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Resumen - Capitulo IV ALEN

Derecho a la Información (Universidad de Buenos Aires)

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CAPITULO IV

LA NECESIDAD DE CREAR UN NUEVO ORDEN DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN

Análisis crítico. Capital multinacional, concentración monopólica y propiedad de los medios de


comunicación social

Los principales problemas que se plantean en la actualidad en el campo comunicativo tienen que ver en
especial con la íntima relación que se advierte entre la información en todos sus aspectos, la economía
y los avances tecnológicos.

A poco de echar una mirada sobre el orden internacional vigente, aparecen distintas áreas cuyo análisis
particular se hace necesario. La primera de ellas se refiere a las agencias de noticias.

El flujo de información a nivel internacional se concentra, en la práctica, en las agencias de esos países
centrales. Nuestra visión de la realidad esta mediatizada por la industria informativa. La categórica frase
de McLuhan: el medio es el mensaje. Los procesos están marcados por el claro signo de la
concentración creciente del poder para determinar orientaciones y objetivos, para asignar recursos y
administrar procesos y para disfrutar de los beneficios de la información y la comunicación actuales.

El conjunto de estas tendencias implica que el poder de la comunicación social está cada vez más
concentrado, tanto en el plano internacional como nacional. No informa quien quiere, sino quién puede
informar, es decir quien tiene los medios financieros y tecnológicos necesarios.

La industria informativa estatal o privada tiende al control de la verdad que recibe el mercado a base del
control de los instrumentos de difusión de dicha mercancía informativa: las máquinas que la trasmiten y
los hombres que la elaboran.

Hoy hay fundamentalmente cinco grandes agencias informativas internacionales, a las que podemos
sumar otras tres o cuatro en un segundo escalón de importancia, que tienen el monopolio de casi toda
la información que difunde la prensa oral, escrita y televisiva en casi todo el mundo.

El proceso mundial de concentración del capital no sólo incide en la existencia de monopolios


internacionales por rama de los medios de comunicación, sino que existe un intensísimo proceso de
fusión de estas ramas a través de los holdings supranacionales, verdaderos monstruos económicos,
propietarios de medios distintos y esenciales que llevan a que cada día los dueños de esas radios,
canales de televisión, editoriales de periódicos y libros y productoras de cine y videos, sean los mismos.

Concentración, internalización y entrecruzamiento son los ejes sobre los que se mueve, como hemos
dicho, la comunicación.

Ante la opinión pública este poder concentrado aparece disimulado por la ilusión de la oferta múltiple
comunicacional. A poco que afinemos la mirada, observaremos que la abundancia no contradice la
uniformidad. Y que en el plano interior los ha transformado en un formidable instrumento de cohesión
ideológica y de homogenización cultural. Si a su vez, nuestra mirada se dirige a la propiedad de dichos
medios de comunicación, advertiremos aún más hasta qué punto es ilusoria la oferta múltiple de
información, ya que la concentración en grandes grupos empresariales es sorprendente. Los procesos
de concentración, las fusiones, las absorciones, están a la orden del día. En el campo de la informática,
la producción televisiva, materia cinematográfica, producción de materiales y equipamientos
audiovisuales, la publicidad, la industria satelital, la edición de libros. El equipamiento que exigen las
comunicaciones y la informática muestra que el 75% de la producción está en manos de empresas
transnacionales.

El orden informativo internacional muestra cada vez más una tendencia hacia la transnacionalización y
la concentración, aumentando la brecha entre países centrales y periféricos, y colocando a éstos en una
situación tal que significa la pérdida constante de su poder de decisión y planificación, tanto en el área
política como en la cultural y mucho más en la económica, con la consiguiente crisis de soberanía que
ello implica. Del análisis antes efectuado surge, como dijimos, la íntima y cada vez más estrecha
vinculación entre la información y la economía. Las corporaciones trasnacionales proveen de
funcionarios a la administración estatal, sin que ello varíe por el posible cambio de partido gobernante,
dando origen a una “tecnoestructura”, como dice Galbraith, con la que no desaparecen las luchas
internar por el poder, pero en la cual la lealtad es para con la empresa, lo que genera un carácter
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antidemocrático y neoautoritario, ya que se reemplaza la representación de las mayorías como fuente


de legitimidad por los intereses de las trasnacionales. Y como éstos chocan muchas veces con los del
propio Estado, en el conflicto priman los deseos de la corporación.

