Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
De pequeña me caracterizaba por ser muy habladora. Cuando salía al parque o donde sea
siempre me hacía un “amigo”. Llegó sexto de primaria, regresé a mi ciudad natal luego de 3
años radicando en Lima con mi mamá y hermanas. Ahí hice muchos amigos, llegué a tener
“mi grupito”, fue un increíble año para mí. Uno de los mejores recuerdos se formaron ahí. Al
llegar fín del año, me enteré que regresaría a Lima con toda mi familia.
Pero cuando pasé a la secundaria, todo fue muy distinto al año anterior. Y eso marcó algo
poder ni levantar la mano para resolver algunas dudas de clases. Si tuve amigas, pero no
todo fue de color de rosa sino que hubo muchos problemas. Cada año pasaba y me
No fue sino hasta agosto del segundo año cuando decidí que para el próximo año, tercer
año, debía ser diferente, que iba a intentar ya no quedar inmovilizada. Sino que tomaría las
riendas de mi vida y rompería con mis inseguridades. Para tercero todo cambió. Desde que
empezó el primer día me propuse hablar más, decir lo que pensaba sin temores.
No fue de la noche a la mañana, sino que empecé con pequeñas cosas. Mis luchas eran
diarias y a veces tomaban más tiempo en resolverse. Sin embargo, al pasar el tiempo pude
ver cuánto había cambiado. Para quinto año, miraba hacia mi pasado, lo que pasé y me
sentí nostálgica.
Primer amor
Muchas veces confundimos el primer amor. Pensamos que el primer amor es del primer
chico del que te enamoraste, pero en realidad, no lo es. Para amar a otros, se parte cuando
Tuve un conflicto conmigo misma por mi aspecto físico. En la primaria era una de las altas
del salón, pero por genética, al llegar a la secundaria no llegué a crecer mucho. Eso fue una
razón para empezar a compararme con otras chicas. Tanto en la escuela, como en la iglesia
y en mi familia veía a las demás chicas unas eran altas, otras delgadas, todas bonitas,
sentía que cualquier ropa por más fea que sea les quedaba bien cosa que a mí no, y al
En casa tampoco ayudaron a contrarrestar mis pensamientos negativos, sino que soltaban
comentarios como que estaba gorda y me comparaban con mi hermana. Lo que puede
comenzar como broma llegó a ser una verdad para mí. De vacaciones en Huaraz, llegué a
pensar en no comer, como no estaba con mis padres por lo que “podía hacer lo que
quisiera”. Solo duró 3 días, y no pude hacerlo más no por el hambre que no sentía sino
porque apreciaba la comida que mi abuela cocinaba y al desechar la comida era como si la
sino internamente.
Todo fue duro, pero poco a poco me daba palabras diciendo que me veía bien cuando me
veía frente al espejo. Ahora me acepto como soy. No seré alta, pero estoy bien conmigo
música en los servicios de los sábados para los adolescentes, sabía que me gustaba cantar
y que lo hacía bien. Así que después de un tiempo de prueba, él me dijo para cantar con él
en el grupo de alabanza los sábado y acepté. Cuando llegó el día, cantamos y estaba muy
nerviosa pero me animaba a seguir haciéndolo. Cuando terminó todo él me felicitó y eso se
sintió muy bien viniendo de alguien que te gusta. Y así pasaba cada sábado.
Cuando ya no lo hacía me sentía mal y creía que había hecho algo malo, así que me
esforzaba más. Meses después, me animó para dirigir una canción y como la vez anterior,
me felicitó. Y de nuevo me sentía bien con eso. Las felicitaciones duraron como dos meses
Seguía esperando su aprobación constantemente por mucho tiempo, porque sentía que si
Ahora leyendo mientras escribo esto, me doy que desperdicié mucho tiempo buscando su
aprobación, y en realidad no era tan importante. Y no solo con él sino también con otras
personas, como mis amigos del salón. En este caso su aprobación no era con una
felicitación. Sino añadiéndome a su grupo. Ahora hay cosas que me hubiera gustado hacer
pensaba: “soy buena en gimnasia” y me sentía bien con eso. Pero un viernes que me
tocaba la clase, llegué tarde y me perdí esa lección de gimnasia. A la vez siguiente, entré a
clases muy animada pero de repente pensé “no soy buena en esto” y dejé de intentarlo
hasta ahora ¿Por qué? Sentía que lo de los deportes no iba conmigo y nunca volví a probar
la gimnasia.
