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DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

Magistrada ponente

SL2891-2022
Radicación n.° 88793
Acta 29

Bogotá, D. C., nueve (09) de agosto de dos mil veintidós


(2022).

La Corte decide el recurso de casación interpuesto por


NIDIA MENDOZA MARTÍNEZ contra la sentencia proferida
por la Sala Laboral del Tribunal Superior de Ibagué el 25 de
febrero de 2020, en el proceso ordinario laboral que MARÍA
NOHORA ORDÓÑEZ ORJUELA instauró contra la
ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES
COLPENSIONES y la recurrente.

I. ANTECEDENTES

María Nohora Ordóñez Orjuela convocó a juicio a las


demandadas para que se condenara a Colpensiones a
pagarle la pensión de sobrevivientes por el fallecimiento de
su compañero permanente, Emiro Enrique Castro, a partir

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del 16 de mayo de 2016, junto con las mesadas adicionales,


la indexación, los intereses moratorios y las costas.

Como fundamento de sus pretensiones, refirió en la


reforma de la demandada que desde 1981 convivió
ininterrumpidamente con Emiro Enrique Castro Aguiar,
unión de la cual nació su hijo Juan David Castro Ordóñez;
no obstante, se separaron en la anualidad de 2013, cuando
los hijos que tuvo con su esposa fallecida con anterioridad al
inicio de su relación, lo obligaron a abandonar el hogar por
sus quebrantos de salud. Al respecto, aclaró que, pese a ello,
la comunidad de vida y, el apoyo moral y económico se
mantuvieron hasta el deceso de aquél, el cual ocurrió el 16
de mayo de 2016.

Manifestó que, su compañero disfrutaba de una


pensión de vejez que le reconoció Colpensiones desde el año
1992, y tras el fallecimiento, solicitó a dicha entidad la
pensión de sobrevivientes, pero la negó, al considerar que
Nidia Martínez Mendoza también había reclamado la
prestación en calidad de compañera del causante y, en
consecuencia, se presentó el conflicto entre las posibles
beneficiarias.

Agregó que dependía económicamente del de cujus,


quien en vida solicitó a la administradora que, en caso de
muerte, la reconociera a ella como su beneficiaria.

Colpensiones, al responder la demanda, se opuso a las


pretensiones. En cuanto a los hechos, aceptó la calidad de

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pensionado del causante, así como la fecha de su muerte, la


reclamación pensional y la respuesta que ofreció; de los
demás indicó que no le constaban.

En su defensa expresó que la actora no acreditó el


periodo de convivencia de cinco años a la muerte del
pensionado conforme el artículo 47 de la Ley 100 de 1993.
Formuló las excepciones de falta de los requisitos legales y
prescripción.

Nidia Mendoza Martínez al contestar la demanda,


también se opuso al éxito de las peticiones; frente a los
supuestos fácticos, aceptó unos y manifestó que no le
constaban otros. Afirmó que la proponente prestó servicios
domésticos en favor de Castro Aguiar en el periodo
comprendido entre los años 1981 y 1982 y, aun cuando
nunca convivieron, procrearon un hijo producto de
encuentros ocasionales.

Relató que desde 1992 y hasta su muerte, el causante


residió en una casa de propiedad de uno de sus hijos y que,
a partir de 2003, convivió con él en unión marital del hecho,
relación que se mantuvo hasta el deceso. Propuso las
excepciones de mérito de falta de presupuestos legales
estipulados en la Ley 100 de 1993 e inexistencia de
convivencia simultánea.

Enseguida, formuló demanda de reconvención para que


se condenara a Colpensiones a pagarle el 100% de la
prestación, junto a las mesadas adicionales, la indexación,

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los intereses moratorios y las costas del proceso. Como


soporte de sus peticiones, narró que convivió por más de
cinco años con Castro Agilar desde 2003 hasta el
fallecimiento de éste; no procrearon hijos y, pidió a
Colpensiones el reconocimiento de la pensión de
sobrevivientes, pero dicha entidad suspendió su pago por
disputa entre reclamantes.

Colpensiones suplicó que se negaran los reclamos en


reconvención. En cuanto a los hechos expresó que eran
ciertos los relativos a la fecha de fallecimiento del de cujus y
su calidad de pensionado; de los demás, manifestó no le
constaban otros. Dijo que esta convocante no reunió los
requisitos para obtener el derecho que reclamó y formuló las
excepciones de falta de lleno de requisitos legales y
prescripción.

María Nohora Ordóñez Orjuela, igualmente se opuso a


las peticiones de la demanda de reconvención. En cuanto a
los hechos, reconoció los relativos a muerte del causante y el
reconocimiento de la pensión de vejez en favor de éste; de los
restantes, manifestó que no eran verdad. En su defensa,
refirió que Mendoza Martínez no acreditó la convivencia con
el de cujus y, propuso las excepciones de fondo de falta de
legitimación en la causa por activa, falta de causa jurídica,
enriquecimiento sin justa causa y la genérica.

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II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Mediante sentencia proferida el 9 de noviembre de


2018, el Juez Cuarto Laboral del Circuito de Ibagué, resolvió:

Primero: Condenar a la Administradora Colombiana de


Pensiones - Colpensiones [...] a reconocer y pagar en favor de
Nidia Mendoza Martínez [...] la pensión de sobrevivientes, de
manera vitalicia, a partir del 16 de mayo de 2016 en un monto
igual al 100%de la mesada devengada por el causante Emiro
Enrique Castro Aguiar al momento de su fallecimiento.

Segundo: El monto de las mesadas comprendidas entre aquella


fecha (mayo 16 de 2016) y el mes de octubre de 2018
debidamente indexado equivale a $124.922.286.2 a favor de
Nidia Mendoza Martínez.

Tercero: A partir del mes de noviembre de 2018 la prestación es


similar a un valor mensual de $3.579.647.32, que deberá
cancelarse por la demandada Colpensiones.

Cuarto: El sujeto pasivo de las pretensiones se encuentra


habilitado para deducir el porcentaje correspondiente con
destino al sistema de seguridad social en salud.

Quinto: No declarar probadas las excepciones perentorias


planteadas por Colpensiones frente a Nidia Mendoza Martínez.

Cuarto.- No condenar en costas a la accionada Colpensiones y


Condenar en costas a la demandante María Nohora Ordoñez
Orjuela a favor de Colpensiones y Nidia Mendoza Martínez,
fijándose como agencias en derecho el equivalente a 4%del valor
de las pretensiones señaladas en la demanda, esto es la suma de
$800.000, que se dividirá en partes iguales a favor de
Colpensiones Y Nidia Mendoza Martínez. Liquídense.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Al desatar el recurso de apelación que formuló María


Nohora Ordóñez Orjuela y el grado jurisdiccional de consulta
en favor de Colpensiones, la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Ibagué, mediante sentencia
de 25 de febrero de 2020, decidió:

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PRIMERO: Modificar los ordinales primero, segundo y cuarto de


la sentencia del 9 de noviembre de 2018, emitida por el Juzgado
Cuarto Laboral del Circuito de esta ciudad en el proceso de María
Nohora Ordoñez Orjuela y Nidia Mendoza Martínez contra
Colpensiones los cuales quedarán así:

Primero: Condenar a la Administradora Colombiana de


Pensiones - Colpensiones a reconocer y pagar, indexados, a
María Nohora Ordoñez Orjuela el 74% y a Nidia Mendoza
Martínez el 26 % de la pensión de vejez que en vida disfrutó
el causante Emiro Enrique Castro Aguiar a manera de
pensión de sobreviviente a partir del 16 de mayo de 2016, con
sus correspondientes aumentos legales y 14 mesadas
pensionales por año. El valor de las mesadas causadas entre
el 16 de mayo de 2016 y el 31 de enero de 2020, es de
$193.984.895, del cual corresponde a María Nohora Ordoñez
Orjuela $143.548.823 y a Nidia Mendoza Martínez
$50.436.073. Del valor del retroactivo pensional el pagador
ha de descontar el valor de la cotización para salud.