La propiedad de los medios de comunicación social también se ve afectado por la cuestión de la


concentración monopólica. Al respecto se indica en UN SOLO MUNDO, VOCES MÚLTIPLES: “La
industrialización tiende a estimular una concentración de la comunicación mediante la formación de
monopolios u oligopolios en materia de acopio, almacenamiento y difusión de información. La
concentración actúa en tres direcciones: a) integración horizontal y vertical de empresas que actúan en
el sector informativo y recreativo; b) participación de empresas pertenecientes a ramas industriales
diferentes e interesadas por la expansión de los medios de comunicación social (cadenas de hoteles o
de restaurantes, compañías aéreas, constructores de automóviles o de empresas mineras interesadas
por la prensa, la producción de películas e incluso por el teatro); c) fusión e interpretación de diversas
industrias de la información (creación de grandes conglomerados que abarcan múltiples medios de
comunicación social)”.

Este fenómeno de la concentración, que ha dado origen a los multimedia –es decir conglomerados que
abarcan prensa escrita, radio, televisión, edición de libros, grabaciones e industrias cinematográfica-, si
bien comenzó en los países centrales no es ajeno a la realidad de los periféricos.

Control, manipulación y distorsión informativa

El problema más grave que surge del estudio de los fenómenos de concentración y transnacionalización
de la comunicación es el de los mecanismos de control, manipulación y distorsión informativa que se
articulan a través de tales fenómenos.

El modelo comunicacional que ofrece el orden informativo vigente podría definirse como “informativo” en
cuanto es vertical y unidireccional, partiendo de un emisor hacia un receptor y con los siguientes rasgos
fundamentales:

- Elitismo: en cuanto grupos dirigentes que controlan económicamente los medios de


comunicación y los recursos tecnológicos que se autoeligen para desempeñar el papel
principal en el proceso sociopolítico.
- Pluralismo formal: en tanto el sistema político garantiza la forma y no el contenido
democrático.
- Equilibrio: en tanto se entiende el proceso como garantía de equilibrio entre oferta y
demanda política.

El análisis de dicho modelo no es posible sin relacionarlo con su vinculación con los modelos
políticos de sociedad que se han ido sucediendo en el tiempo. A través de la historia los
mecanismos de control y manipulación han estado omnipresentes. Sin embargo, es preciso
señalar que hoy la concentración y transnacionalización informativas facilitan el surgimiento de la
desinformación como fenómeno abarcativo de tales mecanismos.

En su trabajo Teoría de la Desinformación, María Fraguas de Pablo la define como “la acción del
emisor que procede al ensamblaje de los signos con la intención de disminuir, suprimir o
imposibilitar la correlación entre la representación del receptor y la realidad del original.
Intervienen a través de mecanismos como: 1. Elementales: mentira, omisión; 2. Inductivos:
analogía, metáfora, tono, rumor; 3. Vocablos: extensión semántica, reducción y transferencia.

Indudablemente la utilización de la desinformación reconoce propósitos y finalidades ideológicas,


y tiende a buscar la uniformidad de pensamientos y costumbres que posibilite la conformación
de prácticas económicas y pautas de consumo que favorezcan la actividad de las corporaciones
trasnacionales.

Economía y comunicación: su vinculación

En este aspecto estudiaremos las principales teorías que han tratado de explicar esta vinculación,
especialmente en cuanto se refiere a Latinoamérica.

