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Desde los tiempos más antiguos los pueblos han tenido una concepción de lo justo en su
convivencia. La justicia parte de la necesidad ontológica del ser humano de contar con un
orden en las cosas creadas; lo justo es el orden sin el cual nuestra vida cae en el caos y la
incertidumbre total; es decir, no ideamos la justicia sino que contamos con ella para poder
vivir. En caso de sufrir una injusticia; no sólo se desordena la psique del individuo sino que
todo el orden del cosmos se ve profundamente alterado. Por lo anterior se está ante una
interrogante que ha sido fundamental para organizar a la sociedad.
Para Aristóteles el hombre justo es el que concibe una unidad entre sus intereses personales
y los de la ciudad desde los fundamentos de una Ética que regula su vida personal y
comunitaria.2 En consecuencia, la polis y el ciudadano son uno en su propósito moral. Por lo
que la polis, según Aristóteles, podrá coaccionarlo sin que ello represente algo negativo sino
1
Jurgen Habermas.”La modernidad, un proyecto incompleto “en Foster Hal. La posmodernidad. México:
Colofón, 1988, p.28.
2
Klaus Adomeit y Cristina Hermida del Llano Cristina. Filosofía del Derecho y del Estado. De Sócrates a
Seneca. Madrid: Trotta, 1999.p.93.
1
simplemente un estímulo a la vida moral. Por su parte, en la tragedia de Antígona de
Sófocles la relación entre individuo y sociedad termina por mostrar que la determinación de lo
justo conduce de manera inevitable a la confrontación, a la guerra e incluso a la muerte.
Sófocles, por medio del lenguaje lírico, permite reconocer en la tragedia del héroe griego
una inevitable contradicción y que posteriormente para Immanuel Kant será el motor de la
Historia. Kant reconoce en el antagonismo el motor que impulsa al ser humano para alcanzar
su pleno desarrollo. Kant entiende por antagonismo la insociable sociabilidad de los seres
humanos, es decir, su inclinación a formar una sociedad está unida a una resistencia que
amenaza perpetuamente con disolverla. El ser humano tiene una inclinación natural a entrar
3
Ignacio Abello T. Hacer visible lo invisible: Lo privado y lo público. Bogotá: Universidad de los Andes, 2005,
pp.74-77.
2
en sociedad porque en tal estado se siente más realizado, pero tiene también una tendencia
al aislamiento porque tropieza en sí mismo con una característica insocial. 4
Lo anterior muestra como la reflexión sobre la justicia, la vida buena o la convivencia es una
inquietud que ha movido al pensamiento desde distintos horizontes filosóficos en el sentido
que Xavier Zubiri hace de este término. 5 Al preguntarse por la dimensión ética y jurídica de la
sociedad es importante delimitar el marco intelectivo en el que surge la reflexión filosófica.
4
Immanuel Kant, “Idea para una Historia Universal con propósito cosmopolita” en Filosofía de la Historia.
México: Fondo de Cultura Económica, 1981, p.40.
5
En la filosofía de Zubiri el concepto de horizonte filosófico hace alusión al ámbito de presupuestos
metodológicos, metafísicos y de auto comprensión de la tarea intelectual, el horizonte intelectual es el suelo
intelectivo en el que surgen las ciencias y las disciplinas del saber y se alimentan.
3
de la cual surgió.
6
El análisis que se propone sobre el proyecto ético jurídico de la modernidad es el que se construyó en el
sistema jurídico continental europeo. En este sistema es relevante el pensamiento jurídico francés y otras
legislaciones europeas; especialmente la belga, la italiana, belga o alemana que fueron decisivamente
influenciadas por las leyes francesas. Los grandes códigos latinoamericanos pertenecen a la familia de la
cultura jurídica continental europea. En este estudio no se comprende el rule of law británico. Para el rule of
law el derecho se origina en experiencias sociales concretas
7
7 Luis Ricasens Siches. Tratado General de Filosofía del Derecho. México: Porrúa, 2006, pp 159.
4
El Derecho para garantizar la paz hace un binomio indisoluble con el Estado que se concibe
como el centro de organización y determinación de lo justo. El Estado crea, interpreta y
sanciona el Derecho, de tal manera que no hay más Derecho que el que reconoce y
establece la organización política; es decir, el Derecho positivo. La meta fundamental del
Estado no es establecer un orden material cualquiera, sino un orden jurídico que orientado
por la razón sea justo. En este sentido Carl Schmitt indica que el Derecho tiene autoridad no
porque contenga una argumentación que pretenda convencer a todos, sino porque es una
decisión racional conforme a una determinada formalidad que se impone con autoridad para
suprimir la duda.8
10
Ibíd., p.78.
11
Michael Hardt y Antonio Negri. Imperio .Barcelona: Paidós, 2002, p.89.
12
Gustavo Zagrebelsky. El derecho dúctil: ley, derechos, justicia. Madrid: Trotta, 2008, pp.22-23.
6
significa la sumisión de otras fuentes de Derecho como la costumbre.
La generalidad de la ley se concibe como un medio para evitar los excesos del poder en la
medida en que promueve la realización del importante principio de la separación de poderes.
Si las leyes pudiesen dirigirse a los sujetos considerados individualmente sustituirían a los
actos de la Administración y a las sentencias de los jueces. El legislador concentraría en sí
todos los poderes del Estado. Lo anterior es la herencia fundamental del Estado de Derecho
de la época liberal en su lucha contra el absolutismo del monarca, porque lo que se pretende
es evitar la arbitrariedad de quienes detentan la representación del poder político mediante
una garantía de imparcialidad del Estado respecto a los componentes sociales, así como de
su igualdad jurídica. El principio de la igualdad ante la ley concibe que únicamente puede
considerarse como norma jurídica aquella que sea intrínsecamente igual para todos; es decir,
la norma general.14
13
Fitzpatrick, op.cit., p.63.
14
Zagrebelsky, op.cit, .p.29.
7
La abstracción de las leyes es otro de los componentes del sistema jurídico propuesto por el
Derecho moderno. La abstracción es la generalidad en el tiempo; lo cual representa que las
prescripciones jurídicas están destinadas a valer indefinidamente y, por tanto, formuladas
mediante supuestos de hecho abstractos. La abstracción responde a la necesidad de
garantizar la estabilidad del orden jurídico y, por consiguiente, la certeza y previsibilidad del
derecho. La abstracción es contraria a las soluciones concretas y a la modificación
demasiado frecuente de unas leyes por otras.15
El individuo es el que media entre lo trascendente y lo real; el que ahora teje verdades con el
tiempo. El hombre está sujeto a las ciencias del hombre y la sociedad. Esta sujeción marca
una liberación final, o la posibilidad de una liberación puesto que las ciencias son del hombre
en dos sentidos: tratan de él pero también son suyas. El pensamiento viene a incluir la
17
capacidad del hombre para concebir y determinar su propio ser.
15
Loc. cit.
16
Raúl Zamorano Farías. “Modernidad, sociedad y constitucionalismo en América Latina” en Revista Mexicana
de Derecho Constitucional: México: Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma
de México, 2008, p. 239.
17
Fitzpatrick, op.cit. p.37.
8
conocimiento, una criatura de carácter finito y de límite, sino también una fuente trascendente
de orden para la totalidad. 18 El hombre se presenta como un ser ilimitado que todavía está
por descubrirse o por interpretarse plenamente. La subjetividad del individuo en el proyecto
moderno se afirma en una fuerza que afecta al mundo en que él está incluido. La forma en
que el hombre asume el conocimiento científico e histórico le permite sentir capacidad para
trascender y dominar el conocimiento, incluso el conocimiento de sí mismo. El sujeto es
creado y realizado mediante un descubrimiento y un dominio de sí mismo cada vez mayores.
