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República de Colombia

Coda Suprema de Justicia


Sala de Casación Laboral
Sala de Descandasthle N.

JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO


Magistrada ponente

SL4527-2021
Radicación n.° 85873
Acta 37

Bogotá, D. C., seis (6) de octubre de dos mil veintiuno


(2021).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por la


SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE FONDOS DE
PENSIONES Y CESANTÍAS PORVENIR SA contra la
sentencia proferida por la Sala Civil Familia Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Montería, el 7 de
junio de 2019, en el proceso que promovió NELIS ARTENIA
DURANGO CAUSIL.

I. ANTECEDENTES

Nelis Artenia Durango Causil, demandó a Porvenir SA.,


para que se declarara su derecho a la pensión de
sobrevivientes, en calidad de madre de la afiliada Irlena
Patricia Arteaga Durango; consecuentemente, fuera

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condenada a pagarle: la prestación, los intereses moratorios,


la indexación, lo que se probara extra y ultra petita, además
de las costas.

Fundamentó sus peticiones en que: su hija Irlena


Patricia estaba afiliada a la Administradora de Fondos de
Pensiones y Cesantías Porvenir SA, e hizo más de 50
semanas de aportes en los 3 arios anteriores al deceso,
ocurrido el 18 de noviembre de 2017.

Expuso que su hija vivía con ella, en la casa de


habitación ubicada en el Barrio la Pradera, y era quien la
amparaba en sus gastos como alimentación, vivienda, pago
de servicios públicos, recreación y vestuario, que dependía
en todo de ella, no obstante informar que era pensionada y
devengaba el salario mínimo, suma que no le alcanzaba para
cubrir la totalidad de sus gastos.

Manifestó que Irlena Patricia no contrajo matrimonio,


ni convivió con alguna persona y mucho menos tuvo hijos, lo
que significaba que, era la única beneficiaria de la prestación
reclamada, por lo que presentó reclamación el 16 de marzo
de 2018, que (fue anulado con posterioridad como puede
observarse en losformatos devueltos, sin justificación alguna
por parte de la entidad demandada» (f.° 1 a 9 y 99 cuaderno del
juzgado).

Porvenir S.A. al responder la demanda, se opuso a las


pretensiones. De los hechos, aceptó: la condición de afiliada,
las semanas cotizadas en los 3 arios anteriores al deceso y la

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de pensionada de la demandante. Propuso la excepción de


prescripción y las que denominó: inexistencia de la
obligación, ausencia del derecho sustantivo, cobro de lo no
debido, buena fe y las que resulten probadas en el curso del
proceso.

En su defensa adujo, que como no se presentó


reclamación, la entidad no pudo adelantar el estudio
correspondiente para determinar si la actora tiene derecho o
no a prestación reclamada. Se remitió a decisiones de esta
Sala de Casación, en punto a la dependencia económica y
aseguró que resultaba necesario diferenciar claramente,
entre tal subordinación y recibir un apoyo o ayuda, que en
este caso era claro que la actora se encontraba pensionada y
por eso tenía garantizada su subsistencia, que gozaba de
capacidad de endeudamiento, convivía con un compañero y
tenía otro u otros hijos (f.° 69 a 80 cuaderno del juzgado).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Quinto Laboral del Circuito de Montería,


concluyó el trámite y profirió fallo el 6 de marzo de 2019 (CD
a f.° 120 cuaderno del juzgado), en el que dispuso:

PRIMERO: DECLARAR que la señora NELIS ARTENIA DURANGO


CAUSIL tiene derecho a que PORVENIR SA le reconozca una
pensión de sobrevivientes con ocasión al fallecimiento de su hija
IRLENA PATRICIA ARTEAGA DURANGO, ocurrido el 18 de
noviembre de 2017, por depender económicamente de la fallecida
según se explicó en la parte motiva de la providencia.

SEGUNDO: DECLARAR que el monto de la pensión equivale para


el ario 2017 a $1.133.584, para el ario 2018 $1.179.948 y para el

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2019 $1.217.470, sumas estas que deben ser indexadas hasta el


momento en que se pague la obligación, tal como quedó explicado
en precedencia.