Teoría del Desarrollo: Los principales aportes efectuados por esta escuela son la definición de los
sistemas comunicacionales, la elaboración de tipologías sobre los mismos, el análisis de la incidencia
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de la comunicación sobre las políticas económicas y el desarrollo, y los estudios relativos a la


comunicación y los agentes económicos.

Sistema comunicaciónal: es una totalidad que engloba todos los aspectos de la comunicación de
manera organizada. Del análisis particularizado de cada aspecto surge la elaboración de tipologías
abstractas (redes de comunicación oral, redes de comunicación por medios masivos, por ejemplo) o
concretas (sistema norteamericano, sistema europeo, sistema soviético, por ejemplo). Las tipologías a
su vez se relacionan con las diferentes informaciones sobre cada país.

Los procesos comunicacionales se analizan también en función de la incidencia que tienen con relación
con las políticas estatales y con la actividad de los agentes económicos. Se elaboró una teoría que
proponía como factor esencial de los procesos de desarrollo de los países periféricos la inversión de
capital extranjero que impulsara la modernización de las estructuras productivas acelerando sobre todo
la industrialización. Pero a su vez esta modernización no debía limitarse a las pautas económicas, sino
que fundamentalmente debía incidir sobre los aspectos culturales de la población. Los teóricos
examinaron aquí las cuestiones relativas al llamado “efecto de imitación”. Según los defensores del
mismo la difusión de los hábitos de consumo de las sociedades avanzadas entre los habitantes de
países periféricos creaba nuevas necesidades para cuya satisfacción era preciso alcanzar mayores
niveles de desarrollo. Lo cierto es que la aplicación práctica de estos postulados teóricos terminó en el
fracaso. El desarrollismo no logro sacar del atraso a los países periféricos. Las inversiones de capital
extranjero no contribuyeron a la modernización y en cambio aumentaron el drenaje de divisas, y el
efecto de imitación operó en la forma que señalaban sus críticos, es decir que provocó un aumento del
consumismo sin que el mismo se correspondieron con un incremento en la producción.

Teoría de la Dependencia: Frente al fracaso del desarrollismo, pero continuando en la senda


vinculatoria de economía y comunicación, otros grupos de estudiosos plantearon que el atraso de los
países periféricos no da consecuencia de la obsolescencia de sus estructuras productivas y sus pautas
culturales, sino que obedecía a la división internacional del trabajo impuesta por el modelo capitalista.
Dentro de la misma es posible visualizar dos orientaciones diferencias: una partía del keynesianismo y
otra de inspiración marxista.

Para la primera los problemas del atraso tienen íntima relación con el desequilibrio entre ahorro e
inversión que motiva que frente a las crisis características del modelo capitalista se busque remediarlas
mediante la conquista de nuevos mercados capaces de grandes ganancias. Entran a jugar entonces
fenómenos como la concentración monopólica, las corporaciones multinacionales y la
transnacionalización de la economía.

Para los segundos el problema radica en la tendencia crónica del capitalismo a la tasa decreciendo de
la ganancia que produce desequilibrios. La solución radica en la conquista de las áreas menos
desarrolladas mediante la ecuación político-financiera de dominación que impone el imperialismo,
cuestión desarrollada en tres etapas: competitiva, monopólica nacional y monopólica trasnacional.

La aplicación del análisis del modelo económico a los procesos comunicaciones llevó a los
dependentistas a señalar que las corporaciones trasnacionales controlaban tanto el equipamiento
tecnológico como el almacenamiento y transmisión de datos y los medios de comunicación, en los
países centrales como en los periféricos. Estas trasnacionales operan en un doble sentido: hacia
adelante integrando nuevos fenómenos culturales, y hacia atrás absorbiendo y remodelando los ya
existentes.

