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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE

SAN MARCOS
Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA

SEGURIDAD, SALUD
OCUPACIONAL Y MEDIO
AMBIENTE-SSOMA

Salud Ocupacional y Enfermedades


Profesionales. Primeros Auxililos y
Respuestas a Emergencias.

DOCUMENTO REPRODUCIDO CON FINES DE CAPACITACIÓN


PROFESIONAL
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CONTENIDO

1. SALUD OCUPACIONAL Y ENFERMEDADES PROFESIONALES


1.1. ¿Qué es la enfermedad profesional?
1.2. Enfermedades causadas por agentes químicos
1.3. Enfermedades causadas por agentes físicos
1.4. Enfermedades profesionales del aparato respiratorio
1.5. Enfermedades profesionales de la piel
1.6. Enfermedades profesionales del sistema osteomuscular
1.7. Trastornos mentales y del comportamiento
1.8. Cáncer profesional
1.9. Distintos tipos de riesgos
1.10. Prevención y detección precoz de enfermedades profesionales

2. PRIMEROS AUXILIOS Y RESPUESTAS A EMERGENCIAS


2.1. Valoración del entorno y del paciente
2.2. Valoración del nivel de conciencia
2.3. Soporte vital básico
2.4. Hemorragias
2.5. Heridas
2.6. Quemaduras, causticaciones y congelaciones
2.7. Lesiones traumatológicas

ANEXO:

− Examen

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COMPETENCIAS

Al concluir el estudio del presente módulo el participante deberá ser capaz de:

❖ Definir los conceptos elementales de las enfermedades profesionales.

❖ Detallar las enfermedades causadas por los agentes químicos y por los agentes
físicos.

❖ Describir las enfermedades profesionales del aparato respiratorio en la salud


ocupacional.

❖ Exponer las enfermedades profesionales de la piel y enfermedades del sistema


osteomuscular

❖ Definir los conceptos de los trastornos mentales y del comportamiento y el cáncer


profesional.

❖ Detallar los distintos tipos de riesgos y la prevención y detección precoz de


enfermedades profesionales.

❖ Describir la valoración del entorno y del paciente y la valoración del nivel de


conciencia.

❖ Exponer el soporte vital básico y las hemorragias en los primeros auxilios y


emergencias.

❖ Definir los conceptos elementales de las heridas, las quemaduras, causticaciones


y congelaciones.

❖ Detallar las principales lesiones traumatológicas y los primeros auxilios y


respuestas a emergencias.

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1. ENFERMEDADES PROFESIONALES

1.1. ¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD PROFESIONAL?

Cómo se define una enfermedad profesional


La enfermedad profesional es aquella causada de una manera directa por el ejercicio de
una profesión u oficio. Es importante tener en cuenta que, generalmente, no aparece de
un día para otro. Se requiere, en su mayoría, de un tiempo prolongado de exposición a
un ambiente o a una actividad nociva.

Por eso, se diferencia del accidente o del incidente en que su evolución es lenta,
progresiva y sostenida en el tiempo.

El concepto de enfermedad profesional tiene una vasta gama de grados que van desde
efectos orgánicos imperceptibles, hasta efectos altamente dañinos, siendo la muerte el
último nivel de dicha escala.

Cómo distinguir una enfermedad profesional de una enfermedad común


Para atribuir el carácter de profesional a una enfermedad es necesario tomar en cuenta
cuatro elementos básicos, que permiten diferenciarlas de las enfermedades comunes:

1. Agente: debe existir un agente en el ambiente de trabajo que, por sus propiedades,
pueda producir un daño a la salud. La noción de agente se extiende a la existencia
de condiciones de trabajo que implican una sobre- carga al organismo en su
conjunto, o a parte del mismo.

2. Exposición: debe existir la demostración de que el contacto entre el trabajador


afectado y el agente -o las condiciones de trabajo nocivas- sea capaz de provocar
un daño a la salud.

3. Enfermedad: debe haber una enfermedad claramente definida en todos sus


elementos clínicos, anátomo-patológicos y terapéuticos, o un daño al organismo
de los trabajadores expuestos a los agentes o condiciones de trabajo nocivas.

