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Diagnostico diferencia de masa en cuello

El diagnóstico diferencial de las masas del cuello se puede considerar en tres categorías:
congénitas, inflamatorias y neoplásicas. El paciente adulto debe ser abordado con una
presunción de malignidad hasta que se demuestre lo contrario.
En Atención Primaria (AP), la causa más frecuente de adenopatía es la de origen infeccioso
o reactivo.
La anamnesis exhaustiva y una cuidadosa exploración física, seguidas de unas pruebas
complementarias adecuadas, permiten llegar al diagnóstico en un 90% de los casos.
Las características físicas de la linfadenopatía (tamaño, consistencia, adherencia a planos
profundos) y su localización son de gran ayuda para llegar al diagnóstico.
La adenopatía de evolución de menos de 2 semanas o de más de 1 año sin variación en su
tamaño tiene una probabilidad muy baja de ser maligna.
La edad es el factor pronóstico más importante en cuanto a la probabilidad de benignidad o
malignidad.
Cuando no se tiene un diagnóstico etiológico y el estado del paciente es bueno, es prudente
mantener un período de observación de 3 a 4 semanas.
La adenopatía supraclavicular debe ser remitida siempre, para su estudio, al siguiente nivel
asistencial.
No es adecuado el tratamiento con antibióticos o corticoides cuando no existe un
diagnóstico etiológico.

●Las masas congénitas del cuello generalmente están presentes al nacer, pero pueden
presentarse a cualquier edad y son la masa cervical no inflamatoria más común en los
niños. Los quistes de hendidura branquial generalmente se presentan en la infancia tardía o
en la edad adulta temprana cuando un quiste se infecta. Otras lesiones benignas incluyen
quistes del conducto tirogloso, anomalías vasculares, laringocele, ranula (mucocele),
teratoma, quiste dermoide y quiste tímico.
●Las masas inflamatorias del cuello se deben con mayor frecuencia a infecciones,
típicamente linfadenopatía viral reactiva. El agrandamiento de los ganglios linfáticos
debido a la mononucleosis infecciosa puede tardar hasta seis semanas en resolverse; otras
adenopatías virales generalmente se resuelven en dos semanas. La linfadenopatía
supurativa generalmente es el resultado de S. aureus e infecciones estreptocócicas beta del
grupo A de la faringe o la piel; el drenaje del absceso puede estar indicado según la
respuesta del paciente a la terapia con antibióticos.
● Las masas de cuello que resultan de la enfermedad metastásica están relacionadas
principalmente con el carcinoma de células escamosas metastásico que surge del tracto
aerodigestivo. Los ganglios metastásicos en el triángulo posterior a menudo están
relacionados con el carcinoma nasofaríngeo, mientras que los ganglios a lo largo de la
cadena yugular superior drenan de la cavidad oral, la orofaringe y la laringe. Los ganglios
supraclaviculares aislados deberían aumentar la preocupación por el carcinoma
traqueobronquial, esofágico distal o de estómago.
●Si bien la mayoría de las masas tiroideas son nódulos y quistes benignos, se debe
considerar la malignidad. Los síntomas de ronquera o antecedentes de exposición a la
radiación en el contexto de una nueva masa tiroidea deberían aumentar la sospecha de
malignidad.
● La malignidad es más común en los tumores de la glándula submandibular que en la
glándula parótida (50 versus 20 por ciento de los tumores, respectivamente). La mayoría de
los tumores benignos de las glándulas salivales son adenomas pleomórficos y se presentan
como masas agrandadas asintomáticas. El dolor, los déficits de los nervios craneales o los
cambios en la piel suprayacen la presencia de malignidad.
●Otros trastornos neoplásicos que se presentan como masas en el cuello incluyen
paragangliomas, linfoma y lipomas.
Quiste dermoide - quistes dermoides son debido al atrapamiento de epitelio en el tejido
más profundo, que se producen ya sea desarrollo o post-trauma. Las lesiones congénitas
suelen ser masas de cuello sublíneas de línea media, no sensibles, móviles. Son tratados por
escisión quirúrgica.

