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CAPÍTULO IX

PEDAGOGÍA DEL DESGARRAMIENTO

CARLOS ENRIQUE RESTREP0


1

Los textos de Hegel que se ha dado en llamar Escritos pedagógicos tienen una
doble procedencia. Por una parte. son una colección de Discursos compues­
tos por el filósofo entre 1809 y 1815 para la ceremonia anual de premios que
se celebraba regularmente en el Gimnasium de Nürernberg, del cual fue direc­
tor. Por otra parte. los componen una serie de Informes que. durante el mismo
período y en la función de Consejero Escolar de Nüremberg, Hegel dirigió a
lmmanuel Niethammer. su amigo y mecenas. quien tuvo a su cargo una refor­
ma educativa general para el reino de Baviera.

Surgidos bajo esta circunstancia peculiar. los Escritos carecen. como es ape­
nas lógico. de toda apariencia de sistematicidad. Sin embargo, desarrollan
diversos elementos a los que subyace una unidad interna que se supedita a las
concepciones dominantes de la filosofía de Hegel. expuestas principalmen­
te en la Fenomenología del espíritu.

didI Doctor del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia.


'"F11 oso r·ras d e I a Altendad"
' Licenciado. Profesor Y Can ato a . entre los años 2005­2009. Artículos
. st laación . .
Coordinador del Grupo e 1 e 1 nves " . . d _ donación En· 1111aslicios No 27. uníversídad
1 Para una 1 I1 oso ra e " 1 1 ­ .
recientes ·Del rostro d icon 0 .. . , t de Dios· y Ja constitución orno­teológica d e
. . . 2007 \J\J 237­247 La muer e . .
lntercont mental. Mcxico _ . Filosofía · Universidad. de Anuoquia. Me d e 11•in.
_. .. d 1, �-¡1 -<J/ia No 36 lnstu u t o de . . .
la rnetafrsica En· Es111 ,os'' v, . ­ ·· Revisla U1111ws1dai1 de A11t1oquia. No. 289 ·
¡­ meno logia d e 1 esp1 riil u · En ·
2007. pp 151­171. ··200 años de 1 d ­cno , . C nsideraciones sobre la concepción del cuerpo en
deo
Medellín 2007. PP 60­69. ·¡::J cuerpo dd esp1nl1aud. Caldas Manizales. 200S. PP 25­43 'La 'muerte de
·r ·
Heae!" En Diswsio11t'S l-1­·¡ oso ,ca, No 13 · Un1vers1r . del
·
Norte
.
Barranqu1lla. 2 008 · PP· 182 · 194 · Con
" _ .. - ¡::·d No l:S Univers1idad · ­ M d ll'n 1 ·
Dios' y la cuestión teolog1ca En: ­' os d.' ión del Ant1ario Coloinúio110 de Fe11ome11olog1o_Vo 1 1 11 1. e e
Luz Gloria Cárdenas estuvo a cargo de la e ,c Dios sin el ser Ediciones El lago. Castellon. 20!0. ¡unto con
2009! Traducciones recientes Marion. �
le n­Lu l ct alteridad@quimbayaudea.edu co
ónica
, vila
I Direcc1on e ec r ·
Daniel Barrero y [avrer Bassas

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• 1


. s;°Enrique. Restrepo
'<'!, · - -
, . . . hegelianas ofrecidas en los T.\Ísc.. :··:
· Al hilo d e I as co nsideraciones 'i .. rsos:
, ste escrito tres de dichos elementos: \
;:gratará n en e ., :, .
,· ' J.) El movimiento de la enajenac1on 'i

2) La concepción dialéctica de la escuela.


3) La confrontación del corazón y la realidad.
P_r?blema de l'a,ec11ii:a_
En la medida en que su tratamiento �o se restringe al •
. , fil 'fica sino que se refieren mas bien a la formac,on en general' _
cion oso , b , denominar , esto
elementos permiten cuando menos esbozar lo que ca na una·
pedagogía del desgarramiento.

1. El movimiento de la enajenación (Discurso de 1809)

Una de las directrices del pensamiento de Hegel estriba en considerar el


desarrollo del individuo. pero también la historia del mundo, en orden a una
serie de etapas cuyo movimiento progresivo conduciría paulatinamente a la
figura total de su realización Esta vida individual así descrita, y en cuanto tal
indisociable de una vida universal que sería la "vida del espíritu", obedece
i
al movimiento de la Bildung entendida en su sentido general como formación.
i
1 La noción de Bildung implica. de modo general, el despliegue de la "vida
'
1
de la sustancia", esto es. la manera corno el espíritu, en su manifestación
histórica. alcanza su forma o figura concreta (por ejemplo. en los períodos de
esplendor de una cultura); pero más fundamentalmente. implica el compor­
tamiento de y hacia el saber, el movimiento que va de la conciencia.hacia la
· ciencia. al cual es inherente una elevación sobre el "simple ser­ahí natural"
y por medio del cual lo particular se hace uno con la sustancia conquistando
1
1,
su existencia real, lo que en el lenguaje de Hegel significa alcanzar su auto­
' conciencia.
, 1

