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ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

Magistrada ponente

SL2131-2022
Radicación n.° 89778
Acta 20

Bogotá D.C., veintiuno (21) de junio de dos mil


veintidós (2022).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


BEATRIZ EUGENIA GONZÁLEZ ARDILA, contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Medellín el 13 de julio de
2020, en el proceso que instauró contra la SOCIEDAD
ADMINISTRADORA DE FONDOS DE PENSIONES Y
CESANTÍAS PORVENIR S.A., Y DE DANIEL ROBERTO Y
ANDRÉS HOYOS LÓPEZ – integrados como terceros
excluyentes.

I. ANTECEDENTES

Beatriz Eugenia González Ardila demandó a la


Sociedad Administradora de Fondos de Pensiones y
Cesantías Porvenir S.A. (en adelante Porvenir S.A.), con el

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fin de que se le reconociera y pagara la pensión de


sobrevivientes dada su calidad de «única beneficiaria», a
partir del 21 de septiembre del 2016, junto con las mesadas
pensionales correspondientes, primas adicionales de junio y
diciembre y los intereses moratorios.

Fundamentó sus peticiones en que, el 15 de diciembre


de 2006 contrajo matrimonio civil con Roberto de Jesús
Hoyos Ruiz, compartiendo techo, lecho y mesa de forma
ininterrumpida. Posteriormente, el 16 de febrero de 2016,
efectuaron divorcio de mutuo acuerdo mediante la escritura
pública n.º 407 de la Notaría Sexta de Medellín, liquidando
así la sociedad conyugal, sin embargo, «[…] las buenas
relaciones entre los cónyuges persistieron hasta el momento
de la muerte ocurrida el 20 de septiembre de 2016, […] como
consecuencia de un cáncer agresivo».

Agregó que el señor Hoyos Ruiz estuvo afiliado a


Porvenir S.A. y alcanzó las cotizaciones necesarias para
generar el reconocimiento y pago de la pensión de
sobrevivientes.

Señaló que, el afiliado se marchó del domicilio


conyugal como consecuencia de la enfermedad,
suspendiendo la convivencia, trasladándose a vivir con una
de sus hermanas y, a pesar de esto ella «[...] continúo
visitando a su cónyuge en su lecho de enfermo, para
brindarle la protección, propia de una pareja».

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Indicó que, elevó solicitud pensional ante la entidad,


sin embargo, la entidad negó el derecho mediante
comunicación del 21 de marzo de 2018 bajo el argumento
de que «[…] efectuó el divorcio con el fallecido en el mes de
febrero de 2016».

Al dar respuesta a la demanda, Porvenir S.A. se opuso


a las pretensiones y, en cuanto a los hechos aceptó la
relación marital, el divorcio, la solicitud de reconocimiento
de pensión y su respectiva negativa; explicó que también se
presentaron a reclamar la pretensión «[...] los jóvenes
ANDRES (sic) y DANIEL ROBERTO HOYOS LOPEZ (sic), en
calidad de hijos del causante». Respecto de los demás, dijo
que no le constaban.

En su defensa propuso las excepciones de falta de


legitimación de la litis por activa, falta de causa para pedir,
inexistencia de la obligación, buena fe y prescripción.

El Juzgado Trece Laboral del Circuito de Medellín


mediante auto del 21 de agosto del 2018, integró al proceso
a Daniel Roberto y Andrés Hoyos López en calidad de
terceros excluyentes, dada su condición de hijos del afiliado
y porque presentaron paralelamente solicitud pensional
ante Porvenir S.A.

Andrés Hoyos López presentó una demanda de


intervención excluyente contra Beatriz Eugenia González
Ardila y Porvenir S.A., con el fin de que se le negasen las

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pretensiones a ella y en su lugar se declarara únicos


beneficiarios de la devolución de saldos él y su hermano.

Fundamentó sus pretensiones en que la señora


González Ardila estuvo casada con su padre, pero
disolvieron este vínculo mediante escritura pública que se
encontraba aportada al expediente. Así mismo, dijo que «[...]
la relación de pareja se terminó desde antes del divorcio, (sic)
[…] pues no compartían techo, ni lecho, ni mesa», razón por la
cual, no existía convivencia entre ellos.

Añadió que, Roberto de Jesús Hoyos Ruiz se trasladó a


vivir inicialmente en San Fernando Plaza, con su madre,
Catalina Mejía. Luego, se fue a «[…] la Loma del Tesoro y
finalmente a la residencia de su hermana Clemencia Hoyos
Ruiz», pasando los últimos días de su vida allí.