El paradigma presentado por los dependentistas como ejemplificación concreta de sus tesis fue la
irrupción de la televisión en América Latina, donde se pueden observar en forma clara las cuestiones
relativas a la tecnología, el equipamiento y la programación, a lo que cabe sumar el impacto que el
medio produce sobre la población modificando sus pautas culturales y permitiendo la creación de una
opinión favorable a los intereses de las trasnacionales.

Invasión cultural y comunicación

Vinculada estrechamente con la teoría de la dependencia, una tercera categoría intenta explicar la
relación economía-comunicación con el concepto de “invasión cultural” que Paulo Freire en su
Pedagogía del oprimido define como aquella “que está al servicio de los fines de conquista y continúa la
opresión; implica una visión estrecha de la realidad, una percepción estática de las cosas y la
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imposición al otro de una concepción del mundo. Implica la superioridad del invasor y la inferioridad del
invadido, al mismo tiempo que la imposición de valores que aquél posee a éste”.

Indica este autor cinco motivos para aceptar esta categoría:

1. La denuncia del carácter represivo de la cultura de los medios en manos del poder trasnacional.
2. La rapidez con que los medios –en especial la TV- fueron injertados en el cuerpo cultural
latinoamericano.
3. La índole del proceso empresario que acompaño el desarrollo de la TV.
4. La pasividad o incapacidad de los Estados nacionales latinoamericanos para controlar el ingreso
de las trasnacionales en la industria cultural.
5. El nuevo estilo de visión internacional del trabajo motivado por el crecimiento de las
corporaciones trasnacionales a partir de 1945, que modifico radicalmente las relaciones de
dependencia entre el centro y la periferia latinoamericana.

Los esfuerzos de la UNESCO

Tratándose del organismo de la ONU especializado en educación, ciencia y cultura, su activa


participación colocó a la comunicación en el centro de la escena internacional, recogiendo sobre todo
las protestas de los países periféricos que veían crecer día a día la brecha que los separaba de los
países centrales.

La UNESCO se preocupó fundamentalmente por definir el alcance y contenidos del derecho a


comunicar. La protección de los periodistas y la definición de parámetros de conducta aplicables a los
comunicadores sociales fueron otras de las preocupaciones de la UNESCO. Pero el tema principal que
originó una fuerte polémica aún no cerrada surgió a partir de los debates previos y el desarrollo de la
19° Conferencia General celebrada en Nairobi en 1976. La cuestión era la competencia de la UNESCO
en el campo de la comunicación. Recién en la siguiente reunión de París, en 1978, fue que se encargó
a la UNESCO la expansión de su programa en materia de comunicación. Planteada ya esa
competencia, fue que el Director General de la UNESCO, Amadou-Mahtar M’Bow, encargó a una
Comisión de Especialistas oriundos de distintos países y presidida por Sean Mac Bride, la elaboración
de un documento que reflejara los problemas globales de la comunicación en el mundo actual. La
comisión se constituyó en diciembre de 1877 y presentó un primer informe preliminar a la Conferencia
de París. El informe definitivo se presentó en Belgrado, en 1980.

El informe Mac Bride: análisis

Las investigaciones de la UNESCO comenzaron a centrarse sobre los grandes desequilibrios existentes
en la transferencia internacional de información. En 1974, en la Conferencia General se estableció en su
programa el principio de la “circulación libre equilibrada de la información” y dos años más tarde se
aprobó un plan quinquenal en el cual se establecía que procedía dar la máxima prioridad a las medidas
encaminadas a reducir las disparidades en materia de comunicación entre los países desarrollados y los
países en desarrollo y a lograr una circulación internacional de la información más libre y más
equilibrada.

