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SANTANDER RAFAEL BRITO CUADRADO

Magistrado ponente

SL2898-2022
Radicación n.° 89145
Acta 13

Bogotá, D. C., veintiséis (26) de abril de dos mil


veintidós (2022).

Decide la Sala el recurso de casación interpuesto por


EMPERATRIZ ANGULO DE HERRERA, contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Buga, el trece (13) de agosto dos mil
veinte (2020), en el proceso que instauró contra la UNIDAD
ADMINISTRATIVA ESPECIAL DE GESTIÓN PENSIONAL Y
CONTRIBUCIONES PARAFISCALES DE LA PROTECCIÓN
SOCIAL- UGPP.

Se reconoce personería para actuar en el presente


proceso al abogado José Fernando Camacho Romero,
identificado con la cédula de ciudadanía número […] y tarjeta
profesional […], como apoderado de la parte demandada y
opositora en casación, en los términos del memorial
respectivo que obra en el cuaderno digital de la Corte.

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I. ANTECEDENTES

Emperatriz Angulo de Herrera llamó a juicio a la Unidad


Administrativa Especial de Gestión Pensional Y
Contribuciones Parafiscales de la Protección Social- UGPP,
con el fin de que se le reconociera y pagara la pensión de
sobrevivientes causada por la muerte de su cónyuge José
Agripino Herrera Sinisterra, con todas sus mesadas
pensionales debidamente actualizadas e incrementadas
junto con los intereses legales y los moratorios a que haya
lugar, la respectiva indexación hasta la fecha en que se
realice el pago total, los gastos funerarios y a las costas del
proceso (f.° 5 a 13, archivo denominado «01 expediente
digital»).

Fundamentó sus peticiones, en que contrajo


matrimonio con el de cujus por el rito católico el día 12 de
abril de 1959, de cuya unión nacieron ocho hijos, hoy
mayores de edad; que convivió con su cónyuge «bajo el mismo
techo», desde el matrimonio hasta la fecha de su
fallecimiento, esto fue, el 12 de julio de 2017 y dependía
económicamente de éste, pues le cubría sus gastos de salud,
alimentación, vivienda, así como el estudio de los hijos.

Agregó, que atendió y acompañó al causante durante


toda su enfermedad y aportó todo lo relacionado para sus
honras fúnebres; que el señor Herrera tenía «otra relación
extramarital» con una persona que murió y que reclamó a la
demandada el reconocimiento y pago de la pensión de
sobrevivientes, obteniendo respuesta negativa.

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La parte accionada se opuso a las pretensiones y, en


cuanto a los hechos, admitió la fecha del deceso del
causante, la solicitud de reconocimiento de la prestación y
su respuesta. Respecto de los demás adujo que no le
constaba.

En su defensa, propuso como excepción previa la de


falta de integración del litisconsorcio necesario con María
Trinidad Mosquera Ramos (compañera permanente).
Además, planteó como de mérito, las de inexistencia del
derecho a la pensión, cobro de lo no debido, buena fe para
efectos de costas, improcedencia de indexar, exoneración de
intereses moratorios, prescripción e innominada (folio 98 a
107, ibidem).

Con proveído dictado el 11 de octubre de 2018 (f.° 110


a 111, ib.), vinculó como litisconsorte necesario a la aludida
señora Mosquera Ramos en calidad de compañera
permanente del occiso, que fue revocado por auto del 7 de
noviembre siguiente, al encontrar acreditado el fallecimiento
de la antes citada (f.° 116 a 117, ibidem).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El 5 de junio de 2019, el Juzgado Tercero Laboral del


Circuito de Buenaventura, absolvió a la accionada de las
pretensiones de la demanda (f.° 106 a 107, ibidem).

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III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación de la demandante, la Sala Laboral del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Buga, mediante
fallo del 13 de agosto de 2020 (f.° 1 a 10, archivo denominado
«11 Sent. segunda instancia” del expediente digital), confirmó
la del a quo.

Estableció como problemas jurídicos a resolver, si la


demandante era la beneficiaria de la pensión de
sobrevivientes solicitada, en su calidad de cónyuge
supérstite, y si se debía imponer a la accionada la condena
por intereses moratorios.

Inició considerando que confirmaría la sentencia de


primera instancia, para lo que recordó la finalidad de la
pensión de sobrevivientes: proteger al grupo familiar del
pensionado o afiliado que dependía de éste ante su
fallecimiento.

Seguidamente refirió que el señor José Agripino Herrera


falleció el 12 de julio de 2017, por lo que la norma aplicable
era el artículo 47 de la Ley 100 de 1993, modificado por el 12
de la Ley 797 de 2003, la que reprodujo. Además, transcribió
apartes de las sentencias CSJ SL1399-2018 y la CSJ SL855-
2020, para colegir de aquellas que la cónyuge supérstite, será
acreedora del derecho pensional, siempre y cuando acredite,
que convivió al menos 5 años dentro del periodo que
subsistió el nexo conyugal, siempre y cuando, a la fecha del
fallecimiento del causante se encuentre el vínculo vigente.

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Como situación fáctica incontrovertible estableció que


el señor José Agripino Herrera ostentaba la calidad de
pensionado de la Unidad de Gestión Pensional y Parafiscal
en calidad de Administradora del Pasivo Pensional de Puertos
de Colombia, conforme lo acreditaba la Resolución No.
138987 de 28 de abril de 1977, según el Acto Administrativo
6052 de 15 de febrero de 2018 emitido por la UGPP.

Aseguró que del análisis de las pruebas documentales


allegadas al proceso encontró que: José Agripino Herrera y
Emperatriz Angulo, el día 12 de abril de 1959 contrajeron
matrimonio y que la señora María Trinidad Mosquera Ramos
falleció como se acredita del registro de defunción.