Aseguró que, él y su hermano son los únicos


beneficiarios, «[...] de conformidad con la escritura pública
No. 3.356 del 13 de diciembre de 2016 de la Notaría Primera
de Medellín en donde se protocolizó el trámite sucesoral del
señor Roberto de Jesús Hoyos Ruiz, y en el que consta la
calidad de únicos herederos y adjudicatarios de la
devolución de saldos».

Al dar respuesta a la demanda presentada por el


interviniente ad excludendum, Porvenir S.A. no se opuso ni
se allanó a las pretensiones, ateniéndose a lo demostrado
en el proceso. En cuanto a los hechos, aceptó los referentes

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al divorcio, la solicitud pensional y su respuesta en sentido


negativo. Respecto a los demás, afirmó que no le constaban.

En su defensa, presentó las excepciones de buena fe,


no existe certeza sobre la persona que tenga mejor derecho
para reclamar la prestación y que el cumplimiento de un
trámite administrativo previo a la devolución de dinero no
puede ser considerado como un acto antijurídico por parte
de la administradora.

Al dar respuesta a la demanda presentada por el


interviniente ad excludendum, Beatriz Eugenia González
Ardila, se opuso a las pretensiones, y en cuanto a los
hechos aceptó los referentes a su matrimonio y divorcio y el
trámite de su solicitud pensional. Respecto a los demás,
dijo que no le constaban.

En su defensa, propuso la excepción de falta de causa


para pedir.

Así mismo, Daniel Roberto Hoyos López demandó a


Beatriz Eugenia González Ardila y a Porvenir S.A., con el fin
de que se declaren probadas las excepciones propuestas por
Porvenir S.A., y que se le reconozca con mejor derecho que
la accionante; en consecuencia, que se ordenara la
devolución de saldos a su favor «[…] de conformidad con la
sucesión del señor Roberto de Jesús Hoyos Ruiz llevada a
cabo en la Notaría Primera de Medellín y que consta en la
escritura pública No. 3.356 del 13 de diciembre de 2016».

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Fundamentó sus pretensiones en que, la recurrente no


convivía con su padre al momento de su fallecimiento pues
esta terminó con el divorcio. Agregó que, en cuanto a las
visitas realizadas por ella mientras este estuvo enfermo,
éstas «[…] se limitaron a dos por unos pocos minutos».

Indicó que, la demandante tampoco acreditó mediante


sentencia judicial la calidad de compañera permanente del
causante a la fecha de su muerte y, adujo que, presentó
solicitud de devolución de saldos ante Porvenir S.A. en su
condición de hijo, la cual aun está pendiente por resolverse.

Porvenir S.A., al dar respuesta a la demanda


presentada por Daniel Roberto Hoyos López, aceptó la
pretensión que se refiere a que la señora González Ardila no
goza de las calidades necesarias para obtener el beneficio
pensional requerido, y se atuvo a lo acreditado en juicio
sobre quién debía recibir la devolución de saldos.

En cuanto a los hechos, admitió que el fallecido no


ostentaba la calidad de pensionado y que la recurrente no
presentó sentencia judicial donde constara la unión marital
de hecho vigente, con el fin de demostrar que era
compañera permanente cuando ocurrió el deceso. Respecto
a los demás, dijo que no le constaban.

En su defensa propuso las excepciones de buena fe, no


existe certeza sobre la persona que tenga mejor derecho
para reclamar la prestación y que el cumplimiento de un
trámite administrativo previo a la devolución de dinero no

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puede ser considerado como un acto antijurídico por parte


de la administradora.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado 13 Laboral del Circuito de Medellín,


mediante fallo del 8 de noviembre de 2019, resolvió:

PRIMERO: ABSOLVER a PORVENIR S.A. de la totalidad (sic)


de Incoadas en su contra por la señora BEATRIZ EUGENIA
GONZÁLEZ ARDILA.

SEGUNDO: CONDENAR a PORVENIR S.A. a pagar a los


señores ANDRÉS HOYOS LOPEZ Y DANIEL ROBERTO
HOYOS LÓPEZ, herederos determinados del causante
ROBERTO DE JESÚS HOYOS RUÍZ, la devolución de saldos en
los términos del artículo 76 de la Ley 100 de 1993.

TERCERO: DECLARAR IMPROBADAS las excepciones de


mérito propuestas por los demandados.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Medellín, mediante fallo del 13 de julio de 2020,
confirmó la sentencia de primera instancia.

El Tribunal estableció como problema jurídico,

[…] dilucidar si la señora BEATRIZ EUGENIA GONZÁLEZ


ARDILA acreditó los requisitos para acceder a la pensión de
sobrevivientes causada por el señor ROBERTO DE JESÚS
HOYOS RUÍZ (q.e.p.d.), y en caso afirmativo, si hay lugar al
pago del retroactivo, los intereses moratorios o
subsidiariamente la indexación, y las costas procesales [...].

