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Nº 4
Ahora hay que averiguar si Íñigo ha actuado con dolo de matar a la niña Cristina;
para ello hay que analizar el tipo subjetivo.
TIPO SUBJETIVO (TIPO POSITIVO)
En el tipo subjetivo (en relación con el tipo positivo) se ha de analizar si la acción
ha sido realizada dolosa o imprudentemente. Porque el delito de homicidio no exige
especiales elementos subjetivos del injusto.
Se parte del concepto de dolo objetivamente malo, pues es el que se adapta a la
teoría de los elementos negativos del tipo, y se define como el conocimiento (y
voluntad) de realizar los elementos del tipo global de injusto, esto es, en este caso,
sabiendo que se está realizando la acción de matar a Cristina siendo consciente de que
no concurre ninguna causa de atipicidad ni de justificación para realizar dicha acción.
Para averiguar si Íñigo actúa dolosamente, y con qué clase de dolo (las clases de
dolo más importantes son: directo de primer grado, directo de segundo grado, dolo
eventual), ha de estarse al relato de hechos probados.
Íñigo sabe que en la casa vive Cristina con su madre (y otras tres personas más),
utiliza gasolina para facilitar y aumentar la capacidad de propagación del fuego, tiene
por tanto clara intención de que el fuego se propague por toda la casa; inicia el fuego en
la puerta de acceso a la vivienda, por tanto, está anulando una de las posibles salidas
para que los habitantes de la casa, alertados por el fuego, puedan huir y ponerse a salvo;
y, finalmente, sus propias palabras cuando está provocando el fuego dejan bien a las
claras su intención o propósito: antes de iniciar el fuego había ido a la casa y había
amenazado con matar a todos los habitantes de la casa, cuando prende fuego a la casa
grita “vais a morir todos”. Por tanto, queda demostrado que Íñigo ha actuado con dolo
directo de primer grado o de propósito de matar a todos los habitantes, entre los que se
encuentra la niña Cristina.
El dolo directo de primer grado es la forma de dolo en el que el elemento volitivo
se presenta de modo más intenso; supone que el propósito, intención del sujeto, en este
caso Íñigo, es precisamente la realización de los elementos de un tipo penal, en este
caso el homicidio.
Conclusión: Íñigo es autor de un homicidio doloso consumado. En el caso de la
niña Cristina, porque se utiliza el término “niña”, se puede suponer que se trata de una
persona menor de 16 años, por lo que vendrá en aplicación el art. 138.2, porque la
víctima es menor de 16 años.
Entre las circunstancias modificativas de la responsabilidad penal se puede
apreciar la circunstancia agravante de parentesco, porque es la hija de su compañera
sentimental, por tanto, es la descendiente de su cónyuge (Íñigo y Valentina siguen
siendo matrimonio, solo se han separado).
Se aprecia como agravante porque generalmente tiene esta naturaleza en su
aplicación al delito de homicidio (pues no estamos ante un homicidio piadoso). En
cuanto a su fundamento, puede entenderse que se produce un incremento del grado
objetivo y subjetivo del injusto al aprovechar la confianza propia de las relaciones
familiares e infringir los deberes más intensos de respeto entre sus integrantes (este sería
el fundamento de la circunstancia cuando actúa como agravante).
Concurso
Caben dos posibles planteamientos en la relación concursal: se puede entender que
es un concurso ideal, pues es la misma acción, rociar con gasolina-prender fuego, la que
ha provocado la muerte o la tentativa de homicidio de varias personas. Habría un
concurso ideal entre 4 tentativas acabadas de homicidio concurriendo en todos ellos la
agravante de parentesco, 1 homicidio doloso consumado concurriendo la agravante de
parentesco y un homicidio imprudente consumado.
Determinación de la pena.
Homicidio consumado con agravante de parentesco de Cristina, art. 138.2,
Pena de prisión de 15 años y 1 día a 22 años y 6 meses. Agravante de parentesco,
art. 66.1,3, prisión de 18 años 9 meses y 1 día a 22 años y 6 meses.
