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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS FAVIOLA RIVERA CASTRO

VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN


EN LA FILOSOFÍA MORAL DE KANT

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS
Colección: FILOSOFÍA MODERNA MÉXICO 2014
B2799.V5
R58 Rivera Castro, Faviola, autora.
2014 Virtud, felicidad y religi,ón en lafilosofía moral de Kant/ Faviola
Rivera Castro- Primera edición.
322 páginas- (Colección Filosofía Moderna)
ISBN 978-607-02-4788-0

l. Kant, Immanuel 1724-1804. 2. Virtud. 3. Felicidad. I. Título. Para Fer


II. Serie

Cuidado de la edición: Leonardo Castillo Medina


Formación tipográfica: Eloísa Escalante González

Primera edición: 30 de julio de 2014


D.R. © 2014 Universidad Nacional Autónoma de México

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio


sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS


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Impreso y hecho en México
ISBN 978-607-02-4788-0
MÉTODO DE CITACIÓN DE LAS OBRAS DE KANT

Siguiendo el uso establecido, en las referencias a las obras de


Kant se citan primero el volumen y la página de Kants gesammelte
Schriften (Academia Alemana de Ciencias, Berlín) seguidos por
la página en la traducción castellana. En el caso de la primera
•crítica, los números corresponden a la paginación de la prime­
ra (A) y segunda ediciones (B).

A Antropología en sentido pragmático (Anthropologi,e in prag­


matischer Hinsicht abgessat, 1798)
Cl Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft, la. ed.,
1781; 2a. ed., 1787)
C2 Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunfi,
1788)
C3 Critica del discernimiento ( Kritik der Urteilskraft, 1 790)
F Fundamentación de la metafísica de las costumbres ( Grund­
legnng zur Metaphysik der Sitten, 1785)
IHU Ideas para una historia universal en clave cosmopolita (Idee
1¡ zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht,
1784)
LE Lecciones de ética (Eine Vorlesung Kants über Ethik, 1775-
1781)
MC La metafísica de las costumbres (Die Metaphysik der _Sitten,
1797)
o ¿ Cómo orientarse en el pensamiento? ( Was heiflt: sich im Den­
ken orientieren ?, 1 786)
PIHH "Probable inicio de la historia humana" ("MutmaBli­
cher Anfang der Menschen Geschichte", 1786)
8 CITACIÓN DE LAS OBRAS DE KANT

PMDD Principios metafísicos de la doctrina del derecho (Metaphysi­


sche Anfangsgründe der &chtskhre, 1797)
PMDV Principios metafísicos de la doctrina de la virtud (Metaphysi­
sche Anfangsgründe der Tugend/,ehre, 1797)
PP Sobre la paz perpetua ( Zum ewigen Frieden, 1 795)
R La relig;ión dentro de los límites de la mera razón (Die Religion
innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft, 1793)
SDMF "Sobre un presunto derecho a mentir por filantropía"
("Úber ein vermeintes Recht, aus Menschenliebe zu lü­
gen", 1797) INTRODUCCIÓN
T "Sobre el fracaso de todas las tentativas filosóficas en la
teodicea" ("Über das MiBlingen aller philosophischen
Versuche in der Theodicee", 1791) Con frecuencia se piensa que la ética kantiana tiene muy poco
TP "En torno al tópico 'Tal vez eso sea correcto en teoría, que ver con la aspiración a la felicidad. Los deberes morales,
pero no sirve en la práctica"' ("Über den Gemein­ según Kant, son categóricos, lo cual significa que no cabe subor­
spruch: Das mag in der Theorie richtig sein, taugt aber dinarlos a ninguna otra consideración de utilidad o convenien­
nicht für die Praxis", 1793) cia. Debemos hacer lo que la moral exige independientemente
de las consecuencias. En caso de que haya algún conflicto con
la búsqueda de la felicidad, ésta debe dejarse de lado en aras de
cumplir con el deber moral. Tal conflicto es posible, ya que Kant
suscribe la concepción moderna de la felicidad como bienestar
o satisfacción de los deseos e inclinaciones. De acuerdo con esa
concepción, la moral y la felicidad son bienes heterogéneos, de
modo que es perfectamente concebible que una persona vir­
tuosa sea infeliz y que una persona feliz sea inmoral. El deber
moral se funda en la autonomía de la razón, es universal e incondi­
cionado, mientras que las concepciones de la felicidad se basan
en sentimientos e inclinaciones particular.es, son diversas y su
proqp-ración está condicionada a su conformidad con la moral.
Si bien la opo.sición entre la moral y la felicidad resulta fami­
liar a los lectores de Kant, no deja de resultar inquietante. Los
seres humanos naturalmente nos interesamos en la satisfacción
de nuestros deseos, en la realización de los fines que nos propo­
nemos y, en general, en_ vivir de manera agradable. Si la moral
no incorpora esa aspiración natural y, más aún, exige su comple­
ta subordinación en cualquier circunstancia, se podría objetar
que, así concebida, la moral plantea exigencias que difícilmente
podemos satisfacer. Muestra de ello es la tendencia común a jus­
tificar excepciones al cumplimiento de deberes perfectamente
10 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 11

ordinarios, como cumplir las promesas y los acuerdos, en aras amor propio no puede servir de principio supremo de la moral.
de satisfacer los deseos e intereses particulares. El problema Ello no significa, sin embargo, que el interés en la felicidad se
no es la mera transgresión del deber moral, lo cual también es deje de lado en la ética de la autonomía.
usual, sino la pretensión de justificar su subordinación a consi­ El propósito central de este libro es examinar la relación en­
deraciones de conveniencia o utilidad. Kant lo reconoce explí­ tre la moral y la felicidad en la ética de Kant. En específico, me
citamente y se refiere a esta tendencia como una dialéctica na­ interesa examinar la posibilidad de que el carácter categórico
tural. A lo largo de su obra, señala que la aspiración natural a la de la moral dependa de su congruencia con el interés en la feli­
felicidad constituye el obstáculo principal para la práctica de cidad, la cual queda expresada en la relación de merecimiento.
la autonomía. Por "congruencia" quiero decir que se pueda afirmar el princi­
Al mismo tiempo, sin embargo, concibe la moralidad como pio moral desde la perspectiva del interés en la felicidad, de
"la dignidad de ser feliz", lo cual significa que quien actúa mo­ modo que, si ello no es posible, se ve socavada la autoridad del
ralmente merece ser feliz. Por lo común, los intérpretes dejan principio. De acuerdo con esto, la justificación del carácter ca­
de lado este aspecto de la filosofía moral kantiana porque pare­ tegórico de la moral no puede estar completa a menos que se
ce "contaminar" o amenazar la práctica de la autonomía. Parece­ muestre tal congruencia. Si esto último es imposible, se abre la
ría que se abre la puerta a la tentación de actuar moralmente posibilidad de rechazar los mandatos del deber desde la pers­
con miras a la obtención de felicidad. Si sabemos que la virtud pectiva de la felicidad. La relación de merecimiento implícita
debe tener como consecuencia la felicidad,puede que no valo­ en el deber moral, tendría el propósito de cerrar esta vía.
remos la virtud por sí misma. Aunque podría haberse equivoca­ La justificación del principio moral, como Kant la concibe,
comprende dos aspectos: por un lado, mostrar que el principio
do al respecto, está claro que Kant pensaba que ello no es así, ya
no se deriva de la experiencia, sino que tiene su origen a priori en
que a lo largo de su obra reitera esta relación de merecimiento.
la razón, y, por el otro, mostrar que puede motivarnos a la acción.
De acuerdo con él, la aspiración a la felicidad es uno de los in­
Él insiste en que el principio tiene que ser a priori si ha de ser
tereses irrenunciables de la razón, por lo que debe encontrar
categórico o incondicionado, ya que todo principio de acción
acomodo en una concepción racionalista de la moral. Puesto
derivado de la experiencia sería hipotético respecto de tal expe­
que la razón exige la absoluta subordinación de esa aspiración al
riencia, es decir, estaría condicionado por ella. La prueba del
deber moral, la postura de Kant es que al actuar moralmente se origen a priori del principio moral, sin embargo, no constituye
gana el derecho a ser feliz. su justificación completa, también es preciso mostrar que puede
La alternativa con la que Kant estaba muy familiarizado es motivarnos a la acción, ya que se trata de un principio práctico.
fundar la moral en la felicidad o en la utilidad. De acuerdo con Kant, ofrece argumentos, que se analizarán en este libro, encami­
David Hume, en particular, la virtud se funda en la felicidad tan­ naddS a mostrar que somos capaces de dejar de lado el interés
to propia como ajena y conduce a ella, ya que las virtudes son en la propia satisfacción o conveniencia cuando la moral así lo
cualidades que, desde un punto de vista general,juzgamos agra­ requiere. No obstante, al mismo tiempo reconoce que la aspi­
dables o útiles para nosotros mismos o para los demás. En la ac­ ración de alcanzar la felicidad es un interés irrenunciable. Por
tualidad, la alternativa a la ética kantiana de la autonomía sigue ello, no debe ser tan sorprendente que el establecimiento del
siendo el utilitarismo, según el cual la moral exige maximizar la poder motivacional de la moral categórica suponga la congruen­
felicidad, satisfacción o utilidad del mayor número de personas. cia de esta última con la aspiración a la felicidad. Si el interés en
En profundo desacuerdo con Hume y el eudaimonismo en ge­ la felicidad se deja de lado, aparece la amenaza de escepticismo
neral, uno de los propósitos centrales de Kant es mostrar que la moral, la cual se plantea si resulta que el principio moral no tie­
moral no puede fundarse en la felicidad o en la utilidad. La ma­ ne un origen a priori, pero también si resulta que no puede mo­
nera en que lo expresa es que el principio de la felicidad o del tivarnos a la acción.
12 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 13

Si concedemos que, de acuerdo con Kant, la moral conlleva a que, como veremos, carecemos de las facultades necesarias
la dignidad de ser feliz, no debe resultar sorprendente que en para asegurar la justa corre.spondencia entre la felicidad y la
el "Canon" de la Crítica de la razón pura y en la "Dialéctica" de la virtud. La realización del bien supremo no está en nuestro po­
Crítica de la razón práctica sostenga que el bien completo no pue­ der ni siquiera si suponemos el mayor de los esfuerzos y la me­
de ser sólo la virtud, sino que debe incluir también la felicidad jor de las intenciones de la humanidad en su conjunto. Kant
en proporción a la virtud. En general, los lectores se sorpren­ aclara que la existencia de tal ser supremo no se puede demos­
den de que, tras haber insistido en la heterogeneidad de ambos trar y que creer en ella no es un deber. No obstante, ofrece argu­
bienes y en la total subordinación de la aspiración a la felicidad mentos encaminados a mostrar la racionalidad de la convicción
personal a la práctica de la virtud, Kant los reúna en su doctrina religiosa de que tal ser supremo existe. Además de que estos ar­
del bien supremo. Sin embargo, quienes se sorprenden han gumentos parecen estar dirigidos a quienes ya afirman una fe se­
perdido de vista que, a lo largo de su obra, él se ha referido a la mejante para asegurarles la racionalidad de su convicción, el pro­
moral como la dignidad de ser feliz. Si tomamos eso en cuenta, blema principal es que el tipo de felicidad que cabría esperar a
el propósito de la doctrina del bien supremo no puede ser reu­ manos de un ser supremo parece no tener nada que ver con la
nir la virtud y la felicidad proporcional a ella, porque ya se en­ satisfacción de las inclinaciones en el mundo en que vivimos,
contraban unidas a través de la relación de merecimiento. En aunque se trate sólo de las inclinaciones de una persona virtuosa
realidad, el propósito de esta doctrina es explicar cómo se pue­ y, por ello, sean consistentes con la moral. Si se dice que sólo
de concebir la posibilidad de que cada quien, en efecto, obten­ cabe esperar tal recompensa en una vida futura, el problema se
ga la felicidad que merece. Aunque esta doctrina ha recibido agrava. Por ello, tampoco debe resultar sorprendente que mu­
objeciones importantes, me interesa señalar que no lleva a cabo chos lectores hagan caso omiso de la doctrina del bien supremo
la reunión conceptual de la virtud y la felicidad, sino que la pre­ y elijan quedarse con un imperativo categórico desvinculado
supone. La doctrina del-bien supremo completa la doctrina mo­ del interés en la felicidad y de la fe religiosa racional.
ral al explicar cómo es posible la felicidad proporcional a la Paradójicamente, uno de los atractivos de la filosofía moral
virtud. Se puede estar en desacuerdo con esta doctrina, pero kantiana en la actualidad es que funda la moral categórica en la
esto no elimina la relación de merecimiento entre la virtud y la autonomía de la razón con independencia de cualquier supues­
felicidad. to religioso. Por eso, cuando Kant afirma que la moral conduce
La doctrina del bien supremo ha sido muy impugnada porque a la religión, los lectores interesados en la autonomía se quedan
sostiene que la posibilidad de obtener la felicidad proporcional perplejos. La reacción natural es suponer que la fe religiosa es
a la virtud no puede demostrarse sino que sólo puede ser objeto un elemento ajeno a la autonomía y que su introducción se basa
de cierto tipo de fe religiosa racional. La doctrina efectúa la tran­ en argumentos cuestionables . Se trata de un paso que con fre­
sición de la moral a la religión dentro de los límites de la mera cueIÍtia resulta sorprendente y provoca mucha hostilidad, sobre
razón. Por ello, con frecuencia se objeta que Kant reúne la vir­ todo si tomamos en consideración que la gran crítica racionalis­
tud y la felicidad proporcional a ella en el bien supremo con el ta contra la teología tradicional se encuentra en la Crítica de la
fin de llevar a cabo tal transición. Como acabo de señalar, esto razón pura. Tras haber probado la futilidad de los argumentos ra­
último no puede ser correcto, ya que el bien supremo presupone cionalistas a favor de la existencia de Dios, la inmortalidad del
la unión de ambas a través de la relación de merecimiento. No alma y la realidad de la libertad, Kant parece reintroducir la reli­
obstante, aunque se acepte este presupuesto, todavía cabe im­ gión por la puerta trasera. Tras haber emitido el famoso vere­
pugnar la doctrina del bien supremo y, con ella, la transición a dicto de que no podemos tener conocimiento de que Dios exis­
la religión racional. De acuerdo con esta doctrina, es necesario te, de que el alma es inmortal y de que somos libres, parece
postular la existencia de un ser supremo garante de la distribu­ claudicar al sostener que la fe religiosa es un componente de la
ción de la felicidad en proporción a la moralidad. Ello se debe actitud moral.
14 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 15

Con pocas excepciones, esta transición a la religión racional lumbra una solución a este problema, la alternativa que se abre
tampoco es bienvenida por los partidarios de las religiones ac­ es abandonar la concepción de la moral como la dignidad de
tuales. Se trata de una religión muy racionalizada, que consiste, ser feliz, y esto puede llevar a cuestionar su carácter categórico.
sobre todo, en la práctica de la autonomía. Según Kant, la razón El segundo propósito de este libro es servir de comentario
permite el derecho de creer en un ser supremo, al tiempo que crítico a la filosofía moral de Kant. A lo largo de él examino la
cierra la puerta a la superstición, al fetichismo y al fanatismo. manera en que Kant concibe la felicidad, sus argumentos para
Las creencias en poderes sobrenaturales que con frecuencia se establecer la necesidad racional de subordinarla absolutamente
atribuyen a personas, objetos y prácticas se consideran irracio­ a la moralidad, así como su propuesta para realizar ambas en la
nales y perjudiciales para la autonomía. Ello incluye, por ejem­ doctrina del bien supremo. Con el fin de que el trabajo sea de
plo, la creencia en supuestas autoridades intermediarias; las utilidad como comentario crítico, sigo el orden de exposición
creencias en los milagros; el supuesto de que es posible influir de la Fundamentación de la metafísica de las costumbres porque es el
al ser supremo a través de prácticas como los rezos, las peni­ que resulta más accesible y mejor conocido por los lectores de
tencias o los encierros; la atribución de poderes sobrenaturales a
Kant. De acuerdo con ese orden expositivo, explico sus argumen­
imágenes u objetos; la convicción de que prácticas individuales
tos centrales en la Crítica de la razón práctica, así como elementos
o colectivas pueden complementar o hasta reemplazar la prácti­
de La metafisica de la costumbres y de la Religión dentro de los límites de
ca de la autonomía. Este tipo de religión racional excluye todo
la mera razón. La mayor parte del trabajo está dedicada a la expli­
tipo de humillación de la propia persona por ser inconsistente
cación y discusión de los conceptos centrales de moralidad y fe­
con el respeto hacia uno mismo, así como también a todo tipo
licidad. Examino la relación de merecimiento que los vincula en
de supuestas "autoridades" morales por ser incompatibles con
la autonomía. Al centrarse en la práctica de la autonomía, la re­ el capítulo final, donde discuto la doctrina del bien supremo.
ligión dentro de los límites de la mera razón termina por califi­ En el capítulo I explico la concepción de la filosofía moral en
car de irracional y perjudicial a la gran mayoría de las prácticas la que se basa la manera de proceder en la Fundamentación, la
religiosas. cual consiste en tomar como punto de partida conceptos mora­
El punto que me interesa señalar, sin embargo, es que si se les ordinarios, como el de "buena voluntad". Aquí presento la
rechaza la alternativa de postular la existencia de un ser supre­ teoria del valor moral que encontramos en el primer capítulo
mo, no se ve de qué manera es posible el bien supremo, y esto, de esa obra. A diferencia de las explicaciones comunes en los es­
según Kant, socava la validez de la ley moral. La razón es que tras tudios al respecto, considero que es importante entender esa teo­
haber caracterizado la moral como la dignidad de ser feliz, es ne­ ría a¡Ja luz de la tesis desarrollada en la segunda Crítica, según la
cesario mostrar cómo se puede concebir la posibilidad de que cual la primera formulación del principio moral no puede ser
cada quien obtenga la felicidad que merece; de otro modo, re­ material, sino formal. De otro modo resultaría dificil enten­
sulta que la moral exige la realización de algo imposible. La di­ der por qué Kant afirma que el valor moral no puede residir en
ficultad en la teoría del bien supremo no es otra sino cómo ha­ el propósito de la acción. Como veremos, esta tesis equivale a la
cer congruente la moral categórica con la aspiración a la felicidad
a través del concepto de merecimiento. Sin la posibilidad de tal felicidad, aunque no necesariamente rechazan la necesidad·de mostrar algún
congruencia, como mencioné, se presenta la amenaza de escep­ tipo de congruencia entre ambas. Las interpretaciones políticas del reino de
ticismo sobre el carácter categórico de la moral. 1 Si no se vis- los fines se encaminan hacia esta dirección en la medida en que pretenden ha­
cer posible su realización por medios exclusivamente humanos, aunque aban­
donan la tesis de la relación de merecimiento. Se supone que si todos actuaran
1 Frente a este escenario, los partidarios de la ética kantiana de la autonomía
moralmente, se removería uno de los mayores obstáculos para la felicidad, aun­
se han inclinado por rechazar la relación de merecimiento entre la moral y la que ésta no se podría asegurar plenamente.
16 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 17

afirmación de que el principio de la felicidad, por ser material, Según la fórmula del reino de los fines, debemos actuar se­
no puede servir de principio supremo de la moral. gún leyes universales para un mundo moral concebido como
En el capítulo II me ocupo del principio de la felicidad. Pues­ un reino de los fines. Kant sostiene que esta tercera fórmula del
to que Kant lo presenta en la Fundamentación como un tipo de imperativo categórico constituye una síntesis de las dos ante­
imperativo hipotético, me detengo en la explicación de ese tipo riores y ofrezco mi interpretación de por qué ello es así. -En esta
de imperativos en contraste con los categóricos. También explico fórmula se introduce el concepto de autonomía, ya que, según
cómo cambia la concepción del principio de la felicidad en la Kant, el imperativo sólo puede ser incondicionado si la razón
segunda Critica. Mientras que en la Fundamentación el principio sola lo legisla. Así pues, la autonomía se concibe en términos
de la felicidad es un imperativo hipotético a cuya luz es imposi­ morales, es decir, como la idea rlf'.'. una conducta que se rige per­
ble desafiar la autoridad suprema del categórico, el principio de fectamente según el principio que la razón se da a sí misma.
la felicidad se presenta en la segunda Critica como un principio Explico cómo difiere esta concepción de la que es común en el
que no es un imperativo y que constituye el único desafío a esa discurso liberal contemporáneo, en el cual la autonomía se en­
autoridad. tiende como la capacidad de autodeterminación, es decir, como
Los tres capítulos siguientes están dedicados a las tres formu­ la capacidad para elegir los propios fines. En la concepción kan­
laciones del imperativo categórico que se encuentran en la Fun­ tiana, en cambio, lejos de ser una mera capacidad, la autonomía
damentación. Siguiendo el orden de exposición de esa obra, en es un ideal de conducta: la buena voluntad es lo mismo que la
el capítulo III me ocupo de la fórmula de la ley universal de la voluntad autónoma. Asimismo, explico que la idea del reino de
naturaleza. A diferencia de otras interpretaciones, considero los fines se debe distinguir de las interpretaciones políticas, libe­
que la "fórmula de la ley universal de la naturaleza" es la prime­ rales en específico, que se han hecho de ella. A diferencia de
ra fórmula que nos permite derivar deberes del imperativo. Dis­ este tipo de lecturas, considero que el reino de los fines es una
cuto varias interpretaciones que se han propUesto de la prueba idea ética que, además, anticipa el bien supremo. En la parte
de universalización, a saber, la lógica, la teleológica y la práctica. final del capítulo examino la postura de Kant en el ensayo "So­
bre un presunto derecho a mentir por filantropía", y explico por
Tras examinar las dificultades con cada una, desarrollo mi pro­
qué es la única posición correcta a la luz de su teoría moral.
pia interpretación a la que denomino "lógica revisada". Señalo
En el capítulo VI abordo el difícil tema de la fundamentación
que la prueba de universalización no se debe entender en fun­
del principio moral. Una dificultad notoria para la interpreta­
ción de la posibilidad de un acuerdo racional.
ción de los argumentos que Kant ofrece es que en la segunda
En el capítulo IV paso a la segunda fórmula del imperativo ca­
Crítica parece cambiar radicalmente los que había desarrollado
tegórico, la de la humanidad, según la cual debernos tratar a ésta
en la '/fundamentación. Mientras que en ésta plantea la necesidad
siempre como fin y nunca como mero medio. Explico por qué, si de ofrecer una "deducción" de la ley moral, en aquélla afirma que
bien la humanidad se debe tratar como fin, no es un fin que haya tal deducción es imposible e innecesaria. El cambio fundamental
que realizar o producir, sino de un objeto de respeto que le im­ consiste en que, mientras en la primera obra asumió que era
pone límites absolutos a nuestras acciones. En contraste con una posible ofrecer una deducción del principio moral paralela a la
interpretación que ha sido muy influyente en los estudios sobre deducción de los conceptos puros del entendimiento, en la se­
el tema, señalo que la razón por la cual debemos tratar a la hu­ gunda Crítica explica que eso no es posible ni necesario por las
manidad como un fin en sí mismo no es que sea la fuente del diferencias entre el uso teórico y el práctico de la razón. Ello no
valor, sino que, en tanto naturaleza racional, es la fuente de la ley implica que abandone aquello que había logrado en la Fundamen­
moral. Este punto, sin embargo, resulta claro sólo hasta la terce­ tación, sino que realiza una revisión del tipo de argumento que
ra fórmula del imperativo, de la cual me ocupo en el capítulo V. había ofrecido. De acuerdo con el uso práctico de la razón, Kant
18 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 19

sostiene en la segunda Crítica que la única ruta de acceso a la alma. Kant sostiene que estas ideas no pueden ser objeto de co­
libertad es a través de la ley moral, la cual es el fundamento del nocimiento, pero sí lo puede;n ser de una fe racional. En la par­
imperativo categórico. te final del capítulo discuto algunas objeciones a la doctrina del
En el capítulo VII me ocupo de la teoría de la virtud. Aunque bien supremo y explico los límites que la razón y la moral, en
en los estudios contemporáneos sobre filosofía moral es común particular, le imponen a la única fe religiosa que, según Kant, es
atribuir a Kant una indiferencia casi total hacia este concepto, posible dentro de los límites de la razón pura.
el problema en realidad es que, a diferencia de los partidarios
actuales de las éticas de la virtud, él niega la posibilidad de ar­
monizar las exigencias morales con los sentimientos que expe­
rimentamos. De acuerdo con su teoría moral, ésta nos plantea
exigencias que inevitablemente entran en conflicto con los sen­
timientos que se presentan de manera natural en sociedad, de
modo que el conflicto es intrínseco a la virtud. Asimismo expli­
co por qué es necesaria la transición del principio moral al prin­
cipio supremo de la virtud. De acuerdo con la teoría kantiana,
el principio moral es válido para todos los seres racionales. Sin
embargo, para que pueda orientar la conducta de seres que,
como nosotros, están dotados de la facultad de receptividad cu­
yas formas son el tiempo y el espacio, el principio necesita for­
mularse de modo que capture esos aspectos. Si bien el principio
moral exige la perfección moral, sólo podemos aproximarnos a
ella a lo largo del tiempo. Desarrollo, por ello, la tesis de que en
su doctrina de la virtud Kant formula los deberes morales en tér­
minos de máximas de fines morales a realizar o producir en el
tiempo. 2 La virtud consiste, precisamente, en el progreso cons­
tante hacia la inalcanzable perfección moral.
Por último, en el capítulo VIII examino la relación entre la
moral y la felicidad. Como mencioné antes, Kant concibe la mo­
ralidad como la dignidad de ser feliz, pero a lo largo de sus es­
critos morales no explica claramente por qué. Cuando por fin se
ocupa del tema en la doctrina del bien supremo, no le interesa
justificar la relación de merecimiento, sino explicar cómo se
puede concebir que cada quien pueda obtener la felicidad que
merece. Aquí explico cuáles podrían ser las razones para tal re­
lación de merecimiento, así como los argumentos que conducen
a la postulación de la existencia de Dios y de la inmortalidad del

2
Como también explico en ese capítulo, la dimensión espacial cobra rele­
vancia en La doctrina del derecho, pero no me ocupo de ello en este libro.
I

EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL

1 . La buena voluntad
Kant inicia la Fundamentación de la metafísica de las costumbres con
la afirmación de que "en ningún lugar del mundo, pero tampo­
co siquiera fuera del mismo, es posible pensar nada que pudiese
ser tenido sin restricción por bueno, a no ser únicamente una
buena voluntad" (F4:393/ll 7). De acuerdo con lo que expresa a
continuación, resulta claro que la buena voluntad no es otra
que la voluntad moralmente buena, y la contrasta con atributos
personales que pueden ser buenos o deseables, pero que no
tienen "un valor interior incondicionado" (F4:394/ll7). Entre
estos últimos menciona los talentos del espíritu, como "el en­
tendimiento, el ingenio, la capacidad de juzgar"; las propieda­
des del temperamento, como "el buen ánimo, la decisión, la
perseverancia en las intenciones"; los dones de la fortuna, como
"el poder, la riqúeza, la honra y aun la salud", y también mencio­
na la felicidad misma entendida como "el entero bienestar y
satisfacción con el propio estado" (F 4:393/117). Luego asevera
que estos atributos personales pueden llegar a ser malos y noci­
vos si la voluntad que los posee y hace uso de ellos no es buena;
aún más, la buena voluntad ''parece constituir la indispensable
condición de la dignidad de ser feliz" (F4:393/l l 7).
En efecto, todos los atributos mencionados pueden ponerse
al senricio de fines malos. Kant pone como ejemplo la sangre
fría de alguien malvado, la cual lo hace mucho más peligroso
y despreciable de lo que sería sin ella. Lo mismo puede decirse
del entendimiento, la decisión y el poder. La riqueza, la honra y
la salud pueden, sin duda, emplearse para fines moralmente
22 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 23

malos. Por eso, Kant afirma que no pueden tener valor incondi­ Kant supone que el concepto de úna voluntad buena en sí
cionado o ser buenos sin restricción. Pueden ser buenos, asegu­ misma, que· no depende de las consecuencias que produzca o
ra, sólo con la condición de que la voluntad que hace uso de deje de producir, forma parte del saber moral ordinario. No
ellos sea también buena. La buena voluntad o la voluntad mo­ obstante, también señala que esta idea del valor absoluto de una
ralmente buena es, de acuerdo con él, lo único en el mundo y voluntad "sin tener en cuenta utilidad al guna en la estimación
fuera de él que se puede tener como bueno en sentido absoluto de la misma"' (F 4:394/ 118) resulta extraña, y se podría tener la
o incondicionado, es decir, como bueno sin restricción. Esto sig­ sospecha de que "quizá sirva secretamente de fundamento me­
nifica que no puede haber condición alguna en la cual la volun­ ramente a una fantasmagoría de altos vuelos" (F4:394/119).
tad moral pueda ser mala. Por ello, la somete a examen, con el fin de determinar en qué
Kant deja muy en claro a qué se refiere. Sabemos que la vo­ reside su valor incondicionado. Antes de seguir con el análisis * .O .1
luntad puede actuar moralmente bien y, sin embargo, producir que hace nuestro autor, es importante plantear por qué se inicia
consecuencias indeseables. En tal caso, se podría pensar que esa la Fundamentación con la idea de la buena voluntad y, en par­
acción no fue buena, sino mala, y que, en consecuencia, la volun­ ticular, por qué se inicia con la idea del valor absoluto de ella. El
tad misma, en ese caso particular, tampoco sería buena, sino mala. punto de partida de la obra, como se indica en el título de la
De acuerdo con esto, las malas consecuencias harían que la ac­ primera sección, es lo que Kant denomina "conocimiento racio-
ción y la voluntad que la lleva a cabo fueran también malas o, por nal moral ordinario", por lo cual la buena voluntad y su valor
lo menos, impedirían que ambas fueran buenas. Por ejemplo, si absoluto.se consideran, desde esta perspectiva, conceptos mora-
una persona de buena voluntad se propone ayudar a un anciano les que nos resultan familiares. Aunque no podamos compren­
a bajar una escalera pero, sin advertirlo y sin proponérselo de derlos del todo, se supone que se trata de conceptos implícitos
modo alguno, hace que se caiga y se muera, se podría pensar que en nuestras convicciones y prácticas morales ordinarias. La pre­
la acción de esa persona no es buena y, por consiguiente, que su gunta es por qué Kant asume tal familiaridad respecto del valor
voluntad, en ese caso particular, tampoco lo es. Sin embargo, absoluto de la buena voluntad. Parte de la respuesta la podemos
Kant es contundente en contra de este tipo de postura al afirmar encontrar en el prefacio.
que "la buena voluntad es buena no por lo que efectúe o reali- En el prefacio de la Fundamentación, Kant explica cuál es el
lce, no por su aptitud para alcanzar algún fin propuesto, sino propósito de esa obra: "la búsqueda y establecimiento del prin­
únicamente por el querer, esto es, es buena en sí" (F4:394/118). cipio supremo de la moralidad", lo cual "ha de ser separado de toda
Las malas consecuencias de las acciones de una voluntad que otra investigación moral" (F4:392/115). Esta delimitación deq
actúa moralmente bien no le restan nada de su bondad. Él señala objetivo de la obra pone en claro que no se debe esperar encon­
que "la utilidad o esterilidad no pueden añadir ni quitar nada a trar en ella un tratado completo de los deberes morales, ni una
este valor" (F 4:394/118). Cuando una voluntad actúa según teorí'a de la virtud, ni una explicación de la relación entre la mo­
principios moralmente buenos, no importa que no logre lo que ral y la felicidad, ni tampoco una explicación del lugar de la
se propone, ni tampoco importa que el resultado sea muy dife­ justicia en esta teoría moral, ni muchos otros temas morales im:_¡
rente del aspirado: aun así, afirma Kant, "brillaría entonces por portantes. Sin embargo, sí resulta pertinente preguntar por qué
sí misnia, igual que unajoya, como algo que posee en sí mismo Kant piensa que es importante buscar y establecer el principio
rfsu pleno valor" (F4:394/118). Esto no significa, en modo algu­ supremo de la moralidad. Tal principio, supremo de acuerdo
no, que la mera intención de hacer algo moralmente bueno sea con él, tiene que ser a priori, es decir, su origen no puede ser
suficiente para que la voluntad lo sea también. Como él lo seña­ empírico, sino que debe provenir de la razón pura. Eso significa
la, la voluntad es buena en sí misma siempre y cuando haga aco­ que no se debe buscar su justifi,cación en la experiencia moral.
pio de todos los medios en su poder para lograr lo que se propo- Por ejemplo, sería un error suponer que el principio supremo
\l
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lle. La mera intención no es suficiente. de la moral puede establecerse con base en una generalización
24 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 25

inductiva a partir de aquello que los seres humanos de hecho obra constituye un examen crítico de la concepción categórica fa\�,J'�:,,c ,-. q '1
\ \:•0.C
queremos o consideramos bueno hacer. Sin embargo, cabe pre- de la moral; en él se determina y examina el contenido de los
g1:ntar_ ¿por qu � s1:1-pone Kant que el principio se debe establecer conceptos centrales ( en las primeras dos secciones de la obra);
¡o JUSttficar a prwn? Responder esta pregunta nos permitirá em­ para luego averiguar si pueden sostenerse Ínediante un examen....
pezar a entender por qué se inicia la obra con la idea del valor de la razón pura en su uso práctico ( en la tercera sección). Desde l
incondicionado de la buena voluntad. esta. perspectiva, se comienza a entender por qué Kant inicia
Qué conceptos se consideren adecuados como puntos de con el concepto de la buena voluntad: porque la idea de algo con
partida en la reflexión moral filosófica depende, en gran medi­ valor absoluto es el concepto central de la concepción categórica
da, de cómo se conciba a la moral. En el prefacio de la Funda­ de la moral. Si se pretende someter a examen la convicción de
mentación Kant aclara que, en su concepción, llamamos "mora­ que la moral es categórica, es apropiado empezar por' analizar
les" a los deberes y valores que consideramos absolutos. Él parte sus conceptos más itnportantes. Si no se puede sostener la idea
de lo que considera "la idea ordinaria del deber y de las leyes de que existe algo con valor absoluto, la concepción categórica de
morales" y afirma: "todo el mundo tiene que confesar que una . ___J
- 1a moral se viene ab' ªJº·
ley, si es que ha de valer moralmente, esto es, como fundamento
Sin embargo, Kant expresa que el propósito _9.e su investi- l
de una, obligación , tiene que llevar consigo necesidad absoluta"
gación, como ya vimos, es la bús((ueda y_el.estªbk&i!nients;uiel.
\ (F4:389/109). De acuerdo con esto, una ley moral y la obliga­
princ�pA� supn�:mq� dt¡Ja_moral�Nb dice que su propósito sea in­
ción que establece tienen un valor absoluto. Eso significa que
vestigar qué posibilidad hay de establecer la existencia de algo
no valen de manera condicionada ni con excepciones, sino in-
condiciona�a�ente o, com� nuestro autor lo exp;esa muchas con valor absoluto. La pregunta que se plantea, entonces, tiene
veces, categoncamente. El eJemplo que ofrece aqu1 es la obliga­ que ver _con la relación erúre el valor incondicionado de la buena i
ción de no mentir, lo cual, desde esta perspectiva, es algo que no voluntad y el principio supremo de la moral. Como lo menciow \
debemos hacer nunca, en ninguna circunstancia. Aunque en né antes, la buena voluntad es la voluntad moralmente buena, es
ocasiones podemos pensar que tenemos buenas razones para decir, la voluntad que actúa según sus obligaciones morales. Kant
mentir, la moral lo prohíbe categóricamente. 1 Otro ejemplo re­ supone que, al actuar moralmente, la buena voluntad se guía
levante sería la idea de la dignidad humana, la cual, pensamos, por algún principio supremo. Lo anterior se sigue de que, en la
se debe respetar en cualquier circunstancia. Por ello, no se debe concepción categórica de la moral, la acción moral consiste, ante
subordinar a otros valores, como la utilidad o la conveniencia todo, en el cumplimiento de los deberes morale_s. Como lo ex­
ni tampoco se debe instrumentalizar, como ocurre en la esclavi� plicará en la primera sección, el concepto de "deber" implica el
tud o en la servidumbre feudal. de una ley o un priricipio que lo establece. Por ello, al actuar�
Aunque Kant parte del supuesto de que la moral es categóri­ mora1 mente, es necesario que la voluntad se guíe por alguna ley
ca, ello no significa que no ofrezca argumentos para sostenerlo. o principio moral. El principio que guía las acciones de una vo­
Todo lo contrario: la Fundamentación es una investigación en la luntad absolutamente buena será, precisamente, el principio
cual se somete a examen este supuesto con el fin de determinar supremo de la moral. De acuerdo con esto, Kant inicia la Funda­
si no se trata de una mera "fantasmagoría de altos vuelos". La mentación con el concepto de la buena voluntad con el fin de
gran pregunta que recorre toda la obra es si nuestras conviccio­ determinar el principio que la guía en sus acciones, el cual será J
nes centrales sobre la moral, a saber, que existe algo en el mundo el principio supremo de la moral. 2
con valor absoluto y que, por lo tanto, las obligaciones morales
son categóricas, no serán meras ilusiones sin fundamento. La 2 Sobre la estrategia de Kant en el primer capítulo de la Fundamentación,
véanse Ch. Korsgaard, "El análisis de Kant de la obligación", y N. Potter, "The
1 Discuto este punto en el capítulo V, sección 5.
Argument ofKant's Groundwork, Chapter l".
26 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 27

.., Además de fo!:_��!�� _e_!__prip5�_ipi9__��pre_!!l;� 5!�}�}_,1!0ral y de El motiv�r �l c�aj_J!9.�}nt<=:F�sc1J3:.re�exi?n �oral_ �/�.4�!_�r!!!k


_
deJ�r:minar __su__ contenido, el,p:r:p_J;?,.,Q,§11;9 :l!le_ la Fund,amentac_i_ón �§.... � c.��Q. d�b-�ro9s_actuar y c�rno_podem-os SE:r mejor�-� _P�!�-?�
indagar __si __la ªlltoridad de.' tal principio_ se pue_de. estableceL.Q, ;�;·.-·La importancia de buscar el principio supremo de la moral
justifi�¡i �Si resulta que esa justi.ficación es imposible, tanto el -;;�ide en que, si no tenemos claridad sobre él, de acuerdo con
principio moral como la idea de una voluntad absolutamente Kant, ''las costumbres mismas permanecen sometidas a todo
buena resultarán meras ilusiones. Kant entiende que esa jus­ tipo de corrupción mientras falte ese hilo conductor y norma
tificación es una prueba de que ese principio se origina a priori suprema de su correcto enjuiciamiento" (F4:390/lll). Eso sig­
en la razón pura, y esto último se sigue, de acuerdo con Kant, nifica que, a1mgue sepamos_en graI?, ���ida qué debe!ll�s �a��r 1

del carácter categórico de la moral. Un mandato categórico es en au_�enCLi- d� :i_iri {Jriµ'!=Tp_iQ__ JJ}_ü_IJ)l.tclaro c_arecere�os tj. e_ una
aquel que debemos observar s_in excepción en cualquier circuns­ g�ía _.:1,propiada para r�s_qlyer los casos en que tengamos dudas
tancia. Kant expresa que se trata de mandatos "necesarios" para �obre qué _9-ebemos hacer. :E,l señalamiento de "corrupción" in­
la voluntad o que llevan consigo "necesidad absoluta" (F 4:389 dica que, según Kant, la ausencia de ese principio puede condu­
'1' -/109). Este carácter necesario, por su parte, no puede fundarse cirnos a cuestionar el carácter absoluto de los deberes morales
),-
en la experiencia, como Hume ya había argumentado. 3 Con y a justificar excepciones a ellos. Por su parte, la importancia de
base en la experiencia podemos establecer leyes generales So­ justificar o establecer el principio moral reside en que, si no se
bre lo que sucede de manera habitual y también, según Hume, hace, nuestro compromiso con la moral puede venirse abajo. Si
sobre cómo debemos actuar, Pero no podemos establecer, con a alguien le muestran que sus convicciones morales carecen de
base en ella, la necesidad absoluta de las leyes sobre lo que suce­ justificación, es muy probable que éstas se debiliten o desapa­
de, ni tampoco deberes categóricos sobre qué debemos hacer. rezcan. El interés que guía la búsqueda y el establecimiento del
Tal necesidad absoluta sólo puede establecerse a priori. principio supremo de la moral es ayudarnos a mejorar nuestras
Por el carácter a priori del principio supremo de la moral, prácticas morales y a reafirmar nuestro compromiso con el ca­
Kant señala que su investigación conduce hacia la m;et¡f'ísic@) la rácter categórico de la moral.
cual es un conocimiento racional mediante conceptos y princi­
pios a priori. La indagación sobre la posibilidad de establecer el 2 . El saber moral ardinario y lafilosofía
principio moral conduce a la necesidad de examinar la facultad
de la razón pura en su uso práctico con el fin de determinar si Podría pensarse que hay una tensión entre empezar con con­
tal principio se origina en ella. Al llegar a este punto, es impor­ ceptos morales del "sano entendimiento natural" y reconocer
tante destacar que el interés en esa investigación metafísica no que ese sano entendimiento puede corromperse en ausencia de
es, en modo alguno, especulativo. El interés que orienta la re- un firincipio moral claro que lo guíe en sus enjuiciamientos. Si
1 flexión filosófica sobre la moral no es meramente la ampliación resuib que tal corrupción es posible, entonces, ¿por qué con­
fiar en el saber moral ordinario como punto de partida? Esta
de nuestro conocimiento sobre los principios que subyacen a
nuestras convicciones y prácticas morales. Ese conocimiento es pregunta nos conduce a plantearnos la relación entre la moral
un paso necesario, pero no es el fin que pone en marcha el es­ y la reflexión filosófica. 4 A diferencia de la Crítica de la razón pura,
fuerzo reflexivo en cuestiones morales. Kant es muy claro al donde Kant cuestiona y rechaza la manera en que se conciben
señalar que el fin que lo mueve es práctico (F4:389-390/l ll). las ideas de la metafísica, tanto en la Fundamentación como en la
Critica de la razón práctica le concede autoridad al saber moral
3 4
D. Hume, Tratado de la naturaleza humana, libro I, parte III, sección 14: Una influyente postura neokantiana que toma las convicciones mora�es
"Sobre la idea de conexión necesaria"; Investigación sobre el entendimiento humano, ordinarias como punto de partida es la de J. Rawls, Teoría de la justicia, seccw­
sección 7: "Sobre la idea de conexión necesaria". nes 3, 4, 9y24.
28 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 29

ordinario. Las ideas de la metafísica son Dios, la libertad y la pierde al tratar de conocer objetos que rebasan los límites del
inmortalidad ( Cl B7). En la primera Crítica Kant se da a la tarea conocimierito posible, la razón pura práctic_�_produce sus propios
de mostrar que la manera en que se suelen concebir, esto es, �!9§Á (o se determina a producirlos), de modo que la realidad
como objetos de un conocimiento especulativo mediante con­ de éstos no puede estar en cuestión (C2 5:15/13). En este caso, --rt,0--{e" A.i:'­
ceptos y principios de la razón pura, está completamente de­ la tarea del filósofo consiste en mostrar gue la razÓf]_J)}-1_]-a_pµede h,1,,\·,
sencaminada porque tal conocimiento es simplemente imposi­ ser ef�c�Yª!11$nte ..Pfá(:Ji.ca.. es decir, que puede determinarse a
ble. En varios pasajes observa que, en su uso especulativo, la producir sus objetos con base en conceptos y principios a priori.
razón humana es inevitablemente dialéctica, por lo cual es ne­ Si lo es, no precisa de una crítica que establezca sus límites.
cesario someterla a una disciplina constante para mantenerla a El peligro para la moral no proviene, pues, de los conceptos
salvo del error. En este punto, la filosofía se erige en la autori­ morales mismos, los cuales son todos a priori, sino de concep-
dad que puede y debe corregir las ilusiones dialécticas que sur­ tos empíricos a cuya luz tendemos a cuestionarlos. Kant obsenia
gen en el uso especulativo de la razón. que, a diferencia de la especulación, "en la práctica la capacidad
de enjuiciamiento comienza a mostrarse bien ventajosa precisa-
, En cambio, respecto del saber moral ordinario, Kant observa
\ que el sano entendimiento natural "no necesita tanto ser ense­ mente cuando y sólo cuando el entendimiento-ordinario exclu-
'. ñado como aclarado" (F 4:397/125). Al uso práctico de la ra­ ye de las leyes prácticas todos los incentivos sensibles" (F4:405
zón pura le concede más autoridad y capacidad de orientación /139). Tan pronto como se consideran los incentivos sensibles
respecto de sus objetos. Él señal�..9-lle "no_ ha(:_e falta ciencia ni en la determinación de qué es justo y moralmente bueno, em-
§J9§Q��-P.�.<!.-�.i!���-9E5 se��-�!):� _g�e� ha�er par:� -�qJl.9nrado y pieza la corrupción de las costumbres. En particular, Kant insistel
]_,ue110, e inclu�o sab_i<J_xyir[\!Q5Q: (F4:404/139). 5 De acuerdo con en que la aspiración -en principio legítima- a la felicidad pue-
�l, �a razón pura práctica no es por sí misma@iii!_�-':�� lo cual de socavar irremediablemente el compromiso con la moral. El
mdica que nuestras convicciones morales son mucho más con­ concepto que podemos formarnos de la felicidad, a diferencia
J
fiables que nuestras pretendidas certezas especulativas sobre ob­ de los conceptos morales, es empírico. Así, él señala que "el hom-
jetos que rebasan toda experiencia posible -como el supuesto co­ bre siente en sí mismo un poderoso contrapeso a todos los man-
? ·nocimiento de Dios-. Eso significa que podemos confiar en el datos del deber, que la razón le representa tan dignos de respe-
· saber moral ordinario respecto del contenido de la moral, pero to, en sus necesidades e inclinaciones, cuya entera satisfacción
también que la razón pura ,P-ráctica no se necesita someter a crí­ resume bajo el nombre de felicidad" (F 4:405/141). La corrup-
�.. como sí la especul�tiva, ya que, co�--;--¿-b;;;-m��-éfPrefacio ción de las costumbres a que hace referencia se origina en la ten-
de la segunda Crítica, "si la razón pura es realmente práctica, de­ dencia a cuestionar la autoridad categórica de la moral cuando
mostrará su propia realidad y la de sus conceptos mediante he­ sus eyigencias entran en conflicto con la búsqueda de la felici-
chos y en vano será toda disputa en contra de la posibilidad de dad. La dialéctica de la razón práctica se origina por "una ten- �
· que sea tal" ( C2 5:3/2). A diferencia de la especulativa, que se dencia a raciocinar en contra de esas severas leyes del deber y a
poner en duda su validez, ��...-�QJi,Y..,,P}¿!"�.��-X:..:.�G"Ya��H.:.�fJr Y
5 En una nota a1 pie en el prefacio de la segunda Crítica, Kant observa: "Un a hacerlas en lo posible más conformes a nuestros deseos e incli­
crítico, queriendo decir algo como censura de esta obra, ha acertado más de lo naciones" (F 4:405/141). ;Iésta i\l,ii\l�i:;¡¡;)se,.p,e��!lt�,."ntonce_s,
que él mismo hubiera pensado al decir que en este escrito no se establece �n la _ r���ció.n J:'.I].tff Jª__F!�_ÓJ! ,P.ll�� p���_t}.c� y. la. ���§!}_p.s_ª�!�c;:a
ningún principio nuevo de la moralidad, sino sólo una nueva fórmula. ¿Pero e_�p_[ri_�:am,�P.tt cou_clj(:j.9µ���!c,�� d,�_¡;i_ri.�n��J��J�y��, c;l�_J_ d_e})_er
quien pretendería introducir un nuevo principio de toda moralidad y ser, por
decirlo así, el primero en descubrirla? Como si antes de él el mundo hubiese y]�,,Q.Q,§ql!t;.Q�,,q�J�_ f�!_!c;:idwi. Al igual que en la especulación, se1--.",,1n, �
ignorado en qué consiste el deber o hubiese estado en un error universal al trata de una dialéctica natural en la que inevitablemente cae el v...-.u-<t ¡
respecto" (C2 5:8/6). sario entendimiento; de allí la necesidad de la filosofía, por un
30 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 31

motivo práctico, para determinar con precisión las leyes del deber bajo ciertas restricciones y obstáculos subjetivos, los cuales, sin
moral y rescatar el sano entendimiento de sus perplejidades. embargo, sin que, ni mucho_ menos, lo oculten y hagan irreco­
\f� Si la corrupción de las costumbres no proviene de la manera nocible, más bien lo hacen resaltar por contraste y aparecer tan­
en que el saber moral ordinario concibe sus objetos, sino de la to más claramente" (F 4:397/125). Un "obstáculo subjetivo" se
tendencia a conceder prioridad a la aspiración a la felicidad so­ opone a uno "objetivo". Este último sería un obstáculo en el mun­
bre la moral, en la reflexión filosófica sobre la moral se puede do que interfiere con la realización de los propósitos de una vo­
confiar en tomar como punto de partida los conceptos morales luntad buena. Si una persona de buena voluntad se propone
"que se encuentran en el sano entendimiento natural. En este ayudar a un anciano a bajar la escalera sin caerse, pero resulta
nivel, la filosofía no puede reclamar mayor autoridad que el sa­ que, sin que ninguno de los dos se percate de ello, la escalera
ber moral ordinario. La labor de la primera se restringe a acla­ está mojada y resbalosa, este elemento �onstituye un obgtácµl9
rarlo, pero nunca a corregirlo. Como la dialéctica de la razón obj_�tiy� para la exitosa realización del propósito moral de ayu­
práctica no se origina en la consideración de sus objetos a priori, da[ en este caso. Un obstáculo subjetivo, en cambio, es algo en
la filosofía no puede tener, respecto de la razón práctica pura, la disposición de la p'efSOna~que" intérfiere con la realización de
una labor correctiva, pero sí puede tenerla respecto de la razón su propósito. Para continuar con el mismo ejemplo, si resulta
práctica empíricamente condicionada, cuyo concepto central que la persona de buena voluntad tiene pereza y preferiría no
ti..- es la felicidad. Kant observa en la introducción de la segunda tener que ayudar, su pereza sería un QQ,s�tá:�vlg___iruPj_�t_ivQ en la
Crítica que "la crítica de la razón práctica en general tiene, pues, realización de su propósito.
la obligación de quitar a la razón empíricamente condicionada De acuerdo con la explicación de Kant, las acciones que ha­
su pretensión de querer dar ella sola exclusivamente el funda­ cemos por deber son aquellas en las cuales experimentamos
mento determinante de la voluntad" (f2 5:16/13). La labor co­ obstáculos subjetivÜs, es decir, sen.timientos o inclinaciones con­
rrectiva de la filosofía en-cuestiones prácticas tiene lugar en la trarias a la realización del propósito moral en cuestión. Cuando
manera en que concebimos la relación entre la moral y la felici­ señala que el concepto de deber implica el de buena voluntad
dad. Como veremos, la postura de Kant no es, como muchas y, en este sentido, lo contiene, quiere decir que en todas las ac­
veces se ha supuesto, que la felicidad carezca de importancia. ciones hechas por deber está presente una buena voluntad,
Por el contrario, reconoce el lugar central que la aspiración a la pero de ahí no se sigue que la buena voluntad actúe siempre
felicidad ocupa para los seres humanos y considera que tal aspi- por deber. Existe ]a posibilidarl,s¡\l�Kl!m no rn�nciona,-de que
t\P" \ración es irrenunciable. La tarea de la filosofía consiste en mos­ la bnena vahmtad actúe moralment�--�in e)(perimien.tacning.ún
¡trar al sano entendimiento natural, en primer lugar, por qué obstáq1]0 subjetivo Se trataría de acciones que no se hacen por
siempre se debe subordinar esta aspiración a las exigencias mo­ incli:t).ación ni tampoco por deber, sino que se hacen porque
¡rales y, en segundo lugar, cómo se puede conciliar la moral y la son �oralmente requeridas aunque sin experimentar obstácu­
aspiración a la felicidad. los subjetivos. Si bien se trata de una posibilidad conceptual,
nunca se considera este tipo de acciones; más adelante veremos
3 . El análisis del valor moral por qué no les presta atención.6 Kant ��i� cl_ar2, PQ�q_��<_?_llg�
�-<:P-tF�E --�-½.-�P�E�!_s en }ª-��--�_cc�9ne_s _ qm�_ .�e r:�aliz�n por, de_ber,._ a.
, ; Kant analiza el concepto de la buena voluntad a través del con­
: cepto de deber. El objetivo de ese análisis es determinar el princi­
' · pío supremo de la moral, el cual guía la conducta de una volun­
6
Como veremos en el capítulo VII, Kant sostiene que el grado más elevado
;i tad moralmente buena. Él señala que se centrará en el concepto de moral para los seres humanos es la "virtud", a la cual se refiere como "la in­
tención moral en lucha" ( C2 5:84/82). De acuerdo con esto, la presencia de
�, de deber ya que "contiene el de una voluntad buena, si bien obstáculos subjetivos es inerradicable.
32 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 33

saber, p�g��"�_n ._ell � _ <:l_C9QEep��..<:1�.Pll.ªJ?_��E-��':?J�,�tad resal­ para todo el mundo, de manera que un niño le compra igual de
ta ''._,eg[ c;p.nt.raste" y.".aparec_�__t�r_JJ.q ip.ás claram�,t_:tt�.". bien que cualquier otra persona'" (F4:397/125). En este caso, el
En el análisis del concepto de deber, Kant ffienciona cuatro comerciante prudente actúa con honradez porque así lo exige
1 tipos de acciones: contrarias al deber, conformes al deber por su propio provecho, y no tenemos que suponer que lo hace por
j un propósito inte�esado, conformes al deber por una inclinación alguna inclinación directa de favorecer a sus compradores. La
1 inmediata y hechas por deber. Su propósito, como sabemos, es acción se conforma externamente al deber, pero, internamente
7

1 determinar el principio que guía la conducta de una voluntad tiene lugar no por deber ni por una inclinación inmediata, sino
buena; para ello, contrasta estos tipos de acciones con el fin de por un propósito interesado (F4:397/125).
determinarlo. Comb ya sabemos que, de estas cuatro, las accio­ Al decir que el comerciante prudente cobra lo justo no por
nes de una buena voluntad son las que se hacen por deber, la una inclinación inmediata, sino por un propósito interesado,
finalidad ?el análisis es determinar, por contraste, qué principio Kant quiere decir que el comerciante no desea o no se inclina a
las guía. Este será, entonces, el principio supremo de la moral. realizar por sí mismo el acto moralmente correcto de tratar con
Este punto puede expresarse también de la manera siguiente: honradez a los compradores. 8 El objeto directo de su inclina­
como ya sabemos que las acciones moralmente buenas son las ción no es beneficiar a los compradores, sino su propio prove­
que se hacen por deber, el contraste con los otros tipos de accio­ cho. Con miras a su propósito interesado, el acto de cobrar lo
nes sirve para determinar en qué reside el contenido o valor justo· le resulta al comerciante un medio apropiado. El resultado
moral de las primeras. Sabemos que tienen valor moral, pero así es una acción que se conforma a lo que el deber exige, pero en
como no tenemos claridad sobre el principio que las guía, tam­ la que lo moralmente correcto no se realiza por sí mismo, sino
poco sabemos qué rasgo de ellas da cuenta de su valor moral. como medio para un propósito ulterior. Este tipo de acciones se
Aunque menciona cuatro tipos de acciones, Kant se centra pueden considerar, sin controversia alguna, carentes de valor mo­
en el análisis de dos de ellas: las que se hacen por inclinación in­ ral. Nadie <liria que, además de conformarse externamente al
mediata y las que se hacen por deber. Esto se debe a que, como deber, también son moralmente buenas o valiosas. De acuerdo
veremos, no es inusual que se suponga que ambas expresan una eón esto, una condición necesaria de una acción con mérito
buena voluntad. Su análisis tiene el propósito de mostrar por moral es que lo moralmente correcto se higa por sí mismo y
_ qué, de esos dos tipos, sólo las acciones que se hacen por deber no con miras a un propósito ulterior.
l tienen valor moral. En primer lugar deja de lado las acciones con­ La controversia se plantea respecto de otro tipo de acciones,
trarias al deber porque, nos dice, "en ellas ni siquiera se plantea la las cuales son también conformes al deber pero en las que lo
cuestión de si pudieran haber sucedido por deber" (F4:397/125). moralmente correcto se lleva a cabo por una inclinación inme­
En segundo lugar, deja de lado también las acciones que son diata.R En esos casos es más controvertido sostener que no tie­
conformes al deber pero que se hacen por una inclinación me­ nen v�lor moral precisamente porque el acto moralmente co­
diata, aunque sí las ilustra con un ejemplo. Una acción confor­ rrecto se hace por sí mismo y no como medio para un propósito
!Ile al deber es la que se adecua o conforma externamente a lo interesado. Kant ofrece tres ejemplos, pero me ocuparé aquí
Lque el deber exige. En el ejemplo de Kant es "conforme al de­ sólo de los dos primeros. El primero de ellos es el deber de con-
ber que el tendero no cobre más caro a un comprador inex­
perto, y, donde hay mucho tráfico, el comerciante prudente
tampoco lo hace, sino que mantiene un precio fijo universal 8
Sigo aquí a Korsgaard, Self-Constitution. Agency, Identity, and Integrity, sec­
ción 1.2, en la distinción entre "el acto externo" y "la acción", la cual incluye
tanto el acto externo como los fundamentos por los cuales se realiza.
7 Sobre el análisis del concepto de deber, véanse Korsgaard, "El análisis de 9
Una de las interpretaciones más influyentes es la de B. Herman, "On the
Kant de la obligación", y A. Wood, Kant's Ethical Thought, capítulo L Value of Acting from the Motive of Duty".
34 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRlNCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 35

servar la propia vida, hacia lo cual, señala, todo el mundo tiene la muerte", o "ayudar a otros porque me gusta". Esto último es ma­
una inclinación inmediata. Por ello, "el cuidado, frecuentemen­ nifiesto en los ejemplos que ofrece en las dos primeras seccio­
te medroso, que la mayor parte de los hombres pone en ello no nes de la Fundamentación. En la Doctrina de la virtud se puede7
tiene valor interior, ni la máxima del mismo tiene contenido apreciar que las máximas no sólo expresan los motivos o las ra­
moral" (F4:397-398/125). En cambio: zones por los que de hecho llevamos a cabo cierto tipo de actos,
[Si] las contrariedades y una congoja sin esperanza han arrebata­ sino que también pueden expresar los motivos o las razones por
do enteramente el gusto por la vida, ·si el desdichado, de alma los cuales debemos realizar ciertos tipos de actos, como "ayudar a
fuerte, más indignado con su destino que apocado o abatido, de­ otros porque es mi deber". A estas últimas las llama "máximas de
sea la muerte y sin embargo conserva su vida, sin amarla, no por deber", que son principios subjetivos en la medida en que el suje:J
inclinación o miedo, sino por deber: entonces tiene su máxima un to las ha adoptado como guías de su conducta.U Un principio�
contenido moral. (F4:398/127) -��_!.(yg�en contraste, es un principio que la razón estab�ece, el

cual funciona como mandato o norma para la formac1on de
Este ejemplo concuerda con la tesis de que las acciones que se
máximas. En la medida en que existen principios objetivos de la
hacen por deber se hacen a pesar de obstáculos subjetivos. Cuan­
razón, contamos con normas que nos dicen cómo deben ser las
do se pierde el gusto por la vida, se puede decir claramente que
máximas con base en las cuales de hecho actuamos. 12
la persona la conserva por deber. El ejemplo introduce la tesis
En el ejemplo anterior es posible identificar tres máximas:
de que si la acción se hace por una inclinación inmediata no "conservar la vida por inclinación", "conservar la vida por mie­
puede tener valor o contenido moral. Aunque sabemos que sólo
do" y "conservar la vida por deber". Estas máximas consideran
las acciones que se hacen por deber contienen una voluntad la realización del lmismo acto externo (conservarla vida), y se dis­
buena, no es obvio por qué las acciones conformes al deber pero tinguen en los motivos o las razones por los cuales el acto se lleva
que se hacen por una inclinación inmediata no pueden tener a cabo o se piensa que se debe llevar a cabo. Como Kant sostie­
contenido moral. ne que sólo la tercera de ellas tiene contenido moral, este últi­
El ejemplo hace uso del concepto de "máxima", el cual Kant mo no puede residir sólo en el acto externo, sino que reside en
define como "el principio subjetivo del querer", y que contrasta la máxima completa de acción. La pregunta importante es por
con "el principio objetivo" o "ley práctica"' (F 4:400n/13ln). qué Kant sostiene que las primeras dos máxíiñas no pueden te­
Una máxima es un principio con base en el cual una persona de. ner contenido moral, lo cual se sigue, según él, de que las incli­
hecho actúa; algunos ejemplos serían "conservar la vida por naciones no pueden ser fuente de valor moral. Para responder
miedo a la muerte", "ayudar a otros porque me gusta" y "ayudar esta pregunta consideremos el siguiente ejemplo que ofrece:
a otros porque es mi deber". Si bien Kant nunca discute directa­
mente cómo se formulan las máximas, sus ejemplos en la prime­ Sh:r benéfico cuando se puede es un deber, y además hay algunas
ra sección de la Fundamentación y en la Doctrina de la virtud ilus­ al�as tan predispuestas a la compasión que, incluso sin otro moti�
vo de la vanidad o de la pro'pia conveniencia, encuentran un pla­
tran que 4sn!�iiiin����·c(?n� _ enen Jos 111o_tiv-0s �l�� cer interior en difundir alegría a su alrededor y pueden recrearse
.s,1-1:�I_e_s HevaI_!I-QJ_ª'_s;�Q_o__¡::.t_�r_ t9_s ..t!p9_� _de ac:t92_:.10 Esto significa que en la satisfacción de otros en tanto que es su obra [pero] yo afir­
las máximas no sólo contienen ciertos tipos de actos externos mo que, en tal caso, una acción como ésa, por muy conforme al
que podemos realizar; por ejemplo, "conservar la vida" o "ayu­ deber, por muy amable que sea, no tiene sin embargo verdadero
dar a otros", sirto que también incluyen los motivos o las razones valor moral. (F4:398/127)
por los cuales los llevamos a cabo: "conservar la vida por miedo a

r
1.- 10 Un detallado análisis del concepto de máxima se encuentra en O. O'Neill, 11
Desarrollo este punto en el capítulo VII, sección 2.
Acting on Principie. An Essay on Kantian Ethics, y "Consistency in Action". 12 En la siguiente sección me ocupo de los principios objetivos.
36 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 37

De nuevo, contrasta esta acción que se realiza por una inclina­ La razón que Kant ofrece es que la inclinación a ayudar "co­
ción directa con otra en la cual el mismo filántropo ha perdido rre pareja con otras inclinaciones, por ejemplo, con la inclina­
su inclinación natural a ayudar porque su ánimo ha sido "os­ ción a la honra, la cual, cuando afortunadamente da en lo que
curecido por las nubes de la propia congoja que apaga toda com­ en realidad es de común utilidad y conforme al deber, y, por lo
pasión por el destino de los otros" (F 4:398/127). En este caso, tantü, digno de honra, merece alabania y aliento, pero no alta
nos dice, si "se sacudiese esa mortal insensibilidad y realizase ..
estima" (F4:398/127). De acuerdo con esto, �l problema con la,0;� :,,.�;���,,
la acción sin inclinación alguna, exclusivamente por deber, en­ ,
>...,)A!­
inclinación natural_ª-ªX!J,Qar aL12r§jimo no e§._ffil..!:��goísta, sino
tonces y sólo entonces tiene ésta su genuino valor moral" gue\._al_tratarse. de.un_a inclinacÍÓl!,__no coincicJe l)ece.s-ª!:i!!ITl�-�_g_
(F4:398/127). con el deber. El pasaje sugiere que las inclinaciones pueden cmn-
En este ejemplo, el filántropo lleva a cabo el mismo acto exter­ cidir con el deber pero pueden no hacerlo. Kant señala que cuan-
no (ayudar a otros) en dos momentos de su vida; en el primero, do "afortunadamente" son conforme al deber, las inclinaciones
lo hace por una inclinación natural inmediata "a difundir ale­ merecen "alabanza y aliento, pero no alta estima" (F4:398/127) .1'
gría a su alrededor", en el segundo, el filántropo lleva a cabo el No dice que sea necesariamente malo actuar por inclinación; su \ \.
mismo acto externo pero ya no por inclinación sino por deber. punto es que es cuestión de suerte o fortuna que esta última / .1

Es importante observar que desde el primer momento el fi­ coincida con el deber.
lántropo actúa de manera desinteresada. Kant dice explícita­ &lnt define @cliñ-a06E:)co!llO un deseo que se lt�(QJ}Yerti�_--:::.·íl,;:;�·- ,;,,1 J ·.:,'
mente que actúa "sin otro motivo de la vanidad o de la propia do en hábito (MC6:212/15). En tanto que "deseo", la inclina-
conveniencia". El punto es importante porque con frecuencia se ción se origina en los sentimientos que experimentamos. Una
f
ha objetado que la razón por la cual nuestro autor niega que manera de leer estos pasajes es que, debido a que las inclina­
este tipo de acciones pueda tener valor moral es que actuar por cioµesseorjginan en nues.tra constitución 11.atural __��najble, no_
inclinación, en su concepción, es actuar de manera egoísta. tienen por qué cojpQdir, nat_llt;ªlm�pj�___c;on)�s._ �JfÜILn�i�IL d½J
Esta lectura, sin embargo, es claramente errónea. Como vimos, debeLJas._c;:mtle,s s�,otjg�nan en la r¡3,:zón RUra. Si partimos del su­
Kant sí considera el caso de alguien que actúa por inclinación y puesto de que las inclinaciones y las obligaciones morales tie­
de manera egoísta: el mercader prudente que conforma su con­ nen orígenes diferentes, no es difícil apreciar por qué Kant sos­
ducta al deber como un medio para lograr su propio provecho. tiene que es una fortuna cuando las primeras coinciden con las
En el ejemplo del filántropo que actúa por inclinación, el pro- segundas. Al actuar por inclinación, es una suerte que la acción
blema no es que su acción sea egoísta. Si lo fuera, esta acción se del filántropo sea conforme al deber, pero pudo no haberlo
podría considerar, sin controversia, carente de contenido mo­ sido. Si su inclinación natural hubiera sido permanecer indife­
ral. El caso es controvertido precisamente porque el filántropo rente ia la necesidad ajena, su acción por inclinación no hubiera
no actúa de manera egoísta. Lejos de ello, lleva a cabo la acción coincidido con el deber. Lo mismo se puede decir de quien con­
de ayudar por una inclinación inmediata a realizarla: ayuda por­ serva su vida por inclinación: es una suerte que ésta coincida
que le gusta o se inclina a hacerlo. Este tipo de acción satisface con el deber, pero pudo no haberlo hecho. Asimismo, cuando
el requisito necesario mencionado antes para que tenga valor alguien conserva la vida por miedo, es afortunado que sus senti­
moral, a saber, que el acto moralmente correcto se lleve a cabo mientos naturales lo lleven a ello, pero podrían haberlo llevado
por sí mismo y no como medio para otra cosa. A pesar de ello, al acto contrario, terminar con su vida para evitar el sufrimiento
Kant objeta que este tipo de acción no puede tener valor moral futuro
porque aquello que el deber exige se realiza por inclinación. Por
\
. ello, afirma que se trata de una acción conforme al deber, pero 13 Hennan destaca este punto en "On the Value of Acting from the Motive \/
no hecha por deber. ofDuty".
38 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 39

Estas consideraciones indican que es necesaria otra condi- mente malas o egoístas, como a menudo se supone, sino que las
1\ ción para que una acción tenga valor moral, y es que la relación
b: exigencias del deber moral son muy elevadas.
"' entre el acto moralmente correcto y el motivo por el que se Como veremos, el imperativo moral exige que tratemos a la
hace no sea contingente, sino necesaria. En el caso del filántro- humanidad siempre como un fin y nunca como un mero medio;
¡ po que actúa por inclinación, la relación entre su inclinación y esto implica, entre otras cosas, trata_r a todos los seres humanos
el acto de ayudar al prójimo es contingente porque coinciden en un plano de igualdad independientemente de sus caracterís­
por fortuna. Según esto, no hay nada en las inclinaciones que ticas y atributos particulares. Con muy buena razón, Kant pen­
asegure una relación necesaria entre ellas y los deberes morales. saba que esta exigencia moral es muy difícil de satisfacer en vista
Lo mismo puede decirse de los sentimientos naturales, como el de nuestra tendencia natural a comparamos con los demás en
miedo. Para que esa relación sea necesaria, el motivo para la ac­ busca de ser superiores en algún aspecto. Siguiendo a Rousseau,7
ción tiene que ser tal que necesariamente coincida con el deber. sostiene que los seres humanos tendemos, en sociedad, a valo­
Este motivo no puede ser otro, según Kant, que el motivo del rar a los demás y a nosotros mismos de manera desigual con
deber. Cuando una acción se hace 'por deber, el motivo en la base en características o atributos como la apariencia, el poder,
acción y el deber moral coinciden neces'ariamente. Sólo en este la riqueza, alguna habilidad, entre otros. De acuerdo con Kant,
\ caso, sostiene él, la acción tiene valor moral. los seres humanos tenemos que esforzarnos de manera constan­
te para cumplir con la elevada exigencia moral de valorarnos
4. El valor moral y los sentimientos recíprocamente como iguales, sin solazarnos nunca en la convic.:J
ción de que ninguna inclinación podrá desviamos de ella. Por
Este último planteamiento de Kant provoca varias preguntas. La
ello, pensaba que es iluso suponer que es posible alcanzar un
i primera. es ¿_J20r g_JJ.é se supone que la relación entre las inclina­
nivel moral donde las inclinaciones y los sentimientos necesaria­
ciones y los _deberes morales tiene que ser contingente siem­ mente coincidan con el deber. Como podemos apreciar, antes de
pre? Podríamos pensar que se pueden cultivar las inclinaciones poder determinar qué tan razonable es la postura de Kant sobre
de modo que coincidan siempre con el deber. En tal caso la re­ la relación entre ambos, debemos considerar qué exige el deber
lación entre ambos podría llegar a ser necesaria y no una mera moral. Sólo así será posible entender porqué pensaba él que el
cuestión de afortunada coincidencia como supone nuestro au­ desfase entre éste y las inclináciones resulta inevitable.
tor. Para responder esta pregunta sería necesario adentrarnos• La �nda observación tiene que ver con la naturaleza de la Lv
en la teoría kantiana sobre la naturaleza de los sentimientos y su inclinación. Quienes objetan la postura de Kant según la cual
relación con la razón. En secciones posteriores consideraremos la primera acción del filántropo no puede tener valor moral,
más aspectos de esa teoría, pero por el momento, haré dos ob­ por.lq general, suponen que las inclinaciones no son reacciones
servaci1;.mes. En primer lugar, Kant no niega que podamos mo- ciegas sino que constituyen percepciones morales. Cuando se
·l');'l) ':( dificaL�§.trOS se? timientos de modo que se conforIP:�1.1 a los piensa que la primera acción del filántropo es moralmente va­
deb_�_�JJJ._qrale_s. Este es un tema central en su teoría de la vir­ liosa, se supone que la coincidencia entre la inclinación y el
tud. Allí afirma que los sentimient�s morales de amor y de res- deber no es casual, sino que el filántropo experimenta la inclina­
2eto_Ji�TI:.t?P gue acgE:p�ui.a� d caminc:_1$:l. perf��-��_mamiento ción como una respuesta a la percepción de la necesidad ajena,
moral (PMDV6:401�403f�57,-�@).)iin embarg9, riii::g<LqUs'SJ' o bien que la propia inclinación constituye una forma de per­
pueda alcanzar un nivel donde la relación entre los sentimien­ cepción de tal necesidad. En esta concepción, la inclinación es
tos y lo� d!_beres morales sea necesaria, de modo que los primeros ella misma una respuesta moral y el hecho de que el filántropo
coincidan necesariamente con los segundos. Esto no se debe a la experimente es muestra de su buena voluntad. Sin duda, ésta
que los sentimientos nos conduzcan a inclinaciones necesaria- es una manera posible de concebir las inclinaciones, pero no es
40 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 41

la de Kant. De acuerdo con él, las inclinaciones, al igual que cibe. Es bien sabido que Kant sostiene que las intuiciones sin
todos los deseos, se basan en sentimientos de placer y de desa­ conceptos son ciegas (Cl A51/B75). De acuerdo con esto, los
grado, los cuales, afirma, "contienen lo meramente subjetivo en sentimientos de agrado y de desagrado, así como las inclinacio­
relación con nuestra representación y ninguna referencia a un nes que se basan en ellos, no nos pueden decir nada sobre los
objeto para su posible conocimiento", y agrega que "no ex­ objetos que los causan, sino que sólo constituyen nuestras res­
presan absolutamente nada del objeto, sino únicamente una puestas subjetivas a estos últimos. Una inclinación, por lo tanto,
referencia al sujeto" (MC6:212/15). De acuerdo con esto, Kant no puede ser nunca una respuesta moral hacia algo en el mundo.
nie:ga explícjta:i;n!;.-9-te que lqs ,sentirn . ientos.Y.,, en consecuencia, Sólo la razón, mediante sus conceptos y principios, puede deter­
l§l§Lnclinac)on<;s��dan ser foLmas d��rcepción confiables minar cómo debemos responder moralmente a las situaciones en
d�)9�� _r�sg9sp1oralmente releyag_te� cfelll!JJ..n<lo,. d�_ mpd.Q..m!e que nos encontramos. Los sentimientos y las inclinaciones natu­
PJ-lec!;in i:n_dica _i;pc::,st.POr sí misll].Q§.,_q.ué debe¡npshacer, rales nos pueden llevar a realizar acciones contrarias al deber.
Ello no se debe, como señal�_ª_!l.!�&.,ª que en su concepción
Podemos reaccionar con simpatía en una situación donde no de­
los sentimientos y las inclinaciones naturales sean necesaria­
bemos ayudar, como cuando debemos dejar que otra persona
mente egoísta�/ 4 El hecho de que las inclinaciones se basen en
sentimientos de agrado y de desagrado no implica que su obje­ logre su objetivo y resuelva sus dificultades por sí misma, por más
to sea el provecho, el bienestar o el placer propio. Esto es claro deseos que tengamos de facilitarle las cosas. 17 De allí el énfasis de
en el ejemplo del filántropo que ayuda por inclinación, la cual Kant en que es una coincidencia aforhlnada que las inclinacio­
se basa en el placer, pero cuyo objeto no es su propia felicidad nes se conformen al deber. No hay nada en ellas que asegure
sino la ajena. Lo que el filántropo disfruta es hacer felices a los esta coincidencia en todos los casos. Sólo la razón puede deter­
demás. Es preciso distinguir, .W�do_s maneras en, minar cómo debemos actuar en cada situación.
Kant pensaba también que es importante adquirir sentimien­
�ee] pla<:e� y e!,4eft3.g:_ra9-,8.!l_e .P\le. g�p):e;J�cior1ar <;:_on)ainc_lina­ tos morales favorables a la conducta moral. Como mencioné,
dón�c()_rp.qlun1am�nto _Y,. c .9rp_() ol:!j_eto- En tanto que fundamen-
Ítos, el placer y el desagrado se relacionan con todas nuestras éste es un tema central en su teoría de la virtud. Sin embargo,
inclinaciones, pero de ahí no se sigue que el objeto de éstas sea los sentimientofldearnory d� respeto que, según él, se pueden 1
el propio placer o el propio desagrado. Al contrario, Kant, al producir con la práctica exitosa de la virtud, no son inclinaciones �
igual que los sentimentalistas británico_s, pensaba que es posible natqrales, sino que los produce, en parte, la razón pura. Se trata
hacer algo por placer y desinteresadamente. 15 De acuerdo con d� sentimientos que se pueden presentar en nosotros al actuar de
esto, es posible procurar la felicidad ajena por sí misma porque manera consistente y exitosa según las máximas del deber. Estos
nos resulta placentero, 16 pero a diferencia de ellos, pensaba sentimientos sirven de apoyo a la acción moral de varias mane­
L9-ue este tipo de acciones no son virtuosas. ras; Jor ello, Kant afirma que es un deber cultivarlos: pueden
Esta manera de concebir los sentimientos de placer y de desa­ alertarno� de rasgos del mundo moralmente relevantes, pue-_
grado que están en la base de las inclinaciones forma parte de den contribuir a facilitar la acción moral ypus;Q.m..fü�!:-��,ñ_fil�§�Q&­
una teoría de la sensibilidad, según la cual ésta es una facultad progreso en la adopción de máximas morales.18 No obstante,
de ser afectados, completamente pasiva y, por lo tanto, carece del es preciso observar que aun tratándose de sentimientos propia-
poder activo para organizar por conceptos el material que re-
,: 14 Véase A Reath, "Hedonism, Heteronomy and Kant's Principle of Hap-
[i piness".
mente morales, Rart11�\!D-5&-Jftr�a qu�p,.ll.��• por sí �ismos, :1;.'��'M-.1�,,
guiarnos moralmeg� Tampoco son fuentes de mformac 10n con- 6�
_
,
,��2-� :::, .
',,-..o._,:.,.n c.. le '«•.'->1:<ii" ·11 "((;\fl!:,�,,
7
15 Hume, Investi ación sobre Ws princi ,k>i.-:,,, ,-_0'"!1 -,y¡o-.o.\� ltot.)�,�\¡t;, •'.(,\
g pios de la mora� secciones 2, 5, 7 y 8. 17 Herman, "On the Value of Acting from the Motive ofDuty". s.,-_,. ·,1.-."'"i·•·"'A.."'-º.
16 Ibid., secciones 2, 5 y 8. 18 Desarrollo estos puntos en el capítulo VII, secciones 3 y 4.
42 vlRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRJNCJPIO SUPREMO DE LA MORAL 43

fiables sobre qué debemos hacer. De nuevo, sólo la razón puede juicio en su contra sostuvo reiteradamen te que había actuado
determinar cómo debemos actuar en cada situación. por un sentido del deber." En efecto, el motivo del deber no
z. Una segun<l:�_...Riffilfil-!ª-. en torno al planteanúen to de Kant garantiza por sí mismo que la acción sea moralmente buena. Por
sobre el valor moral es sí no sería mejor_gue las accíones moral­ el101 Kant da ejemplos de acciones, las cuales supone que ya sa­
mente buenas estuvieran acompañadas de sentimientos morales bemos que constituyen deberes morales: conservar la vida y ayu­
apropíados. De acuerdo con lo _que acabo de decír, la respuesta dar .al prójimo. Como ya sabemos que se trata de deberes 1no-

es que sí. Pero la razón no e� .g_ue tales ,;entimientos aumenta­ rales _. la pregunta que se plantea es en qué reside el valor moral
rían el valor moral de la ac�i_óUt sino _qµe facilitarian su realiza­ de las acciones.Jiasta ahQm�i,'!is de B;mt ha indicado dos Cae"""'º''�
ción. En una variación del ejemplo del filántropo que actúa por
f!?EE.iEÍ2E��J}e�e.5;�xias p�rr:1\ qu�""'"��9.I�..ª,t;:f�<_5,tt.��p,gs!,-va}9r moral:
deber, Kant serlala: que lo 1noralmente correcto se haga gor sí mismo Y..2.Qf el motivo
d��.,,!&J�n'.t,�E,.�f'._pnd,id(,)n,,JJtJ::t,s.i.!jq__ef.J1Y.�Ja__ acción en
[Sji la naturaleza hubiese puesto en el corazón de éste o aquél cuestión §��Len efecto. un <ls!ttiL�· Como vimos, Kant par-.
bien poca simpatía, si él (por lo demás, un hombre honrado) fue­
se frío de temperamento e indiferente a los dolores de otros [ .. , ] te, de;l _supuesto . de fillt �mernt1m1ento natULfil:!ati�vcuá-
si la namraleza no hubiese formado a un boinbre semejante (el les son los deberes morales; por ello, asume que ciertos ejem-
cual, verdaderamente, no sería su peor producto) para ser preci- plos no serán controvertidos. $..in embargo, corno ta1nbién
5atnertte un filántropo ¿acaso no encontraría aún en sí una fuente vimos, sostiene que el sano en tendimient� ��tural puede co­
para darse a sí mismo un valor mucho más alto que el que pueda rromperse. De allí gue resulte muyJ1P.Iº.Pͪdo,�ara fines prácti-
ser el de un temperamento bondadoso? (F4:398/127) cos, determinar e] principio J!�mo deJ� _111oral,_ _ e1 cual será
una nom1a segura Pª!:ª la _determ�.��9.!l_�-���º-��J�-�!?i:.t�-fi- f!;lJJ-
Ese hombre honrado experimen ta muy poca sim.patía natural raJes y ayudará a impedir la cgn:upsión de .las costt!ffibres. Pre­
frente al sufrimiento �jeno, pero ello no le resta mérito rnora1 a cisamente porque el sano entendimiento natural se puede co-
su acción de ayudar a otros movido por un sentido del deber. rrornper en la determinación de los deberes morales, resulta
Sin embargo, es muy posible que su indiferencia le impida per­ necesario emprender la búsqueda y establecimiento del princi-
cibir las situaciones en las cuales otros necesitan ap1da y tal vez pio supremo de la moral. En consecuencia, es absurdo at1·íbuir-
sea w1 deber ofrecerla. Además, su frialdad puede hacer más le a Kant la tesis de que el sentido del debeT, por sf mismo, es su-
dificil que se vea motivado a ayudar que alguien que experi1nen� ficiente para determinar el contenido de los deberes morales. El ¡
te simpaúa hacia la necesidad ajena. Por ello, en la Doctrina de la sentido del deber es el 11Wtivo por el cual debemos llevarlos a '
virtud, Kant sostiene que es un deber in directo esforzarse por cabo, pero el contenido lo determina ]a razón mediante el prin� I
adquhir el sentimiento de l� ya que resulta útil para dpió, supremo, cuya búsqueda y establecimiento es el propósito
"hacer aquello que la representación del deber por sí sola no central de la Fundamentación.
1

lograría" (P11:JDV6:457/329) . Con ello reconoce que una simpa•


tía débil o la ausencia de ella puede dificultar el cumplimiento 5 , El valor moral no resíde en el propósito de la acción
del deber.
Una tercera pregunta que se plantea con frecuencia respecto En )a conclusión del análisis de estos ejemplos, Kant establece
de la relación entre el motivo del deber y el deber moral es por lo que denomina "la segunda proposición", la cual dice:
qué Kant supone que el sentido del deber necesariamente con­ [U]na acción por deber tiene su valor moral 1W en el propósito que
duce a actuar moralmente. ¿Acaso no podría alguien, movido vaya a ser alcanzado por medio de ella, sino en la máxima según la
por un sentido del deber, llevar a cabo acciones moralmente
perversas? Pensemos en Eichmann, el oficial nazi, quie n en el 19 H. Arendt, Eichmann en Jerusalén: un estudia sobre l.a banalidad del mal.
44 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 45

que ha sido decidida; no depende, así pues, de la realidad del ob­ la realidad del objeto de la acción o que no dependa de objeto
jeto de la acción, sino meramente del principio del querer según el alguno de la facultad de desear. Que el valor moral no depende
cual ha sucedido la acción sin tener en cuenta objeto alguno de la de la realidad del objeto de la acción ha quedado claro desde el
facultad de desear. (F4:399-400/130-131) inicio de la obra cuando Kant señala que "la buena voluntad no
Kant introduce e_sta �egunda proposición sin haber enunciado es buena por lo que efectúe o realice" (F4:394/119). Pero que
el valor moral no depende de objeto alguno de la facultad de�
la Rrinwra. A_l_a,lµz;_Qe su análisis d_el conceEtQ de buena __yolun­
tad, la prim�ra proposición tendría que decii:-_@e sólo las accio­ desear es una novedad en el curso del argumento. El propósito
�I.L<'.:§ª. .Q�J�J�.��-[Lª voluntad tienen valor moral, o bien que sólo las es el objeto al cual se dirige la acción, es lo que se intenta hacer
realidad o efectuar; por ejemplo, conservar la vida o ayudar al
ª-�º-Q!:1-S;§JJ���h!!§._J¿Q[._.,g�_Q_�:r_.,..rt�n,�!tEJor nwr_aL -· En cualquier
�9.1J� �-�S1:1-_n_4_<:t..PI'}I.PQ�,ü;:JQg_§_�fi-ª.lli",q!.1Lel valor moral n
, o,pyede p�óji�o. ¿�uiere decir Kant que la acción moral no se dirige a f
_ s n1ngun obJeto o que su valor moral no depende del objeto que se
-�§,t<;fü;::,��-'�J_pr:gpg§Ü9-,,=�jn_9_,qgi:;J;:�_ iZs�..-nla;nfixi __coip.plyta
ma
Q_� acc10n. En los dos ejemplos que hemos considerado hasta persigue? Muchos lectores de Kant suponen que, de acuerdo
ahora, el propósito de la acción es el mismo cuando la acción es con él, la acción moral no se dirige a ningún objeto, sobre todo
conforme a deber y cuando se hace por deber. En el primer ejem­ después de haber leído la primera fórmula del imperativo cate­
plo, el propósito es conservar la vida, y está contenido en las má­ górico en el segundo capítulo, la cual es "formal". Pero esa lec­
ximas "conservar la vida por miedo a la muerte" y "conservar la tura no puede ser correcta. Por un lado, nuestro autor sostiene
vida ��r deber". En el segundo ejemplo, el propósito es ayudar que el"valor moral depende de la máxima completa de acción,
al proJ1mo, y está contenido en las máximas "ayudar porque me la cual siempre contiene el objeto de la acción, es decir, el fin que !�
gusta" Y "ayudar porque es mi deber". Como el propósito puede se persigue. Por el otro, en escritos posteriores Kant señala que
. "toda acción contiene un fin" (MC 6:384-385/235-236), lo cual
ser :1 mismo en una máxima conforme a deber y en otra que se
realiza por deber, pero sólo una de ellas tiene contenido moral incluye, desde luego, las acciones morales. 21
se sigue que este último no puede residir en el propósito. 20 E� Estas consideraciones sugieren que, si bien el propósito es un
el �upuesto de que las �nicas dos opciones sean el propósito y la componente necesario en una máxima moral, el valor moral
max1ma completa, se sigue que el valor moral tiene que residir reside en otro componente. Kant señala en el mismo pasaje que
en esta última. La pregunta impol'tante es por qué. el valor moral "no puede residir en ningún otro lugar que en el
En la explicación que si gue a la formulación de la segunda principio de la voluntad, sin tener en cuenta los fines que pue­
proposición, Kant señala que, al no residir en el propósito, el dan ser efectuados por esa acción" (F4:400/131). De acuerdo
v�lor moral no depende "de la realidad del objeto de la acción, con esto, fil.J::>iGDJQ_d,q__a_c:ción_oontien.e,11niin_,_.el.Yalor_mo_raLnD
smo meramente del principio del querer según el cual ha sucedido POCc\� resid!r en _ el o_bje_to _que_ s�_prq_cura. La razón que se ofre­
la acción sin tener en cuenta objeto alguno de la facultad de ce es que:
desear" (F4:400/131). Esto es congruente con su afirmación al
inicio del capítulo de que la bondad de la buena voluntad no 21 Se podría pensar que una tercera razón es que la segunda fórmula del 7
depende de lo que efectúe o realice, sino que es buena sólo por imperativo categórico, como veremos, especifica el fin que constituye el con­
el querer; sin embargo, esta observación es ambigua entre dos tenido de toda acción moral, lo cual seria indicativo, según esto, de que las
posibilidades muy diferentes: que el valor moral no dependa de acciones morales se hacen con miras a algún fin o propósito. Sin embargo, esto
no es correcto porque el fin absoluto que, según Kant, contiene toda acción
moral no es un propósito que se deba realizar. Se trata de un fin en un sentido
20 Ésta es la interpretación que ofrece Korsgaard, "El análisis de Kant de la diferente, un valor absoluto que establece un límite a todas nuestras acciones y
obligación". Sin embargo, más adelante en esta sección explico por qué esta en contra del cual no se puede obrar nunca. Desarrollo estos puntos en el ca-
lectura es inadecuada. 0- N j
46 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 47