Peter Fitzpatrick indica que lo que el sujeto todavía tiene que alcanzar se convierte en la
promesa de realización. En este camino de progresión no hay estaciones en las que la fuerza
creativa del sujeto pueda descansar satisfecha con algún logro fijo. El sujeto trasciende lo
finito mediante una sensibilidad que no tiene límites fijos. Esta sensibilidad no está sólo en el
pensamiento consciente de sí mismo, sino que se extiende a una esfera desconocida desde
la cual el hombre, en palabras de Foucault, es perpetuamente convocado hacía el
conocimiento de sí mismo. En esta subjetividad integral que une las dimensiones
trascendente y finita se da la base para el Derecho moderno. 19
La constitución de un Estado sólo es posible para Kant si los hombres que la componen son
verdaderos individuos capaces de comprometerse unos frente a otros, en tanto seres
autónomos.22 El sujeto ético jurídico kantiano es un yo que tiene muchos deseos cuya
satisfacción es contingente, por lo que tiene que regularse a sí mismo a priori , es decir por la
pura forma de la regla, por lo tanto se tiene una razón práctica que puede abstraer los
contenidos y quedarse con lo a priori. El sujeto kantiano fundamenta su acción en un molde
o estructura donde pueda entrar cualquier decisión. En este sentido el sujeto ético jurídico
kantiano se fundamenta en una ética formal. Kant propone construir una subjetividad en el
individuo que le permita distinguir y optar por lo que debe, independientemente de lo que
desea o quiere porque se sabe parte de una comunidad donde los demás sujetos son fines
en si mismos y no medios. Consecuentemente Kant enuncia el imperativo categórico en la
conocida fórmula: “Obra del tal suerte que la máxima de tu voluntad pueda al mismo tiempo y
siempre valer como principio de una legislación universal”. 23 Éste es según Kant el canon del
juicio moral que pueda recaer sobre toda acción en general.
Ningún objeto empírico puede servir de fundamento o fin a la voluntad, ya que todos ellos
son, sin excepción, fines relativos, fines que a su vez son medios para la consecución de
fines ulteriores, y no pueden dar lugar, por ende, sino a imperativos hipotéticos. Pero
suponiendo- añade Kant- que haya algo cuya existencia en sí misma posea un valor
absoluto, algo que como fin en sí mismo pueda ser fundamento de determinadas leyes,
20
En este trabajo se escribe “Derecho” con mayúscula para indicar el Derecho objetivo y diferenciarlo del
derecho subjetivo, facultad jurídica que se reconoce a un sujeto, el que será escrito con minúscula.
21
Pierre Rosanvallon. La consagración del ciudadano: historia del sufragio universal en Francia. México:
Instituto Mora, 1999, p.101.
22
Loc.cit.
23
Immanuel Kant. Crítica de la razón práctica. México: Fondo de Cultura Económica, 2005, p.35.
10
entonces en ello y sólo en ello estaría el fundamento de un posible imperativo categórico, es
decir, la ley práctica . Conforme a este argumento Kant indica que el hombre y en general
todo ser racional, existe como fin en sí mismo, no sólo como medio para cualquiera uso de
esta o aquella voluntad... El imperativo práctico será pues como sigue: obra de tal modo que
te sirvas de la humanidad, tanto en tu persona, como en la persona de cualquier otro siempre
24
como un fin al mismo tiempo y nunca como un medio”.
Kant expone en su Doctrina del Derecho los tres atributos jurídicos que debe presentar la
noción de ciudadanía: La libertad legal de no obedecer ninguna otra ley que aquella a la que
los ciudadanos otorgan su consentimiento, la igualdad civil, que es no obedecer a ningún
superior, sólo aquel que tiene la capacidad jurídica de obligar y la autonomía que son la
base para la inclusión universal en el ejercicio del poder político. 25
La subjetividad que se fue construyendo como parte del proyecto de la modernidad concibe
los derechos del individuo como la armadura jurídica de la voluntad. Por lo anterior el
24
Immanuel Kant. Fundamentación de la Metafísica de las costumbres. México: Porrúa, 1972, pp.48-49.
25
Rosanvallon, op.cit,.p.101
26
Ibíd., pp. 102-103.
11
Derecho privado moderno se entiende como el protector del señorío de la voluntad para
garantizar sus pretensiones. El derecho subjetivo asumido por el Derecho privado y trasferido
al Derecho constitucional como elemento constitutivo de la sociedad, ha sido consagrado
como criterio dominante. El Derecho se configura a partir de un sujeto que quiere por sí y
para sí con independencia de los particulares contextos de relación; es decir, el hombre que
actúa para la realización de sí mismo.27
Los derechos humanos son la base para pasar de un estado de súbdito a ciudadano. La
titularidad de un conjunto de derechos subjetivos con pretensión universal significa que los
sujetos que son reconocidos como ciudadanos tienen un ejercicio de voluntad jurídica y
política que les brinda capacidad para exigir respeto sobre las cosas que les pertenecen en
propiedad o posesión; reclamar de otros mediante acuerdos y contratos el cumplimiento de
una obligación. El ciudadano puede exigir de otros ciudadanos o del Estado el cumplimiento
de una determinada conducta para satisfacción de sus intereses.
1.1.3. La justicia como criterio formal para resolver los conflictos surgidos de una
realidad histórica.
La comprensión de la justicia como criterio formal remite a lo expuesto por Kant acerca de la
determinación de la voluntad libre en el individuo. Para Kant el orden jurídico es injusto
cuando no es conforme a los principios a priori de la razón práctica. El Derecho se entiende
en este planteamiento como el conjunto de condiciones bajo las cuales el arbitrio de uno
Miguel Villoro Toranzo. Lecciones de Filosofía del Derecho: el Proceso de la Razón y el Derecho.
28
Luis Villoro señala que en la historia del pensamiento jurídico político de la modernidad ha
prevalecido un modelo deontológico (conforme al deber) sobre un modelo teleológico
(conforme al fin) cuyos principales exponentes fueron Aristóteles y Santo Tomas. El modelo
teleológico se orienta al fin; la justicia es lo que se predica de los comportamientos
29
Antonio Gómez Robledo. Meditación sobre la justicia. México: Fondo de Cultura Económica, 1963, p. 146.
30
Manuel García de Madariega Cezar. La crítica al concepto liberal de justicia en la Filosofía de Alasdair
Macintyre. Memoria para optar al grado de Doctor. Madrid: Universidad Complutense de Madrid. Facultad
de Derecho. Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política, 2002, p.166.
13
personales dirigidos a un fin bueno. En este modelo la justicia no iguala a todos con el mismo
rasero; es proporcional al valor de cada persona, en su situación social. El modelo
teleológico propone que el fin de la justicia es el vínculo de todos los hombres en la
participación en un fin común.31
Para Luis Villoro el modelo deontológico establece que se deben generar principios de
justicia válidos para cualquier sociedad. La validez de los principios deriva del procedimiento
racional que se utiliza para instituirlos. En esta propuesta lo justo debe construirse en un
consenso racional entre sujetos morales que determinaran los principios correctos o
debidos.32
Para John Rawls existen ciertos principios que son objeto de un acuerdo entre personas
racionales, libres e iguales en una situación contractual justa con validez universal e
incondicional.34
35
Oscar Mejía Quintana. Carácter y proyección de la filosofía del Derecho en el pensamiento contemporáneo.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2006, pp.5-18.
36
Jonn Rawls, op.cit., pp.255-256.
37
En relación a esto se remite al lector a la obra de Michael Sandel titulada El liberalismo y los límites de la
justicia (Barcelona: 200) En la Introducción titulada “El liberalismo y la primacía de la justicia” donde el autor
hace un interesante análisis sobre el liberalismo moderno en la tradición kantiana de la filosofía del
Derecho.
