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Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0506/2016-S3

Sucre, 3 de mayo de 2016

SALA TERCERA

Magistrado Relator: Dr. Ruddy José Flores Monterrey

Acción de amparo constitucional

Expediente: 13598-2016-28-AAC

Departamento: Santa Cruz

En revisión la Resolución 13 de 26 de noviembre de 2015, cursante de fs. 278 a 280, pronunciada


dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Yenny Mariela, Maribel y Lourdes
Ximena Ribera Mamani contra Adhemar Fernández Ripalda, Samuel Saucedo Iriarte y Edgar Molina
Aponte, Vocales de la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal Departamental de Justicia de
Santa Cruz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 24 de noviembre de 2015, cursante de fs. 241 a 265 vta., las
accionantes manifestaron que:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Dentro del proceso de divorcio y asistencia familiar, instaurado en primera instancia por su madre
Isidora Mamani Tejerina y continuado por las ahora accionantes contra su padre Aniceto Ribera
Ramos -hoy tercero interesado-, el mismo “nunca” cumplió con su obligación de pago de asistencia
familiar, eludiéndola siempre.
Ante la existencia de una planilla de liquidación de asistencia familiar que no fue cancelada por el
ahora tercero interesado, este presentó un incidente de prescripción de la obligación de asistencia
familiar el 31 de julio de 2012, bajo el argumento que las accionantes ya eran mayores de edad y
casadas; por lo que, debería aplicarse el art. 1507 del Código Civil (CC), como si se tratase de un
bien patrimonial, incidente que mereció el Auto Interlocutorio 50 de 30 de octubre de 2014, que
declaró improbado el incidente planteado, además de la temeridad del mismo por tratarse de un
derecho irrenunciable; por su parte el prenombrado, recurrió en apelación contra tal determinación,
resolviéndose el mismo a través de Auto de Vista 285 de 14 de mayo de 2015, emitido por las
autoridades ahora demandadas, quienes determinaron que el 2006, las accionantes concluyeron sus
estudios dejando de necesitar la asistencia familiar, convirtiéndose a partir de ese año para el
tercero interesado la asistencia en una deuda, quedando inmersa en el régimen de la prescripción,
además de no existir norma que establezca la imprescriptibilidad del derecho a la asistencia
familiar, revocando la Resolución dictada en primera instancia y declarando probado el incidente
planteado. La obligación del pago mensual de este beneficio, debe ser a petición de parte, a través
de incidente de prescripción de asistencia familiar que en la realidad de los hechos fue presentada
el 16 de diciembre de 2014, y que hasta la fecha de interposición de esta acción tutelar no tiene
resolución, estando vigente por lo tanto la obligación del tercero interesado de seguir cancelando la
asistencia familiar, acumulándose mes a mes, por lo tanto mal pudo plantear un incidente de
prescripción, en ese sentido tomando en cuenta que la obligación sigue vigente y no existe fecha de
cesación.

La asistencia familiar es un derecho irrenunciable, intransferible y por lo tanto indisponible, una de


sus características es pertenecer al interés social; puesto que, es de orden público y el hecho de
haber pretendido que este derecho prescriba no tiene sustento legal, más aun tomando en cuenta
que la prescripción debe ser interrumpida, tal como lo señala el art 1503 del CC, extremo que
sucedió en los hechos cuando el tercero interesado fue notificado personalmente con una planilla
de liquidación -fs. 60-, no cumpliendo con los supuestos de esa figura legal, refirieron también que
los hoy demandados omitieron la parte más importante de una resolución que es la fundamentación
de la misma.

I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulnerados

Las accionantes señalan como lesionados sus derechos al debido proceso, a la “seguridad jurídica”,
a la tutela legal efectiva y a la igualdad de partes, citando al efecto los arts. 22, 23, 24, 109, 110, 115,
116, 117, 118, 119, 178 y 180 de la Constitución Política del Estado (CPE); 14.3 inc. c) del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP); y, 8.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.

