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Cómo Vivir

(manual)
Janice García Bojorge
Prólogo
De seguro lleva un tiempo en la vida y busca un manual sobre cómo
vivirla, probablemente ha pasado por situaciones serias ya sea social,
física o mentalmente. Y a raíz que se ve obligado a enfrentar alguna
situación se pregunta “¿Qué debo hacer ahora?”.
Que cómo lo sé, pues también he pasado preguntándome por el
manual y quiero decirle que a mis 20 años aún no lo encuentro, pero
igual ya ha empezado a leer le invito a quedarse.
Dedicatoria
Primeramente, a Dios porque si no me hubiese dado su amor y si su
misericordia no me hubiera alcanzado, no sería quien soy asido quien
me soy ahora, a mi madre, mi hermana y mi novio por la paciencia
que han tenido para conmigo, los amo.
Capítulo 1
Poco sé por dónde empezar, pero creo que lo mejor sería hacer un
pequeño resumen hasta mis 14 años, 4 meses, 3 semanas y 5 días.
Mi madre tica, guanacasteca y cañera de corazón, mi padre tico,
guanacasteco de corazón, dieron a luz a este ser un lunes 18 de
septiembre del año 2000 (así es, no me cuesta decir mi edad, ni
calcular cuántos años tendré en el 2028). Nacía el mes 8 de gestación,
mi madre cuenta que realmente traía yo prisa ya que no le di tempo a
nadie para acomodarse para mi llegada a este mundo.
Poco recuerdo de mi infancia y eso es bueno porque esto se supone
solo es un resumen, así que saltaré a mi etapa de preescolar, una niña
supongo que extremadamente guapa de la cual muchos sentían celos
y por ende no querían jugar conmigo, claro al no ser si les servía de
sillón, alfombra, nada. Sin embargo sí recuerdo ser inteligente, mi
docente de preescolar me quería muchísimo y eso era mejor que jugar
con mis compañeros.
Mi etapa de primaria fue algo loca en lo que recuerdo, hice amigos,
amigas y enemigos que quería como amigos aunque mi bullying hacia
ellos dijese lo contrario, además ellos empezaron, recuerda que le dije
que era extremadamente guapa, pues ellos creían lo contrario, en fin,
en sexto grado reflexioné sobre mi vida y lo poco madura que era
física y mentalmente pero ¿qué niña de 11 años le dedica más de 5
minutos a esos pensamientos?
Me gustaba pasar tiempo con quien fuera mis compañeros en la
cancha, en la parada con un par de compañeras y de vez en cuando un
compañero, me sentía dichosa por mis docentes, y era feliz de que mi
profesor de primer año fuese el mismo de mi último año, en ese año
aprendí a amar la asignatura español.
Luego entré año colegio en el primer año quedé confundida de que
tantos que éramos en la escuela ya no éramos en el cole, pero continué
con mis estudios, recuerda que le dije que no era madura, bueno entré
al colegio con una estatura algo pequeña, también sin ningún tipo de
desarrollo y estaba bien con eso, con lo que no estaba bien era con el
control de mis emociones.
Así es en ese entonces le llamaba inmadurez, porque literalmente
lloraba por todo, una vez lleve zapatos nuevos al cole y cuando fui a
estacionar mi bicicleta pise caca de perro y lloré, pensé muchas veces
en qué era lo que me pasaba, porque me frustraba fácil y lloraba, por
qué si alguien alzaba la voz en son de negación lloraba, ¿por qué mi
reacción a todo era el llanto?. Pensé que era chineada, que tal vez lo
sea, pero a decir verdad no me creía una persona chineada.
Mi etapa colegial fue algo tal vez complicada, aunque supongo que
muchos adolescentes lo ven así, yo no hablo de las materias, tuve unas
amigas inseparables conocí muchas personas gracias a ellas, ya que
era algo introvertida, así que no podía hacer amistades, siempre
callada, en mi mundo, porque claro que tengo un mundo en mi cabeza
muy enorme.
Lloraba casi una vez al mes por no sé bien ni qué solo sé que ya me
contenía un poco más a llorar ante todo, a cambio lloraba una vez
durante toda la noche, solía llorar cada vez que me peinaba,
acostumbraba a tener mi cabello largo y cuesta mucho peinarse, así
que lloraba de frustración hasta que dejé de peinarme, me así un moño
mal amarrado y con montañas, y así pasaba en el cole y a donde fuera.