15
1.2. El Derecho como instrumento insuficiente para realizar la justicia
El Derecho en palabras de Carlos Nino es una gran acción colectiva 38 que trascurre en el
tiempo. Una crítica al proyecto ético jurídico de la modernidad requiere reconocer la
importancia histórica de una tradición jurídica heredada. Es indiscutible el incalculable valor
de las aportaciones de diferentes pensadores de la modernidad que ya fueron señalados
lineas arriba. La reflexión sobre la justicia requiere tener presente las bases que el sistema
jurídico continental europeo tiene para organizar la vida social y los principios en los que se
basaron los proyectos constitucionales de Francia y otros países europeos que influyeron en
la conformación de la mayoría de los Estados en latinoamericano.
Un cuestionamiento sobre los problemas que no ha podido resolver el Derecho se tiene que
hacer inserto en una tradición que no solamente está representada por importantes
planteamientos de Filosofía del Derecho. También, esta materializada en instituciones que
sostienen nuestra vida social y que han demostrado una continuidad a lo largo de la historia.
Es innegable que la Teoría del Derecho nos ha heredado una evolución considerable en
materia de derechos de primera, segunda y tercera generación. Es cierto que si en la
práctica judicial se aplicaran más los principios de la Teoría general del Derecho por parte de
los profesionistas y se desburocratizara la aplicación de la ley podríamos tener una mayor
certidumbre jurídica, sin embargo, en el fondo la exigencia de justicia de nuestro tiempo
implica cuestionar los fundamentos sobre los que descansa el orden establecido en el
proyecto ético jurídico de la modernidad.
La pregunta por una convivencia más justa sigue vigente. En este sentido Juan Gómez
Jiménez de Cisneros en su obra titulada “Los hombres frente al Derecho” señala que la
administración de justicia se encuentra en una crisis que rebasa los habituales fallos de la
conciencia moral cristiana y los planteamientos de los tratadistas, escritores y profesionales
que proclaman la existencia de una situación crítica y difícil. Para Jiménez de Cisneros ante
la creación y aplicación del Derecho se da un sentimiento de insatisfacción y vacuidad. Este
sentimiento de disgusto y anhelo de justicia está presente en una gran cantidad de alusiones.
38
Carlos Santiago Nino. La constitución de la democracia deliberativa. Barcelona: Gedisa, 1997, p.55.
16
En diversas manifestaciones de los órdenes de la vida, según comenta Jiménez de Cisneros,
se presentan denuncias sobre la insatisfacción en la aplicación de justicia. 39 El refranero, el
cuento, la obra teatral y el ensayo filosófico presentan desde hace siglos, exponentes como
Montaigne, quien ataca a los intérpretes del Derecho, y Pascal, que niega la justicia
humana.40
El investigador señalado identifica tres preguntas que son un gran reto para la ética y la
política: ¿Por qué hay tantos principios diferentes en torno a la dignidad humana,
contradictorios entre sí y con pretensión de validez absoluta?, ¿No habrá una alternativa para
un mundo en el que los 500 individuos más ricos obtienen más beneficios que los cuarenta
países más pobres? Y finalmente ¿Cómo garantizar un orden normativo que responda a las
42
grandes inquietudes que genera un tiempo dominado por la desigualdad y la violencia?
Una de las causas de los problemas de la actualidad y la falta de respuesta a las preguntas
de nuestro tiempo se encuentra en el hecho de que el Derecho que es vínculo entre la ética y
la política se muestra incapaz para responder ante los reclamos de justicia de la sociedad
civil en distintos ámbitos. Para Boaventura de Sousa Santos el Derecho es una respuesta
débil porque ha convivido con regímenes autoritarios y con la impunidad de los poderosos. 43
Ángel Sánchez de la Torre indica distintas dimensiones que revelan la incapacidad del
Derecho para responder a la exigencia de justicia. El primer nivel corresponde a las
tensiones y conflictos que se originan por la presencia simultánea de valores y culturas en
ámbitos territoriales e históricos concretos. El segundo nivel se ubica en las prácticas de un
poder arbitrario de legisladores, gobernantes y administradores que detentan el monopolio de
la determinación de lo jurídico, lo que ocasiona el rechazo de muchos grupos humanos que
al sentirse incomprendidos e insatisfechos pasan a la acción directa, negando las funciones
y responsabilidades fundamentales de la autoridad. Por último, el tercer nivel muestra la
desorientación del pensar jurídico que ante los problemas de la realidad produce teorías
parciales, desencarnadas de la realidad y con planteamientos apoyados en conceptos y
principios del Derecho desgastados.45
44
Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1978, pp.12-32.
Ángel Sánchez de la Torre. “Crisis del derecho y de la filosofia juridica,en los albores del siglo XXI”, en Emilio
45
Suñer Llinas (Coord). Filosofía jurídica y política de la nueva Ilustración. México: Porrúa, 2009, pp. 246-247.
18
Las obras jurídicas de Justiniano en el Derecho Romano o de Bonaparte en Francia
muestran que la balanza de la justicia se vio remplazada por la espada del poder. Los
principios y la lógica sobre la propiedad, la autonomía de la voluntad y los contratos como
fuente de obligaciones y derechos representan los moldes fundamentales del pensamiento
jurídico moderno para el desarrollo de un capitalismo que hoy se muestra desenfrenado en
sus pretensiones de hegemonía, control y absorción de culturas.
Nietzsche reconoció la insuficiencia del Derecho como instrumento para la justicia. Para
Nietzsche era necesario despojarse de la institución del Derecho porque se vincula con una
moral de esclavos, a la que se someten los hombres masa que buscan la mera conservación
y que renuncian a la expansión de la vida mediante la creación de nuevos valores. Desde el
planteamiento de Nietzsche no existe nada más detestable que un orden jurídico que utiliza
46
la pena y el castigo como principal medio para conseguir la justicia.
Nietzsche señaló que el concepto tradicional de justicia tiene que ser superado porque no se
puede tener como origen de lo justo el espíritu del resentimiento, el cual busca obligar por la
fuerza a un compromiso. La forma de preservar la equidad desde la concepción tradicional,
se fundamenta en un orden donde el hacer sufrir es el sentido y el mecanismo para procurar
dar a cada quien lo que le corresponde.47
Nietzsche indicó una forma en que se fue desarrollando el Derecho en la modernidad como
un sistema basado en un igualitarismo del hombre masa que se niega a aceptar que los
hombres no conquistan lo justo por una fábrica de ideales sino porque la vida tiene una
tendencia a ascender, crea productos de poder y no se detiene por una falsa distribución
equitativa.48
Eduardo Novoa Monreal, al situarse como jurista ante esta interrogante, advierte que el
Derecho en su doble aspecto de sistema normativo y de conjunto de conocimientos teóricos
relativos a los fenómenos jurídicos se encuentra notoriamente retrasado en sus preceptos
respecto de las exigencias de la sociedad. Las elaboraciones teóricas continúan tejidas en
torno de principios y supuestos de otras épocas. Todo esto hace de la legislación positiva
algo inocuo y de los estudios jurídicos algo vacuo. Este cada vez mayor alejamiento del
Derecho de la realidad lo conforma como un pesado lastre que frena el cambio social y se
convierte en un verdadero obstáculo para éste. 49
48
Eugen Fink. La filosofía de Nietzsche. Madrid: Alianza, 1996, p.60.
49
Eduardo Novoa Monreal. El derecho como obstáculo al cambio social. México: Siglo XXI, 1999, p.13.
