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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL
TRIBUNAL SUPERIOR DE MEDELLÍN
SALA CUARTA DE DECISIÓN LABORAL
Medellín, seis (6) de abril de dos mil veintidós (2022)

Cumplido el traslado de que trata el artículo 15 del Decreto 806 de 2020, se


procede a dictar la sentencia que corresponde en este proceso ordinario de
doble instancia instaurado por PAOLA ANDREA LÓPEZ CAÑAS contra la
SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE FONDOS DE PENSIONES Y
CESANTÍAS PORVENIR S.A. (Radicado 05001-31-05-010-2018-00170-01).
Se integraron en calidad de intervinientes ad excludendum a la señora
YOLIMA CARRASQUILLA CÁRDENAS y al joven JULIÁN ANDRÉS
ESPINOZA LÓPEZ

ANTECEDENTES

Pretende la demandante se condene a Porvenir S.A., a reconocerle y pagarle


la pensión de sobrevivientes causada por el fallecimiento del señor Gilberto
Espinoza Muñoz, quien murió el 24 de octubre de 2017; los reajustes e
incrementos pensionales; las mesadas adicionales; los intereses moratorios
del artículo 141 de la Ley 100 de 1993 y costas del proceso (fls. 1/2).

Como sustento de sus pretensiones, en síntesis, señala lo siguiente: el señor


Gilberto Espinoza Muñoz falleció el 24 de octubre de 2017 a causa de un
accidente de tránsito, quien para dicha fecha trabajaba para la empresa
Inversiones Asociados 1A S.A., donde ejercía el cargo de mensajero; al fallecer
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deja a su cónyuge y su único hijo reconocido Julián Andrés Espinoza López,


quien para la época del fallecimiento de su padre ya era mayor de edad y no
se encuentra laborando ni estudiando por lo que ambos no dependían del
causante; el señor Espinoza Muñoz cumplía con los requisitos establecidos en
la Ley 100 de 1993 para el reconocimiento de la pensión de sobrevivientes, la
misma que fue reclamada ante la entidad el 27 de diciembre de 2017, y que
fue negada con el argumento que se había presentado la señora Yolima
Carrasquilla Cárdenas a reclamar igual derecho; convivió de manera estable,
continua bajo el mismo techo y lecho por más de 20 años; al momento del retiro
de la liquidación del señor Gilberto Espinoza Muñoz por parte de su hijo Julián
Andrés, se enteran de que la señora Yolima Carrasquilla Cárdenas ha
reclamado el 50% de dicha liquidación presentando un extra juicio que la
acredita como compañera del afiliado; figura junto con su hijo como
beneficiarios ante la EPS SALUD TOTAL, así mismo, en historias clínicas ella
es quien aparece como responsable del señor Gilberto; hasta la fecha de la
presentación de la demanda solo se conoce que la señora Carrasquilla
Cárdenas fue la reclamante del 50% de la liquidación del fallecido y de ella no
se tiene más información (fls. 2/3).

Porvenir S.A. dio respuesta oportuna al libelo, oponiéndose a la prosperidad


de las pretensiones. Frente a los hechos dijo que eran ciertos los de la fecha
de la muerte de su afiliado; que este dejó causado el derecho a la pensión de
sobrevivientes a sus eventuales beneficiarios; la reclamación presentada por
la actora y la respuesta concedida; la reclamación de la liquidación del fallecido
por parte de su hijo y de la señora Yolima Carrasquilla Cárdenas. Sobre los
demás dijo que no le constaban. Propuso como excepciones las que denominó
falta de integración de la Litis por activa, buena fe y prescripción (fls. 36/56).

Mediante memorial presentado al Juzgado Décimo Laboral del Circuito de


Medellín, en el cual se estaba adelantando este proceso, el joven Julián Andrés
Espinoza López renunció a intervenir en el presente litigio, con el argumento
que se encontraba trabajando y no reunía los requisitos para ser beneficiario
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de la pensión de sobrevivientes que había dejado causada su padre, a más de


que se encontraba residiendo en los Estados Unidos de América (fls 82/84).

Por otro lado, el mismo juzgado, mediante auto del 23 de octubre de 2018, al
considerar que la señora Yolima Carrasquilla Cárdenas no había comparecido
al despacho para efectos de notificarse y se agotaron todos los trámites
respectivos con el fin de darle a conocer la existencia del proceso y ante las
manifestaciones de joven Espinoza López, procedió a señalar fecha para
celebrar las audiencias de que trata el Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social (fl. 85).