Segundo: Declarar no demostrados los hechos que soportan


las excepciones propuestas por Colpensiones.

SEGUNDO: Revocar el ordinal tercero de la parte resolutiva de la


sentencia del 9 de noviembre de 2018, emitida por el Juzgado
Cuarto Laboral del Circuito de esta ciudad en el proceso de María
Nohora Ordoñez Orjuela y Nidia Mendoza Martínez contra
Colpensiones.

TERCERO: Confirmar en lo demás la sentencia.

CUARTO: Sin costas.

QUINTO: En oportunidad: devuélvase el expediente al juzgado de


origen.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el juez


plural indicó que no se discutía que el causante falleció el 16
de mayo de 2016 y, por lo tanto, la pensión de sobrevivientes,
debía definirse a la luz de lo previsto los artículos 12 y 13 de
la Ley 797 de 2003.

Frente a la prerrogativa prestacional en disputa, refirió


que Emiro Enrique Castro la dejó causada, pues el Instituto

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de Seguros Sociales le concedió pensión de vejez a partir del


15 de julio 1992 a través de Resolución 7366 de 1994.

Respecto a sus beneficiarias, expresó que, si bien las


normas en cita no regulan el caso de concurrencia entre
compañeras frente al fallecimiento de un pensionado,
conforme a la jurisprudencia de esta Sala contenida en la
sentencia «402 de 2003», pueden acceder a la prestación y se
divide en proporción al tiempo de convivencia, siempre que
este no sea inferior a cinco años antes del deceso.

En ese contexto, enlistó los medios de convicción que se


aportaron al proceso y que aludían al vínculo de las
demandantes principal y ad excludendum con el pensionado
fallecido.

Memoró que, en el interrogatorio de parte, Nidia


Mendoza Martínez manifestó que: i) conoció a Nohora porque
prestó servicios domésticos en favor del causante en el
periodo 1981 - 1982; ii) ellos procrearon un hijo, pero no
eran pareja ni convivieron y él la visitaba a ella con alguna
frecuencia, pero dejó de hacerlo en el año 1992; iii) a partir el
año 2003 ella (-la declarante-) sí tuvo la calidad de
compañera del de cujus y vivieron en «Reservas del
Campestre»; iv) desde ese entonces vivieron en la casa de una
hija de él; v) que manejaba el dinero del pensionado y a
petición de éste, le daba dinero a Juan David Castro Ordoñez
-hijo de Nohora y Enrique-, quien los visitaba de manera
periódica.

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En lo relativo a la prueba testimonial, señaló que


Claudia Patricia Jiménez había relatado que: i) conocía a la
pareja conformada por Nohora y Enrique, desde hacía 28
años; ii) tuvieron un hijo, y iii) se separaron en el 2013, que
Nohora le comentó que ello obedeció a presiones de la familia
de él y que, además, no le permitían verlo, pero que, en todo
caso, este le colaboraba económicamente.

Indicó que la testigo Elsa Liliana Castro hija del


causante adujo que: i) Nidia fue la compañera de su padre y
vivieron en «Reservas del Campestre» desde 2003 hasta el
fallecimiento, aunado a que ella le manejaba las finanzas
personales; ii) se enteró de que Juan David Castro era hijo
de su progenitor cuando este enfermó en el año 2006; iii) el
causante apoyaba económicamente a Juan David, y iv)
Nohora nunca visitó al de cujus durante su enfermedad ni
asistió al funeral.

Refirió que la testigo María Carolina del río Varela adujo


que conoció a Enrique y a Nohora como pareja y que se
separaron en el año 2013. Que el también declarante, Aldo
Quimbayo (vigilante del conjunto «Reservas del Campestre»),
indicó el pensionado vivía desde 2003 con Nidia y una hija
de él y que Nohora nunca lo visitó.

Precisó que, en su declaración, Marleny Quimbayo, dijo


que Enrique fue pareja de Nohora hasta el 2013 cuando se
separaron y que, según le comentó aquella, los hijos de él se
lo llevaron.

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Finalmente, citó las manifestaciones del testigo César


Augusto Guzmán Arciniegas, quien sostuvo que era auxiliar
en el consultorio de odontología del causante, quien vivió con
Nidia desde el año 2003; también que no conoció a Nohora,
pero que sabía que, ella y el causante tuvieron un hijo a quien
este ayudaba económicamente.

Tras ello, el ad quem destacó que María Nohora


demostró la convivencia con Enrique por lo menos desde el
31 de diciembre de 1981, (según la declaración extraproceso
que dicha pareja realizó el 8 de mayo de 2009, y de la
efectuada por María Eugenia Prada y José de Jesús Guzmán,
el 30 de abril de 2002), y hasta 21 diciembre de 2009, pues
en esa data el de cujus declaró extraprocesalmente que ya no
hacía vida marital con aquélla, conclusión que reforzó con la
confesión de la demandante que hizo en el hecho 20 de la
reforma a la demanda1 y en su interrogatorio de parte.

Sin embargo, señaló que, de acuerdo a la prueba


testimonial, después de la separación y hasta su
fallecimiento, el pensionado residió en «Reservas del
Campestre» y visitaba a la actora «con alguna frecuencia» y la
apoyaba económicamente «como lo admit[ió] Nidia por
intermedio de su hijo que los visitaba con frecuencia».

Así las cosas, concluyó que la demandante probó la


convivencia en los cinco años anteriores al deceso del

1
Vigésimo: Ante las presiones ejercidas por sus hijos Carlos Eduard Castro Cruz y Elsa Liliana
Castro Cruz y ante su deterioro en su salud, en el año 2009 el señor Emiro Enrique Castro
Aguzar (sic) convino con la señora María Nohora Ordoñez Orjuela trasladarse en forma
definitiva para la casa de sus hijos, ubicada en la casa 32 zona 3 del Conjunto Reservas del
Campestre de la Ciudad de Ibagué Tolima.

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causante y, por lo tanto, su condición de beneficiaria de la


pensión.

Para arribar a tal inferencia, se valió de las sentencias


«CSJ SCL14237 de 2015, 6519 de 2017 y 1399 de 2018» en
las que esta Sala adoctrinó que la convivencia no implica
necesariamente que la pareja permanezca bajo el mismo
techo, pues en ocasiones pueden ocurrir separaciones ajenas
a la voluntad de la pareja, que obedecen a situaciones tales
como enfermedades, asuntos familiares o laborales que, este
evento se derivó de «la situación familiar o malquerencia o
desconocimiento de la relación entre el causante y la
demandante del que da cuenta el testimonio de la hija de
aquel, pero persist[ió] la ayuda económica de que da cuenta
Nidia en su declaración de parte».