[L]a voluntad, en medio entre su principio a priori, que es formal, la razón pura, la voluntad sólo puede determinarse por princi­
y su resorte a posteriori, que es material, está, por así decir, entre pios materiales, los cuales son todos empíricos. Estas dos opcio­
una bifurcación, y como sin embargo tiene que ser determinada nes son exhaustivas según su teoría de las facultades: o bien el
por algo, tendrá que ser determinada por el principio formal del incentivo de la voluntad provi�!:!� de la sensj.p_mQ�d, e_n !=llY,Q_ caso
querer en general, cuando una acción sucede por deber, puesto
es a posterioriy material, o bien proyt�º� de_ 1�.!�_z9n,. pura,_�[! q1y_2
que le ha sido sustraído todo principio material. (F4:400/131) caso es a priori y formal. 24 Aunque Kant introduce principios
Este pasaje indica que el valor moral no puede residir en el pro­ materiales a priori -todos aquellos que contienen fines mora­
pósito porque éste, al ser el fin u objeto de la acción, depende les-, éstos necesariamente presuponen un principio formal a
de un incentivo a posteriori, que es material. Es importante aclarar priori de la razón. Esto se debe a que la razón, ante todo, estable­
q1:1-e "material" no es idéntico a "empírico" o "a posterior t .22 Un ce leyes o principios, los cuales, en primera instancia, son for­
i.:��- ��Jpiü-�-�i"eª�es aquel que contiene algún objeto, el cual males, esto es, tienen la forma de la universalidad. Asimismo,
puede ser a priori o a posteriori, de modo que los principios ma­ los objetos a priori de la razón práctica, como el reino de los fi­
teriales pueden ser a priori o bien basarse en la experiencia. nes o el bien supremo, sólo pueden determinarse con base en
Como el pasaje citado deja claro que el objeto es a posteriori, la un principio formal a priori. Por ello, aunque una acción moral
pregunta que se plantea es la siguiente: ¿por qué razón el valor se lle��.-�':.��---_c_on, :t?a§.e __e1;\lJ�.P:fit1�!pio !!l��te.Ii.�J (c9w_q_@Jór­
moral no puede residir en el propósito: o bien porque da lugar mula de la hu_!flanidad), su valor moral reside, -·- a- fin
.. de cuentas,
a un principio material o bien porque es a posteriori? Aunque en un (pnncip10 forma]
muchos lectores suelen suponer que la respuesta es que el valor En ausencia de un principio formal de la razón pura, la única
moral no puede residir en el propósito porque éste da lugar a un fuente que queda para la d'7terminación de los objetos de la ac­
principio material, esto no es correcto. Después de todo, la se­ ción es la sensibilidad. En ese caso, los objetos se determinan
gunda fórmula del imperativo es un principio material en la con base en sentimientos de agrado o desagrado, los cuales son
medida en que especifica el fin o contenido del principio mo­ incentivos empíricos. Cuando un objeto se determina de este
ral. La respuesta correcta es que el valor moral no puede residir modo, da lugar a principios materiales que son asimismo empí­
en el propósito porque éste se basa en un resorte o incentivo a ricos. En lafAnalítica"L Kant se propone dirimir la cuestión de
posteriori. Como sabemos, este tipo de incentivos no pueden ser cuál es el pr_incipio supremo de la voluntad. De acuerdo con su
morales porque, de acuerdo con Kant, la moral es categórica y, teoria de las facultades, las únicas dos opciones pueden ser un
por ello, no puede fundarse en la experiencia. La pregunta que principio material empírico, el cual es el principio de la felici­
se plantea es ¿por qué supone Kant que el propósito se basa dad, o bien un principio formal a priori de' la razón, el cual es el
necesariamente en un incentivo a posteriori? impe�ativo categórico. El primero Surge de la Sensibilidad y de
6 'o..
't! . la razón empíricamente condicionada, mientras que el segundo
- ¡0
p ara responder a esta pregunta es necesario hacer una breve
,;µ_ referencia a la "�ca"de)a _segunda Critica,23 donde Kant surge-de la razón pura; además, el primero no puede servir de
explica por qué, en ausencia de un principio práctico formal de
22 En el prefacio de la Fundamentación, Kant señala que el conocimiento de ayudar por inclinación y de ayudar por deber, a saber, ayudar. Como sólo
racional material o filosofía material es aquel que se ocupa de ciertos objetos, una de ellas tiene valor moral, se sigue que este último no puede residir en el
los cuales son la naturaleza y la libertad (F4:387/105) propósito. Como explico a continuación, considero que la postura de Kant es
23 En este punto mi análisis difiere del de Korsgaard ("El análisis de Kant de más compleja.
la obligació:!}") porque ella no toma en consideración los elementos que en­ 24 Kant no presupone que exista tal principio formal. Al principio de la "Ana­
contramos en la "Analítica" de la segunda Crítica. De acuerdo con ella, el valor lítica" considera cuál tendría que ser el principio moral para después proceder
moral no puede residir en el propósito porque éste es el mismo en las máximas a su "deducción" o fundamentación.
48 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 49

principio supremo porque es necesariamente empírico y, por 6 . El principio supremo de la moral

'
ello, no puede ser moral, esto es, incondicionado.
Tras el análisis del valor moral, Kant introd'uce la "ter:c;_�_ra _pro_­
El mismo tipo de razonamiento está implícito de manera
& posición": "el deber es la necesidad de una acción por resÍ?�t�-�
críptica en los pasajes citados en la Fundamentación. Kant presu­
la ley" (F4:400/131). 26 Kant contrasta 'ltespefi5) con "inclina­
pone las dos alternativas siguientes: o bien el fundamento de
ción" y dice que "hacia el objeto como efecto de la acción" pue­
determinación de la voluntad es un incentivo a posteriori, o bien
de tenerse inclinación pero nunca respeto porque no es "una
es un principio a priori. En el primer caso, la voluntad se deter­
actividad de la voluntad" (F4:400/131); además, hacia las incli­
mina por el objeto de la acción, es decir, el propósito, el cual
naciones mismas tampoco puede tenerse respeto, sino sólo apro­
estaría determinado empíricamente. En cambio, si suponemos
bación o amor. El objeto de respeto sólo puede ser aquello "que
que el fundamento es un principio a priori, la voluntad se deter-
está conectado con mi voluntad meramente como fundamento
1:11ina por un principio formal, ya que, al menos en su primera
pero nunca como efecto" (F 4:400/131). Tal fundamento, d�
formulación, el principio a priori es formal. Dadas estas alterna­
acuerdo con él, no puede ser otro que una ley, cuya represen­
tivas, el valor moral no puede residir en el propósito, en el en­
tación sólo puede darse en un ser racional (F 4:401/133), no
tendido de que éste se determina con base en sentimientos de
puede residir en las inclinaciones ni en ningún otro lugar de la
placer y de desagrado, porque semejante fundamento de deter­
naturaleza. Sólo la actividad de un ser racional que se represen­
minación no puede dar lugar a ningún valor absoluto. Por lo
ta la leyy se determina a actuar con base en ella puede dar lugar
tanto, el valor moral reside en el principio de la voluntad, el
al senti_:rp.ien�o de respeto. 27 En una larga nota al pie, Kant seña­
cual es a priori y formal, y sí puede dar lugar a un valor absoluto.
la que el respetó "propiamente" es "la representación de un va­
, De acuerdo con esta lectura, la tesis de que el valor moral no
lor que hace quebranto a mi amor propio" (F 4:401n/133n).
,, { x �-pued_e residir en el propósito se sigue de que las únicas dos al­
:';;-'· ·
ª ternativas para la voluntad son determinarse por un principio Sugiere que este sentimiento sólo se puede experimentar hacia
algún objeto de reverencia que tenga algún tipo de autoridad a
;-,;,,\; formal, o bien por uno material. En ausencia del primero, el la que nos sometemos y por la que estamos dispuestos a sacrifi­
segundo sólo puede establecerse con base en los incentivos de
la sensibilidad, los cuales se dirigen hacia algún objeto agrada­ car la satisfacción de las inclinaciones. __ Se _refier_� �l respeto como
"la subordinación de mi volun_tad b:"!id una ley sin la mediación de
ble. A partir de estas alternativas, si la voluntad se determina por
el propósito, lo hace con base en los incentivos de la sensibili! otros influjos sobre m�§�JH.ido" (F4:401n/133n).
dad, en cuyo caso la acción no puede tener valor moral. Un Según explica Kant, la autoridad de la ley proviene de la acti­
propósito empíricamente determinado no puede ser fuente de vidad de la propia voluntad, ya qu� se trata de una ley que la
valor moral, no porque sea insuficiente, sino porque es irrelevan­ volur1:tad se impone a sí misma; no se trata de un poder ajeno,
te: semejante propósito no puede otorgar a la acción un valor sino qUe es la autoridad de la razón pura, la cual se ejerce cuan­
absoluto. Por ello, Kant señala que el valor moral reside en el do nos gobernamos a nosotros mismos mediante sus dictados. El
principio de la voluntad "sin tener en cuenta los fines que pue­ �n-ti)'./1:i}"J,¡Wj,J'l�,W�$p!'¡ó_se exgerimenta hacia los mandatos de¡;­
dan ser efectuados por esa acción". Al dejar de lado los fines em­ raz��•-g��-.._l:,?�,--i�p_cme��s_- -�_ _ nosotros mismos, est_o _es,_ ha,cia
píricos, se le "sustrae" a la voluntad todo principio material. 25 nuestra propia autonomía, por ello, no sería co�ecto afirmar,
como a veces se hace, que el sentimiento de respeto expresa un

26 Para discusiones sobre esta proposición, véanse Wood, Kant's Ethical 1



25 Retomo la discusión sobre cómo entender las dos máximas del filántropo Thought, capítulo 1, y Reath, ''Kant's Theory of Moral Sensibility: g_���U:_qr \ \
(cuando actúa por inclinación y cuándo lo hace por deber) en el capítulo II, the Moral Law and the Influence oflnclination".
sección 6. 27 Explico e1 Sentimiento de respeto en el capítulo VI, sección 6.
50 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO SUPREMO DE LA MORAL 51

"fetichismo" de la ley. Cuando Kant habla de fetichismo, en el tica. La pregunta importante por ahora es de dónde sale la co- �eJl,1/
libro IV de La religión dentro de los límites de la mera razón, deja nexión del deber con una ley.
claro que éste se dirige hacia objetos que son productos huma­ Como vimos, las únicas alternativas que Kant presenta como
nos, pero que se nos presentan como si tuvieran autoridad por sí fundamentos de determinación de la voluntad son un incentivo
mismos independientemente de nosotros. 28 La autoridad que empírico y un principio a priori. Como ya sabemos que el valor
se le confiere a una imagen supuestamente sagrada es de este moral no puede residir en un incentivo empírico, entonces tie­
tipo. A pesar de ser un producto humano, se la toma como un ne que proceder de un principio a priori; por ello, las acciones
fetiche, es decir, se le atribuyen poderes sobre nosotros que es­ por deber se llevan a cabo en obediencia a un principio a priori
capan a nuestro control. Es cierto que la subordinación a ciertas o una ley, que se nos presenta como mandato. Como en tal caso
leyes puede caer en el fetichismo, en el sentido en que Kant y _ ¡J�oluntad no actúa en consideración del propósito de la ac­

e
Marx lo entienden, pero uno de los propósitos de la filosofía crí­ �,, 1'°'1:�\'.'!I\.;..C\on, sino en virtud de la ley, Kant sostiene que lo hace por mero
tica es precisamente librarnos de él. No cualquier ley que se nos
\� '''"�t"r1· '�espeto hacia ésta, de manera que ac-tu-aí'·PO:f·ñtlfü¡¡,T no es otra
resente como tal puede ser objeto de respeto, sino sólo aquella ���; '\¡-ry.t.:�, cosa que hacerlo por respeto a la ley o mandato que lo estable­
;n,,' '' Ac� ·
ue se origina en la autonomía de la razón. Esa ley no cobra 60" ,_;.,·•,1t _'.4º ce. Ü tra manera de expresar e1 razonamiento que conduce de1
\.\

da independiente de nosotros en la medida en que compren­ �:;, �7 -,_ ·


-,; deber a la ley es que el concepto de deber implica el de ley o de
emos su origen y el uso legítimo que podemos hacer de ella. &< d,.. S -b mandato. Si hacemos algo por deber, lo hacemos porque supo­
'lf
, .., " r Kant aclara que, si bien el respeto es un sentimiento, no es nemos que existe alguna ley o mandato que así lo establece.
"oriundo de la sensibilidad, sino que se produce en nosotros Co�?.Y�_g_uedó dic�_�q_1:1:_e -�l valor moral no reside en el propó- j
como efecto del mandato de la razón, es un sentimiento "auto­ sito, tl .t!.1:��nttvl>�:9,<{.1:�}y�r�t�t!:B.1::1=�--�-':tú�12oi s!�Qfr g ()_ .E�-�4�,
producido a través de un concepto de la razón" (F4:40ln/133n). ser producir el o!zi�to_ de su acción, sino obedecer la ley que
De allí que no pueda hablarse del respeto como una-inclinación establece el deber, lo cual no es otra cosa; según Kant, que ac­
natural. Lejos de provenir de la naturaleza sensible, este senti­ tuar por el ffiero respeto a la ley. Lá pregunta que se plantea,
miento presupone la actividad de la razón dándose leyes a sí mis- desde luego, es ¿cuál puede ser esa ley?
LIDa y determinándose a actuar de acuerdo con ellas. Kant ex­ Kant expresa la pregunta anterior de la manera siguiente:
plica en detalle cómo puede la razón pura tener tal efecto en la "¿qué ley podrá ser esa cuya representación, incluso sin tener
sensibilidad sólo hasta la segunda Crítica. 29 No se trata de uña en cuenta el efecto que se espera de ella, tiene que determinar
cuestión ·menor ya que, de acuerdo con él; a menos que la razón a la voluntad pa·ra que ésta pueda,. en absoluto y sin restricción,
pura _p,1=1-��9:.t�.r�X-�_st�-�eJe�_t92__�s _ decir, pro9�cir__t;H..!!Q$_QJros un llamarse buena?" (F4:401/133). Su respuesta es que, como se le
incentivo _ m_oralJ_ _l.a_ ecc_ión_ _mo_ral sería_ imposible._ Tal incentivo quitóip. la voluntad todo objeto que pudiera servir como funda­
es preci���;�t� �-1 �enti�ie�to-d�-;�sPet� h-;�¡� 1� ley, el cual es mento de determinación, la ley en cuestión no puede ser mate­
un sentimiento favorable con el cual reaccionamos frente a la re­ rial, no puede tratarse de una ley con algún contenido deter­
presentación de la ley y de su autoridad sobre nosotros. Si la minado que nos diga qué objetos producir. Como vimos en la
razón pura resulta incapaz de producirlo, la motivación moral sección anterior, en este punto del argumento el contenido de
se vuelve imposible. Más adelante veremos los argumentos de una ley material sólo podría ser un objeto determinado por in­
Kant a favor de la capacidad motivacional de la razón pura prác- centivos de la sensibilidad, de manera que tal ley no podría ser
categórica; por lo tanto, tiene que tratarse de una ley formal que
exija que la máxima de acción tenga la forma de la universali­
28
Sobre este punto, véase el capítulo VIII, sección 4. dad: la ley demanda que la máxima de la acción tenga la forma
29
Véase el capítulo VI, sección 6. � ?- de una ley universal. Para apreciar esto, vale la pena contrastarla
52 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

con una ley material, la cual exige que la máxima se adecue al


objeto que se exige producir. Por ejemplo, el mandato "Ama
al prójimo como a ti mismo" es material porque especifica que
debemos producir un objeto en el mundo: el amor al prójimo;
como se trata de un mandato, exige que actuemos según máxi­
mas en las cuales nos propongamos producir ese objeto. Una
ley formal, en cambio, no exige que nuestras máximas tengan
II
algún contenido particular, sino que tengan cierta forma, a sa­
ber, la forma de leyes universales. Kant expresa el punto dicien­
EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD
do que el principio formal exige "la mera conformidad a la ley
en general" (F4:402/135).
La conclusión de este razonamiento es la formulación del
En la segunda sección de la Fundamentación, Kant presenta una
principio formal a priori que rige a la buena voluntad cuando ac­
teoría de la racionalidad práctica en la que explica los princi-
túa por deber: "nunca debo proceder más que de modo que pue­
pios conforme a los cuales actúa un ser racional. Aquí procede
da querer también que mi máxima se convierta en una ley universal"
también mediante un análisis de conceptos con el fin de deter­
(F4:402/135). Este principio no es otro que el principio supre­
minar el contenido del imperativo categórico, pero el punto de
mo de la moral, el cual, como ya sabemos, rige a la voluntad
partida en esta ocasión son los conceptos de la filosofía moral
absolu�ente buena. De este modo, Kant cumple lo que dijo
popular para transitar a la metafísica de las costumbres. En par­
que hana, determinar el principio supremo de la moral median­
ticular, parte del concepto' de un ser racional en g�neral, y de
te un análisis de los conceptos morales ordinarios. Empieza con
allí desarrolla su teoría de los imperativos. En su palabras: "tene-
el concepto de una voluntad absolutamente buena, y lo anali­ mos que perseguir y exponer claramente la facultad racional
za enfocándose en la situación en que la voluntad actúa bajo práctica desde sus reglas de determinación universales hasta allí
obstáculos subjetivos, esto es, por deber. Concluye que, al actuar donde surge !e ella el concepto de_ debd' (F4:412/155). En el (,l,e,,
por deber, la voluntad actúa por respeto a la ley: no se trata de presente capitulo me ocupo del pnmer imperativo que presen-
0

una ley en particular sino de la forma legal de la máxima. El ta, el hipotético, y lo examino en relación con lo que denomina
principio supremo según el cual actúa la buena voluntad exig� en la segunda Crítica "el principio de la felicidad". Explicaré por
que lo haga según máximas que pueda querer como leyes uni­ qué es insatisfactoria la concepción inicial del imperativo hipo­
versales, es decir, según máximas que tengan la forma de la tétic91 de la prudencia en la Fundamentación y cómo lo modifica
universalidad.3º Kant en la segunda Crítica para dar lugar al principio de la feli­
cidad o del amor propio.

1 . Los objetos de la razón práctica: lo bueno y lo malo


Kant define el ser racional como aquel que "posee la facultad de
obrar según la representación de las leyes, esto es, según princi­
pios, o una voluntad" (F4:412/155). Al igual que cualquier otra
�� Si bien ��t �frece al final de esta primera sección una muy breve expli­ cosa en la naturaleza, señala Kant, un ser racional opera según
cacton de que s1gmfica que una máxima pueda tener la forma de una ley uni­
versal, en la siguiente sección plantea un tratamiento detenido del tema. Me
leyes, excepto que en su caso, lo hace según su propia represen­
ocupo de ello en el capítulo 111, sección 2. tación de las leyes. Esto significa que este ser, a diferencia del
54 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 55

1:,o'('\C\\ resto de la naturaleza, se guía a sí mismo en sus acciones según sario, esto es, como bueno" (F4:412/155). Aquello que la razón
1
principios. Las ley!;s no ___op�rª'n .. . a través de él, como en cual- elige es lo que llamamos "bue.no" o "acciones buenas", y aquello
qgi_�,!"__�j:Jj�_to O_§�C�ª,Q_\Í_�_LI_!!1:!�cJg1 sino que él rige su propia con­ que la razón rechaza es lo que llamamos "malo" o "acciones ma­
@cta de a(µerdo con_su propja re�esentacióncle Jas leyes. En las". Kant suscribe una antigua tradición filosófica de acuerdo
este pasaje, Kant equipara la facultad racional práctica con la con la cual sólo elegimos aquello que consideramos bueno en
voluntaq, de modo que esta última no es otra cosa que razón algún sentido y rechazamos aquello que consideramos malo
práctt��- Sin embargo, al mismo tiempo sugiere una distinción (C2 5:59/57). Com�"ppftemos_apreciar, la suya es una teoría
entre la razón y la voluntad, al señalar que la primera puede o racionalista de la bondad de las acciones, de acuerdo con la
no determinar "indefectiblemente" la voluntad. Aunque esto re­ cual la bondad se determina z¿� b��-a�!!_R�i���p_i<2_s_1e la razón.
sulta extraño, pues la voluntad es razón práctica, podemos dis­ De este modo _"acción_racional"-Y "acción buena" resultan ser lo
tinguir entre ambas si consideramos que la voluntad puede ver­ �ismo.- Com� tales principios de la razón son universalmente
se afectada por incentivos de la sensibilidad que la pueden válidos, lo bueno y lo malo se determinan por "fundamentos
desviar de los dictados de la razón pura.1 que son válidos para todo ser racional como tal" (F4:413/157).
Cuando Kant dice que la razón determina indefectiblemente ,?_� _ de_i�os de lado !a ,inclinación ,)a_Ja_'.?ÓI!_ sola determina lo �
la voluntad, hay que entender que se trata de una voluntad que
buert9_ _y_}.9_ .IJ2alo�r�n _exactam�nte lo mismo para todo ser
no se ve afectada por incentivos de la sensibilidad. En este caso, _
raciona_l.__�sto_nQ.._�_!g_nifica que todos los seres racionales cons1:­
"las acciones que son reconocidas como objetivamente necesa­
·d���n b���;·� malas exactamente las mismas cosas todo el
rias son también subjetivamente necesarias" (F4:412/155). Una
acción ''.objetiyamente necesaria" es aquella que, según la razón ti�!P:P�--L ���9�_g!!._t;___l_Q__�µ�_1:19_.}'.)<? malo "objetivamente", es decir,
de acuerdo coILPrincipios de la_ ra��n, valen universalmente.
pura, debe llevarse a cabo. Tal acción es también "subjetivamen­
te necesaria" cuando la reconoce como tal una voluntad que no C��-J;;; pri;;_-cipi-¿;s raciÜnales son universalmente válidos, la
está sttjeta a la influencia de incentivos que pueden desviarla de bondad o la maldad de un· objeto o acción es universalmente
los dictados de la razón pura, esto es, una -iY:Oluntad santi) En "comunicable" ( C2 5:58/57).
este caso, también es necesario que la acción se lleve a cabo sub­ Kant contrasta lo "bueno" con lo "agradable". Mientras que 1
jetivamente. Sin embargo, cuando la voluntad se halla sujeta a lo bueno se establece con base en criterios objetivos de la razón, lo
la influencia de incentivos de la sensibilidad, como lo está la_ agradable es "aquello que tiene influjo sobre la voluntad sólo por
humana, "las acciones que son reconocidas objetivamente como medio de la sensación por causas meramente subjetivas, que
necesarias son subjetivamente contingentes" (F4:413/155). En valen sólo para el sentido de éste o aquél, y no como principio .J
tal caso, la voluntad no se conforma necesariamente.a los prin­ de la razón que vale para todo el mundo" (F 4:413/157). De
cipios de la razón pura, por lo cual éstos le resultan constricti­ acue:t;.do con esto, decimos que algo es agradable con base en la
vos, y resulta contingente que la voluntad lleve a cabo aquellas sensa�ión; por ejemplo, decimos que un pastel de chocolate
acciones que la razón pura establece como necesarias. nos agrada. Se trat;a de unjuicio subjetivo, y cabe preguntar si 1�
Como facultad racional práctica, la W1$R":7fif· es la capacidad de acción de comerse el pastel es buena objetivamente. Para reah­
elegir acciones conforme a la razón. Kant se refiere a ella como zar este tipo de juicio se necesitan principios objetivos de la razón,
"una facultad de elegir solamente aquello que la razón reconoce in­ así que no puede llevarse a cabo con base en la mer3: co�si�e�a­
dependientemente de la inclinación como prácticamente nece- ción subjetiva de que el objeto agradé. Con base en pnnc1p10s
objetivos alguien podría decir, por ejemplo, que comerse el pas­
1 En la introducción de La metafísica de las costumbres Kant introduce el con­
cepto de "arbitrio" (Willkür) para referirse a la facultad racional de acción que tel es malo para un diabético porque es contrario a su bienestar
se puede ver afectada por la sensibilidad, mientras que la voluntad es razón a largo plazo, o bien podría decirse que comérselo sería moral­
práctica (MC6:213-214/16-18). mente malo porque el pastel pertenece a otra persona.
56 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 57

En la segunda Crítica, Kant desarrolla esta tesis y traza la dis.., mandato (de la razón), y la fórmula del mandato se llama impe­
tinción entre el principio objetivo de la razón y el concepto de rativd' (F4:413/157). Los principios objetivos de la razón prác­
un objeto de la razón práctica. Los objetos de la_ razónJ¿ráctica tica son, entcmces, _mandat<_?S par?,_ l_� _ _ v9_l�p.1:2:cl __ hu_�_a,ºª'•u�
s_on el J:>ien_ y_ el _mal,_y s11s _con_ceptos s�. q_�terminan conYaJte _en fórmulas s¿�-i�p·e�aüv2i.rÁ-cont:i��ación señala que "todos los
los principios objetivos de la razón. En este punto establece la imperativos mandan o hipotética o categóricamente' (F4:414/159).
fórmula "nihil appetimus, nisi sub ratione boni; nihil aversamur, Uneímj5e"ritivo h1potet1co)representa "la necesidad práctica de
nisi sub ratione mali",2 aunque aclara que contiene una ambi­ una acción posible como medio para llegar a otra cosa que se
güedad, ya que J.2- º"!-1:�R_o_ y lo mal9 P�-�-ºe,!!_�!_1-���tj_eL��-ep_gos quiere (o es posible que se quiera)" (F4:414/159). Este tipo
sentidos, a §.;::tQt;"r) en__relaci_ón c::on _ l,1 r_ azó_n o con--la_ sensació.q.3 de mandato determ_ina!1_1:1-e .1:11!� acción es buena en cuanto medio
Añade q�-e� Í��gu¡ �l����; �; p�;ibl�- ¡;�;�¡; �Ü;tinció� en- para otra cosa,y ordena hacerla con,.11?,irª��. 1�_ co_n,secución del
tre Gut y Biise, por un lado, y Wohl y Übel, por el otro. Es preciso fin que se tiene propuésto. Un@:i_peratlvo· cáte&_O'ricQ) en cam­
aclarar que eso no es posible en español. Cut es lo bueno en re­ bio, "sería el que represe'ntase una acción como objetivamente
lación con la razón y BOSe, lo malo _desde esa misma perspectiva. necesaria por sí misma, sin referencia a otro fin" (F4:414/159).
1:Yohl es lo bueno en relación con lo agradable de la sensación y Esto significa que el categórico determina qu,e una acción es bue­
Ubel lo malo. Decimos que algo es wohl o übel en relación con na en sí misma y orc!�Il.ª hac_erla_p5>r flLJ:!!isma, no como medio
nuestro estado de agrado o de desagrado. Desde esta perspecti­ para otra cosa.
va, podemos desear un objeto o sentir aversión hacia él. Pero De acuerdo con esos pi:��c_ipios, una ªC:��2.._�uede ser buena
cuando decimos ql:l_e al� es _guto_ bO�e, no__ nos _ refefimos_"al es­ o mala com_9 medio para otra cosa o buen�_o_rp._ª!a en sí mism?-.5
tado sensibi� _de__i�__pe_rsoµa'.'_, sino__sólo a acciones, las -���les se Hay que notar que esta división deja de lado acciones que son',) o iA',\,�·:,;¡,!)c, ¡ff...e
determinan con base en principios. de la razón. Debido a que buenas o malas como fines'sin que sean buenas o malas en sí mis�\� ,e:,�"' ;_'.i : .'
estos principios son universales, comunes a todos los seres racio­ mas (o intrínsecamente); 5 por ejemplo, alguien puede propo{�\.)���?!',•i_r
nales, afirma Kant que lo bueno_(QittlyJo_l!1,alo_{BO:se)_8"J.uzgan nerse el fin _de tocar bien el piano, sin miras a ninguna otra\S<-��";,7·,�r;,.:::��
<Á.
�e..fil!:.i:i__ �_C)!}_C_ep_�_qs. _q½,�.,- �- -�--F.Y<:.d.�_n...'.'.�_o_i:n:1,111i�ar 1:1:niv�r s.�l�egt�" t..-<:. \00(A'I.O cosa. Desde su perspectiva la acción le parece buena, aunque'?'l- '-"i''"'·"'' ·
( C2 5:58/57). Más adelante agrega que "lo que debemos llamar �di,:�• \'."',.,\�,:;¿. no sea buena en sí misma y, por lo tanto, aunque no pueda de-
bueno (gut) debe ser en el juicio de todo hombre racional un cirse que el fin de tocar bien el piano es algo bueno para todos
objeto de la facultad de desear, y el mal ( das Biise) un objeto de' los seres racionales. O bien alguien puede decir que entrar en
aversión a los ojos de todo el mundo y, por lo tanto, para ese juicio el ejército sería bueno como medio para tener seguridad econó­
se necesita, además del sentido, también razón" ( C2 5:60-61/59). mi_ca, aunque rechace esa opción por ser algo malo para él. Sin
Como vimos líneas antes, los principios objetivos de la razón !-.lo 1<-nc.ub1_h0 S ( lo í-�v1'(\\cr( embwgo, ese rechazo Jlll implica que entrar en el ejército sea
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tNt.,(4 -'e><lsk. , ,, '
resultan constnct.Ivos un fin malo absolutamente para todos los seres racionales. Fines
,e,'(,\(l'(n('.,;,¡\&\
para la voluntad humana, ya que ésta está/Q .li�� �
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sujeta a la influencia de incentivos sensibles que la pueden des- �;;;,,��-'-ª f>0\.1�\'\,\ó'� J� - de este tipo, que consideramos buenos o malos desde la pers-
"-��11t1A•1 . -e-- ;;!'A?-.�
viar de las acciones que la razón señala como buenas, o bien la �'(,\,;}.rl1'.:t�-� 4 Sobre la teoría de los imperativos, véase A. Wood, Kant's Ethical Thought, 1
pueden conducir a acciones que la razón determina que son capítulo 2.
malas. Kant observa que "la representación de un principio ob- 5 Sobre esta doblé distinción, véase Ch. Korsgaard, "Dos distinciones en la
¡
jetivo en cuanto que es constrictivo para una voluntad se llama bondad",
6
2 "No apetecemos nada si no es Uno de los propósitos centrales de Korsgaard ("Dos distinciones en la
1 en razón de un bien, ni rechazamos nada si bondad") es dar cuenta de este tipo de fines. Véase la discusión en H. Ginsborg,
1 no es en razón de un mal." "Korsgaard on Choosing Nonmoral Ends" y la réplica de Korsgaard en "Motiva­
3
Segunda Crítica, capítulo segundo: "Del concepto de un objeto de la razón tion, Metaphysics, and the Value of the Self: A Reply to Ginsborg, Guyer, and
pura práctica". Schneewind".
58 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 59

>? q 1 pectiva de la felicidad o del bienestar a largo plazo, se dejan de pre son fundamentos determinantes de la facultad de apetecer
lado en la división de las acciones entre buenas como medio según principios" ( C2 5:59/57). En la introducción de la Doctri­
(imperativo hipotético) y buenas en sí mismas (imperativo cate­ na de la virtud, se señala que "un fin es un objeto del libre ar­
górico). bitrio" y que toda acción "tiene un fin" (PMDV6:385/235-236).
Esta exclusión en la Fundamentación se debe a que Kant sub­ La libre elección de fines sólo puede llevarse a cabo a la luz de
sume bajo el imperativo hipotético todas las acciones que son un principio. En el caso de los fines que son buenos en relación
buenas de manera relativa, es decir, en relación con algo más, a con algo más, el candidato natural es el principio de la felici­
saber, la constitución subjetiva. de una persona, la cual incluye su dad o de la prudencia. El problema es que en la Fundamentación
concepción de la felicidad. Como veremos a continuación, aquí Kant lo caracteriza como un imperativo hipotético. Una parte
caracteriza el principio de la felicidad como un tipo de impera­ de mi objetivo en el presente capítulo es explicar cómo modifica
tivo hipotético, de modo que todas las acciones encaminadas Kant en la segunda Crítica la concepción inicial del principio de
hacia la propia felicidad resultan buenas como medios para al­ la felicidad que había propuesto en la Fundamentación y lo ela­
canzar esta última. No considera aquí que una acción pueda ser bora como un principio del amor propio, el cual, si bien sigue
buena o mala como fin por ser un componente de la felicidad de siendo hipotético de acuerdo con las razones que explicaré más
la persona, como en los ejemplos de tocar bien el piano o de ne­ adelante, posibilita la elección de fines buenos en relación con
garse a entrar en el ejército. Si bien ese tipo de fines pueden y algo más.
deben evaluarse a la luz del imperativo categórico, éste sólo de­
termina si son buenos o malos por ser moralmente permisibles 2 . Los imperativos hipotéticos y el concepto de la felicidad
o no permisibles. Este imperativo no puede definir si ese tipo de
Los imperativos son principios objetivos de la razón para la for-l
fines pueden ser buenos o malos desde la perspectiva de la feli-
mación de máximas, las cuales, colllq_ vimos en el capítulo I, sec­
t e,:,, cidad de la persona. Ni el imperativo hipotétic6 ni el categórico ción 3, son principios subjetivos, es decir,__ constituyen la base
ilL �l,tt�frven para evaluar si algo que no es ni ht.1eno ni malo en sí
sobre la que una persona de hecho actúa. LÜS principios objeti-
�f-'��� mismo puede ser Q.1:!_�no como fi..!!_; de manera relativª. Ambos vos son guías para la formación de máximas buenas que conten­
1�·1; imperativos suponen que ese tipo de fines ya han sido elegidos.
gan, por ello, acciones buenas. "Bueno" debe entenderse aquí
El hipotético lo supone, ya que ordena los medios para lograr
en el -doble sentido racional que Kant distingue: bueno como
cualquier fin que se tenga propuesto; y el categórico también lo·
medio o bueno en sí mismo, de manera que una máxima puede
supone al evaluar los fines desde una perspectiva moral -como
ser buena en cuanto máxima hipotética, o bien puede serlo enj
, permisibles o prohibidos-. En la Fundamentación no hay nin­
�:�;? gún principio práctico que sirva de guía en la elección de fines
cua11ito máxima moral. Como en la Fundamentación considera pri- o-.c:,,;
merd! el imperativo hipotético, haré lo mismo aquí y dejaré la con­
' buenos en relación con algo más, a saber, con la felicidad o el
sideración del imperativo categórico para el capítulo siguiente.
bienestar a largo plazo. Si bien necesitamos el imperativo cate­
Kant diStingue entre dos tipos de imperativos hipotéticos· se­
górico para evaluar su consistencia con la moral, no los elegi­
gún su propósito sea posible o sea real 7 Un propósito posible es el
mos con base en él.
que podemos suponer que alguien podría proponerse. Un pro­
En la Fundamentación Kant deja la elección de ese tipo de fines
pósito real es el que podemos afirmar que todos los seres hu­
�.u,,u,b.l las inclinaciones, pero eso es inadecuado ya que las in_gi._!1-ªf!Q­
manos se proponen. En el primer caso, cuando se supone que
� '1 ,;....i�nes no eligen nada. Las inclinaciones son fuentes de incentivos
�=��".:para la elección de fines; 1�--�!�E��ó� - ,_ EE._opi�����1J�_ ef����� la
. \L\ razón. En la segunda Crítica afirma que "se podría definir a la vo- 7
Sobre los imperativos hipotéticos, véanse Korsgaard, "The Nonnativity of 1
luntad como la facultad de los fines, puesto que los fines siem- Instrwnental Reason", y Wood, Kant's Ethical Thought, capítulo 2.
60 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 61

el propósito es meramente posible, el imperativo es "problemá­ El único fin que, según Kant, podemos afirmar con seguri-
tico" (F4:415/161). En el segundo caso, cuando podemos afir­ dad que todos los seres humanos se proponen es la felicidad. Él•'(,'e,\\i.,O>Y'.'t
mar que el propósito es real, el imperativo es "asertórico". Como caracteriza la felicidad de varias maneras en distintos lugares: o:.
8. {
los fines posibles que una voluntad humana se puede proponer "el entero bienestar y satisfacción con el propio estado" (F4:393 w 1

son infinitos, Kant señala que los imperativos hipotéticos son /11 7); "un máximo de bienestar en mi estado actual y en todo
asimismo infinitos en número. Por ejemplo, si sabemos que un estado futuro" (F4:418/165); "el estado de un ser racional en el
fin posible es hacer pan y que un medio apropiado para ello es mundo, al cual, en el conjunto de su existencia, todo l,e va seg;ún
mezclar harina con levadura, un imperativo hipotético proble­ su deseo y voluntad" (C2 5:124/121); "la conciencia del agrado
mático sería "quien quiera hacer pan debe mezclar harina con de la vida, que acompaña permanentemente toda su existencia
levadura". La acción de mezclar harina con levadura se conside­ [de un ser racional]" (C2 5:22/20). A pesar de las diferencias
ra buena hipotética o problemáticamente, esto es, en el supues­ entre ellas, estas caracterizaciones tienen en común el hecho de
to de que alguien se proponga el fin de hacer pan. Como este que Kant entiende por "fel�_<::i�_ad" la satisfacción de las inclina-
impera4,vo ..�onsidera el fin como algo posible y sólo señala qué ciones. A quien satisface sus inclinaciones tras haberlas ordenado7
acción sería bu�.!1ª como medio para lograrlo, la bondad o la en un todo armónico, las cosas le van bien según su deseo y vo-
rac�onalidad sJ-el fin mismo no se evalúa aquí. Este tipo de im­ luntad, experimenta bienestar y satisfacción con su propio esta-
perativos no pueden decirnos qué fines sería bueno o racional do, y tiene conciencia del agrado de la vida. La felicidad es un
proponernos. Por ello, Kant les llama también imperativos de fin que los seres humanos tenemos en virtud de que somos seres
"habilidad" o "técnicos". Lo que está en cuestión aquí es la ra­ susceptibles a la influencia de la sensibilidad y a que encontra:_¡
cionalidad o bondad de ciertas acciones como medios. Él ofrece mos satisfacción en el cumplimiento de nuestros deseos. No se- �
el ejemplo de alguien que se propone matar a otra persona por ría correcto objetar aquí que hay seres humanos que no buscan ·.
envenenamiento, en cuyo caso la acción de envenenar es racio­ la felicidad ya que, digamos, marchan en pos del sufrimiento o
nal o buena como medio para el fin de matar a alguien con se­ de la autodestrucción. De acuerdo con Kant, la felicidad consis-
guridad. Este tipo de imperativos no puede determinar si el fin te en la satisfacción de las inclinaciones, ordenadas en un todo
mismo es racional o bueno, y se plantea la cuestión de si la armónico, cualesquiera que éstas sean. Esa satisfacción siempre
maldad de un fin se transmite a los medios de modo que si el fin es agradable para la persona, aunque lo que resulta agradable va-
es malo no puede ser racional tomar los medios. En estricto sen.= ría de una persona a otra y puede llegar a ser incomprensible
tido, lo que sucede es que si el fin es malo, nadie debe propo­ para algunos que algo en particular pueda ser agradable para
nérselo, en cuyo caso la cuestión de la racionalidad o la bondad otros. Por esa Variación, es imposible articular un concepto uni-
de los medios ni siquiera se debe plantear. No es posible ni ne­ ve:r:sU.l de la felicidad que pueda ser válido para todos los seres
cesario decir que los medios para un fin malo son, ellos mismos, humanos. Por ello, no sería correcto objetar que no todo mun-
irracionales o malos. En cuanto medios apropiados para un fin, do busca la felicidad, ya que esa objeción presupone alguna con-
la acción de tomarlos es instrumentalmente buena. Sin embar­ cepción por lo menos común o generalizable de la felicidad.
go, cuando el fin es malo, nadie debe proponérselo y, por lo Una dificultad con el análisis de Kant es que señala que todos
tanto, ni siquiera debe caber la pregunta sobre los medios apro­ los seres racionales finitos (sensibles) tienen el propósito de la
piados.8 felicidad "por una necesidad natural" (F4:416/161). Esto puede
significar que nos importa la felicidad porque tenemos inclina­
ciones, lo cual sí sucede por necesidad natural. Nadie se puede
8
En este sentido, el imperativo hipotético presupone al categórico. Korsgaard proponer tener inclinaciones en general, sino que las experi­
1 defiende este punto en "The Normativity oflnstrumental Reason". mentamos por necesidad natural. Es posible que nos proponga-
62 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 63

mos la extirpación de algunas en particular y la adquisición de de la felicidad diverja de una persona a otra y que no pueda ha­
otras y que muchas de ellas se presenten en nosotros por la so- ber una que sea común a todos. El problema es que ni siquiera
fciedad y la cultura, pero lo que no es posible por necesidad na­ una persona sola puede especificar con certeza qué quiere y en
tural es que alguien se proponga un fin. Como señalé antes, la qué consiste su felicidad. Obsenra Kant:
elección de un fin es, de acuerdo con Kant, un acto de la liber­ Si quiere riqueza, cuántas preocupaciones, envidia y asechanzas
tad. Por ello, nos tiene que ofrecer una caracterización de la no podría echarse encima con ello. Si quiere conocimiento y pe­
felicidad como un fin que necesariamente nos proponemos a netración, eso podría quizá convertirse en una vista sólo tanto más
la luz de algún principio racional. Sin embargo, tal caracteri­ aguda para mostrarle tanto más horribles los males que ahora toda­
zación no tiene lugar en la Fundamentación, ya que en ella con­ vía se ocultan para él y que sin embargo no se pueden evitar [ ... ]
sidera la felicidad como un fin ya dado sobre cuya base pueden Si quiere una larga vida, ¿quién le garantiza que no sería una larga
formularse los imperativos hipotético-asertóricos. Es hasta la se­ miseria? Si quiere por lo menos salud, con qué frecuencia los acha­
gunda Crítica cuando considera cómo es posible que un ser ra­ ques del cuerpo le han mantenido apartado de excesos en los que
la ilimitada salud le hubiese hecho caer, etcétera. (F4:418/167)
cional finito se proponga el fin de la felicidad con base en un
LPrincipio racional. Más adelante regresaré a este asunto ( capí- En suma, nadie es capaz "de determinar según un principio con
tulo 11, sección 6), pero por ahora continuaré con la exposición plena certeza qué le hará verdaderamente feliz, porque para
del principio de la felicidad como un imperativo hipotético. ello sería preciso omnisciencia" (F4:418/167). El problema se
Como los imperativos asertóricos asumen que la felicidad es plantea no sólo porque es imposible tener tal certeza, sino tam­
un fin ya dado en todo ser racional finito, la cuestión que se plan­ bién porque el concepto de felicidad no contiene una mera lis­
tea, al igual que en los imperativos de habilidad, concierne a la
ta o agregado de las inclinaciones ordenadas jerárquicamente,
bondad o racionalidad de los medios para obtenerlo. Kant se
sino que contiene "un todo absoluto, un máximo de bienestar
refiere a "la habilidad en la elección de los medios para el ma­
en mi estado actual y en todo estado futuro" (F4:418/165). Por
yor bienestar propio" como "prudencia en el sentido más estricto"
un lado, los elementos que componen el concepto de felicidad
(F4:416/161 ). La "prudencia", de acuerdo con él, puede enten­
son todos empíricos, ya que sólo por experiencia podemos de­
derse en dos sentidos: como prudencia mundana o privada. La
terminar qué nos agrada y qué no. Por el otro, el concepto de
��- primera "es la habilidad de un hombre para tener influjo sobre
otros al ob"eto de usarlos para sus propósitos" (F4:416n/16ln). · felicidad va mucho más allá de la experiencia al pretender inte­
grar estos elementos empíricos en una totalidad absoluta. No es
' La rudencia privada "es el conocimiento consistente en reu­
casual que Kant se refiera al concepto de la feliddad como una
\ nir todos estos prc_:>pósitos para el propio provecho duradero"
(F4:416n/16ln). El observa que el valor de la primera depende "idyq;', aunque, estrictamente, no puede tratarse de una idea.
de la segunda, ya que si no se sabe ejercer el influjo sobre los de­ Las ideas son conceptos racionales que no se originan en la ex-
. . +<l t
penencia y cuyos ob"�etos tampoco pueden darse en e11a. En e¡ • �
*
más para el logro de propósitos para el propio provecho dura-
clero, se será "diestro y astuto", mas no prudente. La prudencia terreno práctico son conceptos de perfección de la totalidad
en sentido estricto es, de acuerdo con esto, la privada. absoluta de algo, como la idea de la amistad como un todo per�
Kant se refiere a los principios de la prudencia como "conse- fecto de amor y respeto. El concepto de felicidad es semejante
J1. en el sentido de que aspiramos a formarnos una idea de ella como
jos" y en ello contrastan con los hipotéticos, a los que se refiere
como "reglas". Esta diferencia se debe al carácter indetermina­ un todo completo y absoluto de bienestar a lo largo de una vida
do del concepto de felicidad. Nadie puede decir "de modo de­ completa. Sin embargo, este concepto de la felicidad perfecta
terminado y acorde consigo mismo qué quiere y desea propia­ es imposible ya que los elementos que lo componen son todos
mente" (F4:418/l 65). El problema aquí no es que la concepción empíricos. Las ideas, en cuanto conceptos de perfección, sólo
64 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 65

son posibles a partir de elementos a priori. Por ello, Kant obser­ pregunta de psicología empírica sobre las condiciones en las
va que la felicidad no puede ser un ideal de la razón sino de la cuales alguien puede verse constreñido a efectuar la acción de
imaginación. El problema no es que la felicidad perfecta no tomar los medios. Lo que se busca no es una explicación de las
, pueda darse en la experiencia, sino que su mero concepto es conexiones causales que pueden llevar a una voluntad particu­
\ imposible de articular sobre la base de información empírica. lar a sentirse obligada a obedecer el mandato hipotético. La
,.• Como es imposible formarse un concepto de la felicidad así
entendido, Kant indica que los p_i:-!p___s:_ipJos de la prudencia son me­
pregunta que Kant plantea es por qué una voluntad en general
está, en efecto, obligada a tomar los medios para el fin que se
ramente consejos sobre las acciones que pueden ser buenas com9 propone. La pregunta sobre la posibilidad concierne a "cómo
medios para la consecución de la felicidad. Él observa que "para pueda pensarse meramente la constricción de la voluntad", esto
ser feliz no se puede obrar según principios determinados, sino es, en virtud de qué podemos decir que la voluntad está ob�­
sólo según consejos empíricos" formados a partir de lo que por da. La respuesta tiene que consistir en el establecimiento de la
experiencia sabemos que Conduce mejor al bienestar a largo obligación misma. Como la pregunta concierne a las razones en
plazo (F4:417/167); por ello los principios de la prudencia no las cuales se funda la obligación de obedecer los mandatos hi­
pueden mandar propiamente, sino sólo aconsejar. Así, a alguien potéticos, la respuesta tiene que ser una explicación_d_el carác­
se le aconseja, según los ejemplos que Kant ofrece, que guarde ter norrµativo del imperativo, es decir, de su carácter vinculante
la dieta, que ahorre, que sea cortés y reservado, etc., ya que ello u obligatorio para una voluntad en general, de su autoridad. Si
conduce por lo regular al bienestar a largo plazo. En cambio, resulta que la voluntad está obligada a cumplir los mandatos hi­
los imperativos de la habilidad sí ordenan en la medida en que potéticos, entonces, en la medida en que estemos dotados de
sea posible fijar los medios adecuados para un fin determinado. voluntad, estaremos obligados a tomar los medios para los fines
que nos proponemos. 9
3 . La posibilidad de los imperativos de habilidad Kant responde primero a esta pregunta respecto del impera­
tivo de la habilidad y observa que ello "no necesita seguramen­
Después de la división de los imperativos hipotéticos en proble­ te de estudio especial" (F4:417/165). Escribe:
máticos y asertóricos, Kant plantea la pregunta "¿cómo son po­
sibles todos estos imperativos?" (F 4:417/163), y aclara que esta Quien quiere el fin, quiere también ( en tanto que la razón tiene
pregunta no tiene que ver con "cómo pueda pensarse el cumpli.: influjo decisivo sobre sus acciones) el medio indispensablemen­
miento de la acción que el imperativo manda", sino a "cómo te necesario para él que está en su poder. Esta proposición es, en
lo que atañe al querer, analítica, pues en el querer un objeto como
pueda pensarse meramente la constricción de la voluntad que
mi, efecto se piensa ya mi causalidad como causa que obra, esto
el imperativo expresa en el problema" (F 4:417/163-165). Esto es,1!el uso de los medios, y el imperativo extrae el concepto de las
significa que la pregunta sobre la "posibilidad" de los imperati­ acciones necesarias para este fin del concepto de querer este fin.
vos no concierne a cómo es posible que alguien pueda efectiva­ (F4:417/165)
mente llevar a cabo la acción de tomar los medios para realizar
un fin. No se trata de una pregunta sobre las condiciones empí­ De acuerdo con esta explicación, la voluntad está constreñida a
ricas en las cuales podría efectuarse el cumplimiento del man­ tomar los medios para los fines que se propone porque querer
dato hipotético. !:.�.l�E,���!�---�gP!�J�J?OSi_l)_ilida�_ _g.!:_,Y_fl_princi:- un fin es lo mismo que querer los medios necesarios que están en
:-,-\ V"' pio práctico concierne a las razones por las cuales una voluntad
9 Korsgaard explica esta relación en "The Normativity of Instrumental
'.�: Cti_\ está constreñida a efectuar la acción que el imperativo ordena. Reason". P. Railton ("On the Hypothetical and Non-Hypothetical in Reasoning )
La cuestión es por qué una voluntad está obligada a obedecer el about Belief and Action") sostiene una postura que coincide con puntos cen­
mandato hipotético. Es importante aclarar que no se trata de una trales de Korsgaard aunque desde una p ersp ectiva diferente.
66 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 67

mi poder. Esto es lo que Kant quiere decir con la observación de aprender a tocar el piano", quiere decir, en este contexto, que
que esta proposición es analítica "en lo que atañe � querer" se propone su realización, lo cual, a su vez, supone que los me­
;
Una proposición analítica es aquella en que el predICado esta dios indispensablemente necesarios para lograrlo están en su
contenido en el sujeto de modo que es imposible afirmar uno poder. @uerer;) aquí no significa meramente desear sino deter- "¿'_,
de ellos y negar el otro al mismo tiempo sin contradicción. La minarse a actuar en el mundo para producir ciertos efectos. Si
proposición "un triángulo es una figura de tres ángulos" es ana­ resulta que los medios no están en su poder, no puede decir que
lítica porque el predicado "figura de tres ángulos" está contenido se propone el fin de tocar el piano. En ese caso, o bien abando-
en el sujeto "triángulo" , 10 Sería contradictorio afirmar el con­ na el fin, o bien se propone conseguir los medios indispensable­
cepto "triángulo" y negar que es una figura de tres ángulos, o mente necesarios para llevarlo a cabo.
bien sería igualmente contradictorio afirmar el concepto "figu­ De acuerdo con esto, "querer" o "proponerse" un fin es lo mis-
ra de tres ángulos" y negar que es un triángulo. Al afirmar que moque querer "los medios indispensablemente necesarios que ¡
<1a proposición "quien quiere el fin, quiere los medios indispen­ están en su poder". La proposición es analítica respecto del
sablemente necesarios que están en su poder" es analítica, Kant querer de la voluntad porque, como explica Kant, "representar­
quiere decir que el concepto "querer los medios indispensable­ me algo como un efecto posible de cierta manera por mí y re­
mente necesarios que están en su poder" está contenida en el presentarme a mí como obrando de la misma manera en lo que
concepto "querer el fin", de modo que seria contradictorio afir­ a él respecta es enteramente lo mismo" (F 4:417/165), Querer
mar uno de ellos y negar el otro al mismo tiempo. Sería contra­ o proponerse un fin significa representárselo como un efecto
dictorio afirmar "quiero un fin" y negar que quiero los medios posible a partir de las propias acciones, pero esto es lo mismo
indispensablemente necesarios que están en mi poder, o bien que representarse a sí mismo como el agente que actúa para pro­
sería igualmente contradictorio afirmar que quiero los medios ducir tal efecto.J�!:9ponerse un fin es concebirse a sí mismo como,
indispensablemente necesarios que están en mi poder pero que el agente causal gue 10 ha de producir, lo cual es lo mismo que
Lno quiero el fin. tomar los medios indispensablemente necesarios que están en
Kant observa que la proposición es analítica "en lo que ata­ nuestro poder para producirlo,

_,"
ñe al uerer". El término español "querer" traduce el alemán Si la proposición es analítica respecto del querer, se sigue
" ollen" el cual expresa el tipo de querer propio de la voluntad que una voluntad no puede proponerse un fin y no querer los
( die Wille), un querer racional. Por ello, "querer un fin" signifiéa medios necesarios que están en su poder sin contradecirse a sí
en este contexto "querer racionalment_e"_o "p:r;op::merse" un fin. misma. Si así actuara, sería como si la voluntad se comprome­
No se trata de "desear" un fin (begeheren, mó'chten) en el sentido tiera a producir un objeto por sus propios medios pero no hicie­
de experimentar un deseo con el cual no nos comprometemos, ra lo hecesario para producirlo. La obligación de obedecer losl
como cuando decimos "Deseo tocar el piano pero no tengo tiem­ mandatos hipotéticos de habilidad se funda en la relación de
po para ello", tampoco se trata de "desear un fin" (wünschen) en identidad entre "proponerse un fin" y "querer los medios necesa­
el sentido de imaginar que sería bueno que se realizara pero sin rios que están en mi podt:r". En cuanto hipotético, el mandato
que sea el tipo de cosa que podríamos hacer realidad, como es condicional: no ordena una acción incondicionalmente, sino
cuando decimos "deseo un mundo sin injusticia". La frase "quie­ que _la ordena bajo la condición de que nos propongamos un
ro un fin", en el sentido que Kant le otorga, expresa el compro­ fin. Guindo se da esa condición, se sigue el imperativo de tomarJ
miso de la persona con un objeto que se propone hacer realidad por los medios que están en nuestro poder. La voluntad está cons­
medios que están en su poder. Por ejemplo, si alguien dice "quiero treñida a efectuar la acción que el imperativo ordena (tomar los
medios) porque de otro modo incurriría en una contradicción
10 Gl, introducción (A6-14/Blü-14).
consigo misma. El mandato de tomar los mediÜs es una obliga-
68 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 69

ción para la voluntad porque su propio acto de proponerse un p ia inmortalidad puede persistir en esa inconsistencia por te­
fin la compromete a llevar a cabo la acción de tomar los medios rror a la muerte. De manera similar, alguien que se ha propues­
necesarios que están en su poder.11 to bajar de peso, puede flaquear en su determinación frente a
Al afirmar que la proposición en cuestión es analítica "en lo la tentación de una comida apetitosa. En esos casos, ya no se
que atañe al querer", Kant indica que la analiticidad se predica trata de un error respecto de las creencias correctas o los me­
de una proposición práctica. En contraste, la proposición "un dios adecuados, sino de irracionalidad teórica o práctica, según
triángulo es una figura de tres ángulos" no es práctica, sino teóri­ sea el caso.
ca. Esta última no tiene nada que ver con la conducta de un ser La proposición práctica que Kant considera analítica expresa
racional, sino que expresa la relación lógica de identidad entre cómo actúa una voluntad en la cual "la razón tiene influjo deci­
dos conceptos. Según esta proposición, es lógicamente imposible sivo sobre sus acciones", es decir, una voluntad perfectamente
que haya algo que sea un triángulo pero que no tenga tres án­ racional. En un ser perfectamente racional no existen obstácu­
gulos. No obstante, alguien podría creer erróneamente que algo los subjetivos para la influencia de los principios objetivos. En él
es un triángulo y que no tiene tres ángulos, de modo que estaría no tienen lugar incentivos de la sensibilidad que lo puedan des­
incurriendo en una contradicción. Aunque la proposición "p y viar de aquello que la razón indica. Por eso, no cabe la posibili­
no p" sea lógicamente contradictoria, no tendría nada de extra­ dad de que este tipo de ser pueda querer acciones contradicto­
ño que alguien afirmara "P y no p". En cambio, la proposición rias: es imposible que pueda querer el fin y no quiera los medios
Í práctica "quien quiere el fin, quiere los medios indispensable­ necesarios que están en su poder. La proposición analítico-prác­
mente necesarios que están en su poder" no concierne a las rela­ tica no es un imperativo para este ser, sino que describe su con­
ciones lógicas entre proposiciones, sino a la relación entre las ducta. Con base en esta descripción, podemos hacer prediccio­
acciones de la voluntad. De acuerdo con su carácter analítico el nes sobre su conducta: si se propone un fin podemos decir con
L acto de querer un fin es idéntico al de querer los medios. Por certeza que tomará los medios necesarios que estén en su poder,
ello, sería contradictorio querer una cosa sin querer la otra. No ya que sabemos que no cabe la posibilidad de que enfrente obs­
obstante, alguien podría querer un fin y no querer los medios, táculos subjetivos. La pregunta de interpretación que se plantea
lo que sería análogo a creer proposiciones contradictorias. Si­ es si el carácter analítico de la proposición vale sólo para los se­
guiendo la analogía, se trataría de un error: puede que la perso­ res perfectamente racionales, o si vale para todo ser racional en
na no sepa cuáles son los medios necesarios y, por ello, no íos general. Si decimos que la relación de identidad entre querer el
"quiera". En ambos casos, respecto de las creencias y de las ac­ fin y querer los medios vale sólo para un ser perfectamente ra­
ciones contradictorias, podemos suponer que si se le explica a cional, entonces la analiticidad no puede ser el fundamento de
la persona el error, abandonará una de sus creencias contradic­ la_ �bligación del mandato hipotético, porque, por un lado, la
torias o dejará de actuar de manera inconsistente. Sin embargo, proposición analítico-práctica no puede ser un mandato para
esto no necesariamente es así: puede que debido a la influencia un ser perfectamente racional, y, por el otro lado, para poder
de ciertos sentimientos, como el miedo o la angustia, al guien ser un mandato para los seres humanos tendría que ser analíti­
mantenga creencias contradictorias o actúe de manera inconsis­ ca en este caso también. Para que el argumento de Kant a favor
tente sin que se trate de un error. Por ejemplo, alguien que crea de la posibilidad de los imperativos de la habilidad funcione, tie­
que los seres humanos somos mortales pero que crea en su pro- ne que darse el caso de que la relación de identidad entre querer
el fin y querer los medios valga para todo ser racional en gene­
ral, incluso para los que lo somos de manera imperfecta. Si esto
11 Korsgaard enfatiza este punto en "The Normativity of Instrumental
Re�son". De acuerdo con ella, la nonnatividad del imperativo hipotético no
no es así, no se ve en qué podría basarse la obligación de que
reside en su carácter analítico, sino en la autonomía de la voluntad, obedezcamos el mandato hipotético.
70 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 71

En su explicación de la posibilidad de los imperativos de ha­ propias acciones. No tenemos g ue atribuirle a la :olun��d ningún
. .
l
bilidad, Kant procede en e]ü;upues@de que los principios prác­ incentivo para evitar contrad1cc10nes. Su propia acc10n de pro-
ticos que son objetivos para un ser perfectamente racional son p_q_I!erse �_yJi n la c-;mJ?romete con__guerer 19.�_medios. 12 A dife-
mandatos para los seres imperfectamente racionales. Según este renda de un ser racional perfecto, una voluntad humana está
supuesto, si u���-
_ P..�!"f����ente racional necesariamente quie� sujeta a la influe ncia de incentivos de la sensibilidad que la pue­
re los medios necesarios en su poder para los fines que se propo­ den desviar de aquello que la razón indica como necesario. Esa
ne, un ser imperfectamente racional debe querer lo mismo. La influencia abre la posibilidad de que la voluntad quiera cosas
proposición que describe la conducta de un ser racional perfec­ contradictorias de manera análoga a cuando cree cosas contra­
to se convierte en un imperativo para uno imperfecto. Sin em­ dictorias no por falta de información verdadera sino por· la in­
bargo, este supuesto, a su vez, da por descontado que la radona­ fluencia de incentivos sensibles que la desvíá.n de las creencias
lidad perfecta es un modelo que los seres racionales imperfectos verdaderas que podría afirmar. Alguien pue?e creer que proba­
aceptan como propio. Tal vez Kant supone que los humanos as­ blemente el avión se caerá a pesar de que sabe que ello es muy
piramos a ser seres racionales perfectos ya que vemos nuestra improbable. Asimismo, una voluntad puede querer un fin y no
imperfección como un defecto. No obstante, cabe la pregunta querer los medios indispensablemente necesarios que están en
de por qué a los humanos nos ha de interesar tomar como mode­ su poder por miedo o debilidad. Por ejemplo, alguien puede
lo de conducta la racionalidad perfecta. ¿Acaso no podría un proponerse el fin de dejar de fumar porque sabe que está en alto
ser racional imperfecto afirmar su propia imperfección, supo­ riesgo de cáncer y no se quiere enfermat, y aunque sabe que
niendo que lo sea, y rechazar el modelo de una racionalidad uno de los medios indispensablemente necesarios en su poder
perfecta? Para evitar esta objeción, Kant tendría que mostrar es no aceptar los cigarrillos que otras personas le ofrecen, pue­
¡:¡_,.;,i que los principios objetivos de habilidad son imperativos para de caer en la tentación de aceptarlos.
los seres racionales imperfectos, no porque éstos deban tÜmar Cuando la voluntad quiere cosas contradictorias entre sí se
como modelo la racionalidad perfecta, sino porque, desde su comporta de manera irracional. Esto es justamente lo que ex­
propia perspectiva, querer un fin exige querer los medios nece­ presa la proposición analítico-práctica: que es un principio ob­
sarios en su poder, Con los elementos que ofrece esto último no jetivo para la voluntad querer los medios necesarios que están
resulta dificil de hacer. en su poder cuando quiere un fin porque querer una cosa pero
Desde la perspectiva de un ser racional imperfecto, querer no la otra es contradictorio. En esto se funda la objetividad del
un fin es lo mismo que proponérselo, esto es, representárselo principio; por ello, es un imperativo para la voluntad humana
como un efecto posible a partir de las propias acciones. A su que le sin,e de norma para hacer juicios sobre racionalidad e
, vez, esto último es lo mismo que representarse a sí mismo como irrac�i\malidad práctica. A la luz de este principio podemos de­
el agente que actúa para producir tal efecto. Por ello, para un cir q�e �pios _,racionales en un sentido instrumental cuando
1

ser racional imperfecto también es el caso que proponerse un fin tomamos los medios para los fines que nos proponemos y que,
, es concebirse a sí mismo como el agente causal que lo ha de en cambio, nos compo_�_amos irracionalmente cuando quere- �
producir, lo cual �s lo mismo que querer los medios indispensa­ mos un fin pero no queremos los medios a pesar de contar con
11 blemente necesanos que estan ,,
en su poder para producirlo. El la información correcta respecto de cuáles son.
compromiso con el fin es idéntico con el compromiso de que­ 12 Como mencioné antes, esto significa, de acuerdo con la interpretac ón de
rer los medios indispensablemente necesarios que están en su i
Korsgaard, que la autoridad del imperativo hipotético se basa, al igual que la del
podér. En virtud de esa relación de identidad, el principio ana­ categórico .(que veremos en el capítulo VI), en la propia autonomía: el manda­
lítico- práctico es obligatorio para la voluntad humana: si quiere _ !1- J.?:.E�-�!i_zac_�ón del
!2._c:!� _ tggiar l_o�_ giedios se sigue d �___g�p_i�-s.2�P.!'Qgt_i�?_Sº
el fin pero no quiere los medios se contradiría a sí misma por sus fin que nos proponemos.
72 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 73

4 . Irracionalidad práctico-instrumental misma persona siguiera afirmando que se ha comprometido fir­


memente con ese fin cuando falla sistemáticamente en tomar
Una objeción importante que se plantea es que dada la relación
de identidad en la proposición analítico-práctica, si alguien no los medios necesarios en su poder para llevarlo a cabo. g..§.tQ.§..!!-
quiere los medios necesarios en su poder, entonces no puede ITT�1:'.� -�l!e los actos exterioresi l2-9Ye hacemos .2... <J�j-ª�.Q§___stc;.
hacer, son r<;levantes e�-�L� -�e ���.!!1.Lr:ia��Ó!]- _cl�J��-fi-�e-�--q�� _:qo�.
decirse que quiera el fin. En ese caso, la irracionalidad práctica
proponemos.
desaparece porque ya no se querrían cosas contradictorias. Si
La relevancia de los actos exteriores para la determinación
podemos describir de este modo todos los casos que parecen
de los interiores está presente en varios lugares en la filosofía
ser de irracionalidad práctica instrumental, la posibilidad de
moral de Kant. 13 Tanto "querer un fin" como "tener" o-"adop­
esta última parece desaparecer.
tar" una máxima son actos interiores. Al principio de la Funda­
La pregunta que se plantea es qué determina que alguien
mentación, en particular, cuando se introduce el concepto de
quie_r�_ºJ!.Q._quiera los medios necesarLos en su poder, lo cual es
una voluntad absolutamente buena, se observa que es buena í - ,,,i,J;)"-1.i:i ;,.
lo mismo que preguntar qué determina_�¡ algu��,..9.ui�re o no _t\ e.) ¾.
rJeMLlfJ..f\\\o "p_(2!E._g__uer_er",__aungue ell ,2..no significa "un mero ���e?_.!. Q_aj_g_o_,'\ --írí\"z'.':�-·�
quie!�"�:r:i fin. Como Kant habla del "querer" de la voluntad, pa­ e,l\"ó ¡�\/\ así, sino cq_�-º-�L�_c;_9pio de todos los medios, en la medida en ,,-0¡ -'0 11í��,sti
recerí�_g��. querer un fin es sólo una acción "interior", en con­ que están en nuestr�jl_()der" (F4:394/119). Según esto, la vo-
traste con el acto "exterior" de tomar los medios para producir luntad no puede decir que sea buena por el mero acto interior
el fin en el mundo. Si proponerse un fin fuera sólo un acto in­ de "querer'' máximas morales sin, al mismo tiempo, tomar todos
terior, lo que determinaría si alguien se propone un fin sería los medios en su poder para actuar externamente de acuerdo
sólo su compromiso interior con éste. De modo que si tal com­ _ . ., _
con tales máximas. El que tengamos o no máximas morales "in-l��;!:.t:;
promiso interior no ocurre, no puede decirse que se proponga /'.:'\',"
temamente'-' se determina, en parte y de manera importante,-.,,,t,,.?.,,.
el fin. Si esto fuera así, los actos exteriores serían irrelevantes por los actos exteriores que llevamos a cabo. Si tales actos exte-
para determinar cuándo alguien se propone un fin. En este caso, riores no tienen lugar a pesar de que los medios necesarios es-
lo que alguien haga exteriormente no podría servir de eviden­ tán en poder de la voluntad, no puede decirse que tenga las
cia para determinar si algo es su fin o no. Supongamos que al­ máximas morales correspondientes. Cuando los medios necesa-
guien dice para sus adentros que se ha propuesto el fin de dar rios no están en poder de la voluntad, tampoco puede decirse
el paso preferencial a los peatones cuando conduce su auto-. que siga tales máximas, ya que una condición necesaria para que-
Supongamos que los medios necesarios para ello en su poder rer cualquier máxirria, esto es, para proponérsela, es que los me-
son prestar atención si hay peatones presentes cuando condu­ dios necesarios estén en su poder. Exactamente lo mismo vale
ce, fijarse si hay indicadores de cruces peatonales y respetarlos, para4a determinación de los fines que una voluntad se propone.:J.
conducir a una velocidad moderada para poder detenerse cuan­ Sin embargo, sería un error decir que los actos exteriores por
do haya peatones presentes, entre otros. Supongamos que la sí mismos determinan cuándo una voluntad quiere un fin o una
persona en cuestión nunca hace nada de eso a pesar de tener máxima, de modo que el acto interior de comprometerse con el
múltiples oportunidades de hacerlo. En ese caso diremos que fin o con la máxima sea irrelevante. El hecho de que Kant hable
no toma los medios necesarios en su poder para llevar a cabo el siempre de "querer" un fin o una máxima sugiere que, de acuer­
fin mencionado. Sería muy raro que no consideremos esa falla do con él, el acto interior es necesario para determinar si nos
como evidencia para dudar de que efectivamente se haya pro­ hemos comprometido con un fin o con una máxima. Si esto no
puesto el fin de dar el paso preferencial a los peatones cuando
conduce su auto. Tal vez pensemos que nos quiere engañar o 13 Retomaré este punto cuando discuta su teoría de la virtud en el capítu­
que se engaña a sí mismo. Más aún, sería muy extraño que esa lo VII.
74 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 75

fuera así, los actos exteriores serían suficientes y, con base en mente que se considere como tomar los medios necesarios en su
ellos, podríamos decir que cuando alguien no toma los medios poder, con base en sus actos _exteriores puede decirse que, en
necesarios que están en su poder, entonces no los "quiere". De realidad, no quiere el fin y que su acto interior de proponerse
acuerdo con la relación de identidad entre "querer los medios el fin no es más que un mero deseo o un autoengaño. bificil­
necesarios en mi poder" y "querer el fin", quien no quiere lo mente puede hablarse aquí de irracionalidad práctica porque ;<1
primero tampoco quiere lo segundo, pero si decimos, con Kant, para ello es necesario que la persona quiera el fin y no quiera
que el acto interior también es necesario, se abren más posibili­ los medios necesarios en su poder. La irracionalidad práctica
dades. En primer lugar, si alguien claramente toma los medios instrumental sólo se puede presentar cuando las acciones se que­
necesarios en su poder para producir cierto estado de cosas, dan a medias, por lo cual es necesario que el agente haga algo
pero insiste en que esto último no era su fin, queda abierto si es que desde su propia perspectiva se pueda considerar como "to­
sincero o no. COI!].O ¡9_s_ ac;:os exteriores s_on -�ecesa�os .P�n;zno mar los medios" para el fin que considera. Si no hace absolu­
suficientesyara�dett;r.ryiin�s. cuán49�algujen �e_ _ gropone un fin, tamente nada, desde su propia perspectiva se puede decir a sí
__ !1Q.Ppde�Q�_-_ c12
_ E:�Juir _sólo cqr_P,e�,e_e.!1 _�U_<?_s-s,t�e:_lo prp_pone o no. mismo que en realidad nunca ha estado comprometido con el
'i'. Es posible que la persona no se haya dado cuenta de que lo que fin en cuestión.
estaba haciendo era tomar los medios en su poder para hacer Consideremos de nuevo el caso de alguien que se propone
real un objeto que, efectivamente, no era su fin. Puede tratarse dejar de fumar en definitiva. Supongamos que los medios indis­
de una equivocación, como cuando alguien· compra el boleto pensablemente necesarios en su poder son, entre otros, no com­
para la función de cine de las cuatro de la tarde cuando su pro­ prar cigarros, no aceptar cuando otros se los ofrecen y alejarse
pósito era ir a la función de las ocho de la noche. Qué es apropia­ de los contextos en los cuales otras personas se encuentran fu­
do decir en cada situación depende de múltiples detalles y, en mando. Supongamos que la persona en cuestión hace todo eso,
muchas de ellas, muy probablemente será difícil determinar si pero después de varias semanas de no fumar, le resulta dificil
el agente se propone un fin, tanto desde su propia perspectiva continuar alejándose de los contextos en los cuales otras perso-
como desde la de un observador. Esto último concuerda con la nas se encuentran fumando y, al cabo de los días, termina acepte/- /Vi
insistencia de Kant de que muchas veces res_µlta _dificil determi­ do cigarros que otros le ofrecen. En ese caso, la persona se queda
nar las máximas con base en las cuales de hecho-a�tuamos .. a medias en la realización de los actos exteriores que se con­
En segundo-lugar, el caso_que más n�s--i�teresa aquí es cuan-" sideran como "tomar los medios necesarios en su poder para t
do alguien toma "a medias" los medios necesarios en su poder llevar a cabo el fin de dejar_ de fumar en definitiva". Con base en
para la consecución de un fin . Se trata del caso de alguien que esos actos exteriores no puede decirse que, de hecho, su acto
internamente se propone un fin, pero que por la influencia de interi(;lr de querer los medios necesarios en su poder_ sea un
ciertos incentivos de la sensibilidad, se queda a medio camino mero deseo o un autoengaño. La evidencia exterior no es defini-
en sus actos externos de tomar los medios necesarios en su po­ tiva. Debido a la relación de identidad entre "querer el fin" y
der. El problema en ese caso no es sólo la insuficiencia del vere­ "querer los medios necesarios en su poder", resulta que tampo-
dicto que se emite desde la perspectiva de un observador de los co puede concluirse, con base en esta evidencia, que el fin de
actos externos o del que se emite desde la perspectiva del propio dejar de fumar en definitiva sea un mero deseo o un autoenga-
agente. El problema es que desde ambas perspectivas los funda­ ño. En ese tipo de caso, los actos exteriores no pueden determi-
mentos son insuficientes y contradictorios si se quiere determi­ nar que la persona no quiere el fin. Por ello, si la persona insiste
nar si alguien se propone un fin o no. El caso nos interesa por­ en que se ha propuesto firmemente dejar de fumar en definiti-
que es el más claro de irracionalidad práctica. Cuando alguien va, pero que le resulta dificil sobreponerse a su adicción, su acto
se propone interiormente un fin pero no hace nada exterior- interno decide la cuestión, en el supuesto de que la persona sea
76 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 77

sincera. En este tipo de caso, sí resulta que la persona se propone de esos imperativos se basa en las mismas consideraciones que
un fin pero no quiere los medios necesarios en su poder, o al la de los de habilidad ya que ambos son hipotéticos y la única di­
menos los quiere "a medias". ferencia entre ellos es que en unos el fin es real y en otros es me­
Es importante notar que la perspectiva gue más nos im_g9yta ramente posible. En ambos casos, la necesidad de querer los
es la del agente. La_ funciól)_ b,isica d�_I QJ; Lm_p$§tjy9s -�-s guiar la medios se basa en el compromiso previo con el fin. �g�_ impe­
conducta propia, por lo que su empleo para eyaluar)a_ _aj_��Le­ rativos de la prudencia son también analíticos,"_���gue sus pres­
sulta problerg��i�C?,� El mandato de "tomar los medios" se plantea cripciones no son mandatos sino consejos.
para el agente que se compromete con un fin; el agente "debe" Es importante observar que los imperativc;,s de la prudencia
tomar los medios mientras no rechace el fin en cuestión. Desde dan por sentado que ya se tiene el fin de la felicidad, aunque su
esa perspectiva resulta secundario cómo evaluar la conducta contenido sea indeterminado. No son imperativos que nos pue­
con base en ese mismo principio: si el agente es racional o irra­ dan guiar en la elección de los fines más específicos que compo­
cional o si lo que hace puede tomarse como evidencia de que nen la concepción de la felicidad de una persona. Los imperati­
nunca se propuso el fin. El in:ip_erativo deja indeterminado cómo vos de la prudencia se limitan a prescribir los medios que "por
se debe lleva_!:_ ª---�ª-l:>_c, -�§.a,(t�� Por ello no debe resultar término medio" conducen al bienestar a largo plazo, concebido
sorprendente que no sepamos qué decir frente a alguien que
vagamente. Aunque Kant tiene razón en que es imposible para7
hace muy poco o casi nada respecto de la realización de un fin
un ser racional, con base en la información empírica de que
que supuestamente se ha propuesto. Si consideramos que la
dispone, determinar con certeza el contenido de la felicidad
función de los imperativos es orientar la acción, resulta que esto
concebida como un máximo de bienestar presente y futuro, tam­
último no constituye una objeción importante.
bién es notable su desinterés en especificar el posible contenido
de ese concepto, más allá de unas breves observaciones sobr�,J
5 . La posibilidad de los imperativos de prudencia
los posibles "consejos de la prudencia" -�--9 -�P��-}lar_ <:oµ ��J�_r:i:
Kant observa que los imperativos de la prudencia serían tam­ dad_ el trataIT1ier1to _¡fe est_e__ tema,_p·ª-�-ª-por alto que tales "conse­
bién analíticos "si fuera igualmente fácil dar un concepto deter­ j�s;, })u��i�����arse tanto_�.!!. el s�-��do 4�. 17ied(os__par�_W?- .f!l}jg­
L minado de felicidad" (F4:418/165). Como vimos antes, él sos­ determin_
_ ado, _ com9 �-!l.: �_Lg_�_fig��.!!!ª�-�specíficos__9.!l:��i-1-c!.2.Eta.!!
tiene que es imposible fijar el contenido del concepto de felicidad (o se d�b���¡g9_pj�r}_59.!!)."º-·fQ11JPon_€1!.��s_q�J'ª_f�l!��g¡:i_g. Por ejem­
ya que, por un lado, sus elementos se derivan todos de la expé­ plo, la salud puede concebirse como un medio para el bienestar
riencia y, por el otro, tendrían que combinarse en "un todo ab­ a largo plazo, pero también como un elemento componente del
soluto, un máximo de bienestar en mi estado actual y en todo bienestar. Aun concediendo que todos los seres racionales fini­
estado futuro" (F4:418/165). Como ello es imposible, afirma tos aSpiramos a la felicidad, _concebida como un máximo de
que "el problema: 'determinar con seguridad y universalidad qué bienestar presente y futuro, es muy dudoso que todas nuestras
acción fomente la felicidad de un ser racional' es totalmente acciones encaminadas a la consecución de ese fin sean meros
insoluble"; por ello, los imperativos de la prudencia "no pueden mf:dios. Un ser g1:-!._e aJpjra _a ser feliz _procurará:" a lo }_argo_ de su
mandar", esto es, no pueden "exponer objetivamente ciertas ac­ vida p�eci.sar e} con._t_eI_!, �.c!__o__ ��-�-�.SqD:c;:�pci{>_n_de_la_fel_iddad�_ lTnª
ciones como necesarias prácticamente". Comó el_co1_1:_cepto_de fe­
R�rte_ .9-� � �J .9 _cq����t_ e__ e.r:1: . .4<:?!er_ !P-tP.�IY p:rg�µr�_r Jos_ __ fi_n_�s_
s ab r
licidad es indeterminado, los medios necesarios p�raJqg!:__�_rlo más e�pecíficqs.que la componen. En cu�to fines, éstos se pro­
son asimismo inciertos. En consecuencia, de acuerdo c�g_�JJos curan por .�í .mis I11:Q.�,_.<:o� _ g..,.�!�1E�!l!<?_�__q_1:1� i�te_gr�!l _l_ a__C<;!P,5�­
imperativos de la prudencia sólo pueden ser "co�s�jos" de la ra,­ � de _laJ�l!c;id _ asL c;l_e_µ11�Lf!IT_S.Ql1<h.Y :Q.()_ com9_ meros medios.
zón respecto de los _medios que "en término_medio" mejor fo­ Para desarrollar este punto es importante ceñirnos al concep­
merrtanel bienestar a largo _elazo. No obstante, la "posibilidad" to de "bienestar" que Kant emplea, el cual no puede compren-
78 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 79

der elementos morales. Así, no puede decirse que la amistad, felicidad. Desde esa perspectiva, son objetos que elegimos por sí r ,,'t*�� ��;
i
' .�
por ejemplo, es un fin que buscamos como ingrediente de la mismos, como fines que espenfican nuestra concepnon de la\•":;; '-C.-s,f¼.
.,rc.,..__Jl-t.i,"'- ,j�-, .
felicidad. La amistad es un objeto de aspiración moral, por lo felicidad. En cambio, la postura de Kant en su caracterizació:d1..:Ü'.-.'o.d�:��
cual no puede ser parte del bienestar como él lo entiende. No de los imperativos de la prudencia es que procuramos esos ob-\,>�,..
entraré aquí en la discusión de si esa manera de concebir el bie­ jetos como meros medios para ser felices. Un_ ª _ ��plicación deOJ--\
nestar o la felicidad a largo plazo es demasiado estrecha y poco esta postura e��-�)a búsqueda de la felicidad, �l 4.!Ü.LQ fin
�e.)\J verosímil. Mi objetivo es señalar que aun en los términos del cjue-procuramo�_p_9r sí_mismo es la condición de bienestar en el
concepto de felicidad que Kant emplea, es inadecuado reducir propio estado. Según esto, al buscar la felicidad lo único que
todos los principios que la contienen a imperativos hipotéticos buscamos por sí mismo es la experiencia de bienestar a largo pla-
que sólo prescriben los medios para su consecución. De acuer- zo, de modo que todo lo que hacemos con miras a ello es un
l!t.·Ó do con su concepto, el bienestar a largo plazo consiste en la satis­ mero medio. Si esto es así, ·el concepto de felicidad que Kant
facción de las inclinaciones organizadas en un todo armónico. emplea sería hedonista: en la búsqueda de la felicidad el único
Por ello, los únicos fines que podemos considerar como posibles fin que procuramos por sí mismo es la sensación de agrado en
componentes de la felicidad son los que nos proponemos con el propio estado. 14
base en los incentivos de las inclinaciones. No podemos incluir Esa manera de concebir la felicidad se debe a la división de
aquí los fines que podemos adoptar por incentivos morales, todos los imperativos en hipotéticos y categóricos. Si la felicidad
como la amistad, la justicia, la procuración de la felicidad ajena propia no puede ser el fin en un imperativo categórico, enton­
y la búsqueda de la propia perfección natural y moral. De acuer­ ces tiene que serlo en uno hipotético. Como este último no
do con el concepto que Kant emplea, la búsqueda de la felici­ prescribe la adopción de fines sino sólo los medios para deter­
dad tiene que ver con la satisfacción de las demandas de nuestra minado fin, el fin en los imperativos de la prudencia tiene que
M(u._ 0¡', ,. parte sensible, la cual puede entrar en conflicto con las exigen­ ser la felicidad, de modo que todo lo que hacemos para procu­
l�,:�\�cias de la moral. Uno de los objetivos centrales de la filosofía rarla tiene que concebirse como mero medio. No obstante, esta
.f-"�?-\::WUOral de Kant, como lo anuncia desde la primera sección de la manera de concebir la felicidad es problemática incluso al inte­
t \'/_.\ Fundamentación y al principio de la segunda Critica, es ofrecer
1
rior de la Fundamentación. Si consideramos los ejemplos en la pri­
.,_.,.,,.,_-::,
,.,i,:;<-tuna
, -� ., .
soIuc1on a ese conflicto al mostrar cómo puede reconciliar- mera se"cción desde esta perspectiva, resulta imposible trazar las
� 1 -¡.t.i se la aspiración a la felicidad con el deber moral. Por ello, es im'­ distinciones que Kant necesitá. Si sólo la acción que se realiza por
portante no caracterizar la felicidad de un modo que incluya fi­ deber se lleva a cabo con base en un imperativo categórico, todas
nes morales, ya que ello equivaldría a la disolución del conflicto las demás se llevan a cabo con base en imperativos hipotéticos.
mediante una redefinición de los conceptos. ·s¡ es�o es así, se desvanece la distinción cualitativa entre la ac­
Aun en los términos en que Kant entiende la felicidad, es ción del mercader prndente y la del filántropo que actúa por in­
muy cuestionable que todo lo que hacemos con miras a su con­ clinación. Ambos estarían actuando por imperativos hipotéticos
secución sea tomar los medios para ese fin. Mucho de lo que de prudencia y en lo único que se distinguirían sus acciones es
hacemos al buscar la felicidad es determinar y realizar los múlti­ en)os medios que eligen para la procuración de la felicidad
ples fines que consideramos ingredientes de ella y que nos pro­ propia. El mercader prudente elige cobrar lo justo y el filántro­
ponemos por los incentivos de la inclinación. Una profesión, el po elige ayudar a otros, pero ambos lo hacen como medios para el
matrimonio, formar una familia, vivir solo, conocer el arte, único fin que eligen por sí mismo, a saber, la felicidad propia
practicar un deporte, realizar una actividad artística, ser un buen
cocinero, viajar por el mundo, entre otros, son objetos que ele­ 14 Se trata de una inter retación ue ha sido muy criticada. Véase A. Reath,
p q
gimos con base en las inclinaciones como componentes de la "Hedonism, Heteronomy, and Kant's Prindple ofHappiness".
80 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRlNCIPIO DE LA FELICIDAD 81

entendida como la experiencia de agrado en el propio estado. nivel que el categórico, sino que siempre tiene que estar subor­
Sin embargo, el análisis de Kant procede según el supuesto de dinado a él. Veamos estos puntos con más detalle. 15
que la diferencia crucial entre ambos es que el mercader elige Este importante cambio en el modo de presentación del prin­
cobrar lo justo como medio para su propio provecho, mientras cipio de la felicidad exige trazar una distinción clara entre los
que el filántropo elige ayudar por sí mismo, sin miras a ningún imperativos hipotéticos de prudencia y el principio del amor
propósito ulterior. Este análisis presupone que es posible elegir propio, el cual, como mencioné, no es un imperativo. Los pri­
fines por sí mismos con base en incentivos que no son morales, meros, aunque sean consejos, tienen la forma de imperativos en
sino de la inclinación. Para que eso sea posible, o bien la división los que la razón prescribe que se tomen los medios para un fin
entre imperativos hipotéticos o categóricos no es exhaustiva, o dado, la felicidad. En la medida en que el fin está dado, puede
bien es preciso caracterizar al imperativo hipotético de otra ma­ formularse el correspondiente imperativo hipotético con base
nera. Lo _q_��--!?_�c;:,�falt¡¡__es un principio a cuya lu�--�ea posible en el conocimiento de los medios necesarios para realizarlo. En
��1--�o_n__���':--��J�"�- ip�Ji.!1:_�_SJ��es, _fin�s_q1:1:� E!9<:ll:rt::!!l:�_)�__PQI cambio, el principio del amor propio no aparece en la teoría de
sí mismos. los imperativos en la Fundamentación porque no puede ser un
imperativo :., �!1:Jª�nda Crítica .fumt _Q�fi.g_eJ.ª_f_�Fcidad como
0
;�\e_,
1 �-t
ó<.,,.)
6 . El principio del amor propio _ c i
"��--�?-��-�f:p. _ _ � _ -�5:!_�Kf:�q,o _9-_ � J�"'yi _ Q� ! - q�� -�co ll
_ l.Pª'11ª pe nnanen -6 \ ;
temente toda su existencia [de un ser racional]" ( C2 5:22/20).
En la segunda Crítica Kant modifica su presentación del princi­ Así concebida, la felicidad y3. no es U:-� fin que hay que realizar, f
pio de la felicidad. En la Fundamentación, como vimos, la felicidad sino el nombre que le damos a esta conciencia del agrado de la
se presenta como el fin u objeto en los consejos de prudencia, vida, la cual, a su vez, es el fundamento por el que elegimos fi-
los cuales son un tipo de imperativos hipotéticos. Tales consejos nes no morales. Kant escribe: "si-bien el concepto de felicidad
se limitan a prescribir los medios para un fin que se considera ya se encuentra en todos los casos a la base de la relación práctica de
dado. En la segunda Crítica, en cambio, la felicidad se presenta los objetos con la facultad de desear, es sólo el título general de los
como un fundamento para la elección de objetos o propósitos. Ya fundamentos_determinantes subjetivos y no determina nada en
no aparece como el objeto para el cual la razón prescribe que se específico" ( C2 5:25/23). Después de haberse presentado en la
tomen los medios necesarios en nuestro poder, sino como una Fundamentación como el fin o propósito común en todos los im­
base para elegir los objetos mismos. Ese cambio permite conce­ perativos de prudencia, la felicidad se presenta ahora como un
bir el principio del amor propio como aquel por el cual elegi­ fundamento para la elección de objetos, cuyo contenido, además,
mos objetos o propósitos porque nos placen o los rechazamos queda por determinar.
porque nos displacen. De este modo, tales objetos no se eligen Cd:rno por naturaleza nos vemos inclinados a procurar lo que
como medios para la felicidad. fil pJjnciRio sigue siendo condi­ nos agrada y evitar lo que nos desagrada, no puede haber un
,-.,-.-.,,,'j
\�\'C,
cionado pero no es un imperativo, ya que si elegimos los objetos imperativo de la razón que nos constriña a hacerlo. Kant obser­
porque nos placen o los rechazamos porque nos displacE:_n _es va que "un mandato que ordenara a cada uno que debe tratar
algo que hacemos naturalmente sin que la razón tenga que exi­ de hacerse feliz sería un disparate, pues no se manda nunca a
girlo._ En cuanto principio para la elección de fines, el principio nadie lo que por sí mismo ya quiere espontánea e indefectible-
del amor propio está en la base de los imperativos hipotéticos de
15 Para una discusión del principio del -:itWQBf"Q;. véanse Wood, "Self- (
habilidad y puede entrar en colisión directa con el imperativo
Love, Self-Benevolence, and Self-Conceit", y Korsgaard, "Motivation, Metaphys- 1 1
categórico. Por ello, uno de los objetivos centrales de la segun­
da Crítica es mostrar que el principio del amor propio no puede ics, and the Value of the Self: A Rep ly to Ginsbor g, Guyer, and Schneewind", 1
establecerse como un principio incondicionado en el mismo pp. 52-55. ·.1
82 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 83

mente" (C2 5:37/36). Lo que sí puede suceder, y de hecho suce­ jeto de la facultad de desear son todos empíricos, por lo cual
de, es que elevemos a principio de acción la tendencia natural a nunca pueden ser leyes, sino sólo máximas. Por ejemplo, supon­
procurar lo agradable y evitar lo desagradable. Kant se refiere al gamos que la representación de la acción de bailar produce pla­
principio del amor propio como "el prin�ipio de hacer de la fe­ cer en una persona. Si ésta elige realizar ese objeto, diremos con
licidad el fundamento determinante del arbitrio" ( C2 5:22/20). Kant, que la representación placentera del objeto da lugar a una
Como no puede ser un imperativo, tiene que ser una máxima ge­ determinación de la facultad de desear, esto es, a un principio de
neral desde la cual elegimos máximas más particulares. acción. Tal principio es una máxima material y empírica que se
Debido a estas características del principio del amor propio, puede formular de esta manera: "bailar porque me gusta".
en la "Analítica de los principios" de la, segunda Crítica Kant pre­ Esta forma de concebir el principio de la felicidad o del amor
senta la división de todos los principios como una distinción en­ propio nos permite reconstruir la máxima del filántropo que
tre máximas e imperativos. El tratamiento del tema es más com­ ayuda por incllnación de una manera más creíble y que permite
plicado que en la Fundamentación, porque en la segunda Crítica trazar las distinciones que le interesan a Kant. 16 De acuerdo con
esa división se entrecruza con la distinción entre principios ma- lo que acabo de explicar, toda elección defines_por fundamen­
teriales y formales. Un principio práctico material es aquel que tos sensibles da lugar a máximas materiales que caen bajo el
'){. presupone "un objeto (materia) de la facultad de desear corno fun­
1 EQp.ci2i_ odel .3,_!p.Or propio. ES el caso de las máximas del merca­
damento determinante de la voluntad" (C2 5:21/19). Un princi­ der prudente y del filántropo que ayuda por inclinación. Am­
pio formal, en cambio, es aquel que no presupone tal objeto. Por bos eligen su fin por fundamentos sensibles, pero mientras que
"materia" de la facultad de desear Kant entiende "un óbjeto el fin del mercader es egoísta (su propio provecho), el fin del
cuya realidad es deseada" ( C2 5:21/19). Si el objeto en cuestión filántropo es desinteresado (la felicidad ajena). Más aún, el fin
no ha sido determinado antes por un principio fonnal de la ra­ del mercader es ulterior y su acción de cobrar lo justo es un mero
zón pura práctica, la única otra fuente para la determinación medio para realizarlo, mientras que el filántropo lleva a cabo la
del objeto de la facultad de desear es la sensibilidad, esto es, el acción de ayudar por sí misma. Ambas acciones tienen en co­
sentimiento de placer o de displacer que produce la representa­ mún que se llevan a cabo por el principio de la felicidad o del
ción del objeto. Por ello, los principios que presuponen un ob­ amor propio, ya que se elige realizar ese fin porque le agrada al
jeto de la facultad de desear son todos empíricos y "pertenecen al agente. El primero busca el provecho propio, el otro busca la
principio universal del amor propio, o sea, de la propia felicidacf' felicidad ajena. En el caso del filántropo, el que elija su fin por
(C2 5:22/20). Kant expresa este punto de la siguiente manera: fundamentos sensibles no significa que lo haga como un medio
"cuando el objeto del deseo precede a la ley práctica y es la con­ para la felicidad, sino que la felicidad o conciencia del agrado i1
dición por la cual hacemos de ella un principio, entonces [ ... ] de la vj.da es el fundamento por el cual lleva a cabo la acción. El
este principio es siempre empírico" (C2 5:21/19). Cuando la de­ filántropo elige ayudar porque le place hacerlo. Ahora pode­
terminación del objeto precede al principio práctico, ésta sólo mos apreciar que, al elegir de este modo, el filántropo actúa
pudo haber ocurrido con base en la representación del placer según el principio de la felicidad o del amor propio, pero ello
en la realidad del objeto. Así pues, "este·placer debió ser presu­ no significa que su acción debe entenderse en términos de un
pue:Sto como condición de la posibilidad de la determinación del imperativo de la prudencia.
arbitrio" (C2 5:21/19). Este tipo de placer es "práctico" porque El caso del mercader es diferente porque él sí actúa según un
"la sensación de agrado que el sujeto espera de la realidad del imperativo de la prudencia. La elección del provecho propio
objeto determina la facultad de desear" (C2 5:22/20). Como como propósito de la acción tiene lugar según el principio del
sólo por experiencia podemos determinar qué nos place y qué
nos displace, se sigue que los principios que presuponen un ob- 16 Véase el capítulo I, sección 5.
84 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 85

amor propio. Este propósito no se elige con miras a otra cosa, bien máximas o bien imperativos hipotéticos. Al fundarse en el
sino por sí mismo, con base en la consideración de que su repre­ principio del amor propio, el fundamento de estos últimos es
sentación es agradable. Con miras a ese fin, el mercader toma el empírico, pero el mandato hipotético de la razón práctica se esta­
medio que considera necesario y que está en su poder, a saber, blece a priori. Esto se debe a que, como ya vimos, Kant sostiene
cobrar lo justo. Su acción de cobrar lo justo como medio para que la relación entre querer el fin y querer los medios necesa­
obtener su propio provecho se rige por un imperativo hipotéti­ rios en mi poder es analítica. No debe haber misterio en la po­
co prudencial. En esto reside la diferencia crucial con la acción sibilidad de un mandato hipotético de la razón cuyo contenido
del filántropo que ayuda por inclinación: si bien las acciones de esté empíricamente fundado si consideramos que se trata de un
ambos caen bajo el principio del amor propio, sólo la del merca­ mandato condicionado: el imperativo de la razón tiene lugar
der cae, además, bajo un imperativo hipotético prudencial. El bajo la condición de que se quiera el fin, el cual pudo haber sido
filántropo, en cambio, lleva a cabo su acción de ayudar por sí elegido por fundamentos sensibles.
misma, sin miras a ningún otro propósito ulterior. El ejemplo Lo que tienen en común los principios materiales, sean máxi=l
del mercader indica que la elección de fines por el principio del mas o imperativos, es que todos son condicionados, porque se
amor propio da lugar, a su vez, a imperativos hipotéticos, los basan en fundamentos sensibles. Si bien el principio de la felici­
cuales pueden ser técnicos o prudenciales. Esto es lo que Kant dad o del amor propio no puede ser un imperativo, es un prin­
sostiene en la segunda Critica. En primer lugar, observa que "el cipio condicionado: el principio presupone que lo agradable se
principio del amor propio puede contener también reglas uni­ ha elegido como objeto de la facultad de desear. Asimismo, to­
versales de habilidad ( de encontrar medios para fines), pero en­ das las máximas que caen bajo este principio son condicionadas:
tonces son meramente principios teóricos (por ejemplo, el que todas se formulan bajo la condición de que algún o?jeto de l
quiera comer pan, deberá inventar un molino)" ( C2 5:25-26/24). facultad de desear se haya elegido por ser agradable. Esa es la ra­':j
Al afirmar que son "teóricos", él indica que se trata de los impe­ zón fundamental por la que la máxima del filántropo que ayuda
rativos técnicos de la Fundamentación, los cuales había contras­ por inclinación no puede tener valor moral: porque es condi­
tado con los "preceptos" de la razón (los prudenciales). En se­ cionada. La máxima de ayudar presupone, en ese caso, que el
gundo lugar, él agrega que "los preceptos prácticos que se fundan en objeto "ayudar" se ha elegido porque es agradable. Como Kant
este principio [ del amor propio] nunca pueden ser universales, señala desde la primera página de la Fundamentación, el valor
porque el fundamento determinante de la facultad de deseár moral es incondicionado, por lo cual una máxima condiciona­
está fundado en el sentimiento de placer y displacer, que nunca da carece de él. Esto no significa, como vimos, que el problema1
se pueden admitir como aplicados universalmente a los mismos con la máxima es que sea hipotética. "Condicionado" e "hipoté­
objetos" ( C2 5:26/24).17 Tales preceptos son "sólo consejos para tico" p,ueden coincidir, pero no significan lo mismo. El fin en
el uso de nuestros deseos" (C2 5:26/24). una máxima puede ser condicionado, sin que ésta sea hipotéti­
Como podemos apreciar, las dos distinciones entre máximas ca. El problema con la máxima del filántropo que ayuda por
e imperativos, y principios materiales y formales se entrecru­ inclinación es que cae bajo el principio del amor propio, el cual
zan. El principio del amor propio, el cual es material y empíri­ no puede ser incondicionado.
co, no puede ser un imperativo sino que es una máxima. A su vez, Es importante subrayar que �l c_aráct_er _c_o_:qdicio_nado del prin­
contiene o da lugar a imperativos hipotéticos, ya sea de la habili­ gpio_j._tla:t:r);or propio se del:)e ª�,9E..�.PE.���P-ºI1:e que aquello que
dad o de la prudencia, los cuales son todos materiales y empíri­ -� agr�c!�blese ha �l�g_idQ cmru���_to_de Jafas:ultasf !le desear.
cos. De acuerdo con esto, los principios materiales pueden ser o oe ahí se sigue, según Kant, que este principio no puede servir
de ley universal. Sin embargo, "incondicionado" no es lo mismo
17 Las cursivas son mías. que "universal". Un mandato hipotético de la habilidad puede
86 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRJNCIPIO DE LA FELICIDAD 87

ser universal, aunque sea condicionado. El mandato es univer­ provisional, convergencia sobre algún objeto de la facultad de
salmente válido bajo la condición de que se quiera el fin en desear entre todos los seres humanos con base en el sentimien­
cuestión. No obstante, cuando Kant habla del carácter "univer­ to de placer o displacer, el principio del amor propio no podría
f
sal" de las leyes prácticas lo asocia con su carácter incondicio­ ser una ley práctica universal, sino que sería una máxima. A lo
nado, porque, de acuerdo con él, el sentimiento de placer y de sumo podría proporcionar reglas generales, mas no universa­
displacer, el cual sólo puede fundar máximas e imperativos con- les ( C2 5:36/35).
L dicionados, no puede dar lugar a leyes universales. Sólo puede En la "Analítica de los principios", Kant subraya que, a pesar
conocerse por experiencia cuáles son los objetos cuya represen­ de que "ser feliz es necesariamente el deseo de todo ser racio­
tación estará acompañada de placer o displacer, y esa experiencia nal, pero finito", la satisfacción a lo largo de toda la existencia
varía no sólo de un sujeto a otro, sino en un mismo sujeto en es "un problema que le ha planteado su propia naturaleza finita"
distintas circunstancias. El concepto de felicidad es por ello in­ ( C2 5:25/23). Todos los seres humanos desean ser felices, pero
determinado. Como observa .Kant: "aquello en lo cual ha de no sólo es imposible determinar con seguridad en qué reside la
poner cada uno su felicidad, depende de su sentimiento par­ satisfacción a lo largo de toda la existencia, sino que también es
ticular de placer y displacer, e incluso en uno y el mismo sujeto, imposible de lograr. Aunque la razón no puede exigirnos que
de la diferencia de necesidades según los cambios de tal senti­ seamos felices, sí pue-de mandar que tomemos los medios nece­
miento" (C2 5:25/23-24). Eso significa que, con base en el sen­ sarios para hacer reales los objetos en que ponemos nuestra ex­
timiento de placer y de displacer, no puede esperarse que los pectativa de felicidad. El cumplimiento del mandato no depende
seres humanos elijamos los mismos objetos, por lo cual tal sen­ sólo de que la voluntad se determine de acuerdo con la máxima
timiento no puede fundar leyes universales del amor propio. El correspondiente echando mano de todos los medios disponi­
carácter condicionado del principio conduce a que no pueda bles, sino que depende de "la fuerza y el poder físico de produ­
ser universal porque la condición remite al sentimiento de agra­ cir realmente el objeto deseado" ( C2 5:37/36). Sin embargo, no
do o desagrado . Además, Kant agrega: hay garantía, desde luego, de que tal poder estará a nuestro al­
cance en todos los casos. Por ello observa que "cumplir el man­
[I]ncluso suponiendo que todos los seres racionales finitos pensa­ dato empíricamente condicionado de la felicidad es posible sólo
ran del mismo modo respecto de lo que deberían admitir corno raramente para alguno y sólo respecto a una única intención"
objetos de sus sentimientos de placer y dolor y también respec­
( C2 5:36-37/36). Esto marca un contraste importante con el
to de los medios de los cuales deberían servirse para obtener los
primeros y alejarse de los segundos, aun así el principio del amor mandato moral, cuyo cumplimiento, según Kant, sí está en nues­
propio no podría de ninguna manera ser tomado por ellos como tro poder.
una ky práctica; porque esta unanimidad sería tan sólo accidental. Sel¡recordará que en el caso de la buena voluntad, ésta es bue-\
( C2 5:26/24) na por la máxima conforme a la cual se determina a actuar. Para
cumplir el mandato moral es necesario que la voluntad tome
t ¿Cuál es el problema con que la unanimidad sea accidental? El todos los medios necesarios en su poder, pero no lo es que efec­
problema parece ser que la unanimidad sería contingente, por tivamente logre el propósito en su máxima. La voluntad habrá
lo cual podría cambiar. En tal caso, la universalidad del princi­ cumplido el mandato moral y será, por ello, buena, aunque sus
pio no puede afirmarse como algo definitivo, sino sólo provisio­ mejores esfuerzos resulten infructuosos porque los medios en
nalmente. De acuerdo con Kant, una universalidad estricta y su poder no fueron suficientes para producir el efecto espera­
definitiva sólo puede establecerse a priori, en cuyo caso la univer­ do. Kant señala que el imperativo categórico determina la
salidad ya no depende de fundamentos subjetivos, sino que se­ voluntad independientemente de si ésta es suficiente o no para
ría objetiva. Por ello, aunque hubiera una completa, aunque el efecto ( C2 5:20/18). Un mandato hipotético, en cambio, J
88 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL PRINCIPIO DE LA FELICIDAD 89

determina la voluntad bajo la condición de que ésta pueda ser ble la reconciliación entre las exigencias de la moral y la legítima
suficiente para producir el efecto deseado. Por ello su cumpli­ expectativa de felicidad. A menos que sea posible esa reconcilia­
miento depende de que los medios sean efectivamente suficien­ ción, el compromiso con la moral puede verse amenazado ante
tes para producirlo ( C2 5:20/18). Resulta entonces que, si bien la importancia qlle la felicidad tiene para nosotros. Uno de los
es en extremo dificil ser moralmente buenos, nos es imposible propósitos centrales de la segunda Crítica es orientarnos sobre
hacer real el propósito de la felicidad, entendida como un má­ cómo concebir esa posible reconciliación. 20
ximo de bienestar en el estado presente y en todo estado futuro.
Al empujarnos inevitablemente a desear la felicidad, nuestra
propia naturaleza nos plantea un problema insoluble. Uno de
los problemas que Kant se propone resolver en la segunda Criti­
ca es, precisamente, cómo reconciliarnos con nuestra propia
naturaleza finita. 18
Para concluir este capítulo, quiero observar que, coma el
principio del amor propio es una máxima a cuya luz elegi:rh,os
fines con base en fundamentos sensibles, queda la posibilidad
de que pueda rivalizar con el iinperativo categórico. 19 Cuando
Kant presenta el contraste entre imperativos hipotéticos y cate­
góricos en la Fundamentación puede dar la impresión de que la
amenaza a la conducta moral proviene de los imperativos hipo­
téticos, pero esto no es así, ya que sólo un principio a cuya luz
podemos elegir fines no morales puede rivalizar con el categó­
rico, pues ambos son principios para la elección de fines. Mien­
tras que uno de ellos rige la elección con base en fundamentos
sensibles, el otro la exige con base en ftindamentos racionales.
[Uno de los propósitos centrales de la segunda Crítica es resolver
,-este conflicto y mostrar que el imperativo categórico debe té­
ner prioridad absoluta porque es incondicionado mientras que
la máxima del amor propio es condicionada. Esta solución im­
'
plicará que debemos cumplir con las exigencias categóricas de ;¡
la moral independientemente de cuáles son las consecuencias
para nuestros deseos y expectativas de felicidad. No obstante, aun­
que la moral exija subordinar absolutamente nuestro interés en
la felicidad propia, es imposible que un ser racional finito lo deje
de lado por las razones que hemos considerado aquí. Entonces,
Kant sostiene que es necesario mostrar también cómo es posi-

