Hola, me llamo Yuliana; Puedes llamarme basura al igual que el
resto, tengo 19 años en los cuales no he hecho nada más que revolcarme en mi miseria. Quise escribir esto como una forma para desahogarme y tratar de soltar todo de una vez, así que aquí estoy. Un dato interesante para comenzar es que mi madre nunca me quiso, de hecho, nunca me dio pecho y a los 10 meses después de nacer me dejo con mi abuela hasta los 10 años. Dicho esto, con ustedes, las cosas que han marcado mi vida por años desde el día en que nací hasta el día de hoy: 2 años: A esta edad yo no tengo recuerdos, pero por boca de todos mis familiares, mi padre golpeaba a mi madre, era grosero con ella, bueno aun así mi madre decidió seguir con el ya que lo amaba y ahora tenía 2 hijos con el (yo y mi hermano mayor, ya hablaré de él más adelante). 5 años: Bueno, pues me diagnosticaron anemia tipo II, la cual era un tipo de anemia muy severo. Recuerdo que para mí el entrar a la primaria era como un sueño, que sería divertido, que tendría amigos y la pasaría bien. Pero fue todo lo contrario, ya que desde primer año de primaria y gracias a mi apariencia por la anemia, recibí insultos desde muy pequeña por parte de compañeros de clase e incluso por parte de uno que otro profesor. Esto marcó mucho mi infancia y fue la semilla que sembró la inseguridad hacia mi físico desde muy temprana edad. 10 años: A esta edad yo seguía viviendo con mi abuela, pero fue con 10 años cuando mis padres decidieron que yo ya era un cansancio para mi abuela y debían conseguirme a alguien más que me cuidara, ya que ellos no querían hacerlo. Fue así como mis padres me llevaron a mi primer departamento para vivir sola, y peor aún, con una desconocida cuidándome. Contrataron a una señora ya mayor para que me cuidara, lo que ellos nunca supieron, es que la señora me pegaba todo el tiempo y de manera injusta, ya que yo ni me portaba mal. Así continuó hasta que cumplí 11 años, que fue cuando por fin la despidieron, aunque el daño hacia mí ya estaba hecho y era irremediable, me sentía mal conmigo misma, por tantos regaños, golpes y castigos que me hacía mi niñera. Después de su despido a partir de los 11 años vivo sola, de los 11 a los 15 mi madre iba una vez a la semana a surtirme despensa, ella pagaba la renta y todos mis gastos, aunque nunca estuvo conmigo. 15 años: Al entrar a la prepa las cosas se pusieron todavía peor, ya que al parecer soy como un imán para las personas que les gusta abusar de los demás. Al entra a primer año de prepa, por alguna razón un grupo de jóvenes comenzaron a odiarme, sin siquiera haber hecho nada yo contra ellos. Total, que me molestaban hasta el cansancio, hasta que un día pensé en la frase “Si no puedes contra ellos, úneteles” en ese momento me pareció muy buena idea. Comencé una “amistad” con ellos, y digo “amistad” porque simplemente se aprovechaban de mi de todas las formas que pudieran, con hacerles la tarea, con comprarles cosas, prestarles dinero que nunca me devolvían, etc. Gracias a esta “amistad” solo me llené de más inseguridades e incluso algo peor, tuve acercamientos hacia las bebidas alcohólicas, drogas, abusos sexuales, etc. Tuve bastantes golpes de ira, comenzaba a sentir que mi vida era una basura e insignificante, que cada vez valía menos y; 17 años: Para esta edad yo ya tenía una adicción hacia el alcohol y diferentes drogas, que cada vez desgastaban y desgastaban mas mi ser. Tenía muchos impulsos a hacer cosas malas y sin pensar, los cuales siempre me llevaban a más y más problemas. Cada vez sentía como se inundaba mi cuerpo de odio hacia mí y hacia todo lo que me rodea, las personas, el lugar donde vivo, la biodiversidad, el mundo, el universo, todo para mí era una porquería. Fue