Recordó que la apelante insistió en que se demostró la


convivencia ininterrumpida con el señor Herrera desde que
contrajo matrimonio con éste hasta el momento de su
fallecimiento y que no se demostró separación alguna, a lo
que consideró que ciertamente la demandante, en los hechos
del libelo inicial, afirmó que había convivido con el causante
desde 1959 hasta la fecha de su deceso, lo que fue
desvirtuado en su interrogatorio cuando reconoció la no
cohabitación con el de cujus desde 1981 y que el causante el
23 de septiembre de 2011 comunicó al coordinador general
del grupo interno de trabajo para la gestión del pasivo social
de la empresa Puertos de Colombia, que:

[…] designa como única beneficiaria de su pensión a la señora


María Trinidad Mosquera Ramos señalando: que hizo vida
marital con la señora María Trinidad Mosquera desde el día 31

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de Enero de 1.987, hace 24 años y nunca se separaron; que de


su unión no procrearon hijos; que se encuentra casado con la
señora Emperatriz Angulo Cobo, con quien no convive desde hace
más de 30 años, es decir desde el año 1981; en la misma
declaración se indica que la señora María Trinidad Mosquera es
su compañera permanente se encuentra inscrita en su hoja de
vida desde el día 19 de febrero de 1.992, documento que se radicó
con el número 33063 y que la misma se encuentra inscrita como
beneficiaria del Servicio Médico que presta el Fondo Pasivo Social
de los Ferrocarriles Nacionales desde hace más de 16 años.

En consecuencia, consideró que, de la prueba referida,


no se podría acreditar que la accionante con el de cujus
convivieron el algún momento de su relación matrimonial, al
menos durante 5 años, por el contrario, refuta el dicho de la
demandante, lo que coincide con lo arrogado en el sistema de
registro ADRES, que informa el estado de afiliación al sistema
de salud de María Trinidad Mosquera como vinculada desde
el año 2000, a través del Fondo Pensional de Ferrocarriles
Nacionales.

Además, que el 13 de febrero de 1992 ante el Notario


Único de Buenaventura, Aquilino Anchico Caicedo y Ulpiano
Riascos Angulo, el causante -como testigo-, rindieron
declaraciones extra juicio en las que afirmaron que el señor
Herrera «convive desde hace más de seis años con la señora
María Trinidad Mosquera, y que desde hace más de ese
tiempo se separó de su esposa legítima quien también
conformó otro hogar», para colegir que de la prueba
documental se extrae que desde el año 1981 el causante en
vida recalcó que no convivía con la demandante.

A continuación, señaló que se encontraba acreditado


por las pruebas documentales que el causante, desde 1981,

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no convivía con la señora Emperatriz Angulo de Herrera, en


consecuencia procedió a verificar si desde el matrimonio
celebrado en el año 1959 hasta 1981 en que existe prueba de
la separación definitiva, la parte demandante demostró una
convivencia mínima de 5 años continuos en cualquier
tiempo, para lo que analizó la prueba testimonial de Nohemí
Torres Sinisterra, de la que luego de reproducir apartes,
consideró que:

[…] su dicho resultaba confuso, incoherente y contradictorio, no


brinda ningún tipo de credibilidad a esta Sala, al no señalar de
manera precisa y coherente situaciones como: composición del
núcleo familiar; los roles dentro de la pareja de cada uno de ellos,
integración de los mismos a eventos sociales, salidas en familia,
aficiones, planes realizados y proyectos de vida como pareja,
máxime para cuando ella afirma que le consta la convivencia de
al menos 5 años a partir del año 1980 existe prueba del mismo
causante en la que consta, contrario a lo dicho por la testigo, que
desde el año 1981 ya no convivía con la demandante.

Concluyó que Emperatriz Angulo de Herrera no


demostró la convivencia de al menos cinco años con el de
cujus, desde el 12 de abril de 1959 hasta el 12 de julio de
2017, ello ante una insuficiente actividad probatoria en aras
de acreditarla, siendo de su resorte probarla conforme lo
dispuesto en el artículo 167 del CGP.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la promotora de juicio, fue concedido


por el Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

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Pretende la recurrente que la Corte case la sentencia


recurrida, para que, en sede de instancia, revoque el fallo de
primera instancia, para en su lugar condenar a la
demandada de las pretensiones del libelo inicialista.

Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, el que fue replicado por la Unidad
Administrativa Especial de Gestión Pensional Y
Contribuciones Parafiscales de la Protección Social UGPP y
se estudia a continuación.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia, por la vía indirecta, en la modalidad


de aplicación indebida del:

[…] artículo 13 de la Ley 797 de 2003 que modificó el artículo 47


de la Ley 100 de 1993, en relación con los artículos 60, 61 y 145
del CPTSS, 167 y 176 del CGP (éstas últimas normas procesales
como violación medio), 46 y 141 de la Ley 100 de 1993, 4º, 13,
42, 48 y 53 de la Constitución Política.

Menciona como errores de hecho los siguientes:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que en el caso de autos no


existe prueba que acredite que la accionante y el señor JOSÉ
AGRIPINO HERRERA convivieron en algún momento de su
relación matrimonial, al menos durante 5 años, para ser
acreedora del derecho pensional como beneficiaria sobreviviente.

2. No dar por demostrado, siendo evidente, que conforme lo


expuso el mismo causante en el memorial radicado en la entidad
accionada el 23 de noviembre de 2011, y en su declaración
rendida ante notario en el año 1992, dejó de convivir con la
señora EMPERATRIZ ANGULO DE HERRERA solo hasta el año
1981, esto es, desde la fecha en que contrajeron matrimonio en
el año 1959 y hasta dicha data, sí existió una convivencia efectiva

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como marido y mujer, de cuya unión se procrearon 8 hijos,


naciendo el último de ellos el 12 de enero de 1979.