Se estimó que el acceso y participación eran factores decisivos para una buena utilización de las
comunicaciones al servicio del fomento de la cultura, el desarrollo y el progreso de la humanidad. Se
empezó a apreciar la importancia del aspecto interactivo y de doble sentido de la comunicación, y se
advirtió gradualmente la necesidad de las libertades de comunicación, esto es el derecho a comunicar.
El informe final se publicó en 1980 con el título UN SOLO MUNDO, VOCES MÚLTIPLES. En él se
plantea la necesidad de extender el concepto de derecho a la información hacia el derecho a la
comunicación, entendido tanto como un derecho fundamental del individuo cuanto un derecho colectivo,
que procede garantizar a todas las comunidades y a todas las naciones.

Dicho informe consta de cinco partes. Las tres primeras historian el desarrollo de la comunicación desde
sus inicios hasta la actualidad, y formulan un diagnóstico de los principales problemas que la afectan,
detallando las cuestiones relativas a la infraestructura, los procesos de integración-diversificación, la
concentración, las interacciones, las disparidades, los defectos de circulación de la información –libertad
de circulación, circulación de sentido único, circulación vertical, dominación del mercado-, las
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características dominantes del contenido de la comunicación –deformación del contenido, alienación


cultural, influencias exteriores, reparto de las responsabilidades-, y los intentos de democratización de la
comunicación y los obstáculos que enfrentan. En la cuarta parte se establece el marco institucional de la
comunicación: sus políticas y recursos materiales, los aportes de la labor de la investigación, sus
profesionales, los derechos y responsabilidades de los periodistas y las normas de conducta
profesional. Finalmente, la quinta parte se dedica a las conclusiones y sugerencias: fortalecimiento de la
independencia y el autodesarrollo, consecuencias sociales y nuevas tareas, normas e integridad
profesionales, democratización de la información, fomento de la cooperación internacional, y los
aspectos que procede estudiar más a fondo: una interdependencia creciente, una mejor coordinación,
normas e instrumentos internacionales, acopio y difusión de noticas, protección a los periodistas, mayor
atención a las zonas descuidadas y ampliación de los recursos financieros.

Los detalles del proceso se alterarán de continuo, pero sus metas serán constantes: más justicia, más
equidad, más reciprocidad en el intercambio de información, menos dependencia de las corrientes de la
comunicación, menos difusión de los mensajes hacia abajo, más autoconfianza e identidad cultural, más
beneficios para toda la humanidad.

En cuanto a las conclusiones, cada una de esas formulaciones fue acompañada por 82
recomendaciones concretas de medidas a tomar. Igualmente, se analizaron los problemas que a juicio
de la Comisión requerían nuevos estudios: tales como el incremento de la interdependencia, el
mejoramiento de la coordinación, el dictado de nuevos normas e instrumentos internacionales, la
recopilación y difusión de las noticias, la protección a los periodistas, una mejor atención a las áreas
descuidadas y la ampliación de los recursos financieros. Deberíamos adelantar que, a nuestro juicio, el
informe Mac Bride fue el campo de disputa elegido por los países no alineados para una formidable
batalla por sus derechos, lo cual trascendía al propio informe en cuestión y que la respuesta del
Gobierno de EE.UU., fue aún mucho más contundente.

Estado actual de la cuestión

En el plano comunicacional se advierte un alto grado de concentración informativa, tanto en los


aspectos tecnológicos como en los estructurales, y en la propiedad de los medios. El sistema europeo
se ha mostrado como dependiente en alto grado del americano, sea en lo informativo, como en lo
tecnológico. Frente a esta crisis múltiple, se esbozan distintas respuestas: la apertura de las
posibilidades de acceso a todas las fuentes por parte de los profesionales de la comunicación; el
fortalecimiento de redes de comunicación alternativa; la integración regional; y hasta el llamado
“utopismo tecnológico”.

Contracciones se pusieron claramente de manifiesto en el tratamiento informativo de la Guerra del


Golfo, donde por un lado los avances tecnológicos posibilitaban la sensación de estar presenciado el
conflicto “en vivo y en directo” y por otro lado las restricciones y la censura fueron tan grandes que
parecía estarse frente a una guerra sin víctimas. Podemos seguir que sigue latente como “modelo
utopía” el de democracia como participación donde la libertad de expresión aparezca como instrumento
liberador que conjugue información con participación en un proyecto de creación colectiva para un
acceso múltiple al poder.