El Juzgado Décimo Laboral del Circuito de Medellín, mediante sentencia del


10 de junio de 2020, ABSOLVIÓ a la SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE
FONDOS DE PENSIONES Y CESANTÍAS PORVENIR S.A., de todas las
pretensiones formuladas en su contra por la señora PAOLA ANDREA LÓPEZ
CAÑAS. No impuso costas en la instancia.

Inconformes con la decisión, interpusieron el recurso de apelación las


apoderadas de ambas partes a quienes les fue concedido. Inicialmente la
apoderada de Porvenir S.A. manifiesta su disenso frente a la no imposición de
costas a la parte demandante, con el argumento que la ley establece un criterio
objetivo el cual es quien pierda el proceso está obligado al pago de las mismas,
y como se vio, la parte actora resultó vencida, sin que sean de recibo los
argumentos del juez de instancia para su absolución por cuanto la parte actora
nunca hizo solicitud de amparo de pobreza.

Por su parte, la parte actora indica que en el plenario quedó demostrada la


convivencia de la accionante con el causante fallecido por más de 20 años.
Refiere que la jurisprudencia de la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia ha señalado que el derecho a la pensión de
sobrevivientes no se pierde por la circunstancia de no estar conviviendo bajo
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el mismo techo al momento de la muerte del causante, siempre y cuando exista


una justificación para ello. En el presente caso si bien el compañero de la
accionante se ausentó en algunas oportunidades a otras ciudades, tales
eventos ocurrieron por asuntos laborales, sin que por ello haya desaparecido
la comunidad de vida, y en el caso de la demandante y de su hijo, los viajes a
Estados Unidos tuvieron que ver con la atención a su madre por
inconvenientes de salud, continuando en contacto permanente sin que
hubieran tenido la intención de terminar la relación marital que los unía.
Manifiesta que su regreso al país luego de permanecer 6 meses en los Estados
Unidos, se debió al vencimiento del plazo que le fue concedido y no perder la
visa, pero la salud de la madre seguía siendo delicado por lo que requería estar
viajando nuevamente a ese país, razón por la cual al momento del fallecimiento
del señor Gilberto, ella se encontraba allá pero inmediatamente se enteró de
la muerte de su compañero viajó a Colombia con el fin de asistir a sus honras
fúnebres.

En el término pertinente, las partes presentaron sus alegaciones de segunda


instancia, con argumentos semejantes a los expuestos en las etapas
procesales transcurridas en primer grado.

CONSIDERACIONES

Ciertamente al interior del proceso no se discute la muerte del señor Gilberto


Espinoza Muñoz el 24 de octubre de 2017 (fl. 12), su condición de afiliado de
la entidad demandada para tal data, la existencia del joven Julián Andrés
Espinoza López como hijo de la relación entre el causante y la señora Paola
Andrea López Cañas (fl. 16). Tampoco se discute que si bien el señor Espinoza
Muñoz dejó acreditados los requisitos para que sus beneficiarios accedieran a
la pensión de sobrevivientes, ésta le fue negada por la entidad al existir
controversia con la señora Yolima Carrasquilla Cárdenas, ambas en calidad
de compañeras permanentes (fl. 13).
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Así las cosas, se circunscribe el problema jurídico a determinar si a la


reclamante, señora Paola Andrea López Cañas, le asiste el derecho a la
pensión de sobrevivientes que depreca.

Ahora bien, por la fecha de la muerte del causante se tiene que la normatividad
a aplicar es la inserta en la Ley 100 de 1993, modificada por la Ley 797 de
2003. Sobre esta materia debe recordarse, siguiendo para el efecto claras
directrices establecidas por la Jurisprudencia de la Sala de Casación Laboral
de la Honorable Corte Suprema de Justicia, que las regulaciones aplicables
son las vigentes al momento de la muerte del causante: “La Corte ha señalado
de antaño, que es la fecha del fallecimiento del causante la que determina la
normatividad aplicable para efectos del reconocimiento de la prestación de
sobrevivencia” (SL 343-2018).

