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ARQUITECTURA
GRIEGA
Roland M artin
NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LA ARQUITECTUR A DE LA
CIUDAD GRIEGA
... -•,

·º

De un extremo a otro de las regiones medit erráneas que form a-


rían más adelante el «mundo griego » , la ruina de la civilización
micénica provocó, a la vez , migraciones de pueblos atraídos por el
1. Facha d a orienta l
vacío o que las dificultad es. interiores y exteriores , impulsa ron a 2. Fachada sept entrion al
pasar de una a otra orilla d~l Egeo . Las invasiones dorias procedentes 3. Planta
4. Secció n lo ngit udi nal
del Norte , los movimientos aqueos y las migraciones jónicas dejaron 7

escasas tierras al abrigo d e esas alteraciones poco favorables a la


O
t=j==r=~==I======~m.
1 2 4
5. Se cció n tra nsve rsa l

creación artística , arquitectónica en particular. Solo las artes utilita-


rias , especialmente la cerámica, permitieron anudar los hilos de
esos períodos oscuros durante los cuales, de los siglos XI al v111 , los
pueblos griegos buscaron un nuevo equilibrio y tantearon las estruc-
turas políticas y sociales que llevarían a la formación de la polis;
de la ciudad griega, forma original y fecunda, surgirían las formas
más expresivas del arte y de la arquitectura griegas .
Comunidad social y política de la que los últimos cantos de la
Odisea y los poemas de Hesíodo permiten evocar una imagen he-
cha de equilibrio inestable y de una asociación , con frecuencia
alterada , entre las estructuras familiares y las primeras manifesta-
ciones de agrupaciones sociales, ligadas por intereses comunes, en-
tre las grandes familias terratenientes y la gente pobre , aparceros o
propietarios de parcelas, sociedad en la que los derechos políticos
dependían de la propiedad y del cuadro familiar.

LOS ORIGENES
La arquitec tura que nació de esas comunidades es , al principio,
solo prácti ca y utilita ria , sin pretensiones monumentales , y la mansión
de los dioses era a imagen de la de los hombres .
Esa arquitec tura no conserva nada de la tradición palacial m1ce-
ni ca . Algunos ejemplos aislad os, o en conjuntos, como el poblado
d e la antigua Esmirna, evocan las primeras form as de ese ren ac i-
miento. Se hacían con strucciones a islada s y autónomas. La casa solo
tiene una ha bitación; es d e planta elíptica, rec tangul a r y, pos terior-
mente, absid al. En Esmirna los dos primeros tipos son los m ás anti- a nálogo a las fo rmas q ue p resen ta el ed íc ulo votivo de Samas . hecho
guos (s iglos x 1-1x) ; el tercero es contemporá neo d el último per ío do d e pied ra. Nó tese que e n Esmi rn a, com o en c-1 pequeño templo d~
del arte geom étrico (fin al del siglo ,x y primera mit ad d e l v 111) ; In Apo lo Da fn éfo ro rec iente men te d esc u bier to e n Ere tria, el dispos itivo
con stru cción (de 5 a 7 me tros de longitud y 3, 5 a 4 me tros e n la pur- de esos pil mes in ter iores es dis imé tr ico . Es un o solo en un extremo.
re m ás an cha ) se hace co n ladrillm, de ad o be o npi so nudos ase nt ad os do bl e e n e l o t ro; hay que imagi na r so bre ese pilar doble un cuadral
' . 1·ezas
en un bas amento de pi edra o de si ll ería. Mu y p ron to esos busa me n- qm: so po rt u una carga m.ís pesa da po rqu é apoya n e n el las P
tos alcan za ro n import ancia hac iéndose los bl oques talluc.l os, des pués de un a nr 111 uzó n radiu d u que co r r1:' s po nde a l refuerzo del caballet_e.
como ort os 1a tos, gra nd es losas so bre el sue lo cuyo e m p ico i;e man- m ie nt ras qul! e n d o t ro e x tre mo, e n la fa chad a, a pa rece el front~n
1endría a lo largo de la hi sto ri a de h1 arqui tectu ra gri cgu . En e l inl e- tri u11gul ar, u n ido a l ag u iló n de l tc-jado n dos aguas. Aquí todavio
rior, los pilares de madera situados en el eje princip a l pe rmit iero n suoieren
"
los cd k ul os vo ti vos de te r raco ta e.le Perac hora y de A rgos
sosten er una armadura rudimentaria fo rmad a por un ca bullct t: ul ·
y j ust1·1··1ca n esa rest 1tuc ·
1·ó n . La arm azo· n sigue t a
e ncon r,' ndose en .e1
·d0 111a
que se sujetaban los e lementos latt:ralt:s. El tejado es a d os agu as , sigl u \' t i..:n d k soro de l H crn ió n de Sila ris , próx imo a Pose• ·

38
ión de un tempio, 47. Reconstitu ción de la fachada y
45 _ Reconstituc la planta del templo A de Prinias
Drer_os (Creta) (de Demargne,
¡964). (de Charbonne aux- Martln - Vil/ard,
1968).
46. Ed(c11/o votivo de Argos.
Museo Nacional de Atenas. 48. A rquitrabe del templo de
Prinias. Museo de Herakle/611.

El nacimient o del frontón triangular , con frecuencia asociado con


una abertura que ilumina los altos del edificio y los hace habitables ,
va unid o a la extensión de la planta absidal que comporta una facha-
da rectilínea; los largos costados apenas están curvados, solo el ábsi-
de, detrás, conserva el dispositiv o curvilíneo que da al conjunto
forma de herradura . Es muy larga la lista de esos edificios que,
en los siglos vu y v 1, tuvieron paralelam ente destino profano o des-
tino religioso . En los grandes santuarios , en Delfos, en Delos y en
la Acrópolis de Atenas, las capillas de planta absidal son numero-
sas ; la última realización , la más interesant e por su disposició n, es
la de Apolo Dafnéforo en Eretria . Su planta en herradura mide
unos 11 ,5 X 7 ,5 metros , tiene fachada rectilínea formada por dos mu-
ros qu e dejan un vano de casi dos metros para la entrada . Delante
de esa fa chada y casi a plomo desde los muros laterales, se han
reconoci do los basamento s de dos pilares que sostenían un largo
alero, a la manera del edículo del Heraión de Argos ; en el interior,
un pilar en el eje de la puerta y otros dos más al fondo forman
· un triángulo que sirve para sostener la armazón constituid a por una
armadura triangular hacia la fachada y un caballete que se irradia
por encima del ábside. La disposició n más original la constituye n las
dos hileras de basamento hechas de arcilla apisonada y de grava, y
dispuestas por pa res a una y otra parte de los muros; once grupos 2 4 8
de dos basamentos unidos forman la planta, a unos tres metros ºc=r::=í:=I=:í=======:::j m.
unos de otros; el templo constaba, por tanto, de un total de 27 pi-
lares de madera form ando una estructura inusitada, pero muy clara
y de particular interés para la historia de la vivienda y del templo
griegos a principios del primer milenio antes de nuestra era .
A partir de esos elementos positivos y en torno a la construcci ón
ab sidal es cuando apareciero n los primeros ejemplos de pórticos
;:on tejadillo des tinados a proteger y aumentar la célula inicial. A
con1inuac ión del Dafnefo rión de Ere tria colocaríam os el templo B
de Apolo e n Termos, con temporá neo o algo pos terior. En torno al
mégaron absida l, de largos costados curvos, una serie de losas a tes ti-
gua la presencia de un pórtico periférico que sostenía ya fuera el
peso del tejado prin cipal o un alero de la cubierta ; los pilares no se
prolongabiln en la fac had a ; la lfnea general era semejant e a lu del
temp lo primi 1ivo de Eretria . Allí es donde están los mejores ejem-
plos de una ilrqui tec tura todav ía rudim entaria, que rec urre a matcriu -
les " po bres)>: mad era, ladrillo , arcill a api sonada, bloq ues toscos,
quizá, inclu6o , si mpl es ramaj es , como en la c11bHña de lau rel consu -
gr ada a Apolo, evoca da por los tex tos en el 1,antu 11rio délfi co , il us-
rrado por el hallazgo de Ere tria .
A lo largo dt l sigl o v 1 es cuando la arq uil i;c lu ra grit:ga du 1111
salt o sorprend ent e con la conqui sta de mat erial es no bl es, con d do-
mini o de la piedra, las calcáreas primao, los mármok s dt:bp ué!,, q u1.:
39
49. Planta de los edificios sucesivos
del templo de Apolo en Termos (de
Charbonnea1.1x-Martin- Villard,
/968) .
50. El H eraión de Somos en el siglo
Vil (de Berl'é-Gruben, 1961).