Obstáculos para un nuevo orden informativo internacional

Se ha señalado que la aprobación del informe Mac Bride enfrentó la resistencia de los Estados Unidos y
Gran Bretaña. Nicolás Casullo señala como rasgo principal de la tendencia estadounidense: “asumir
que el nuevo orden informativo debería estar vinculado con trasferencia del know how profesional,
tecnología y recursos financieros. Todos los otros elementos envueltos en una visión más amplia sobre
las perspectivas políticas, sociales y culturales han sido rechazados y de ahí la insistencia de las críticas
frente al discurso sostenido por los países en desarrollo”. El propio informe Mac Bride había señalado
como obstáculos a la democratización de la comunicación, las disparidades económicas, los hábitos
burocráticos de comunicación, la inexistente representación del público en la gestión y formulación de
las políticas de comunicación, la falta de control y participación popular sobre la acumulación de
información por parte del Estado y/o intereses privados, la estructura vertical de la información, la falta
de infraestructura, de sistemas de comunicación y de medios de producción –sobre todo en los países
periféricos-, la concentración de los poderes en materia de comunicación sea por parte del Estado o por
intereses privados, y las fallas educativas y de alfabetización. Los obstáculos que enfrenta el nuevo

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orden pretendido parten de dos frentes: internacionalmente, por la cerrada oposición de los países
centrales, y en lo particular de cada nación, por la de sectores dominantes.

El discurso informativo dominante

La información tiene dos características esenciales: la información es poder, y a consecuencia de ello, la


información no es neutral. Si bien hay diversos mercados de comunicación para diversos sectores de
consumo, en última instancia, como enseña William Melody, ellos pueden reducirse a dos grandes
categorías:

En el primer tipo de mercados encontramos los medios masivos, y sus contenidos de noticias y
entretenimiento. En el segundo caso, están las redes altamente especializadas en el procesamiento y
venta de información científica, tecnológica, comercial, financiera, industrial y económica en general.
Por cierto, como señala la brillante comunicóloga Raquel Salia, en ambos casos hay concentración y
conglomeración: Señala la mencionada autora que esta distinción es muy sutil para analizar lo que ha
sido hasta ahora la tendencia dominante, casi única, en las discusiones sobre el Nuevo Orden
Informativo: todos los debates se han concentrado en productos pertenecientes al primer tipo de
mercado; es decir de las informaciones que tienen salida por vía de los medios masivos. No obstante, la
información realmente vital para el mantenimiento de los actuales desequilibrios no está en los medios
masivos, sino en el segundo tipo de mercado informativo. Hoy la desinformación se produce a través de
la manipulación de los datos y noticias que nos trasmiten los mass media, en su unidireccionalidad y
uniformidad, en sus luces y sombras, en lo dicho y en lo callado. Incluso es una habitual y moderna
técnica de desinformación, la saturación informativa, que impide tomar distancia, elimina el momento
reflexivo y la conclusión crítica.

La información y el poder

Cuando hacíamos en otra parte el análisis crítico del orden hoy vigente, señalamos las principales
características del modelo actual. Sin perjuicio de ello indicamos también que a las cuestiones relativas
a la relación economía-comunicación, y a la descripta teoría de la desinformación que se detalló, debe
agregarse la vinculación entre comunicación, democracia y tecnología. La primera de las temáticas –
democracia y comunicación- remite a la cuestión de la información y el poder.

Al referirnos en el primer capítulo a la función de la información como organizadora ideológica de la


sociedad, a la vez estábamos indicando que quien maneja la información posee el poder. Él es válido
sea en las relaciones nacionales como en las regionales o las internacionales.