Determinó que,

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Al sublite le es aplicable el régimen legal contenido en los


artículos 46 y 47 de la Ley 100 de 1993, modificados por los
artículos 12 y 13 de la Ley 797 de 2003, dado que el causante
falleció el 20 de septiembre de 2016. (fol. 14)

En orden a lo anterior, causará la pensión de sobrevivientes el


afiliado que hubiere cotizado al menos cincuenta (50) semanas
dentro de los 3 años anteriores al fallecimiento. Punto sobre el
cual no hay controversia, puesto que entre el 21 de septiembre
de 2013 y el 20 de septiembre de 2016, el de cujus cotizó un
total de 158,57 semanas, conforme a la historia laboral
aportada por PORVENIR S.A.

Señaló que, además se exige para el caso de que el


causante fuera afiliado no pensionado, demostrar la calidad
de cónyuge o compañero(a) permanente y la conformación
del núcleo familiar, con vocación de permanencia, vigente
para el momento de la muerte.

Indicó que, la demandante alegó la calidad de cónyuge,


pero a la fecha de la solicitud no ostentaba tal condición,
como quiera que en el registro civil de matrimonio constaba
la inscripción del divorcio efectuado mediante escritura
pública del 16 de febrero de 2016, en consecuencia, el
vínculo matrimonial no se encontraba vigente al momento
del fallecimiento.

De manera que, la señora González Ardila solo podía


optar por la prestación si demostraba la calidad de
compañera permanente. Sobre el punto afirmó que,

[…] alega la alzadista (sic) por activa que el vínculo familiar se


mantuvo vigente, por lo que para acreditar el derecho pensional
en comento, la actora ostentaba la carga de la prueba para
acreditar que a pesar de estar materialmente separados,
pervivió el vínculo conyugal por el apoyo afectivo y económico
que su cónyuge le brindaba hasta el momento del fallecimiento,
en consideración a que de tiempo atrás la jurisprudencia ha

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admitido que cuando la pareja se separe materialmente por


fuerza de las circunstancias, a efecto de determinarse la
convivencia lo que debe buscar el juzgador es que persistió el
propósito de formar una familia, con acompañamiento
espiritual, apoyo económico y vida en común, requiriéndose que
se demuestren estos lineamientos condicionantes y no
solamente uno de ellos.

Determinó que no se logró demostrar la convivencia


antes del deceso:

Lo anterior, bastaría para despachar desfavorablemente la


censura propuesta, en consideración a que la convivencia debe
ser acreditada para el 20 de septiembre de 2016, y no en época
anterior, como erradamente esgrime la recurrente por activa,
por lo que no importa si la pareja convivió 10 años con
anterioridad a tal calenda, y en atención a que la alzada se
limite a justificar la separación material y a connotar como
único hecho relevante el haber persistido el apoyo económico,
aspecto que es insuficiente para demostrar que la convivencia
persistió a pesar de la separación material, ya que, se itera,
para ello debe demostrarse que persistió; (i) el propósito de
formar una familia; (ii) el acompañamiento espiritual; (iii) el
apoyo económico y, (iv) el ánimo de vida en común, y no solo
uno de esos presupuestos fácticos.

Agregó que,

[…] la demandante también confesó al absolver interrogatorio


de parte que ni siquiera tuvo conocimiento de la razón por la
cual el causante decidió separarse de hecho y terminar el
vínculo matrimonial, de suerte que, no podría sostenerse que la
convivencia o el vínculo finiquitó por causas no imputables a la
pareja ni sostener que persistió el ánimo de vida en común; así
como confesó que el causante le manifestó que su intención era
que fueran "amigos", lo que desvirtúa totalmente que después
de la separación hubiera pervivido el ánimo de formar una
familia, y al no probarse la continuidad de los presupuestos
factuales atrás referidos, aún bajo el evento de haberse probado
el apoyo económico, se impone concluir que la demandante no
convivía con el causante al momento de su muerte, como
acertadamente lo concluyó la a quo.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

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Interpuesto por Beatriz Eugenia González Ardila,


concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, se
procede a resolver, teniendo en cuenta los alcances
planteados y los límites del recurso extraordinario.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende la recurrente que la Corte case la sentencia


del Tribunal, para que, en sede de instancia, revoque la
proferida por el juzgado y en su lugar, condene a Porvenir
S.A. al reconocimiento de la pensión a su favor.

Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, que es replicado y se resuelve a
continuación.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia por la vía directa, en la modalidad


de interpretación errónea de los preceptos «[…] 46 y 47 de la
Ley 100 de 1993, modificados por los artículos 12 y 13 de la
Ley 797».

Asegura que,

[…] el Tribunal hizo una aplicación indebida de la norma


cuando en franca rebeldía contra la jurisprudencia de la Sala
Laboral, órgano de cierre de la jurisdicción, decidió aplicar una
tesis que contradice la que ha desarrollado jurisdicción
ordinaria laboral mediante la cual ha desechado requisitos
adicionales para que el cónyuge tenga el derecho a la pensión
de sobrevivientes, cuando se ha interpretado en sede de
casación al artículo 47 de la ley 100 de 1993, modificado por el
artículo 39 de la ley 797.

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Señala que,

[…] el Tribunal determina como elementos de soporte de su fallo


para negar la pensión que: la demandante no demostró
convivencia de cinco (5) años contados estos con anterioridad
inmediata a la muerte del señor HOYOS en particular los
últimos nueve (9) meses de vida del fallecido; que, además, no
se dio el propósito de formar familia, el acompañamiento
espiritual y el ánimo de vida en común pese a que sí se dio
apoyo económico. Con este fundamento fulminó una absolución
al fondo de pensiones para negar a la viuda la pensión.

Y es que, a diferencia de la posición del Tribunal, la Sala


Laboral, tiene unos elementos que ha desarrollado para definir
cuáles son los requisitos de la pensión de sobreviviente cuando
se trata de cónyuge supérstite:

De hecho, las sentencias que definen la problemática planteada


las emanadas de esa Corporación el 28 de abril del 2021 con
radicado SL20T5 del 2021 con ponencia del Honorable
magistrado doctor Jorge Luis Quiroz Alemán y la SL-5169 de
2019 con ponencia de la honorable magistrada doctora Clara
Cecilia Dueña Q.

En dichas sentencias, se unifica por parte de la Sala la posición


frente a que cuando se trata del cónyuge así haya mediado
separación, los cinco años pueden contarse en cualquier
momento y no debe pedirse que sean anteriores
inmediatamente a la muerte, amén de plantear que no se
requiere demostrar la existencia de vínculos de apoyo, afecto o
ayuda como lo plantea el Tribunal.

Reitera que,

Pesa es la teleología y alcance del artículo 47 de la Ley 100 de


1993, modificado por el artículo 13 de la Ley/797 de 2003, se
reitera, no dejar desamparado(a) al (la) cónyuge supérstite
separado(a) de hecho que mantiene el vínculo marital vigente,
quien en su momento aportó a la construcción del derecho
pensional del causante; pero, además, su contenido encuadra
en las realidades o situaciones sociales que regula dicho
precepto, esto es, no invisibiliza las diferentes circunstancias
que generalmente rodean la dejación de la vida en comunidad
entre esposos.

Además, aduce que,

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[…] aun cuando el artículo 176 del Código Civil establece las
obligaciones a los cónyuges, entre aquellas no están las de
mantener los «lazos afectivos», la «comunicación solidaria» y los
«lazos familiares» hasta el momento del fallecimiento de uno de
ellos.

Precisamente, la no existencia de lazos de afecto frente a una


persona con la que convivió, pero que por alguna circunstancia
ya no forma parte de su vida, no puede convertirse en una
causal para negar un derecho, máxime cuando la ley a cuya
interpretación se apela para tal desconocimiento, no contempla
ese requisito, incluso si estableciera como exigencia tal
paradigma decimonónico, que sería absolutamente contrario a
los principios de igualdad y de equidad de género que establece
nuestro ordenamiento constitucional, se haría más imperiosa la
necesidad de su adecuación judicial a través de la
interpretación para ampliar las categorías de protección a
aquellas situaciones que no contempla la norma.

Así las cosas, a juicio de la Sala, el Tribunal restringió la norma


analizada al concluir que la demandante no acreditó que para el
momento de la muerte del causante existía algún tipo de
«vínculo afectivo», «comunicación solidaria» y «ayuda mutua»
que permita considerar que los «lazos familiares siguieron
vigentes», luego de la separación de hecho, en razón a que tal
requisito no lo contempla la disposición en referencia.

VII. RÉPLICAS

Porvenir S.A. explica que, si bien las decisiones de esta


Sala consagran la posibilidad de acceder a la pensión de
sobrevivientes al cónyuge supérstite que logre demostrar
convivencia mínima de cinco años en cualquier tiempo, y
vínculo matrimonial vigente, esta lógica no puede aplicarse
al caso en concreto, ya que no existe una unión vigente
entre la recurrente y el afiliado fallecido, a raíz del divorcio
decretado.