3. No dar por demostrado, siendo evidente, que al ser la


convivencia real y efectiva dentro del matrimonio conformado por
JOSÉ AGRIPINO HERRERA y la señora EMPERATRIZ ANGULO
DE HERRERA superior a 22 años, le asiste derecho a la
demandante a percibir la sustitución pensional que reclama en
su calidad de cónyuge supérstite.

Anunció como pruebas erróneamente apreciadas por el


ad quem las siguientes:

1. Memorial radicado por el causante el 23 de noviembre de


2011 ante la Coordinación General del Grupo Interno de Trabajo
para la Gestión del Pasivo Social de la Empresa Puertos de
Colombia (Archivo 59 en el CD del expediente administrativo).

2. Declaraciones ante notario rendidas a petición del


causante y coadyuvadas por éste (Archivo 19 en el CD del
expediente administrativo y Folio 94 del expediente).

3. Testimonial rendida por la señora NOHEMÍ TORRES


SINISTERRA (CD. Audiencia 5 de junio de 2019).

Además, denunció como pruebas dejadas de valorar las


siguientes:

1. N.° 36 Documentación del pensionado de fecha 11 de junio de


1996.

2. N.° 38 Censo Nacional de Pensionados y Beneficiarios.

Para fundar su acusación dice no discutir las siguientes


premisas fácticas: i) que el señor José Agripino Herrera
ostentaba la calidad de pensionado de la Unidad de Gestión
Pensional y Parafiscal en calidad de Administradora del
Pasivo Pensional de Puertos de Colombia; ii) que el causante
y la demandante contrajeron matrimonio el 12 de abril de
1959, cuyo vínculo continuaba vigente al momento en que

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aquél falleció, esto fue, el 12 de julio de 2017 y que, iii)


mediante solicitud del 7 de mayo de 1992, el de cujus
inscribió a la señora María Trinidad Mosquera como su
beneficiaria en el servicio de salud, quien murió el 13 de
diciembre de 2016.

Cuestiona el fallo del Tribunal porque en su criterio sí


se acreditó la convivencia de por lo menos cinco años dentro
del vínculo matrimonial, porque en el Memorial radicado por
el causante el 23 de noviembre de 2011 ante la coordinación
general del grupo interno de trabajo para la gestión del pasivo
social de la empresa Puertos de Colombia éste indica «me
encuentro casado con la señora EMPERATRIZ ANGULO COBO
con quien NO convivo desde hace más de 30 años», de lo que
infiere sí lo hizo con anterioridad a dicha fecha, lo que
remonta, como en efecto lo sostuvo el Tribunal, al año 1981,
anualidad en la que se infiere la finalización de la
cohabitación referida, conclusión que es coincidente con las
declaraciones extra juicio elevadas ante notario por petición
del señor Herrera.

Precisa que las pruebas documentales antes


mencionadas, al ser suscritas por el causante son un medio
probatorio hábil en casación, para lo que citó la sentencia
CSJ SL457-2020.

Asegura que a pesar de que el hecho de haber procreado


descendencia la demandante con el causante no acredita la
convivencia, debe tenerse en cuenta como indicio de la
misma, máxime cuando engendraron 8 hijos, cuya existencia

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se acredita, pues reconoce que allegó al trámite solo 4


registros civiles de nacimiento «de forma extemporánea», con
lo expuesto en el interrogatorio de la demandante, “la prueba
testimonial», y los archivos contenidos también en el CD del
expediente administrativo, denominados n.° 36
Documentación del pensionado de fecha 11 de junio de 1996
y n.° 38, Censo Nacional de Pensionados y Beneficiarios,
donde el de cujus incluyó al último de sus hijos, quien nació
el 1° de diciembre de 1979, «denotando vocación de
permanencia, la que se mantuvo por más de 22 años, en cuyo
lapso no existe prueba alguna que revele siquiera indicios de
separación».

Se refiere a la solicitud del señor Herrera de inscripción


al servicio médico en favor de la señora María Trinidad
Mosquera el 7 de mayo de 1992, para colegir que de aquella
documental no se desvirtuaba la convivencia entre la
demandante y el generador del derecho, a partir del año 1959
hasta 1981, por ser aquel un hecho posterior.

Aduce que tampoco tenía repercusión negativa alguna


el testimonio de Nohemí Torres Sinisterra, pues expuso que
convivió en la casa donde residía la pareja en el año 1980,
«cuando ya llevaban más de 21 años de casados y
conviviendo», evidenciando «una relación de marido y mujer,
de cuya unión se procrearon 8 hijos, de los cuales 5 son
mujeres y 3 hombres», a pesar de las inconsistencias que
admite, incurrió la deponente en su dicho frente a hechos
acaecidos luego del año 1981.

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Sostiene que, conforme a lo dispuesto en los artículos


61 del CPTSS y 187 del CPC -hoy 176 del CGP-, el fallador
de segunda instancia tiene libertad probatoria para valorar
las pruebas allegadas y formar libremente su
convencimiento, la que debe ser cuidadosa y equilibrada,
para que ninguna de las partes sumergidas en el litigio se
encuentre afectada o favorecida de manera arbitraria con
dicho juicio, lo que a su parecer incurrió el ad quem,
olvidando lo establecido en la sentencia CSJ SL2049-2018,
porque:

[…] no se entiende cómo el ad quem no obstante observar que


conforme al memorial contenido en el archivo N.° 59 fue el mismo
causante quien manifestó que no convivía con la señora
EMPERATRIZ ANGULO desde hace más de 30 años, no haya
concluido que antes de este lapso SÍ. Por lo tanto, para
desacreditar dicha afirmación debía el Juez Colegiado sustentar
su negativa en razones objetivas y fundadas, pues no basta con
acudir a presunciones, falacias, injerencias, supersticiones o
caprichos para desestimar lo que literalmente se desprende de la
mentada declaración y lo cual no requiere un mayor esfuerzo
intelectivo.