El papel que los partidos dejan vacante es ocupado muchas veces por los medios de comunicación.
Estos se presentan ante la sociedad como únicos capaces de recoger sus inquietudes y exponerlas
frente al poder. Es cierto que nada hay objetar a la participación de los medios en la política y que es
incluso auspicioso que ello ocurra, también lo es que en su gran mayoría los medios responden a los
grandes intereses económicos, y ofrecen a éstos la posibilidad de presionar sobre el Estado –en
nombre de la opinión pública- para lograr sus objetivos.

La cuestión de la democratización de la comunicación tiene que ver con esta situación. Dijimos ya que
el ejercicio de la soberanía popular es impensable sin el derecho a comunicar. A la vez éste necesita de
la participación popular sin la cual nada hay que lo garantice. Consiguientemente, la lucha por la
democratización de la comunicación exige esa participación.

El desarrollo tecnológico: consecuencias

El otro tema que aparece como prioritario en la problemática del nuevo orden pretendido remite a lo
tecnológico-comunicacional. Ya hemos señalado algunos rasgos de la situación, sobre todo en lo
relativo al desequilibrio de los países centrales y periféricos, y la cuestión de la concentración y
transnacionalización de la economía y la comunicación.

Podríamos decir que las consecuencias del desarrollo tecnológico, por un lado, abren campo al
progreso en tanto y en cuanto su aplicación permite abaratar costos y reducir tiempo y esfuerzo, pero
por el otro acrecientan aún más la brecha existente entre países centrales y periféricos. Como resultado
de las apuntadas características del modelo actual, el discurso informativo dominante se corresponde
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con la posición de los países centrales. Refiriéndose al impacto de los nuevos sistemas informativos,
dice Fraguas de Pablo: “Como todo adelanto tecnológico implica dos aspectos: La posibilidad por parte
de la periferia más alejada de obtener una información inmediata y exhaustiva sobre cualquier tema y
para aquellos en cuyas manos se encuentran o de cuyas manos han salido las memorias masivas, la de
desinformar también masivamente.

Queremos por último tocar la relación entre informática y política, rescatando algunos conceptos
esenciales expuestos por Norbert Lechner en torno a un análisis político de la informática, que ayudan a
un enfoque más riguroso de la misma. Señala el autor citado que la informática es una forma de poder
en tanto produce una realidad unidimensional.

La informática establece una interpretación uniforme de la realidad de la cual es portavoz y


lugarteniente. No obstante, hace hablar lo real sino también ocupa el lugar de lo real. Dice el citado
Lechner que la realidad social al ser informada, es formada. Produce saber, y el poder se reproduce
mediante estructuras de información. La información es un modo de dar forma a esas relaciones
sociales. La utopía tecnocrática del conocimiento perfecto que inspira tanto el discurso del mercado
como el de la planificación apunta en efecto al reemplazo de la política por la tecnología social. Política
e información son susceptibles de ser comprendidas en sus distintas racionalidades, observando sus
características procesales, sus dos modos opuestos de abordar la complejidad de la realidad:

1) La informática produce datos mediante una estandarización de los procesos sociales. Informar
es también uniformar. La unicidad de cada evento singular es disuelta es regularidades y
probabilidades. Reduce la ambigüedad de acuerdo con el criterio arbitrariamente preestablecido,
y por lo tanto dogmatiza una interpretación posible en el estándar general. Por su parte, el
análisis político recurre a metáforas transfiriendo experiencias conocidas a nuevas situaciones.
2) La informática es fundamente una dinámica de clasificación: ordena los fenómenos según
determinado código previamente fijado. La multiplicidad de fenómenos es subsumida, suma-cero
bajo un conjunto limitado de categorías. Ello implica un reduccionismo absoluto. La pureza lógica
no logra rendir cuenta de los fenómenos ambiguos. Mientras no vivamos una situación de
diálogo social, no tendremos un consenso explícito sobre los límites ordenadores de la
convivencia social. Pero podemos hacer explícito el conflicto sobre las normas clasificatorias del
lugar cada cual: la política.
3) Un elemento central de la informática es almacenar datos; proyectar el futuro a partir de su
memoria. El universo de la memoria es un sistema con desarrollo histórico lineal. La memoria
informática produce regulares y probabilidades numéricas; pero no da cuenta de innovaciones
cualitativas. A diferencia de la memoria lineal, el aprendizaje trabaja sobre mutaciones. Produce
cambios cualitativos; desarrolla nuevas soluciones para los viejos problemas.