En este sentido, indica que,

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Así las cosas, es palmario que con el registro de esa escritura


pública de divorcio desapareció todo efecto jurídico del
matrimonio contraído por el señor Hoyos y la señora González,
lo que trae como inevitable consecuencia que el reclamo de ésta
última carezca de algún soporte legal y/o jurisprudencial.

Y aunque en la arremetida se pretenda desconocer esa realidad,


mencionado una simple separación de cuerpos e, incluso, una
disolución y liquidación de la sociedad conyugal, una vez más
debe enfatizarse que lo que verdaderamente existió fue un
divorcio, que de acuerdo con lo consagrado en los artículos 152
y siguientes del Código Civil (y demás normas que los
subrogaron o modificaron) y 1° del Decreto 4436 de 2005 rompe
en forma definitiva cualquier vínculo de naturaleza legal entre
los contrayentes y lo que al conjugarse con lo previsto en el
artículo 13 de la Ley 100 de 1993 pone de manifiesto la
imposibilidad absoluta para que la señora González se beneficie
con la prestación impetrada.

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Por su parte, Andrés y Daniel Roberto Hoyos López


señalan que, entre la sentencia y la demanda de casación,
hay diversas inconsistencias que exponen de la siguiente
manera:

1. Luego de encontrar el Tribunal que el vínculo matrimonial


con la señora GONZALEZ (sic) ARDILA no se encontraba
vigente al momento en que fallece el causante, analiza el
derecho pensional deprecado por la demandante, pero en su
calidad de posible compañera permanente, NO de cónyuge. No
obstante, en la discordante e inexacta "demanda de casación",
aunque se admite la situación táctica referente a la existencia
del divorcio por mutuo acuerdo llevado a cabo por la actora y el
causante el 16 de febrero de 2016, insiste en achacar una
"interpretación errónea" al Ad Quem al desatender la reiterada
jurisprudencia que ha impartido esa H. Sala, pero respecto de
aquellos cónyuges supérstites que a la fecha del deceso del
afiliado o pensionado contaran con la vigencia del vínculo
marital, cuyos argumentos no tienen cabida en el asunto de
marras, y así lo concluye acertadamente el Tribunal.

[…]

Contrario a lo afirmado por el (sic) censor, el escenario no es el


de una simple liquidación de sociedad conyugal, como lo
pretende hacer ver, pues nos encontramos ante el acto jurídico
mismo del divorcio, cuyos efectos al tenor de los artículos 152 y
siguientes, se encuentra el de cesar todos los efectos civiles,
como ocurrió en el presente asunto y además quedó plasmado
en la escritura N° 407 del 16 de febrero de 2016, y que milita a
folios 8 a 14 del Cuaderno del Juzgado.

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2. Que se acredite para el momento de la muerte del causante


algún tipo de vínculo afectivo, comunicación solidaria, y ayuda
mutua que permita considerar que los lazos familiares siguen
vigentes, cuyos aspectos se duele la parte recurrente no son
requisitos para acceder a la prestación reclamada, imperioso es
señalar la insistencia al togado en aplicar dichas prerrogativas
en el caso de autos, cuando se reitera, no se está ante un
vínculo conyugal vigente al momento del deceso del causante, y
de otra parte, aquellos aspectos fueron traídos a colación por el
Juez de Alzada, pero no con el ánimo de establecer una relación
afectiva entre los cónyuges separados de hecho, sino con el fin
de acreditar la calidad de compañera permanente del causante
al momento de su fallecimiento, pues, ya había analizado el
caso bajo estudio a la luz de su condición de cónyuge
sobreviviente, no obstante, al encontrarse como hecho
indiscutible e irrefutable el acto jurídico del divorcio llevado a
cabo entre las partes, desechó por completo continuar
examinando el presente caso bajo la perspectiva jurisprudencial
que al efecto ha decantado esa H. Sala, cuyos apartes trascribe
en vano el censor, en tanto no están siendo desconocidos ni
mucho menos desechados por el Tribunal, simplemente no se
ajustan a casos como el presente donde existe un divorcio.

[…] tampoco es cierto que el Tribunal haya soportado su


decisión en que "la demandante no demostró convivencia de
cinco (5) años contados estos con anterioridad inmediata a la
muerte del señor HOYOS -en particular los últimos (9) meses de
vida del fallecido.", como desacertadamente se afirma en el
recurso extraordinario, incluso, acogiendo la jurisprudencia
vigente al momento en que dicta la sentencia impugnada y en
razón a la calidad de afiliado que ostentaba el de cujus,
consideró la Alzada que sólo debía establecerse si la
demandante demostró ser la compañera permanente del
causante al momento de su fallecimiento, es decir, ni siquiera
hizo alusión a que se exija un tiempo determinado de
convivencia, como equivocadamente lo determina la parte
recurrente, cuyo aspecto en lo más mínimo se encarga de
quebrantar.