I.1.3. Petitorio
Solicitan se conceda la tutela; y en consecuencia, se deje sin efecto el Auto de Vista 285, emitido por
los Vocales ahora demandados.

I.2. Audiencia y Resolución del Juez de garantías

Celebrada la audiencia pública el 26 de noviembre de 2015, según consta en el acta cursante de fs.
271 a 277, presentes la parte accionante como el tercero interesado y ausentes las autoridades
demandadas, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

La parte accionante, ratificó in extenso el contenido de su memorial de acción de amparo


constitucional y ampliándolo señaló que: a) Al haber sido notificado el tercero interesado, con la
planilla de liquidación, presentó un incidente de prescripción, que mereció el Auto Interlocutorio 50,
que posteriormente fue apelado, resolviéndose mediante Auto de Vista 285 declarando probado el
incidente planteado; empero, el mencionado fallo carece de fundamentación, no existiendo un
análisis jurídico, conculcando derechos y garantías constitucionales; puesto que, no hubo
explicación de hecho ni de derecho, del por qué los Vocales ahora demandados revocaron la
Resolución del incidente de prescripción, incumpliendo de esta manera su deber de argumentar,
cambiando la naturaleza de la asistencia familiar convirtiéndola en una deuda y herencia para las
accionantes, pretendiendo sentar un funesto precedente de la normativa judicial boliviana; b) Para
que proceda la prescripción y la aplicación del art 1507 del CC, recordaron al tercero interesado que
cursa una planilla de liquidación, la cual fue notificada personalmente, y según establece el art. 1503
del citado cuerpo legal, la misma queda interrumpida con dicha notificación; y, c) La asistencia
familiar es un derecho indisponible y no un derecho patrimonial como se trató de hacer confundir
con el Auto de Vista 285, en el cual no se analizó la naturaleza de la misma, y al no existir otro
recurso ordinario, se acudió a la vía constitucional, impetrando se conceda la tutela y se deje sin
efecto el mencionado Auto de Vista disponiendo que se mantenga firme el Auto Interlocutorio 50,
emitido por el Juez de primera instancia y se continúe con el proceso de asistencia familiar.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Adhemar Fernández Ripalda, Samuel Saucedo Iriarte y Edgar Molina Aponte, Vocales de la Sala Civil
y Comercial Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, no se presentaron a la
audiencia ni remitieron informe alguno, pese a sus legales citaciones, cursantes a fs. 270 y vta.

I.2.3. Informe del tercero interesado

Aniceto Ribera Ramos, a través de su abogado en audiencia señaló que la acción de amparo
constitucional fue presentada por las accionantes fuera de plazo; es decir, después de seis meses y
dos días de haber conocido el Auto de Vista 285, ahora impugnado, y al no ser “este” un tribunal de
tercera instancia, solo se puede definir si hubo vulneración al debido proceso y al no existir aquello,
solicitó se declare improcedente la acción presentada.
I.2.4. Resolución

El Juez Segundo de Partido y de Sentencia Penal de Montero del departamento de Santa Cruz,
constituido en Juez de garantías, mediante Resolución 13 de 26 de noviembre de 2015, cursante de
fs. 278 a 280, concedió en parte la tutela solicitada, bajo los siguientes fundamentos: 1) Las
accionantes presentaron esta acción de defensa dentro del plazo establecido; puesto que, las
mismas se notificaron con el Auto de Vista 285, el 20 de julio del citado año, estando dentro del
plazo que señala el art. 55 del Código Procesal Constitucional (CPCo); y, 2) No existió vulneración a
la “tutela legal” ni a la seguridad jurídica; empero si hubo lesión al debido proceso, esto en razón a
que el mencionado Auto de Vista emitido por las autoridades ahora demandadas, contiene una
contradicción en cuanto al instituto de la prescripción de la asistencia familiar con la Norma
Suprema, además de no establecer porqué una deuda o un derecho extra patrimonial, indisponible
se convierte en un derecho acreencia patrimonial disponible, demostrando la carente motivación.