-rm
CJ
A. primera época (s. IX)
B. segunda época (s . Vllll

C. terc era época (fines del s. VII)


transforman el muro de toscos bloques y de ladrillos en una mam-
postería de sillares bien tallados-que al principio se llamaban
plinthoi, lo mismo que los ladrillos-que hace del pilar de madera
una hermosa columna delgada , primero fina y esbelta, bajo un en-
tablamento que permanece ligero antes que también se hiciera de
piedra, y no impusiera a la columna proporciones pesadas y re-
chonchas.
Al hacer esos progresos, la arquitectura diversifica sus creacio-
- nes; especializa formas y plantas a tenor del destino bien definido
de los . edificios. La ciudad, también mejor estructurada y más clara-
\
mente organizada, se cuida de traducir sus tendencias y sus elemen-
tos constitutivos en una arquitectura variada y vigorosa de la que
aún nos queda recorrer sus diversos dominios.
o

LA ARQUITECTURA RELIGIOSA
Dos regiones de mundo griego conservaron los vestigios más an-
tiguos de la arquitectura religiosa en sus comienzos que nos permi-
ten captar la concepción, las novedades y las supervivencias que
heredó de las tradiciones egeas.
Primero en Creta, donde los templos primitivos de Prinias y
Dreros se distinguen de las plantas absidales de la Grecia continen-
tal. Las plantas siguen conservando el récuerdo de las capillas mi-
noicas; de proporciones rectangulares, incorporan al edificio el altar
de los sacrificios, las mesas de libaciones y las banquetas donde se
colocan las ofrendas y se presentan las esfigies divinas. El agranda-
miento del espacio interior exige la presencia de soportes que sos-
tengan la cubierta dispuesta en azotea; la forma de los pilares, el
predominio de ritmos impares , el gusto por fajas pintadas y esculpi-
das asociadas a vanos o a bordes de tejados subrayan los lazos que
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·~·~ unen a esos edificios arcaicos (siglos v111 y v11) con las superviven-
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cias de la arquitectura minoica.

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Las grandes creacion es del orden 10111co
Más al Este, particularmente en Delos y en Samas , esos rasgos
·~ nün perceptibles en el Artemisión y el Letoon delios, evolucionan

~ \\ ·.·. ,
\
rápidamente dando paso a un a concepc1on más amplia, más monu·
ment al a lá que, sin eluda, no le son ajenas influe ncias de exube·
\ rnntes co lumnas eg ipcias.
Las preocupaciones rituales y las exige ncias del culto llevaron ª

¡
N In creac ión ele farmas nuevas adaptadas a una función religiosa
S1o a meridiona l
Seg undo Heca1ornpedon específica. A las orillas del lmbrasos, no lejos de Samos, la efigie
J Camino procesi onal
4 All ar
dt: Hern, llevada por los argonautas, era venerada bajo un baldaqui-
no , e ntre las espesuras de mimbres sagrados, en medio de altares al
aire libre . Esos son los elementos permanentes del culto que no c~-
ºr._:::::'r::º::::::2[0::::J:::::j◄Om . sarían de e ncon trarse en las múltiples transformaciones arquitectónJ-

40
51. Planta del templo de Hera 53 . Planta del primer templo de
construido por Reco y Teodoros, Apo/o Dafnéforo, Eretria (de
Samos (de Bervé-Gruben, 196/). Auberson, /968) .
52. Planta del templo de Hera,
construido por Polfcrates, Samas
(de Bervé-Gruben, /961).

cas que sufriría el santuario en el trascurso de los siglos. El primer


Hecatompedon ( 100 X 20 pies , es decir , 32 ,85 X 6,5 metros) apareció
a principios del siglo v111; es una sala grande muy alargada en la
que el techo se sostenía por una fila axial de pilares interiores; muy
j
pronto se manifiesta la misma preocupación que en Termos; el vo-
lumen y el valor monumental se desenvuelven mediante un peristilo
de 7 X 17 pilares de madera que constituye la primera manifesta-
ción de la planta períptera a fines del siglo vm. Durante la primera
mitad del siglo siguiente , hacia 660, ese edificio se reemplazó con
un nuevo templo de concepción diferente y más adaptado al culto.
Una cella de 30,6 metros de longitud y 6,8 metros de anchura, pre-
cedida por un vestíbulo de cuatro columnas y rodeada por un peris-
tilo de 18 columnas en los largos costados y en la fachada (37,7 X
X 11,7 metros). En el interior, el espacio estaba muy despejado para
resaltar la estatua del culto: se suprimió la columnata axial y eJ 2. Diptero de Rece
3. Altar
peso de la cubierta estaba repartido sobre pilares cuadrados, pegados
4. Altares para las ofrendas
a los paramentos interiores de los muros , y puestos sobre un ligero 5. Camino procesional O 20 40 80
t:::::lc:::I::::::C::::X:::::=:::r=::=:i "'·
estilóbato en correspondencia exacta con las columnas del peristilo
exterior. Notable progreso en la composición del edificio cuyos ele-
mentos estaban dispuestos y estructurados en nuevo movimiento de
•• ••• • • • •• • •• •• •• • • •