Y en todo esto me preguntaba ¿Cómo y cuándo, voy a crecer
mentalmente?
Capítulo 2
Era mi primer día en ir al colegio en el 2015, me iba a graduar de
noveno año, estaba feliz ya que al fin estrenaba camisa del cole
después de pasar 7° y 8° año con las misma dos, aparte ya estaba
creciendo así que también estaba estrenando blusa y brasier, no quería
ir al cole ya que me había adaptado a las vacaciones, sin embargo, ya
había faltado casi una semana.
Para perder el tiempo en cas le dije a mi madre que quería peinarme
para ir al cole y ella me peinó, llegué al colegio a las 9 o algo así de
la mañana, la entrada era a las 7am, y tenía compañeros nuevos muy
aplicados por cierto, unos habían sido compañeros de la escuela, así
que ese día me junté con ellos.
Salimos a las 10 y algo del cole porque ya se habían acabado las clases
y sí así es me pregunté a qué rayos vine, ellos iban al poli así que me
fui con ellos, pero había dejado la bici en el cole, a las 11 creo que
ellos ya iban a bajar y pues yo no tenía más que hacer así que fui por
mi bici y me fui a casa.
Camino a casa tuve un accidente, que me dejó sin ir al colegio por 3
meses, inyecciones diarias en mis nalguitas, sin poder usar mis brazos,
algo así como quedó Orochimaru después de pelear con el tercer
hokague, sin embargo el daño fue mayo al lado izquierdo que al lado
derecho así que aunque me doliera me limpiaba el trasero yo solita.
Pasé se puede decir que un momento difícil, pero aunque siempre
viviera cuestionando mi existencia, le prometo que no tenía ideas
suicidas ese día, después de un tiempo recibí terapia para volver a la
normalidad, todo el mundo que me preguntaba que me pasó se
quedaba asombrado después de mi testimonio, ya que claro no es para
que estuviera aquí en teoría, pero soy creyente en Dios desde mis
nueve años, y aunque no haya sido, ni me creo aún una buena oveja
sé que Dios me libró de la muerte ese día, Él hace cosas sin
explicación.
Conocí a muchas personas extrañas (hablo de desconocidos) entre
hospitales, y me divertí mucho en ese proceso, bueno excepto cuando
me dolía, eso no era divertido. Pensé que podía salir de ese proceso
siendo otra persona, siendo extrovertida, siendo más amigable y ya no
llorando.
Pero no fue así, aún seguía siendo yo, y ahora mi pregunta no era
¿Para qué nací? Sino ¿Para qué no morí? ¿Cuál es el propósito de Dios
al mantenerme con vida?
Siempre que la vida me ha dado golpes emocionales (más que todo),
tal vez golpes que fulano o mengano digan “ay a mí me pasó algo peor
y yo no estoy llorando” o “ay he escuchado de gente que la pasa peor”
o “en serio estás llorando por eso”. Pero que me han dolido y mucho,
me cuesta trabajo superarlos así que no es raro que por allá del 17 de
noviembre del 2019, llorara por algo que me pasó en el 2014.
Superar esta clase de eventos siempre me ha sido difícil y peor aún
atravesar una y otra vez el mismo dolor me duele aún más, porque no
siempre es un simple recuerdo doloroso, sino un doloroso momento
que vuelvo a vivir.
A lo que iba es que una vez cuestionando por qué estoy acá por ahí
del 2018, le pregunté a mi madre, siempre acostumbraba a decírmelo
a mí misma, pero ese día le pregunté, ¿Por qué aún no he muerto? A
lo que ella me respondió ¿Quieres morirte? [con un tono chineado] a
lo que respondí Tal vez, y me dijo algo que jamás había pensado, me
dijo “hay muchas personas que te amamos, si te mueres todos
nosotros quedaremos tristes, tu abuelita, tu papá, tu hermana, Ramsés
(mi novio), mami Julia, yo, coco (mi hermano)”, llámenle egoísta si
quieren a ese pensamiento, porque así lo llamé yo, pero fue muy real
esa noche reflexioné, en todas las personas que realmente ser
preocuparon cuando tuve mi accidente, como todas reaccionaron,
como todas se unieron, incluso hasta hace unos día me enteré que
durante mi noche en el hospital estuve en oración de los seres más
apreciados para mí, a lo que me hace entender lo preciada que fui yo
para ellos.
