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TIPICIDAD

DISPOSITIVOS AMPLIFICADORES DEL TIPO

En la mayoría de los casos el legislador, al momento de consagrar una conducta como


susceptible de reproche por el Derecho Penal, esto es, al momento de crear los tipos
penales, tiene en cuenta únicamente aquellas conductas que lesionan o ponen en
peligro determinados bienes jurídicos, y a las personas que directamente ejecutan la
acción consagrada en el verbo rector.
Empero, es sabido que no siempre las personas que actúan delictivamente logran su
cometido, como dice Reyes Echandía "se queda en la mitad del camino", ya que por
ejemplo si quiso matar no lo logró, a pesar de haber actuado en tal sentido.

Es por esto que se ha creado la figura de la “tentativa” que cumple la función de


“amplificar”, extender el tipo, para alcanzar a punir aquellas conductas no
consumadas.
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Por otro lado, también es cierto que en los hechos reputados


como delictivos no siempre es una persona la que actúa (o varias
si así lo exige el tipo penal), sino que esta puede ayudarse o
auxiliarse en otros individuos para la realización criminal. Valga
decir, el mismo homicida que solicita a otra persona que lo
ayude a escapar luego del atentado criminal o que ha recibido la
idea criminal de otro individuo.

En este caso, también el legislador ha creado otra figura, llamada


“participación”, que tiene el objeto de cobijar a las personas que
no se entienden como “autoras” del hecho.
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A estas dos figuras se les ha llamado por la doctrina y la


jurisprudencia elementos amplificadores del tipo, en tanto que:

· En el caso de la tentativa se suele encontrar el tipo en su


modalidad consumada. Por ejemplo, “el que matare a otro...”, en
el cual no cabría el hecho de “casi matar a otro”, por simple
exégesis interpretativa.
· En el caso de la coparticipación se encuentran tipos penales de
ejecución individual. Por ejemplo, “el que cause lesiones a
otro...”, artículo en el cual no cabría la actividad de aquel que
presta su ayuda al darle un arma al que lesiona u ofrecerle la
idea delictiva.
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Si no existieran estas dos figuras, la impunidad de estas


actividades sería inevitable, si se trata de aplicar un verdadero
Estado de Derecho como lo ordena la Constitución Política
Colombiana.
TENTATIVA
Ya desde la escuela clásica se ha venido hablando del iter
criminis: sucesión de eventos o recorrido que realiza el
delincuente al momento de desplegar la conducta reputada
como delito.
En tal recorrido la persona empieza con unos actos ideativos,
pasa a los preparatorios, sigue con los ejecutivos y termina en los
actos consumativos.
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Miremos con más detenimiento:

1- La Idea Criminal: Se trata de las ideas, las cavilaciones, el contenido


psíquico del crimen. En esta etapa el individuo se imagina la comisión futura
del delito. Pertenecen a la esfera interna del individuo.
2- Los Actos Preparatorios: Es el paso del mundo interno al mundo externo.
Es el caso de la compra de un arma de fuego, el merodear el lugar posible del
ilícito, etc. Estos actos, al igual que los anteriores, no son reprimibles
penalmente en cuanto no expresan actividad criminal (Tenga siempre en
cuenta el concepto sobre el “Derecho Penal de Acto”). Una persona, igual
puede comprar un arma para matar que para cazar, o merodear para pasear
o planear el ilícito (es lo que los clásicos llamaban equivocidad), por ello hasta
tanto no “actúe” conforme a un ilícito no podemos penalizarla.
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3- Los Actos Ejecutivos: Tienen que ver con inequivocidad del desarrollo conductual,
esto es, que los actos del individuo van definitivamente dirigidos a la realización del
hecho delictivo (por ejemplo, levantar el arma y apuntar a la persona que se desea
matar).
4- Los Actos Consumativos: Implican los últimos movimientos que llevarían a la
consumación del ilícito. Es el desenlace de los anteriores tres pasos del iter criminis.
En el caso del homicida se concretaría en oprimir el gatillo, la salida del proyectil y su
alojamiento en el cuerpo del sujeto pasivo “causando la muerte”.
Sin embargo de ser una construcción bastante estructurada, es cierto que en la vida
real los hechos no acontecen siempre de una forma tan ordenada. En muchos eventos
los fenómenos psíquicos son irregulares y generan aconteceres delictivos sin el orden
o iter criminis planteado.
No obstante, casi todos los códigos penales hasta el momento consagran esta
estructura cuando se trata del tema de la tentativa, o en su defecto así lo hace la
doctrina y jurisprudencia.
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CP Art. 27. Tentativa. El que iniciare la ejecución de una conducta punible


mediante actos idóneos e inequívocamente dirigidos a su consumación, y
ésta no se produjere por circunstancias ajenas a su voluntad, incurrirá en
pena no menor de la mitad del mínimo ni mayor de las tres cuartas partes del
máximo de la señalada para la conducta punible consumada.