18 Discuto este problema en el capítulo VIII, sección l.


19 Kant discute este problema en la primera parte de la Religi.ón. Véase la dis­
20 Discuto estos temas en el capítulo VIII, secciones 1 y 2.
cusión en D. Sussman, "Perversity of the Heart".
III

EL CONCEPTO DEL IMPERATNO CATEGÓRICO


Y LA FÓRMULA DE LA LEY UNNERSAL
DE LA NATURALEZA

Al final de la primera sección de la Fundamentación, Kant formu­


la el imperativo categórico como un principio que establece que
"nunca debo proceder más que de modo que pueda querer tam­
bién que mi máxima se convierta en ley universal" (F4:402/135).
La exigencia de ese principio, como vimos en el capítulo 1, sec­
ción 6, es que actuemos según máximas que tengan la forma de
leyes universales. El principio no exige que estas últimas se con­
formen a alguna ley superior, pues Kant dice d� man_�:ra explíci­
ta que el imperativo ordena "sin poner como funQ';'l_��nt9 _ªJg,B:­
na ley determinada a ciertas acciones"_ (F4:402/135). Lo que se
exige es la conformidad _de las máximas a la ley en general, esto
es, que ellas mismas P"l!;�dan ser leyes universale_�
De acuerdo con la clasificación de los imperativos al princi­
pio de la segunda sección, el imperativo categórico exige ciertas
acc_iqnes de manera incondicionada, sin presuponer alguna otra
cosa que ya se quiera. Un mandato condicionado, como vimos,
exige que se lleve a cabo cierta acción bajo la condición de algu­
na otra cosa que ya se quiere. En específico, los imperativos hi­
potéticos señalan que ciertas acciones son buenas como medios
para la realización de un fin que ya se ha adoptado. En cambio, el
imperativo categórico señala que ciertas acciones son buenas en
sí mismas, independientemente de su relación con los fines que
de hecho queremos; el irriperativo exige incondicionadamen­
te que las llevemos a cabo. Las acciones que son ordenadas cate­
góricamente son los deberes morales.' El imperativo prohíbe
92 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 93

aquellas acciones contrarias a los deberes morales por ser malas el supuesto de que la voluntad ya esté comprometida con algún
en sí mismas. otro fin o acción. Ello es imposible porque este imperativo re­
En la segunda sección, Kant continúa con el análisis del im­ presenta las acciones que exige como buenas incondicionada­
perativo categórico y deja de lado la_p�n� sobre su posibi­ mente o de manera absoluta, esto es, en sí mismas y sin relación
lidad, cuya respuesta pospone hasta la tercera seC.ción. Como con ninguna otra cosa.
vimos, esta pregunta concierne a_�ómo es posible pe_ns�r_ la_ <;:ons­ Kant también observa que al investigar la posibilidad del im­
tricción de la voluntad que el imperativ? _expresa. Dicho de otro perativo categórico "no nos beneficiamos de la ventaja de que la
modo, la pregunta plantea por qué o en virtud de qué estaµi_�§ realidad del mismo estuviese dada en la experiencia, y así pues
sujetos a las obligaciones que el im_Q_erativo estable�e '. En el resto la posibilidad fuese necesaria no para el establecimiento, sino
de la segunda sección él presenta las tres fórmulas del impera­ meramente para la explicación" (F4:419-420/169). Esto sugie­
tivo e ilustra con ejemplos cómo pueden derivarse deberes mo­ re que la constricción de la voluntad en la obediencia a los man­
{'-.0:,,1 rales de ellas. En esta sección examino la primera fórmula. En datos hipotéticos se da en la experiencia, mientras que ése no es
primer lugar, explico por qué Kant deja para la tercera sección el caso en los categóricos. En el establecimiento de la posibili­
la pregunta sobre la posibilidad del imperativo categórico; en se­ dad del imperativo hipotético se tiene la ventaja de poder ape­
gundo lugar, presento la fórmula de la ley universal de la natu­ lar a que, de hecho, con frecuencia tomamos los medios para
raleza y considero brevemente algunas objeciones que se han los fines que nos proponemos. Podemos observar en nuestral
hecho a ésta; en tercer lugar, explico cómo, según Kant, es posi­ conducta y en la ajena que, aun en contra de nuestros deseos e
ble derivar deberes morales de esta fórmula; en cuarto lugar, inclinaciones, nos constreñimos a tomar los medios para lograr
discuto varias interpretaciones que se han ofrecido de las con­ lo que queremos. Es una conducta común que tras proponerse
tradicciones en el pensamiento que Kant afirma encontrar me­ un fin alguien sienta que se debilita su propósito por la interfe-__J
diante la prueba de universalización y presento la mía propia rencia de deseos e inclinaciones contrarias, pero, luego de so­
(primeros dos ejemplos); por último, examino las contradiccio­ breponerse a ellos, lleva a cabo su propósito. Un diabético decide
nes en la voluntad ( ejemplos tercero y cuarto) y ofrezco una in­
seguir al pie de la letra las indicaciones del médico para mejorar
terpretación alternativa a la usual sobre cómo entender el expe­
su salud, pero sufre la tentación de comer algo que le hace daño;
rimento de universalización.
sin embargo, hace acopio de sus fuerzas para sobreponerse y cum­
ple lo que se había propuesto. Por eso, dice Kant que la realidad'7
1 . La pregunta sobre la posibilidad del imperativo categórico
del imperativo hipotético se da en la experiencia, de modo que
Después de responder a la pregunta sobre la posibilidad del lo único que hace falta es explicar cómo concebir este tipo de
imperativo hipotético, Kant observa que pospondrá su solución conStricción. Si alguien duda de la realidad de los mandatos hi­
respecto del categórico, ya que la posibilidad de éste tiene que potéticos, siempre podemos apelar a la experiencia para señalar
investigarse "enteramente a priort', lo cual significa dar un paso que, de hecho, con frecuencia la gente se constriñe a sí misma
hacia la metafísica (F4:419/169). La razón de ello, nos dice, es a tomar los medios para los fines que se propone. Así que sólo J
que, en este caso, "la necesidad objetivamente representada no hay que explicar cómo es posible que esto suceda.
se puede apoyar en una presuposición, como en los imperativos En el caso del imperativo categórico, en cambio, carecemos
hipotéticos" (F4:419/169). Como vimos, la necesidad objetiva de ese a�1.11aexperieQCia. Kant dice explícitamente que
de la acción que se exige como medio presupone el compromi­ "aquí no nos ben<=:ficiamos de layentaj_� __d(:!_que_la realidad del
so previo de la voluntad con un fin que quiere llevar a cabo. En mismo estuviese dada en la exp�J'J..!:IKl�" ,(.f,1;4}9--,420_/16\!l,"Por
un imperativo categórico, en cambio, la necesidad objetiva de la "realidad" se entiende l<),ffialidaddela constricQón cl_�lª, volu,p­
acción, es decir, su bondad, no puede establecerse con base en tad a obedecer el mand_ato categórico por un_jgcentivo moral.
94 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 95

Por lo tanto, aquí no se trata sólo de explicar cómo es posible esta Como la realidad de la constricción moral no se puede dar
constricción en los mandatos categóricos, sino de establecer esa en la experiencia, se vuelve necesario establecer su posibilidad.
posibilidad. En el pasaje que precede a esta observación, Kant Esta tarea no es otra que establecer la posibilidad del imperati­
señala que la experiencia no sirve de apoyo para decidir si exis­ vo categórico: si éste es real, entonces es capaz de motivarnos a
ten los mandatos categóricos. Podría ser el caso, nos dice, que obedecer sus mandatos por incentivos puramente morales.
todos los ejemplos de lo que parecen casos de obediencia a man­ Como señalé, Kant deja esta cuestiórt para la tercera sección y
datos categóricos sean ocultamente casos de obediencias a dedica el resto de la segunda a continuar con el análisis del im­
Q' mandatos hipotéticos. Aunque el imperativo categórico prohí­ perativo categórico. A partir del mero concepto de éste se pro­
! ha en absoluto cierta acción, es posible que toda la gente que se
" abstenga de hacerla lo haga como medio para evitar algún mal
pone desarrollar su contenido. Señala que va a probar primero
"si el mero concepto de un imperativo categórico no nos propor­
o para conseguir algún bien. El problema respecto de la "existen­ ciona también la fórmula del mismo, que contiene la única pro­
cia" del imperativo no consiste en que, de hecho, la gente lo posición que puede ser un imperativo categórico" (F4:420/171).
1,:,. �"º desconozca o no pueda formularlo. �l._p;roblema tiene que ver
V 't-C. ���-�J.--º'.Eº de motivos con base en los cuales, de J).echo, confor­ 2 . El concepto del imperativo categórico y su primera fórmula
mamos nuestra conducta a este tipo de mandatos. El punto de
El concepto del imperativo se encuentra implícito en el concep-
Kant es que la exp�rl�_s!a no puede servir de �pqy9_rara mos­
trar gue1 de hecho, con frecuencia la ge_nte obedece los mand�­ to de una voluntad buena que actúa por deber, a saber, el de no
tos categ�!i��or. sí _pi�smos,_por �l !:ll�tiV_ () del _del_J proceder "más que de modo que pueda querer también que mi
_ �r, _sin refe­
rencia a ningun; �t�;_ ���;fd�rl}�TÓ�� Pa:��- eÚo t-��d�ía -q��� máxima se convierta en ley universal" (F4:402/135). Kant obser-
va que este imperativo, "aparte de la ley, sólo contiene la necesi­
posible señalar casos en los cuales, a pesar de los deseos y las
inclinaciones que nos tientan a desviarnos del deber moral, de dad de la máxima de ser conforme a esa ley, y la ley no contiene
hecho nos sobreponemos y cumplimos con él por sí mismo, por ninguna condición a la que esté limitada" (F 4:420-421/171).
el motivo del deber, y no como medio para satisfacer otros de­ Por ello, "no queda sino la universalidad de una ley en general, a
seos e inclinaciones. La realidad de l_ a ml?tivación moral,_ _s_eg_ún la cual debe ser conforme la máxima de la acción, y únicamente
sostiene Kant, no puede mostrarse en la experiencia. Ni en el esa conformidad es lo que el imperativo representa propiamen-
caso nuestro ni en el ajeno podemos estar plenamente seguroS te como necesario" (F4:420-421/l71). Los conceptos centrales
de que el único incentivo por el cual hemos cumplido el deber contenidos en este mandato son "máxima" y "ley". Una máxi­
moral ha sido el respeto por la ley. Al principio de la segunda ma, como sabemos, es un principio subjetivo del querer, es de­
sección, él afirma que "es absolutamente imposible señalar por cir, u� principio que un sujeto de hecho quiere y con base en el
experiencia con completa certeza un solo caso en el que la máxi­ cual actúa. Una ley, de acuerdo con Kant, por definición es uni­
ma de una acción, conforme por lo demás con el deber, haya versal. El imperativo no contiene más que la exigencia de que la
descansado exclusivamente en fundamentos morales y en la re­ máxima se conforme a _la ley que el imperativo ordena. La ley,
presentación del propio deber" (F4:407/145). Siempre queda la agrega Kant! "no contiene nin_guna condición a la que esté limi­
1' posibilidad de que algún incentivo proveniente del amor propio tada". Esto último se debe interpretar en el sentido de que la ley
nos haya llevado a conformarnos externamente al deber, aun­ par�r. Por ello, "no queda sino la universalidad de una ley _z,¡,,
que nos guste "adularnos con un motivo noble que nos arroga­ en general". Así, la exigencia del imperativo es que la máxima se
mos falsamente" (F4:407/145). Agrega que "no podemos l�"! conforme a la universalidad de la ley en general. Esto significa . �.:el;ll
. . . - . . 1ey um-dl,';Jo�vM--'
,[\\C<,,ff,,,.,.,
nunca por completo, aun con el examen más _rJg:i¿i[_QS()_,_ detrás de que el imperativo exige que 1a max1ma misma sea una
-· -------

¡ ,,/,;, los incentivos secretos" (F4:407/145). versal. Como las máximas son principios que de hecho quer€,fZ-� ...Jt.�\e'1 (M,1o�,
�'/¡,( \/2.,<{.?.)

0\, .,5 ;"\'1;1s.:)--<-\·t\.,\\c fºlC.t..e inói� �\_,C..


e,\:�"- l\>-;-.....,..,11¡y,_,11, e.sh-5 i-Mvdi�'v r�-,� � t-lo -F11¼( 'íiií\aú"' C,Q'(1\¿liidP 'tV�� k, �;r,1"vl:e.. ¡ \.t\ \ec¡ \'\'9- e¡;,'34� ���T;�'
1111.,1 SfJ,-�,_-;-_•1,Jo k,,0.1,,'u:?-{\� \Q \e11'½" �o(Cl\ .. fQ.,t •1?\_J-r"' ?01 \��c..;.J.J,0.·r (�e óe,e1t?.\<J1.)
� ¾'·-1"',.\�·.t..i €:,'\ ,eJ_ 9ti\.bt� •,;-r1.x-l'.i.,
.- .;: \\. c,,\i_ V� ..il-t".-\:.v,o, f<l..\��"t�, r-.
96 VJRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 97

mos, la exigencia del imperativo es que actuemos según má­ no contiene el concepto, a saber, la conexión sistemática entre
ximas que podam9s guere: -�e sean l�yes unive_rsale_ s. Kant las leyes universales. 2 En el mandato de actuar según leyes uni- {
concluye esta parte del análisis expresando el imperativo como versales (al que aquí me he referido como el "concepto" del
sigue: "obra sólo según la máxima a través de la cual puedas imperativo), las leyes pueden tomarse individualmente, como
querer al mismo tiempo que se convierta en una ley universal" leyes para acciones consideradas de manera aislada. En cambio,
(F4:421/l 73). El verbo modal "poder" en "poder querer" se in­ la primera fórmula introduce la idea de que las leyes universales
troduce porque, si bien ya queremos ciertas máxim_'l:�,_!:L��­ conforman un sistema. Al igual que las leyes de la naturaleza, las
rativo exige que actuemos sólo según �quellas 9l;!�L'!!_m�_S_!!?-� que rigen la voluntad lo son para la producción de efectos, en
tiempo, podamos también querer que se c_onviertan en leyes este caso, las acciones y sus consecuencias. Al determinarse a
universales. actuar _seg\1Il máximas que puede querer como leyes universales
En un segundo paso, Kant presenta lo que podemos conside­ de la naturaleza, la vol_unf:2:d _ se de��rmi_na _ a_ la _pJoducción de
rar la primera fórmula del imperativo: "obra como si la máxima efectQLque _con�orman_.!clnsistema r_egi,do por ley�s univers-ª1.es.
de tu acción fuese a convertirse por tu voluntad en una ley uni­ �g�n la F!ünera ,fór_ll!l)laL ep.tonces,Jas accion_e_s_ no d�ben to­
versal de la naturaleza" (F4:421/173). 1 Esta formulación se si­ marse aisladamente, sino SfUe están interconectadas_ sistemática­
gue de que "naturaleza [ ... ] en el sentido más general (según la mente. Así comqJ�.��!.�I�l�.?:�_constituye un 9r��-n donde los
forma) [es] la existencia de las cosas en tanto que está determi­ ��nó�enos están interconect�g.-���ún )!:yes universales, así al
nada según leyes universales" (F 4:421/173). Además, señala actuar moralmente, nos d�tennina!ll_Os_�__ laprgducción__ de un
que "la universalidad de la ley según la cual suceden efectos cons­ orden,_Q.iferente d_el natura1_ donele las _accion_es y sus _ _c_onsecuen-
tituye lo que se llama propiamente naturalezd' (F 4:421/173). E*a..('>\1.1."w cias tienen lugar según leyes �.niversales.3 ��E_•g�_ d�l _ !l!ll.!1_cl9

En la Crítica de l,a razón pura nos dice que "por naturaleza (en tNlf� !'ti�\ "" �To-��al q�e.P!'2ci_��- Lf!?:.2Sju_nt.9� _f_':!'1:!I_«;!-9 aC!Y.��-º�
- P-2..C:._�_l impera­
sentido empírico) entendemos la interconexión de los fenóme­ � ,l...'\L\ "'tivo categórico. La primera fórmula introduce la idea de que al
nos según su coexistencia, según reglas necesarias, es decir, se­ actuar moralmente le damos al mundo que compartimos con
gún leyes" (Cl A216/B263). De acuerdo con la primera fór­ los demás la forma de una naturaleza, es decir, hacemos de él un
mula, representamos el mandato de actuar según máximas que lugar donde las acciones humanas tienen lugar según leyes uni-
podamos querer como leyes universales como el mandato de q.c­ versales. /_,,--
tuar como si nuestras máximas fuesen a convertirse en leyes uni­ Antes de continuar, es importante mencionar algunas objew (
versales de la naturaleza. dones que se han vuelto lugares comunes sobre la primera fór-. \c,�Ó\\ J 1

Aunque con frecuencia los intérpretes no trazan la distinción, mula del imperativo. En primer lugar, una objeción natural es '"41<
es importante observar que la primera fórmula no es idéntica al que 1as leyes de la naturaleza no son normativas, mientras que los
concepto del imperativo sino que introduce un elemento que principios morales sí lo son. Si concebimos una máxima como

2 Tomo esta idea de·K Flikschuh, "Kant's Kingdom ofEnds: Metaphysical


1 La _djscusión sobre la � del imperativo es inmensa. Ch. ----
Not Political".
K� ("La fórmula de la ley universal de-Kant") no distingue entre el con­ 3 Un grave problema, sin embargo, es que no tenemos la capacidad para
�pto del imperativo y la primera fórmula que aquí caracterizo como "la fór­ garantizar que todas las consecuencias de nuestras acciones tendrán lugar se­
mula de la ley universal de la naturaleza". Véase la discusión en A. W:ood, Kant's gún las leyes universales con base en las cuales nos determinamos a actuar, La
Ethical Though� capítulo 3, y "The Supreme Principie ofMorality"; O. O'Neill, razón de ello es que, en cuanto fenómenos, esas consecuencias también se ri­
"Consistency in Action"; J., Rawls, "Themes in Kant's Moral Philosophy", y gen por las leyes de la naturaleza, de las cuales no somos autores. La solución
"Kant II. El imperativo categórico: la primera formulación"; y B. Herman, "Mo­ de Kant a este problema conduce a la idea de fe moral y a la religión, que dis­
ral Deliberation and the Derivation ofDuties". cuto en el capítulo VIII.
98 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 99

una ley de la naturaleza, la tenemos que pensar como una ley al imperativo categórico qµe Kant formula al final de la primera
por la cual suceden efectos según la causalidad natural. Si se sección de la Fundamentación.4 La "fórmula de la ley universal"
conciben como leyes de la naturaleza, los principios morales no que encontramos en la segunda sección sólo dice que actuemos
rigen la conducta de los seres racionales, sino que la determi­ según máximas que podamos querer como leyes universales,
nan necesariamente. La objeción, por lo tanto, es que la analo­ pero no especifica que se trate de leyes que universalizan sobre
gía con las leyes naturales es inapropiada. Aquí es importante todos los seres racionales. De acuerdo con esa lectura, es posible ,w
observar que el -concepto del imperativo categórico se articula verificar si mi máxima puede ser una ley universal para mi con­
sobre una concepción del ser racional según la cual "sólo un ser ducta futura sin por ello verificar si la pueden adoptar univer­
racional posee la facultad de obrar según la representación de las salmente todos los seres racionales. En cambio, al final de la
leyes, esto es, según principios, o una voluntad" (F4:412/155). primera sección, es claro que Kant supone que universalizar
El mandato de actuar según leyes universales va de la mano con una máxima es verificar si puede ser una ley universal para to­
la concepción de la voluntad racional como capaz de determi­ dos los seres racionales. La máxima en cuestión es la de hacer
narse a sí misma a actuar por su propia representación de cier- una promesa con el propósito de no cumplirla con el fin de salir
í tas leyes. De acuerdo con esto, las leyes en cuestión no determi­ de un apuro. Kant plantea la pregunta:
nan la conducta del ser racional, sino que este último se determina ¿[E]staría quizá satisfecho si mi máxima (librarme de apuros por
a actuar según su representación de las leyes. En efecto, Kant medio de una promesa insincera) valiese como ley universal (tan­
caracteriza lá voluntad como una causalidad que se determina to para mí como para otros), y podría quizá decirme: que todo el
!a sí misma (F4:417/165 y 4:427/185). Se trata de una causali­ mundo haga una promesa insincera si se encuentra en un apuro
dad que produce efectos, los cuales son acciones y sus conse­ del que no se puede librar de otro modo? (F4:403/137)
cuencias. Las leyes en cuestión establecen la conexión necesaria
El mero planteamiento de la pregunta deja claro que la cuestión
entre la voluntad y sus efectos. Al concebir las máximas como
es si la máxima puede valer como ley universal para todos; sin
leyes universales de la naturaleza, se introduce la idea de que
embargo, la objeción que acabo de mencionar sostiene que la
las pensamos como leyes que conforman un sistema. Ya sabe­
mos que la voluntad se determina a sí misma; la concepción "fórmula de la ley universal" en la segunda sección no especifica
que el uniyerso sobre el cual la máxima debe poder ser una ley
de las máximas como leyes de la naturaleza tiene el propósito de
universal es el conjunto de todos los seres racionales. Según
permitirnos su representación como leyes para la producción
esto, podemos distinguir entre, por un lado, el requisito de con­
de un mundo, ordenado sistemáticamente, de acciones y sus
Lconsecuencias. sistencia de actuar según máximas que podamos querer como
leyes .ttriversales y, por el otro, la exigencia prop�m�nte moral
.AÓí\ ¡ En segundo lugar, con frecuencia se supone que el concepto
de actuar según máximas que puedan ser universalmente adop­
del imperativo es idéntico a su primera fórmula,. de modo que,
tadas por todos. 5 Ladiferencia crucial reside en que la exigen­
a menudo, los intérpretes se refieren a ella como la "fórmula de
la ley universal". Ello, a su vez, presupone que la fórmula de la .f.@.fil_9.IAI-. pre�upone que_Q�.ltemos tratar 9, los demás en un pla­
no de igualdad, comq__seres con un tipo de valor especial que los
ley universal de la naturaleza no introduce ningún elemento
nuevo, de modo que puede incluírsele en la "fórmula de la ley
4 En este sentido, con frecuencia se traza la distinción entre el imperativo ca­
universal". Como acabo de explicar, la idea de leyes de la natu­
raleza introduce un elemento nuevo que el concepto del impera­ tegórico (que exige actuar según máximas que podamos querer como leyes uni­
versales) y la ley moral (que exige que tales leyes universalicen sobre los seres
tivo no contiene. No obstante, de acuerdo con el supuesto, erró­ racionales). Véase Korsgaard, Las fuentes de la nm-matividad, tercera conferencia,
neo en mi opinión, de que podamos hablar de una "fórmula de 2.4. Como se verá a continuación, no estoy de acuerdo con esta distinción.
la ley universal", a veces se objeta que esta última no es idéntica 5 O'Neill, "Consistency in Action".
100 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO

hace fu.entes de exigenc_��_s_)egítimas, mientras gu�-.-�J requisito perspectiva de un ser racional en general una máxima puede que­
de consistencia no supone tal cosa. De acuerdo con esto, para rerse como ley universal de la naturaleza, asimismo cualquier
que la "fórmula de la ley universal" contenga una exigencia mo­ otro ser racional la puede querer. La fórmula de la ley universal
ral propiamente, tiene que presuponer, necesariamente, la se­ de la naturaleza contiene una exigencia moral, aunque no ex­
gunda fórmula y, tal vez, la tercera también. Como veremos en plicite que debemos considerar a todos los seres racionales en
el siguiente capítulo, la segunda fórmula del imperativo exige un plano de igualdad. Esa exigencia moral consiste en que ac­
que tratemos a la humanidad, en la propia persona y en la de tuemos sólo según máximas que cualquier ser racional pueda
los demás, como fin en sí mismo. La tercera fórmula, por su par­ querer como leyes universales que conforman un sistema.
te, exige que al legislar leyes universales nos concibamos como Tampoco es necesario verificar si mis máximas pueden ser f o\-;ijw_j, 1�f' :�,
legisladores para un posible reino de los fines. Se trata de una aceptadas por todos los seres racionales. 7 A veces se supone, erró-
1

objeción importante, porque Kant insiste en que la primera fór­ neamente, que el carácter universal d las máximas depende de
mula del imperativo tiene que ser formal, mientras que la segun que puedan ser objeto de un acuerdo � 'ideal" o racional entre to-
da y la tercera son materiales, pues especifican el contenido del dos los seres racionales. Sin embargo, e · - perativo no deman-
imperativo: el valor en aras del cual debemos actuar y el objeto da tal cosa. De acuerdo con la primera fórmula, verificar si uni-¡
moral al que este principio conduce. máxima es universalizable consiste en determinar si podemos
Es _verdad que cada una de las tres fórmulas del imperativo quererla como una ley de la naturaleza. Si podemos quererla de
(la de la ley universal de la naturaleza, la de la humanidad y la ese modo, puede ser una ley para la conducta de cualquier ser
del reino de los fines) hace referencia a las otras. Kant mismo racional. La fórmula no exige que verifiquemos si todos los
observa que son equivalentes y que no son más que tres mane­ seres racionales pueden querer o aceptar una máxima como
ras diferentes de formular un mismo mandato desde distintas ley universal, sino que la posible aceptación de cualquier ser
perspectivas (F4:436/203). Por eso, resulta extraño suponer que racional depende de que la máxima pueda que�erse como unaj
la formula de la ley universal no tenga contenido moral, mien­ ley universal de la naturaleza. 8
tras que las fórmulas segunda y tercera sí lo tienen. El_supuesto Kant distingue dos pasos en la prueba de universalización, los :{f�o(.<.';tj�('.\\.is.
detrás de esta objeciói::t___�§_gy�_l3:,�xjg_encia de__ un_iversaliza<:;ión cuales se siguen de que, para poder querer que una máxima sea : fo \C
no es todavía la _lg moralps,rque� p_<!!��§�_iJQ;- t_���-��!ª-��i!:!� ���-: una ley universal de la naturaleza, tenemos que poder concebir- �I-\
la como tal. Como primer paso, debemos verificar si podemos
cificar que se�p:ª_t_�__c.le_ _l�y_��-1:1:!�:!yersales pa�� tgd9� ���-��re:,s_i;-��_iQ_-
nales, y no sólo pa_!'_'!:}I�} propia conducta presente y_fu_t!:!!:___ª· Este concebir la máxima como una ley universal de la naturaleza. La
J supuesto pasa por alto que, en la argumentación de Kant, el verificación consiste en determinar si se presenta alguna "con-
agente que actúa según el imperativo categórico se concibe como tradidrión en el pensamiento" al intentar concebir la máxima
un ser racional en general. No se trata de una persona indivi­ de ese modo. Si tal contradicción se presenta, no podemos con-
dual con ciertas características particulares, sino del concepto 7 Ésta es la interpretación que desarrollaJürgen Habermas. Véanse "La ética
de racionalidad práctica. Por ello, las máximas que ese ser racio­ del discurso. Notas sobre un programa de fundamentación" y "Los usos prag­
nal puede concebir como leyes universales de la naturaleza valen máticos, éticos y morales de la razón práctica".
8
para cualquier otro ser racional. 6 No es necesario especificar que En la segunda Crítica, Kant señala, en referencia al empirismo de Hume,
se trata de leyes para todos los seres racionales, pues si desde la que "ni siquiera menciono aquí que la universalidad del asentimiento no de­
muestra la validez objetiva de un juicio (es decir, la validez del mismo como
6
Rawls procede de manera análoga en su propuesta de la "posición original" conocimiento); aunque aquella universalidad tuviera lugar causalmente, no
(Teoría de lajusticia, secciones 4, 24y 25), en la que los participantes se conciben podría, sin embargo, proporcionar una prueba del acuerdo con el objeto; más
de modo que carecen de características particulares. El razonamiento de cual­ bien sólo la validez objetiva constituye el fundamento de un consenso universal nece­
quiera de ellos es válido para cualquier otro. sario" (C2 5:12-13/10, las cursivas son mías).
EL CONCEPTO DEL IMPERATNO CATEGÓRICO 103
102 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

cebir la máxima como ley universal y, por lo tanto, debemos con­ �ª-�tuar _según_ máxima�q_ue_ podamos q�er como leyes univer­
siderarla inmoral. Sin embargo, en caso de que sí podamos -�� El propósito de la prueba no es sacar a la luz las razones
concebir la máxima de ese modo, el segundo paso será verificar por las cuales debemos actuar según ciertas máximas y evitar
si podemos querer que sea una ley universal de la naturaleza. actuar según otras, sino sólo determinar qué máximas podemosj
Aquí la prueba consiste en determinar si hay alguna "contradic­ querer como leyes universales de la naturaleza bajo el supuesto
ción en la voluntad" al intentar querer que la máxima sea una de que ya queremos actuar sólo según este tipo de máximas.
ley universal. En caso de que haya tal contradicción, también
debemos considerar que la máxima es inmoral. Si la contradic­ 3 . La Contradicción en el pensamiento
ción no se presenta, la máxima es, por lo menos, moralmente
Kan t ilustra la primera fórmula del imperativo categórico con
permisible. Como puede apreciarse, el primer tipo de contradic­
cuatro ejemplos de deberes morales; su propósito es mostrar
ción es más es�ricto que el segundo. En ambos casos, la prueba
_ que el imperativo es un principio que, efectivamente, sirve para
consiste en venficar si habría una contradicción ya sea al pensar
la derivación de tales deberes. Al igual que en la primera sec­
la máxima como ley universal o bien al querer que se convierta
ción, elige ejemplos de acciones que, según supone, todos esta­
en taI. En la siguien:e sección veremos con detenimiento en qué
_ remos de acuerdo en que son deberes morales, como ayudar al
consisten esos dos tJpos de contradicciones.
prójimo y no prometer en falso. Su propósitO no es mostrar que
Es importante observar que la prueba de universalización pre­
su��ne que ya sabemos que la moral exige que actuemos según se trata, en ef��!<?.L<:!�_A�}=t�X�8-2-�f�g___que éstos .8-.� _c;l_eri�I?- d�l_ ii::rl-
max1mas que podamos querer como leyes universales. De acuer­ perativo ca�Q_ric�
do con el supuesto de que ya sabemos que las máximas que no Kant ofrece dos tipos de ejemplos de acuerdo con los dos tipos
pue?en quererse como leyes universales son inmorales, la prue­ de contradicción que es posible encontrar al determinar si pode­
ba sirve para determinar qué máximas podemos querer que sí mos querer que una máxima se convierta en una ley universal
lo sean. El propósito de la prueba no es convencernos de que de la naturaleza. En primer lugar, presenta ejemplos de deberes
r¡;¡
➔• debemos rechazar todas las máximas que no sean universaliza­ que se siguen de una contradicción en el pensamiento, es decir,
bles. Se supone, por mor del argumento, que eso es algo que ya cuando la máxima en cuestión no puede pensarse como una ley
sabemos y aceptamos. También es impo'rtante observar que, en universal de la naturaleza sin caer en contradicción. Nos dice
est: paso de su argumento, Kant todavía no ha establecido pÜr que los deberes que se siguen de este primer tipo de contradic­
que debemos actuar según exige el imperativo categórico. No ción son "perfectos" y ofrece dos ejemplos: el deber perfecto
ha mostrado por qué debemos querer la universalización de hacia uno mismo de no suicidarse por amor propio y el deber
nuestras m�imas. Los argumentos encaminados a mostrar que perfj:;cto hacia los demás de no prometer en falso en aras del
estamos siuetos a la autoridad del imperativo y que, por ello, prop'io provecho. En segundo lugar, presenta dos ejemplos de
debemos actuar sólo según máximas que podamos querer que deberes que se siguen de una contradicción en la voluntad, es de­
sean leyes universales aparecen sólo hasta la tercera sección. cir, cuando la máxima en cuestión no puede quererse como una
Durante la segunda, la cual nos concierne ahora, Kant continúa ley universal de la naturaleza sin caer en contradicción, aunque
desarrollando y examinando el contenido del imperativo bajo pueda muy bien pensarse de ese modo. De acuerdo con él, los
el supuesto de que exista, es decir, de que sea, efectivamente, un deberes que se siguen de este segundo tipo de contradicción
principio con �utoridad para.,.,�?�2-�os. Por ello, es importante, son "imperfectos" e igualmente ofrece dos ejemplos: el deber
po .l?�rd_�_r_c!� vista que en los(ejemplos.'lcon que ilustra la fórmu­ imperfecto hacia uno mismo de cultivar los propios talentos y
la de la ley universal de la natUI}lrezaLl?!'º��-d�_J?.'!i-O el s_ uguesto el deber imperfecto hacia los demás de ayudar a la consecución
de que ya estamos motivados a_2.!=fuar moralmente es decir a
----" .-, - -- -- -- -- J - __ ) __
de los fines ajenos.
104 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 105

En Una nota al pie observa que reserva la división de los de­ máxima no puede ni siquiera pensarse como ley sin contradic� ,¿_�,f'Aj,
. . f\�Ó\\.,\]

beres para una futura Metafísica de las costumbres. Nos dice que la ción, se sigue que es inmoral y, por lo tanto,.se debe rechazar. Si
división de los deberes en perfectos e imperfectos "figura aquí la máxima sí puede pensarse de ese modo, se sigue que es, po� lo
sólo como arbitraria (para ordenar mis ejemplos)" (F 4:421 menos, permitida moralmente, pero se plantea de nuevo s1 se
/173). No obstante, aclara que por "d,e!¿er perfecto" entiende puede querer que se convie�ta en u1:a �ey uni;ersal de 1� natur�-
"�q��ª_:...g��J�Q_ p�r!_I]._iJe _q!��gq excepción en_J?_!'Qy�cho de la leza. Si la respuesta es negativa, la maxima es mmoral. Si es posi-
inclinación". De acuerdo con esto, se puede suponer que un tiva, se si gue que la máxima es, al menos, permitid� �oralm�nt '
deber imperfecto es aguel _gue__s_í_ admit�__ese _ti.ps>_ de excepción_. En el primer ejem� Kant presenta �l caso s1gmente: un k k,. :

Como veremos en el capítulo VII, sección 2, en la Metafísica aquí que, por una serie de males que han crecido hasta la desespe _ � r a n-
anunciada, Kant modificará esta caracterización de los deberes za siente fastidio por la vida, está aún lo suficiente en poses10n
perfectos e imperfectos, y la distinguirá de una segunda división d; su razón para poder preguntarse a sí mismo si quitarse la
entre deberes estrictos y amplios.9 Por el momento es suficiente vida no será acaso contrario al deber hacia sí mismo" (F4:421- l
con entender la división del siguiente modo. Un deber_p_t;..!fectQ_. 422/173). fil_m:iIIIg pas9 ,§fQ'l11',l1"1' la rnáxirna: "tomo por ?,oc,,,\ •nK'.·
exige la adopción o el rechazo de una máxima que e�p��if_i_c;� amor propio como principio acortarme la vida si ésta me amena- · ..\� ic'.,
un tipo particular de acción que se debe realizar u omitir en to­ za a largo plazo con más mal que agrado me promete " (F4:421- , ;;: ,: \�-;;,�.
dos los casos; por ejemplo,' "cumplir las promesas" o "prometer 422/173). Una vez formulada la máxima respecto de cuya cua-
en falso por provecho propio". Un deber imperfecto exige la lidad moral el agente tiene dudas, el paso siguiente es verificar
adopción de una máxima que �ecifica un fin que se debe lle­ si puede querer que se convierta en una ley universal de la na-
var a cabo; por ejemplo, "ayudar al prójimo" o "cultivar los ta- turaleza. Es importante observar que la máxima expresa un acto
f lentos". Al exigir la realización de un fin, un deber imperfecto exterior ( quitarse o acortar la vida) 9ue se debe realizar por una
no exige que en todos los casos que se nos presenten llevemos a razón o motivo (por amor propio: si la vida amenaza a largo
cabo las acciones que nos conducen a ello, ya que puede haber plazo con más m�l que agrado). Lo que se som�te a l_a prueba �d �l
buenas razones para no efectuarlas en situaciones particulares. razonamiento moral no es el mero acto extenor, sino este ult.1-
El deber imperfecto deja abierto a quién ayudar o qué talentos mo en la descripción que especifica el motivo o la razón por los
en particular cultivar, en qué medida, de qué manera y en qué cuales se pretende llevarlo a cabo .. No es lo mis�o quitarse la
momento. En cambio, un deber perfecto no permite ese mar- vida para evitar la miseria futura que quitarse la Vida para salvar
L gen de decisión. Podemos decir que un deber perfecto exige o la de alguien más o hacerlo en defensa de una causa que se
prohíbe una máxima de acción, �ien_tras que uno imperfecto considera justa. Aunque el acto externo sea similar en esos tres
exige una máxima de fin. Una rt:t.ixi-fita:-deéfli:»c-ió'n es aquella que casoS:, su descripción es diferente según las razones por las cua-
especifica un tipo particular de acción que se debe ·realizar u
les aigllien se proponga llevarlo a cabo. La evaluación moral se
omitir sin excepción en cada ocasión que se presente; una itiaJÜ�
refiere al acto externo según una descripción en términos de las
ft:tltll<:f.� es aquella que especifica un fin que se debe realizar a
razones o motivos par;1 realizarlo. Esto último es precisamente
Jo largo del tiempo.
lo que expresan las máximas. _ � .
Kant presenta los ejemplos de modo que el protagonista en
,::< Una pregunta importante es cómo determinar las max1mas7 _
�ú·1 cada caso se cuestiona si cierta máxima se permitiría moralmente.
de nuestras acciones para poder someterlas a la prueba de um­
Tras formular la máxima, el paso siguiente es verificar si se puede
versalización. De acuerdo con Kant, muchas veces resulta dificil
querer que la máxima sea una ley universal de la naturaleza. Si la
espec�fic�!- E?�.- ��guridad las máximas s�gún las cuales actua­
mos. En particular, enfatiza que es imposible afirmar con_ certe­
za que hemos actuado según una máxima moral, es declf, por
9
En F. Rivera Castro, "Kantian Ethical Duties" ofrezco una interpretación
de esta taxonomía de deberes,
106 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 107

motivos puramente morales (F 4:407/ 143). Nunca podemos te­ Tras haber formulado la máxima, en el segundo paso se plan- :L
ner la certeza de que una acción conforme al deber no estuvo tea la pregunta de si la máxima en cuestión puede convertirse en
L motivada por alguna consideración de amor propio. Sin embar­ una ley de la naturaleza. Kant sostiene que ello es imposible
go, de aquí no se sigue que no sea posible, en ocasiones en las en el ejemplo del suicida porque "se ve pronto que una naturale-
que no pretendemos ningún mérito moral, tener más claridad za cuya ley fuese destruir la vida misma por la inisma sensación
sobre las máximas que nos guían. Alguien podría decir, por cuyo cometido es impulsar al fomento de la vida contradiría a
ejemplo, que actúa según máximas como "Regresar a tiempo esa sensación misma y, así pues, no subsistiría como natu�aleza"
los libros a la biblioteca para evitar pagar una multa" o "Salir tem­ (F 4:422/173-175). Este razonamiento_J>_t:esupone qu_e el CQrn,.c
prano por la mañana para evitar el tráfico". tido o l�.f�9;.c�_óp_d�l a�_qr_pX,Qpio_��--�,��P.!!.lg_t_ª_l fome!!_tQ_d�
La dificultad en este tipo de máximas que no contienen nin­ vida". Coino vimos en la sección 6 del capítulo 11, en la segunda
gún mérito moral es que hay muchas maneras de describir una Crítica Kant presenta el(§i'Ofj:)rópio)::omo una tendencia natu- f,
secuencia de actos exteriores. Tal secuencia se puede incorpo­ ral a procurar lo agradable y evitar lo desagradable. Es una ten- �
rar en distintas máximas: "Regresar a tiempo los libros a la bi­ dencia a tomar los fundamentos subjetivos por objetivos, es de-
blioteca para ahorrar dinero", "Regresar a tiempo los libros a la cir, a considerar lo agradable como bueno. De acuerdo con este
biblioteca para no tener que pedir dinero prestado para pagar ejemplo, esta tendencia natural a procurar lo agradable y evitar
la multa", "Evitar la multa en la biblioteca con el fin de tener lo desagradable desempeña, en la naturaleza, la función de fo­
dinero para el cine", entre otras. Es posible que el agente no ten­ mentar la vida. En un ser racional sujeto a la influencia de la
ga certeza sobre cuál es la mejor descripción de lo que se propo­
sensibilidad, el impulso de vivir depende de que la vida sea agra­
ne hacer y también es posible que algún obsenrador pueda estar
dable. Este impulso puede cesar, como en el caso del suicida, si
en desacuerdo con la manera en que el agente describe su pro­
la vida promete más males que agrado. De este modo, tl amor: o(,
pia acción. Alguien puede decir que su máxima es "Salir tempra­
E!:2Piº co_nduce _ en alguno:5 �ª�_()_S_�_fgt:i:1�E1_t�E}.a_yiQ�__y-�Il.9t:I:9s a\\:\,
no por la mañana para evitar el tráfico", pero un amigo le puede
corregir que su propósito verdadero es "Salir temprano por la t�rn1inar_p:m ella, 4_�gendiendofal balance de agrado y dolor
/ mañana para no desayunar con la esposa". Es cierto que un mis­ esperados. Si bien éste puede considerarse un hecho natural, la
mo acto se puede describir con máximas muy diferentes entre pregunta es si esta manera de actuar_ es moralmente lícita. La pre­
sí, pero también lo es que Kant nunca lo discute como una di:1).­ gunta que Kant plantea concierne al hecho de si podemos que-
cultad, porque la prueba de universalización se plantea respec­ rer que la máxima de quitarse la vida por amor propio cuando
to de aquellas máximas sobre cuya .cualidad moral tenemos du­ ésta prometa más males que agrado sea por nuestra voluntad una
das. La prueba de universalización no es un procedimiento para ley universal de la naturaleza. Se trata de una ley práctica para
verificar cualquier máxima, sino sólo aquellas respecto de las cua- detehminar nuestra voluntad y ordenar nuestras acciones. La
Lles dudamos si son moralmente correctas. Esta consideración pregunta, por lo tanto, es si podemos querer elevar el amor pro-
limita mucho el tipo de máximas que pueden ser relevantes y pio a una ley universal para regir nuestra conducta. Sería la ley
sirve de criterio para fijar la descripción apropiada. Si alguien de actuar en función de lo qu� nos agrade y nos desagrade.
duda sobre si mentir para obtener un empleo es inmoral, la má­ Según Kant, el amor propio no puede servir de ley universal <'.::::;:
., ..;
xima tiene que formularse de modo que se incorporen estos porque contendría una contradicción. De acuerdo con sus obser-
elementos: "mentir para obtener un empleo", o "mentir para vaciones al final de la exposición de los cuatro ejemplos, la má­
promover el provecho propio". El problema de la opacidad de xima de quitarse la vida por amor propio no puede ni siquiera
las máximas que guían nuestra conducta no es tan grave en este "pensarse" como una ley universal de la naturaleza debido a la
contexto porque lo importante es· verificar la cualidad moral contradicción que contiene. Por ello "mucho menos se puede
de una máxima respecto de la cual se está considerando actuar. querer además que se convirtiese en ella" (F4:424/l 77). De ahí
108 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 109

se sigue que la máxima "quitarme la vida cuando ésta prometa de "qué pas�ría entonces si mi máxima se :onvirtiese en u�a le�
_ _
más males que agrado" es inmoral, por lo cual es un deber no universal". El responde que tal ley tamb1en se contrad1na a s1
actuar de este modo. Como la contradicción en cuestión es "en misma:
el pensamiento", se trata de un deber perfecto hacia uno mis­ [P]ues la universalidad de una ley que diga que cada uno, tan
mo. La prohibición señala un acto particular que no debe reali­ pronto como crea estar necesitado, p:1ede pr��eter l? que se le
zarse nunca por la razón señalada, independientemente de qué ocurra con la intención de no cumplirlo, hana 1mpos1ble la pro­
otras consideraciones puedan parecer relevantes en una situación mesa y el fin mismo que con ella se pudiera tener, ya que nadie
particular. Cualesquiera que sean las circunstancias, no debe­ creería que le ha sido prometido algo, sino que se reiría de toda
mos quitarnos la vida cuando ésta promete más males que agra­ manifestación semejante como de una simulación inútil. (F 4:422
J do. Esta conclusión d�d,�_�b_i�r!o_ si puede estar permitido quitar- /175)
¡ se l�-por otfás consideraciones, como salvar la vida de otra La idea central aquí es que si la máxima fuera una ley univer­
persona o defender una causa que se considera justa. sal de la naturaleza, todos sabrían que cuando se está en necesi­
Este primer ejemplo es el más controvertido de los cuatro dad de dinero, la gente promete en falso con el fin de obtenerlo,
que Kant ofrece, ya que no es claro por qué se genera la contra­ por lo cual nadie creería este tipo de promesas. En consecuencia,
dicción; además, algunos autores sostienen que, en todo caso, se vuelve imposible actuar según la máxima en cuestión; p�r lo
la supuesta contradicción se produce porque el razonamiento tanto, se vuelve imposible querer actuar conforme a ella. S� re­
supone premisas muy cuestionables. Se han postulado varias in­ sulta imposible_pensar que la máxima se convierta en ley unive�­
terpretaciones sobre el tipo-de contradicción en cuestión, de sal, resulta también imposible querer tal cosa; por lo tanto, la ma­
modo que se trata de un asunto que ha generado mucha discu­ xima es inmoral y es un deber no actuar conforme a ella. Se trata
sión y sobre el cual existe un gran desacuerdo. Antes de exa­ también de un deber perfecto, aunque ahora el deber es hacia
minar las interpretaciones de la contradicción en este primer los demás. Al ser perfecto, la prohibición de prometer en falso 1,

ejemplo, presentaré el segundo, ya que es más claro y menos por amor propio o por conveniencia propia se sostiene sin ex-·
controvertido. cepciones y sin importar qué otras consideraciones podría� os
�Jn1. El_segundo ejemplo que Kant presenta es el de alguien "que pensar que podrían justificar las promesas en falso por es�e tl?o
se ve apremiado por la necesidad a tomar dinero en préstamo" de razón. No obstante, esto. d�a abierto,, si podría estar JUStlfi­
aunque sabe que "no podrá pagar, pero ve también que no se le cado prometer en falso por razones de otro tipo, como salvar la
prestará nada si no promete solemnemente devolverlo en un vida de otra persona, salvar la vida propia o defender una causa
tiempo determinado" (F4:422/l 75). La máxima se formula del que �e considere justa.
siguiente modo: "cuando crea estar apurado de dinero, tomaré
dinero en préstamo y prometeré pagarlo, clunque sé que eso no 4. Cómo interpretar la contradicción en el pensamiento
sucederá nunca" (F4:422/l 75). Nuevamente él observa que esta
máxima se adopta por consideraciones de amor propio "o de la Como lo mencioné, en los estudios sobre el tema existe un im­
propia conveniencia". Es ill1 hecho que el amor propio nos pue­ portante desacuerdo sobre cómo interpretar la contradic�ión
de llevar a prometer en falso, pero la pregunta es si este modo de en el pensamiento. 10 En el artículo "La fórmula de la ley umver­
actuar es moralmente lícito. Elevar esta máxima a ley universal sal de Kant", Korsgaard presenta y discute las interpretaciones
sería tanto como elevar por nuestra voluntad el principio del que se han ofrecido y se refiere a ellas como interpretación "ló-
amor propio a una ley universal de la naturaleza. La respuesta
de Kant es que tampoco en este caso la máxima puede pensarse 1o Discuto este tema en Rivera Castro, "Kant's Formula ofthe Universal Law
como una ley universal de la naturaleza, y plantea la pregunta of Nature Reconsidered: A Critique of the Practica} lnterpretation" •
110 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 111

gica", "práctica" y "teleológica". ll De acuerdo con la interpreta­ lugar, como veremos, ambas interpretaciones funcionan mejor
ción lógica de la contradicción, ésta se presenta porque la uni­ cuando la posibilidad o la efectividad de actuar según la máxima
versalización hace imposible el tipo de acción contenido en la en cuestión suponen cierta práctica social que quedaría des­
máxima: si en el mundo posible en el que la máxima es una ley truida por la universalización. Korsgaard se refiere a este tipo
universal se sabe que nadie cumple este tipo de promesas y, por de acciones como "convencionales" . 13 Estas interpretaciones no
lo tanto, nadie cree en ellas, la acción misma de prometer para funcionan para dar cuenta de los ejemplos en los cuales la po�t___//
obtener dinero prestado se vuelve imposible o inconcebible. La bilidad o la efectividad de actuar según la máxima en cuestión
acción en cuestión presupone la práctica social de ese tipo de no suponen ninguna práctica social. Éste es el caso, precisamen-
promesas, de modo que, si la práctica desaparece por la uni­ te, del ejemplo de la acción de quitarse la vida por amor propio.
versalización de la máxima, la acción contenida en esta última Korsgaard se refiere a esta última como una "acción natural"
se vuelve imposible también. La interpretación práctica que para expresar el hecho de que no presupone ninguna práctica
Korsgaard promueve es muy similar, excepto que, de acuerdo social, y reconoce que la interpretación práctica de la contradic-
con ella, el problema no es que la acción se vuelva inconcebible ción no funciona para dar cuenta de este caso. 14 En cuarto lu-
tras la universalización, sino que se vuelve ineficaz para obtener gar, como veremos, ambas interpretaciones pueden resultar
el propósito en la máxima. Como ella señala, la universalización apropiadas para dar cuenta del tipo de inconsistencia que da
hace imposible realizar, mediante una promesa falsa, el propó­ lugar a un deber perfecto hacia los demás, pero no funcionan en
sito en la máxima, es decir, obtener dinero prestado, por lo cual el caso de las contradicciones en el pe'nsamiento que dan lugar
es contradictorio querer la máxima y su universalización al mis­ a deberes perfectos hacia uno mismo, como el de no quitarse la
mo tiempo. 12 vida por amor propio.
Estas dos interpretaciones de la contradicción son similares La tercera interpretación de la contradicción que Korsgaard
en varios puntos. En primer lugar, comparten el supuesto de considera es la "teleológica", de la cual distingue dos versiones:
15
que la contradicción en cuestión tiene lugar entre la máxima y la "simple" y la de HJ. Paton. Aquí me ocuparé sólo de la ver­
su universalización, es decir, niegan que la concepción de la sión simple, ya que las objeciones contra ésta que veremos a
16
máxima como u_na ley universal sea en sí misma contradictoria. continuación también se aplican a la versión de Paton. De
En segundo lugar, comparten el supuesto de que "universalizar" acuerdo con la versión simple, la contradicción tiene lugar por­
significa hacer el experimento mental de que todos comparten que la máxima universalizada contradice algún propósito na­
la máxima en cuestión. De acuerdo con esto, que una máxima tural. En el ejemplo del suicidio, Kant afirma que el propósito
pueda valer como una ley universal de la naturaleza significa natural del amor propio es "impulsar al fomento de la vida" y
que se puede compartir universalmente; por ello me referiré a que, por ello, la máxima de quitarse la vida por amor propio no
este supuesto como la "concepción de la _ univers_alidad_ como puedi:! ser una ley universal: porque contradice el propósito na­
compartibilidad". La prueba de universalización, según estas in� tural del amor propio. Korsgaard presenta tres objeciones cen-
terpretaciones, consiste en verificar la consistencia de que todos
los seres racionales comparten la misma máxima. La contradic­ 13 Ibid., pp. 185-187.
ción resulta cuando es imposible actuar conforme a ella cuando 14 Ibid., pp. 206-211.
se comparte universalmente. La falla reside en un problema de 15 HJ. Paton, The Categorical Imperative. A Study in Kant's Moral Philosophy,
coordinación: las máximas que no se pueden universalizar son capítulo XV.
16 Además, la versión de Paton se basa en supuestos muy controvertidos
aquellas que no se pueden compartir universalmente. En tercer
sobre la naturaleza de la racionalidad práctica, los cuales han sido ampliamente
rechazados en los estudios sobre el tema. Para un panorama de esas objeciones,
véase P. Guyer (comp.), Kant's Groundwork for the Metaphysics ofMorals. A
R.eader's Cuide, capítulo 5.
EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 113
112 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

articul��
trales contra esa interpretación de la contradicción. La primera en t odos los casos, sí resulta filosóficamente fértil: _ ­
de las pro mes� c?mo
es que supone la cuestionable atribución de propósitos natura­ terpretación práctica tomando el ejemplo
<lemas eJ em­
les a "tipos de acción y también a órgan os, instintos y otras dis­ caso paradigmático, para luego extenderla a los
ase textu en el ejemplo
posiciones orgánicas". 17 Aunque Kant suponga que el propósito plos, a pesar de que ello carez�a de ? � _
denrs e que sena meJor contar
natural del amo r propio sea "impulsar el fomento de la vida", es del suicidio. Sin embargo, podna
contra dicció n que funcio ne pa�a
Una premisa demasiado controvertida como para respaldar la con una interpretación de la
perfec tos aunqu e no sea la que mas
prueba de universalización. La segunda objeción es que, si se los dos ejemplos de deberes
te. La interp retació n teleoló gica sim­
concibe así, la prueba no hace uso de la universalización: la ley nos convenza filosóficamen
propondré
universal de quitarse la vida por am or propio contradice el su­ ple satisface esta condic�ón, au�que m�s �delante
puesto propósito natural de este último tanto como la máxima una alternativa que consid ero mas v e r os1m1 l .
..
misma. No hace falta hacer ningún experimellto de universali­ La segunda obj eción de Korsgaard tampoco es definitiva_ y�
art1b1-
zación para dete·rminar si la máxima de quitarse la vida por que supone la concepción de la universalidad cm�� comp _
ca
amor propio contradice un propósito natural. 18 La tercera ob­ 1idad es decir, supone que "universalizar" una max1ma signifi
la máxi­
jeción es que el raz onamient o por el cual se genera la contradic­ hace; el experimento mental de verificar qué pasaría si
en el
ción no resulta convincente desde el punto de vista del suicida: ma se compartiera universalmente. El proble�a es _qu� �
Korsgaard observa que de nada sirve decir que la máxima con­ ejemplo del suicidio Kant no entiende la univer sal1zan �n- de
tradice el propósito natural del amor propio [Jorque esjustamen­ este modo. Según su razonamiento en este cas o , la rr:ax1ma
te este propósito natural lo que el suicida está rechazando con de quitarse la vida por amor propio no�puede pensa rse �m con­
su acción. 19 tradicción independientemente de que hagan lo s <lemas . Kors­
A pesar de la gran influencia que ha ejercido este texto de gaard comete la equivocación de asumi r la conce pción de la
Korsgaard, me parece que no se trata de objecion es definitivas para todos l s casos por­
universalidad co mo compartibilidad o
a la interpretación teleológica simple. La primera objeción no el ejemp lo de las prome sas
que, como acabo de señalar, toma
se dirige a la interpretación de la contradicción, la cual es fiel al com o caso paradigmático. Es razona ble supo �� r que e n el c �o
texto de Kant, sino al razonamiento que ofrece éste. La objeción nes que se d1ngen a los de m as,
de máximas que contienen acci o
no es que la interpretación carezca de base textual en el ejem­ enten derse de este modo, pero no lo
la universalización puede
plo del suicidio, sino que vuelve poco verosímil la prueba de uni­ se dirige n hacia uno mismo . Por ello, es
es cuando las acciones
versalización. El pr oblema que aquí se plantea es cómo resolve r e rsa­
preciso buscar o tra manera de entender la prueba de univ
11� la tensión entre lo que Kant dice en el texto y lo que los lectores ne para todos l s casos.
lización que funcio o
consideramos que podría ser la mejor interpretación de la con­ la
Po�iúltimo, la tercera objeción que presenta Korsgaard a
tradicción según consideraciones filosóficas. El problema que ser de­
interpretación teleológica sin:ple de la contra�icci_ �n, sin
Korsgaard señala en la interpretación teleológica simple no es un
que sea mala como interpretación del texto sino que no es filo­ finitiva, resalta un punto importante. La obJenon asume
elemento crucial en la interpretación de Kant que ella ha desa­
sóficamente convincente. La autora es explícita al decir que las i­
tres interpretaciones tienen cierta base textual, así que su defen­ rrollado, a saber, que los razo namientos m orales tienen que �
rigirse al agente al que pretenden convencer desde s:1 prop io
sa de la interpretación práctica se basa en consideraciones filo­ 1 pre­
sóficas. 20 Ella ofrece una lectura que, aunque no es fiel al texto punto de vista.2 Por ello, tales argumentos deben partJ.r de
de las prome sas, el
misas que el agente acepta. En el ejemplo
17
Korsgaard, "La fórmula de la le y universal de Kant", p. 192.
18 /bid., p. 190. 21
19 Ésta es una te.sis central de Korsgaard, Las fuentes de la normatividad, con­
!bid., pp. 194-195.
2º /bid., p. I 79. ferencia 1-2.2.
114 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 115

argumento en contra del carácter universalizable de la máxima práctica) si la máxima se convierte en 1e)"'),niversal, es decir,
procede a partir de la premisa de que el agente quiere obtener compartida por todos. El suicida puede conc bir su acción per­
dinero prestado mediante una promesa falsa. Se trata de algo fectamente y obtener el propósito de quita se la vida aunque
con lo cual el agente está comprometido. A continuación se le todo mundo actúe según esa misma máxim-{. La segunda razón,
muestra que si su máxima fuera una ley universal, no podría como se puede apreciar, es que se entiende la universalización
lograr su propósito de ese modo porque nadie creería su prome­ en términos de lo que he denominado "universalidad como
sa falsa. De acuerdo con Korsgaard, el problema en el ejemplo compartibilidad". El problema es que, en el caso del suicidio, la
del suicidio es que el argumento en contra de la universalizabi­ supuesta imposibilidad de pensar la máxima sin contradicción
lidad de la máxima no procede a partir de algo que el agente no tiene nada que ver con lo que los demás harían. Aunque el
quiere por el contrario, el punto de partida es la afirmación de suicida fuera la única persona en el mundo que considerara qui­
Kant de que el propósito natural del amor propio es "impulsar tarse la vida por amor propio, Kant sostiene que su máxima no
al fomento de la vida", algo que al suicida parece no intere­ sería universalizable sin contradicción. Por último, la interpreta­
sarle. 22 Por ello, el problema con asignar propósitos naturales ción teleológica tiene el problema de que necesariamente pre­
sería que "puede que no tengan nada que ver con lo que el supone la asignación de propósitos naturales aun en los casos
agente quiere, con lo que debería querer racionalmente, o in- en los cuales no parece ser necesaria, comó en el ejemplo de las
. ser humano quiere
el uso con lo que cua1 quier . "" . promesas. Tal y como Kant lo presenta en la Fundamentación, la
La dificultad con esta objeción es que en realidad no se diri­ imposibilidad de pensar la máxima de prometer en falso para
ge contra la interpretación teleológica simple de la contradic­ obtener dinero prestado por conveniencia propia no depende
ción, sino contra el razonamiento que Kant ofrece, ya que él de la asignación de un propósito natural a la ·acción de prometer.
mismo le asigna un propósito natural al amor propio. De acuer­ En lo que resta de esta sección ofreceré una interpretación �e� •"J
do con él, la máxima del suicida no se puede universalizar sin alternativa de la contradicción en el pensamiento. 24 Para ser exi-

r
contradicción porque contradice un propósito natural. De este tosa, esta alternativa debe servir para los dos ejemplos, es decir,
\\t modo, regresamos a la cuestión que planteé respecto de la prime­ para máximas que contienen acciones naturales y para aquellas
ra objeción que Korsgaard presenta contra esta interpretación, que presuponen prácticas sociales (acciones convencionales);
a saber, cómo resolver la tensión entre el objetivo de ofrecer una debe ofrecer una concepción de la universalización que funcio-
lectura fiel del texto y ofrecer una lectura filosóficamente coh­ ne para la derivación de deberes hacia uno mismO (ejemplo del
vincente. Es claro que desde el punto de vista de Korsgaard, el suicidio) y hacia los demás (ejemplo de las promesas); además,
razonamiento de Kant en el ejemplo del suicidio no es filosófi­ debe permitir la asignación de propósitos naturales sin reque­
camente convincente, pero ello no constituye una objeción con- rirlos /necesariamente.
Ltra una interpr�tación de éste q:1-e aspira a tener ba�e �<:xtual. El rasgo central de esta interpr�ción alternativa, a la que
En suma, las tres interpretac10nes de la contradicnon en el denominaré "intemretación lógic��[visada", es que en ella se
pensamiento son vulnerables a objeciones importantes. Las in­ toma en serio la tesis de Kant de que, al universalizar una máxi­
terpretaciones lógica y práctica no funcionan para el ejemplo ma debemos pensarla como una ley universal de la naturaleza.
del suicidio por dos razones. La primera es que quitarse la vida Siguiendo esta idea central, el experimento de universalización
por amor propio es una acción natural, por lo que no se vuelve no puede consistir en verificar qué pasaría si todos adoptaran
inconcebible (interpretación lógica) o ineficaz (interpretación mi máxima, sino en verificar si puedo querer mi máxima como

22
Korsgaard, "La fórmula de la ley universal de Kant", pp. 194-197. 24 Desarrollo esta interpretación en Rivera Castro, "Kant's Formula of the Uni-
23
Ibid., p. 197. \\
versal Law of Nature Reconsidered: A Critique of the Practica! Interpretation".
116 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO

una ley de acuerdo con la cual ciertos efectos se siguen necesa­ universaliza, estrictamente, es la máxima más general de actuar
riamente de ciertas causas. Como mencioné al principio de este por amor propio. 26 Kant señaJa que tal máxima o principio más
capítulo, en la Fundamentación, Kant observa que "la universali­ general no puede pensarse como una ley universal de la natura-
dad de la ley según la cual suceden efectos constituye lo que se leza. En la segunda Crítica presenta el ·.·ám_or,.-prqpio como el A""-"'·•• 'Z":-;;-: c)
i

llama propiamente naturaleza en el sentido más general (según principio de ek_gjr d� acuerdo_ con el ��acer o _di�_placer que se
la forma), esto es, la existencia de las cosas en tanto que está espera de la realidad de un objeto ( C2 5:22/20). De acuerdo con
determinada según leyes universales" (F4:421/l 73). De acuer­ el ejemplo del suicidio, la tendencia a elegir con base en el pla-
do con esto, la prueba de universalización consiste en verificar cer o displacer esperado desempeña la función natural de im-
si puedo querer que mi máxima sea una ley universal según la pulsar el fomento de la vida. Se presume que en un ser racional
cual tienen lugar ciertos efectos. Esto no debe interpretarse sujeto a la influencia de la sensibilidad el impulso a la vida de-
como la exigencia de verificar si la máxima puede ser una ley de pende de que ésta sea agradable. Este impulso puede cesar
la naturaleza de acuerdo con la cual la misma causa (digamos, el cuando, como en el ejemplo, la vida promete más males que agra-
amor propio) produce el mismo efecto (digamos, terminar con do. Dependiendo del balance de placer y desagrado, el amor �1."'
la propia vida al anticipar mayor miseria que agrado).25 Como propio puede fomentar la vida o bien su terminación. Aunque
también mencioné, las leyes en cuestión son leyes para la volun­ esto último sea un hecho natural acerca de nosotros, la pregun-
tad, a la cual Kant caracteriza como una causalidad que se deter­ ta es si actuar por el principio del amor propio puede convertir-
mina a sí misma. La causa en cuestión es la voluntad, los efectos se en una ley para la voluntad. Sería el principio de determinarse
son sus acciones y sus consecuencias, y las leyes especifican la a la acción necesariamente según el placer o desagrado espera-
conexión necesaria entre la causa y sus efectos. Podemos decir dos. Con el fin de responder a esta pregunta, la prueba de uni-
que al pensar una máxima como una ley universal para la vo­ versalidad nos e:Xige verificar si podemos querer que el amor
luntad consideramos que especifica un fundamento (digamos, propio sea el fundamento necesario para la realización de cier-
el amor propio) con base en el cual la voluntad necesariamente tas acciones.
se determina a sí misma a la producción de ciertos efectos (di­ S�ún la_conceEf.ión_ de _la universalidad <:=omo__ neces_ida_d,la
gamos, terminar con la propia· vida al anticipar mayor miseria razón por la cual i:io podemos pensar el principio del amor pro­
que agrado). Llamaré a esta manera de concebir a la universali­ pio como una_ le_y_u!liversal _9-_e_ la natural_eza=es... queno lo P-9fk.-
zación como "universalidad como necesidad" porque la ley es­ 1!!2§__}.{ensar como �rj fuJ!Q_ª1llento por e!,_<;:_g_ajJ g
., �nte necesaria­
, ,_ .,
pecifica los fundamentos con base en los cuales la voluntad se mente termina con su vida aJ anticipar más mi�; _IÍa qµe _agnu;iQ.
determina necesariamente a actuar. Según Kant, la razón es que el propósito natur l del amor pro­
En el ejemplo del suicidio, la máxima en cuestión puede for­ pio e;s promover el fomento de la vida. Podría pensarse, como
mularse como "quitarse la vida cuando ésta promete más males lo hdt'.e Allen Wood, que la máxima en cuestión no puede ser
que agrado" o bien "quitarse la vida por amor propio". Kant una ley de la naturaleza porque sería autocontradictoria en el
pregunta si "este principio del amor propio puede convertirse sentido de que la misma causa produciría efectos contradicto­
en una ley universal de la naturaleza"' (F4:422/l 73). Lo que se rios. En su lectura del ejemplo del suicidio según la primera
fórmula escribe lo siguiente: "sería autocontradictorio que hu­
25 Paton ( The Categorical Irnperative. A Study in Kant's Moral Philnsophy, p. 148) biera un sistema de la naturaleza en el cual el mismo sentimien­
hace esta lectura cuando afirma respecto de la fórmula de la le y universal de la
to con esta función debiera, bajo ciertas circunstancias, produ­
naturaleza que "es esencial para tal ley que no deba tener excepciones: la misma cir el término de la vida conforme a una ley de la naturaleza". 27
causa debe producir los mismos efectos siempre" (la traducción es mía). Wood
26 O'Neill, "Consistency in Action".
(Kant's Ethical Thought, pp. 84-85) parece afinnar la misma postura en su lec­
27 Wood, Kant's Ethical Thought, p. 85. La traducción es mía.
tura del ejemplo del suicidio.
118 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 119

Esta lectura no puede ser correcta porque ya sabemos que el tándar y la práctica emplean la concepción de la univers�l idad
amor propio puede conducir al fomento o al término de la vida .
como compartibilidad, la cual resulta a�s:1-rda en e�pnmer
dependiendo del balance de placer y desagrado. El problema, en ejemplo. Es verdad que cuando una max1ma puede pensarse
realidad, es que el agente no puede pensar una ley según la cual como una ley de la naturaleza también es compartible como un
el amor propio conduce necesariamente a terminar con la vida principio que todos adoptan y conforme al cual actúan. Sin em­
propia cuando el futuro luce miserable. bargo, la diferencia reside en que concebir la universalidad
A pesar de las interpretaciones lógica y práctica, el problema como necesidad no exige determinar directamente qué pasaría
aquí no es que la acción o el propósito en la máxima (terminar si todo mundo adoptara mi máxima. Según esta concepción, la
con la vida propia) sería inconcebible o inalcanzable. El proble­ compartibilidad de una máxima se determina indirectamente
ma, en cambio, es que el suicida no puede pensar su máxima al verificar si puede pensarse como una ley de la naturaleza,
como una ley de la naturaleza porque ello contradice algo que Al igual que la interpretación práctica, la interpretación lógi­
tiene que considerar, a saber, que la función natural del amor ca revisada que propongo consigue dirigirse al agente, aunque
propio es promover el fomento de la vida. Korsgaard objetaría de manera diferente. En una contradicción lógica, el razona­
que esto es absurdo ya que el agente niega con su máxima que miento no empieza a partir de un propósito que el agente se pro­
le importe esa supuesta función natural del amor propio, Sin pone lograr pero que se frustra, comO sostiene la interpretación
embargo, para que el ejemplo funcione, Kant necesita que el práctica. En lugar de ello, el razonamiento empieza de una pre­
agente afirme esa supuesta función natural. La premisa sobre la misa que el agente acepta o debe aceptar con el fin de mostrarle
función natural del amor propio desempeña el pipel de expre­ que, a la luz de esa premisa, no puede pensar su máxima como
sar lo que el agente acepta o debe aceptar. Si Kant no nos con­ una ley universal de la naturaleza. De acuerdo con el supuesto
vence, entonces el ejemplo no funciona para obtener el resultado de que el agente acepte o deba aceptar la premisa de que la fun­
que él quiere, pero esto no constituye un argumento en contra ción natural del amor propió es impulsar el fomento de la vida,
de ninguna interpretación en particular, y ciertamente no ex­ no puede pensar una ley según la cual la gente termina con su
cluye la lectura que estoy proponiendo, la cual captura la razón vida necesariamente cuando anticipa mayor miseria q�a­
por la cual la máxima no puede pensarse· como una ley universal. do. Eso significa que el amor propio no puede pensarse como "-i
De acuerdo con mi lectura, la contradicción reside en pensar un fundamento universal para la acción en general: porque hay
r
la máxima como una ley universal de la naturaleza según el sú­ casos en los cuales el pensamiento del amor propio como fun­
puesto de que la función natural del amor propio es impulsar el damento necesario para la acción resulta contradictorio; no sig­
fomento de la vida. Puede decirse que la contradicción es lógica nifica que el amor propio no pueda ser un fundamento necesa­
ya que tiene lugar entre una premisa que el agente acepta o debe rio ddiciertas acciones, pero sí significa que no puede serlo de
aceptar (sobre la función natural del amor propio) y la negación la acción en general, ya que hay casos en los cuales es imposible .1
L de ella al universalizar la máxima. Sin embargo, mi lectura se pensarlo.
aleja de la interpretación lógica estándar.-En primer lugar, a dife­ Consideremos ahora el ejemplo de la promesa falsa en el
rencia de esta última, mi lectura no sostiene que la acción en la cual Kant se refiere a la máxima como el "principio del amor
máxima se volvería inconcebible, lo cual no tiene sentido. En propio o de la propia conveniencia" (F4:422/l 75). Esta formu­
segundo lugar, mi lectura entiende la universalización a partir lación sugiere que debemos esperar el mismo razonamiento
de la concepción de la universalidad como necesidad, según la que en el ejemplo anterior: aunque sea un hecho natural sobre
cual, al universalizar una máxima verificamos si podemos querer nosotros que el amor propio pueda llevarnos a prometer en fal­
cierto fundamento como necesario para la realización de ciertas so, la pregunta es si esta manera de actuar es moralmente per­
acciones (o efectos). Como vimos, la interpretación lógica es- misible o, lo que es lo mismo, si podemos querer el principio de
1 20 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO GATEGÓRICO 121

prometer en falso por amor propio como una ley universa! de la tradicción de la má.xima tiene que consíderar que, al elevarse a ley
naturaleza. Según la concepción de la universalidad como nece­ universal, la máxima es, por ello, compartida:por todos. Ya no se
sidad, la pregunta es si podernos querer el amor propio como el trata s6lo de una ley para guiar la conducta propia. sino de una
fundamento con base en el cual necesariamente prometemos ley según la cual todo mundo guía su conducta hacia los demás.
en falso cuando resulta conveniente. De ou·o modo no podría servir de ley para regir las relacionesJ
Kant señala que la máxima de prometer en falso por amor interpersonales.
propio con el fin de obtener dinero no puede pensarse como A diferencia de la interpretación teleológicaJ la lógica revisa­
una ley de la natu raleza porque, si lo fuera, este tipo de prome­ da no necesita apelar a ningún propósito natural con el fin de
sa no sería creíble. Si la máxima fuera leyJ todo mundo, cuando derivar la contradicción. Al igual que en el ejemplo ante rior, la
le resultara conveniente, necesariamente prometería en fulso, lo interpretación lógica revisada ubica la contradicción entre un
cual, nos dke, tendría )a consecuencia de que nadie creería ese supuesto o premisa con el cual el agente está comprometido (la
tipo de promesas. Si todo mundo sabe que en caso de necesidad credibilidad de su promesa) y la uegadón de ella con la unive1°
la gente promete en falso por amor propio. los demás se reirían salizadón. En esto se distingue de 1a interpretación práctica, se­
de mi pron1esa ''como de una simulación inúúl". El razona­ gún la cual la contradicción tiene lugar porque la obtención del
miento de Kant supone que al hacer una promesa asumimos propósito del agente en la máxima (obtener dinero) se frustra
que las demás personas la creerán. En la medida en que ese su­ con la uníversaliz.ación. Es cierto que en el ejemplo de la prome­
puesto está contenido en la máxima, el agente está comprometi­ sa falsa la universalización también frustra la posíbilidad de rea­
do con él. Como ese supuesto se socava con la universalización, lizar el propósito del agente en la máxima. Ello no sucede en el
el agente no puede pensar su máxima como una ley universal , 28 ejemplo del suicidio, en el cual el propósito de quitarse la vida
La contradicción reside entre un supuesto en la máxima y la no se frustra con la universalización. De allí que la interpreta­
imposibilidad de aquél cuando ésta se convierte en ley. ción práctica resulte verosímil en el ejemplo de la prom�­
A diferencia del ejemplo del suicida, Kant introduce implí­ s.a, mas no en el del suicidio. �o obstante. esta verosimilitud se
citamente el factor de que la máxima elevada a ley universal debe a una ambigüedad que pocas veces se menciona en los es­
será compartida porque se trata de una ley práctka para regir la tudios sobre el tema, y es que el ejemplo de la promesa falsa da
conducta interpersonal. Este elemento es itrelevante cuando se luga.r tanto a una contradicción en el pensamiento C<?1no a un�
evalúan moralmente máxiruas que formulamos para regir la co1l­ en la voluntad. 29
ducta propia al marg·en de cómo afecta a los demás (aunque tam­ Cmno veremos en la siguiente sección, una contradicción en
bién se pu�de volver necesario evaluar moralmente cómo afecta la voluntad se presenta cuando un propósito con el cual el agen­
Fa los demás) . Cuando nos ceñimos a la evaluación de la conducta te estt:¡Í comprometido se frustra tras la universalización de su
propia, la pregunta relevante es si podemos querer sín c.ontradíc­ máxima. Como Korsgaard lo señala, el propósi to de obtener
ción que nuesu,as máximas se conviertan en leyes universales. La dinero se frustra cuando 1a máxima se convierte en ley universal
tesis de Kant es que, en lo que respecta a la conducta propia, el porque la acción de prometer en falso ya no sirve como medio
amor propio no puede convertirse en una ley universal, pero para obtenerlo. Este tipo de contradicción, sin embargo, es prác­
cuando evaluamos rnáximas por las que nos relacionam.os con tica, y se da en la voluntad del agente: éste no puede querer la
otras personas, la pregunta sobre la posible universalidad sin con- realización de su propósi to y la universalización de la máxima al
28 Wood ( Kant's Ethical Tlwvgli t, p. 88) afirma que 1a máxima no puede ser
una ley de la naturaleza porque la mL1;ma causa produciría efei:.tos contra• 29J, Timmermann (Kant's Groundwork of rhe Metaphysics ofMorals. A Com­
dictorios. Como ya indiqué, ésta no es la razón por la cual el agente no p uede mmtary, p. 83) también menciona esta dificuhad, mit>ntras que Wood (Kani's
pensar su máxima como una Jey ilnlversaJ de la naturaleza. Ethicttl Thongltt, p. 88) la considera pero la desed:.a,
122 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATNO CATEGÓ RICO 123

mismo tiempo porque los medios necesarios para esa realiza­ Kant objeta que aunque pueda pensarse la máxima de este modo,
ción se socavan con la universalización: Aunque esto es correc­ no es posible querer que se convierta en ley. La razón que ofrece
to, la contradicción que a Kant le interesa se presenta en el pen- es que "como ser racional quiere necesariamente que se des �!!E­
Í.Samiento de la máxima como ley universal, no en la voluntad del llen en él todas las facultades, porque le están dadas y le son
agente: el agente no puede pensar su máxima de prometer en útiles para todo tipo de posibl�ropósitos" (F 4:423/177).
falso por amor propio corno una ley de la naturaleza porque Afirma que si bien es pos_ible _e_ensar_. la máxim_a CO!IlO unaE
asume que todos creerán su promesa, pero de acuerdo con esa universal, es imposible querer que lo sea "porque _un_a v�lu_n_tad
ley el supuesto se socava. El pensamiento de la máxima como ley semejante se contradiría a sí misma" (F 4:424/175). A diferen­
es contradictorio porque asume y niega al mismo tiempo la cre­ cia de los dos ejemplos anteriores, la contradicción no tiene lu­
dibilidad de las promesas. Aunque el ejemplo también puede gar en el pensamiento de la máxima como ley universal, sino en
leerse desde el punto de vista de una contradicción en la volun­ la voluntad.
tad, debemos preferir aquella interpretación que captura el tipo El razonamiento de Kant presupone que hay ciertas cosas)
l_,..más fuerte de contradicción que Kant señala. q toda voluntad racional necesariamente quiere. En particu­
ue
lar, nos dice, un ser racional quiere "que se desarrollen en él to­
5 . La contradicción en la voluntad das las facultades, porgue le están da_das y le so� útiles para todo
tipo de posibles propósitos''. Parece partir aquí del hecho in­
Mientras que las contradicciones en el pensamiento tienen lu­ controvertible de que los seres racionales quieren la realización
gar al intentar pensar la máxima como una ley universal de la de sus propósitos. Supone también que las facultades que po­
naturaleza, las de la voluntad tienen lugar entre dos cosas que seemos son útiles para la realización de "todo tipo de :eos�
la voluntad quiere y que son inconsistentes entre sí. Como men­ propósitos", lo cual tampoco resulta controvertido. Concluye
cioné, Kant afirma que este segundo tipo de contradicción da que, por lo tanto, necesariamente queremos el desarrollo dtJ
lugar a deberes imperfectos, los cuales exigen adoptar ciertos nuestras facultades. Un ser que desarrolle sus facultades conta­
fines que se deben realizar a lo largo de una vida completa. rá con más y mejores recursos para realizar todo tipo de propó­
En el tercer ejemplo, encontramos a un personaje que "en­ sitos posibles. Para la verosimilitud de este razonamiento es im­
cuentra en sí un talento que por medio de algún cultivo podría portante que\no espeCTncaúeqll�- faéulfidiiS se--fra:tI{: 'Puede
hacerle un hombre útil en todo tipo de respectos. Pero se ve eri tratarse de facultades mentales como el entendimiento o la ima­
circunstancias cómodas, y prefiere ir tras el placer a esforzarse ginación, de cualquier habilidad física o de talentos específicos
en la ampliación y mejora de sus felices disposiciones naturales" para cantar, tocar un instrumento musical, escribir, etc. El pun­
(F4:423/l 75). Kant no formula la máxima explícitamente, pero to im¡jprtante es que si necesariamente queremos el desarrollo
0- .2.0o
podría expresarse del modo siguiente: "cuando me encuentre de nuestras facultades porgue nos son útiles para algo que ne­
en circunstancias cómodas, me dedicaré al placer en lugar de cesariamente queremos, a saber, la realización de nuestros pro­
mejorar mis talentos naturales", o bien de manera más concisa: pósitos, se si�':!� no p�demos querer una ley universal de no
"dejaré de cultivar mis talentos por pereza" o "no cultivaré mis desarrollar las propias facultades aunque tal ley pueda pensarse
talentos por amor propio". En este caso, al hacer el experimen­ sin contradiCción. Una voluntad que quiera la ·realización de sus
to mental de pensar esa máxima como una ley universal de la propósitos y quiera, al mismo tiempo, una ley univ�rsal de no
naturaleza, observaremos que: "una naturaleza puede subsistir cultivar sus facultades por pereza, se contradiría a sí misma. 30
todavía según una ley universal semejante" (F 4:423/175). Esto
significa que la máxima en cuestión puede pensarse sin contra­
dicción como una ley universal de la naturaleza. No obstante, 3° Korsgaard, "La fórmula de la ley universal de Kant", pp. 204-205.
1 24 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 1 25

