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A P U N T ED O C E N T E

LOS PROBLEMAS
DERIVADOS DE LA
ECONOMÍA DE
LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Mas, F. (2022). Los problemas derivados de la economía de los


medios de comunicación. Universidad Andrés Bello.
Los Problemas Derivados de la Economía de los Medios de 2

Los Problemas Derivados de la Economía


de los Medios de Comunicación
Introducción
La economía política de los medios enfoca de forma crítica la función de los medios en la sociedad, tratando
de comprender el rol que desempeñan a partir de las condiciones económicas de producción y
financiamiento y de las problemáticas que producen a partir del modelo capitalista que los sustenta. De
acuerdo con Mosco (1993) el modelo de la economía de medios investiga cuatro dimensiones: a) el análisis
de los procesos que desarrollan transformaciones sociales; b) la sociedad como una totalidad en que los
sistemas que la integran se interrelacionan permanentemente; c) las condiciones éticas involucradas y las
diversas concepciones ideológicas en juego respecto de la libertad, la igualdad y la justicia social; d) la
praxis cultural de las personas y grupos que explican y transforman.

Según McQuail (1983), siguiendo las apreciaciones de la perspectiva marxista, está de acuerdo con la idea
de que los “medios de comunicación de masas, al ser una institución de la forma predominante de la
sociedad de clases, transmitirán una visión del mundo acorde con los intereses de la clase dominante y más
o menos coherente con el saber (o ideología) que producen otras instituciones”.

La teoría de la política económica de la comunicación es una variante de la teoría marxista y, como


consecuencia, heredera de la Escuela de Frankfurt y su concepto de industria cultural, considerando el
contenido ideológico difundido por los medios de comunicación, pero concentrándose en la estructura
económica y de propiedad de dichos medios. Por ello, analiza cómo las empresas propietarias de los
medios y los intereses económicos y políticas de los grupos que representan afectan la producción
y distribución de las noticias y otros contenidos que generan. Su objetivo es descubrir cómo los dueños
de la industria de la comunicación y su red de intereses pueden influir sobre el contenido que difunden. Es
decir, la economía política se distancia de los estudios que han otorgado únicamente atención a los medios
de comunicación como aparatos ideológicos de los poderes fácticos, sin tomar en cuenta otros aspectos
como son los económicos.

Los problemas derivados de la economía de los medios de


comunicación: dinámicas de internacionalización y
concentración de la propiedad
Este modelo reacciona a las teorías funcionalistas de la Mass Communication Research preocupada por los
efectos de los medios, pero olvidando su dimensión y su carácter de industria. Este elemento es la base de
estudio de la economía de los medios de comunicación. Se analizan los medios de manera descentralizada,
estableciendo que los sistemas de comunicación son parte integral de los procesos económicos, políticos,
sociales y culturales. El enfoque de la economía política comienza generalmente por el sector de la
producción del proceso comunicativo, examinando el crecimiento del negocio y sus conexiones
más amplias con la economía política. No obstante, el desarrollo de una economía de consumo masivo ha
hecho que los economistas políticos se interesen por el proceso completo de creación de valor, incluyendo
las relaciones sociales y la organización del consumo.
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Según Mattelart (1998), podemos indicar que la economía política de la comunicación da sus primeros
pasos en los años 60. En sus comienzos adopta la forma de una reflexión sobre el desequilibrio de los flujos
informativos y de productos culturales entre los países desarrollados y en vías de desarrollo. En estos
primeros tiempos sus preocupaciones giran en torno a cuestiones de dependencia e imperialismo
culturales en el sistema internacional de información, desigualdades que no se deben al diferente grado
de desarrollo alcanzado, sino a la posición que cada país ocupa en el sistema. El desarrollo de unos es el
subdesarrollo de otros, considerando en este enfoque tres aspectos: a) la idea del imperialismo cultural
unida a las políticas de comunicación desarrolladas por la industria medial norteamericana; b) la industria
de los medios de comunicación y su relación con la publicidad; c) la concentración y corporativización que
se está produciendo en el sector de la comunicación y la cultura.