4. Relación de causalidad: deben existir pruebas que permitan establecer una


asociación de causa-efecto, entre la patología definida y la presencia en el trabajo,
de los agentes o condiciones señaladas.

La conjunción de estos cuatro elementos permite distinguir cuándo una enfermedad


puede ser considerada como "profesional". Además, al analizar estos factores se puede
poner en claro cuáles son las condiciones de generación de las enfermedades
profesionales y, en consecuencia, cómo se pueden evitar.

Las enfermedades profesionales pueden prevenirse


Prevenir es anticiparse a un hecho a fin de evitar que éste suceda. En la actividad laboral,
prevenir es contemplar por anticipado las condiciones en las que se desenvuelve la tarea
y las características de la misma, de modo de buscar el mayor bienestar posible, en su
sentido más amplio: físico, psíquico y social.

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En lo relativo a las enfermedades profesionales, si bien muchas de las variables que
intervienen en su producción no dependen directamente del trabajador, hay un
sinnúmero de acciones que se pueden llevar a cabo para prevenirlas.

Una enfermedad profesional se produce por una sumatoria de factores sobre los que no
se han reparado de antemano.

Si cada persona, desde su puesto de trabajo, tiene conciencia de ello y tiene la


intencionalidad de cuidarse, puede funcionar como "dispositivo de seguridad". De esta
manera, si se conoce y detecta a tiempo cualquier riesgo, se puede actuar de manera
preventiva.

Vías de ingreso de tóxicos al organismo


Para saber cómo cuidarse es fundamental, en primer lugar, conocer las posibles vías
de entrada de los agentes peligrosos al organismo. El ingreso puede producirse:

- Por ingestión

- Por absorción cutánea

- Por inhalación

• Por ingestión
Por la boca pueden ingresar partículas que se depositan en las zonas húmedas
(lengua, encías, garganta.). De este modo pasan al organismo y son absorbidas
por las paredes del estómago. Los trabajadores pueden ingerir agentes peligrosos
accidentalmente si no se limpian las manos antes de comer, beber o fumar, o si
conservan sus alimentos, bebidas y cigarrillos en una zona contaminada. Eliminar
los agentes químicos y biológicos peligrosos es la mejor manera de evitar su
ingestión.

Por esta vía pueden ingresar óxidos de plomo, pesticidas u otras sustancias líquidas
que se ingieren accidentalmente (ácidos, álcalis, etc.)

• Por absorción cutánea


La piel, si bien actúa como barrera defensiva, tiene la capacidad de absorber
distintas sustancias. Una vez que están dentro del cuerpo, pueden ser absorbidas
por la corriente sanguínea y transportadas a distintos órganos, en los que pueden
provocar efectos dañinos, por ejemplo, nitroglicerina.

Tenga siempre presente que:

Los productos químicos son una fuente importante de enfermedades de la piel.


Cada año aparecen centenares de ellos, de los que muchas veces se desconocen
sus efectos hasta que producen la enfermedad. Son capaces de producir daños en
la piel, haciendo que enrojezca, salgan ampollas, o escamas. Es decir, que
provocan dermatitis.

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Algunos de los muchos productos químicos que ocasionan dermatitis son los
siguientes:

- Ácidos fuertes (como el ácido sulfúrico)


- Alcalis fuertes (como la soda cáustica)
- Todas las formas de petróleo, los solventes, los diluyentes, los desgrasadores.
- Los alquitranes

También, por absorción cutánea, pueden ingresar al organismo los pesticidas o el


plomo tetraetilo.

• Por inhalación
En el ámbito laboral la inhalación es la vía más directa, frecuente y de mayor
captación de agentes nocivos, ya que penetran en el organismo a través de la
respiración.

Aunque el cuerpo filtra muchos de los contaminantes normales del aire que se
respira, no puede eliminarlos a todos. Las partículas pequeñas pueden penetrar
profundamente en los pulmones y ocasionar problemas respiratorios.

Estas sustancias, que pueden ser gases o polvos en suspensión, llegan a los
pulmones y se depositan allí (polvos) provocando neumoconiosis, o bien pasan a
otros órganos (gases y vapores) a través del sistema circulatorio.

