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Teorías Del
Aprendizaje
Unidad 1
Aspectos generales
del aprendizaje
Material compilado con fines académicos, se prohíbe su reproducción total o parcial sin
la autorización de cada autor.
1. Aspectos generales del aprendizaje
Sabemos que el ser humano es capaz de aprender sin importar las condiciones
en las que esté. La mente y el cerebro humano tienen un impulso innato, una
vocación por desarrollarse, procesar y almacenar información, aún en las condiciones de
mayor privación. El hecho mismo de que existamos como una especie que tiene
lengua, tecnología, religión, ciencia, etc., es una evidencia de que aprendemos y
pensamos.
El aprendizaje no es exclusivo del ser humano, sin embargo sí es más complejo que
el de otros organismos vivos. Además, existen diversos tipos de aprendizaje, de
forma que no es lo mismo el que implica saber hacer algo que poder recordar un
dato estadístico, o que tener una convicción moral sobre el bien o el mal.
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El aprendizaje no es irreductible a la explicación biológica (p. ej., cambios
físico-químicos, actividad neuronal, factores genéticos, entre otros), o a la
aportada por las ciencias sociales (p. ej., sociología, psicología, pedagogía
o antropología); y debido a esto, no es considerado como un elemento ais-
lado o producto de aparición súbita que pueda ser subsumida dentro de la
biología o asimilable a la sociología (2017, p. 81).
Por todo ello, no existe una definición única, consensuada, de qué es el aprendizaje.
Asimismo, las definiciones dadas han variado con el tiempo, aportando confusión y
múltiples significados a la palabra. Revisaremos aquí algunas de esas perspectivas
para que formes una opinión al respecto, y para que complementes con ellas tu
concepto personal de aprendizaje.
Existen diversas posturas teóricas respecto al aprendizaje y cada una tiene una
versión de su definición. Pese a ello, hay tres cosas que todas tienen en común: se le
considera un cambio, ese cambio es inferido, es relativamente permanente y surge
por la experiencia o la práctica.
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El cambio que tiene lugar en la conducta es solo reflejo del cambio interno
que ha tenido lugar en la persona. Procesos internos como la memoria, la
comprensión o la toma de decisiones, constituyen ahora el objeto preferente
de estudio de la psicología, que para seguir siendo científica estudia estos
procesos internos, no directamente observables, a partir del análisis de los
estímulos y respuestas o conductas observables (Ídem).
Para entender esto, piensa que estás queriendo enseñar a alguien cómo hacer una
suma. Puedes explicárselo con detalle, con ejemplos y material didáctico, pero ¿cómo
puedes saber que realmente lo comprendió? Solo lo sabrás cuando esa persona
sea capaz de demostrarlo con acciones observables, ya sea un ejercicio práctico,
explicando con sus palabras el procedimiento correcto, o algo similar.
El caso de olvido sería, por ejemplo, un número telefónico que alguna vez supiste
de memoria pero que, por desuso, ya no recuerdas. En cuanto a la modificación
intencional de conductas, un ejemplo sería un niño que acostumbra lidiar con su
frustración golpeando a otros niños pero que aprende una conducta distinta para
lidiar con ello, abandonando el comportamiento violento anterior.
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Esto significa que no se produce por factores internos exclusivamente (aunque
sí parcialmente), “como puede serlo un reflejo, un instinto o la maduración, que
constituyen conductas no-aprendidas, aunque también supongan cambio o
modificación en la conducta” (Castejón, 2013, p. 46).
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Muchos de los aprendizajes no se dan en entornos escolares. De hecho, en buena
medida la psicología atiende a pacientes que presentan problemas por lo que han
aprendido o no en su vida. Ya sea sobre sí mismos, sobre otros y sobre las relaciones
entre sujetos y con el mundo.
Somos lo que somos gracias a las experiencias que hemos tenido, dentro y fuera
de las escuelas. Por ello, “la importancia del aprendizaje para el sujeto humano es
grande porque casi todo lo que el individuo hace, o puede hacer, es resultado del
aprendizaje” (Castejón, 2013, p. 45).