VII. RÉPLICA

La Unidad Administrativa Especial de Gestión


Pensional y Contribuciones Parafiscales de la Protección
Social UGPP se opuso a la acusación para decir que la
decisión estuvo ajustada a derecho y conforme a la posición
jurisprudencia de esta Corporación, pues quedó demostrado
que la demandante no acreditó una convivencia de por lo
menos 5 años, desde el desde el 12 de abril de 1959 hasta el
12 de julio de 2017, por lo que la recurrente tampoco pudo

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acreditar los yerros enunciados en la acusación (f.° 3 a 5,


carpeta denominada “8. 89145 soporte correo oposición”).

VIII. CONSIDERACIONES

El Tribunal consideró que la peticionaria no acreditó


una convivencia de al menos 5 años con el causante, por lo
que no era procedente el reconocimiento de la pensión de
sobrevivientes. Argumentó que, si bien en la demanda
expuso que convivió con su cónyuge hasta el fallecimiento
acaecido el 12 de julio de 2017, en su interrogatorio admitió
que desde 1981 no hacían vida en común. Indicó además que
el de cujus, a través de misiva del 23 de septiembre de 2011,
dirigida al coordinador general del grupo interno de trabajo
para la gestión del pasivo social de la empresa Puertos de
Colombia, comunicó que convivía con María Trinidad
Mosquera, desde enero de 1987, y que la señalaba como
«única beneficiaria de su pensión».

Destacó además que la aludida compañera estuvo


afiliada como beneficiaria del causante en salud, desde el año
2000, de acuerdo con el registro ADRES; que el 13 de febrero
de 1992, el pensionado manifestó ante notario público que
convivía hacía más de 6 años con la compañera permanente
y que no convivía con su otrora cónyuge, quien también
había iniciado otra vida marital; y, que la testigo Nohemí
Torres Sinisterra, quien manifestó que la demandante
sostuvo una convivencia hasta el fallecimiento, incurrió en
contradicciones.

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La censura manifiesta que el fallador no tuvo en cuenta


las declaraciones del causante, de las que se deducía la
convivencia hasta 1981, tampoco tomó en consideración los
registros civiles de nacimiento de los hijos concebidos en el
matrimonio, ni los documentos del expediente administrativo
en los que así mismo señalaba como beneficiarios a hijos.

La Sala advierte que la recurrente incurre en errores de


técnica en su demanda de casación, con relación a la
proposición jurídica. Al respecto, se recuerda que la casación
del trabajo contempla la transgresión de la ley sustancial del
orden nacional. Sin embargo, excepcionalmente cabe la
acusación de normas procesales como violación de medio,
frente a la cual la jurisprudencia consolidada de esta Sala
tiene establecido que se debe imputar en función de simple
vehículo que lleva a la infracción de las sustantivas que
consagren el derecho pretendido.

En el presente caso, la censura invoca la violación de


medio de los artículos 60, 61 y 145 del CPTSS, 167 y 176 del
CGP. No obstante, incurre en imprecisión al no explicar por
qué el atropello de este elenco de reglas adjetivas lleva a la
contravención de las sustantivas involucradas en la
denuncia.

Sobre esta falencia en sentencia CSJ SL4516-2020, se


refirió esta Colegiatura, así:

[…] cabe acotar que al acusarse normas instrumentales, entre


otros el artículo 57 del CPC, que fue en parte el pilar en que se
fundamentó del fallo, era necesario que el embate se enderezara

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como violación medio, puesto que estas disposiciones son el


vehículo para llegar a las de orden sustantivo que consagran en
derecho pretendido, y que necesariamente deben también
incluirse en la proposición jurídica denunciada, además de
realizar la debida argumentación tendiente a demostrar dicho
desacierto, lo cual fue omitido por el promotor.

Sin embargo, dicho error no impide estudiar de fondo el


embate, toda vez que este órgano de cierre ha instruido que
no se requiere la formulación de una proposición jurídica
completa (CSJ SL1369-2020) y la recurrente señala otras
preceptivas, por ejemplo, el 13 de la Ley 797 de 2003, que
tiene el carácter sustancial de orden nacional y regula el caso
objeto de estudio.

No obstante, no se atacan todos los pilares de la


decisión, pues el censor no eleva embestida alguna frente a
la valoración que hizo el juez de segundo grado de otras
pruebas, que sopesó en un escrutinio conjunto del material
demostrativo y que lo llevaron a la determinación que
finalmente se tomó. En ese orden, deja libre de ataque, la
demanda y el interrogatorio de parte. Así, se recuerda que
cuando el cargo se orienta por la vía de los hechos se deben
controvertir todas las pruebas en que se soporta el fallo, así
no sean calificadas, pues las acusaciones parciales no son
suficientes.

La Sala ha insistido que, en el propósito de obtener el


quebranto de la sentencia, es necesario que la censura
arremeta contra sus soportes esenciales, demostrando que
cada uno de ellos viola la ley, toda vez que, si cualquiera de
estos no se controvierte, como en el presente asunto ocurre,

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la doble presunción de acierto y legalidad de la decisión


permanecen intactas (CSJ SL2528-2021).

Con todo, debe tenerse presente que la actora aspira al


reconocimiento de una sustitución pensional, derecho este
que desarrolla el derecho fundamental a la seguridad social,
de conformidad con el artículo 48 superior (CSJ SL2188-
2021) lo que compele a la Corte flexibilizar las exigencias
formales propias del recurso extraordinario y tiene cabida el
examen de fondo, habida consideración de que lo que se
pretende es la casación de la sentencia que negó la
prestación por no encontrar probada la convivencia con el
causante.

Se precisa que si bien la senda seleccionada para


rebatir la decisión de segundo grado, fue la indirecta, se
mantienen incólumes los siguientes supuestos: i) el causante
fue pensionado por la entidad demandada a través de la
Resolución n.° 138987 del 28 de abril de 1977; ii) falleció el
12 de julio de 2017 (f.° 19 del expediente digitalizado) y
contrajo matrimonio con la peticionaria el 12 de abril de
1959, tal como se aprecia a folios 16 y 17 del expediente
digitalizado, con quien procrearon por lo menos tres hijos.