Si no puede quererse que la 1náxima de no desarrollar las En este caso, tampoco formula Kant la máxima explícitamente,
propias facultades para continuar con una vida cómoda se con� 1a cual podría expresarse así: "cuando me vaya, bien y no tenga
vierta en una ley universal de la natw-aleza., se sigue que esJ!!IDQ:: ganas de hacerlo, no contribuiré con nada al bienestar ajeno" o
, · ," l'l,Y\m� 5e,
\ �aj actuar según esa máxiina. Para Kan t, el deber de desarrollar "~· , a 1 os demas por desmteres o "no ayud are· a 1os de- .z:"'·¡\ .
" no ayuU(L.1-e
las propias facultades es imperfecto o amplío (F 4:424/ 179). más por amor propio" . .i\1 igual que en el caso de los talentos, "'
Esto significa que el deber exige la realización de un fin, e.orno Kant admite que esta máxin1a sí podría pensar.se sin contradic­
desarrollar los propios talentos, pero deja pendiente detenni­ ción como una ley universal de la naturaleza. Asimismo. señala
nar cuá1 es la mejor manera de llevarlo a cabo. "Lln deber imper­ que, aunque la máxima pueda pensarse sin contradicción como
.!�-��?- ��?� �}5!g�J� realización u omisión de cierto tipo de act9s una 1ey, es imposible querer que valga de tal modo. La razón es.
esp�<:Jfico,s y__sin excepción4sino JJUe le :eermite al agente deci- que "una voluntad que decidiese esto se contradiría a sí misma,
1Jr _q�_fa�ulta1es d<:��l!_ollar, 91:(�edid-�L�!!5l1:1:�_!1\omento ya que pueden ocurrir algunos casos en los que necesita del
y de _gué manera, En el caso de un deber amplio, el agente de­ amor y compaqión de otros} y en los que 1 por esa ley de la natu­
te rmina de qué manera delimitarlo, sobre todo cuando puede raleza surgida de su propia voluntad, se sustraería a sí mismo
entrar en colisión con otros deberes morales, sean perfectos o toda esperanza del socorro que desea" (F4:423íl 77) .
imperfectos. Como los deberes perfectos exigen la realización u Al igual que en el ejemplo de los talentos1 ese razonamiento
omisión d.e ciertosE.Pos de acciones sin excepción, Kant sostie­ presupone que hay algo que toda voluntad raciona1 necesaria�
n.�_qlJ_e deben ten�S,P}furLdad �bre }_os, Li:t1perfectos. Si, en cir­ mente quiere, a saber, el amor y la compasión ajenos. Aunque
cunstancias particulares, el deber de desarrollar los propios talen­ él no lo aclara, es importante explicar que por "amor y c0111pa­
tos se opone a un deber perfecto como cumplir una promesa, sión aj eno.s» se entiende aquí )a contribución o ayuda de otros al
entonces el primero debe limitarse en aras del cumplimiento bienestar propio. No se trata de los meros sentimientos de amor
y de compasión, ·sino de lo que Kant llama "��tiro<, es
, del segundo. A'\-imismo:, los deberes imperfectos deben delimí­
L tarse recíprocamente. En la Fundamentación, Kant también su� decir, la actividad de ayudar a los demás (PMDV 6:449-450
giere que el cumplimiento de los deberes imperfectos puede li­ /31 8-31 9) . Su razonamien to parece suponer que somos seres
mitarse haciendo excepciones a favor de la inclinación (F4:421 n con necesidades cuy-.a satisfacción nos interesa. También parece
/173n) . De acuerdo con esto, podríamos hacer una excepción, suponer que la ayuda de los den1ás resulta muy útil para la satis�
por así decirlo) a la actividad de desarrollar nuestros propios facción de algunas necesidades propias. Es importante que no
talentos en aras de satisfacer alguna inclinación. Sin embargo� se especifica de qué tipo de ayuda se trata: puede ser ayuda para
como veremos en el capítulo V11, sección 2, en escri tos posterio­ satisfacer una necesidad vital y urgente o para conseguir fines
res Kant abandonará esa manera de caracterizar el carácter im­ impdrtantes pero no urgentes. Su conclusión es que no pode­
mos querer como ley universal no ayudar por desinterés en las
perfecto o amplio de tales deberes y sostendrá que su realización
necesidades ajenas, porque tal ley nos privaría de �g5?_9!!_�
sólo puede limitarse por la consideración .de otros deberes.
cesariamente q.�L�ElQ§.i...� saber, la ayuda ajena para la satisfac­
En el cuarto ejemplo Kant presenta a un personaje:
ción de necesidades P!S!Ei3:s. Una ley así da lugar �-1:!.����­
a quien le va bien, pero sin embargo ve que otros (a quiene15 él dicdón en la voluntad,
bien podría ayudar) tienen que luchar con grandes trabajos: ¿qué Al igual que el ejemplo de prometer en falso para obtener
me importa? ¡sea cada cual tan feliz. como el cielo quiera o él pueM dinero prestado. la máxima en cuestión concierne a cómo rela­
da hacerse a sí mismo� no le privaré de nada, e incluso ni siquiera. cionarnos con los demás. A diferencia del ejemplo de las pro­
le envidiaré , sólo que no tengo ganas de contribuir con nada a su mesas, la contradicción no depende de que todos conozcan la
bienestar o a su socorro en la necesidad ! (F4:423íl 77) ley aunque sí depende de lo que no harían los demás en un
1 26 VIRTUD, F.ELICIDAD Y RELIGIÓN
EL CONCEPTO DEL IMPERAT[VO CATEGÓRrCO 127

mundo posible en que la máxima fuera ley universal De acuer­ se pregunta si podría actuar según sus má..-..: imas de no desarro­
do con esa ley universaJ de no ayudar por desinterés¡ nadie reci­ llar sus talentos y de no ayud;:ir a otros por comodidad o desin­
biría ayuda ajena aunque, estrictamente, ello no depende de terés cuando todo mundo hace lo mb1no. Como 1a respuesta es
que se conozca la ley. La razón por la que nadie ayudaría en tal afirmativa, se sigue que fas máximas pueden pensarse como le­
mundo posible -no es que. como unos no ayudan, los demás tam­ yes universales. El problema, sin embargo1 es que el ejemplo del
poco lo harían. No recibir a¡ntda depende, desde luego, de lo suicidio tendría que leerse de la misma manera. Supongamos que
que no hagan los demá.s, pero esto último no depende, a su vez1 el agente se pregunta si podría actuar seg ún su máxíma de qui­
tarse la vida si el futuro pron1ete n1ás miseria que agrado cuan­
;_ que se conozca la ley. No podemos querer una ley universal
de
do todo mundo hace Jo mismo. Como la respuesta es afirmativa,
\ semejante sin privarnos de algo que necesariamente queremos,
a saber, la ayuda ajena. 1.,a contradicción no se present,'l por un se tiene que concluir que ]a máxima puede pensarse como ley
universal. Puesto que Kant afirma que la máxima del suicida no
problema de coordinadón con los demás, sino que se debe a que
la consider�ción de 1a 111áxima corno una ley contradice algo puede pensarse de tal modo, algo no funciona con esas inter­
pretaciones, El problema, como vimos_, es que esas interpreta­
�ue _necesanamen te queremos.
St resulta que la rnáxima de no ayudar por desinterés no pue- ciones no pueden excluir máxin1as que no presuponen prácti­
¡ de quererse como una ley universal de la naturalerJj es jnmoral cas sociales. Cultivar los propios talentos y ayudar a otros son
\ actuar de ese modo. Corno 1a contradicción surge en la volun­ acciones naturales en este sentido, ya que su p osibilidad no de­
tad dd agente, el deber de ayudar a los demás es imperfecto. pende de lo q ue hagan los demás. Por ello, estas acciones son
Esto s1g�1fica que exige la adopción del fin de aytidar, aunque a concebibles o eficaces con independencia de si sus máximas
cada qmen le corresponde deternünar a quién, cuándo, en qué son morales o inmorales. Aunque la interpretación lógica es tán­
medida y de qué manera . El deber imperfecto no exige que con­ dar y la p ráctica permiten obtener el resultado que Kant señala
_ { que las 1n.iximas se pueden pensar sin contradicción) , lo hacen
tnbuyamos al bienestar ajeno síen1pre que la ocasión se pre­
sente. Debido a la amplitud del deber, podemos decidir cuándo por una mala razón, a saber, que no excluyen como inmorales
y cómo delimitarlo en relación con el cump]in1iento de otros las máximas que no presuponen prácticas sociales.
deberes:. En cambio, la interpretación lógica revisada que prop ongo ,:
La pregunta ahora es cómo interpretar en qué consiste una exp lica adecuadamente por qué esas máximas sí pueden p en­
"- i1-1\/ sarse sin contradícción. Pensar la máxima de no cultivar los ta­
contradicción en 1a voluntad. Como veremos a continuación, la
m�jor interpretación es la p ráctica que Korsgaatd propone por­ lentos p or amor p ropio como una ley universal de la naturale.7Ál
que, como indiqué, toda contradicción práctica tiene lugar en equivale a pensarla como una ley de acuerdo con la cual la vo­
l� voluntad. Ni la interpretaci<Sn lógica estándar ní la lógica re­ luntaff necesariamen te ignora el cultivo de los talentos si lo en­
VJsada q ue he propuesto tienen sentido cuando se trata de con­ cuentra agradable. Ningún supuesto o compromiso del agente
tradicciones que se presentan a partir de algo que la voluntad se veda socavado por la universalización, EJ mismo razonamiento
quiere, y no de ciertas premisas que acepta o debe aceptar. An­ resulta adecuado en el e:jemplo de no ayudar al p rójimo por amor
pro pio1 ya que esta máxima pued_e pensarse como una ley univer­
�s de cot�iderar la in�-erpret:ación práctica, sin embargo, es p re­
oso exanunar por que afirma Kant que las máximas de no cu]ti� sal de la naturaleza sin contradicción. Según u na ley así, la gen-
var los talentos y de no ayudar a otros por amor propio sí pueden te necesariamente deja de ayudar a otros por desinterés o amor
pensarse como leyes universales de la naturaleza. pro pio. Como en el ejem plo anteriorJ ningún supuesto o compro­
::-,;¡ la interpretación lógica estándar ní la práctica pueden ex­ miso de] agente se vería socavado con la universalización.
plicar satisfactoriamente por qué no se presenta una contradic­ C,,onsideremos ahora p or qué Kant afirma que no podemos
ción en el pensamiento en esos casos. Supongamos que el agente querer sin contradicción que esas máximas sean ]eyes universa-
128 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN EL CONCEPTO DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO 129

o(
les. Como mencioné, la mejor interpretación de las contradiccio­ Esta dificultad puede resolverse si, en lugar de la concepción
<Z3 nes en la voluntad es la práctica, ya que este tipo de contradicción � de la universalidad como compartibilidad implícita en la inter-
siempre tiene lugar en la voluntad. Segú:r:i Kant, como vimos, un 0\0 1 '\t·•
pretación práctica, empleamos la concepción de la universali- ,� r
- ��-� -rE_9lle!!
agente no puede querer 41:1-����s-�-�paci��d��-!!º. -��- � dad como necesidad. De acuerdo con esta segunda concepción,
porgue son medios necesarios para la realización de todo tipo de como acabamos de ver, pensar la máxima de no cultivar los ta-
propósitos. Lo mismo vale para "el amor y la simpatía ajenos", lentos por amor propio como una ley universal de la naturaleza
los !;��le_s _son medios nece,�arios para el lo��-�e cierto tipo de equivale a pensarla como una ley de acuerdo con la cual la vo-
propósitos, a saber, la satisfacción de necesid�e-�__l!!!?E!�- Por luntad necesariamente ignora el cultivo de los talentos porque
ello, un agente no puede no querer la ayuda ajena. Kant supone le r,esulta cómodo o agradable. Aunque esta máxima puede pen-
que una voluntad racional está comprometida con la realiza­ sarse sin contradicción, no puede quererse porque, si la máxi-
ción de sus propios propósitos. También supone que los talen­ ma fuera ley, el agente frustraría la realización de su propósito
tos desarrollados y la ayuda ajena son medios necesarios para la esencial de ser capaz de realizar todo tipo de propósitos, ya que
realización de todo tipo de propósitos. Puesto que, de acuerdo necesariamente ignoraría el cultivo de sus talentos por amor
con el imperativo hipotético, quien quiere el fin quiere los me­
propio;- Lo mismo puede decirse de la máxima de no ayudar a
dios, el agente está comprometido con querer el desarrollo de sus
los demás por desinterés. Según la concepción de la universali-
..,/C\ �.Ítalentos y la ayuda ajena cuando la necesite. Como Korsgaard
Q 4 dad como necesidad, se trataría de una ley según la cual la gente
¼ i.,.\ó e�� �lica, si el agente g��r�e el fi�n ?ero no quiere los me di os, in­
�-�.;;,f � ll
·curre en una contrad1cc10n practlca. 31 Un agente que qmera la
. necesariamente deja de ayudar a otros por amor propio. Aun-
que puede pensarse sin contradicción, tal ley no puede querer-
"" · � realización de sus propósitos en general y, al mismo tiempo,
quiera la ley de no desarrollar sus talentos, se contradiría a sí se porque frustra el acceso a la ayuda ajena, la cual es un medio
mismo. El propósito "esencial" de la voluntad que se vería frustra­ necesario para la satisfacción de necesidades propias.
do sería "su efectividad en general en la procuración de sus fi­ Para concluir este cápítulo, quiero observar que, de acuerdo
nes".32 De manera similar, un agente no puede querer una iey con Korsgaard, una ventaja de la interpretación práctica es que
según la cual la gente no ayuda a otros que lo necesitan. Si qui­ emplea el mismo tipo de razonamiento en las contradicciones
siera una ley así, dejaría de querer un medio necesario para sus en el pensamiento y en las que tienen lugar en la voluntad. En
\..Propósitos, por lo que incurriría en una contradicción prácti<;a. ambos casos emplea el mismo sentido de contradicción que Kant
A pesar de su verosimilitud, existe un problema con la inter­ identifica en su análisis del imperativo hipotético, de modo que
pretación práctica de las contradicciones en la voluntad, y es la contradicción se presenta porque un propóSito del agente se
que no hace uso de su propia concepción de universalidad en el vería frustrado. 33 La diferencia entre ambos tipos de contradic­
ejemplo de los talentos ya que la efectividad general de la volun­ ción.r�side en que en las que se presentan en el pensamiento el
tad se vería frustrada independientemente de si todos actúan propósito frustrado es el que está contenido en la máxima (p. ej.,
según la misma máxima o no. Aunque el agente fuera la única obtener dinero prestado mediante una promesa), mientras que
persona en el mundo que actuara según la máxima en cuestión, en las que se presentan en la voluntad, el propósito frustrado es
socavaría los medios necesarios para su propósito esencial de ser uno que el agente necesariamente quiere pero que no está con­
capaz de realizar todo tipo de propósitos. La frustración de tenido en su máxima (p. ej., el cultivo de sus talentos). 34 Aunque
dicho propósito no tiene nada que ver con lo que los demás ha­ esta diferencia permite trazar una distinción entre ambos tipos
gan o dejen de hacer. de contradicción, no captura la tesis de Kant de que las primeras

31
lbid., pp. 199-202. 33 !bid., p. 212.
32 !bid., p. 205. 34 !bid., p. 205.
130 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

tienen lugar en el pensamiento. Según la interpretación prácti­


ca, en ambos casos se trata de contradicciones en la voluntad en
las que la voluntad frustra, al universalizar su máxima, la realiza­
ción de uno de sus propósitos. Esto sugiere que Korsgaard con­
sidera las contradicciones en la voluntad paradigmáticas, es de­
cir, como modelo para interpretar aquellas que tienen lugar en
el pensamiento. De allí que la interpretación práctica no pueda
dar cuenta del ejemplo del suicidio y que su éxito en el ejemplo N
de las promesas se deba, como vimos, a que este último puede
reconstruirse en función de una contradicción en el pensamien­ LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD
to o en la voluntad. Por ello, considero que emplear el mismo
tipo de razonamiento en todos los casos, lejos de ser una ventaja,
en realidad se trata de una desventaja, pues no permite estable­ Kant expresa la segunda fórmula del imperativo categórico de
cer una distinción entre las dos contradicciones que permita la siguiente manera: "obra de tal modo que uses a la humani­
hablar de dos tipos distintoS:· dad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro
siempre a la vez como fin, nunca meramente como medio"
(F4:429/189). De acuerdo con Kant, esta segunda fórmula re­
presenta el principio moral según la materia o contenido de éste,
a saber, el fin de la humanidad (F4:436/203). Como veremos,
resulta más fácil_ apreciarqll:é__ l!!áximas son compatibles con la
�Q!:_�_i_c!_�-º _y__��á).�s -�º11: de�e.res_ Ip._9_1-:�l�.s.. _f.9!!...!?_��-�!lc__e_sa_ foi:0011-
lación del mandato_categ_órico qQe__C.9.I_l el exP-erimento mental
de la universalización. En el presente capítulo examino, en pri- [)..e!i-✓
mer lugar, cómo tiene lugar el tránsito de la primera fórmula a
la segunda; en segundo lugar, señalo cuáles son las característi-
cas del fin que puede ser el contenido de un imperativo categó-
rico; en tercer lugar, explico la distinción entre tratar algo como
fin, como medio y como mero medio; en cuarto lugar, discuto
la infly.yente interpretación de Christine Korsgaard sobre la teo-
ría defivalor y la bondad de Kant; por último, examino los ejem-
plos con los cuales Kant ilustra en qué consiste tratar a la huma­
nidad como mero medio o bien no tratarla plenamente como
fin en sí mismo (secciones 5 y 6).

1 . Fines e incentivos
En la transición a la fórmula de la humanidad, Kant
l
introduce
nuevos elementos a su concepción de la@_Iúri_t.á(: _�-iJ.iQUaI? Al
principio del segundo capítulo caracterizó la voluntad como la
facultad de obrar según su propia representación de leyes, esto
132 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 133

es, por principios (F4:412/155). Como mencioné en el capítulo Este último es un sentimiento con el gue reaccionamos frente a \(\�,,¡o
anterior (sección 2) el mandato de actuar según leyes universa­ la representació_n _de un posible curso de acción. Por ejemplo, si
les va de la mano con una concepción de que laV'alúltúi:itf-'racio­ me gusta jugar tenis, la representación de la posibilidad de pa-
nal es capaz de determinarse a sí misma a la acción por la repre­ sar la mañana del domingojugando tenis puede producir en mí
sentación de ciertas leyes (F4:427/185). El elemento que se un sentimiento favorable hacia la acción, es decir, un incentivo
añade en esta fase de la argumentación es que la voluntad racio­ para realizarla. Al tratarse de un sentimiento, el incentivo es
nal se determina a actuar con base en la representación de un siempre subje_��<?.�-�s una reacción de_!a sensibilidad del sujeto,
1fin. Kant afirma que "lo que le sirve a la voluntad de fundamen­ que por sí misma no indica si un posible curso de acción es, en
to objetivo de su autodeterminación es el fin" (F4:427/185). De efecto, bueno. Como vimos en el capítulo II, sección 1, "fütf@ñrl' o(.ss:-.;
acuerdo con esto, en todas sus acciones la voluntad actúa con mi­ es un concepto �acjona.l que, a su vez, depende de principios.
ras a ciertos fines, los cuales constituyen el fundamento con base Tanto el imperativo hipotético como el categórico son princi-
en el cual se determina a actuar. En_la medida en que el impe­ pios para determinar qué acciones son buenas, ya sea como
rativo categórico exige ciertas acciones de manera incondicio­ medios para otra cosa, o bien en sí mismas. En la concepción de
nada, el fin, que es el contenido de este imperativo, tiene que Kant, los sentimientos por sí solos no pueden decirnos qué ac-
Lser asimismo incondicionado. ciones son buenas o malas, sino que sólo expresan qué nos re-
sulta agradable o desagradable. Pasar la mañana jugando tenis
,,,,_,,c:•to. Es importante observar en este punto que la transición a la
�·1'.:_-is� óe.'1¡::¡ Segunda fórmula del imperativo tiene lugar desde el concepto
no sería bueno si antes el médico me hubiera prohibido hacer
''""' 'l'I"'";, '! . , , · ejercicio por un tiempo y yo me hubiera propuesto recuperar la
::.; ,t� fol'l',,4.-1-e este u timo, es denr, . 1a exigencia
. . de actuar segun maximas
salud. Esta acción sería contraria a tomar los medios necesarios
r,o � 1P- que podamos querer como leyes universales y no, como podría
para el fin de recuperar la salud.
pensarse, a partir de la primera fórmula. Esta última, como vi­
Una tesis central de la teoría de la acción de Kant es que los
mos, exige que concibamos las leyes como leyes de la naturaleza
incentivos que experimentamos pasivamente no nos determi­
e introduce, por ello, la idea de que estas últimas son leyes para
nan a la acción. 2 La representación de la posibilidad de comer­
la producción de efectos interconectados sistemáticamente. se un helado de chocolate puede producir un incentivo en una
Mientras que la primera fór:-mula intro,duce el elemento de co­ persona diabética para quien, sin embargo, tal acción, aunque
nexión sistemática entre las acciones que tienen lugar según agradable, sería mala. Aunque el diabético experimente un in­
leyes universales, la segunda agrega que tales leyes lo son pai-a centivo poderoso para comerse el helado de chocolate, puede
( una causalidad que opera con base en fines. La segunda fórmu­ decidir no hacerlo. En la vida diaria hacemos caso omiso de va­
la va de la mano con la concepción de la Vélü.fifád" como una rios ipcentivos que experimentamos, ya que si cedemos a ellos
facultad de deter�_i��r-��--Ll -�f _ � -��ma _e
_ ----
or la_ -representaci_
- - -- ó----
n de µo pddríamos realizar los fines que nos proponemos: nos levan­
L ciertos fines. tamos temprano aunque preferiríamos seguir durmiendo, vamos
El "fundamento objetivo" de autodeterminación (el fin) con­ a trabajar aunque disfrutaríamos más ir de paseo, somos ama­
trasta con el fundamento "subjetivo", el cual es un "incentivo" bles con una persona impertinente y cumplimos todo tipo de
(Triebfeder) (F4:427/185) . 1 De acuerdo con la teoría de la acción pequeñas obligaciones cotidianas a pesar de experimentar toda
de Kant, para gue sea posib�-�-�11ª _a,cc���--�u�!9,ui�!.:ª es ·nece­ clase de incentivos contrarios a ellas. Si, por el contrario, la con-
sario que la voluntad experimerite u_11 i!)_C�_n_tivo para realizarl�
2 Esta tesis es equivalente a la afirmación de que somos libres en sentido

-:> 1 Sobre la(f>SiC�?B�� ril_"cfe�'Kaii't)véanse Ch. Korsgaard, "Motivation,


? negativo, es decir, en el sentido de que la voluntad no está determinada por
Metaphysics, and the Value of the Self: A Reply to Ginsborg, Guyer, and Schnee­ "causas ajenas", como Kant expresa al principio de la tercera sección de la
wind", y "From Duty and for the Sake of the Noble: Kant and Aristotle on Fundamentación. Sobre este sentido de libertad, véase Korsgaard, "La moralidad
Morally Good Action", y A. Wood, Kant's Ethical Thought, capítulo 8. como libertad". Discuto estos puntos en el capítulo VI, sección l.
VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 135

"'l- ducta humana estuviera determinada por los incentivos que ex­ cuál satisfacer: si se satisface el primero se estará actuando con 'f
perimentamos, no seríamos capaces de llevar a cabo ningún fin. base en el principio del amor propio, es decir, satisfacer las in­
La noción misma de proponerse un fin se volvería imposible ya clinaciones propias; si se satisface el segundo, se estará actuando
que no nos determinaríamos a la acción sino que estaríamos según el imperativo hipotético. Además de estas posibilid�des, h
determinados por los incentivos que nuestra naturaleza sensi­ Kant sostiene gue si el imperativo categórico ha de ser posible, �
ble nos presenta. La acción humana tal y como la conocemos, también tiene que serlo que la razón produzca por sí sola un
es decir, orientada hacia ciertos fines que somos capaces de lle­ incentivo para la acción moral._el cu�_no� dice, es el sentimien-
var a cabo a pesar de múltiples tentaciones de desviarnos de to de resp_eto por la ley moral.
ellos, sería imposible. La acción humana se caracteriza por cierta A tj.iferencia de los incentivos, los <;:_1c1ales son reacciones sen­
coherencia que sería imposible si fuéramos incapaces de auto­ sib-1�� d�l lado pas�vo de nuestra naturaleza, los fines son objetos
determinación. de_.�!�cci?Ee_�__ lf!?_!_e_�_�e �os_pJ�p5>nemos _desde nuestra parte 7
Aunque un incentivo sea una reacción subjetiva que no nos i�tiva. En la introducción a la Doctrina de la virtud Kant escribe: ;f.:
determina, constituye una condición necesaria para la acción, de "puesto que nadie puede tener un fin sin proponerse a sí mismo
modo que si no se experi :i;nenta, la motivación para la acción como fin el objeto de su arbitrio, tener un fin para las propias
resulta imposible. Eso es claro en lo que Kant dice sobre el senti­ acciones es un acto de la liberlad del sujeto agente y no un efecto
miento de TI¡:¡ffi�'Q:,0 el cual es el incentivo moral. 3 La ley moral de la naturaleza'' (PMI?Y.63Sfi/2!i6.). Mientras que un incentivo
tiene que ser capaz de producir en nosotros un Sentimiento fa­ es algo que experimentamos pasivamente (nos sucede), un fin es
vorable hacia las acciones morales, es decir, un incentivo, pues el objeto de una elección libre (nos lo proponemos). Con fre­
de otro modo la motivación moral sería imposible. Eso no signi- cuencia se supone que esta distinción implica que no podemos
.i fica que el incentivo ''determine" la acción, sino que, con base en ser responsables de nuestros incentivos, sino sólo de los fines que
l.l
él, la razón se determina a actuar'por deber. Estrictamente, la nos proponemos. La idea central es que como no se nos puede
voluntad sólo puede determinarse a actuar'a partir de IÜs incen­ atribuir la autoría de los incentivos (ya que nos suceden), no
tivos que la sensibilidad le presenta, eligiendo algunos y descar­ podemos ser responsables de ellos, mientras que sí lo somos de
tando otros a la luz de sus conceptos y principios. A partir de lo los fines y de las acciones que llevamos a cabo en su consecución
,
�ue _ dIC� Kant sobre el sentimiento de i:e·sp-eto, se sigue que l¡,is porque somos sus autores. Kant mismo señala en La religi,ón den-
1nch��nones no son la. única fuente de incentivos, sino que tro de los límites de la mera razón que no somos responsables de la
t�b1en puede serlo la razón. La inclinación a jugar tenis, por existefÍcia de las inclinaciones naturales porgue no somos sus
eJemplo, puede producir en ·mí el incentivo de pasar la mañana autores (R 6:35/ 44). Aunque es cierto que no se nos puede atri­
del domingojugando tenis, al tiempo que mi determinación de buir 1n autoría de los incentivos ya que no podemos producirlos
recuperar la salud puede producir el incentivo de tomar los en nosotros directamente, también lo es que sí podemos produ-
medios para ello. Mientras que el primer incentivo está direc­ cir algunos de ellos indirectamente. Como veremos en el capí­
tamente causado por el gusto o la inclinación a jugar tenis, el tulo VII, sección 3, existen ciertos sentimientos morales que,
segundo procede de un principio de la razón ( el imperativo según Kant, debemos tratar de adquirir mediante la práctica, ya
hipotético) con la condición de que recuperar la salud sea el fin que sirven de apoyo a la determinación moral. En la medida
que me he propuesto. Ante estos incentivos, uno mismo decide en que la moral los exija, sí se nos puede atribuir la omisión o el
cumplimiento de tales exigencias.
3
Segunda Crítica, primera parte, capítulo tercero: "De los incentivos de la El punto importante por ahora es que la elección de un fin y "<'J
razón pura práctica". Explico y discuto este sentimiento en el capítulo VI sec- su consecución e_s algo _que hacemos acti_v�e_nte, ___pm:: la razón.
'
ción 6. Como vi�-¿s- en-el-caPítul0-11( ;�cció�3: �t·�¡;�tie;;_� que pro-
136 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 137

ponerse un fin es lo mismo que proponerse los medios para autodeterminación. Al regirse_ por �l man_dato_ que proviene de
realizarlo (en la medida en que estén en poder del agente) si la su_ pnJ_pia_naturalez� raci_on_��' la voluntad_ se.r_ ige a sí misma inde­
razón tiene un influjo decisivo. De acuerdo con esto, proponer­ ��ndie-�tem_e:nte de_los_ incentivos de la _sensi!J_ilidad que pueden
se un fin implica hacer algo en el mundo para volverlo realidad. d_esviarla clel manclato_ h�_otétic(? _g�-�--��!'� de s11 _propio _<;:om­
Ello no significa, como vimos, que el agente haga todo lo nece­ p_r:��i�O�"c�-�- i- ü\Il-.
Af ��nte��rs� �nne_ �!1- e�te �ompro1-11is�,J�
sario hasta lograr su fin, pues puede ser que la razón no tenga voluntad se autodetermina.
un influjo decisivo, pero sí significa que la elección de un fin no �"-Si�--effibarg�·: -�:.;-
�f é.iSÜ.de un mandato hipotético la autode- "f.
puede consistir en un mero acto interno de desear que algo sea terminación de la voluntad no tiene lugar por la mera razón.
el caso. Tomar los medios, así sea de manera incompleta, es pa!"'­ Aunque la conformidad con el mandato hipotético tiene lugar
te de lo que significa "proponerse un fin". Al hacerlo, el agente con independencia de los incentivos de la sensibilidad, la activi­
se determina a sí mismo con base en un principio racional que dad de la voluntad está condicionada empíricamente en la me­
exige tomar los medios. Supongamos que un diabético se ha pro­ dida en que la elección misma del fin depende de este tipo de
puesto el fin de "mantener la salud". Entre los medios necesa- incentivos. En ·cambio, la posibilidad del imperativo categórico
ie,¾c.\�t'Q- rios se encuentra evitar comer azúcar. Podemos suponer que el presupone· un tipo de autodeterminación que no esté influida
, . .
por los incentivos de la sensibilidad en la elección del fin. Como7 4f:.
º'°"° 1"'"°ó b't" .. ,
«-a���;ctia e 1co se ba propuesto elfin en cuestlon por a 1gun incentivo
·é\-;_co de la inclinación, digamos, el terror a la muerte, en lugar de lo mencioné, en la transición a la fórmula de la humanidad, Kant
hacerlo por un incentivo moral: el deber consigo mismo de pre­ se propone averiguar, precisamente, la posibilidad de que la vo­
servar la salud. Aunque el incentivo para elegir el fin provenga luntad por sí sola determine la conducta (F 4:427 / 185). La pre­
de su sensibilidad, su determinación de tomar los medios nece­ gunta que plantea es qué tiene que ser el caso si ha de ser posi-
sarios proviene de la razón: cuando le ofrecen un trozo de pas­ ble que la voluntad se determine por la mera razón. B-e acuerdo
tel de choc.olate, deja de lado el incentivo de comérselo y se con lo dicho antes, si el imperativo categórico es posible y si el
mantiene firme en su compromiso con la realización del fin. Su fundamento objetivo de autodetermiriación de la voluntad es
voluntad no se ve impelida a este tipo de acción por los incen­ el fin,-tien7que haber fines cuya elección dependa de la razón
tivos sensibles que experimenta, sino por su propia capacidad sola Sin ningún influjo sensible. Sólo en ese caso puede tener
de autodeterminación: aunque haya adoptado el fin por la in­ lugar una determinación de la voluntad por la razón sola: la ra­
fluencia de la inclinación, el deber de tomar los medios surge zón se autodetermina a la acción por la representación de un
de ella misma, de la capacidad de su voluntad para determinar- fin, el cual, a su vez, no se elige con base en incentivos de la sen- \
sibilidad sino por la razón práctica misma. _,
se a sí misma a actuar. El principio según el cual la voluntad debe
' tomar los medios para el fin que se ha propuesto proviene de su
i,
propia naturaleza racional. Como vimos, Kant sostiene que pro­ 2 . Elfin objetivo
ponerse un fin _es lo mismo que verse: a_ uno mismo como la En el proceso de introducir el<§que puede ser el contenido
causa que lo ha de producir, lo cual�� �CJ�ivalente a tomar los del imperativo categórico, Kant distingue entre dos tipos de fi­
medios. Por ello, la voluntad se contradiría a sí misma si se pro­ nes: los subjetivos y el fin objetivo. 4 Los ti\i!'i!�'iiíl:¡jé!Wos son aque­
pusiera un fin pero se negara a tomar los medios necesarios en
su poder para realizarlo, es decir, sería irracional. Lo racional es
llos que un ser racional se propone con base en los incentivos /Ji
conducirse de manera congrnente con sus propias determina­
ciones: mientras mantenga su compromiso con un fin cualquie-
4Véa.se la discusión de Wood, Kant'<Elhical Thaught, capítulo 4 y "Humanity
as an End in Itself'; J. Rawls, "Kant III. El imperativo categórico: la segunda
ffe
� rn. rlebe somf'terse a la autoridad de su razón y actuar en cor¡ formulación"; O. O'Neill, "UniversalLaws andEnds-in-Themselves", yTh. Hill,lf
"" A��º"'"""'f ;;:,,;;1, · 5<!.\� .11,es�«-_,,.
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1 38 VlRTGD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMl:LA DE L.\, HUMA.�IDAD 139

que su propia naturaleza sensible le presenta. Se trata de fiw también existen incentivos que presuponen principios radona­
nes que "un ser racional se propone a discreción como efectos les. Más aún, los incentivos que experimentamos pueden de­
de su acción", por lo cual pueden ser "sólo el funda1nento de pender de los: principios con base e� los cuales habitualrnente
imperativos hipotéticos" (F 4:427-428/185) , Él observa que to­ actuamos. -Cna persona que por lo común le otorga prioridad al
dos estos fines son relativos. "pues sola y meramente su reladón principio del amor propio puede ser más propensa a experi­
con una facultad de desear del sujeto de un tipo especia) les da mentar íncentivos de su inclinación contrarios al deber que al­
el valor" (1'4:427/ 185) . De acuerdo con esas observadones, los guien habituado a otorgarle priori dad al i:11I?erativo c�tegórico.
f fines que nos proponemos con base en los incentivos de la sen­ La virtud consiste, predsan1ente, en la practica de acnones mo­
sibilidad tienen dos características cenlrales; son fines que reali­ rales. la cual, a su vez, contribuye a producir ciertos incentivos y
zamos en el mundo cmno efectos de nuestras acciones y su valor a eli�·ünar aquellos contrarios a la moral.
6
, • ,
es ntlativo porque lo tienen en la medida en que se valoran des� La diferencia entre incentivo y motivo reside en que d prirne- lJ&1i,.,,,r D. :
de la perspectiva del sujeto que se los propone, Kant llama "sub­ ro es un sentimiento) mientras que el segundo es una considern-
jetivos" a los fines que nos proponemos con base en lo que nos d.ón racional. Por lo tanto, en el análisis del concepto de ""deber",
gusta o agrada y que, por lo tanto. tienen valor. relativo. Se trata Kant se propone averiguar qué principio guía a una voluntad
L de fines q11e de hecho nos proponemos. que actúa por el motivo del deber. El moüv� es la r:1 z(m po; 1�
,
En cambí.o, �l -�íníco fin objetivo es aquel gue establec�J�E!_� cual actúa un sujeto y es resultado de la cons1derac10n de multi-
zón _sola _�011:_ ín4ependenda_ d_e _ todos_ los i�_centi_y<:!s de _la�ensí­ ples incentivos a la luz de diversos principios de acción. Al jerar-
-�il_id_a<l, :ra1 fin olj,etiv,o "tiene que valer-por ¡�¡¡] _para to-d_<>sJg� quizar los pdncipios, se ordenan también los incentivos y se �e­
.
s i:t��--�ci t�!_l�l��,�- Y�'"q_,t��-��Pf:1:<:'-e H_de mo,!!_v2�.9��--y-�len pa ra termínan ciertas consideraciones como razones para la acc10n.
Ítodo ser racional" (F4:427/18.5 ), A diferencia de los incentivos Al verse motivado a actuar1 un si..tjeto se autode tennina con base
' de la sens.ibílidad, los cuales varían de un s1tjeto a otro seg\Ín lo en su razón. Por ello, en la teoría kantiana de la acción, a veces
que le t-ause placer o desagrado, los '"�'Vas'';' son consideracio­ resulta difícil distlngqir en tre los motivos por los cuales actúa
nes racionales que valen universalmente. Un motivo en la teoría alguien y los fines que' se propone . No obstante, se trata de ele-
de la acción de Kant no es uria reacción sensible y subjetiva mentos diferentes en la acción: el :-�es el fundamento ra-
frente a la representación de un curso posible de acdón, sino ci�nal con base en el cual se actúa, mi_enU:as que el 1m' es el �-b-
que es la consideración racional por la cual un agente se determ1� feto al cual se dirige la acción. En el ej �mplo del filán �opo �n

na a actuar. A diferencia de un incentivo, un motivo presupone la primera sección de la Fund.a1n.entacwn, cuando aquel actua
necesadamehte un principio de acción, Frente a 1� multiplici­ por inclinación, su motivo es que ayudar a otros le produce pla-
dad de in;;:entivos que experimentamús; la voluntad se deter­ cer, . .lµnque el objeto o propósito de su- acción es ayudar. Como
mina a actuar con base en algunos det:Hos a la luz de principios vimos_, en esta variación del ejemplo ) el filántropo ayuda porqne
de la razón práctica. Sin embargo. 110 seria correcto decir que, le gusta; "ayudar" es su fin, n1.ienttas que la razón por la cual
a diferencia de los motivos, los incentivos nunca presuponen acuía es que le place hacer�O. En ca1nbio, cuando �yuda por
principios racionales, ya que por lo menos el incentivo moral deber, su fin es "ayudar'', mientras que su razón o motn•o es que
presupone la autorklad de la ley moral. Aunque Ka1ü está ha­ es un deber. El motivo es la consideración racional por la cual
blando aquí de incentivos que se: origínan en la sensibilidad, cierto fin se considera bueno y se lleva a cabo. En d primer caso
la consideración racional proviene del principio del amor pro-
P a una b �erpre :adón contemp�ránea de inspiración kantiana sobre la pio y en el segundo proviene del im perativo categórico. Cuan do
. � ��
\ d1stmcton entre mcentwos y razones, vea.se Korsgaard, Lasfuer,JRs de la 1vJ1matl-
Vláad, confürenda 3. 5
Desarrollo este punto en el capítulo VII, sección 3.
140 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 141

Kant afirma que el fin objetivo "depende de motivos que valen Es importante observar en este punto lo que Kant no dice, a
para todo ser racional" se refiere a que ��.eenc;!.�_de 5'.2��.i�!_�ra­ sab e r, que aquello cuya n aturaleza propia lo distingue como fin
_ _ en sí m ismo tiene un tipo de valor independiente de la razón y
nones racionales que valen universalmente. Es importante ob­
servar que, según esta concepción, los motivos para la acción se que esta última debe reconocer. Al interior de la filosofía críti­
e p_resan en máximas. Lo que resulta de jerarquiz ar los princi­ ca, una afinn ación así sería expresión de un racionalis�o dog­

p10s y ordenar los incentivos de acuerdo con ellos son máximas mático. Si el valor absoluto existiera con indepe ndencia de la
de acción, las cuales contienen ciertos fines que se realizan por razón, nuestra relación con él tendría que ser cognitiva y no
ciertos motivos. práctica: para que nos pudiera guiar en la acción, primero ten­
R�!:.� _CO!)Stituir el fundame nto d_e un impe_rativo categórico, dríamos que establecer nuestro conocimiento sobre él. Sin em­
�-IJ_ig __objetivo d�be tener tres _carac�erfsticas _ c__ entrales. En primer bargo, Kant niega que podamos tener conocimiento de lo_ abs?-l
lugar, no puede ser un fin que nos podamos proponer como luto ya que es algo que no puede ser objeto de una expenencia
efecto de nuestras acciones._ Los fines subjetivos que nos propo­ posible; él sostiene que el conocimiento sólo puede serlo de
n emos realizar mediante nuestras acciones constituyen el fun­ objetos que puedan darse en el tiempo y en el espacio. Por ello,
damento de impera tivos hipotéticos. Por eIIo, el fin objetivo no si existe algo con valor@bsoiüIOJnuestra relación con tal objeto
puede ser algo que vayamos a producir, algo cuya existencia de­ sólo puede ser práctica, es de cir, tiene que ser un objeto que l a_J
penda de nosotros, sino que tiene que ser un fin que ya exista razón pura práctica exija o necesite postular. En cu alquier caso,
de manera independiente . Kant escribe: tiene que ser un objeto que se origine por la actividad de la ra­
zón práctica. Kant afirma:
[C]omo en la idea de una voluntad absolutamente buena, sin con­
dición restrictiva (de la consecución de este o aquel fin), se tie­ [EJI hombre y, en general, todo ser racional, existe como fin en sí
ne que abstraer por completo de todo fin que realizar (como de mismo, no meramente cymo medio para el uso �discreción de esta o
aquel que haría a toda voluntad sólo relativamente buena), tene­ aquella voluntad, sino que tiene que ser considerado en todas sus
mos que :1 fin tendrá que ser pensado aquí no como un fin que acciones, tanto en las dirigidas a sí mismo como también en las
_
realizar, sino como un fin independiente, y por tanto de modo sólo dirigidas a otros seres racionales, siempre a la vez como fin. (F4:428/
negativo, esto es, como algo contra 10 cual no se tiene que obrar 187)
nunca. (F4:437/205)
Él sostiene que el ser racional es lo único cuya propia naturaleza
2 En segundo lugar, el fin objetivo tiene que ser algo cuya propia lo distingue como fin en sí mismo. La razón de ello es que:
natui:aleza lo d�s_ti�g_� coª�o__:§.n en sí mis_mo, de otroWmodo no
p(?dría�ser el funda_mento de �;;-CÍ�t��- -��t;g§;rz¿�: Sólo algo [AJ sí se representa el hombre necesariamente su propia existen­
cuya naturaleza lo distingue del resto de las cosas como fin en sí dja, y en esa medida es por tanto un principio subjetivo de acciones
humanas. Pero así se representa también cualquier otro ser ra�
mismo puede establecer el límite absoluto a nuestras acciones
cional su existencia según precisamente el mismo fundamento
para no tratarlo nunca como mero medio. En tercer lugar, en la
. racional que vale también para mí: es por tanto a la vez un princi­
medida en que se trate de un fin en_sí mismo, s_u valor es absolu­ pió objetivo, del cual, como de un fundamento práctico supre­
to. Si su propia naturaleza lo distill·g�e- �Qffi�-fi-ll �n~;¡ mismo, su mo, tienen que poder ser derivadas todas las leyes de la voluntad.
valor no puede ser relativo ya que no depende de que lo valore­ (F4:429/189)
mos desde nuestra propia constitución subjetiva. Por el contra­
rio, tiene que ser un fin que tenga valor en sí mismo, de manera En una nota a pie agrega que "establezco esta proposición como
intrínseca y que debamos, por lo tanto, tratar como tal en nues­ postulado. En la última sección se encontrarán los fundamen­
tras acciones. Según Kant, esto último significa que tal fin debe tos para ella" (F 4:429n/189n). Esta observación indica clara:
.5�r P\)t5t� f'0 r b r3z6n .sob mente que aquí no se ofrece todavía el argumento de por que
142 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 143

la naturaleza racional es un fin objetivo. Kant sólo ha señalado Si pensamps los fines no como objetos que producimos mediante
que el ser racional es tal fin, pero no nos ha dicho por qué. Por nuestras acciones, sino como aquello que valoramos en la ac­
las características que ya sabemos que son propias del fin objeti­ ción, deja de s-er enigmático que algo que ya existe pueda con­
vo, también sabemos que se trata de un fin independiente, que siderarse como fin. Por ejemplo, si pensamos que un bosque es
ya existe, y cuyo valor no depende de su relación con nuestra valioso, la estimación de ese valor puede constituir el funda­
constitución subjetiva, sino que tiene valor en sí mismo, pero mento objetivo para la determinación de la acción; podemos
Kant no explica en estos pasajes por qué la naturaleza del ser determinarnos a actuar de modo que respetemos ese valor o lo
racional lo distingue como fin en sí mismo. protejamos. Podemos abstenernos de tirar basura allí, de cortar
Como veremos en el siguiente capítulo, Kant afirma en su ex­ o lastimar los árboles; podemos procurar que esté bien abasteci­
posición de la tercera fórmula del imperat_ivo categórico, la fór­ do de agua e intervenir en caso de que los árboles padezcan al­
mula del reino de los fines, que el fin en sí mismo es aquel que gún mal. El valor del bosque le impone límites a nuestras accio­
es legisladoren un reino de los fines (F4:435/201). 7 De acuerdo nes. En ese caso, lo consideramos como algo que constituye un
con esto, el ser racional se distingue del resto de la naturaleza fin para nosotros en virtud de su valor, aunque sea un fin que ya
por su capacidad para legislar leyes. Se trata de una característi­ existe y cuya existencia no depende de nuestras acciones en par­
ca que le es propia y en virtud de la cual se distingue como fin ticular. Sin embargo, el bosque no puede ser un fin en sí mismo
en sí mismo. Sin embargo, Kant no establece sino hasta la terce­ porque su naturaleza no lo distingue como tal. Un ejemplo más\
ra sección de la Fundamentación que el ser racional tiene la capa­ apropiado sería la consideración que tenemos hacia otra perso­
cidad para ser, efectivamente, un legislad()!_para �n r_ :eLno de los na en virtud del amor o de la estima. Al respetarla yprocurar su
fines. El argumento en la tercera fórmula del imperativo será bienestar, la persona misma es el fin que guía nuestras acciones.
también condicional: si existe un imperativo categórico, el ser No la respetamos ni procuramos su bienestar con miras a algo
racional se concibe como legislador de máximas universales y, más, sino por ella misma: ella misma es lo valioso en aras de lo
en virtud de esta característica, se distingue del resto de la natu­ cual actuamos. La persona misma es un fin que ya existe y cuya
raleza como fin en sí mismo, pero hasta la tercera sección se es­ naturaleza, según Kant, la distingue cmno fin en sí mismo. J
tablece que efectivamente es legislador y, por lo tanto, que exis­ Al final de su discusión de la tercera fórmula del imperativo,1
te un imperativo categórico. 8 Kant señala que el fin que constil!l)'.e la materia del imperati- &­
L�),dea de que algo que ya existe puede ser un fin puede r€­ vo categórico lo es en un sentido negativo, es decir, "como algo
sultar enigmática. El concepto mismo de fin parece implicar contra lo cual no se tiene que obrar nunca'.' (F4:437/205). Se
que se trata de algo que vamos a realizar en el mundo, esto es, trata de un fin, que si bien no es algo por realizar, le impone lí­
algo que todavía no existe pero que podemos producir como mite� absolutos a los fines relativos que me puedo proponer:
efecto de nuestras acciones. Aunque Kant no lo explica, pode­ tod6� aquellos fines relativos cuya realización es inconsistente
mos ente_11der este concepto de un fin que ya_existe como_ algo en con el valor absoluto de la humanidad resultan inmorales. __J
aras de lo cual se actúa, como aquello a lo cual se dirige
---�---~- la acción.
------
3 . Valorar algo como fin, valorarlo como medio o como mero niedio
7 Desarrollo estos puntos en el capítulo V, sección 3.
8 De acuerdo con su influyente interpretación de la fórmula de la humani­ En varios pasajes de la Fundamentación Kant opone el valor abso­
dad, Korsgaard sostiene en "La fórmula de la humanidad de Kant" que el valor luto a la posibilidad de tratar algo como mero medio, y sostiene
absoluto de la naturaleza racional reside en su capacidad para proponerse que si algo es fin en sí mismo no se puede tratar nunca de esa
fines en general. Sin embargo, como acabamos de ver, esta lectura no se adecua
manera. Este contraste entre el valor absoluto y valorar algo
al texto de Kant. Véanse las críticas de D. Sussman, "The AuthorityofHumanity"
y J. Timmennann, "Value without Regress: Kant's 'Formula of Humanity' Re­ como mero medio se corresponde con la distinción entre el
visited". imperativo categórico y el hipotético, pero, al igual que ésta,
144 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 145

deja de lado la posibilidad de valorar como fin algo que tenga También de manera controvertida, Kant afirma que los seres
valor relativo. Esto no significa, desde luego, que Kant pierda de irracionales tienen "solamente un valor relativo, como medios,
vista los fines con valor relativo ya que, como acabamos de ver, y por ello se llaman tqosail' (F 4:428/187). De acuerdo con esto,
los caracteriza por contraste con el fin objetivo y se refiere a el ser racional tendría la prerrogativa de utilizar todos los seres
ellos como "subjetivos". Pero sí significa, como vimos en el capí­ irracionales como meros medios para sus propios fines sin tener
tulo II, sección 1, que la elección de este tipo de fines no puede que tratarlos, al mismo tiempo, como fines. Esta postura se ins-
, ;;:1,�"'·"'}<,;~estar guiada por el imperativo hipotético (el cual ya presupone cribe en una visión judeocristiana de acuerdo con la cual la crea- ¡;,[,,¿;,,s
\"';�(_.,.�_:,,trque los fines están dados), ni por el categórico ( que sólo con­ ción está a disposición de los hombres para que la usen. 9 No
tiene fines objetivos). Si bien el imperativo categórico permite obstante, en la Doctrina de la virtud modificó esta postura al esta­
determinar si ciertos fines son permisibles por ser consistentes blecerle límites a la manera en que los seres humanos podemos
con la moralidad, no puede servir de guía para elegirlos. El con­ tratar al resto de la naturaleza. Luego, señala que la propensión_(-'�:!,��-,* c.�:7 D
traste entre los dos tipos de imperativos da la pauta para distin­ a la destrucción de lo bello enJ.a naturaleza es contraria al de- N;_s,..... os;.
guir las dos maneras en que podemos valorar algo: como mero her del hombre hacia sí mismo "porgue debilita o destruye en
medio o como fin en sí mismo. Sin embargo, se trata de un con­ el hombr!:__�_q_1:!_.�Lsentimieny? _q½�__ L:J._2E�dispone a amar algo
traste que deja de lado el hecho de que, en mucho de lo que también sin un e.ropósito de utijidad (pe>r_e�plo, las bellas
hacemos, valoramos por sí mismos fines u objetos que tienen cristalizaciones, la indescriptible belleza del reino vegetal)"
valor relativo. (PMDV6:443/309). Él observa que este sentimiento es favora-
Kant contrasta el tipo de valor que le atribuye a la humani­ ble a la moralidad y, por ello, se debe cultivar. El deber en cues-
dad con el que tienen los objetos de las inclinaciones, las incli­ tión no puede ser hacia la !}aturaÍeza ya que, de acuerdo con su
naciones mismas y los seres irracionales. Luego afirma que "to­ teoría, sólo podemos tener deberes hacia la humanidad. No
dos los objetos de las inclinaciones tienen solamente un valor obstante, sus observaciones indican que apreciar lo bello en la
condicionado, pues si no hubiese inclinaciones y necesidades naturaleza como algo que debemos cuidar y proteger sin nin-
fundadas en ellas, su objeto no tendría valor" (F4:428/187). Los gún propósito ulterior de utilidad es favorable al desarrollo de
objetos de las inclinaciones _tienen valor relativo o condiciona­ la disposición moral de tratar a la humanidad como fin en sí mis-
do porque su valor dep��!:ld�-�-� _q�,�--!?�-�aj9r_��?-�--�e_artir de las mo.10 Eso no significa que la naturaleza tenga valor en sí misma,
inclinaciones ,_que tenemos; de o_tro modo, carecerí_an de _valQI. por lo cual sí se puede usar como medio para los fines humanos
0.G!,cx,1'.5 �Jmism21_�ti-nna-queJasJndinaci?11-es__Gan�cen de valo_r absolu­ pero, al parecer, ello eStá bien siempre y cuando se haga de modo
to debid?._�.SIUe, __�l s�r_fuentes de las_ necesidades, son ellas mis­ consistente con el aprecio de su belleza.
mas indeseables(F 4:428/187). En este punto, es importante Resi,ecto de loS@ñimales) Kant señala de manera semejante
observar que Kant corrigió esta postura en La religión dentro de los que el trato violento y cruel "se opone mucho más íntimamen­
límites de la mera razón al señalar que, consideradas en sí mismas, te al deber del hombre hacia sí mismo, porque con ello se em­
las inclinaciones son buenas, es decir, no son reprobables "y bota en el hombre la compasión por su sufrimiento debilitán­
querer extirparlas no solamente es vano, sino que sería dañino dose así y destruyéndose paulatinamente una predisposición
y censurable" (R 6:58/64). En sentido estricto, si no tuviéramos natural muy útil a la moralidad en relación con los demás hom­
inclinaciones no se plantearía la necesidad de ordenar la multi­ bres" (PMDV6:443/309-310). De nuevo, no se trata de un deber
plicidad de incentivos de acuerdo con los principios de la ra­ hacia los animales, sino hacia nosotros mismos, a saber, no en-
zón, ya que la gran mayoría de los incentivos que experimen­
9 Kant afirma algo semejante en "Probable inicio de la historia humana".
tamos y todos aquellos que necesitamos ordenar provienen de 10 Véase la discusión de P. Guyer, Kant and the Experience ofFreedom: Essays on
las inclinaciones. Aesthetics and Morality, capítulo 9.
146 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 147

torpecer el desarrollo de la disposición moral, la cual se ve favo­ mismos como fines en lo que hacemos, sino que también nos
recida con los sentimientos de compasión hacia los animales. atribuimos un tipo de valor según el cual no se nos debe tratar
Kant parece suponer que el desarrollo de este tipo de sentimien­ nunca como meros medios. En casi todo lo que hacemos a dia­
tos hacia los animales apoya el desarrollo de ellos hacia otras rio nos tratamos a nosotn;s mismos como fines: al evitar exponer­
personas. Si bien es igualmente permisible utilizarlos como me­ nos a situaciones peligrosas, al procurar nuestro propio bienestar
dios para los fines humanos, ello debe ser consistente con los lími­ o al interesarnos en la consecución de los fines que nos impor­
tes que exige la actitud de valorarlos por sí mismos. Así, observa: tan. Hacemos todo eso sin ningún fin ulterior, sino sólo porque
nos consideramos importantes o valiosos.' Asimismo esperamos
[S]i bien el hombre tiene derecho a matarlos [se. a los animales]
que los demás nos traten como fines, al esperar que nos ayuden
con rapidez (sin sufrimiento} o también a que trabajen intensa­
mente, aunque no más allá de sus fuerzas (lo mismo que tienen en la consecución de nuestros propios fines y se relacionen con
que admitir los hombres), son, por el contrario, abominables los
nosotros con respeto y consideración. Al mismo tiempo permi­
experimentos físicos acompañados de torturas, que tienen por fin timos servir de medios para algo más, como cuando ofrecemos
únicamente la especulación, cuando el fin pudiera alcanzarse un servicio, transmitimos un mensaje o cumplimos el encargo
también sin ellos. (PMDV6:443/309-310) de un amigo. Kant sostiene que ta:rp._E��--�[l_�s�tribuimos valor-r-o'f1\�,;;·,, ':J�,ri\�':>
incondicionado, lo cual significa, en parte, que estamos dispues- Ti\a..
Estas observaciones respecto del trato que debemos dar a lo
tos a servir de medios siempre y cuandg__!!__Q. se nos trate como
bello en la naturaleza y a los animales indican que es preciso
distinguir entre tratar algo como fin, tratarlo como medio y tra­ "meros" medios: ofrecemos un senj.cio a call!_!?io d�_l¿_!!_J2ago
tarlo como mero medio. Al tratar algo como fin, lo conside­ justo, transmitimos un mensaje o cumplimos el encargo siem-
ramos por sí mismo, sin relación con algún propósito ulterior. pre y cuando ello no sea peligroso o degradante (salvo casos ex-
Al tratarlo como medio lo consideramos con miras a un fin ulte­ cepcionales cuyajustificación no es obvia). Considerarse subje-
rior, pero observando ciertas restricciones, como no destruir la tivamente un fin en sí mismo significa no sólo verse como fin
naturaleza de manera arbitraria ni someter a los animales a un sino también atribuirse valor incondicionado, lo cual establece
trato cruel. En cambio, al tratar algo como mero medio lo usa­ límites absolutos a las acciones de los demás)' a las propias tam-
mos sin observar ninguna restricción estética o moral: lo po­ bién. En ello se fundan el respeto que exigimos de los demás de
nemos al servicio de alguna otra cosa sin observar ninguna li­ manera incondicionada, así como también la exigencia (y no
mitación en el trato que debemos darle o lo destruimos en va�o sólo la expectativa) de qlle los demás nos ayuden en la consecu-
como si no tuviera ningún valor. Por ejemplo, al alimentar y ción de los fines consistentes con la moral.
cuidar a mi perro para que esté bien, lo trato como fin, pero, si Al decir que el anterior es un principio subjetivo, Kant señala
que, c¡le hecho, nos co_nsideramos como fines con valor absolu-
también lo cuido para que me alerte en caso de que haya ladro­
nes, lo trato como un medio para mi protección y seguridad. to. Lo anterior no significa que lo hagamos conscientemente, ni k··
Pero si por la noche lo dejo en el campo fuera de mi casa para que siempre sepamos qué acciones en particular exige o prohí-
que me alerte en caso de peligro a sabiendas de que lo expongo be el atribuirnos ese tipo de valor, ni tampoco que nunca sucum­
a que lo ataquen, lo trato como mero medio. bamos a la tentación de tratarnos a nosotros mismos como me-
Respecto de laÚ!umanidag), Kant sostiene que debemos valo­ ros medios o que nunca permitamos que los demás nos traten
rarla no sólo por sí misma, como fin, sino que es un fin en sí así, pero sí significa que en mucho de lo que hacemos está im­
misma, y así se representa el hombre "necesariamente" su pro­ plícita la valoración de nosotros mismos como fines en sí mis-
pia existencia. Cuando afirma que valorar nuestra propia natu­ mos. Sin embargo, del hecho de que se trate de un "principio"
raleza racional como fin en -�imisma es un principio subjetivo subjetivo, como Kant lo llama, no se sigue, desde luego, que sea
de la acción, no sólo quiere decir que nos valoramos a nosotros objetivo. Podemos estar equivocados al respecto y puede resul-
148 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 149

tar que la moral no sea más que una quimera. Como señalé an­ bien el piano es algo que alguien puede valorar por sí mismo,
tes, el establecimiento de la objetividad del principio es una ta­ sin miras a algo más. Sin embargo, no se trata de una actividad
rea que Kant reserva para la tercera sección de la Fundamentación, con valor absoluto, ya que no hay algo en la naturaleza de tocar
así que retomaré este punto hasta el capítulo VI. el piano que lo distinga como fin en sí mismo. Es un objeto que se
puede valorar como fin aunque tenga valor relativo. Asimismo,
4 . Valor absoluto y bondad incondicionada podemos valorar como medio cualquier objeto sin importar si
tiene valor relativo o absoluto. Sin embargo, en la línea de Kant,
Como veíamos en la sección anterior, el contraste entre tratar
Korsgaard señala que no debemos valorar nunca como mero
algo como medio y tratarlo como fin en sí mismo deja fuera la medio aquello que tiene valor absoluto porque lo estaríamos
posibilidad de tratar como fin algo que tiene valor relativo. Con tratando de manera inconsistente con el tipo de valor que po­
el fin de dar cuenta de este último tipo de valoración, Korsgaard see. De acuerdo con esto, sólo nos está permitido valorar como
ha desarrollado la teoría kantiana del valor introduciendo algu­ mero medio lo que tiene valor relativo, aunque también pode­
nas revisiones importantes.11 En primer lugar, propone distin­ mos valorarlo por sí mismo, como fin. Por eso, no sería necesa­
guir entre la manera en que podemos valorar algo y el tipo de riamente inapropiado tocar el piano como mero medio, diga­
valor que tiene. De acuerdo con la manera en que valoramos los mos, para ganar dinero, obtener un empleo o causar una buena
objetos, podemos valorarlos como medios o como fines; en el impresión en alguien.
primer caso, lo hacemos en función de otra cosa que queremos En tercer lugar, como a Korsgaard le interesa el problema de
y, en el segundo, lo hacemos por sí mismo, sin miras a algo más. la objetividad de los valores, emplea esa doble distinción para
Por otra parte, de acuerdo con el tipo de valor que los objetos proponer una teoría kantiana del valor como una alternativa
tienen, éste puede ser relativo o absoluto. Kant sugiere que un que puede dar cuenta satisfactoriamente de las condiciones en
objeto tiene valor relativo cuando este último depende de su re­ las cuales algo puede ser objetivamente bueno. De acuerdo con
lación con un sujeto, de modo que si el acto de valoración no su propuesta, algo es subjetivamente bueno cuando le parece
tiene lugar, tampoco puede decirse del objeto que sea valioso. bueno a alguien, pero lo puede ser objetivamente cuando se
El valor relativo de los objetos, de acuerdo con esto, depende de satisfacen ciertas condiciones necesarias. Es importante obser­
los sentimientos de agrado o desagrado con que reaccionamos var que esta propuesta introduce una revisión importante del
frente a ellos: es un tipo de valor extrínseco que los objetos re­ texto kantiano en la Fundamentación. Allí se afirma que hay un
ciben de la actividad valorativa humana y que se origina en ella. solo fin objetivo el cual tiene valor absoluto, a saber, la humani­
En cambio, los objetos tienen un valor absoluto cuando lo po­ dad y, en general, la naturaleza racional. _Todos los demás fines
seen en sí mismos o intrínsecamente, al margen de cómo reac­ son s4bjetivos y tienen, por ello, valor relativo. Como el interés de
cionamos frente a ellos con base en nuestros sentimientos de Korsg�ard se dirige a dar cuenta de la objetividad de la bondad
agrado o desagrado. A difefencia del valor relativo, el absoluto de los objetos que no son filles en sí mismos, extiende los con­
no se otorga a los objetos con base en la actividad valorativa, ceptos kantianos para afirmar que algo con valor relativo puede
sino que es un tipo de valor que ciertos objetos tienen y que hay ser objetivamente bueno. De este modo, traza una distinción,
que reconocer. Siguiendo a Kant de nuevo, Korsgaard sostie­ que no encontramos en el texto de Kant, entre el valor absoluto
ne que sólo la humanidad tiene valor en sí mismo. y el fin objetivo.
En segundo lugar, Korsgaard señala cómo se entrecruzan es­ De acuerdo con ella, algo es objetivamente bueno si es incon­
tas dos distinciones, de modo que podemos valorar como fin dicionadamente bueno o si lo es de manera condicionada y la
por sí mismo algo que tiene valor relativo. Por ejemplo, tocar condición necesaria de su bondad se satisface. 12 Como sabemos,
11 Korsgaard, "Dos distinciones en la bondad". 12 !bid., pp. 473--474.
150 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 151

Kant comienza la Fundamentación con la afirmación de que lo se trata de conceptos distintos. La diferencia es importante,
único bueno sin restricción o incondicionadamente es la buena pues de otro modo no podríamos distinguir entre el valor abso­
voluntad. Como vimos en el capítulo II, sección 1, algo es bueno luto de la humanidad y la bondad incondicionada de la buena
de manera incondicionada cuando lo es siempre, en cualquier voluntad.
circunstancia y sin presuponer ninguna co_ndición. Sólo algo Como hemos visto, en su teoría del valor Kant distingue en­
que sea bueno en sí mismo, de manera absoluta o intrínseca tre los fines con valor relaÜvo y el fin con valor absoluto. Él
puede ser bueno de esa manera. En cambio, algo es bueno con­ afirma que los primeros son subjetivos porque descansan en in­
dicionadamente cuando su bondad depende de ciertas condi­ centivos de la sensibilidad, mientras que el segundo es objetivo
ciones. Un ejemplo central para Kant es la felicidad, de la cual porque su naturaleza lo distingue como fin en sí mismo. Como
afirma que es buena de manera condicionada: aquella que se da ya mencioné, en su discusión de la tercera fórmula del impera­
en una buena voluntad es buena, mientras que la de un villano tivo, Kant sostiene que la humanidad se distingue como fin en
no lo es. La felicidad sólo puede ser buena bajo la condición de sí mismo por su capacidad para legislar leyes universales. Esta
que la voluntad que la disfruta sea ella misma buena. De acuer­ distinción entre el valor relativo y el valor absoluto o en sí mis­
do con la postura de Korsgaard, la felicidad no es buena en sí mo se basa, como Korsgaard sostiene, en el origen del valor:
misma sino sólo relativamente, pero lo es objetivamente cuando el valor relativo de un fin subjetivo es extrínseco, mientras que el
la condición de su bondad se satisface. valor absoluto de un fin objetivo es intrínseco. Sin embargo, a di­
En su reconstrucción, ella combina lo que Kant dice sobre el ferencia de lo que ella señala, este origen no tiene nada que ver
valor con lo que dice sobre la bondad, de modo que trata ambos con el imperativo categórico y la buena voluntad. No es el caso
conceptos como equivalentes. 13 Así, en su interpretación, el va­ que el valor relativo de los fines subjetivos sea extrínseco porque
lor extrínseco resulta ser lo mismo que la bondad condicionada está condicionado a su conformidad con el imperativo categóri­
y el valor absoluto lo mismo que la bondad incondicionada. Esta co y, por lo tanto, con la buena voluntad. Tampoco es el caso
equivalencia tiene por lo menos dos implicaciones complicadas que el valor absoluto del fin objetivo sea intrínseco porque es
como interpretación del texto de Kant. En primer lugar, impli­ incondicionadamente bueno. Según lo que Kant dice, el valor
ca que la humanidad, al tener valor abSoluto, es buena de ma­ de los fines subjetivos es relativo porque proviene de los incen­
nera incondicionada, lo cual no puede ser correcto. Sólo la bue­ tivos de la sensibilidad, y, así, señala que "los fines que un ser
na voluntad es incondicionadamente buena, mientras que fa racional se propone a discreción como efectos de su acción (fines
humanidad, al ser una mera capacidad racional práctica, no pue­ materiales) son en su totalidad relativos, pues sola y meramente
de ser ni buena ni mala. Si bien Korsgaard nunca afirma que la su relación con la facultad de desear del sujeto de un tipo espe­
humanidad sea buena, sino que tiene valor incondicionado, lo cial l�s da el valor" (F4:427/185). En cambio, el valor del fin
primero se sigue inevitablemente al tratar como equivalentes objetivo es absoluto, según Kant, por su capacidad para la legis­
los conceptos de valor y bondad. En segundo lugar, la equivalen­ lación, lo cual significa que es un fin puesto por la razón sola. 15
cia implica que existe una sola fuente de valor (o de bondad). Este valor no depende de los incentivos sensibles de éste o aquel
En efecto, Korsgaard sostiene que la única fuente de valor es la sujeto, sino que la naturaleza racional lo tiene en sí misma en
capacidad racional práctica, pero, como veremos, esto tampoco virtud de su capacidad para la legislación.
puede ser correcto. 14 Kant, por su parte, emplea los conceptos Como podemos apreciar, la distinción entre valor relativo y
de valor y de lo bueno de manera diferente, lo cual sugiere que absoluto, si bien se corresponde con la distinción entre valor
extrínseco e intrínseco, en el texto de Kant se refiere específica-
13
!bid.
15 Sussman enfatiza este p unto en "The Authority of Humanity".
14 Korsgaard, "La fórmula de la humanidad de Kant", pp. 249-250 y 257-262.
152 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 153

mente al origen del valor, el cual puede ser la constitución par­ nera perfecta por el imperativo. La humanidad, por así decir­
ticular de la facultad de desear de un sujeto o bien la razón sola. lo, es anterior al estándar supremo de la bondad y la maldad.
De ahí se siguen dos consecuencias importantes. En primer lu­ Por ello, la humanidad no puede ser ni buena ni mala: ella mis­
gar, la distinción entre valor relativo y absoluto es independien­ ma es el origen del estándar supremo según el cual podemos
te del imperativo categórico y es anterior a él. Algo tiene valor determinar lo bueno y lo malo. En cambio, la voluntad sí puede
relativo porque un sujeto experimenta un incentivo sensible ser buena o mala dependiendo de si se rige perfecta o imperfec­
hacia él al margen de lo que diga el imperativo categórico, mien­ tamente por el imperativo categórico. Asimismo, las acciones y
tras que el valor absoluto de la humanidad es, según Kant, el las máximas en que se expresan también pueden ser buenas
fundamento del imperativo categórico. En segundo lugar, no o malas en sí mismas dependiendo de si el imperativo categóri­
existe una sola fuente del valor, sino dos, a saber, la sensibilidad co las exige o las prohíbe. Según esto, mientras que existen dos
y la facultad racional práctica. Aunque, en estricto sentido, la orígenes del valor, existe una sola fuente de los criterios de bon­
facultad racional práctica no es fuente de valor, sino que ella mis­ dad y maldad, y ésta es la facultad racional práctica.
ma, por su capacidad para la legislación de leyes universales, es Sin embargo, las distinciones en cuestión no toman en consi­
portadora de valor absoluto. deración la bondad condicionada de aquellos fines y acciones
En contraste, la distinción entre bondad condicionada e in­ que no buscamos como medios para algo más, sino por sí mis­
condicionada sí depende del imperativo categórico. Recordemos mos. Como hemos visto, la distinción entre ser bueno como me­
que, según Kant, "bueno" es un concepto racional que depende dio y ser bueno en sí mismo deja de lado los objetos que nos
de principios de la razón, a saber, el imperativo hipotético y el proponemos por sí mismos pero que tienen valor relativo. To­
categórico. Corno hemos visto, de acuerdo con él, una acción car el piano, estudiar filosofía o formar una familia son fines
puede ser buena o mala como medio o en sí misma, lo cual sólo que nos podemos proponer por sí mismos, aunque su valor es
se puede determinar con base en los principios de la razón relativo. El interés de Korsgaard en "Dos distinciones en la bon­
práctica. De acuerdo con el texto de Kant, esta distinción entre dad" se dirige precisamente a dar cuenta de este tipo de caso.
ser bueno como medio o bueno en sí mismo se corresponde De acuerdo con ella, se trata de fines con valor relativo o extrín­
con la distinción entre bondad condicionada e incondicionada. seco, cuya bondad es, por lo tanto, condicionada. Si, a diferen­
La bondad de algo como medio está condicionada al compro­ cia de ella, mantenemos separados los conceptos de valor y de
miso con un fin particular, mientras que la bondad en sí misma lo bueno, podemos decir que un fin con valor relativo puede ser
de una acción es incondicionada. No obstante, Kant también bueno de manera condicionada si es consistente con el impe­
emplea la distinción entre bondad condicionada e incondicio­ rativo categórico y, por lo tanto, con una voluntad buena. Por
nada para señalar que aquello cuya bondad depende de su con­ eje:m;plo, la felicidad puede ser buena de esa manera, aunque
formidad con el imperativo categórico es bueno de manera también puede ser mala si resulta ser inconsistente con ambos,
condicionada (como la felicidad), mientras que aquello que pero no podemos decir que el fin con valor absoluto (la huma­
este imperativo exige (como los fines morales) es bueno de ma­ nidad) sea incondicionadamente bueno.
nera incondicionada. Una dificultad con la reconstrucción de Korsgaard es que, al
Mientras que el valor absoluto de la humanidad es indepen­ tratar como equivalentes los conceptos de valor y de bondad,
diente del imperativo categórico y es anterior a él, la bondad resulta que si un fin con valor relativo no es bueno (por su in­
incondicionada de la buena voluntad lo presupone. La humani­ consistencia con el imperativo categórico), por ejemplo, mentir
dad es la facultad racional práctica en cuanto legisladora del por provecho propio , entonces pierde todo valor. Sin embargo,
imperativo (como veremos en el siguiente capítulo), mientras esto no puede ser correcto. Un fin con valor relativo puede ser
que la buena voluntad es esta misma facultad rigiéndose de ma- malo, pero no por ello deja de tener valor para el sujeto que se
LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 155
154 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

lo propone: es un fin subjetivamente valioso en relación con cuando no se le trate como mero medio, todavía cabe la pregunta
cierta constitución, pero es objetivamente malo según el están­ de si se le trata plenamente como fin en sí mismo. Cuando este
dar supremo de la bondad establecido por la razón. Mentir por último no es el caso, la prohibición de actuar según la máxima
provecho propio tiene valor relativo para el sujeto que se lo pro­ en consideración dará lugar a un deber imperfecto. En esta sec­
pone, aunque, al mismo tiempo, sea objetivamente malo porque ción consideraré los dos primeros ejemplos, de los cuales resul­
es inmoral. tan, como sabemos, deberes perfectos.
En conclusión, podemos decir que mientras la distinción en­ En el primer ejemplo, Kant plantea si "quien está dando vuel­
tre el valor relativo y el absoluto depende de si el valor se origi­ tas a la idea del suicidio se preguntará si su acción puede com­
na en la sensibilidad o en la facultad racional práctica, la distin­ padecerse con la idea de la humanidad como fin en sí mismo"
ción entre bondad condicionada e incondicionada se basa en (F4:429/189). Aunque no formula la máxima completa explíci­
los principios de la razón. A diferencia de lo que Korsgaard se­ tamente, sí dice que se trata de los mismos ejemplos, así que la
ñala, no existe un solo origen del valor, sino dos: la sensibilidad máxima en cuestión es la de quitarse la vida para evitar sufri­
y la razón. 16 Lo que confiere valor relativo a un fin no es que sea mientos futuros. Su respuesta es que "si, para escapar a un estado
objeto de elección de la facultad racional práctica, sino su rela­ penoso, se destruye a sí mismo, se sirve de una persona mera­
ción con los incentivos de la sensibilidad. Por eso, Kant afirma mente como un medio para la conservación de un estado sopor­
que los fines que se basan en ese tipo de incentivos son todos table hasta el final de la vida" (F4:429/189). Por eso el suicidio
subjetivos. Como mencioné, la facultad racional práctica no es, es inmoral. 18 Puede resultar extraño que al destruirse a sí misma
estrictamente, la fuente del valor absoluto, sino que ella misma es una persona se utilice como mero medio. Podría pensarse que,
portadora de este tipo de valor por su capacidad para la legisla­ en este caso, la persona no se usa como medio, sino que se ani�ui­
ción. En cambio, esta facultad sí es la única fuente de bondad la a sí misma. La formulación misma de Kant invita a este tipo
en la medida en que es la fuente de la ley, es decir, del estándar de reacción ya que observa que la persona se destruye a sí mis­
supremo con base en el cual determinamos la bondad o la mal­ ma "para la consenración de un estado soportable hasta el final
dad de los objetos de la voluntad. de la vida". Se podría decir que la autodestrucción no es un
medio para consenrar un estado soportable sino que consiste en
5. Ejemplos en que se trata a la humanidad como mero medio
ponerle término a la vida. No obstante, no es difícil apreciar por
Kant ilustra la derivación de deberes a partir de la segunda fóf­ qué, en ese tipo de acción, la persona se trata a sí misma como
mula del imperativo con los mismos ejemplos que introduce en una cosa que se puede usar como mero medio. Ante algo con
la fórmula de la ley universal de la naturaleza. La pregunta rele­ valor absoluto no puede ser apropiado destruirlo en aras de un
vante en todos los casos es si la máxima en cuestión es consisten­ fin cdm valor relativo, como evitar el sufrimiento. Sólo algo de lo
te con el mandato de tratar a la humanidad siempre como fin y que pueda disponerse puede ser tratado, c�n toda propi�dad,
nunca como mero medio. Como vimos al principio de este capí­ como medio y, tal vez, hasta se pueda destrmrlo. Al destrmrse a
tulo, por "humanidad" se entiende la capacidad racional de ele­ sí mismo, el suicida trata a la humanidad en su persona como
gir o de proponernos fines libremente. Cuando en la máxima algo de lo cual puede disponer según sus inclinaciones y, de este
propuesta se trata esa capacidad como mero medio, la prohibi­ modo, como algo que puede usar apropiadamente como mero
ción de actuar de tal manera será un deber perfecto, 17 pero aun medio. Kant observa que "el hombre no es una cosa, y por tanto
16 No obstante, Kant escribe que "nada tiene otro valor que el que la ley le
no es algo que pueda ser usado meramente como medio", y con-
determina" (F4:436/201).
17 Sobre el concepto de tratar a otro como mero medio, véase la discusión 18 Para una discusión contemporánea de este tema, véa se Hill, "Self-Re ard­
g
en O'Neill, ''Between Consenting Adults". ing Suicid e: A Modified Kantian View".
156 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 157

cluye que "no puedo disponer del hombre en mi persona para que sentía ya hidrofobia, como efecto de la mordedura de un
mutilarlo, corromperlo o matarlo" (F4:429/189). perro rabioso" se suicidó para no dañar a otros (PMDV 6:423-
Al igual que en el caso de la primera fórmula, la discusión de 424/284). En todos esos casos, deja sin responder la pregunta
Kant en este ejemplo sólo considera la pregunta de si es permi­ sobre la cualidad moral de esas acciones.
sible quitarse la vida por amor propio. Ello plantea la pregunta En el segundo ejemplo Kant plantea si
de si sería permisible quitarse la vida por otro tipo de razones,
el que está pensando en hacer una promesa mentirosa hacia otros
como salvar una vida ajena, o bien arriesgar la propia con el fin
comprenderá enseguida que se quiere servir de otro hombre me­
de conservarla, lo cual Kant sostiene que es un deber (F4:397- ramente como medio, sin que éste contenga a la vez el fin en sí. Pues
398/125-126). En seguida de la observación citada al final del aquel a quien yo quiero usar para mis propósitos a través de una
párrafo anterior, Kant indica que una "determinación más pre­ promesa semejante le es imposible estar de acuerdo con mi mane­
cisa de este principio" debe permitir la posibilidad moral de "la ra de proceder hacia él, y contener así él mismo el fin de esa ac­
amputación de los miembros para consenrarme" o de exponer ción. (F4:429/189)
la propia vida al peligro para conservarla (F4:429/189). En la
Doctrina de la virtud, nos dice que el primer deber del hombre Recordemos que por "humanidad" se entiende la capacidad ra­
hacia sí mismo en cuanto ser animal es la autoconservación en cional de elegir fines libremente. Ésta es la capacidad que,
su naturaleza animal (PMDV 6:421/280). Lo contrario de este según Kant, usamos como mero medio en la persona de los de­
deber es la destrucción arbitraria o premeditada de la propia na­ más cuando prometemos en falso. En este ejemplo, una perso­
turaleza animal, la cual puede ser total (suicidio) o parcial (mu­ na (llamémoslaJuan) le pide dinero prestado a otra (Carlos) y
tilación). Esta última, agrega, puede ser material o formal: es le promete que se lo pagará, aunque sabe que no podrá hacerlo
material cuando alguien se priva a sí mismo de ciertas partes; nunca. El fin que Juan se propone es obtener una suma de di­
es formal cuando alguien "se priva (para siempre o por algún nero sin tener que regresado nunca. El fin al que Carlos cree
tiempo) de la capacidad del uso fisico (y, con ello, también in­ contribuir es prestarle una suma de dinero a Juan en el enten­
directamente del uso moral) de sus fuerzas" (PMDV 6:421/281). dido de que lo recibirá de regreso en el futuro. Sin embargo,
Por "suicidio" total se entiende la acción de quitarse la vida por por la mentira, el fin al que Carlos de hecho contribuye no es el
amor. propio, cualquiera que sea la razón específica, y éste es que él elige, sino entregar a Juan una suma de dinero que nun­
siempre inmoral. Nos dice que amputarse ciertos miembros pará. ca le será devuelta. Como se trata de una mentira, Carlos no
lucrar con ellos se considera suicidio parcial y, por ello, es inmo­ tiene la libertad de determinar por sí mismo el fin al que de
ral (PMDV6:423/283). La pregunta que se plantea es si quitarse hecho contribuye, sino que Juan decide por él. El problema re­
la vida o amputarse ciertos miembros por otro tipo de razones side. €tfi que la acción de prometer en falso necesariamente su­
debe considerarse también un suicidio. Dice explícitamente que pone tratar la capacidad racional práctica de otra persona como
la amputación de "un órgano necrosado o que amenaza necro­ algo que puede usarse o manipularse como mero medio para la
sis" no puede considerarse "como un delito contra la propia per­ obtención de fines propios. Juan utiliza la capacidad de Carlos
sona" (PMDV6:423/283). La amputación es permisible en ese de proponerse fines para lograr que este último, sin saberlo,
caso porque se lleva a cabo con el propósito de preservar la vida. contribuya a un fin que no ha elegido. El problema no es que
También se plantea, sin responder, si debe considerarse suicidio Carlos no pudiera consentir el fin queJuan se propone. Puede
"el sacrificio por la salvación del género humano en general ser el caso que si Carlos supiera queJuan no está en condiciones
como un acto heroico" o bien quitarse la vida anticipándose "a de comprometerse con el pago del préstamo, le regalaría la
la condena a muerte injusta de un superior" (PMDV6:423/283). suma de dinero con toda generosidad o lo ayudaría a conseguir­
Asimismo se pregunta, también sin responder, si "un hombre la de otra manera. El problema es que Carlos no puede otorgar
158 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 159

su consentimiento porque no tiene la oportunidad de enterarse casos cuando respondemos a la pregunta "¿cómo te va?" que es­
de cuál es el propósito que Juan se propone. tamos bien aunque en realidad nos vaya muy mal, o cuando le
Podría pensarse que, al igual que en el ejemplo anterior, el decimos a alguien que se ve muy bien para darle ánimo_s.
argumento a favor de la prohibición de prometer en falso con Es importante observar que, de acuerdo con Kant, el mayor
el fin de procurar un fin que nos proponemos por amor propio problema con la mentira es la falta que se comete contra uno
deja la posibilidad de que sea permisible prometer en falso con mismo. En la Doctrina de la virtud pone el ejemplo de un criado
miras a la procuración de un fin que nos propongamos por al­ que, siguiendo las órdenes del dueño de la casa, miente a un
guna razón moral. Si bien es verdad que el razonamiento de Kant guardia diciendo que el dueño no está en casa mientras que este
en el ejemplo anterior sólo establece la prohibición de prome­ último aprovecha para cometer un crimen (PMDV6:431/294).
ter en falso por amor propio, también lo es que, de acuerdo con Al margen de las nefastas consecuencias del acto, el mayor pro­
él, cualquier tipo de mentira, por la razón que sea, es inmoral. La blema es que el criado viola un deber hacia sí mismo, al tiempo
razón que ofrece en la Doctrina de la virtud no es que, al mentir, se que la acción de mentir por la razón que sea constituye una
trate la humanidad de otro como mero medio, sino que mentir falta moral hacia los demás. El razonamiento en el segundo
es contrario al deber hacia uno mismo. Así, señala que "la mayor ejemplo de la Fundamentación sugiere que el respeto a la huma­
violación del deber del hombre para consigo mismo, considerado nidad del otro como fin en sí mismo exige que se le deje libre­
únicamente como ser moral (la humanidad en su persona), es mente elegir los fines a cuya consecución contribuye. De acuer­
lo contrario a la veracidad: la mentira" (PMDV6:429/290---291). do con esto, cualquier acción mediante la cual impedimos que
La razón que ofrece es que, al mentir, se aniquila la dignidad otros elijan sus fines libremente resulta inmoral. Podría pensar­
propia y se rebaja el valor propio por debajo del que tienen las se que en aquellos casos en que se engaña a alguien para darle
cosas (las cuales sí se pueden tratar como meros medios). Ello una sorpresa que se supone agradable -prepararle una fiesta,
se debe a que comunicar a otro pensamientos en los que uno mis­ por ejemplo- la mentira no debe considerarse inmoral porque
mo no cree "es un fin opuesto a la finalidad natural de su facul­ se tienen buenas razones para suponer que la persona en cues­
tad de comunicar sus pensamientos, por tanto, es una renuncia tión otorgaría su consentimiento si supiera la verdad. No obstan­
a su personalidad y una simple apariencia engañosa de hombre,
te, el razonamiento de Kant en el ejemplo sugiere que la perso­
no el hombre mismo" (PMDV6:429/291-292). Kant llega al ex­
na a quien se le miente no puede otorgar su consentimiento
tremo de afirmar que la mentira "no precisa perjudicar a otrós
porque no tiene la oportunidad de hacerlo, independientemen­
para que se le considere reprobable" (PMDV 6:430/292). Si per­
te de si lo otorgaría o no si supiera la verdad. Esto indica que, de
judicara a alguien, sería una violación al derecho de otros, lo
acuei;do con él, mentir constituye siempre una falta moral tanto
cual es objeto del derecho, no de la ética. Aun una mentira móti­
en cdhtra de uno mismo como de los demás.
vada por "la ligereza o la bondad" y que persiga un fin "realmente
bueno" es reprobable por '1el modo de perseguirlo" y es "un de­
6. Ejemplos en q ue no se trata a la humanidad
lito del hombre contra su propia persona y una bajeza que tiene
plenamente como fin en sí mismo
que hacerle despreciable a sus propios ojos" (PMDV6:430/292).
A pesar del carácter tan estricto de la prohibición, Kant se pre­ Los siguientes dos ejemplos ilustran deberes imperfectos hacia
gunta, sin contestar, si las mentiras dichas por cortesía también uno mismo y hacia los demás. Como vimos, un deber imperfec­
son reprobables, como cuando se escribe "su más humilde ser­ to exige adoptar una máxima de fin, pero sin especificar qué
vidor" al pie de una carta, o cuando a la pregunta de un autor tanto debe hacerse con miras a la realización del fin, ni tampo­
"¿qué le parece mi obra?" se le responde con una falsedad co en qué ocasiones ni de qué manera. El problema que ilustran
(PMDV6:431/294). Entre los ejemplos podemos incluir aquellos estos ejemplos es que en las máximas en cuestión, aunque no se
160 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 161

trate a la humanidad como mero medio, tampoco se la trata mente quiere, a saber, la realización de los fines que se propone.
plenamente como fin en sí mismo. En un caso Kant señala que Este razonamiento apela al imperativo hipotético, de acuerdo
no se le "fomenta" y en el otro que la representación de la huma­ con el cual, quien quiere el fin quiere los medios. En cambio, el
nidad como fin en sí no hace "todo su efecto". Corno la hu­ razonamiento aquí es perfeccionista: en la humanidad encon­
manidad es la capacidad racional de proponernos fines, pode­ trarnos disposiciones que podemos cultivar o perfeccionar; como
mos fomentar su buen ejercicio en nosotros mismos, así como la naturaleza nos ha dotado de ellas, debemos inferir que parte
también en la persona de los demás. Ya que es una capacidad, la del fin de la naturaleza en nosotros es que las desarrollemos.
humanidad es algo que se puede desarrollar o cultivar, aunque Kant se refiere a este punto cuando en La doctrina de la virtud
los deberes correspondientes serán siempre imperfectos. señala que el deber de perfeccionarse "no sólo se lo aconseja la
En el tercer ejemplo, Kant afirma que "en lo que respecta al razón práctico-técnica para sus diferentes propósitos (de la ha­
deber contingente (meritorio) hacia sí mismo, no basta que la bilidad), sino que se lo ordena absolutamente la razón práctico­
acción no contradiga a la humanidad en nuestra persona como moral y convierte este fin en un deber suyo, para que sea digno
fin en sí misma, tiene también que concordar con ella" (F 4:430 de la humanidad que habita en él" (PMDV6:387/238). En cuan­
/191). Como vimos en el capítulo III, sección 5, en el ejemplo to capacidad racional de proponernos fines, la humanidad es la
encontram.os a un personaje que "encuentra en sí un talento facultad racional práctica, y esta capacidad es la que debemos
que por medio de algún cultivo podría hacerle un hombre útil perfeccionar.
en todo tipo de respectos. Pero se ve en circunstancias cómodas, Aunque en la Fundamentación Kant no hace explícito a qué
y prefiere ir tras el placer a esforzarse en la am.pliación y mejora disposiciones se refiere, en La doctrina de la virtud señala que el
de sus felices disposiciones naturales" (F 4:423/175). Aunque deber de perfeccionarse:
Kant no formula la máxima explícitamente, podría expresarse
no puede ser más que el cultivo de sus facultades (o de las disposi­
del modo si guiente: "cuando me encuentre en circunstancias ciones naturales), entre las cuales el entendimiento, como facul­
cómodas, me dedicaré al placer en lugar de mejorar mis talen­ tad de los conceptos, por tanto, también de aquellos que concier­
tos naturales", o bien, de manera más concisa "dejaré de cultivar nen al deber, es la facultad suprema, pero también el cultivo de la
mis talentos por pereza". Él reconoce que al proceder de este voluntad (el modo moral de pensar) de cumplir todos los deberes
modo no se trata a la humanidad como mero medio: no se la ins­ en general. (PMDV6:386--387 /238)
trumentaliza ni se la trata como una cosa de la cual pueda dispÓ­
Distingue entonces entre la "perfección natural" y la "moral". La
nerse arbitrariamente; sin embargo, objeta que "en la humanidad
primera es "el cultivo de todas las facultades en general para fo­
hay disposiciones para una mayor perfección que pertenecen al
mentªr los fines propuestos por la razón (PMDV6:39 l/244-245).
fin de la naturaleza en lo que respecta a la humanidad en nues­
tro sujeto: descuidarlas bien podria compadecers� con la conser­ Sobre· ello dice que "es para el hombre un deber progresar cada
vación de la humanidad como fin en sí misma, p'ero no con el vez más desde la incultura de la naturaleza, desde la animalidad
fomento de este fin" (F4:430/19!). ( quoad actum) hacia la humanidad, que es la única por la que es
La diferencia más notoria entre el razonamiento que Kant capaz de proponerse fines: suplir su ignorancia por instrucción
ofrece aquí y el que encontramos en la prueba de universaliza­ y corregir sus errores" (PMDV6:387/238). Además, agrega que
ción es la siguiente. Como vimos, el argumento encaminado a es un deber "cultivar las disposiciones incultas de su naturale­
mostrar que la máxima no puede quererse como una ley univer­ za, como aquello a través de lo cual el animal se eleva a hom­
sal es instrumental: se dice que no podemos querer una _ley de bre" (PMDV6:392/245). Entre las disposiciones naturales men­
no cultivar los talentos por pereza porque los talentos cultivados ciona las facultades del espíritu ("aquellas cuyo ejercicio sólo
son un medio necesario para algo que toda voluntad necesaria- es posible por la razón" y cuyo uso "no se extrae de la experien-
162 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DE LA HUMANIDAD 163

cia"), las del alma ("se guían por el hilo conductor de la ex­ [L]a humanidad podría ciertamente subsistir si nadie contribuye­
periencia": la memoria, la imaginación, etc.) y las del cuerpo se con nada a la felicidad del otro, pero a la vez no sustrajese nada
(PMDV6:445/312-313). de ella a propósito, sólo que esto es únicamente una concordancia
Respecto de la "perfección moral" señala que es un deber negativa y no positiva con la humanidad como fin en sí misma, si todo
"progresar en el cultivo de su voluntad hasta llegar a la más pura el mundo no tratase también, en lo que pudiese, de fomentar los
fines de otros. Pues los fines del sujeto que es fin en sí mismo tie­
intención virtuosa, al momento en que la ley se convierta a la
nen que ser también, en lo posible, mis fines, si es que aquella re­
vez en móvil de aquellas de sus acciones conformes al deber, y
presentación ha de hacer en mí todo su efecto. (F4:430/191)
obedecerla por deber, en lo cual consiste la perfección práctico­
moral interna" (PMDV6:387 /238-239). Enfatiza que la perfec­ La idea central de este pasaje es que tratar a la humanidad como
ción moral consiste, subjetivamente, "en la pureza en la intención fin en sí mismo no puede consistir meramente en abstenerse de
de cumplir el deber", es decir, cuando "las acciones no se reali­ ciertas acciones y actitudes respecto de los demás, sino que tam­
zan sólo conforme al deber, sino también por debe/' (PMDV bién exige contribuir a la realización de los fines que los demás
6:446/314). se proponen, siempre y cuando no sean inmorales. Al parecer,
El argumento en la Fundamentación tiene la gran debilidad de la razón es que, como la humanidad es la capacidad racional de
que depende de la premisa según la cual la naturaleza tiene proponerse fines, contribuir a su buen ejercicio forma parte
ciertos fines respecto de nosotros, los cuales podemos determi­ de tratarla como fin en sí mismo. En La doctrina de la virlud Kant
nar al considerar las facultades con que nos ha dotado. En pri­ explica que el deber de beneficencia se fundamenta en lo si­
mer lugar, es muy controvertido atribuirle fines a la naturaleza guiente:
y, en segundo lugar, de ningún modo es obvio cómo podríamos
[P]uesto que nuestro amor a nosotros mismos no puede separarse
determinar cuáles son. Aunque en escritos posteriores no aban­ de la necesidad de ser amados también por otros (ayudados en
dona esas premisas teleológicas, en La doctrina de la virlud habla caso de necesidad), nos convertimos a nosotros mismos en un fin
del "fin de la propia existencia" sin atribuir fines a la naturaleza. para otros, y pu�sto que esta máxima no puede obligar sino única­
Ahí señala que el hombre "se debe a sí mismo", en cuanto ser mente por su cualificación para convertirse en ley universal, por
racional, "no dejar desaprovechadas y -por así decirlo- oxida­ consiguiente, por una voluntad de convertir a otros también en
das la disposición natural y las facultades de las que su razón fines para nosotros, la felicidad ajena es un fin que es a la vez un
puede hacer uso algún día" (PMDV6:444/311-312). deber. (PMDV6:393/247)
En el cuarto ejemplo, como se recordará, Kant presenta a un
Si bien en este razonamiento se echa mano de la idea de la uni­
personaje:
versalización, también es relevante para la fórmula de la huma­
a quien le va bien, pero sin embargo ve que otros (a quienes él nidad¡ porque explica que inevitablemente, al proponernos fi­
bien podría ayudar) tienen que luchar con grandes trabajos: ¿qué nes, nos concebimos como seres que plantean exigencias a los
me importa? ¡Sea cada cual tan feliz como el cielo quiera o él pue­ demás.
da hacerse a sí mismo, no le privaré de nada, e incluso ni siquiera Para concluir, quisiera señalar una diferencia importante en­
le envidiaré, sólo que no tengo ganas de contribuir con nada a su
tre la humanidad considerada como fin y los fines morales que,
bienestar o a su socorro en la necesidad! (F4:423/l 77)
según Kant, debemos proponernos. Mientras que, como vimos,
En este caso, tampoco formula la máxima explícitamente, la el fin objetivo no es algo que vayamos a producir como efecto de
cual podría expresarse como sigue: "cuando me vaya bien no nuestras acciones, los fines morales sí son propósitos que debe­
contribuiré con nada al bienestar ajeno si no tengo ganas de mos realizar. Decir que la humanidad es un fin en sí mismo es
hacerlo", o "no ayudaré a los demás porque no me interesa". una manera de expresar el tipo de valor que tiene y que debe­
Kant afirma: mos respetar en nuestras acciones. En cambio, los fines morales
164 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

de promover la perfección propia y la felicidad ajena son tareas


que se realizan a lo largo de una vida completa. Si bien se fun­
d�� en el valor absoluto de la humanidad y son, por ello, incon­
d1oonadamente buenos, son fines en un sentido distinto, a sa­
ber, en el sentido usual de algo que hay que producir o realizar
en nuestras acciones.

LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES

Kant sostiene que la tercera fórmula del imperativo categóri­


co, la fórmula del reino de los fines, resulta de una síntesis de
las dos anteriores. Mientras que las primeras dos fórmulas se si­
guen de agregar al concepto del imperativo los conceptos de na­
turaleza y de fin objetivo respectivamente, la tercera se sigue de
todos estos elementos juntos. De la combinación de las prime­
ras dos fórmulas "se sigue el tercer principio práctico de la vo­
luntad, como condición suprema de la concordancia de la mis­
ma con la razón práctica universal, la idea de la voluntad de todo
ser racional como una voluntad universalmente legisladora" (F 4:431
/193). 1 Para entender la transición es necesario considerar las
exigencias de las dos fórmulas anteriores y ver cómo éstas dan
lugar a la tercera. También es necesario considerar cómo se con­
cibe la voluntad en las dos primeras fórmulas para comprender
la transición a su concepción como legisladora de leyes univer­
sales para un reino de los fines.
C01;po hemos visto, cada fórmula del imperativo va acompaña- �;nfq.$1':¡
da de la concepción de la voluntad que le corresponde. La pri- /=-·­
...�
mera fórmula exige que actuemos según máximas que poda-
mos querer como leyes universales de la naturaleza. De manera
correspondiente, la voluntad se concibe como un tipo de causa-
lidad capaz de actuar según su prüpia representación de leyes
universales. La transición a la segunda fórmula tiene lugar
porque, de acuerdo con Kant, toda acción contiene un fin, de
modo que si el imperativo categórico ordena o prohíbe ciertas

1 Las cursivas son del original.


166 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 167

�cciones incondicionalmente, éstas deben contener un fin obje­ distingue al imperativo categórico del hipotético" (F4:431-432
tivo; Como vimos, él sostiene que tal fin debe ser puesto por la /193). De acuerdo con esto, la voluntad no puede estar vincula­
razon sola y que no puede ser otro sino la naturaleza racional. da con el imperativo categórico por medio de un interés, pues,
De esta última nos dice que es el fundamento de las leyes de la si lo estuviera, el imperativo no seria categórico.
voluntad, aunque todavía no ha explicado por qué la naturaleza Por "íñwés." Kant entiende "la dependencia de una voluntad
racional se distingue como fin en sí mismo. De manera corres­ determinable contingentemente respecto de principios de. la
pondiente, la voluntad se concibe como capaz de determinar­ razón" (F4:413n/157n). Por contraste, nos dice que la J:lrcltm­
se a sí misma a actuar y se coloca a sí misma como el fin objeti­ ·aoft "es la dependencia de la facultad de desear respecto de las
vo. �e ahí se sigue, según Kant, la tercera fórmula del imperativo sensaciones" (F4:413n/157n). Lo que caracteriza al interés, se­
se�un la cual la volun�ad se concibe como kgisladora de leyes gún esto, a diferencia de la inclinación, es que presupone prin­
universales para un remo de los fines. Según las dos fórmulas cipios de la razón en una voluntad que no se conforma a ellos
anteriores, la voluntad se determina a actuar según leyes uni­ de manera necesaria. Por ejemplo, debido a que nadar me pro­
versales y se concibe a sí misma como el fin objetivo que es el duce sensaciones agradables, puedo tener una inclinación a
funda�ento de t�les leyes. De ahí se sigue que tales leyes univer­ nadar, la cual, a su vez, es fuente de incentivos para actuar; en
sales tienen su ongen en la voluntad de todo ser racional· esto cambio, si resulta que el médico me recomienda nadar para
sig?ifica que la voluntad se concibe como legisladora de 'leyes disminuir un dolor en los músculos de la espalda, puedo tener
universales. un interés en llevar a cabo esa actividad como un medio para
En la primera sección de este capítulo veremos cómo tiene disminuir el dolor. La diferencia entre la inclinación a nadar Y
lugar la transición a la tercera fórmula del imperativo; en la se­ el interés en ello reside en que la primera se basa en sensacio­
gunda sección examinaré la idea de "reino de los fines", el cual nes y el segundo se presenta por el imperativo hipotético. Lo que
es un mundo moral posible por la legislación de los seres racio­ tienen en común, sin embargo, es que ambos se definen como
nales; en la tercera sección consideraré de nuevo las caracterís­ maneras en que la voluntad es "dependiente" de algo. El con:-i
ticas que distinguen a la humanidad como fin en sí mismo· en cepto de -,�m�." expresa la relación de una voluntad con los
la cuarta sección me detendré brevemente en una compara�ión objetos que se propone cuando su determinación según princi­
entre las tres fórmulas; por último, en la quinta sección exami­ pios de la razón no es necesaria, sino contingente. Un ser que
naré la postura de Kant en el controvertido ensayo "Sobre i{n careciera de razón y sólo experimentara inclinaciones, no podría
presunt� derecho a mentir por filantropía" desde la perspectiva tener interés en nada, ya que un interés siempre es racional.
.
de las ex1gennas que plantean las ideas de autonomía y reino de Pero tampoco un ser racional perfecto (una "valnntad di.Yiua')
los fines. puedf tener interés en los objetos de su voluntad, �a que su
conformidad con los principios de la razón es necesana. El con­
1 . La autonomía como autolegislación cepto de "interés" presupone la posi?le d:sviación de la volun-)
. �
La tercera f�rmula �el imperativo introduce la tesis de que la tad de las acciones que exigen los pnnc1p10s de la razon.
voluntad esta sometida a la ley sólo en la medida en que es su De acuerdo con la distinción entre imperativos hipotéticos y
autora. 2 Según Kant, aquí se expresa "el desprendimiento de categóricos, Kant señala dos formas en que puede presentarse
todo interés en el querer por deber, como la señal específica que un interés en una voluntad finita. Distingue entre el "interés
patológico" en el objeto de la acción y el "interés práctico" en la
2
Sobre la tercera fórmula del imperativo, véanse A. Wood, Kant's Ethical acción (F4:413n/157n). En el primer caso, el interés de la vo­
Thought, capítulo 5, y K Flikschuh, "Kant's Kingdom ofEnds: Meta physical Not luntad se presenta por principios de la razón subordinados a la
Political". inclinación. Kant dice que este tipo de interés "muestra la de-
168 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 169

pendencia de la voluntad [ ...] respecto de los principios de la Si hay un imperativo categórico ( esto es, una ley para toda volun­
•;' .?, º,
[razón] para utilidad de la inclinación" (F 4:413n/157n). En tad de un ser racional), sólo puede mandar hacer todo por la má­
este caso, "la razón solamente indica la regla práctica de cómo xima de la propia voluntad como una voluntad tal que a la vez se
superar las necesidades de la inclinación" (F4:413n/157n). Lo pudiese tener por objeto a sí misma como _!.miversalmente legisla­
llama interés "patológico" porque, aunque presuponga princi­ dora, pues sólo entonces el principio práctico y el imperativo al
pios de la razón, en última instancia se origina debido a la in­ que ella obedece es incondicionado, porque no puede tener inte­
fluencia de los incentivos de la inclinación. El interés práctico, rés alguno como fundamento. (F4:432/195)
en cambio, se presenta sólo por principios de la razón indepen­ Como acabamos de ver, el concepto "interés" comprende la de­
dientemente de la influencia de la inclinación. Nos dice que este pendencia de la voluntad respecto de principios de la razón.
tipo de interés "muestra sólo dependencia de la voluntad res­ Así, una voluntad "interesada" es "dependiente" de algún prin­
pecto de principios de la razón en sí misma" (F 4:413n/157n). cipio por medio del cual surge su interés. Kant observa que si la
Kant señala que en el primer caso nos interesa el objeto de la voluntad se vinculara con el imperativo categórico por medio
acción, mientras que en el segundo lo que nos interesa es la ac­ de un interés "necesitaría ella misma todavía otra ley que res­
ción misma. Esto significa que, cuando se trata de un interés tringiese el interés de su amor propio a la condición de una va­
patológico, la acción se lleva a cabo como medio para la produc­ lidez como ley universal" (F 4:432/195). Ya sabemos que este
ción del objeto que nos interesa, por ejemplo, disminuir el do­ imperativo exige actuar según máximas que podamos querer
lor de los músculos de la espalda. Cuando esto sucede, de acuer­ como leyes universales. La pregunta que se plantea es cómo se 0...e,N
do con Kant, se "obra por interés" o con miras a un objeto que vincula la voluntad con este imperativo, es decir, en virtud de
nos interesa. En cambio, cuando se trata de un interés práctico, qué este último tiene autoridad sobre la primera. Si el vínculo
la acción se lleva a cabo por sí misma, sin miras a ningún fin se establece por la mediación de un interés en conformar la con­
�lterior; como no hay ninguna influencia de la inclinación, el ducta al imperativo, se necesita otra ley para que tal interés se
mterés en la acción sólo puede provenir de la exigencia de un presente. Se podría pensar, por ejemplo, que tomamos un inte-
principio incondicionado de la razón. En este caso se "toma rés en actuar según el imperativo porque Dios lo ordena o por-
un interés" en la acción misma; por ejemplo, cuando se ayuda que así lo establecen las leyes inscritas en el orden de las cosas.
por deber. La distinción relevante tiene lugar entre actuar mo- Si ello fuera así, el imperativo no podría ser categórico o incon­
.f:' vi.do por interés en un objeto de la inclinación y actuar tomaÍl- dicionado porque su autoridad sobre nosotros dependería de la
,t).11'<1 \w1 d
.:·.\' --:. (;:-,.,,.
1, o un(íñ_, ��- n la acción por sí misma
nter�e sin ningún incentivo de autoridad de los mandatos divinos o de las leyes inscritas en el
�:,:·,,,\-(;" la sensación, orden de las cosas.
De acuerdo con estas definiciones, cuando la voluntad se P4r'a que el imperativo sea categórico es necesario que su au­
,, �1-7 rige por
el imperativo categórico, toma un interés en ciertas toridad sobre la voluntad no dependa de la mediación de nin­
acciones, pero no obra por un interés patológico. La distinción gún interés. De acuerdo con Kant, para que esto sea posible,
aquí se refiere al tipo de relación de la voluntad con sus objetos tiene que ser el caso que la voluntad sea ella misma la autora de
a través de los principios de la razón. Sin embargo, en su discu­ la ley. De este modo, su relación con el imperativo no está me­
sión de la fórmula de la autonomía, Kant plantea la cuestión diada por ninguna otra ley. Cualquier principio que provenga
sobre la relación entre la voluntad y los principios mismos. Afir­ de alguna fuente independiente de la voluntad no puede ser
ma que, en el caso del imperativo categórico, tal relación no categórico porque la voluntad podría quedar sometida a él sólo
puede estar mediada por ningún interés. La autoridad que este en el supuesto de algún interés y, por lo tanto, de alguna otra
imperativo tiene sobre la voluntad no puede fundarse en un in­ ley. Así, él afirma que "una voluntad que es ella misma la legis­
terés. Kant escribe: ladora más alta no puede en tanto que lo es depender de interés
170 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 171

alguno" (F4:432/195). Esto supone que la voluntad tiene auto­ constituía una gran innovación en filosofía moral. De manera 6'..t(,J
ridad sobre sí misma. Si el imperativo se originara en alguna sucinta, afirma que todos los esfuerzos anteriores por encontrar c.:i,�:•,·11' cs1•111'
otra fuente, la autoridad de esta última tendría que establecerse el principio moral tenían que fallar, porque "a nadie se le ocurrió
primero para que la voluntad pudiera estar sujeta a ella. Este que [el hombre] está sometido solamente a su legislación pro-
paso intermedio volvería al imperativo un mandato condiciona­ pia y sin embargo universal, y que está atado solamente a obrar
do: seria vinculante bajo la condición de que tal fuente tuviera en conformidad con su propia voluntad que es, sin embargo,
autoridad sobre la voluntad. Sin embargo, esto no significa que según el fin natural, universalmente legisladora"' (F4:432/195).
la autoridad de la voluntad sobre sí misma se dé meramente por Él denomina al principio según el cual la voluntad del ser ra-
supuesta y no se tenga que establecer. Por el contrario, la tarea cional es legisladora de leyes universales el principio "de la au-
de la tercera sección, en gran medida, es establecerla. Si esto se tonomía de la voluntad" y lo contrapone a los principios de la
logra, el imperativo será incondicionado. En cambio, aunque lo­ "heteronomía". Por "al!í'.�1-tfirtfa.1' entiende "la constitución de
gre establecerse la autoridad de alguna otra fuente legisladora la voluntad por la cual ésta es una ley para ella misma (indepen­
sobre nosotros, sus mandatos siempre serán condicionados por­ dientemente de toda constitución de los objetos del querer)"
que estarán mediados por un interés. (F4:440/211). La heteronomía, en cambio, es la constitución
La discusión de Kant sobre la relación de la voluntad con el de la voluntad por la cual ésta se rige según las leyes que se fun-
imperativo categórico plantea la cuestión sobre cómo concebir­ dan en los objetos que se quieren. De acuerdo con esto, sólo los
la respecto del hipotético. 3 Al enfatizar que el imperativo categó­ morales son principios de la autonomía, mientras que todos
rico es el único que no se funda en un interés, se implica que el los imperativos hipotéticos son principios de la heteronomía de
hipotético sí se funda de ese modo. Pero si esto es así, tenemos la voluntad. Según Kant, entonces, la voluntad es autónoma
que concluir que la autoridad del imperativo hipotético depende sólo cuando actúa moralmente.
de la mediación de alguna otra ley en la cual se funda tal interés. En este punto, podemos regresar a la primera sección de la
Dicho de otro modo, el imperativo hipotético es condicionado. Fundamentación, donde Kant señala que el valor moral no puede
La razón de ello, al parecer, es que la autoridad del imperativo residir eri el propósito. 4 La razón que ofrece, como se recorda­
hipotético sobre la voluntad depende de que ésta se proponga rá, es que el principio que guía la buena voluntad no puede pre­
algún fin. El imperativo de tomar los medios sólo se plantea bajo suponer un propósito que se busca obtener porque, si así fuera,
la condición de que la voluntad se proponga un fin. Por ello', tal principio no podría ser incondicionado. Se trataría de un
Kant nunca distingue entre el carácter condicionado de los man­ principio hipotético, el cual especifica qué debemos hacer para
datos que plantea este imperativo y el carácter condicionado de obtener un propósito que se quiere. Por ello, desde su perspec­
ese principio mismo. No distingue entre el tipo de exigencias que tiva, �l principio moral que guía la buena voluntad no presupo­
el imperativo plantea y el tipo de relación entre éste y la volun­ ne ningún propósito, sino que es formal. Tal principio exige
tad. El imperativo es condicionado precisamente porque sus exi­ que, independientemente de los objetos que procuramos en la
gencias lo son. acción, las máximas que nos guían deben tener la forma de leyes
Kant pensaba que su descubrimiento de que la autoridad del universales. La voluntad es autónoma sólo cuando se guía por
imperativo moral se funda en la autolegislación de la voluntad esa exigencia. No puede haber, de acuerdo con esto, autonomía
en la acción instrumental. De allí que "autonomía" no signifi­
3
Véase la discusión en Ch. Korsgaard, "The Nonnativity of Instrumental
que meramente, como a veces se supone, "guiarse por principios
Reason". A diferencia de Kant, ella sostiene que la autoridad de ambos impe­
rativos se funda en la autonomía de la voluntad. En SelfConstitution. Agency, propios". Además de ello, la autonomía significa guiarse por
Identity and Integrity, desarrolla la postura según la cual ambos imperativos son
estándares internos o constitutivos de la voluntad. 4Véase el capítulo I, sección 5.
172 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 173

principios cuya autoridad normativa consiste en que podemos }untad moralmente buena son l_o misillo, Según Kant, la única 1
7

quererlos como leyes universales. Tales principios no se formu­ manera correcta de ejercer f;;.-c�p�cidad }Jara la autodetermina- 1{
lan con miras a la obtención de algún objeto que nos interese. ción es actuar según máximas que podamos querer como leyes /
Como se puede apreciar, la "autonomía" no es una mera ca­ universales.
pacidad de autodeterminación. En los estudios contemporá­
neos sobre el tema con frecuencia se entiende a la autonomía 2 . El reino de losfines
como la capacidad de las personas para proponerse sus propios
Kant observa que el principio de la autonomía de la voluntad
fines y tomar sus propias decisiones, sean éstas las que sean. 5
conduce al concepto de "un reino de los fines". Por "reino-afir­
Esta manera usual de entender la autonomía en la actualidad
ma- entiendo el enlace sistemático de distintos seres racionales
procede del discurso político liberal de acuerdo con el cual el
por leyes comunes" (F4:434/197). Se trata de un reino de los
poder político debe respetar la capacidad de autodetermina­
fines porque es- el enlace sistemático de los seres racionales,
ción de sus ciudadanos siempre y cuando su ejercicio se man­
como fines en sí mismos, y de los fines que ellos se proponen con
tenga dentro de los límites de la justicia. 6 De acuerdo con esto,
base en esas leyes. Kant nos dice:
el Estado debe respetar la pluralidad de concepciones del bien
que los individuos afirman, trátese de concepciones religiosas, [S]i se abstrae de las diferencias personales de los seres raciona­
artísticas, científicas, humanísticas o personales de cualquier tipo. les, e igualmente de todo contenido de sus fines privados, podrá
Sin embargo, no es obvio que se deba entender así la autono- ser pensado un conjunto de todos los fines (tanto de los seres
f-mía al interior del discurso ético. Es cierto que el discurso ético racionales, como fines en sí, como también de los fines propios
que cada cual pueda ponerse a sí mismo) en conexión sistemática.
correspondiente con el discurso político liberal actual supone
(F4:434/197)
que las personas tienen capacidad de autodeterminación, pero
de allí no se sigue que la ética no pueda (o no deba) articular Los fines que los seres racionales se proponen a sí mismos con"'"'-'·¡
ideales de conducta autónoma que especifiquen cuál debe ser base en leyes comunes, si se hace abstracción de todo contenido
el contenido de la autodeterminación. El poder político debe privado, no son otros que los fines morales que el imperativo
respetar la capacidad de autodeterminación de las personas, exige, a saber, P!ºI?ove: _l_ª,,.J.?f. .O,PiA .B�Jf�c;��§!kJA9IBL Y-,I1ªt�n!l, j
pero de allí no se sigue que la ética no pueda especificar la ma­ a§Í;:o;no _la _fel_icid_ad_ ajeqa_.8
\.!1-era correcta de ejercer esa capacidad. Ahora podemos apreciar por qué Kant afirma que la tercera
En la teoría kantiana, la autonomía es la idea moral de una fórmula se sigue de las dos anteriores. La idea de "enlace siste­
voluntad que se da leyes universales a sí misma y, como sabemos, mático" remite a la primera fórmula, de acuerdo con la cual de­
una voluntad autónoma es a�l!� que se rige por el imperativo berrips actuar según máximas que podamos querer como leyes
categórico. La@!_tonomía](a,nJ!� ofrece una concepción del universales de la naturaleza. Como ya vimos ( capítulo III, sec­
contenido que debe tener el ejercicio de la autodeterminación ción 2), el concepto de naturaleza introduce la idea de que las
desde un punto de vista ético. De acuerdo con esto, es posible
articular criterios de corrección para el ejercicio de la capacidad 7 En este punto difiero de Barbara Herman ("A Cosmopolitan Kingdom of

de autodeterminación: el criterio supremo, desde luego, es el Ends", p. 193), quien identifica la autonomía con la voluntad racional.
imperativo categórico. Por ello, ½!_y.o_luntad autónqma y la VQ_: En la primera Critica, llama "mundo moral" al mundo "en la medida en
que sea conforme a todas las leyes morales [ ... ]. Así entendido, se lo piensa
8

W. Kymlicka, Contemporary Political Philosophy. An Introduction, pp. 232-236, solamente como un mundo inteligible, porque allí se hace abstracción de to­
das las condiciones (fines) de la moralidad y aun de todos los obstáculos [que
5

y M. Platts, Sobre usos y abusos de la moral. Ética, sida, sociedad, capítulo 2.


La excepción esjohn Rawls, para quien la autonomía es un ideal de conducta se oponen] a la moralidad en él (debilidad o corrupción de la naturaleza hu­
de los ciudadanos. Véase El liberalismo político, conferencia II, sección 6. mana" ( Cl A808/B836).
6
174 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 175

leyes de la voluntad conforman un sistema en el cual los efec­ sus propios conceptos y principios, pero de allí no se sigue que
tos que producimos al d eterminarnos con base en ellas no tenga nada que ver con el mundo real en que vivimos. Por el

>
(las acciones y sus consecuencias) también se encuentran enla­ contrario, como se trata de-.!JP.-a.ide_ª'· el_r_ejpg_ tj.e"_Jos "§.!!_��_CQJ!S:s
zados. Como el ser racional que legisla tales leyes se concibe tit�_11~1:U!!.921-�!Jp�_-Par,��l Ill_µµqg sa1_qu_e__viyi_mQ�-�-�� l!_ri��_gµfu
como un ser racional en general, sus leyes son válidas para cual­ Pª!".?-_ J�_ Acci<_?n. ge_ 19� -��r�s...-r<1ciqnal�_ s__aq�í,,x__:if1=9.r;i""
quier otro ser racional. De allí que si en lugar de uno solo, pen­ · Al decir que el reino de los fines es el "enlace sistemático" de
samos en una pluralidad de seres racionales, las leyes que los los seres racionales, Kant indica que es un todo de relaciones en­
rigen serán las mismas que cualquiera de ellos legisle. Esto es tre ellos. Esa idea especifica cómo deben ser las relaciones entre
congruente con la afirmación de Kant de que en el reino de los seres racionales según las ideas de la razón y, en esa medida,
los fines se hace abstracción de todos los fines privados. Se trata es una guía para la acción de todos los días: nos orienta especi­
no sólo del enlace sistemático de las leyes de un solo ser racional, ficando el sentido en el cual debemos transformar el mundo de
sino del que tiene lugar entre una pluralidad de seres Taciona­ relaciones en el que estamos inmersos. Nos d,is�..Q:tlf__clel?}��mo��
les que se rigen por esas mismas leyes, así como de los fines que tratar a los demás siempre com_Q _:fiµ�_ e_n sí mi_sm _ os_,_JQ _cµ_aJ_ es
se proponen con base en tales leyes. La segunda fórmula del im­ idéntico a ac:_tiµ[;ó19§�g�D:}�1,á�iwq�__qµ-��PoQarn. os q1:1ere .r..c:on:w
perativo, la de la humanidad, está implícita en el hecho de que ��;:_s_a,l_e:'i:: La única ma�era de aproximarnos en nuestras
los seres racionales se conciben a sí mismos y a los demás como prácticas a la idea de un enlace sistemático de todos los seres
fines en sí mismos, es decir, como seres con valor incondicio­ racionales, según Kant, es concebirnos siempre como legislado­
nado, por lo que no pueden nunca ser tratados como meros res autónomos para un posible reino de los fines y actuar en
medios. Esto significa que se conciben no sólo como legislado­ consecuencia. El mundo inteligible es un mundo moral que los
res de las leyes, sino también como el valor absoluto contenido seres racionales pueden crear por la legislación que se origina
en ellas. en sus voluntades. La moralidad, entonces, es un entramado de
La pregunta que se plantea es qué agrega la tercera fórmula relaciones de los seres racionales según leyes comunes. En la
del imperativo a la combinación de las dos anteriores. Kant pre­ Doctrina de la virtud se describe la relación del siguiente modo:
senta la autonomía de la voluntad como un principio que condu­ "toda relación práctico-moral con los hombres es una relación
ce al concepto de un reino de los fines. Para ser más específicos, de éstos en la representación de la razón pura, es decir, de las
la pregunta es qué agrega este último concepto además de com:. acciones libres según máximas que se hacen aptas para formar
binar las ideas de autonomía, enlace sistemático de los seres parte de una legislación universal y que, por tanto, no pueden
racionales por leyes comunes y la consideración de los seres ra.,. ser egoístas" (PMDVG:451/320). A""-\"''ilfl
cionales como fines en sí mismos. Kant ' observa que "un reino de· los fines, así- pue�-�.filo� - "
,;�\ \
-,.fi0�1'f,).� '1
•,,.;,,e-�/f,, ._;I \
El reino de los fines es la idea de un mundo moral posibl,e por illlk-según la analogía con un reino d� la n_atu..r.�. (F4:433 ,¡d,,.-/;:-"'�-
la legislación y las acciones de los seres racionales si todos fue­ /207). La analogía se basa en que, en ambos casos, encontra-
ran autónomos. No es un mundo que ya exista, pero que sí mos un enlace sistemático según las leyes, ya sea de seres racio-
puede ser real si todos se conciben a sí mismos como legislado­ nales y sus acciones (reino de los fines) o de fenómenos (natura­
res de leyes universales. Cuando Kant se refiere a este reino leza). La diferencia es que, en el primer caso, los seres racionales
como mundus intelligi,bilis (F4:438/207) quiere decir que se tra­ actúan por su propia representación de las leyes, mientras que,
ta de un mundo que nos resulta inteligible porque es racional: en el segundo, las leyes "constriñen exteriormente" a los obje-
es un mundo regido por las leyes de la razón. No hay nada en él tos (F4:438/207). Es importante observar que Kant na dice que
contrario a lo que la razón exige que deba ser. En este sentido, las leyes de ambos reinos sean de distinto tipo. En los dos casos,
es una idea, es decir, una construcción de la razón con base en se trata de leyes de la causalidad eficiente, esto es, de leyes por las
176 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 177

cuales una causa se conecta de manera necesaria con ciertos efec­ fuerzos individuales. Cada quien debe actuar sin la menor ga­
tos. La diferencia reside en que en un caso, como veremos en el rantía de que sus buenos actos contribuirán efectivamente a la
siguiente capítulo (VI, sección 1), las leyes rigen una causalidad realización de esa idea, ya que depende de lo que hagan los de­
que opera necesaria y libremente, mientras que en el segundo, más. Sabemos que debemos hacer la parte que nos toca a sabien- \\
\
las causas operantes están a su vez determinadas por otras que les das de que dependemos de lo que hagan los demás, pero con \\
preceden. Una causa libre (la voluntad racional) no está deter­ independencia de lo que hagan (0..b...fü)9 811/B837�..§1
minada por causas precedentes. La realizacióµ detre�n� ���.fi!:_��-_Elant�a,u.�.Prºl?_l�ma d_e �-,­
La analogía con el reino de la naturaleza subraya que el mun­ acción cole:ctiva (i� �uy _difk_il s()lu�ié)_n. Kant no presenta esa
do moral posible es un enlace sistemático de los seres racionales �ltad co�o u�a objeci6n a ésfa id�a moral porque, al me­
según leyes universales. Kant sostiene que las leyes de ese mun­ nos en principio, su realización está en nuestro poder: no de­
do moral no son inconsistentes con las leyes de la naturaleza, de pende de esfuerzos individuales, pero si cada quien hiciera su
modo que ambos pueden coexistir. Esto significa que el enla­ parte, el reino de los fines sería posible por esfuerzos humanos.
ce sistemático de los seres racionales es posible en el mundo Como la participación personal es una condición necesaria, de­
que de hecho habitamos, el cual está regido por las leyes de la bemos actuar de manera autónoma al margen de lo que hagan
causalidad natural. De acuerdo con esto, el reino de la naturale­ los demás; es decir, debemos conce}?ir!_lOS coms> k,gisJadores..pai::a
za no es el único cuya realidad es posible. La actividad de los un reino de lgs fine§ �ungue)as_ p,ers.o.uas.,q,ue,ll�XQJ;lc:::au._ª�-túen,
seres humanos produce un mundo de relaciones entre ellos que inmoralmente. 10 Los mandatos morales son categóricos, de modo
no es menos real que el natural y con el que puede coexistir. qu�·llo p�;d;n estar condicionados a lo que hagan los demás.
No obstante la posibilidad del reino de los fines por la activi­ Como veremos en este capítulo (sección 5), esta concepción ex­
dad de los seres racionales, en la Fundamentación Kant mencio- plica la postura de Kant en el controvertido ensayo "Sobre un
_/\·0,� .\ na dos dificultades que se presentan a pesar del más completo presunto derecho a mentir por filantropía".
compromiso individual con la autonomía. 9 En primer lugar, ob­ La segunda dificultad para la realización del reino de los fi- V1 (ic,11.\�·tió /!
serva que "el ser racional no puede contar con que, aun cuando nes es todavía mayor. Kant hace una observación que no <lesa-
él mismo siguiese puntualmente esta máxima, por eso cualquier rrolla pero que no debe resultar sorprendente si recordamos
otro sería fiel precisamente a la misma" (F4:438/207). No obs­ que al principio de la Fundamentación señaló que la buena vo-
tante, agrega, la ley moral "permanece en todo su vigor, porqúe luntad "parece constituir la indispensable condición aun de la
manda categóricamente" (F4:439/209). Como el principio de dignidad de ser feliz" (F4:393/117). Además de que no pode- 'i¡.
la autonomía es un mandato categórico, es necesario para los mos contar con que los demás actuarán de manera autónoma si
seres racionales concebirse a sí mismos como legisladores de le­ nosoti¡os lo hacemos, tampoco puede el ser racional contar "con
yes universales para un reino de los fines. Los seres racionales que el reino de la naturaleza y la ordenación con arreglo a fines
debemos actuar de esa manera independientemente de lo que del mismo concuerden con él, como un miembro adecuado
hagan los demás. Sin embargo, el reino de los fines sólo es po­ para un reino de los fines posible por él mismo, esto es, favorez-
sible si todos los seres racionales -la humanidad completa- ac­ can su expectativa de felicidad" (F 4:438-439/207-209). Ya
túan según el imperativo categórico. En la medida en que el sabemos que el imperativo categórico exige que actuemos de
reino de los fines es la idea de una relación moral entre los seres manera autónoma independientemente de las consecuencias
racionales, su realización no puede tener lugar mediante es- para nuestro deseo de felicidad. También sabemos que la con-

9 10
Consideraré con más detalle estas dos dificultades en el capítulo VIII, En La religión dentro de los límites de la mera razón se señala que cada persona
sección 4. debe actuar como si todo dependiera de élla sola (R 6:101/101).
178 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 179

ducta moral nos hace dignos de ser felices. Por ello, si en el rei­ una recompensa a la buena conducta moral, así como también es
no de los fines cada quien hace la parte que le corresponde, adecuado esperar el sufrimiento como un castigo a la mala con­
cabe abrigar la expectativa de felicidad. ducta moral. El punto es explícito en la segunda Crítica, y lo
Sin embargo, esa expectativa plantea un problema importan­ discutiré en el capítulo VIII, sección 5. El problema es que no
te, ya que la felicidad depende no sólo de las acciones propias y podemos asegurar el cumplimiento de esta conexión.
de las ajenas, sino también, de las leyes de la naturaleza. Sabe­ Como hemos visto, el reino de los fines se concibe en analo­
mos qlle la conducta moral propia no conduce necesariamen­ gía con la naturaleza, es decir, como un enlace sistemático de
te a la felicidad, pues la moralidad puede exigir el sacrificio del los seres racionales según leyes comunes. Tales leyes se conci­
interés personal, como cuando cumplimos una promesa a pe­ ben asimismo en analogía con las de la naturaleza, esto es, como
sar de que ello signifique renunciar a algún bien. También puede leyes con base en las cuales nos determinamos a la producci(m
ser que los detnás nos fallen y no nos apoyen en la realización de efectos, los cuales son nuestras acciones y sus consecuencias.
de nuestros fines, con lo cual nuestra felicidad puede verse afec­ El problema, como vimos en el capítulo III, sección 2, es que las
tada. Sin embargo, este tipo de dificultades no están presentes consecuencias de nuestras acciones, en cuanto fenómenos, se
en el reino de los fines, ya que como todos actúan moralmente, rigen también por las leyes de la naturaleza, por lo cual escapan
la felicidad propia se concibe de manera consistente con la mo­ a nuestro control. Aunque el ser racional se proponga contri­
ralidad, además de que todos contribuyen en lo posible a la fe­ buir a un reino de los fines regido por leyes que emanan de su
licidad ajena. Por un lado, la expectativa de felicidad en el reino voluntad, no puede asegurar que las consecuencias de sus accio­
de los fines es congruente con la moral; por el otro, en el reino de nes tendrán lugar según las leyes morales. De acuerdo con Kant,
los fines todos los seres racionales han adoptado el fin moral las acciones cuya descripción está contenida en las máximas co­

r de promover la felicidad de los demás. No obstante, aun supe-


niendo la más perfecta conducta moral de todos, la expectativa
de felicidad no se cumpliría porque no depende sólo de las ac­
rrespondientes no están sujetas a las contingencias del mundo
natural, de allí que sí tengamos que rendir cuentas de ellas. Las
consecuencias, en cambio, pueden ser contrarias a la mejor de
ciones humanas. Esta expectativa depende también de las leyes las intenciones morales, como cuando me propongo ayudar a un
de la naturaleza: a pesar de la más perfecta conducta moral de anciano a cruzar la calle, pero pasa un auto con exceso de velo­
la humanidad en su conjunto, la naturaleza sigue su curso cau­ cidad y lo atropella.
sándonos los sufrimientos de los accidentes, las enfermedade"s y Kant parece haber pensado que esa incertidumbre generali­
la muerte. En cierto sentido, puede decirse que es "indiferente" zada respecto de las consecuencias de nuestras acciones no plan­
a nuestra aspiración de felicidad. Por ello, el i.m-_11eratiyo moral _tea un problema moral: de acuerdo con él, debemos actuar de
llQ_E�-�-��-E��et�:._ q�e la_!!!��J>!'.E�nducta iµoral de to­ manéra autónoma independientemente de las consecuencias.
LQg_� ��s_ s���!'�,cion�l�.s_p:�.�c;!�itá.,a.lai.ehf'.i!l�<!_tj._e ca�a 1l!!Q.i-. Tampoco la incertidumbre respecto de la conducta ajena tiene
La pregunta que se plantea, entonces, es ¿por qué el impera­ por qué hacernos dudar sobre qué debemos hacer. También en
tivo tendría que poder prometer tal cosa?, es decir, la pregunta ese caso debemos actuar según el imperativo categórico inde­
es por qué Kant considera que la incongruencia entre la más pendientemente de qué hagan los demás. A diferencia de esos
perfecta conducta moral de todos los seres racionales y el cum­ dos casos, la incertidumbre respecto de la posible congruencia
plimiento de la expectativa de felicidad de cada uno de ellos es entre la conducta moral y la legítima expectativa de felicidad sí
una dificultad para la realización del reino de los fines. La co­ plantea un problema moral. Si pensamos, como supone Kant,
nexión entre la moralidad y la felicidad que subyace a estas ob­ que la buena conducta moral se debe recompensar con la felici­
servaciones y que Kant no hace explícita en estos pasajes de la dad como consecuencia, al tiempo que reconocemos nuestra
Fundamentación es que resulta legítimo esperar la felicidad como incapacidad para asegurar eso, la buena conducta moral tiene
180 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 181

que realizarse a pesar de la incertidumbre respecto de qué suce­ venir el desánimo y el escepticismo, Por ello, Kant sostiene que es
derá con nuestra legítima expectativa de felicidad. El compro­ necesario pensar como cabeza del reino a un legislador que
miso con la moralidad y el reino de los fines tendrá que ser po­ pueda asegurar la concordancia entre las leyes morales y las de
sible a pesar de que el curso del mundo evidencie una vez y otra la naturaleza, es decir, que pueda asegurar el cumplimiento de la
que no existe tal congruencia y que la felicidad no resulta de la expectativa de felicidad de todos los miembros.
buena conducta moral como su legítima consecuencia en in­ El nuevo elemento, la cabeza del reino de los fines, a cargo
contables situaciones. En este punto, sí se plantea un problema de armonizar las leyes morales y las naturales para asegurar el
moral, pues ante tal evidencia el compromiso con la moral y el cumplimiento de la expectativa de felicidad de los miembros
reino de los fines se pueden debilitar. Ante este tipo particular vincula la moral de la autonomía con lo que Kant considera la
de incertidumbre, se hace necesaria la fe moral, es decir, la con­ fe religiosa racional. 12 De acuerdo con él, las dos fórmulas ante­
vicción de que a pesar de toda la evidencia en contra, el reino riores conducen a la idea de un enlace de los seres racionales
de los fines no es imposible. 11 según leyes comunes. Sin embargo, no se trata sólo de una co­
La solución que Kant proporciona para este problema en la munidad de seres autónomos, sino de seres que se conciben a sí
Fundamentación es el nuevo elemento que la fórmula del reino mismos como miembros de un reino de los fines: una persona
de los fines agrega a la combinación de las dos fórmulas y que autónoma se rige por las leyes que establece con base en su ra­
conduce a la fe moral. Esta solución consiste en la distinción en­ zón; un miembro del reino de los fines, además de ello, se con­
tre dos tipos de participantes en el reino de los fines: los miem­ cibe como subordinado a la cabeza del reino. Al margen de las
bros y la cabeza de este reino (F4:433/197). Miembro es aquel objeciones que pudieran hacerse al giro religioso que adquiere
que es legislador "pero también está sometido él mismo a esas la moral de la autonomía, la idea del reino de los fines pone de
leyes", mientras que cabeza es un "legislador que no está some­ manifiesto que para actuar de manera autónoma es necesario
tido a la voluntad de otro" (F4:433/197). La cabeza del reino poder representamos el objeto completo al cual contribuyen
de los fines sólo puede ser "un ser completamente independien­ nuestras acciones (el enlace sistemático de los seres racionales
te, sin necesidades ni limitación de su facultad adecuada a la según leyes comunes), así como tener la convicción de que tal
voluntad", es decir, Dios (F4:434/197-199). Como se trata de objeto no es imposible, a esto se le denomina fe moral. Para ac­
un ser sin limitaciones a su voluntad, puede desempeñar la fun­ tuar de manera autónoma frente a múltiples obstáculos en con­
ción de hacer concordar las leyes morales con las naturales, de tra, como las acciones inmorales de los demás y la indiferencia
modo que la conducta moral vaya acompañada de felicidad de la naturaleza a nuestra intención moral y expectativa de feli­
como recompensa. Esto se sugiere en su observación de que si cidad, resulta indispensable tener la convicción de que nuestras
el reíno de los fines "recibiese realidad verdadera" y no se que­ acciolp.es no son en vano y de que en efecto contribuyen a la
dase en una mera idea, se pensaría en relación con el reino de creación de una comunidad de seres racionales según leyes co­
la naturaleza como "unidos bajo una sola cabeza" (F4:439/209). munes. La peor amenaza para la moral, desde esta perspectiva,
Esta posibilidad ofrece el beneficio de un fuerte incentivo para no es el escepticismo respecto de su posible justificación, sino el
la idea del reino de los fines: para poder concebirse a sí mismo desánimo y el cinismo. Actuar autónomamente de manera con­
como miembro legislador de este reino, es necesario suponer sistente sin perder la convicción en la posibilidad del objeto de
que éste es posible. Si resulta que es imposible, pueden sobre- nuestros esfuerzos (el mundo moral al que contribuimos) resul­
11
ta muy difícil para seres que tienen interés en el éxito de sus
Flikschuh ("Kant's Kingdom of Ends: Metaphysical Not Political") enfa­
tiza este punto en su respuesta a Herman ("A Cosmopolitan Kingdom of propósitos morales y en el cumplimiento de su expectativa de
Ends"), quien insiste en la pregunta de qué agrega la tercera fórmula a las dos
anteriores. Sobre la fe moral, véase el capítulo VIII, sección 4. 12 Discuto este punto en el capítulo VIII, sección 4.
LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 183
182 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

felicidad. De allí que la fórmula del reino de los fines introduz­ entonces, supuestamente obedeceríamos los mandatos mora­
ca como garantía para la fe la idea de una cabeza del reino de les en aras de asegurar la felicidad futura, esto no es así, sino
los fines. 13 todo lo contrario: precisamente porque la cabeza del reino de
Sin embargo, se presenta la dificultad de que la concepción los fines se hace cargo de que tal expectativa pueda cumplirse, los
de uno mismo como miembro del reino de los fines y, por ello, miembros del reino de los fines pueden desentenderse de ella y
subordinado a la cabeza de éste, puede poner en peligro la pu­ actuar moralmente sólo por respeto a la ley sin importar las con­
reza de la motivación moral. En efecto, en el contexto de su dis­ secuencias.14
cusión sobre la relación entre la moral y la religión en el "Canon" Como podemos apreciar, el reino de los fines se concibe
de la primera Crítica, Kant sostiene que la idea de Dios es nece­ como un mundo moral posible por la legislación y la acción de
saria para la motivación moral. Aquí observa que las leyes mora­ los seres humanos, así como por la legislación y la intervención
les no podrían ser mandatos "si no llevaran consigo promesas divinas. Es una idea moral que conduce a la religión, como Kant
y amenazas'', lo cual sería imposible "si no residieran en un ente sostiene en la segunda Crítica. Por eso, es importante guardarse
necesario, [entendido] como el bien supremo, que es el único de hacer lecturas políticas de esta idea. 15 Algunos intérpretes
que puede hacer posible tal unidad funcional" ( CI ASll-812 han concebido el reino de los fines en analogía con una repú­
/B839-340). Más adelante agrega que "por consiguiente, sin un blica democrática en la cual los ciudadanos colegislan las leyes
Dios y sin un mundo que ahora no es visible para nosotros, pero que los rigen. Si bien eso puede ser muy fructífero para teorías
que espe�amos, las magníficas ideas de la moralidad son, por de inspiración kantiana, no es la manera correcta de interpretar
_ el reino de los fines tal y como lo encontramos en la Fundamen­
cierto, objetos de elogio y admiración, pero no motores del pro­
pósito y de la ejecución" ( Cl A813/B841). En la medida en que tación. Como hemos visto, los seres racionales pertenecen al rei­
Kant sostiene, en la Fundamentación, que la pureza de la motiva­ no de los fines en virtud de su autonomía o legislación de leyes
ción moral reside sólo en el respeto a la ley sin ninguna consi­ universales. No es el caso que los seres racionales legislen en
deración de las posibles consecuencias, la idea de Dios como un conjunto las leyes que los rigen. Por el contrario, cada miembro
motor ( o incentivo) para la acción moral cancela la pureza de legisla de manera autónoma las leyes morales, además de que
esta última. Kant observa que el mandato de actuar de acuerdo con la idea
No obstante, Kant no dice en la Fundamentación que la idea del reino de los fines se sostiene aunque los demás úo hagan la
de Dios sea necesaria para la motivación moral. Más aún, én parte que les corresponde. No se trata, pues, de un ideal políti­
la "Dialéctica" de la segunda Crítica lo niega explícitamente co democrático de legislación colectiva, sino de una comunidad
(C2 5:109-110/107; 129/125). La pregunta que se plantea es ética en la cual cada miembro legisla de manera autónoma las
¿qué función desempeña la idea de la cabeza del reino de los leyes\,.morales. Lejos de anticipar la filosofía política y d.el dere­
fines en la Fundamentación? Hacerse cargo de lo que nosotros no cho de Kant, el reino de los fines, como veremos en el capítulo
podemos, a saber, las consecuencias de nuestras acciones· en VIII, anticipa la idea del "bien supremo" que encontramos en la
particular, se encarga de hacer concordar las leyes morales 'con "Dialéctica" de la segunda Crítica.
las naturales de modo que pu_eda cumplirse la legítima expecta­
tiva de felicidad de cada uno. Aunque con frecuencia se piensa
que tal función cancela la pureza de la intención moral porque,
14 Retomo esta discusión en el capítulo VIII, sección 5.
15 A. Reath, "Legislating for aRealm ofEnds: The Social Dimension of.Auton­
13 De manera paralela, Kant ofrece una concepción finalista de la naturaleza
omy". Para una crítica hacia este tipo de postura, véase Flikschuh, "Kant's
como "garantía" de la posibilidad de la paz perpetua en Sobre la pa:z. perpetua,
Kingdom ofEnds: Metap hysical Not Political".
sección segunda, suplemento primero.
184 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 185

3 . La dignidad de la naturaleza racional nada equivalente", por ello, está "por encima de todo precio"
En el capítulo anterior quedaron pendientes dos preguntas so­ (F 4:434/199). De acuerdo con esto, la dignidad es un valor abso­
bre la humanidad. La primera se refiere a las características que luto que no admite comparaciones. Kant lo atribuye a la morali­
la distinguen como fin en sí mismo y en virtud de las cuales el dad y a la humanidad (F 4:435/201). Sostiene que "aquello que
principio de tratar a la humanidad siempre como fin y nunca constituye la condición únicamente bajo la cual algo puede ser fin
como mero medio es un principio subjetivo de la acción. La en sí mismo no tiene meramente un valor relativo, esto es, un
segunda es por qué ese mismo principio es también objetivo. precio, sino un valor interior, esto es dignidad" (F4:435/199-201).
En esta sección responderé sólo la primera pregunta, ya que la Luego, agrega: "la moralidad es la condición únicamente bajo
respuesta a la segunda se encuentra hasta la tercera sección de la cual un ser racional puede ser fin en sí mismo, porque sólo
la Fundamentación. por ella es posible ser un miembro legislador en el reino de los
Como vimos, según Kant, "el hombre, y en general todo ser fines" (F4:435/201). Por "moralidad" entiende la "actitud (Gesin­
racional, existe como fin en sí mismo" (F4:428/187) _ Más adelan­ nung) moral", la cual consiste en determinar las acciones por el
te observa que "la natural,eia racional existe como fin en sí misma" imperativo categórico, pero también se refiere a la virtud y a la
(F4:429/187); además, considera a la humanidad y a la natura­ legislación moral. Nos dice que lo que "autoriza" que la actitud
leza racional de manera indistinta. La pregunta, entonces, con­ moral o la virtud tengan "tan altas pretensiones" es "la partici­
cierne a las características que distinguen la naturaleza racional. pación que proporciona al ser racional en la legislación universal,
En la discusión sobre la fórmula de la autonomía, él señala que y de este modo le hace apto para ser miembro de un posible
"la naturaleza racional se separa de las restantes porque se pone reino de los fines, al cual ya estaba destinado por su propia na­
un fin a ella misma", el cual "sería la materia de toda buena vo­ turaleza, como fin en sí mismo y precisamente por eso como
luntad" (F 4:437 /205), El fin en cuestión sería la materia del legislador en el reino de los fines" (F4:435/201).
imperativo categórico; ya sabemos que no puede ser un fin que De acuerdo con los pasajes citados, la característica que dis­
�aya q:1-e realizar, porque en tal caso el imperativo sería hipoté­ tingue a la humanidad y, en general, a toda naturaleza racional
tico. Tiene que ser un fin independiente, cuya existencia no como fin en sí mismo es la aptitud para legislar las leyes univer­
dep�nda de nuestras acciones, sino que exista ya. Kant afirma sales para un posible reino de los fines. 16 Sólo la naturaleza ra­
, cional, según Kant, tiene esta capacidad para darse a sí misma
que este fin no puede ser otra cosa que el sujeto mismo de to­
dos los fines posibles, porque es a la vez el sujeto de una posible sus propias leyes y poder ser, por ello, autónoma. Lo que "eleva"
voluntad absolutamente buena, pues ésta no puede ser pos­ a los seres racionales sobre el resto de la naturaleza no es su
puesta, sin contradicción, a ningún otro objeto" (F4:437/205). mer,;1, racionalidad, como suele suponerse, sino la posibilidad
Al decir que el fin en sí mismo tiene que ser el sujeto de todos que tienen de dictar leyes diferentes de las de la naturaleza y de
los fines, Kant indica que una voluntad buena se tiene a sí mis­ crear, conforme a ellas, un mundo propio de relaciones entre
ma como fin. La pregunta es por qué. ellos. 17 Por ello, Kant observa que la autonomía es "el funda-
Kant retoma la distinción entre valor relativo y absoluto de 16 David Sussman enfatiza este punto en "The Authority of Humanity". De
una manera diferente en este contexto. En el reino de los fines acuerdo con esto, lo que distingue a la humanidad como fin en sí mismo, no
"todo tiene un precio o una dignidad" (F4:434/199). "Precio" es es la capacidad de proponerse fines en general (los cuales son fines que vamos
un tipo de valor que tienen las cosas cuando éste se puede com­ a producir mediante nuestras acciones), como sostiene Korsg aard ("La fórmula
parar y, por lo tanto, éstas se pueden sustituir con un "equivalen­ de la ley universal de Kant"). Lo que la distingue como fin en sí mismo es su
capacidad para legislar leyes universales.
te". Por ejemplo, podemos decir que cuatro sillas valen lo que una 17 Como veremos en el ca ítulo VI, sección 2, esta osibilidad supone la li­
p p
mesa. En cambio, la dignidad es un tipo de valor que "no admite bertad del ser racional; la racionalidad por sí misma no es suficiente.
186 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 187

mento de la dignidad de la naturaleza humana y de toda natu­ estar sujeto a una sola forma de vida como el resto de los anima­
raleza racional" (F 4:436/203). La "sublimidad" de la naturale­ les" (PIHH 8:112/61-62).
za racional reside en que puede apartarse de "la ley natural de El segundo instinto que considera es el sexual, el cual tam­
sus necesidades" (F4:439/209) y de regirse por sus propias leyes. bién se transforma gracias al influjo de la razón: mientras que
En específico, es capaz de apartarse de sus inclinaciones naturales en los animales "depende únicamente de un estímulo fugaz y
si la moralidad así lo exige. De manera más general, Kant tam­ por lo general periódico", los humanos acrecientan el deseo
bién sostiene que, por la influencia de la razón, los instintos mediante la imaginación y la postergación de la satisfacción
naturales del animal humano se transforman y dan lugar al sur­ (PIHH 8:112/62). Paulatinamente, nos dice, se pasó del mero
gimiento de deseos, inclinaciones y pasiones específicamente deseo animal al amor. El tercer ejemplo concierne a la influen­
humanas. cia de la razón en la pérdida de la capacidad de gozar el mo­
En el ensayo "Probable inicio de la historia humana", Kant mento presente. La capacidad de anticipar el futuro constitu­
destaca tres disposiciones naturales que se transforman por la in­ ye "una fuente inagotable de preocupaciones y aflicciones que
fluencia de la razón: el instinto de nutrición, el sexual y la capa­ suscita el futuro incierto, cuitas de las que se hayan exentos
cidad para vivir en el presente. Llega a una conjetura sobre todos los animales", y el temor a la muerte es la peor de todas
cómo pudo haberse desarrollado la razón tomando como texto (PIHH 8:113/63-64). Kant presenta la influencia de la razón
guía la historia del Génesis. Nos dice que podemos imaginar al en la transformación de los instintos naturales como un proble­
ser humano siguiendo los dictados del instinto, pero "ensegui­ ma para el ser racional que va acompañado de angustia sobre
da la razón comenzó a despertarse dentro de él" al hacer compa­ cómo ejercer su capacidad para elegir libremente:
raciones entre los objetos (PIHH 8:111/60) . 18 El primer ejem­ Se encontró, por decirlo así, al borde de un abismo, pues entre los
plo que ofrece trata de los medios para alimentarse debido a la objetos particulares de sus deseos -que hasta entonces le había
prohibición en la historia del Génesis de comer del fruto del consignado el instinto- se abría ante él una nueva infinitud de
árbol del bien y del mal. Si consideramos el instinto como la voz deseos cuya elección le sumía en la más absoluta perplejidad; sin
de Dios, podemos imaginar que al comparar distintos frutos de embargo, una vez que había saboreado el estado de la libertad, ya
aspecto similar, los humanos hicieron el primer ensayo de una le fue imposible regresar al de la servidumbre (bajo el dominio
elección libre y se aventuraron a probar aquel fruto que los al€­ del instinto). (PIHH 8:ll2/62)
jaba del instinto. Kant escribe: Tras señalar estos rasgos que distinguen al ser humano del resto
El motivo para renegar de los impulsos naturales pudo ser una de los animales y que se deben a la influencia de la razón, Kant
insignificancia, pero el éxito de este primer intento, es decir, el to­ conriJuye que, por ellos, aquél se eleva "por encima de la so­
mar conciencia de su razón como una facultad que puede sobre­ ciedad con los animales", descubre que constituye "el fin de la
pasar los límites donde se detienen todos los animales fue algo naturaleza" y adquiere la pretensión de ser un fin en sí mismo
muy importante y decisivo para el modus vivendi del hombre. (PIHH 8:114/64). El punto que me interesa destacar con esta
(PIHH 8:111-112/61) digresión es que, cuando Kant habla de la capacidad de la natu­
Gracias al primer ensayo de una elección libre, afirma, "se le raleza racional de elevarse por encima de la necesidad natural,
abrieron los ojos al hombre" y "descubrió dentro de sí una capa­ se refiere en específico a las necesidades naturales humanas y
cidad para elegir por sí mismo su propia manera de vivir y no no a las leyes de la naturaleza en general. El ser humano no está
atado a los dictados de sus instintos, sino que los transforma y
18Ésta es una idea que Kant toma de J.:J. Rousseau, Discurso sobre el origen y se aleja de ellos por la influencia de su razón. En ello se distin­
losfundamentos de la desigualdad entre los hombres. gue y se "eleva", según Kant, sobre el resto de los animales. Lo
188 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 189

que confiere dignidad al ser racional, sin embargo, no es esa pretación. De acuerdo con la primera, la tesis de Kant es que la
mera capacidad de alejarse del instinto, sino que, gracias a ella, naturaleza racional necesariamente se concibe a sí misma como
tiene la posibilidad de legislar las leyes según las cuales debe re­ legisladora. De acuerdo con la segunda interpretación, su tesis
lacionarse con los demás, así como con su propia naturaleza es que la naturaleza racional se representa necesariamente su
animal y racional. En su discusión de la fórmula de la humani­ propia existencia como algo que tiene valor absoluto. El proble­
dad, Kant ya había señalado que, en virtud de esa capacidad que ma con la primera interpretación es que, de acuerdo con ella,
los distingue como seres en sí mismos, los seres racionales se necesariamente nos concebimos como legisladores de leyes uni­
denominan "personas" (F4:435/201). "Persona", entonces, es versales, lo cual es, a todas luces, inverosímil. Kant mismo consi­
un concepto moral que se refiere a aquellos seres cuya capaci­ deraba la autonomía moral como su gran descubrimiento. En
dad para la moralidad les otorga dignidad. cambio, la segunda interpretación encuentra apoyo en el ensa­
La pregunta que se plantea es si las personas tienen dignidad yo "Probable inicio de la historia humana", según el cual, como
en la medida en que se conducen como legisladoras para un vimos, la concepción del valor absoluto de la naturaleza racio­
reino de los fines, es decir, en cuanto autónomas, o bien si se les nal se introduce por comparación con los animales y con el res­
atribuye ese valor por su mera capacidad para la legislación, in­ to de la naturaleza. La concepción como fin en sí mismo se fun­
dependientemente de cómo la ejerzan. Si es lo primero, enton­ da en la apreciación de que, a diferencia de los animales, los seres
ces sólo la buena voluntad tiene dignidad; si es lo segundo, la humanos tenemos la capacidad de distanciarnos de los instintos
tiene la humanidad en general. Kant dice explícitamente que naturales y de elegir nuestra propia manera de vivir. Kant sos­
"la moralidad, y la humanidad en tanto que ésta es capaz de tiene que, como consecuencia de este descubrimiento, el ser
la misma, es lo único que tiene dignidad" (F4:435/201). Más humano "tomó -conciencia de un privilegio que concedía a su
adelante observa: "la dignidad de la humanidad consiste preci­ naturaleza dominio sobre los animales, a los que ya no conside­
samente en esta capacidad de ser universalmente legisladora" ró como compañeros en la creación, sino como medios e ins­
(F4:440/21 l). De acuerdo con estos pasajes, la respuesta es que trumentos para la consecución de sus propósitos arbitrarios"
ambas, la buena voluntad y la humanidad, tienen dignidad. Esto (PIHH 8:114/64). Esta concepción implica, "aunque oscura­
significa que debemos respetar como fin en sí mismo, como mente", la conciencia de que "no le era lícito tratar así a hombre
algo con valor absoluto o dignidad, a la humanidad dondequie­ alguno", sino que se colocó "en pie de igualdad con todos los seres
ra que la encontremos, sin importar el grado de virtud o vido racionales, cualquiera que sea su rango [ ... ] en lo tocante a la
que percibamos en ella. Aun al malvado más perverso debemos pretensión de ser un fin en sí mismo, de ser valorado como tal por
tratarlo como un ser con dignidad debido a su capacidad para los demás y no ser utilizado meramente como medio para otros
la moralidad. La obligatoriedad de los deberes morales no cesa fines'/ (PIHH 8:114/64).
ni se debilita frente a alguien así. En la sección final de este ca­ Esta segunda interpretación de la tesis según la cual la idea
pítulo discutiré el punto con mayor detalle. de la naturaleza racional como fin en sí mismo es un principio
Para concluir esta sección, falta considerar la afirmación de subjetivo de la acción es compatible con que esta concepción
Kant de que la idea de la naturaleza racional como fin en sí mis­ sea "oscura", de modo que la naturaleza racional no tenga clari­
ma es un principio subjetivo de la acción. Él sostiene que; " así dad de por qué se concibe a sí misma como absolutamente va­
se representa el hombre necesariamente su propia existencia" liosa. Parte de la contribución de Kant en su discusión sobre
(F4:429/187). Ya sabemos que la representación de la natura­ la fórmula de la autonomía es precisamente aclarar en virtud de
leza racional como fin en sí mismo se basa en la consideración qué el ser racional se concibe a sí mismo de este modo: se con­
de su capacidad para la legislación de leyes universales. Sin em­ cibe así en virtud de su capacidad para la autonomía. Su digni­
bargo, aquí se presentan al menos dos posibilidades de inter- dad reside, precisamente, en que "no obedece a ninguna otra
190 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 191

ley que a la que da a la vez él mismo" (F4:434/199). Esta inter­ huimos. En tercer lugar, si nos inclinamos por la idea de un va­
pretación tiene la ventaja de ser acorde con el planteamiento lor absoluto, como la dignidad, que todas las personas tenemos
general de la Fundamentación, el cual consiste en partir de con­ y en virtud del cual se nos debe tratar en un plano de igualdad,
ceptos morales ordinarios con el fin de averiguar, en un primer se plantea la pregunta por su justificación. Kant nos ofrece una
paso, qué se encuentra implícito en ellos y, en un segundo paso, interpretación de la característica en virtud de la cual la huma­
si pueden fundamentarse. Kant estaría partiendo del concepto nidad tiene dignidad, a saber, su capacidad para la legislación.
ordinario del propio valor que subjetivamente nos atribuimos Tal vez podemos estar en desacuerdo con su propuesta, pero
en nuestras acciones, esto es, la dignidad, para averi guar, en un difícilmente podemos estarlo con el propósito que la anima.
primer paso, qué está implícito en ello y, en un segundo paso, si
puede fundamentarse. Hasta el final del segundo capítulo sólo 4 . La comparación entre las tres fórmulas
nos ha explicado eJ contenido implícito en esta valoración de
_ Kant sostiene que las tres fórmulas del imperativo categórico son
uno mismo como un ser con dignidad. De acuerdo con él, la
naturaleza racional tiene dignidad por su capacidad para la le­ "tres maneras de representar el principio de la moralidad", cada
gislación. La pregunta sobre la objetividad del principio de tra­ una de las cuales se une con las otras dos. Nos dice que las má­
tar a la humanidad siempre como fin en sí mismo recibe res­ ximas tienen, por el imperativo categórico, una forma y una
puesta hasta la tercera secci0n del libro. materia, y reciben una determinación completa (F4:436/203).
Podemos estar de acuerdo o no con Kant respecto de la tesis La forma es la universalidad, es decir, que "las máximas tienen
según la cual la idea de la dignidad propia está contenida en la que ser elegidas como si fuesen a valer como leyes universales
manera en que nos concebimos a nosotros mismos. En particu­ de la naturaleza" (F4:436/203). La materia es el fin, el cual es el
lar, se podrá estar en desacuerdo con la distinción tan tajante ser racional como fin en sí mismo y que "tiene que servir para
que establece entre las personas y el resto de los animales, así toda máxima de condición restrictiva de todos los fines mera­
como con la supuesta autoridad de las primeras sobre los segun­ mente relativos y arbitrarios" (F4:436/203). La determinación
dos para tratarlos como meros medios. Sin embargo, es impor­ completa consiste en que "todas las máximas de legislación pro­
tante no perder de vista tres cosas. La primera es que la preten­ pia deben concordar para un posible reino de los fines, como
sión de ser considerado en un plano de igualdad respecto de un reino de la naturaleza" (F4:436/203).
todas las personas ha sido, ciertamente, un descubrimiento, ál La diferencia entre las tres fórmulas es "más bien subjetiva­
cual Kant se refiere como "emancipación" (PIHH 8: 114/65). Se mente que objetivamente práctica, a saber, acercar una idea de
trata de un descubrimiento muy enraizado en la conciencia la razón a la intuición (según cierta analogía), y así al sentimien­
moral contemporánea, al que no debemos tratar con desdén, ni to" (¡f 4:436/203). Una idea de la razón es el concepto de un
siquiera para criticarlo. En segundo lugar, este descubrimiento objet'o que no puede darse en una experiencia posible; como
implica que hay algo en virtud de lo cual las personas tenemos no puede darse en la intuición, cuyas formas son el tiempo y el
la pretensión de ser consideradas en un plano de igualdad. Ese espacio, es imposible de representar. La dignidad, la buena vo­
"algo" puede ser la imposibilidad de justificar la desigualdad luntad y el imperativo categórico son ideas. En el caso de los
moral natural, 19 pero también puede ser la idea de la dignidad, mandatos, como se supone que pueden motivarnos a actuar,
entendida como un valor intrínseco que las personas nos atri- tiene que ser posible que afecten la receptividad humana. De
acuerdo con la observación de Kant, las fórmulas difieren al
19 Como sostiene Thomas Hobbes en la cuarta ley de la naturaleza en Levia­ expresar el mandato moral de maneras más o menos accesibles
tán (capítulo XV) y como también sugiere Rousseau en las primeras páginas a tal receptividad. Él señala que "si se quiere proporcionar a la ley
del Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. moral acceso, tenemos que es muy útil conducir una y la misma
192 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 193

acción a través de los tres citados conceptos y acercarla así a la rantía de que la expectativa de felicidad quedará satisfecha en
intuición, en la medida en que ello se puede hacer" (F 4:436 el mundo moral al que contribuimos al actuar moralmente.
/203). La primera fórmula nos permite representarnos el man­ Por último, Kant observa que "podemos terminar allí de don­
dato moral como algo que da lugar a un orden sistemático de de al principio partimos, a saber, en el concepto de una vo­
acciones de acuerdo con ciertas leyes. La segunda señala el fin luntad incondicionadamente buena" (F4:437/205). El propósi­
en aras del cual actuamos cuando lo hacemos moralmente, el to, como vimos, ha sido examinar este concepto para ver qué
cual, si bien no es un fin por producir o realizar en nuestras ac­ contiene y así determinar cuál es el principio supremo de la
ciones, nos permite representar el valor absoluto que orienta la moral. A lo largo del segundo capítulo de la Fundamentación,
conducta moral. La tercera fórmula nos permite representar el Kant ha examinado el concepto de voluntad y el de bondad in­
mundo moral a cuya realización contribuimos cuando actua­ condicionada. Nos ha dicho que una voluntad opera según su
mos moralmente; en este mundo, como vimos, la conducta mo­ representación de leyes, se determina objetivamente a actuar
ral tendría la felicidad como consecuencia gracias a la colabora­ según fines y la podemos concebir como una voluntad capaz de
ción divina. legislar las leyes a las que está sujeta. La voluntad es buena cuan­
Al igual que en el resto de sus escritos morales, Kant le otorga do actúa según leyes universales pues "ésta es la única condición
un lugar especial a la fórmula del imperativo como una ley uni­ bajo la cual una voluntad no puede estar nunca en conflicto
versal (F4:436-437/203). Como vimos, es la primera que pre­ consigo misma" (F 4:437/205), y se tiene a sí misma y a todo ser
senta, lo cual no se debe a una mera cuestión de exposición, racional como objeto, en el sentido de que el contenido o mate­
sino a que es la primera manera en que resulta posible formular ria de sus leyes universales es la naturaleza racional considerada
el imperativo. 20 De acuerdo con Kant, si ha de ser incondiciona­ como fin en sí misma. La naturaleza racional no es un objeto
do, el imperativo tiene que ser formal. Las otras dos fórniulas que haya que realizar o producir, sino un fin independiente:
presuponen a la primera y no pueden introducirse de manera "algo contra lo cual no se tiene que obrar nunca" (F4:437/205).
independiente. 21 _Tal vez por ello observa que en el enjuiciamien­ Al actuar según estos principios, la voluntad es buena en cuanto
to moral es mejor emplear la fórmula de la ley universal. No voluntad: es buena en cuanto facultad de actuar según leyes uni­
obstante, también observa que las dos primeras formulaciones versales y de determinarse a actuar según fines. El imperativo
del imperativo categórico son equivalentes, ya que la exigen­ categórico le indica cómo llevar a cabo de buena manera las
cia de "restringir mi máxima en el uso de los medios para todo funciones que le son propias. El estándar de "bondad" no se le
fin a la condición de su validez universal como ley para todo su­ impone externamente a la voluntad, sino que surge de su pro­
jeto" es lo mismo que decir que el sujeto de todos los fines "tie­ pia naturaleza. 22
ne que ser puesto como fundamento de todas las máximas de las 'i
acciones nunca meramente como medio, sino como suprema 5. "Sobre un presunto derecho a mentir porfilantropía"
condición restrictiva en el uso de todos los medios, esto es, siem­ De acuerdo con la tercera fórmula del imperativo, "todo ser ra­
pre a la vez como fin" (F 4:437-438/205-207). La tercera fór­ cional tiene que obrar como si fuera por sus máximas siem­
mula agrega algo que no está contenido en la combinación de pre un miembro legislador en el reino universal de los fines"
las dos anteriores, supuestamente equivalentes, a saber, una ga- (F4:438/207). Como el imperativo es categórico, el mandato se
sostiene incondicionadamente, con independencia de la situa•
20 Véanse los capítulos I, sección 5, y III, sección 2. ción en que nos encontremos.
21
Por ello, la propuesta de Allen Wood de otorgar primacía a la segunda
fórmula es insostenible. Véanse Wood, Kant'sEthical Thought, capítulo 4, y "The 22 Korsgaard enfatiza este punto en "Self-Constitution in the Ethics of Plato
Final Form ofKant's Practica} Philosophy". andKant".
194 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 195

Una ilustración de esa incondicionalidad se encuentra en el una respuesta, tiene la autorización (el derecho) a no ser veraz.
breve ensayo "Sobre un presunto derecho a mentir por filantro­ La segunda pregunta es si está obligado a no ser veraz, cuando
pía", en el que Kant sostiene que no se debe mentir ni aun para se le constriñe injustamente a responder, con el fin de prevenir
intentar salvar a al guien de un asesino potencial.23 El ensayo tiene un daño a sí mismo o a otra persona (SDMF 8:426/190). Su
la complicación de que discute, como el título indica, el presunto respuesta a la primera pregunta es que al mentir no actuamos
derecho a mentir por filantropía. Un "derecho", de acuerdo con injustamente ( unrechtlich) contra quien nos fuerza injustamente
Kant, es una autorización para usar la coacción (Pl\1DD 6:232/ 41), a hacer una afirmación, de modo que no se trata de una men­
de modo que la discusión no procede en términos éticos, los tira en sentido jurídico. Aunque Kant no lo dice de manera ex­
cuales no pueden justificar nunca el uso recíproco de la coac­ plícita, de ahí se sigue que sí tenemos la autorización para no
ción. No obstante, afirma claramente que el deber de no mentir ser veraces cuando alguien nos fuerza injustamente a hacer una
es incondicional y que no se cancela ni aun en el caso de que un afirmación. No obstante, en respuesta a la segunda pregunta,
asesino potencial nos pregunte sobre el paradero de su posible enfatiza que la veracidad en las afirmaciones que no podemos
víctima. El propósito de esta última sección es explicar por qué evitar es un deber de los seres humanos hacia todo mundo: al
la postura de Kant no es inaceptable, como suele pensarse, sino mentir, aunque no cometamos una injusticia contra alguien en
que nos confronta con el hecho de que dependemos de los de­ particular, actuamos injustamente contra la humanidad en ge­
más para la posibilidad del reino de los fines. neral porque contribuimos a que nadie crea nuestras afirma­
El ensayo discute una objeción de Benjamin Constant según ciones, con lo cual los derechos que se basan en contratos que­
la cual Kant sostiene que el deber de decir la verdad es incondi­ dan reducidos a nada (SDMF 8:426/190).
cional. Constant objeta que tal deber haría imposible cualquier Es importante observar que las respuestas de Kant se cir­
sociedad y afirma que, como el concepto de deber es insepara­ cunscriben al ámbito del derecho, de allí que diga que al men­
ble del de derecho, cuando no hay derechos no hay deberes tir contribuimos a socavar su fuente misma, en específico, la de
tampoco. Constant afirma que decir la verdad es un deber pero todos los derechos que se basan en contratos. No obstante, se
sólo hacia quien tiene el derecho a ella; como nadie tiene el puede extender su discusión a la ética, para lo que es preciso
derecho a una verdad que dañe a otro, se sigue, según este argu­ notar que, de acuerdo con él, ser veraz es un deber hacia uno mis­
mento, q_:1e no puede haber un deber de decirla a alguien gue mo (PMDV6:429-431/290-294).24 Nos dice que "la mayor viola­
busca <lanar a otro (SDMF 8:425/189-190). Kant responde, pri­ ción del deber del hombre para consigo mismo, considerado
mero, que no puede haber un "derecho a la verdad", sino que, únicamente como ser moral (la.humanidad en su persona), es lo
en todo caso, tendría que tratarse de un "derecho a la veraci­ contrario de la veracidad: la mentira" (PMDV 6:429/290-291),
dad", es decir, a lo que se considera subjetivamente verdadero. lo cllitl es independiente de si la mentira daña a otros o a uno
Un derecho a la verdad supone que las personas pueden exigir­ mismo. La mentira, señala, "es rechazo y -por así decirlo- des­
la y ofrecerla, lo cual implica que depende de la voluntad de las trucción de la propia dignidad del hombre" y hace que el hom­
personas que una proposición sea verdadera o falsa, lo cual es bre tenga menos valor que si fuera una cosa (PMDV6:429/291).
absurdo (SDMF 8:426/190). La razón de su estricta condena a la mentira es que mentir es
En un segundo paso, Kant subdivide la pregunta sobre el su­ "opuesto a la finalidad natural de su facultad de comunicar sus
puesto derecho a la veracidad en dos cuestiones. La primera pensamientos y, por tanto, es una renuncia a su personalidad"
pregunta es si alguien, cuando no puede evadir el tener que dar (PMDV6:429/292). En este punto es preciso recordar la prime-

23 Véase la discusión en Kors aard, "El derecho a mentir: Kant y el proble­ 24 Para una variación neokantiana contemporánea sobre este tema, véase la
g
ma del mal". discusión en Korsg aard, "Dos argumentos en contra de la mentira".
196 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 197

ra fórmula del imperativo, de acuerdo con la cual debemos ac­ al tratarse de un deber imperfecto, el ag ente puede determinar
tuar según máximas que podamos querer como leyes univer­ en qué ocasiones es apropiado ayudar; a la luz de la prioridad
sales de la naturaleza. Según las razones de Kant en contra de la de un deber perfecto, puede adecuadamente llegar a la conclu­
acción de mentir, una máxima de mentir para un fin cualquiera sión de que no sería apropiado ayudar en esa ocasión.
no puede ni siquiera pensarse como ley universal porque con­ Recordemos ahora que, de acuerdo con la tercera fórmula
tradiría el fin natural de la facultad de comunicar los propios del imperativo, siempre debemos actuar como si por nuestras
_
pensamientos, el cual es, al parecer, precisamente comunicar máximas fuéramos mi embros legisladores de un reino de los
los propios pensamientos. Como, según este argumento, la má­ fines. Como se trata de un deber incondicionado, lo dramá:�co
xima no puede pensars e como ley universal de la n aturaleza, es del caso no puede servir de razón para justificar una excepnon,
un deber perfecto no actuar de acuerdo con ella. En el entendi­ ni mucho menos para afirmar que se plantea el deber contra­
do de que no se trata de un deber hacia los demás, ellos no pue­ rio es decir, mentir. Sin embargo, si nos ponemos en el lugar de
den e xigir veracidad. En el caso de los deberes hacia uno mis­ la �íctima esperaremos que el dueño de la casa mienta p ara sal­
mo, su cumplimiento nos lo deb emos sólo a nosotros mismos, varnos por más que de ese modo trate como mero medio a la
de modo qu e otras personas podrán criticarnos si nos aleja­ humanidad en su persona y en la del asesino potencial. Si el
mos del deber pero no pueden exigir su cumplimiento. dueño de la casa es una persona genuinamente preocup ada J:>ºr
Consideremos ahora el ejemplo de Constant desde un punto �
proteger la vida d e quien le pidió auxilio, seguramente 1;1�ntlra,
de vista ético. Se supone que alguien toca a la puerta pidiendo pero no debemos p erder d e vista que, al ha�erlo, �ctuana inm�­
ayuda para esconderse de una persona que lo busca para ase­ ralmente. Mentir es inmoral y ello no cambia en nmguna condi­
sinarlo. El dueño de l a casa lo deja pasar, pero entonces llega el ción. Sin embargo, ello no significa que no existan condiciones
asesino potencial y pregunta por el paradero de su posible vícti­ en las cuales podamos vernos empujados a actuar inmoralmen­
ma. Desde una perspectiva ética, la pregunta no es si el dueño te para evitar contribuir a los fines malvados de ?tras pers�na�.
de la casa ti ene el derecho a mentir, sino si tiene el deber de ha­ El ejemplo y la discusión de Kant ponen de manifies to lo difícil
cerlo para proteger a la víctima. Podría pensarse que, como ayu­ que resulta actuar moralmente cuando los dem� n� lo hacen.26
dar a los demás es un deber ético, puede tener prioridad sobre Además de que las acciones inmor ales son en si mismas malas,
el deber de no mentir debido a lo dramático del caso. Sin em­ tienen el agravante de g enerar condicio�nes en las cuales la m o­
bargo, en el contexto de la teoría ética de Kant esta posibilidá.d _
ral se torna difícil de manera colectiva. Este es el punto que, sin
está claus urada porque, como acabamos de ver, la acción de men­
proponérselo, evidencia el ejemplo de Constant y que todos aque­
tir es "la mayor violación del deber del hombre para consigo
llos _q¡fe han vivido bajo regímenes políticos ��vados han p a­
mismo". Se trat a de un deber perfecto, mientras que el deber
decidü de manera extrema . Sería un desproposito afirmar que ,
de ayudar a otros es imperfecto y, según Kant, los deberes del
en circunstancias semejantes, los deberes morales se suspende n
primer tipo tienen prioridad sobre los del segundo. 25 La razón 27
0 su contenido cambia. Lo s deberes moral es siguen siendo los
de ello es que al faltar a un deber perfecto se trat a a la humani­
mismos, pero las condiciones par a cumplirlos son te�riblemen­
dad como mero medio, mientras que al faltar a uno imperfecto _
te adversas. De allí la experiencia de desgarramie nto interno de
no se la trata como medio sino que no se la trata plenamente
como fin en sí mismo. Es importante observar que , al mentir, quienes se encuentran en tales situ aciones y se ven empujados a
el dueño de la casa trataría su propia humanidad -y no sólo la
26 Korsgaard enfatiza este punto en "El derecho a mentir: Kant y el problema
del asesino potencial- como mero medio. Además, como vimos , del mal".
27 David Hume sostiene una postura semejante en Investigación sobre los prin-
25 Véase el ca ítulo III, sección 5. cipios de la mora� capítulo III: ''De la justicia".
p
198 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 199

matar en defensa propia o de otros, o bien a evitar ayudar a las Kant invita al lector a suponer varios escenarios posibles. En el
personas para salvar su vida o la de alguien más, o bien a hacer primero de ellos el dueño de la casa en el ejem�lo responde
la guerra para subvertir instituciones perversas. honestamente mientras que la víctima se escapa sin que lo des­
La idea moral del reino de los fines pone de manifiesto que cubran, de modo que el asesino potencial no log�a encontra:-Ia.
la vida moral no es algo que se pueda lograr de manera aislada. En el segundo, el dueño responde con una 1:1ent1ra y el �sesino
Como vimos, se trata de un mundo de relaciones entre los seres potencial encuentra a la víctima y la mata mientras que esta tra­
ta de escapar de la casa. En el tercero, el dueño de la casa dice
racionales de acuerdo con leyes comunes, de modo que en su
la verdad, pero poco después los vecinos llegan y atrapa? al ase­
realización dependemos de lo que hagan los demás . La moral
sino potencial mientras registra la casa. El punto que le interes:
es, por lo tanto, una empresa cooperativa, por más que la idea
destacar es que si el dueño responde honestamente, no tendr�
de autonomía sugiera la de independencia individual. 28 La au­
que responder por las consecuencias, sean las que se�, per� �i
tonomía no consiste en la autolegislación individual al margen �
responde con mentiras, tendrá que hacerlo por mas 1mpreV1si­
de los demás, sino en la legislación para un reino de los fines.
bles que resulten las consecuencias.
Para actuar según las leyes de la autonomía de la voluntad, nece­
De nuevo, se puede considerar este aspecto desde el pun�o
sitamos la cooperación de quienes nos rodean, pues no podemos �
de vista ético, desde el cual el agente es responsable ante s1 mis­
relacionarnos moralmente con seres que se rehúsan a ello. Sin mo y, como veremos en el capítulo VIII, sección 2, también lo es
embargo, de allí no se sigue que estemos autorizados a esperar ante la "cabeza" del reino de los fines. Como el deber de no men­
a que los demás cooperen para hacerlo nosotros mismos. Como tir es incondicional, las consecuencias de este tipo de acción no
en cualquier empresa cooperativa, la colaboración de cada par­ pueden ser imputables al agente, mientras que sí lo son cuando
ticipante es indispensable y cada quien debe hacer la parte que se desvía del mandato moral. De acuerdo con esto, la decisión
le corresponde. Así como la buena voluntad de algunos contri­ de mentir para intentar salvar la vida de la víctima p�tencial
buye a crear condiciones para las buenas acciones de los demás, implica no sólo tratar a la humanidad co� o �ero med�? en la
la mala voluntad de otros genera el efecto opuesto. De allí que la propia persona y en la del asesino potenc�al, sino ta�b1en asu­
tercera fórmula del imperativo exija que actuemos siempre como mir la responsabilidad por las consecuencias_ que se s_1gan de la
miembros legisladores para un reino de los fines. Si dejamos de .
falta moral, independientemente de qué tan 1mpreV1s1bles se�n.
hacerlo, fallamos moralmente, por más que la falla se deba al �
Si la víctima consigue escapar, el dueño de la casa habra tenido
propósito de evitar colaborar con los fines malvados de otros. suerte de que su falta no haya ocasionado consecuencias indesea­
Además del aspecto "cooperativo" que caracteriza a la empre­ bles, pero si el asesino potencial atrapa a la víctima, esta �on­
sa moral, la discusión de Kant subraya también un elemento cru­ secuep.cia sí es imputable al dueño de la casa. Lo que esta en
cial profundamente individual. Él observa que, desde un punto juego 'aquí no es sólo la dificultad de relacionarnos moralmente
de vistajurídico, una mentira bienintencionada puede convertir­ con personas que procuran fines mal� ados, sino la de mantener
. . _
se por accidente en algo punible: "el que miente, por bondadosa la propia integridad moral en tales cucunstan�i�. Si el dueno
que pueda ser su intención en ello, ha de responder y pagar de la casa decide mentir para proteger a la victlma, asume el
incluso ante un tribunal civil por las consecuencias de esto, por riesgo de que el curso del mundo le sea desfavorable y tenga que
imprevistas que puedan ser", pero "si te has atenido estrictamen­ asumir la responsabilidad por secuencias de sucesos que esca­
te a la verdad, lajusticia pública no puede hacerte nada, sea cual pan a su control. En cambio, si s� apega al deber �oral, no se lo
fuera la imprevista consecuencia de ello" (SDMF 8:427/191). podrá responsabilizar, independientemente de cual sea el curso
del mundo, con lo cual asegura su propia salvación moral. En
28 Se puede leer Del contrato social de Rousseau desde esta perspectiva. un mundo tan imprevisible que escapa a nuestro control, Kant
200 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FÓRMULA DEL REINO DE LOS FINES 201

presenta el imperativo categórico como guía infalible para de­ víctima potencial. La motivación para colocar la obediencia a
terminar qué debemos hacer para mantener nuestra propia in­ la ley por encima de la posible pérdida de una vida ajena, al
tegridad moral. margen de consideraciones jurídicas, no puede ser el mero res­
La idea de que el dueño de la casa puede verse motivado a peto por la ley en una ética de la autonomía. Como mencioné,
responder honestamente por respeto a la ley-y asegurar así su resulta verosímil que una persona autónoma decida hacer una
propia salvación moral dejando de lado la suerte que pueda excepción a su propia ley en un caso extremo y enfrentar las
correr la víctima que le ha pedido auxilio- puede ser verosímil consecuencias de su acción inmoral.
si suponemos que el juez que ha de evaluar las responsabilida­ Sin embargo, si resulta que el reino de los fines ti.ene una
des del caso es más poderoso que la propia conciencia. No sería cabeza que juzga las transgresiones morales con el fin de asegu­
irrazonable que la víctima le pidiera al dueño de la casa que rar la distribución de la felicidad en proporción a la virtud (como
mintiera para salvarle la vida y que corriera el riesgo moral de veremos en el capítulo VIII, sección 4), ya no se trata sólo de ac­
asumir las consecuencias de una mentira bienintencionada si el tuar autónomamente, sino de actuar como miembro del reino
único juez fuera la propia conciencia. Puede resultar tentador de los fines concebido así. Una persona autónoma se rige por
suponer que las buenas consecuencias, de tener lugar, mitiga­ las leyes que establece con base en su razón; un miembro del
rán la gravedad de la falta. Pero si el juez es una corte civil, el reino de los fines, además, tiene el compromiso de mantener su
caso es diferente porque el riesgo comprende además cometer integridad moral a los ojos de la cabeza del reino. Desde esta
un delito y recibir un castigo. Desde el punto de vista ético, el .
perspectiva, cobra sentido la motivación de obedecer estncta­
caso también es diferente si resulta que el juez no es sólo la pro­ mente los mandatos morales que emanan de la propia razón
pia conciencia, sino también la cabeza del reino de los fines independientemente de las consecuencias que se produzcan.
quien habrá de distribuir la felicidad en proporción a la virtud'. Como la posible realidad del reino de los fines no está sólo en
Si el dueño de la casa tiene que asumir la responsabilidad por nuestras manos, sino también en la cabeza del reino, tiene sen­
su deshonestidad y las consecuencias que se sigan de ella, no tido apegarse estrictamente a los mandatos del deber por respe­
sólo frente a sí mismo, sino también frente a un juez supremo to a la ley moral y dejar las consecuencias en manos del ser su­
omnipotente, el riesgo se vuelve muy elevado. premo, quien es el único capaz de hacer concordar las leyes
Ahora podemos empezar a vislumbrar por qué sostiene Kant morales con las naturales para asegurar el cumplimento de la le­
que el compromiso con la moral necesita apoyarse en la fe reli­ gítima expectativa de felicidad de los miembros. Como explica­
giosa: la idea de una moral categórica que se debe observar sin ré en el capítulo VIII, sección 5, la posibilidad de la motivación
excepciones independientemente de las consecuencias no pue­ para guiar la vida propia por mandatos categóricos, indepen­
de descansar sólo en la idea de la autonomía o autolegislación. dierJtemente de las consecuencias, cobra sentido en el supues­
Si nosotros hacemos las leyes, ¿por qué no podriamos también to de un ser supremo.
nosotros determinar en qué casos apartarnos de nuestros pro­ Para finalizar, haré una breve observación sobre la inclinación
pios mandatos con el fin de evitar consecuencias inaceptables y a criticar el "rigorismo" kantiano y a suponer que, en un caso
enfrentar cualquier otra consecuencia que pudiera seguirse? como el del ejemplo de Constant, se justifica una excepción al
¿Qué motivación puede llevar al dueño de la casa a observar es­ deber, o bien, todavía peor, que una acción inmoral como mentir
trictamente un mandato categórico y dejar a su suerte a la vícti­ se transforma en un deber. Quiero hacer notar que esta inclina­
ma potencial que le pide ayuda? Evitar el posible castigo de una ción conduce al abandono de la ética kantiana y nos lleva a un
corte civil puede ser, ciertamente, una motivación verosímil, territorio completamente diferente. Si decimos que el contex­
aunque también podemos imaginar que el dueño de la casa po­ to puede justificar una excepción al deber, se sigue que los de­
dría decidir enfrentar tal riesgo con el fin de salvar la vida de la beres morales no son categóricos sino que dependen de las ca-
202 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

racterísticas de cada caso. Tal vez quiera decirse que, en ciertas


circunstancias, los deberes morales se "suspenden" o algo así.29
Desde la perspectiva de Kant, esto significa que los deberes mo­
rales no existen ya que, de acuerdo con él, llamamos "morales"
sólo a los deberes categóricos o incondicionados. Si esto es así,
o bien la moral no existe, o bien los deberes "morales" resultan
hipotéticos, es decir, valen sólo en ciertas condiciones. Si, toda­
vía peor, se sostiene que el dueño de la casa en el ejemplo tiene VI
el deber de mentir, se sigue que los deberes no se establecen por
principios sino que se determinan contextualmente. En ese LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL
caso, el deber se identifica con lo que resulta conveniente hacer
o dejar de hacer en cada caso y de acuerdo con ciertos fines. En
el ejemplo en cuestión, el fin sería proteger a la víctima, para lo Hasta este punto, la estrategia de las dos primeras secciones de
cual se debe mentir al asesino potencial. Este tipo de razona­ la Fundamentación ha sido condicional: analizar el contenido del
miento es propio de las éticas utilitaristas, según las cuales lo que principio supremo de la moral en el supuesto de que exista.
debemos hacer es promover cierto fin, digamos, la felicidad, el El propósito de la tercera sección es establecer su existencia, es
placer o la satisfacción, y el deber en cada caso se determina se­ decir, fundamentarlo. La tarea es mostrar que debemos actuar
gún lo que mejor promueva ese fin. Si razonamos de este modo, según máximas que podamos querer como leyes universales,
nos colocamos de lleno en el territorio de las éticas consecuen­ que la humanidad es un fin en sí mismo y que debemos conce­
cialistas o utilitaristas, con la consabida consecuencia de que la birnos como legisladores de leyes universales para un reino de
dignidad humana deja de ser un objeto de respeto incondicio­ los fines. Kant titula esta tercera sección "Tránsito de la metafí­
nado para volverse parte del cálculo de consecuencias. Si pensa­ sica de las costumbres a la crítica de la razón práctica pura", lo
mos que la dignidad y la autonomía son conceptos morales no cual indica que la justificación del principio moral requiere una
negociables, se sigue, por los razonamientos que Kant nos con­ crítica de la razón pura práctica, es decir, un examen de los alcan­
duce, que la excepción al deber moral constituye siempre una ces y límites de esta facultad. El objetivo es establecer que el prin­
falta. Apreciar las dificultades que conlleva el compromiso con li cipio supremo de la moral tiene su origen en la razón pura prác­
moral categórica es mucho más interesante y fructífero que tra­ tica y que ésta es capaz de motivar la acción.
tar de volverlo algo fácil y llevadero justificando excepciones y Una de las complicaciones más notorias de la justificación del
ajustando el contenido de los supuestos deberes morales según impe;rativo categórico es que Kant presenta en dos obras -en la
convenga en cada caso. Fund�mentación y en la segunda Crítica- dos argumentos distin­
tos que parecen incompatibles entre sí. El objetivo en la Funda­
mentación es ofrecer una "deducción" de la ley moral. Una deduc­
ción es un argumento que establece la legitimidad del uso de
un concepto que tiene origen a priori en la razón o en el enten­
dimiento puro. 1 En el caso de los conceptos puros del entendi­
miento, su deducción muestra que son legítimos porque efec-

