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Universidad Nacional de Quilmes

Secretaría de Posgrado

Diploma de Posgrado en
Ciencia, Arte, Tecnología y Educación Superior

Trabajo final: El sistema científico tecnológico: su rol, tensiones y dinámicas

Actividad Curricular: Seminario de formación en el área Planificación y Gestión en


Ciencia, Arte, Tecnología y Educación Superior

Profesor: Carlos Pérez Rasetti

Estudiante: Jaqueline Becharouch

30 de julio de 2021

El sistema científico tecnológico: su rol, tensiones y dinámicas

Las corrientes estructuralistas del desarrollo proponen, como teoría, la existencia de un


sistema dentro del cual se inscriben dos conjuntos de países: los centrales y los
periféricos. Aquellos países centrales, que gozan de un entramado productivo completo
e integrado, ostentan altas tasas de productividad por su permanente incorporación de
tecnología al proceso productivo, y elevados niveles de ingreso y empleo. Éstos
constituyen la contraparte de los países periféricos, que resultan ser todo lo contrario:
cuentan un entramado productivo especializado y primarizado, incompleto en cuanto a
su integración vertical, presentan bajos niveles de productividad y, por lo tanto, generan
bajos niveles de ingreso, junto con altas tasas de desempleo [ CITATION Rod01 \l 3082 ].
A este respecto, Jaramillo (2004) señala que “los esquemas de integración avanzados,
como el europeo, han incluido, desde sus comienzos, la integración científica y
tecnológica” (pg. 64), mientras que en América Latina sucede todo lo contrario, y este
fenómeno muchas veces se encuentra ligado a los vaivenes de la voluntad política. No
obstante, sugiere que cualquier intento por desarrollar esas competencias, es necesario
lograr capacidades en el campo de la educación y formación de profesionales (capital
intelectual), y el vínculo con las universidades.
En este sentido, este enfoque determina que el funcionamiento sistémico compuesto por
ambas partes opuestas y, a la vez, complementarias, genera condiciones de
desigualdad para una de sus partes. Es decir, la reproducción de un sistema cuya
dinámica genera transferencias de ingreso desde los países periféricos hacia los
centrales, que se hace efectivo en el intercambio mediante el comercio exterior.
Queda implícito que, en el sistema descripto, la incorporación a los procesos productivos
de mejoras derivadas del avance en materia de ciencia y técnica es también desigual,
debido a las mismas características que definen a los países.
El autor Diego Hurtado [CITATION Die20 \n \t \l 3082 ] se propone explicar y pensar las
políticas en ciencia y tecnología en un país como Argentina: en desarrollo,
latinoamericano, semiperiferico. Para pensar el campo científico tecnológico argentino,
Hurtado apela al modelo económico desarrollado por Marcelo Diamand [CITATION Mar73 \n
\t \l 3082 ], a través del cual explica el problema de la ciencia y técnica. Bajo el concepto
de “el péndulo argentino” el problema es que nuestro se debate su futuro entre dos
proyectos productivos mutuamente excluyentes: por un lado, un modelo de
industrialización orientado a integrar la región latinoamericana tanto por el lado de la
producción como también de la conformación de un mercado interno. Asimismo, dicho
modelo estaría centrado en equidad social, la inclusión y apoyado estratégicamente en
el avance científico tecnológico aplicado a la producción industrial. Por otro lado, la
disputa de un modelo orientado a la primarización de la estructura productiva de
orientación netamente agroexportadora, que no necesariamente implica el avance de la
ciencia y tecnología, genera bajos niveles de empleo y concentración de la riqueza
material.
En este marco, el autor detecta que el problema del desarrollo del territorio nacional se
encuentra en la ausencia de políticas de Estado en ciencia y tecnología. Este problema
es inherente al Estado, ya que demuestra capacidad de pervivencia tanto a los
gobiernos de características conservadoras como a los más progresistas.
En este sentido, Hurtado propone que los avances en materia de ciencia y tecnología
deben trascender las gestiones de gobierno. El caso argentino muestra todo lo contrario,
ya que históricamente se verifica que las interrupciones del proceso de industrialización
son acompañadas de retrocesos en cuestión de políticas vinculadas a la ciencia y la
tecnología. La conclusión es que, de acuerdo al carácter de la línea política, esto es, de
acuerdo a dónde se sitúe el “péndulo”, será el rumbo de la industrialización y, por lo
tanto, de las políticas públicas en ciencia y tecnología.
En relación a ello, Carrizo [CITATION Éri20 \n \t \l 3082 ] atribuye mediante el concepto de
“estilo de desarrollo hegemónico” el carácter subordinado y dependiente del estado de la
ciencia y técnica latinoamericano, cuyo perfil se encuentran ya definido desde el
momento de la colonización de América. Este concepto separa, en lo que fue la
determinación de la relación histórica establecida entre América y Europa, en ideas
dicotómicas: aquello que se determina pre moderno, primitivo, subdesarrollado, versus
lo moderno, lo avanzado, lo desarrollado. Esta separación política, epistemológica, socio
- cultural y económica, se reproduce también en el campo de lo científico tecnológico, e
implica tanto un orden de poder como la idea de un “deber ser”: una serie de pasos que
aquel territorio “atrasado” debe completar para llegar a ser “avanzado” como Europa.
En este sentido, el rol del Estado en el impulso de la ciencia y tecnología resulta clave.
No obstante, Jaramillo [CITATION Lui04 \n \t \l 3082 ] indica que si bien la tecnología se
encuentra mucho más cerca del entorno empresarial, se resuelve siempre mediante
estrategias con marco institucional-estatal, aunque no siempre la “existencia de políticas
y planes formales garantiza su aplicación en la vida real”.
Esta articulación público-privada puede tomar diversas formas, como el manejo de
instrumentos financieros, la instauración de proyectos conjuntos de innovación, muchas
veces en el marco de proyectos que vinculan a universidades con empresas, incentivos
tributarios, entre otros.
Este tipo de articulaciones presuponen ciertas complejidades, dado que las
universidades, si bien en Argentina funcionan en la órbita de lo estatal, no constituyen
una repartición del poder ejecutivo. Esto implica, en términos utilizados por
Follari[CITATION Fol14 \n \t \l 3082 ] , que la universidad es una “singularidad organizacional