mandaba hacer cosas sencillas como prender fuego a la cocina, o hervir el agua, o cortar
alguna verdura… Y habían veces que rompía algo intentando sacar el cuchillo o la tabla de
picar o me olvidaba de bajarle el fuego al arroz, incluso una vez me olvidé de poner agua en
la tetera y prendí la cocina creyendo que sí había agua y más sucesos parecidos. MI mamá
ya estaba cansada de hacer un desastre en la cocina y ella me decía que no servía para
a pesar de pensar que “yo no soy buena para eso” me animé un día a intentarlo. Así que
ese día, cociné y el proceso puse todo de mí para que me saliera bien y ¡así fue!
Ahora creo que soy buena para muchas cosas si me lo propongo y rompo con esas
preocupación
Los primeros 11 años de mi vida solo vivía con mi mamá y mis hermanas. Mis padres
estaban casados pero vivían separados. Sabía yo que ellos me tuvieron a temprana edad,
pero al ser muy pequeña no me contaban mucho sobre cómo se dieron las cosas pues no
iba a entender. Naturalmente, tenía dudas sobre todo eso y recuerdo haberle preguntado a
mi mamá y que ella me contara “toda la historia”. Me contó todo desde cómo se conocieron,
lo que pasó cuando ambos supieron que me tendrían e incluso los pleitos que tuvieron en
ese entonces. Entonces saqué mis conclusiones: primero, me di cuenta que no tenía una
culpa de todo lo que mis padres habían pasado. Me sentía responsable de los pleitos que
Ahora es ilógico pensar que tuviera la culpa de las decisiones ellos tomaron cuando eran
jóvenes, pero en ese tiempo me sentía así. Liberarme del rencor y de la culpa me llevó
Uno de mis primeros recuerdos que se me vienen a la memoria fue cuando cantaba
sentada frente a una habitación, la otra hacerlo en mi cuarto sobre mi cama. Desde
pequeña canar me apasionaba, y mucho. Decía “cuando quiero ser grande quiero ser
cantante”, pero tenía un problema: me daba miedo cantar frente a un público o persona
desconocida. Así que nunca lo intenté. Pasaron mucho años y en el 2014, mi mamá junto a
una auxiliar de mi colegio me animaron a cantar algo para el día del maestro. Ese día
estaba muy nerviosa, me sudaban las palmas y mi corazón palpitaba muy fuerte. Cuando
El miedo no se fue en ese momento, igual sentía miedo. En el 2018, un amigo me ayudó a
Por otro lado, mis padres me negaron ver películas de terror, me decían que daban mucho
miedo y nunca vi una película. Cuando íbamos al cine con mis amigos no veían por mí una
película de terror incluso si tenía buenas críticas. Nunca me atreví, hasta el 2019, en el
cumpleaños de mi primo fuimos al cine y una película de terror era lo único interesante de la
cartelera.
A pesar de tener esa premisa de que me asustaría muchísimo hasta el punto de no poder
dormir tranquila en la noche me animé a verla y terminó gustándome mucho esa película.
rjdfsvcxm vncxmzrhg gongi soli we gone change, we gone changes, we gone changes, we
convencionalismos
Esta no fue una experiencia mía, sino una persona muy cercana a mí. Cuando yo nací, mis
padres eran jóvenes, recién había cumplido tus 20 años, estaban en la universidad. Con
una hija todo se complicó para ellos, debido a eso dejaron de estudiar por un tiempo pero lo
volvieron a retomar. Años más tarde, volvieron a tener otra hija, con eso ambos
definitivamente dejaron sus estudios para dedicarse a nosotras. Aunque no me lo han dicho,
sé que esto los frustró bastante. Tantos sueños y metas se quedaron en un quiero eso.