II. CONCLUSIONES

De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establece lo siguiente:

II.1. Dentro del proceso de divorcio instaurado por Isidora Mamani Tejerina contra Aniceto Ribera
Ramos -hoy tercero interesado-, el Juez de la causa emitió la Sentencia 16 de 5 de marzo de 1997,
declarando probada la demanda, disponiendo que las hijas menores queden bajo la custodia de la
madre, fijándose una asistencia familiar en favor de las mismas con cargo al prenombrado (fs. 36 y
vta.).

II.2. Cursa memorial de incidente de prescripción de la obligación de asistencia familiar presentado


el 31 de julio de 2012, por el tercero interesado (fs. 65), que fue declarado improbado a través del
Auto interlocutorio 50 de 30 de octubre de 2014, emitido por el Juez Primero de Partido, de
Sentencia y Liquidador de Montero del departamento de Santa Cruz (fs. 189), fallo que fue recurrido
en apelación el 11 de diciembre del mismo año, dando lugar al Auto de Vista 285 de 14 de mayo de
2015, dictado por Adhemar Fernández Ripalda, Samuel Saucedo Iriarte y Edgar Molina Aponte,
Vocales de la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal de Justicia del referido departamento -hoy
demandados- mismo que revocó el mencionado Auto interlocutorio, declarando probado el citado
incidente (fs. 225).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

Las accionantes señalan que se lesionaron sus derechos al debido proceso, a la “seguridad jurídica”,
a la tutela legal efectiva y a la igualdad de partes, ya que a través del Auto de Vista 285, el Tribunal
de alzada revocó la Resolución dictada por el Juez de la causa, y declaró probado el incidente de
prescripción de la obligación de asistencia familiar, sin explicar las razones de hecho y de derecho
por las cuales asumió dicha determinación.
En consecuencia, corresponde en revisión, verificar si tales extremos son evidentes a fin de
conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1.La imprescriptibilidad de las obligaciones de asistencia familiar y la prescripción de las


Sentencias que condenan al pago

El entonces Tribunal Constitucional a través de la SC 1059/2010-R de 23 de agosto de 2010,


respecto de la finalidad de las obligaciones de asistencia familiar en favor de menores, estableció
que: “… permitirá a los menores de edad alcanzar un desarrollo armónico e integral, en los aspectos de
orden biológico, físico, psíquico, intelectual, familiar y social; pues debe entenderse que la población
infantil es vulnerable y la falta de estructuras sociales, económicas y familiares apropiadas para su
crecimiento agravan su indefensión. (…) El interés superior del niño tiene su origen en la doctrina
universal de los derechos humanos y como tal es un principio garantista de estos derechos; que los
niños, como personas en desarrollo, tienen iguales derechos que todas las demás personas; que, por
consiguiente, es preciso regular los conflictos jurídicos derivados del incumplimiento de los derechos
de los niños y su colisión con los pretendidos derechos de los adultos; que el interés superior del niño
permite resolver conflictos de derechos recurriendo a la ponderación de los derechos en conflicto, y en
ese sentido, el juzgador está obligado a adoptar aquellas medidas que aseguren la máxima
satisfacción de los derechos que sea posible y su menor restricción”.

Sobre las características que hacen a la asistencia familiar la SC 0351/2002-R de 2 de abril, refirió
que: “...una de las principales características de la pensión de asistencia familiar es su
irrenunciabilidad, es decir que no se permite al beneficiario a convenir renuncias sobre su derecho al
monto por concepto de asistencia familiar; menos se permitirá al obligado alegar prescripción por el
monto que adeude al beneficiario. Por cuanto las normas de derecho de familia son de orden público y
por tanto de cumplimiento obligatorio por el interés social que representan'” (las negrillas son
nuestras).