Cuando la conducta punible no se consuma por circunstancias ajenas a la


voluntad del autor o partícipe, incurrirá en pena no menor de la tercera parte
del mínimo ni mayor de las dos terceras partes del máximo de la señalada
para su consumación, si voluntariamente ha realizado todos los esfuerzos
necesarios para impedirla.
TIPICIDAD
ELEMENTOS DE LA TENTATIVA
Los elementos que se pueden citar como indispensables para que una
conducta sea constitutiva de tentativa frente a un tipo penal determinado,
son aquellos que se desprenden del artículo 27 del Código Penal Colombiano.
Estos son cinco (clasificados en un primer componente subjetivo y los otros
objetivos) así:
1. Propósito de cometer un determinado delito
Este requisito, evidentemente subjetivo, implica realizar un análisis de la
intención criminal, es decir, la voluntariedad y cognoscencia del agente en la
ejecución o despliegue de su conducta. Es claro que si se efectúa un análisis
de este carácter, debemos acudir a las formas de culpabilidad de la conducta
referidas al dolo y nunca a la culpa, ya que en esta última no existe
previsibilidad o, existiendo, se considera poder evitarla, quedando por fuera
la direccionalidad obligada de los actos a la consumación del hecho que
establece el artículo en mención. .
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Al efecto, expresa el artículo 27 C.P. que los actos deben estar “dirigidos” a la
consumación del hecho punible, lo cual implica actividad eminentemente
dolosa y no culposa.
De acuerdo con lo anterior, admitimos la tentativa únicamente en los delitos
cuyo tipo subjetivo sea doloso, y aquella intención debe evidenciarse
conforme las circunstancias de tiempo, modo, lugar, ejecución, personales del
autor y medios utilizados.

2. Principio de ejecución de la conducta típica

Este elemento tiene que ver con las características que debe reunir una
conducta para que se entienda iniciadora de los “actos ejecutivos” respecto
de determinado tipo penal. Se sustenta en la sección del articulado que reza
“el que iniciare la ejecución de un hecho punible...”.
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Frente a este elemento son muchas las teorías que se han tejido en aras de
marcar los límites entre los actos ejecutivos y los preparatorios así:
a- Teorías Subjetivas: Estas teorías intentan marcar el límite de los actos
ejecutivos y preparatorios atendiendo a la voluntariedad o intencionalidad
del agente, expresada en lo que comúnmente se ha llamado “Plan del Autor”.
En esta postura general se encuentran dos corrientes, a saber:
· Teoría Subjetiva Extrema: Expone que hacer tal delimitación es imposible en
tanto parten de la realización del injusto con la simple “exteriorización de una
voluntad criminal”. Mediante esta teoría el que compra un arma con la cual se
piensa matar posiblemente en un futuro ya configuraría un homicidio en
grado de tentativa. Evidentemente se parte de un concepto peligrosista
inaceptable en estos momentos, así como de un derecho penal de autor.
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• Teoría Subjetiva Limitada: Se intenta marcar un límite entre los dos actos,
mediante la observancia de la opinión del agente respecto del plan criminal, esto
es, cómo ha imaginado el agente que va a comenzar a ejecutar la acción típica. Se
dice que es un punto a tener en cuenta dentro de los criterios de delimitación,
más nunca podría ser el único, porque haríamos depender la tentativa del
arbitrio del delincuente en cuanto a lo que él considera son los actos ejecutivos.
Teorías Objetivas: Estas teorías pretenden marcar el límite entre los actos
preparatorios y ejecutivos acudiendo a criterios objetivos. Así, tenemos dos
vertientes:
· Teoría objetiva Formal: Se marca el límite con la utilización de la descripción típica,
es decir, que se empezarán los actos ejecutivos cuando el agente empiece a realizar la
"acción típica”. Se dice que este criterio es una tautología, a pesar de ser respetuoso
del principio de legalidad, en tanto precisamente lo que se intenta es determinar
cuándo se inicia la acción típica. Por esta incertidumbre y falta de lógica de la teoría
se ha rechazado de plano.
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Teoría Objetiva Material: Se acude, para la delimitación de actos, al contenido


material del bien jurídico, es decir, que serán actos ejecutivos aquellos que pongan en
peligro el bien jurídico tutelado por el legislador.
Esta teoría es criticada por su generalidad y porque no tiene en cuenta el aspecto
subjetivo, esto es, el plan del autor.
Teorías Mixtas: Como resultado de la ineficiencia de las anteriores teorías al
aplicárseles individualmente, surgieron algunas corrientes que combinaban las
diferentes posiciones. Así, encontramos varias vertientes:
- Teoría de la Impresión: Parte de una limitación que implica el estudio de la
"voluntad del autor contraria a derecho" respecto de su efecto sobre la
comunidad. Es expresión de las teorías de la prevención general, terminando por
punir la tentativa inidónea.
- · Teoría Objetiva-Subjetiva u Objetiva-Individual: Según esta teoría, que es la más
acogida en la actualidad, se deben tener en cuenta tanto aspectos objetivos como
subjetivos para la delimitación.
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Así, en primer lugar, debemos tener en cuenta el “plan individual del autor”; y en
segundo lugar, si el comportamiento desplegado por el agente como acción típica
está en estrecha relación con aquel plan.
En definitiva, es claro que no puede existir un criterio “matemático” para diferenciar
los actos ejecutivos de los preparatorios, aunque se deben establecer algunas pautas
para que el intérprete sea el que, bajo los criterios de la sana crítica, determine o
deslinde tales actos. Podríamos decir que tales criterios son:
· Establecer en cada caso cuál fue el plan del autor (el arma a utilizar, el lugar, la hora,
la forma de ejecución, el delito, etc.) y sus características personales (competencias,
habilidades, etc)
· Establecer la puesta o no en peligro del bien jurídicamente tutelado por el legislador.
. Determinar la inmediatez temporal de la ejecución, esto es, qué acto ejecutivo sería
aquel que inmediatamente hubiera conducido a la consumación de la conducta
descrita en el tipo penal.
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Según lo anterior, lo importante es que el agente haya llegado a los actos ejecutivos
(y no sólo a los preparatorios o ideativos únicamente), conforme al derecho penal de
acto. En este sentido hay que prestar atención al hecho de que la acción del sujeto no
se haya consumado, en la medida que se trataría de un delito perfecto y no de una
tentativa del mismo; así como también cobra importancia que no se trate de un delito
de mera conducta donde un simple acto ejecutivo constituye de por sí el delito
perfecto (esta clase de tipos penales no admiten tentativa: como el porte ilegal de
armas).

