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Ética Social Cáp III

El problema ético que se puede leer entre líneas en este informe de la CEPAL:
El comercio mundial ya se estaba desacelerando antes del brote del coronavirus. En 2019, el
volumen del comercio mundial de bienes cayó un 0.4%, su primera disminución desde la crisis
financiera mundial de 2008/2009. En gran medida, ello se debió a la progresiva acumulación de
barreras comerciales desde principios de 2018 (principalmente entre los Estado Unidos y China)
y su efecto dominó en las cadenas globales de valor altamente interconectadas.
1. Ante una contradicción explosiva
a. Algo está fallando: la humanidad nunca ha tenido tantos recursos a su alcance,
ni ha producido tantos bienes como en el presente. Además, a través de los
medios de comunicación somos conscientes de las riquezas inmersas que
manejamos. Y al mismo tiempo cientos de millones de personas carecen de lo
más elemental para vivir, incluso mueren de hambre.
Los conocimientos que hemos acumulado, sobre todo en los últimos siglos, las masas de dinero
que se mueven diariamente en el mundo, nuestra capacidad científico-tecnológica son logros
como para hacernos sentir orgullosos de nuestra condición de humanos ya que se deben a
nuestra esfuerzo y capacidad. Y sin embargo actualmente 850 millones de personas padecen
hambre en el mundo; de ellas 100 millones son latinoamericanos. Cada 3 segundos muere un
niño de hambre y por la misma causa mueren 40.000 personas al día. 1.300 millones de
personas son pobres (viven con menos de un dólar al día) y casi 1.000 millones viven en la
indigencia por no poder satisfacer las necesidad básicas.
Esta irritante e injusta contradicción entre la riqueza nunca vista, expuesta a todos en el
escaparate global de los medios de comunicación, y la miseria degradante de grandes masas no
puede ser viable a la larga. Ya en estos momentos está creando problemas de inseguridad
mucho más graves, aunque se quiera ocultar, que los ocasionados por los distintos terrorismos.
Algo, indudablemente, falla en la marcha de nuestra economía.
b. Algunas Precisiones: al hablar de economía podemos referirnos:
1. A una necesidad básica de la humanidad: la de producir y
distribuir aquellos bienes que necesita pata su sobrevivencia y
progreso.
2. A las actividades que los individuos, por sí solos o asociados,
realizan para producir y adquirir aquello que necesitan; la
actividad o vida económica
3. Al sistemas de normas, de valores y de pautas de
comportamiento a través de los cuales una sociedad responde a
esas necesidades en cada época: la institución económica.
4. La ciencia que estudia sistematiza y busca leyes explicativas de
la actividad que las personas y sociedades llevan a cabo en el
ámbito de la economía: la ciencia de la economía.
Definición: la economía es aquella ciencia que se ocupa de estudiar “la manera en que se
administran unos recursos escasos, con objeto de producir bienes y servicios y distribuirlos para
su consumo entre los miembros de la sociedad”. Los dos factores determinantes de la actividad
y la ciencia económica son: - Los recursos escasos que se dispone y – las necesidades
ilimitadas de las personas.
Los 3 problemas fundamentales de la economía:
1. Como se organiza de tal forma que dé respuesta a la necesidad de producir los bienes y
servicios de producir los bienes y servicios que necesita consumir. Y aquí se plantean 3
cuestiones inevitables.:
- Que bienes y servicios producir y en qué cantidad,
- Como producir tales bienes y servicios,
- Para quien producir (o quien consumirá) los bienes y servicios.
2. El estado de la técnica y la posibilidad de acceso a recursos.
3. La población o base humana de toda economía.
Para responder las 3 cuestiones planteadas a la actividad económica existen históricamente dos
mecanismos o sistemas: el sistema de mercado y el sistema de planificación central. La
opción de un sistema u otro es fruto de todo un proceso histórico, siendo por tanto complejo el
análisis de los factores que determinan la elección de un sistema económico por una comunidad
concreta.

Economía y Ética ¿Dos realidad incompatibles?, podemos decir que los primeros que
hicieron economía moderna fueron los pensadores escolásticos, culminando en la Escuela de
Salamanca, y lo hicieron en estrecha relación con la ética. Y el economista más famoso de todos
los tiempos, el escocés Adam Smith, fue profesor de moral. Sin embargo, en los 3 últimos siglos
este proceso se ha dado sobre todo a partir de la ideología liberal para la que la economía
responde a leyes y, por tanto, su desarrollo nada tiene que ver con la moral.
En los últimos años estamos asistiendo a un formidable renacimiento del interés por la ética en
la economía y en el mundo de los negocios. Algo que indica que la separación anterior no era
tan beneficiosa y, por otra parte, no estaba totalmente justificada.
¿Por qué la economía no puede prescindir de la ética?
a. Porque la actividad económica es una actividad humana, por lo tanto, libre: a la hora
de elegir qué necesidades van a ser priorizadas y qué bienes hay que utilizar para la
asignación de recursos las alternativas son muchas y la elección de una u otra no es
neutral.
b. Por la integridad del actuar humano, no existe el actuar económicamente puro porque
no podemos dividir al ser humano que siempre actúa movido por los múltiples aspectos
que componen su rica realidad.
c. Por el clamor de las injusticias. ¿podemos dejar que siga igual las injusticias de la
pobreza de millones porque las leyes del mercado y del máximo beneficio asó lo
exigen? O ¿Por qué lo planificado en un régimen socialista no resultaron?
Algunas precisiones para garantizar una provechosa relación:

- Autonomía: la economía tiene su propio campo y competencia. Tiene su


método y leyes propias.
- Diferenciación: la economía y la ética son disciplinas del conocimiento
que se distinguen entre sí. Una mira al fin y al sentido humano de la acción,
la otra mira a la eficiencia y a la obtención de unos objetivos muy
concretos.
- Complementariedad: aunque se distinguen, se necesitan entre sí. La
mayor exigencia en una campo, beneficia al otro.
“Dado el contexto de escasez en que se desenvuelve la vida humana, en primer lugar es
necesario determinar los fines que debe perseguir prioritariamente la actividad económica, y
esto es competencia de los moralistas. Los economistas deben de guardar silencio. Después será
necesario determinar los medios eficaces para alcanzar dichos fines. Se trata de una cuestión
técnica, que debemos dejar resolver a los economistas”- González Carvajal.
Por último, dado que el fin no justifica los medios, una vez que los economistas hayan
propuesto los medios eficaces, será necesario discernir si todos ellos son legítimos. Y esto
vuelve a ser competencia de los moralistas.
Ni voluntarismo moral, ni determinismo económico.
En el ejercicio de la actividad económica y en su comprensión integral, técnica y ética, deben
evitarse 2 peligros: de un lado el voluntarismo de creer que todo es factible, olvidando que la
economía tiene leyes estrictas, que no se pueden violar: la buena voluntad y la motivación ética
no son suficientes; de otro el determinismo económico, que considera que las fuerzas del
mercado son suficientes para conseguir las perfecta armonía social y el pleno desarrollo de los
individuos.
La cuestión pasa, pues, por un intenso diálogo interdisciplinar entre ambas dimensiones de la
economía.
Finalidad de la Economía.
“El desarrollo de las actividades económicas y el crecimiento de la producción están destinados
a satisfacer las necesidades de los seres humanos. La vida económica no tiende solamente a
multiplicar los bienes producidos y a aumentar el lucro o poder; está ordenada ante todo al
servicio de las personas, del hombre entero y de toda la comunidad humana”
“La actividad económica dirigida según sus propios métodos, debe moverse no obstante dentro
de los límites del Los problemas sociales no interpelan orden moral, según la justicia social, a
fin de responder al plan de Dios sobre el hombre”- Catecismo de la iglesia católica
¿Qué bienes deberían producirse? El hombre necesita de unos bienes para poder realizarse
como tal. Hay bienes materiales, culturales, espirituales. Sin ellos es casi imposible una vida
digna. Citemos algunos bienes básicos: alimentación, vestimenta, vivienda, educación, medios
de comunicación, hospitales, centros culturales.