Enseguida, explicó al respecto que:

[...] si se contextualiza [lo anterior], se considera que la relación


de la demandante con el causante, por tratarse de una relación
de empleador o patrón con la persona que atiende sus labores
domésticas, socialmente es reprochada reprobada. Tampoco
puede creerse que esa ayuda económica que recibe el hijo común
era para él, pues para 2013, época del abandono físico, ese hijo
supera los 30 años, pues nació, según los testigos, en el 81 o
1982, cuando terminó la condición de trabajadora del servicio
doméstico de la demandante en casa del causante, y no es usual
que un hijo dependa de sus padres a esa edad, esa ayuda en ese
contexto, la explica y justifica la presión social y familiar de
desaprobación de la relación, forzando el uso del hijo común
como único contacto y conjurar así la presión familiar y social.

De esa manera, concluyó que la demandante María


Nohora convivió con el causante, cuando menos, a partir del

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31 de diciembre de 1981 al 16 de mayo 2016, esto es, por 34


años, 4 meses y 16 días o, 12.376 días.

Por otro lado, según las declaraciones de los familiares


y allegados del pensionado fallecido, encontró que Nidia
Mendoza Martínez convivió con él desde el 31 de diciembre
de 2003 hasta el 16 de mayo de 2016, es decir, por 12 años,
4 meses y 16 días o 4.456 días. Precisó que, durante tal
lapso, ella brindó a aquél, compañía, cuidado personal,
apoyo moral y espiritual.

Refirió que la convivencia total con las compañeras se


extendió por 16.232 días, luego, la participación en la
prestación correspondía en un 74% para Nohora y en un 26%
para Nidia.

En cuanto a la prescripción, advirtió que no operó para


ninguna de las interesadas, dado que las reclamaciones
administrativas las formularon en el año 2016, mismo del
deceso, mientras la demanda principal se presentó también
en esa anualidad y, la de reconvención en el 2017, ambas
notificadas sin que transcurriera el término previsto en el
artículo 151 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social.

Frente a la cuantía de la prestación, de acuerdo a la


certificación que emitió Colpensiones el 5 de julio de 2016, la
definió en: $3.415.527 para 2016, $3.611.919,80 para 2017,
$3.579.647 para 2018, $3.879.203 para 2019, y $4.026,612
para 2020. Asimismo, indicó que el retroactivo ascendía la

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suma de $193.984.895 que debía dividirse de manera


indexada entre las beneficiarias de acuerdo a la proporción
en que se anotó.

Al finalizar, autorizó los descuentos con destino a


sistema de seguridad social en salud.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso fue interpuesto por la demandante en


reconvención Nidia Mendoza Martínez, lo concedió el
Tribunal y lo admitió la Sala, por lo que se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

La recurrente pretende que la Corte case parcialmente


la decisión del colegiado, en cuanto condenó a Colpensiones
a reconocer un porcentaje de la pensión en disputa en favor
de María Nohora Ordoñez Orjuela, para que, en sede de
instancia, confirme el fallo del a quo.

Con tal propósito formula dos cargos por la causal


primera de casación, los cuales son replicados por la
demandante María Nohora Ordoñez Orjuela y Colpensiones.
Ambas acusaciones se analizarán de manera conjunta dado
que denuncian la transgresión de las mismas normas con
base en argumentos similares, y persiguen un fin idéntico.

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VI. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia de ser violatoria de la ley sustancial


por la vía indirecta, en la modalidad de aplicación indebida
del artículo 46 y el literal a) de la Ley 100 de 1993.

Aduce que la transgresión de dichas normas obedeció a


los siguientes errores de hecho:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que la opositora María Nohora


Ordoñez Orjuela convivió con el pensionado no menos de cinco
(5) años continuos con anterioridad a su muerte; compartiendo
lazos de afecto, ayuda mutua, socorro, espiritualidad, amor y
vocación de permanencia.

2. Dar por demostrado, sin estarlo, que la convivencia y vida en


común entre los señores Emiro Enrique Castro Aguiar y María
Nohora Ordoñez Orjuela persistió a pesar de la interrupción y
separación física definitiva sucedida en el año dos mil trece
(2013) manteniendo vigentes los lazos afectivos, sentimentales y
de apoyo, solidaridad, acompañamiento espiritual y ayuda
mutua, por ende, sin que impidieran o significara la pérdida de
la comunidad de vida ni la vocación de la vida en común.

3. Dar por demostrado, sin estarlo, que la interrupción en la


convivencia y vida en común entre los señores Emiro Enrique
Castro Aguiar y María Nohora Ordoñez Orjuela acaecida en el
año dos mil trece (2013) sucedió por causas ajenas a la voluntad
de los presuntos compañeros maritales, como lo fue la presunta
animadversión de los hijos del Pensionado para con la Opositora
y los problemas de salud del Causante.

4. Dar por demostrado, sin estarlo, la existencia de una


animadversión de los hijos del Pensionado, señores Elsa Liliana
Castro Cruz y Carlos Eduardo Castro Cruz para con la Opositora,
lo que conllevó a (sic) la interrupción de la convivencia de los
señores Emiro Enrique Castro Aguiar y María Nohora Ordoñez
Orjuela a partir del año dos mil trece (2013).

5. Dar por demostrado, sin estarlo, la presunta ayuda económica


que el señor Emiro Enrique Castro le suministraba a la señora
María Nohora Ordoñez Orjuela a través de su hijo en común Juan
David Castro Ordoñez en virtud de los lazos de amor y auxilio

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mutuo para con la Opositora, ello, en fecha posterior a la


interrupción de su convivencia.

6. Dar por demostrado, sin estarlo, que los problemas de salud del
señor Emiro Enrique Castro fue uno de los motivos de fuerza
mayor que ocasionó la interrupción de la convivencia de los
señores Emiro Enrique Castro Aguiar y María Nohora Ordoñez
Orjuela a partir del año dos mil trece (2013).

7. Dar por demostrado, sin estarlo, que la relación entre los señores
Emiro Enrique Castro Aguiar y María Nohora Ordoñez Orjuela
era reprochada social y familiarmente dadas las condiciones
socioeconómicas, laborales y familiares de la señora María
Nohora Ordoñez Orjuela, lo que condujo a la separación física de
los señores Emiro Enrique Castro Aguiar y María Nohora
Ordoñez Orjuela en el año dos mil trece (2013); por disposición
de los hijos del Pensionado y lo que obligó al de cujus a la
ejecución de actos ocultos con el fin de suministrarle ayuda a la
opositora..

8. Dar por demostrado, sin estarlo, que la señora María Nohora


Ordoñez Orjuela detentaba la calidad de compañera permanente
del señor Emiro Enrique Castro Aguiar al momento del deceso de
este último.

Refiere que tales equivocaciones surgieron por la


errónea valoración de: i) «las presuntas confesiones» de ella
en el interrogatorio de parte y de Nohora Ordoñez Orjuela en
la reforma de la demanda; ii) oficio que el causante envió a la
Nueva EPS para que desafiliara a la demandante como
beneficiaria en el sistema de seguridad social en salud (folio
134); iii) declaraciones extraproceso que rindieron ante
notario, Castro Agilar el 21 de diciembre de 2009, y la de éste
y la proponente el 8 de mayo de 2009, así como las de Leticia
Jiménez y Sofía García el 9 de junio de 1992, María Eugenia
Prada Díaz y José de Jesús Guzmán Amado el 30 de abril de
2002, Elsa Liliana Castro Cruz y Carlos Eduardo Castro Cruz
(folios 132 y 133); iv) el escrito de la reforma a la demanda
(folios 216 al 227).