Posteriormente, en la SC 0316/2011-R de 1 de abril, el extinto Tribunal Constitucional sostuvo que la


asistencia familiar tiene las siguientes características: “1) El Instituto de la Asistencia Familiar es de
carácter irrenunciable e intransferible, al tener un contenido esencialmente social y humano; 2) La
Constitución Política del Estado, estableció preceptos que refuerzan su respeto y protección; 3) La
Asistencia Familiar, comprende todo lo indispensable para el sustento, la habitación, el vestido y la
atención médica, así también los gastos de educación y los necesarios para que las hijas e hijos
adquieran una profesión u oficio; 4) Su cumplimiento no puede diferirse por procedimiento o recurso
alguno y el monto será fijado en proporción a las necesidades de quien la pide y a los recursos del
obligado; 5) Puede disponerse, en caso de incumplimiento, la restricción de la libertad física del
obligado, a través de un mandamiento de apremio que sólo podrá ser librado por autoridad judicial
competente, previo cumplimiento de las formalidades establecidas por ley; es decir, que efectuada la
liquidación, se dispondrá que el obligado sea notificado con la misma a efectos de que pague la
obligación pendiente o en su caso formule observaciones o presente pruebas de pago parcial o total de
la asistencia; y, 6) Antes de emitir el mandamiento de apremio, la autoridad judicial debe cuidar que el
obligado sea notificado en forma legal con la conminatoria para efectuar el pago dentro del plazo legal,
cumplida esa actuación, no habiéndose formulado observación alguna y transcurrido el plazo de la
conminatoria sin que el obligado hubiese efectuado el pago, el juez podrá ordenar se libre
mandamiento de apremio” (las negrillas fueron agregadas).

El Tribunal Constitucional Plurinacional señaló que las obligaciones por asistencia familiar son
imprescriptibles; esto es, antes de que las mismas hubieran sido declaradas en Sentencia; empero,
no realizó una evaluación sobre si una vez determinado el monto por asistencia familiar, el tiempo
de inejecución podía afectarle, produciendo su prescripción ante su inejecución.

La norma sustantiva y adjetiva relacionada a la posibilidad de que las obligaciones de asistencia


familiar declaradas en sentencia firme prescriban, no se encuentran reguladas en el ordenamiento
jurídico. El Código Civil en su art. 1513, únicamente señala que: “Los derechos sujetos a
prescripciones breves y sobre los cuales se ha obtenido sentencia de condena pasada en autoridad
de cosa juzgada prescriben, por una sola vez, en el término que para estas prescripciones está
señalado”; es decir, admite la posibilidad que una Resolución firme, sobre un derecho sujeto a una
prescripción breve, prescriba en el mismo plazo, sin mencionar a los derechos declarados en
Sentencia referidos a prescripción común, por su parte el Código de Procedimiento Civil abrogado, al
indicar sobre los títulos ejecutivos en su art. 487, establece que se constituye en título ejecutivo la
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada de la cual se pidiere su cumplimiento después de un
año de ejecutoriada y por tal hecho debe realizarse su ejecución a través de una acción ejecutiva.

Siendo evidente que el ordenamiento jurídico no regula la prescripción de las obligaciones


declaradas en Sentencia y que por el transcurso del tiempo ante la inejecución pueda declararse su
extinción, el art. 1507 del CC, de manera general sobre la prescripción de los derechos
patrimoniales, determina que los mismos se extinguen por ese instituto en el plazo de cinco años,
regulación referida únicamente a la prescripción antes de la existencia de sentencia firme, sin que se
regule la posibilidad de sancionar con la prescripción una sentencia no ejecutada.

El vacío normativo sobre la prescripción de los derechos sujetos a extinción que hubieren sido
declarados en sentencia de condena pasada en autoridad de cosa juzgada, y que se encuentren
relacionados a obligaciones de asistencia familiar a menores de edad, debe ser resuelto por este
Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de una Sentencia previsora, ya que la ausencia
normativa generará que obligaciones declaradas en un fallo, se encuentren latentes y vigentes por
tiempo indefinido, causando inestabilidad e inseguridad, como ocurre con el caso analizado.