Homicidio imprudente consumado del vecino Luis, art. 142.1: prisión de 1 a 4
años. Art. 66.2 (es un delito imprudente), prisión de 1 a 4 años.
Tentativa acabada de homicidio de Valentina, concurriendo 1 agravante de
parentesco (y la misma determinación de la pena se hará con la tentativa de homicidio
de Ana, de Pedro, de Antonio).
Art. 138.1, prisión de 10 a 15 años. Tentativa acabada, art. 62, prisión de 5 a 10
años menos 1 día. Agravante de parentesco, art. 66.1.3, prisión de 7 años y 6 meses a 10
años menos 1 día.
Concurso ideal, art. 77.1 y 3: pena de la infracción más grave en su mitad superior
(siempre y cuando no supere la pena que resultaría de castigar cada infracción por
separado). La infracción más grave es el homicidio de Cristina con la agravante de
parentesco, prisión de 18 años 9 meses y 1 día a 22 años y 6 meses, así que la pena en
su mitad superior es prisión 20 años, 7 meses y 16 días a 22 años y 6 meses.
Pero también se puede entender que hay tantas acciones como resultados se han
producido (o tentativas de producción de tales resultados). Desde esta perspectiva se
trataría de un concurso real entre 4 tentativas acabadas de homicidio concurriendo en
todos ellos la agravante de parentesco, 1 homicidio doloso consumado concurriendo la
agravante de parentesco y un homicidio imprudente consumado.
Homicidio consumado con agravante de parentesco de Cristina, art. 138.2,
Pena de prisión de 15 años y 1 día a 22 años y 6 meses. Agravante de parentesco,
art. 66.1,3, prisión de 18 años 9 meses y 1 día a 22 años y 6 meses.
Individualización judicial de la pena 20 años (en gravedad del hecho se tienen en
cuenta que ha actuado con dolo directo de matar).
Homicidio imprudente consumado del vecino Luis, art. 142.1: prisión de 1 a 4
años. Art. 66.2 (es un delito imprudente), prisión de 1 a 4 años.
Individualización judicial de la pena, 1 año de prisión.
Tentativa acabada de homicidio de Valentina, concurriendo 1 agravante de
parentesco (y la misma determinación de la pena se hará con la tentativa de homicidio
de Ana, de Pedro, de Antonio).
Art. 138.1, prisión de 10 a 15 años. Tentativa acabada, art. 62, prisión de 5 a 10
años menos 1 día. Agravante de parentesco, art. 66.1.3, prisión de 7 años y 6 meses a 10
años menos 1 día.
Tentativa acabada de homicidio de Valentina, individualización judicial de la
pena, prisión 9 años (en la gravedad del hecho se ha tenido en cuenta que ha actuado
con dolo directo de primer grado).
Tentativa acabada de homicidio de Ana, individualización judicial de la pena,
prisión 9 años (en la gravedad del hecho se ha tenido en cuenta que ha actuado con dolo
directo de primer grado).
Tentativa acabada de homicidio de Pedro, individualización judicial de la pena,
prisión 9 años (en la gravedad del hecho se ha tenido en cuenta que ha actuado con dolo
directo de primer grado).
Tentativa acabada de homicidio de Antonio, individualización judicial de la pena,
prisión 9 años (en la gravedad del hecho se ha tenido en cuenta que ha actuado con dolo
directo de primer grado).
Concurso real (arts. 73, 75, 76, 78, 78 bis). Se ha de aplicar el art. 75, para el
cumplimiento sucesivo de las penas de prisión, ordenadas de mayor a menor gravedad.
Procede aplicar los límites del art. 76, en este caso el límite absoluto de 20 años,
aplicando la excepción prevista en el art. 76.1 b), es decir, 30 años, porque uno de los
delitos que ha cometido Íñigo está castigado con una pena superior a 20 años (el
homicidio de Cristina).