¡ .
En este sentido, Hegel hablará de formación como la tarea peculiar del
individu?, en consonancia con la obra universal del espíritu Así, la formación
supondra _por parte del individuo la apropiación de los saberes particular.es
que constituyen el patrimonio ganado por el espíritu "en la larga extensión
delt1empo"(FE 22)2 , y que e 1 ·in di1v1id uo so'I o tiene ¡•· r
·, que aprender y actua,1za;
de otro lado, sera conocimiento de sí mismo, un saber nunca dado de ante'

'La f ·
s re erencias se harán entre aré . . .
,1

turas. y seguidas del núrn , _P ntesis al interior del texto. de acuerdo a las siguientes a
b,evia·
. . · ero
e d 1c1ones de referencias · d'
d e pagina
·
FE F ¡ , · '•'"" ,La••,.,
· para enomeno og,a del espírilu y EP para Escrilos pedafi'l!I"""'·.
e in ican en la bibliografía . . .\ ­

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. o y por el cual
..
. ­­­­­
. ­­­­­
a ser propia el individuo. al
l'llente "s¡ miisrn .. reconocer el espí ·t
Pedagogía del desgarramiento

i:;n su acepción e . o . n u como su sustancia


­/ÍJPectos. siendo el ttrictarnente
Peda , .
¡,oo. conocin,ient egundo lo esen . gog1ca. la formación .
hegeJiani de :í Ahora bi�1:J La formación del ini���uga ambos
principio
segun el cual el . :onforme al método d.1 1�º es. ante
..nnocimiento
... v . ,
Sólo PUed esp1ntu vi d ect1co y al ª
,ena¡enac1on ( Entfrernd e Ponerse en ob rve e la contradicción d. h
.. , . ung¡ d ra med1ant . lC o
otro c orno un1co medio . e I extrañamiento
1
.. e e movimiento de la
en el absoluto Para volver a , . (Entausserung1. del "ha
rnisrno . ser­otr s1 mismo "El cerse
base de la ciencia , O el 5 6
a eren
º· este éter en c
uantotal es lf
puro conocerse a sí
este sa 1.ir d e st mismo. la "fu general" ( FE. 191 La for� . � undamento Y la
la cual la profundidad d e erza portentosa de I aoon supondrá. pues
de . la id . o negativo" (FE . ·
rned1da en que el espíritu vi a espiritual llega · 231 en virtud
I particular o universal a ser tan grande "como la
perderse" ( FE, 1 1) I se atreve a desplegarse o a

Hegel.
_ . por su parte, consid era este rn . .
extranamiento como la condición de la forrnov1_�1ento de alienación. enajenación o
y sobre todo de la filosofía · pero a d ernas , acion teorética. caso de las ciencias
· ¡ puede .
genera I d e 1 a 81 dunq. De ahí que I
ser considerado el principio
quila prolongación de una caden� en ugar de ser concebido "como la tran­
los posteriores"
.
( EP. 80) el progre ,
· so e a forrnac1ó 11
ª
cduyols eslabones anteriores se conectan
· · ­ d 1 · · ·
el ineludible desgarramiento (Zerrissenne't\ exigua e individuo
. 1 en e 1 cua I se descomponen todos
1
1 os e ementos. ,
d e su existencia. y por tanto , el d o I or d e a b an d onar la llana
.
repres.entac1on Y los puntos de vista particulares. para remontarse a la uni­
versalidad del concepto

El comienzo de la formación tiene lugar en el paso del individuo por esta


isión (Entzweiung)3. en la que experimenta su existencia disuelta. Sólo el
emecimiento de perder el mundo propio. de perder la dimensión de
rcano y familiar para verse de cara a lo ajeno. pone al individuo en con­
nes del trabajo formativo "El espíritu sólo conquista su verdad cuando
az de encontrarse a sí mismo en el absoluto desgarramiento" ¡FE. 24)
ación se juega, en consecuencia. en la esfera de esta dialéctica entre

, En
. . ir·, ,/ sisl!'J>W rlc filrso/ía rle Fichre y el de Schelli11g 118011.
su importante escrito acerca de la Di{rreJ>cia ."'.',' 'd ·miento de la ñlosolia Alli sostiene "La
.. , la cond1c1on e 1 surg1 .
e 1 postula este concepto de esos,on como . f' .. 121 En ese escri\o. este concepto encierra
de la hloso ,a IP . · · cr H
esc is16 n es la fuente del estado de necesiid a d dT aded garra miento y ena¡enac,on tcu:
concfep ltos
l � �uan
el mismo significado nosotros los Antonio Rodríguez Tous Alianza.
que tienen para
. . d F. !teyeldeSc1e ,11g ·
· · ·· Diferencia entre el sislema de filoso f'ia e ,e
GWr I

�rid, 1989, pp 12ss.