Para el caso de autos, resulta ser el artículo 47 de la Ley 100 de 1993,


modificado por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, que a la letra dice:

“Beneficiarios de la pensión de sobrevivientes. Son beneficiarios de


la pensión de sobrevivientes:

a) En forma vitalicia, el cónyuge o la compañera o compañero


permanente o supérstite, siempre y cuando dicho beneficiario, a la
fecha del fallecimiento del causante, tenga 30 o más años de edad.
En caso de que la pensión de sobrevivencia se cause por muerte
del pensionado, el cónyuge o la compañera o compañero
permanente supérstite, deberá acreditar que estuvo haciendo vida
marital con el causante hasta su muerte y haya convivido con el
fallecido no menos de cinco (5) años continuos con anterioridad a
su muerte;

b) (...)

En caso de convivencia simultánea en los últimos cinco años, antes


del fallecimiento del causante entre un cónyuge y una compañera o
compañero permanente, la beneficiaria o el beneficiario de la
pensión de sobreviviente será la esposa o el esposo. Si no existe
convivencia simultánea y se mantiene vigente la unión conyugal
pero hay una separación de hecho, la compañera o compañero
permanente podrá reclamar una cuota parte de lo correspondiente
al literal a) en un porcentaje proporcional al tiempo convivido con el
causante siempre y cuando haya sido superior a los últimos cinco
años antes del fallecimiento del causante. La otra cuota parte le
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corresponderá a la cónyuge con la cual existe la sociedad conyugal


vigente;

(…)”

El fallador de primer grado para negar las súplicas de la demanda asentó que
para que un beneficiario acceda al derecho a la pensión de sobrevivientes,
debe demostrar que mantuvo la unión familiar con el causante, es decir, la
ayuda mutua y el acompañamiento, elementos estos que no fueron
demostrados con las probanzas arrimadas al plenario.

Ahora bien, con el ánimo de resolver el asunto puesto a consideración de esta


Sala de Decisión Laboral, debe indicarse que uno de los requisitos esenciales
para ser titular de una pensión de sobrevivientes con ocasión de la muerte de
un pensionado o un afiliado, es el de la convivencia durante un determinado
período de tiempo, entendiendo por ésta “... aquella «comunidad de vida,
forjada en el crisol del amor responsable, la ayuda mutua, el afecto entrañable,
el apoyo económico, la asistencia solidaria y el acompañamiento espiritual,
que refleje el propósito de realizar un proyecto de vida de pareja responsable
y estable, a la par de una convivencia real efectiva y afectiva- durante los años
anteriores al fallecimiento del afiliado o del pensionado» (CSJ SL, 2 mar. 1999,
rad. 11245 y CSJ SL, 14 jun. 2011, rad. 31605). En iguales términos, lo
manifestado por la Alta Corporación en sentencia con radicado 68121 de 2019.

No puede perderse de vista que la convivencia efectiva que debe ser


demostrada por quien pretenda ser beneficiario de una pensión de
sobrevivientes es por un espacio no inferior a 5 años, independiente de si el
causante era un pensionado o un afiliado, conforme a lo señalado por la Corte
Constitucional en la sentencia SU 149 de 2021, quien se opuso a la postura
que sobre el asunto había adoctrinado la Sala de Casación Laboral que
determinó que dicho lapso de tiempo solo era exigible en caso de muerte de
un pensionado más no de un afiliado (SL1730-2020, SL3843-2020).

Adiciónese a lo anteriormente referido, que la demostración de los 5 años de


convivencia con el causante debe ser para la compañera o compañero
permanente anteriores al fallecimiento de éste (a), lapso de tiempo que para la
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cónyuge supérstite puede ser demostrado en cualquier momento. Como


sustento de lo dicho, téngase en cuenta lo indicado por el máximo tribunal de
la justicia ordinaria laboral en la sentencia con radicado SL3025-2021, que
memoró la SL868-2018, en la que se dijo:

“Referente al tema de la convivencia para efectos de la pensión de


sobrevivientes, se ha de señalar que para aquellos eventos en que
derecho debe dirimirse a la luz de lo previsto en el artículo 13 de la
Ley 797 de 2003, como es aquí el caso por haber ocurrido el
fallecimiento en vigencia de dicha normatividad, la jurisprudencia
de la Sala ha precisado que tanto el cónyuge como el compañero
(a) permanente están compelidos a demostrar el cumplimento del
requisito, independientemente de que se trate de la muerte de un
afiliado o de un pensionado. La vida en común debe existir al
momento de la muerte y en el término no menor a cinco años
continuos con anterioridad a ésta, con la excepción admitida para
el cónyuge separado de hecho pero con vínculo matrimonial
vigente, en cuyo caso el lapso de los cinco años de convivencia,
puede ser en cualquier tiempo. (Ver sentencias CSJ SL, 20 may.
2008, rad. 32393; 20 nov. 2011, rad. 40055; 24 ene. 2012, rad.
41637 y 13 mar. 2012, rad. 45038).

