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Trabajo Final

El sistema científico tecnológico: su rol, tensiones y dinámicas


Estudiante: Becharouch Jaqueline
Asignatura: Seminario de formación en el área Planificación y Gestión en Ciencia,
Arte, Tecnología y Educación Superior

Las corrientes estructuralistas del desarrollo proponen, como categoría de estudio,


la existencia de un sistema dentro del cual se inscriben dos tipos de países:
centrales y periféricos. Los países centrales, que gozan de un entramado
productivo completo e integrado, ostentan altas tasas de productividad por su
permanente incorporación de tecnología al proceso productivo, y elevados niveles
de ingreso. Estos constituyen la contraparte de los países periféricos, que resultan
ser todo lo contrario: cuentan un entramado productivo especializado y e
incompleto en cuanto a su integración vertical, pesentan bajos niveles de
productividad y, por lo tanto, generan bajos niveles de ingreso.
A este respecto, Jaramillo (clase 3) señala que “los esquemas de integración
avanzados, como el europeo, han incluido, desde sus comienzos, la integración
científica y tecnológica” (pg 24), mientras que en Amérca Latina sucede todo lo
contrario, y este fenómeno muchas veces se encuentra ligado a los vaivenes de la
voluntad política. No obstante, sugiere que cualquier intento por desarrollar esas
competencias, es necesario lograr capacidades en el campo de la educación y
formación de profesionales (capital intelectual), y el vínculo con las universidades.
ver el tema de la institucionalidad planteado (pág 23)
En este sentido, este enfoque determina que el funcionamiento sistémico
compuesto por ambas partes opuestas y, a la vez, complementarias, genera
condiciones de desigualdad para una de sus partes. Es decir, la reproducción de
un sistema cuya dinámica genera transferencias de ingreso desde los países
periféricos hacia los centrales, que se hace efectivo en el intercambio mediante el
comercio exterior
Queda implícito que, en el sistema descripto, la incorporación a los procesos
productivos de mejoras derivadas del avance en materia de ciencia y técnica es
también desigual, debido a las mismas características que definen a los países.
El autor DIEGO HURTADO se propone explicar y pensar las políticas en ciencia y
tecnología en un país como Argentina: en desarrollo, latinoamericano,
semiperiferico.
Para pensar el campo científico tecnológico argentino, Hurtado apela al modelo
económico desarrollado por Marcelo Diamand, a través del cual explica el
problema de la ciencia y técnica. Bajo el concepto de “El Péndulo Argentino”
problema es que se debate su futuro entre dos proyectos productivos mutuamente
excluyentes: por un lado, un modelo de industrialización orientado a integrar la
región latinoamericana tanto por el lado de la producción como también de la
conformación de un mercado interno. Asimismo, dicho modelo estaría centrado en
equidad social, la inclusión y apoyado estratégicamente en el avance científico
tecnológco aplicado a la producción. Por otro lado, la disputa de un modelo
orientado a la primarización de la estuctura productiva de orientación netamente
agroexportadora, que no necesariamente implica el avance de la ciencia y
tecnología, genera bajos niveles de empleo y concentración de la riqueza material.
En este marco, el autor detecta que el problema del desarrollo del territorio
nacional se encuentra en la ausencia de políticas de estado en CyT. Este
problema es inherente al Estado, ya que demuestra capacidad de pervivencia
tanto a los gobiernos conservadores como a los más progresistas.
En este sentido, Hurtado propone que los avances en materia de ciencia y
tecnología deben trascender las gestiones de gobierno. El caso argentino muestra
todo lo contrario, ya que históricamente se verifica que las interrupciones del
proceso de industrialización son acompañadas de retrocesos en cuestión de
políticas vinculadas a la CyT. La conclusión es que, de acuerdo al carácter de la
línea política, esto es, de acuerdo a dónde se sitúe el “péndulo”, será el rumbo de
la industrialización y, por lo tanto, de las políticas públicas en CyT.
En relación a ello, Carrizo atribuye al concepto de “Estilo de desarrollo
hegemónico” el carácter subordinado y dependiente, cuyos pilares se encuentran
ya desde el momento de la colonización de América. Este concepto separa, en lo