3. Idoneidad de la conducta

El comienzo de la ejecución debe darse con "actos idóneos" como lo exige el artículo
27 ibídem. Un acto idóneo es aquel que, según la experiencia, puede ser considerado
apto para producir determinado resultado.
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Es en virtud de esta consideración que el jurista debe realizar un juicio ex ante, en el


que ha de colocarse en la misma posición del agente, determinando si la conducta, en
esa situación concreta, es apta para consumar el hecho descrito en el tipo conforme
al bien jurídicamente tutelado por el legislador. Mediante este análisis es que se
desecha la llamada "tentativa inidónea".

Se dice que la idoneidad no debe predicarse de los "medios" utilizados, sino de la


forma de utilización (un arma de fuego de defensa personal puede ser idónea para
matar a una distancia de disparo de 50 metros, más nunca a 1000 metros), de las
circunstancias de tiempo, modo y lugar en que se desarrolle la acción (el arma de
juguete, pero que se utiliza para golpear en la cabeza a la víctima”) y de las calidades
de la gente misma.
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4. Univocidad de la conducta

Implica que los actos estén “inequívocamente dirigidos a la realización del


hecho punible”. Quiere decir que el funcionario debe colocarse en la
situación concreta y observar si los actos estaban inequívocamente dirigidos
a la consumación del hecho, si era innegable, patente, obvio, indefectible
que los actos se dirigían a la consumación del delito o si simplemente
estaban dirigidos a otro fin diferente al dolo de la acción descrita en el verbo
rector.
Por esto un disparo realizado no siempre es una tentativa de homicidio, ya
que el sujeto puede buscar es matar una serpiente que se encuentra encima
de la cabeza del supuesto agredido y no querer matarle a él.
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5. involuntariedad en la no consumación

La no consumación debe producirse por "circunstancias ajenas a la voluntad del


agente" (por esto no se pena la tentativa desistida). Se dice que si existe
desistimiento de la realización, mas se derivan delitos remanentes, estos deberán ser
materia de punición: Es el caso del violador que desiste de su acción, pero deja a la
mujer con lesiones personales y retenida (responderá por secuestro o
constreñimiento), o el caso de aquel que desiste de hurtar en una vivienda pero ya ha
dañado la puerta (deberá responder por el delito remanente de daño en bien ajeno).
Casos en que se presenta la involuntariedad del agente en la no consumación son por
ejemplo el del guardaespaldas que interviene evitando la muerte de su protegido, o
el del celador que retiene al sujeto que ha hurtado una cadena antes de que
emprenda la huida, etc.
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LA PARTICIPACION COMO FORMA DE INTERVENCION O CONCURRENCIA CRIMINAL

Es cierto que al momento de estudiar los elementos amplificadores del tipo se debe
hacer referencia específica a la participación criminal de manera única, esto es, todas
aquellas figuras que no se incluyen dentro del concepto de autor; sin embargo,
también es cierto que antes de estudiar este elemento amplificador debemos hacer
lo propio con la autoría, ya que es imposible pensar en un partícipe sin la existencia
de un autor (Principio de Accesoriedad). Leamos entonces un introito a la temática.

Valga decir, que en todo fenómeno criminal o “Conducta Punible” existen diferentes
posibilidades de intervención, dado que como lo dicta uno de los elementos básicos
del Tipo Objetivo (Sujeto Activo), en todo hecho que se repute punible existen uno o
varios individuos que desarrollan la conducta en el sentido exigido por la norma.
.
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Pues bien, el Código Penal Colombiano del año 2000 en su artículo 28, afirma la
posibilidad del concurso de personas en la conducta punible, al manifestar
expresamente que pueden concurrir a la realización de la misma los autores y los
partícipes.
Entonces, existirá un instituto fundamental en el Derecho Penal Colombiano que
podríamos llamar “Concurrencia o Intervención” en la conducta punible, que
contendrá a su vez dos formas específicas llamadas “Autoría” y “Participación”.
Si el jurista se detiene por un momento y lee cualquier tipo penal de la parte especial
del código, observará que en cuanto se refiere al sujeto activo, el legislador
solamente contempló la figura de la autoría, esto es, aquellos que ejecutan el verbo
rector del tipo. A modo de ejemplo, el artículo 103 dice “El que matare a otro...”, y no
“El que ayude a matar...” o “El que induzca a otro o lo determine a matar...”; es por
ello que existe la “Participación” como un mecanismo para darle más amplitud al tipo
penal. Esta participación podrá ser (según el artículo 30 C.P) a través de la
Determinación o de la Complicidad.
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Por otro lado, en la forma perfecta de intervención o concurrencia (por así llamarla),
consagrada en cada tipo penal con expresiones como “El que...”, “La que...”, “Los
que...”, etc., esto es, la “Autoría”, consagra el artículo 29 C.P varias formas que
denominaremos en este libro de la siguiente manera: Autoría Inmediata, Autoría
Mediata, Coautoría y Autoría por Representación, según la forma en que las personas
se vinculen con la conducta que se quiere punir. Así las cosas, veamos un cuadro que
conglobe esta sección introductoria:
En resumen: Se debe tener en cuenta que para el jurista colombiano, basado en la
existen dos formas de intervenir en una Conducta reputada como Punible: a través de
la Autoría o a través de la Participación.