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conjunto.
Finalmente , se realizó nuevo progreso hacia 570-560 por los ar- ••••••••••••••••• • •• n
qu itectos Roicos y Teodoros, que construyeron el templo de Hera en
Samas y par ticiparon-al menos el segundo-en el trabajo de los
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canteros del Artemisión de Efeso, en colaboración con el cretense
Jersifronte y su h ijo Metagenes. Con ellos, trabamos conocimiento J • •• •I •
con la primera generaci ón de grandes arquitectos griegos que libra-
ron su arte de los tanteos primi tivos gracias a una vigorosa capaci- • • 1: D
dad creadora y a notable maes tría técnica. Eran , a la vez, arquitec-
tos, esc ul tores e ingenieros que se ntían gran curiosidad por el mundo
••• • • • • • • • • • • • • • • •
ex terior-los dos arq uitec tos samios viaj aron a Egipto-y , al igual • ••• • •• • •• •• • ••••• •
o 5 10 25
q ue su época, se preoc upaban por las técnicas y sentían inclinación
por las invest igaciones sutil es; dice Plinio: «T eodoros , autor del
laberi nto de Sa ma s (el gra n templo díptero) hi zo en bronce su pro-
pia esta tua y alcanzó la ce lebridad no solo por el asombroso pa reci-
do del retra to sino por la gra n finura de su arte.» Unos y otros c rea-
ron, además, la trad ición de los coment arios que los grandes arti s- N~
tas pu bli caban sobre sus ob ra s. Los escasos ecos sobre ~sos co men- o o o u o o. Q_ Q_ tl Q_ t) Q. Q_ u:..._r
tarios, llegados a nosotros a tra vés de Vitruvio y de Plinio el Vi ejo,
hace n lamentar la pérdida de un a lit era tura téc ni ca y tcó rk n que
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nos hubiera aclarado muchos aspec tos de la creación a rquit ec tónka
griega.
9
_ Para juzga r la obra de Ruicob y J e Tcodorob nos qu1:dan los ves- ;b
1
V " o o o o o o o Q Q :
tiglos del gra n templ o de Hera . Las proporciones su 11crt:cientnn
ampli amt nle ( 105 X 52 ,5 metros) . el peristilo co nbtc1 de doble colum-
O1
nata exterior, se gú n la plant a d fptaa, qu e conbtitu ye u11 verdadero '1 1~1n ,

41
54. Capitel eólico de Larisa. Muse<, 56. Recomtitución de las fachadas
Arqueológico de lstambul. de los tesoros de Cnido, Marsella y
55. Capitel eólico de Neandria.
Sijnos, en Delfos (de Charbonneaux
Museo Arqueológico de lstambul. -Martin-Villard, 1968).

«laberinto » con sus 105 columnas. cuyo ritmo está impuesto por las
divisiones de los espacios interiores ; para responder al alineamien-
to de los muros de la cella y de la doble columnata interior, los
intercolumnios centrales de las fachadas sobrepasan bastante (8 , lO me-
tros) al de las naves laterales (5 ,25 metros) .
El Artemisión de Efeso, obra contemporánea y de análogas pro-
porciones (115 , 14XSS ,10 metros), aventajó a su rival por la ri-
queza decorativa . También es djptero y presenta un ritmo de facha-
da de 8 columnas, diferente del de la fachada posterior (9 colum-
nas) y las mismas variaciones en la longitud de intercolumnios. La
decoración esculpida, que la época clásica fijaría en zonas definidas,
se sitúa aquí curiosamente en las columnas de las fachadas. Los pri-
meros tambores de cada columna, que reposan en una basa ricamen-
te fileteada con doble mediacaña sobremontada por un bocel, están
decorados con débil relieve, a menos que, según hipótesis reciente,
esa decoración no haya que desplazarla hacia arriba, a los capi-
teles (?). Creso, el rico rey de Lidia, había ofrendado algunas de
esas columnas suntuosas a la diosa de Efeso y había hecho grabar
en. ellas su nombre.
Esos dos edificios dejaron su impronta y, durante muchos si-
glos, impusieron las formas y los motivos del orden jónico de Asia;
sólo variaciones de detalle afectaron a la reconstrucción hecha en el
siglo 1v en Efeso y en Sardes. Se necesitaría el nuevo vigor de los
arquitectos helenísticos para imponer, en las proporciones y en la
decoración, elementos nuevos en Magnesia del Meandro o en Dí-
dima.
Fuera de su propio dominio, el orden jónico tendría algunos ecos ,
tímidos y discretos, tanto en la Grecia continental como en Occiden-
te, donde tuvo que afrontar la supremacía del estilo dórico. Se tiene
la impresión de algunas variaciones introducidas en el tema funda-
mental.
En la Grecia continental , el santuario de Apolo Délfico y la
Acrópolis de Atenas conservaron los ejemplos más bellos de una ar-
quitectura jónica aplicada a edificios de proporciones reducidas. re-
finados, tratados como elementos preciosos, destinados a introducir
en los conjuntos dóricos un poco de luminosidad, de fantasía, ma-
yor gracia decorativa y más encanto en el . adorno monumental de
esos santuarios . Los tesoros de Delfos, el templo de Atenea Niké ª
la entrada de Acrópolis ateniense , y el Erecteón. frente al Partenón,
tienen la relativa severidad de los grandes edificios dóricos .
Los tesoros jónicos de Delf os, en el período de 550 a 525 a. de c..
expresan con la mayor libertad el gusto por la decoración esculpida
en esa arquitectura en miniatura. El tesoro de Clazomene y el de
Marsella reemplazaron el capitel de grandes volutas , propio de A_sia
Menor, por un capitel de palmas cuyo modelo, sin duda, es egipcio;
42
57. Cariátide del tesoro de Sifnos. 58. Frontón del tesoro de Sifnos.
Museo de De({os. Museo de De(fos.
59. Friso del tesura de Sifnos.
Museo de Deifos.
60. Basamento del tesoro de
Marsella en el santuario de A tenea,
Deifos.

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·-.:; . 'J 61 . Detalle del friso septentrional
del tesoro de Sifno . Museo de
De/fas.
62. Cornisamento del tesoro ele
Sifnos. Museo de Delfos.
63 . Frontón del olivo. Museo de la
Acrópolis, Atenas.

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45
64. Frontón con la apoteosis de
Heracles. Museo de la Acrópolis,
Atenas

tiene forma de canastillo, un cálatos, formado por dos hojas alarga-


das con las puntas curvadas hacia abajo . Los cnidienses y después
l~s sifnienses sustituyeron las columnas con figuras de cariátides,
cuyo estilo está muy ceréanamente emparentado con las figuras de
las corés arcaicas. Los propios muros estaban decorados con moldu-
ras y esculpidos. En la base . reposan sobre un asentamiento decora-
.-
. ,.
\,. tivo: un toro acanalado en los tesoros de Cnido y de Marsella, una
exuberante faja de ovas en los de Sifnos. En lo alto, un friso es-
-'i " <,, ,. culpido viene a coronar las hileras alternadas de cuadrados y de per-
'
' ~:
'-· ·'. '~- piaños. El propio arquitrabe está adornado con rosetas; está separa-
- ' 1.. · , · . .
do del friso por una hilada de ovas y de follaje de corazón; el friso
ofrece un decorado más bello esculpido con guerreros, inspirados
en temas homéricos, donde los toques de pintura realzan los efectos
de la plástica hecha en alto relieve sobre mármol de las islas. Final-
mente, el artesonado del alero, coronando el entablamento, desarro-
lla una guirnalda de palmetas y de flores de loto de un estilo carno-
so y expresivo.
Una búsqueda un poco ostensiva acentuaba aún más el gusto de
los jónicos por los valores decorativos, ya perceptibles en las grandes
creaciones de Roicos y de Jersifronte. Desembocó en la modificación
del esquema asiático del entablamento jónico, la introducción del
friso esculpido que reemplaza a los dentículos, elementos dispues-
tos regularmente en hileras sobre el arquitrabe que transformaban
en motivo decorativo los extremos de las aldabías utilizadas, en la
construcción primitiva, para sostener la cubierta de azotea. Es un
rasgo insular del orden jónico que no se implantaría en Asia Menor
hasta la época helenística.
En la Acrópolis de Atenas , los arquitectos áticos no desdeñaron
el valor decorativo del estilo jónico. Lo adoptaron en las construc-
ciones pequeñas y lo introdujeron en el interior de las composicio-
nes dóricas, en el Partenón y en los Propileos. Calicrates, arquitecto
al servicio de Cimón, quien inició los primeros planes de la Acró-
polis, entre 460 y 451 , es el autor del templo de Atenea Niké, ves-
tida como un mascarón de proa, a la entrada de la Acrópolis. La
primera versión se realizó hacia 450 en el templo de Deméter y de
Coré, a las orillas del Ilisos. Hoy día ha desaparecido, aunque se lo
conoce por las reconstituciones de Stuart y Revett , realizadas en
el siglo xv111. El templo de Atenea Niké no se construyó hasta el
420, al terminarse los grandes astilleros de Pericles. Es una afortu-
nada adaptación ática de las tradiciones insulares y asiáticas. Es de
planta casi cuadrada, la cell a es algo más ancha que profunda
(4 ,14 X 3,78 me tros); tiene fachad a prós tila , tan del gusto de los
áticos, que dest aca el pórtico de entrada sobresaliendo del vestíbulo.
Un orde11 de pilares reemplaza a las columnas entre las antas cuyo
tema se repite en los ángulos de la fachada posterior, que también
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65. Templo de A tena Niké en la
Acrópolis de Atenas.