En primer lugar, el memorial radicado por el causante


el 23 de noviembre de 2011 ante la coordinación general del
grupo interno de trabajo para la gestión del pasivo social de
la empresa Puertos de Colombia (Archivo 59 del expediente
administrativo digitalizado), deja leer las siguientes
manifestaciones en ese entonces efectuadas:

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1. Que hago vida marital con mi compañera permanente,


convivo con ella bajo el mismo techo, compartiendo lecho desde
el día 31 de Enero de 1.987 hace ya 24 años y nunca nos hemos
separado.

2. Que de nuestra unión no hemos procreados hijos.

3. Que me encuentro casado con la señora EMPERATRIZ


ANGULO COBO con quien NO convivo desde hace más de 30
años. (subraya la Sala)

4. Mi compañera permanente la señora MARIA TRINIDAD


MOSQUERA RAMOS identificada con la cédula de ciudadanía
No. 29.221.336 de Buenaventura se encuentra inscrita en mi
hoja de vida desde el día 19 de Febrero de 1.992, fecha en la que
presente documentación para el trámite correspondiente al Jefe
de Registro y Control de la Empresa Puertos de Colombia, el cual
se radico con el número 33063.

5. Mi compañera permanente la señora MOSQUERA RAMOS


se encuentra inscrita como beneficiaria del Servicio Médico que
en la actualidad presta el Fondo Pasivo Social de los Ferrocarriles
Nacionales desde hace más de 16 años.

6. Mi compañera permanente la señora MARIA TRINIDAD


MOSQUERA RAMOS depende de la Pensión de Jubilación que el
suscrito devenga como Jubilado de la Empresa Puertos de
Colombia, siendo este su único sustento.

Del documento se infiere, sin asomo de duda, que José


Agripino Herrera Sinisterra, al momento de la comunicación,
es decir el 23 de noviembre de 2011, no convivía con la ahora
recurrente; que, a cambio, sostenía una relación de pareja
con María Trinidad Mosquera, en calidad de compañeros
permanentes y su voluntad era que fuera sustituida a esta
última la prestación que gozaba.

Sin embargo, con relación a esta prueba, el Tribunal


afirmó: «(…) no se podría acreditar que la accionante con el de
cujus convivieron en algún momento de su relación

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matrimonial, al menos durante 5 años, por el contrario, refuta


el dicho de la demandante».

Con esto, es patente que el colegiado, no descendió en


el análisis de la manifestación del ex pensionado en el sentido
de que: «(…) me encuentro casado con la señora EMPERATRIZ
ANGULO COBO con quien NO convivo desde hace más de 30
años». Es decir, el elemento de prueba fue cercenado al punto
que dedujo de ella solo aquello que era adverso a la parte
apelante, sin reparar en el reconocimiento de la relación
conyugal y la convivencia que había sostenido años atrás con
la peticionaria.

Adicionalmente, advierte la Sala que el juzgador no


reparó en los registros civiles de nacimiento de María,
Santiago y Julio César Herrera Angulo, hijos de la pareja,
allegados en segunda instancia, visibles de folios 140 a 145
del expediente digitalizado. Dichos documentos, pudieron ser
apreciados en uso de las facultades oficiosas que competen
a los juzgadores, máxime cuando lo que estaba en ciernes
era la definición del derecho a una pensión (CSJ SL5081-
2020).

Se considera que si bien la concepción de los hijos no


siempre es fruto de una convivencia permanente y uniforme,
la sana lógica permite inferir que la procreación de tres hijos
da cuenta de una relación estable, máxime si ese hecho se
enmarca en una relación matrimonial. De los mismos
documentos, también es dable colegir que la convivencia se
sostuvo, como mínimo, hasta el nacimiento del último de los

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hijos, esto es Julio César Herrera Angulo, el 12 de enero de


1979 (f.° 140 del expediente digitalizado).

Entonces, el equívoco del juez plural radica en el hecho


de haber valorado, tan solo parcialmente la comunicación
dirigida por el entonces pensionado a la entidad
administradora y omitir la estimación de los registros civiles
de nacimiento en uso de sus facultades oficiosas, error de
hecho derivado de prueba calificada, lo que habilita a la Sala
el estudio de la prueba no apta.

A propósito, las manifestaciones efectuadas el 13 de


febrero de 1992 ante el Notario Único de Buenaventura, por
Aquilino Anchico Caicedo, Ulpiano Riascos Angulo y el
causante (Archivo 19 en el CD del expediente administrativo;
f.° 130 a 131 del expediente digitalizado), se realizaron en el
siguiente sentido:

Tengo pleno conocimiento de que el señor JOSÉ AGRIPINO


SINESTERRA (sic) tiene como compañera permanente desde hace
mucho tiempo a la señora MARIA TRINIDAD MOSQUERA
RAMOS, con quien hace vida marital compartiendo techo y lecho.
También me consta que desde que el señor JOSÉ AGRIPINO
HERRERA SINISTERRA vive extramatrimonialmente con la
señora mencionada vive separado de hecho de su esposa (…)

En el mismo acto, el codeclarante afirmó que la


convivencia con la compañera permanente tuvo inicio «desde
hace mucho, aproximadamente seis (6) años» Es decir, sí
existió un momento a partir del cual cesó la convivencia por
tener comienzo la «vida extramatrimonial» con María Trinidad
Mosquera Ramos. En este punto, es válido recordar que, de
conformidad con la jurisprudencia de esta Corporación, la

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Radicación n.° 89145

libre formación del convencimiento en la valoración


probatoria de los jueces de instancia es inmodificable
mientras ella no los lleve a decidir contra la evidencia de los
hechos en la forma como fueron probados.