- Por tanto, para considera ética la actividad económica ésta se debe orientar a
proporcionar los medios para que las personas accedan a los bienes que necesitan para
su realización como seres humanos, es decir como personas que tienen una dignidad.
- Sin embargo, no todos los bienes tienen la misma categoría e importancia teniendo en
cuenta la situación y estructura de la persona. Al respecto, hay que hacer 3 acotaciones:
o Proposiciones positivas sobre la economía:
 Hablar de necesidades humanas no es referirnos solo a necesidades
materiales, hay que ampliar el campo de referencia a otros ámbitos de
la persona como son el campo cultural, espiritual.
 Hay necesidades reales y artificiales. Hay necesidad que se crean, las
necesidades artificiales son las que se crean sin ser imprescindibles e
incluso siendo perjudiciales a las personas. Las necesidades a las que la
economía debe dar respuesta en primer lugar son las necesidades reales.
 Existe una jerarquía de necesidades. No todas tienen la misma
importancia, ya que no todas dicen la misma relación a la posibilidad
de las personas de realizarse como tales. Es necesaria una priorización
de algunas frente a otras.
Juan Pablo II: “Las necesidades de los pobres son de mayor prioridad que los deseos de los
ricos; los derechos de los obreros son de mayor prioridad que el maximizar las ganancias; la
conservación del medio ambiente es de mayor prioridad que la expansión industrial
desenfrenada; la producción para satisfacer las necesidades sociales es de mayor prioridad que
la producción con propósitos militares”.
 Existen necesidades individuales, sociales, nacionales, internacionales.
Todas deben de tenerse en cuenta. Si una persona o nación satisface sus
necesidades básicas y derecha en necesidades superfluas mientras otros
individuos o pueblos carecen de lo necesario nos encontramos con un
manejo inmoral de la economía.
 Hay necesidades que son derechos. La economía, si quiere mantener su
legitimidad moral, debe responder en primer lugar y sin excusas a esas
necesidades.
o Proposiciones negativas sobre la economía:
 No puede ser objetivo de la economía la mera obtención de ganancias,
la acumulación infinitiva de riquezas. Eso significa una desviación de
su finalidad primera: la satisfacción de las necesidades humanas.
 No basta con quedarse en un bienestar puramente material, con dirigir
la economía a satisfacer casi exclusivamente las necesidades materiales
olvidándose o dejando muy en último lugar necesidades de otro orden,
a veces más importantes que las materiales.
 No puede la economía responder a las necesidades de las personas
solamente desde el momento en que estas sean capaces de una demanda
solvente. Hay personas sin capacidad de compra y no por ello su
derecho a acceder a lo necesario deja de ser un imperativo ético. Hay
necesidades de la humanidad que no producen rentabilidad y cuya
atención es vital para todos.
 Hay conductas económicas como la ostentación, el derroche y el
armamentismo que no corresponden a una visión humana de la
economía.
Papa Pablo VI “Cuando tantos pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren la miseria,
cuando tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia, cuando aún quedan por construir
tantas escuelas, hospitales, viviendas dignas de este nombre, todo derroche público o privado,
todo gasto de ostentación nacional o personal, toda carrera de armamentos se convierte es un
escándalo intolerable.”
Esta consideración moral de la economía debe de tener una traducción en los diferentes niveles
de la vida y realización del hombre: el individual, el familiar, el asociativo, el institucional, el
municipal, el nacional, el internacional. En todos esos niveles la actividad económica de los
hombres debe de dirigirse a la satisfacción de las necesidades con los criterios expuestos
anteriormente.
¿Cómo debería producirse? ¿cualquier forma es aceptable moralmente? ¿basta con garantizar
la eficacia en la producción para justificarla humanamente? No toda forma de producir
contribuye al bien integral de la persona y, por lo tanto, no cualquier manera de encarar los
métodos y procedimientos en la producción son igualmente aceptables desde el punto de vista
moral.
La DSI ha puesto de relieve:
1. La primacía del hombre en el proceso productivo frente a la técnica, la ciencia y la
propiedad.
2. La necesidad de la participación de las personas en el proceso productivo: ser sujeto,
artífice y creativo en la actividad económica.
3. No hipotecar el futuro de las próximas generaciones. Este criterio ético cada día es más
urgente. Hay recursos que son limitados y otros que pueden destruirse para siempre si
no se hace de ellos un uso adecuado.
¿Para quién debería producirse? Hacerse esta pregunta equivale a interrogarse sobre los
criterios que deberían regir una justa distribución. La distribución, en primer lugar, no
puede quedar a merced del mecanismo de las fuerzas del mercado, ya que no garantizan que
una producción abundante redunde en bienestar general.
El criterio de distribución debería estar marcado por las necesidades de todos los hombres y
no sólo por la de unos pocos privilegiados. Hacer moral de la economía, nos encontramos
con dos cuestiones fundamentales a responder:

- Corregir las desigualdades que de hecho se dan en la distribución de los bienes.


- Definir que bienes son los que hay que distribuir.

Denuncias de la DSI al respecto:

 Desigualdades sociales: la tendencia a la pauperización y a la exclusión creciente de


las grandes mayorías latinoamericanas de la vida productiva.
 Desigualdades sectoriales entre el sector agrícola y los de la industria y servicios:
reclama una serie de medidas tendentes a elevar el nivel económico y humano del
campesinado: desde el desarrollo de los servicios públicos básicos a la promoción
integral del campesino.
En cuanto a que es lo que hay que distribuir la Iglesia indica que son los bienes y riquezas y la
renta. El principio del destino universal de los bienes, fundamental en la DSI, marca esta
finalidad
¿Cómo debería consumirse? No basta con producirse mucho, esto es una condición necesaria
pero no suficiente, hay que manejar ciertos valores e implementar ciertas políticas en lo que se
refiere al consumo. La DSI recrimina algunos comportamientos en este sentido y alerta sobre
ciertos peligros a la hora de gastar o consumir.
a. Frente a la codicia y la opulencia, autenticidad: la iglesia advierte del peligro de la
codicia que conduce a un materialismo sofocante. El mal no consiste en “tener” sino en
no respetar jerarquía de los bienes que se tienen. Frente al proyecto de la abundancia
(tener) ha de prevalecer el proyecto de una autenticidad sin añadidos.
b. Frente al consumismo, sobriedad: Juan Pablo II “hoy se comprende mejor que la
mera acumulación de bienes y servicios, incluso en favor de una mayoría, no basta para
proporcionar la felicidad humana”. Si tosa esta considerable masa de recursos y
potencialidades, puesta a disposición del hombre, no es regida por un objetivo moral y
por una orientación que vaya dirigida al verdadero bien del género humano, se vuelve
fácilmente contra él para oprimirlo.
El libre mercado es el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente
a las necesidades. Sin embargo, esto vale sólo para aquellas necesidades que son “solventables”,
con poder adquisitivo, y para aquellos recursos que son “vendibles”, esto es, capaces de
alcanzar un veniente. Pero numerosas necesidades humanas que no tiene salida en el mercado.

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