TERCERO: CONDENAR a la demandada PORVENIR SA a pagar


como retroactivo por las mesadas causadas desde el 19 de
noviembre de 2017 hasta el 28 de febrero de 2018, debidamente
reajustadas e indexadas con base en la variación del IPC a favor
de la señora NELIS ARTENIA DURANGO CAUSIL, la suma de
$20.918.893 los cuales se le descuentan el 12% del aporte en
salud por valor de $2.510.267, lo que arroja la suma de
$18.408.626, retroactivo que se seguirá causando hasta que se
produzca la inclusión en nómina de pensionados de la
demandante.

CUARTO: CONDENAR a la demandada PORVENIR SA a pagar las


mesadas pensionales debidamente indexadas hasta la fecha en
que se cancele la obligación pensional.

QUINTO: Costas en esta instancia a cargo de PORVENIR SA.


agencias en derecho el 5% del valor aquí reconocido acorde con
lo dispuesto en el Acuerdo PSAA10554 de 5 de agosto de 2016.

SEXTO: DECLARAR no probadas las excepciones de mérito de


inexistencia de la obligación, ausencia de derecho sustantivo,
cobro de lo no debido, buena fe de la entidad demandada y
prescripción general de la acción judicial, propuestas por la
demandada PORVENIR SA.

SEPTIMO: ABSOLVER a PORVENIR SA de los demás reclamos


contenidos en la demanda.

Inconforme la demandada apeló.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Para resolver el recurso, la Sala Civil Familia Laboral


del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Montería,
emitió fallo el 7 de junio de 2019, en el que confirmó el de
primer grado, sin costas (CD a f.° 12 cuaderno del tribunal).

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En lo que estrictamente interesa al recurso


extraordinario, el ad quem concretó dos problemas jurídicos
a resolver: i) si la afiliada Arteaga Durango dejó causado el
derecho pensional que se reclama, y ii) si estaba probada o
no la dependencia económica de la hija.

Para comenzar, dejó por fuera del debate los siguientes


hechos, que: Irlena Patricia se encontraba afiliada a la
demandada para la cobertura de los riesgos de Invalidez,
Vejez y Muerte; falleció el 18 de noviembre de 2017; la
demandante demostró ser la madre de la aportante y, cuando
se produjo el deceso, esta no se encontraba casada ni en
unión libre y, tampoco tuvo hijos.

Expuso que la pensión de sobrevivientes busca proteger


el núcleo familiar como fuente de la sociedad y que los
beneficiarios puedan suplir las necesidades de subsistencia,
agregó que la norma aplicable al asunto, dada la fecha del
deceso, era la Ley 797 de 2003, cuyos requisitos de causación
encontró plenamente demostrados pues, conforme la historia
laboral allegada al proceso (fls. 16 a 18), la afiliada pagó
aportes desde el 8 de marzo de 2011 hasta octubre de 2017,
alcanzando un total de 145.71 semanas, en los 3 arios
anteriores al deceso.

De lo expuesto, concluyó que la única beneficiaria del


derecho pensional era la demandante.

Luego procedió a constatar si se probó la dependencia


económica como exigía el literal d) del artículo 47 de la Ley

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100 de 1993 modificado por el artículo 13 de la Ley 797 de


2003.

Comenzó por advertir que no era necesario demostrar


la carencia total y absoluta de recursos, que se encontrara
en estado desprotección, abandono, miseria o indigencia, por
el contrario, debía establecer la imposibilidad de mantener el
mínimo existencial que permitiera a la beneficiaria tener los
ingresos indispensables para subsistir.

Más adelante, precisó que el recto entendimiento de la


dependencia económica previsto en los literales b, c, y d, del
artículo 47 de la Ley 100 de 1993, no podía asumirse desde
la óptica de la carencia de recursos económicos, que la
sumisión para efectos de la pensión de sobrevivientes debe
examinarse armónicamente con los postulados
constitucionales y legales que orientan la seguridad social,
tales como la protección especial de las personas que por su
condición económica, fisica o mental se encuentre en
circunstancias de debilidad manifiesta, la protección integral
de la familia de las personas de la tercera edad, la calidad de
vida acorde con la dignidad humana entre otros, por lo
anterior, dijo, la dependencia económica ha sido entendida
como la falta de condiciones materiales que le permitan a los
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes suministrar
para sí mismos su propia subsistencia, entendida ésta en
términos reales y no con asignaciones o recursos meramente
formales (sentencia CC C111-2006).