20
Las leyes y el conjunto de teorías jurídicas que han intentado orientar la realidad social en el
proyecto de la modernidad crean un conjunto de postulados y normas ante el cual emerge el
total extrañamiento de los grupos humanos. Los problemas que reclaman justicia contienen
factores históricos, geográficos, culturales y económicos que no son debidamente
considerados por una racionalidad jurídica que los integre dentro de una respuesta viable en
contextos concretos.
La Teoría jurídica, que es el otro aspecto del Derecho, está conformado por un conjunto de
planteamientos intelectuales que adolecen de fijarse en el desarrollo de algún aspecto sin
integrar los demás del conjunto, lo que tiene como consecuencia que su aporte constructivo
al elemento que busca resaltar devenga en destructivo. Un ejemplo es el planteamiento de
Hans Kelsen que se fundamenta en la importancia de la forma, la jerarquía, la estructura y
creación de la norma con absoluta independencia de la eticidad de los contenidos
normativos. Posteriormente el totalitarismo y la Segunda Guerra Mundial colapsarían las
bases del positivismo analítico al que pertenece el autor mencionado.
En este contexto Rawls propone regresar a la Teoría del Contrato Social pero en una
situación hipotética llamada posición original que, bien señala Ricoeur, se corresponde al
Estado de naturaleza. A partir de este procedimiento Rawls quiere indicar que debemos
50
Ibíd., pp.48-53.
21
situarnos en un momento anterior a la conformación de una constitución política para decidir
de forma consensual, desde nuestro homo económico y político. Lo anterior sin prejuicio de
nuestra posición concreta o estatus de las prácticas sociales desde las cuales se quiere
construir la convivencia.51
La teoría procedimental de John Rawls olvida que los sujetos con los cuales quiere generar
un consenso no pueden ser sujetos “neutros”; necesariamente el ser humano es un ser con
atributos, no se puede pretender partir de cero o del velo de la ignorancia porque los
hombres desde que llegan a buscar soluciones a los conflictos que la convivencia les plantea
ya tienen una condición de colectividad; es decir, con características de género, raza,
condición social y geopolítica que configura su vivencia de la justicia.
Para algunos pensadores como John Rawls la justicia tiene que concebirse únicamente
como una virtud institucional desde una construcción procedimental, pero sí algo nos enseña
el horizonte de la modernidad es que el procedimiento afianza la certeza legal pero no logra
avanzar en la distancia entre teoría y práctica presente en las exigencias de aplicación justa
del Derecho. El interés por la validez de la norma en su proceso de creación termina en un
51
Paul Ricoeur. Lo justo. Madrid: Caparros, 1995, p.15.
22
formalismo que niega la existencia del pluralismo jurídico. La preocupación excesiva por la
eficacia lleva al totalitarismo.
Una teoría que se limita a considerar que la justicia primordialmente tiene un carácter
institucional desconoce lo que señala el jurista Miguel Villoro Toranzo de la siguiente
manera: “La justicia es una vivencia, es decir un hecho de conciencia que consiste en vivir
profunda e intensamente, intelectual y afectivamente una situación psíquica. En
consecuencia lo justo es una tendencia humana que se conecta no sólo con la razón sino
también con la emotividad”.52
El desarrollo general del Derecho lo ha ido conformando como un instrumento opaco para
acceder a mecanismos de justicia más conformes a las exigencias actuales. La formulación
normativa y la creación de distintas teorías jurídicas muestran la incapacidad del
pensamiento jurídico para responder a la realidad apremiante que busca atender.
54
Ángel Sánchez de la Torre, op.cit., p. 268.
24
La gestación del sistema jurídico de la modernidad en el modelo continental europeo es un
proyecto lento que se va desarrollando a lo largo de varios siglos. La concentración del poder
en las monarquías centralistas europeas, la Revolución Industrial, la irrupción de la burguesía
como clase política dominante y el pensamiento ilustrado proporcionan al Derecho
características que vendrán a consolidar una concepción de lo jurídico.
La filosofía de Kant fue la que delimitó el papel del Derecho como un orden independiente
de la Moral. A partir de esta concepción se propuso una organización social donde todos los
ciudadanos quedaran sometidos por igual a normas objetivas que conformaran las
condiciones bajo las cuales el arbitrio del uno pudiera conciliarse con el arbitrio del otro,
según una ley general de libertad. Estas premisas propusieron organizar el Derecho en la
modernidad como sistema formal de normas externas que permiten la convivencia ordenada
entre sujetos autónomos.55
La influencia de Kant fue decisiva en la historia del pensamiento jurídico del siglo XIX sobre
la conformación del proyecto jurídico de la modernidad. El liberalismo se alimenta de ideas
kantianas: separación de Moral y Derecho, primacía del individuo y culto racional a la ley.
Lamentablemente la forma en que fueron asumidos los planteamientos de Kant conformó
una comprensión positivista del Derecho que constituyó un sistema de normas externas de
conducta que gradualmente se ha mostrado incapaz de proveer a distintas realidades
sociales de mecanismos adecuado para el ejercicio de la libertad de cada individuo.
La ley como expresión fundamental del Estado de Derecho presenta descrédito y debilidad
por ser un enunciado normativo sin efectividad ante los problemas que se suscitan en la
realidad histórica. Para Alejandro Nieto el Derecho se ha distorsionado en relación con su
origen, dando lugar a que se conforme como ingeniería legal que únicamente termina por
responder a intereses particulares de ciertos grupos e imponer como verdad legal muchas
ocasiones la arbitrariedad política o económica en función de pretensiones egoístas que
apoyadas en una razón abstracta prescinde de exigencias y referentes axiológicos materiales
para constituir prácticas amparadas en un uso injusto de la seguridad jurídica , como garantía
55
Gómez Robledo, op.cit., p. 143.
25
de la aplicación indiscriminada del derecho positivo 56. Lo anterior termina por imponer una
contradicción entre derecho y justicia en un nivel donde es complicado encontrar una relación
entre los procedimientos legales y las demandas concretas de justicia expresadas en
distintos estratos sociales. Diferentes grupos de la sociedad experimentan con extrañeza y
desconfianza el contenido y aplicación de la ley. En estos términos se puede indicar una
crisis del Derecho.
La crisis del Derecho moderno revela las tendencias conflictivas que el Derecho ha
desarrollado al interior del sistema, dichas tendencias impiden que el sistema mantenga su
propia coherencia y unidad. El paradigma jurídico de la modernidad está atravesado por una
controversia entre el formalismo jurídico y la necesidad de establecer criterios meta positivos
de legitimación de las normas jurídicas. Este debate afecta a la propia unidad y coherencia
del Derecho moderno. Alfonso de Julios Campuzano indica que en el Derecho moderno
Lars Eriksson muestra la confrontación de dos modelos de racionalidad. Por un lado la
racionalidad formal concretada en la concepción que da cuerpo al Estado de Derecho liberal
burgués que se concreta en la autonomía privada. Y por otro lado, en contraste se encuentra
la racionalidad material que apunta hacia criterios sustantivos de justicia a través del principio
de intervención estatal.57
El Derecho que se concibió con los principios de la Ilustración se fue separando del
planteamiento original de muchos de los pensadores ilustrados hasta conformarse como un
56
Alejandro Nieto. Critica de la Razón Jurídica. Madrid: Trotta , 2007, p. 207.
57
Alfonso de Julios-Campuzano. En las encrucijadas de la modernidad: Política, derecho y justicia. Sevilla:
Universidad de Sevilla, 2000, p. 258.
58
Otto Bachoff. Jueces y Constitución. Madrid: Civitas, 1985, p. 48.