Para ello es necesario considerar que si bien las obligaciones por asistencia familiar no prescriben,
es posible que luego de haber sido declaradas en sentencia y liquidadas para su cobro coactivo, el
transcurso del tiempo les afecte; es decir, es viable sancionar la inacción de la parte a quien le
corresponde accionar, más aun si se toma en cuenta que las obligaciones por asistencia familiar
destinadas a la manutención de un menor de edad deben ser satisfechas de forma prioritaria e
inmediata, habiendo por ello el legislador incluido la posibilidad que ante el incumplimiento pueda
privarse de libertad al obligado, precisamente ponderando el resguardo del interés superior del
menor sobre otros aspectos.

Ahora bien, dentro de ese marco, se entendía que la obligación de la asistencia familiar era el mismo
derecho subjetivo pero posteriormente se diferenció al derecho sustantivo de la acción procesal, en
atención a que existía la posibilidad de activar una demanda que luego podría ser rechazada; es
decir, la posibilidad de una acción procesal sin derecho subjetivo; en este contexto, si bien las
obligaciones que nacen de las relaciones familiares son imprescriptibles, el cobro de las mismas
cuando fueron determinadas, calificadas, liquidadas, y transcurre un plazo legal, la obligación deja
der ser jurídica y se transformaba en una obligación natural; dicho en otras palabras, el cobro de la
asistencia familiar determinada en proceso judicial, no puede encontrarse pendiente de ejecución
indefinidamente en el tiempo; puesto que se afectaría a la seguridad jurídica y a la paz social que
pretenden preservar el orden jurídico, evitando que las personas se mantengan en incertidumbre
indefinida de sus obligaciones.

Este Tribunal Constitucional Plurinacional considera que conforme a una interpretación armónica
con los postulados constitucionales, la asistencia familiar es un derecho y obligación que debe ser
proporcionada oportunamente, para la satisfacción de las necesidades de los menores, siendo
razonable que si una vez declarada no se exige el pago, esta urgencia pierda de cierto modo la
prioridad; por lo que, si es permisible que una obligación de asistencia familiar declarada por
autoridad judicial en favor de un menor pueda prescribir, pues se entiende que los acreedores de la
obligación no la reclamaron oportunamente, ya sea por negligencia o porque sus necesidades ya
fueron satisfechas, perdiendo la carga del cobro para el acreedor; por ello su recaudo coactivo no
puede mantenerse indefinido en el tiempo a la voluntad de el o los beneficiarios, pues de admitirlo
se consentiría en el hecho que la obligación originalmente declarada por el transcurso del tiempo
pueda tornarse en exorbitante e imposible de ser satisfecha, afectando de manera peligrosa el
patrimonio del deudor; por lo tanto, es razonable admitir que la prescripción de obligación de
asistencia familiar a menores de edad que hubiere sido dispuesta en sentencia, se establece
únicamente cuando después a su declaración judicial y liquidación para hacerla exigible el acreedor
que tenga a cargo el menor no exija el cumplimiento de la misma debiendo computarse el plazo de
prescripción de cinco años, tal como lo señala el Código Civil, por ser este el término máximo para la
extinción de obligaciones, cómputo que debe ser realizado a partir del momento en el que los
beneficiarios de la asistencia familiar hubieran alcanzado su mayoría de edad y puedan procurarse
su sustento, no extendiéndose sino hasta los veinticinco años cumplidos; es decir, para el cómputo
de prescripción de una obligación de asistencia familiar de un menor que fue declarada y liquidada
por autoridad judicial, podrá declararse extinguida cuando transcurran cinco años desde que los
menores alcanzaron la mayoría de edad y puedan procurarse su sustento, finalmente si ninguna de
las condiciones se cumpliese se debe tomar en cuenta la prescripción desde que los beneficiarios
hubieran alcanzado los veinticinco años.