VIII. CONSIDERACIONES

Dado que se escogió la vía directa para atacar la


sentencia, los siguientes supuestos fácticos no son objeto
de discusión: (i) que Roberto de Jesús Hoyos Ruíz falleció el
20 de septiembre de 2016; (ii) que estuvo casado con
Beatriz Eugenia González Ardila entre 15 de diciembre de

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2006 y el 16 de febrero de 2016, fecha en la que se


divorciaron por mutuo acuerdo mediante escritura pública
n.º 407 de la Notaría Sexta de Medellín; (iii) que el afiliado
fallecido cotizó más de 50 semanas dentro de los tres años
anteriores a su deceso; (iv) que la recurrente presentó
solicitud pensional ante Porvenir S.A., y fue negada
mediante comunicación del 21 de marzo de 2018 y, (v) que
Daniel Roberto y Andrés Hoyos López solicitaron la
devolución de saldos a la administradora de pensiones en
calidad de hijos y no fue respondida.

El problema jurídico que se le plantea a la Corte para


su estudio consiste en determinar si erró el Tribunal al
confirmar la sentencia que negó la pensión de
sobrevivientes a la recurrente, por considerar que no
cumplía con los requisitos exigidos en la norma para
acceder al derecho.

Esta Corporación ha señalado que la normativa que


regula la pensión de sobrevivientes es la vigente al momento
del fallecimiento del causante. Así, la aplicable al caso bajo
estudio es el artículo 12 y 13 de la Ley 797 de 2003, que
modificaron el 46 y 47 de la Ley 100 de 1993, por
encontrarse vigente al 20 de septiembre de 2016, fecha del
deceso afiliado.

Las mencionadas disposiciones establecen:

ARTÍCULO 12. El artículo 46 de la ley 100 de 1993 quedará


así: Artículo 46. Requisitos para obtener la pensión de
sobrevivientes. Tendrán derecho a la pensión de sobrevivientes:

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1. Los miembros del grupo familiar del pensionado por vejez o


invalidez por riesgo común que fallezca y,

2. Los miembros del grupo familiar del afiliado al sistema que


fallezca, siempre y cuando éste hubiere cotizado cincuenta
semanas dentro de los tres últimos años inmediatamente
anteriores al fallecimiento y se acrediten las siguientes
condiciones:

ARTÍCULO 13. Los artículos 47 y 74 quedarán así:

Artículo 47. Beneficiarios de la Pensión de Sobrevivientes. Son


beneficiarios de la pensión de sobrevivientes:

a) En forma vitalicia, el cónyuge o la compañera o compañero


permanente o supérstite, siempre y cuando dicho
beneficiario, a la fecha del fallecimiento del causante, tenga
30 o más años de edad. En caso de que la pensión de
sobrevivencia se cause por muerte del pensionado, el
cónyuge o la compañera o compañero permanente
supérstite, deberá acreditar que estuvo haciendo vida
marital con el causante hasta su muerte y haya convivido
con el fallecido no menos de cinco (5) años continuos con
anterioridad a su muerte.

b) En forma temporal, el cónyuge o la compañera


permanente supérstite, siempre y cuando dicho beneficiario,
a la fecha del fallecimiento del causante, tenga menos de 30
años de edad, y no haya procreado hijos con este. La pensión
temporal se pagará mientras el beneficiario viva y tendrá una
duración máxima de 20 años. En este caso, el beneficiario
deberá cotizar al sistema para obtener su propia pensión,
con cargo a dicha pensión. Si tiene hijos con el causante
aplicará el literal a). 

c) Si respecto de un pensionado hubiese un compañero o


compañera permanente, con sociedad anterior conyugal no
disuelta y derecho a percibir parte de la pensión de que
tratan los literales a) y b) del presente artículo, dicha
pensión se dividirá entre ellos (as) en proporción al tiempo de
convivencia con el fallecido.

d) En caso de convivencia simultánea en los últimos cinco


años, antes del fallecimiento del causante entre un cónyuge
y una compañera o compañero permanente, la beneficiaria o
el beneficiario de la pensión de sobreviviente será la esposa o
el esposo. Si no existe convivencia simultánea y se mantiene
vigente la unión conyugal pero hay una separación de
hecho, la compañera o compañero permanente podrá
reclamar una cuota parte de lo correspondiente al literal a en
un porcentaje proporcional al tiempo convivido con el

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causante siempre y cuando haya sido superior a los últimos


cinco años antes del fallecimiento del causante. La otra
cuota parte le corresponderá a la cónyuge con la cual existe
la sociedad conyugal vigente.