Así que Íñigo cumplirá íntegramente la pena del homicidio de Cristina (20 años),
la pena de la tentativa de homicidio de Valentina (9 años) y 1 año de la pena de la
tentativa de homicidio de Ana. El resto de las penas se extinguen.
¿Procede plantear el art. 78? Las penas de prisión impuestas, sumadas todas ellas
hacen un total de 57 años; aplicando el límite absoluto de cumplimiento se queda en 30
años. Para que se plantee la posible aplicación del art. 78 la pena que efectivamente se
va a cumplir tiene que ser menor de la mitad de la suma total: la mitad de la suma total
sería 28 años y 6 meses; Íñigo sí va a cumplir una pena que supera esta cifra, así que no
procede plantearse el art. 78.
2. Sobre las 2 h. de la madrugada del día 4 de octubre de 2018, José Luis, condenado
anteriormente por sentencias firmes como autor responsable por un delito de hurto y un
delito de lesiones, tras haber tomado algo de alcohol en un bar de la localidad X, se
dirigió caminando hasta la localidad de Cala, distante a unos 4 km. Al llegar a la zona
del paseo marítimo se percató de que Aurelio, de 50 años, de complexión corpulenta y
en aparente buena forma física, acababa de acceder y cerrar su vehículo Pugeot 206
después de coger el tabaco. José Luis se acercó a Aurelio, le solicita un cigarrillo y
entabla una breve conversación con él. En un momento dado, cuando Aurelio estaba
desprevenido y próximo al muro del paseo marítimo, con ánimo de apoderarse del
dinero y objetos que pudiera tener en el interior del vehículo, José Luis empezó a
golpearle repetidas veces en la cara, cayendo al suelo Aurelio, llegando a rozar su
cabeza contra el muro, ya en el suelo José Luis siguió golpeándole varias veces en la
cara.
Como Aurelio tenía sangre en la cara, y se encontraba en estado de semi-inconsciencia,
José Luis cesó en los golpes, y cuando iba a arrebatarle las llaves del coche para llevarse
los objetos que hubiera en su interior, así como el dinero que llevaba encima, al
percatarse de que se acercaban varias personas, salió corriendo.
Minutos más tarde Aurelio fue trasladado en ambulancia hasta el Hospital cercano,
donde le fueron diagnosticadas diversas contusiones y fractura en la mandíbula
izquierda, sin que aparentara presentar ninguna afección cerebral a la vista de las
pruebas radiológicas que le realizaron. Con posterioridad fue remitido a otro Hospital
cercano para que se valorara por el servicio de cirugía maxilofacial si era o no necesario
practicarle una intervención quirúrgica, permaneciendo ingresado en este segundo
Hospital hasta el día 8 de octubre, ya que en esta fecha, al remitir el gran edema e
hinchazón que presentaba se pudo comprobar que la lesión mandibular no necesitaba ser
intervenida quirúrgicamente.
A las pocas horas de recibir el alta hospitalaria Aurelio comenzó a sentirse indispuesto,
con fuertes dolores, lo que hizo que regresara de nuevo al Hospital el día 9 de octubre,
ingresando en la UCI al ser apreciado un hematoma subdural y una hemorragia
subaraenoidea traumática, falleciendo el día 15 de octubre tras ser intervenido
quirúrgicamente.
Aurelio era una persona con antecedentes de diversas patologías vasculares y
cardiopatías, razón por la que tomaba medicación anticoagulante. La cardiopatía que
padecía Aurelio y la medicación anticoagulante que tomaba facilitó la aparición de los
hematomas que finalmente ocasionaron su fallecimiento.