Los trabajadores que realizan tareas en las que se desprenden polvo, son más
susceptibles a las afecciones respiratorias.

Los productos químicos y sus distintas formas, pueden ser inhalados y dañar
distintos órganos, además de los pulmones.

Es importante advertir las señales de alarma, como el olor que desprenden los
productos químicos.

Factores de adquisición de una enfermedad profesional


Las características de la enfermedad profesional dependerán de determinadas
condiciones:

• Tipo de agente o sustancia tóxica dañina


• Nivel de concentración o cantidad de esa sustancia en el aire
• Tiempo de exposición o contacto
• Susceptibilidad individual
• Tipo de agente: no todos los agentes son igualmente dañinos para la salud. Por
eso:
• Dependerá del agente, la enfermedad ocupacional que contraiga el trabajador.

El nivel de concentración: Es inverso al tiempo de contraer una enfermedad profesional:

• A mayor nivel de concentración del agente, menor será el tiempo que demorará

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en contraer la enfermedad.

Tiempo de exposición: si dos trabajadores están expuestos al mismo tóxico, pero uno
más tiempo que el otro, el primero tardará menos en adquirir la enfermedad profesional.
Por lo tanto, se puede afirmar que:
• A mayor tiempo de exposición a un tóxico, mayor posibilidad de enfermar.

Susceptibilidad individual: hay personas que presentan mayor resistencia a ciertos


tóxicos que otras y por lo tanto pueden tardar más en contraer una enfermedad
profesional. El grado de tolerancia física depende de cada individuo: su estado general
de salud, su resistencia física, etc. De todas maneras, tanto los agentes químicos como
los físicos tienen estipulados límites permisibles, y por encima de dichos límites, se
supone que toda persona desarrollará, a largo o corto plazo, una enfermedad.

En síntesis, la cantidad de tóxico que entra en el organismo, surgirá de la combinación


entre la concentración del mismo en el ambiente y el tiempo que la persona pase en ese
sitio. Si el resultado de esta combinación es alto puede alcanzar una concentración
superior a lo que el cuerpo humano puede asimilar a través de sus procesos orgánicos.

Esto significa que se hallan determinados los valores máximos a los que los trabajadores
pueden estar expuestos. Se conoce que, por debajo de esos niveles, dentro de una
cierta cantidad de horas estipuladas de trabajo, no se producen daños.

A esto se lo llama "límites permisibles". Es la concentración de una sustancia en el


ambiente de trabajo, por debajo de la cual existe una razonable seguridad de que un
trabajador adulto y sano pueda desempeñar sus labores, cumpliendo una jornada de
ocho horas diarias, durante toda su vida de trabajo.

Recuerde:

Las enfermedades profesionales no son producto de la fatalidad o el destino. Muy por


el contrario, hay causas que las provocan. Por ello es posible evitarlas. Toda
organización tiene por responsabilidad el cuidado de las personas que la componen,
tiene la obligación de suprimir los riesgos, pero cualquiera sea el grado de compromiso
que, con esta función la empresa asuma, nunca deje fuera de sus manos el cuidado de
su propia vida.

1.2. ENFERMEDADES CAUSADAS POR AGENTES QUÍMICOS

Enfermedades causadas por el amoniaco


Amoniaco: Fórmula química: NH3. El amoniaco es un gas incoloro de olor intenso. Se
utiliza principalmente como materia prima en la fabricación de fertilizantes y otras
sustancias químicas; también se utiliza como refrigerante.

El amoniaco es una sustancia corrosiva que puede irritar y quemar la piel y los ojos
produciendo lesiones permanentes. La exposición al amoniaco puede irritar la nariz, la
boca y la garganta, provocando tos y respiración sibilante. La inhalación puede irritar los
pulmones y provocar tos y disnea; las exposiciones repetidas pueden ser causa de

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bronquitis.

Las exposiciones intensas pueden provocar edema pulmonar. La exposición también


puede dar lugar a cefalea, pérdida del sentido del olfato, náuseas y vómitos. Pueden
producirse accidentes mortales. Las medidas preventivas son conocidas y su aplicación
es importante, incluida la preparación en caso de descarga de grandes cantidades de
amoniaco.