Concluyó que del material probatorio aportado y


especialmente de los testimonios de Anny Jiseth Amin

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Rodríguez, Viviana de Jesús Rodríguez Baza, Ana María


Otero Martínez y Camila del Carmen Flórez Durango, era
posible colegir que la madre dependió económicamente de su
hija, que los declarantes fueron unánimes en afirmar que
quien se encargaba de los gastos y manutención de la
demandante era Irlena Patricia, ella suplía los gastos de
vestido, recreación, medicamentos, servicios públicos y todo
lo que necesitara su progenitora, incluso le suministraba
dinero efectivo para que compartiera con las personas más
allegadas. Se refirió a pronunciamientos de esa Sala de
Casación, en los que se señaló que la dependencia económica
no equivale un estado de subordinación absoluta y se
derivaba del apoyo otorgado por el hijo o hija a su progenitora
a pesar de que el beneficiario de la prestación tuviera otro
ingreso »sentencia laboral 394-2016, sentencia laboral 5992-
2018 y providencia laboral 5993-2018».

En ese orden para finalizar, aseveró que conforme la


prueba recaudada se lograba establecer que la demandante
dependió económicamente de su hija Nelis Artenia Durango
Causil hasta el día de su deceso, no obstante la existencia de
algunos ingresos, pues el aporte de la afiliada garantizaba las
condiciones de vida digna, razones por las cuales confirmó la
decisión de primer grado.
IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por Porvenir SA, concedido por el Tribunal


admitido por la Corte y sustentado en tiempo, se procede a
resolver.

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V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Con los dos primeros cargos aspira que la Corte case


totalmente la sentencia impugnada, y en sede de instancia
revoque la decisión de primer grado y la absuelva
íntegramente.

Con la tercera acusación, persigue que se case


parcialmente el fallo de segundo grado, en cuanto confirmó
la condena a indexar las mesadas pensionales adeudadas
hasta la fecha de pago y, en su reemplazo pide revocar el
numeral cuarto y el aparte correspondiente del numeral
tercero de la sentencia de primer grado, que ordenó indexar
las mesadas adeudadas y absolverla de esta condena,
proveyendo en costas lo que corresponda.

Con tal propósito, formula tres cargos por la causal


primera, que merecieron réplica de los cuales, se examinarán
conjuntamente los dos primeros, pues, aunque se orientan
por vías distintas, se advierte que denuncian idéntico cuerpo
normativo y buscan el mismo objetivo; luego el tercero.

VI. CARGO PRIMERO

Por la vía indirecta, acusa aplicación indebida «de los


artículos 12 y 13 de la Ley 797 de 2003, que modificaron los
artículos 46, 47 y 74 de la Ley 100 de 1993; y 76 de la Ley
100 de 1993».

Afirma que los quebrantos normativos, se presentaron

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como consecuencia de los errores evidentes de hecho en que


estima incurrió el Tribunal y lista así:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que la demandante dependía


económicamente de su hija causante IRLENA PATRICIA
ATEAGA DURANGO;

2. No dar por demostrado, estándolo, que la demandante obtiene


sus propios recursos económicos de la pensión de vejez que
disfruta desde el 3 de octubre de 2016 reconocida por
Resolución GNR324659 de COLPENSIONES;

3. No dar por demostrado, estándolo, que la causante vivía en


casa de la demandante;

4. No dar por demostrado, estándolo, que los créditos a que se


refiere la demandante que no ha podido pagar corresponden a
gastos suntuarios ajenos a los de congrua subsistencia como
servicios públicos, alimentación, vivienda;

5. No dar por demostrado, estándolo, que la demandante convive


con el señor SIXTO desde más de 25 arios como compañero
permanente.

Como causa de los citados yerros enuncia la equivocada


valoración de: i) Escrito de contestación de la demanda, ii)
Resolución GNR324659 de 2016 de COLPENSIONES de
reconocimiento de pensión de vejez a la demandante, iii)
Solicitud de la demandante a Porvenir en diciembre de 2017
y, iv) Carta de contestación de Porvenir a esta reclamación de
pensión de sobrevivientes.