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Asimismo de, v) las declaraciones de los testigos Elsa


Liliana Castro Cruz, Claudia Patricia Guzmán, Mará Carolina
Río Varela, Aldo Quimbayo, Marleny Duque Peña y Cesar
Augusto Guzmán Arciniegas; vi) constancias de atención de
consulta médica general y especializada del causante del año
2013 en donde figura como acompañante el hijo Juan David
Castro Ordoñez (folios 28 al 41); vii) constancias de atención
de consulta médica general y especializada del causante
donde figura como acompañante Elsa Liliana Castro Cruz
(folios 42 al 60); recibos de servicios públicos de la casa 15
de Altos de San Francisco a nombre del de cujus del mes de
enero y febrero el año 2016 (folios 63 y 64).

Y también, viii) del certificado de tradición expedido por


la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Ibagué del
inmueble identificado con matrícula inmobiliaria n.° 350 –
83594 ubicado en la casa 15 calle 80 No. 17 – 13 conjunto
residencial Altos de San Francisco de propiedad de Juan
David Castro Ordoñez y María Nohora Ordoñez Orjuela (folios
281 al 283); ix) el extracto de cuenta de ahorro fijo diario del
banco Davivienda del pensionado fallecido (folio 132); x)
certificados médicos de 5 y 6 de septiembre de 2016 (folios
141 y 142); xi) las certificaciones que emitieron Serfoncoop
del Olivos y Samid S.A.S. (folios 143 y 148), y constancia del
galeno especialista (folios 144 al 147).

En la demostración afirma que el Tribunal se equivocó


al dar por establecida la convivencia efectiva entre María
Nohora Ordoñez Orjuela y Emiro Enrique Castro Aguiar en

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los cinco años anteriores e inmediatos al fallecimiento de


éste.

Al respecto, indica que en el interrogatorio de parte que


ella absolvió, no confesó aspectos relativos a la convivencia
de la pareja en cuestión y, contrario a ello, en ese acto
procesal refirió que dicho vínculo no tuvo lugar en tanto que,
la ayuda económica que le daba el causante a su hijo no se
dirigía a María Nohora.

Aduce que el juez plural erró al sostener que no era


creíble la colaboración pecuniaria que el pensionado le daba
a su hijo Juan David Castro Ordoñez por cuanto éste ya tenía
30 años y que, más bien dicha ayuda, tenía como
destinataria a la promotora. Explicó que ese dislate lo
condujo al desafuero de colegir equivocadamente que los
padres carecen de obligación legal de auxiliar a sus
descendientes sin importar la edad.

Refiere que tampoco confesó que alguna persona


predicara «animadversión» por María Nohora y que, por este
motivo se le impidiera visitar a Emiro. Además, sostiene que
no son ciertas las supuestas visitas que el causante realizó a
la actora después de su separación, ya que las mismas
estaban dirigidas a su hijo en común Juan David Castro
Ordoñez, quien, conforme a lo que manifestaron los testigos,
pasaba por dificultades económicas de manera constante; de
ahí que su progenitor le brindara ese auxilio del cual también
se beneficiaba la actora, pero solo por el hecho de vivir con
su descendiente.

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Así, señala que las equivocaciones en la apreciación del


interrogatorio en cita, condujeron al a quem a incurrir en el
error de considerar que hubo confesión sobre aspectos
relevantes para la solución del asunto, pero ello en realidad
no ocurrió.

Manifiesta que el juez de la alzada también se equivocó


en la valoración de la reforma de la demanda, pues de ella
extrajo que la convivencia entre la accionante y el de cujus,
cesó no por su voluntad, sino por la de los hijos de aquél, lo
que lo hizo desconocer que la parte no puede elaborar su
propia prueba; aunado a ello, la actora no demostró que, en
el año 2009, el pensionado abandonara el hogar por la
decisión de terceros y por problemas de salud.

Expresa que, en la decisión bajo censura, el Tribunal no


apreció debidamente el oficio que presentó el causante ante
la Nueva EPS el 2 de diciembre de 2009, donde la instruyó
para que desafiliara a su beneficiaria Nohora Ordoñez
Orjuela, en tanto ya no eran compañeros permanentes,
afirmación que él mismo ratificó en declaración extraproceso
de 21 de diciembre de 2009. Puntualiza que, de estos
documentos se infería que desde ese entonces la pareja se
separó de manera definitiva y, ello implicó la ruptura de su
vínculo afectivo.

Indica que, por otra parte, en la demanda, la actora sí


confesó hechos que producían efectos jurídicos que le eran
adversos, esto es, que: i) se separó del causante en el año
2013 y ii) que en el año 2015 cesó la ayuda económica que le

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brindaba el pensionado. En tal dirección, precisó que el


colegiado podía concluir que, desde 2013 la demandante no
volvió a ver, visitar o auxiliar a quien otrora fuese su
compañero, y que, en todo caso, si es que éste le brindaba
ayuda financiera, dejó de hacerlo en el 2015, inferencias de
las cuales se concluía que no cumplió el requisito de
convivencia en los cinco años inmediatamente anteriores al
deceso.

Aduce que, contrario a lo que dijo el ad quem, de las


declaraciones de Elsa Liliana Castro, Claudia Patricia
Guzmán y María Carlina Río Varela no se concluía la
convivencia de la pareja en los cinco años inmediatamente
previos al deceso, o que después de la separación, la
accionante no visitara al pensionado porque los hijos de éste
lo hubieran impedido, ni que el causante la apoyara
económicamente.

Explica que la primera testigo no hizo manifestaciones


al respecto y, las otras, ni siquiera conocían directamente las
situaciones en cuestión en tanto conocían de ellas solo por lo
que les comentaba la demandante. Expresa que lo único que
podía inferirse de las últimas dos declaraciones, era que los
compañeros se separaron en el año 2013.

Agrega que el testimonio de Marleny Duque además de


contradictorio fue indirecto y, por lo tanto, de él tampoco
podía extraerse ninguna conclusión válida.

SCLAJPT-10 V.00
18
Radicación n.° 88793

En el mismo sentido, menciona que Aldo Quimbayo,


quien era vigilante del conjunto residencial que habitó el
causante hasta su fallecimiento, en su declaración expresó
que la demandante nunca visitó al de cujus.

La recurrente cuestiona que el colegiado soportara la


conclusión del cumplimiento del requisito de convivencia por
parte de Nohora en las declaraciones extrajuicio de Leticia
Jiménez de Cubillos, Sofia García de Sánchez, María Eugenia
Prada Díaz y José de Jesús Guzmán, en tanto de ellas no se
podía establecer que la convocante y el causante convivieran
en los cinco años previos a la muerte de Enrique.

En relación con las certificaciones médicas y de


prestación de servicios de salud, señala que de ellas se podía
concluir que la demandante nunca acompañó al causante
durante el desarrollo de su enfermedad.

Frente a los restantes elementos de convicción


acusados (recibos de pago de servicios públicos, certificado
de tradición y libertad de inmueble, y las declaraciones
extraproceso de Elsa Liliana Castro Cruz y Carlos Eduardo
Castro Cruz), refiere que, más allá de demostrar el
cumplimiento de las obligaciones parentales del pensionado
respecto de su hijo Juan David Castro, ninguno de ellos
contiene información jurídicamente relevante para soportar
los hechos que se narraron en la demanda; de ahí que, de
ellos, el juez plural tampoco podía colegir la acreditación del
requisito de convivencia.