26
sistema normativo de leyes que propician un estado de cosas donde puede ser contenida por
la misma ley la violencia de los grupos con mayor poder sobre los menos favorecidos. En
varios países con el modelo continental europeo se constituyó un espacio que asume como
normal un proceso de concertación o pacto, en el cual la participación de todos los grupos
sociales es restringida y desigual. Los reclamos y exigencias sociales más incuestionables
sobre bienes fundamentales para el desarrollo de un proyecto de vida, como la libertad o la
seguridad, quedan subordinados a los intereses particulares de fuertes poderes fácticos
(bancos, corporaciones industriales, profesionales, partidos políticos, asociaciones
patronales, sindicales, etc.), ya sea de ámbito nacional o transnacional, que ejercen
considerable influencia y presión con objeto de inclinar a su favor el contenido de la
legislación.
Las causas de lo que se puede denominar una crisis del Derecho se encuentran en tres
factores que muestran la desviación de los pilares fundamentales del proyecto ético jurídico
de la modernidad: La institución del Derecho como una manera reglamentada de hacer la
guerra, la conformación del sujeto individualista y el criterio de justicia del racionalismo
jurídico.
1.3.1. La institución del Derecho como una manera reglamentada de hacer la guerra
59
Zagrebelesky, op.cit., p. 30.
60
Luigi Ferrajoli. Derechos y garantías. La ley del más débil. Madrid: Trotta, 1999, p. 17.
27
Una manera de analizar la crisis del Derecho ante la pregunta por la justicia consiste en
revisar los mecanismos de poder en la conformación de los sistemas jurídicos del modelo
continental europeo, sin reducir el Derecho a ser una pura manifestación de poder. El método
de Foucault permite comprender parte de los efectos y los fenómenos que suceden en el
Derecho a partir de la importancia del poder. Foucault muestra las prácticas sociales y
jurídicas que permiten que los mecanismos de poder sean encubiertos por el Derecho. En
consecuencia, para este pensador el proyecto ético jurídico de la modernidad terminó por
61
conformar un Estado de guerra institucionalizada.
El discurso que concibe el Derecho como un sistema objetivo capaz de determinar las
conductas humanas ha permitido que el orden jurídico cumpla su función como instrumento
regulador de la convivencia, pero la crítica de Foucault proporciona una explicación de por
qué el Derecho se muestra incapaz de responder de manera efectiva a las demandas de
justicia que formulan distintos grupos sociales en los Estados modernos.
A partir del análisis de Foucault se puede indicar que en las distintas etapas de
conformación del Derecho como herramienta para la justicia se da una guerra
institucionalizada, lo cual conduce a reconocer que las partes en un conflicto donde está
presente la injusticia se sitúan como antagónicas y con la pretensión de imponer la verdad
jurídica de su interés mediante los mecanismos de coerción y sometimiento del poder que
utiliza el Derecho. La guerra institucionalizada por medio del Derecho conduce a que
quienes intervienen en el proceso o litigio para resolver un conflicto pretendan imponer una
versión útil para su defensa que se declare por el Derecho como verdad jurídica.
61
Michel Foucault. Genealogía del racismo. La Plata: Altamira, 1996, p. 30.
28
Michel Foucault desarrolló una genealogía de las prácticas de poder del Estado. Para él la
búsqueda de lo justo desembocó en la conformación de un sistema jurídico que se construyó
a pedido del poder y también en su beneficio para servirle de instrumento y justificación 62.
Para identificar los mecanismos de constitución y funcionamiento del poder al interior del
Derecho, que analiza Foucault, es necesario partir de la forma en que se instituyo la teoría
jurídica en que se fundamentan las prácticas jurídicas del Estado a partir de las escuelas
iusnaturalista y positivista del Derecho. Los principios iusnaturalistas ofrecen recursos
discursivos que no pueden ser refutados por la analítica del positivismo y por su parte el
iuspositivismo brinda los instrumentos ciertos y eficaces capaces de confirmar el modelo de
seguridad jurídica más acorde para expiar los excesos de metafísica del iusnaturalismo,
considerado poco riguroso desde la modernidad racionalista. A partir de ambas escuelas se
fue conformando un determinado tipo de conocimiento jurídico. El enclave de los dos
discursos permite moldear el sentido común de una práctica jurídica cotidiana; una lógica
compartida que es irrefutable y que opera a partir de fundamentar desde la teórica la
existencia de principios naturales y desde el punto de vista metodológico establecer
procedimientos y formas sancionadas como válidas y eficaces; es decir, se conforma una
verdad jurídica que es incuestionable para ambos planteamientos: justicia y Derecho son un
binomio indisoluble. El instrumento para la justicia es el Derecho y este determina lo justo
mediante la verdad jurídica que se demuestra a través de los procedimientos reconocidos
por el mismo Derecho.
62
Michel Foucault. Defender la sociedad. México: Fondo de Cultura Económico, 1998, p.35.
29
La crisis del Derecho como instrumento para la justicia revela la necesidad de adoptar una
actitud crítica ante el Derecho que implique una revisión epistemológica sobre el discurso
jurídico de la modernidad que ha sido sacralizado institucionalmente. Por lo anterior se hace
indispensable introducir el poder a fin de separarse de los intentos del uisnaturalismo y el
positivismo analítico de dividir lo jurídico y lo político. En este sentido, para Foucault la
aproximación al conocimiento no debe ser como filosofo sino como político para comprender
las relaciones de lucha y de poder. Solamente en esas relaciones donde los seres humanos
procuran dominarse se comprende en que consiste el conocimiento. 63 Para encontrar porque
el Derecho como medio para la justicia ha fracasado es necesario evidenciar el valor político
de las verdades jurídicas y poder desmontar la falsa objetividad en que se fundamenta parte
del orden jurídico para legitimar situaciones de injusticia.
El análisis de Foucault permite analizar que cada sociedad tiene un régimen de verdad, su
política general de la verdad, es decir: los tipos de discurso que acoge y hace funcionar como
verdaderos o falsos. Conforme a este planteamiento los juristas, los legisladores y abogados
protegen, desarrollan reconocen y declaran lo que es conforme a derecho en función de una
64
práctica que constituye el sentido común teórico del conocimiento jurídico.
Los jueces y especialistas del Derecho reproducen y reconocen un estado de cosas que
asumen e imponen por los mecanismos de coerción del Derecho como verdadero y justo
para garantizar la paz. Los grupos que detentan el poder y el conocimiento consideran que
la justicia no puede pensarse fuera de una cierta lógica jurídica encerrada en conceptos de
una teoría racional y objetiva. En este escenario se desdibuja que el Derecho detrás de su
función pacificadora y de garante de la seguridad esconde la conflictividad misma que
pretende contener; es decir, sus mecanismos de imposición detonan la guerra entre los
sujetos por la determinación de lo justo.
Las normas procesales del Derecho establecen una lucha de intereses por medio del litigio,
que es la guerra reglamentada conforme al Derecho para declarar la verdad jurídica, es decir
el derecho que corresponde a quien demuestre mejor pretensión o interés jurídico. Por lo
63
Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1978, p.28.
64
Michel Foucault. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Madrid: Alianza, 1981, p. 143.
30
anterior el Derecho no solo establece las normas para entrar en la lucha de intereses sino
que también determina quienes entran, es decir califican a quienes reconoce como sujeto de
derechos y por lo tanto con el poder para accionar los mecanismos que el mismo orden
jurídico reconoce.
El sujeto en principio tiene que demostrar conforme a las normas procesales del Derecho
que tiene una acción, es decir; que tiene el poder para entrar al litigio, pero en caso de que
no pueda participar de esos medios de poder el sujeto es negado por el Derecho. El
sistema jurídico en consecuencia a quien no puede demostrar su acción no le da ninguna
seguridad, ni le proporciona ninguna justicia, porque los principios del Derecho procesal
imponen como condición que quien tenga que demandar un derecho o reclamar una
injusticia tiene que tener una acción; es decir, la capacidad jurídica o el poder para poner
en movimiento la maquinaria jurisdiccional encargada de declarar la verdad jurídica.