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Carlos Enrique Restrepo

Y lo extraño · y
·
.1,o propio se inserta así en el movimiento que Hegel lla · 1
, . . . rna sup
ci6n (Aufhebung). Bajo esta l�g1ca. el dolor de la enajenación consiste en .
·
1o f miliar se torna una realidad cancelada para que sobrevenga ­n . q
a . o sin vio.
lencia­ el rigor de una realidad nueva

En un primer momento. este desgarramiento se conoce tan sól ­


desdichada·?
aspecto negativo; es la experiencia de . una ."conciencia . en su
d 1 1 que se
escinde en extremos contrapuestos a 1 i�tendor e e a md1sma: "¡Desdichado
aquel ­dice Hegel­ a qui�n se le_ ha aliena o su mun o in�ediato de los
sentimientos. pues esto solo signiftca que se le han roto los v1nculos ind· .
I , . I
duales que unen de una forma sagra d a e animo Y os pensamientos con I
IVl­

momentoª
vida. la fe. el amor y la confianza!" (EP, 81 ). Pero._ en un segundo
lo negativo se torna al mismo tiempo algo posinvo. de modo que estas'.
particularrnen;e
paración se revela bajo la forma de un "impulso universal".
presente en la juventud un "impulso centrífugo del alma" ( lbíd) por el cual lo
extraño despierta el atractivo de una "verdadera vida" (en cuanto tal ausente
diría Rimbaud) que, al existir sólo bajo la forma de la distancia. exige en I�
misma medida rebasar la limitada individualidad.

Hegel asegura que es sobre este impulso del alma ­correlativo de la cons­
tante inquietud del espíritu­ que se aplica el trabajo de la formación. Para
él, se trata de poner ante ese impulso un mundo lejano. un ideal que sirva de
medida a la realidad individual que se debate en la limitación de su propio
presente. pero que sea a la vez un mundo tan concreto que impida que dicho
impulso se pierda en la exteriorización ciega de la necesidad, en la futilidad
del placer. o en la torsión que sería para esta "fuga" convertirse ­corno en el
caso del alma romántica­ en una pasión de abolición.

Inicialmente. Hegel encuentra esta "patria anhelada" en el mundo antiguo.


por lo cual introduce en su programa formativo el componente­para él esen­
cial­ de la literatura y las lenguas griega y latina. Sobre todo los griegos
representan para él "el suelo sobre el que se ha asentado toda cultura. desde
el que ha germinado y con el que ha permanecido en conexión permanen·
te" (EP. 74) Para la formación, los griegos representarán, de esta suerte. ·el
paraíso del espíritu humano y el más bello mundo que ha existido" (EP. 7�)­
Como tal es el mundo ante el cual ­al menos en principio­ tendrá que medir·
se la formación cultural plena

Sin e�bar�o, no se trata para Hegel de relacionarse con lo antiguo. ese rnun:
� extra no. s�lo ­�ajo la forma de la
o
nostalgia. Más esencialmente se tratara
e una aprop1ac1on transformadora de lo antiguo. a fin de ponerlo en rela·

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--- ' ed ��
g a�
���-----------�R�de �a2:og�1íq_ a rar�m�ei :!'_ ot
l ed�gs��

n�
ción con el pre sente Y "t
75). En esto Heg 1 se· aparta. ener a partir de ali' 1
desde sin duda de 1 1 a go nuevo que elaborar" (EP
más tarde · ice de esta exaltada · os romá ti ·
valoración . _n _1cos. al punto que. años
su Discurso de 18 \ 5
. es decir. seis años d ,1n1c1al de la antigüedad En
Hegel . escribe · "Al pasado r espues del q .
esu I ta inútil echarlo de ue venimos citando.
o antiguo por el hech O de ser
1
antiguo no menos Y desear su retorno·
fuese apropiado Y no siguees excdelente. Y del hecho de qu�
cbomprensible se
su mantenimiento ajo otras · na a meno
circunstancias s ea d eseable. sinoesto:
s que bienque
más no lo
contrario" ( EP, 27¡¡ .

. Como qu_iera que se decida la t


griegos. es Justo retener dc�a�l�e�e orna de posición de H
necesidad de la ena;e,:��¿�e:¿��t� a los
tulad_o esencial sobre el pensarse la formación A d. h . l pos­
habna que asociar tarnbié ien. en su misma din, . . ic o pnncipio
ente:;�ca. ,la comprensión hegeliana
d e 1 concepto de experiencia ( Erfahrung)•
I.°s momentos de la exteriorización el re , a ,esta como el conjunto de
. y torno a st mismo que constituyen el
deven Ir del saber" ( FE. \ 9 ss).