e institucional”. Se trata de una institución que goza de autonomía, a los fines de
garantizar libertad política, de pensamiento y de organización.
Esta concepción de autonomía implica libertad, aunque también implica la posibilidad de
incurrir en cierto distanciamiento entre las necesidades sociales y la función social de las
instituciones universitarias. La pregunta es ¿debe la universidad estar al servicio de los
problemas de la sociedad, o por el contrario debe permanecer en un estrato apartado?
Juan Domingo Perón distinguía autonomía de democracia. La dirigencia debía estar en
manos del Estado, cuyas autoridades eran realmente elegidas democráticamente por el
pueblo, y debía alinear su desempeño a los intereses nacionales. En tanto que las
universidades no reflejaran estadísticamente la sociedad en su conjunto, entonces
entrañarían un gobierno de carácter antidemocrático. Por tanto, si la universidad estaba
acotada y disponible únicamente para un pequeño grupo que ostentara privilegios de
clase, el carácter del autogobierno sería antidemocrático. Entonces debía ponerse en
línea con los intereses de la mayoría ciudadana. Representación de sectores sociales
sin presencia en la Universidad[CITATION Fol14 \l 3082 ].
Para Varsvasky[CITATION Var69 \n \t \l 3082 ] , el rol del científico es una cuestión de
elección. El científico se encuentra ante un dilema, que consiste en elegir ser funcional a
la reproducción de la dinámica “ortodoxa”, es decir, seguir el camino de la ciencia como
viene determinada por el sistema vigente, donde países los centrales ostentan su
posición hegemónica. O bien tomar el rol de “militante” del cambio de sistema. Así, este
autor deja expuesto el tópico central del debate: ¿es plausible la adaptación de la
llamada “ciencia universal” al entorno nacional y sus problemas particulares? [CITATION
Var69 \p 5 \n \y \t \l 3082 ] . Esta pregunta trae consigo la determinación del rol tanto del
científico como de la ciencia en el problema del desarrollo nacional. Inexorablemente,
esta discusión adquiere un carácter político.
En este sentido, Roca[CITATION Roc12 \n \t \l 3082 ] aporta una mirada sobre la evolución
de cuestiones sociales, en cuanto a la emergencia de “nuevos colectivos de individuos
que se autodefinen y auto determinan y determinan sus propias problemáticas, y en
virtud de generan demandas particulares, que escapan al esquema tradicional” [CITATION
Roc12 \p 5 \n \y \t \l 3082 ] . Este escenario es en el que se insertan la ciencia y técnica y
las instituciones vinculadas a ella, y configura un desafío a la concepción tradicional de
la ciencia, visión a la que podemos atribuir un carácter eurocéntrico, rígido y tutelar.
Siendo así, el autor retoma la concepción del campo científico, elaborado por Bourdieu,
como un “espacio de disputas por obtener el monopolio de la autoridad para hablar e
intervenir legítimamente” [CITATION Roc12 \p 9 \n \y \t \l 3082 ] .
Dagnino y Thomas [CITATION Dag99 \n \t \l 3082 ] definen una serie de condicionantes de
las políticas en ciencia y tecnología en América Latina identificando en primera instancia
la mirada sobre el modelo institucional lineal en pos de emprender la modernización en
la región, concepción que configura un territorio a priori rezagado en la carrera hacia el
desarrollo. Esta mirada implica que existe un modo particular de desarrollo, y es el
emprendido por los países centrales. En tanto y en cuanto se siga el mismo camino, se
apliquen las mismas “fórmulas” y se configure un entramado institucional similar, se
conseguirán en América Latina los mismos resultados que en Europa. Esta visión no
comprende las singularidades de la región, e invisibilidad la existencia de una dinámica
global a la cual se encuentra supeditada.
En segundo lugar, remarca el papel de la comunidad científica en los procesos de toma
de decisiones, y se refiere a la influencia que los actores tienen en la instalación de la
agenda científica y la elaboración de políticas públicas. En América Latina, se observa la
elevada participación de la comunidad científica en este campo, en relación a los países
desarrollados, a pesar de las diferencias sustanciales que existen al comparar los
entramados institucionales en unos y otros.
En este sentido, existe una confluencia de intereses entre la comunidad científica y la
conducción del Estado, sobre todo en aquellos momentos históricos poco democráticos
o autoritarios[CITATION Dag99 \p 62 \n \y \t \l 3082 ] .
Por último, podemos dimensionar el problema desde la propia dinámica interna de los
sistemas científicos-tecnológicos, las tensiones al interior de las instituciones y entre
instituciones. Al respecto, tenemos que tener en cuenta que al interior de las
instituciones involucradas existen tensiones, disputas de poder e intereses de grupos
que las componen, lógicas de dominación y administración de los recursos y la
influencia de estos procesos en la orientación, misión y objetivos. Esto también se
relaciona con el origen de estas instituciones en América Latina, y en Argentina en
particular.
Pedro Krotsch [CITATION Kro03 \n \t \l 3082 ] propone el reconocimiento de la misión y la
función social de las instituciones de la educación superior, en tanto campo intelectual
pero también analizando su papel en los aspectos económicos de la sociedad. Desde
sus orígenes, destaca el autor, la universidad argentina se encuentra orientada a dotar
de cuadros técnicos y dirigentes tanto al Estado como al modelo económico dominante.
En esta visión, Krotsch coincide con Follari en reconocer que las Universidades
funcionaban como un espacio destinado a la reproducción de las elites y de sus
intereses de clase. Agrega que “Sistema Universitario Argentino” no existe como tal
entendiendo un sistema como “una especie de conglomerado funcional altamente
coordinado entre sus diversos componentes, de modo que funcionara con cierta unidad
de conjunto, con una interde0endencia de partes que produce un efecto de
convergencia”. Tampoco se cuenta con planificación que unifique las universidades
estatales dentro de alguna concepción general. La autonomía es una suerte de
extraterritorialidad, de poder dirigirse hacia donde se quiera o se pueda, sin necesidad
de rendición de cuentas. Asocia, entonces, a la universidad con el concepto de
“archipiélago”, en su desentendimiento de cualquier planificación del conjunto, como
espacio decisorio exclusivo. Es una consecuencia de la autonomía: la escisión de su
funcionamiento más general, en tanto sistema. Según el autor, es necesario romper con
esa separación.