SCLAJPT-10 V.00
19
Radicación n.° 88793

VII. RÉPLICA

María Nohora Ordoñez se opone a la prosperidad del


cargo, al considerar que adolece de los siguientes errores
insubsanables en la técnica del recurso: no expone los
supuestos errores de hecho en que pudo incurrir el colegiado
ni los relacionó con los elementos de prueba que acusa por
indebida apreciación, como tampoco explicó cómo el fallador
distorsionó su contenido.

Colpensiones también se opone al éxito del cargo, para


lo cual defiende la legalidad de la sentencia censurada.

VIII. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia de ser violatoria de la ley sustancial


por la vía directa en la modalidad de aplicación indebida del
literal a) del artículo 47 de la Ley 100 de 1993, modificado
por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003.

En la demostración, refiere que el Tribunal se equivocó


en la aplicación que de la jurisprudencia que esta Sala ha
desarrollado sobre la materia, en tanto, en los cinco años
anteriores al fallecimiento de Emiro Enrique Castro Agilar,
María Nohora Ordóñez Orjuela no desplegó actuaciones que
evidenciaran inequívocamente que subsistía el apoyo moral
y afectivo propio de compañeros permanentes, que denotara
la subsistencia de la unión, pese a la separación que se
produjo en el año 2013.

SCLAJPT-10 V.00
20
Radicación n.° 88793

Así, concluye que respecto la actora (María Nohora) y el


causante, no era posible aplicar la noción de convivencia que
regula el artículo 47 de la Ley 100 de 1993.

IX. RÉPLICA

María Nohora Ordoñez se opone a la prosperidad del


cargo al estimar que el Tribunal no incurrió en el yerro
jurídico que le endilga la censura, toda vez que en su decisión
dio alcance correcto a la jurisprudencia relativa a la
obtención de la pensión de sobrevivientes por parte de la
compañera permanente y, en consecuencia, aplicó
acertadamente las disposiciones normativas acusadas.

Colpensiones replica ambos cargos, para lo cual


defiende la legalidad del fallo censurado.

X. CONSIDERACIONES

En lo relativo a las glosas de orden técnico formuladas


por el apoderado de María Nohora Ordoñez contra el primer
cargo encauzado por la senda fáctica, la Sala advierte que el
desarrollo del mismo es suficiente, puesto que el casacionista
estructuró la acusación con soporte en los diferentes errores
de hecho que enlista, los relaciona con diversos errores
apreciativos que le endilga al Tribunal y en su demostración,
explica la trascendencia de los mismos en la sentencia
confutada.

SCLAJPT-10 V.00
21
Radicación n.° 88793

Con la anterior claridad, es importante recordar que el


colegiado modificó la decisión de primera instancia que
reconoció la pensión de sobrevivientes en disputa,
únicamente en favor de Nidia Mendoza Martínez. En su
lugar, dispuso la distribución de la prestación entre ésta y
María Nohora Ordoñez Orjuela en razón del tiempo de
convivencia como compañeras permanentes del pensionado,
para lo cual se soportó fundamentalmente, en una premisa
jurídica, contenida en los artículos 12 y 13 Ley 797 de 2003,
que exige acreditar tal comunidad de vida durante cinco años
previos al fallecimiento del causante y, cuyo presupuesto
fáctico, en el caso de Ordoñez Orjuela (demandante
principal), se demostró a través de los interrogatorios de
parte y declaraciones extrapoceso, al igual que de la prueba
testimonial.

Inconforme con tal determinación, Nidia Mendoza


Martínez la controvierte a través del recurso extraordinario.
Así, desde el punto de vista fáctico, en el cargo le atribuye al
Tribunal haber incurrido en diversos errores de hecho,
concretamente en tener por demostrado, sin estarlo que,
María Nohora Ordoñez Orjuela demostró la convivencia con
el de cujus por más de cinco años previos al fallecimiento,
como consecuencia de defectos valorativos respecto las
confesiones, los testimonios, las declaraciones extraproceso
y diversos documentos. Y desde el punto de vista jurídico,
aduce que el juez de las apelaciones se equivocó en la
aplicación de las normas que soportaron su decisión.

Así, los problemas planteados se circunscriben a

SCLAJPT-10 V.00
22
Radicación n.° 88793

determinar desde el punto de vista de los hechos y en


relación con los medios de convicción que la casacionista
denuncia, si el Tribunal se equivocó al concluir que la
demandante María Nohora convivió con Emiro Enrique
Castro Agilar entre el 31 de diciembre de 1981 y el 16 de
mayo de 2016 y, por lo tanto, dentro de los cinco años
inmediatamente anteriores a la muerte de él. Y, también a
establecer desde lo jurídico, si el ad quem erró en la
aplicación de las disposiciones que regulan el requisito de
convivencia para acceder al derecho en cuestión por muerte
del pensionado.

En relación con esto último, es decir, desde el punto de


vista del puro derecho, no puede pregonarse por parte del
fallador de segundo grado la vulneración de las disposiciones
acusadas en sede extraordinaria. Además, acogió el criterio
de convivencia expuesto entre otras en «CSJ SCL14237 de
2015, 6519 de 2017 y 1399 de 2018» para decir que esta Sala
ha adoctrinado que la convivencia no implica necesariamente
que la pareja permanezca bajo el mismo techo, pues en
ocasiones pueden ocurrir separaciones ajenas a la voluntad
de ellos, que obedecen a situaciones tales como
enfermedades, asuntos familiares o laborales, aspectos que
así han sido precisados.

En efecto, en lo relativo al requisito de convivencia para


acceder a la pensión de sobrevivientes por muerte del
pensionado, vale recordar que, en sentencia CSJ SL, 10 may.
2007, rad. 30141, reiterada en la CSJ SL12029-2016, esta
Sala de la Corte trajo a colación varios apartes

SCLAJPT-10 V.00
23
Radicación n.° 88793

jurisprudenciales de la noción de convivencia, recalcando


que no es el simple hecho de la residencia en una misma casa
lo que la configura, sino otras circunstancias que tienen que
ver con la continuidad consciente del vínculo, el apoyo moral,
material y efectivo y en general el acompañamiento espiritual
permanente que dé la plena sensación de que no ha sido la
intención de la pareja finalizar por completo su unión, sino
que, por situaciones ajenas a su voluntad, en muchos casos
por solidaridad, familiaridad, hermandad y diferentes
circunstancias de la vida, muy lejos de pretender una
separación o ruptura de la pacífica cohabitación, hacen que
la unión física no pueda mantenerse dentro de un mismo
lugar.

Igualmente, en sentencia CSJ SL1399-2018, la Corte


señaló que la convivencia real y efectiva «entraña una
comunidad de vida estable, permanente y firme, de mutua
comprensión, soporte en los pesos de la vida, apoyo espiritual
y físico, y camino hacia un destino común. Lo anterior, excluye
los encuentros pasajeros, casuales o esporádicos, e incluso las
relaciones que, a pesar de ser prolongadas, no engendren las
condiciones necesarias de una comunidad de vida».

En fallo CSJ SL3202-2015 esta Sala adoctrinó que, en


la familia, como componente fundamental de la sociedad,
pueden presentarse circunstancias o vicisitudes que no
tienen consecuencias en el mundo de lo jurídico, como
cuando desacuerdos propios de la pareja conllevan que,
transitoriamente no compartan el mismo techo, pero se
mantengan, de manera patente, otros aspectos que indiquen

SCLAJPT-10 V.00
24
Radicación n.° 88793

inequívocamente que no les interesa acabar con la relación,


es decir, que el vínculo permanece.