Como en el sub lite quien reclama la prestación periódica por


muerte es la compañera permanente, de conformidad con esos
criterios, tenía el deber jurídico de probar la exigencia legal de vida
en común al momento del fallecimiento del causante y «no menos
de cinco (5) años continuos con anterioridad a su muerte».
(Subraya la Sala).

Por tanto, analizado el material probatorio existente al interior del plenario, a


esta Corporación no le queda duda que entre la pareja Espinoza - López,
contrario a lo señalado por el juez de instancia, SI se presentó una convivencia
verdadera, real y efectiva durante los últimos 5 años anteriores al fallecimiento
del señor Gilberto Espinoza Muñoz.

Y es que se dice lo anterior por cuanto analizadas las probanzas obrantes al


interior del plenario, no queda duda que la señora Paola Andrea López era la
compañera permanente del señor Gilberto Espinoza Muñoz, pues al respecto,
téngase en cuenta la declaración extra juicio obrante a folio 17 del expediente
rendida por el señor Carlos Mario Espinoza Muñoz, hermano del causante, y
la señora María del Socorro Muñoz Velásquez, quienes señalaron que
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conocieron en vida al señor Gilberto Espinoza Muñoz, quien convivía con la


señora Paola Andrea López Cañas por veinte años, y que de dicha unión
tuvieron un hijo de nombre Julián Andrés Espinosa López, que para la fecha
de la declaración ya era mayor de edad. Así mismo, aparece certificación de la
EPS SALUD TOTAL, fecha el 11 de septiembre de 2017, en la que indican la
relación de usuarios inscritos donde aparece el señor Gilberto Espinoza Muñoz
en calidad de cotizante, y la señora Paola Andrea López Cañas afiliada desde
el 29 de julio de 2016, en calidad de cónyuge y con estado de afiliación vigente
(fl. 19). Igualmente se registra una historia clínica del causante con fecha de
consulta del 17 de julio de 2017, y en la que relacionan como datos del
“Responsable del Usuario” a la señora “PAULA ANDREA LOPEZ” con
parentesco “Compañero (a)” (fl. 20). Documentalmente aparece también otra
declaración extra juicio rendida por la pareja Espinoza López ante el Notario
Primero de Bello, con fecha del 16 de enero de 2008, en la que refieren que
“…DESDE HACE 11 AÑOS CONVIVIMOS EN UNION LIBRE Y BAJO EL
MISMO TECHO, DE ESTA UNION TENEMOS UN HIJO, JULIAN ANDRES
ESPINOZA LOPEZ, MI COMPAÑERA ES AMA DE CASA, POR LO TANTO NI
ELLA NI EL NIÑO RECIBEN RENTAS NI SALARIOS NI PENSION DE
NINGUNA INDOLE, SOLO YO LOS ASISTO EN FORMA ECONOMICA, NO
ESTAN AFILIADOS A NINGUN TIPO DE SEGURIDAD SOCIAL, Y A
NINGUNA CAJA DE COMPENSACIÓN FAMILIAR, SE EXPIDE ESTA
DECLARACION PARA AFILIARLOS COMO MIS BENEFICIARIOS, ES
TODO, NO TENGO MAS QUE DECIR” (fl. 21).

Al proceso fueron allegados los testimonios de Carlos Mario Espinoza Muñoz,


hermano del causante y quien con sus dichos ratifica lo declarado ante notario,
y la señora Shirley Tatiana Mazo Vásquez, quienes al unísono señalaron que
conocían a la pareja Espinoza López desde hacía más de 20 años, de un lado
por el parentesco, y del otro por ser compañera de estudio de la accionante, a
más de que les consta la convivencia de manera permanente de ellos, sin
desconocer que la señora Paola en los últimos años se ausentaba de su hogar
por períodos con el fin de atender a su madre quien residía en los Estados
Unidos de América, sin que por tal circunstancia hubieran dejado de mantener
contacto vía telefónica o por video llamadas.
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Para esta Sala resultan claros los dichos del señor Carlos Mario, de un lado,
por ser hermano del causante, y que si bien fue tachado por la parte accionada,
los testificado por él va en sincronía con las demás probanzas y, del otro, vivía
en el segundo piso del hogar conformado por la pareja Espinoza - López,
siendo un testigo directo de las circunstancias de tiempo modo y lugar en que
se desarrolló la relación.