Bibliografía
Carrizo, É. (12 de Noviembre de 2020). Curso de Posgrado Política, ciencia y tecnología. Historia y desafíos
actuales de las políticas públicas sobre ciencia y tecnología en Argentina. Obtenido de Canal de
Youtube ADIUNC UNC.
Dagnino, R., & Thomas, H. (1999). La Política Científica y Tecnológica en América Latina: nuevos
escenarios y el papel de la comunidad de investigación. REDES, 49-74.
Diamand, M. (1973). El péndulo argentino: ¿Hasta Cuándo?
Diego Hurtado. (12 de Noviembre de 2020). Curso de Posgrado Política, ciencia y tecnología. Historia y
desafíos actuales de las políticas públicas sobre ciencia y tecnología en Argentina. Obtenido de
Canal de Youtube ADIUC UNC: https://www.youtube.com/watch?v=g-GQWfQRPm4
Follari, R. (2014). Autonomía versus planificación estatal: hacia una superación de la dicotomia. Los
Polvorines: IEC-UNGS.
Krotsch, P. (2003). Modelos analíticos para la comprensión de la Educación Superior. Bernal: Universidad
Nacional de Quilmes.
Luis Javier Jaramillo. (2004). Ciencia, tecnología y globalización. Síntesis y reflexiones. Globalización,
Ciencia y Tecnología. Temas de Iberoamérica, II, 41-65.
Roca, A. (2012). Todo conocimiento es político: sólo se trata de saber quién es el amo. Revista Espacios, 1-
14.
Rodríguez, O. (2001). Fundamentos del Estructuralismo Latinoamericano. Comercio Exterior, 100-112.
Varsavsky, O. (1969). Ciencia, política y cientificismo. Buenos Aires: CEAL.

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