La recurrente reprocha la interpretación que se hizo de


la norma que contempla los requisitos para acceder al
beneficio pensional, pues afirma que, el requisito de la
convivencia, «[…] cuando se trata del cónyuge, así haya
mediado separación, los cinco años pueden contarse en
cualquier momento y no debe pedirse que sean anteriores
inmediatamente a la muerte» y que además «[…] no se
requiere demostrar la existencia de vínculos de apoyo, afecto
o ayuda como lo plantea el Tribunal».

De entrada, se advierte que no le asiste razón en el


error que se atribuye al Tribunal. Así, el tema que se somete
a estudio de la Sala ha sido resuelto en múltiples ocasiones,
en las cuales se ha establecido la correcta interpretación
que ha dado la Corporación a la citada disposición jurídica.

En efecto, a partir de la sentencia CSJ SL, 24 enero


2012, radicado 41637, esta Corporación estableció que el
requisito de la convivencia por cinco años con el fallecido
podrá ser acreditado por la cónyuge en cualquier tiempo,
siempre y cuando permaneciera el lazo matrimonial vigente,
independientemente de que existiere una separación de
hecho,
 
Tal interpretación que ha desarrollado la Sala, sin embargo,
debe ser ampliada, en tanto no es posible desconocer que el
aparte final de la norma denunciada, evidencia que el legislador
respetó el concepto de unión conyugal, y ante el supuesto de no

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existir simultaneidad física, reconoce una cuota parte a la


cónyuge que convivió con el pensionado u
afiliado, manteniéndose el vínculo matrimonial, aun cuando
existiera separación de hecho.
 
Esa medida, sin lugar a dudas, equilibra la situación que se
origina cuando una pareja que decidió formalizar su relación, y
que entregó parte de su existencia a la conformación de un
común proyecto de vida, que inclusive coadyuvó con su
compañía y su fortaleza a que el trabajador construyera la
pensión, se ve desprovista del sostén que aquel le
proporcionaba; esa situación es más palmaria cuando es la
mujer quien queda sin ese apoyo, en tanto su incorporación al
mercado laboral ha sido tardía, relegada históricamente al
trabajo no remunerado o a labores periféricas que no han
estado cubiertas por los sistemas de seguridad social.
 
No se trata entonces de regresar a la anterior concepción
normativa, relacionada con la culpabilidad de quien abandona
al cónyuge, sino, por el contrario, darle un espacio al verdadero
contenido de la seguridad social, que tiene como piedra angular
la solidaridad, que debe predicarse, a no dudarlo, de quien
acompañó al pensionado u afiliado, y quien, por demás hasta el
momento de su muerte le brindó asistencia económica o
mantuvo el vínculo matrimonial, pese a estar separados de
hecho, siempre y cuando aquel haya perdurado los 5 años a los
que alude la normativa, sin que ello implique que deban
satisfacerse previos al fallecimiento, sino en cualquier
época (subraya la Sala).
 
Dicha postura ha sido reiterada, entre otras,
en reiterada en las sentencias CSJ SL7299-2015, CSJ
SL6519-2017, CSJ SL16419-2017, CSJ SL6519-2017, CSJ
SL3505-2018 y CSJ SL1399-2019.

En el caso bajo estudio, no hay duda de que la


recurrente fue cónyuge del afiliado fallecido, pero para los
efectos, cobra relevancia que el vínculo conyugal se terminó
cuando la pareja se divorció, esto es, en febrero del año
2016. Por esta importante razón, la impugnante no puede
pretender que se le aplique el contenido de la

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jurisprudencia anterior y se le conceda el derecho que


pretende, pues se insiste, se está ante supuestos diferentes.

Ahora, si lo que la accionante quería era acceder a la


prestación en calidad de compañera permanente, debió
aportar al expediente alguna prueba que acreditara que
después del divorcio persistió la conformación del núcleo
familiar, con vocación de permanencia, y no referirse
exclusivamente a que entre ella y el causante se mantuvo
una buena relación hasta que este falleció.

De manera que, a pesar del esfuerzo argumentativo


desplegado, el fallador no erró en la interpretación que le
dio a la norma, y, por el contrario, la impugnante no
cumplió con su obligación de demostrar la convivencia con
el fallecido en los términos que exige la preceptiva
acusada.