tiene pórtico próstilo. El valor decorativo de las fachadas, con co-


lumnas monolíticas profundamente acanaladas, que reposan en un
basamento alto de toros acanalados, y están coronadas con capiteles
vigorosos de amplias volutas, contrastan de ese modo con la bus-
cada desnudez de los muros construidos con hermosos bloques de
mármol pentélico, tallados y colocados con la perfecta regularidad
del · aparejo isódomo. Sin embargo, se establecen relaciones con la
repetición del toro acan-alado al pie del muro y el desarrollo del friso
esculpido que abarca con su franja muros y fachadas. El mismo
movimiento que asocia las estructuras arquitectónicas y los valores
decorativos se continúa en los paneles de la balaustrada que rodea
al bastión; las victorias aladas ~vacaban los diversos momentos de
la procesión y de los célebres sacrificios en honor de Atenea Niké.
En el interior de la Acrópolis, al sur del Partenón, se alza el Erecteón,
cuya complejidad, impuesta por exigencias de culto y de función
religiosa, halla sus soluciones en la libertad y la fantasía del estilo
j~nico. Es un verdadero repertorio de formas decorativas a fines
del siglo v, reunidas en un edificio que no llegó a asociarlas en autén-
tica unidad arquitectónica. El Erecteón, iniciado hacia el 420 y ter-
minado en los últimos años del siglo, es la primera obra del «rococó»
introducido en la armonía y la sencillez clásicas.
El edificio comprende un cuerpo principal rectangular ( 11,63 X
X 22, 76 metros) al cual se agregan numerosos elementos anejos. Al
Este, la fachada está constituida por un pórtico jónico próstilo de
seis columnas; al otro extremo, hacia el Oeste, se empleó un orden
mixto de semicolumnas jónicas asociadas a semipilastras; los entre-
paños están cerrados por una balaustrada que , en la época romana,
se reemplazó por un muro horadado con ventanas; así la fachada
queda en un muro macizo que forma zócalo para compensar el des-
nivel de tres metros entre el este y el oeste. El interior está divi-
dido en cuatro salas, una abierta al Este, las otras en comunicación
con el pórtico norte; las cuatro reparten el espacio entre las divinida-
des asociadas en el santuario.
Al Norte, viene a unirse una joya espléndida del estilo jónico, el
pórtico septentrional, con cuatro columnas en la fac hada y dos en
el rincón , fo rmando saliente sobre el muro; tiene valor propio, pero
rompe la un idad . Las columnas unen la ligereza de sus proporcio-
nes al vigor de sus estrías y a la gracia de su decoración : basa de
perfil ático cuyos toros superiores se decoran con entrelazados;
collarete de palmas y flores de loto, alto fuste. capitel de anchas
volutas cuya espiral se subraya con filetes . Bajo el pórtico se abre
una puert a monumenta l, en la que jambas y dintel están ricamente
encuudrndos con astrágalos esculpidos, de fajas de ovas y de follaje
de corazón. El ent repaño es tá coronado por una cornisa perfilada
como oimacio, donde se curvlV} palmas y flores de loto; los enr~a-
49
/80. El teatro de D odona.
181. Detalle del teatro de D0 d ona.

123
n;-t _ 71
'• :-~,r.-:ll-~- "!""• ··:-: :"'~ ~---~:;-~,
,,
182. El teatro de Priene.

situadas de dos en dos en los extremos meridionales y septentrio-


nales de cada una de las alas.
Entre los edificios utilitarios, cuya distribución interior estaba
muy adaptada a su función, no ha de olvidarse el arsenal del Pireo,
construido por Filón, conocido por el proyecto descriptivo. El edi-
ficio, de más de 100 metros de longitud, se ·concibió como galería
monumental que unía el puerto militar al -ágora; el espacio central
era, por tanto , de tránsito público abierto a los ciudadanos, que,
de una a otra parte, entre los pilares que lo limitaban, podían con-
templar los aparejos de la flota confiada a la responsabilidad de los
magistrados; contra los muros y en esa especie de logia, contempla-
ban el poderío marítimo ateniense. Una viguería hermosa, de líneas
sencillas pero sólidas, contribuía a acrecentar el aspecto monumental
de ese edificio, un poco severo en sus líneas exteriores, a pesar del
friso dórico que coronaba sus muros desnudos. Excelente ejemplo
de arquitectura clásica que hallaba su belleza en la estricta compo-
sición definida por su función.
Aunque tales realizaciones son menos célebres que los templos
griegos, atestiguan la maestría de sus arquitectos y su habilidad para
organizar los espacios interiores, antes o a la vez que los grandes
conjuntos orientales , egipcios o romanos, animados por otro espíritu
y que permitían desarrollos técnicos a los cuales no recurrieron los
griegos.
El teatro continuó muy vinculado al pa1sa¡e y jamás constituyó
un edificio puramente autónomo, si bien su papel en las estructuras
urbanas fue primordial. Por sus orígenes religiosos, por su función
política y social, la producción literaria de Esquilo, de Sófocles y de
Eurípides no podía separarse del cometido que cumplía en la ciudad
y no podía confinarse en el interior de una sala, por su íntima aso-
ciación a las fiestas al aire libre y a las asambleas populares. El lu-
gar de la representación , en el principio una simple explanada re-
servada a las danzas y a las evoluciones del coro, no tenía carácter
arquitectónico alguno; los espectadores se hacinaban en las pendien-
tes del terreno o, en ocasiones, en construcciones provisionales de
madera. Hay que esperar al siglo 1v para ver la aparición de gra-
deríos de piedra, dispuestos en hemiciclo, en torno a la orquesta
donde evolucionaba el coro, mientras que los actores se conforma-
ban con una plataforma poco elevada ante el decorado reducido a
simples bastidores y vestuario; los decorados eran de estricta es-
quematización. Hasta la época helenística no encontrará el teatro su
lugar en la historia monumental.

la organización del espacio y la composición de conjuntos


La evolución del templo períptero, con el desarrollo progresivo
de su columnata exterior, revela por sí misma el innato sentido de
126
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183. El teatro de E · 1
184. Detalle del te pie auro.
185. Una torre d afro de Segeste.
Egostena. e los bastiones de

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129
186. Vista de la fortale:.a de 188 ·. Tclllpln de Cástor v Pr!I 11 1. ,
/lgngcn to. · · en
Eleutera.
18 7, Vista de la (orra/e._a de
Ele111cra.