La primera de ellas como ejecución del verbo rector descrito en el tipo penal, con
formas como la Inmediata, Mediata, Coautoría y por Representación; y, la segunda
(participación), como mecanismo amplificador del tipo, con dos formas específicas
como son la Complicidad y la Determinación.
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1. La Autoria
Concepto de autor
Según el artículo 29 autor es “quien realice la conducta punible”. “Realizar” puede
entenderse restrictivamente conforme a los parámetros de la teoría Objetivo-Formal,
que postula la existencia de autor cuando el individuo ejecuta todo el
comportamiento típico, dejando de lado e impunes la coautoría y la autoría mediata.
Por esta circunstancia se ha construido el siguiente concepto: autor es aquella
persona que, reuniendo todos los elementos requeridos (tanto objetivos como
personales), por sí mismo, o utilizando a otro como instrumento, o mediante
actuación funcional conjunta, o por representación de persona natural o jurídica,
según el caso, ejecuta o realiza la conducta punible Debemos entender, y es un
aspecto que debe quedar claro desde este preciso momento, que el acto ejecutivo,
jurídicamente y no causal o materialmente entendido, es aquel que transita por el
ámbito de protección del bien jurídico tutelado, esto es, aquel que se acerca a la
producción del daño o es potencialmente peligroso para aquel.
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2 Clases de autoría
De acuerdo con la definición anterior, sustentada en el marco legal del artículo 29
C.P/2000, se puede hablar de cuatro tipos de autoría: La Autoría Inmediata, La
Autoría Mediata, La Coautoría y la Autoría por Representación. Estudiemos
brevemente cada una de ellas

✓ Autoría Inmediata:

La autoría inmediata o individual es aquella en que el autor, reuniendo todos los


elementos objetivos y personales exigidos por el tipo penal, ejecuta por sí solo la
acción o acciones descritas en el tipo, lesionando o poniendo en peligro el bien
jurídicamente tutelado.
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Esto no quiere decir que el autor inmediato no pueda recibir contribuciones a la


ejecución del hecho punible, esto es, no excluye la participación, ya que, según lo
precisado con anterioridad, el partícipe nunca ejecuta sino que contribuye, así su
comportamiento sea de gran importancia desde el punto de vista cuantitativo.
Lo que sucede es que con anterioridad a la realización de la conducta descrita en el
tipo, no existe posibilidad alguna de ejecución inmediata, es decir, que los actos
preparatorios se pueden ejecutar por partícipes que no realizan el tipo, pero nunca
llegarán a ser actos de ejecución inmediata. Es el caso de aquel individuo “X” que
incita a otro “W” a la comisión de un homicidio, construyendo en su totalidad la idea
criminal (lugar de ejecución, hora del ilícito, forma de fuga, instrumentos para matar,
etc) y la preparación del punible, más no lo ejecuta.

“X” responderá, así su ayuda o determinación sea importantísima, como partícipe, y


sólo “W” lo hará como autor inmediato.
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Por otro lado, cuando el concepto erigido habla de los elementos personales que
debe reunir el autor, se refiere a aquellos elementos que exige el tipo y que recaen
sobre las características personales del autor.
No todo individuo puede cometer todos los delitos, sino que el legislador ha querido
tipificar y sancionar aquellas conductas al ser ejecutadas por determinadas o
calificadas personas (intraneus). Es el caso del prevaricato por acción (Art. 413 C.P) y
el peculado por apropiación (Art. 397 C.P) que sólo pueden ser realizados por un
servidor público. Otros individuos no calificados por el tipo penal pueden actuar
dentro del acontecer delictivo (extraneus), pero nunca en calidad de autores
inmediatos sino de partícipes.
Nótese así que si “X” actúa determinado por “W” para apropiarse de dineros del
estado, siendo el primero servidor público y el último no; “X” responderá como autor
mediato y “W” como determinador así éste no reúna la calidad de servidor.
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En este sentido precisamente se pronuncia el inciso final del artículo 30, que
involucra los principios de legalidad y de tipicidad, cuando establece una rebaja de
pena para aquellas personas que concurran en la realización del hecho sin tener las
calidades especiales exigidas en el tipo penal.
Pasando a otro punto relevante sobre este tema, cabe destacar que sólo se puede
considerar autor inmediato en los delitos de propia mano (así llamados desde
Binding), a aquel que realice íntegramente la acción descrita en el tipo penal. Así, en
el delito de acceso carnal violento, únicamente será autor aquel que accede
materialmente a la víctima, el que yace con aquella o la accede, y los demás
intervinientes (el que la sostiene o amarra, el que la amenaza para que no grite, etc.)
serán siempre partícipes (cómplices o determinadores). En los delitos de propia
mano, a su vez, es en la mayoría de los casos impredicable la coautoría por sus
mismas peculiaridades, derivándose casi siempre en concurso de hechos punibles en
los que cada quien independientemente es autor (Por ejemplo, cuando en el acceso
carnal violento se "rotan" en el acceso y en la función de sujetar o constreñir a la
víctima, los individuos serán autores inmediatos y partícipes respectivamente).
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✓ Autoría Mediata:

La autoría mediata es aquella en que el autor, reuniendo todos los elementos del
tipo, a través de otro, ejecuta, la acción o acciones descritas en el tipo.
Esto quiere decir que tras del autor mediato siempre habrá un ejecutor instrumental.
El primero domina el hecho, domina la voluntad del segundo que ejecuta
materialmente el delito. Es lo que algunos tratadistas como Puig Peña y Montes,
refiriéndose al ejecutor material, llaman concurso de acción sin concurso de voluntad.
El que proporciona una cuerda, una escalera o un arma, sin saber el fin a que se
destinan esos objetos, es indudablemente inocente del delito que otro consuma.
Igual circunstancia se presenta cuando se presta una ayuda para la comisión de
un hurto (préstamo de una escalera por ejemplo), y el ejecutor aprovecha las
circunstancias para matar al morador que es un antiguo enemigo, caso en el cual el
cómplice no responderá por el homicidio ya que solo prestó colaboración al hurto sin
conocer la intención además homicida del autor.
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El ejecutor instrumental será tratado como autor (aunque no responsable) y el autor


mediato como determinador sancionado según el marco penal del artículo 29 C.P, sin
beneficiarse de las causales de inculpabilidad del ejecutor por el principio de la
accesoriedad limitada adoptada en nuestro estatuto punitivo.
El autor mediato debe reunir todos los elementos objetivos y personales que
consagre el tipo penal, como vimos en la autoría inmediata, y puede dominar la
voluntad del ejecutor instrumental de varias formas:
Por error: En este caso el ejecutor desconoce que está ejecutando una acción
delictiva por efecto del velo interpuesto o aprovechado por el autor mediato. Es el
caso del mensajero que lleva un ramo de flores en el cual un empleado de la
floristería ha puesto una bomba, aprovechando que el destinatario es su enemigo; o
el del médico que aprovecha la ocasión para agregar cianuro al medicamento que la
enfermera aplicará a un paciente; o aquel que introduce droga en el equipaje de un
viajero desprevenido.
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Por coacción: En nuestro ordenamiento la autoría mediata por coacción lesiona dos
bienes jurídicos distintos, en cuanto que el autor mediato lo será del delito ejecutado
por el instrumento (homicidio, lesiones, aborto, etc.), así como también lo hará, esta
vez en calidad de autor inmediato, del delito de Constreñimiento para Delinquir
siempre que la pena impuesta por el resultado querido no sea mayor.
El ejecutor instrumental será tratado como autor (aunque no responsable) y el autor
mediato como determinador sancionado según el marco penal del artículo 29 C.P, sin
beneficiarse de las causales de inculpabilidad del ejecutor por el principio de la
accesoriedad limitada adoptada en nuestro estatuto punitivo.
Así las cosas, si se constriñe para matar, el autor mediato responderá sólo por el
homicidio y no por el constreñimiento, ya que el primero está sancionado con
pena mayor; indefectiblemente el constreñimiento para delinquir es un tipo penal de
aplicación subsidiaria.
TIPICIDAD

Por utilización de inimputable: Es el caso del que utiliza a un paranoico para dar
muerte a su enemigo, haciéndole creer al enfermo que se trata de su perseguidor; o
la esposa que lleva a su marido cleptómano a una joyería y le insiste en que se
pruebe varias alhajas, hasta que la voluntad de aquel se vence y termina influenciado
por su trastorno apoderándose de alguna de ellas, que luego la mujer disfrutará.
También podrá presentarse la figura cuando no se aprovecha la condición
preexistente, sino que se le coloca al ejecutor en tal condición (cuando para lesionar a
alguien se embriaga a otra persona que se sabe sufre de una intolerancia alcohólica
tornándose violenta; o sabiendo que un individuo es pirómano, se le pone en
circunstancias tales que le es irresistible prender fuego a una casa que el autor
mediato quiere destruir).
Por utilización de un niño: En este caso el evento de la autoría mediata es indudable,
e incluso en algunos casos de autoría inmediata en los que el niño es un simple
mecanismo. Si se trata de un menor de 16 años ya se estaría en el plano de la
instigación y no de la autoría mediata.
TIPICIDAD

En los casos en que se obra dentro de un aparato de poder: Con el nacimiento y


desarrollo de las grandes empresas criminales, como el narcotráfico, guerrilla,
terrorismo o trata de blancas, se ha pensado en la posibilidad de aplicar el concepto
de autor mediato a aquellas personas que realizan el ilícito bajo una orden jerárquica
dada por los llamados "autores de escritorio".

En estos casos, se trata de determinar la responsabilidad no sólo de los miembros


ejecutores de las resoluciones delictivas de la organización, sino principalmente
la de aquellos otros que sin intervenir materialmente en los hechos delictivos exhiben
una posición relevante en la toma de decisiones, es decir, están en la cúpula de la
organización o en un grado intermedio entre dirigentes y ejecutores.
.
TIPICIDAD

