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Introducción
explicitan los elementos centrales implicados en su filosofía moral; y por último, se ofrece
moral.
Desde el Renacimiento, siglo XVI, da inició un humanismo que concibe al hombre como
un ser autónomo y racional. Después en plena modernidad, siglos XVI-XVIII, surge una
nueva etapa de la historia de la ética. Con ella fenece la ética medial totalmente teocéntrica
tenga por normas supremas aquellas que provienen de la razón, porque para él únicamente
“el buen sentido es la cosa que mejor repartida está en el mundo […] La facultad de juzgar
1
Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales en el Colegio de Sonora. Correo:
oscar_lagunes@hotmail.com
2
Artículo publicado en la Revista Philochristus, (2007), Núm. 3: 14-16.
3
Gustavo Escobar Valenzuela, Ética. Introducción a su problemática y su historia, México, 2004, 232.
sentido o razón, es por naturaleza igual en todos los hombres.”4 A través de estas palabras
Immanuel Kant [1724-1824]5 piensa que toda la filosofía consiste en dar respuesta a tres
interrogantes esenciales: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, y ¿qué debo esperar? A la
primera responde con la Crítica de la Razón pura [1781]6; a la segunda, con la Crítica de la
razón práctica; y a la tercera, con La religión dentro de los límites de la mera razón
[1793]7. Por último, sostiene que estas tres cuestiones quedan englobadas en una cuarta
Desde esta perspectiva antropológica, Kant responde a la tercera pregunta con su filosofía
ética. La ética de Kant está contenida de modo especial en Fundamentación para una
Kant busca el principio o norma universal de la moral que determina la voluntad, es decir,
aquel que permite calificar a las acciones humanas como buenas o malas. Para él, la
universalidad de esta ley o norma, sólo puede provenir a priori, para que valga no sólo para
unos, lo cual daría lugar a una moral subjetiva e individual, sino para todos.11 Él sostiene
producto de la razón.”13
Los filósofos anteriores a Kant fundaban la moral sobre la idea de bien. Para ellos, una
acción era buena o mala según se adecuara o no con la finalidad natural del hombre la cual
le dirige hacia el bien supremo. A este tipo de moral, Kant la llama moral empirista o
material, porque identifica el bien con el sentimiento de placer o de dolor que está fundado
en el amor propio. Por consiguiente, ninguna moral empirista o material puede ser
universal.14 Tampoco puede serlo la moral racional, puesto que ninguna moral que hace
de esta moral subyace la idea de felicidad, originada por un sentimiento egoísta, porque
La moral kantiana no es una moral material, ni racional, sino formal, ya que hace derivar el
bien moral del seguimiento de la norma que la razón dicta como aplicable para todos los
hombres.16 Esto quiere decir que para Kant “la validez del acto moral no está en la acción
12
Cf. I. Kant (1985), 99: “Bueno, en sentido práctico es aquello que mueve a la voluntad por medio de las
representaciones de la razón, por lo tanto, no a partir de causas subjetivas sino de modo objetivo, e. d., por
razones que son válidas para todo ser racional en cuanto tal.”; I. Kant (1985), 133-134: “La moralidad
consiste (…) en la relación de todo acto con la legislación por la que únicamente es posible un reino de los
fines.” Esta legislación debe, pues, encontrarse en cada ser racional mismo y poder surgir de su voluntad,
cuyo principio es: no realizar ninguna acción por ninguna otra máxima sino por aquella que pueda al mismo
tiempo ser una ley general”. Nota: Las negritas son mías.
13
I. Kant (1985), 34.
14
Cf. I. Kant (1985), 37, 38, 43.
15
Cf. I. Kant (1985), 42-43, 161.
16
Cf. I. Kant (1995), 20.
17
Gustavo Escobar (2004), 235; Cf. I. Kant (1985), 65-66; I. Kant (1995), 31-32, 60.
voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de una legislación
universal.”18
De este imperativo Kant da muchos ejemplos, entre los que se encuentra el siguiente caso:
Un hombre que, tras una sucesión de males que se han convertido en desesperanza, siente
fastidio hacia la vida, está aún en posesión de su razón mientras puede aun preguntarse si
no será un deber para consigo mismo el quitarse la vida. Ahora, tiene que probar si la
máxima de su acción puede llegar a ser una ley general de la naturaleza. Pero su máxima
es: convierto en principio acortarme la vida por amor a mí mismo cuando ésta, con su
mayor duración, amenaza más males que promete aceptabilidad. La pregunta que aún
queda por ser formulada es si este principio del amor propio puede llegar a ser una ley
general de la naturaleza. En seguida puede verse que una naturaleza cuya ley fuese
destruir la vida por medio del mismo sentimiento cuya finalidad es proporcionarle su
impulso, se contradeciría a sí misma y no podría prevalecer como naturaleza, por tanto
sería imposible que esa máxima pudiera tener lugar como ley general de la naturaleza y
por consiguiente, se opone al principio máximo del deber.19
La primera, porque dicho imperativo tiene su génesis en la voluntad libre del hombre y éste
debe respeto al deber en sí mismo; la segunda, hace referencia a la validez del imperativo
para todo ser racional por su carácter objetivo y a priori.21 Por medio de esta moral del
deber, desde la razón práctica, adquieren realidad objetiva los postulados metafísicos: Dios,
el alma y la libertad humana, imposibles desde el plano teórico.22 Y esto es así porque la
voluntad está determinada al bien supremo que le es dado a priori. Negarlo a priori “sería
tanto como si alguien quisiera demostrar por la razón que no hay razón.”23
18
I. Kant, Crítica de la razón práctica, México, 1985, 50.
19
I. Kant (1985), 113-114. Después de este ejemplo, Kant ofrece otros más.
20
Cf. I. Kant (1995), 33-34, 54.
21
Cf. I. Kant (1995), 21.
22
Cf. I. Kant (1985) 12-15.
23
I. Kant (1985), 21.
Consecuencias y observaciones críticas
entonces éste es el único modelo de norma universal que ha de regir la conducta humana.
¡Según esto ni Cristo es santo, santo sólo el deber!24 Aquí hay un cambio de la moral del
amor por la moral del deber. 2. Fideísmo: la razón humana, ciega para conocer a Dios,
requiere de la voluntad humana para afirmar su existencia, aunque sea por medio de una fe
práctica. 3. Pragmatismo: una idea que rebase la experiencia, en cualquier área del saber,
sólo puede ser comprobada por su éxito o resultados prácticos. 4. Formalismo: la moralidad
consiste en la intención de la voluntad por adecuarse al deber universal que dicta la razón.
No necesita de ningún fundamento metafísico para cimentarse: nada que esté sobre el
la ley natural y hace consistir la moral en una ley de la razón formal. Pero en esta ley, Kant
fuente de muchas críticas: si por una parte, la razón teórica sólo puede conocer el númenon;
y por el otro, la razón práctica sólo los fenómenos, entonces nunca se podría determinar el
obrar práctico a priori. La moral así entendida, se convierte en una forma de fe práctica
teórico26.
24
Cf. I. Kant (1995), 68.
25
Walter Brugger, Diccionario de Filosofía, Barcelona, 1995, voz: “Moralidad”, 376.
26
Cf. Emerich Coreth y Harald Schöndorf, La filosofía de los siglos XVII y XVIII, Barcelona, 1987, 179-180.