Asevera no discutir los discernimientos jurídicos que


hizo el colegiado, de los requisitos para causar la prestación,
la vinculación de la causante a esa administradora de fondos

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de pensiones, el cumplimiento de las semanas mínimas para


generar el derecho; que la afiliada no tenía vínculo conyugal,
tampoco dejó hijos y que era hija de la demandante.

Afirma que lo que cuestiona es, la conclusión


equivocada del tribunal acerca de que la madre dependiera
económicamente de su hija al momento del fallecimiento,
pues, dice que desconoce que la señora Durango Causil
devenga pensión de vejez a cargo de Colpensiones, convive
con su compañero de nombre Sixto en casa propia en la que
además residía la fallecida.

Acepta que la hija asumía ciertos gastos, pero sostiene


que el fallador de apelación olvidó que vivía en la casa de su
progenitora lo que hacía que se tratara de obligaciones que
asumía todo buen hijo de familia, cuando en edad de trabajar
contribuye con algunos gastos del hogar, lo que insiste, no
puede ser calificado como dependencia. Refiere que, además,
en las instancias se aceptó que la demandante convivía con
el señor Sixto, así que de haberse tenido en cuenta lo dicho
se habría llegado a la conclusión de que la decisión del a quo
se basó en una calificación subjetiva de unos testimonios que
no tienen ninguna fuerza obligatoria.

Agrega que al contestar la demanda, se dijo que la hoy


demandante disfrutaba de una pensión de vejez a cargo de
Colpensiones (Resolución GNR324659 de 3 de octubre de
2016), con lo que se prueba que contaba con ingresos a la

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fecha del deceso de la afiliada; que los gastos que registra


corresponden a tarjetas de crédito otorgadas por entidades
Bancarias por consumos suntuarios, no que representen
gastos para su congrua subsistencia, lo que significa que la
actora para la fecha del deceso de la hija tenia suficiente
capacidad de endeudamiento.

Manifiesta que el tribunal dejó de lado que al contestar


la demanda se advirtió de la existencia de otro hijo de la
demandante, que aquella convive en unión de hecho con el
señor Sixto, residen en vivienda propia y tiene garantizado el
derecho fundamental a la salud en su condición de
pensionada.

Así las cosas, estima que el análisis probatorio dejado


de lado por el ad quem, obligaba a examinar cada situación
de hecho de acuerdo a las circunstancias que rodean el caso
para poder determinar si era dependiente de otra persona,
pero que como dijo, no se puede concluir que la actora
estuviera subordinada a la fallecida para otorgarle la pensión
de sobrevivencia.

Concluye que no es que se sostenga, que para que una


persona sea considerada como dependiente deba encontrarse
en una especie de estado de indigencia para recibir tal
calificación, pero lo mínimo que debe tener en cuenta el
juzgado es que esté debidamente probada la subordinación,
que fue precisamente lo que no hizo el fallador de alzada y le

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dio credibilidad al de primer grado, lo que pone en evidencia


las equivocaciones del tribunal que incidieron en la decisión
de otorgar la pensión de sobrevivientes.

VII. CARGO SEGUNDO

Por la vía directa, acusa interpretación errónea de las


mismas disposiciones legales citadas en el primer cargo.

No discute que: la causante se vinculó a la


administradora de fondos de pensiones Porvenir SA; dejó
causada la pensión; falleció el 18 de noviembre de 2017; la
actora percibe pensión de vejez a cargo de Colpensiones y
está afiliada a Colsanitas y sostiene una relación marital de
hecho; que la hija vivía en casa de su progenitora quien
demandó la pensión de sobrevivientes.

Asevera que lo que controvierte es que el colegiado,


para confirmar la condena del primer grado, nada dijo de lo
que encontró probado el a quo y se sustentó en las sentencias
CC C111-2006 y CSJ SL394-2016 en relación con la no
exigencia una dependencia total y absoluta, sin que se erija
en vital para la congrua subsistencia de la beneficiaria.