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los volúmenes y de la plasticidad que tenían los arquitectos griegos, un lugar público que reagrupe los elementos necesarios para la vida
en un medio y con preocupaciones estéticas que no difieren de los social de la ciudad, en la base de las relaciones que pueden interve-
que tenían los escultores. Por lo cual no es sorprendente la gran ra- nir en la composición se encuentran esencialmente las preocupacio-
pidez con que experimentaron el valor de las relaciones entre el nes fundamentales.
edificio y el p~isaje , entre los propios edificios y el espacio que los En los santuarios arcaicos, el templo, morada de la divinidad,
rodeaba , el cual trataron de organizar contando con el· espacio de aislado y netamente individualizado, mantiene, no obstante, la-
que disponían para construir. Pero las tendencias que es posible zos estrechos con el altar, lugar de los sacrificios, exterior a él pero
descubrir a lo largo de toda la época arcaica y clásica no proceden del que no puede alejarse. Por otra parte, las exigencias del ritual
jamás de normas o de leyes estrictas, si bien responden, a veces, a imponen esos lazos de donde resulta la rápida disposición clásica del
ciertas preocupaciones matemáticas, es decir, geométricas, ya que no altar ante el templo, con frecuencia unido a él por un camino pavi-
reemplazan jamás a la estética pura . La estructura política de la mentado, en relación de proporciones más o menos exactas con el
ciudad , las condiciones sociales y económicas , el desarrollo de las desarrollo y el volumen de la fachada. Hay numerosas variantes que
especulaciones filosóficas fueron ejerciendo su influencia sobre la se explican con más- frecuencia por las formas del culto que por las
organización de los espacios en el cuadro urbano donde se realiza- preocupaciones puramente estéticas. Tampoco hemos de olvidar que
ban las grandes obras arquitectónicas. El resultado fue una gran los fieles tenían que ver las ceremonias del sacrificio, participar en
diversidad que se expresa con múltiples variantes siguiendo las re- las procesiones celebradas en el santuario, acompañar las evolucio-
giones del mundo griego o las propias situaciones sociales y polí- nes de la estatua del culto mientras que, en las grandes fiestas, se la
ticas de cada ciudad. Importa , en consecuencia, saber captar los ma- llevaban del templo para presentarla en público y, a veces, después
tices y no tratar de extraer los preceptos de un código sino seguir de ciertos ritos de purificación, era expuesta a los ojos de los fieles.
las grandes tendencias que expresan los diversos aspectos de la vida Las primeras búsquedas de composición se manifiestan con el
y de la historia de la ciudad griega. desarrollo de la ~mtrada monumental, el propileo. Según su lugar
La primera y la más antigua de las búsquedas es la de realzar, en respecto al templo, asegura la presentación desde ángulos diversos
su individualidad, la morada de los dioses, cerrada en sí misma. El y con la preocupación más o menos neta de realzarlo. Es de notar
paisaje griego ofrecía sus propios recursos; pero convenía integrar que, desde los orígenes, los arquitectos evitaron la presentación fron-
y adaptar el templo a las líneas de ese paisaje. Eso fue el primer tal o axial; el descubrimiento del edificio es progresivo y se hace
acierto. Ya se erigiera en lo alto de una colina (Egina), en una ex- siguiendo las perspectivas oblicuas o diagonales. Los santuarios de
planada cuidadosamente delimitada entre el accidentado cont~rno Atenea en Egina , los primeros edificios de Delos, el trayecto im-
(Bassae, Ramnonte, Segeste, Heraión de Argos, Delfos) o en la pun- puesto a los peregrinos en el Heraión de Samas, como en el Altis
ta de un promontorio (Sunion, Crotona, Panionion , Notion), ya do- de Olimpia y el dispositivo del primer santuario de la acrópolis de
minara o encuadrara un paisaje urbano (Atenas, Agrigento, Pesto), Selinonte son buenos ejemplos de esa preocupación en la que la ex-
o se alzara al fondo de un valle o a la orilla del mar (Samos, Dídima, presión más rebuscada, sin duda, se realizó por los arquitectos áti-
Claros, Caulonia , Heraión de Poseidonia), el templo conservaba su cos en la Acrópolis de Atenas.
individuaUdad y se deslizaba en el paisaje completando o amplian- Los propileos de Mnesicles respetaron los sutiles refinamientos
do sus líneas naturales . No es necesario seguir insistiendo en una de Calicrates e Ictino respecto al Partenón . Al respetar la individua-
norma casi constantemente respetada. lidad propia de cada edificio erigido y construido con una decena
Pero hay problemas que recibi eron soluciones diversas haciendo de años de intervalo, los arquitectos establecieron relaciones entre
intervenir variados elementos arquitectónicos desbordando amplia- los edificios, a la vez, en su situación espacial y en sus proporcio-
mente el cuadro del santuario; los examinaremos sucesivamente al nes matemáticas. No se deja de apreciar la habilidad de Mnesicles
estudiar las rela ciones de los edificios principales con las construc- al erigir sus propileos en las condiciones topográficas más dificul-
ciones asociadas en un mi smo conjunto, la organización del espacio tosas, con hermosas invenciones arquitectónicas para responder a
y su utilización en los conjuntos arquit ectónicos y el cuadro urba- las diversas funciones del edificio. Prisionero de · los derechos del
no donde expresan las tendencias o los ca rac teres profundos. santuario de Atenea Niké; limitado al Sur por los terrenos sagrados
de Artemis; obligado a proseguir la porción antigua de los propileos
Relaciones mutuas de los edif icíos del siglo v1 y de adaptarse a los movimientos de la Vía Sacra que
Ya se trate de un santuario compu es to de diversos edifi cios o de seguín In procesión con sus carros y sus animales de sacrificio, Mne-

132
J89. Templo de la Concordia en
Agrif!ento.
J90. La Basi7ica de Pesto.

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133
/ 91 . El templo dórico de Segeste
visto desde la colina del teatro.