Conviene recordar que, es cierto que en un primer


momento se adoctrinó que el requisito de la convivencia
durante los cinco años anteriores al deceso era posible
exigirlo ante la muerte del afiliado, no solo del pensionado,
a pesar de que el literal a) del artículo 47 de la Ley 100 de
1993, modificado por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003,
aluda al «pensionado» (CSJ SL, 20 mayo 2008, radicación
32393; CSJ SL1402-2015; CSJ SL1399-2018 y CSJ SL422-
2020).

Sin embargo, la Corte a partir de la sentencia


CSJSL1730-2020 sentó una nueva doctrina frente al

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entendimiento de lo dispuesto en la mencionada norma,


con el fin de armonizar esta disposición con los fines del
Sistema Integral de Seguridad Social en general. En
particular frente al entendimiento del requisito de la
convivencia se dijo:
 
Desde la expedición de la Ley 100 de 1993, ha sido clara la
intención del legislador al establecer una diferenciación entre
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes por la muerte
de afiliados al sistema no pensionados, y la de pensionados,
esto es, la conocida como sustitución pensional, previendo
como requisito tan solo en este último caso, un tiempo mínimo
de convivencia, procurando con ello evitar conductas
fraudulentas, «convivencias de última hora con quien está a
punto de fallecer y así acceder a la pensión de sobrevivientes»,
por la muerte de quien venía disfrutando de una pensión.
 
[...[
 
En este punto resulta necesario precisar, que conforme al
análisis hasta aquí efectuado, de lo dispuesto en el literal
a) del art. 13 de la Ley 797 de 2003, para ser considerado
beneficiario de la pensión de sobrevivientes, en condición de
cónyuge o compañero o compañera permanente supérstite del
afiliado al sistema que fallece, no es exigible ningún
tiempo mínimo de convivencia, toda vez que con la simple
acreditación de la calidad exigida, cónyuge o compañero (a), y la
conformación del núcleo familiar, con vocación de permanencia,
vigente para el momento de la muerte, se da cumplimiento al
supuesto previsto en el literal de la norma analizado, que da
lugar al reconocimiento de las prestaciones derivadas de la
contingencia, esto es, la pensión de sobrevivientes, o en su
caso, la indemnización sustitutiva de la misma o la devolución
de saldos, de acuerdo al régimen de que se trate, y el
cumplimiento de los requisitos para la causación de una u otra
prestación.
 
[...]
 
Por último, se precisa que, aunque aparentemente la
diferenciación implícita en la disposición analizada surge
discriminatoria, a la luz de lo dispuesto en el art. 13 de la CN
ello no puede entenderse así, por cuanto la igualdad solo puede
predicarse entre iguales, debiendo justamente establecerse para
salvaguardar ese principio, la diferencia de trato entre
desiguales.
 

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En este caso, el elemento diferenciador lo constituye la


condición en la que se encuentra el asegurado causante de la
prestación, de un lado, el afiliado que está sufragando el seguro
para cubrir los riesgos de invalidez, vejez y muerte, que no tiene
un derecho pensional consolidado, pero se encuentra en
construcción del mismo, y para dejar causada la pensión de
sobrevivientes requiere el cumplimiento de una densidad
mínima de cotizaciones prevista en la ley.

La anterior explicación es pertinente porque la Sala,


no está exigiéndole a la recurrente que acredite un tiempo
mínimo de convivencia de cinco años, por el contrario, la
tesis que se defiende es que no se configuró el error que se
le atribuye al juzgador, porque no demostró que mantuvo
con el afiliado fallecido «[...] la conformación del núcleo
familiar, con vocación de permanencia, vigente para el
momento de la muerte».

Por lo expuesto, el cargo no prospera.


 
Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo
de la recurrente y a favor de los opositores, pues su recurso
no salió avante y fue replicado. Se fija como agencias en
derecho, la suma de cuatro millones setecientos mil pesos
($4.700.000), que se incluirá en la liquidación que
practique el juez de conocimiento, conforme a lo dispuesto
en el artículo 366 del Código General del Proceso. 

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República de Colombia y por autoridad de

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la ley, NO CASA la sentencia dictada el trece (13) de julio de


dos mil veinte (2020) por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Medellín, dentro del
proceso ordinario laboral seguido por BEATRIZ EUGENIA
GONZÁLEZ ARDILA contra la SOCIEDAD
ADMINISTRADORA DE FONDOS DE PENSIONES Y
CESANTÍAS PORVENIR S.A., Y DE DANIEL ROBERTO Y
ANDRÉS HOYOS LÓPEZ – integrados como terceros
excluyentes.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

ANA MARÍA MUÑOZ SEGURA

OMAR DE JESÚS RESTREPO OCHOA


En permiso

GIOVANNI FRANCISCO RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

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