Lejos de toda reducción empirista o aún . . ..


. cientificista. la experiencia como
correlato de la formación conlle va su sentido existenci .
_,ano. esto es. su sen­
nid o d e errancia. deriva. tránsito por los mome ntos _Y figuras necesarios para
obtener del extravío y de la pérdid 1 a un sa b er de Sl mismo La ex · ·
, .
as1,conceb1da:. puede üustrarse con la "metáfora" hegeliana del rnl�:;;e;,;:::
ptn u. esto es: como el camino de la conciencia natural que pugna por llegar
al verdadem saber. o como el camino del alma que recorre la serie de sus
otras tantas estaciones de tránsito que su naturaleza
configuraciones como
le traza. depurándose a sí misma ( ... ) hasta elevarse al conocimiento de lo
que en sí misma es" (FE. 54)
describirá. según esto. una trayectoria circu­
El movimiento de la enajenación
recorrido. se retorna al punto inicial. pero enrique­
lar en la que. al final del
habrá adquirido en razón de esta mediación. Un
cido por el contenido que
por el mismo Hegel puede resultar sugerente a este
ejemplo proporcionado
una cosa es una máxima moral en boca de un ¡oven.
respecto. a saber: que pronunciada por un hombre viejo. que \leva
misma máxima
y otra cosa la de la vida La experiencia en cuanto retorno a sí
en sí toda la experiencia existenciario­y
sentido no meramente cognoscitivo­ sin
encierra. pues. este

Introducción a la Fr11011w10logía del espírilu. pero también el conocido y extenso


·• Al respecto. véase la
Introducción Cl. HE1DEGGER. M "El concepto de experiencia de Hegel"". En:
Heidegger a dicha
comentario de Cortés y Arturo Leyte Alianza. Madrid. 2003. pp. Q\­\56.
Camiuos de bosque. Trad. Helena

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' r

·t
'•Carlos Enrique Restr­epo

eli cual se perdería en una mera forma abstracta. o corno ocurre .


. ., , . t en la t ....
nodencia moderna. en una repetrcron rnecaruca caren e de cont . �'"­
. . . . d en1do A
como la formación es entendida como un rnovirmento el saber d .· s�
id h 1 · · e 1 m1sm
modo hay que retener que el sa b er, en sentí o ege rano, es experienci o
., , . . , . a. vale de.
cir ena1e · nac1on. extravío y retorno d e 1 a concrencra a s1 misma. Por
. . , eso Heg I
escribe·· "La conciencia sólo sabe y concibe lo que esta en su experien era . .. e
(FE
261_ La formación. por tanto. .no puede .
estar separada de ella. sino que
. . . d e�
,
or el contrario. integrarla bajo esta impronta extstenciaria que se resu ·
P . 1 1 . . , .. me en
los elementos que Hegel asocia a paso por a ena¡enacron: La pacien .
era el
esfuerzo. el dolor Y el trabajo de 1 o negativo ! FE . 16 ).
. ..
.

2. La concepción dialéctica de la escuela (Discurso de 1811)

La dialéctica entre lo propio y lo extraño, en la cual estriba el movimiento


de \a enajenación. constituye el elemento a partir del cual Hegel. en su Dis­
curso de \8\ 1. pensará el lugar que corresponde a la escuela. y con ello. la
formación ética del hombre.
El escenario formativo de la escuela comprende dentro de sí la natural
instrucción en las ciencias y saberes particulares. y aún en las habilidades.
destrezas y técnicas de diverso orden que constituyen el contenido mani­
fiesto de los aprendizajes. a la vez que demanda la dedicación completa del
tiempo destinado a la instrucción. Sin embargo. a una con estos contenidos.
a la escuela le compete una preparación en lo referente a los principios y a las
formas de actuación que Hegel denomina formación ética. y cuya apropiación­a
diferencia de los otros contenidos­ no es tanto consciente. sino más bien in­
consciente. debido a que tales principios representan "el elemento sustancial
en el que vive el hombre y según el cual acomoda y regula su organización
espiritual y su existencia" (EP. \02)

Hegel resume esta formación ética en la idea de una "educación para la


� utonomía:· (EP. 107}. muy propia de su tiempo e inspirada por Kant' Por
esta se entiende la capacidad del individuo de abandonar la sujeción ciega a
la autoridad. cuya única legitimidad Je viene de la imposición de la obedien­

I
Kant ha establecido este paradigma cuando exige del indí id . ·
. .. . . 1v1 uo que a 1 canee su · mayona de edad·.
entendida como la capacidad de servirse del propio entend'im·ie t . .. .. es
. . . n o. sin 1 a con d ucc1on d e otros como •
sabido. en ello estriba para Kant la idea de la Ilustración tAuf'·/" Cf .. • ti stración ·
En. F1 oso¡·,a d•, la !11stona Trad Eugenio lmaz. FCE México 20
·¡ · · . . . "aru11g1. . KANT. t. Que es 1 a u
.• • trata·
d o d e Ped agog1a.• . · · 04 . PP. 2 5­ 38. Cf. también su pequen 0
Trad Lorenzo Luzunaga y losé Luis Pascual Ak I M
d id
a. ari.1991.