Hasta aquí hemos visto qué es el aprendizaje, a grandes rasgos. Ahora veremos
algunos de los factores que lo influyen y determinan, para comprender más a fondo
su complejidad y funcionamiento.
Conforme las ciencias han avanzado en la comprensión del mundo y del ser
humano, ha evolucionado nuestro entendimiento sobre los factores que influyen en
el aprendizaje.
En algún momento se pensó que lo principal eran los estímulos, hoy sabemos que
depende también de la memoria y la atención, los conocimientos y estructuras
cognitivas previas, la motivación, técnicas de estudio, la práctica, factores
socioambientales, factores biológicos y físicos, entre otros.
Veremos este tema con más profundidad conforme veamos las teorías sobre
el aprendizaje, pues cada una tiene ideas distintas al respecto. Sin embargo,
abordaremos cinco factores clave:
1. Procesos cognitivos
2. Motivación
3. Disposición
4. Práctica
5. Factores socioambientales
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Comencemos con los procesos cognitivos. En general, podemos describirlos
como aquellos que nos permiten recibir, procesar y almacenar la información. La
cognición puede definirse como la “actividad mediante la cual la información se
recibe, selecciona, transforma y organiza por parte del sujeto cognoscente, de
manera que genera en él un tipo de conocimiento” (Ander-Egg, 2014, p. 44).
Estos procesos son uno de los factores clave en el aprendizaje, y cada individuo
puede tener más o menos desarrollados algunos de ellos. Así, por ejemplo, hay
quien tiene mayor facilidad para la abstracción y la generación de conceptos, o para
estructurar información.
Al inicio del estudio del aprendizaje, con las teorías conductistas, los procesos
cognitivos no fueron abordados a profundidad, pues solo se estudiaban las
respuestas de los organismos ante ciertos estímulos.
Hoy, aún dentro de los teóricos que retoman ideas conductistas, los procesos
cognitivos ya no pueden ser ignorados, por el contrario, son el centro del estudio
psicológico del aprendizaje.
Abordaremos este tema por medio de una lectura base. Por favor dirígete a
ella ahora: Estructuras y procesos cognitivos, de Castejón (2013, pp. 95-112).
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El aprendizaje depende de estos procesos, pero no es lo único que lo determina.
Hay otros factores, como el de la motivación, que veremos a continuación.
1.3 Motivación
Precisamente esas últimas dos características son las que hacen difícil su
conceptualización: no es directamente observable, y además su percepción es
subjetiva. De hecho, es tan subjetiva que lo que motiva a unos puede fácilmente
desmotivar a otros.
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Conjunto de elementos o factores que están activamente presentes, en un
momento dado, en la conciencia ser humano, y que configuran fuerza la psí-
quica y los mecanismos de estímulo que conducen a la acción. [...] Se trata
de los factores internos (necesidad, instinto, aspiraciones) o externos (valor
de un objeto o de un logro), que intervienen en la elaboración de una inten-
ción, dando motivo, razón adecuada, estímulo suficiente y energía necesaria
para inducir a una acción deliberada y voluntaria, encaminada a satisfacer
alguna necesidad individual o social (Ander-Egg, 2014 p. 164).
Así, el conductismo la define como algo que va de afuera hacia adentro del individuo.
El cognitivismo, como algo que surge del interior de la persona por medio de sus
procesos cognitivos. El humanismo reconoce que tiene origen en las necesidades,
pero no todas ellas tienen la misma importancia entre sí en todo momento.
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Todas las perspectivas aportan algo, no necesariamente se anulan mutuamente.
“Lo que necesitamos es entender la compleja dinámica de interacciones que se
producen entre los distintos factores explicativos de la conducta de las personas”
(Ibídem, p. 205).
La acción que es impulsada por la motivación tiene un objetivo, por ello se dice
que parte de necesidades. Al activarse determinada conducta, se dice que está
motivada si es que tiene una meta. Además, nos permitirá persistir en esa acción,
incluso demorando la adquisición de la recompensa o beneficio esperado (Ibídem,
p. 203).