Luego reproduce un aparte del fallo del tribunal y, de


las sentencias CC C-111-2006, CSJ SL, 21 abr. 2009, rad.
35351, reiterada en la CSJ 5L14923-2014 y precisa que las
condiciones para determinar el grado de dependencia son, la
falta de autosuficiencia económica y la relación de
subordinación a la causante, que deben analizarse antes del

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fallecimiento, entre ellas, que la sumisión debe ser cierta y


no presunta, la participación debe ser regular y periódica
además de significativa respecto del total de los ingresos del
beneficiario, en consecuencia, asegura que si el colegiado
hubiera teniendo en cuenta las directrices señaladas, la
decisión hubiera sido la de revocar la condena impartida.

Asegura que la dependencia económica debe tomarse en


su sentido natural y obvio donde depender significa estar
subordinado a una personas o cosa, o necesitar una persona
del auxilio o protección de otra, sentencia CSJ SL, 27 mar.
2003, rad. 19867, reiterada «en fallos del 8 y 9 de abril de
2003, radicaciones 19992 y 19608- CSJ, S. de Cas. Laboral,
Exp. 21360,fallo de mar. 19/2004».

VIII. RÉPLICA

Considera que es claro que la hija afiliada dejó causado


el derecho a la pensión de sobrevivientes en su favor, que
demostró tener derecho a disfrutarla, pues dependía
económicamente de aquella; reproduce y analiza la sentencia
CC C111-2006 y dice que conforme a las reglas allí
dispuestas, no fue independiente económicamente; Para
concluir, transcribe apartes de la sentencia CSJ SL14923-
2014 y asegura que es beneficiaria de la pensión de
sobrevivientes reclamada, con ocasión del fallecimiento de su
hija Irlena Patricia Arteaga Durango.

IX. CONSIDERACIONES

Para comenzar, se advierte que ninguna discusión se

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presenta en relación con los siguientes supuestos fácticos del


fallo impugnado: La demandante fue madre de Irelana
Patricia Arteaga Durango, quien en vida estuvo afiliada a
Porvenir SA y falleció el 18 de noviembre de 2017 dejando
cumplidos los requisitos que dieron lugar a la causación del
derecho a la pensión de sobrevivientes por muerte de origen
común; y que, la demandante percibe pensión de vejez.

El ad quem fundó su decisión en que, la pensión de


sobrevivientes busca proteger el núcleo familiar para que los
beneficiarios suplan las necesidades de subsistencia, que
conforme a decisiones de esa Sala de Casación y de la Corte
Constitucional, no era necesario demostrar la carencia total
y absoluta de recursos, al punto que la favorecida se
encontrara en estado desprotección, abandono, miseria o
indigencia, lo que se debía establecer era la imposibilidad de
mantener el mínimo existencial que permitiera tener los
ingresos indispensables para subsistir, de la prueba
testimonial arrimada al proceso formó su convencimiento
acerca de que la madre de la causante dependía
económicamente de esta y que si bien la actora tiene algunos
ingresos, el aporte de la afiliada garantizaba las condiciones
de vida digna.

Así las cosas, el Tribunal no incurrió en los yerros


hermenéuticos que le atribuye la censura, y su fallo se
encuentra acorde con la actual posición jurisprudencial de la
Sala, que, en múltiples sentencias, ha insistido en que el la
dependencia económica que trae la norma aplicable no es de

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carácter de absoluto, y que la subordinación pecuniaria no


descarta que los padres reciban otros ingresos o ayudas,
siempre que no los hagan autosuficientes económicamente.
En el mismo sentido, se ha señalado que ese concepto legal
supera la simple «subsistencia», pues se trata de garantizar
unas condiciones dignas de vida. En punto a lo dicho, es
pertinente recordar lo enseriado desde la sentencia CSJ SL,
5 feb. 2008, rad. 30992:

Visto lo anterior, esta Corporación observa que el Tribunal no


cometió los yerros jurídicos que le atribuye el censor, puesto que
lo señalado en la decisión impugnada, alrededor del tenor literal
de la norma controvertida, es ni más ni menos lo que es dable
extraer de la misma, valga decir, que el legislador con la reforma
que introdujo con la Ley 797 de 2003 y específicamente con su
artículo 13 numeral d), fijó como requisito para poder reconocer
la pensión de sobrevivientes en cabeza de los padres, la
dependencia económica definitiva o 'total y absoluta'.