SOLUCIÓN
La explicación se va a centrar en el tipo global de injusto (pues se asume la teoría
de los elementos negativos del tipo), más concretamente, en el tipo positivo, parte
objetiva, en algunos de sus elementos, en primer lugar, y parte subjetiva en segundo
lugar. Y como se ha indicado, el análisis de los aspectos controvertidos de la teoría
jurídica del delito se va a realizar tomando como referencia los delitos que se enumeran
en el enunciado de la pregunta sobre la determinación de la responsabilidad penal,
haciendo un análisis por separado, por un lado se hará el análisis desde el delito de
homicidio o asesinato doloso o el homicidio imprudente, en segundo lugar, por el delito
de lesiones del art. 148.1 circunstancia segunda (no se pide establecer la responsabilidad
penal por el otro delito que podría haber cometido José Luis, el delito de robo).
En conclusión, desde la segunda hipótesis en el análisis del tipo penal del homicidio, José
Luis ha cometido un delito de homicidio imprudente consumado.
Responsabilidad penal de José Luis-delito de lesiones art. 148 primer párrafo segunda
circunstancia
En el análisis del tipo objetivo (tipo positivo) del delito de homicidio se ha explicado
como la acción de golpear repetidamente en la cara es adecuada para causar las lesiones que ha
sufrido Aurelio: las contusiones y la fractura de la mandíbula. Y estas lesiones encajan sin
ningún género de dudas en el art. 148 en relación con el art.147.1, pues el riesgo inherente a la
acción de golpear repetidamente en la cara es producir fracturas de los huesos de la cara,
contusiones, entre otros resultados.
El tipo penal que se plantea en este caso para su análisis es el art. 148 primer párrafo
circunstancia segunda, esto es, causar lesiones del art. 147.1 con alevosía (no procede plantear
la otra circunstancia, la del ensañamiento). Y a la vista del relato de hechos probados es claro
que José Luis ha recurrido a este medio comisivo, pues ataca por sorpresa a una víctima
desprevenida, lo hace después de entablar una conversación con la víctima, lo que hace que esta
no sospeche nada, y repite los golpes incluso estando la víctima en el suelo. Es claro, por tanto,
que José Luis está utilizando un medio que va a asegurar de manera directa la ejecución,
impidiendo o anulando cualquier defensa por parte de la víctima.
Las lesiones son sin duda dolosas, pues José Luis sabe perfectamente que si golpea
repetidamente en la cara de Aurelio le va a provocar daño en su integridad física, de más o
menos alcance, es consciente de que si lo hace repetidamente es muy probable que acabe
provocando la fractura de algún hueso de la cara, por tanto, que va a ser necesario el tratamiento
médico (son las lesiones del art.147.1). Y el dolo de José Luis abarca claramente el medio
comisivo alevoso: sabe que ataca cuando la víctima está desprevenida, repite los golpes
impidiendo cualquier posible defensa por parte de esta.
La alevosía es una circunstancia agravante, en el delito de lesiones una circunstancia
típica cualificante, que implica un mayor desvalor objetivo-subjetivo de la acción, implica un
peligro más elevado para el bien jurídico, en este caso para la integridad física, porque se utiliza
un medio o modo de actuación que asegura la ejecución y que, al mismo tiempo impide la
defensa de la víctima, por tanto el riesgo para la integridad física es elevadísimo.
Determinación de la pena.
Se han de plantear las dos hipótesis que han sido explicadas en relación con la
responsabilidad penal por el delito de homicidio.
Primera hipótesis. José Luis no responde por el delito de homicidio porque falla la
imputación objetiva, tampoco ha actuado con dolo de matar. En este caso José Luis solo
responderá por el delito de lesiones del art.148. En este delito concurre la circunstancia
agravante de reincidencia, pues así se especifica en el relato de hechos probados (no se da
mayor información, así que se supone que no ha transcurrido el tiempo necesario para la
cancelación de antecedentes penales, así que la agravante sí se ha de apreciar). La agravante de
reincidencia es de naturaleza subjetiva, aplicable solo en la persona en quien concurre. Y su
fundamento es altamente discutido en la doctrina; siguiendo la tesis de MIR PUIG, denota en el
sujeto una actitud de mayor desprecio y rebeldía frente a los valores jurídicos que tuvo ocasión
de apreciar ya sobre sí mismo, pero no ha servido para motivar al autor de forma suficiente para
que no vuelva a cometer el delito. Esta actitud de desprecio y rebeldía supone una elevación o
incremento del injusto del hecho.