En similar sentido, la jurisprudencia laboral ha


sostenido que la convivencia debe ser evaluada de acuerdo
con las peculiaridades de cada caso, dado que pueden existir
eventos en los que los cónyuges o compañeros no cohabiten
bajo el mismo techo, en razón de circunstancias especiales
de salud, trabajo, fuerza mayor o similares, lo cual no
conduce de manera inexorable a que desaparezca la
comunidad de vida de la pareja si notoriamente subsisten los
lazos afectivos, sentimentales y de apoyo, solidaridad,
acompañamiento espiritual y ayuda mutua, rasgos
esenciales y distintivos de la convivencia entre una pareja y
que supera su concepción meramente física y carnal de
compartir el mismo domicilio.

En efecto, en sentencia CSJ SL14237-2015, reiterada


en CJS SL6519-2017, la Corte reivindicó este criterio en los
siguientes términos:

Y es que, ciertamente, en sentencia CSJ SL, 10 may. 2007, rad.


30141, la Corte Suprema trajo a colación varios apartes
jurisprudenciales de la noción de convivencia, recalcando que no
es el simple hecho de la residencia en una misma casa lo que la
configura, sino otras circunstancias que tienen que ver con la
continuidad consciente del vínculo, el apoyo moral, material y
efectivo y en general el acompañamiento espiritual permanente
que den la plena sensación de que no ha sido la intención de los
esposos finalizar por completo su unión matrimonial, sino que
por situaciones ajenas a su voluntad que en muchos casos por
solidaridad, familiaridad, hermandad y diferentes circunstancias
de la vida, muy lejos de pretender una separación o ruptura de
la pacífica cohabitación, hacen que, la unión física no pueda
mantenerse dentro de un mismo lugar.

SCLAJPT-10 V.00
25
Radicación n.° 88793

Igualmente, la Corte, en sentencia CSJ SL, 5 abr. 2005, rad.


22560, señaló que debía entenderse por cónyuges, «a quienes
mantengan vivo y actuante su vínculo mediante el auxilio mutuo,
entendido como acompañamiento espiritual permanente, apoyo
económico y vida en común, entendida ésta, aún en estados de
separación impuesta por la fuerza de las circunstancias, como
podrían ser las exigencias laborales o imperativos legales o
económicos, lo que implica necesariamente una vocación de
convivencia».

Y en sentencia del 15 de junio de 2006, radicación 27665, reiteró


la anterior orientación, estimando que era razonable «que en
circunstancias especiales, como podrían ser motivos de salud, de
trabajo, de fuerza mayor, etc., los cónyuges o compañeros no
puedan estar permanentemente juntos, bajo el mismo techo; sin
que por ello pueda afirmarse que desaparece la comunidad de
vida o vocación de convivencia entre ambos, máxime cuando, en
el caso que nos ocupa, quedó demostrado que la demandante
pasaba la noche cuidando la casa de una de sus hijas, pero en el
día permanecía con su compañero».

Se trae a colación lo anterior, para precisar y reiterar que la


convivencia entre esposos o compañeros permanentes puede
verse afectada en la unión física, es decir, por no convivir bajo un
mismo techo, por circunstancias que la justifiquen pero que no
den a entender que el vínculo matrimonial o de hecho ha
finalizado definitivamente.

Precisamente, en aplicación de tales precedentes y con


base en el material probatorio fue que se adentró a examinar
la situación fáctica de las demandantes en orden a constatar
la existencia de una verdadera convivencia entre los
compañeros y hasta la muerte de aquel y si, la separación
con alguna de las accionantes se vio interrumpida por alguna
circunstancia ajena a la voluntad. De ahí que no se le pueda
endilgar al colegiado equívoco jurídico alguno en la aplicación
de las normas y criterios jurisprudenciales que regulan este
debate.

Sin embargo, desde lo fáctico ocurre algo bien distinto,


toda vez que, al abordar el estudio de los elementos de

SCLAJPT-10 V.00
26
Radicación n.° 88793

prueba denunciados y aptos en casación, se colige que el juez


plural erró en la apreciación de ellos, tal como pasa a
explicarse.

1.- Interrogatorio de Nidia Mendoza Martínez

La censura denuncia su interrogatorio de parte para


señalar que no confesó aspectos relativos a la convivencia de
la pareja en cuestión y, contrario a ello, en ese acto procesal
refirió que dicho vínculo no tuvo lugar en tanto que, la ayuda
económica que le daba el causante a su hijo no se dirigía a
María Nohora.

Al respecto, cabe recordar que el interrogatorio de parte


solo puede constatarse en casación si contiene una
confesión, o que, sin hacerlo se hubiere dicho que había
confesado, esto es, que se hubiese hecho una manifestación
que verse sobre hechos que produzcan consecuencias
jurídicas adversas a su deponente o que favorezcan a la parte
contraria, conforme a lo previsto en el artículo 195 del Código
de Procedimiento Civil, norma vigente para la fecha de inicio
del proceso. Es por esta última situación que se reprocha la
apreciación de esta prueba.

Así, una vez revisado, la Sala advierte que la


demandante ad excludendum expresó que la proponente
principal María Nohora prestó servicios domésticos en favor
de Emiro Enrique Castro Agilar en el periodo 1981 – 1982,
cuando este enviudó; que en tal lapso concibieron un hijo,
pero que nunca supo que ellos fueran pareja y convivieran;

SCLAJPT-10 V.00
27
Radicación n.° 88793

sin embargo, aclaró que, él «le hacía visitas periódicas» cuya


frecuencia disminuyó en el interregno 1992 – 1997 y, si bien
la afilió al sistema de seguridad social en salud como su
beneficiaria, en el año 2009 la retiró, dado que fue un
acuerdo al que llegaron como «familia».

Por otra parte, la absolvente comentó que conoció al


causante en el año 1973 y empezaron a convivir a partir del
año 2003, relación que subsistió hasta la muerte de él.

Manifestó que, debido a la dolencia que padecía el


causante (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), lo
cuidaba y, además, le administraba el dinero de la cuenta de
ahorros y, en virtud de ello, por solicitud de él, enviaba dinero
de manera esporádica a María Nohora Ordoñez Orjuela,
ayuda a la que nunca se opuso «porque había un hijo de por
medio».

Frente a este interrogatorio, el Tribunal entendió que la


pareja conformada por Enrique y María Nohora se separó por
razones ajenas a su voluntad y, que para este caso obedeció
a «la situación familiar o malquerencia o desconocimiento de
la relación entre el causante y la demandante […], pero
persist[ió] la ayuda económica de que da cuenta Nidia en su
declaración de parte», y de esto último derivó la convivencia
de la demandante hasta la muerte del pensionado.

Como se observa, contrario a lo que expresó el


colegiado, la absolvente Nidia (demandante en reconvención)
nunca confesó la convivencia entre Nohora y el causante, ni

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28
Radicación n.° 88793

ello se infiere de las circunstancias que describió. Y aunque


aceptó el auxilio económico y algunas visitas esporádicas del
causante al hogar de Nohora, siempre negó que entre estos
hubiera una relación afectiva que se concretara en una
convivencia hasta el momento de la muerte del pensionado.

