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La Comunicación del Líder

Marta Romo - España


 
Podemos hablar de comunicación como la habilidad para
escuchar abiertamente y enviar mensajes convincentes.
Comunicar no solo es un proceso “hacia fuera”, es sobre
todo un proceso “hacia dentro”. La ecuación de la
comunicación es sencilla: (escuchar + hablar) * actuar (dar
ejemplo).
Comencemos con lo más estratégico, comunicar es
escuchar y el líder ha de hacer de la escucha una señal de
identidad. La naturaleza es sabia, si tenemos dos orejas y
una boca, por algo será. El líder del siglo XXI es el que
escucha. Escuchar, también es reconocer al otro. Al
escuchar enviamos un mensaje claro, hablamos sin
palabras, diciendo: “Eres importante para mí, por eso te
estoy escuchando atentamente”.
 
Sigamos con lo típico, comunicar es hablar. El mensaje
del líder debe generar ilusión en los demás, para ello,
primero necesita hablar el mismo lenguaje y segundo
generar atractividad. Los griegos la llamaron carisma,
funcionar como un imán. ¿Por qué nos atraen más unas
personas que otras? Son muchos los directivos humildes,
honestos y coherentes, con las ideas muy claras, que
tienden a creer que los conceptos “se venden solos”, por
eso, no comunican. Caso error. Si tú no comunicas, otro
lo hará por ti. Sin participación, sin diálogo, no hay
compromiso. Liderar es conversar. 
Los ejecutivos que deseen ilusionar a los suyos han de
hacerse visibles, cercanos, comprensibles… Estamos en la
“economía de la atención” y a todos nos bombardean
infinidad de informaciones, más o menos reales, de
manera que es extremadamente difícil separar el grano de
la paja. El auténtico carisma, el imán (que podemos
reconocer en líderes como Gandhi, Mandela o Luther
King) es, paradójicamente, “humildad más visibilidad”.
 
Y terminemos por lo que da sentido y contenido a la
comunicación, el factor que multiplica la escucha y el
habla: el ejemplo. Es el amplificador del los mensajes de
todo líder, ya sea persona física o empresa. “Practica lo
que predicas”, o “lo que haces habla tan alto que no me
deja escuchar lo que dices”, son algunas formas de
expresar el efecto multiplicador del ejemplo. De nada
sirve que digamos algo, si hacemos lo contrario. Un
ejecutivo sin trayectoria, sin evidencias, que se mueve a
bandazos, difícilmente podrá generar ilusión en quienes le
rodean. Lo más probable es que, consciente o
inconscientemente, sea un demagogo, generador de una
ilusión fugaz e inconsistente que a largo plazo, tiene el
efecto contrario.
 
Marta Romo es la instructora del módulo Neuroliderazgo,
del Programa de Actualización Empresarial (PAE)
presentado por Paraguay Trade Fairs y Next Consultora.

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