✓ Coautoría

La coautoría se presenta cuando el autor, reuniendo todos los requisitos (tanto


objetivos como personales), mediante actuación conjunta, ejecuta directa o
funcionalmente, la acción o acciones descritas en el tipo penal. También llamada
coautoría Funcional dice son autores los que mediando un acuerdo común, actúan
con división del trabajo criminal atendiendo la importancia del aporte
Podemos entonces afirmar que en nuestra dogmática, los elementos necesarios para
predicar la figura de la coautoría son:
• Acuerdo Previo o Plan Común: Es el elemento subjetivo de la coautoría, el nexo
intencional entre los intervinientes que se plasma en un plan, así sea mínimo, la
concurrencia de aportes causales pactados e interrelacionados. Este común
acuerdo es lo que conecta unas aportaciones a otras y les da un sentido de
distribución dentro de la globalidad de contribuciones que dan lugar a la
realización del tipo.
TIPICIDAD

Si no existe una unidad de propósito, acuerdo común, aunque sea predicable


la simultaneidad de acción, cada interviniente responderá de su propio acto.
Si alguno de los intervinientes ejecuta un hecho delictivo que no se
encontraba dentro de los parámetros del plan o excede el acuerdo,
únicamente éste será responsable del mismo (valga decir cuando se acuerda
lesionar y se mata, o se planea hurtar y además se accede carnalmente).
Ahora bien, si no se acordó sobre el asunto, pero aquel se sobreentiende por
las características mismas del acto, todos responderán (V.gr. el daño en bien
ajeno que se produce a las puertas del banco o a las de la vivienda, pero que
se requiere para consumar el hurto planeado). También es común
encontrarnos frente a organizaciones criminales que pactan la comisión
delictiva, asumiendo todos los riesgos y eventos que se pudieren presentar,
evento en el cual todos responderán por los delitos cometidos y
directamente vinculados con el ilícito planeado. .
TIPICIDAD

• La Realización de Acción Ejecutiva: La acción ejecutiva, entendida como


aquella que lesiona o pone en peligro el interés jurídicamente protegido,
es el elemento objetivo que debe reunir la coautoría, y se traduce en la
ejecución de alguna de las acciones descritas en el tipo penal. Este
requisito de acción ejecutiva, comporta también que no se presenta la
coautoría, "sino cuando el delito sobre el que recayó el acuerdo de
voluntades, aunque no llegue a consumarse, alcanza por lo menos, el
grado de tentativa", esto es, no se queda en los actos preparatorios.

✓ Autoría Por Representación: Esta figura, nueva en nuestro ordenamiento


y por tal poco desarrollada, hemos querido llamarla así en tanto la
existencia del inciso tercero del artículo 29 C.P, que en este sentido
dice:

.
TIPICIDAD

"también es autor quien actúa como miembro u órgano de representación


autorizado o de hecho de una persona jurídica, de un ente colectivo sin tal
atributo, o de una persona natural cuya representación voluntaria se detente,
y realiza la conducta punible, aunque los elementos especiales que
fundamentan la penalidad de la figura punible respectiva no concurran en él,
pero sí en la persona o ente colectivo representado”.

A medida que las diversas sociedades del mundo han ido evolucionando en
sus interrelaciones políticas, culturales, económicas y sociales, se ha hecho
necesaria cada vez la existencia de la figura representativa, esto es, actuar a
través o por intermedio de otro; y ese “otro” suelen ser, en la mayoría de los
casos, personas o entes jurídicos y colectivos que se conforman a partir de
ficciones.
TIPICIDAD

En otras ocasiones, por supuesto, esta representación la cumplirá por


intermedio de personas naturales.
Pues bien, se ha visto como los delincuentes han aprovechado esta
circunstancia tan especial para camuflarse o evitar ser sorprendidos en la
acción ilícita, teniendo como mampara su calidad de representantes
personales, colectivos o jurídicos. Todo lo expuesto con anterioridad
sobre las formas de Autoría en Colombia, pos supuesto, además de
contribuír a la estructuración del Sujeto Activo, da sustento a lo que aquí nos
conscierne específicamente, que es la explicación de la Participación
(Determinación y Complicidad) como mecanismo amplificador del tipo penal.
Entremos, así, al estudio de la misma. .
TIPICIDAD

LA PARTICIPACIÓN

Las figuras de la determinación y complicidad, de manera residual y


dependiente, entran en juego al momento de sancionar las intervenciones
de aquellos que no pueden ser considerados autores, por no ejecutar la
acción descrita en el tipo penal, y por lo tanto se deben entender como
causas de extensión de la punibilidad o más comúnmente llamados,
dispositivos amplificadores del tipo. Entendida la participación como aquella
contribución dolosa que hace un individuo al delito en que otro u otros son
autores, se pueden deducir los siguientes requisitos:

.
TIPICIDAD

a. Contribución al Delito: A estas alturas de la exposición, se comprende sin mucho esfuerzo el