En esta agravante hay un elemento del pasado: ha de haber sido sentenciado
ejecutoriamente con anterioridad por otro delito, lo que en este caso concurre; un elemento de
presente, ha vuelto a delinquir; y el elemento relacional, el delito cometido con anterioridad y el
que ahora comete están comprendidos en el mismo Título y son de la misma naturaleza (antes
ha sido condenado en firme por un delito de lesiones, ahora comete un delito de lesiones).
Segunda hipótesis, José Luis responde por el delito de homicidio imprudente, art. 142.1, y
el delito de lesiones del art. 148.2ª circunstancia, y en este segundo delito, como se ha explicado
antes, concurre la agravante de reincidencia.
Con la misma acción, golpear repetidamente en la cara a Aurelio, José Luis ha cometido
dos delitos, por tanto, se trata de un concurso ideal, art. 77.1 y 3
Determinación de la pena.
Homicidio imprudente, art. 142.1, prisión de 1 a 4 años
Art. 66.2 (es un delito imprudente), prisión de 1 a 4 años
Sofía decidió romper una larga relación sentimental con Ismael, trasladándose a
vivir a casa de sus padres junto con su hijo Pablo, de 17 años de edad. Durante varios días
Ismael la llamó insistentemente sin que ella contestara a sus llamadas, negándose
igualmente a recibirlo en su casa como él pretendía. Así las cosas, una noche Ismael se
presentó en el domicilio de Sofía llamando repetidas veces al timbre sin que le abrieran,
permaneciendo en el rellano hasta las 5 horas de la mañana, momento en que se dirigió a
una gasolinera donde llenó una botella de gasolina, concibiendo la idea de prender fuego
a la puerta de entrada de la casa de Sofía a fin de llamar su atención y conseguir que
saliera, sin saber que en realidad ella no estaba porque había pernoctado en casa de una
amiga. Sobre las 9 horas Ismael procedió a verter gran parte de la gasolina en la puerta
de acceso del piso, así como en el felpudo de goma de la entrada y sabiendo que dentro
estaban los padres septuagenarios y el hijo de Sofía, le prendió fuego con un mechero,
abandonando el lugar por la escalera al tiempo que oía una fuerte explosión. Cuando los
bomberos consiguieron controlar el fuego e ingresar en la vivienda encontraron a los
padres de Sofía con graves quemaduras. El padre falleció dos días más tarde por un fallo
multiorgánico producido por una intoxicación por inhalación de humo y su esposa cuatro
días después a causa de las quemaduras de segundo y tercer grado que tenía en casi la
mitad de su superficie corporal. Pablo, que se había refugiado en la terraza, no sufrió
lesiones.
Determine la responsabilidad penal, en caso de haberla, de Ismael, teniendo en
cuenta, entre otros, los arts. 351, 138/142 CP.
SOLUCIÓN
Se van a explicar-analizar los aspectos de la teoría jurídica del delito que resultan
controvertidos en este caso práctico, haciendo un estudio desde los dos delitos que se han
formulado en la cuestión planteada en el caso práctico, por un lado el delito de incendio
del art. 351, por otro lado el/los delito/s de homicidio, doloso o imprudente (esta es la
cuestión controvertida principal precisamente). En el caso del homicidio se han de
plantear varios delitos desde el momento en que dos personas han fallecido, una tercera
ha conseguido salvarse al refugiarse en la terraza y, por último, dependiendo de la forma
como se resuelva el caso, habrá que valorar si ha existido o no una cuarta víctima, Sofía.