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Pedagogía del desgarramiento

cia, a fin de que sea. en cambio. "el sentimiento propio acerca de


cuecon­
lo
­viene el que �etermine la conducta" ( lbíd ). De esta manera. la
formación ética
radica en la inserción de la conciencia en una
comunidad de individuos. lo
cual exige de ella la adquisición de la confianza para
sin dejar por ello de ser sí habérselas con lo ajeno.
misma.

Ahora bien. conquistar este "sentimiento propio"


supone. también él. la
experiencia de la enajenación. De ahí que Hegel.
considerando sobre todo
este carácter ético de la formación. proponga una
comprensión dialéctica
de la escuela según la cual ésta conforma en sí "un estado ético
.que se insta la el horn ?re
y en el que es formado para la
especial en el
existencia práctica
mediante la hab1tuac1on a las circunstancias reales"
(EP. 105)
El estado ético
posibilitado por la escuela es para
Hegel. necesariamente.
n estado de escisión en el que la existencia del individuo se disuelve en
u ex­
tremos De un lado. se halla la dimensión de lo propio­que se re fj ere a
aquí
la vida familiar­. y del otro. la de lo extraño que es su término.contrapuesto.
a saber. el mundo real. La escuela representa dicho estado_al situarse. en me­
. d
ªmbas esferas: entre la familia ­que es una relaclon del sentimiento

e:;
1d10 e ,
¡ oren la que el individuo vale por sí mismo. por e ¡ vincu 1 o na t ura I de
y re­ y el mundo real ­en el que. como dice Hegel. "muy pocas
c�sas
las g por amor .. ( EP.. 105) · Y donde el hombre sólo vale en razón del mento
ocurren
.
propio. no por ser quien es. sino por lo que hace­ .

. . , mbién el tránsito y la tensión de ambas


La escuela es la escrsron. pero ta
cie la una a la otra es e I mov imiento que conduce al indi­
esferas. Lo que va . . ¡· it da a sí misma­ a un orden rea 1 en e 1
viduo de la existencia particular ­ 1m1 a
. al aiena Y genera I me nte hostil a los caprichos de
que impera una ley uruvers . .
. . . d E t desgarramiento o d'rso 1 u ción entre dos .
ámbitos des d e
la individualida . se
ahora separados. pero reu nidos en la escue ¡ a como escenario de su con fl.re t º·
.
H gel como sigue
es presentado por e
id escolar/ el hombre se ve con frontado con la doble
A partir de ahora /en la vr a 'da Y entre cuyos extremos, que en el fu­
. descompone su vi ·, .
existencia en la que se h de mantener su cohesión. L a P rimera tonalidad
turo se volverán más tensos. a ,
. el hombre pertenece ahora a d os crrcu los

�:d���
de sus relaciones vitales desapare: �� toma en consideración un aspecbto dde
see un ámbito 11 re e � a
d I que cada uno so u
'I
esc�e�: �:¡��od
:�is�:ªn��:· A;ar�: de lo que la a Ja discreción de las.r_e­
instrucción esca I ar qu e · en parte. s
t también a su .
propio ar bitrio y determinación
. .
laciones íarniliares. P ero · en par e.
iEP. 1061

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Carlos Enrique Restrepo

La eticidad de la escuela consistirá. según esto. en la necesidad


· ·, d e Pre.
Parar al individuo para el encuentro. 1 a 1 uc h a Y 1 a escrsion todavía
rnayor re
Presentada por el mundo real. No obstante. en la me d.d I a del lugar
int ermed10.·
.
que le corresponde. la escuela llega a ser el a misma una esfera Pecui·
1
.. iarque
se distingue por completo de las otras. una es f era que posee su
. . Propi a ma-
teria y objeto su propio derec h o y su propia 1 ey. sus sanciones y sus r
· eco--,
pensas" ( EP. 105)

Para comprender la pecu I ia ridad de esta esfera es preciso insistir aún


en
su carácter de mediación. Por una parte. la escuela no representa la cancela­
ción definitiva de la vida familiar con la cual. por el contrario, no deja
de
estar relacionada: por otra parte. la escuela no es todavía ­ni totalmente­ la
realidad. sino que ésta sólo se deja ver en ella bajo la forma de un orden pro­
visional y apenas preparatorio. y no en la avasalladora sobrevenida del mun­
do en cuanto "esencia objetiva total". En algún sentido. aunque presente en
ella, la realidad sigue siendo exterior a la escuela. Y sólo la permea de modo
gradual o progresivo:

La escuela posee una relación con el mundo real. y su cometido consiste en


preparar a la juventud para el mismo. El mundo real es un todo firme.
con cohesión propia de leyes y de organizaciones que tienen como meta lo
universal: los individuos sólo tienen valor en la medida en que se adecúan y se
comportan conforme a este universal. el cual no se ocupa de sus fines. de sus
opiniones y mentalidades particulares Pero en este sistema de la universalidad
están implicados. a la vez. las inclinaciones de la personalidad. las pasiones de
la individualidad y el forcejeo de los intereses materiales: el mundo es el espectáculo
de la lucha de estas dos partes entre sí. En la escuela callan los intereses privados y las
pasiones egoístas: ella constituye un círculo de ocupaciones que giran principal­
mente en torno a las representaciones y a los pensamientos. Pero si la vida en
la escuela es más desapasionada. también se halla privada a la vez del interés
superior y de la seriedad de la vida pública. para la cual es apenas un entrena­
miento silencioso e interior (EP, 108).

Así entendido. el trabajo preparatorio realizado por la escuela no equivale


nunca a la formación ética completa. sino que ésta, a pesar de la formación
escolar, permanece inconclusa y todavía como una obra por realizar. El traba·
jo formativo de la escuela, según el cual ésta consiste en preparar al individuo
para el encuentro con lo real. sólo es concluido por la realidad misma. En efecto.
sólo los embates que le depara al individuo esta realidad aseguran que la

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Pedagogía del desgaffamien.to
eticidad llegue a ser . . .
1
ser. La Bildungsroma �ara e individuo una esencia como la que pretende
n o novela de fo ·, ..
Meisterde Goethe) s tl rrnacion (caso paradigmático del Wilhelm
. e a rene por ent . . .
"seriedad de la vida" ero a este pnnc1p106. Pero al alcanzar esta
. para la cual la e I .
guro por cuanto care d . scue a h a d eiado de ser un refugio se­
ce e 1 a satisfa ·,
mediante su realizació I . ccmn que 1 os aprendizajes adquieren sólo
. n, a ex1stenc1a d 1 · d. id
violentas oposiciones L e in 1v1 uo se desgaja en las más
· a rea lid
I ad se b
que se mantiene siempre e t .
x enor y c
ª
re como un orden del mundo violento
1 ·
desgarrada que ve sucurnh: · on e cua 1 se debate una individualidad
1
r os encumb d id
dirse ahora ante lo universal E ra os I ea les de su corazón para me­
. sta nueva expe · ·
enajenación será. en consecuen . nencia d e Id esgarra miento y la
cia a de la cont d. · ·
1
Hegel denomina "ley del corazón" · ra iccron Y 1 a desdicha que
la realidad. En lo que sigue nos ·contrapuestaª la acción avasalladora de
forma del desgarramiento. · ocupamos muy sumariamente de esta nueva

3. La confrontación del corazón y la realidad (Discurso de 1813 l

La salida del.indi!iduo de la vida escolar equivale para Hegel a la experiencia


propiamente dicha de la escisión. y con ésta. de lo propiamente ético. El
mundo se escinde en los extremos de una realidad que es por sí misma. y de
la conciencia que sólo es en la medida en que se inserta en dicha realidad. La defini­
ción hegeliana de cultura. entendida como "aquello en virtud de lo cual el
individuo adquiere validez y realidad" (FE. 290). alude a la necesidad de esta
inserción Pero ésta sólo se hace posible. no mediante una apropiación en la
que el individuo haría suyo el orden universal vigente. sino. por el contrario.
mediante la limitación de la vida individual a una tarea sumamente particular
dentro de lo universal.

La experiencia inicial del encuentro con la realidad es la de esta limitación


a una esfera particular (por ejemplo. el trabajo). la cual pone en cuestión \os
anhelos y esperanzas que movieron al individuo en la juventud. E\ desgarra­
miento ahora experimentado se torna así en una fuente de desdicha. Escribe

, Para el análisis del Wilhelm Mrister de Goethe obra que inaugura el gé�ero que desde Karl Morge�s­
tern l l 820i se denomina Bildungsroman. remitimos a la conferencia del tdosofo brasilero Marco Aurelio
Werle titulada "Teatro. formación y vida en el Wilhelm Me1ster de.Goethe La conferencia fue presenta·
· · . La función rnllural de la pi111um 11 la li1em111rn e11 la ew11ra ,¡., H<'gd. realizado en Medellin entre
da en e Is errunano.
. f' d. · · d
el 2 y el 5 de junio de 2009. organizado por el Instituto de F11 oso ,a La e 1C1on e I os textos se encuentra
actualmente en preparación

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Carlos Enrique Restrepo

Hegel "Los ideales de la


juventud son algo ilimitado. Se llama a lar lid

algo triste porque no . correspon


·
d e con esa m fi nitu d"(EP . 12 0) Lo cu
·
­­­­­­­
eau act
. d. . , d d f . d e vernos
surgir aquí es la dec1d1da .contra . recten et os1 es. erasd in Eependiente s. sin .
d.
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aparente mediación. pero . . e re aciona
emen
t .. 1
as n la Feno rne11olo-
d I
gía del espíritu Hegel las denomina respect1vamen e ey e corazón" y "ley de
la realidad" (cf FE. pp. 217-231 ).