Lo anterior conduce a la primera fractura del Derecho como herramienta para la justicia
porque establece unos mecanismos de acceso de los cuales quedan excluidos muchos
intereses que el Estado no reconoce por medio de la acción. Muchas demandas de justicia
de grupos sociales en Europa y Latinoamérica no han contado con el derecho de tener un
procedimiento jurisdiccional porque no tienen el poder para accionarlo, para generarlo, el
Derecho les niega la verdad de su interés para entrar a un juicio. Los legisladores, los juristas
y los que tienen el saber jurídico determinan los intereses que son establecidos por medio
de una acción dentro del Derecho.
Foucault señala que las prácticas judiciales entendidas como la manera en que los seres
humanos se arbitran los daños y las responsabilidades, la manera en que podían ser
juzgadas las conductas e imponer a determinados individuos la reparación de algunas de
sus acciones y el castigo de otras, representa una forma de saber, de establecer relaciones
entre el ser humano y la verdad.65
Para Foucault las concepciones de la verdad jurídica desde el Derecho de la Grecia clásica
65
Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1978, p.16.
31
y de la Edad Media hasta el del Estado moderno muestran como la autoridad estatal se va
apropiando en medida creciente del control sobre la verdad a través de la administración de
la justicia y este proceso es la genealogía del poder. 66
En la concepción de la Alta Edad Media lo esencial era el daño, lo que había pasado entre
dos individuos: no había falta ni infracción. El centro de la determinación de lo justo consistía
en saber si hubo ofensa, quién la practicó y si aquél que pretende haber sufrido la ofensa es
capaz de soportar la prueba propuesta por el adversario. En la indagación se introduce en
la práctica judicial la noción de infracción. Cuando un individuo causa daño a otro también
hay un daño a la soberanía, a la ley, al poder del Estado. La indagación se desarrolló a partir
del Renacimiento para Foucault como una forma general del saber, pero en relación al
Derecho lo que interesa con relación a este estudio se encuentra en reconocer el desarrollo
de las prácticas judiciales y como estas se instituyeron para la determinación de lo justo
66
Michel Foucault. Defender la sociedad. México: Fondo de Cultura Económico, 1998, pp.36- 44.
67
Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1978, pp. 86-87.
68
Loc.cit.
32
ante un conflicto de intereses.69
A partir del análisis que Foucault realiza se pueden rastrear las prácticas que fueron
conformando en la historia el poder ejecutivo, legislativo y judicial y la forma en que esto
obedeció a intereses económicos y políticos. El estudio de la genealogía del poder de
Foucault muestra como las prácticas del poder judicial conformaron una forma de ejercer el
poder. Foucault señala que el derecho de ordenar y controlar el pleito judicial, por ser un
medio de acumular riquezas, fue confiscado por los más ricos y poderosos.70
Sin asumir completamente todos los planteamientos del análisis de la genealogía del poder
de Foucault se puede señalar que permite reconocer cómo en la historia política se fue
conformando el proyecto ético jurídico de la modernidad a partir de relaciones y mecanismos
de poder que no fueron instituidos por el legislador o el filósofo desde la posición que había
imaginado Kant, donde el Derecho tiene un principio universal según el cual: “Una acción es
conforme a derecho cuando permite, o cuando cuya máxima permite a la libertad del arbitrio
de cada uno coexistir con la libertad de todos según una ley universal”. 72
Lo que no se cumplió en gran parte del proyecto jurídico moderno fue establecer una ley
general que ante los adversarios en el litigio resolviera conforme a un principio que fundara
un orden que reconcilie. Lo que propone Foucault es reconocer el Derecho afectado por la
disimetría, donde se funda una verdad ligada a una relación de fuerza. 73
69
Ibíd., pp.78-80.
70
Loc.cit.
71
Loc.cit.
72
Immanuel Kant. Introducción a la teoría del derecho. Madrid: Marcial Pons, 2005, p. 80.
73
Michel Foucault. Defender la sociedad. México: Fondo de Cultura Económico, 1998, p.59.
33
La ley general y abstracta del proyecto ético jurídico de la modernidad en gran parte no fue
un instrumento pacificador sino al contrario se ha constituido en muchas ocasiones como un
medio de guerra para conseguir los propios intereses. Por este motivo ante la crisis del
Derecho lo que Foucault permite es descifrar la guerra debajo de la paz que impone el
Derecho en algunas ocasiones cuando algunos intereses políticos y económicos entran en
conflicto.74
A partir del planteamiento de Foucault se puede indicar que la defensa del propio derecho
dentro del orden jurídico implica entrar en una lógica de guerra. El procedimiento
jurisdiccional conforma un frente de batalla que atraviesa las prácticas jurídicas dentro del
sistema continental europeo. En este escenario no hay sujeto neutral, universal y totalizador
porque incluso el juez defiende la lógica, la teoría y los principios en los que ha sido instruido
y formado dentro de un estado de cosas, aunque sea para algunos injustos. En este sentido
siempre se es forzosamente, el adversario de alguien cuando se trata de defender el propio
Derecho.
El sujeto que habla de su derecho (o, mejor, de sus derechos) busca demostrar una verdad
que no es la verdad universal del filósofo. Lo que conforma el Derecho en sus prácticas no
es un discurso de la totalidad o la neutralidad; es siempre un discurso de perspectiva. El
Derecho que se fue conformando en la modernidad apunta a la totalidad al entreverla,
atravesarla, penetrarla con su propio punto de vista. la verdad es una verdad que no puede
desplegarse más que a partir de una posición de combate, a partir de la victoria buscada, en
cierto modo en el límite de la supervivencia misma del sujeto que determina.75
La determinación de la conducta por parte del Derecho se hace conforme a un sistema que
obedece a una cierta teoría jurídica que es reproducida, legitimada y reconocida como legal
por los que tienen el conocimiento jurídico. Este saber jurídico se declara como objetivo pero
en el fondo obedece a intereses económicos y políticos de quienes cuentan con ciertos
mecanismos de control y sometimiento como la burguesía en el siglo XVIII y principios del
XIX que asume instituciones jurídicas como verdades incuestionables del Derecho, por
ejemplo: la autonomía de la voluntad, la potestad de los derechos subjetivos y la
irretroactividad de la ley.77
La autonomía de la voluntad se refiere a que las personas pueden obligarse en la forma que l
la quieran, en tanto no vulneren los derechos de terceros. En lo que se refiere a la
irretroactividad de la ley significa que ciertos derechos al momento de ser reconocidos a una
persona ya no le pueden ser desconocidos posteriormente por otra norma, esto quiere decir
que los intereses individuales no pueden ser tocados por normas posteriores en función de
otros intereses. 78
A partir del derecho subjetivo entendido como poder del individuo frente al Estado y sus
relaciones con otros individuos se entiende la justicia conmutativa y distributiva en el Derecho
76
Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1978, pp.78-79.
77
Novoa Monreal, op.cit., pp.166-173
78
Ibíd., pp. 167-170.
35
moderno. En consecuencia el ciudadano que se fue conformando en la modernidad entiende
sus derechos como relaciones de poder, su derecho es la potestad que le es reconocida
para exigir del Estado y de los otros individuos un hacer, un no hacer o un dar.
Para Foucault como ya se ha indicado, las prácticas judiciales, la manera en que entre los
hombres se arbitran los daños y las responsabilidades, son formas que definen tipos de
subjetividad y las relaciones entre los hombres y la verdad. 79 A partir de este planteamiento
lo que se desea señalar es que la subjetividad que se fue conformando en la modernidad no
fue la del ciudadano que pertenece a una comunidad jurídica en reciprocidad de derechos y
deberes frente a los otros, sino un individuo o un sujeto de derechos que se vertió de forma
dominante en el Derecho hacia su propio interés y se desvinculo de la los otros, de la
comunidad de la que en principio era ciudadano con responsabilidad hacia los otros.