Enfermedades causadas por los isocianatos


Los isocianatos (monoisocianatos (metilisocianatos) y los diisocianatos
(metilendifenilisocianato (MDI), diisocianato de tolueno (TDI)) se utilizan comúnmente
en algunas industrias. Por ejemplo, los monoisocianatos se usan principalmente como
agentes de síntesis en la industria química, mientras que los diisocianatos se emplean
como agentes endurecedores en barnices y lacas de poliuretano, y en la fabricación de
fibras sintéticas, espuma de poliuretano, adhesivos a base de poliuretano y pinturas que
contienen isocianatos orgánicos.

Entre los efectos en la salud figuran los siguientes:

• Efectos irritantes y corrosivos: los isocianatos irritan la piel y las mucosas ocular y
respiratoria. El contacto directo (o la exposición a concentraciones elevadas) puede
producir trastornos de los párpados y la córnea con quemaduras en los ojos,
fotofobia, blefarospasmo, hiperhemia conjuntival y úlceras superficiales en la
córnea.
La irritación de las vías respiratorias puede producir edema pulmonar agudo
acompañado de broncoconstricción y la posible aparición de bronquiolitis grave,
muerte por síndrome de dificultad respiratoria aguda o secuelas de tipo fibrótico.
• Efectos inmunoalérgicos (diisocianatos): dermatitis alérgica por contacto; rinitis y
conjuntivitis alérgicas; asma; neumonitis debida a hipersensibilidad.
• Broncopatía obstructiva crónica.

Esta rúbrica está incluida en la Lista Europea de Enfermedades Profesionales y en


algunas listas nacionales (Argelia, República Checa, Dinamarca, Francia, Italia, Corea,
Portugal, Suiza, Reino Unido).

Enfermedades causadas por plaguicidas


Los plaguicidas son sustancias químicas especialmente fabricadas de modo que
resulten tóxicas para los organismos destinatarios.

Son introducidas deliberadamente en el medio ambiente en grandes cantidades y


utilizadas por varios millones de trabajadores en todo el mundo. Incluyen insecticidas,
herbicidas, fungicidas, nematocidas, rodenticidas y otras sustancias químicas
combinadas (por ejemplo, venenos para córvidos y topos).

Las principales clases químicas de plaguicidas son las siguientes:

• compuestos organofosforados (insecticidas y herbicidas);


• carbamatos (insecticidas);

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• piretroides (insecticidas);
• ditiocarbamatos (fungicidas);
• compuestos organoclorados (distintos usos);
• compuestos de amonio cuaternario (herbicidas);
• derivados de fenoxiácidos (herbicidas);
• derivados de la cumarina (rodenticidas);
• varios (incluye compuestos asignados a distintas clases por distintos autores, así
como muchos compuestos nuevos cuya compleja estructura química dificulta la
definición de la clase química).

Principales usos y fuentes de exposición ocupacionales: La formulación de productos


comerciales (mezcla de ingredientes activos con otras sustancias) tiene algunas
características de exposición comunes con las del uso de plaguicidas en agricultura.

En realidad, dado que la formulación suele llevarse a cabo en pequeñas industrias que
fabrican muchos productos diferentes en operaciones sucesivas, los trabajadores están
expuestos a cada uno de los distintos plaguicidas durante un breve período.

a). Efectos agudos en la salud:

• Compuestos organoclorados
La aldrina, la endrina, la dieldrina y el toxafeno suelen ser las sustancias
responsables de las intoxicaciones agudas.

La intoxicación se caracteriza por síntomas gastrointestinales: náuseas, vómitos,


diarrea y dolor de estómago. El síndrome básico es cerebral: dolor de cabeza,
mareos, ataxia y parestesia. Además de los signos cerebrales, la intoxicación aguda
puede provocar parálisis bulbar de los centros respiratorios o vasomotores, o
ambos, causa de insuficiencia respiratoria aguda o apnea, y colapso grave.

