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La soberanía de un estado sobre su espacio aéreo se extiende hasta 12 millas náuticas desde su costa. Más allá de ese límite, el espacio es internacional. Aunque los aviones pueden sobrevolar zonas internacionales como estrechos, deben contar con el permiso del estado. El espacio aéreo también se divide en Regiones de Información de Vuelo que son asignadas a los estados para coordinar el tráfico aéreo, aunque incluyen parte del espacio internacional. El límite superior del espacio aéreo soberano no
La soberanía de un estado sobre su espacio aéreo se extiende hasta 12 millas náuticas desde su costa. Más allá de ese límite, el espacio es internacional. Aunque los aviones pueden sobrevolar zonas internacionales como estrechos, deben contar con el permiso del estado. El espacio aéreo también se divide en Regiones de Información de Vuelo que son asignadas a los estados para coordinar el tráfico aéreo, aunque incluyen parte del espacio internacional. El límite superior del espacio aéreo soberano no
La soberanía de un estado sobre su espacio aéreo se extiende hasta 12 millas náuticas desde su costa. Más allá de ese límite, el espacio es internacional. Aunque los aviones pueden sobrevolar zonas internacionales como estrechos, deben contar con el permiso del estado. El espacio aéreo también se divide en Regiones de Información de Vuelo que son asignadas a los estados para coordinar el tráfico aéreo, aunque incluyen parte del espacio internacional. El límite superior del espacio aéreo soberano no
A raíz de los acontecimientos sucedidos en el estrecho de Ormuz el verano de 2019 — el derribo de un dron estadounidense por parte de Irán y de un dron iraní por la marina de EE. UU.— se plantea la pregunta de si existe un acuerdo a nivel global de los límites del espacio aéreo internacional. Para explicar esto, es importante también comprender qué legislación rige sobre el espacio aéreo estatal. La soberanía nacional se extiende por la totalidad del territorio nacional, incluido el aire que lo sobrevuela. Así pues, todo aquel espacio que cubre el suelo del Estado se rige también por sus leyes. En cuanto a las zonas marítimas, también el espacio encima del mar territorial se considera espacio aéreo soberano y se rige por las normas del país en cuestión. Esto supone un espacio máximo de 12 millas náuticas desde la línea de costa, el equivalente a 22,2 kilómetros. A partir de ese límite, el espacio aéreo que pertenezca a un Estado es considerado internacional. En el caso del estrecho de Ormuz, parte del espacio aéreo sobre esta zona corresponde a Irán y otra parte a Omán, de forma equivalente a la distribución de los mares territoriales. En estas zonas rige el derecho de paso en tránsito —regulado por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982—, que estipula que por los estrechos debe regir el derecho de cada buque —y también aeronave, según la Convención— de cruzarlo libremente. Esto no se opone a la obligación de las aeronaves de Estado —es decir, las usadas para propósitos militares, fundamentalmente— de pedir autorización al Estado que sobrevuelen para hacerlo. Por lo tanto, aunque en principio una nación no puede oponerse a que un avión sobrevuele una zona como un estrecho, deberá contarse con el beneplácito del país cuyo espacio aéreo se va a atravesar. La negativa a cruzar el espacio aéreo propio, aunque es una práctica poco frecuente, se ha llegado a producir en conflictos como la crisis diplomática entre Catar y otros siete países —liderados por Arabia Saudí—, que cerraron sus zonas aéreas al emirato. Por otro lado, el espacio aéreo a nivel global está dividido en zonas llamadas regiones de información de vuelo (FIR por sus siglas en inglés). Las FIR no tienen por qué corresponderse con el espacio aéreo nacional, sino que se asignan a un país para el control y coordinación del tráfico aéreo de una zona que de otra manera ningún Estado gestionaría. Por tanto, la FIR que controle cada Estado incluirá su espacio aéreo nacional pero también habitualmente una porción del espacio aéreo internacional sin por ello dar a dicho Estado ningún derecho sobre esa zona, más allá de la responsabilidad de coordinar los vuelos que la atraviesen. Además de la mencionada Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, este aspecto concreto también está regulado en la Convención sobre Aviación Civil Internacional. Regiones de información de vuelo (FIR) en el mundo. Como se puede observar, las zonas no se corresponden con las zonas aéreas de cada Estado, sino que incluyen parte de espacio aéreo internacional. En otro orden de cosas, si bien se puede considerar que la delimitación del espacio aéreo de cada Estado está clara en el plano horizontal en sus fronteras con otros Estados, no lo está tanto su dimensión vertical en su delimitación hacia el espacio exterior. De acuerdo al Tratado sobre el espacio ultraterrestre, este pertenece a la totalidad de la comunidad internacional, aunque no está fijado a qué altitud empieza, ya que ni este ni otros acuerdos multilaterales sugieren una delimitación en ese sentido. Científicamente, también existen opiniones encontradas: 80, 100 o 122 kilómetros por encima del nivel del mar son algunas de las fronteras propuesta Con base en la legislación internacional, la noción de espacio aéreo soberano corresponde con la definición marítima de las aguas territoriales, que serían 12 millas náuticas (22,2 km) hacia el exterior de la línea de costa. El espacio aéreo que queda fuera de esta línea se considera espacio aéreo internacional, análogamente a la declaración de aguas internacionales en la ley marítima. De todas formas un país puede, mediante acuerdos internacionales, asumir la responsabilidad de controlar regiones del espacio aéreo internacional. Con base a esto, por ejemplo, Portugal mantiene el control del tráfico aéreo sobre gran parte del Atlántico, o Estados Unidos, sobre la mayor parte del océano Pacífico, incluso tratándose de aguas internacionales. El límite superior del espacio aéreo no se distingue claramente, ni la Conferencia de París en 1919 ni la Convención de Chicago de 1949 lo definieron. No existe un acuerdo internacional sobre la extensión vertical de la soberanía del espacio aéreo (el límite entre el espacio exterior —sin jurisdicción nacional— y el espacio aéreo nacional), aunque se sugiere rangos que van de los 30 kilómetros —el techo de altitud de los aviones y globos más altos— (el récord de mayor altitud de un avión lo tiene un Mikoyan-Gurevich MiG-25 con 37,6 km), hasta aproximadamente 160 km —la extensión más baja de órbitas estables a corto plazo—. Una definición típica de este límite superior es que no puedan superarlo las aeronaves, lo que conduce a una altitud de al menos 21 kilómetros. La Federación Aeronáutica Internacional ha establecido la Línea de Kármán, a una altitud de 100 km, como el límite entre la atmósfera y el espacio exterior, mientras que Estados Unidos considera que cualquier persona que vuele por encima de los 80 km se puede considerar astronauta. Se tiene constancia de que los transbordadores espaciales estadounidenses han volado en su descenso sobre el espacio aéreo de Canadá y otros países a una altura menor de 80 km sin pedir ningún tipo de permiso previo. Sin embargo, tanto la línea de Kármán como la definición de los Estados Unidos son simplemente puntos de referencia, sin ninguna autoridad legal real sobre la soberanía nacional aérea. El límite entre el espacio aéreo público y los derechos aéreos privados está definido por la legislación nacional o local.