"Y la circunstancia que independientemente de la posterior


declaración de inexequibilidad contenida en la sentencia C-111
del 22 de febrero de 2006, el ad quem a re[nlglón seguido haya
estimado que pese a lo consagrado originalmente en el citado
literal d) del artículo 13, que incorporó al ordenamiento la
expresión 'total y absoluta', debía entenderse que la
dependencia allí exigida no podía tener tal connotación, en
la medida que en su sentir aquella se configura cuando los
beneficiarios de la prestación, no son autosuficientes
económicamente así tengan un ingreso o patrimonio, y
cuando para poder subsistir dignamente `se hallan
supeditados al ingreso proveniente del de cujus'; tampoco
esas aserciones constituyen un error jurídico, dado que tales
razonamientos están acordes a los parámetros
jurisprudenciales que de tiempo atrás la Sala de Casación
Laboral ha adoctrinado sobre esta precisa temática, antes y
después de la expedición de la norma de marras, e incluso
mientras estuvo en vigor el enunciado 'de forma total y absoluta',
en el sentido de que el requisito de la dependencia económica,
está concebido bajo el presupuesto de la subordinación de los
padres en relación con la ayuda pecuniaria del hijo para poder

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subsistir, con la precisión de que 'no descarta que aquellos


puedan recibir un ingreso adicional fruto de su propio trabajo
o actividad, siempre y cuando éste no los convierta en
autosuficientes económicamente, desapareciendo así la
subordinación que predica la norma legal', como se puede ver
en la sentencia del 11 de mayo de 2004 radicado 22132, reiterada
en decisiones del 7 de marzo de 2005 y 21 de febrero de 2006 con
radicación 24141 y 26406 respectivamente.

"Así las cosas, a contrario de lo que asevera la censura, en


ningún momento el Tribunal pasó por alto el
condicionamiento que introdujo la mencionada disposición
legal, lo que ocurrió fue que a la misma le impartió una
inteligencia y alcance, que por lo atrás dicho, se aviene a su
genuino y cabal sentido, interpretación que se repite, en
últimas coincide con la postura inveterada de la Corte.

"Adicionalmente, cabe agregar que como también lo ha


expresado la Sala, esa dependencia económica en los
términos que se acaban de delinear, indudablemente se erige
como una situación que sólo puede ser definida y establecida
para cada caso concreto, pues si los ingresos que perciben los
padres fruto de su propio trabajo o los recursos que éstos
obtengan de otras fuentes, son suficientes para satisfacer las
necesidades básicas o relativas a su sostenimiento, no se
configura el presupuesto de la norma para poder acceder al
derecho pensional, y es por esto, que se ha puntualizado
jurisprudencialmente que la mera presencia de un auxilio o
ayuda monetaria del buen hijo, no siempre es indicativo de una
verdadera dependencia económica, y en esta eventualidad no se
cumpliría las previsiones señaladas en la ley.

Lo expuesto, ha sido reiterado entre otras, en las

sentencias CSJ SL1804-2018, CSJ SL4217-2018, CSJ

SL988-2020 y CSJ SL1759-2020.

De conformidad con lo anterior, el criterio de

dependencia económica, tal y como lo ha entendido esta Sala

de Casación, conlleva el presupuesto de la subordinación de

los padres, de la ayuda pecuniaria del hijo para subsistir, sin

que excluya que puedan percibir un ingreso o ayuda

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adicional, como en el caso bajo examen, siempre y cuando


ese ingreso no genere una autosuficiencia económica. Como
de esa forma lo comprendió el Tribunal, no cometió yerro
jurídico y, no creó una clase de dependencia económica no
prevista en la norma según la modulación jurisprudencial en
cita.

Ahora bien, en lo atinente a los cuestionamientos


tácticos, la Sala tampoco encuentra ningún error, con el
carácter de evidente, ostensible o manifiesto que conduzca a
la anulación de la sentencia de segundo grado.

