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Régimen del proceso penal 31-8-21

La corte resolvió en el fallo Olmos. El mismo era una persona que había sido
condenada en la provincia de Neuquén que justamente había llegado a la corte y la
misma le había anulado el fallo porque resulto que esa persona estaba injustamente
condenada. La causa vuelve a la instancia provincial y ahí lo condenan ahora a 3
años. La defensa recurre, llega otra vez a la corte y la misma razona por las dos vías,
la de la reformatio in peius pero también introduce el concepto de la violación al ne
bis in idem. Es importante el voto de Petracchi donde a partir del considerando 7 u 8
hace una sucesión de argumentaciones que va mezclando todos estos temas.
Siempre está presente la cuestión de que cuando anulo y vuelvo a juzgar ¿Viola o no
viola la reformatio in peius? En el caso va dando una respuesta.

El tema de la reformatio in peius no se conecta exclusivamente con un recurso


de lo que va a ser el tribunal que va a analizar el recurso, sino que de alguna manera a
partir de lo que haga el tribunal que resuelve el recurso lo que venga a continuación no
tiene que importar una violación a una garantía constitucional porque si no fueron a
Guatemala y volvieron a Guatepeor.

En rigor de verdad, la reformatio in peius mas que tener en cuenta la garantía de


defensa en juicio tiene que ver con el principio dispositivo del recurso. Porque el
principio dispositivo del recurso en realidad lo que le dice al tribunal del recurso es que
usted solamente revise lo que viene impugnado, no puede revisar toda la sentencia.
Entonces, si lo que venía impugnado era específicamente la inteligencia que se le
daba a ciertas cuestiones no puede extenderse más allá de eso. La reformatio in peuis
tiene una segunda clausula, cuando voy solo por el lado de la defensa podrá revisar
solo lo que planteo, pero además si revisa lo que planteo nunca me va a poder poner
en una condición mas desventajosa de la que yo tengo en la sentencia recurrida. Los
recursos que interpongan los acusadores habilitan al tribunal habilitan a revisar la
sentencia en la dirección que le piden los acusadores. Lo que pasa es que si el
tribunal cuando revisa en la dirección que le piden los acusadores advierte que la
sentencia es injusta o arbitraria y que tiene que tener una consecuencia mas
beneficiosa para el imputado ya sea bajándole la pena o absolviéndolo lo puede
declarar.

En casal se establece que cuando el recurso es interpuesto por la defensa


habilita una revisión amplia, se tienen que reanalizar todas las cuestiones que pueden
ser reanalizadas. Esto tiene que ver con la garantía de doble conforte, que alguien
cuando es condenado tiene derecho a que un tribunal de superior jerarquía revise ese
fallo. Como no teníamos un recurso amplio, teníamos un problema porque en Herrera
Ulloa la CIDH había establecido que debía ser amplio. La CSJN toma eso y en el fallo
casal dice que por más que el recurso este pensado como uno extraordinario cuando
se trata de una sentencia penal condenatoria y el recurso lo interpone la defensa a ese
recurso le da la amplitud máxima, se llama la teoría del máximo rendimiento, tiene que
revisar todo. Lo único que no puede revisar es el carácter de convencimiento que
surge de la prueba testimonial que por su forma de ser recibida es apreciada de forma
directa por los jueces que están ante el tribunal oral. Hoy, como la mayoría de los
juicios se registran en forma audiovisual, esos registros son usados por los tribunales
de los recursos para revisar todo el juicio.
La segunda cuestión sobre la que no avanzamos era la que se refiere a la
defensa efectiva. Una cuestión que tiene que ver con el derecho procesal penal es
que las garantías no son garantías nominales, es decir que ese derecho –a una
defensa- no alza para que efectivamente tenga la garantía completa. Lo que se
requiere es que ese concepto de asistencia legal en este caso, tenga una raigambre
efectiva en la implementación durante el proceso. Lo que importa es que la persona
que va a brindar la asistencia letrada efectivamente intervenga en el proceso en todos
los tramos de su desarrollo.

La defensa penal efectiva es una garantía que tiene un desarrollo a nivel


internacional. Específicamente en Estados Unidos se la conoce como effective
counsel, se relaciona con la idea de tener un defensor que efectivamente está
trabajando en el proceso y que está cumpliendo con el rol que se le asigna.