así como en un impulso de odio agredí físicamente a dos chicas que desde primer año de prepa me hacían la vida imposible, primero las empuje a ambas, una con cada mano, enseguida golpee a una con mis puños hasta dejarla en el piso, mientras la otra chica solo se mantenía asustada y helada, con una chica ya en el piso y yo por dentro sin poder contralarme, tomé una roca con mis manos y golpee varias veces el rostro de la otra chica, la cual enseguida comenzó a sangrar, fue ahí, al ver la sangre brotando de su rostro y su nariz, cuando yo pude abrir los ojos y darme cuenta de lo que acababa de hacer, no pude pensar en nada, mi mente estaba en blanco, solo tomé mis cosas y me fui a casa. Al siguiente día me llamaron a la dirección, hablaron conmigo, expliqué porque lo había hecho, así que no pasó a mayores con las autoridades ni nada por el estilo, pero si me expulsaron definitivamente de la institución. Esto me llevó a estar cada vez peor, en cada instante que transcurría, la vida para mi perdía el sentido cada vez más y más, me sentía sola, olvidada, triste, odiada por mi familia, sin amigos, me sentía un gasto innecesario de oxigeno y no había nadie que me dijera lo contrario, así que solo me hundía cada vez más en un abismo interminable. Con los problemas encima y ahogada en mis pensamientos me deje llevar por lo que sentía dentro de mí, un día, mientras me drogaba en casa, decidí que no podía mas con esto llamado “vida” y digo “vida” porque para mí era tan insignificante que pensaba que literalmente solo estaba viva porque respiraba, ya que por dentro me sentía muerta, fue ahí cuando bajo las drogas cometí mi primer intento de suicidio, tomándome 23 patillas para dormir, las cuales me recetaba mi psicólogo desde los 16 años, porque con tantos problemas nunca lograba dormir. Para mi mala suerte este acto fue milagrosamente fallido, ya que exactamente 20 minutos después llegó mi hermana menor a mi casa acompañada de mi prima, me encontraron en el suelo, con baba convertida en espuma escurriendo por mi barbilla, me cargaron me llevaron al hospital, para esto yo ya estaba inconsciente. Tuvieron que hacerme un lavado de estómago, yo no recuerdo nada, solo tengo en mi memoria el momento en el que desperté y estaba en un hospital, resulta que entré en un coma inducido por drogas, al despertar solo pude notar la angustia de mi hermana y ver como rodaban sus lágrimas de tristeza por verme en la camilla, fue ahí cuando decidí que yo no quería darle esta visión de mí. 18 años: A esta edad entré a una nueva prepa, traté de subir mis calificaciones, me enfoqué en mis metas a un futuro, comencé a asistir a un grupo de jóvenes donde hablábamos de nuestros problemas y estábamos dirigidos por un buen psicólogo. 19 años: Hoy con 19 años, estoy cursando mi primer año de universidad, llevo unas excelentes notas, conocí 2 compañeros de clase que poco a poco se fueron convirtiendo en personas muy importantes y especiales para mí. Aun estoy trabajando en mis inseguridades, en amarme cada día, es ser más expresiva, en saber tener empatía hacia los demás y en todos mis sentimientos que antes reprimía. Cabe mencionar que uno de los compañeros que conocí me enseñó lo que es ese sentimiento de que alguien te guste, a tal grado de pensarlo todo el tiempo, soñar con esa persona, quererle, cuidarle y estar siempre pendiente de él. Aun sigo trabajando en mí, en mis adicciones, en mis malos hábitos, pero esta vez lo hago con amor, con cariño y con pasión, sin dañarme. Dejando siempre en claro que todo lo que hago y he logrado es gracias a mí, a mi esfuerzo y mis ganas de ser una mejor versión de mí. Entonces quiero decirte a ti que estas leyendo esto, si yo pude, tú también puedes.