que fue la determinación de la relación histórica establecida entre América y
Europa, en ideas .dicotómicas: aquello que se determina premoderno, primitivo,
subdesarrollado, versus lo moderno, lo avanzado, lo desarrollado. Esta separación
política, epistemológica, socio - cultural y económica, se reproduce también en el
campo de lo científico tecnológico, e implica tanto un orden de poder como la idea
de un “deber ser”: una serie de pasos que aquel territorio “atrasado” debe
completar para llegar a ser “avanzado” como Europa.
En este sentido, el rol del Estado en el impulso de la ciencia y tecnología resulta
clave. No obstante, Jaramillo (clase 3, tarea2) indica que si bien la tecnología se
encuentra mucho más cerca del entorno empresarial, se resuelve siempre
mediante estrategias con marco institucional-estatal, aunque no siempre la
“existencia de políticas y planes formales garantiza su aplicación en la vida real”
(Sector de Políticas de CTeI)
Esta articulación público-privada puede tomar diversas formas, como el manejo de
instrumentos financieros, la instauración de proyectos conjuntos de innovación,
muchas veces en el marco de proyectos que vinculan a universidades con
empresas, incentivos tributarios, entre otros.
Este tipo de articulaciones presuponen ciertas complejidades, dado que las
universidades, si bien en Argentina funcionan en la órbita de lo estatal, no
constituyen una repartición del poder ejecutivo (Follari, clase 2). Esto implica, en
términos utilizados por Folari, que la universidad es una “singularidad
organizacional e institucional”. Se trata de una institución que goza de autonomía,
a los fines de garantizar libertad política, de pensamiento y de organización.
Esta concepción de autonomía implica libertad, aunque también implica la
posibilidad de incurrir en cierto distanciamiento entre las necesidades sociales y la
función social de las instituciones universitarias. La pregunta es ¿debe la
universidad estar al servicio de los problemas de la sociedad, o por el contrario
debe permanecer en un estrato apartado?
Juan Domingo Perón distinguía autonomía de democracia. La dirigencia debía
estar en manos del Estado, cuyas autoridades eran realmente elegidas
democráticamente por el pueblo, y debía alinear su desempeño a los intereses
nacionales. En tanto que las universidades no reflejaran estadísticamente la
sociedad en su conjunto, entonces entrañarían un gobierno de carácter
antidemocrático. Por tanto, si la universidad estaba acotada y disponible
únicamente para un pequeño grupo que ostentara privilegios de clase, el carácter
del autogobierno sería antidemocrático. Entonces debía ponerse en línea con los
intereses de la mayoría ciudadana. Representación de sectores sociales sin
presencia en la Universidad (párrafo tomado de follari, clase 2).
Para Varsvasky, el rol del científico es una cuestión de elección. El científico se
encuentra ante un dilema, que consiste en eligir ser funcional a la reproducción de
la dinámica “ortodoxa”, es decir, seguir el camino de la ciencia como viene
determinada por el sistema vigente, donde países los centrales ostentan su
posición hegemónica. O bien tomar el rol de “militante” del cambio de sistema.
Así, este autor deja expuesto el tópico central del debate: ¿es plausible la
adaptación de la llamada “ciencia universal” al entorno nacional y sus problemas
particulares? (página 5) Esta pregunta trae consigo la determinación del rol tanto
del científico como de la ciencia en el problema del desarrollo nacional.
Inexorablemente, esta discusión adquiere un carácter político.
En este sentido, Roca aporta una mirada sobre la evolución de cuestiones
sociales, en cuanto a la emergencia de “nuevos colectivos de individuos que se
autodefinen y autodeterminan y determinan sus propias problemáticas, y en virtud
de generan demandas particulares, que escapan al esquema tradicional” pg 5.
Este escenario es en el que se insertan la ciencia y técnica y las instituciones
vinculadas a ella, y configura un desafío a la concepción tradicional de la ciencia,
visión a la que podemos atribuir un carácter eurocéntrico, rígido y tutelar. Siendo
así, el autor retoma la concepción del campo científico, elaborado por Bordieu,
como un espacio de disputas por obtener el monopolio de la autoridad para hablar
e intervenir legítimamente(PG 9).

