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Introducción

En la presente obra abordaremos un caso de tal trascendencia que ha


repercutido en la sociedad, tanto a nivel nacional como a nivel mundial. Esta
repercusión es palpable a través de los medios de comunicación, los cuales se
han volcado en torno a esta noticia convirtiéndola sin duda en uno de los hechos
mas relevantes en muchos años; nos referimos al caso del feminicidio de la
Señora Abril Pérez Sagaón.

Abordaremos y analizaremos este caso desde la perspectiva de un abogado,


centrándonos en la responsabilidad social que un abogado debe sustentar a
través de la ética aplicada en su actuar profesional. Este análisis se deriva del
supuesto de que el actuar de los jueces y magistrados involucrados en el proceso
judicial que conlleva este hecho tuvo una repercusión negativa y directa en el
trágico desenlace de este caso, que fue el feminicidio de la Señora Abril Pérez
Sagaón.

Para el análisis de este hecho dividiremos el contenido en tres importantes


subtemas:

Contexto: en el cual analizaremos las condiciones en que se dio este caso y el


origen de su trascendencia.

Proceso Judicial: en este tema nos adentraremos en el actuar de los jueces y


magistrados involucrados en el proceso judicial derivado del caso de la señora
Abril Pérez.

Repercusión: dimensionaremos el impacto social e institucional que, hasta el


momento ha tenido este hecho.
CONTEXTO DEL CASO

Indudablemente el asesinato de una persona nunca deja de ser un hecho


lamentable y reprobable, independientemente de quien sea la víctima, ya que el
homicidio es una de las máximas expresiones de bajeza, de crueldad y de miseria
humana que puede tener el ser humano, pero es también un hecho, que muchas
veces las condiciones o el contexto en el que se llega a consumar una acción tan
deleznable como el homicidio acentúan o en su caso, atenúan la repercusión
positiva o negativa que este hecho llegue a tener en la sociedad.

Para poner en perspectiva este supuesto analizaremos dos situaciones


hipotéticas:

Un niño de ocho años es asesinado en medio del fuego cruzado entre


delincuentes: en este caso la sociedad volcara en apoyo moral y manifestaciones
de solidaridad y duelo por el niño asesinado,

Un delincuente que acaba de asaltar a mano armada una tienda de conveniencia


es perseguido, capturado, torturado y quemado vivo por una multitud: en este
caso la sociedad, en su gran mayoría va a celebrar el hecho, inclusive denostara
a la familia del asaltante asesinado.

Una vez analizado este punto nos adentraremos en el caso que nos trae a este
tema, el asesinato de la señora Abril Pérez Sagaón, el cual se da en un contexto
tal, que todas las condiciones convergieron para crear una bomba que detono a
toda una sociedad que se ha volcado en torno a este suceso.

Uno de los elementos mas importantes es sin duda el hecho de tratarse de una
mujer, en un momento de efervescencia social, en el cual las mujeres exigen
mayor seguridad para ellas, esto derivado de una alza en el índice de feminicidios
y de agresiones ocurridos a lo largo de todo el país, coincidentemente, el
asesinato de la señora Abril ocurre al mismo tiempo que se desarrolla una marcha
feminista en repudio a la violencia de género, esto sin duda le da un matiz al
hecho.
Otro elemento de relevancia al caso es el hecho de que ya había antecedentes,
existía una denuncia formal por intento de feminicidio de parte de la victima
interpuesta a su exesposo, esto después de una brutal agresión, la cual no fue
impedimento para que el hecho se consumara, ya que al imputado no se le
impuso la prisión preventiva, como en teoría y de acuerdo a la ley lo ameritaba,
esto deja claro que el homicidio fue un hecho que a todas luces se pudo evitar si
la autoridad hubiera actuado de a cuerdo al procedimiento vigente.

Un elemento recae en el hecho de que el presunto homicida es una persona de


clase social alta y que se asume hizo uso del influyentísimo para poder evadir a
la justicia, al mismo tiempo este hecho conlleva también complicidad y corrupción
por parte de las autoridades judiciales encargadas del caso lo cual detono el
descontento generalizado toda una sociedad.

LOS HECHOS

Este lunes 25 de noviembre miles de mujeres marcharon contra los feminicidios


y agresiones en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la
mujer, algunas con rabia hicieron pintas y destruyeron objetos a su paso, algunas
más marcharon en silencio, mientras otras eran asesinadas, una de ellas fue
Abril.

La mujer viajaba rumbo al aeropuerto en un auto acompañada de sus hijos y el


abogado de la familia cuando recibió un ataque en el que uno de sus vástagos
también resultó herido.