Ello responde también a la interpretación que este mismo Tribunal Constitucional Plurinacional
realizó en la SCP 1011/2013 de 27 de junio, en la cual concluyó que: “…la Constitución Política del
Estado Plurinacional de Bolivia utiliza el término menor (en relación a las personas) en dos sentidos
distintos, en el art. 58 cuando dice que se considera niña, niño o adolescente a toda persona menor de
edad, y en el art. 64.I al referirse simplemente al “menor”, de donde resulta lógico evidenciar que el
Constituyente ha realizado una distinción entre estos términos para relevar en el primer caso una
situación cronológica (menor de 18 años) y en el segundo caso una situación de vulnerabilidad o
desprotección (única razón por la que se entendería que no se usó el término de edad), (…) De donde
resulta que en la construcción del sistema educativo y en la garantización del ejercicio del derecho a la
educación hasta la profesionalización, el Constituyente también ha asignado responsabilidad a la
sociedad, y por ende en especial a los padres, pues no queda duda alguna que son éstos los llamados
a apoyar a los hijos en el periodo de formación educativa para que éstos en esta etapa puedan
dedicarse exclusivamente a profesionalizarse, por ende queda claro que la intención del Constituyente
es generar una responsabilidad compartida entre el Estado y la sociedad para garantizar el derecho a
la profesionalización, para ello deben existir deberes de acción atribuibles a cada uno, al Estado le
corresponderá crear las instituciones educativas y sostenerlas adecuadamente para que éstas sean
gratuitas y de calidad; y, a la sociedad, a través de los padres, les corresponderá sostener y pagar la
manutención de los hijos en el periodo de profesionalización, pues en esta etapa se encuentra en una
situación de minoridad en términos de capacidad económica para sustentarse, por dos razones
sociales: i) No cuentan con un título profesional que les permita obtener un trabajo para sostenerse; y,
ii) Para garantizar el derecho a una educación de calidad la dedicación a los estudios debe ser
exclusiva. Por ello el texto del art. 64.I de la Norma Suprema, debe entender el término “minoridad”, en
términos no de edad, sino de capacidad económica y necesidad asistencial, pues haciendo una
interpretación del texto constitucional el fin de construir una sociedad justa tiene un importantísimo
sustento en el principio de solidaridad, cristal bajo el cual se puede vislumbrar que el deber de los
padres de asistencia a los hijos mayores de 18 años en periodo de profesionalización debe considerar
dos importantes elementos: a) Los hijos deben acreditar que el objeto de asistencia está enfocado
exclusivamente en su profesionalización, para ello éstos deben acreditar no solamente un rendimiento
académico regular y estable, sino demostrar su predisposición de realmente someterse al periodo de
profesionalización; y, b) Considerando que la interpretación constitucional efectuada parte de la
relación derecho a la educación y deber de asistencia, el hijo debe demostrar a efectos de obtener la
asistencia por parte de sus progenitores un plan de estudio razonable en términos temporales y de uso
de recursos económicos. En el escenario interpretativo mencionado, corresponde señalar que la norma
impugnada resulta constitucional, pues al determinar que el deber de mantenimiento y educación a que
se refiere el numeral 3 del artículo 258 del Código de Familia subsiste después de la mayoridad en
beneficio de los hijos que no se hallan en situaciones de ganarse la vida, así como de los que no han
adquirido o acabado de adquirir una profesión u oficio, hasta que los adquieran, salvo, en este último
caso, que haya culpa grave del hijo, se encuentra dentro del espíritu de la Constitución, pues garantiza
el derecho a la profesionalización con tuición del Estado y la sociedad, determinando la
excepcionalidad en culpa grave del hijo, que como se dijo implica la ausencia de absoluta
predisposición del hijo de someterse al proceso de educación superior, pretendiendo encontrar en la
asistencia familiar un medio de subsistencia, cuando su objeto en la materia es totalmente distinto”
(las negrillas nos corresponden).