Los medios son comprendidos como entidades económicas que buscan utilidades y entienden la cultura
como mercancía y se busca la creación de valor añadido por medio de la publicidad. Los medios
se convierten en empresas generadoras de utilidades a través de la producción de mercancías y
su intercambio y a través de una función económica indirecta con otros sectores productivos
como el marketing y la publicidad. En esta dimensión se conjugan lo ideológico, lo económico y lo político.
Este último elemento es fundamental ya que, explicar el riesgo involucrado en el proceso de concentración
de los medios, implica mostrar cómo las empresas se ocupan de organizar la memoria colectiva fuera de los
intereses públicos y se encuentran, además, dominados por actores privados. La industria de la publicidad
es cada vez más convergente con los medios gracias a los avances de la tecnología

El análisis de las relaciones económicas tiene el papel principal con respecto a otras interacciones que se
dan en el sistema capitalista vinculado a la comunicación; es decir, la estructura económica es
determinante para la reproducción de este sistema, pero no es la única influencia. Para la economía política
de los medios es fundamental establecer las relaciones de poder implicadas en la cultura y su vinculación
con estructuras de dominación más amplias. Las investigaciones se concentran en a) el análisis de la
la propiedad o estructura de las industrias de la comunicación, incluyendo en este apartado los estudios
referentes a la concentración —tanto vertical como horizontal—, la diversificación y la
internacionalización de la industria de la comunicación. Ello nos conducirá también a reflexiones sobre
la reducción de las fuentes independientes utilizadas por los periodistas en sus organizaciones de trabajo;
y b) en los procesos de producción y recepción homogeneizada de los contenidos existente, es decir, la
atención centralizada de las empresas de comunicación en los mercados de mayor amplitud, la reducción
de riesgos económicos para los medios y el olvido de los sectores minoritarios o más pobres de las audiencias.

Existen dos razones por las cuales estos estudios son importantes. En primer lugar, porque estos procesos
dentro del campo de las comunicaciones se han revelado como imprescindibles para la concentración,
diversificación e internacionalización del resto de industrias tradicionales. En segundo lugar, porque son
especialmente significativos en las industrias de la comunicación de masas. Desde este punto de vista, la
industria de los medios de comunicación debe considerarse una parte del sistema económico, sometida a
las mismas condiciones, exigencias y condicionamientos que sufre cualquier otra industria por expandir
mercados, obtener beneficios y buscar la máxima rentabilidad. Esa es la máxima principal de los actuales
medios de comunicación, por encima de cualquier otro objetivo periodístico.

Así, en las industrias de medios de comunicación se observan las tendencias y procesos monopólicos de
integración vertical y horizontal que se producen en todos los niveles económicos y empresariales. Se
considera concentración horizontal a los procesos por los cuales una empresa de medios adquiere con la
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propiedad o mayoría de control de otros medios de comunicación pertenecientes a un sector diferente del
originario de la empresa compradora. La concentración vertical se refiere a las actividades por las cuales
una empresa de medios se expande tomando el control de otras entidades que aseguran su proceso de
producción o distribución. Para Wolf (1994) esta es una variable relevante para una industria como la de
los medios de comunicación, ya que queda sometida a presiones extras por la incertidumbre y variabilidad
del mercado al que se dirige. Cuanto más se controla el proceso, desde el germen de la idea original a su
venta, pasando por la producción, la distribución y la exhibición, más posibilidades tendrá de eliminar
amenazas que se conviertan en perjuicios, dejando fuera del mercado a las pequeñas empresas de medios
porque se les niega el acceso a la distribución o exhibición de sus contenidos informativos.