Además, el hecho de que se hubiese suministrado tales


ayudas tampoco era suficiente para concluir como lo hizo el
Tribunal, en cuanto a que subsistieron hasta el óbito los
elementos que distinguen la comunidad de vida entre
compañeros permanentes.

Por lo tanto, la Sala advierte que juez plural de segunda


instancia incurrió en el desatino apreciativo que se le endilga
en la acusación sobre la prueba calificada y, por lo mismo,
se pasa al análisis de los demás medios de convicción
acusados, incluso, los que no tienen aquella connotación.

2. Reforma a la demanda de María Nohora Ordoñez


Orjuela

La censura denuncia esta pieza procesal para decir que


el Tribunal erró en su valoración, al considerar que allí la
demandante María Nohora había asegurado que la ruptura
del vínculo marital de la pareja se había producido por
presión familiar.

Sin embargo, no se aprecia ese error fáctico.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88793

En efecto, del hecho 20 de la reforma a la demanda


realizada por María Nohora se plasmó: «en el año 2009 el
señor Emiro Enrique Castro Aguzar [...] convino con la señora
María Nohora Ordoñez Orjuela trasladarse en forma definitiva
para la casa de sus hijos, ubicada en la casa 32 zona 3 del
Conjunto Reservas del Campestre de la Ciudad de Ibagué
Tolima».

Frente a esta pieza procesal y en particular respecto del


hecho 20 denunciado, el Tribunal consideró que la
convivencia entre María Nohora y Enrique se había
acreditado por lo menos desde el 31 de diciembre de 1981
hasta 21 diciembre de 2009, pues en esa data el de cujus
había declarado extraprocesalmente que ya no hacía vida
marital con aquélla, conclusión que reforzó con la confesión
de la demandante que hizo en el hecho 20.

Así, para la Sala, de tal afirmación, no surge el error de


apreciación denunciado, pues, acorde con lo afirmado por la
demandante principal en el referido hecho, el ad quem
entendió que la convivencia había finalizado el 21 de
diciembre de 2009. Sin concluir que la separación se hubiera
dado por voluntad de los hijos del causante, ya que esa
inferencia la extrajo de otros medios de prueba.

Al contrario, de lo expresado por la demandante se


colige que fue el mutuo acuerdo de la pareja el que determinó
su separación definitiva en el año 2009, sin que se
antepusiera otra explicación diferente a su propio convenio.
Por ello no se advierte error fáctico.

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Radicación n.° 88793

3. Oficio que el causante elevó a la Nueva EPS para


que desafiliara a la demandante como beneficiaria
en el sistema de seguridad social en salud y
declaración extrajuicio de 21 de diciembre de 2009
(folios 134 y 135)

La censura alega que el juez de la alzada erró al valorar


dichos medios de convicción, pues de estos se colegía la
separación definitiva y ruptura de cualquier vínculo físico y
emocional entre el pensionado y la accionante principal.

En efecto, primero se aprecia el documento suscrito por


el pensionado el 2 de diciembre de 2009, en el cual este
informó a la Nueva EPS que la demandante ya no era su
compañera, por lo que le solicitó que «proce[diera] a
desafiliarla».

Y enseguida se observa la declaración extraproceso que


el de cujus rindió ante notario el 21 de diciembre de 2009, en
la cual expresó: «declaro bajo la gravedad del juramento que
no hago vida marital, no convivo bajo el mismo techo, ni
contraje matrimonio, con la señora María Nohora Ordoñez
Orjuela».

Tales pruebas al incorporarse al proceso en favor de


quien las aporta, es lógico que puedan y deban ser
contrastadas con los demás medios de acreditación, ejercicio
que, en efecto, realizó el Tribunal y, en uso de la facultad de
formar libremente su convencimiento, le otorgó más peso a
la testimonial, de la cual infirió la subsistencia del vínculo

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88793

marital, pues, frente a las declaraciones del causante solo se


limitó a mencionarlas.

De lo dicho, no se desprende ningún error de hecho, en


tanto, se insiste, el juez del trabajo no está sujeto a la tarifa
legal de las pruebas, de modo que, en la valoración
probatoria, puede preferir un medio de convicción sobre otro
para arribar al grado de certeza que requiere y, esto de
manera alguna puede soportar un desatino como el alegado
por la censura.

4.- Declaraciones de los testigos Elsa Liliana Castro


Cruz, Claudia Patricia Guzmán, María Carolina Río
Varela, Aldo Quimbayo, Marleny Duque Peña y
Cesar Augusto Guzmán Arciniegas

Al revisar dicho medio de prueba se advierte lo


siguiente:

Claudia Patricia Jiménez sostuvo que Nohora y Enrique


fueron pareja durante 28 años, procrearon un hijo, y se
separaron en el 2013; esto último, según le contó Nohora, se
originó por la presión que ejerció la familia de éste y que,
además, no le permitían verlo, pero él le colaboraba
económicamente.

Elsa Liliana Castro (hija del causante) refirió, en lo que


interesa, que Nidia vivió con su progenitor desde 2003 hasta
el deceso y, no conoció a Nohora; pero que, tras el inicio de
los quebrantos de salud de él, se enteró que este tenía un

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88793

hijo de nombre Juan David Castro a quien le brindó ayuda


económica. Asimismo, refirió que la actora nunca visitó al
causante, ni en la residencia de su padre, o los centros
hospitalarios donde estuvo internado y, tampoco asistió al
funeral. Aclaró que el de cujus en su padecimiento, siempre
requirió compañía y esta se la proporcionó Nidia.

María Carolina del Río Varela adujo que conoció a


Enrique y a Nohora como pareja y que se separaron en el año
2013.

Aldo Quimbayo (vigilante del conjunto «Reservas del


Campestre»), indicó el pensionado vivía desde 2003 con Nidia
y una hija de él y que no conoció a Nohora. Igualmente
manifestó que el señor estaba muy enfermo y siempre lo
acompañaba Nidia.

Marleny Duque Peña, manifestó que Enrique era pareja


de Nohora hasta el 2013 cuando se separaron y que, según
le comentó aquella, los hijos de él se lo llevaron.

César Augusto Guzmán Arciniegas, quien sostuvo que


era auxiliar en el consultorio de odontología del causante,
quien vivió con Nidia desde el año 2003; también que no
conoció a Nohora, pero que sabía que, ella y el causante
tuvieron un hijo a quien este ayudaba económicamente.
Agregó que en el año 2006 el pensionado enfermó gravemente
por lo que requería de acompañamiento permanente y, Nidia
siempre estuvo a su lado.

SCLAJPT-10 V.00
33
Radicación n.° 88793

De las declaraciones de Claudia Patricia Jiménez, María


Carolina Río Varela y Marleny Duque Peña, se extrae que: i)
conocieron a la actora María Nohora Ordoñez y al de cujus
como pareja; ii) esa relación se mantuvo más o menos desde
1981; iii) que la pareja se separó en el año 2013.

Luego del análisis de tales declaraciones, la Sala


advierte que, si bien dichas personas pudieron dar
constancia de que la pareja convivió a lo largo de varios años
solo lo hicieron hasta el 2013, cuando se separaron; no
obstante, no podían saber de manera directa, si después ese
momento la relación subsistió, pues toda la información que
recibían al respecto se las suministró la propia demandante
María Nohora.

En ese sentido, de dichas declaraciones no era posible


concluir que el causante hubiera abandonado el hogar por
presiones familiares, ni muchos menos, tal convivencia se
hubiera extendido hasta la fecha de la muerte del pensionado
o que los hijos de éste impidieron a la accionante encontrarse
con él, pues no se aprecia que dichos declarantes así lo
hubieran dado a conocer. De ahí el error apreciativo del
Tribunal, pues dedujo de la prueba aspectos que esta no
permitía inferir.