De modo tal que la apreciación de las probanzas


mencionadas fue apenas parcial, ya que el sentenciador
coligió solamente el hecho de la relación del causante con
una compañera permanente, pero omitió la convivencia
anterior con la cónyuge peticionaria. De ese modo, al tiempo
que dio por sentado que la separación se produjo a partir de
1981, debió colegir que de ese año hacia atrás la pareja
sostuvo una relación de vida en común, afín con las
obligaciones propias del vínculo matrimonial, en los términos
de los artículos 176 y siguientes del Código Civil. De igual
forma, era posible inferir, de acuerdo con las pruebas
transcritas, que la convivencia tuvo fin en una fecha cercana
al 13 de febrero de 1986, es decir 6 años antes de la
declaración extra proceso que se mencionó atrás.

Más aún, el testimonio de Nohemí Torres Sinisterra


(minuto de grabación 18:03, audiencia del 5 de junio de
2019), da cuenta de la convivencia de la solicitante con el
fallecido. Es de anotar que la declarante, contrario a lo
observado por el fallador, sí tenía suficiente cercanía con la
pareja ya que residió en la casa de ellos. También debe
precisarse que, conforme a la declaración, dicha situación
solo perduró 8 años y se mantuvo a partir de 1980. Es decir,
la deponente, pudo dar cuenta de los detalles relativos a la
vida en común de los cónyuges solo por ese periodo y,

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Radicación n.° 89145

habiendo afirmado que por todo el tiempo la pareja estuvo


unida, es posible inferir que ese vínculo se acreditó hasta el
año 1988, año que colinda con aquél en que, como ya se
anotó, tuvo inicio la convivencia con la compañera
permanente.

Colige la Sala, que José Agripino Herrera Sinisterra y


Emperatriz Angulo de Herrera, convivieron desde el mes de
abril de 1959, fecha de su matrimonio, hasta el mes de
febrero de 1988. A dicha conclusión se arriba luego del
examen conjunto de la declaración efectuada por el causante
el 23 de noviembre de 2011, de las manifestaciones extra
proceso protocolizadas el 13 de febrero de 1992, de los
registros civiles de nacimiento de los hijos de la pareja y del
testimonio referido.

De modo tal que erró el Tribunal al concluir que no se


demostró la convivencia por un periodo superior a 5 años, lo
que lleva a la casación del fallo.

Sin costas por la prosperidad del recurso


extraordinario.

IX. SENTENCIA DE INSTANCIA

El Juez Unipersonal absolvió a la accionada de las


pretensiones incoadas ya que no halló acreditada la
convivencia de la actora con el causante.

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Radicación n.° 89145

En su alzada, la peticionaria afirmó, en síntesis, que no


se tuvo en cuenta las manifestaciones por ella realizadas y
que se tomó solo en cuenta el testimonio practicado.

Sirvan las consideraciones expresadas en casación,


para afirmar que estuvo demostrado en el proceso la
convivencia de la impulsora del proceso con el de cujus que
se extendió entre el 12 de abril de 1959, fecha del matrimonio
y el 13 de febrero de 1988, es decir por un lapso de 28 años,
10 meses y 2 días.

Esta Corporación, en sentencia CSJ SL4920-2021


reiteró:

La hipótesis prevista en el inciso 3 del literal b) del artículo 13 de


la citada normativa, regula la situación del cónyuge que a pesar
de haberse separado de hecho --y su pareja conformada en una
nueva familia--, mantiene su vínculo matrimonial vigente, en
cuyo caso, ante el fallecimiento del pensionado, el disfrute del
derecho a la pensión deberá ser compartido entre el cónyuge
separado de hecho del causante y el compañero o compañera
permanente que tenga esa condición para la fecha del deceso, en
proporción al tiempo de convivencia, siempre que éste no sea
inferior a 5 años.

En torno a este punto, importa a la Corte destacar que si bien


esta Sala en la interpretación del literal a) del artículo 13 de la
Ley 797 de 2003, ha entendido que tanto la cónyuge como la
compañera permanente deben cumplir con el requisito de
convivencia hasta la muerte y por un lapso no inferior a 5 años
continuos con anterioridad al fallecimiento cuando ocurra la
muerte del pensionado, en una interpretación armónica con el
inciso 3 del literal b) ibídem, tratándose del evento del cónyuge
separado de hecho, como es aquí el caso, ha precisado que la
convivencia de los 5 años puede verificarse en cualquier tiempo.
Esto, por cuanto el legislador, cuando se refiere a la posibilidad
del cónyuge de acceder al beneficio prestacional periódico cuando
medie «separación de hecho», naturalmente presupone que no
hay vida en común de la pareja de casados al momento de la
muerte.

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Radicación n.° 89145

En efecto, según la jurisprudencia de la Sala, el cónyuge con


unión matrimonial vigente puede reclamar legítimamente la
pensión de sobrevivientes, siempre que hubiere convivido con el
pensionado causante durante un interregno no inferior a 5 años,
en cualquier tiempo. Criterio expuesto, entre muchas otras, en
sentencia SL1869-2020, en la que se rememoró la CSJ SL, 24 en.
2012, rad. 41637, que adoctrinó:

El texto del artículo 13, literal b) inciso tercero de Ley 797 de


2003, que la recurrente denuncia como interpretada
erróneamente es del siguiente tenor:

[…]

Varios supuestos normativos contienen tal preceptiva,


diferenciando la existencia de una convivencia simultánea, bajo
el supuesto de que exista, en todo caso un tercero en la disputa
pensional, sea este, compañera (o) permanente o la (el) cónyuge.

En efecto, bajo el entendimiento que le otorgó la sentencia C-


1035 de 2008, que declaró la exequibilidad condicionada de la
primera frase, si en los últimos 5 años antes del fallecimiento, la
compañera (o) la (el) cónyuge mantuvieron una comunidad de
vida, la pensión debe ser dividida entre aquellos, en proporción
al tiempo de convivencia con el causante.