Ahora, no sé si es coincidencia o no, pero cuando empieza uno de los dos a estudiar resulta
mi mamá embarazada. Este es el caso ahora. Tengo un hermanito de dos años y es muy
inquieto, a veces se calma solo con la mera presencia de mi mamá. En una noche, que
Mateo, mi hermano, no paraba de llorar mi mamá lo cargó y empezó a decir que antes no
tuvo la oportunidad de estudiar y que ahora no le íbamos a quitar esa oportunidad debido a
Mateo.
Esta historia me hizo recordar al relato de la terapia que el autor tuvo con Bárbara.
Otra anécdota, fue cuando atribuí mi tristeza y felicidad a una persona. Conté una parte de
Por un largo tiempo, llegué un momento a atribuirle mi felicidad a él. Si él me hablaba por
chat o por persona inmediatamente me ponía súper feliz, si no lo hacía pues no. Si hacía un
gesto cortés exclusivamente conmigo, pues me ponía feliz, sino, no. Y así muchos
Durante un viaje que tuvimos junto con otros amigos, un amigo cercano me dijo algo muy
valioso, en resumen que mi felicidad no se debía a nadie, solo a mí. Y cuando empezaba a
sentirme mal por él, alejaba esos pensamientos. Eso me ayudó a dejar de atribuir mi
peleando. Cuando eso pasaba siempre saltaba la primera, la “quejona”, la que iba de frente
a mamá a contar su versión de los hechos. Después iba las otras dos y decía “no, má, así
no pasó” pero ya era tarde porque mamá ya estaba molesta y tomaba como verdad
Ella empezaba a regañar a las otras dos por “molestar” a la primera, siempre replicamos
diciendo que no la situación no era así, ella no quería escuchar. Eso nos parecía -nos
parece- injusto.
Durante la pandemia, el gobierno prohibió muchas cosas y exigió el uso obligatorio de las
mascarillas, en caso que no lo hicieras habría multa. Entonces, con mi familia empezamos a
ver más seguido la televisión peruana y cuando veía programas como EEG, me indignaba
bastante que los ‘competidores’ no usaran mascarilla y que es norma de uso obligatorio de
las mascarillas sea flexibles para ellos. No me parecía justo y decía si ellos no usan y solo
están con sus protectores y no les multan por qué a los demás sí. Eso me molestaba, hasta
que me puse a pensar que porqué habría de sentirme así, sí era injusto, pero al final
quienes tendrían más posibilidades de contagiarse son ellos. Además, aquello no aportaría
ahora mismo
Cuando tengo un problema o noto que algo me está haciendo sentir mal y no me deja
tranquila, suelo decir a la persona que lo causa lo que me está pasando tratando de
liberarlo y ya no estar tan incómoda con ello.Puede ser alguna actitud hiriente u otras cosas.
Me hace sentir mejor. Pero hay veces, más que todo en familia, dónde por más que quiera
expresar mi sentir sobre un tema simplemente no puedo hacerlo. Y cuando eso pasa, solo
lo dejo pasar “por esa vez”, haciéndome sentir ahogada. La próxima vez que vuelva a pasar
lo mismo o algo similar ocurre lo anterior, y es como un ciclo, hasta que llega a un punto
donde no puedo seguir postergando y entre lágrimas expreso lo que me ha estado pasando.
Hay veces que si se llega a solucionar y me siento en paz, como también donde eso genera
más problemas, no se llegan a solucionar y volvemos al mismo círculo sin fin. Por eso, trato
dejó de hablar y parecía que nuestra amistad se había acabado para siempre, si me llegué
a sentir mal, pero su actitud me llegó a generar muchas dudas sobre el porqué. No podía
hacer las preguntas directamente y lo pospuse por muchísimo tiempo. Durante ese lapso
esperaba que esa experiencia pasara y que todo mejore. Y claro que sí mejoraron las
cosas, pero no porque haya esperado a que los buenos tiempos vinieran solos, sino que
trabajé en maneras de enfocar mi atención a otras cosas que me hicieran sentir mejor y
llegar a superarlo.