El nuevo orden, el tercer mundo y la globalización

La problemática actual de la comunicación en un mundo que ha sufrido grandes transformaciones


políticas, sociales y culturales, parece más lejana hoy del nuevo orden que proponía el Informe Mac
Bride que cuando éste fue presentado. Los países del tercer mundo han buscado soluciones a su
dependencia informativa y tecnológica mayoritariamente por la vía de acuerdos regionales que les
permitan superar las limitaciones que sufren individualmente.

Otro dato central para comprender los nuevos tiempos lo aporta el proceso de globalización. Este
fenómeno, que puede verse como la continuidad de las experiencias de transnacionalización de la
economía emprendidas en décadas anteriores, ha marcado un fuerte impacto sobre nociones y
conceptos arraigados. “Cada vez es más difícil asociar en forma exclusiva a las empresas y los
capitales con un país particular: marcas de autos y ropa que acostumbrábamos identificar con Estados
Unidos pueden indicar la etiqueta made in Salvador o in México, o in Hong Kong”.

“La globalización tecnológica y comunicacional, que hace circular mensajes por satélite y fusiona
empresas de distintos continentes, vuelve poco eficaces las aduanas y las políticas culturales que
limitan el ingreso de películas o música extranjera”. “La globalización es tanto un conjunto de procesos
de homogenización como de fraccionamiento articulado del mundo que reordena las diferencias y
desigualdades sin suprimirlas. La globalización: por una parte, integra y comunica; por otra, segrega y
dispersa…”.

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Medios de comunicación alternativa

Frente al orden informativo-comunicacional vigente se han intentado respuestas que trata de articular un
modelo alternativo alejado de los circuitos oficiales. Estas respuestas si bien tienen características
similares en los países centrales y periféricos, también poseen rasgos diferenciados. En los primeros
desde hace ya algún tiempo existen –en el continente europeo- las “radios piratas” que operan desde
barcos que escapaban a las jurisdicciones costeras, y se practica la piratería asimismo en las
grabaciones musicales. Se aprovecha el bajo costo de los equipos útiles para la transmisión por
frecuencia modulada para instalar emisoras barriales o de alcance limitado, y se publican periódicos y
revistas de todo tipo que utilizan para su armado, diagramación e impresión las ventajas de las
computadoras personales. Iguales fenómenos se dan en la periferia, pero en muchos casos la cuestión
alternativa se traduce en el enfrentamiento con los medios tradicionales y en la búsqueda de nuevos
espacios comunicativos. Revistas o periódicos estudiantiles, o de partidos políticos, radios, FM
barriales, propaladoras, e incluso canales de televisión por circuito cerrado o por cable florecieron al
margen de los medios tradicionales.

El gran déficit de los medios alternativos radica en que en la mayoría de los casos sus accionar parece
más bien una vía de escape para eludir las limitaciones normativas que un ejercicio lúcido de una
comunicación diferente, ya que su programación no diferente en mucho de los medios tradicionales ni
tampoco el mensaje emitido se diferencia de las pautas convencionales.

La “comunicación oficial” ha incorporado a muchas expresiones provenientes del circuito alternativo, lo


cual otorga una suerte de “legitimación cultural” a éste y redunda en una renovación que no por parcial
deja de ser interesante.

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