29 Ésta es la ostura de Hume en Investigación sobre Ws principios de la moral 1 D. Henrich, "Kant's Notion of a Deduction and the Methodologi.cal Back­
p
capítulo 111: "De la justicia". ground of the First Critiqud'.
204 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 205

tivamente se aplican a objetos de una experiencia posible. En el Iidad de la motivación moral no sería adecuado señalar casos en
caso del imperativo categórico, en cambio, la deducción tiene los que alguien se ha visto motivado a actuar moralmente. Kant
que mostrar que el principio es legítimo porque es capaz de insiste en que nunca podemos estar seguros de que ningún in­
determinar la voluntad a la acción, esto es, motivarla. En la se­ centivo sensible ha estado presente en una acción que parece
gunda Crítica, sin embargo, Kant sostiene que la mencionada ser moralmente buena (F4:407/143-144).
deducción de la ley moral es imposible y que la crítica de la ra­ En las primeras cuatro secciones a continuación veremos el
zón pura práctica no es necesaria. Como veremos, la deducción argumento que Kant ofrece en la Fundamentación: en la primera
en la Fundamentación tiene lugar mediante el concepto de liber­ veremos el primer paso del argumento en el cual Kant mues­
tad. Sin embargo, en la segunda Crítica sostiene que la única tra que libertad y autonomía se implican mutuamente; en la se­
base que tenemos para atribuirnos libertad desde un punto de gunda me ocupo de su intento de mostrar la realidad de la liber­
vista práctico es la ley moral misma. Según esto, tenemos dere­ tad desde un punto de vista práctico; en la tercera examino el
cho a concebirnos como libres sólo en la medida en que la ley problema del círculo que Kant detecta en su argumentación; en
moral tiene autoridad sobre nosotros, de modo que la libertad la cuarta considero la solución a este problema. En las secciones
no puede establecerse con independencia de la ley moral y, por cinco y seis considero el argumento de la segunda Critica a favor
lo tanto, la deducción de ésta a través del concepto de libertad es del imperativo categórico. En la séptima y última sección pre­
imposible. Respecto de la crítica de la razón pura práctica, en la sento y discuto su postura respecto de la posibilidad del incenti­
segunda Crítica sostiene que no es necesaria ya que "si la razón vo moral, el cual, sostiene, es el sentimiento de respeto por la ley
pura es realmente práctica, demostrará su propia realidad y la de moral.
sus conceptos mediante hechos y en vano será toda disputa en
contra de la posibilidad de que sea tal" ( C2 5:3/2). A diferencia 1 . Libertad y autonomía
del caso de la razón teórica, lo que se necesita someter a crítica
es el uso empíricamente condicionado de la razón práctica, con Como hemos visto, el análisis del contenido del imperativo en
el fin de limitar las pretensiones del amor propio de servir como la segunda sección va de la mano con una explicación de cómo
principio incondicionado. 2 se concibe la voluntad en relación con cada una de las formula­
Es importante tener presente qué se propone establecer el ciones de este principio. Si el imperativo es posible, la voluntad
argumento a favor de la realidad del imperativo categóric0. se concibe como la facultad de obrar por la representación de
El objetivo es mostrar que el imperativo es capaz de determinar leyes, de determinarse a actuar por fines y de ser capaz para la au­
la voluntad a la acción, es decir, que puede motivarla a actuar. tonomía. Por ello, el argumento a favor de la realidad del impe­
Esto no significa que si puede motivarla, la voluntad necesaria­ rativo tiene que mostrar que tenemos razones suficientes para
mente actuará moralmente. Como sabemos, la ley moral es un con<l.ebir la voluntad de esa manera. Así se habrá mostrado que
imperativo porque la conformidad de la voluntad a él es contin­ el imperativo es real, esto es, que tiene autoridad sobre la volun­
gente; aunque pueda verse motivada a actuar moralmente, no tad porque ella se lo da a sí misma. Así como la tercera fórmula
se sigue que hará necesariamente lo que el imperativo exige. constituye una síntesis de las dos anteriores, la concepción de
Como el imperativo ordena de manera incondicionada, es decir, la voluntad como capaz para la autonomía comprende las otras
independientemente de cualquier otra cosa que se quiera, la dos maneras de concebirla: una voluntad autónoma obra por la
posibilidad de la motivación moral tiene que mostrarse comple­ representación de leyes que se da a sí misma y en las que trata a
tamente a priori. Por la misma razón, el argumento no puede la humanidad como fin en sí mismo. En consecuencia, Kant tie­
apoyarse en ejemplos de la experiencia; para mostrar la posibi- ne que mostrar que la voluntad es capaz de darse leyes a sí mis­
ma para establecer la autoridad del imperativo en sus tres for­
2 Véase el capítulo I, sección 5 de este volumen. mulaciones.
206 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 207

Kant presenta en dos pasos el argumento que explica la posi­ saber, los instintos, las inclinaciones y los incentivos que se fun­
bilidad de la autonomía de la voluntad: primero, muestra que dan en ellas, así como los deseos, las pasiones y los sentimientos
una voluntad libre es autónoma, de modo que la autonomía y la en general. En una voluntad libre, estos elementos no operan
libertad de la voluntad resultan conceptos idénticos. En el se­ causalmente ya que, por definición, si la voluntad es libre puede
gundo paso, se propone mostrar que tenemos razones suficien­ ser eficiente sin que estos elementos sean causas que la determi­
tes para atribuir libertad a la voluntad. 3 La conclusión del ar­ nen. Una voluntad no libre sería aquella a la que los instintos y
gumento es que si tenemos razones suficientes para atribuir las inclinaciones, por ejemplo, la determinan a la acción. En este
libertad a la voluntad, se sigue que ésta es autónoma. Los razo­ caso, los instintos y las inclinaciones serían causas de las accio­
namientos al principio de la tercera sección son explicativos y nes, y la voluntad sería un eslabón causal entre ambos. Kant sos­
pueden leerse como una continuación de la discusión sobre la tiene que la acción de los animales no hllmanos no es libre, sino
autonomía que encontramos en la segunda. Consideremos el pri­ que está determinada de este modo (MC 6:213-214/17-18).
mer paso de la explicación, el cual inicia con el concepto de Kant observa que, aunque esta explicación negativa de la li­
voluntad: bertad es "infructuosa para comprender su esencia", de ella "flu­
La voluntad es un tipo de causalidad de los seres vivos en tanto que ye un concepto positivo de la misma, que es tanto más rico en
son racionales, y la libertad sería la propiedad de esta causalidad de contenido y fructífero" (F 4:446/223). Este concepto positivo
poder ser eficiente independientemente de causas ajenas que la presupone al negativo y, como ya mencioné, especifica la mane­
determinen, del mismo modo que la necesidad natural es la propie­ ra en que la voluntad se determina.5 Con el fin de ofrecer tal es­
dad de la c_ausalidad de todos los seres irracionales de ser determi­ pecificación, él explica el concepto de voluntad. Ya ha dicho que
nados a la actividad por el influjo de causas ajenas. (F4:446/223) la voluntad "es un tipo de causalidad de los seres vivos en tanto
Kant observa que esta explicación de la libertad es "negativa" que son racionales". La voluntad es una causa eficiente de las
porque se limita a especificar aquello respecto de· lo cual lavo­ acciones y sus consecuencias en el mundo. Él explica que "el
luntad es independiente. Una explicación "positiva", en cam­ concepto de una causalidad lleva consigo el de leyes según las
bio, especifica cómo se determina unavoluntad independiente cuales por algo que llamamos causa tiene que ser puesta otra
en este sentido. cosa, a saber, la consecuencia" (F 4:446/223). De acuerdo con
Una voluntad libre en sentido negativo es aquella que puede esta explicación, el concepto de causalidad conlleva el de necesi­
ser causa eficiente de acciones sin que la determinen "causas aje­ dad de la conexión entre lo que llamamos causa y lo que llama­
nas" .4 Una "causa ajena" es cualquier elemento no oriundo de mos consecuencia; a su vez, la necesidad de que algo suceda o
la voluntad misma que podría determinarla a la acción si no que deba suceder se establece por una ley. 6 Dos sucesos pueden
fuera libre. Como lavoluntad es razón práctica, la cual es la fa­ ser sÜcesivos en el tiempo y contiguos en el espacio sin que por
cultad de los principios a priori y de }as ideas, éstos son los únicos ello estén conectados causalmente. Por ejemplo, si cadavez que
elementos que tienen su origen en ella. Los otros elementos que salgo de casa por la mañana mivecino saca a pasear a su perro,
pueden figurar en la determinación de la acción son "ajenos", a los dos eventos son sucesivos en el tiempo y contiguos en el espa­
cio, pero de allí no se sigue que el primero sea causa del se­
3
Una discusión muy útil sobre el concepto de libertad se encuentra en H. gundo. Para que los dos eventos estén conectados causalmente
Allison, Kant's Theory of Freedom, parte l. Sobre la justificación del imperativo
categórico en la Fundamentación, véanse O. O'Neill, "Reason and Autonomy in 5 Sobre el concepto positivo de libertad, véase A.llison, Kant's Theory ofFree­
GrundWgung 111", y Th. Hill, "Kant's Argurnent for the Rati.onality of Moral dom, capítulo 5; en el capítulo 6 desarrolla su conocida "tesis de la reciprocidad"
Conduct". entre la libertad y la autonomía.
4 Una interpretación muy influyente sobre este primer sentido de libertad 6
Véase D. Hume, Tratado de la naturaleza humana, libro I, parte 111, sección 16:
se encuentra en Ch. Korsgaard, "La moralidad como libertad". "De la idea de conexión necesaria".
208 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 209

tiene que ser el caso que la conexión entre ellos sea necesaria, lo ello, al menos en su primera formulación, el principio a priori es
cual, de acuerdo con Kant, implica que existe una ley que así formal. 8 Como aquí se supone.que la voluntad es independien­
lo establece. Como la voluntad es un tipo de causalidad, está te de causas ajenas que la determinen, se sigue que no puede
necesariamente conectada con los efectos que produce, a saber, determinarse con base en algún objeto. La ley con base en la
sus acciones; esa conexión, a su vez, tiene lugar con base en al­ cual se determina es el principio formal de darse leyes a sí mis­
guna ley. La pregunta que se plantea es cuál puede ser aquella ma. Esta ley, sin embargo, no es otra que el principio de la auto­
ley que se origina en una voluntad libre y que establece una nomía de la voluntad, el cual es la tercera fórmula del imperati­
conexión necesaria entre ésta y sus acciones. vo categórico y que comprende a las otras dos. Por lo tanto, Kant
Kant presenta la respuesta en forma de pregunta: "¿Qué po­ concluye que una voluntad libre es una voluntad autónoma,
dría ser entonces la libertad de la voluntad sino autonomía, esto es decir, legisladora de leyes universales, lo cual es lo mismo que
es, la propiedad de la voluntad de ser una ley para sí misma?" decir que se rige por el imperativo categórico.
(F4:447/223). Como la voluntad es libre de modo negativo, cual­
quiera que sea su determinación positiva tiene que originarse en 2 . Actuar bajo la idea de /,a libertad
ella misma. Según esto, la voluntad tiene que darse la ley a sí
El segundo paso en la explicación de la posibilidad de la auto­
misma. Como la propiedad de la voluntad de ser una ley para
nomía es mostrar que tenemos razones suficientes para atribuir
sí misma es lo mismo que la autonomía, resulta que una volun­
libertad a la voluntad.9 Este segundo paso se inicia con la obser­
tad libre de modo positivo es idéntica a una voluntad que se rige vación de que "no basta que adscribamos libertad a nuestra vo­
según la ley moral, puesto que esta última exige a la voluntad luntad, por la razón que sea, si no tenemos una razón suficiente
darse leyes a sí misma. Por ello afirma que "si se presupone la li­
para atribuirla también a todos los seres racionales" (F 4:447
bertad de la voluntad, la moralidad, junto con su principio, se
/225). Esto último se debe a que "como la moralidad sirve de ley
sigue de la libertad por mero análisis de su concepto" (F 4:44 7
para nosotros meramente como seres racionales, tiene que valer
/225). De acuerdo con esto, el concepto positivo de libertad no
también para todos los seres racionales" (F4:447/225). La tarea
es otro que el imperativo categórico. 7
ahora es mostrar que la libertad es una propiedad de la volun­
Aunque se esperaría que la ley de la voluntad fuera un princi­
tad de todos los seres racionales. Como Kant ya caracterizó la
pio con un contenido particular, el razonamiento de Kant in­
voluntad como un tipo de causalidad, se sigue que una voluntad
dica que la ley más fundamental de la voluntad libre es formal.
libre es una causalidad que no está determinada por causas an,­
Como vimos en el capítulo 1, sección 6, la primera formulación
tecedentes. A continuación él afirma lo siguiente:
del principio moral tiene que ser formal, pues de otro modo no
podría ser incondicionado. En la "Analítica" de la segunda Crí­ Yo ¡\}igo así pues: todo ser que no puede obrar de otro modo que
tica Kant argumenta que o bien el fundamento de determinación baj� la idea de la libertad es precisamente por eso realmente libre en
sentido práctico, esto es, valen para el mismo todas las leyes que
de la voluntad es un incentivo a posteriori, o bien es un principio
están inseparablemente enlazadas con la libertad del mismo modo
a priori. Si suponemos que el fundamento es un incentivo a pos­
que si su voluntad fuese declarada libre válidamente también en sí
teriori, entonces la voluntad se determina por el objeto de la ac­ misma y en la filosofía teórica. (F 4:448/227)
ción, el cual estaría determinado empíricamente. En cambio, si
suponemos que el fundamento es un principio a priori, enton­
8 Desarrollo este punto en la sección 5 de este capítulo.
ces la voluntad se determina por un principio formal porque no 9 Una pregunta importante es si la libertad que h que atribuir a la voluntad
ay
hay ningún objeto como fundamento de determinación; por es la negativa o la positiva. Korsgaard ("La moralidad como libertad") favorece
la primera opción, mientras que D. Sussman ("From Oeduction to Deed: Kant's
7 Véase la explicación de Korsgaard, "La moralidad como libertad". Grounding of the Moral Law") favorece la segunda.
210 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 211

En una nota al pie Kant agrega: "las leyes que atarían a un ser libertad" y a qué tipo de seres o en qué condiciones se les puede
que fuese realmente libre valen, con todo, para un ser que no atribuir tal característica. La respuesta de Kant es que la libertad
puede obrar de otro modo que bajo la idea de su propia liber­ puede atribuirse sólo a los seres racionales dotados de voluntad:
tad" (F 4:448n/227n). La distinción central aquí es entre "ser Pues bien, yo afirmo: que a todo ser racional que tiene una volun­
realmente libre" en general y "actuar bajo la idea de la libertad", tad debemos concederle necesariamente también la idea de la li­
lo cual es equivalente a "ser libre en sentido práctico". Un ser bertad, únicamente bajo la cual obra. Pues en un ser semejante
realmente libre "en sí mismo" o en general, sería aquel que no pensamos una razón que es práctica, esto es, que tiene causalidad
está sujeto a la ley de la causalidad natural. Ésta es la concep­ en lo que respecta a sus objetos. (F4:448/227)
ción de la libertad "trascendental", cuya realidad no se puede
De acuerdo con este pasaje, si pensamos que el ser racional está
demostrar por medio de la filosofía teórica. Un ser libre en sen­
dotad� de voluntad, entonces debemos atribuirle la propiedad
tido trascendental es una causalidad libre que produce efectos
de la hbertad. Como vimos, Kant definió la voluntad como un
sin estar determinado por ninguna causa precedente. En la segun­
"un tipo de causalidad de los seres vivos en tanto que son racio­
da Crítica se dice que la libertad trascendental "ha de ser conce­
nales". Según esto, un ser racional está dotado de voluntad cuan­
bida como independencia de todo elemento empírico, y por lo
do es capaz de producir efectos de manera necesaria (acciones
tanto, de la naturaleza en general" ( C2 97/94). Una de las con­
y sus consecuencias) con base en su razón. Al mismo tiempo, el
clusiones principales de la Critica de la razón pura es la imposibi­
pasaje sugiere que es posible concebir seres racionales que no
lidad de demostrar la realidad de la libertad. 10 La idea centraf �
estén dotados de voluntad. Se trataría de seres cuya facultad
que todo conocimiento posible sólo puede serlo de objetos que
racional se emplea sólo para fines cognitivos, pero que son in­
puedan darse en el tiempo y en el espacio; como la libertad no
capaces de determinarse a sí mismos a la acción con base en su
es un objeto que pueda darse de este modo, se sigue que su co­
razón. 1� En este tipo de seres, la razón no es práctica, pues no
nocimiento es imposible. No obstante, otra conclusión igual de
determina por sí misma a la acción, sino que se emplea de ma­
importante es que tampoco puede demostrarse la imposibili­
nera instrumental al servicio de deseos o apetitos que se origi­
dad de la libertad, por lo cual, como sostiene Kant, queda abier­
nan en la naturaleza sensible de tales seres. En la primera sec­
ta la posibilidad de que la razón especulativa pueda pensar la
ción de la Fundamentación Kant presenta esta posibilidad cuan­
idea de la libertad mediante conceptos y principios a priori aun­
do observa que si la felicidad fuese el fin de la naturaleza en un
que sin determinarla.
ser racional, sería mejor que la razón no fuese práctica, sino que
Dada la imposibilidad de demostrar la realidad de la libertad
la procuración de la felicidad estuviese a cargo del instinto
trascendental desde la filosofía teórica, si se ha de atribuir la li­
(F4;3�5/121). En un ser así la razón "hubiese tenido que servir­
bertad como una propiedad de la voluntad de un ser racional
le sold para hacer consideraciones sobre la feliz disposición de
en general es necesario hacerlo desde otra perspectiva, a saber,
su naturaleza, para admirarla, alegrarse de ella y estar agradeci­
el punto de vista práctico. Aunque no pueda demostrarse la rea­
da por ella a la causa benéfica" (F4:395/121). Sin embargo, el
lidad de la libertad, se puede pensar su posibilidad como la pro­
hecho de que la razón sea práctica, indica, de acuerdo con él,
piedad de un ser racional que se determina a la acción por su
que el fin de la naturaleza en un ser racional no puede ser la
razón. Según el pasaje que acabo de citar, se puede hacer tal
atribución en la medida en que el ser racional no pueda sino
11 Esta concepción de racionalidad corresponde a la que Hume defiende
obrar bajo la idea de la libertad. Las preguntas que se plantean
cuando sostiene que la razón se ocupa de la verdad y de la falsedad, pero no
son, en primer lugar, qué quiere decir "obrar bajo la idea de la puede motivarnos a la acción ( Tratado de la naturaleza humana, libro II, parte III,
sección 3: "De los motivos que influy en a la voluntad"; libro III, parte I, sección 1:
10
Véase Allison, Kant's Theory ofPreedom, parte l. "Las distinciones morales no se derivan de la razón").
212 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 213

procuración de la felicidad, ya que para ello sería_ mucho más Quiero enfatizar que aunque en los estudios al respecto se
adecuado el instinto. suele sostener que "concebirse a uno mismo como autor" de al­
El paso crucial es que, si un ser racional tiene voluntad, le guna manera implica ''concebirse a uno mismo como libre", en
debemos atribuir la propiedad de la libertad. La razón que Kant estos pasajes Kant no hace esa inferencia. 12 Por el contrario, su
ofrece es que al atribuirle una voluntad, pensamos que su razón punto central al respecto es que se puede atribuir la propiedad
es práctica, esto es, que es causa de efectos de manera necesaria de la libertad al ser racional sólo en virtud de su razón práctica,
en conformidad con ciertas leyes. Esto último significa que la es decir, en la medida en que se determina a la acción por su ra­
razón se determina a sí misma en la producción de efectos: zón. Esto indica que, de acuerdo con él, la libertad es una idea
Ahora bien, es imposible pensar una razón que con su propia con­ que necesitamos para fines prácticos y, en específico, morales.
ciencia recibiese de otro lugar una dirección en lo que respecta a En efecto, en la postura que él desarrolla en la segunda Crítica
sus juicios, pues entonces el sujeto adscribiría la determinación de sostiene que la única ruta de acceso a la libertad es a través de la
la capacidad de juzgar no a su razón, sino a un impulso. Tiene que ley moral. 13 La actividad de la razón, en cuanto facultad de juz­
considerarse a sí misma como autora de sus principios indepen­ gar, no "revela", por así decirlo, nuestra libertad; esta actividad no
dientemente de influjos ajenos, y por consiguiente tiene que ser exige conceptualmente la idea de la libertad. Aunque el texto
considerada por ella misma como razón libre en cuanto razón práctica, no es explícito al respecto, la razón puede ser que el contenido
o en cuanto voluntad de un ser racional; esto es, la voluntad de del juicio puede provenir de la experiencia. El sentido de liber­
éste puede ser una voluntad propia sólo bajo la idea de la libertad, tad que Kant pretende atribuir a la voluntad es el positivo (la
y así pues tiene que ser atribuida en sentido práctico a todos los
seres racionales. (F4:448/227. Las cursivas son mías.) autonomía), el cual es independiente de todas las causas del
mundo sensible. Aunque puede objetarse que las ideas de "au­
De acuerdo con este pasaje, la razón necesariamente se concibe toría" y de "independencia de influjos ajenos" sugieren, por lo
como autora de los principios con base en los cuales lleva a cabo menos, la idea de libertad negativa, es preciso recordar que
sus juicios. Un sujeto racional adscribe la determinación de su Kant no establece una separación tajante entre los dos sentidos
facultad dejuzgar a su razón y no a un impulso, de modo que se de libertad. Por el contrario, explícitamente afirma que el sen­
concibe a sí mismo como el que determina la dirección de sus tido negativo (independencia de influjos ajenos) conduce al
juicios. Si no fuera así, los juicios no se le podrían atribuir a él positivo (autonomía). Esto significa que al hablar de la idea de
como suyos. Por ello, Kant observa que, si la razón, en cuanto la libertad, se refiere al sentido positivo, el cual presupone el ne­
facultad de juzgar, se concibe como independiente de influjos gativo. De acuerdo con esto, "actuar bajo la idea de la libertad"
ajenos, "tiene que considerarse a sí misma como autora de sus significa concebirse a uno mismo como ser autónomo y no me­
principios". Sin embargo, del hecho de que tenga que concebir­ ramente como autor de la acción. 14
se como autora de sus principios, en cuanto facultad de juzgar, Atj_uí se plantea el siguiente problema: si equiparamos liber­
no se sigue que tenga que concebirse también como libre. Si así tad con autonomía, se sigue que la conducta inmoral no puede
fuera, entonces la libertad formaría parte del concepto de un ser libre. La solución a este problema depende de separar los
ser racional en general y no sería una propiedad que nos atri­ dos sentidos de libertad, de modo que resulte posible actuar li­
buimos desde el punto de vista práctico. Los pasajes citados su­ bremente, en sentido negativo, sin por ello hacerlo de manera
gieren que, por el contrario, la libertad es una propiedad que le autónoma. Así se abre la posibilidad de que la voluntad se deter-
atribuimos al ser racional sólo desde el punto de vista práctico,
12 Korsgaard ("La moralidad como libertad") sí hace esa inferencia.
es decir, en la medida en que concebimos que está dotado de vo­ 13 Desarrollo este unto en la sección 5 de este capítulo.
luntad. Según esto, en cuanto causa de objetos que se determina p
14 En la segunda Critica se señala que "la libertad ráctica se odría definir
p p
a sí misma, la voluntad no puede sino actuar bajo la idea de la li­ también mediante la independencia de la voluntad de toda otra ley que no sea
bertad, esto es, bajo la concepción de sí misma como causa libre. la ley moral" ( C2 5:94/91).
214 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 215

mine a sí misma a la acción con base en principios distintos del 3 . El problema del círculo
imperativo moral, como el principio del amor propio, y que Kant observa que, hasta este momento, se ha avanzado en el aná­
tienen contenido empírico (incentivos de la sensibilidad). Al tra­ lisis de los conceptos, pero no se ha progre�ado en la funda­
zar la distinción entre los dos sentidos de libertad, la voluntad mentación del imperativo categórico (F4:449/229). En conse­
puede no ser autónoma y, no obstante, actuar libremente en un
cuencia:
sentido meramente negativo. Dicho de otro modo, la voluntad
puede concebirse como autora de sus acciones (independiente [N]o podríamos dar respuesta satisfactoria a quien nos pregunta­
de causas ajenas que la determinen), sin que por ello sea autó­ se por qué la validez universal de nuestra máxima, como ley, tiene
noma. Si bien esto último es correcto, lo que me interesa enfati­ que ser la condición restrictiva de nuestras acciones, y en qué fun­
zar es que la expresión "actuar bajo la idea de la libertad" se re­ damos el valor que atribuimos a esta manera de obrar, valor que
fiere al sentido positivo de libertad, a la autonomía. De allí que suponemos tan grande que no puede haber en lugar alguno un
no sea correcto identificar autoría con libertad en estos pasajes. interés más alto. (F4:449/229)
Kant dice explícitamente que atribuimos libertad o autonomía Luego señala que si bien podemos, en efecto, tomar interés en
al ser racional sólo en la medida en que lo concebimos dotado "una constitución personal" que nos haga dignos de felicidad,
de voluntad, esto es, en un sentido práctico. Ello implica que no este interés es "el efecto de la ya presupuesta importancia de las
se puede atribuir autonomía al ser racional sólo por ser autor de leyes morales" (F4:450/231). Hasta este momento, insiste, "no
sus juicios. podemos comprender" cómo pueda ser posible separarnos de
Aunque con frecuencia se piensa que esos pasajes están enca­ todo interés empírico, esto es, "considerarnos libres en el obrar",
minados a establecer la realidad de la libertad desde el punto ni, "por tanto, con base en qué obliga la ley moral" (F 4:450/231).
de vista práctico, es importante no perder de vista que Kant em­ Hasta ahora se ha mostrado que si se presupone la libertad,
plea las expresiones "yo digo" y "yo afirmo" antes de enunciar se sigue la moralidad. También se mostró que la libertad tiene
las tesis centrales. Esto sugiere que esas tesis no están todavía de­ que presuponerse si se concibe al ser racional como dotado �e
bidamente justificadas. Una posibilidad es que los razonamien­ voluntad. Sin embargo, el problema al que apuntan los pasajes
tos de Kant en ese contexto sean condicionales: si un ser no citados es que la autoridad del imperativo categórico tiene que
puede obrar sino bajo la idea de la libertad, entonces es realmen­ establecerse desde la perspectiva de un ser interesado en su pro­
te libre en sentido práctico; y si a un ser racional se le atribuye pia felicidad, y no meramente desde el punto de vista de un ser
voluntad, entonces a ésta debe atribuírsele también la propie­ racionaI. 15 La objeción que puede plantearse al argumento que
dad de la libertad. En efecto, Kant parece presentar esas tesis a va de la voluntad libre a la autonomía es que no se ha mostrado
modo de postulados cuya justificación está todavía pendiente. que somos capaces de dejar de lado el interés en la felicidad en
Esto último es precisamente lo que expresan los pasajes inmedia­ aras d.e1 deber moral. Peor aún, podría objetarse que, en reali­
tamente posteriores donde observa que no ha podido demos­ dad, lo que nos mueve a la acción son los incentivos de la sensi­
trarse la realidad de la libertad, sino que ha tenido que presupo­ bilidad, y que estos razonamientos sobre la libertad y la autono­
nerla "si queremos pensar un ser como racional y dotado de mía pueden valer, en todo caso, para un ser desprovisto de esos
conciencia de su causalidad en lo que respecta a las acciones, incentivos. A la luz de este tipo de objeción, resulta que no es
esto es, de una voluntad" (F4:448/227). En suma, hasta este mo­ suficiente con mostrar, por mero análisis de los conceptos, que
mento no ha ofrecido un argumento para justificar la atribu­ una voluntad racional necesariamente debe concebirse como una
ción de una voluntad libre al ser racional, por lo cual la realidad voluntad libre y, por lo tanto, autónoma; es preciso ir más allá
de la libertad no se ha establecido, sino que, al parecer, se ha pre­
supuesto en esa atribución. En consecuencia, tampoco se ha es­ 15 Sussman ( "From Deduction to Deed: Kant's Grounding of the Moral
tablecido la realidad del imperativo categórico. Law") subraya este punto.
216 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 217

de lo que implican los conceptos y mostrar cómo puede la ley lo que hay g_ue establecer. Esto parece indicar que cualquier
moral obligar a un ser racional interesado en su propia felici­ intento de establecer la autoridad de la ley moral a partir de la
dad. En otras palabras, no es suficiente atribuirle voluntad al ser idea de la libertad será circular.17 No obstante, como veremos, él
racional para mostrar que debe concebirse como libre; es nece­ propone una manera de salir del círculo. 18
sario atribuirle también una voluntad afectada por las inclinacio­ Otra manera de expresar ese mismo punto es que los razona­
nes sensibles e interesada en su satisfacción. Lo que falta mos­ mientos hasta este momento en el tercer capítulo han sido ana­
trar es la posibilidad a priori de que el principio moral obligue a líticos, mientras que Kant ha enfatizado a lo largo de toda la
un ser racional sujeto a la influencia de los incentivos de la sen­ Fundamentación que, a diferencia del hipotético, el imperativo
sibilidad.16 Kant escribe: categórico es una proposición sintética. Como el concepto de
Parece, así pues, como si solamente presupusiéramos en la idea de voluntad racional implica el de libertad y éste el de autonomía, la
la libertad propiamente la ley moral, a saber, el principio mismo libertad no puede ser el tercer término que hace del imperativo
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de la autonomía de la voluntad, y no pudiésemos demostrar por sí categonco una propos1c10n s1ntetJ.ca, como a veces se supone. 19
misma su realidad y necesidad objetiva. (F 4:449/229) Kant dice explícitamente que el concepto positivo de libertad
Y más adelante agrega: "proporciona" el tercer elemento y nos "remite" aél (F4:447/225).
La atribución de libertad a la voluntad es necesaria si ha de ser
Aquí se muestra, hay que confesarlo abiertamente, una especie de posible la determinación de la voluntad por el imperativo mo­
círculo, del cual, según parece, no se puede salir. Nos admitimos ral, pero no es suficiente para establecer la autoridad del impe­
como libres en el orden de las causas eficientes para pensarnos bajo
leyes morales en el orden de los fines, y después nos pensamos como rativo desde el punto de vista de un ser interesado en su propia
sometidos a estas leyes porque nos hemos atribuido la libertad de felicidad. No obstante, la libertad, según Kant, proporciona el
la voluntad, pues la libertad y la legislación propia de la voluntad tercer elemento capaz de efectuar la síntesis entre el concepto
son ambas autonomía, y por tanto conceptos intercambiables, pero de voluntad y el imperativo categórico.
precisamente por eso uno de ellos no puede ser usado para expli­ ¿Qué quiere decir que el imperativo categórico sea una pro­
car el otro e indicar su fundamento. (F4:450/231) posición sintética? Como se trata de un mandato, lo que se esta­
El problema al que apuntan estos pasajes es que la atribución de blece ya sea analítica o sintéticamente es la autoridad de éste
libertad a la voluntad se ha hecho presuponiendo el interés en sobre la voluntad. Como vimos en el capítulo II, sección 3, en el
la ley moral. Como vimos, Kant ha dicho que la atribución de li­ caso de los mandatos hipotéticos, la constricción de la voluntad
bertad es necesaria si concebimos al ser racional como dotado se sigue analíticamente, según Kant, cuando esta última se pro­
de voluntad, es decir, desde el punto de vista práctico. Pero aho­ pone un fin. El mandato condicionado es posible porque la
ra observa que, como la libertad es lo mismo que la autonomía, motiV¡ición de la voluntad se establece a priori de manera analí-
la atribución de libertad a la voluntad implica que la voluntad 17 Ésta será justamente la conclusión de Kant en la segunda Critica. Desa­
está motivada a ser autónoma, es decir, presupone el reconoci­ rrollo este punto en la sección 5 de este capítulo.
miento de la autoridad de la ley moral sobre cualquier incentivo 18 Una explicación clara del círculo, aunque no tanto de su solución, se
de la sensibilidad. Sin embargo, esta autorídad es precisamente ofrece en Allison, Kant's Theory of Freedom, capítulo 12. Sobre la solución al
círculo, véanse también Sussman, "From Deduction to Deed: Kant's Grounding
of the Moral Law", y Henrich, "The Deduction of the Moral Law: The Reasons for
16 Así como del origen a priori de los conceptos puros del entendimiento no
the Obscurity of the Final Section of Kant's Groundwork of the Metaphysics of
se sigue que, en efecto, se apliquen objetos (Cl, "De la deducción de los con­ Mora&'.
ceptos puros del entendimiento", §13), del origeN a priori de la ley moral tam­ 19 Allison (Kant's Theory of Freedom, capítulo 12) menciona este punto; en
poco se sigue que, en efecto, puede motivar a una voluntad afectada por incen­ cambio, Korsgaard ("La moralidad como libertad") supone que la libertad es
tivos sensibles. el mencionado tercer término.
218 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 219

tica: en el supuesto de que la voluntad quiere un fin, se sigue ninguna reflexión sutil. Kant afirma que es natural pensar que
que debe tomar los medios. En cambio, en la motivación moral, "las representaciones que vienen sin nuestro albedrío ( como las
la constricción de la voluntad tiene lugar de manera incondicio­ de los sentidos) no nos dan a conocer los objetos de otro modo
nada, es decir, sin suponer como condición algún objeto que se que como nos afectan, a la vez que permanece desconocido para
quiera, la voluntad puede verse motivada a actuar según leyes nosotros lo que ellos puedan ser en sí mismos" (F4:451/233).
universales. En ese caso, según sostiene Kant, la posibilidad de Resulta por lo menos sorprendente que se refiera así a una
la motivación moral puede pensarse a priori sólo de manera sin­ distinción que constituye la tesis central de la doctrina del idea­
tética, es decir, por la mediación de un tercer elemento que en­ lismo trascendental y que, según sostiene en la primera Crítica,
lace a priori el concepto de voluntad con el deber de actuar se­ permite deshacer la amenaza escéptica que se plantea contra la
gún leyes universales. razón pura especulativa cuando cae en ilusiones y en contra­
La pregunta es cuál puede ser ese elemento. Kant ofrece una dicciones al pretender conocer a priori los objetos que le con­
pista cuando sugiere una analogía entre el carácter sintético del ciernen, a saber, Dios, la libertad y la inmortalidad.20 Una de las
imperativo con las proposiciones sintéticas a priori en la filosofía tesis centrales de esa obra es que, puesto que somos seres dota­
teórica, donde "a las intuiciones del mundo de los sentidos se dos de sensibilidad, sólo podemos conocer los objetos como se
añaden conceptos del entendimiento" (F 4:454/239). En la nos dan en la intuición sensible, cuyas formas son el tiempo y el
filosofía teórica, la posibilidad de los juicios sintéticos a priori espacio; sólo podemos conocer el objeto como aparece, es de­
depende de combinar a priori elementos racionales y sensible�, cir, el fenómeno. Este planteamiento da lugar al pensamiento
como cuando 'se establece un concepto geométrico con base en de cómo son los objetos en sí mismos , al margen de nuestra fa­
la representación del objeto en la intuición a priori. De manera cultad de representarlos espacio-temporalmente. 21 La limitación
similar, el carácter sintético del imperativo moral depende de la del conocimiento a los fenómenos tiene la consecuencia de que
posibilidad de combinar a priori elementos racionales y sensi­ resulta imposible conocer objetos que no se nos puedan dar en
bles. Los conceptos racionales son los de ser racional en gene­ la intuición porque no es posible representarlos espacio-tempo­
ral y el imperativo categórico, pues si concebimos que el primero ralmente. Entre tales objetos se encuentran los de la metafísica
está dotado de voluntad libre, entonces ya habremos supuesto tradicional: Dios, la libertad y la inmortalidad.
la autonomía. El elemento sensible no puede ser la intuición En la segunda parte de la "Lógica trascendental" de la primera
pura, como en la filosofía teórica, sino la influencia de los incen­ Crítica Kant muestra cómo la razón especulativa cae en aporías
tivos de la sensibilidad en la acción. y contradicciones al pretender conocer esos objetos mediante
conceptos y principios a priori. Por ello se plantea la amenaza
4 . La solución al círculo: la distinción entre el fenómeno y la cosa en sí escé�tica respecto del uso puro de la razón teórica, el cual,
nos dice, es completamente dialéctico. La solución que propone
La manera en que Kant propone salir del círculo apela a la ne­ es distinguir entre el fenómeno y la cosa en sí: si bien no pode­
cesidad de incluir ambos elementos: el racional y el sensible. mos conocer los objetos de la metafísica, sí podemos pensarlos
Nos dice que todavía queda una salida, "a saber, investigar si cuan­
do nos pensamos, por libertad, como causas eficientes a priori, no 2º Cl, "La antinomia de la razón pura", en especial, las secciones dedicadas
adoptamos otro punto de vista que cuando nos representamos a la "solución" del conflicto de la razón consigo misma.
a nosotros mismos según nuestras acciones como efectos que 21 Que sólo podamos conocer los objetos como se nos dan en la intuición
vemos ante nuestros ojos" (F4:450/231). La distinción en cues­ sensible no significa, de acuerdo con Kant, que todo nuestro conocimiento se
tión es entre la cosa en sí y el fenómeno, la cual, sostiene, la origine en la experiencia (CI Bl). Otra tesis central es la defensa de la posibi­
lidad del conocimiento sintético a priori, el cual tiene lugar gracias a la repre­
traza naturalmente el entendimiento ordinario sin requerir de sentación a priori de objetos en la intuición sensible ( CI, introducción).
LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 22 1
220 VlRTI:D, FELICIDAD Y RELIGIÓN

como noúmenos o cmas en sí mismas. Ese pensamiento es posi­ teligible en lo que respecta a lo que hay en nosotros de "activí­
ble mediante conceptos y principios de la razón pura. Kant sos� dad pura", es decir, como noúmenos sujetos a )as leyes de la razón
tiene que si bien el pensamiento de los o bjetos como cosas en sí (F 4:451-452/233-235) . Según esto, en la medida en qu� so­
mismas resulta problemático para la razón especulativa, por lo mos seres dotados de receptlvídad, nos concebimos como miem­
cual no puede detennlnarios positivamente> queda la posibili­ bros del mundo sensible y, por ello, como fenómenos. Al igual
dad de que, en su uso práctico, la razón pura pueda llevar a que cualquier otra cosa en la naturaleza, el conocimiento de
cabo esa detennínadón. 22 Uno de los con1etidos de la solución nosotros mismos sólo puede serlo en cuanto fenomenos ,, y, por
a1 círculo es, precisamente, determinar positivamente el pensa­ ello, sujetos a las leyes de la naturaleza. Según esta conc:' p�i�ni
miento de la cosa en sí. todo lo que hacemos está determinado y, al menos �n pnnc1¡�Hº'
,
En la tercera sección de la Fundamentación Kant señala que la podría predecirlo un observador que contara con mfonnac1on
25
distinción entre el fenómeno y la cosa, en sí da lugar, a su vez, a suficiente.
la distinción entre "un mundo de los sentidos y el mundo del Por otro lado también nos concebhnos como miembros del
1

entendimiento". El primero puede variar ··según la diferencia mundo inteligible y, en esta roedida 1 como inteligencias sujetas
de la sensibíiidad en los diversos espectadores del mundo'', mien­ a las leyes de la razón. Según Kant) estamos autoriz�dos a �once­
tras que el segundo 1 que sirve de fundamento ai primero, "per­ birnos de ese modo gracias a la actividad de 1a razon. A diferen­
manece siempre el mismo" (F 4:451/233) ." Aquí está implícito cia del entendimiento, el cual depende de los contenidos que
que, de acuerdo con Kant, las leyes de la razón son las rnismas suministra la sensibilidad para poder operar, 'la razón exhibe,
1

para todos los seres racionales; lo que nos distingue de otros bajo el nombre de las icleas t una espontaneida� t�� pura que
seres racionales son las características propias de nuestra facul­ por ella va mucho más allá de todo lo que la sens1b1hdad puede
tad de receptividad, a saber, que las formas de la intuición sen­ darle" (F 4:452/235) . Aunque los conceptos puros del enten­
sible son el tiempo y e) espacio, Es importante subrayar que más dimiento tienen su origen en el entendimiento puro, su uso le­
adelante él aclara que el concepto de un mundo del entendi­ gítimo está restringido a su aplic�ción a: material que �umlnís­
miento es sólo un punto de vista que la razón adopta (F 4:458 tra la inttúdón sensible. En camb10. las ideas de la razon no se
/247). Por ello, seria un error suponer que al hablar de dos originan en la experiencia, ni tampoco se ap1ican a oQ_jetos que
mundos Kant se refiere literalmente a dos mundos en los que puedan darse en una experiencia posí�le. �1: t ob�erva que la
habitamos o podemos habitar. Se trata de dos perspecüvas desde razón "muestra su más noble quehacer' al distinguir el mundo
las cuales podemos concebírnos y que podemos adoptar respec­ 1
de los sentidos y el de1 entendimiento 'y al señalar así sus barre­
to de nosotros mismos.24
ras al entendimiento mismo" (F4:452/235) . De acuerdo con esto,
Kant afirma que el mundo de los sentidos está strj eto a las le­
la caP,acidad que descubrimos en nosotros de pensar objetos
yes naturales, mientras que el inteli1:,rible Io está a las leyes de la
independientemente de cualquier contenido que pueda prove�
razón. Nos concebimos como parte del primero en lo que res,.
nir de la sensibilidad, nos autoriza a concebirnos desde un punto
pecta "a la mera percepción y receptividad de las sensacíones", de vista en el cual somos independientes de la.5 leyes de la natu­
es decir, como fenón1enos sttjetos a las leyes naturales (F4:451-
raleza que rigen a los fenómenos. Como sabemos, ..la inde}:en­
452/233-23.'í). Nos concebimos como miembros del mundo in-
dencia de las causas determinantes del mundo de los senttdos
22 Sobre esto:$ puntos, véase la segunda Critica, "Del derecho <le la r.:llÓn pura, [ . . . ] es la libertad" (F4:452/235) ; p or ello, al concebirnos des­
en el uso pdctico, a una extensión que no le es posible en el uso especulativo de esta perspectiva, tenemos que pensar la causa1ídad �e �a vo­
por sf'. .
lun lad corno independiente de la influencia de la sens1b1hdad,
� Kant se refiere al mundo inteligible como "d conjunto total cle los seres
racionales como cosas en sí mismas" (F4::458/247 y 4:462/255),
2� Korsgaard, �La moralidad como libertad". 26 Gl A549-550/!1577--578
222 VlRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 223

es decir, "bajo la idea de la libertad" (F4:452/235). Como la li­ la perspectiva inteligible sobre la sensible. La autoridad del im­
bertad es lo mismo que la autonomía, se sigue que, en la medida perativo depende de que estas dos perspectivas se relacionen de
en que nos concebimos como inteligencias, nos concebimos modo que la primera tenga prioridad sobre la segunda. Kant
como seres autónomos, es decir, independientes de la causalidad "establece" esto último al afirmar que el punto de vista inteligi­
natural. En cambio, en la medida en que consideramos nuestras ble "contiene el fundamento del mundo de los sentidos y por
acciones como efectos que vemos ante nuestros ojos, las con­ tanto también de las leyes del mismo" (F4:453-454/237-239). De
sideramos como fenómenos, es decir, sujetas a la ley de la causa­ ahí se sigue que el mundo inteligible "es inmediatamente legis­
lidad natural. lador en lo que respecta a mi voluntad ( que pertenece por entero
La distinción entre los dos puntos de vista constituye la so­ al mundo del entendimiento)", y como también formo parte del
lución al círculo porque permite establecer la relación que se mundo de los sentidos, debo ver tales leyes como imperativos y las
busca entre la concepción del ser racional como un ser libre y acciones conforme a ellas como deberes (F4:453-454/237-239).
su concepción como un ser sujeto a la influencia de los incenti­ El punto aquí es que las exigencias del imperativo categórico
vos de la sensibilidad. Kant señala que el pensamiento de noso­ son deberes para nosotros en la medida en que nos concebimos
tros como seres obligados exige adoptar ambas perspectivas al desde ambas perspectivas y reconocemos que la inteligible tiene
mismo tiempo, ya que al estar obligados estamos sujetos tanto a prioridad normativa sobre la sensible.
la autoridad de la razón como a la influencia de la sensibilidad De este modo queda establecida la posibilidad de los deberes
(F 4:453/237). Nos dice que si nos concibiéramos sólo como categóricos, es decir, la posibilidad de pensar a priori la constric­
miembros del mundo inteligible "todas mis acciones serían así ción de la voluntad sin presuponer como condición alguna otra
pues perfectamente conformes al principio de la autonomía de cosa que ésta quiera. La mera concepción de sí misma desde
la voluntad pura", y si nos concibiéramos sólo desde la perspec­ ambos puntos de vista hace posible la obligación incondiciona­
tiva sensible, estas acciones "tendrían que ser tomadas entera­ da. Asimismo queda establecida la posibilidad del imperativo
mente en conformidad con la ley natural de los apetitos e incli­ categórico como una proposición sintética a priori:
naciones" (F4:453/237). 26 Ninguna de las dos perspectivas, por [E]ste "deber" categórico representa una proposición sintética a prio­
sí misma, nos permite concebirnos como seres obligados, ya que ri, porque sobre mi voluntad afectada por apetitos sensibles se
en la primera no hay obstáculos subjetivos contra las leyes de la añade aún la idea de precisamente esta voluntad, pero pertenecien­
razón, y en la segunda la libertad es imposible. La solución al" te al mundo del entendimiento [ ... ] la cual contiene la condición
círculo consiste en concebirnos desde ambas perspectivas al mis­ suprema de la primera según la razón. (F 4:454/239)
mo tiempo, lo cual hace posible el pensamiento de nosotros mis­ El deber categórico se establece de manera sintética porque no
mos como seres obligados por el imperativo moral. se siglJe analíticamente del concepto de voluntad, sino de la
Un elemento central en esta solución es que, al pensarnos combinación de la concepción de uno mismo como miembro
desde las dos perspectivas, le otorgamos prioridad normativa a del mundo inteligible y, al mismo tiempo, como afectado por
incentivos sensibles. De acuerdo con esto, el tercer término que
26 En la segunda Critica observa que "si nos fuera posible tener en el modo une el concepto de voluntad y el deber de actuar según leyes uni­
de pensar de un hombre, que se revela por sus acciones tanto internas como versales es la doble concepción de uno mismo como miembro
externas, una comprensión tan profunda que todos los incentivos de estas ac­ del mundo inteligible y del sensible. De manera análoga a la
ciones, hasta el más pequeño, nos fuera conocido, y al mismo tiempo todas las primera Critica, la doctrina del idealismo trascendental constitu­
circunstancias externas que operan sobre estos incentivos, se podría calcu­
ye la solución al círculo en la fundamentación de la moral. Un
lar, con la misma seguridad que un eclipse solar o lunar, la conducta de un
hombre en el porvenir, y sin embargo afirmar, al mismo tiempo que el hombre
corolario de esa solución es que al concebirnos como cosas en
es libre" ( C2 5:99/96). Véase la discusión en A Wood, "Kant's Compatibilism". sí mismas, es decir, sólo según conceptos de la razón, nos canee-
224 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 225

bimos como seres autónomos, como seres que legislan leyes uni­ moralmente dejando de lado cualquier interés que podamos
versales con base en su razón. De este modo, el concepto de cosa tener en la satisfacción de los apetitos e inclinaciones, nos situa­
en sí recibe una determinación positiva en la filosofía práctica. mos en la perspectiva del mundo del entendimiento.
Según Kant, lo que se ha logrado es una "deducción" del prin­ Para concluir, quisiera enfatizar que, en contra de lo que se
cipio moral porque el argumento establece la legitimidad del uso piensa con frecuencia, Kant no sostiene que al actuar moralmen­
de un principio a priori. Se muestra que el imperativo moral, que te nos concebimos sólo como miembros del mundo inteligible y
se origina en la razón pura, no es un mero fantasma de la ima­ que, en contraparte, al actuar inmoralmente tenemos que con­
ginación sino que tiene realidad objetiva, es decir, que tiene cebirnos sólo como miembros del mundo sensible. Si dijera
autoridad sobre seres dotados de receptividad que son, por ello, algo así, se seguiría que sólo las acciones morales serían un efec­
objetos de experiencia. La deducción tiene lugar a través de la to de la libertad, mientras que las inmorales lo serían de la ley
idea de la libertad porque "la idea de la libertad hace de mí un de la necesidad natural. Quienes atribuyen esta postura a Kant
miembro de un mundo inteligible" (F4:454/239). La voluntad también objetan que, de acuerdo con ella, no podríamos ser res­
afectada por incentivos sensibles está sujeta a la autoridad del ponsables de nuestras acciones inmorales. Es importante obser­
imperativo categórico en la medida en que, en cuanto voluntad var que si ésta fuera la postura de Kant, la obligación misma se­
racional, se concibe como libre y, por ello, como miembro, al mis­ ría imposible ya que, como él señala, al pensarnos como seres
mo tiempo, del mundo inteligible. obligados, nos consideramos según la perspectiva inteligible y
Nos dice que "el uso práctico de la razón humana ordinaria la sensible al mismo tiempo. Asimismo, una acción no puede pen­
confirma la corrección de esta deducción" (F 4:454/239): sarse como inmoral a menos que nos concibamos de ese mismo
modo. Como la distinción entre los dos puntos de vista, junto
No hay nadie, ni siquiera el peor malvado, que, con sólo que esté con la tesis de la prioridad del inteligible sobre el sensible, se
por lo demás acostumbrado a usar la razón, no desee, si se le pre­
introduce con el fin de hacer posible la obligación, resultaría
sentan ejemplos de la honestidad en los propósitos, de la constan­
cia en el seguimiento de buenas máximas, de la compasión y la muy sorprendente que Kant sostuviera una postura como la que
benevolencia nniversal [, .. ] ser también él así. Pero no puede lle­ a veces se le achaca. El pensamiento de uno mismo como ;1n ser
var a cabo eso en sí fácilmente, sólo a causa de sus inclinaciones y obligado es imposible si se adopta sólo una perspectiva. Este es
apetitos, y, sin embargo, a la vez desea verse libre de esas inclina­ precisamente el problema del círculo, a saber, que, aunque la
ciones, enfadosas para él mismo. Demuestra de este modo qué autonomía se siga de la libertad, ello no es suficiente para esta­
con una voluntad libre de los impulsos de la sensibilidad se trasla­ blecer la obligatoriedad de la ley moral pata seres dotados de
da con el pensamiento a un orden de cosas enteramente distinto sensibilidad. Para que esto último sea posible, es necesario que
del de sus apetitos en el campo de la sensibilidad, dado que de el ser �rcional se conciba, al mismo tiempo, como inteligencia y
aquel deseo no puede esperar un placer de los apetitos [ ... ] sino como s'er sensible. Para que una acción cualquiera pueda conce­
sólo un mayor valor interior de su persona. Esta persona mejor birse como inmoral, es necesario presuponer la obligatoriedad
cree él serla cuando se sitúa en el punto de vista de un miembro del principio moral, lo cual exige adoptar ambas perspectivas.
del mundo del entendimiento, a lo que involuntariamente le cons­ Desde la sola perspectiva sensible, las acciones se conciben de­
triñe la idea de la libertad. (F4:454-455/239-241) terminadas por la ley de la causalidad natural, pero es imposible
La deducción del principio moral queda confirmada en la me­ pensarlas como morales o inmorales.
dida en que la experiencia moral muestra que, de hecho, le
otorgarnos prioridad normativa a la concepción de nosotros 5. El argumento de la Crítica de la razón práctica
mismos desde el punto de vista inteligible sobre la que adopta­ La diferencia más notable con el argumento de la Fundamenta­
mos desde el sensible. Según Kant, al vernos motivados a actuar ción es que en la segunda Crítica Kant afirma explícitamente que
226 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 227

la deducción de la ley moral es imposible. 27 En sus palabras: "la partir del conocimiento moral ordinario y, en segundo lugar,
realidad objetiva de la ley moral no puede ser demostrada me­ establecer la autoridad de ese principio mostrando que se origi­
diante ninguna deducción, no obstante todo esfuerzo de la razón na en la razón pura práctica y que tiene autoridad para un ser
teórica, especulativa o ayudada empíricamente" (C2 5:47/46). con sensibilidad. La estructura de la segunda Critica es parcial­
En lugar de la deducción, sostiene lo siguiente: mente similar: aquí también Kant expone primero el contenido
La analítica muestra que la razón pura puede ser práctica, i.e., del principio moral en la "Analítica" y después se ocupa de su
puede determinarse por sí misma, independientemente de todo posible justificación. En ambos casos examina el contenido del
elemento empírico de la voluntad -y lo muestra, a decir verdad, principio moral en la parte analítica de la obra por contraste
por un hecho en el cual la razón pura se revela en nosotros siendo con el principio del amor propio. El propósito es mostrar, a la
realmente práctica, a saber, la autonomía en el principio moral luz de sus respectivos contenidos, que el amor propio no puede
mediante el cual determina la voluntad a la acción. ( C2 5:42/41)
ser el principio supremo de la moral. La diferencia crucial entre
Kant se refiere a este hecho del modo siguiente: las dos obras se plantea en la parte "sintética", es decir, cuando se
La conciencia de esta ley fundamental se puede llamar un hecho trata del establecimiento de la autoridad de la ley moral. En la
[Faktum] de la razón porque no se le puede deducir de datos prece­ Fundamentación, el argumento que Kant ofrece es análogo en su
dentes de la razón, e.g., de la conciencia de la libertad (porque esta estructura general al que encontramos en la deducción de los
conciencia no nos es dada anteriormente), sino porque ella se nos conceptos puros del entendimiento: primero se muestra que
impone a sí misma como proposición sintética a priori, la cual no tienen origen a priori y después que se aplican legítimamente a
éstá fundada en ninguna intuición, ni pura ni empírica [ ... ] Para los objetos que les corresponden. En la segunda Critica, en cam­
no caer en falsa interpretación de considerar esta ley como dada, se
debe notar bien que ella no es un hecho empírico, sino que es el bio, enfatiza las asimetrías entre la deducción de los conceptos
único hecho de la razón pura por el cual la razón se nos manifiesta puros del entendimiento, por un lado, y la del principio moral,
como originariamente legisladora (sic volo, sicjubeo). ( C2 5:31/30) por el otro. Esto sugiere que la mencionada imposibilidad de
ofrecer una deducción de la ley moral en la segunda obra se
Más adelante agrega:
debe a ciertas características del uso práctico de la razón que no
[L]a ley moral es dada, por así decir, como un hecho de la razón se habían tomado en cuenta suficientemente en la primera. De
pura del cual somos conscientes a priori y que es apodícticamen­ acuerdo con esto, la razón del viraje en la estrategia dejustifica­
te cierto, aun suponiendo que no se pueda encontrar en la expe­ ción del principio moral en la segunda obra es que el camino
riencia un solo ejemplo de que se haya observado exactamente.
(C2 5:48/46) seguido en la primera no atiende a esas asimetrías.
E:q1 efecto, en la Fundamentación Kant busca establecer la legi­
A diferencia de la Fundamentación, una de las características de timid�d del principio moral mediante una crítica de la razón
los argumentos en la segunda Crítica es que proceden mediante pura práctica, lo cual indica un claro paralelismo con la crítica
una comparación entre los usos teórico y práctico de la razón de la razón especulativa. En cambio, al principio de la introduc­
pura. En la Fundamentación, como vimos, las tareas centrales son, ción de la segunda Critica explica que, a diferencia de la razón
en primer lugar, identificar el principio supremo de la moral a pura especulativa, el uso práctico de la razón pura no necesita
27 Sobre las razones para este cambio, véase Sussman, "From Deduction to una crítica porque, nos dice, "si la razón pura es realmente
Deed: Kant's Grounding of the Moral Law";J. Timmermann, "Reversa! or Re­ práctica, demostrará su propia realidad y la de sus conceptos
treat? Kant's Deductions ofFreedom and Morality"; Allison, Kant's Theory oJFree­ mediante hechos y en vano será toda disputa en contra de lapo­
dom, capítulo 13; Henrich, "The Deduction of the Moral Law: The Reasons far
the Obscurity of the Final Section ofKant's Groundwork of the Metaphysics ofMor­
sibilidad de que sea tal" ( C2 5:3/2). La crítica de la razón pura
a&', y L.W. Beck, A Commentary on Kant's Critique of Practical Reason, capítulo X. muestra que en su uso teórico la razón pura se vuelve dialéctica
228 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 229

al pretender conocer objetos que no pueden darse en ninguna su uso empíricamente condicionado, con el fin de limitar las
experiencia posible. El uso legítimo de la razón teórica se ve li­ pretensiones del amor propio de servir como principio incon­
mitado por la condición de que el objeto de conocimiento se dicionado.29
pueda dar en la intuición sensible, ya sea a priori o a posteriori. A Kant presenta la imposibilidad de una deducción de la ley
la luz de la imposibilidad de que el objeto pueda darse, hay un moral en contraste con la deducción de los conceptos puros del
sentido en que el uso puro de la razón teórica (su uso especula­ entendimiento en la filosofía teórica. 30 Nos dice que "son dos pro­
tivo) es imposible o ilusorio. En el caso del uso práctico de la blemas muy distintos el de saber cómo, por una parte, la razón
razón pura, de manera similar, es preciso establecer su posibili­ puede conocer objetos a priori, y cómo, por otra parte, puede ser
dad, es decir, que la razón pura puede determinar a priori a la inmediatamente un fundamento determinante de la voluntad"
voluntad y que, por lo tanto, la autoridad del principio moral ( C2 5:44-45/43). En el primer caso, el problema que se plantea
no es ilusoria. A diferencia de la razón especulativa, sin embargo, se refiere a la posibilidad de intuiciones a priori, sin las cuales
la legitimidad del uso puro de la razón práctica no depende de ningún objeto puede darse (C2 5:45/43-44). En el segundo
que su objeto pueda darse en la intuición sensible. Ello se debe caso, en cambio, el problema es cómo puede determinar la ra­
a que en su uso práctico la razón pura no busca conocer objetos zón a la voluntad; si lo hace "sólo mediante representaciones
sino determinar a la voluntad a la acción. De ahí se sigue que la empíricas como fundamentos determinantes" o si lo hace por
"realidad" de su objeto, a saber, la determinación a priori de lavo­ una ley a priori "de un orden natural que no puede ser conocido
luntad tenga que establecerse de alguna otra manera. empíricamente" ( C2 5:45/44). El punto crucial de la asimetría
De acuerdo con el pasaje que acabo de citar, Kant sostiene es que la manera en que los conceptos de la razón pura práctica
que si se muestra que la razón pura puede determinar a priori a la son "reales" difiere de aquella en que los conceptos de la razón
voluntad, no se podrá dudar de su legitimidad porque "demos­ especulativa aspiran a serlo. Estos últimos serían "reales" si se re­
trará su propia realidad y la de sus conceptos mediante hechos" firieran a objetos que pueden darse en la intuición sensible;
( C2 5:3/2) ." Esto significa que si se puede concebir a priori que
como ello es imposible, se demuestra que son conceptos vacíos.
la razón se determina a sí misma a la acción por un principio a
En cambio, la realidad de los conceptos de la razón pura prácti­
priori, no hace falta dar un segundo paso que establezca la reali­
ca no depende de intuición alguna, ya que si la razón pura es
dad de esta determinación a partir de algún otro dato de la ra­
práctica entonces es "el fundamento de la existencia de los ob­
zón pura, en específico, a partir de la realidad de la libertad.
jetos mismos" (C2 5:46/45).
Dicho de otro modo, no hace falta ninguna deducción que es­
La asimetría se basa en las diferentes funciones que desem­
tablezca la legitimidad del principio moral, es decir, su autori­
pe#an los conceptos en cada caso. En el primero, su función es
dad para la voluntad humana. A diferencia de la razón especu­
lativa, el uso puro de la razón práctica produce la realidad de referirse a algo dado (o que puede ser dado); en el segundo, su
sus propios objetos, por lo cual se autentifica o se legitima a sí función es determinar la acción. Kant observa que los concep­
mismo, de modo que no hace falta ninguna crítica de ella. En el tos prácticos a priori "no necesitan esperar las intuiciones para
caso de la razón práctica, lo que se necesita someter a crítica es tener significado, y eso se debe a la importante razón de que
ellos mismos producen la realidad de aquello a lo que se refie­
28 Sobre la doctrina del "hecho de la razón", véase también Sussman, "From ren (la intención de la voluntad), lo cual no sucede de nigún
Deduction to Deed: Kant's Grounding of the Moral Law"; Allison, Kant's Theory modo con los conceptos teór�cos" (C2 5:66/64). Que la razón
of Freedom, capítulo 13; Henrich, "The Deduction of the Moral Law: The
Reasons for the Obscurity ofthe Final Section ofKant's Groundwork ofthe Meta­ 29 Véase el capítulo I, sección 5.
physics of Morals', y Beck, A Commentary on Kant's Critique of Practical Reason, 30 Timmermann ("Reversal or Retreat? Kant's Deductions of Freedom and
capítulo X. Morality") discute este punto.
230 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN-DE LA MORAL 231

pura práctica produzca la realidad de sus propios objetos no Que algo se pueda dar a priori es algo con lo cual los lectores
significa, desde luego, que la voluntad cuente siempre con los de Kant están familiarizados. De acuerdo con él, nos podemos
medios necesarios para producir el objeto que se propone. La representar objetos a priori en la intuición sensible: no los obte­
adversidad del mundo o la falta de cooperación de otras perso­ nemos de la experiencia, sino que se trata de objetos de una
nas pueden ser obstáculos que impidan la producción efectiva experiencia posible. Como la sensibilidad es una facultad pasi­
del objeto de la voluntad. Sin embargo, Kant aclara que la pre­ va, tales objetos nos son dados. En el caso de la ley moral resulta
gunta de la crítica no es si la voluntad es suficiente para produ­ extraño decir que pueda ser "dada", ya que es un principio de
cir su objeto, sino si puede verse motivada por la razón pura la razón pura y, por ello, no puede darse en la intuición sensi­
ble. Decir que la ley moral es "dada" por la razón pura a sí mis­
ya
para determinarse a producirlo.
Estas asimetrías entre los dos usos de la razón pura tienen ma es una expresión metafórica, que la razón es una facultad
implicaciones para las maneras en que se puede concebir la po­ activa por la cual nada nos es dado pasivamente. No obstante, si
sible legitimidad de los conceptos y principios a priori en cada esta ley es "dada" a priori, la conciencia que tenemos del hecho
caso. Kant observa que en la deducción del principio moral, es de la razón no se deriva de ejemplos de la experiencia. Esto
decir, "en la justificación del valor objetivo y universal de este significa que tal conciencia no consiste en la experiencia de sen­
principio [...] no se puede proceder tan bien como con los prin­ tirse motivado a actuar moralmente. En este caso, la autoridad
cipios del intelecto puro teórico" ( C2 5:45/47), porque estos de la ley moral se establecería mediante el ejemplo del propio
últimos se refieren a objetos que pueden darse en la experien­ caso de experiencia de motivación moral. La tesis de Kant, en
cia, es decir, a los fenómenos. Como el fenómeno se puede pre­ cambio, parece ser que podemos representarnos a priori la po­
suponer como algo dado ( o que puede darse), si se muestra que sibilidad de que la ley moral determine la voluntad; en la con­
ciencia de ello consiste el hecho de la razón.
los principios del intelecto puro teórico son condición necesa­
Hacia el final de la "Analítica" Kant observa que "podemos
ria para su posibilidad, se establece al mismo tiempo la legitimi­
tener conciencia de las leyes prácticas puras así como somos cons­
dad de tales principios. En cambio, en la filosofía práctica, no
cientes de los principios teóricos puros: prestando atención a
puede presuponerse que el objeto sea algo "dado" a la razón "de
la necesidad con que la razón nos los prescribe y a la abstrac­
cualquier otro modo", ya que la razón es la causa misma del ob­
ción de todas las condiciones empíricas que la razón nos indica"
jeto (C2 5:46/45). De acuerdo con esto, la deducción de la ley ( C2 5:30/28). A continuación ilustra esta afirmación pregun­
moral es imposible e innecesaria. La deducción es imposible tando si un hombre podría vencer su amor a la vida si su prínci­
porque el objeto no es algo dado a la razón de alguna otra fuen­ pe, mediante amenazas de muerte, le exige que dé un falso tes­
te, de modo que no cabe establecer la realidad del principio timonio contra una persona honesta. Kant responde: "quizá él
moral mostrando que es constitutivo de objetos dados. No obs­ nd¡se atreverá a asegurar si lo vencería o no; pero de que ello es
tante, la deducción tampoco es necesaria debido a esa misma posible, lo tiene que admitir sin dificultad. Así pues, él juzga
consideración, a saber, que la razón pura práctica misma produ­ que puede hacer algo porque es consciente de que debe hacer­
ce la realidad de su objeto. Según esto, si se muestra que la razón lo" ( C2 5:30/29). La conciencia de la ley moral en el hecho de
pura puede determinar a priori a la voluntad, habrá mostrado su la razón no consiste en que seamos conscientes de vernos moti­
propia realidad y la de sus principios de la única manera en que vados a actuar moralmente, sino de que podamos vernos motiva­
la razón práctica puede hacerlo: por su propia actividad. El he­ dos por una exigencia incondicionada de la razón incluso a ven­
cho de la razón, entonces, es aquella actividad de la razón pura cer nuestro amor a la vida. En este hecho, Kant afirma, "la razón
en la cual ésta muestra que puede determinar a priori a la volun­ se manifiesta como originariamente legisladora" ( C2 5:31/30).
tad, aunque "no se pueda encontrar en la experiencia un sólo Como el uso práctico de la razón pura se autentifica a sí mis­
ejemplo de que se haya observado exactamente" ( C2 5:47/46). mo, según Kant, se sigue que la autoridad de la ley moral no
232 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 233

depende de que se demuestre antes la realidad de la libertad. la realidad de la libertad porque podemos concebir la posibili­
Esta formulación es otra manera de expresar que no hace falta dad de vernos motivados a renunciar a lo que nos agrada por el
ninguna deducción. A diferencia de la Fundamentación, ahora interés de evitar un dolor mayor. En este tipo de acciones resul­
sostiene que el hecho de la razón nos "revela" nuestra libertad. ta natural concebimos como actores sujetos a los sentimientos
Tras establecer, al igual que en la obra anterior, que la ley moral que experimentamos. En cambio, no podemos concebir la posi­
y la libertad se implican recíprocamente ( C2 5:29/28), plantea bilidad de vernos motivados a actuar moralmente a pesar de las
la pregunta acerca de "dónde empieza nuestro conocimiento de lo mayores amenazas a nuestro propio bienestar a menos que nos
i;1condicionado práctico, si en la libertad o en la ley práctica". concibamos como independientes de los influjos de los sentimien­
El responde lo siguiente: tos que experimentamos ( como el terror a la muerte). Como ya
sabemos, la independencia frente a los influjos de la sensibili­
En la libertad no puede empezar; en efecto, no podemos tener
dad es la libertad, la cual, según Kant, nos la podemos atribuir
conciencia inmediatamente de ella porque su primer concepto es
negativo ni deducirla de la experiencia, porque la experiencia so­ gracias a la conciencia de la autoridad de la ley moral.
lamente nos da a conocer la ley de los fenómenos, y por lo tanto, Para entender este último punto es preciso recordar que en la
el mecanismo de la naturaleza, el cual es totalmente opuesto a la "Analítica" Kant ya había mostrado que si la voluntad no se deter­
libertad. Por consiguiente la ley moral,.de la cual tenemos concien­ mina por la representación de un objeto cuya realidad se desea,
cia inmediatamente (tan luego que formulamos la máxima de la el único otro fundamento de determinación posible es la forma
voluntad), es la que se nos presenta primeramente. ( C2 5:29-30/28) universal de la máxima. 31 Es crucial que el interés que el hom­
bre del ejemplo puede tomar en no dar un falso testimonio no
De acuerdo con esto, el único acceso que podemos tener a la
pueda considerarse dependiente de un objeto cuya realidad se
libertad es a través de la ley moral. Kant observa que la experien­
desea porque le agrada. En la "Analítica" se sostiene que to­
cia confirma este orden de los conceptos. Para ilustrar el punto,
dos los principios prácticos se dividen en materiales y formales.
hace un contraste entre dos ejemplos, uno de los cuales ya men­
Los materiales son aquellos que "presuponen un objeto (mate­
cioné antes. Primero se pregunta si un hombre que considera
ria) de la facultad de desear como fundamento determinante
su inclinación al placer totalmente irresistible "cuando se le pre­ de la voluntad" ( C2 5:21/19). Cuando el deseo de hacer realidad
senta el objeto amado y la ocasión propicia" no la vencería "si se el objeto es la base para la formulación de un principio prácti­
levanta una horca frente a la casa donde se encuentra esta ora­ co, este último será siempre empírico. La razón de ello es que si
sión para colgarlo apenas haya gozado el placer" ( C2 5:30/29). el deseo por el objeto precede al principio práctico, ese deseo
Su respuesta es que "no se tiene que buscar mucho lo que res­ procede de una fuente diferente de la razón misma: en ese caso,
pondería". A continuación ofrece el ejemplo de un hombre cuyo la raifón formula el principio con base en una materia que le
príncipe, mediante amenazas de muerte, le exige que dé un fal­ viene dada de otro lado. De acuerdo con Kant, el sentimiento
so testimonio contra una persona honesta, Él se pregunta si este de placer y displacer es la única otra fuente por la cual puede de­
hombre podría vencer su amor a la vida y responde, como ya searse la realidad de un objeto. Debido a que sólo por experien­
vimos, que "quizá él no se atreverá a asegurar si lo vencería o no; cia podemos saber qué nos place y qué nos displace, cuando tal
pero de que ello es posible, lo tiene que admitir sin dificultad. deseo antecede al principio práctico, este último es necesaria­
Así pues, él juzga que puede hacer algo porque es consciente de mente empírico. Nos dice que todos los "principios prácticos
que debe hacerlo y reconoce en sí mismo la libertad que, sin la materiales" pertenecen al principio de la felicidad, el cual defi­
ley moral, le habría permanecido desconocida" ( C2 5:30/29). ne como "el principio de hacer de la felicidad el fundamento
El propósito del contraste entre ambos ejemplos es señalar
que las acciones tjue llevamos a cabo por inclinación no revelan 31 Véase el capítulo I, sección 5.
234 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 235

determinante del arbitrio" (C2 5:22/20). A la felicidad, a su vez, no está sujeta a esta ley (C2 5:28/27). Por ello, cuando se piensa
la caracteriza como "la conciencia del agrado de la vida, que que el fundamento determinante de la voluntad es la forma de
acompaña permanentemente toda su existencia [de un ser ra­ la máxima que la hace apta para una legislación universal, la
cional]" (C2 5:22/20). voluntad debe concebirse independiente de la ley natural de los
En cambio, cuando el principio práctico no se formula con fenómenos, es decir, libre.32 En conclusión, el ejemplo del falso
base en una materia de la facultad de desear, se concibe según la testimonio ilustra que nos atribuimos la propiedad de la libertad
forma de él mismo. En este caso, el fundamento determinante cuando nos concebimos sujetos a la autoridad de la ley moral.
no proviene de los sentimientos de agrado y desagrado, sino de la Esta última nos "revela" nuestra libertad, por lo cual resulta im­
razón. Cuando esta última es el fundamento determinante, le posible establecer la autoridad de la segunda a partir de la pri­
impone la forma de la universalidad al material que proviene de mera. De acuerdo con Kant, esto significa que en lugar de la
la sensibilidad. Si el fundamento determinante de la voluntad "vanamente buscada" deducción del principio moral a partir
es la forma de la máxima, el principio práctico se concibe solo de la libertad, encontramos que el primero sirve de principio
según su forma, es decir, como una ley universal. En tal caso, al para la deducción de la facultad de la libertad ( C2 5:47/46).
pensar sus principios subjetivos prácticos como leyes universa­
les, el ser racional "debe admitir que la mera forma de éstos, 6 . La libertad y el mundo inteligi,ble
según la cual se hacen apropiados para una legislación universal, por
Como la libertad y la ley moral se implican mutuamente, resulta
sí sola los hace leyes prácticas" ( C2 5:27/25). En el ejemplo del
extraño decir que un concepto puede servir para establecer la
falso testimonio, no puede concebirse que el fundamento de
realidad del otro. Tal vez sería más apropiado decir que la con­
determinación de la voluntad del hombre sea un objeto de pla­
ciencia de la autoridad de la ley moral es idéntica a la conciencia
cer o displacer cuando se ve motivado a no ceder� las amenazas
de nuestra propia libertad. Kant sugiere esta posibilidad cuando
de su príncipe y arriesga la vida. Según el supuesto de que desde
señala que el hecho de la razón es idéntico a la conciencia de la
la perspectiva del amor propio no puede haber un desagrado
libertad de la voluntad (C2 5:42/41). En cualquier caso, al ser­
mayor que el terror a una muerte segura, no puede haber nin­
vir de "principio de la deducción" de la libertad, la ley moral
gún fundamento sensible con base en el cual se pueda concebir
adquiere una "especie de crédito", ya que "la razón teórica es­
la determinación de no dar un falso testimonio a pesar de las
taba obligada a admitir al menos la posibilidad de la libertad"
amenazas a la propia vida. En ese caso, la voluntad se determina
(C2 5:48/46).
según la forma de la máxima, es decir, por la consideración de
El resultado de los argumentos en la tercera antinomia de la
que la máxima de dar un falso testimonio por amor propio no
razpn pura en la primera Crítica es que, desde el punto de vista
puede valer como ley universal.
es�eculativo, tiene que admitirse la posibilidad de la libertad. 33
En la "Analítica" Kant también muestra que cuando la mera
Esto último se debe a que, por un lado, la razón pura necesita el
forma legislativa de la máxima es el fundamento determinante
concepto de una causa primera para poder pensar lo incon­
suficiente de una voluntad, esta última se debe pensar como
dicionado y, por el otro, a que no se puede demostrar la impo­
"totalmente independiente" de la ley natural de los fenómenos,
sibilidad de una causa libre. Sin embargo, el pensamiento de la
es decir, como libre en sentido trascendental ( C2 5:29/27). La
libertad resulta problemático para la razón pura especulativa, ya
razón de esto es que la forma de la ley no es un objeto de los
sentidos y "no puede ser representada más que por la razón" 32
De ahí no se sigue, como ya vimos , que la determinación de la voluntad
(C2 5:28/27). Como la forma de la ley no pertenece a los fenó­
en ese caso carezca de una materia o contenido (un fin). Sobre este asunto,
menos, "se distingue de todos los fundamentos determinantes véase el capítulo rv, sección 2, de este volumen y también C2 5:34/33.
de los eventos naturales según la ley de la causalidad", es decir, 33 Allison, Kant's Theory ofFreedom, parte I.
236 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 237

que sólo puede concebirla como un noúmeno, es decir, como el positivamente el concepto de un objeto que no puede darse en
concepto de un objeto que no puede darse en ninguna experien­ la intuición sensible ( el noúmeno).
cia posible. Este pensamiento resulta un problema para la razón
especulativa porque no puede determinarlo positivamente, es 7 . El incentivo moral
decir, no puede concebir cómo opera una causalidad seme­
Ya que la autoridad de la ley moral ha quedado establecida, es
jante. Según Kant, la ley moral adquiere una especie de crédito
preciso mostrar de manera más específica cómo puede motivar­
porque determina positivamente el concepto de una causali­
nos a la acción. Como Kant considera que no se nos puede mo­
dad por libertad: especifica la ley conforme a la cual opera esta
tivar a actuar a menos que la representación de un curso de ac­
última, a saber, la ley moral. De este modo, la ley moral satisface
ción produzca en nosotros un incentivo, tiene que ser el caso que
una necesidad de la razón especulativa lo cual, nos dice, es com­
la razón pura práctica sea fuente de incentivos, pues de no ser así
pletamente suficiente "en lugar de toda justificación a priori"''
jamás podríamos vernos motivados a llevar a cabo acciones mo­
(C2 5:48/46).
De acuerdo con esto, la ley moral es la ley de una "naturaleza rales. El imperativo moral puede tener influencia en la volun­
suprasensible", es decir, de un orden que no puede darse en la tad humana en la medida en que puede producir incentivos en
experiencia y que sólo la razón pura puede pensar. Al concebir­ nosotros. Un incentivo, como hemos visto, es un sentimiento
nos bajo la autoridad del principio moral, pensamos, al mismo en virtud del cual nos representamos una acción posible como
tiempo, que este orden racional es un modelo "cuya copia debe algo por .realizar. El único incentivo que la razón pura práctica
existir en el mundo sensible, pero al mismo tiempo sin romper produce es el sentimiento de respeto por la ley. Se trata del efec­
las leyes de éste" ( C2 5:45/ 42). La ley moral, como afirma Kant, to subjetivo que la representación del deber tiene en nosotros;
"determina nuestra voluntad a dar al mundo sensible la forma es el efecto que la representación de la ley moral tiene en nues­
de un todo de seres racionales" (C2 5:45/42). La idea de la ra­ tros sentimientos. Así pues, no todos los sentimientos a que so­
zón de una naturaleza suprasensible recibe realidad objetiva mos propensos son parte de nuestra constitución natural, ya que
práctica como fundamento determinante de la voluntad. la razón pura produce por lo menos uno de ellos.
El crédito que se otorga a la ley moral se debe a que, al determi­ En la segunda Critica Kant explica el respeto por la ley de la
nar positivamente el concepto de una causalidad por libertad, siguiente manera. De acuerdo con él, los seres humanos tene­
le da realidad objetiva práctica a la razón pura misma, "la cúal, mos una tendencia natural a preocupamos por la satisfacción
en sus ideas, si quería proceder especulativamente, se hacía de nuestras inclinaciones, a la que llama "egoísmo" (Selhstsucht).
siempre trascendente" ( C2 5:48/46-47). Podría decirse que la Se trata de una tendencia natural a preocupamos por nuestra
ley moral constituye el paso final en la respuesta de Kant al reto feli�idad, ya que por esta última él entiende la satisfacción de
escéptico planteado en la primera Crítica. Ese reto consiste en tod�s las inclinaciones juntas reunidas "en un sistema tolera­
que, a menos que se resuelvan las contradicciones en que cae la ble" ( C2 5:73/71). Este egoísmo tiene dos vertientes: puede ser
razón pura en su uso especulativo, se podrá dudar de la legiti­ o bien amor de sí mismo ( Selbstliebe) -amor propio (Eigenliebe- o
midad de éste. Kant sostiene que la doctrina del idealismo tras­ bien complacencia en sí mismo ( Wohlgefalkn). La primera ver­
cendental (la distinción entre fenómeno y cosa en sí) constituye tiente, afirma Kant, es una "benevolencia excesiva consigo mis­
la salida de tales contradicciones y, por lo tanto, la respuesta al mo", que puede ser controlada por la moralidad. El amor de sí
escepticismo respecto del uso puro de la razón. Sin embargo, la mismo no es malo de por sí; es una tendencia que forma parte
razón pura especulativa no puede determinar positivamente de nuestro instinto de preservación, pues consiste en preocupar­
el concepto de una cosa en sí o de un objeto suprasensible. La nos por satisfacer nuestras inclinaciones naturales. Alguien que
ley moral completa la respuesta al reto escéptico al determinar carece de amor propio no puede tener ningún incentivo para la
238 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN LA FUNDAMENTACIÓN DE LA MORAL 239

acción, pues carecería de la tendencia a preocuparse por la sa­ moral, se dirige hacia la ley moral, pero no como algo indepen­
tisfacción de sus deseos e inclinaciones, incluso los deseos de diente y externo a nosotros: como esta ley es producto de nues­
beber agua y de alimentarse. La segunda vertiente, en cambio, tra propia legislación, el objeto-del sentimiento de respeto so­
es una corrupción de la primera; Kant se refiere a ella como mos nosotros mismos, como legisladores de la ley moral. 34 Kant
presunción (Eigendünkel) o arrogancia (Arrogantia). Se trata de escribe: "esta volunt.ad posible para nosotros en la idea es el
una tendencia a valorar la satisfacción de las inclinaciones por auténtico objeto de respeto, y la dignidad de la humanidad con­
encima de la moralidad. Mientras que el amor propio es una siste precisamente en esta capacidad de ser universalmente le­
tendencia natural a preocuparse por la satisfacción de las incli­ gisladora, aunque con la condición de estar ella misma a la vez
naciones y puede ser racional ( vernünftige) en la medida en que sometida precisamente a esta legislación" (F4:440/211).
está limitada por la moralidad, la arrogancia no es una tenden­ La propensión a tener sentimientos favorables a la moralidad
cia natural, sino que presupone la moralidad y es el resultado es un hecho psicológico acerca de nosotros que no admite ex­
de una corrupción. Alguien con una tendencia a la arrogancia plicación, según Kant. Su tesis no es que frente a la representa­
le otorga prioridad a la satisfacción de sus inclinaciones por en­ ción de la ley moral debamos reaccionar con un sentimiento de
cima de las exigencias de la moralidad, lo cual significa, en par­ respeto; únicamente sostiene que es un hecho que así reaccio­
te, que le otorga prioridad a la satisfacción de sus inclinaciones namos. Desde luego, podría haber sido el caso que en lugar de
sobre la consideración que les debe a las demás personas. provocar un sentimiento de respeto por la ley mor �l, la morali­
Kant sostiene que la moralidad tiene un influjo negativo so­ dad produjera un sentimiento de odio o aversión. El considera
bre el sentimiento. Como ya vimos, las inclinaciones y las aver­ esta posibilidad, pero la descarta ya que, desde su punto de vis­
siones descansan en sentimientos de placer y de dolor. Cuando la ta, estamos constituidos psicológicamente de tal manera que reac­
moralidad le impone límites al amor propio, frustra la satisfac­ cionamos de manera favorable hacia la moralidad. Sobre este
ción de las inclinaciones contrarias a ella, lo cual produce un punto escribe lo siguiente en la "Doctrina del método" de la se­
sentimiento de insatisfacción. Más importante todavía es la hu­ gunda Critica:
millación, según Kant, a que la representación de la ley moral
Pero no a todos deberá parecer tan claro, e incluso a primera vista
somete a la arrogancia cuando el sujeto compara con la morali­ podrá parecer completamente inverosímil que, incluso subjetiva­
dad "la tendencia sensible de su naturaleza" ( C2 5:74/72). Este mente, esa representación de la virtud pura pueda tener más fuer­
sentimiento de insatisfacción y de humillación da lugar a un· sen­ za sobre el espíritu humano y proporcionarle un incentivo mucho
timiento de respeto por la ley moral. Ese sentimiento de respeto más potente para realizar esa legalidad de las acciones y producir
se describe como una especie de liberación de un obstáculo a la decisiones más firmes que prefieran la ley por puro respeto hacia
ley moral, lo cual, nos dice "es tenido en cuenta como equivalen­ ,¡ ella sobre cualquier otra consideración, que todos los espejismos
te a una positiva acción de la causalidad" ( C2 5:75/73). El senti­ engañosos del placer y que todo lo que pertenece, en general, a la
miento de respeto es el resultado de una combinación, por un felicidad o a las amenazas de dolores y males. Pero así ocurre real­
mente, y si la naturaleza humana no estuviese constituida de esta mane­
lado, del sentimiento de dolor que se produce con la frustra­ ra ningún modo de representarse la ley, mediante circunloquios y
ción de las inclinaciones y la humillación de la arrogancia y, por recomendaciones indirectas, podría producir la moralidad de las
el otro, del sentimiento de placer que se origina al remover los intenciones. ( C2 5: 151-152/144, las cursivas son mías.)
obstáculos a la ley moral. Es importante notar que el sentimien­
to de respeto por la ley no puede ser anterior a la ley moral, ya Kant sostiene en este pasaje que si la moralidad no produjera
que la frustración de las inclinaciones y la humillación de la un incentivo en nosotros (si reaccionáramos con sentimientos
arrogancia la presuponen. Este sentimiento de respeto, el cual 34 Sobre el sentimiento de res eto, véase D. Velleman, "Lave as a Moral
p
es nuestra reacción subjetiva frente a la representación de la ley Emotion".
240 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

de aversión hacia ella), la disposición moral se volvería imposi­


ble y necesitaríamos de incentivos no morales para conformar
externamente nuestra conducta a las exigencias de la morali­
dad. Pero esto no sucede, de acuerdo con él, porque estamos
naturalmente predispuestos a reaccionar favorablemente a la re­
presentación del deber moral.