Asimismo, cuando no se halla presente la pluricitada convivencia


simultánea, pero el causante mantuvo una unión conyugal,
precedida de una separación de hecho, la disposición
expresamente consagra que es viable la reclamación de una
cuota parte de la pensión por parte de la compañera (o)
permanente, siempre que hubiere convivido con el causante por
un lapso superior a 5 años, antes de su deceso, pero deja a salvo
la cuota parte restante al cónyuge con quien existía una sociedad
vigente.

Cierto es que el literal a) de la aludida disposición es inequívoco


en la exigencia de que tanto el cónyuge como la o el compañero
permanente supérstite acredite que hizo una vida marital por lo
menos 5 años continuos con anterioridad a la muerte y,
justamente, bajo esa hermenéutica, esta Sala de la Corte ha
señalado sobre la imposibilidad de acceder al reconocimiento de
esta prestación a quien no haya demostrado que, en efecto,
existió una verdadera comunidad de vida.

Tal interpretación que ha desarrollado la Sala, sin embargo, debe


ser ampliada, en tanto no es posible desconocer que el aparte
final de la norma denunciada, evidencia que el legislador respetó
el concepto de unión conyugal, y ante el supuesto de no existir
simultaneidad física, reconoce una cuota parte a la cónyuge que
convivió con el pensionado o afiliado, manteniéndose el vínculo
matrimonial, aun cuando existiera separación de hecho.

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Radicación n.° 89145

Esa medida, sin lugar a dudas, equilibra la situación que se


origina cuando una pareja que decidió formalizar su relación, y
que entregó parte de su existencia a la conformación de un
común proyecto de vida, que inclusive coadyuvó con su
compañía y su fortaleza a que el trabajador construyera la
pensión, se ve desprovista del sostén que aquel le proporcionaba;
esa situación es más palmaria cuando es la mujer quien queda
sin ese apoyo, en tanto su incorporación al mercado laboral ha
sido tardía, relegada históricamente al trabajo no remunerado o
a labores periféricas que no han estado cubiertas por los
sistemas de seguridad social.

No se trata entonces de regresar a la anterior concepción


normativa, relacionada con la culpabilidad de quien abandona al
cónyuge, sino, por el contrario, darle un espacio al verdadero
contenido de la seguridad social, que tiene como piedra angular
la solidaridad, que debe predicarse, a no dudarlo, de quien
acompañó al pensionado u afiliado, y quien, por demás hasta el
momento de su muerte le brindó asistencia económica o mantuvo
el vínculo matrimonial, pese a estar separados de hecho, siempre
y cuando aquel haya perdurado los 5 años a los que alude la
normativa, sin que ello implique que deban satisfacerse previos
al fallecimiento, sino en cualquier época. (Subraya la Sala).

En tal sentido, el cónyuge con vínculo marital vigente, aun


separado de hecho, puede reclamar válidamente una pensión de
sobrevivientes siempre que haya convivido con el pensionado
fallecido por lo menos 5 años en cualquier época, pues de esta
manera se protege a quien desde el matrimonio aportó a la
construcción del beneficio pensional del causante, en virtud del
principio de solidaridad que rige el derecho a la seguridad social
(Subraya la Sala).

De acuerdo con la jurisprudencia en cita, los cónyuges,


con matrimonio vigente, en virtud de las particularidades
propias de ese vínculo, preservan un derecho de orden
pensional, fundamentado en el principio de solidaridad.
Esto, en la medida que el tiempo de permanencia juntos,
contribuyó a conformar el derecho a la pensión. Ahora bien,
de acuerdo con esta misma Corporación, con esta tesis no se
establece una discriminación injustificada en perjuicio de las
personas ligadas por uniones maritales de hecho, ya que lo

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que se regula es una circunstancia particular en la que,


existiendo separación, se mantuvo vigente el vínculo
matrimonial (CSJ SL 1399 de 2018). Las decisiones citadas,
son enfáticas en afirmar que, en todo caso, se exige la
demostración de cinco años de convivencia como mínimo,
con la salvedad que pueden verificarse en cualquier época.

Así las cosas, acreditada la convivencia como ya se dijo,


la demandante tiene derecho a reclamar la sustitución de la
pensión de jubilación que venía devengando su cónyuge José
Agripino Herrera Sinisterra, a partir de 12 de julio de 2017,
fecha del deceso. Se precisa aquí, que no existiendo
compañera permanente, ya que de conformidad con los
antecedentes, falleció de manera previa al causante, el
beneficio debe ser concedido en un 100% del monto la
prestación.

Ahora, a efectos de establecer el valor adeudado por


concepto de retroactivo pensional, debe indicarse que no se
cuenta con el valor mensual devengado por el óbito como
mesada en la última fecha. Aun así, la Sala procede a
establecer dicha cuantía con base en la información que
reposa a folio 24 del expediente digitalizado, según la cual el
monto de la pensión en 2007 fue de $1’888.324,92. Esto,
teniendo presente que es posible arribar a la suma
devengada en 2017, con una simple operación aritmética
consistente en aplicar los incrementos que, año a año se
disponen por el gobierno nacional, en aplicación del artículo
14 de la Ley 100 de 1993 a sabiendas de que estos
incrementos, se basan en el IPC acumulado año a año, por

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Radicación n.° 89145

lo tanto, son indicadores económicos y no requieren prueba


(artículos 167 y 180 CGP).