,icles erigió un edificio que responde a esas múltiple_s dificultades Y sistemático de toda presentac1·'on ax1·a1, a una renuncia voluntaria
conservaba una unidad profunda y real. Respetó el ritmo f undamen- de composiciones simétricas.
tal de los propileos arcaicos con las cinco puertas de acceso a la Con 1as vanan· tes di·ctadas por el pai saje y el lugar,
. se encuentran
.
planicie sagrada, abiertas en un muro transversal que cort~ba el _co- las mismas preocupaciones en los conjuntos tan ~,fe rentes de ?lim-
rredor que bordeaba los dos muros laterales. Pero una hgera dife- pia yDelfos. El peregrino que asciende por la V1_a Sacra , ª! pie de
rencia de orientación ponía el eje del edificio en relación con el final las fedríadas , descubre progresivamente, de nivel en mvel, las
de \a Vía Sacra y con el eje Este-Oeste de la planicie, separando el ofrendas consagradas a Apolo colocadas en ángulos diferentes. Des-
Pnrtenón y el conjunto del Erecteón. Para respetar y subrayar el pués de los grandes conjuntos de esculturas que_ ornan la prime~a
movimiento ascendente de la procesión, el cuerpo central de los parte, bordea los tesoros de Sicione, ve por <letras el tesoro de Stf-
nuevos propileos con sus cinco puertas se situó donde la ruptura de nos cuya suntuosa fachada , con sus cariátides , no se descubre hasta
la pendi ente era más acentuada , sobre un basamento de cinco esca- dar vuelta al camino, mientras que ya contempla en toda su pleni-
lones que compensaban el desni vel ; la continuidad del movimiento tud el tesoro de los atenienses. Continuando su ascensión, percibe
se subrayaba con la importancia de la puerta central (4,13 metros más allá de la columnata del pórtico de los atenienses y por encima
de anchura y 7,3S de altura) , ante la cual se interrumpen los esca- del muro poligonal la cima de las columnatas del templo principal ,
lones para dejar paso al carro de la diosa y pa ra la ampliación del del que no descubrirá la fachada , al mismo tiempo que el largo cos-
entrepaño correspond iente en el pórtico occidental (5,43 metros en tado norte al desembocar en el ángulo noreste de la explanada hasta
vez de 3,62 en los entrepaños laterales) . Para recibir la procesión, después d~ haber bordeado la masa calcárea azul del altar de Quío.
se erigió al exterior una fach ada de seis columnas dóricas sobre un Se encuentra entonces en el corazón del santuario, que ha ido descu-
basamento de cuatro escalones que se doblan en ángulo recto para briendo progresivamente desde los ángulos más diversos .
sos tener las columnatas de las fachadas· laterales encuadrando la Sin ocupar el centro geométrico, sin desempeñar el papel de ele-
explanad a de llegada . mento director, el templo de Zeus , en medio de su santuario de
Pero la dificultad estaba en situar la vía de acceso en el inte- Olimpia, domina los alineamientos de columnatas que acompaña-
rior del vestíbulo; entonces es cuando se establecieron las correspon- ron los pasos del peregrino desde su entrada, en el ángulo noroeste.
dencias con el edificio principal del santuario; la anchura del vestí- También aquí se capta el templo con una sola mirada que ab arca
bulo es de 18, 12 metros ; análoga a la de la cella principal del la fachada occidental y el largo costado norte que hay que bordear
Partenón ; la profundidad es de 12 ,96 metros, igual que en la cella para contemplar la fachada principal y su frontón . donde Zeus pre-
occidental. Además, el orden jónico que sostenía el techo de esa sala side la histórica carrera de Pélope , conquistando a la vez la mano
fu e adoptado por Mnesicles para ordenación del vestíbulo, especie de Hipodamia y el poder sobre la Elida . Los propios des fil es c!e los
de preludio de las composiciones de Ictino; bordeando el espacio concurrentes a los Juegos Olímpicos seguían un recorrido sinuoso,
central que coincide con la gran puerta central , Mnesicles situó dos entre dos columnatas variadas, para alcanzar la puerta del estadio.
fil as de tres columnas jónicas, cuyas esbeltas proporciones sobrepa- abierta al pie de la explanada de los tesoros . bordeada de grade ríos
san toda s las normas clásicas y helenísticas. Las naves estaban cu- donde se hacinaba la muchedumbre de espectadores.
biertas por techos artesonados de mármol, cuyas vigas marmóreas tam- En todos esos conjuntos se revelan los mismos principios que
bién sobrepasa ban los seis metros . Mnesicles tuvo que recurrir aquí asocian a los edificios con relaciones inseguras y movimientos pro-
a un a téc ni ca inusitada para reíorzar los arquitrabes que sostenían ducidos mutuamente por los volúmenes, pero sin ence rrarlos en
esos techos «armándolos» con un a barra metálica . Al desembocar, líneas estrictas de composiciones geométricas. Solo en la época si-
fin alment e, en el pórtico orie nt al, el pereg rino ca ptaba los volúme- guiente fue cuando los arquitec tos helenísticos . bajo influencias más
nes desiguales y disimétricos del Par tenón hacia el Sur , del Erec teón complejas, recmrieron en sus vas tas creaciones a normas de orga-
hac ia el Norte, de un a y otra parte del eje intermedio jalonado por las nización en las que la ax ialidad y la simetría regían la disposición
ofrend as y las estatuas o grupos de es tatu as aisladas. El detalle de de los edificios y de las masas monumentales.
la composición y de la deco raci ón de e.ida monument o solo se le re-
velaba progresivamente. Primera ment e encuadrab a desde un a aber- La organización del espacio en los conjun tos arquitectónicos
t ura angul ar el poderoso volumen del Partenón, rea lzado así por la Las relac iones funcionales de los edificios asociados en un mismo
nitidez de la fac hada occident al y el desa rro llo Je la column nla conjunto, sa ntuario o plaza p(1blica, ve ndrían a determinar los prin·
septentrional ca ptados en un a sola mirada. Se asiste a un rec ha zo cipios que regirían su ag rup amiento es pacia l.
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192 _ Templo de Poseidó11 e11 Pesto.
l93. Planta de los propileos,
Ate11as (de Brevé-Gr11be11, 1961).

Señalemos primero los contornos definidos y limitados del es-


pacio así reservado, debidos al carácter sagrado de esas zonas. El
santuario constituye un temenos que, etimológicamente, implica un
N
recorte del espacio consagrado a la divinidad. Un recinto, materia-
lizado con un muro o simplemente definido con jalones, limita la

j extensión de las construcciones. Lo mismo ocurre con las plazas pú-


blicas, las ágoras, que pertenecen a la comunidad y forman zonas
protegidas por prohibiciones religiosas. Esos límites sagrados com-
portan una composición arquitectónica también definida que no po-
dría desmembrarse en un espacio indeterminado. Desde los siglos
vm y VII, aparecieron esos caracteres en lugares que elegiremos a
propósito muy alejados unos de otros, en el santuario de Hera en
Samos y en el ágora de Mégara Hibla; en el siglo siguiente, podre-
mos seguir la formación del santuario principal de la acrópolis de
Selinonte. Los procedimientos son los mismos. Los arquitectos sus-
tituyeron el simple muro de recinto, dando una estructura más de-
finida a los contornos de la zona sagrada, con un pórtico que, al
1\ , principio, tenía columnas de madera. De ese modo , en Samos, se
/ 1

¡ / / ·: prolonga por detrás del templo, y, bordeando el santuario, la prime-


!/ / \~ ra stoa conocida con sus pilares de madera de los que se han con-
:, ·. '
servado las basas de piedra.
1 \ 1 /,

·,,1,¡ \1 Hacia mediados del siglo vm, el ágora de Mégara Hibla se valió
1/¡ > de los mismos recursos; la plaza está separada de las calles y de los
' I 1 ''•1
/ / 1
barrios vecinos, al Norte y al Este, por dos stoai simples que se abren
hacia la plaza. En el siglo siguiente, en la acrópolis de Selinonte como
en el Heraión de Samos, la stoa, de dos alas unidas en escuadra, acen-
túa la función de esos pórticos.
No solo cierran el espacio y lo delimitan con prec1s1on sino que
constituyen un motivo decorativo; forman el fondo sobre el que se
destacan con mayor nitidez los edificios esenciales del templo, el
altar o las construcciones principales del ágora, proporcionando, a
la vez, refugios a los peregrinos del santuario y resguardo a los
habitantes de la ciudad. El empleo utilitario de esos pórticos les ase-
guraría rápida extensión. Ofrecían grandes superficies cubiertas, don·
de acabarían instalándose, hacia fines del siglo v, salas y tiendas
que asegurarían funciones administrativas o religiosas en el ágora de
10 20 Atenas y en el santuario de Artemis Prauronia en el Atica . Así se
constituyó entonces uno de los temas principales de la arquitectura
ele conjuntos.
No cesaría ele desarrollarse adaptándose a los lugares y a las
funcion es qu e les era n propias. En el siglo v se realizó un nuevo
progreso con la ex tensión de los pórticos, a los que se agregó otra ala
con el fin de que rodearan el es pacio por tres lados. El primer
ejemplo parece ser la stoa del santuario de Artemis en Brauron, en
la costa nores te del Atica. En esa especie de monasterio, donde
138
194. Planta del ágora, Mégara
Hibla .
195. El ágora de Morgantina.