Responsabilidad penal de Ismael en el delito de incendio, art. 351.
Aplicada al caso que nos ocupa esta segunda tesis, la que diferencia entre el dolo
de peligro y el dolo eventual de lesión, se podrían plantear dos hipótesis: primera, que
Ismael haya actuado con dolo de peligro y con dolo eventual de lesión (con dolo de matar
o de causar lesiones de mayor o menor consideración), porque actúa siendo consciente
del peligro que supone su conducta de prender fuego a la puerta de la vivienda, después
de haber rociado la zona con gasolina, y no descarta la producción de la posible muerte o
lesiones de los habitantes de la vivienda.
Y segunda posibilidad, que Ismael haya actuado con dolo de poner en peligro la
vida o integridad de las personas (con dolo respecto del delito de incendio, por tanto),
pero no ha actuado con dolo eventual de matar o de causar lesiones. Porque sí es
consciente del peligro que implica su conducta, prender fuego a la vivienda habitada, tras
haber utilizado gasolina para facilitar la propagación, prendiendo fuego en la puerta de
acceso/salida de la vivienda, pero puede confiar con un mínimo de fundamento razonable
en que no se produzca la muerte, porque provoca el fuego a una hora, las 9 de la mañana,
en que el fuego puede ser perfectamente percibido, máxime cuando utiliza un
combustible, la gasolina, con un olor claramente identificable y penetrante; aunque
provoca el fuego en la puerta de la vivienda esto no anula completamente la huida del
fuego, la víctima puede refugiarse en otras estancias de la casa, alertar al servicio de
bomberos y lograr así su rescate; Ismael no ha anulado cualquier medida de defensa por
parte de la propia víctima, así que sí puede confíar con un mínimo de fundamento en que
el resultado lesivo no se va a producir. Ahora bien, como Ismael no toma ninguna medida
de control o contención del fuego que él ha provocado dolosamente, se podrá descartar el
dolo eventual de lesión, pero no la imprudencia consciente respecto del eventual resultado
de muerte o de lesiones que se produzcan como consecuencia del incendio que él ha
provocado.
Desde esta segunda perspectiva, y tomando como referencia la tesis que diferencia
entre el dolo de peligro y el dolo eventual de lesión, Ismael habrá actuado con dolo de
cometer el delito de incendio, dolo directo, pero no ha actuado con dolo de matar; los dos
delitos de homicidio (pues han muerto dos personas, la tercera persona que se encontraba
en ese momento en la casa se salva, la cuarta persona que generalmente habita la casa en
ese momento no se encontraba en la casa) se imputarán a su imprudencia, grave (y
consciente).
Homicidio art. 142 (y esta determinación se haría dos veces), prisión de 1 a 4 años.
Agravante de parentesco (art. 23), art. 66.2, porque es un delito imprudente, prisión
de 1 a 4 años.
Ismael, de nacionalidad rumana, sobre las 2 horas del día 20 de mayo, estando en el
interior del club “El Cisne”, mantiene una discusión con Domingo relacionada con la
prostituta que trabaja en el club llamada Zaida.
La discusión entre los dos hombres continua en el exterior del local y en presencia de un
amigo de Domingo, llamado Constancio. Estando en el exterior del local, Ismael se
abalanzó sobre Constancio, esgrimiendo en su mano un objeto punzante, pinchando con
él a Constancio, causándole una herida incisa en el tórax que precisó de una primera
asistencia facultativa y siete días para su curación, quedándole como secuela una cicatriz
de 0,5 cm a nivel de la zona superior de la areola mamaria izquierda.
Ante ello, Domingo salió al parking del club, abrió su vehículo y cogió del interior su
pistola reglamentaria (es policía). Una vez en su poder la pistola Domingo efectuó 4
disparos, dos de ellos al aire y los otros dos dirigidos hacia las piernas de Ismael.