Dagnino y Thomas definen una serie de condicionantes de las políticas en ciencia


y tecnología en América latina (punto 3 – pg 57), identificando en primera instancia
la mirada sobre el modelo institucional lineal en pos de emprender la
modernización en la región, concepción que configura un territorio a priori
rezagado en la carrera hacia el desarrollo. Esta mirada implica que existe un modo
particular de desarrollo, y es el emprendido por los países centrales. En tanto y en
cuanto se siga el mismo camino, se apliquen las mismas “fórmulas” y se configure
un entramado institucional similar, se conseguirán en América Latina los mismos
resultados que en Europa. Esta visión no comprende las singularidades de la
región, e invisibiliza la existencia de una dinámica global a la cual se encuentra
supeditada.
En segundo lugar, remarca el papel de la comunidad científica en los procesos de
toma de decisiones, y se refiere a la influencia que los actores tienen en la
instalación de la agenda científica y la elaboración de políticas públicas. En
América Latina, se observa la elevada participación de la comunidad científica en
este campo, en relación a los países desarrollados, a pesar de las diferencias
sustanciales que existen al comparar los entramados institucionales en unos y
otros.
En este sentido, existe una confluencia de intereses entre la comunidad científica
y la conducción del Estado, sobre todo en aquellos momentos históricos poco
democráticos o autoritarios (pg 62).
Por último, podemos dimensionar el problema desde la propia dinámica interna de
los sistemas científicos-tecnológicos, las tensiones al interior de las instituciones y
entre instituciones. Al respecto, tenemos que tener en cuenta que al interior de las
instituciones involucradas existen tensiones, disputas de poder e intereses de
grupos que las componen, lógicas de dominación y administración de los recursos
y la influencia de estos procesos en la orientación, misión y objetivos. Esto
también se relaciona con el origen de estas instituciones en América Latina, y en
Argentina en particular.
Pedro Krotsch (clase 2) propone el reconocimiento de la misión y la función social
de las instituciones de la educación superior, en tanto campo intelectual pero
también analizando su papel en los aspectos económicos de la sociedad. Desde
sus origenes, destaca el autor, la universidad argentina se encuentra orientada a
dotar de cuadros técnicos y dirigentes tanto al Estado como al modelo económico
dominante.
En esta visión, Krotsch coincide con Follari (clase 2) en reconocer que las
Universidades funcionaban como un espacio destinado a la reproducción de las
elites y de sus intereses de clase. Agrega que “Sistema” Universitario Argentino,
no existe como tal entendiendo un sistema como “una especie de conglomerado
funcional altamente coordinado entre sus diversos componentes, de modo que
funcionara con cierta unidad de conjunto, con una interde0endencia de partes que
produce un efecto de convergencia”. Tampoco se cuenta con planificación que
unifique las universidades estatales dentro de alguna concepción general. La
autonomía es una suerte de extraterritorialidad, de poder dirigirse hacia donde se
quiera o se pueda, sin necesidad de rendición de cuentas. / Concepto de
“archipiélago”, en su desentendimiento de cualquier planificacón del conjunto,
como espacio decisorio exclusivo. Es una consecuencia de la autonomía: la
escisión de su funcionamiento más general, en tanto sistema. Según el autor, es
necesario romper con esa separación”

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