v1vian los jóvenes atenienses para celebrar el culto de Artemis,


había un pequeño templo de origen sagrado apoyándose, hacia el 1 I 1 "-' 1

Sur, en el acantilado rocoso. El santuario desplegado hacia el Norte


estaba constituido por un pórtico de tres alas, cuyo cuerpo central
comunicaba con un patio interior y otra construcción paralela don-
de se exponían y conservaban las ofrendas.
Detrás de las columnatas septentrional y occidental había salas
c;uyo mobiliario testimonia su función: eran los comedores comu-
nales de los sirvientes de la diosa. El templo, desplazado respecto
al eje de los pórticos, cerraba la composición organizada en torno a
un espacio bien delimitado.
En el interior de las zonas así definidas, la disposición de los
edificios revela gran libertad. En los santuarios, el templo constituía
un foco de atracción para las ofrendas que venían a exponerse a lo
largo de la Vía Sacra, colocándolas en círculo en torno a la explanada
del templo cuando el espacio lo permitía. En Delos, los tesoros de
los siglos VI y v se colocaban en semicírculo en torno al área sa-
grada que ocupaban los templos de Apolo, mientras que en el Ar-
temisión más netamente definido por la stoa de los nixianos, de
planta cuadrada , las ofrendas se alineaban en torno a esa explanada
y a lo largo de la Vía Sacra procedente del puerto. Ese doble princi-
pio también se revela en Samas. El templo asociado al altar y al re-
cinto que encerraba el árbol sagrado de Hera constituye la masa
principal que envuelve libremente a los pequeños edificios dedica-
dos a la divinidad. Los pedestales y las capillas se alineaban igual-
mente en los dos lados de la Vía Sacra. Esos agrupamientos progre- ======= caminos ~monumentos civil y religiosos- habitaciones de s. VII

sivos, -algo arcaicos, reflejan la evolución vital de los santuarios y


ºc:c:::::2f:O:::::::J30:::::=:=:==6:iºm.
con frecuencia también la complejidad y la disparidad de los cultos
secundarios asociados al de la divinidad principal.
Es igualmente un prinicipio funcional que preside el agrupamiento ... ~•alll- ~~ ~~ ~~ -
de edificios en el ágora. El primer ejemplo clave apareció en Mégara
Hibla hacia mediados del siglo VII, cuando la ciudad se organizaba
.
con plan netamente definido. Los límites septentrionales y orientales
de la plaza de planta trapezoidal estaban formados por pórticos; al
Sur, dispuestos en una misma línea, había dos templos de planta rec-
tangular, sin peristilo; los contactos con los barrios que estaban a
continuación de la plaza quedaban mal definidos. El lado oeste se
apoya en una de las grandes arterias urbanas y, más allá de esa
calle, se alinean los edificios diversos que tienen en común sus fun-
ciones públicas, administrativas o religiosas. De Norte a Sur se en-
cuentran santuarios cuya disposición (botroi, mesas de cúpula) evo-
can los cultos de carácter heroico, un edificio anónimo, luego un
conjunto donde se destaca claramente la planta de un pritaneion.
A principios del siglo v1, en la ciudad de Atenas, cuya evolución
hacia el régimen democrático está definitivamente orientada con las
/98. Ninfeo, O/impía.

eformas de Solón, se da el cuadro arquitectónico que simboliza su


égimen y acoge los primeros organismos necesarios para su funcio-
iamiento. El ágora se separa de la Acrópolis . En la ladera occidental,
il pie de Colonos Agoraios , se alinean, como en Mégara , los edifi-
cios religiosos y políticos:" el prime, santuario de Zeus, que recibiría
el epíteto de Agoraios, los templos de Apolo, de Deméter, el bouleute-
rion y el printaneion que precede a la tolos. Sucesión realizada sin or-
den con edificios de plantas diversas en los que se hizo mucho mal
al regularizar las fachadas ya que la moda helenística impuso los
alineamientos de columnatas. Los límites de la zona pública reserva-
da al ágora estaban determinados por hitos, muchos de los cuales
se han encontrado en su emplazamiento primitivo. Durante los si-
glos v y 1v, los contornos de la plaza se regularon y guarnecieron con
las propias trabazones de los edificios públicos y religiosos. Al Nor-
oeste, al Norte y Sur se construyeron pórticos utilitarios para albergar
oficinas, lugares de reunión, salas de tribunales, galerías de pintu-
ra donde se celebraban los actos de brillantez de la ciudad. Un tes-
timonio de Demóstenes, de la segunda mitad del siglo 1v, permite
evocar, con las ruinas encontradas en las excavaciones norteamerica-
nas, la aglomeración bulliciosa, compleja, llena de vida y de color
que constituía el ágora de Atenas cuyas estructuras arquitectónicas
no respondían a ningún principio de organización sistemática, pero
aseguraban las múltiples funciones de la plaza pública, símbolo de
'.a democracia ateniense: «Era por la tarde; vinieron a anunciar a los
,rítanes la ocupación de Elatea (por Filipo de Macedonia). Enton-
:es, unos, inmediatamente, se levantaron en plena comida y echa-
·on a la gente de las tiendas del ágora poniendo fuego a los tende-
etes, mientras que otros convocaron a los estrategos tocando la
rompeta; y toda la ciudad fue presa de la locura.»

?elaciones de los conjuntos arquitectónicos con el ámbito


trbano: nacimiento del urbanismo griego
Los conjuntos arquitectóni cos (santuarios, ágoras, gimnasios),
íntimament e asociados con las estructuras políticas y sociales de la
ciudad griega, no podían separarse del complejo urbano que forma-
ba el cuadro esencial de la comunidad política, tanto más cuanto
que la concepción helénica de la ciudad-esta do imponía la auto-
nomía y la independen cia de todas las instituciones que le daban su
originalidad. De ahí que la ciudad marcara con su impronta los prin-
cipios de la composición arquitectón ica.
Esos principios y sus relaciones dependían entonces de las con-
diciones históricas que animaban e inspiraban los orígenes y la evo-
lución de la ciudad. En las ciudades antiguas, donde las transforma-
ciones progresivas acarrearon la sucesión tradicional de regímenes
definidos por Platón, la realeza provino de las tradiciones micénicas;
142
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/99. La Palestra, Olimpia. 202. Tesoro de los atenienses,
200. Arco de entrada al estadio, De/fas.
Olimpia .
20 I. Terraza de los tesoros,
Olimpia.

