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NEUROMIELITIS OPTICA
PRESENTADO POR
DOCENTE
DR. ISIDRO JAIME HUARCAYA RODRIGUEZ
LIMA, PERÚ
2021
I. Definición
II. Epidemiología
El NMOSD es generalmente esporádico, con alrededor de 3% de casos familiares,
relacionados al alelo HLA-DRB1.Es una enfermedad rara que afecta a todas las etnias,
predominando en afrodescendientes y asiáticos, con una prevalencia estimada entre 1-
4/100 000. Predomina en mujeres jóvenes (68 a 88%) y en un 25% asocian otra enfermedad
autoinmune, especialmente los casos seropositivos para anti-AQP4.Un 5% son de inicio en la
edad pediátrica, con predominio en niñas 3:1 y una media de presentación de 12 años.
Aproximadamente entre un 15-20% de eventos desmielinizantes en pediatría cumplen
criterios de NMOSD
III. Inmunopatogenia
Las causas de NMO aún son desconocidas, pero se reconoce ampliamente que estas
afecciones son principalmente desórdenes mediados por anticuerpos, siendo la respuesta
inmune humoral que ataca a los astrocitos quien desempeña el papel principal.
Las acuaporinas (AQP) son proteínas transmembrana con amplia representación en todo el
organismo. Se conocen 13 tipos de AQP, las cuales se dividen en AQP ortodoxas (solo
permeables al agua) y acuagliceroporinas (permeables al agua, a la urea y al glicerol).
Los anticuerpos anti-AQP4 son sintetizados principalmente fuera del SNC, con una
concentración en plasma 500 veces superior a la del LCR. Los anticuerpos anti-AQP4 se unen
con alta afinidad al tercer dominio extracelular de la AQP4.
El 98% de estos anticuerpos son del subtipo IgG1, con notable capacidad para activar el
complemento; es por esto que ejercen su efecto astrocitotóxico primordialmente mediante
la activación de complemento.
Una vez activadas las citocinas (IL17, interleucina B, factor estimulante de colonias de
granulocitos) se reclutan neutrófilos y eosinófilos45, cuya degranulación induce muerte
astrocitaria. Esto provoca lesión de los oligodendrocitos con el consiguiente daño axonal y,
por fenómenos de degeneración retrógrada, la muerte neuronal. El paso final de la cascada
es la infiltración de macrófagos.
V. Manifestaciones clinicas
La presencia de dolor ocular, más frecuentemente unilateral, con pérdida de agudeza visual
y que precede al episodio de mielitis con cuadriparesia o paraparesia,
pérdida de la sensibilidad por debajo de la lesión y disfunción vesical.
El campo visual revela escotoma central y el fondo ojo puede ser normal o patológico
(edema, atrofia o papila pálida).
La ceguera ocurre en el 60% de las formas recurrentes y en el 22% de las monofásicas.
En tanto la MTA se presenta con para o tetraplejía, nivel sensitivo y alteración de esfínteres.
El dolor radicular, los espasmos tónicos paroxísticos (recurrentes, dolorosos y con una
duración entre 20-45 s) y el signo de Lhermitte se dan en el 33% de las formas recurrentes.
Los segmentos cervicales y dorsales altos en forma de LETM son los más frecuentemente
afectados.
El hipo y las náuseas persistentes e intratables se pueden presentar en el 17-43% y la
afectación respiratoria puede generar paro y muerte por extensión al tronco del encéfalo en
un tercio de los pacientes
Con respecto a los estudios de imagen la tomografía axial de cráneo no es útil como apoyo
diagnóstico, pero la resonancia magnética de encéfalo y médula espinal es vital para el
diagnóstico. Al inicio el estudio puede ser normal, pero cuando existen alteraciones (más
evidentes en las secuencias T2 y FLAIR), un criterio es que no sean compatibles con
lesiones características de la EM, sucediendo en mayor frecuencia lesiones medulares
centrales extensas (> 3 segmentos vertebrales, inusuales en la EM) que pueden esparcirse
incluso hasta el tallo, y en el caso de episodios de neuritis óptica aguda es posible observar
captación del medio de contraste (gadolinio) en el nervio óptico. Otras lesiones que pueden
encontrarse son hiperintensidades cercanas al tercer o cuarto ventrículos (tallo cerebral) y
lesiones hipotalámicas, talámicas, cerebelosas o inespecíficas de sustancia blanca.
La RM de médula espinal realizada en los primeros días a semanas posterior al ataque agudo
de mielitis se caracteriza por presentar edema y captación de contraste.
Se reportaron que el 60% de pacientes con LETM recurrente eran seropositivos para NMO-
IgG; en los pacientes con mielitis transversa incompleta y lesiones pequeñas de menos de 3
segmentos la detección de IgG-NMO es infrecuente. Tener en cuenta que las lesiones
extensas pueden evolucionar a cavitaciones centrales y atrofia de la médula espinal.
a) Resonancia magnética (RM) de cráneo en corte axial, secuencia FLAIR, que muestra una
lesión hiperintensa en el bulbo raquídeo;
b) RM de cráneo en corte coronal, secuencia FLAIR, que muestra una lesión hiperintensa en
el bulbo raquídeo;
c) RM de región craneocervical en corte sagital, secuencia T2, que muestra una lesión
hiperintensa en el bulbo raquídeo y muy escasas en la médula espinal cervical;
Neuritis óptica
Mielitis aguda
X. Tratamiento
Ataques agudos: todos los pacientes con sospecha de NMOSD deben ser tratados por
ataques agudos. Se sugiere un tratamiento inicial con metilprednisolona intravenosa en
dosis altas (1 gramo al día durante tres a cinco días consecutivos).
Los datos retrospectivos y no controlados limitados sugieren que los pacientes con ataques
graves de NMOSD mejoran si se inicia el recambio plasmático temprano como terapia
adyuvante con glucocorticoides. Un informe de pacientes con ataques graves (definidos por
una Escala de estado de discapacidad ampliada puntuación ≥4 y / o agudeza visual ≤20 /
200) encontraron que el tratamiento inicial con glucocorticoides intravenosos más
plasmaféresis terapéutica temprano se asoció con mejores resultados en comparación con el
inicio tardío de la plasmaféresis después del tratamiento con glucocorticoides.
Duración del tratamiento: la inmunosupresión suele continuar durante al menos cinco años
para los pacientes seropositivos para los anticuerpos AQP4, incluidos los que presentan un
solo ataque, porque tienen un alto riesgo de recaída o conversión a NMOSD. Sin embargo,
algunos expertos sugieren que la terapia de por vida es apropiada, dada la naturaleza a
menudo devastadora de la enfermedad. Otros sugieren que la duración de la inmunoterapia
debe adaptarse a la gravedad de los ataques y la discapacidad.
XI. Pronostico
El pronóstico es variable debido a que los pacientes se pueden recuperar por completo de
ataques individuales, pero son comunes y a veces graves los déficits neurológicos residuales.
Más de un 30% de los pacientes no diagnosticados o no tratados pueden morir en los
primeros 5 años de su enfermedad por un ataque grave de mielitis que lleva a insuficiencia
respiratoria. Una gran proporción de los pacientes son reconocidos como legalmente ciegos
de uno o ambos ojos y/o padecen una importante paraparesia residual. El impacto del
tratamiento precoz con agentes a largo plazo es desconocido, pero evidencias actuales
sugieren que la tasa de ataques puede verse reducida en más del 50% con terapia
inmunosupresora efectiva
Bibliografía
ANEXO
Alumno Responsabilidad