De acuerdo con Mastrini y Mestman (1996), sobre cualquier otra consideración, está en juego la
competitividad real en el libre mercado de ideas. Esta no se reduce en modo alguno al número de medios
de comunicación; implica una verdadera diversidad de contenidos. La economía política de la
comunicación estudia los posibles efectos negativos que tienen para la sociedad que unas pocas empresas
de medios decidan sobre lo que las audiencias deben pensar, leer, ver e incluso imaginar. El modo de
producción revela, en primer lugar, que la comunicación y las nuevas tecnologías contribuyen al proceso
general de la mercantilización de la economía como un todo. En segundo lugar, que el proceso
de mercantilización, puesto en marcha en toda la sociedad, alcanza a las instituciones y organizaciones de
medios de comunicación. Esta mercantilización apunta a tres variables: a) la mercantilización del
contenido; b) la mercantilización de las audiencias y c) la mercantilización del trabajo de los profesionales
de los medios. Estos tres aspectos generan la homogeneización de la información y de la vida cultural en
general.

Los resultados de depender de la publicidad de empresas y gobiernos implican que los grupos económicos
no solo ejercen presión, sino que son determinantes respecto de las noticias que informan los medios. La
publicidad no sólo sirve como instrumento de expansión del sistema capitalista, sino que también se
convierte en un mecanismo a través del cual las transnacionales influyen en los contenidos difundidos.
Todo ello a costa de un gran costo social: la pérdida de diversidad en información e ideas. En conclusión, la
publicidad en gran escala no es tan sólo uno de los medios de introducir y distribuir bienes de consumo.
Es parte primordial del mecanismo que permite a un número relativamente pequeño de empresas ejercer
un desmesurado poder sobre la economía en general. Estas empresas necesitan los periódicos, las revistas,
radios, estaciones de televisión y medios digitales, para vender sus productos y mantener su influencia
económica y política.

Es la producción de audiencias para la economía capitalista general lo que es fundamental para el proceso
de mercantilización, más que la producción de ideología. Se mercantilizan las mediciones de las audiencias.
por lo que el análisis del tamaño, composición y hábitos de consumo de los públicos es lo que realmente
vende el sistema de medios en primer lugar. Los medios pierden la perspectiva de servicio público. Su
interés primordial son los anunciantes y las grandes empresas sus principales clientes, no el público. La
desinformación está a veces tan extendida que la línea entre la distorsión intencionada y la no premeditada
se hace difícil de detectar.

Tal como señalan Chomsky y Herman (1995), la lógica de mercado en la disposición de compra de los
públicos opera dejando fuera a aquellos que carecen del dinero necesario para comprar y que no interesan
a los anunciantes, evitando, además, los contenidos polémicos o desagradables que pueden interferir en
la decisión de compra de las personas. Establecen que existen filtros o criterios de selección de
la
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información que se convierte en noticias y que fabrican los consensos y la homogeneización: a)


la concentración de la propiedad favorece el que un grupo social restringido determine qué
contenidos llegan al público y cuáles no, a qué argumentos se les da más peso; b) presiones de
los grandes anunciantes; c) restricciones impuestas a la circunscripción y dependencia de ciertas fuentes;
d) marco valórico – ideológico sobre la libertad y la nación.

Existe una falsa dicotomía entre regulación y libre mercado. En realidad, la regulación es necesaria para
obtener competitividad. Es un asunto político, no solo económico. Por ello es imprescindible un debate
político serio sobre los aspectos que regulan a los medios y terminar con el mito del profesionalismo de los
medios como guardián del interés público, sinónimo de objetividad, financiamiento publicitario y sistema
de libre mercado en el que se da al público lo que demanda.

