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Humanismo y Ética Básica.

Tema 7: La fundamentalidad de los derechos humanos.

1. Realismo y utopía de una gramática ética común. El debate sobre la ley natural.

Por “gramática” entendemos la estructura interna de la comunicación oral, escrita y hablada,


aquella que no se ve pero está presente y ordena el lenguaje para que sea eficaz y consiga su
objetivo, bien sea la comunicación de un mensaje o bien permitir la relación entre las
personas a través de la expresión de mensajes, sentimientos, etc.

Juan Pablo II en dos discursos a la Asamblea General de las NNUU hace referencia a la
gramática ética. Alega que en los derechos humanos (DDHH) universales se refleja una ley
moral universal, una especie de “gramática” que sirve al mundo para afrontar esta discusión
sobre su mismo futuro.

El Papa apunta la necesidad de encontrar una estructura a modo de gramática que permita
construir una ética con visos de objetividad y universalidad.

Al concepto de ley natural, Juan Pablo se refiere como una ley moral universal que nace de la
propia naturaleza del ser humano.

Perez Luño señala por ley natural la creencia en un orden objetivo superior o suprapositivo de
carácter universal, permanente e inviolable. En la naturaleza se encuentran una serie de fines
o cualidades que se convierten en orientación normativa para todos. Luño agrupa las
concepciones sobre la misma según su acceso:
- de Dios (a través de la religión).
- de la naturaleza como cosmos o leyes que rigen el mundo (a través de las leyes de la
naturaleza).
- de la naturaleza como la razón o cualidad específica del ser humano (a través de la
razón).

En Grecia, había una razón que gobernaba el universo (logos), aunque surge el problema de
la libertad. Cuando esta visión se colectiviza en normas entramos en lo que llamamos
Derecho. Con el surgimiento de la Cosmópolis, la ley racional o natural es el criterio para
juzgar la legitimidad de nuevas normas.

En el mundo romano, la ley natural se entiende como fundamento de todas las relaciones
humanas para calificarlas de justas o injustas. El cristianismo acepta la ley natural porque la
identifica con la idea de Dios.
En la Edad Media se produce una simbiosis perfecta de tres elementos que potencian la ley
natural:
● El elemento helénico (concepción filosófica)
● El elemento romano (visión jurídica)
● El elemento cristiano (fundamentación teológica)

Santo Tomás considera que la ley natural es la participación de la ley divina en la criatura
racional y que deriva de la voluntad de Dios. Además, es la razón la que nos permite
distinguir entre el bien y el mal. Es lo que él llama la “ley divina”.

Lo importante es que la ley natural debe servir de base a toda ley positiva y debe orientarse al
bien común. Esto provoca un debate entre las concepciones iusnaturalistas ante las leyes
positivas. Una ley positiva solo es justa cuando resulta conforme a la ley natural.

A partir del renacimiento, la ley natural se entendió como razón humana, ya que es una
norma puesta por la autonomía y la actividad del sujeto, libre de todo presupuesto objetivo y
explicable mediante la razón.

Lo que unifica a todas las corrientes es que defienden que todas son leyes cognoscibles por la
razón, todos deben conocerlas y acatarlas; y son necesarias e inmutables.

Las críticas se centran en tres aspectos:


● Se trata de una concepción ahistórica y objetiva.
● La naturaleza no es un concepto claro y preciso, sino ambiguo y equívoco.
● Se acusa a las posiciones iusnaturalistas de caer en la conocida como “falacia
naturalista”, aunque al menos la intención iusnaturalista expresa la convicción de que
existen unos principios de carácter ético con pretensiones de universalidad y
objetividad que sirven de base a las normas y derechos inherentes a los seres
humanos.

2. Los derechos humanos como proceso histórico y como resultado de la


construcción social.

Los derechos humanos comienzan con las primeras declaraciones a finales del siglo XVIII y
encuentra su cristalización tras la Segunda Guerra Mundial en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1948.

Existen algunos antecedentes previos a la modernidad como la Carta Magna inglesa, la Carta
de Derechos o las ideas políticas hijas de la Ilustración. Hoy en día las constituciones
liberales contienen declaraciones protectoras de los derechos de los ciudadanos.

En San Francisco en 1945 se fundó la actual ONU en cuya Carta de Naciones Unidas
contiene un compromiso claro con los derechos humanos desde el preámbulo y en los
artículos 55 y 56.
Posteriormente, sale a la luz la Carta Internacional de los DDHH, compuesta por:
- La Declaración Universal de 1948.
- El Pacto sobre los derechos Civiles y Políticos.
- El Pacto sobre los derechos Económicos, Sociales y Culturales.

René Cassin comparó el Documento de la ONU con el pórtico de un templo:


● El atrio sería el Preámbulo.
● Los cimientos constituidos por los cuatro principios: libertad, igualdad, no
discriminación y fraternidad.
● Las cuatro columnas:
1)Los derechos y libertades de orden personal.
2)Los derechos del individuo en relación a los demás.
3)Las libertades públicas y los derechos políticos básicos.
4)Los derechos económicos, sociales y culturales.
● El frontón lo forman los artículos.

2.1 Fundamentos de los derechos humanos.

¿Los derechos nacen solo de la voluntad política de un poder constituyente que los positiviza
y hace una norma jurídica o su fundamentación está en una serie de principios éticos con
pretensión de validez universal?