Dos personas a bordo de una motocicleta se situaron a la misma altura del auto
mientras circulaba Circuito Interior Río Churubusco, en la Colonia El Carmen y
dispararon al asiento del copiloto, donde Pérez Sagaón viajaba. La balas entraron
una por el cráneo y la otra por la espalda. A pesar de que fue trasladada a un
hospital cercano para una pronta atención, murió.
De 46 años, era madre de tres, una joven de 18 años y dos hombres de 16 y
14. Pertenecía al Movimiento Familiar Cristiano y a otras asociaciones católicas
en pro de la familia.

Estuvo casada durante 25 años con Juan Carlos García, ex director de Amazon
México y actual director de comercio digital de la multinacional de Elektra, quien
la celaba, la acosaba y controlaba sus salidas.

La violencia ejercida por él escaló hasta intentar degollarla con una navaja y
golpearla con un bat en la cabeza. El 4 de enero de este año, la señora Abril
dormía, García la golpeó con un bate de béisbol, contó su hermano.

Ella despertó pensando que estaba temblando y le había caído una loza encima,
pero al darse cuenta de que había sido golpeada por su esposo intentó escapar.
Recibió dos golpes más con el mismo objeto y habría muerto si su hijo mediano
no hubiera intercedido.

Los tres golpes con el bate que García le dio a Pérez Sagaón le provocaron
fractura de cráneo, además de un corte en el cuello y la barbilla.

Después de este ataque del 4 de enero, Abril fue llevada al hospital. Al salir acusó
a su esposo de intento de asesinato, en la modalidad de feminicidio y logró que
le interpusieran como medida cautelar prisión preventiva.

El 20 de septiembre, el agresor fue vinculado a proceso por feminicidio en grado


de tentativa y lo remitieron al Reclusorio Oriente. Este avance se vio truncado
cuando el juez de control Federico Mosco González, en una revisión ordenada
por los abogados de García, reclasificó el caso como violencia intrafamiliar y
lesiones, a pesar de que sus heridas más de 15 días en sanar, como lo clasifica
la ley.

Las fotografías de Abril en el hospital, su testimonio y el de su hijo que presenció


el ataque no bastaron para que el juez considerara que García había actuado con
intención. El juez argumentó que si el acusado hubiera querido matar a Pérez
Sagaón, lo habría conseguido porque al momento de atacarla ella estaba
dormida. "Para él juez en su actuar no había intención o dolo, sino más bien se
trataba de un evento de violencia familiar”, explicó el hermano de la víctima.

Los abogados de García presentaron una apelación contra la medida cautelar el


8 de noviembre, que fue concedida por el magistrado Héctor Jiménez López,
gracias a la cual pudo salir de la cárcel.

PROCESO JUDICIAL

En este suceso queda en evidencia que el actuar del sistema judicial encargado
del desahogo del proceso del caso de la señora Abril tuvo fallas tanto de
procedimiento como de interpretación, lo cual tuvo como repercusión inmediata
el homicidio.

Existiendo ya los elementos necesarios como para tipificar como intento de


feminicidio la brutal agresión sufrida por la señora Abril de parte de su ahora
exesposo, tomando en cuenta que en la agresión se usó un arma contusa, en
este caso un bate, que la víctima se encontraba totalmente indefensa al momento
de la agresión, esto por estar dormida, que de no ser por la intervención del
menor, hijo de la víctima la agresión hubiera continuado, que la victima se
encontraba en desventaja, esto por la diferencia de fuerza física y quizás el
elemento mas importante de todos: el cumulo de antecedentes que existían ya
en torno al caso.

El actuar del juez de control Federico Mosco González queda en entredicho, esto
al sustentar su determinación de no ordenar la prisión preventiva al imputado en
el supuesto de que “de haber querido asesinarla lo hubiera hecho” argumentando
que los elementos existentes ya mencionados no eran suficientes para
pronunciarse en favor de la prisión preventiva.

Por su parte el juez Luis Alejandro Diaz Antonio deja claras dudas sobre su
interpretación de la ley al momento de juzgar los hechos, pues a pesar de ordenar
la prisión preventiva al mismo tiempo reclasifico el delito, para tipificarlo solo
como lesiones graves, lo cual automáticamente no da cabida a la imposición de
la prisión preventiva ya que de acuerdo con el Código Penal Vigente en la Ciudad
de México este delito no amerita prisión preventiva.

El magistrado Superior Héctor Jiménez López, es otro de los involucrados, ya


que ratifico las resoluciones de los jueces ya mencionados, lo cual implica una
completa omisión o nulo análisis del contexto y elementos de prueba expuestos
por parte de la defensa de la víctima, quizás sea aquí donde radica la negligencia
mas grave, ya que como magistrado superior, su papel es corregir o enmendar
las falencias en las determinaciones de los jueces de distrito.

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