En el latinoamericano y, especialmente el chileno, de acuerdo con Lovatón (2014), la excesiva


concentración de la propiedad y el control de los medios de comunicación, desde la perspectiva del marco
jurídico interamericano, es uno de los aspectos que más afectan directa e indirectamente la libertad de
expresión. La pluralidad y la diversidad de la información para el libre ejercicio de la libertad de expresión
en una sociedad democrática es lo que más se ve afectado por la concentración de la industria medial. Las
razones que sustentan la gran importancia de la libertad de expresión para el marco jurídico
interamericano son: a) el carácter instrumental de servicio para que otros derechos fundamentales sean
ejercidos, ya que sin libertad expresión, las personas no podrían reclamar por la violación de otros derechos
civiles como la vida, la integridad y la propiedad o de derechos sociales como la educación, la salud o el
trabajo; b) la vinculación directa entre libertad de expresión y democracia. La existencia o establecimiento
de monopolios, duopolios y oligopolios o posiciones de dominio en el mercado de los medios de
comunicación afecta directamente la libertad de expresión.

La pluralidad y la diversidad de la información son aspectos fundamentales de la libertad de expresión. La


pluralidad se entiende en un doble sentido. Por un lado, se trata del derecho de los periodistas a expresarse
y difundir sus ideas e información en forma independiente, libre y plural dentro de los propios medios de
comunicación donde laboran. Por otro lado, consiste en la necesidad de que, en una sociedad determinada,
exista una pluralidad de medios de comunicación que expresen puntos de vista distintos y hasta
discrepantes.

A partir de la concentración de los medios se producen múltiples efectos negativos tanto en la


producción, gestión y circulación de contenidos y noticias. Los problemas derivados de este fenómeno son
múltiples: a) establecimiento de visiones ideológicas hegemónicas de la realidad social; b) Mercantilización
y homogenización de las industrias culturales; c) desaparición de competidores y con ellos de la pluralidad
de visiones e ideas; d) mercantilización de la información, los periodistas y las noticias; e) pérdida de
democratización de la comunicación; f) amenaza y restricción de la libertad de expresión; g) control y
manipulación de la opinión pública; h) privilegio de los intereses de grupos económicos (anunciantes) y
élites políticas; i) generación poderes fácticos; j) pérdida de calidad y deslegitimación del sistema
democrático.
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Tecnologías de la información, nuevo paradigma y nuevas


audiencias: narrativas transmedia
La evolución de los sistemas tradicionales a los ecosistemas de medios digitales incrementa los riesgos de
concentración y globalización de las industrias de los medios. Las empresas en general, y la de los medios,
se adaptan a las realidades culturales de las audiencias y el paradigma de la comunicación digital. Las
múltiples transiciones con incorporaciones sucesivas en las últimas dos décadas de nuevas tecnologías de
información y comunicaciones, si bien han permitido el surgimiento de nuevos medios, también han
acrecentado la concentración de los medios, esta vez de manera globalizada.

Los cambios más evidentes y que están dando origen a uno de los procesos más dinámicos que se están
observando tras la irrupción de Internet, son las nuevas ofertas de contenidos por medio de empresas de
multimedios, especialmente las relacionadas a contenidos audiovisuales para el consumo por medio de
multiplataformas digitales. Las formas de producir y distribuir contenidos y noticias se redefinieron y
adoptaron las formas de grandes conglomerados internacionales integrados horizontal y verticalmente
con presencia en la mayoría de los países. Con ello también surgieron nuevas formas de narración
y distribución de contenidos: las estrategias crossmedia y transmedia.

Según Orihuela (2021), el nuevo paradigma digital de la comunicación redefinió al periodismo y a


la publicidad, reconvirtiendo a las empresas de medios tradicionales, transformándolas desde
sistemas monomediales de producción y distribución - periódico, radio, televisión-, basados en
tecnologías analógicas de señales electromagnéticas y con lógicas de producción de contenidos o
mensajes en formatos lineales y secuenciales, en ecosistemas multimediales que combinan al mismo
tiempo textos, imágenes y elementos audiovisuales por medio de señales lumínicas de información binaria,
en lógicas de producción y distribución hipertextual, reticular y circular que busca el elemento
conversacional a través de la interacción con las audiencias.

La transmedia surge a partir de la apropiación cultural de los procesos de mediaciones e hipermediaciones


que se sustentan en las tecnologías y procesos de la comunicación digital. La narrativa transmedia se
sustenta en flujos de comunicación de contenidos digitales reticulares.