La ley del corazón alude al mundo interior


. de una individualidad
. ens o na­

da. que funda su existencia en un mundo ideal. La realidad. en cambio. nad
tiene que ver con esta idealidad del corazón. sino que más bien se rnuestr:
como una esencia objetiva concreta Pues bien. a los anhelos del corazón se
realidad Ante la realidad. el corazón puede o bien sucumbir
opone la ley de la
aquella representa para los ideales. 0 bien
por la acción devastadora que
resistirse obstinadamente en afirmar sus ideales. lo cual es inútil. pues lo
propio de la realidad consiste justamente en eso en ser la realidad Por
más que el corazón se obstine en hacer valer su mundo propio y su exaltada
intimidad. termina por ceder ante· una realidad indomeñable. insojuzgable.
que desmiente siempre la candidez juvenil del corazón y que somete siempre
el mundo ideal. Esta impotencia del corazón frente a la realidad radica. por
su parte. en que su esencia es sólo ideal. mientras que la fuerza de la realidad
estriba en ser lo que es por sí misma.

¿Qué hacer entonces? ¿Resistirse obstinadamente a la realidad. con la


certeza de ser un esfuerzo inútil. o sucumbir y renunciar a las altas aspiracio­
nes. limitarse. resignarse y abandonar la genuina esperanza en una verdadera
vida? De esta aporía se siguen. por lo menos. dos actitudes que definen la
inserción del corazón en esta esencia real

a. El desvarío y la soberbia de una razón infatuada que. habiendo renuncia­


do a los ideales. ahora sólo procura la satisfacción individual y cae. de
este modo. en el "mundo del placer y la necesidad".

b. La obstinación del individuo en la afirmación de su ideal. haciendo de su


trabajo Y de su acción una "rebelión de la individualidad"

A la primera de estas actitudes. por su parte. está asociado el desprecio


para con todos los saberes Y aprendizajes adquiridos durante la formación
7

¡ · si·
' El Fauslo de Goethe ejemplrfica b.
guientes versos "Desprecia eldemi
ent
· .
d_ren esta prrmera actrtud. Así lo sugiere Hegel cuando retoma º�se
� ��
i ren_to Y la ciencra I que son los dones supremos del hombre.
ha entregado en brazos del
Y trene necesariamente que perecer" !FE. p. 2141

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..

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... -.... �

Pedagogía del desgarramiento

Su aspecto nihilista ha impregnado todo el romanticismo alemán. y ha


uedado condensad .
q o en e 1 poema de Schiller titulado justamente Los ideales:

Se han extinguido los claros soles


que iluminaba
d n e ¡ sendero de mi juventud
se han :svanecido los ideales
que anta no dilataban mi entusiasmado corazón
ya no existe
.
la dulce fe en 1 os se res
. ,
·

que rn: 1.1 usion producía


para despojar a la realidad de su an.d ez
lo que entonces era tan bello. tan divin�•.

La segunda actitud · en carnb:10. sin , ·


· ser por ello menos romántica. preten­
de hacerse valer como una acción revolucionaria. pues su confrontación con
la realidad es la expresión de una intención trasformadora. El corazón que no
se resigna a la realidad se inserta en ella como quien aspira a transformar el
mundo. siendo esta transformación la única condición para hacer posible la
propia existencia. Si no transformara este orden real. el corazón sucumbiría
por la asfixia de la realidad opresora. Pero si la primera actitud conduce. en
último término. a la satisfacción conformista del individualismo burgués. el
desenlace de esta segunda es. por el contrario. el sacrificio de la individuali­
dad en nombre de un ideal universal:

Esta individualidad tiende. pues. a superar esta necesidad que contradice a la


ley del corazón. al igual que el padecer provocado por ella. Esto hace que la indi­
vidualidad no sea ya la frivolidad de la figura anterior. que sólo apetecía el placer
singular. sino la seriedad de un fin elevado. que busca su placer en la presenta­
ción de su propia esencia excelente y en el logro del bien de la humcmidad Lo que
ella realiza es la ley misma y su placer es. por tanto. al mismo tiempo. el placer
universal de todos los corazones. Ambas cosas son inseparables para ella: su
placer lo ajustado a la ley, y la realización de la ley de la humanidad universal la
preparación de su placer singular ( FE. pp. 218­219).

