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2. Psicología de la educación.
2.1.1. Educación.
2.1.2. Psicología.
En todo cuanto una persona humana hace, ésta deja su impronta, que es
una huella de su personal psique; y este sello, típicamente suyo, es
susceptible de ser estudiado científicamente en su entramado psicológico,
por pertenecer y depender éste de complicados y complejos procesos
humanos que tienen posibilidad de ser abordados con los parámetros
científicos que a ella le son propios y que constituyen los contenidos y
campos de investigación de la moderna y actual Psicología.
Hay otros valores que son frontales o matriciales, por tanto estables, y son
los que forman realmente un cuerpo axiológico y deben insertarse en la
enseñanza para orientar la formación de la persona. Estos valores son: la
vida, la dignidad humana, el respeto, el reconocimiento mutuo y la
solidaridad, el trabajo y el bienestar personal y colectivo.
La Vida como primer valor. Aprender a amar la vida, todo lo que vive y nos
ayuda a vivir; la vida de la persona, la propia y la ajena; la vida de la
persona, desde su inicio hasta su final. Aprender a favorecer y cuidar todo
lo que acoja la vida, la sustente, la defienda y la recupere. Aprender a
defender la vida contra todo atentado, cualquiera que sea la circunstancia,
en cualquier tramo de su evolución.
De todos modos, una cosa sí que es cierta: los profesores son unos
profesionales llamados a desarrollar los sistemas reglados de enseñanza en
el área de conocimiento en la que están especializados. No se les puede
pedir más, si ellos personalmente no se sienten llamados a trabajar en otra
dimensión. No obstante, cumpliendo con su cometido profesional, su labor
es plenamente educativa porque tienen que atender obligadamente cuatro
ámbitos educacionales que vienen reclamados por la misma actividad
docente:
Es difícil categorizar todas las estrategias porque pueden ser muy diversas.
La estrategia fundamental consiste en emplear la concentración,
organización y distribución ordenada de todos los recursos y materiales que
se necesitan para realizar eficientemente y con éxito una operación.
2.3.1. Iniciadores.
Otros nombres están unidos también por sus aportaciones a este tema o
por ser fundadores y directores de centros de educación que resaltan las
claves psicológicas de la misma. Hay que mencionar, entre ellos a S. Hall,
por sus obras, “Adolescencia” en 1894 y “Educational Problems” en 1911,
donde enfatiza que la educación debe tener como punto de partida el nivel
de desarrollo infantil, sus necesidades y características, por ser fundador y
director de la revista educativa y evolutiva “Pedagogical Seminary” (1891) y
también fundador de diversas asociaciones y de un departamento en la
Nacional Education Association; Charles H. Judo (1874-1946), formado
bajo la dirección de Wund y director en la Universidad de Chicago de la
School of Education; Alfred Bidet (1857-1911), quien, a instancias del
Ministerio de Instrucción Pública francés, construye con Simon la escala
métrica con ítems dispuestos en orden de dificultad creciente y adaptados a
distintos niveles mentales, con lo que tratará de estudiar los procesos
mentales complejos y estudiar el rendimiento escolar; E. Clarapèrede,
quien tuvo gran influencia en psicología evolutiva y también en educativa al
fundar en la Universidad de Ginebra el Institute des Sciencies de l’Education
donde trabajaron autores como A. Rey, J. Piaget y B. Inhelder.
Respecto a esta dimensión cabe destacar que gran parte de los modelos
teóricos elaborados en el marco de la Psicología de la Educación actual se
centran en cómo aprenden las personas, fundamentalmente desde una
perspectiva cognitiva. Sin embargo, en éstos se observa una tendencia a
mostrar ciertas dudas sobre la pertinencia de este enfoque para lograr una
comprensión correcta de los procesos de aprendizaje. En este sentido se
señala que el paradigma cognitivo ha servido para formalizar una ciencia
prescriptita de la instrucción basada principalmente en los procesos
cognitivos, pero que este modelo resulta insuficiente si se tiene en cuenta
que el aprendizaje difícilmente puede ser entendido sin tener en cuenta la
problemática afectivo-emocional y personal de la persona. Por ello se
reclama la inclusión en el mismo de variables como las metas, las
intenciones, las creencias, la voluntad… que representan un modelo de
aprendiz mucho más próximo al real.
Sin embargo, aunque ya no nos resulta tan sencillo utilizar los principios
psicológicos para entender los complejos problemas educativos, es posible
que nuestro campo se encuentre lo suficiente maduro para superar esas
dificultades y admitir diferentes perspectivas e, incluso, identidades. Es
posible, en consecuencia, que se aborden los problemas desde diversas
perspectivas en un sentido cooperativo; o también puede que rivalicemos
en cómo (método) y qué (contenidos) estudiar en Psicología Educativa. De
hecho, en algunos casos, estas perspectivas representan maneras tan
radicalmente distintas de contextualizar las cuestiones sobre el aprendizaje,
la cognición y la instrucción, que representan un completo distanciamiento
de las tradiciones en Psicología Educativa. En otros casos, las discrepancias
en esas perspectivas puede que no sean más que en la forma, y que los
temas más relevantes sigan siéndolo, aunque desde un punto más
avanzado. En este apartado, sólo vamos a indicar algunos de los tópicos
más interesantes objetivo de investigación en el campo de la Psicología
Educativa.
Pensamos que las variables personales que serán más investigadas son: el
conocimiento base de los estudiantes, sus habilidades de procesamiento, su
autorregulación del aprendizaje, la motivación y el componente conativo.
Una de las bases de los diseños instruccionales actuales está constituida por
modelos de funcionamiento intelectual de los alumnos. La incorporación de
las aportaciones de los trabajos sobre inteligencia humana ha supuesto
importantes modificaciones en los planteamientos de la actividad
instruccional, o la de Gardner. De alguna manera, según Castelló (1995), se
puede afirmar que la teoría de la inteligencia actúa como motor o como
elemento dinamizador de la teoría instruccional. En este sentido, quizá
tenga más importancia la teoría de la inteligencia que la teoría del
aprendizaje, dado que es más comprensiva y tiene implicaciones más
diversas. De hecho, las aportaciones de la inteligencia no se limitan a
explicar teóricamente por qué un alumno aprende, sino que generan
profundas modificaciones en la forma de concretar la instrucción, como el
ajuste a las características cognitivas del alumno o la optimización de los
recursos intelectuales. No hay duda: éste es un planteamiento interesante
de cara al futuro.
Otra línea de trabajo que se ha emprendido ya, pero que debe ser
incrementada en el futuro, está representada por el ascenso en relevancia
de los modelos culturales y se interesa por adaptar nuestros modelos e
investigación a la diversidad. Los modelos culturales reseñan la importancia
de examinar las prácticas culturales, normas y valores distintas de los
sujetos de cualquier cultura. Puede ser un tópico decir que vivimos en una
sociedad multicultural, pero la mayor parte de nuestras investigaciones no
se han planteado jamás de manera sistemática en lo que este
multiculturalismo realmente significa en términos de diferencias de raza,
etnia, clase… En muchos casos, la investigación dirigida hacia estas
cuestiones ha estado más interesada en comparar las diferencias en los
niveles medios de logro en test estandarizados. Según Pintrich (1994), se