VII

ÉTICA Y VIRTUD

Con mucha frecuencia los lectores de la filosofía moral de Kant


suponen que el ideal de conducta moral contenido en el impe­
rativo categórico consiste en la firme determinación de verificar
cada una de nuestras máximas para determinar qué acciones
específicas se requieren; permiten o prohíben en cada ocasión. 1
De acuerdo con esta lectura, la ética kantiana exige la realiza­
ción u omisión de acciones particulares, mas no exige el desarro­
llo o cultivo de un carácter moral. En todo caso, el carácter moral
consistiría en la firme determinación de verificar cada máxima
según se presente la ocasión y actuar según los resultados de la
aplicación del principio moral en alguna de sus formulaciones.
A la luz de ese tipo de lectura, se ha vuelto un lugar común
objetar que Kant ofrece una concepción muy poco atractiva del
ideal de conducta moral. En una concepción más interesante,
el ideal de carácter moral se concibe como un conjunto de dis­
posiciones para actuar y reaccionar moralmente; no se trata
sólo f;ie llevar a cabo actos específicos, ni mucho menos de ve­
rificai- cada máxima individualmente, sino de tener la sensibili­
dad para percibir los rasgos moralmente relevantes del mundo
y de actuar en consecuencia. 2 Desde esa otra concepción, el cul­
tivo de un carácter moral consiste en el desarrollo de tales dis­
posiciones, el cual tiene lugar con la guía de principios y re­
quiere necesariamente la adquisición de sentimientos morales.
1 R. Crisp, "Modem Moral Philosophy and the Virtues", y J. Schneewind,
"The Misfortunes ofVirtue".
2 J. McDowell, "Virtue and Reason", J. Annas, The Morality of Happiness,
y
capítulo II.
242 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 243

Cuando la sensibilidad se ha transformado con éxito según la tud defienden un ideal de carácter moral en el cual la sensibi­
guía de principios morales mediante la práctica, la sensibilidad lidad moral exitosamente transformada guía la conducta de la
moral dirige la conducta del agente sin tener que verificar las persona virtuosa. Quienes se ubican de ese lado del debate di­
máximas en cada ocasión. Según la objeción generalizada, una fieren entre sí respecto del lugar que otorgan a los principios
ética que concibe el ideal de conducta moral en esos términos morales: algunos sostienen que los principios morales guían el
coloca el énfasis en el desarrollo del carácter, mientras que la desarrollo del carácter moral, mientras que otros caracterizan
kantiana lo hace en la realización u omisión de actos particula­ las virtudes a partir de ciertos sentimientos apropiados. 4 No obs­
res. De acuerdo con la manera en que ha procedido el debate, tante, todos coinciden en defender un ideal de carácter moral
la del primer tipo es una ética de la virtud porque las virtudes que se distingue por la ausencia de conflictos entre la sensibili­
son las disposiciones que constituyen el carácter, mientras que la dad y lo que la persona virtuosa considera que debe hacer, sea a
kantiana sería una ética de principios, los cuales se aplican para la luz de principios morales o de una concepción de las virtudes.
determinar qué se debe hacer en cada ocasión. 3 De acuerdo con esto, la persona virtuosa experimenta los senti­
Una respuesta natural a este tipo de objeciones es que la mera mientos apropiados en cada situación y actúa en consecuencia.
existencia de la Doctrina de la virtud debería alertar a quienes su­ Esta concepción de la virtud, por lo tanto, supone que los sen­
ponen que la ética kantiana se centra en la realización u omisión timientos pueden ser guías confiables para la acción. Ello pue­
de acciones particulares. Aunque, ciertamente, se trata de una de deberse a una teoría de la sensibilidad según la cual ésta
ética centrada en principios morales, la función de ellos, como puede transformarse exitosamente con la guía de la razón, o
veremos en este capítulo, es servir de guía en la adquisición de bien a una teoría de los sentimientos según la cual ellos mismos
un carácter moral. Para ello es preciso ir más allá de la Fundamen­ pueden ser virtuosos y guiarnos en la acción sin la necesidad de
tación y de la segunda Crítica y considerar la Doctrina de la virtud emplear principios morales.
y la Religión. Sin embargo, mi propósito en este capítulo no es Por contraste, la teoría kantiana de la virtud sostiene que el
desechar el tipo de críticas que acabo de caracterizar brevemen­ conflicto entre la sensibilidad de la persona virtuosa y las exi­
te con el argumento de que sus partidarios han llevado a cabo gencias contenidas en los principios morales es imposible de eli­
una lectura muy parcial e incompleta de la filosofia moral de minar. 5 En el ideal, la persona virtuosa se encuentra siempre en
Kant. Si bien h ay algo de verdad en esto último, también es cier­ lucha contra los sentimientos que la inclinan a privilegiar las
to que la concepción kantiana de la virtud no puede resultar s"atis­ demandas del amor propio por encima de las del deber moral.
factoria para los defensores de la ética de la virtud. El propósito En la segunda Crítica Kant caracteriza a la virtud como "la inten­
central de este capítulo es examinar la teoría de la virtud de ción moral en lucha" ( C2 5:84/82); en la Doctrina de la virtud dice
Kant sin afirmar que la suya es una ética de la virtud. que j�la virtud es la fuerza de la máxima del hombre en el cum­
Lo verdaderamente interesante en este debate no es si la éti­ plimiento de su deber" (PMDV 6:394/248); y en la Religi,ón se­
ca kantiana se centra en las acciones, en los principios o en el ñala que la virtud es una "palabra que ( tanto en griego como en
carácter, o si los críticos no han tomado en consideración las latín) significa denuedo y valentía y, por lo tanto, supone un ene­
obras en que Kant desarrolla su teoría de la virtud. Lo interesan­ migo" (R6:57/63). La razón de ello no se encuentra, como suele
te reside en las distintas concepciones de la virtud que el de­ pensarse, en una pobre concepción de los sentimientos como
bate deja al descubierto. Los partidarios de la ética de la vir- meras reacciones ciegas. Es cierto que, a diferencia de los parti-

4 Annas (The Morality of Happiness, capítulo 11) se inclina por la primera op­
3
M. Baron, Ph. Pettit y M_ Slote, Tliree Methods ofEthics: A Debate. El supuesto ción, mientras que McDowell ("Virtue and Reason") se inclina por la segunda.
de que existe una oposición entre deber y virtud se encuentra también en O. 5 Para una crítica de esta postura, véase Schneewind, "The Misfortunes of
Guariglia, "¿Moral del deber o moral de la virtud?" Virtue".
244 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 245

darios de la ética de la virtud, Kant no suscribe la tesis de que los imperativo categórico, ya que exige obrar según máximas de
sentimientos se pueden transformar plenamente con base en la fines. 6 El problema de interpretación que ello plantea, sin em­
razón, ni mucho menos la tesis de que pueden guiarnos moral­ bargo, es por qué Kant no emplea la primera fórmula, de la cual
mente por sí mismos, sin la necesidad de principios morales. No afirma reiteradamente que es la más apropiada para verificar la
obstante, la razón por la cual la virtud implica necesariamente cualidad moral de las máximas. 7 Algunos intérpretes observan
el conflicto es la relación inevitablemente conflictiVa entre las exi­ que el hecho de que en su teoría de la virtud emplee una ver­
gencias morales, por un lado, y el tipo de sentimientos que se sión de la segunda fórmula del imperativo muestra que esta úl­
presentan naturalmente en la interacción humana, por el otro. tima tiene cierto tipo de prioridad sobre la primera, al menos
En contraste con los partidarios de una ética de la virtud, Kant en el terreno de la ética. 8 Sin embargo, esto último no puede ser
ofrece una concepción muy exigente de la moral en combinación correcto porque, como hemos visto, la segunda fórmula necesa­
con un diagnóstico pesimista respecto de los sentimientos que riamente presupone la primera. 9 Más aún, cuando Kant introdu­
por naturaleza experimentamos socialmente. Aunque no sostie­ ce el principio supremo de la virtud, deja claro que la ética debe
ne que las inclinaciones naturales sean malas en sí mismas, sí prescribir un fin moral porque, de otro modo, no podría con­
afirma que tenemos una tendencia a experimentar sentimien­ trarrestar la influencia de los fines a los que nos conducen los
tos contrarios a las exigencias morales. Por ello, aunque ofrece incentivos de la inclinación opuestos a la moral (PMDV6:380-
una teoría de la virtud, no se trata de una ética de la virtud. 381/230). Ello indica que la ética se concibe como una doctrina
El capítulo está organizado del modo siguiente. Eh la prime­ de fines debido a ciertas "limitaciones" de nuestra naturaleza.
ra sección veremos que el imperativo categórico es un principio Por contraste, los argumentos que conducen a la segunda fór­
para la adquisición de un carácter moral. Para ello examinaré la mula del imperativo no sugieren, en modo alguno, que el fin en
transición del establecimiento del imperativo en la Fundamenta­ sí mismo se introduzca debido a ciertas limitaciones de nuestra
ción y en la segunda Crítica a la teoría de la virtud. En la segunda
naturaleza; por el contrario, tales argumentos se proponen mos­
trar que la consideración de la naturaleza racional como fin en
sección me ocuparé de la teoría kantiana sobre los sentimientos.
sí mismo es un deber para todo ser racional.
Aquí veremos por qué, de acuerdo con ella, los sentimientos no
En esta sección me propongo mostrar que las dificultades in­
pueden servir de guías confiables para la acción. En la tercera
terpretativas desaparecen si abandonamos la idea de que el prin­
sección me ocuparé de su teoría de los deberes éticos.
cipio supremo de la virtud es una versión de la segunda fórmula
del imperativo. En mi opinión, se trata de principios que se en­
1 . Del imperativo categórico al principio supremo de la virtud
cuentran en distintos niveles de especificidad: mientras que la
En su teoría de la virtud, Kant presenta y discute lo que parece fó_qµula de la humanidad es la segunda fórmula del principio
ser la lista completa de deberes éticos que deben guiar nuestra mofal, el cual es válido para todos los seres racionales, el princi­
conducta. Las dos categorías de deberes que comprenden a to­ pio supremo de la virtud constituye una especificación del prin­
dos los demás son la felicidad ajena y la propia perfección mo­ cipio moral (en cualquiera de sus formulaciones) que resulta al
ral. Una característica importante es que en la derivación de los tomar en consideración ciertos rasgos universales de la natura­
deberes éticos no emplea ninguna de las fórmulas del imperativo, leza humana. En esta medida, el principio supremo de la virtud
sino lo que denomina "el principio supremo de la virtud", el cual 5
A. Wood, "The Final Form ofKant's Practica! Philosophy", sección 4y con-
dice: "obra según una máxima de fines tales que proponérselos
clusión.
pueda ser para cada uno una ley universal" (PMDD 6:395/249) _ 7 F4:436-437/203, y C2, "De la típica de la facultad de juzgar práctica".
La opinión compartida de los intérpretes más influyentes es que 8
Wood, "The Final Form of Kant's Practica! Philosophy".
9
este principio es una versión de la fórmula de la humanidad del Véanse los capítulos I, sección 5, y VI, sección 5.
246 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 247

está dirigido sólo a seres racionales que comparten cierta "limi­ En un pasaje en la Religión Kant observa lo siguiente:
tación": que pueden aproximarse a la perfección moral sólo
mediante un progreso constante a lo largo del tiempo guiado Pero si e l hombre está corrompido en cuantó al fundamento de su
máxima,e·cómo e s posible que lleve a cabo por sus propias fuerzas
,
por la representación de fines morales que se deben realizar. De esta revolución y se haga por s1 mi. smo un hombre bueno.;iy, sm .
acuerdo con mi lectura , la diferencia crucial entre la segunda embargo, el deber ordena ser un hombr e bueno, y el debe� _no
fórmula del imperativo y el principio supremo de la virtud, nos ordena nada que no nos sea factible. Esto no puede c?ncilrnr­
como veremos, es que el fin en sí mismo no es un fin que haya se de otro modo que así: la revolución ha de. ser n e cesaria, Y por
que realizar, mientras que los fines morales sí lo son. Por ello, el ello es posible para el hombre, por lo que se refie re al modo de
primer principio puede estar dirigido a todos los seres raci o­ pensar, en tanto que la reforma paulatin,a lo es p�r lo que s� re fie­
re al modo del s entido ( que opone obstaculos a el). Esto es. cuan­
nales, mientras que el segundo está específicamente dirigido a
do el hombre invierte el fundamento supremo de sus máximas,
seres racionales cuyas acciones tienen lugar en el tiempo. Para por el cual era un hombre malo, mediante una única decis�ón in­
entender cabalmente esta diferencia, es preciso comprender la mutable (y con ello vist e un hombre nuevo), en esa me�1da es,
transición del imperativo categórico al principio supremo de según el principio y el modo de pensar, un suj e to suscepti ble del
la virtud. bien, pero sóW en un continuo obrar y devenir es un hombre_ bu��; esto
Como hemos visto a lo largo de este libro, Kant establece la es: pued e esperar que con una pureza semejante �el pnnc1p10 que

ley moral como un principio para todos los sere s r acionales. Este ha adoptado como máxima suprema des� albedno y con la firme­
principio da lugar a un ideal de conducta perfectamente regida za de ese principio se encuentre en el cammo bueno_ (aunque estre­
cho) de un constante progresar de lo malo a lo meJor. (R 6:47-48
por él mismo, en el que el agente siempre y sin excepción actúa
/56-57) 10
de manera autónoma según máximas que pueda querer como
leyes universales para un reino de los fines y, en virtud de ello, Este pasaje tiene lugar en el contexto de 1� �doctrina del mal_ �a­
trata a la humanidad c omo fin en sí mismo. Sin embargo, es dical; por ello, Kant inicia con la afirmanon d e la � orrupc10n
importante no perder de vista que para los seres racionales fini­ moral del hombre y se pregunta cómo puede convertlrse en bue­
tos esa ley es un imperativo debido a los incentivos que nos in­ no por sus propios medios (sin la gracia divina�-� Una re�olt�­
clinan en una dirección contraria. La presencia de este tipo de ción en el modo de pensar que conlleve la adopc10n del pr;no­
incentivos motiva la pregunta de cómo puede un ser racional, pio moral como principio supremo de la voluntad hana al
hombre moralmente perfecto. Debido a nuestra naturaleza fi­
sujeto a la influencia de la inclinación, aproximarse al ideal de
nita, sin embargo, esa revolución lo hace sólo "un sujet? suscep­
perfección moral. Debido a este tipo de incentivos, no puede ser
tible del bien", y puede convertirse en un hombr e efectlvamente
el caso que la perfección moral pueda alcanzarse sólo gracias a bueno "en un continuo obrar y devenir". De acuerdo con esto,
una "revolución" en el modo de pensar (Denkensart), como ex­ la de¡i:isión de adoptar máximas éticas equivale a una revolución
presa Kant (R6:47-48/56-57), porque los incentivos contrarios en el modo de pensar, pero esa decisión sólo nos hace "suscep­
a las exigencias mo rales se presentan a menudo y la autentici­ tibles del bien"; la adopción propiamente se establece con has�
dad de la revolución misma depende de qué se haga frente a en lo que se hace después. Por ello, quie1: resuelve adoptar ma­
ellos. La firme determinación de guiar la conducta propia se­ ximas éticas pero no actúa en consecuenoa no se ha comp rome­
gún el imperativo categórico sólo puede establecerse en la prác­ tido genuinamente.La práctica de ac cione s �orales no desempe­
tica, la cual está inevitablemente marcada por el conflicto entre ña la función de afianzar máximas éticas previamente adoptadas,
ciertos incentivos de la sensibilidad y las exigencias morales. Por sino que su adopción tiene lugar en la práctica misma.
ello, la revolución también tiene que tener lugar en "el modo
del sentido" (Sinnesart) (R 6:47-48/56-57). 1
º Las primeras cursivas son mías.
248 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 249

Kant llama "virtud" al esfuerzo constante por otorgar prima­ ne que tratarse de rasgos que, si bien son cognoscibles empíri­
cía a las exigencias morales sobre las del amor propio cuando camente, son asimismo universales. Como sabemos, las formas
ambas entran en conflicto. Nos dice que "la moralidad humana, universales bajo las cuales podemos vernos afectados por obje­
en su máximo grado, no puede ser ciertamente sino virtud" tos son el tiempo y el espacio. Por ello, si el imperativo ca�egóri­
(PMDV6:383/234), es decir, un esforzado progreso constante co ha de formularse de modo que esté dirigido a nosotros, seres
hacia la perfección moral. Como el imperativo categórico esta­ dotados de receptividad, tiene que tomar en consideración que
blece el ideal de perfección moral, mas no el de progreso, resul­ su adopción como guía de la conducta sólo puede tener lugar
ta verosímil suponer que los principios metafisicos de la doctri­ en el tiempo y en el espacio.
na de la virtud constituyen una reformulación del primero de Aunque Kant no lo dice explícitamente, se puede sostener
modo que el mandato contenido en él sea precisamente progre­ que el principio supremo de la virtud toma en consideración que
sar moralmente. Estos principios metafísicos constituyen una nuestras acciones tienen lugar en el tiempo y que el principio
especificación del principio moral que es resultado de tomar universal del derecho se centra, sobre todo, en la dimensión es­
en consideración ciertos rasgos propios de la naturaleza huma­ pacial.11 El primero dice "obra según una máxima de fines tales
na que, si bien son universales, los tenemos debido a nuestra que proponérselos pueda ser para cada uno una ley universal"
parte pasiva o receptiva. En efecto, en la introducción a La me­ (PMDD 6:395/249). Un fin que hay que realizar o producir sólo
tafísica de las costumbres Kant observa lo siguiente: puede promoverse o realizarse a lo largo del tiempo. Por su par­
te, el principio universal del derecho dice: "obra externamente
Ahora bien, del mismo modo que en una metafísica de la natura­ de tal modo que el uso libre de tu arbitrio pueda coexistir con
leza tiene qu� haber también principios para aplicar los principios la libertad de cada uno según una ley universal" (PMDD 6:231
supremos uni:,rersales de una naturaleza en general a los objetos de / 40). La idea de que el uso del libre arbitrio de alguien pueda
la experiencia, no pueden faltar tampoco en una metafisica de las
entrar en conflicto con el mismo uso que realice alguien más
costrnnbres, Y tendremos que tomar frecuentemente como objeto
remite al hecho de que los seres humanos interactuamos, lo
la naturaleza peculiar del hombre, cognoscible sólo por experien­
cia, para mostrar en ella las consecuencias de los principios mora­ cual tiene lugar en el espacio. El principio universal del dere­
les universales, sin disminuir por ello, sin embargo, la pureza de los cho nos dice cómo debemos usar el libre arbitrio de modo que
últimos, ni poner en duda su origen a priori. Esto significa que una pueda coexistir con el mismo uso que realicen otros conforme
metafísica de las costumbres no puede fundamentarse en la ap.tro­ a leyes universales. El que tal coexistencia deba ser conforme a
pología, pero sin embarg o puede aplicarse a ella. (MC 6:216- leyes se sigue de la autoridad ya establecida del principio supre­
217/21) mo de la moral.
Como vimos en capítulos anteriores, cada formulación del im­
Aunque el texto de Kant no es explícito al respecto, se puede pbrativo categórico se corresponde con ciertas maneras de con­
suponer que los principios metafisicos a que se refiere son los cebir la voluntad: en la primera fórmula, la voluntad se concibe
de la doctrina de la virtud y los de la doctrina del derecho. De como la facultad de actuar por la representación de leyes uni­
acuerdo con esto, tales principios se formulan con base en el prin­ versales; en la segunda se concibe como la facultad de deter­
cipio supremo de la moral y son, por lo tanto, a priori, aunque minarse por fundamentos objetivos, es decir, fines; en la tercera
tornan "como objeto la naturaleza peculiar del hombre, cognos­ se concibe como capaz de darse leyes a sí misma. De manera si­
cible sólo por experiencia". En estos pasajes, tampoco deja cla­ milar, la transición del imperativo categórico a los principios me­
ro a qué aspectos de "la naturaleza peculiar del hombre" se re­ tafísicos de la virtud y del derecho comprende también un cam-
fiere. Sin embargo, también se puede suponer que se trata de
aquellos rasgos que nos caracterizan en virtud de nuestra parte 11 Desarrollo el punto sobre la dimension espacial en F. Rivera Castro, "So­
pasiva o receptiva. Como se trata de principios universales, tie- cial Equality and Peace as the Highest Political Good".
250 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 251

bio en la concepción de la facultad racional de acción. Este de elección de objetos, sino que establece los principios con
cambio obedece a la misma razón, a saber, que ahora se toman base en los cuales puede determinar al libre arbitrio. Más adelan­
en consideración rasgos universales de la naturaleza humana te Kant observa que "las leyes proceden de la voluntad; las má­
propios de un ser dotado de la facultad de receptividad. �n La ximas, del arbitrio" (MC6:226/33). Mientras que la razón prácti­
metafísica de las costumbres ya no se habla de la voluntad rac10nal, ca es "pura" por sí, el libre arbitrio no lo es, sino que puede
sino del "libre arbitrio", la capacidad propiamente humana de llegar a serlo por "un hábito racional adquirido" (MC6:213/l 7).
elección. La mención del "hábito racional" en este contexto indica que el
En la introducción de la Metafísica se define la facultad de de­ libre arbitrio es una facultad cuya determinación por Principios
sear (Begehrungsvermó'gen) como "la facultad de ser, por medio de la razón pura sólo puede establecerse en la práctica.
de sus representaciones, causa de los objetos de estas represen­ En la introducción de La doctrina de la virtud, Kant señala que
taciones" y se denomina "vida" a "la facultad de un ser de actuar la materia (o contenido) del arbitrio es el "fin". Un fin "es un
según sus representaciones" (M C 6:211/13). La facultad de objeto del arbitrio (de un ser racional) por cuya representación
desear es la capacidad general de acción que comparten todos éste se determina a una acción encaminada a producir este obje­
los seres capaces de causar o producir objetos por medio de re­ to" (PMDV 6:381/230). Esto no significa que se trate de una ca­
presentaciones de éstos, entre los que se encuentran los anima­ racterística del arbitrio humano por contraste con la razón pura
les. Kant observa que el deseo y la aversión están siempre uni­
práctica, ya que, de acuerdo con él, la razón pura práctica "es
dos con el placer y el displacer, aunque éstos no siempre causan
una facultad de los fines en general" . 13 Al parecer, sin embargo,
el deseo, sino que pueden ser sus efectos (como en la acción mo­
aunque la razón pura práctica prescriba fines, la facultad de
ral) (MC6:211/13). Cuando esta capacidad se ejerce de acuer­
determinarse a la acción por la representación de un fin es el
do con conceptos y "en la medida en que el fundamento de su
libre arbitrio. En cualquier caso, como la materia del arbitrio es
determinación para la acción se encuentra en ella misma, y no
en el objeto" le llama la "facultad de hacer u omitir a su albedrío" el fin, la reformulación del imperativo categórico, en cuanto
(Vermiigen, nach Belieben zu tun oder zu lassen) (MC6:211/13). El principio dirigido al arbitrio humano, debe hacerse de modo
arbitrio (Willkür) es esta última capacidad cuando "está unida a que prescriba o prohíba la adopción de ciertos fines. Así, nos
la conciencia de ser capaz de producir el objeto mediante la ac­ dice que en la metafísica de las costumbres la relación de un fin
ción"; de otro modo es un mero deseo ( Wünsch). El arbitri�, a con un deber puede pensarse de dos maneras: "o bien partien­
su vez, puede ser libre o no libre. El arbitrio libre es el propia­ do del fin, se trata de descubrir la máxima de las acciones que
mente humano, "puede ser determinado por la razón pura" y "es son conformes al deber, o a la inversa, partiendo de ésta, se trata
afectado ciertamente por lós impulsos, pero no es determinado" de descubrir el fin que es a la vez deber" (PMDV 6:382/232).
(MC6:213/16-17). El arbitrio no libre, en cambio es "el que sólo Co;p1-o vimos en los capítulos I, sección 6 y VI, sección 5, la ética
es determinable por la inclinación" y se refiere a él como "arbi­ no puede tomar el primer camino porque en ese caso los fines
trio animal" (MC6:213/16-17). La libertad de arbitrio "es la in­
dependencia de su determinación por impulsos sensibles; éste es 13 El pasaje completo dice: [la razón pura práctica] "es una facultad de los
el concepto negativo de la misma" (MC 6:213-214/17) . 12 fines en general y, por lo tanto, ser indiferente con respecto a ellos, es decir, no
De acuerdo con la distinción entre voluntad y libre arbitrio, interesarse en ellos, es una contradicción: porque entonces ella tampoco
la primera es propiamente la razón práctica, mientras que el se­ determinaría las máximas con respecto a las acciones (en cuanto que estas
últimas contienen siempre un fin) y, por tanto, no sería una razón práctica"
gundo es la facultad de elección. La primera no es una facultad (PJ\1DV 6:395/250). En la segunda Crítica, señala que "se podría definir la
voluntad como la facultad de los fines, puesto que los fines siempre son fun­
12 Sobre el concepto de arbitrio, véase la discusión en H. A.llison, Kant's damentos determinantes de la facultad de desear según principios" ( C2 5: 58-
Theory ofFreedom, capítulo 7. 59/57).
252 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 253

estarían determinados empíricamente. En cambio, la doctrina sabemos, contiene la exigencia de actuar según máximas que
del derecho, como afirma Kant, sí toma ese camino y deja inde­ podamos querer como leyes universales para un reino de los fi­
terminados los fines que cada quien se propone libremente; aun­ nes, que tratemos a la humanidad siempre como fin y nunca
que, al mismo tiempo, establece límites a los fines que cada quien como mero medio, y que actuemos según leyes que nos demos
puede procurar, según si la máxima correspondiente puede ser a nosotros mismos de manera autónoma. El deber moral, según
consistente con una legislación universal para el ejercicio de la Kant, "conducirá a fines", los cuales, ciertamente, son fines que
capacidad externa de acción. Que el derecho debe dejar inde­ hay que producir, pero prescritos por el imperativo categórico.
terminados los fines que cada quien puede proponerse es una En esta medida, son asimismo el contenido de imperativos hi­
idea ampliamente compartida en la filosofia política de corte potéticos, que, a su vez, están subordinados al categórico.
liberal. Por su parte, la ética parte del concepto de deber para Como podemos apreciar, el principio supremo de la virtud
determinar los fines que nos debemos proponer. Nos dice que no puede ser una versión de la segunda fórmula del imperativo
"en la ética el concepto de deber conducirá a fines y las máximas, porque el primero prescribe fines que hay que realizar, mien­
relacionadas con los fines que nosotros debemos proponernos, tras que el contenido de la segunda es el fin en sí mismo. La
tienen que fundamentarse atendiendo a principios morales" relación entre ambos es que el principio supremo de la virtud
(PMDV6:382/233). presupone la fórmula de la humanidad, de la misma manera en
La consecuencia que me interesa subrayar es que los princi­ que presupone las otras dos, ya que se trata de tres formulacio­
pios metafisicos de la doctrina de la virtud tienen que prescribir nes de un mismo principio. Por ello, el hecho de que la ética sea
fines morales al libre arbitrio, es decir, fines que son deberes. una doctrina de los fines no puede considerarse como eviden­
Ello se debe a que el libre arbitrio es la capacidad de acción pro­ cia de que la segunda fórmula tiene algún tipo de prioridad
piamente humana, la cual se determina a la acción por la repre­ sobre las otras dos: los fines éticos son fines que hay que produ­
sentación de fines. Kant observa que toda acción tiene un fin cir y presuponen la autoridad del imperativo moral. 15 La ética
(PMDV6:385/235-236) y que "no es posible ninguna acción li­ va más allá de la condición formal de universalidad de la ley y
bre sin que el agente con ello se proponga a la vez un fin ( como ofrece un objeto o materia del libre arbitrio, el cual es un fin de
materia del arbitrio)" (PMDV6:389/241). Aquí es importante la razón pura que es a la vez un deber (PMDV6:380/230). En
observar que se trata de fines que hay que realizar o producir. cambio, el fin en sí mismo no es un deber, sino que es la fuente
Kant dice explícitamente que "un fin es un objeto del arbitrio o el origen de los deberes.
(de un ser racional), por cuya representación éste se determina En su explicación de por qué el principio supremo de la vir­
a una acción encaminada a producir ese objeto" (PMDV 6:381 tud establece fines que son deberes, Kant ofrece la razón si­
/230). Aunque, como vimos en el capítulo N, sección 2,14 en la gui�nte:
Fundamentación sostiene que todos los fines que hay que producir
[Y] a que las inclinaciones sensibles nos conducen a fines ( como
son el contenido de imperativos hipotéticos (mientras que sólo
materia del arbitrio), que pueden oponerse al deber, la razón legis­
un fin en sí mismo puede serlo del categórico), es preciso dis­ ladora no puede defender su influencia sino a su vez mediante un
tinguir entre los fines que nos proponemos por incentivos de la fin moral contrapuesto, que tiene, por tanto, que estar dado a prio­
inclinación y los que se siguen del deber moral. Todos los fines ri, con independencia de las inclinaciones. (PMDV 6:380-381/230)
que se basan en incentivos de la inclinación, según Kant, dan
lugar a imperativos hipotéticos. En cambio, los fines éticos pre­ 15
Por eso, Kant afirma que el principio supremo de la virtud es sintético,
suponen la autoridad del imperativo categórico, el cual, como mientras que el principio universal del derecho es analítico (PMDV 6:396/250-
251). Por eso mismo, estoy en desacuerdo con la postura de Wood ("The Final
Forro of Kant's Practical Philosophy'') según la cual la segunda fórmula debe
14
Véase también el capítulo 11, sección l. tener prioridad sobre la primera.
254 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 255

En este fragmento es claro que la necesidad de introducir fines Pero es una de las limitaciones inevitables del hombre y de su facultad
morales se debe a "limitaciones" de nuestra propia naturaleza, racional práctica (quizá también de la de otros seres del mundo)
a saber, que las inclinaciones nos conducen a fines que pueden buscar en todas sus acciones el resultado de ellas, para encontrar
oponerse al deber y cuya influencia no puede contrarrestarse en éste algo que pudiera servirle de fin y que pudiera también
demostrar la pureza de su mira, fin que es ciertamente lo último
sino mediante un fin moral. Una pregunta importante al res­
en la ejecución ( nexu effectivo), pero lo primero en la representa­
pecto es por qué la mera representación de la ley no es suficien­ ción y en la mira (nexufinali). (R6:7n/200) 17
te para contrarrestar la influencia de la inclinación. La postura
de Kant parece ser que no es posible (o por lo menos es muy En la cita Kant señala que, si bien la moralidad no necesita la
difícil) porque la necesidad misma de actuar según la represen­ representación de un fin y que sus leyes son vinculantes sólo por
tación de fines que hay que realizar es también una limitación su forma universal (R 6:3-4/19-20), tiene que hacer referencia
de nuestra naturaleza.-Aunque la ley exija incondicionadamen­ a fines, ya que de otro modo no es posible la determinación a la
te, si resulta que sólo podemos determinarnos a la acción según acción en el hombre. Luego afirma que "sin ninguna relación
la representación de fines que hay que realizar, la ky misma, si es con un fin no puede tener lugar en el hombre ninguna determi­
que ha de estar dirigida a nosotros, debe reformularse en térmi­ nación de su voluntad" (R 6:4/20). Esto significa que, en cuan­
nos de fines que hay que realizar. El que sólo podamos deter­ to seres racionales, tendríamos que poder determinarnos a la
minarnos de ese modo se sigue de rasgos que nos caracterizan acción moral sólo por la representación de la forma Universal
en virtud de nuestra parte pasiva o receptiva: que nuestras ac­ de las máximas, pero debido a las limitaciones de nuestra natu­
ciones tienen lugar en el tiempo y que estamos sujetos a la in­ raleza, necesitamos la representación de un fin como fundamen­
fluencia de la inclinación. Debido a ello necesariamente nos to objetivo de determinación. La razón de esto último, como se
representamos los mandatos morales como algo que hay que señaló antes, es que los seres humanos actuamos con miras a
lograr en el tiempo, es decir, como fines por realizar. Esto últi­ algo que nos proponemos hacer realidad. Que se trata de una
mo, a su vez, se relaciona con que, debido a la influencia de la limitación es también explícito cuando Kant observa que "la pro­
inclinación, el compromiso con el principio moral se establece piedad natural del hombre de tener que pensar para todas las
en un esfuerzo constante, a lo largo del tiempo, por subordinar acciones además de la ley un fin [ ... ] hace de él un objeto de
los incentivos del amor propio al deber moral; se concibe como experiencia" (R 6:7n/200). De acuerdo con esto, no podemos
algo que hay que lograr en el tiempo. actuar sólo por respeto a la ley sin saber cuál es el fin que ha de
Por esas mismas consideraciones, es inevitable que tratemos resultar de nuestros esfuerzos, Por ello, la ética es una doctrina
de representarnos el fin último al cual conduciría la observan­ de fines.
cia de la ley moral por todos los seres racionales. Ese fin último, :f,n esta sección hemos visto que el principio supremo de la vir­
como veremos en la sección 1 del capítulo siguiente, es el bien tud es una especificación del imperativo categórico en sus tres
supremo. En el contexto de una breve discusión sobre el bien su­ formulaciones de manera que éste pueda guiar la conducta de
premo en el pre±acio de la primera edición de la Religión, Kant un ser racional dotado de una sensibilidad cuyas formas univer­
observa que la necesidad de actuar de acuerdo con la represen­ sales son el tiempo y el espacio. Este principio supremo especi­
tación de fines es una limitación de nuestra naturaleza: 16 fica cómo puede ese tipo de ser racional adoptar el imperativo
16 Esto sugiere que Dios, en cuanto ser racional perfecto y sin limitaciones,
no puede proponerse realizar ningún fin. Sin embargo, en "En torno al tópico sino que está determinada a producir fuera de sí el bien supremo, incluso por
'Tal vez eso sea correcto en teoría, pero no sirve para la práctica"' Kant afirma ser consciente de su total suficiencia" (TP 8:280/12). El bien supremo es el fin
de la divinidad que "aun cuando subjetivamente no tenga necesidad de ninguna último de la moralidad.
cosa externa, sin embargo no cabe pensar que se recluya dentro de sí misma, 17 Las dos primeras cursivas son mías.
256 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 257

categórico en un esfuerzo constante a lo largo del tiempo: pro­ premo de la virtud va más allá del imperativo categórico. En la
poniéndose la adopción de máximas de fines morales. Si no se segunda fórmula, como se recordará, Kant observa que el fin en
toma en cuentá la dimensión temporal, parecería que, al menos sí mismo no se piensa como un fin que haya que realizar "sino
en principio, sería posible adoptar el imperativo categórico como como un fin independiente, y por tanto de modo sólo negativo,
principio supremo de la conducta sólo mediante una "revolución esto es, como algo contra lo cual no se tiene que obrar nunca"
en el modo de pensar". Sin embargo, debido a la influencia de (F 4:437/201). En cambio, el principio supremo de la virtud va
los incentivos de la inclinación, resulta que la adopción del im­ más allá de esta condición limitativa de la conducta y exige "pro­
perativo necesariamente tiene lugar, para nosotros, en un es­ ponerse como fill al hombre en general". ¿Qué puede querer
fuerzo constante por subordinar los incentivos del amor propio decir esto último? Ciertamente, no puede querer decir que deba­
al incentivo moral en casos de conflicto. Este esfuerzo sólo pue­ mos proponemos al hombre como un fin que hayamos de rea­
de tener lugar a lo largo del tiempo, de modo que sólo podemos lizar. Por lo que Kant dice a continuación parece querer decir
aspirar a progresar en la adquisición de un carácter moral sin que debemos tratar a la humanidad como algo que hay que fo­
poder alcanzar nunca la perfección. El principio supremo de la mentar o desarrollar. La humanidad es la capacidad racional de
virtud captura esta dimensión temporal, pues prescribe la adop­ proponerse fines y, como cualquier otra capacidad, puede fomen­
ción de fines morales que hay que realizar a lo largo del tiempo: tarse o desarrollarse. De acuerdo con esto, los deberes de virtud
la felicidad ajena y la propia perfección son fines que debemos exigen fomentar o desarrollar la humanidad en nosotros mis­
realizar o producir. Ésta es precisamente la razón por la cual el mos y en los demás.
principio supremo de la virtud no puede considerarse una ver­ · Kant señala que los dos fines morales son la perfección de
sión de la segunda fórmula del imperativo: porque los fines éti­ uno mismo y la felicidad de los demás, los cuales son fines que
cos son fines que hay que realizar o producir, mientras que el fin debemos realizar o producir.- El primero es el deber de promo­
en sí mismo no lo es. Como vimos en el capítulo IV, sección 2, el ver la perfección natural y la moral en nosotros mismos, es de­
fin en sí mismo es fin en un sentido muy particular, a saber, cir, cultivar nuestras capacidades naturales para fomentar nues­
como algo que tiene valor absoluto y, por ello, es una condición tros propios fines y cultivar nuestra propia disposición moral
restrictiva de todas nuestras acciones. Los fines éticos, en cam­ (PMDV6:391-392/244-246). El segundo debe entenderse como
bio, no son fines en sí mismos (sólo la naturaleza racional lo �s, un deber de beneficencia, es decir, de ayudar a los demás en la
según Kant), sino fines que debemos promover y producir a lo realización de los fines que se proponen (PMDV 6:393/247).
largo del tiempo. Las razones que ofrece Kant en La doctrina de la virtud de por qué
éstos son los fines morales son las siguientes. Sobre la propia
2 . Los deberes de virtud perfección nos dice:
El principio supremo de la virtud exige que actuemos según máxi­ La capacidad de proponerse en general algún fin es lo caracterís­
mas de fines tal que proponérselos pueda ser para cada quien una tico de la humanidad (a diferencia de la animalidad). Por tanto,
ley universal (PMDV 6:395/249). Inmediatamente después Kant con el fin de la humanidad en nuestra propia persona está unida
también la voluntad racional y, por consiguiente, el deber de ha­
señala que, de acuerdo con este principio, "el hombre es fin tanto
cerse digno de la humanidad por medio de la cultura en general,
para sí mismo como para los demás, y no basta con que no esté el deber de procurarse o de fomentar la capacidad de realizar todos
autorizado a usarse a sí mismo como medio ni a usar a los demás los fines posibles, en cuanto ésta sólo se encuentra en el hombre;
[ ... ] sino que es en sí mismo un deber del hombre proponerse es decir, un deber de cultivar las disposiciones incultas de su natu­
como fin al hombre en general" (PMDV6:395/249-250). Esta ob­ raleza, como aquello a través de lo cual el animal se eleva a hom­
servación sugiere, como mencioné antes, que el principio su- bre: por consiguiente, un deber en sí mismo. (PMDV 6:392/245)
258 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 259

A diferencia del argumento que Kant ofrece en la primera fórmu­ ciclad ajena) sea un deber, tiene que ser el caso que la máxima
la del imperativo en la Fundamentación, ahora señala explícita­ de acción pueda ser una ley universal en el sentido de que sea
mente que ese deber "no sólo se lo aconseja [al hombre] la razón imposible querer que la máxima opuesta se convierta en ley.
práctico-técnica para sus diferentes propósitos ( de la habilidad), Kant explica que los deberes de virtud son de obligación
sino que se lo ordena absolutamente la razón práctico-moral y "amplia", por oposición a la obligación "estricta" (PA1DV6:390
convierte este fin en un deber suyo" (PMDV6:393/247). 18 Este /242). 19 Cuando un deber es de "obligación amplia'" exige la
segundo argumento es congruente con el que ofrece en la segun­ adopción de una máxima, mas no la realización de ciertas accio­
da fórmula en la Fundamentación, aunque ahí era poco claro por nes específicas. Este tipo de deber "deja un margen (latitudo) al
qué, si la humanidad se concebía como un fin en sentido nega­ arbitrio libre para el cumplimiento (la observancia), es decir, que
tivo (como una condición restrictiva de nuestras acciones), tam­ no puede indicar con precisión cómo y cuánto se debe obrar con
bién debía fomentarse su ejercicio. Respecto de la felicidad aje­ la acción con vistas al fin que es a la vez un deber'' (PMDV 6:393
na Kant escribe lo siguiente: /247). Desde luego que el deber exige la realización de múlti­
ples acciones; el punto es que se deja al agente decidir en qué
Puesto que nuestro amor a nosotros mismos no puede separarse
ocasiones ayudar a los demás, .cuánto y de qué manera. Los de­
de la necesidad de ser amados también por otros (ayudados en
caso de necesidad), nos convertimos a nosotros mismos en fin beres estrictos, en cambio, no permiten tal margen, sino que exi­
para otros, y puesto que esta máxima no puede obligar sino única­ gen la realización u omisión· de ciertas acciones sin excepción
mente por su cualificación para convertirse en ley universal, por (como "cumplir las promesas"). En el caso de la máxima de fo­
consiguiente, por una voluntad de convertir a otros también en fi­ mentar la propia perfección, la amplitud del deber significa que
nes para nosotros, la felicidad ajena es un fin que es a la vez un éste no especifica qué talentos se deben cultivar ni en qué medi­
deber. (PMDV6:393/247) da ni de qué manera. Kant aclara que ello no significa que haya
A diferencia del deber anterior, éste no es un deber perfeccio­ un permiso de introducir excepciones, sino que se trata de "li­
nista. El razonamiento en este caso, en cambio, parte del hecho mitar una máxima por otra" (PMDV6:390/242). Que el deber
de que, en cuanto seres dotados de sensibilidad, estamos sujetos sea amplio no quiere decir que esté permitido dejar de cultivar
a la influencia de las inclinaciones y, por lo tanto, naturalmente los talentos ocasionalmente en aras de la satisfacción de las in­
nos interesamos en satisfacerlas. Kant supone que el amor,pro­ clinaciones, sino que se deja al agente la libertad de determinar
pio es inseparable de la necesidad, también natural, de ser ama­ cómo cumplirlo en relación con otros deberes y otras máximas
dos por otros y, en consecuencia, de hacer de nosotros mismos de acción. El fin de la propia perfección comprende, ante todo,
un fin para los demás. Así como las exigencias del amor propio las máximas de promover la propia perfección natural y moral,
no pueden ser legítimas a menos que concuerden con una le­ así t¡.omo la autoconservación y el respeto hacia uno mismo. El
gislación universal, la aspiración de ser un fin para otros está contenido específico de estas máximas dependerá de las carac­
sujeta a la misma condición. Sin embargo, de allí no tiene por terísticas personales y de las circunstancias particulares en que
qué seguirse que se trate de un deber. La premisa implícita es que nos encontremos.
tenemos una tendencia a suponer que los demás tienen el de­
ber de ayudarnos: decir que "nos convertimos a nosotros mis­
19 Kant también se refiere a los deberes amplios como "imperfectos" y a los
mos en fin para otros" significa que no sólo aspiramos a la ayuda estrictos como "perfectos". Si resulta que ambas distinciones son equivalen­
ajena sino que la exigimos. Para que tal fin (promover la feli- tes, es ocioso emplear nombres diferentes para lo mismo, además de que pue­
de causar confusión. Ofrezco una interpretación de ambas distinciones (am­
plio/estricto y perfecto/imperfecto) y de la relación entre ellas en F. Rivera
18 Véase el capítulo IV, sección 6. Castro, "Kantian Ethical Duties".
260 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 261

En el caso de la máxima de contribuir a la felicidad ajena, la contrario al deber (directo) hacia sí mismo "privarse del disfru­
amplitud del deber significa que no se especifica a quién ayu­ te de la vida", esto es, dejar insatisfecha "la verdadera necesidad
dar, cuándo, de qué manera ni en qué medida. Igualmente, el propia" cuando se cuenta con los medios para satisfacerla. En la
punto no es que esté permitido dejar de ayudar a algunos por sección sobre los deberes hacia los demás se agrega que "llevar
inclinación, sino que se deja al agente la libertad de determinar una vida regalada, en la medida en que es necesario para en­
qué hacer con miras al cumplimiento del deber. El fin de la feli­ contrar satisfacción en ella ( cuidar del propio cuerpo, aunque
cidad de los demás comprende, sobre todo, las máximas de res­ sin llegar a la molicie) forma parte de los deberes hacia sí mis­
petar a los demás y de contribuir a la realización de sus fines, mo", y que la b�neficencia no debe llevarse "al punto de acabar
siempre y cuando éstos no sean inmorales. El contenido de las necesitando nosotros mismos de la beneficencia de otro". 20 En
máximas más específicas depende también de las circunstan­ suma, parece ser que, después de todo, tenemos un deber mo­
cias en que nos encontremos; en particular, depende de los fi­ ral hacia nosotros mismos de cuidar del cuerpo y de no privar­
nes que tengan las personas que nos rodean y de qué vale como nos del disfrute de la vida, en la medida en que contemos con
respeto en una situación determinada. Es importante observar los medios necesarios para ello. Si bien esto es muy diferente
que el paternalismo queda excluido, ya que debemos promover del deber de fomentar la felicidad propia entendida como la
la felicidad de los demás tal y como ellos la conciben. Kant nos satisfacción de las inclinaciones, sí equivale a procurar ciertos
dice que la felicidad ajena comprende el bienestar moral de aspectos que contribuyen a la felicidad propia.
los demás, es decir, ''no hacer nada que, teniendo en cuenta la La perfección moral de los demás tampoco puede ser un de­
naturaleza del hombre, pueda inducirle a hacer algo por lo que ber moral porque ésta consiste en la "pureza en la intención de
su conciencia moral pueda atormentarle más tarde" (PMDV cumplir el deber" (PMDV6:446/314). La perfección moral con­
6:394/248). siste en la adopción de máximas éticas, las cuales son máximas
Kant sostiene que ni la felicidad propia ni la perfección mo­ de fines y, de acuerdo con Kant, un fin es el objeto de una elec­
ral de los demás pueden ser deberes morales. La felicidad propia ción libre: "nadie puede tener un fin sin proponerse a sí mismo
no puede serlo, de acuerdo con él, porque los seres humanos como fin el objeto de su elección" (PMDV6:384-385/235-236).
tenemos una tendencia natural a querer nuestra felicidad; por Por ello, nadie puede hacer que otro se proponga un fin sin que
lo tanto, sería absurdo exigirla como deber. La felicidad de los la persona lo adopte por sí misma. En palabras de Kant:
demás sí puede ser, en cambio, normativa para nosotrós, ·por­
que se trata de algo que no necesariamente queremos. No obs­ Es una contradicción que me proponga como fin la perfección de
otro y que me considere obligado a fomentarla. Potque la perfec­
tante, en algunos lugares Kant sugiere que promover la felici­ ción de otro hombre como persona consiste precisamente en que
dad propia, o algunos aspectos de ella, es algo que debemos i¡ él mismo sea capaz de proponerse su fin según su propio concepto
hacer. En la Fundamentación afirma que la felicidad es un deber de deber, y es contradictorio exigir (proponerme como deber)
indirecto "pues el que no está contento con su estado, el que se que yo deba hacer algo que no puede hacer ningún otro más que
ve apremiado por muchos cuidados, sin tener satisfechas sus él mismo. (PMDV6:386/237)
necesidades, pudiera fácilmente ser víctima de la tentación de in­
Al parecer, Kant supone que, como es imposible lograr que otra
fringi,r sus deberes" (F4:399/25). Un "deber indirecto" no es, es­
persona adopte máximas éticas, no podemos tener un deber de
trictamente, un deber moral, sino un medio necesario para la
fomentar que los demás las adopten. El razonamiento no es
realización de los deberes morales. Como los deberes morales
convincente ya que, aunque sepamos que no podemos lograr que
son incondicionales, es imperativo para nosotros tomar los me­
otra persona adopte, en efecto, ciertos fines morales, podemos
dios necesarios para cumplirlos. En lo que parece ser un cam­
bio de posición, en La doctrina de la virtud se nos dice que es 20 PMDV6:432-433. 452 y 454/228, 322 y 324.
263
262 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN
ÉTICA Y VIRTUD

proponernos fomentar que los adopte; por ejemplo, mediante 3 . El carácter moral y los sentimientos morales
la educación, la cual comprende el ejemplo y el convencimien­ En la introducción de este capítulo mencioné que con frecuen­
to razonado. cia se objeta que la ética kantiana se centra en la prescripción
Se podría pensar que un argumento más adecuado en contra de actos particulares en lugar de hacerlo en el desarrollo de ui:i
del deber de fomentar la perfección moral de los demás se ha­ carácter moral. Como hemos visto, la ética kantiana no prescn­
bría basado en consideraciones antipaternalistas. Podríamos de­ be actos particulares sino la adopción de máximas de fines mo­

cir que el respeto que le debemos a los demás comprende el res­ rales. En esta sección me propongo mostrar por que la adop­
peto hacia su libertad de elegir los principios que rigen su vida, ción exitosa de tales máximas constituye, al mismo tiempo, la
entre los cuales pueden encontrarse máximas contrarias a las adquisición de un carácter moral.
máximas éticas; el deber de fomentar en los demás la adopción _ .�
La adopción de los fines éticos se asemeja a la adopc10n de
de máximas éticas sería inconsistente con el respeto que les de­ muchos otros fines cuya realización tiene lugar a largo plazo y
bemos y, por lo tanto, no podría ser un deber. 21 Después de en los que la autenticidad de la determinación de realizarlos se
todo, aunque las máximas éticas sean prescripciones de la razón establece con base en lo que hacemos. 23 El propósito de llegar a
pura práctica, su elección o rechazo es un asunto personal que ser licenciado en sociología sólo puede lograrse a largo plazo; el
los demás deben respetar. Desde ese punto de vista, promover que alguien se haya comprometido o no con _ese p��pósito de­
en los demás la adopción de máximas éticas no podría ser un penderá de lo que se haga tomando en considerac10n los obs­
_
deber no porque no podamos lograrlo, sino porque intentarlo táculos que se enfrenten. El propósito de este eJemplo no es � e­
equivaldría a dejar de respetar la autonomía de los demás. 22 No ñalar que, desde la perspectiva de algún obsen1ador, se necesita
obstante, este razonamiento tampoco es convincente, ya que evaluar la conducta efectiva para poder determinar si el agente
tratar de convencer a alguien mediante argumentos de la supe­ se ha comprometido o no con su propósito. El punto_ es q� e,
rioridad de ciertas máximas de vida sobre otras, o sobre las-bon­ desde la perspectiva del agente, no basta con que alguien diga
dades de ciertas actitudes hacia sí mismo y hacia los demás, no que se ha propuesto ser licenciado en sociología para �onven­
es de ninguna manera incon_sistente con el respeto debido a su cerse a sí mismo de su propia determinación: la autenticidad de
autonomía. esta última, depende, para el agente mismo, de que efectiva­
mente tome los medios necesarios a su disposición para lograr
lo que se propone. La adopción de máximas de fin� s morales es
_
21 Considero que el fomento de la perfección natural y moral de los niños similar en el sentido de que no basta con que alguien se diga a
es un asunto aparte, ya que no se trata de seres autónomos. sí mismo que se ha determinado a procurar su propia per:�c­
22 Esto no significa que debamos permanecer completamente vulnerables _
cióÜ y la felicidad ajena: la autenticidad de la detenmnanon
frente a las acciones inmorales de los demás, por ejemplo, que no debamos in­ _
depende, desde la perspectiva del agente, de que efectivamente
tervenir para limitar la libertad de acción de una persona cuyas acciones cons­
tituyen ataques a la integridad física de los demás. Sin embargo, este tipo de
tome los medios necesarios a su alcance para lograr lo que se
intervención cae dentro de la esfera de la justicia: el establecimiento de límites propone; en particular, depende de que aproveche las ocasio­
a la libertad de acción de las personas con el fin de hacer posible el ejercicio de nes para desarrollar sus talentos y capacidades, as� como las
,
la libertad de acción de todos debe hacerse de acuerdo con leyes que procedan oportunidades para ayudar a otros en la consecuc10n de sus
de un poder coactivo con autoridad, esto es, del poder político. En la esfera de propios fines.
la ética, el uso de la coacción es injustificable y, estrictamente, es imposible ya
que no es factible lograr mediante la coacción que alguien adopte máximas éti�
cas. Este punto concuerda con la lectura de la ética kantiana que estoy propo­
23 Véase el capítulo II, sección 4. Desarrollo estos puntos en Rivera Castro,
niendo, a saber, que vivir de acuerdo con las máximas éticas es una elección
Virtud yjusticia en Kant, capítulo 2.
personal acerca de cómo se debe vivir.
1

264 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 265

A diferencia de muchos de los fines que nos proponemos, la moralmente relevantes. Alguien que sinceramente resuelve ac­
consecución de los fines morales no puede llevarse a término. tuar según la máxima de hacer el bien y que tiene éxito en su
Mientras que alguien puede decirse a sí mismo que por fin ha proyecto ayudará a los demás en lo que pueda y aprenderá a
logrado ser licenciado en sociología, nadie nunca puede con­ reaccionar de cierta manera frente a las necesidades de los de­
gratularse de que por fin ha logrado realizar el fin de perfeccio­ más: al percibir que otros necesitan ayuda sentirá el deseo de
narse a sí mismo y de hacer felices a los demás. En el segundo ayudar y lo hará con gusto; si sus esfuerzos tienen el éxito desea­
caso, no se trata de metas que haya que alcanzar, sino de formas do, la persona sentirá satisfacción de haber ayudado.
de actuar cuya realidad depende de que no dejen de llevarse a Por lo común, se piensa que los sentimientos morales no de­
cabo. En ese sentido, la adopción de los fines morales se aseme­ sempeñan ningún papel en la ética kantiana porque carecen de
ja a la adopción de fines en los cuales alguien se compromete a valor moral. De acuerdo con Kant, su expresión no añade nada
ser cierto tipo de persona. Quien se compromete con el propó­ al mérito moral de una acción, ni tampoco su ausencia lo dismi­
sito de ser un buen padre no puede decirse a sí mismo que por nuye. Esto es claro en el ejemplo del filántropo que ayuda por
fin ha logrado su propósito; ciertamente puede decir que hasta deber aunque la miseria ajena no lo conmueve (F398/127). Lo
ahora ha sido un buen o mal padre, pero el que lo siga siendo que le otorga valor moral a la acción es su máxima, y no los sen­
dependerá de lo que haga en el futuro. El punto aquí es que se timientos y actitudes que expresa. Más aún, en una variación del
trata de un fin cuya realización no puede llevarse a término por­ mismo ejeÍnplo, Kant sostiene que:: aun las acciones de ayuda de
que, quien lo realiza se compromete a ser cierto tipo de perso­ un hombre que "fuese frío de temperamento e indiferente a los
na. Realizar este tipo de fines consiste en desarrollar ciertos ras­ dolores de otros" y desprovisto de cuanto es necesario para ser
gos de carácter: aquellos propios de un buen padre. El mismo un filántropo (F 398/127) tienen valor moral si su máxima es
caso se da con los fines morales, ya que realizarlos consiste en hacerlas por deber. No obstante, los sentimientos morales des­
desarrollar ciertos rasgos de carácter, a saber, aquellos propios de empeñan un papel central en la práctica de la virtud como ma­
una persona moralmente buena. Según Kant, estos rasgos con­ nifestaciones del progreso en la adopción de máximas éticas y
sisten en tener la disposición para cultivar los propios talentos y como medios necesarios para la realización de acciones mo­
capacidades, así como ayudar a otros en la consecución de sus rales. Si bien los sentimientos morales carecen ellos mismos de
propios fines. La persona moralmente buena es alguien que de valor moral, ello no significa que no sean componentes necesa­
manera constante está construyendo y manteniendo esta idt'!nti­ rios de la virtud.
dad: alguien se hace a sí mismo una persona moralmente buena En la psicología moral kantiana, los sentimientos morales son
al actuar de manera constante de acuerdo con las máximas éticas. meras reacciones psicológicas a la representación de conceptos
De acuerdo con lo anterior, la adopción exitosa de los fines mQrales, a la realización de acciones morales y a la percepción
cuya realización consiste en ser cierto tipo de persona transfor­ de' situaciones con rasgos moralmente relevantes. 25 Los senti­
ma el carácter de la persona que se los propone, es decir, trasforma mientos, según Kant, son reacciones completamente subjetivas;
el conjunto de disposiciones que tiene para actuar, así como los no son reacciones frente a-la percepción de rasgos objetivos de
sentimientos con que reacciona frente a cierto tipo de situacio­ los objetos, de las personas o de las situaciones. Como se trata
nes. 24 Kant sostiene que, de ser exitosa, la práctica constante de
las acciones que exigen las máximas éticas transforma las actitu­ 25 En la sección sobre el sentimiento moral Kant señala que "no es conve­
des y los sentimientos con que reaccionamos frente a situaciones niente llamar a este sentimiento sentido moral; porque con el término 'sentido'
se entiende por lo común una facultad teorética perceptiva, referida a un
objeto; por el contrario, el sentimiento moral (como el placer y el desagrado
24 Ésta es una tesis central en N. Sherman, Making a Necessity ofVirtue. Aristotk
en general) es algo meramente subjetivo, que no suministra conocimiento"
and Kant on Virtue. (PMDV6,400/255).
266 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 267

de reacciones subjetivas, los sentimientos no pueden ser ni apro­ representación de la ley moral produce en nosotros un senti­
piados ni inapropiado_§;"� serlo tendrían que estar sujetos a miento de respeto, los sentimientos de amor y respeto acompa­
algún estándar normativo, pero Kant rechaza esta posibilidad. ñan la práctica de los deberes hacia los demás (PMDV 6:448
No obstante, también sostiene que la predisposición psicológica /317). Su tesis no es que podemos proponernos el fin de amar
a experimentar ciertos sentimientos morales es condición nece­ y respetar a los demás, ya que piensa que no tenemos ese tipo de
saria para la realización de acciones morales y que aquéllos des­ control sobre nuestros sentimientos, sino que los sentimientos
empeñan un papel central en la práctica de la virtud. Si bien es de amor y respeto son un efecto de la práctica constante de ac­
verdad que, de acuerdo con él, -resultaría inadecuado reprobar ciones morales. En la medida en que se trata de sentimientos
moralmente la expresión o carencia de sentimientos morales, su producidos por la práctica de acciones morales, no son natura­
presencia o ausencia es signo de una disposición virtuosa o vi­ les, sino que son efectos de la moralidad en nosotros. El amor
ciosa. De alguien que reacciona con alegría frente al sufrimien­ moral hacia los demás es un sentimiento que se extiende a la
to ajeno no podemos decir que su sentimiento sea inmoral, aun­ humanidad en general, ya que es expresión del reconocimiento
que, como veremos, sí sería adecuado decir que es señal de falta del valor intrínseco de la personas; por ello, resulta un tanto
de virtud.
extraño llamarlo "amor".26
En la introducción de la Doctrina de la virtud sostiene que "hay
Estas características del amor moral muestran que es un sen­
ciertas predisposiciones morales que, si no se poseen, tampoco
timiento muy diferente del amor natural, ya que este último
puede haber un deber de adquirirlas" (PMDV6:399/253). Se
tiene como objeto personas específicas o grupos de personas a
trata del sentimiento moral, la conciencia moral, el amor al pró­
quienes se ama en virtud de atributos personales o de historias
jimo y el respeto hacia uno mismo. El respeto hacia uno mismo
compartidas. Kant piensa que es imposible que los seres huma­
no es otro que el respeto por la ley moral; la conciencia moral no
nos tengamos una inclinación natural al amor moral. Tendría
es propiamente un sentimiento sino una reacción subjetiva al
que ser un sentimiento de amor que se extendiera hacia la hu­
juzgar si se ha actuado conforme a deber o no, lo cual resulta en
manidad en general independientemente de las características
absolución o condena; el sentimiento moral es "la receptividad
de las personas y de nuestras relaciones con ellas. 27 Algunos crí­
para el placer o el desagrado, que surge simplemente de la con­
ticos piensan que la moralidad kantiana ve con malos ojos las
ciencia de la coincidencia o la discrepancia entre nuestra ac­
acciones motivadas por el amor natural y que, de acuerdo con
ción y la ley del deber" (PMDV6:399/254); del amor al prójimo
Kant, es contrario a la moralidad que el sentimiento de amor
me ocuparé a continuación.
hacia otras personas sea lo que nos motive a promover su felici­
En la introducción de la Doctrina de la virtud Kant escribe lo
siguiente: dad. 28 Su tesis, sin embargo, es que no está bien que nos intere­
setq.os en promover la felicidad de los demás únicamente en la
Hacer el bien es un deber. Quien lo practica a menudo y tiene éxito medida en que los amemos. Alguien que toma el amor natural
en su propósito benefactor llega al final a amar efectivamente a como su único incentivo para ayudar a los demás hace de ese
aquél a quien ha hecho el bien, Por tanto, cuando se dice: debes sentimiento una condición para considerar a los demás como
amara tu prójimo como a ti mismo, no significa: debes amar inme­
posibles beneficiarios de su ayuda, mientras que la moralidad
diatamente (primero) y mediante este amor hacer el bien (des­
pués), sino: ¡haz el bien a tu prójimo y esta beneficencia provocará 26
Véase Wood, "Self-Love, Self-Benevolence, and Self-Conceit".
en ti el amor a los hombres (como hábito de la inclinación a la 27 En la siguiente sección veremos por qué piensa Kant que la sociabilidad
beneficencia)! (PMDV6:402/258) natural de los seres humanos nos inclina más a la competencia que al amor
Kant supone que una especie de armonía entre las exigencias moral.
28
Bernard Williams ("Personas, carácter y moralidad") critica la moralidad
de la moralidad y nuestros sentimientos es posible. Así como la de la imparcialidad (en la que incluye la kantiana).
268 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 269

exige que promovamos la felicidad de los demás porque tienen parten nuestros valores, pero sería contrario a la moralidad
valor incondicional independientemente de si los amarnos o no. pensar que la felicidad de quienes no satisfacen esa condición
Hacer del amor natural el único incentivo para ayudar a los de­ no tiene por qué importamos. Como la moralidad no nos ofrece
más sería tanto como declarar, por así decirlo, que los demás ningún criterio para decidir a quién ayudar, cómo y qué tanto,
pueden ser posibles beneficiarios de nuestra ayuda solamente si permite que elijamos el criterio conforme al cual hacerlo, y los
cumplen la condición de que los amemos o nos caigan bien. 29 criterios usuales son el amor y las relaciones personales.
El punto aquí no es que debamos ayudar a todos los seres hu­ Aunque Kant no dice que debamos ayudar a los demás con el
manos por igual, lo cual es imposible, sino que no debemos fin de producir el sentimiento de amor en nosotros, sí dice que
excluir a nadie, en principio, del círculo de los posibles benefi­ debemos realizar cierto tipo de acciones con el fin de producir
ciarios de nuestra ayuda con base en nuestras inclinaciones na­ en nosotros el sentimiento de la simpatía:
turales; esto es, no debemos tomar nuestros sentimientos natu­
rales como condición para considerar a los demás como personas [E]s un deber indirecto[ ... ] cultivar los sentimientos compasivos
naturales (estéticos) y utilizarlos como otros tantos medios para la
dignas de consideración moral. Este tipo de actitud es equiva­
participación que nace de principios morales y del sentimiento
lente a otras maneras de condicionar nuestro reconocimiento correspondiente. Así pues, es un deber no eludir los lugares don­
de los demás como personas dignas de consideración moral, de se encuentran los pobres a quienes falta lo necesario, sino bus­
por ejemplo, que sean católicos , que sean mexicanos o que no carlos; no huir de las salas de los enfermos o de las cárceles para
sean ateos. Estas características particulares de las personas son, deudores etc., para evitar esa dolorosa simpatía irreprimible: por­
de acuerdo con Kant, irrelevantes desde el punto de vista moral; que éste es sin duda uno de los impulsos que la naturaleza ha
la moralidad exige que reconozcamos el valor intrínseco de t�­ puesto en nosotros para hacer aquello que la representación del
das las personas y que las tratemos de acuerdo con ese recono­ deber por sí sola no lograría. (Pl\.1DV6:457/329)
cimiento.
Como mencioné antes, un "deber indirecto" no es en sí mismo
Lo anterior no significa, sin embargo, que las preferencias y
las distinciones basadas en el amor natural sean contrarias a la un deber, sino que es un medio o una condición necesaria para
moralidad. La moralidad exige que no excluyamos a nadie en el cumplimiento de algún deber. Adquirir el sentimiento de la
principio del círculo de los posibles beneficiarios de nuestras ac­ simpatía hacia las necesidades y el sufrimiento de los demás no
ciones, pero no nos dice a quién ayudar ni cómo ni qué taIÍto. es en sí mismo un deber, pero es una condición para el cumpli­
Como vimos en la sección anterior, el deber de la beneficencia miento del deber de hacer el bien. Kant sugiere esto último
es amplio, lo cual si gnifica que su cumplimiento no se le debe a cuando señala, al final del pasaje citado antes, que la simpatía es
nadie en particular y que hay un permiso "de limitar una máxi­ un :impulso "que la naturaleza ha puesto en nosotros para hacer
ma del deber por otra (por ejemplo, el amor universal al pró­ aqliello que la representación del deber por sí sola no lograría".
jimo por el amor paternal)". 30 Eso quiere decir que no es contra­ Eso no puede significar que la representación del deber por sí
rio a la moralidad promover con más dedicación la felicidad de sola no lograría motivarnos a acciones de beneficencia ya que,
las personas cercanas a nosotros y a quienes amamos que la feli­ de acuerdo con la tesis de la libertad de la voluntad, somos ca­
cidad de personas desconocidas. La moralidad nos permite, por paces de vernos motivados a actuar moralmente con indepen­
ejemplo, que les otorguemos prioridad a las personas que com- dencia de las inclinaciones naturales que tengamos.
Al parecer, la simpatía es una condición para el cumplimien­
29 Thomas Scanlon (Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral?, ca­
to del deber de beneficencia porque, si carecemos de la capaci­
pítulo IV, sección 5) desarrolla este punto en relación con la amistad.
30 PMDV 6:390/242. Para un tratamiento detallado de las categorías de dad de simpatizar con las necesidades y el sufrimiento de los
deber en la moralidad kantiana, véase Rivera Castro, "Kantian Ethical Duties". demás, seremos incapaces de percibir las situaciones en que se-
270 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 271

rían apropiadas acciones de ayuda. La simpatía nos hace sensi­ porque, supuestamente, la persona virtuosa no experimenta lo
bles a las necesidades de los demás, lo cual es una condición que debe hacer como un deber, sino que lo hace naturalmen­
necesaria para poder siquiera percatarnos de que otros necesi­ te. 33 Más aún, en las éticas de la virtud, por lo común, no se ofre­
tan ayuda.31 Sin embargo, la simpatía no opera como guía para la cen normas que especifiquen qué debemos hacer, sino que se
acción porque los sentimientos, de acuerdo con Kant, son com­ sostiene que el estándar de lo correcto es la persona virtuosa:
pletamente subjetivos. Según esto, es imposible educar nuestra una acción virtuosa es aquella que lleva a cabo una persona vir­
capacidad para la simpatía de tal modo que sólo la experimente­ tuosa. 34 Vale la pena notar que Kant no estaría en desacuerdo
mos en las situaciones apropiadas. Experimentar un sentimien­ con esto último, excepto que, de acuerdo con él, sí es posible
to de placer en la representación de un objeto no es indicativo determinar el estándar según el cual actúa la persona virtuosa y
de que el objeto sea bueno; de manera similar, experimentar un por el cual ella misma y sus acciones lo son, a saber, el principio
sentimiento de Simpatía hacia otra persona no es una manera supremo de la moral.
de percibir que debemos ayudarla. Es posible experimentar ese Desde la perspectiva de la ética de la virtud, se suele objetar
sentimiento en ocasiones en las cuales no debemos ayudar, por a la postura de Kant que la virtud consiste, precisamente, en la
ejemplo, al percibir la angustia de un ladrón que ha sido atrapa­ ausencia de conflicto. Mientras que Kant sostiene que la virtud
do por la policía. Como la simpatía no puede servir como guía necesariamente implica la presencia de un "enemigo" contra el
para la acción, sólo puede desempeñar el papel de identificar cual -se lucha, los partidarios contemporáneos de la ética de la
las situaciones en que otros necesitan ayuda, y es necesario de­ virtud sostienen que la persona virtuosa se caracteriza por una
terminar si en una situación particular debemos ayudar o no.32 armonía entre los sentimientos que experimenta y aquello que
La simpatía desempeña un papel meramente instrumental en considera que debe hacer en cada situación. Según esto último,
la práctica de la beneficencia y carece de valor moral. la persona virtuosa reacciona siempre con los sentimientos apro­
En la introducción de este capítulo señalé que uno de mis piados, de modo que no hay espacio para el conflicto interno.
propósitos sería mostrar que Kant ofrece una teoría de la virtud, Para dirimir esta disputa, se tiene que determinar, ante todo, si
mas no una ética de la virtud. Como hemos visto, la virtud, en los sentimientos son, como Kant supone, meras reacciones sub­
su concepción, es inseparable del concepto de deber. Él la defi­ jetivas imposibles de "educar" mediante la razón de modo que
ne como "la intención moral en lucha" y no como la "posesión de puedan constituir guías confiables para la acción, o bien si, como
una pureza perfecta de las intenciones de la voluntad" ( C2 5:84 sostienen los partidarios de la ética de la virtud, los sentimientos
/82), lo cual indica claramente que la virtud implica esfuerzo constituyen ellos mismos percepciones de los rasgos moralmen­
frente a ciertos obstáculos. La ética es una doctrina de la virtud te 11elevantes del mundo, que se pueden "educar" o refinar de
porque los fines que contiene son deberes. Kant afirma que mo'ao tal que puedan ser guías confiables para la acción. La re­
"sólo un fin que es a la vez deber puede llamarse deber de virtud" solución de esta cuestión le corresponde a - la psicología moral
(PMDV6:383/233). En su teoría de la virtud, nos dice qué fines más que a la teoría moral propiamente, la cual se ocupa de de­
son deberes de virtud y cómo podemos llegar a ser virtuosos, y t'rrminar el contenido y justificación de la moral. Aquí la dejaré
esto es mediante la práctica. En las éticas de la virtud contempo­ de lado.
ráneas, en cambio, se sostiene que la virtud se opone al deber Aunque Kant sostiene que los sentimientos son reacciones
31 Sobre este punto, véase Baron, Kantian Ethics Almost without Apolog;y, sec­
subjetivas y no constituyen percepciones de algo objetivo, tam-
ción 6.
32 B. Herman desarrolla este punto en "On the Value of Acting from the 33 Anuas, The Morality ofHappiness, capítulo II.
Motive of Duty". 34 McDowell, "Virtue and Reason".
272 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 273

bién afirma que la carencia de sentimientos morales es un signo 4 . Virtud y conflicto


de falta de virtud. En la segunda parte de la Doctrina de la virtud,
la "Doctrina ética del método", afirma que "lo que no se hace Como señalé en la introducción de este capítulo, Kant sostiene
que el conflicto entre la sensibilidad de la persona virtuosa y las
con placer, sino sólo como un servicio compulsivo, carece de
exigencias contenidas en los principios morales es imposible de
valor interno para aquel que obedece su deber con ello, y no se
eliminar. La persona virtuosa se encuentra siempre en lucha
lo ama, sino que se evita en lo posible la ocasión de practicarlo"
contra los sentimientos que la inclinan a privilegiar las deman­
(PMDV 6:484/362). El pasaje sugiere que el éxito en la adopción
das del amor propio por encima del deber moral. Para enten­
de máximas éticas se manifiesta en el placer que se experimenta
der por qué ello es así tenemos que considerar qué exigen las
en la realización de acciones morales. Por lo tanto, debemos
máximas éticas, por un lado, y qué sentimientos se producen
considerar que la manifestación de ciertas actitudes y senti­ naturalmente en la interacción social, por el otro. Las exigen­
mientos es indicativa de la presencia o ausencia de un genuino cias éticas entran directamente en colisión con algunos de estos
compromiso con la adopción de fines éticos. Como vimos, los sentimientos, por lo cual el ideal moral es de un esfuerzo moral
sentimientos que acompañan la adopción del fin de promover constante.
la felicidad de los demás son el amor y el respeto. Si bien es Como hemos visto, la moralidad exige que consideremos a
posible llevar a cabo acciones moralmente buenas hacia los de­ todos los humanos como seres iguales en valor y que actuemos
más sin experimentar el sentimiento de amor, su ausencia es de acuerdo con ese reconocimiento. Sin embargo, Kant tam­
señal de escaso progreso en la adopción del fin de promover la bién sostiene que tenemos una inclinación natural a estimar nues­
felicidad de los demás, esto es, es indicación de falta de virtud. tro propio valor y el de los demás de manera equivocada. En
Para concluir quisiera observar que el pasaje famoso en que lugar de vernos a nosotros mismos y a los demás como seres con
Kant señala que las máximas morales no pueden estar basadas valor intrínseco en virtud de nuestra humanidad común, tende­
_en el hábito, no es inconsistente con lo dicho hasta aquí. El pa­ mos a estimar nuestro valor y el de los demás comparando los
saje dice lo siguiente: logros o atributos personales de cada persona. Tendemos a pen­
Pero la virtud tampoco puede interpretarse ni apreciarse sola­ sar que la gente tiene más o menos valor según lo que ha logra­
mente como una habilidad[ ... ] ni como un hábito de realizar ac­ do realizar y según sus atributos personales. Como sabemos que
ciones moralmente buenas, adquirido por ejercicio durante largo nosotros también somos evaluados de esta manera por los de­
tiempo. Porque si éste no resulta de principios reflexionados, fir­ más, el sentido de nuestro propio valor depende de las evaluacio­
mes y cada vez más acrisolados, entonces, como ocurre con cual­ nes que, pensamos, los demás hacen de nosotros. 35 Estimamos
quier otro mecanismo de la razón práctico-técnica, no está dis­ nue;stro propio valor a través de la mirada de los demás:
puesto en cualquier circunstancia ni asegurado suficientemente i¡

contra los cambios que pueden provocar nuevas seducciones. Las disposiciones para la humanidad pueden ser referidas al título
(PMDV6:383-384/234) general de amor a sí mismo ciertamente físico, pero que compara
(para lo cual se requiere razón); a saber: juzgarse dichoso o desdi­
El punto aquí es sólo que la práctica de la virtud debe estar guia­ chado sólo en comparación con otros. De este amor a sí mismo pro­
da por principios y que no puede ser una mera cuestión de re­ cede la inclinación a procurarse un valor en l.a opinión de los otros; y
petir ciertas acciones mecánicamente. La práctica de la virtud originalmente, es cierto, sólo el valor de la igualdad: no conceder a
exige -la reflexión sobre qué exigen los principios morales en nadie superioridad sobre uno mismo,junto con un constante recelo
cada situación, así como también sobre la sinceridad de la pro­
35 El locus classicus de este diagnóstico se encuent.ra en el segundo Discurso
pia determinación de regirse por ellos.
de Rousseau. Véase Wood, "Unsociable Sociability: The Anthropological Basis
of Kantian Ethics".
274 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN ÉTICA Y VIRTUD 275

de que otros podrían pretenderla, de donde surge poco a poco un la propensión natural a la corrupción del amor propio cobra
apetito injusto de adquirirla para sí sobre otros. (R 6:27/35-36) especial relevancia aprender a relacionarnos con los demás de
La tendencia a procurar que los demás reconozcan el valor supe­ la manera moralmente correcta. Kant concibe la virtud como
rior de uno mismo es una corrupción del amor propio. 36 El de­ una lucha constante contra lo que él llama "los vicios de la cul­
seo original, según Kant, es por el reconocimiento de la igual­ tura" porque, de acuerdo con su concepción de la naturaleza
dad, al cual también se refiere como "celo del honor";·se trata de humana, la consideración de los demás como fines en sí mismos
la "preocupación de no ceder nada de la propia dignidad hu­ no es algo natural en nosotros (R 6:27/36). Lo que es natural
mana al comparase con los demás". 37 El celo del honor nos lleva para los seres humanos en sociedad es estimar su propio valor
a preocuparnos por el reconocimiento de los demás y a temer comparándose entre sí, así como la preocupación de que les sea
que nos sea negado. Desde este punto de vista, aquel que busca reconocido un valor superior. La concepción de nosotros mis­
el reconocimiento de su superioridad sobre los demás está im­ mos como "una persona entre las demás", como expresa Thomas
Nagel, no es nuestro punto de partida en la sociedad, sino que
pulsado por una falta de seguridad sobre su propio valor irttrín­
seco, pues teme que se le considere inferior; busca superioridad el deseo de igualdad se convierte en un deseo de superioridad. 39
sobre los demás porque de esa manera puede asegurarse de su La virtud es la lucha constante para verse a uno mismo y a los
demás como seres con un valor intrínseco independiente de sus
propio valor: se estima a sí mismo dependiendo de cómo lo
vean los demás. Respecto del celo del honor, Kant escribe lo si­ atributos y logros personales. La práctica de la virtud precisa de
valor porque exige de nosotros humildad, que, según Kant, es
guiente en la Antropología:.
muy dificil de conceder; se trata de la humildad que, como sos­
Es menester, en efecto, para resolverse a algo que el deber manda tiene él, sentimos al comparar nuestra naturaleza sensible con la
ejecutar, aun a riesgo de sufrir la burla de los demás, incluso un ley moral, la concesión de que no tenemos ni más ni menos valor
alto grado de valor, porque el celo del honor es el constante com­
intrínseco que los demás, que todos somos iguales moralmente.
pañero de la virtud, y el que es suficientemente dueño de sí frente
a la violencia, raras veces se siente, empero, capaz de arrostrar la
mofa, cuando se le niega con una risa irónica aquella pretensión
de ser honorable. (A 7:257/193)
a nosotros por autores)" (RG:34-35/44); esto no puede ser estrictamente verda­
La corrupción del deseo natural de igualdad es una consecuen­ dero, ya que no podemos negar responsabilidad por la existencia de inclina­
cia necesaria de la vida en sociedad, según Kant. Como podemos ciones é¡ue hemos adquirido mediante el uso de nuestra razón, pues el hecho
de haberlas adquirido parece ser nuestra obra. Podríamos restringir la cate­
apreciar, la determinación y el valor que exige la práctica de la goría de "inclinaciones naturales" a aquellas en cuya generación la razón no
virtud no se dirige contra las inclinaciones que tenemos en vir­ tuvo �ada que ver. Desde ese punto de vista, muy pocas de las inclinaciones que
tud de nuestra naturaleza animal, sino contra las inclinaciones tenemos serían naturales (congénitas, no generadas mediante el uso de la
que provienen de nuestra naturaleza social. 38 En la superación de razón), como por ejemplo las inclinaciones que provienen del temperamento.
Allen Wood ("Unsociable Sociability: The Anthropological Basis of Kantian
36 Véase Wood, "Self-Love, Self-Benevolence, and Self-Conceit". Ethics", pp. 343-344) ha propuesto que también podría decirse que todo aque­
37 PMDVG:465/339. Adela Cortina traduce Ehrliebecomo "pundonor", pero llo en nosotros que no es completamente libre es natural. La moralidad, según
José Gaos en la Antropología lo traduce como "celo del honor". Kant, es el ejercicio perfecto de la libertad mientras que las inclinaciones so­
38
Sobre las inclinaciones que adquirimos en sociedad se podría decir que ciales son el producto de un ejercicio deficiente de la libertad: implican el uso
no son naturales, ya que presuponen el uso de la razón para hacer comparacio­ de la razón, pero las hemos adquirido mediante un mal uso. Sólo las elecciones
nes. Sin embargo, Kant se refiere a las inclinaciones en general como naturales morales son completamente libres. Aunque las inclinaciones adquiridas me­
sin tomar en consideración si la razón tuvo algo que ver en su generación. En la diante la práctica de hacer comparaciones implican el ejercicio de la libertad,
&ligi.ón llega a afirmar de ellas que "nosotros no tenemos que responder de su son naturales porque tal ejercicio está lejos de ser perfecto.
39 Th. Nagel, "Solipsism, Dissociation, and the Impersonal Standpoint".
existencia (ni podemos; porque, en cuanto que son congénitas, no nos tienen
276 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