En este contexto, al tener la prescripción su fundamento material principal en la paz social, de forma
que las controversias jurídicas no se dilaten temporalmente o de manera indefinida y generen
inseguridad jurídica, por otro lado, se encuentra el derecho de los hijos menores, a la asistencia
familiar, los cuales si bien son exigibles y obligatorios, una vez determinados en proceso judicial, su
cobro no puede encontrarse indefinido en el tiempo, esto en razón a que, producto del espacio, las
circunstancias y las necesidades pueden modificarse; puesto que, los hijos que tenían necesidades
indispensables en un tiempo y los padres que tenían la obligación de darlas, por la circunstancias
del mismo pueden modificarse, resultando que las necesidades de los hijos que en un tiempo eran
urgentes no lo sean en la misma intensidad en la actualidad, ya que los hijos alcanzaron la mayoría
de edad y las capacidades para subsistir independientemente y que los padres que estaban
obligados a darlas no tengan ahora la capacidad de proporcionarlas por no contar con las mismas
condiciones físicas e intelectuales para trabajar.

III.2. Análisis del caso concreto

De la revisión de obrados, se tiene que dentro del proceso de divorcio instaurado por Isidora Mamani
contra Aniceto Ribera Ramos -hoy tercero interesado-, el Juez de la causa dictó la Sentencia 16 de 5
de marzo de 1997, declarando probada la demanda y disuelto el vínculo matrimonial, disponiendo
que sus hijas, Yenny Mariela, Maribel y Lourdes Ximena Ribera Mamani -ahora accionantes- queden
bajo la custodia de su madre, fijando una asistencia familiar a favor de las -entonces- menores con
cargo al padre.

Posteriormente, por memorial de 30 de julio de 2012, el tercero interesado interpuso incidente de


prescripción de la obligación de asistencia familiar, siendo resuelta por Auto Interlocutorio 50 de 30
de octubre de 2014, la que fue objeto de recurso de apelación, dictándose el Auto de Vista 285 de 14
de mayo de 2015, a través del cual las autoridades ahora demandadas revocaron el fallo impugnado,
declarando probado el incidente planteado.

Las accionantes reclaman que el Auto de Vista 285, emitido por las autoridades hoy demandadas,
carece de fundamentación, puesto que los mismos se limitaron a repetir los argumentos del tercero
interesado, sin realizar un análisis lógico jurídico con relación a la categoría o clase de derecho al
cual pertenece la asistencia familiar con relación al origen de la obligación; asimismo, alegan que no
se puede aplicar la prescripción a una obligación que se encuentra vigente, que es una aberración
jurídica afirmar que ya habrían transcurrido cinco años para la prescripción, sin tener una fecha de
referencia como finalización de la obligación, concluyendo que los Vocales hoy demandados
incurrieron en error al afirmar que sus personas ya no necesitan la asistencia familiar, olvidándose
que la misma se acumuló durante varios años, desde cuando eran niñas.

Del mencionado Auto de Vista que hoy es motivo de la presente acción tutelar, consta que las
autoridades ahora demandadas declararon probada la excepción de prescripción de la obligación de
asistencia familiar, señalando que la jurisprudencia constitucional establecida en la SC 0351/2002-R
de 2 de abril, no es vinculante por no tratarse de supuestos fácticos análogos, ya que en el caso en
cuestión las beneficiarias -hoy accionantes- cuentan con 31, 34 y 36 años, lo que evidencia que ya
no son menores de edad, y por consiguiente no gozan de la especial protección que el Estado otorga
a los menores de edad. Por tanto, desde el 2006, fecha en la cual las mismas concluyeron sus
estudios universitarios, “…dejaron de necesitar la asistencia familiar por haber logrado
profesionalizarse; se concluye que a partir de ese año la asistencia familiar se convirtió en una
deuda para el obligado y una acreencia o derecho patrimonial de las beneficiarias; y
consiguientemente, el derecho a reclamar su pago se encuentra inmerso en el régimen de
prescripción previsto en el Código Civil, máxime si no existe una norma jurídica especifica que
establezca la imprescriptibilidad del derecho a la asistencia familiar y menos respecto a las
personas mayores independiente (…) habiendo transcurrido en demasia el período de cinco años
previsto en el Art. 1.507 del Código Civil, sin que las acreedoras hubieren ejercido su derecho a
reclamar el pago, se hacen pasibles a la consecuencia prevista en el Art. 1.492-I del citado código…”
(sic).