Así, los problemas y riesgos de la economía de los medios se trasladan al escenario de las sociedades
digitales de la información y del conocimiento, en donde las nuevas audiencias o nativos digitales, entre
diversas características, son activas y sociales, convirtiéndose no solo en usuarios de contenidos y noticias
sino al mismo tiempo, en productores de contenidos y, literalmente, en medios de comunicación. Piscitelli
(2009) enfatiza que estas nuevas audiencias de produsuarios definidos como nativos digitales son descritos
como individuos multitarea por sus competencias para procesar acciones simultáneas, haciendo
aprovechamiento de la inteligencia colectiva. Interactúan y leen la nueva media, sobre todo la social
integrada por las redes sociales, principalmente a través imágenes en pantallas digitales a la vez que crean
y envían contenidos a través de diversas plataformas y formatos.

El uso de estas plataformas, formatos y canales que se utilizan son diversos y depende de las audiencias y
del objetivo de la estrategia transmedia propuesto. Entre los muchos recursos incorporados se pueden
destacar: a) sitios web y blogs; b) redes sociales: Facebook, YouTube, Spotify, Instagram, LinkedIn, TikToK,
Twitter, entre otras; c) formatos de distribución de contenidos: fotografías, podcasts (audios), aplicaciones,
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videos, animaciones; VR, realidad aumentada, códigos QR, ebooks, infografías, líneas de tiempo, imágenes
y presentaciones interactivas; d) medios publicitarios tradicionales: televisión, radio, prensa, vallas, etc.; e)
otros medios: películas, libros, juegos, cómics.

La interactividad asume unas dimensiones incalculables, en la medida en que los medios


digitales proponen una interactividad total de las audiencias a través de la participación en tiempo real, el
contacto virtual con otras personas Por ello en el nuevo entorno tecnológico de la web interactiva y
semántica, los conceptos de público y de audiencia derivan hacia el concepto de prosumidor.

Como sostienen Rost, Bernardi y Berguero (2016) desde esta perspectiva, la concentración de los medios
intenta adaptarse a los prosumidores que se incorporan a la cultura participativa propiciada por la
interactividad tecnológica, pasando de ser espectadores a ser actores que realizan diálogos
individualizados con los servicios conectados y acciones recíprocas con los usuarios en procesos
de consumo de muchos a muchos en multiplataformas concebidas de manera transmedia, es
decir, el periodismo transmedia desarrolla una narración distribuida de las noticias y otros contenidos.

La transmedia es una nueva manera de interacción digital y, a la vez, una manera de contar historias basada
en el fraccionamiento intencionado del contenido y su diseminación a través múltiples plataformas,
formatos y canales, con el fin de que cada medio cuente una parte específica y complementaria de la
historia. Harry Potter, Marvel, DC Comics, Matrix, Star Wars, entre otros, son ejemplos de cómo las
historias se alimentan de cada plataforma (Películas, libros, juegos, series tv, redes, etc.) incentivando un
mayor consumo de la narrativa. En ello se diferencia de la interacción o estrategia de narrativa crossmedia
que cuenta y distribuye los mismos contenidos y noticias (historias) adaptadas a diferentes
medios o plataformas.

Características y principios de la narrativa transmedia


La suma de las partes genera más valor económico y de significado a los contenidos en la medida que los
integra con estrategias de marketing integradas y omnicanal, permitiendo una cultura participativa,
incitando a los públicos a cocrear imponiendo el uso de, al menos tres medios o pantallas simultáneamente
y aprovecha cada medio para potenciar la historia y la relación con el medio.