La explicación de la corrupción del amor propio en la socie­


dad es la respuesta a la pregunta de por qué tenemos la propen­
sión a subordinar el incentivo moral a los incentivos del amor
propio. La pregunta de por qué hacemos de la satisfacción del
amor propio algo incondicional es equivalente a la pregunta de
por qué no nos concebimos a nosotros y a los demás como seres
que tienen valor intrínseco que no admite comparaciones. Cuan­
do concebimos las exigencias de nuestro amor propio como VIII
algo incondicional, declaramos, por así decirlo, que la satisfac­
ción de nuestras inclinaciones es más importante que las exi­ DE LAMORALALARELIGIÓN
gencias que el valor de la humanidad nos plantea. Por ejemplo,
en la máxima de dejar de cumplir una promesa cuando ello re­
sulte ventajoso, se subordina el valor de la humanidad de aquel La moral, de acuerdo con Kant, conduce "inevitablemente" a la
religión ya que, según veremos, el compromiso con la primera
a quien se hizo la promesa al valor del provecho propio. La
necesita apoyarse en cierto tipo de fe religiosa racional (R6:6/22).
respuesta de Kant a la pregunta de por qué tiene lugar en noso­
La religión, a su vez, se funda necesariamente en la moral si es
tros este tipo de corrupción es que es en extremo difícil para
que ha de mantenerse dentro de los límites de la razón; no pue­
nosotr_os no vernos tentados a estimar el valor de las personas
de basarse ni en el conocimiento especulativo ni en la revela­
con base en la comparación de atributos contingentes; en socie­ ción porque en ambos casos se rebasan los límites del ejercicio
dad tendemos a no concebirnos a nosotros y a los demás como legítimo de la razón. Es bien sabido que, en la Critica de la razón
seres que tienen valor intrínseco. El amor propio se corrompe pura, Kant sostiene que es imposible demostrar la realidad de
porque tendemos a comparar y calcular el valor de las personas. los objetos de la metafísica, a saber, la existencia de Dios, la in­
Por ello, la práctica de la virtud es necesariamente conflictiva: mortalidad del alma y la realidad de la libertad. No obstante,
porque las exigencias morales entran en colisión directa con al­ también rechaza la idea de que, por lo tanto, la fe religiosa ten­
gunos de los sentimientos que adquirimos naturalmente en so­ ga que ser necesariamente irracional. De acuerdo con él, la fe
ciedad. De allí que si bien Kant nos ofrece una teoría de la vir- religiosa puede ser racional, pero la única religión posible den­
tud, ésta no puede considerarse una ética de la virtud. tro de los límites de la razón se funda en la moral de la auto­
nomía. Kant caracteriza la religión como "el reconocimiento de
todos nuestros deberes como mandatos divinos" (R6:153-154/
150JI, Esto significa que la religión dentro de los límites de la
razón no puede ser más que un modo de concebir las exigen­
cias de la moral de la autonomía: como algo sagrado; por ello, el
contenido de los mandatos divinos no es otro que el de los man­
datos morales.
La filosofía de la religión de Kant se desarroUa al interior de
la tradición de pensamiento y práctica religiosa específicamente
cristianas. Su postura se articula en relación con el conjunto
de preguntas propias de esa tradición, como la salvación, la gra­
cia, el bien supremo, el reino de Dios, la libertad humana, la in­
mortalidad, el pecado y el origen del mal. Se trata de preguntas
278 VIRTUD, FELICIDAD. Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 279

que se habían planteado desde San Agustín, en el siglo IV, y que 1 . La posibilidad de la metafísica y la necesidad
continuaban siendo el objeto de fuertes disputas en el XVIII.1 AJ del punto de vista práctico
examinar la posibilidad de la metafisica, Kant se propone averi­ En el prólogo a la segunda edición de la pri��ra Critica, el pun­
guar, en parte, la legitimidad de las convicciones centrales del to de vista práctico se presenta como la soluc10n a u� problem� .
cristianismo dentro de los límites de la razón pura. 2 Entre estas _
Como señala Kant, el propósito de la obra es investigar la posi­
convicciones se encuentran la de que el mundo está ordenado bilidad de la metafísica, la cual es un sistema de conocimiento a
hacia el bien y lajusticia por haber sido creado por un Dios sabio priari de la razón ( Cl B XN), y cuyos problemas centrales son
y bueno, que el alma humana es inmortal y que somos libres. Dios, la libertad y la inmortalidad. La pregunta central es s1 la
Son convicciones cuya verdad, de acuerdo con él, es imposible metafísica es posible como ciencia y para ello él investiga la po­
de demostrar mediante la razón especulativa. No obstante, al sibilidad del conocimiento a priori. Con miras a este fin, lleva a
fundar la religión en la moral, estas mismas convicciones queda­ cabo un examen de los alcances y límites de la razón humana en
rán legitimadas desde un punto de vista moral. Al mismo tiem­ su uso independiente de la experiencia. Si sabemos h� sta dó1:de
po, sin embargo, la moral de la autonomía se establece como el puede la razón humana conocer a priori, sabremos s1 �a aspira­
criterio con base en el cual se lleva a cabo la crítica de la religión ción de la metafísica de conocer sus objetos puede satisfacerse.
para distingúir la fe religiosa racional de la superstición y del Como sabemos, el veredicto de la crítica de la razón pura res­
fanatismo. No debe resultar sorprendente que la única "religión pecto de la posibilidad del conocimiento a priori es parcialmen­
verdadera" no será otra que el cristianismo en su versión protes­ te negativo. El resultado del examen de la facultad racion�l es
tante, pero depurado de acuerdo con las exigencias del raciona­ . _
que el conocimiento de objetos a priori sólo es posible s1 estos
lismo crítico y de la moral de la autonomía. pueden darse en una experiencia posible. En con�a de una larga
Antes de examinar los argumentos específicos de Kant a fa­ tradición de pensamiento racionalista, Kant sostiene que los se­
vor de la transición de la moral a la religión veremos brevemen­ res humanos sólo podemos conocer los objetos como nos son
te que la posibilidad de la religión dentro de los límites de la dados en la intuición sensible, cuyas formas son el tiempo y el es­
razón es una de las preocupaciones centrales del proyecto criti­ pacio. Aunque la intuición pueda ser a priori, el objeto sólo pu�­
co en la primera Crítica. En la primera sección veremos que la de representarse en esas formas. De ahí se si�u� que la m� ta:rrs1-
motivación para el punto de vista práctico es satisfacer la aspira­ ca sí es posible, parcialmente, como conoom1ento a prwn �e
ción "más esencial" de la metañsica; en la segunda sección me objetos que nos pueden ser dados en el tiempo y en el esp� c:o.
ocupo de la concepción de la felicidad que puede ser componen­ Kant se refiere a ella como la "primera parte" de la metaf1stca
te del bien supremo; en la tercera sección presento la antino­ ( Cl B XIX). Sin embargo, los objetos que no se pueden dar de
mia de la razón pura práctica que Kant introduce en la "Dialéc­ este!imodo (como Dios, la libertad y la inmortalidad) no son
tica" de la segunda Critica, así como la solución a ella; en la accesibles al conocimiento humano. Esto significa que la segun­
cuarta sección examino los argumentos según los cuales la mo­ da y más importante parte de la metafísica, aqu:lla que sirve a
ral de la autonomía conduce a la fe religiosa racional; en la su interés más esencial, a saber, aquella que asp1ra a conocer ob­
quinta sección considero algunas objeciones a la doctrina del jetos que trascienden los límites de toda experiencia posible, es
bien supremo; y, por último, en la sexta sección presento la crí­ imposible ( Cl B XIX).
tica de Kant a las convicciones y prácticas religiosas desde la mo­ No obstante, Kant no concluye a partir de este veredicto suyo
ral de la autonomía. que, por lo tanto, la segunda parte d� la metafís�� a es absoluta�
1 Véase F.C. Beiser, "Moral Faith and the Highest Good". mente imposible. 3 De acuerdo con el, la metahstca es natural
2 Prólogo a la primera edición (A XII), prólogo a la segunda edición
(B XVIII-XIX).
3
En adelante, me referiré a la segunda parte como "la metafísica".
280 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 281

a la razón humana ya que se ocupa de asuntos que afectan "al razón sola lo determina por sus conceptos y principios para ha­
interés humano universal" ( CI B XXXIII). Nos dice que la espe­ cerlo real. En este caso, la realidad del objeto no depende de que
ranza de una vida futura tiene su fuente en "la disposición que éste se dé en la sensibilidad, sino de que la razón se determine
todo ser humano nota en su naturaleza, [disposición] que hace a producirlo. Este uso práctico de la razón pura que Kant anun­
que no pueda contentarse nunca con lo temporal" ( CI B XXXII). cia en el prólogo constituye la solución al problema de cómo
La libertad, por su parte, es un presupuesto necesario de la mo­ concebir la metafísica, debido a que en él la razón "inevitable­
ral (CI B XXIX) y la conciencia de la primera se produce por "la mente se ensancha por encima de los límites de la sensibilidad"
mera exposición clara de los deberes, en contraposición a todas sin caer en las contradicciones que la plagan en su uso especula­
las pretensiones de las inclinaciones" (CI B XXXIII). En lo que tivo (CI B XXV). De acuerdo con esto, la aspiración esencial de
toca a Dios, "el magnífico orden, la belleza y la providencia que se la metafísica de trascender los límites de la experiencia posible se
presentan por todas partes en la naturaleza, por sí solos [han puede satisfacer si concebimos sus objetos como ideas necesa­
debido producir] la fe en un sabio y grande Creador del mundo" rias para la moral.
( CI B XXXIII). Estos motivos, nos dice, "han debido producir En el capítulo VI examinamos los argumentos de Kant a favor
por sí solos la convicción extendida en el público, en la medida de la realidad de la libertad desde un punto de vista práctico.
en que ella se basa en fundamentos racionales" (C] B XXXIII). En lo que resta del ·presente examinaremos los argumentos en­
Debido a que la metafísica se ocupa de objetos que conciernen caminados a establecer fe racional en la existencia de Dios
al "interés de la humanidad", la tarea del filósofo no puede ser y en la inmortalidad del alma desde este mismo punto de vista.
eliminarla tras el veredicto negativo del examen de la facultad
2 . La felicidad en el bien supremo
racional. Proceder de tal modo sería tanto como pretender co­
rregir los intereses de 'la humanidad, algo que, como Kant pen­ La transición de la moral a la religión tiene lugar a través de la
saba, no les corresponde a los filósofos. En lugar de adoptar una idea del "bien supremo", la idea de un mundo moral en el que
actitud escéptica ante la metafísica, la tarea filosófica tiene que la felicidad está distribuida "en exacta proporción con la mora­
ser la de encontrar otra manera de concebir las aspiraciones y lidad" (C2 5:110/108). En la "Dialéctica" de la segunda Crítica
tareas de esta última. Aquí es donde el punto de vista práctico Kant presenta al bien supremo como el "objeto" de la razón prác­
se presenta como una solución. tica pura, al que nos conduce la ley moral (C2 5:108/106). Aun­
La pro,puesta de Kant es que el propósito de la metafísi'ca que, como nos dice, el bien más elevado es la virtud, ésta no
no debe concebirse en términos especulativos, sino prácticos. puede ser "el bien completo y perfecto en tanto que objeto de
Esto significa que la tarea que le corresponde no es demostrar la facultad de desear de los seres racionales finitos, pues para
en un sistema de conocimiento a priori que Dios existe, que el este,,bien se requiere además la felicidad" (C2 5:110/108). Esto
alma es inmortal y que somos libres, sino establecer la realidad últiIIlo es así "no sólo a los ojos interesados de la persona que se
de estas ideas desde el punto de vista de la acción y de la moral. toma a sí misma como fin, sino tainbién ante el juicio de una
En el prólogo de la segunda edición, distingue dos maneras en razón imparcial que considera la virtud en general en el mundo
que el conocimiento racional a priori puede relacionarse con su como un fin en sí" (C2 5:110/108).
objeto: puede determinar el objeto que le es dado de otra parte La inclusión de la felicidad en la idea del bien supremo
(la sensibilidad) así como el concepto de éste, en cuyo caso se usualmente resulta sorprendente a los lectores por la insistencia
trata de un conocimiento racional teórico, o bien puede determi­ de Kant en delimitar claramente las exigencias de la moral res­
narlo para hacerlo "efectivamente real", en cuyo caso el conoci­ pecto del interés en la felicidad. Si ha insistido tanto en separar­
miento racional es práctico ( CI B IX-X). En el segundo caso el los, podríamos preguntar, ¿por qué los reúne de nuevo? 4 Este
objeto no le es dado a la razón desde otra fuente, sino que la 4 Véase J. Gómez Caffarena, El teísmo moral de Kant, capítulo 3.
282 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 283

tipo de sorpresa pasa por alto que, de acuerdo con su concep­ ha de ser posible lograr la felicidad que merece cada uno. La
ción, la moralidad conlleva el merecimiento de ser feliz. Lo que tercera pregunta es en parte práctica porque la plantea del modo
agrega la doctrina del bien supremo no es la reunión de los siguiente: "si hago lo que debo, ¿qué puedo entonces esperar?
conceptos de felicidad y de virtud, los cuales ya se encuentran ( Cl A805/B833). La pregunta es también teórica porque la rea­
reunidos en su concepción de la virtud como "merecer ser feliz" lidad de la felicidad que cada quien merece depende de que el
(C2 5:110/108), sino una explicación de cómo se puede conce­ mundo funcione de modo que la virtud se recompense, por lo
bir la obtención de la felicidad que cada quien merece.5 Así, que la respuesta tiene que incluir cierto saber respecto de tal
señala que "tener necesidad de felicidad, ser digno de ella y sin funcionamiento. Ya que Kant presenta la aspiración a la felici­
embargo no ser partícipe de ella, ciertamente no concuerda dad como uno de los intereses de la razón, supone que los seres
con el querer perfecto de un ser racional" ( C2 5:110/108). En racionales "de este mundo" no podemos dejarla de lado por
la priffiera Crítica observa que "la sola moralidad, y con ella, el más que la moral lo exija de manera incondicionada en casos
solo merecimiento de ser feliz, está también lejos de ser el comple­ particulares. En la segunda Crítica observa que "ser feliz es nece­
to bien" (C l A814/B842). Para que el bien esté completo es ne­ sariamente el deseo de todo ser racional, pero finito, y por ello
cesario además que "aquel que no se ha comportado de manera un fundamento determinante inevitable de su facultad de de­
indigna de la felicidad debe poder tener la esperanza de llegar sear" ( C2 5:25/23). En la Religión se refiere a la felicidad como
a ser partícipe de ella" ( Cl A814/B842). El propósito de la doc­ "el fin subjetivo último de los seres racionales pertenecientes al
trina del bien supremo es hacer comprensible cómo es posible mundo" (R 6:6n/200). De acuerdo con esto, el interés de la ra­
esto último. Antes de pasar a ello en la siguiente sección, exami­ zón en la felicidad es irrenunciable.
nemos brevemente el lugar que le otorga Kant a la aspiración a Como la aspiración a la felicidad es un interés racional, la fi­
la felicidad en su concepción de la razón. losofía práctica tiene que ofrecer respuestas a las preguntas que
En la primera Crítica presenta la aspiración a la felicidad este interés plantea, tales como ¿en 'qué consiste la felicidad?,
como uno de los intereses de la razón. En el "Canon" señala que ¿está a nuestro alcance? y, en caso de ser así, ¿qué debemos hacer
"todo interés de mi razón ( tanto el especulativo, como el prácti­ para lograrla? Como hemos visto, en su respuesta a la primera
co) se reúne en las tres preguntas siguientes": ¿Qué puedo saber? de estas preguntas, Kant sostiene que la felicidad consiste en la
¿Qué debo hacer? ¿Qué me está permitido esperar? ( Cl A804 satisfacción de las inclinaciones y que no podemos formarnos un
/B832). La primera pregunta es especulativa y de ella se ocupa concepto determinado de ella. La felicidad depende de qué nos
en la primera Crítica; la segunda es práctica, cuya respuesta es agrade y qué nos desagrade, lo cual sólo puede determinarse
"haz aquello por lo cual te tornes digno de ser feliz"; la tercera, por experiencia con base en los sentimientos de placer y de dis­
nos dice, es "práctica y teórica a la vez", ya que "todo esperar se placer. En la Fundamentación Kant señala que nadie puede decir
dirige a la felicidad" ( Cl A805/B833). En este libro hemos visto "de modo determinado y acorde consigo mismo qué quiere y
la respuesta a la segunda pregunta, la cual deja pendiente cómo desea propiamente" (F4:418/165). En la segunda Crítica señala
que aunque la felicidad sea necesariamente el deseo de todo ser
5 Con frecuencia, los lectores de Kant rechazan esta concepción del bien racional finito, "la satisfacción con toda su existencia no es una
supremo en la cual la felicidad se combina con la moralidad y les parece que el posesión originaria y una bienaventuranza [ ... ] sino más bien
bien supremo debe limitarse a la virtud. Véanse L.W. Beck, A Commentary on un problema que le ha planteado su propia naturaleza finita"
Kant'sCritique of Practical Reason, capítulo XIII, yJ. Rawls, "Kant X. La unidad
( C2 5:25/23). El problema no es sólo que la concepción de la
de la razón". Algunos teóricos señalan que la inclusión de la felicidad en el bien
supremo es un paso infundado que Kant da con el fin de sostener que la moral felicidad diverja de una persona a otra, sino que ni siquiera
conduce necesariamente a la religión. Véase O. O'Neill, "Kant on Reason and una persona sola puede especificar con certeza en qué consiste
Religion". su felicidad porque para ello "sería preciso omnisciencia"
284 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN
DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 285
(F4:418/167): "aquello en lo cual ha de poner cada uno su feli­ a que es imposible determinar de manera universal el conteni­
cidad depende de su sentimiento particular de plaCer y displa­ do de la felicidad, no puede haber leyes universales respecto de
cer, e incluso en uno y el mismo sujeto, de la diferencia de nece­ qué se deba hacer para ser feliz, sino sólo consejos respecto
sidades según los cambios de tal sentimiento" (C2 5:25/23-24). de lo que usualmente h ay que hacer y a los que Kant se refiere
Como aquello que agrada o desagrada varía mucho en los dis­ como "consejos de la prudencia" (F4:417/167 y C2 5:26/24).6
tintos momentos de la vida de una sola persona y, todavía más, Entendida en este primer sentido, la respuesta a la pregunta
entre las personas, resulta imposible determinar el contenido respecto de qué debemos hacer para ser felices no puede reci­
de la felicidad para una sola persona y, mucho menos, de mane­ bir una respuesta satisfactoria desde el punto de vista de la ra­
ra que valga universalmente. zón, esta última no puede ofrecer leyes universales para el logro
Su respuesta a la segunda pregunta respecto de si la felicidad de la felicidad.
está a nuestro alcance es negativa. Mientras que, nos dice, "cum­ El segundo sentido en que puede entenderse la tercera pre­
plir el mandato categórico de la moralidad está siempre en el gunta es moral y concierne a qué debemos hacer para merecer la
poder de todos; cumplir el precepto empíricamente condiciona­ felicidad. Como hemos visto, Kant insiste a lo largo de sus escri­
do de la felicidad es posible sólo raramente para algunos y sólo tos morales que la moralidad nos hace dignos de ser felices. En
respecto de una única intención" (CZ-5:36-37/36). La razón de la primera Crítica obsen,a "que cada cual tiene motivo para es­
esta asimetría es que, en el primer caso, el cumplimiento del perar la felicidad en la misma medida en que se ha hecho digno
mandato depende "de la máxima, la cual debe ser verdadera y de ella por su comportamiento" (A809/B837). En la Fundamen­
pura", mientras que el logro de la felicidad depende también "de tación señala que "la buena voluntad parece constituir la indis­
la fuerza y del poder físico de producir realmente el objeto de­ pensable condición aun de la dignidad de ser feliz" (F 4:393
seado" (C2 5:37/36). Si bien el cumplimiento del mandato mo­ /118). En la segunda Crítica nos dice que "tener necesidad de
ral implica tomar los medios que estén a nuestro alcance, como felicidad, ser digno de ella y sin embargo no ser partícipe de ella,
señala al principio de la Fundamentación (F5:394/l 19), no depen­ ciertamente no concuerda con el querer perfecto de un ser ra­
de de que se tenga éxito en el logro del propósito. Como hemos cional" (C2 5:110/108). Entendida en este segundo sentido, la
visto, Kant insiste en que la buena voluntad no depende de las razón sí puede ofrecer una respuesta satisfactoria a la pregunta
consecuencias, lo cual significa que no pierde mérito alguno si, en consideración, pues sí puede especificar las leyes universales
a pesar de su mejor esfuerzo, no logra sacar adelante su prop6- para merecer la felicidad, las cuales son leyes morales. Aunque
sito debido a causas que escapan a su control. En cambio, en el la obtención de nuestra felicidad no esté en nuestro poder, si
caso de la felicidad, lo que se busca es producir ciertos objetos o nos hacemos merecedores de ella, la razón tiene que exigir su
estados de cosas, lo cual no está enteramente a nuestro alcance. posil:Jjlidad.
Si se entiende la felicidad, como a veces Kant lo hace, como "un Una premisa crucial en esta segunda versión de la tercera pre­
máximo de bienestar" en todo estado presente y en todo estado gunta es la imposibilidad de lograr la felicidad si la buscamos
futuro, difícilmente puede decirse que esté en nuestro poder. directamente. Si fuera posible lograr la felicidad por nuestros
Además de que no podemos formarnos un concepto determi­ propios medios, nuestra aspiración a ella plantearía un desafío
nado de un máximo de bienestar, los medios para lograrlo de­ todavía mayor para el compromiso con la moral. Si nos pudiéra­
penden de relaciones causales que escapan a nuestro control. mos formar un concepto determinado de la felicidad y los me­
La tercera pregunta, respecto de qué debemos hacer para ser dios para lograrla estuvieran a nuestro alcance, se volvería muy
felices, puede entenderse en dos sentidos. En un primer senti­ difícil mostrar que podemos vernos motivados a actuar según
do, es una pregunta pragmática que concierne a la especifica­
ción de los medios que deben tomarse para alcanzarla. Debido 6 Véase el capítulo 11, sección 5.
286 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 287

mandatos categóricos que exigen la subordinación absoluta de futuro. Se trata ahora de la satisfacción de las inclinaciones y de
la aspiración a la felicidad. Como resulta que la búsqueda direc­ la procuración de un máximo de bienestar de manera consisten­
ta de la felicidad plantea un problema insoluble, puede resultar te con el deber moral. De este modo se limita significativamente
verosímil, al menos en principio, la alternativa de aspirar a ella el tipo de felicidad que podemos merecer. Aunque Kant no lo
indirectamente haciéndonos dignos de ella. discute explícitamente, la razón tendría dos funciones en esta
Más adelante discutiré por qué Kant supone como evidente la concepción moral de la felicidad. Por un lado, desempeña la
relación de merecimiento entre la moralidad y la felicidad (ca­ función pragmática de ordenar las inclinaciones de modo que
pítulo VIII, sección 5). Por ahora es preciso observar que la con­ formen un todo coherente y la satisfacción de algunas no entor­
cepción de felicidad que, según Kant, se puede merecer es, ella pezca la de otras. En esta función, le corresponde articular, en la
misma, moral. Como se trata de la felicidad de una persona vir­ medida de lo posible, la idea de un "máximo de bienéstar en el
tuosa, es consistente con leyes universales. Aunque sostiene que estado presente y en todo estado futuro". Por el otro lado, la ra­
la procuración de la felicidad propia no es un-0.eber,7 también zón desempeña la función moral de verificar que tal máximo de
señala explícitamente que ésta queda comprendida en una le­ bienestar sea consistente con el deber moral. La concepción de la
gislación universal: felicidad que cabe merecer, entonces, no está en conflicto con
Pero, dado que todos los demás no serían sin mí todos y, por consi­ la moral.
guiente, la máxima no tendría la universalidad de una ley( ... ], la Se podría objetar que si dos personas virtuosas se proponen
ley del deber de benevolencia me incluirá a mí también como fines no inmorales aunque incompatibles entre sí, se abre la po­
objeto suyo en el mandato de la razón práctica; no como si por sibilidad de un conflicto. Sin embargo, no se trata de un conflic­
ello estuviera obligado a amarme a mí mismo [ ... J sino que la razón to entre la felicidad bajo leyes universales y el deber moral, sino
legisladora, que incluye en su idea de la humanidad en general a la entre los fines de dos personas virtuosas. Éste es el tipo de con­
especie entera [ ... ], siguiendo el principio de i gualdad me incluye flicto cuya resolución compete al derecho, no a la ética. Según
también a mí, como legislador universal, en el deber de benevolen­ Kant, la necesidad de las leyes del derecho no se presenta por la
cia recíproca [ ... ] y te permite ser benevolente contigo mismo, con falta de virtud de las personas, ya que, aun suponiendo que ,to­
tal de que tú también quieras bien a los demás. (P.N.WV6:451/320)
dos fueran virtuosos, queda la posibilidad de un conflicto como
Más aún, entre los deberes hacia uno mismo se encuentra el el mencionado (PMDD 6:312/140-141).9 En todo caso, el pro­
"llevar una vida regalada, en la medida en que es necesario par� blema que le interesa en la transición de la moral a la religión
encontrar satisfacción en ella (cuidar del propio cuerpo, aun­ no es cómo resolver el posible conflicto entre la moral y la feli­
que sin llegar a la molicie)" (PMDVG:452/322). Desde la pers­ cidad, el cual ya ha quedado resuelto con la concepción de la
pectiva moral, no sólo puede estar permitido procurar la felici­ morilidad como la dignidad de ser feliz. Si Kant no puede estable­
dad propia, sino que también es un deber hacerlo en la medida cer la posibilidad de que, en efecto, las personas virtuosas logren
en que ello forma parte del cuidado de uno mismo. 8 la felicidad que merecen, el conflicto se presentará de nuevo.
Desde esta perspectiva, la felicidad ya no puede entenderse Aunque la felicidad moral que cabe merecer sea muy diferente
como la mera satisfacción de las inclinaciones, ni tampoco mera­ de aquella a la que, de hecho, aspiramos (dado que no somos
mente como un máximo de bienestar en todo estado presente-y virtuosos), no es en modo alguno claro cómo podría asegurarse
7 Véase el capítulo VII, sección 2. la posibilidad de su realización.
8 P.MDVG:432-433/295-296. En la Fundamentación (4:399/72) se obseiva
que asegurar la felicidad propia es un deber indirecto pues, "al verse apremiado
por múltiples preocupaciones en medio de necesidades insatisfechas", se pue­ 9
Discuto este punto en F. Rivera Castro, "Social Equality and Peace as the
de ser víctima de la tentación de transgredir los deberes. Highest Political Good".
288 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 289

3 . La virtud como causa de lafelicidad o maldad. Ya que la razón pura práctica alcanza, por así decir, lo
incondicionado, sorprende que Kant sostenga que también tie­
Kant aborda la pregunta de cómo se puede concebir la posibili­ ne su dialéctica y su antinomia. No obstante, él sostiene que ello
dad de que cada quien obtenga la felicidad que merece plantean­ es así porque lo incondicionado puede entenderse en dos sen­
do una "antinomia" de la razón pura. Los lectores familiarizados tidos: como lo "más elevado" o lo "perfecto". Lo primero es
con la primera Crítica saben que una antinomia de la razón pura "aquella condición que en sí misma es incondicionada"; lo
_se presenta cuando, en la búsqueda de explicaciones últim� y segundo "es aquel todo que no es una parte de un todo más
completas, la razón se contradice a sí misma al ofrecer argu­ grande de la misma especie" ( C2 5:110/108). De acuerdo con
mentos a favor de proposiciones que son contradictorias entre el imperativo categórico, la virtud es el bien más elevado, es la
sí. El conflicto resulta inevitable porque, de acuerdo con la con­ condición incondicionada "de todo lo que nos puede parecer
cepción de la razón que Kant desarrolla en la primera Crítica, lo deseable". Sin embargo, la virtud no es "el bien completo y per­
característico de la razón, a diferencia del entendimiento, es que fecto" para seres racionales finitos, ya que para ello "se requiere
busca lo incondicionado, la totalidad de condiciones para un además la felicidad" (C2 5:110/108).11 Él señala que la razón
condicionado dado ( Cl B XX). En el uso especulativo, lo condi­ pura práctica:
cionado que pone en marcha a la razón es un fenómeno o even­
to cualquiera, para el cual busca las causas o condiciones hasta busca para lo prácticamente condicionado (lo que se funda sobre
lograr una explicación completa. Al proceder de este modo, la inclinaciones y necesidades naturales) también lo incondicio­
nado, y ciertamente no sólo como fundamento determinante de
razón pura en su uso especulativo necesariamente rebasa los lí­ la voluntad, aun cuando éste ha sido dado (en la ley moral), sino
mites de la experiencia posible y hace afirmaciones sobre aque­ que lo busca también como la totalidad incondicionada del obje­
llo que no puede conocer. to de la razón práctica pura, bajo el nombre del bien supremo.
A primera vista, resulta sorprendente que en su uso práctico, ( C2 5:109/105-106)
la razón caiga en un predicamento similar ya que, como hemos
visto, el imperativo categórico es un principio incondicionado. Como Kant sostiene que la moralidad nos hace dignos de ser
En el uso práctico, lo condicionado es cualquier fin o acción que felices, no deberla sorprender que el bien completo o supremo
nos p �opongamos con base en alguna in�linación, para lo cual incluya la virtud y la felicidad que cada uno merece. En el bien
la razon busca las condiciones que puedan justificarlo hasta lo­ supremo, el cual es el objeto completo y perfecto de la razón
grar una justificación completa. Como vimos, sólo aquellas má­ pura práctica, la virtud es el bien más elevado (la "condición que
ximas que son consistentes con el imperativo categórico pueden es en sí misma incondicionada") y la felicidad es el bien condi­
ser absolutamente buenas; el resto son malas. Sólo aquella vo­ cionado, ya que no es absolutamente buena ( C2 5:110-111/108).
luntad que actúa según este imperativo es absolutamente bue­ Comdtvimos en el capítulo VII, en su teoría de la virtud explica
na; la que no lo hace es mala. 10 Dada una máxima cualquiera, el cómo podemos llegar a ser virtuosos. La pregunta que ahora se
imperativo es el criterio último para determinar su bondad plantea es cómo concebir la posibilidad de la felicidad que cada
uno merece por su virtud.
10 A diferencia de la bondad, la maldad, según Kant, admite grados
(R 6:29-30/38-39). Puede tratarse de "fragilidad", "impureza" o "perversidad".
La "fragilidad" es un primer grado de corrupción y consiste en una debilidad de lado la importancia de la motivación moral. Véase la discusión en Sussman,
en el cumplimiento del deber al ceder ante el influjo de inclinaciones que se "Perversity of the Heart".
le oponen. El segundo grado corresponde a la "impureza", la cual resulta
11
En la primera Crítica se señala que en el mundo moral puede pensarse
cuando se procura que el cumplimiento del deber sea también favorable a la "como necesario tal sistema de la felicidad proporcionalmente enlazada con la
felicidad p ropia. El tercer grado de corrupción es la "perversidad" y se da cuan­ moralidad; porque la libertad, por las leyes morales en parte impulsada y en parte
do buscamos sólo la coincidencia externa de las acciones con el deber dejando restringida, [es] ella misma la causa de la universal felicidad" ( Cl A809/BS37).
290 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 291

Esta pregunta conduce a la razón pura práctica al terreno de una justificación para este paso. Kant enfatiza que la felicidad y
la especulación, ya que la posibilidad de la felicidad depende no la virtud son conceptos heterogéneos, de modo que uno no pue­
sólo de las acciones humanas, sino también de las leyes de la de contener al otro. La relación entre ambos tiene que ser sin­
naturaleza. Como vimos en la sección 2 de este capítulo, la ter­ tética, lo cual, significa, de acuerdo con él, que están conecta­
cera pregunta·que Kant plantea en el "Canon", "Si hago lo qu� dos por la ley de la causalidad ( C2 5:111/108). Según esto, una
debo ¿qué me está permitido esperar?", es a la vez práctica y tiene que ser causa eficiente de la otra.
teórica. Como también vimos, dada esa dependencia respecto En la antinomia de la razón pura especulativa, el conflicto de
de las leyes de la naturaleza, la felicidad es algo que escapa a la razón consigo misma se expresa en términos de una tesis y una
nuestro control, aun suponiendo que pudiéramos formarnos antítesis que resultan contradictorias entre sí. En la antinomia
un concepto determinado de ella, algo que Kant niega enfática­ de la razón pura práctica, encontramos dos proposiciones que
mente. Con el fin de responder a la pregunta sobre cómo con­ se oponen entre sí: "el deseo de felicidad es causa de máximas de
cebir la posibilidad de la felicidad que merecen los virtuosos, la virtud'' y "las máximas de virtud son causa eficiente de la felici­
razón pura combina el uso práctico con el especulativo. Este dad" ( C2 5:113/111). Kant sostiene que la primera proposición
último, al rebasar los límites de la experiencia posible con el es absolutamente imposible porque, como ya lo mostró en la
propósito de establecer la posibilidad del bien supremo, arras­ "Analítica", "las máximas que ponen el fundamento determinan­
trará, por así decir, al uso práctico a una antinomia en la cual la te de la voluntad en el deseo de la propia felicidad, no son mo­
razón pura se contradirá a sí misma al ofrecer argumentos a fa­ rales y no pueden fundamentar ninguna virtud" ( C2 5: 113/111).
vor de proposiciones que son contradictorias entre sí. 12 Así como Pero también sostiene que la segunda proposición ( que las má­
en el uso especulativo la solución al conflicto de la razón consigo ximas de virtud son causa de felicidad) es asimismo imposible
misma la ofrece la doctrina del idealismo trascendental (la dis­ "porque toda conexión práctica de causas con efectos en el mun­
tinción entre fenómeno y cosa en sí), lo mismo debemos esperar do, como consecuencia de la determinación de la voluntad, no
en el conflicto de la razón consigo misma en su uso práctico. obedece a las intenciones morales·de la voluntad sino al cono­
De acuerdo con Kant, sólo hay dos maneras en que se puede cimiento de las leyes naturales y al poder físico de emplearlas
concebir la posibilidad de la felicidad proporcional a la virtud: para los propios fines" ( C2 5:113/111). El problema al que remi­
o bien ambas son idénticas, de modo que la búsqueda de una te esta obseniación es que la posibilidad de la felicidad depende
implica la de la otra, o bien una es causa de la otra. En el primef de las leyes de la naturaleza, las cuales no están bajo nuestro
caso, la conexión entre virtud y felicidad sería analítica; en el control.
segundo caso sería causal y, por ello, sintética. Kant descarta la El conflicto de la razón pura consigo misma resulta porque,
primera posibilidad porque la felicidad es un bien condiciona­ por u11 lado, exige el bien supremo y, por el otro, tiene que ad­
do y la bondad de la virtud es incondicionada. Mientras que la mitir s'u imposibilidad. A favor de la posibilidad ofrece argu­
relación entre lo condicionado y sus condiciones es analítica, mentos morales, mientras que a favor de la imposibilidad ofrece
ya que se implican mutuamente, la relación de lo condiciona­ argumentos de orden teórico:' La solución a la antinomia, al
do con lo incondicionado es sintética, de modo que se necesita igual que en el uso especulativo, apela a la doctrina del idealis­
mo trascendental, es decir, a la distinción entre fenómeno y cosa
12 Hay autores que han cuestionado este paralelismo y han sostenido que la en sí. Kant nos recuerda que la tercera antinomia de la razón
correspondiente antinomia no se presenta en el uso práctico de la razón, al especulativa "quedó resuelta al demostrar que no se trataba de
menos no cómo Kant la plantea. Véanse Beck, A Commentary onKant's Critique una genuina contradicción" puesto que:
of Practical Reason, capítulo XIII, y A. Wood, Kant's Moral Religjon. Para una
defensa de la credibilidad de la postura de Kant veáse E. Watkins, "The Antin­ uno y el mismo agente como fenómeno (incluso ante su propio
omy of Practica} Reason: Reason, the Unconditioned and the Highest Good". sentido interno) tiene una causalidad en el mundo sensible que es
292 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 293

siempre conforme al mecanismo natural; pero respecto al mismo realización no está en nuestras manos. En primer lugar, nos
evento, en cuanto que la persona agente se considera al mis­ dice que "la plena conformidad de las intenciones con la ley moral
mo tiempo como noúmeno (como pura inteligencia, en su existen­ es la condición más elevada del bien supremo", pero, agrega, tal
cia no determinable según el tiempo), puede contener un funda­
conformidad "es la santidad, una perfección de la cual no es ca­
mento determinante de aquella causalidad según leyes naturales,
el cual esté libre de toda ley natural. ( C2 5:114/111-112) paz ningún ser racional perteneciente al mundo sensible en nin­
gún momento de su existencia" (F4:122/118-119), Como vi­
Kant emplea esta distinción entre fenómeno y noúmeno para la mos en el capítulo VII, sección 1, la virtud es el grado máximo
solución de la presente antinomia. Nos dice que la primera pro­ de moralidad que puede alcanzar un ser sujeto a la influencia de
posición ( que el deseo de felicidad es causa de máximas de vir­ la inclinación y consiste en el progreso constante en la realiza­
tud) es absolutamente falsa, mientras que la segunda (que las ción de las máximas de fines morales. No obstante, Kant sostie­
máximas de virtud son causa eficiente de felicidad) no lo es abso­ ne que la ley moral presenta "la disposición moral en toda su
lutamente, sino de modo condicionado. La segunda proposición perfección como un ideal de santidad inalcanzable por criatura
sería falsa "si admito la existencia en el mundo sensible como el alguna, y que, sin embargo, constituye el prototipo hacia el cual
único modo de existencia del ser racional" ( C2 5:114/112). debemos procurar acercarnos y semejarnos en un progreso sin
Pero dado el "derecho de concebir mi existencia también como interrupción pero infinito" (C2 5:83/81). De acuerdo con esto,
noúmeno en un mundo inteligible", la virtud puede ser causa la idea del bien supremo exige la santidad, aunque lo máximo
de la felicidad en el mundo sensible gracias a la mediación de que podemos lograr sea la virtud, es decir, el progreso constante
un autor inteligible de la naturaleza. Si concebimos la conexión hacia la santidad.
causal entre las máximas de la virtud y de la felicidad sólo--désde En segundo lugar, la distribución de la felicidad en propor­
la perspectiva del mundo sensible, las primeras-no pueden ser ción a la virtud tampoco está en nuestras manos. No tenemos
causa de la segunda ya que, como afirma Kant, la obtención de el poder de asegurar la justa distribución de la felicidad en pro­
la felicidad depende de causas naturales que escapan a nuestro porción a la virtud. 14 Para realizar esta distribución tendríamos
control. Pero si asumimos, desde la perspectiva inteligible, a un que poder discernir los motivos de las personas, lo cual está com­
autor de la naturaleza, tal conexión es posible. 13 pletamente fuera de nuestro alcance. Como Kant insiste a lo
largo de sus escritos morales, el grado de virtud, propio o ajeno,
4 . De la moral a la religión es inaccesible para nosotros. Aunque sabemos según qué máxi­
mas debemos actuar, es muy difícil determinar cuándo actuamos
Así como Kant nos dice que la razón especulativa tiene "el des­ según máximas moralmente buenas, ya sea nosotros o los de­
tino singular" de plantearse preguntas que no puede evitar ni máS¡ Si bien la conducta externa es observable, los motivos nos
tampoco responder, podríamos decir que la razón práctica tiene resultan opacos. Nunca podemos estar seguros, ni en el caso
el destino particular de plantearse exigencias que tampoco puede propio ni en el ajeno, si una conducta aparentemente moral no
satisfacer. El bien supremo, como vimos, es la idea de un mun­ ha sido motivada por el interés en la felicidad. Además, para
do moral en el cual la felicidad está distribuida en proporción a poder asegurar la justa distribución de la felicidad en propor-
la virtud. Sin embargo, como Kant reconoce explícitamente, su
14 Ch. Korsgaard ("Religious Faith, Teleological History, and the Concept of
Agency. Comments on Onora O'Neill's TannerLectures") señala que el problema
13 Esta solución de la antinomia implica que en su planteamiento se había
del determinismo que más preocupaba a Kant era el de las consecuencias fu­
supuesto el realismo trascendental, el cual toma a los fenómenos como cosas turas de nuestras acciones y no, como suele pensarse , el de las causas que ante­
en sí. Watk.ins ("The Antinomy of Practica! Reason: Reason, the Unconditioned ceden a la conducta. Véase también de ella Self-Constitution. Agency, Identity and
and the Highest Good") enfatiza este punto. Integrity, 5.2.3.
294 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 295

ción a la virtud, tendríamos que ser capaces de producir la felici­ bros del mundo inteligible. Kant sostiene que a menos que se
dad como efecto de nuestras acciones, algo que Kant insiste que. suponga una existencia que continúe hasta lo infinito, el pro­
no está en nuestras manos. La conexión entre nuestra intención greso infinito en la búsqueda de la plena conformidad de la
moral y el resultado buscado depende de una multitud de cau­ voluntad con la ley moral es imposible; y a menos que se supon­
sas que escapan a nuestro control y que puede frustrar nuestros ga la existencia de una inteligencia que sea autora tanto de las
esfuerzos. La felicidad y la infelicidad dependen de conexiones leyes morales como de las naturales para poder asegurar su con­
causales que llevan a los accidentes de la fortuna, las enferme­ gruencia, la distribución de la felicidad en proporción a la vir­
dades, los desastres naturales y la muerte. Para distribuir la feli­ tud resulta también imposible. En la "Dialéctica" de la segunda
cidad en proporción a la virtud es necesario poder asegurar la Crítica sostiene que, por ello, la razón pura práctica tiene que
congruencia de las leyes morales con las leyes de la causalidad postular la inmortalidad del alma y la existencia de Dios, conce­
natural según la idea del bien supremo. Esto último es algo que bido como el "autor" de la naturaleza, esto es, como la causa "de
está fuera de nuestro alcance porque no somos los autores de la toda la naturaleza, distinta de la naturaleza y que contiene el
naturaleza. 15 No obstante, Kant sostiene que la imposibilidad de principio de esta conexión, i.e., de la concordancia exacta de la
realizar el bien supremo no puede ofrecerse como una razón felicidad con la moralidad'" (C2 5:125/121). Sólo Dios puede
para rechazar esta idea moral: "la ley moral me ordena hacer el cerrar el abismo que se abre entre el reino de la naturaleza y el
bien supremo posible en el mundo el objeto último de toda mi de la libertad desde la perspectiva del interés de la razón en la
conducta" (C2 5:129/125). Como también insiste en que la ra­ realización del bien supremo.
zón pura práctica no nos exige nada que no podamos determi­ Llegados a este punto puede apreciarse la enorme importan­
narnos a hacer, el bien supremo tiene que ser posible. El pro­ cia que tiene para Kant que la ley moral sea la misma para todos
blema es que aun suponiendo la mejor de las intenciones y el los seres racionales. A menos que podamos concebir al ser su­
mayor de los esfuerzos de cada persona, tal bien es imposible de premo como una inteligencia que se rige por las mismas leyes
realizar mediante esfuerzos humanos. que nosotros, la congruencia entre la moralidad y la felicidad se
A la luz de la imposibilidad de realizar el bien supremo me­ vuelve imposible. Es crucial que podamos concebirlo de modo
diante esfuerzos humanos junto con la necesidad racional de su que sea verosímil pensar que nos habrá de juzgar según las mis­
posibilidad, Kant concluye que la moral conduce a la religión; mas leyes con que nos juzgamos a nosotros mismos. Por ello, la
en particular, conduce a la necesidad de creer en la inmoitali­ ley moral tiene que ser la ley de una naturaleza suprasensible y
dad del alma y en la existencia de Dios. De acuerdo con la re­ no sólo la ley para seres finitos que conciben su existencia es­
solución de la antinomia de la razón práctica, como vimos, es pacio-temporalmente. Se trata de una ley para un reino de los
posible concebir la virtud como causa de la felicidad proporcio­ fi�es que incluye a todos los seres racionales. Aquí cobra todo
nal a ella si suponemos que la sensible no es la única forma de su significado la postura de Kant, según la cual, lo que distingue
existencia del ser racional, sino que, al mismo tiempo, podemos entre sí a los seres racionales es la sensibilidad de la que algu­
concebirnos como noúmenos y, en esta medida, como miem- nos están dotados, mientras que "el mundo del entendimien­
to", del que todos participan, "permanece siempre el mismo"
15 En el "Canon" Kant dice que si bien la razón "posee causalidad respecto (F 4:451/233).
de la libertad en general, no la posee en relación con la naturaleza entera� De acuerdo con los límites de la razón especulativa estable­
(A807/B835). En la "Dialéctica" de la segunda Crítica expresa esta misma idea: cidos en la primera Crítica, no podemos establecer la inmortali­
"el ser racional que obra en el mundo no es al mismo tiem po la causa del dad del alma y la existencia de Dios, por lo que la razón práctica
mundo y de la naturaleza misma [ ... ] y, por lo que toca a su felicidad, no puede
considera estas ideas como "postulados". Un "postulado" de la
con sus propias fuerzas hacerla coincidir totalmente con sus propios principios
prácticos" (C2 5:124-125/121). razón pura práctica es "una proposición teórica, pero que como
296 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 297

tal no puede ser demostrada, en cuanto depende inseparable­ Kant sostiene que la necesidad moral de admitir la inmortali­
mente ·de una ley práctica que tiene un valor incondicionado a dad del alma y la existencia de Dios es subjetiva mas no un deber
priori" (C2 5:122/119). Las afirmaciones de que el alma es inmor­ "puesto que no puede ser un deber admitir la existencia de una
tal y de que Dios existe son, en primer lugar, proposiciones teó­ cosa" (C2 5:125/122). La actitud apropiada hacia estos objetos
ricas que no se pueden demostrar, lo cual, como ya mencioné, es es de Je racional 16 La fe es una actitud que se puede adoptar
una de las conclusiones más importantes de la primera Crítica. frente a un objeto cuya realidad no se puede demostrar ni refu­
Sin embargo, corno también se argumenta en la "Dialéctica" de tar mediante la especulación y que se postula en aras del interés
esta obra, ese tipo de proposiciones sobre objetos suprasensi­ moral. Tal actitud es racional en la medida en que se adopta
bles (que no se pueden dar en el tiempo y en el espacio) tampo­ para satisfacer una necesidad de la razón pura práctica, en este
co se pueden refutar mediante la razón teórica, por lo cual re­ caso, la posibilidad del bien supremo. Es importante subrayar
sultan problemáticas para esta última. que la fe es una actitud adoptada desde una perspectiva prácti­
En segundo lugar, además de que las proposiciones ''el alma ca. No se trata, pues, de una actitud cognitiva en la cual nos falte
es inmortal" y "Dios existe" son teóricas, la razón pura práctica seguridad por la ausencia de información completa, co!Ilo cuan­
las necesita en aras de su interés de determinar a la voluntad "en do alguien dice "creo que la epidemia está creciendo". Este es un
relación con el fin último y completo" ( C2 5:120/117). No son ejemplo de lo que Kant denomina "opinión" ( Cl A822/B850).
afirmaciones arbitrarias, sino que "dependen inseparablemen­ La fe se basa en la combinación de la imposibilidad de la certe­
te" de la ley moral: se trata de proposiciones que se introducen za (ausencia de fundamentos objetivamente suficientes) con la
porque, de otro modo, el objeto completo al que conduce la ley convicción (fundamentos subjetivamente suficientes). La im­
moral resulta imposible. En la "Dialéctica" de la segunda Critica, posibilidad de la certeza se debe a que aquello sobre lo cual se
Kant afirma que la razón especulativa debe aceptar tales proposi­ puede tener fe es algo imposible de demostrar o de refutar me­
ciones "aunque sean trascendentes para ella" y "como una pro­ diante la especulación (como la inmortalidad del alma y la
piedad ajena que le es transmitida", porque el uso práctico de la existencia de Dios) porque no puede darse en una experien­
razón tiene primacía sobre el especulativo (C2 5:120/117). Tal cia posible. El derecho a la convicción, a su vez, se basa en que
primacía significa "la prerrogativa del interés de una en cuanto la necesidad de postular el objeto procede de un deber incon­
que a dicho interés (que no puede ser pospuesto a ningún otro) dicionado: ya que la ley moral exige el bien supremo, las condi­
está subordinado el interés de las otras" (C2 5:119/116). El inte­ ciones indispensables que lo hacen posible tienen que ser posi­
rés de la razón en su uso práctico es "la determinación de la vo­ bles también.
luntad en relación con el fin último y completo"; el interés en su La postura de Kant no es que se deba tener fe en la inmortali­
uso especulativo, nos dice, es "el conocimiento del objeto hasta los dad¡del alma y en la existencia de Dios, sino que se tiene derecho
principios a priori más elevados" (C2 5:120/116-117). Si fuera el a tener fe dentro de los límites de la razón. Al postular la inmor­
caso que la razón práctica "no pudiera admitir ni pensar como talidad del alma se tiene fe en que se podrá progresar infinita­
dado nada más de lo que la razón especulativa por sí misma y por mente hacia el bien; Kant sostiene:
su propio conocimiento puede presentarle", esta última tendría [Q]uien es consciente de haberse mantenido gran parte de su vida
el primado (C2 5:120/117). Pero corno la razón práctica tiene hasta el fin de la misma en el progreso hacia lo mejor, movido por
principios originarios a priori con los cuales están conectadas fundamentos morales auténticos, puede tener la consoladora es-
ciertas proposiciones teóricas-que la razón especulativa no pue­
de conocer ni refutar, entonces la primera tiene el primado. 16 "
¿Qué es orientarse en el pensamiento?", sección tercera del "Canon", de
Por ello, la razón especulativa debe admitir las proposiciones la primera Critica, y sección 91 de la tercera Critica. Véase Gómez Caffarena, El
teóricas que la razón práctica necesita como postulados. teísmo moral de Kant, capítulo 3.
298 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 299

peranza, aun cuando no la certeza, de que perseverará con estos posibilidad del orden moral del mundo tal como es en sí mis­
principios en una existencia que se prolongue más allá de esta vida. mo, según lo podemos pensar mediante conceptos de la razón. 19
( C2 5:124n/120n) La fe racional no es, como podría pensarse, una especie de
Una complicación importante es que la felicidad que se pue­ premio de consolación frente a la imposibilidad de demostrar
de esperar desde esta perspectiva no puede ser la misma que le que, aunque no podamos percibirlo mediante los sentidos, el
interesa a un ser dotado de sensibilidad, es decir, la satisfacción mundo está orientado hacia el bien supremo. Al contrario, Kant
de las inclinaciones consistentes con el deber moral. Kant ob­ sostiene que este tipo de conocimiento, si fuera posible, tendría
serva que en un progreso infinito "puede haber la perspectiva consecuencias desastrosas para la moral. Si se pudiera demostrar
de un porvenir bienaventurado; ya que ésta es la expresión de la que el mundo no está ordenado hacia el bien supremo, el com­
cual se sirve para designar un bienestar completo, independiente promiso con la moral se vendría abajo porque veríamos que su
de todas las causas contingentes del mundo" ( C2 5:123n/120n). fin último y completo es absolutamente imposible. Este conoci­
Al postular que Dios .es el autor del mundo se tiene fe en que miento, si fuera posible, conduciría al escepticismo moral. Pero
el bien supremo es posible, es decir, que a pesar de las aparien­ si pudiéramos demostrar que el fin último de la creación es el
cias (de los fenómenos), se puede tener fe en que en el mundo bien supremo, la moral se volvería imposible porque actuaría­
han de imperar la bondad y la justicia en la distribución de la fe­ mos por temor al castigo y por el deseo de recompensa. Como
licidad. Se tiene fe en que Dios, en cuanto autor de las leyes na­ señala Kant al final de la "Dialéctica" de la segunda Crítica, si se
turales, las diseñó de tal manera que resultan congruentes con pudiera demostrar la existencia de Dios, los mandatos morales
nuestras intenciones morales de modo que la felicidad se distri­ se volverían externos y actuaríamos motivados por el interés en
buye en proporción a la virtud. Como Kant señala en varios lu­ asegurar la mayor felicidad posible. En este caso, ya no sería po­
gares, el fin último de Dios en la creación del mundo, en el cual sible actuar por respeto desinteresado a la ley moral, de modo
convergen la ley moral y las leyes naturales, es el bien supremo que "no existiría el valor moral de las acciones, del cual única­
(C2 5:126/130; C3 sección 86, 5:442-445/649-657). 17 De acuer­ mente depende el valor de la persona incluso en el mundo a lüs
do con esto, se puede tener fe en que, gracias a la intervención ojos de la sabiduría suprema" (C2 5:147/141). En suma, si se
divina, el mundo puede ser un lugar racional, es decir, un lugar pudiera demostrar la existencia de Dios, se volverían imposibles
regido por los principios de la razón, los cuales exigen la realiza­ la moral, la religión y la fe. Llegados a este punto podemos com­
ción del bien supremo. Aquí cobra toda su importancia la dis­ prender la famosa observación en el prólogo a la segunda edición
tinción entre el fenómeno y la cosa en sí: el mundo, tal y como de la primera Crítica de que el autor tuvo que limitar el conoci­
nos es dado en el tiempo y en el espacio, no parece en modo miento para dejar sitio a la fe ( Cl B XXX). No sólo es imposible
alguno estar orientado hacia el bien último; no obstante, el deipostrar la existencia de Dios, sino que desde la perspectiva de
mundo, como es en sí mismo, es decir, según lo podemos pen­ la moral y de la religión, es indispensable que no pueda demos­
sar mediante conceptos de la razón, es un lugar ordenado racio­ trarse, ya que la fe precisa de la incertidumbre. 20
nalmente y, por ello, moralmente. 18 La fe racional es fe en la
una consecuencia de nuestra conducta en el mundo sensible; y como éste no nos
17 Desde este punto de vista, tenemos que concebir la naturaleza no sólo
ofrece tal conexión, [deberemos suponerlo] como un mundo q ue para noso­
como el reino de la causalidad eficiente, sino también como un orden que ope­ tros es futuro" ( CI A81 l/B839).
ra con arreglo a ciertos fines. 19 D. Henrich (Aestheticjudg;ment and the Moral Image of the World) subraya la
18 En el "Canon" de la primera Crítica se señala que "como, por medio de la unidad de todo el proyecto crítico de Kant en la articulación de una "imagen
razón, debemos representarnos a nosotros como necesariamente pertenecientes moral del mundo".
a ese mundo [inteligible], aunque los sentidos no nos representen nada más 20 As í
pues, Kant concluye la "Dialéctica" de la segunda Crítica con la afir­
que un mundo de fenómenos, [resulta] que deberemos suponer que aquél es mación de que "la sabiduría impenetrable, por la cual existimos, no es menos
300 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 301

El hecho de que la moral conduzca a la religión muestra, se­ la ética de la autonomía. Por el contrario, de acuerdo con el plan­
gún Kant, que el origen de las ideas de Dios y de la inmortalidad teamiento de Kant, las primeras son necesarias para la posi­
es moral.21 Se trata de ideas que no pertenecen originariamente bilidad de la segunda. La razón de ello es que la práctica de la
a la razón especulativa, sino a la moral. La existencia de Dios autonomía enfrenta desafíos y peligros que Kant considera se­
no se postula por el interés de lograr una explicación comple­ riamente y que, de acuerdo con él, quedan respondidos con
ta del mundo, sino para satisfacer el interés moral en la realiza­ estas ideas.23 El mayor desafío lo plantea el interés en la felici­
ción del bien supremo. 22 Sólo desde esta perspectiva es posible dad propia, el cual, según Kant, no se puede soslayar, sino que
articular "un concepto exactamente determinado de este ser original" se tiene que acomodar al interior de la moral. Su propuesta es
( C2 5:139/134), algo que la razón especulativa no puede hacer: entender la moral misma como la dignidad de ser feliz, es de­
podemos decir que Dios tiene que poseer la perfección supre­ cir, concebir la felicidad -de la cual no podemos formarnos un
ma, que tiene que ser el sabio creador del mundo, omnipotente concepto determinado ni tampoco podemos lograr por nues­
para impartir justicia, el bondadoso autor de las leyes morales y tros propios esfuerzos- como una recompensa a la práctica de
de la justicia conforme a ellas, omnisciente "para conocer mi la autonomía. Concebida de este modo, la expectativa de felici­
conducta hasta la más íntima de mis intenciones en todos los dad moral conduce a la idea moral de Dios como el garante de
casos posibles en todo el porvenir", así como también omnipre­ ella. Un segundo desafío se plantea con la posibilidad de la de­
sente y eterno ( C2 5:139-140/134-135). Estos atributos, nos dice, sesperación o del fanatismo frente a las dificultades que con­
no son conclusiones de la especulación, sino derechos que se nos lleva la práctica de la autonomía. Esta última exige que siempre
pueden conceder en aras del interés moral ( C2 5:139/134). El y sin excepción consideremos a todas las personas en un plano
postulado de la inmortalidad del alma, por su parte, "es de la de igualdad, tanto en nuestros actos externos como en nuestras
mayor utilidad" porque, sin ella, nos representaríamos a la ley actitudes; que nunca medie el engaño, la manipulación ni la
moral con indulgencia, o bien podríamos caer en el fanatismo. coacción en la relación que mantenemos con los demás, y que
Si no creyéramos en la posibilidad de un progreso infinito hacia tampoco adoptemos actitudes de arrogancia o desprecio hacia
la perfección moral, o bien nos daríamos por vencidos frente a otros. La práctica de la autonomía, asimismo, exige el perfeccio­
una exigencia que no podemos cumplir, o bien nos engañaría­ namiento de las propias capacidades naturales y morales, lo cual
mos a nosotros mismos con la fantasía de lograr la santidad en incluye el conocimiento de sí mismo. Frente a semejantes exi­
esta vida. En ambos casos, observa Kant, se impide "el esfuerzo gencias, es posible darse por vencido de antemano y dejarse lle­
constante de la observancia exacta y completa de una ley ra­ var por el interés en la felicidad, o bien es posible convencerse
cional severa, no indulgente, y sin embargo no ideal sino real" a sí mismo de la pureza moral de los motivos propios sin consi­
(C2 5:122/119). de:qu que ningún ser finito es capaz de lograr la perfección mo­
Como podemos apreciar, las ideas morales de Dios y de la in­ ral ni aun suponiendo el mayor de los esfuerzos. Kant pensaba
mortalidad del alma no son meros apéndices prescindibles en que la creencia en la inmortalidad del alma era necesaria para
calmar las angustias a que conduce la ética de la autonomía.
digna de veneración por aquello que nos ha negado que por aquello que nos
ha concedido" (C2 5:148/142).
" Cl A818/B846; C2 5,138/133.
22 No puedo entrar aquí en los argumentos de Kant encaminados a mostrar 23 En la segunda Critica se obsen>a que la persuasión respecto de la propia
que el interés especulativo o cognitivo en realidad no conduce a la idea de perfección moral es peligrosa ( C2 5:33/32). Más adelante, en el capítulo "De
Dios. Es un punto en el que está de acuerdo con D. Hume, Diálogos sobre la re­ los incentivos de la razón pura práctica" se nos previene del "fanatismo moral",
ligión natural Véanse CI "Dialéctica trascendental", capítulo III: "El ideal de la el cual consiste en "vanagloriarse" de actuar virtuosamente por "una espontánea
razón pura" y "Canon" (A826-831/B854-859); C2 5:138-141/133-136; C3 sec­ bondad de espíritu que no necesita ni de espuela ni de freno", que hace super­
ciones 85-91. fluos el mandato y el respeto por la ley ( C2 5:84-85/82).
302 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 303

5 . La moralidad como la dignidad de serfeliz: mento que la determina a proponerse como objeto aquel bien
alg;unos cuestionamientos supremo y su realización o prosecución" ( C2 5:109-110/107) _24
E�plícitamente señ�la que "considerar todo castigo y todo pre­
Como hemos visto, la relación entre la moral y la felicidad en
�10 coU:º el mecanismo que, en manos de una potencia supe­
la idea del bien supremo es de "merecimiento", ya que, según .,
nor, servtna solamente para poner en acción a los seres racionales
Kant, la moral nos hace dignos de ser felices. Aunque él caracte­
para la consecución de su intención final (la felicidad), es un me­
riza la moralidad como la dignidad de ser feliz a lo largo de sus
canismo de la voluntad que suprime toda libertad" ( C2 5:37/37).
escritos morales, con frecuencia, los lectores se sorprenden fren­
La amenaza de castigo y la promesa de premio no es un meca­
te a la inclusión de la felicidad en la idea del bien supremo. Al­
nismo por el cual los mandatos morales se hacen efectivos· su
gunos objetan que, de este modo, se socava la posibilidad de la
efectividad depende de nuestra capacidad para gobernarn�s a
autonomía ya que se abre la posibilidad de que el deber moral
nosotros mismos. No obstante el cambio respecto de la postura
no se cumpla por sí mismo sino en aras de lograr la felicidad.
presentada en la primera Crítica, Kant mantiene su tesis de que
Para examinar la verosimilitud de este cuestionamiento consi­
ser "merecedor de castigo" es algo que "acompaña a la trasgre­
deremos primero por qué establece Kant esta relación d; mere­
sión de una ley moral" ( C2 5:37/37). Esto indica que el concep­
cimiento entre la moralidad y la felicidad.
to de castigo está contenido en la ley moral, en virtud de que se
En la discusión sobre el bien supremo en el "Canon" de la pri­
trata de un mandato, aunque la motivación se mantenga dentro
mera Crítica se observa que las leyes morales no podrían ser man­
de los límites de la autonomía, es decir, castigo y autonomía no
datos "si ellas no conectaran a priori con su regla consecuencias
son necesariamente incompatibles.
proporcionales, y por tanto, si no llevaran consigo promesas y ame­
Lo esencial del concepto de castigo, como afirma Kant, es
nazaS'. Inmediatamente después Kant agrega que tales leyes "tam­
que en él debe haber justicia. De acuerdo con esto, la ley moral
poco podrían hacer esto, si no residieran en un ente necesario,
implica los conceptos de castigo y de justicia en la medida en
[entendido] como el bien supremo, que es el único que puede
que se trata de un mandato. Luego agrega: "Así pues, el castigo
hacer posible tal unidad funcional" ( Cl ASll-812/B839-840).
es un mal fisico que, aunque no estuviera ligado con el mal mo­
Según esto, la ley moral implica las ideas de recompensa y de
ral como consecuencia natural, debería estarlo como consecuen­
castigo, pues de otro modo no podría considerarse un man­
cia según los principios de una legislación moral" ( C2 5:37/37) . 25
dato. En un segundo paso, Kant señala que si las promesas y las
Kant explica que el castigo, en cuanto "mal fisico", no puede ser
amenazas no han de ser vacías, un ente necesario debe hacer­
otro que "perder la felicidad (al menos en parte)" ( C2 5:37/37),
las valer. Agrega que "sin un Dios y sin un mundo que ahora no
de modo que el premio tendría que concebirse como una ga-
es visible para nosotros, pero que esperamos, las magníficas ,
'I
ideas de la moralidad son, por cierto, objetos de elogio y de ad­
24 Más adelante insiste en que "el principio cristiano de la moral no es teoló­
miración, pero no motores del propósito y de la ejecución, por­
que no colman todo el fin que es natural a todo ser racional" � ico (por co�siguiente, heteronomía), sino autonomía de la razón pura prác­
_
llca por s1 misma, porque no hace del conocimiento de Dios y de su ·voluntad
(Cl A812-813/B840-841). Esta manera de concebir que Dios y el fundamento de estas leyes sino sólo de alcanzar el bien supremo, bajo la con­
el bien supremo son necesarios para la motivación moral es cla­ dición de la observancia de estas mismas leyes" ( C2 5:129/125).
ramente inconsistente con la autonomía, y Kant la modificó en 25 La idea de que el mal natural es un castigo por el mal moral está implícita
escritos posteriores. en la conmoción con que reaccionaron los intelectuales europ eos ante el terre­
moto de Lisboa en 1755, el cual parecía poner en evidencia la ausencia de
En su discusión en la segunda Crítica, queda claro que aun­
justicia divina pues, ¿qué habían hecho los habitantes de Lisboa para merecer
que el bien supremo sea el objeto completo de la razón pura semejante castigo? Véase la discusión en S. Neiman, "Metaphysics, Philosophy:
práctica, "sólo la ley moral debe ser considerada como el funda- Rousseau and the Problem of Evil".
304 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 305

nancia en felicidad. Al interior de su filosofía, resulta natural como si percibieran dentro de sí una voz que dijera: "esto tendría
concebir las recompensas y los castigos a partir de la aspiración que discurrir de otra manera"; por tanto, también habría de ha­
a la felicidad ya que, de acuerdo con él, todos los intereses prác­ llarse latente la representación, si bien oscura, de algo hacia lo
ticos se reducen al de actuar moralmente y al de procurar la que se sentían obligados a tender, algo con lo cual ese desenlace
felicidad. Como podemos apreciar, la relación de merecimiento no estaba para nada en consonancia, algo con lo cual, cuando
consideraban el curso del mundo como único orden de las cosas,
entre la moralidad y la felicidad se debe a una idea de justicia
no sabían a su vez conciliar con aquella finalidad interna de su
implícita en la ley moral.
ánimo. ( C3 5:458/449)
Es importante no perder de vista que el castigo no se introdu­
ce para hacer efectivos los mandatos morales. Por ello, no se pue­ Si resulta que el cumplimiento y la transgresión de la ley moral
de suponer que, de acuerdo con Kant, los agentes tendrían que son inseparables de las nociones de recompensa y castigo, la
saber que serán efectivamente castigados por sus transgresiones. idea de un mundo moral o reino de los fines no puede ser sólo
Si ello fuera así, desaparecería la posibilidad de la autonomía. la idea de un todo de los seres racionales que actúan según la
Por el contrario, su postura parece ser que la relación entre la ley moral. Este mundo moral tiene que incluir también la felici­
transgresión de la ley y el castigo es conceptual, de modo que dad de tales seres en proporción a su virtud, tal y como Kant lo
resultan inseparables. Kant pensaba que, de hecho, a los agentes sugiere en la Fundamentación. Si la moral va necesariamente de
morales les resultan inseparables. En la Religión, Kant señala: la mano con la justicia contenida en la noción de castigo, el mun­
do moral según ideas de la razón tiene que ser un lugar en el que
La hipótesis consistente en considerar todos los males en el mun­ reinan tanto la bondad como lajusticia.26 Por ello, tiene sentido
do en general como castigos por transgresiones cometidas no puede que repetidamente caracterice la moralidad como "la dignidad
ser aceptada como imaginada bien sea por causa de una teodicea de ser feliz". Desde esta perspectiva, se entiende la insistencia de
bien sea como invención por causa de la religión sacerdotal ( del Kant de que, si resulta que el bien supremo es imposible, tam­
culto) (pues es demasiado común para haber sido ideada de un bién lo es la ley moral. Si resulta que la ley moral nos exige un
modo tan artificioso), sino que probablemente reside muy cerca
objeto imposible, no podemos vernos motivados a determinar­
de la razón humana, la cual está inclinada a enlazar el curso de la
nos a actuar en conformidad con ella. 27 Esto no significa que la
naturaleza a las leyes de la moralidad y por ello produce muy na­
turalmente el pensamiento de que debemos buscar primero ha­ postulación de la existencia de Dios sea necesaria para la motiva­
cernos seres humanos mejores, antes de que podamos pretendei ción moral, sino que esta idea es necesaria para hacer compren­
ser liberados de los males de la vida o compensarlos mediante un sible la posibilidad del objeto completo de la razón pura prácti­
bien de mayor peso. (R 6:74n/214) ca, lo cual, a su vez, es una condición necesaria de la motivación
mor�1 La idea de Dios no se introduce para ofrecer la recom­
Y en un pasaje de la tercera Crítica observa: pensa0de felicidad como un incentivo "extra" para la acción mo­
ral. Como lo mencioné, la doctrina del bien supremo no intro­
En cuanto los hombres comenzaron a meditar sobre lo justo y lo
duce la relación de merecimiento sino que la presupone; el
injusto, en un tiempo donde todavía miraban con indiferencia
propósito de esta doctrina es mostrar cómo es posible que cada
la finalidad de la naturaleza y la utilizaban sin pensar en otra cosa
que no fuera el curso habitual de la naturaleza, hubo de compare­ quien obtenga la felicidad que merece.
cer inevitablemente el juicio de que el desenlace nunca podría ser
el mismo si un hombre se había comportado sincera o falsamente, 26 Este punto puede apreciarse más claramente en el ensayo de Kant "Sobre
equitativa o violentamente, aun cuando hasta el final de su vida no
el fracaso de todas las tentativas filosóficas en la teodicea".
se hubiera encontrado dicha alguna para sus virtudes o ningún 27 Wood ("Rational Theology, Moral Faith, and Religion") enfatiza este
castigo para sus crímenes, cuando menos aparentemente. Es punto.
306 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 307

Me interesa enfatizar que está fuera de lugar objetar que la Pero su esfuerzo es limitado; y por parte de la naturaleza puede
aguardar, ciertamente, una casual adhesión de vez en cuando,
idea de Dios amenace la pureza de la motivación moral. La idea
mas no le cabe aguardar una concordancia, que se verifique con­
de Dios, por sí misma, no constituye una amenaza a la autono­ forme a leyes y'según reglas estables [ ... ] para con el fin que, sin
mía ya que, como vimos, es imposible tener certeza de su existen­ embargo , se siente obligado e impelido a realizar. El engaño, la
cia. Resultaría absurdo proponerse actuar moralmente en aras violencia y la envidia andarán siempre a su alrededor, aun cuando
de lograr la felicidad ya que, además de que ello sería contradic­ él mismo sea honrado, pacífico y benévolo; y los hombres hones­
torio (la felicidad la merecen sólo quienes observan el deber tos que encuentra aparte de él mismo, al margen de su dignidad
moral por respeto a la ley), no podemos saber si la potencia ca­ para ser felices, se verán, sin embargo, sometidos por la natura­
paz. de hacer concordar las leyes morales y las naturale� existe o leza, que n� repara en esa dignidad, a todos los males-de la mise­
no. Frente a esta incertidumbre, sólo queda.aferrarse a las cer­ ria, de las enfermedades y de una muerte prematura igual que los
tezas de que la ley moral es un mandato absoluto, que la procura­ demás animales sobre la tierra, y así permanecerán por siempre
ción de la felicidad plantea un problema insolllble para nosotros, hasta que una vasta tumba los entrelace a todos en su conjunto
y que al actuar moralmente nos hacemos dignos de felicidad (sin importar que sean honestos o deshonestos) y devuelva a quie­
aunque el mundo de apariencias que nos es dado exhiba una nes creían ser el fin final de la creación al abismo del informe caos
total falta de correspondencia entre ésta y la virtud, es decir, sólo de la materia de donde fueron sacados. ( C3 5:452-453/442-443)
queda aferrarsé a la autonomía. l En lugar de amenazar la pureza La reflexióri de Kant apunta a que la idea de Dios es necesaria
de la intención moral, la convicción de que sólo una potencia para que no se quebrante el compromiso del hombre íntegro
superior puede hacerse cargo de armonizar las leyes morales y con la ley m'oral. Si aceptamos que la moralidad nos hace dig­
laS naturales de modo que la felicidad se_ distribuya en propor­ nos de felicidad, resulta muy difícil mantener la integridad mo­
ción a la virtud, facilita la posibilidad de actuar moralmente por ral frente al espectáculo que ofrece el mundo en que vivimos,
el solo respeto a la ley sin importar las consecuencias. en el cual, hasta donde podemos apreciar, la correspondencia
¿Qué podría decir un ateo comprometido con la ley moral apropiada entre virtud y felicidad se destaca por su ausencia en
frente a la tesis de Kant de que la moral conduce a la religión? la gran mayoría de los casos. Resulta dificil mantener el com­
La práctica de la autonomía, podría decir, transcurre sin garan­ promiso con la moral, entendida como la dignidad de ser feliz,
tías de que el mundo se orienta hacia el bien último y es una en un mundo que sistemáticamente la contradice. El hombre
ilusión buscarlas, pero ello no es obstáculo para actuar com0 íntegro del ejemplo actúa por motivos puramente morales, pero
debemos independientem�nte de los résultados. 28 Kant conside­ su determinación puede debilitarse si no tiene ningún funda­
ra esta objeción en un pasaje de la tercera Crítica: mento para creer que sus esfuerzos, de alguna manera, contri­
Supongamos un hombre íntegro (como por ejemplo Spinoza) fir­ buyen. a la realización del objeto completo de la moral. Kant
memente persuadido de que no hay Dios ( dado que con respecto obse�a que postulamos la existencia de Dios "para por lo me­
al objeto de la moralidad desemboca en una consecuencia idénti­ nos no correr el peligro de considerar como completamente
ca) ni tampoco vida futura; ¿cómo enjuiciará este hombre su pro­ vano en sus efectos aquel esfuerzo [hacia el bien supremo] y de­
pia e interior determi�ación de fines por parte de la ley moral, a jar por ello que se agote" ( C3 5:446/ 436), De acuerdo con esto,
la que venera con sus hechos? Por la observancia de dicha ley él la fe en Dios no es un motivo extra para la moral, sino que sería
no reclama provecho alguno para sí ni en este ni en otro mundo;
necesaria para no caer en el escepticismo respecto de la posibi­
antes bien, sólo quiere instituir el bien desinterésadamente, algo
lidad de que cada quien, de alguna manera, recibirá la felicidad
para lo cual aquella sacrosanta ley da rumbo a todas sus fuerzas.
que merece.
28 l. Cabrera Villoro ("¿La religión complementa la moral kantiana?")
En la Religión Kant enfatiza que no podemos ser indiferentes
discute esta alternativa tras sugerir que "una moral centrada en el concepto de
obligación y carente de supuestos religiosos no es absurda". a las consecuencias que, según pensamos, la conducta humana
308 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 309

debe tener en el mundo. En el prólogo a la primera edición señala Puesto que la necesidad de postular la existencia de Dios se
que la razón no es indiferente a lo que habrá de resultar de debe a que la moralidad se concibe como la dignidad de ser feliz,
nuestra conducta (R 6:5/20_:21).29 Luego afirma que "a la razón el hombre íntegro y ateo podría objetar que la amenaza a la
no puede serle indiferente de qué modo cabe responder a la autonomía reside en esa relación de merecimiento. Podría de­
cuestión de qué saldrá de este nuestro obrar bien, y hacia qué -incluso cir que la moral debe limitarse a la exigencia de actuar según
si es algo que no está plenamente en nuestro poder- podríamos máximas que podamos querer como leyes universales sin agre­
dirigir nuestro hacer y dejar de hacer para al menos concordar gar que, al actuar así, nos hacemos merecedores de felicidad. De
con ello" (R6:5/20-21). Para entender este último punto es pre­ acuerdo con esto, la moral de la autonomía debe separarse de la
ciso recordar que, como vimos en el capítulo VII, sección 1, Kant idea de castigos y recompensas, excepto aquellos que forman par­
sostiene que el arbitrio humano no puede actuar sin la repre­ te de su práctica, como el contento con uno mismo tras la reali­
sentación de un fin como resultado al que se dirige. Por ello, en zación del deber. Más aún, la idea de que el bien moral debe
la Religión insiste en que el arbitrio no puede bastarse sin saber recompensarse con el bien físico, podría decir, acusa una inacep­
hacia dónde tiene que obrar, es decir, sin un objeto determinado table concepción animista del mundo.
objetiva o subjetivamente (R6:4-5/20). Él observa que "aunque Las implicaciones de esta objeción son importantes. No sólo
la moral por causa de ella misma no necesita de ninguna repre­ implica _que la autonomía debe concebirse de manera comple­
sentación de fin que hubiese de preceder a la determinación de tamente independiente del interés en la felicidad, sino también
la voluntad" (R6:4/20), de todos modos es necesaria la relación que debemos reconciliarnos con una concepción naturalista del
con un fin último por "nuestra natural necesidad de pensar al­ mundo por ser la única aceptable. Las consideraré en este orden.
gún fin último que pueda ser justificado por la razón para todo ¿Qué pasaría si dijéramos que la doctrina de la moral no tie­
nuestro bacer y dejar de bacer tomado en su todo" (R 6:5/21). ne por qué incorporar el interés en la felicidad? Como la felici­
La ley moral nos exige actuar según máximas que podamos
dad nos importa mucho y el interés en ella es irrenunciable, se
querer como leyes universales sin importar el resultado o las con­
abre la posibilidad de que rechacemos la ley moral desde la
secuencias, pero de allí no se sigue que no nos importe si nues­
perspectiva de la felicidad. Ello sugiere que la afirmación del
tra determinación moral produce en el mundo los efectos que,
carácter categórico de la moral ( en equilibrio reflexivo, por así
según pensamos, debe producir (R 6:4-6/20-23). De acuerdo
decir) depende necesariamente de que demos una respuesta
con la idea de justicia contenida en la ley moral, las consecuen­
cias o efectos que la determinación moral debe tener en el mun­ satisfactoria a la pregunta de cómo hacer congruentes el interés
do es que se recompense la virtud y se castigue el vicio. Aunque entre virtud y felicidad no forma parte del bien supremo en la Religión. Sin
la persona virtuosa hace lo que debe por sí mismo y sin atención embargo, eso no es consistente con el texto de Kant cuando afirma lo siguiente:
a las consecuencias, también le importa que el mundo moral al "Supot]ed a un hombre que venera la ley moral y a quien se le ocurre (cosa que
difícil-diente puede evitar) pensar qué mundo él, guiado por la razón práctica,
cual contribuye con sus acciones no sea injusto. 30 crearía si ello estuviese en su poder, y ciertamente de modo que él mismo se
situase en ese mundo como miembro; no sólo elegiría precisamente del modo
29 En una nota al pie se agrega que "es una de las limitaciones inevitables de que aquella idea del bien supremo comporta, si le fuese dejada solamente la
los seres humanos y de su facultad racional práctica [ ... ] buscar en todas las elección[ ... ] ese hombre lo querrá así aunque él mismo con arreglo a esa idea
acciones el resultado de ellas, para encontrar en éste algo que pudiera servirle se vea en peligro de perder mucho en felicidad para su persona, pues cabe que
de fin y que pudiera también demostrar la pureza de su mira, fin que es cier­ él no pudiese adecuarse a las exigencias que la razón pone por condición"
tamente lo último en la ejecución ( nexu effectivo), pero lo primero en la repre­ (R6:5/21). Aclaro que corregí la traducción para evitar un posible malentendi ­
sentación y en la mira (nexufinali)" (R 6:7/200-201). do. La versión de Felipe Martínez dice: "pues cabe que él no pudiese adecuarse
30 En la Religión Kant afirma que contribuir al bien supremo es un deber del a las exigencias de la felicidad, exigencias que la razón pone por condición". El
género humano para consigo mismo (R 6:97/98). D. Sussman ("Something to original en alemán no dice nada respecto de "exigencias .de la felicidad" sino
Love: Kant and the Faith of Reason") sostiene que la idea de correspondencia de exigencias que la razón pone como condición para la felicidad.
310 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 311

moral con el interés en la felicidad. Sin la creencia en la posible ca de la autonomía aquí y ahora. Un ateo consecuente no sólo
cüngruencia entre la conducta moral y la felicidad, se presenta tiene que rechazar la necesidad de la fe en una potencia suprema,
la amenaza de escepticismo para la razón práctica, a saber, que sino también, debido a ello, la concepción de la moral como la
no podamos vernos motivados a actuar moralmente. 31 Desde la dignidad de ser feliz, la necesidad de introducir el punto de
perspectiva del interés en la felicidad, la conducta del hombre vista inteligible y, en suma, el aparato teórico que nos permite
íntegro puede resultar absurda.32 Por ello, Kant insiste en que si concebirnos, dentro de los límites de la razón pura, como seres
el bien supremo es imposible, la ley moral se viene abajo: pode­ inteligibles. El problema es que, de acuerdo con Kant, la posibi­
mos aceptar el carácter categórico de la moral siempre y cuan­ lidad de la moral categórica y, con ella, de la autonomía moral,
do ésta pueda acomodar satisfactoriamente nuestro interés en la depende justamente de esos elementos.
felicidad. Aunque la propuesta de Kant sobre cómo hacer con­
gruentes todos los intereses de la razón nos pueda parecer insa­ 6 . La critica de la religión
tisfactoria, el problema que intenta resolver no ha dejado de
acompañarnos. Como vimos, la religión no puede basarse en un pretendido
La segunda implicación de la postura que cuestiona la rela­ conocimiento de lo suprasensible, el cual es imposible. De acuer­
ción de merecimiento entre el bien moral y el bien físico es que do con Kant, quienes siguen este camino y buscan fundar la re­
debemos reconciliarnos con una concepción naturalista del ligión en la revelación o en algún otro supuesto contacto con lo
mundo por ser la única aceptable. De acuerdo con esto, debe­ suprasensible se ven conducidos a la superstición y el fanatismo.
mos abandonar, por infundada, la pretensión de que existe al­ Al fundar la religión en la moral, Kant lleva a cabo lo que conside­
guna manera legítima de concebir el mundo tal que resulte po­ ra la única defensa posible de la primera dentro de los límites de
sible la correspondencia apropiada entre el bien moral y el bien la razón. La moral de la autonomía resulta ser el criterio apro­
fisico. La implicación es que debemos rechazar la propuesta de piado para establecer el contenido, el propósito y la práctica de
Kant de concebir el mundo desde dos puntos de vista, el inteli­ la religión. De acuerdo con esto, los mandatos divinos no pue­
gible y el sensible, ya que sólo el segundo es verosímil. Como den contradecir los deberes morales y el propósito de la religión
vimos, la distinción entre los dos puntos de vista se introduce en no puede ser otro que la práctica de la virtud. Asimismo, las
la segunda Critica en aras de la posibilidad del bien supremo. La prácticas eclesiásticas tienen que ser consistentes con el prin­
motivación para la perspectiva inteligible es hacer comprensi-· cipio de la autonomía moral de las personas, con su igual auto­
ble la posibilidad de que cada quien obtenga la felicidad que ridad en cuestiones morales y de religión, y con el libre ejercicio
merece. Si se abandona esta relación de merecimiento, se pier­ de la razón.
de también la motivación para concebirnos a nosotros mismos 1}n lo que respecta al contenido de la religión, Kant sostiene
como miembros de un mundo inteligible en el cual todo tiene que los mandatos divinos no pueden ser otros que los deberes
lugar según ideas de la razón práctica y en el cual se puede con­ morales. Por ello, los mandatos divinos no pueden concebirse
cebir que una potencia superior armonice las leyes morales con "como sanciones, es decir, órdenes arbitrarias y en sí mismas
las de la naturaleza. contingentes de una voluntad extraña, sino como leyes esen­
Lo que esta objeción deja al descubierto es la insatisfacción ciales de toda voluntad libre en sí misma" ( C2 5:129/125). Por
de tener que postular existencias suprasensibles para la prácti- ejemplo, nos dice:
31 La amenaza de escepticismo para la razón especulativa se plantea cuando [S]i es representado como ordenado por Dios en una aparición
se descubre su incapacidad para conocer aquello que, por su propia naturaleza, inmediata suya algo que se opone directamente a la moralidad,
constituye el objeto último de su interés especulativo, a saber, lo incondicionado. no puede ello -pese a toda la apariencia de un milagro divino­
32 Henrich, Aesthetic jud ent and the Moral lmage of the World, p. 12.
g;m ser en verdad tal (por ejemplo: si a un padre se le ordenase matar
312 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 313

a su hijo, siendo éste totalmente inocente en cuanto el padre sa,be). que no puede borrarse por medios humanos. 33 Sólo a los ojos
(R6:87/89) de la divinidad, concebida como un ser omnisciente, bueno y
justo, el esfuerzo constante a lo largo de una vida completa po­
Suponer lo contrario, esto es, que los mandatos divinos son la
dría contar como equivalente a la perfección moral misma. El
fuente de los deberes morales, es llevar a cabo una inversión en
tramo que siempre íf1ta para llegar a esta última, aun en la vida
el orden de los conceptos que ya ha quedado deslegitimada. El
del ser humano más virtuoso, sólo puede ser cerrado por la gra­
contenido de los mandatos divinos, por lo tanto, no puede esta­
cia de Dios (R6:73-78/75-79). Kant afirma que "no h ay en abso­
blecerse mediante la mera apelación a la revelación, la tradición
luto salvación (Heil) para los seres humanos si no es en el íntimo
o la supuesta autoridad de al guna persona en particular. Que
acogimiento de genuinos principios morales en su intención"
algo pueda reconocerse o no como mandato divino depende de
(R6:83/85). Por lo tanto, se puede aspirar a la salvación, al me­
su consistencia con los deberes que proceden de la autonomía
recimiento de la felicidad, sólo por la gracia divina con la con­
moral de las personas. Como vimos, la moral exige que tratemos dición del esfuerzo propio por ser moralmente bueno a lo.largo
a la humanidad siempre como fin, nurica como mero medio. La de una vida completa.
religión no puede exigir como deber algo que se oponga al res­ Desde este punto de vista, Kant distingue entre la religión
peto que debemos a la dignidad propia y a la de los demás. moral ylade "petición de favor" o "mero culto" (R6:51/60). La
Así como el mandato moral supremo es vivir de acuerdo con primera es la religión de "la buena conducta de vida" para poder
máximas morales, el propósito de la religión no puede ser otro abrigar la esperanza de que seremos compensados por Dios en
que concebir ese mandato como algo sagrado. Kant observa que lo que no logremos por nosotros mismos (R 6:51-52/60-61).
"nada honra más a Dios que lo más apreciable en el mundo, el Luego afirma que la cristiana es la única de este tipo "entre to­
respeto a su mandato, la observancia del santo deber que su ley das las religiones públicas que ha habido" (R6:52/61). Pero se
nos impone" (C2 5:127/132). El propósito de la religión, en­ trata de un cristianismo protestante y racionalista1 ya que Kant
tonces, es agradar a Dios mediante la conducta moral. Él insiste es implacable contra el catolicismo y el protestantismo irracio­
en que "todo lo que, aparte de la buena conducta de la vida, se nalista que aspira al contacto con lo suprasensible. El segundo
figura el hombre poder hacer para hacerse agradable a Dios es tipo de religión, la de petición de favor o mero culto, es aquella
mera ilusión religiosa yfalso servicio de Dios"' (R6:170-171/166). que hace a un lado la necesidad del esfuerzo propio como la
Desde este punto de vista, la concepción de la religión que re­ única manera de agradar a Dios y, en cambio, supone que el per­
sulta es de salvación. Como vimos, la aspiración a la felicidad dón puede obtenerse con sólo rogarlo. Peor aún, este tipo de
sólo puede tener lugar con la condición de la conducta moral. religión también supone que podemos llegar a ser moralmente
Sin embargo, Kant sostiene que dentro de los límites de una mejores por la gracia divina y sin mediar ningún esfuerzo de no­
vida humana resulta imposible adoptar plenamente el imperati­ sottbs mismos (R 6:51/60). Desde un punto de vista moral, la
vo categórico como el principio supremo para la adopción de objeción central de Kant a la religión de mero culto es que se
máximas. El grado moral más elevado p¡ira los seres humanos es propone agradar a Dios mediante actos que no tienen ningún
la virtud, esto es, el progreso constante en la adopción de máxi­ valor moral por sí mismos ( como los rezos, los encierros, las pe­
mas mOrales. Ello significa que los seres humanos no pueden nitencias ·y las peregrinaciones) y que cualquier ser humano
aspirar a agradar a Dios mediante el logro de la perfección mo­ malvado puede llevar a cabo (R6:116/ll 7). Por ello. señala que
ral. A lo más que pueden aspirar es al esfuerzo y progreso cons­ puede acusarse a este tipo de religión de "superstición del servicio
tantes en esta dirección a lo largo de una vida completa a sa­ de Dios", esto es, de reconciliar una vida de conducta punible
biendas de que la perfección es inalcanzable. Desde la óptica de
la religión, Kant presenta esta inevitable condición de imperfec­ 33 No uedo entrar a uí en los detalles de la teoría de Kant sobre el pecado
p q
ción moral de los seres humanos como una falta (un pecado) y el origen del mal que p resenta en los dos primeros libros de la Religión.
314 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN DE LA MORAL A LA RELIGIÓN 315

con la religión (R 6:118-119/121). Si el perdón se puede obte­ lidad n unea puede alcanzar la universalidad (R6:102-103/ 103).
ner con sólo pedirlo, también un criminal puede lograrlo. A Sin embargo, Kant reconoce que el vehículo de la fe religiosa de
cambio de él, el ser humano se humilla frente al poder divino y la Iglesia universal es la fe histórica ( de las Iglesias existentes), la
actúa sólo por temor. De allí el señalamiento de Kant de que cual es "intrínsecamente contingente y diversa" (R6:105/106).
este tipo .de religión es servil y mercenaria ya que reduce al ser El que se necesite un vehículo se debe a una "debilidad de la
humano a la actitud de solicitar favores, lo cual es contrario a la naturaleza humana" que consiste en no convencerse fácilmente
dignidad humana (R 6:115/117). Él condena, por ser contrario de que todo lo que se requiere para agradar a Dios es "la aplica­
a la dignidad, "arrodillarse o postrarse, aunque sea para mani­ ción constante de una conducta moralmente buena" y pensar
festar de este modo sensiblemente la veneración por los objetos que la obligación consiste en algún servicio que debe prestárse­
celestes" (PMDV6:43&---437/301). le (R6:103/104). Así, aunque hay una sola religión moral verda­
A pesar del aparente tono individualista de esta concepción dera, hay varios tipos de fe (R6:107-108/109). Pero en cuanto
moral de la religión, Kant sostiene que la posibilidad del pro­ vehículo, la fe histórica es un medio que habrá de desecharse
greso moral individual depende del establecimiento de una co­ en el futuro.
munidad ética. Hay dos razones para ello. La primera es que, A la luz de la idea moral de la Iglesia, Kant lleva a cabo una
siguiendo a Rousseau, afirma que el origen del mal es social. 34 crítica de los varios tipos de fe histórica. No todas las Iglesias
De acuerdo con esto, las tentaciones que nos llevan a transgre­ existentes son igualmente apropiadas en cuanto vehículos para
dir la ley moral no se le presentan al individuo aislado, sino sólo la religión moral verdadera. Su crítica se dirige contra la fe que
en la medida en que vive en sociedad y se compara con los demás tiene la forma de una religión de mero culto -en oposición a la
tratando de que lo reconozcan como superior en algún aspecto religión verdadera de una conducta de vida buena- a la cual
(R 6:93-94/93-94). Por ello, el progreso moral individual de­ acusa de incurrir en "fetichismo". Esto último conlleva dos crí­
pende de que todos progresen al mismo tiempo. La segunda ticas relacionadas pero distinguibles. Por un lado, Kant observa
razón es que la parte del bien supremo que puede realizarse que el servicio de Dios se transforma en mero fetichismo cuan­
(así sea parcialmente) por esfuerzos humanos es la unidad de do se le otorga precedencia a la observancia de leyes estatutarias
los seres racionales según las leyes morales, y no meramente la (R 6:178/173). El problema aquí consiste en llevar a cabo un
virtud individual. Esa unidad sólo puede lograrse mediante un tipo de inversión en la que la "fe estatutaria", la cual es sólo el
esfuerzo colectivo (R6:97-98/97-98). Kant se refiere a ese bien medio para la religión verdadera, se convierte en la condición
supremo como "una unión de los seres humanos bajo meras leyes absoluta para agradar a Dios. Lo que es sólo un medio se con­
de la virtnd" (R6:94/95). Esta comunidad ética es la idea de la vierte en el fin, y el fin mismo se pierde de vista. El problema al
Iglesia -o la Iglesia "invisible", esto es, la concepción de la Iglesia que �nt apunta no es sólo el engaño, sino las consecuencias
como debe ser, la cual sirve de arquetipo para las Iglesias existen­ moralds que se siguen de esta inversión: "insensiblemente, el
tes- a las Iglesias "visibles" (R 6:101/101). De acuerdo con esta habituarse a la hipocresía mina la probidad y lealtad de los súb­
idea moral, la Iglesia debe ser universal, pura ( debe ser una unión ditos; los incita al servicio aparente én los deberes civiles y, como
por incentivos morales), libre (no debe serjerárquica) y basarse todos los principios erróneamente adoptados, produce justo lo
en principios inmutables de la razón (R 6:101-102/102-103). contrario de lo que se tenía como mira" (R6:180/177).
Para poder ser universal, la Iglesia debe basarse en la fe religiosa En la segunda Crítica, Kant caracteriza el fetichismo como "la
pura, la cual se puede comunicar a todos. No debe fundarse en ilusión de poseer un arte de lograr un efecto sobrenatural por
una fe histórica "eclesiástica" basada en hechos cuya credibi- medios totalmente natnrales" (R6:177/173). El efecto sobrena­
tural es complacer a Dios y el medio natural es cualquier acción
34 J-:J. Rousseau, Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desig;ualdad entre que no sea en sí misma moral, como los rezos, los rituales,
los hombres, los encierros, las penitencias, las peregrinaciones, entre otras
316 VIRTUD, FELICIDAD Y RELIGIÓN

(R 6:178 /174). Las dos críticas de fetichismo están relaciona­


das porque cuando se pierde de vista que el propósito verdade­
ro de la religión no es agradar a Dios por el mero culto sino
mediante la conducta moral, se cae en la tendencia de buscar
influir en la divinidad por medios no morales. Entonces se abre
la puerta a la superstición, el entusiasmo, las pretensiones de
iluminación y la creencia en los milagros. 35 En todos estos casos
se pretende acceder a lo suprasensible por medios sensibles, lo
cual no es más que una "fe ilusoria" (R 6:194/190). La conse­
cuencia es una actitud servil que se manifiesta en la pasividad BIBLIOGRAFÍA
total del individuo frente al poder de Dios. 36 La contraparte de
este servilismo es la pretensión de autoridad del clero, quien se
erige en "guardián e intérprete de la voluntad del legislador 1 . O&ras de Kant
invisible" con el objetivo de gobernar sobre las mentes de las
Antropologí,a en sentido pragmático, trad. José Gaos, Alianza, Madrid,
personas (R 6:180/176).37
1991.
Con la acusación de fetichismo, Kant inaugura un tipo de crí­ ¿Cómo orientarse en el pensamiento?, trad. Carlos Correas, Leviatán, Bue­
tica que se volverá común en décadas posteriores. Esta crítica nos Aires, 1983.
señala una ilusión en la cual se le atribuye a un objeto o práctica Crítica de la razón práctica, trad. Dulce María Granja Castro, Universidad
ciertos poderes de los que carece por completo. Al atribuirle a Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa/Miguel Ángel Porrúa,
algo natural, como una imagen o un ritual, el poder de ejercer México, 2001.
influencia sobrenatural, se le "fetichiza". El problema no es el Crítica de la razón pura, trad. Mario Caimi, Fondo de Cultura Económi­
mero engaño, sino que el fetiche reemplaza un contenido origi­ ca/Universidad Nacional Autónoma de México/Universidad Autó­
nal que resulta oscurecido y, más aún, llega a adquirir poder noma Metropolitana, México, 2009.
sobre el ser humano que lo creó. En su crítica a la fe histórica Crítica del discernimiento, trad. Roberto Rodríguez Aramayo y Salvador
del mero culto, la objeción de Kant no es sólo que sea un en­ Mas, Mínimo Tránsito/Antonio Machado, Madrid, 2003.
gaño, sino que impide ver el origen verdadero de la religión y lo "En torno al tópico: 'Tal vez eso sea correcto en teoría, pero no sirve
subvierte. En el siglo XIX esta forma de crítica se generalizará para la práctica"', Teoría y práctica, 2a. ed., trad. Francisco Pérez Ló­
para desenmascarar la fetichización de objetos que son el re­ pez y Roberto RodríguezAramayo, Tecnos, Madrid, 1993, pp. 3-60.
Fundamentación de la metafisica de las c ostumbres, trad.José Mardomingo,
sultado de relaciones sociales y a los que se les atribuyen po­
AriW, Barcelona, 1996.
deres de dominio sobre los sujetos mismos. En la crítica de Kant
Ideas p�ra una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre filo­
a la religión encontramos un antecedente de la crítica de las sofía de la historia, 2a. ed., trad. Concha Roldán y Ro berto Rodríguez
ideologías. Aramayo, Tecnos, Madrid, 1994.
La metafisica de las costumbres, trad. Adela Cortina yJesús Conill, Tecnos,
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2. El concepLo del imperativo categórico
y su primera fórmula ... , , , , ..... , . . . .... . . . . 95
326 ÍNDICE ÍNDICE 327

3. La contradicción en el pensamiento ........... 103 Vlll. De la moral a la religión ....................... 277


1 . La posibilidad de la metafísica y la necesidad
1 del punto de vista práctico ................... 279
4. Cómo interpretar la contradicción
en el pensamiento.......................... 109
5. La contradicción en la voluntad ............... 122 2. La felicidad en el bien supremo ............... 281
t 1 �s -> 3. La virtud como causa de la felicidad ........... 288
IV . La fórmula de la humanidad ................... 131 4. De la moral a la religión ..................... 292
r.n,
1. Fines e incentivos........................... 131 5. La moralidad como la dignidad de ser feliz:
2. El fin objetivo .............................. 137 algunos cuestionamientos.................... 302
6. La crítica de la religión ...................... 311
3.Valorar algo como fin, valorarlo como medio
o como mero medio ........................ 143
4.Valor absoluto y bondad incondicionada........ 148 Bibliografía ....................................... 317
5. Ejemplos en que se trata a la humanidad l. Obras de Kant.............................. 317
como mero medio.......................... 154 2. Bibliografía secundaria ...................... 318
6. Ejemplos en que no se trata a la humanidad
plenamente como fin en sí mismo............. 159
V. La fórmula del reino de los fines ................ 165
1. La autonomía como autolegisladón ........... 166
2. El reino de los fines ......................... 173
3. La dignidad de la naturaleza racional .......... 184
4. La comparación entre las tres fórmulas......... 191
5. "Sobre un presunto derecho a mentir
por filantropía" ............................ 193
VI. La fundamentación de la moral ................. 203
1 . Libertad y autonomía ....................... 205
2. Actuar bajo la idea de la libertad .............. 209
3. El problema del círculo...................... 215
4. La solución al círculo: la distinción
entre el fenómeno y la cosa en sí.............. 218
5. El argumento de la Crítica de la razón práctica .... 225
1.6. La libertad y el mundo inteligible ............. 235
➔ 7. El incentivo moral .......................... 237
VII. Ética y virtud................................. 241
1. Del imperativo categórico al principio
supremo de la virtud ........................ 244
2. Los deberes de virtud ....................... 256
-> 3. El carácter moral y los sentimientos morales..... 263
4. Virtud y conflicto ........................... 273
Otros títulos de esta colección:

Efraín Lazos
Disonancias de fa Crítica. Variaciones
sobre cuatro temas kantianos
Virtud, felicidad y r,/igi6n en la fiwsofia
mural 1k Kant, editado por el Instituto de
Investigaciones Filosóficas de la UNAM, se
terminó de imprimir el 30 de julio de
2014 en los talleres de Navegantes de la
Comunicación Gráfica, S.A. de C.V.
(Pascual Ortiz Rubio 40, colonia San
Simón Ticumac, de­legación
BenitoJuárez, México, D.F., C.P. 03660).
Para su impresión, realizada en offse½ se
utilizó papel cultural de 90 g; en su
composición y for­mación, realizadas en
computadora con el pro­ grama
InDesign, se usaron tipos New Baskerville.
El ti.raje consta de 500 ejemplares.

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