No desconoce esta Corporación la incongruencia presentada en su


declaración cuando señala que al momento de la muerte de su hermano la
señora Paola se encontraba en el municipio de Bello, contrario a lo referido por
la misma accionante y la otra testigo, pero que por sí solo tal señalamiento no
le resta validez a todo lo referido en su testimonio.

La señora Shirley Tatiana Mazo Vásquez hace una aseveración en su


testimonio que puede generar alguna duda frente a la convivencia de su amiga
Paola con el señor Gilberto, cuando refiere que se presentaron rumores de una
posible relación del señor Gilberto con otra persona, pero que el mismo le negó
cuando le preguntó tal hecho en una fiesta en la que se encontraron, pero aun
así, tal circunstancia, en el evento de haberse presentado, tampoco le resta
mérito a la convivencia con la demandante, por cuanto para la demostración
de tal requisito se deben evaluar en contexto las circunstancias de tiempo
modo y lugar en la cual esta se desarrolló, encontrándonos en este proceso
con el hecho de los viajes de la señora Paola Andrea a los Estados Unidos por
motivos de acompañamiento por quebrantos de salud de su madre, sin que por
ello pierda la condición de beneficiaria de la pensión de sobrevivientes que
reclama.

Sobre este asunto, téngase en cuenta lo señalado por la Sala de Casación


Laboral en sentencia con Radicado SL1399-2018 donde se dijo:

“En fallo SL3202-2015 esta Sala de la Corte adoctrinó que en la


familia, como componente fundamental de la sociedad, pueden
presentarse circunstancias o vicisitudes que de ningún modo
pueden tener consecuencias en el mundo de lo jurídico, como
cuando desacuerdos propios de la pareja conllevan a que
transitoriamente no compartan el mismo techo, pero se mantengan,
de manera patente, otros aspectos que indiquen que,
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inequívocamente no les interesa acabar con la relación, es decir,


que el vínculo permanece. En similar sentido, la jurisprudencia
laboral ha sostenido que la convivencia debe ser evaluada de
acuerdo con las peculiaridades de cada caso, dado que pueden
existir eventos en los que los cónyuges o compañeros no cohabiten
bajo el mismo techo, en razón de circunstancias especiales de
salud, trabajo, fuerza mayor o similares, lo cual no conduce de
manera inexorable a que desaparezca la comunidad de vida de la
pareja si notoriamente subsisten los lazos afectivos, sentimentales
y de apoyo, solidaridad, acompañamiento espiritual y ayuda mutua,
rasgos Radicación n.° 45779 20 esenciales y distintivos de la
convivencia entre una pareja y que supera su concepción
meramente física y carnal de compartir el mismo domicilio.

En efecto, en sentencia SL14237-2015, reiterada en SL6519-2017,


la Corte reivindicó este criterio en los siguientes términos:

“Y es que, ciertamente, en sentencia CSJ SL, 10 may. 2007, rad.


30141, la Corte Suprema trajo a colación varios apartes
jurisprudenciales de la noción de convivencia, recalcando que no
es el simple hecho de la residencia en una misma casa lo que la
configura, sino otras circunstancias que tienen que ver con la
continuidad consciente del vínculo, el apoyo moral, material y
efectivo y en general el acompañamiento espiritual permanente que
den la plena sensación de que no ha sido la intención de los
esposos finalizar por completo su unión matrimonial, sino que por
situaciones ajenas a su voluntad que en muchos casos por
solidaridad, familiaridad, hermandad y diferentes circunstancias de
la vida, muy lejos de pretender una separación o ruptura de la
pacífica cohabitación, hacen que, la unión física no pueda
mantenerse dentro de un mismo lugar.

Igualmente, la Corte, en sentencia CSJ SL, 5 abr. 2005, rad. 22560,


señaló que debía entenderse por cónyuges, «a quienes mantengan
vivo y actuante su vínculo mediante el auxilio mutuo, entendido
como acompañamiento espiritual permanente, apoyo económico y
vida en común, entendida ésta, aún en estados de separación
impuesta por la fuerza de las circunstancias, como podrían ser las
exigencias laborales o imperativos legales o económicos, lo que
implica necesariamente una vocación de convivencia».