Por ejemplo, dice Castejón que “ayuda a entender las causas de los logros de los
alumnos; o lo que es lo mismo, ante dos alumnos de nivel intelectual semejante aquél
más motivado es el que tendrá un mayor rendimiento académico” (2013, p. 203). Es
decir, hay otros factores que influyen (como la inteligencia), pero la motivación puede
ser determinante en el éxito o no cuando hay igualdad de circunstancias.
Hay algunos elementos clave del sujeto que influyen en el nivel de motivación,
determinando si será suficiente para llevar a la acción, o no. Tres de ellos son: las
expectativas que se tienen sobre la tarea, el autoconcepto y el éxito/fracaso que se
puede obtener.
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Fuente: Castejón (2013, pp. 209, 212, 224-225).
Estos factores actúan de manera conjunta. Por ejemplo, alguien puede tener la
expectativa de que la tarea será difícil, que no está del todo preparado para ella,
y aun así tener una motivación al éxito grande porque su necesidad a cubrir es
imperante y su vida depende de ello.
1.4 La disposición
La disposición es una actitud respecto a algo. Es un estado mental que nos lleva
a pensar y percibir las situaciones y los objetos de cierta manera, generando una
tendencia cognitiva. Esta actitud “es adquirida y organizada a través de la propia
experiencia individual, de la integración de los modelos sociales, culturales y morales
del grupo” (Ander-Egg, 2014, pp. 9).
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Una de sus principales características es que generan predisposiciones,
tendencias a reaccionar de cierta forma constante frente a algo, ya sean personas,
situaciones, ideas, objetos, valores, etc. (Ibídem, p. 10). Al ser constante, se presenta en
circunstancias similares y modifica la percepción del sujeto frente a ellas, motivándolo
hacia una conducta y no otra. Influye en la motivación, pero no es la motivación en
sí misma.
Por ejemplo, una persona puede tener una disposición favorable hacia el
aprendizaje escolar presencial, pero una disposición renuente ante la versión en línea. Sin
embargo, ante una necesidad grande (por ejemplo, tomar un curso virtual para
actualizarse y mantener su trabajo), es posible estar motivado aún pese a la
disposición negativa.
Si analizas esa cita, notarás que la disposición se describe con verbos activos, con
acciones que deben ser llevadas a cabo deliberadamente. Aunque la disposición
no es en sí una acción, sí se manifiesta en la actitud que tiene la persona hacia esas
acciones y su deseo o no de llevarlas a cabo.
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Así, para la adquisición de conocimientos el individuo debe estar dispuesto a
aprender de forma activa, completa y satisfactoria. Activa porque se requiere que
tome acciones para el aprendizaje; completa para ganar extensión y profundidad en
los conocimientos; satisfactoria en cuanto a que debe llevar a cubrir sus necesidades
y promover en el futuro una mayor motivación y una mejor disposición.
Actualmente estás cursando una licenciatura. Date la oportunidad de leer esos tres
puntos y preguntarte en qué medida los cubres o no. Piensa en ellos uno por uno
antes de seguir leyendo.
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Tabla 3. Ejemplo de adecuada e inadecuada disposición a aprender
El afán de reflexionar sobre la tabla anterior es que tomes conciencia sobre estos
factores psicológicos que han sido estudiados y definidos como algo que afecta tu
aprendizaje. Al conocerlos puedes ayudarte a ti mismo, desarrollarlos y buscar una
mejor disposición para que tus estudios sean más fructíferos.
Finalmente, recuerda que la disposición es una actitud ante algo. Para cambiar dicha
actitud es útil preguntarse de dónde viene, por qué está ahí. Conocer las causas abre
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la puerta a analizar críticamente nuestras ideas, creencias y actitudes para mejorar
la disposición y la motivación.
Puesto que las disposiciones en muchas ocasiones son transmitidas por el contexto
y las experiencias previas, hacer conciencia sobre ellas permite identificar prejuicios
sociales o familiares, experiencias negativas que impacten nuestro aprendizaje hoy,
y medios para cambiarlos.