carácter accesorio de la figura participativa, en virtud de la cual el interviniente aporta, ayuda,
asiste, contribuye, instiga etc., con su actuar, para que el autor ejecute el hecho delictivo. La
decisión definitiva de ejecución depende absolutamente del autor, más nunca del partícipe, ya
que el último no domina el hecho en ningún momento, no llega a realizar la acción ejecutiva
descrita en el tipo penal.
Para que la contribución sea tenida como idónea y dependiente del hecho cometido por el autor
se requieren dos cosas:
Primero, que el partícipe realice un aporte objetivo a la acción del autor que afecta el
interés jurídicamente tutelado, sea mediante una ayuda o contribución (complicidad) o a través
de la instigación o convencimiento (determinador). Y como segundo requisito se exige que exista
concomitancia entre el delito deseado por el partícipe y el ejecutado por el autor (convergencia
teleológica según Juan Fernández Carrasquilla), es decir, que el partícipe responderá de la
conducta desplegada por el autor de acuerdo al específico dolo del instigador o cómplice. Si
existe un exceso en la ejecución, por regla general, el partícipe no responderá del mismo.
TIPICIDAD
Tal exceso puede ser cuantitativo o cualitativo: El primer evento se presenta cuando
el autor comete otro u otros delitos además de aquel al cual quiso contribuir el
partícipe (valga decir cuando A le presta a B un arma para que intimide a C y se
apodere de su carro, y B, además del hurto comete homicidio en C y lesiones
personales en su hijo D). Responderá el partícipe . únicamente del dolo en la
ejecución del delito de hurto, más no del homicidio y lesiones (a no ser que se le
imputen a título de dolo eventual). El segundo suceso (exceso cualitativo), se
presenta cuando el autor realiza una acción completamente diversa a la que el
partícipe quería ayudar o instigar (piénsese en el individuo que en su condición de
portero deja entrar a otro para que se apodere de los bienes de un apartamento, y
éste último no hace lo propio sino que aprovecha la situación para matar a su
enemigo que vive en otro apartamento). La desviación debe ser fundamental,
esencial, sustancial, para que libere al partícipe de responsabilidad, ya que si no lo es
éste responderá (como cuando A le proporciona un arma a B para que hurte
determinado auto, y B se apodera de otro diferente).
TIPICIDAD
b. Elemento Doloso: La contribución del partícipe ha de ser voluntaria,
dolosa, quedando excluida definitivamente la posibilidad de participación
culposa en el delito de otro. Por esto si A le presta un caballo a B sin saber
que B se encuentra en estado de embarazo y quiere perder el feto en la
actividad de equitación, no será responsable como partícipe del delito de
aborto ya que no previó el resultado previsible (culpa sin representación).
c. Elemento de la Ajenidad: Este elemento se deriva del carácter accesorio de
la participación, de su dependencia obligada de la figura principal del autor,
de su falta de autonomía. En virtud de esta figura de la accesoriedad, es que
el partícipe responde por el grado de ejecución del tipo desplegado por el
autor (delito consumado o tentado -accesoriedad cuantitativa), y es
imposible que exista tentativa de participación, mas sí participación en la
tentativa.
TIPICIDAD

Igualmente, es debido a este principio que podemos acudir a la


cualitatividad de la participación dependiendo de los elementos del ilícito
penal desplegado por el autor, esto es, determinar hasta qué punto influye la
tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad del autor en el partícipe.
Al respecto se habla de varios tipos de accesoriedad, mas nos interesa
solamente la accesoriedad limitada en la que es procedente hablar de
participación cuando la acción del autor es típica y además antijurídica, por
lo cual cobijan al partícipe las causales de exclusión de la antijuridicidad, más
no así las causales de inculpabilidad concurrentes en el autor.
Ya vistos los tres elementos principales que debe presentar la participación,
es posible entrar al estudio de cada uno de estos eventos, esto es, La
Determinación y La Complicidad.
TIPICIDAD
1. La determinación

La determinación consiste en inducir o imbuir voluntariamente a otra


persona para que ejecute la acción descrita en el tipo penal. Se presenta,
según Puig Peña, un concurso de voluntades sin concurso de acción, ya que
supone un autor material, que es el que interviene en el hecho material de la
ejecución, y un determinador, que es el que mueve la voluntad del anterior
para la ejecución del delito.

De la definición se desprenden los siguientes requisitos:


1. El nexo existente entre la determinación y la ejecución de la acción injusta
por parte del autor. Esto quiere decir que dentro de la figura se mueven dos
voluntades, la del determinador y la del autor, conectadas y dependientes.
TIPICIDAD
De ahí que los excesos del autor no cobijen al partícipe, aunque los defectos sí lo
benefician.
Así mismo, se desprende de este requisito, que la actividad determinativa esté
dirigida a un hecho y persona determinada: Si se incita a la comisión de “hechos
punibles” de cualquier especie, o no existe la figura o esta no responde por las
circunstancias creadas por el autor.
Por otro lado, si la instigación se dirige a una esfera de personas indeterminadas ya
no se hablaría de determinación sino de autoría inmediata respecto del tipo penal de
“Instigación a Delinquir”. Si se realiza la conducta para la cual se instigó según éste
artículo del código penal, existe concurso aparente y se resolverá por el delito para el
cual se determinó.
El determinado en este caso es el que tiene el señorío sobre el hecho, ya que
depende en últimas de éste si ejecuta o no el delito, en la medida, que si tal dominio
estuviera en manos del determinador, se presentaría la figura de la autoría mediata.
TIPICIDAD
2. Que en el determinador concurra la voluntad de determinación, el dolo de crear o reforzar en
otro la idea criminal.
Debe actuar dolosamente, así sea en su forma eventual. La determinación culposa no es punible
en cuanto tal.
Es posible que una persona, mediante manifestaciones o comportamientos imprudentes, se
convierta en causa involuntaria de que otro cometa efectivamente un delito doloso (ej.: a
consecuencia de censuras políticas uno puede ser inducido al regicidio), o culposo (ej.: uno
induce a salir de caza a un miope, que, confundiendo a una criatura con una liebre,
dispara hiriéndola); pero, repetimos, que en tal caso el determinante involuntario, no es punible
como copartícipe, sino, eventualmente, por aquel delito especial que su conducta haya
concretado.
Cuando se dice que el dolo del determinador debe ser "doble", se debe entender que ha de
existir tanto dolo en la conducta desplegada ante el determinado, como dolo respecto del delito
objeto de la determinación. Así, queda excluida la inducción o determinación hacia delitos
imprudentes, como la determinación propiamente culposa.
TIPICIDAD
3. Que la acción del determinador sea eficaz: El artículo 30 del CP, contrario sensu de otras
legislaciones, no establece una modalidad específica de determinación, siempre y cuando el
autor ejecute el hecho en virtud de tal acción determinativa. Por esto, cualquier actividad que
sea capaz de mover la voluntad del agente (nunca sumisión total que elimine el dominio del
hecho ya que sería autoría mediata) hacia la ejecución de la acción descrita en el tipo penal, es
propia de la figura determinativa, sea de carácter psíquico o material (persuasión, consejos,
ruegos, apuestas, dinero u otra contraprestación, amenazas leves, etc.) o que llegue al delito
tentado o consumado.