Y en sentencia del 15 de junio de 2006, radicación 27665, reiteró la


anterior orientación, estimando que era razonable «que en
circunstancias especiales, como podrían ser motivos de salud, de
trabajo, de fuerza mayor, etc., los cónyuges o compañeros no
puedan estar permanentemente juntos, bajo el mismo techo; sin
que por ello pueda afirmarse que desaparece la comunidad de vida
o vocación de convivencia entre ambos, máxime cuando, en el caso
que nos ocupa, quedó demostrado que la demandante pasaba la
noche cuidando la casa de una de sus hijas, pero en el día
permanecía con su compañero».
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Se trae a colación lo anterior, para precisar y reiterar que la


convivencia entre esposos o compañeros permanentes puede
verse afectada en la unión física, es decir, por no convivir bajo un
mismo techo, por circunstancias que la justifiquen pero que no
Radicación n.° 45779 21 den a entender que el vínculo matrimonial
o de hecho ha finalizado definitivamente.”

En cuanto al formulario obrante a folio 57 del expediente, consistente en la


“SOLICITUD DE VINCULACION O TRASLADO AL FONDO DE PENSIONES
OBLIGATORIAS Y AL FONDO DE CESANTÍAS”, en la que el señor Gilberto
Espinoza Muñoz señala como dirección de residencia la “Carrera 100 # 32-45”,
debe indicarse que ningún efecto ejerce sobre las demás probanzas obrantes
en el plenario, por cuanto su diligenciamiento data del 15 de agosto del año
2003, y el fallecimiento de este afiliado ocurrió el 24 de octubre de 2017, esto
es, 14 años después del diligenciamiento de tal formulario, y lo que aquí se
analiza es la convivencia de quien reclama la pensión de sobrevivientes como
beneficiario es durante los últimos 5 años anteriores a la muerte del causante
en el caso de la compañera permanente, como es en el sub lite.

En los anteriores términos, y con base en lo que hasta aquí se ha dicho, se


considera que a la señora Paola Andrea López Cañas le asiste el derecho a la
pensión de sobrevivientes que depreca causada por la muerte de su
compañero permanente señor Gilberto Espinoza Muñoz, por cumplir con el
requisito de la convivencia de los 5 años anteriores al fallecimiento del afiliado,
en cumplimiento de lo dispuesto por el artículo 47 de la Ley 100 de 1993,
modificado por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, a partir de la fecha de su
fallecimiento, que lo fue el 24 de octubre de 2017, por cuanto no operó el
fenómeno de la prescripción contenidos en los artículos 488 del C.S. del T., y
151 del C.P del T. y de la S.S., pues la solicitud ante la entidad accionada fue
presentada el 27 de diciembre de 2017, la cual fue atendida mediante
comunicación del 7 de febrero de 2018, la demanda fue presentada el 22 de
marzo de 2018 (fl. 5), y notificada a Porvenir el 17 de agosto del mismo año (fl.
32).
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Frente a algún derecho que le haya podido asistir a la señora Yolima


Carrasquilla Cárdenas, poco hay por decir por parte de esta Sala de Decisión
Laboral, por cuanto al no hacerse presente a las diligencias, resulta
evidentemente imposible realizar algún tipo de análisis, pues el elemento
principal para demostrar la calidad de beneficiaria como compañera
permanente de una pensión de sobrevivientes, es la convivencia con el
causante durante un periodo de tiempo determinado, sin que en el plenario
aparezca alguna probanza que dé cuenta de ello.

Igual suerte corre el derecho a la pensión de sobrevivientes por parte del joven
Julián Andrés Espinoza López, pues del registro civil de nacimiento se
evidencia que nació el 20 de febrero de 1997 (fl. 16), lo que implica que para
el momento del fallecimiento de su padre el 24 de octubre de 2017 (fl. 12), ya
contaba con más de 20 años de edad, por lo que conforme con lo dispuesto
por el literal c) del artículo 13 de la Ley 797 de 2003, que modificó el artículo
47 de la Ley 100 de 1993, a este le resultaba obligatorio demostrar estar
incapacitado para trabajar en razón de sus estudios y si dependían
económicamente del causante al momento de su muerte “siempre y cuando
acrediten debidamente su condición de estudiantes”, acreditación que por
obvias razones no fueron demostradas en el plenario al haber enviado un
memorial al despacho renunciando a todo derecho.