La práctica es hacer, implica tomar cierta información y utilizarla para algo. Esa
información puede ser teórica o de otro tipo, pero con ella deberemos poner en
marcha una acción o varias con un objetivo determinado. Por medio de la práctica
podemos ganar conocimiento sobre dicho procedimiento o desarrollar alguna
habilidad.
La relación entre aprendizaje y práctica es tan cercana, que a veces son definidos
en términos uno del otro. Considera, por ejemplo, esta cita de Montoya:
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Dentro de las teorías del aprendizaje, el conductismo da especial énfasis a la práctica
como ejercicio de repetición, en el que se busca fortalecer el vínculo (asociación)
entre un estímulo y una respuesta (que será reforzada). Así, hay una relación estrecha
entre asociación, práctica y refuerzo (Trianes, 2013, p. 183).
Por otra parte, los cognitivistas pondrán más énfasis en los procesos
cognitivos del individuo frente y durante la práctica, así como en el entorno social y las
oportunidades que este ofrece al individuo para aprender, experimentar, aprender
de sus propias actuaciones y practicar algo.
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Imagina que un niño está aprendiendo a multiplicar y, para ello, está haciendo
varios ejercicios de práctica en su libreta. Idealmente, alguien debería decirle si sus
resultados son correctos y, en caso de que no, ayudarle a identificar y corregir en qué
se está equivocando. Hacer cien ejercicios sin guía alguna, sin saber si está bien o
mal y sin que nadie los revise, le aportará mucho menos aprendizaje.
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Figura 1. Esferas de los contenidos de aprendizaje. Fuente: elabo-
ración propia con base en Ander-Egg (2014, p. 54).
Veamos un ejemplo para articular esto: una persona debe aprender a utilizar un
nuevo programa informático. Tendrá frente a esta necesidad cierta disposición y
motivación que lo impulsará a tomar acciones de aprendizaje (la parte afectiva). Si
tiene éxito, posiblemente refuerce disposiciones positivas respecto a la experiencia
y esa tecnología.
Además, debe tener claros ciertos conceptos respecto al software, por ejemplo, para
qué debe servirle, cómo debe integrarlo a su trabajo, incluso ha leído el manual (la
cognición). Lo cognitivo es útil para darle intención a las acciones, un propósito y
una guía, en este caso, por ejemplo, para saber qué puede o no hacer el programa
Finalmente, deberá tomar la computadora y practicar con el programa, hacer
ejercicios y pruebas para encontrar cómo usarlo, cómo moverse en él, de qué
forma hacerlo una herramienta eficiente. La práctica será la determinante del éxito
si logra una praxis, integrando lo cognitivo con lo aplicado, y si logra transferencia
de conocimiento.
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sobre esa raya entre las neuronas; mientras más se practique más gruesa será la
línea, más duradero será el aprendizaje y más fácil será encontrarlo (acceder a él).
Para concluir con este tema, hagamos un pequeño ejercicio. Trata de encontrar un
tipo de aprendizaje que no requiera práctica, sino que se consiga a la primera de
manera cognitiva o afectiva, sin acciones. Es posible que encuentres alguno. Para
asegurarte, piénsalo y luego responde estas preguntas:
¿Es necesario escucharlo, verlo o sentirlo repetidamente? Si no, ¿qué lo hace tan
poderoso que con una sola vez se aprende? Si se hicieran prácticas (o praxis)
respecto a ese aprendizaje, ¿lo reforzaría / mejoraría / haría más profundo o
permanente?
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Castejón, J. L.; González, C.; Gilar, R.; Miñano, P. (2013) Psicología de la educación.
España: Editorial Club Universitario. Recuperado de https://ebookcentral.proquest.
com/lib/ieusp/reader.action?docID=3213841
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García González, E. L. (2014) Psicología general (3ª ed.). México: Grupo Editorial
Patria. Recuperado de https://ebookcentral.proquest.com/lib/ieusp/reader.action?-
docID=3229483
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