Quizás en ese momento no entendí como vivir la vida, pero tenía
muchas razones para vivirla.
Capítulo 3
Después de qué salí del cole me puse a trabajar no entré ni siquiera
probé entrar a alguna universidad, digamos que en mi posición parecía
muy difícil eso sin contar que ni siquiera sabía en qué quería trabajar
el resto de mi vida, mi mami Luz (abuela materna), tenía una soda
cerca del colegio al cual yo asistía, y pues decidí trabajar ahí con ella.
La paga no era tan mala y solo trabajaba 5 horas al día, trabajaba
también con otra señora, y pues ese fue un buen trabajo en el 2018
nos fue muy bien monetariamente hablando trabajaba casi siempre 12
horas al día, ya que trabajamos por contrato con unos trabajadores,
entraba yo a las 5 de la mañana y salía a las 5 de la tarde.
Me sentía la persona más sociable del mundo trabajando ahí hice
amistad con casi todos los trabajadores, y todos eran muy buena nota,
cuando se terminó el contrato, había poco trabajo y no estaba tan
genial trabajar ahí o mejor dicho estar amarrada ahí durante todo el
día sin mucho que hacer y lo peor pasé de cocinera y mesera a
mandadera, me solían doler mucho los pies después de un tiempo,
ahora que lo pienso era extraño que no me dolieran cuando pasaba de
pie cocinando.
Pero bueno por ahí de julio o junio tomé la decisión de ir a la
universidad obviamente necesitaba dinero, así que comencé a ahorrar
todo lo que ganaba y cuando ya pude pagar mis dos primeras materias
de la U fui muy feliz, el 9 de septiembre, me matriculé y comencé mi
carrera de Educación Preescolar, obtuve una beca así que dejé de
trabajar.
Cuando me quedé sin ingresos reflexioné sobre cómo había sido mi
vida hasta ahora y así es 5 que cogía 5 que gastaba, me frustré mucho,
porque el dinero si forma parte de mi felicidad, ya que me gusta
mucho consentirme. Volví al trabajo solo que trabajaba como 3 días
por semana lo cual era cómodo.
Sin embargo no aprendí a guardar para después.
No le miento mi vida parecía estar resuelta pero no era así, muchas
veces me cuestioné como debí haber actuado ante esta situación,
cuánto dinero tuviese si lo hubiera administrado mejor, pero algo que
he aprendido es que la vida no se trata de arrepentimientos.
Que sí me arrepentí por meterle 250 mil colones a un curso del cual
ya ni existe entidad en mi cantón, sí me arrepentí, que si me arrepentí
por no haber enviado mi solicitud para el examen de admisión para la
UCR, UNA y TEC, sí me arrepentí, que me arrepentí por haber dejado
a Dios a un lado y vivir de vanidades, sí me arrepentí, que me arrepentí
de haberle dicho cosas a gente a la que no debí haberle dicho cosas,
sí me arrepentí. Eso en un solo año.
Pero así como me arrepentí en el pasado, ahora me río, no me
arrepiento de toda la comida que me comí en la calle cada vez que se
antojó, no me arrepiento de haber tratado con amabilidad a un anciano
que casi me pega mientras trabajaba (aunque actualmente corro ante
la silueta de cualquier ancianito que vea que se asemeja a él).
Una vez llegué a mi casa a las 11 de la noche el día de mi cumpleaños
número 18, y mi madre me dio con una reglar (no de madera), me
sentí muy feliz y no me arrepiento era la primera vez que asaba mi
cumpleaños con amistades y fuera casa, y fue la primera vez en mucho
tiempo que mi madre mostró su preocupación por mí de esa manera,
de hecho me sentía orgullosa, se lo conté a muchas personas, porque
así me sentí de bien.
Y así fue más o menos como viví mi etapa de la entrada a la U, con
amigos nuevos, con muestras de amor, con poco dinero, aún llorando,
pero feliz si lo pienso bien.
