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La ciudad ha sido identificada con los restos arquitectónicos hallados en lo alto del
Cerro de la Oliva, junto a Zorita de los Canes (Guadalajara).La fundación de Recópolis,
en 578, a la que se le dio el nombre de un miembro de la familia del rey, su hijo
Recaredo, señala la voluntad del rey Leovigildo de equiparase a las prácticas de los
emperadores bizantinos, especialmente Justiniano, en materia de fundación de ciudades.
Pero además es un claro ejemplo de afirmación que refleja la intención del rey de
consolidar un Estado dirigido por su propia dinastía.
Hasta entonces sólo los comités civittum y sus vicarii, habían sumado a sus
funciones castrenses otras de orden judicial, pero tras las reformas de estos dos
monarcas también pasaron a ejercer los duces provinciarum y los distintos suboficiales
militares. Tras la asunción de estas tareas los duces se convirtieron en suprema instancia
de justicia a nivel provincial, desplazando a los antiguos gobernadores civiles
(rectores), que no tardarán en desaparecer. Estas innovaciones en el terreno judicial se
vieron completadas con la atribución a los obispos de un destacado papel en el
funcionamiento de la justicia regia, como instancias de apelación.
Así, una ley de Chindasvinto y otra de Recesvinto establecen que en aquellos casos
que los jueces civiles fuesen recusados por alguna de las partes envueltas en el proceso,
el juez recusado junto con el obispo local debían tratar conjuntamente la causa y emitir
una sentencia en común, que no eliminaba la posibilidad de una última apelación al rey.
3- Leovigildo impulsó una serie de reformas “a imitación de modelos bizantinos”.
¿En qué consistieron?
Así pues, vemos la unificación política con dos vertientes: primera, la creación de
un imperium, a imitación del imperio de Justiniano, rodeándose de símbolos regios y
llevando a cabo acciones de fundación de ciudades, tareas legislativas, etc.; la segunda
consistió en asociar al renio a sus hijos del primer matrimonio. Pero sin pensar en una
división del reino, sino más bien siguiendo el modelo romano bajo imperial. Con ello,
además, buscaba la instauración de una monarquía hereditaria y no electiva.
El III Concilio de Toledo del año 589 fue el primero en tener carácter general, y en
él se decidió el abandono del arrianismo por los visigodos y la consiguiente
incorporación política de los hispanorromanos. En el IV Concilio de Toledo del año
633 se sancionó el carácter electivo de la monarquía visigoda. Durante estos Concilios
se tomaron decisiones respecto a los límites del poder real; pero muchos fueron usados
para legalizar golpes de fuerza y usurpaciones, y algunos impusieron medidas
represivas contra los judíos, como el XVII Concilio de Toledo del año 694.
En general, por algunas indicaciones, sabemos que los Concilios constituían una forma
de apoyo al rey o a su política, pero no se sabe si se trataba de un apoyo meramente
moral, de un apoyo secundario (estando la base del poder del rey en los nobles y el
ejército) o de un apoyo decisivo sin el cual el rey no habría obtenido el apoyo de los
nobles o de la población, muy influida por las autoridades religiosas.
Las decisiones del Concilio versaban sobre las peticiones del rey (aparte de los temas
de estricta disciplina eclesiástica) y se adoptaban por mayoría (a partir del VIII Concilio
la asistencia de nobles palatinos acercó a los godos a la mayoría o tal vez se la dio). Los
obispos que defendían las posiciones derrotadas estaban obligados a asumir las
decisiones conciliares bajo pena de excomulgación.
En todos los casos las decisiones adoptadas iban en la dirección sugerida por el rey y
raramente vulneraron los deseos de éste (si lo hicieron el rey podía no confirmar los
resultados del Concilio), presentando como mínimo normas que pudieran ser del agrado
real. El rey nunca fue criticado por los Obispos en un Concilio, aunque a veces se
criticó al rey anterior.
Así, una ley de Chindasvinto y otra de Recesvinto establecen que en aquellos casos
que los jueces civiles fuesen recusados por alguna de las partes envueltas en el proceso,
el juez recusado junto con el obispo local debían tratar conjuntamente la causa y emitir
una sentencia en común, que no eliminaba la posibilidad de una última apelación al rey.
7- ¿Cómo está estructurada la gran propiedad en época visigótica? Trata de
responder atendiendo únicamente al testamento del obispo Vicente de Huesca.
8- ¿Por qué son importantes, entre otros, personajes como Braulio o Isidoro de
Sevilla?
Isidoro de Sevilla nace entre 560 y 570, pertenece a una familia de clérigos, es hijo
de una familia romana. Muere en 636. Miembros de esta familia son su hermano
Leandro, al que sucedió como obispo de Sevilla al inicio del reinado de Recaredo (601);
su hermano Fulgencio, obispo de Cartagena y de Écija, y su hermana Florentina.
También es hermano de Teodora, que fue reina de la Hispania visigoda por su
matrimonio con el rey Leovigildo. Tuvo como discípulo a Braulio, obispo de Zaragoza,
quien le mandó poner por escrito la obra Etimologías.
La obra más importante de Isidoro, desde el punto de vista cultural, es el libro de las
Etimologías, en el que intenta realizar una síntesis del saber antiguo en todos los
órdenes, tomando como punto de partida la investigación etimológica de las palabras
para mejor comprender su significado; en esta obra, que comprende una veintena de
libros, se definen con ayuda de una importante biblioteca, las artes liberales, la
medicina y la jurisprudencia, es decir, los conocimientos más corrientes en la sociedad
visigoda; siguen los temas teológicos, políticos, antropológicos, y más tarde se pasa a
estudiar los animales y minerales, las actividades humanas…
La importancia de esta obra es tal que de ella tomarán los hombres medievales
durante mucho tiempo, todos sus conocimientos. Es una obra erudita: no pretende dejar
constancia de la realidad del momento hispano visigodo, sino de cómo habían sido
vistas las cosas en época romana. Desde el punto de vista mental esta obra, cuyas
afirmaciones están siempre refrendadas por las palabras de escritores y conocidos y
dignos de crédito, es un claro exponente de la mentalidad medieval, caracterizada por la
inseguridad, que lleva a buscar un apoyo en la autoridad.