutados, alusivos a él y
a su familia, así como escenas de la vida cotidiana y de portadores
de ofrendas que responden al modelo egipcio. Pero en esta imá-
genes, más griegas que egipcias, el escultor se halla alejado de las
antiguas normas. Se percibe en la manera de abordar los pliegues
del atuendo de los personajes de la escena, en el cambio de la com-
binación de los colores (que se aproximan a las obras helenísticas), Tumba de Petosiris.
y en los jeroglíficos que se han vuelto indescifrables. Motivos mal Periodo Grecorromano, Dinastía
entendidos por los artistas alejandrinos y reproducidos sin conoci- Ptolemaica.
miento de los mismos.

Los relieves más significativos de esta etapa son los que deco-
ran las paredes de los templo ptolemaicos construidos en Edfú,
Kom Ombo, Dendera y Filé. Algunos fueron terminados en época
romana. Los muros de estos edificios se encuentran cubiertos con
composiciones increíbles en las que las reinas y reyes ptolemaicos
aparecen casi siempre representados según la tradición egipcia, con
escenas que se remontan a lejanas épocas.

Destacan los relieves del pilono del santuario de Edfú, talladas en


profundo huecorrelieve:

Edfú
El faraón ante Horus y Hator. El faraón está esculpido a gran es-
Relieve mural del faraón ante Horus y Hator.
cala antes de partir a combatir al enemigo. Edfú. Periodo Grecorromano, Dinastía
Ptolemaica.
También sobresalen las innumerables efigies e inscripciones que
decoran los muros y las columnas del patio interior y el edificio del
templo, como la escena de:

Coronación de Ptolomeo IX. Monarca que contribuyó a la edi-


ficación del templo, en el que está situado ante las diosas de las
dos mitades del imperio: Nekbet con la corona del Alto Egipto y
Wodjet, diosa cobra de Buto, con la corona del Bajo Egipto. Estas
divinidades llevan a cabo la ceremonia de coronación. El faraón
aparece de perfil con el tronco de frente, con la doble corona, el
pectoral y la falda corta. En la escena los gestos de los personajes
se reducen notablemente, simplificándose la acción.

Relieve mural de la Coronación de Ptolomeo IX.


Edfú. Periodo Grecorromano.
Dinastía Ptolemaica.

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Filé, templo dedicado a Isis. Su culto continuó hasta la clausura de
los templos por parte del emperador romano Justiniano en el siglo
IV d.C. Si bien los edificios que lo componen se realizaron en su
mayoría durante el s.III a.C., su decoración continuó realizándose a
lo largo de los periodos ptolemaico y romano:

Relieve de la diosa Hator. Ubicada en el primer pilono del templo,


en cuyo suave tratamiento de sus femeninos volúmenes se percibe
la novedosa manera de modelar en piedra el cuerpo de la mujer
durante esta etapa.

Dendera
En la superficie exterior del muro sur intercolumnar que cierra la
Sala de los Nacimientos del templo de Dendera, se esculpe también
a la diosa Hator:

Relieve de la diosa Hator.


Relieve mural de la diosa Hator. Dendera. Rasgos faciales redon-
Filé. Periodo Grecorromano, Dinastía
deados y adornada con numerosas joyas, caracteres que constitu- Ptolemaica.
yen el elemento distintivo de los relieves de esta etapa final de la
historia de Egipto.

En las paredes de estos templos aún pueden verse las últimas esce-
nas de cacería regia, donde aparece el monarca vencedor sobre los
animales, así como escenas en las que ofrece sacrificios a diferentes
divinidades:

Estela de Ptolomeo V. Museo de El Cairo, la cual conserva aun


parte del colorido original. En la parte central se esculpe al monar-
ca ante la imagen del toro Bucis, cuyo cuerpo se halla cubierto por
una lámina de oro. Ante el altar y ofreciendo el sekhet, símbolo de
los campos, se dispone a Ptolomeo V, de pie con la cabeza tocada
con la corona azul, sobre el
que se sitúan siete columnas
de jeroglíficos alusivos a la
divinidad, al faraón y a su
esposa Cleopatra. Bajo la
figura se talla el texto que
contiene la dedicatoria del
faraón y su esposa al toro
divino, en el XXV aniversa-
rio de su reinado, pudiendo
apreciarse en los volúmenes
de las distintas figuras cier- Relieve mural de la diosa Hator.
tos rasgos que se alejan del Dendera. Periodo Grecorromano, Dinastía
Ptolemaica.
tradicional canon egipcio de
las imágenes del pasado.

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2.2. El ocaso de las artes figurativas

El estilo faraónico se mantuvo aun fusionado con el helénico y ro-


mano unos cuantos siglos. Sus fórmulas se repitieron en los tiem-
pos romanos, cuando Octavio Augusto derrota a las tropas de Cleo-
patra en la batalla de Actium.

En esta etapa es posible ver a los emperadores romanos represen-


tados como faraones en las imágenes exentas, y en los relieves de
los templos ofreciendo sacrificios a los antiguos dioses egipcios:

Estatua de personaje masculino. Museo Egipcio de El Cairo. Qui-


zá sea una efigie de Marco Antonio.

Puerta del templo de Augusto, Kalabsa. Museo Egipcio de Berlín.


Erigida bajo el mandato de Augusto. El rey aparece como faraón
ofreciendo sacrificios a los dioses egipcios, rodeado de escritura
jeroglífica en la que se destacan sus títulos imperiales. La imagen
del conjunto ha perdido la calidad de etapas anteriores.

A partir de este momento, las formas que caracterizaron al arte


egipcio se fueron perdiendo paulatinamente en un proceso de trans-
formación irreversible hasta llegar a extinguirse, al hallarse total-
mente distanciadas de su significado y finalidad original.

Pese a esto, tras la desaparición definitiva de la cultura faraónica,


parte de su legado religioso permaneció vivo a través del culto a Isis
en el mundo romano. En el contexto de esta tradición, algunas de
sus imágenes sedentes del Periodo Tardío, pudieron servir de inspira-
ción a la concepción del arquetipo de algunas representaciones de la
Virgen María en la iconografía
cristiana, perviviendo así en el
arte occidental hasta la actuali-
dad, transformada y desprovista
de su inicial significado, una de
las divinidades más relevantes
Puerta del templo de Augusto, Kalabsa.
de esta ancestral cultura. Kalabsa. Periodo Grecorromano.
Museo Egipcio de Berlín.
Estatua de Isis amamantando
a Horus. Museo Egipcio de El
Cairo.

Estatua de Isis amamantando a Horus.


Periodo Tardío.
Museo Egipcio de El Cairo.

ARTE DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES ANTIGUAS 13

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