La inconformidad de la censura por la vía táctica se


fundamenta en la equivocada valoración de la contestación
de la demanda, de la resolución 0NR324659 de 2016 en la
que Colpensiones reconoce la pensión de vejez a la actora, de
la solicitud de la demandante en diciembre de 2017 y de la
carta de contestación de Porvenir a la actora sobre la
reclamación pensional.

Como se dijo, para la Sala es claro que el colegiado no


incurrió en yerros de apreciación probatoria de los elementos
de juicio a que alude el memorialista, pues en la sentencia
censurada ninguna manifestación hizo a tales piezas
procesales y documentos.

Con todo, si se revisaran, la Sala encontraría que al dar


respuesta a la demanda,la convocada al proceso adujo en su

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defensa que no había lugar al otorgamiento de la pensión de


sobrevivientes a la progenitora de la afiliada, por cuanto se
encontraba pensionada, razón por la cual, entendió que tenía
garantizada su subsistencia, además, que Durango Causil
tenía capacidad de endeudamiento financiero, convivía con
un compañero en casa propia y, era madre de otro u otros
hijos.

De lo que se acaba de decirse, es claro que no le asiste


razón a la censura pues, de una parte, convivir con otra
persona en vivienda propia, haber adquirido obligaciones
crediticias y tener otro u otros hijos, no es determinante ni
garantiza la congrua subsistencia de la demandante,
además, tales alegaciones se quedan en el plano de las
suposiciones, dado que no se demostró que, aquellas
personas a las que alude la censura brindaran apoyo
económico a la demandante o que ésta dependiera
económicamente de alguna de ellas para su subsistencia.

De otra parte, no hay duda pues así lo aceptó la


promotora deljuicio en la demanda, que percibe una pensión
de vejez en cuantía de un salario mínimo legal; hecho que no
fue objeto de discusión y se corrobora con el documento de
folios 27 a 33, por eso en el fallo de segundo grado se afirmó
que, con la prueba recaudada se acreditaba la dependencia
económica, no obstante que la demandante «tiene algunos
ingresos» y que, el aporte de la afiliada garantizaba las
condiciones de vida digna, de lo que no emerge dislate fáctico,

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menos con el carácter de ostensible, pues como lo expusieron


los testigos, la suma percibida resultaba insuficiente para
satisfacer sus necesidades básicas.

Se itera, que el razonamiento del colegiado no comporta


yerro fáctico con fuerza para conducir al quebranto de la
sentencia, en tanto, como lo tiene adoctrinado esta Sala, el
percibir una pensión e inclusive el tener un bien inmueble
no impide a la madre en este caso, ser beneficiaria de la
pensión de sobrevivientes por el fallecimiento de la hija,
siempre y cuando ello no le genere recursos propios que la
convierta en autosuficiente económicamente, además como
se encontró probado en instancias, la madre debía cubrir los
gastos normales del núcleo familiar e incluso obligaciones
crediticias adquiridas. Así se expuso en la CSJ SL16754-
2014, reiterada en la CSJ 5L2845-2018.

Para terminar, en punto a las «Solicitud de la


demandante a Porvenir en diciembre de 2017» y la «Carta de
contestación de Porvenir a la demandante sobre la
reclamación de pensión de sobreviviente», encuentra la Sala
que no solo la recurrente en su escrito no desarrolla las
razones por las cuales su apreciación habría sido errónea
sino que, además, tampoco aparecen allegadas al proceso,
razón por la cual resulta imposible deducir de ellas que
existiera suficiencia económica de la demandante para su
manutención y que el colegiado hubiera incurrido en yerro
en su apreciación.

SCLAJPT-1D V.00 19
Radicación n.° 85873

De lo que viene de explicarse, ante la falta de


acreditación de los yerros atribuidos al ad quern, los cargos
no prosperan.

X. CARGO TERCERO

Por la vía directa, denuncia la interpretación errónea de


los artículos 21, 40, 41, 42 y 69 de la Ley 100 de 1993, en
relación con los artículos 39 y 70 de la Ley 100 de 1993 y 27
del Código Civil.