De esa manera se determina una pensión mensual de


jubilación, devengada por el causante hasta el 17 de julio de
2017, por valor mensual de $2.866.938,24. Como quiera que
la prestación a favor de la excónyuge se causa a partir del día
siguiente, se obtiene un retroactivo que, calculado hasta el
30 de abril de 2022, asciende a $195.375.695,43, de la
siguiente forma:

INCREMENTOS No de VALORES POR


AÑO MESADA/AÑO
LEGALES MESADAS AÑO
2017 $2.866.938,24 5,75 6,65 $ 19.065.139,32
2018 $2.984.196,02 4,09 13 $ 38.794.548,23
2019 $3.079.093,45 3,18 13 $ 40.028.214,87
2020 $3.196.099,00 3,80 13 $ 41.549.287,03
2021 $3.247.556,20 1,61 13 $ 42.218.230,55
2022 $3.430.068,85 5,62 4 $ 13.720.275,42
Retroactivo entre 12 de julio de 2017 - 31 de mayo de 2022: $ 195.375.695,43

Por su parte, en relación con los intereses moratorios,


esta Corporación ha sostenido que proceden una vez se
detecta la tardanza de la administradora en el
reconocimiento de la prestación debida, tras la petición del
beneficiario de esta. En providencia CSJ SL 1354-2019 se
indicó:

[…] esta Corporación ha adoctrinado de manera reiterada y


pacífica que la condena por intereses moratorios establecidos en
el artículo 141 de la Ley 100 de 1993 opera de manera

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automática cuando, a partir del momento de la solicitud, la


prestación no se otorga dentro de los plazos establecidos en las
disposiciones legales (CSJ SL400-2013).

La misma jurisprudencia señala las excepciones en las


cuales es posible exonerarse de su pago que, en resumen,
guardan relación con la disputa por el derecho en sede
administrativa y el reconocimiento fundado en cambio
jurisprudencial sin que las situaciones puestas de presente
en el recurso guarden correspondencia alguna con dichos
criterios. Como arriba se aclaró, no pudo existir disputa en
torno al beneficio pensional, ya que la defunción de la
compañera permanente se registró en momento anterior a la
del ex pensionado, de manera que procede el pago de los
mencionados réditos al tenor de lo previsto en el artículo 141
de la Ley 100 de 1993. Ahora, de acuerdo con el criterio
unificado de esta Corporación los intereses moratorios corren
desde el momento en que la entidad debió dar respuesta a la
solicitud pensional. No obstante, al no disponerse de la fecha
en que fue presentada la respectiva petición, se tomarán a
partir del pronunciamiento negativo de la entidad suscitado
a través del Acto n.° 45346 del 30 de noviembre de 2017.

Lo dispuesto acerca de los intereses moratorios inhibe


a la Sala de proferir condena con relación a la indexación
solicitada, ya que estos réditos compensan la pérdida de
poder adquisitivo de la moneda.

Tampoco hay lugar al reconocimiento a favor de la


accionante de los «gastos funerarios», en la medida que no se
acredita en el expediente que hayan corrido por su cuenta.

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Lo expresado hasta aquí es suficiente para negar


asiento a las excepciones formuladas. La de prescripción
tampoco se verifica en la medida que la demanda fue
presentada el 12 de julio de 2018, es decir, sin que
transcurriera el plazo de que trata el artículo 151 del CPTSS,
desde del momento de la muerte, ocurrida el 12 de julio de
2017.

Corolario, procede revocar la decisión del Juzgado


Tercero Laboral del Circuito de Buenaventura, proferida el 5
de junio de 2019 y, en su lugar, condenar a la Unidad
Administrativa Especial de Gestión Pensional y
Contribuciones Parafiscales de la Protección Social –UGPP al
reconocimiento y pago de la sustitución de la pensión de
jubilación otorgada a José Agripino Herrera Sinisterra a
través de la Resolución n.° 138987 del 28 de abril de 1977, a
partir del 12 de julio de 2017, en un 100 % del monto
devengado hasta esa fecha por el causante con sus
incrementos legales, de conformidad con la Ley. Las mesadas
desde esta última fecha, hasta el 30 de abril de 2022 totalizan
un retroactivo del orden de $195.375.695,43, sin perjuicio de
las que se sigan generando hasta el momento del pago. Se
condenará así mismo a la demandada al pago de los intereses
moratorios de que trata el artículo 141 de la Ley 100 de 1993,
sobre las mesadas adeudadas, a partir del 30 de noviembre
de 2017 y se absolverá de las restantes peticiones incoadas.

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Costas en las instancias a cargo de la accionada, las


cuales se tasarán por el juez unipersonal en los términos del
artículo 366 del CGP.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia
dictada el trece (13) de agosto dos mil veinte (2020), por la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Buga, dentro del proceso ordinario laboral seguido por
EMPERATRIZ ANGULO DE HERRERA contra la UNIDAD
ADMINISTRATIVA ESPECIAL DE GESTIÓN PENSIONAL Y
CONTRIBUCIONES PARAFISCALES DE LA PROTECCIÓN
SOCIAL- UGPP.

En sede de instancia

RESUELVE:

PRIMERO: CONDENAR a la Unidad Administrativa


Especial de Gestión Pensional y Contribuciones Parafiscales
de la Protección Social –UGPP al reconocimiento y pago de la
sustitución de la pensión de jubilación otorgada a José
Agripino Herrera Sinisterra a través de la Resolución n.°
138987 del 28 de abril de 1977, a partir del 12 de julio de
2017, en un 100 % del monto devengado hasta esa fecha por
el causante con sus incrementos legales, de conformidad con
la Ley.

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Las mesadas desde esta última fecha, hasta el 30 de


abril de 2022 totalizan un retroactivo del orden de
$195.375.695,43 de conformidad con lo considerado.

SEGUNDO: CONDENAR a la demandada al pago de los


intereses moratorios de que trata el artículo 141 de la Ley
100 de 1993, sobre las mesadas adeudadas, a partir del 30
de noviembre de 2017, desde la causación de cada mesada y
hasta la fecha de su pago.

TERCERO: DECLARAR no probadas las excepciones


propuestas.

CUARTO: ABSOLVER a la accionada de las restantes


pretensiones.

Costas en las instancias como se dijo en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

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