Ahora, en lo que respecta a los testimonios de Elsa


Liliana Castro, Aldo Quimbayo y César Augusto Guzmán, se
aprecia que refirieron que, desde que inició su enfermedad,
el pensionado siempre debía estar acompañado y que, tal
apoyo se lo suministraban personas diferentes a María

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Radicación n.° 88793

Nohora Ordóñez, quien tampoco lo visitó después de la


separación, pese a que nadie le impedía hacerlo. También
manifestaron que Enrique ayudaba económicamente a su
hijo David Castro Ordóñez.

Los anteriores declarantes no ofrecen motivo de duda


para la Sala y, de su dicho es posible inferir que, tras la
separación de la pareja el causante rompió todo vínculo con
Nohora, quien otrora fuera su compañera y si bien el
pensionado suministraba auxilios pecuniarios, estos no
tenían como beneficiaria a la convocante, sino al hijo que
tenían en común.

Por lo tanto, de lo que ellos dijeron, tampoco era viable


deducir el ejercicio de presiones indebidas sobre el
pensionado o que a la demandante se le impidiera verlo,
como lo consideró el Tribunal, lo cual pone en evidencia otro
yerro apreciativo del ad quem.

5. Declaraciones extraproceso de Leticia Jiménez,


Sofía García, María Eugenia Prada Díaz, José de
Jesús Guzmán Amado, Elsa Liliana Castro Cruz y
Carlos Eduardo Castro Cruz.

El 9 de junio de 1992, Leticia Jiménez y Sofía García,


manifestaron que conocían a Enrique y María Nohora como
pareja (folio 17); el 30 de abril de 2022 María Eugenia Prada
Díaz, manifestó que sabía de la relación marital en comento
y agregó que de esta nació un hijo y que la aquí demandante
dependía económicamente de su compañero (folio 18); el 20

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88793

de febrero de 2003, José de Jesús Guzmán Amado dio fe del


vínculo en comento en los mismos términos de la declarante
anterior (folio 19); en mayo de Elsa Liliana Castro Cruz y
Carlos Eduardo Castro Cruz informaron acerca la unión
marital de hecho entre Enrique y Nidia Mendoza Martínez
(folios 132 y 133).

Los referidos medios de convicción no logran derruir las


conclusiones que la Sala ha adoptado hasta el momento, ni
su dicho genera certeza sobre los hechos debatidos, pues no
describen circunstancias de tiempo, modo y lugar que
expliquen los motivos por los que arribaron al conocimiento
de las circunstancias que describen.

Ahora, si bien los declarantes informaron acerca de la


vida de pareja del causante con Nohora y Nidia, nada aportan
para resolver el litigio. Así, por una parte, Leticia Jiménez,
Sofía García, María Eugenia Prada Díaz y José de Jesús
Guzmán Amado, declararon sobre aspectos cuyo
conocimiento en el tiempo no se extiende hasta la fecha de
fallecimiento del causante, luego, con soporte en su dicho no
puede conocerse si la actora María Nohora convivió con el de
cujus hasta su fallecimiento. Y por otra, Elsa Liliana Castro
Cruz y Carlos Eduardo Castro Cruz aludieron a un tema que
no es del interés del recurso extraordinario.

Por las razones expuestas, la Sala encuentra


acreditados los errores fácticos endilgados por la censura,
que para el presente caso son suficientes para quebrar la

SCLAJPT-10 V.00
36
Radicación n.° 88793

sentencia impugnada, así que el cargo fáctico prospera por


lo que se casará la decisión.

Sin costas en recurso extraordinario dada su


prosperidad.

XI. SENTENCIA DE INSTANCIA

En sede de instancia, es importante recordar que el a


quo estimó que en el expediente no había elemento de juicio
que evidenciara la convivencia de María Nohora Ordóñez
Orjuela con el causante en los cinco años inmediatamente
anteriores al fallecimiento de éste y, en consecuencia, no
tenía derecho a la pensión de sobreviviente que reclamó.

Inconforme con la anterior decisión, la demandante la


apeló, para lo cual, en esencia, expresó que, si bien se separó
del de cujus en el año 2013, ello obedeció a presiones
familiares sobre el causante, de modo que, en este caso, fue
una situación de fuerza mayor la que motivó que no pudiera
estar físicamente con su compañero.

Así, la Corte al adentrarse en el estudio del material


persuasivo, además, de lo expuesto en sede casación,
encuentra que María Nohora Ordoñez Orjuela convivió con
Emiro Enrique Castro Agilar a partir de 1981 hasta algún
momento entre 2009 o 2013; en todo caso, el vínculo no se
mantuvo más allá de ese momento.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 88793

En efecto, tal como lo anotó el a quo, dentro del


expediente, no existe medio de convicción que ofrezca certeza
acerca de la subsistencia del vínculo de esa pareja más allá
del año 2013. Además, tampoco existe prueba que muestre
que dicha ruptura se produjo por causas ajenas a la voluntad
de la pareja, más aún cuando la demandante manifestó en la
demanda y en el interrogatorio de parte, que se separó del
causante en el año 2009 y, si bien mencionó que recibía
apoyo financiero de quien fuera su pareja, también señaló
que después de 2015, ya no percibía tal auxilio.

Además, para la Sala resulta fundamental y, refuerza lo


anterior, el oficio que el causante elevó a la Nueva EPS para
que desafiliara a la demandante como beneficiaria en el
sistema de seguridad social en salud y la declaración
extrajuicio de 21 de diciembre de 2009. Ello es así, pues a
través ellos, es posible conocer de primera mano la
terminación del vínculo en 2009, según el dicho del mismo
causante.

En suma, la Sala concluye que la actora no demostró el


requisito de convivencia durante los cinco años
inmediatamente anteriores al fallecimiento de Enrique
Castro Aguiar, por lo tanto, no tiene la calidad de beneficiaria
de la pensión de sobrevivientes que este causó.

Con fundamento en el análisis precedente, se


confirmará la sentencia de primera instancia con las
modificaciones que realizó el Tribunal y que adquirieron
firmeza por no ser objeto del recurso extraordinario.

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Radicación n.° 88793

Las costas de la primera instancia estarán a favor de


Nidia Mendoza Martínez y a cargo de María Nohora Ordoñez
Orjuela. En segunda instancia no se causan.

XII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley CASA la sentencia
dictada por la Sala Laboral del Tribunal Superior de Ibagué
el 25 de febrero de 2020, dentro del proceso ordinario laboral
seguido por MARÍA NOHORA ORDÓÑEZ ORJUELA contra
la ADMINISTRADORA COLOMBIANA DE PENSIONES
COLPENSIONES y NIDIA MENDOZA MARTÍNEZ, en cuanto
otorgó la prestación en diputa en favor de María Nohora
Ordoñez Orjuela. NO SE CASA en lo demás.

Costas en casación como se indicó en la parte motiva.

En sede de instancia, RESUELVE

PRIMERO: CONFIRMAR el fallo de primer grado con


las modificaciones que dispuso el Tribunal y que quedaron
en firme por no ser objeto del recurso extraordinario de
casación, conforme a lo expuesto.

SEGUNDO: Costas como se indicó en la parte motiva.

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Radicación n.° 88793

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

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