Asegura que al ordenar indexar las mesadas pensionales


el Tribunal revivió la vieja normatividad que congelaba las
sumas adeudadas al pensionado, lo que arios anteriores
justificó la indexación de la primera mesada, pero que ahora
en vigencia de la Ley 100 de 1993, ya no tiene aplicación, lo
anterior por cuanto los rendimientos que por obligación
deben asegurar las entidades administradoras de los fondos
de pensiones a cada afiliado por los dineros en su cuenta de
ahorro pensional, se actualizan automáticamente hasta que
se cause el derecho y en adelante mientras se pague la
pensión.

Asevera que las normas enunciadas en la proposición


jurídica hacen concluir, que las administradoras de fondos
de pensiones se obligan a garantizar a los afiliados la
rentabilidad mínima que se refleja en la indexación y/o
actualización de los dineros depositados en la cuenta, lo que
evita la pérdida de poder adquisitivo al asegurar la
rentabilidad de los saldos que hace que se mantenga el valor
constante de la moneda, por lo que de aceptarse la tesis del

SCLAWT-10 V.00 ,0
Radicación n.° 85873

colegiado, terminaría ordenándose una doble actualización;


agrega que los artículos 100 y 101 de la Ley 100 de 1993,
ordenan a las administradoras de pensiones la inversión de
los fondos acumulados en la cuenta del afiliado para que
aseguren una rentabilidad o actualización, con la que se
garantiza el pago restaurado de las mesadas pensionales.

Concluye que disponer la actualización como lo ordenó


el ad quern, dejando de lado los rendimientos que deben
acreditar obligatoriamente como dijo antes, es equivocado,
pues las utilidades cubren la adecuación automática de la
moneda a las variaciones del nivel de precios, por lo que
insiste, si se impone una indexación sobre sumas ya
indexadas por mandato legal, se está doblando la indexación
como ya se dijo.

XI. CONSIDERACIONES

Para resolver la inconformidad de la censura, conviene


recordar que esta Sala de la Corte ha tenido la oportunidad
de enseriar, que la indexación de las deudas de dinero se ha
concebido como la solución para compensar el efecto de la
pérdida del poder adquisitivo que sufre la moneda con el
pasar del tiempo. Su propósito ha sido, entonces, el de
actualizar la suma debida desde el momento en que se causa
el derecho y por tanto la obligación de pago, hasta aquella
en que efectivamente se sufraga (CSJ 5L4692-2018, CSJ
5L928-2019, CSJ SL2735-2020).

SCLAJPT-10 V.00 )1
Radicación n.° 85873

En este escenario se encuentra adecuada la decisión del


colegiado e infundada la acusación.

Para finalizar, no encuentra vía de atención el


argumento de la censura según el cual, la indexación de las
mesadas pensionales debidas a la demandante, no procede
por cuanto los dineros con los que se pagará la prestación,
producen rendimientos y se actualizan automáticamente
hasta que se cause el derecho, pues lo cierto es que, tales
réditos solo constituyen la obligación mínima legal que le es
exigible a la entidad como gestora del régimen de ahorro
individual con solidaridad al que estuvo afiliada la
trabajadora y administradora de los fondos destinados al
pago de las prestaciones.

De lo que viene de explicarse, el cargo no prospera.

Las costas del recurso extraordinario, por virtud de que


la acusación no salió avante y hubo réplica, serán a cargo de
la parte recurrente. Como agencias en derecho se fija la suma
$8.800.000 que se incluirá en la liquidación que se practique
conforme lo dispuesto en el artículo 366 del Código General
del Proceso.

XII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la Ley, NO CASA la

SCLIOPT-10 V.00 22
Radicación n.° 85873

sentencia proferida por la Sala Civil Familia Laboral del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Montería, el 7 de
junio de 2019, dentro del proceso adelantado por NELIS
ARTENIA DURANGO CAUSIL contra la SOCIEDAD

ADMINISTRADORA DE FONDOS DE PENSIONES Y

CESANTÍAS PORVENIR SA.

Costas, como se dijo.

Cópiese, notifiquese, publíquese, cúmplase Y


devuélvase el expediente al Tribunal de origen.

DONALD JOSÉ DIX PONNEFZ

JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO

E PRAD SÁNCHEZ

SCLAPT-10 V.00

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