En nuestro derecho interno también existen fallos que van marcando esta línea.
El leading case es el fallo Rojas Molina. El caso trataba de una persona a la cual se la
había acusado por el delito de homicidio y esta persona en su declaración indagatoria
había invocado que se encontraba en una situación de legítima defensa. Tenía un
defensor oficial y cuando le dan traslado para que haga la defensa, el mismo no
contesta nada, tampoco ofrece prueba. Rojas Molina condenado a 17 años de prisión
y el defensor oficial ni siquiera interpone un recurso. El caso es llevado a la corte a
través de otro defensor y cuando analiza la situación dice que efectivamente el señor
tuvo un abogado defensor formal pero no tuvo ninguna actividad efectiva en el
proceso. Lo que hace es anular la sentencia porque se viola la garantía de la
defensa en juicio, específicamente la de la defensa efectiva.

En un fallo posterior la corte, ya muchos años después en el fallo Scilingo


analiza una situación que es distinta. Scilingo había sido condenado y cuando se lo
notifica de la sentencia él dice que la quiere recurrir. Sin embargo, pasan los días y
esa manifestación que hace el condenado no es robustecida ni acompañada de
ningún recurso. Muchos años después este tema vuelve a ser revisado y la corte se da
cuenta de que aquella manifestación de Scilingo de apelar esa condena en realidad
tenía como efecto que la condena no quedara firme porque esa manifestación del
imputado debía ser considerada como un recurso interpuesto in pauperis. La
obligación que tiene el servicio de administración de justicia es colocarle un defensor
para que sostenga técnicamente esa voluntad de impugnar la sentencia.

Hay un caso que se plantea vinculado a la defensa legal efectiva es en los


supuestos en que los abogados que toman este rol comenten una equivocación o
actúa en manera negligente. La corte en el fallo Cardullo (302:1669) evaluó un
supuesto en donde el defensor, que era un defensor oficial, se olvida de mantener el
recurso. Hay ciertos recursos que cuando se deducen al ser concedidos pasan a la
instancia superior y en esta el que recurrió tiene la obligación de presentar un escrito
que dice “mantengo el recurso”, este requisito existe en algunos recursos como el de
casación. Cuando son sentencias definitivas uno interpone un recurso ante el tribunal
que dicto la sentencia, el tribunal concede el recurso, uno va a la cámara de casación
y la cámara de casación lo notifica para que mantenga el recurso. No es un problema
de reserva porque ese tiene que ver con planteos que uno hace para que el tribunal
considere. Acá de lo que se trata es de un requisito estrictamente procedimental. Si yo
no mantengo el recurso, el mismo se tiene por desistido. Volviendo al fallo, la corte lo
que dice es que si había una persona que tenía un defensor y el defensor comete un
error, ese error no debe ser pagado por el imputado. Esta idea no es una idea que
se aplique en cualquier caso. Es necesario verificar en qué condiciones estaba ese
imputado y si de alguna manera el no contribuyo al error. Por eso la jurisprudencia del
fallo cardullo se limita a los casos en donde los imputados se encuentran privados de
la libertad. En esos casos, la posibilidad que uno tiene de controlar al abogado
defensor es muy escasa porque uno no se entera de lo que va pasando en el proceso
si no es a través de su abogado defensor.

También hay otras cuestiones que tienen que ver con la defensa efectiva y que
pasan por la situación en donde el abogado piensa una cosa y el cliente piensa otra.
Uno debería preguntarse cuál es el criterio que se debería seguir en esos casos ¿El
técnico o el lego? La respuesta la corte la da en un fallo que se llama Mac Leod
(217:1022) en donde lo que la corte indica es que siempre la voluntad que prevalece
es la del imputado porque es el que tiene el interés directo. Vale decir, que si el
imputado quiere recurrir y el abogado le dice que no está de acuerdo, deben recurrir.
Y, si se interpone un recurso y el imputado dice que no quiere seguir adelante debe
escucharse al imputado. Hay una regla en el código procesal de que los abogados
defensores tienen una amplia capacidad de actuar de manera autónoma pero lo que
no pueden hacer nunca es desistir de un recurso si no tenemos un mandato expreso
de la persona a la cual representamos. Es decir, si yo apelo un procesamiento y veo
que voy a perder el recurso tengo que pedirle autorización a mi cliente y él me tiene
que autorizar a desistir, o firmar él el escrito.

Caso

El defensor

El primer problema que se nos presenta es Rojas Molina. Tenemos un abogado


que no hace nada y lo terminan condenando, no hubo defensa. Lo que hay que haces
es hacer cumplir esa garantía. Con lo cual si un juicio se desarrolla sin que haya una
defensa efectiva el juicio es nulo porque falta uno de los presupuestos que hacen a la
garantía de juicio previo.

En lo que se refiere a la variante ahí está la cuestión vinculada en forma in


pauperis. El condenado dice que quiere recurrir y no le dan bola. Entonces, frente a
esa situación el estado tiene la obligación de ponerle un abogado defensor y que el
abogado defensor transforme esa voluntad recursiva en un recurso con todos los
requisitos legales para que se proceda en consecuencia.

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