J. Maritain señaló que en su momento fue posible el acuerdo sobre los DDHH porque no
hubo que ponerse de acuerdo sobre su fundamento.

Norberto Bobbio reavivó el debate sobre la dificultad de buscar su fundamento absoluto de


los DDHH, reduciendo el problema desde la dimensión filosófica a la política y económica.

Su misma noción alude a vertientes extrajurídicas: a la realidad histórica de la que procede


(vertiente histórica), a la concreción actual (vertiente sociológica) y al universo axiológico en
que se apoya (vertiente ética).

La instancia ética de los DDHH es una evidencia primaria. Todo derecho representa intereses
e ideales, pero no los valores como en los DDHH. Para muchos lo esencial es el valor y no la
norma, aunque es imprescindible la unidad dialéctica entre los dos factores. Peces Barba
señala que los derechos humanos se caracterizan por su tendencia desde la ética hacia el
derecho positivo. Son normas que representan una idea de la justicia que pretende convertirse
en norma.

El modelo iusnaturalista clásico no es adecuado para fundamentar estos derechos. Tampoco


es válida la posición positivista, al reducirlos a la creación positiva procedente de una
voluntad.
Muchos autores insisten en buscar una fundamentación ética a dichos derechos. Si toda
norma presupone una serie de valores acerca de los fines de la vida individual, social y
política, esto es más evidente cuanto tratamos de justificar racionalmente los derechos
humanos fundamentales. La idea de dignidad, unida a las exigencias ligadas a la consecución
de la libertad e igualdad de donde se derivan los derechos humanos. Esto hizo posible la
extensión universal de unos derechos reconocidos para toda la humanidad.

De la dignidad se derivan unos valores que han de fundamentar los distintos derechos:
● El valor de la seguridad fundamenta los derechos personales y de seguridad individual
y jurídica.
● El valor de la libertad fundamenta los derechos cívico-políticos.
● El valor de la igualdad fundamenta los derechos económicos, sociales y culturales.

Marciano Vidal subrayó que la razón ética de los DDHH se justifica a partir de una
cosmovisión que da sentido a su toma de conciencia histórica. Los DDHH asumen:
- La opción humanista que reconoce el valor del ser humano por encima de cualquier
otra realidad.
- El reconocimiento de la persona humana como lugar axiológico autónomo y original
constituye el núcleo ético que desarrollan los DDHH.
- El valor de la libertad originado en la matriz de la modernidad es el fundamento
inmediato de los mismos. “Ser libres” implica “tener libertades”.

Podemos señalar que en la actualidad existe una confluencia hacia unas notas características
comunes:
● Son una categoría histórica.
● Está abierta.
● La centralidad de la idea de la dignidad humana y su libertad.
● Con fuerza ética viven y se desarrollan tales derechos.

Debe tenerse en cuenta la estrecha conexión y complemento entre todos ellos. La referencia
al momento histórico tiene mucha importancia a la hora de buscar una fundamentación ética
para los derechos humanos. Son esas consideraciones históricas las que dan sentido a la
proclamación y a la posibilidad de una auténtica realización de los derechos proclamados.

Los rasgos distintivos de los DDHH pueden sintetizarse en cinco:


1. Universalidad: porque corresponde a todas y cada una de las personas por el hecho de
serlo.
2. Inalienabilidad: referida a la dignidad intrínseca.
3. Indivisibilidad: porque un conjunto representa la integridad de un catálogo de
derechos por lo cual la vigencia de unos exige el disfrute de los demás.
4. Complementariedad: en virtud de que cada uno muestra una parcela específica dentro
del campo de los derechos.
5. Interdependencia: porque muestra la diversidad y riqueza de cuestiones que lo
estructuran.
2.2 La visión generacional de los DDHH.

Karel Vasak en una conferencia sobre los DDHH explicó el lema de la revolución francesa:
libertad, igualdad y fraternidad.

El catálogo de las libertades nunca será una obra completa y acabada. En una sociedad libre y
democrática tiende a manifestarse la aparición de nuevas demandas y derechos. Así, cada
generación de derechos humanos responde a las necesidades humanas de su momento y
sirven de base para la conformación generacional sucesiva. Hay que salvar su unidad e
individualidad.

La primera generación está constituida por los llamados derechos civiles y políticos: son los
derechos que garantizan las libertades individuales y la participación política (derecho a
voto). Se les ha denominado los derechos de la libertad. Son Propios del Estado de Derecho.

La segunda generación la constituyen los derechos económicos y sociales, que surgen como
consecuencia de las revoluciones obreras y de las distintas teorías socialistas. Exigen una
cierta intervención del estado para garantizar los bienes sociales básicos: educación,
protección, trabajo, pensiones, etc. Son denominados derechos a la igualdad. Son propios del
Estado Social de Derecho.

La tercera generación la forman los derechos que tratan de dar respuesta a necesidades y a
aspiraciones que son hoy sentidas de forma cada vez más urgente y ponen en manifiesto la
imbricación e interdependencia de todos los estados para su consecución. Se identifican el
derecho a la paz, al medioambiente, al desarrollo, etc. Son denominados derechos de la
solidaridad entre todas las personas. Es necesaria la estrecha colaboración solidaria entre los
Estados.

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