No es suficiente que el determinador haga una “puesta en escena” de la cual una persona
extraiga la idea criminal, provocar una situación que suponga una “tentación” para el autor o lo
excite a la comisión delictiva, ya que las maniobras determinativas deben ser “directamente y
dolosamente dirigidas” a determinar.
Se ha querido diferenciar por la doctrina entre la determinación e instigación así:

a- Determinación: Cuando el sujeto logró crear en el autor la idea criminal y el propósito de


ejecutar el hecho punible, sin que tal idea existiera antes en el mismo.
TIPICIDAD
b- Instigación: Cuando la idea criminal ya existía de antemano y el sujeto simplemente la
refuerza y fomenta (no solo ayuda).
Sin embargo, para nosotros los dos eventos serán constitutivos de determinación, en cuanto el
código penal colombiano no hace tal diferenciación.
De idéntica manera, pensamos que dentro de la misma figura cabe la discutida “provocación”,
entendida como inducción a la comisión de un delito, siempre y cuando sea suficientemente
relevante e inequívoca para llevar a una persona a la ejecución del mismo.

4. Que el determinado ejecute la acción descrita en el tipo penal para el cual se le determinó,
sea consumando el hecho o dejándolo en grado de tentativa. Según esto no es posible
responsabilizar a los sujetos (determinador y determinado) si no existe ejecución del autor, esto
es, los actos se quedan en el estadio preparatorio.
TIPICIDAD
2. La Complicidad

La complicidad consiste en colaborarle o ayudar voluntariamente a otra persona para que ejecute la acción
descrita en el tipo penal.
De esta definición también se desprenden varios requisitos, a saber:

1- El nexo existente entre la ayuda y la ejecución de la acción injusta por parte del autor. Si se ayuda para
hurtar y el autor mata, es lógico que se rompe esta conexión exigida para responsabilizar al cómplice, así
como se romperá en los excesos ya explicados.
Al igual que en la determinación, el autor es el que tiene el dominio en la ejecución, y nunca el cómplice.

2- Que en el cómplice concurra la voluntad de ayuda, el dolo de contribuir a la ejecución del delito por parte
de otro (sea directo o eventual), eliminándose de plano la ayuda culposa. Así mismo pensamos que es
improcedente hablar de complicidad (o determinación) en los delitos culposos, aunque algunos autores como
Mezger, Maggiore, Nuñez, Schönke-Schröder, admitan tal posibilidad. Como en la determinación, existe un
doble dolo.
TIPICIDAD
3- Que la acción del cómplice sea eficaz, que en verdad ayude en la ejecución, sea moral o materialmente
(consejos o instrucciones en el primer caso y prestar el arma o vigilar la llegada de las autoridades, en el
segundo. No existe limitación en los medios utilizados para contribuir al delito, pero estos deben ser eficaces).
Esto quiere decir que no toda contribución al delito puede ser considerada como complicidad.
Aquello no significa que la llamada complicidad necesaria pueda llamársele autoría (como hace la Corte
Suprema con el “campanero”), por la entidad de la contribución, porque estaríamos aplicando un concepto
unitario de autor. Es diferente el caso de otras legislaciones, que establecen literalmente en sus articulados
como autor al partícipe necesario, y es procedente la discusión nacida de los límites entre lo que es necesario
y lo que no lo es.
De acuerdo con los lineamientos de nuestro ordenamiento jurídico, el cómplice no “ejecuta” la acción descrita
en el tipo penal, sino que simplemente contribuye, ayuda a tal ejecución.
Por otro lado, la contribución del partícipe puede ser negativa o positiva, activa u omisiva, así como se puede
prestar, antes, durante o después de la comisión del ilícito.
En el último caso (contribución posterior) debe haber un acuerdo previo so pena de incurrir exclusivamente
en el delito de encubrimiento.
Si la cooperación ofrecida o prometida no tiene incidencia en la ejecución del autor (así sea moral), sea
porque no la necesitó o porque solo alcanzó la tentativa, no existe complicidad.
TIPICIDAD
4. Que el autor ejecute la acción descrita en el tipo penal para el cual se le ayudó, sea consumando el hecho o
dejándolo en grado de tentativa. Como se especificó, se permite la complicidad en la tentativa, más no la
tentativa de complicidad, y los problemas del exceso se resolverán conforme se estipuló para la inducción o
determinación. Con estas breves apreciaciones damos por culminado el tema de los dispositivos
amplificadores del tipo.
Estas son las dos formas de ser partícipe en un delito y constituyen el segundo mecanismo amplificador del
tipo, junto con la tentativa.

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