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203. Planta de la stoa del santuario
de Artemis, Brauron (de Bouras,
/967) .
204. Sección de la stoa del
santuario de Artemis, Brauron (de
Bouras, /967) .

la oligarquía o 1a arl'stocracia, de las manos de los grandes terra.


.
tenientes; d espu és la democracia ' instaurada por. el desarrollo.
de la
.
riqueza mo bºIº ·
1 iana y el predominio de
.
las relaciones comerciales la
. . .'
.
acrÓpo l 1s, de del palacio real asocrndo al templo de la d1vm1dad
se . ,
paliada, dominaba la ciudad y const1tma su cofron~ monumental ;
,
e 1 agora, dotada de edificios públicos, con sus unciones comercia-
.
les, es de aparición más tardía, situada en la cmdad nueva y vuelta
hacia el exterior y los puertos.
Atenas es buen ejemplo de desarrollo arquitectón ico de tipo an-
tiguo opuesto a los planes de la segunda modalidad . ~n ella e~ es-
pacio urbano estaba dividido de acuerdo con las f~nc1one_s sociales
y económicas de la ciudad , de donde se desprendió el sistema de
lotes en el interior de una cuadrícula más o menos regular; los con-
juntos arquitectón icos encontraro n su lugar en el interior de ese en-
rejado donde les estaban reservados los emplazami entos privilegia-
dos. Mileto es el símbolo de ese tipo. Es importante subrayar que
en la misma época y en condicione s históricas casi análogas, las dos
ciudades reaccionaro n de forma muy distinta. Habiendo quedado en
ruinas con el paso de los persas que, en 494 , arrasaron Mileto y ex-
pulsaron a sus habitantes y en 480 invadieron Atenas, incendiaron
los edificios de la Acrópolis y una parte de la ciudad , ambas ciudades
emprendier on su reconstrucc ión: Atenas manteniénd ose fiel al tipo
antiguo y Mileto adoptando sin reservas la planta ortogonal regular,
de disposición geométrica. La primera continuó asida a su Acrópo-
lis, en otro tiempo sede del palacio real y de la legendaria familia
de los Cecrópidas , y después enterament e reservada al culto de los
dioses. Por los textos sabemos que el ágora primitiva estaba situada.
en la época arcaica, en los primeros ribazos occidentale s de la Acró-
polis, casi al pie de la muralla micénica aún conservada en muchos
puntos. La propia ciudad se extendía en el valle vecino , entre el
Areópago y el Pnix, hacia el Sur, mientras que al Norte se extendían
las necrópolis. Ciudad estrecha y hacinada , de calles sinuosas. to-
das · arracimada s en torno a la roca sagrada , aislada dentro de sus
murallas. A princi píos del siglQ. v , con Solón y sus reform as socia-
les , es cuando se produjo la ape rtu ra; entre la zona fortificad a de la
Acrópolis Y los nuevos barrios de artesanos y mercaderes se estable·
ció la nueva ágora sobre el emplazami ento de antiguas necrópolis ;
f ~ero~ los caminos primitivos lo~ que constituyer on los ejes de dis-
tribución de edific ios ; la calle No rte-Sur, señalada a fines del si-
g_lo _vi con jalones que po nían «soy el límite del ágo ra », constitu ía el
hmlle administ ra ti vo (pritaneion , bo11let1t erion, más tarde archivos)
Y religioso (cultos de Deméter, ele Apolo Pa troos de Zeus Fratrios,
el e Ze us Agorn ios) ; en di agonal , de Noroeste a S~deste, la plaza es·

111 ntrnvesneln po r la gra n avenida de las Pa na teneas, cuyo reco-
rndo permunece ría sin ca mbios durant e siglos . El come tido de re·
205. Reconstitución del ágora,
Assos (de Lawrence, 1957).
206. Planta del ágora, Assos (de
Lawrence. 1957) .

laci6n y de comunicación reservado a esa nueva pl aza está señalad o


por el alt ar de los Doce Dioses , con los cuales se jalonaban los ca-
minos del Atica ; en relación con otras call es. los pórti cos y los ed i-
ficios se dispusieron al borde de la plaza. sobre un pl ano mal re-
gulado ; pero todas las circul ac iones se respe taron cuidadosa men-
te. Habría que esperar a las influencias de la arqu itectura monumen-
tal helenística para que el ágora de A tenas fu era objeto de un plan
de regu lación sistemática. Pero no ejerc ió nin gun a influencia real en
la arqui tec tu ra de la ciudad.
Es significativo que en esa mi sma época. en los a11os sigui entes
a las victori as sobre los persas (4 80-479 a. de C.), los ateni enses
dedicaron sus esfuerzos . pri mera mente, a los edifi cios de la Acrópo-
lis. conservando en la ciudad baja su aspecto tradi cional. pero crea n-
do una ci uda d nu eva con pl ano di stin to en el Pireo, rec urriendo al
teóri co Hippodamos, el cual había diri gido la reconstrucción de Mi-
Jeto y cuyo nombre llegaría a ser símbolo del urbanismo griego. Hip-
podamos de Mil eto, más filósofo que arquitecto , expresó en fórmulas
e hizo apl icar las reglas que le habían permitido elaborar reflexiones
acerca de las mejores condiciones de vida del ciudadano en el cua-
dro urbano y acerca de las realizaciones en las ciudades arcaicas
griegas , part icularmente en la Grecia occidental. La división del sitio
urbano y la reparti ción de espacios respondían a las funciones de
la ciud ad ; a sus obl igaciones políticas. reli giosas, sociales, económi-
cas correspondían zonas admini strativas , religiosas, comerciales , in- N
4
senas en el plano, en comunicación mutua y con edificios adaptados
a sus funciones. Cada una de esas zon as, considerada como dominio
del Estad o. el demosion , está limitada por hitos, muchos de los cua-
J
les se han encont rado , a veces, en el ¡:•·npio emplazamiento c' onde
los situaron los agri mensores antiguos. Así se ha podido identifi car
~
la zona del puerto comercial, los límites del fondeadero , la zona del 30 ~
m.
ágo ra y sus co ntorn os, en relac ión con el puerto milit ar. En el si-
glo rv, el paso entre esas dos zo nas se dispuso en form a de gran ga-
1. Pu erla occiden tal 3. Pl ant a supe rior de tos baenos
lería, co nstrui da por el arqu itecto Fil ón, donde se exponía n los apa- 2. Templo
5. Puert a ori ent al 6. Bouleuteno n 7 Stoa
rejos de los na víos de guerra . La zona comercial, rodeada de gra n- 4. Agora

des pórt icos, q ue servía n de depósitos, se unía med iante avenida


mo nume ntal a los templos, a los santu ari os y al ágo ra. Todo ese
complejo monu ment iJ I oc upaba el ce ntro del lu gar , en torno al cual
se desplega ban las zo nas di str ibuid as en tres ba rri os pr incipa les.
Si la reco nstrucción de la ciud ad modern a no permi te reco nstituir
las líneas arqui tec tónicas de esa di strib ución , bien defin ida por lo~
hitos y los hall azgos esporádi cos, las exc..i va cione~ de Mil cto ilustra n
las form as a rq uitec t6niciJs rcali zadiJ 5 1,iguiendo e&os prin cipios . En la
cuadrícul a tra zada por los iJgrimensores se rese rvan cie rt os loteb pnra
las construcciones públicas; be reparten en lab ram ab J e u11a CbCl W-
dra que une los dos puertob principales be pu radob por el pro111on-
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