Uno de los disparos impactó en Ismael, con orificio de entrada en la cara lateral del muslo
izquierdo y orificio de salida en la cara interna del mismo, volviendo a entrar de nuevo
por la cara interna del muslo derecho sin orificio de salida y quedando el proyectil alojado
en la región gemelar de la pierna derecha.
Las heridas sufridas por Ismael requirieron tratamiento médico y quirúrgico. La lesión en
la pierna derecha sufrió una complicación posterior consistente en un síndrome
compartimental y obstrucción de la arteria poplítea, que requirió tratamiento posterior
consistente en una faciotomía primero y en un By pass desde la femoral superficial al
tronco tibio peroneo con vena safena invertida posteriormente, que culminó con una
amputación infracondilea, con nueva infección del muñón que requirió nueva amputación
a nivel supracondilea, con necesidad de tratamiento rehabilitador y adaptación de una
prótesis femoral.
SOLUCIÓN
Para seguir con el análisis de la legítima defensa, vamos a quedarnos con esta segunda
hipótesis, esto es, Ismael iba a repetir su comportamiento agresivo, iba a volver a clavar
el objeto punzante a Domingo, con el riesgo de que le cause mayor daño en su integridad
física o, incluso, con el riesgo de que mate a Domingo (pues el siguiente pinchazo puede
ir dirigido a una zona vital).
b) La defensa
El segundo requisito esencial de la legítima defensa se establece en el art. 20.4 con el
término obrar “en defensa”. Actuar en defensa significa que haya necesidad de defensa
en abstracto o genérica, de cualquier tipo de defensa, lo que implica que frente al riesgo
de la agresión el bien jurídico no está protegido y seguro y hay que hacer algo para evitar
que el riesgo se realice, como dispone el art. 20.4, para impedirla o repelerla. La necesidad
de la defensa en abstracto significa que alguien tiene que realizar una conducta protectora
del bien jurídico agredido, que puede ser una defensa agresiva, de contraataque, o puede
ser una defensa meramente defensiva, o defensa protectora del bien jurídico.
La defensa consiste en impedir o repeler la agresión; esto se puede hacer mediante
conductas atípicas y, sobre todo, por lo que aquí interesa, a través de conductas típicas,
que pueden ser de los más variadas dentro de los delitos contra los bienes jurídicos
personales: acciones de defensa consistentes en matar, lesionar, malos tratos de obra,
coaccionar, amenazar, etc.
La conducta ha de ser idónea a priori para proteger al bien jurídico frente a la agresión; si
en general es inútil para este objetivo, no será una acción de defensa en absoluto.
La acción defensiva ha de ir dirigida frente al agresor, ha de afectar a bienes jurídicos del
agresor. Si fuera necesario realizar una acción que implique el daño o lesión de bienes
jurídicos de terceros, o bienes jurídicos de la comunidad, el daño a estos bienes jurídicos
no se puede amparar por legítima defensa, pues la legítima defensa justifica la defensa
frente al agresor solamente, pero sí se puede recurrir al estado de necesidad.
Finalmente, la defensa puede ser realizada por un particular, quien está siendo agredido
o un tercero; para la intervención de los agentes de la autoridad impidiendo o repeliendo
agresiones ilegítimas frente a los ciudadanos se cuenta con causas de justificación más
específicas, la del ejercicio legítimo del cargo, el cumplimiento del deber o la obediencia
debida.
Aplicado al caso que nos ocupa, no hay ningún dato que indique que Constancio ha
aceptado una riña con Ismael, de hecho ni siquiera ha intervenido en la discusión que han
mantenido Ismael y Domingo; Constancio es un amigo de Domingo, así lo habrá
identificado Ismael y esto explicaría que el agresor le haya atacado a él y no a Domingo.
En resumen, Constancio no ha provocado la agresión, por tanto este último requisito, falta
de provocación de la agresión, se cumple en este caso.