Para Eduardo Novoa Monreal las instituciones jurídicas mencionadas son postulados que
reflejan en el Derecho la influencia de una tendencia individualista en la que predomina la
protección individual y los intereses propios de la persona. 80 En este sentido el individuo
asume que el derecho es en principio reclamar en litigio lo propio, su interés y que eso se
declare mediante la coerción como verdad jurídica.
Conforme al pensamiento de Foucault se puede indicar que dentro del procedimiento jurídico
para declarar la verdad, quien dicta lo que corresponde a Derecho trabaja por una victoria
determinada según los principios que considera inviolables. Por su parte, quienes participan
como contendientes en el procedimiento recurren al discurso del Derecho para hacer valer su
derecho y reclamar que se reconozca. Lo que se reclama son los derechos singulares
fuertemente marcados por una relación de propiedad, de conquista y de victoria. El Derecho
que se hace valer es el de la propia familia, raza, el de superioridad o el de la anterioridad. 81
79
Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1978, p. 16.
80
Novoa Monreal, op.cit., pp.123-128.
81
Michel Foucault. Defender la sociedad. México: Fondo de Cultura Económico, 1998, p.57.
36
conformo fue un sujeto tendiente al individualismo que asume el derecho subjetivo como
potestad o poder ante los otros para conseguir su interés aun en contra de la propia
comunidad. La ciudadanía moderna que descansaba en el objetivo de una sociedad
constituida por individuos autónomos, libres e iguales ante la ley , entra en crisis cuando la
subjetividad individualista que han ido conformando las prácticas jurídicas se opone al
ciudadano concebido en el pensamiento kantiano que es capaz de responsabilizarse de los
otros.
Para Peter Fitzpatrick es importante estudiar el sujeto de derecho que se fue conformando en
las prácticas jurídicas y sociales mediante el análisis de la genealogía del poder de Foucault
pero ampliando la relación entre poder disciplinario y subjetividad autónoma. Fitzpatrick
indica que el sujeto individual es el producto de una administración disciplinaria. 82
La administración liberal moderna encarna una unión particular del poder y el conocimiento
que crea una subjetividad particular. Un elemento importante en el estudio de Fitzpatrick es
que el sujeto existe fuera de la diversidad de poderes que influyen en él y los ordena. En la
medida en que es mayor el número y la diversidad de esos poderes, es quizá, más variado
y complejo el proceso por el cual se da una producción integradora del sujeto que se
encuentra en la posibilidad de experimentar y ejercer el poder desde las diversas influencias
que recibe.83
Para Foucault el sujeto es influenciado por técnicas de poder que funcionan por la vía de la
aplicación positiva y productiva. Los elementos de este poder más visibles y palpablemente
normalizadores pueden verse en el ordenamiento, la capacitación, las líneas de observación
y regularidad que se dan en las cárceles, las fábricas, los asilos y las escuelas. La raza sirve,
también, como un punto visible de aplicación de normas disciplinarias, que se vincula
estrechamente con otros lugares de control como la familia, la educación y la propiedad.
Todos estos elementos del poder disciplinario influyen en el ser humano como sujeto
mediante modos de aplicación que promueven la autorreflexión y la autocorrección. Con
relación a este punto Fitzpatrick señala que el sujeto es un ser autor responsable y
82
Fitzpatrick, op.cit. p.128.
83
Ibid. p. 129.
37
necesariamente reflexivo. El sujeto tiene la autonomía necesaria para conformarse como un
ser que obra positivamente como normal en la causa de su propia normalización o
autorrealización. El sujeto no es únicamente el efecto inerte de diversas técnicas. 84
Fitzpatrick propone que el Derecho ofrece modos de generar una subjetividad disciplinada y
auto responsable. Estos modos se apartan de la obra de Foucault para quien el Derecho no
iba más allá de la transgresión, el juicio y el castigo. Por otra parte el Derecho tampoco es
simplemente represivo. En la modernidad se presenta un auge del Derecho como facilitador
a la capacidad envolvente del sujeto para crear derechos, por ejemplo a partir de figuras
jurídicas como el contrato. El funcionamiento de estos mecanismos del Derecho evocan
obviamente una autorresponsabilidad sostenida y depende de ella. 85
Peter Fitzpatrick indica que el poder y la libertad del individuo aumentan junto con el
desarrollo de una autoridad racional política centralizada. Con base en el planteamiento de
Foucault pero tomando distancia reconoce que la extensión de los derechos subjetivos del
individuo se combina con una rápida difusión del control de la vida por parte del gobierno,
cosas difícilmente conciliadas en la concepción de una ciudadanía participativa. 86
Siguiendo el análisis de Fitzpatrick, este autor, sugiere que el individuo al irse reconociendo
autónomo y titular de derechos subjetivos termina rompiendo lazos comunitarios. Fitzpatrick
señala que Marx reconoció este esquema. La extinción de la comunidad crea un vacío que
es llenado por relaciones económicas generales que dominan el poder político de un Estado
organizado centralmente. La disolución de la entidad comunitaria coloca a los individuos uno
junto a otro como personas independientes y privadas cuyos vínculos especiales adoptan
principalmente formas jurídicas.87
84
Ibid. pp. 129-130.
85
Ibid, pp. 136-137.
86
Ibid,.p. 133.
87
Loc.cit.
38
consiste en que al centrarse en formas jurídicas fundamentadas en la imparcialidad, en la
ausencia de contenidos concretos y el predominio de los derechos individuales termina por
desconocer derechos colectivos que se sustentan en la pertenencia a una colectividad y
que reclaman el reconocimiento de un lazo comunitario, por ejemplo, los derechos étnicos y
derechos de género. Otra contradicción es que puede operar como un medio de exclusión.
A pesar de que está fundamentada en el ideal del reconocimiento de derechos en igualdad
de condiciones muchas veces funciona como forma de exclusión o invisibilización de los
miembros de una sociedad que representan la diversidad cultura. 88
El planteamiento deontológico sobre la justicia señala que lo justo tiene prioridad sobre lo
bueno porque sus principios se derivan independientemente de la moral y se justifican sin
tener que apoyarse en ninguna visión particular de lo bueno. Michael Sandel señala que la
deontología se opone a la teleología porque describe una forma de justificación según la cual
los primeros principios se derivan de un modo que no presupone ninguna concepción sobre
la bondad humana.89
Para Kant por el contrario los fundamentos utilitaristas no son confiables y en consecuencia
se pueden convertir en reglas coercitivas e injustas. Kant propone que la justicia debe tener
un fundamento anterior a todos los fines empíricos. Ni siquiera una unión fundada sobre
algún fin común a todos los miembros de la sociedad sería adecuada porque nadie puede
88
Alejandro Cerda García. Construyendo nuevas formas de ciudadanía. Resistencia zapatista en la región Altos
de Chiapas. México: UAM, 2011, pp.115-118.
89
Michael Sandel. El liberalismo y los límites de la justicia. Barcelona: Gedisa, 2000, p. 15.
90
Ibid., p. 17.
39
obligar a las personas a ser feliz de acuerdo con una concepción de bienestar. En la
perspectiva kantiana la prioridad de lo justo se deriva del concepto de libertad en la mutua
relación externa de los seres humanos y no tiene nada que ver con un fin natural. 91
Desde el punto de vista kantiano la sociedad se ordena mejor cuando se orienta por
principios que no presuponen ningún tipo de contenido particular sobre lo bueno ya que de
querer fundamentarse de esta manera sería no respetar a las personas como fines en sí
mismos y reducirlos a medios.