Ahora bien, encuentra esta Sala de Decisión Laboral que no resulta viable
determinar el valor de la mesada pensional que le correspondería a la
demandante, por cuanto no es posible calcular el valor del ingreso base de
liquidación con el material obrante al interior del plenario, dado que para el de
marras se aplican los artículos 48 y 21 de la Ley 100 de 1993, que en el extremo
de los casos se requiere un total de 3600 días cotizados, y siendo que aparece
un traslado de régimen y la historia laboral obrante entre folios 61 a 65 solo
detalla casi 2800 días, se hace imposible, se repite, su cuantificación.
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No se quiere pasar por alto que en muchos eventos el causante no alcanzó a


cotizar siquiera los 3600 días de que trata el artículo 21 de la Ley 100 de 1993,
pero en asuntos como el aquí debatido, donde aparece registrado un traslado
de régimen (fl. 58), sin que se conozcan las cotizaciones realizadas al régimen
anterior, resulta a todas luces improcedente liquidar el valor de la mesada
pensional bajo tales presupuestos.

Por lo anterior, se ordenará que sea la entidad accionada quien determine el


valor de la mesada pensional, la que se reconocerá a partir del 24 de octubre
de 2017, en cuantía del 100% a la señora PAOLA ANDREA LOPEZ CAÑAS,
en proporción a 13 mesadas pensionales al año y con los reajustes de ley, sin
que en ningún momento su monto sea inferior al salario mínimo legal mensual
más alto vigente.

En cuanto a los intereses moratorios, es postura reiterada y pacífica tanto de


la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia como por esta
Corporación en cuanto a que los mismos no aplican cuando la entidad actuó
en aplicación de la Ley y, en el presente caso, Porvenir ante la presentación
de la solicitud por parte de dos presuntas beneficiarias de la pensión de
sobrevivientes que dejó causada el señor Gilberto Espinoza Muñoz, no le
resultaba dable dirimir tal conflicto.

No obstante, y siendo que en economías inflacionarias como la nuestra donde


el solo paso del tiempo genera una pérdida del valor adquisitivo del dinero,
habrá lugar a reconocer la indexación sobre el valor de cada mesada
pensional, la cual se deberá liquidar por la entidad teniendo en cuenta la
causación de cada una de ellas y la fecha efectiva del pago.

De esta manera quedan resueltas las excepciones propuestas por la entidad


accionada y por obvias razones el recurso interpuesto por la sociedad
demandada.
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Sin más consideraciones, habrá lugar a revocar la sentencia venida en


apelación, dando cuenta de ello en la parte resolutiva de la presente
providencia. No habrá lugar a la imposición de costas en las instancias, dado
que la controversia judicial fue por completo ajena a Colpensiones. Es más, es
la misma ley la que ordena que debe ser la jurisdicción competente la que
resuelva este tipo de controversias (art. 6 de la Ley 1204 de 2008), lo que aleja
a la parte demandada de cualquier querer litigioso.

DECISIÓN:

En mérito de lo expuesto, el Tribunal Superior de Medellín, Sala cuarta de


Decisión Laboral, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, REVOCA la sentencia objeto de apelación y, en su lugar,
FALLA:

1. Se CONDENA a la SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE FONDOS DE


PENSIONES Y CESANTÍAS PORVENIR S.A., a reconocerle y pagarle
a la señora PAOLA ANDREA LOPEZ CAÑAS, con c.c. # 43.901.569,
una pensión de sobrevivientes a partir del 24 de octubre de 2017 por el
fallecimiento de su compañero Gilberto Espinoza Muñoz, en los
términos descritos en la parte motiva de esta providencia.

2. Se CONDENA a la SOCIEDAD ADMINISTRADORA DE FONDOS DE


PENSIONES Y CESANTÍAS PORVENIR S.A., a reconocerle y pagarle
a la señora PAOLA ANDREA LOPEZ CAÑAS, la indexación de las
mesadas adeudadas, conforme a lo dispuesto en la parte motiva de esta
providencia.

3. Se DECLARAN no probadas las excepciones formuladas por la entidad


accionada.
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Sin costas en las instancias.

Notifíquese la presente decisión por EDICTO (num.3°, lit. d., art. 41 del Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social en concordancia con el auto
550-2021 CSJ).

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