Lo singular se sacrifica aquí en nombre de lo universal. El Hiperión de Hólderlin


ejemplifica claramente este movimiento revolucionario del corazón que se
debate en su lucha frente a realidad Su camino no está. sin embargo. exento
de nuevas contradicciones La desdicha de esta individualidad se reitera justo
porque su ley "deja de ser ley del corazón precisamente al realizarse" ( FE. 219).
No es del caso seguir aquí su movimiento. que para Hegel termina en los

'SCHILLER. F. Po�sia Mosó/ica. Trad. Daniel tnnetaritv. Hiperión. Madrid. 19°4. P 55.

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, desvaríos de la virtud. su necesaria parálisis sobreviene ante la imposición
incontenible de "el curso del mundo" (Cf FE. p. 224 ssl. Retengamos. en cambio,
el elemento de la escisión. del desgarramiento. de.'ª lucha como lo que de­
termina la relación del individuo con esta real�dad inamovible. Y con ella. el
sentido mismo de la Bildung. El mundo entrana. para Hegel. la experiencia
reiterada del desgarramiento. La formación tiene que contar esencialmente
con ese componente de conflicto y escisión No es una acumulación pasiva
de saberes que se validan en sí mismos. ni se dirige a una individualidad in­
maculada en su interior. sino que se mide de cara a la muerte y a la "potencia
portentosa de lo negativo". Es en este sentido que proponemos a partir de
Hegel una formación en el seno mismo del desgarramiento.

4. A modo de conclusión

Llegados a este punto. sería preciso abandonar el ámbito de los Escritos


pedagógicos e internarse ­ejerciendo otro rigor­ en los desarrollos de la Fenome-
nología del espíritu. Hasta ahora sólo hemos querido ilustrar las instancias por
las que tiene que pasar esta contradicción que atraviesa desde su origen todo
el movimiento de la formación. así como los caminos que le suceden en sus
"ulteriores desarrollos. Sobre la base de estas indicaciones puede construirse
una mirada integradora de la "pedagogía" de Hegel. También se deduce de
ella la necesidad de abandonar toda mirada edificante de la educación. en la
·¡.' que incurre con frecuencia el discurso pedagógico. para ofrecer. en cambio.
bajo los rigores de un cierto "realismo". una comprensión más consecuente
de lo que significan los aprendizajes a la luz del sentido humano de expe-
riencia. Contra toda apariencia. esto no significa sucumbir a un avasallante
nihilismo. Todo lo contrario. al sentido hegeliano del desgarramiento es in­
herente una comprensión de la vida como resistencia. Vida. aún en su sentido
biológico. significa un conjunto de fuerzas que resisten. o como dice tal vez
Bichat. todo aquello que resiste a la muerte". La vida del espíritu no es dife­
rente de eso. Ese elemento aqona), dialéctico. hecho de contradicciones que
caracteriza al pensamiento de Hegel y su idea de formación. plantea serias
r e_xige�cias a la práctica ­a menudo infantilizante y trivial­ de lo que se admite
s'.n mas como "educación". La formación. si ella es auténtica. no puede se(
ª
arena la condición en la que toda individualidad se debate necesariamente

die (Ed¡ 1 · · ·
r':'º·
BICHAT M -F X /,rvestigacio 11 e 5 f" ·
og,cas so b re la vida Y la muerte. Tomo l. Primera Parte.§ 1. F. Magen·
. mprenta que fue de Careta. Madrid. 1827. pp. 13­14.

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Pedagogía del desgarramiento

en los extremos de una realidad desgarrada Una pedagogía del desgarramiento


sabe hacer de lo negativo una potencia de autoafirmación; lejos de una "lógica
de la renuncia". de una "ontología del declinar". resuena en ella el llamado a
una forma de existencia guerrera, de un Dasein que ­como diría Heidegger­
se sitúa en el corazón del debate con la realidad entera. En ese sentido es
también necesaria como preparación para las nuevas luchas históricas.
Si este tiempo se ha vuelto "indigente" es en razón del surgimiento de
nuevos poderes que aplastan la vida. Ellos nos plantean un nuevo "estado
de litigio". Las formas de vida individual y colectiva no pueden sustraerse
de este "real" que se extiende y ocupa todos los estratos de la existencia
bajo la forma de las distintas "rnundializaciones" ¿Qué hacer>. es siempre la
pregunta. Aventuramos una respuesta: afrontar estas formas extremas del desgarra-
miento. formarse en ellas. para ellas. convocando desde esa dimensión menor la
vida que no sucumbe. cuyo espíritu es la confrontación, la contradicción como
su elemento propio, una vida que resiste aún en la mayor indigencia y penuria de
los tiempos. cuyo clamor siempre retorna desde un pasado inmemorial. que
afronta las más extremas formas de la devastación y de la dominación, única
que puede salvarnos de la servidumbre universal anteel señorío absoluto de
la muerte y de quienes la ejercen en nombre de un único proyecto de mundo.

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