Miguel Villoro Toranzo señala que la teoría kantiana tiene como aporte fundamental haber
mostrado la necesidad de acudir a lo íntimo de la conciencia moral y descubrir los
fundamentos apriori de las valoraciones jurídicas. 92 El criterio formal de la justicia por el que
optó el pensamiento de Kant supo reconocer que la pretensión de imponer una concepción
del bien era caer en la peor de las injusticias. Por otra parte este criterio si bien renunciaba a
cualquier tipo de contenido sobre la concepción del bien, es indudable que consagraba la
dignidad del ser humano y reconocía que éste es un fin en sí mismo.
Rudolf Stammler trabajó con la teoría kantiana de las formas jurídicas para llegar a concebir
que existe una forma pura o concepto a priori del Derecho, según el cual se le piensa antes
de toda experiencia; lo que buscó construir Stammler es una ciencia del Derecho donde la
91
Ibíd., pp.18-19.
92
Miguel Villoro Toranzo. Lecciones de Filosofía del Derecho. El proceso de la razón y el Derecho. México:
Porrúa, 2006, p. 352.
40
justicia se fundamente en las formas que posee el jurista antes de toda experiencia y en la
elaboración de un sistema a partir de esas formas sin contacto con la experiencia. Con el
planteamiento de Stammler el Derecho comienza a concebirse como formas jurídicas que
fueran de la experiencia pueden declarar lo justo y lo verdadero. En este punto se desdibujan
cuáles son los aspectos a priori del Derecho. Ciertamente Kant reconoció la facultad a priori
de percibir lo justo y lo injusto, pero Stammler redujo la justicia al plano lógico de la
ordenación.93
Kelsen aportara al formalismo jurídico la concepción de un Derecho como ciencia pura que
se separe definitivamente de otros datos proporcionados por la realidad. Para Kelsen el único
Derecho es el Derecho positivo que se conforma, según un procedimiento legislativo
previamente concebido y regulado por una racionalidad que ya no es observadora sino
creadora de la realidad. Villoro Toranzo indica que Kelsen sin los escrúpulos de Kant coloca
al Derecho en el mundo del ser al concebir que el deber ser es sólo una modalidad de las
relaciones causales de la naturaleza. Kelsen adopta el concepto de leyes naturales de
Hermmann von Helmholtz para quien el principio de causalidad, que para Kant era el
distintivo de las leyes del reino del ser, ya no significa una inevitable necesidad sino un grado
muy alto de probabilidad.94
El racionalismo jurídico conformo una teoría jurídica pura que sirvió para que el Derecho
conformara procedimientos de sometimiento. El criterio formal de justicia se ha ido
93
Ibid., pp. 401- 405.
94
Ibid., pp. 416-417.
95
Ibid., p. 426.
96
Michel Foucault. Genealogía del racismo. La Plata: Altamira, 1996, p. 30.
41
instituyendo como un mecanismo de coerción que muchas ocasiones permite que los fallos
judiciales terminen por ver en el ser humano un medio y no un fin como proponía el criterio
formal de justicia de Kant.
Boaventura de Sousa Santos señala que las prácticas jurisdiccionales de las sociedades
que se encuentran dentro del ámbito de la economía capitalista comparten características
97
Gustavo Zagrebelsky y Carlo María Martini. La exigencia de justicia. Madrid: Trotta, 2006, p.29.
42
que permiten identificar porque la actividad de los jueces se fue distanciado de los reclamos
de justicia de varios grupos sociales en distintos Estados-nación. Boaventura de Sousa
Santos propone dividir para su estudio la función judicial de las sociedades modernas en tres
periodos: El periodo del Estado liberal, el del Estado del bienestar y el de la crisis del Estado
de bienestar.98
En el Estado liberal el principio de legalidad conforma prácticas jurídicas donde los jueces se
mueven en un marco jurídico político pre constituido, frente al cual sólo les compete
garantizar que el monopolio estatal de la violencia sea ejercido con legitimidad. La
disponibilidad de los jueces para resolver litigios es abstracta y sólo pasa a una actividad
concreta para declarar la verdad jurídica conforme a lo que dicta la ley sin influir en el tipo y
el nivel concreto de la demanda. Los litigios son individualizados es decir la sentencia solo es
válida para ese caso y no para otros. Los jueces en el periodo liberal al estar sometidos al
principio de legalidad tienen poco peso político como rama del poder público respecto del
poder legislativo y ejecutivo que tenían a su cargo la determinación de la ley y
administración de las cosas y las personas. En este periodo se presenta un desarrollo
vertiginoso de la economía capitalista y comienzan a agravarse las desigualdades sociales,
el traslado masivo de personas y la aparición de la llamada cuestión social (criminalidad,
prostitución, vivienda miserable, insalubridad). Los jueces ante esta realidad se limitaban a
resolver conforme a la legalidad dentro del micro litigio; es decir, el que se da entre intereses
individuales, desligado de los intereses de la comunidad. Los jueces quedaron fuera de la
determinación del modelo o patrón de justicia distributiva que fueron adoptando el poder
legislativo y ejecutivo en los Estados modernos, principalmente influenciados por el
liberalismo.99
A finales del siglo XIX la teoría de la separación de poderes entra en crisis ante el predominio
del poder ejecutivo. A través del Estado de bienestar se van conformando prácticas jurídicas
que buscan que los grupos sociales no sólo sean conducidos por los mecanismos de
represión o coerción del Estado, sino que también, sean administrados por medio de
funciones de gobierno que promuevan el bienestar social y económico, así como el ejercicio
98
Sousa Santos, op.cit., pp.85-86.
99
Ibid. p. 87.
43
de derechos del trabajo, seguridad social, vivienda, educación, etc. 100
En este periodo surge una explosión de la producción legislativa que tiene como
consecuencia una sobre juridicidad de la realidad social. Ante la proliferación de normas que
buscan garantizar distintos tipos de derechos sociales se introduce en el litigio el interés
colectivo frente al interés individual acompañado del surgimiento de actores colectivos, por
ejemplo, organizaciones de trabajadores. En el momento en que el Derecho promovió
intereses colectivos se produjo una crisis de la igualdad formal en que se apoyaba la
actividad judicial en la etapa liberal. Los jueces perdieron la neutralidad política del periodo
liberal al enfrentarse a la contradicción de intereses colectivos e individuales en el cuerpo
normativo del Derecho.101
La comprensión del desarrollo de las prácticas de los jueces en la aplicación de la ley como
expresión fundamental del Derecho permite reconocer las contradicciones a las que se ha
enfrentado el formalismo jurídico al distanciarse radicalmente de las condiciones sociales,
culturales, económicas sobre las que busca actuar el orden jurídico. El momento actual
comprende el último periodo mencionado. La actividad jurisdiccional se encuentra con una
100
Ibid. p. 89.
101
Loc.cit.
102
Ibid., pp.94-95.
44
capacidad técnica cuestionada ante un cuerpo normativo en muchas ocasiones desvinculado
de la realidad, el abandono gradual de la neutralidad política de los jueces en la aplicación
del Derecho muestra que la idea de justicia, como indica Foucault, en sí es una idea que ha
sido inventada y puesta a funcionar en diferentes tipos de sociedades como instrumento de
cierto poder político y económico, o como un arma contra ese poder. 103
La razón se instituyó como base de un sistema de verdad y formas jurídicas que son
modalidades de ejercicio del poder y modalidades de adquisición y transmisión del saber 104,
por lo tanto no se puede intentar buscar replantear la justicia desde el mismo criterio, se
necesita otro criterio.
103
Noam Chomsky y Michel Foucault. La naturaleza humana: justicia versus poder. Buenos Aires: Katz, 2006,
p.75.
104
Michel Foucault. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1978, p. 92.
45