Esta Sala considera que el fundamento esgrimido por los ahora demandados es suficiente y no
carece de una debida fundamentación; puesto que, los mismos señalaron que las obligaciones por
asistencia familiar pueden ser afectadas por el tiempo ante su inejecución y por ello le atañe el
régimen de prescripción establecido en la norma civil, sin que dicha interpretación vulnere los
derechos y garantías denunciados en la presente acción de defensa.

Sobre la denuncia de una inexistente fundamentación; esta Sala considera que los Vocales ahora
demandados expusieron razonablemente los argumentos que sustentan su decisión, inicialmente la
argumentación para establecer que las obligaciones por asistencia familiar declaradas por autoridad
judicial prescriben, y posteriormente sobre los hechos que configuran la prescripción, concluyendo
que desde el 2006, fecha en la cual las beneficiarias concluyeron sus estudios universitarios;
“dejaron de necesitar la asistencia familiar”; es decir, realizaron un análisis de la prueba y a partir de
ello expusieron de manera clara cómo se configuró dicha extinción, desde cuando se inició su
cómputo y por tanto desde que momento el ahora tercero interesado se encontraría liberado de la
obligación, sin que este Tribunal Constitucional Plurinacional pueda realizar una revalorización de la
prueba, máxime si este hecho no fue alegado en la acción de amparo constitucional presentada.

El Tribunal Constitucional Plurinacional a través de la SCP 0050/2013-S3 de 20 de octubre, respecto


a la obligación de fundamentación de las decisiones judiciales o administrativas, estableció que “…
deben expresar sus convicciones determinativas que justifiquen razonablemente su decisión, siendo
necesario que sus resoluciones sean suficientemente motivadas y expongan con claridad las razones y
fundamentos legales que sustenten y permitan concluir su determinación respecto de la existencia o
inexistencia del agravio alegado por el apelante”.

En ese marco, el Auto de Vista 285 observó la línea jurisprudencial precedentemente indicada
exponiendo una fundamentación legal que sustenta la parte dispositiva del fallo.

Respecto al reclamo sobre la lesión a la seguridad jurídica al ser un principio y no un derecho, no


corresponde su tutela mediante la acción de amparo constitucional; por lo tanto, no será revisada en
esta instancia. En torno a la supuesta vulneración al derecho a la igualdad, la parte accionante, no
acreditó elementos que permitan establecer cómo fue lesionado o vulnerado su derecho invocado, y
tampoco señalaron a momento de fundamentar la presente acción tutelar de qué forma el Auto de
Vista 285, vulneró su derecho a la tutela judicial efectiva.

En consecuencia, el Juez de garantías, al conceder en parte la tutela impetrada, no obró


correctamente.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional;
en revisión, resuelve: REVOCAR la Resolución 13 de 26 de noviembre de 2015, cursante de fs. 278 a
280, pronunciada por el Juez Segundo de Partido y de Sentencia Penal del Montero del
departamento de Santa Cruz; y en consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada, de acuerdo a los
fundamentos expuestos en la presente Sentencia Constitucional Plurinacional.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez Dr. Ruddy José Flores Monterrey

MAGISTRADA MAGISTRADO

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