Exploración física
Además de una exploración física general, es preciso efectuar un rastreo completo de todas
las áreas ganglionares con el fin de clasificar la adenopatía como localizada o generalizada.
Si se trata de una adenopatía localizada, se realizará un examen concienzudo de la zona
anatómica drenada por ese grupo de ganglios linfáticos, buscando heridas en las
extremidades, picaduras de insectos, micosis, inflamación, lesiones en la piel, etc.
Las características de las adenopatías que hay que tener en cuenta incluyen: tamaño,
consistencia, adhesión a planos profundos y presencia o ausencia de dolor:
• Tamaño
Entre las características físicas de las adenopatías, el tamaño es la que más información
aporta para orientar el diagnóstico hacia enfermedad benigna o maligna.
Los ganglios menores de 1 cm de diámetro se consideran normales (0,5 cm en ganglios
epitrocleares y 1,5 cm en ganglios inguinales)7.
La presencia de un ganglio supraclavicular, cualquiera que sea su tamaño, incluso en niños,
debe considerarse siempre patológico y ser derivado para estudio, ya que el porcentaje de
malignidad en esta localización es muy elevado.
Cuando el tamaño es superior a 4 cm debe remitirse al paciente de inmediato para la
realización de una biopsia8.
• Consistencia
Los ganglios con consistencia blanda suelen ser de causa infecciosa, aquellos con
consistencia firme son típicos de linfomas y los duros son característicos de las metástasis
ganglionares.
• Movilidad
Los ganglios linfáticos infiltrados por linfomas o los de origen infeccioso suelen ser
móviles mientras que los metastásicos suelen ser fijos al estar adheridos a planos
profundos.
• Dolor
La adenopatía dolorosa generalmente indica un proceso infeccioso subyacente que provoca
distensión rápida de la cápsula. Más raramente es debido a necrosis en un ganglio
metastásico. Las linfadenopatías de causa metastásica no suelen ser dolorosas. Sin
embargo, el dolor no es un buen criterio discriminatorio entre benignidad y malignidad9.
• Localización

La exploración minuciosa del área ganglionar afectada puede dar pistas importantes para
llegar al diagnóstico. Por ello, es imprescindible el conocimiento de las áreas anatómicas
drenadas por cada área ganglionar:
– Occipitales, preauriculares y retroauriculares: drenan el territorio del cuero cabelludo y la
nuca. Raramente son malignas.
– Cervicales: las adenopatías en esta localización son las más frecuentes. Producidas sobre
todo por infecciones de boca y cuello. Con menor frecuencia por procesos neoplásicos de
estructuras de cara, cuello, pulmón y mama. También los linfomas aparecen con frecuencia
en esta localización.
– Supraclaviculares: son siempre patológicos. El ganglio supraclavicular izquierdo
(ganglio de Virchow) es infiltrado por cáncer metastático procedente de un carcinoma
primario de origen digestivo, testicular, ovárico o renal. Los ganglios supraclaviculares
derechos se relacionan con metástasis de carcinomas de mediastino, pulmón, esófago o
riñón. La realización de la maniobra de Valsalva por parte del paciente durante la palpación
de la zona supraclavicular incrementa la posibilidad de palpación de un nódulo.
– Axilares: infecciones de la extremidad superior, cáncer de mama y linfoma Hodgkin y no
Hodgkin (generalmente no es la primera zona afectada, pero sí puede ser la primera en ser
localizada)7.
– Inguinal: debida generalmente a una enfermedad de transmisión sexual, o a infección de
miembro inferior. También pueden infiltrarse por linfomas (raramente es la primera
manifestación)7 y metástasis de tumores de recto y genitales.

Pruebas complementarias
Con la anamnesis y el examen físico se llega, en la mayoría de los casos, a un diagnóstico
definitivo. Cuando la etiología no está clara, se recurre a pruebas complementarias
encaminadas a confirmar o descartar la causa sugerida por los datos obtenidos en la
anamnesis y la exploración.
• Iniciales
– Hemograma completo, con fórmula leucocitaria y velocidad de sedimentación globular.
Puede ofrecer datos útiles para el diagnóstico de infección piógena, leucemias agudas o
crónicas y otras atipias hematológicas.
– Serología de citomegalovirus, virus de Epstein-Barr, toxoplasma, hepatitis, herpes virus
VIH.
– Enzimas hepáticas.
– En caso de adenopatía generalizada, realizar un estudio inmunológico con
proteinograma, factor reumatoide, anticuerpos antinucleares y anti-ADN (sospecha de
enfermedad autoinmunitaria, como el lupus eritematoso o la artritis reumatoide).
– Prueba de Mantoux.
– Una radiografía de tórax nos podría revelar un ensanchamiento mediastínico
ocasionado por adenopatías o bien la presencia de infiltrados pulmonares compatibles
con tuberculosis, sarcoidosis o conectivopatías.
•  Posteriores
Otras pruebas para el estudio de las adenopatías inexplicadas precisan derivación al
siguiente nivel sanitario e incluyen ecografía, linfografía, tomografía computarizada y
resonancia magnética.
El diagnóstico definitivo, en muchos casos, debe hacerse a través de un estudio
histológico. Para la obtención de la muestra se emplea:
– Punción aspirativa por aguja fina.
– Biopsia excisional de la linfadenopatía. Es más incómoda para el paciente pero es la
técnica más efectiva para el diagnóstico.
 

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