Proclama tu independencia
Una de las razones por la que terminé mi relación fue porque me fui perdiendo poco a poco.
Es decir que empezaba a depender de la otra persona, no tanto pero un poco sí. Cuando
me di cuenta de eso fue muy duro para mí, tampoco quería aceptar que eso me estaba
pasando pero en el interior me daba cuenta que sí era verdad. Esa y más razones hicieron
que terminara con esa persona. Luego de la ruptura me fue difícil desapegarme de él y
admito que usaba la excusa de que “puede que no seamos algo más pero todavía somos
amigos”. Entonces como había continúa comunicación, se empezó a sentir como en los
viejos tiempos de pareja, y caí en la cuenta que aún dependía un poco de él. Entonces lo
que hacía era que cuando ya no conversáramos y quiera hacerlo pensar en otras cosas, o
En una serie que veía dijeron una frase que decía “Él me quitó algo. Me quitó pedacitos de
mí misma, pedacitos tan pequeños a través del tiempo que ni siquiera me di cuenta. Él
quería que fuera algo que yo no era y me convertí en lo que él quería” y así lo sentía.
Ya no quiero sentir que dependo de alguien más, incluso ahora recién con 18 años, no solo
económicamente por ahora no por el hecho que no tengo trabajo, pero por algo se debe
empezar, y no esperar que las cosas mejoren por sí solas sino de crear mi propio camino
Adiós a la ira
Cuando éramos niños mi mamá solía enfadarse con mis hermanas y conmigo por no hacer
las cosas como: tender la cama, limpiar la sala, arreglar nuestro cuarto, lavar nuestros
tapers… Esos pequeños actos de desobediencia se iban acumulando hasta que llegaba a
explotar, y en su cólera ella nos castigaba, obviamente dolía, no solo física sino también
sentimentalmente. A veces, ella se enfadaba por cosas sin sentido, y nos llegaba a
molestar, siempre cuando hacía eso solía discutir con nosotras y hablar durante toda una
hora. Hablaba sobre nuestra desobediencia que habíamos tenido si no también sobre otros
temas que, cómo anteriormente dije, se fueron acumulando y la hora de hablar con nosotras
recién lo llegaba a soltar. Hubo un año dónde no vivíamos con mi mamá, entonces tomé ese
año para poder reflexionar sobre todas las cosas que había vivido. Uno de esos fue sobre la
No quería ser como mi mamá cuando me enfadara, ni llegar a molestarme tan rápido
cuando algo no salía como esperaba, cuando los platos se rompían de casualidad, sino
Entonces decidí cambiar, empezando de poco a poco. ¿Cómo? A veces tenía problemas
con mis hermanas, las discusiones para mí tenían un límite y ellas la llegaban y
de la tensión contar un chiste, y me tranquilizaba. Si hay veces donde ningún tip funcionaba
Si pudiera contarte todas las cosas que he aprendido hasta ahora, estarías un paso más
adelante que yo, tal vez, muchos más. Te ahorrarías muchas lagrimas, corazones rotos y
momentos malos que aún están en mi memoria, pero entonces no entenderías el valor que
uno decide tener para pasar a través de esos momentos, de aferrarse a la esperanza de un
Cada momento me llevó a tomar una o más decisiones las que me han hecho ser la chica
que soy ahora, a superarme a mí misma y a seguir tratando de ser la mejor versión de mí.
Si, hemos llegado a superar muchas cosas, a dejar nuestras zonas erróneas pero al mismo
tiempo nos olvidamos de ser más humildes. Sigue trabajando en ti cada día de tu vida.
Si identificas alguna zona errónea trabaja en ella para vivir tranquila y feliz.
Ama cada minuto de tu vida, no olvides de amarte a ti misma sobre toda cosa, porque