Es Jenkins (2008) quien define los principios de la narrativa transmedia, estableciendo que está
determinada por: a) expansión - profundidad: la expansión introduce nuevos usuarios al mundo narrativo,
de los cuales algunos profundizarán más. La participación de los espectadores irá en aumento si se ayuda
a difundir el mensaje; b) continuidad - multiplicidad: las partes que componen la narrativa transmedia no
deben ser consumidas en su totalidad para entender cierto relato superior; tienen independencia unas de
otras, aunque estén relacionadas de alguna forma, por lo que tienen elementos en común; c) inmersión –
extrabilidad: la inmersión significa dejarse llevar en un mundo nuevo, mientras que la extrabilidad es la
capacidad para sustraer diversos objetos, vestimentas, frases o conceptos para aplicarlos a la vida real; d)
construcción de mundos: construir un mundo con determinadas características que permita que sea
expandido en distintas plataformas, formatos y soportes; e) serialidad: se cuestiona si es necesario seguir
un orden a la hora de querer introducirse en la narrativa. Sugiere plantear un contenido dirigido a que el
usuario lo recorra según sus intereses; f) subjetividad: conlleva la posibilidad de brindarle al usuario la
capacidad de tomar distintos puntos de vista y percepciones de los personajes que pueden tener o no la
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atención principal; g) realización: está vinculada al rol que toma el usuario en el proyecto- producto y cómo
se siente respecto al universo.

Para Santiago (2017), en los entornos digitales, las mediaciones hacen posible la descripción de las
interacciones entre las personas y las tecnologías, comprendiendo el tipo de relaciones sociales que se
establecen, las apropiaciones culturales y los procesos de socialización que las audiencias establecen entre
sí a partir del usos y consumo medial. Procesos que fragmentan la audiencia y a su vez la colectivizan, son
audiencias que dejan los grandes colectivos por otros más pequeños y se solapan sus consumos, estas
tienen que estar operando todo el tiempo entre una oferta de contenido que es de diversidad
extraordinaria: ven televisión y chatean en WhatsApp al mismo tiempo comentando lo que están
consumiendo. Estas mediaciones establecidas entre dispositivos y sujetos individuales o colectivos son
alteradas o modificadas a través de distintas herramientas tecnológicas, cambiantes por las apropiaciones
que realizan. Por su parte, Scolari (2013) precisa que cuando se habla de hipermediaciones no solo se está
hablando de una cantidad mayor de tecnología, medios y personas que las utilizan; también se
está haciendo referencia a la red de conexiones e hibridaciones de la tecnología y los intercambios y
múltiples reenvíos de contenidos en los ecosistemas de la media digital.
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Referencias Bibliográficas

 Chomsky, N. y Herman, E. (1995). Los guardianes de la libertad. Editorial Crítica.

 Jenkins, H. (2008). Convergence culture: la cultura de la convergencia de los medios de comunicación.


Editorial Paidós.

 Lovatón, D. (2014). El equilibrio interamericano entre pluralidad de información y concentración de


medios. Revista de Derecho PUCP. N° 73.

 Mastrini, G. y Mestman, M. (1996). ¿Desregulación o regulación? De la derrota de las políticas a las


políticas de la derrota. Cuadernos de Información y Comunicación Nº 2.

 Mattelart, A. (1998). La mundialización de la comunicación. Paidós.

 McQuail, D. (1983). Introducción a la teoría de la comunicación de masas. Editorial Paidós.

 Mosco, V. (1993). Entrevista a Herbert Schiller. Revista Telos. 34.

 Orihuela, J. (2021). Culturas Digitales. Ediciones Eunate.

 Piscitelli, A. (2009). Nativos Digitales: dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de


la participación. Santillana.

 Rost, A., Bernardi, M. y Berguero, F. (2016). Periodismo Transmedia. La narración distribuida de la


noticia. Publifadecs.

 Santiago, F. (2017). Fragmentación de la audiencia. Retos de la medición. AIMC. Asociación para la


Investigación de Medios de Comunicación.

 Scolari, C. (2013). Narrativas Transmedia. Editorial Deusto.

 Wolf, M. (1994). Los efectos sociales de los media. Editorial Paidós.

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