Capítulo 4
Y por supuesto como cada ser corre el amor por mis venas, aunque
mi primer y hasta ahora único novio lo conocí tres días antes de los
18. Toda mi vida fui una persona muy conservadora, por lo cual pensé
que mi primera relación iba a ser con alguien a quien conociera de
años atrás o así.
Sin embargo, tres meses después de haber conocido a ram, nos
hicimos novios, fue algo que pasó muy rápido, más para mis
expectativas, pero él había sido muy dulce conmigo y mostró su
interés desde el primer día, aunque le soy sincera no me había dado
cuenta.
Tuve muchísimas dudas después de haberle dicho que sí, tenía que
hablar con mis padres y que terror, sin embargo él fue muy valiente y
habló con ellos, yo también fui valiente al decirle a mis padres que si
podía tener novio. A la semana de haber comenzado a andar le dije
que termináramos, soy una persona insegura y ansiosa, así que me
asusté, pero él no es así por dicha, así que continuamos con lo nuestro.
Le aseguro que cada paso importante en mi vida es un paso lleno de
terror, pero también estoy segura que no soy la única, sin embargo en
un corto periodo de tiempo la vida me había impulsado a tomar dos
decisiones importantísima para mí persona, y con el terror del mundo
las tomé, con el apoyo de mi novio y de Dios no dejé botada la
relación, y con la ayuda de mi madre, Dios y el baile, no dejé botada
mi carrera.
Porque sí cuando tengo miedo simplemente huyo, pero cuando me
doy cuenta que no estoy sola, cuando me doy cuenta que aún con
miedo yo puedo, ahí me quedo y le hago frente a lo que se venga.
“Hazlo y si te da miedo, hazlo con miedo”.
Di ese gran paso de comenzar a compartir mi vida con alguien, le digo
no ha sido fácil pero he entendido que lo más difícil de tener una
relación amorosa con alguien es coincidir, mi novio y yo habíamos
estado en muchos lugares en un mismo tiempo y nunca nos vimos el
uno al otro, incluso su hermana me conocía y él conocía a gente que
andaba conmigo, yo conocía a su prima. Después de coincidir solo
queda literalmente “amor, comprensión y ternura”.
Una vez que Dios le premia con una familia, con un ángel como
pareja, con un par de mascotas, y por supuesto con 365 días al año
para que intente ser mejor, si hoy siente que hizo algo mal no se
arrepienta por mucho tiempo, no se mortifique por lo que no puede
cambiar, si es de noche vaya duerma y cuando amanezca ya sabrá qué
no hacer.
Y quizás esa sea la clave después de todo, no una clave que le diga
que hacer, sino que usted mismo sepa que errores no quiere volver a
cometer y probarlo una y otra vez, sin dejar de enfocarse en el hoy, y
los instantes de felicidad infinita que se presentan en cada momento,
que sin importar qué pasó antes o qué pasará luego, justo en ese
instante usted es feliz, gócelo.
Cuando se vive del pasado nos perdemos de las maravillosas
bendiciones que Dios nos da en el presente, en el ahora, e incluso
podemos arrastrar amargura que no solo nos opaca a nosotros mismos
sino que opacará a los que permanecen a nuestro alrededor.
Que pasa por un mal momento, está bien tómese su tiempo para
superarlo está en su total derecho, yo lo hago aún si estoy triste le abro
espacio a esa emoción y lloro, pero también la despido para disfrutar
de mi felicidad.
Doy gracias a Dios porque, después de mucho tiempo, permitió que
me acercara Él nuevamente, le estoy conociendo y gracias a Él he
conocido el amor verdadero, del cual pido que rosee a diario en mi
corazón y en el de mis seres amados.
Despedida
Quizás aún no tenga idea de cómo vivir, pero sé que estoy en la mejor
etapa de mi vida, y sé que estaré mejor, porque Dios está conmigo. Él
me llena de felicidad aún cuando he pasado la noche llorando y usa
muchos métodos así que hay que estar pendientes a cualquier pequeño
detalle que nos robe una sonrisa en medio de la angustia y usarle para
estar alegres.
Que la paz de Dios esté con ustedes, Bendiciones.

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