• Compuestos organofosforados
La acción tóxica de los fosfatos orgánicos se produce por la inhibición de las
enzimas denominadas colinesterasas. Los signos y síntomas de la intoxicación por
organofosfatos pueden explicarse por la inhibición de la colinesterasa:

- La intoxicación leve o en sus primeras fases puede ser difícil distinguirla de cierto
número de afecciones distintas: el agotamiento por calor, la intoxicación
alimentaria, la encefalitis, el asma y las infecciones respiratorias comparten
algunos de los síntomas y confunden el diagnóstico. Los síntomas suelen
presentarse por este orden: dolor de cabeza, fatiga, vértigos, náuseas, sudores,
visión borrosa, opresión en el pecho, cólicos abdominales, vómitos y diarrea.
- En fases más avanzadas de la intoxicación, aparecen dificultad respiratoria,
temblores, convulsiones, colapso, coma, edema pulmonar e insuficiencia
respiratoria.
- Cuanto más avanzada sea la fase de la intoxicación, más evidentes son los
signos típicos de la inhibición de la colinesterasa, a saber: pupilas contraídas,
respiración rápida, de tipo asmático, debilidad acusada, sudoración profusa,
salivación profusa; y por último edema pulmonar, confusión mental, temblores,

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convulsiones, coma, polineuritis diferida.

b). Efectos crónicos en la salud

• Compuestos organoclorados
La intoxicación crónica se caracteriza por lesiones en los sistemas nervioso,
digestivo y cardiovascular y alteraciones del proceso de formación de la sangre.
Estos compuestos afectan al sistema nervioso central y pueden provocar
convulsiones, a menudo de apariencia epiléptica.

• Compuestos organofosforados
La exposición crónica a los compuestos organofosforados puede ser acumulativa
en el sentido de que las exposiciones repetidas y muy seguidas pueden reducir los
niveles de colinesterasa mucho más rápidamente de lo que ésta se regenera, hasta
el punto en que una exposición muy leve puede precipitar una intoxicación aguda.
Esto puede considerarse una intoxicación subaguda.

Neuropatía periférica: ciertas sustancias (triésteres de fosfato) pueden provocar


neuropatía periférica sensorial y motora en las extremidades inferiores.

El uso del término general «plaguicidas» tiene varias justificaciones, en particular las
siguientes:

- la complejidad de su composición: además de uno o dos principios activos,


contienen disolventes, emulsionantes, productos tensioactivos, conservantes,
colorantes y agentes eméticos;
- los plaguicidas suelen clasificarse con arreglo a la plaga o el tipo de organismos
que pretenden destruir: insecticidas, etc.;
- muchas legislaciones nacionales se refieren a los «plaguicidas» como grupo; en
el plano internacional, así sucede también en la FAO (Código Internacional de
Conducta para la Distribución y la Utilización de Plaguicidas (versión
enmendada), de 1990) y en el PNUMA (procedimiento del consentimiento
fundamentado previo del Convenio de Rotterdam, que entró en vigor el 24 de
febrero de 2004).

Enfermedades causadas por óxidos de azufre


El ácido sulfúrico (H2SO4) es un líquido incoloro o parduzco, higroscópico y oleoso. La
vaporización puede comenzar a partir de los 30ºC. Cuando se calienta, emite trióxido
de azufre. El ácido sulfúrico fumante, solución de trióxido de azufre en ácido sulfúrico
concentrado, produce espesos vapores blancos.

El dióxido de azufre (SO2) es un gas incoloro de olor acre, más pesado que el aire. En
el agua se convierte en ácido sulfuroso (H2SO3). El trióxido de azufre (SO3) (sinónimo:
anhídrido de ácido sulfúrico) es una sustancia sólida cristalina que produce vapores de
olor acre y en reacción térmica con el agua se convierte en ácido sulfúrico (H2SO4).

El ácido sulfúrico se utiliza como ácido de baterías en acumuladores, galvanoplastia y


la industria química (producción de fertilizantes), además de en los laboratorios.

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Entre los efectos agudos en la salud figuran los siguientes:

• Efectos irritantes y corrosivos: El SO2 se convierte en ácido sulfuroso con la


humedad contenida en el sudor de la piel o en las mucosas. El H2SO4 es dañino
no sólo en estado líquido sino también en forma de vapor ácido y, debido a su gran
afinidad por el agua, es cáustico para la piel y los tejidos subyacentes. Aunque los
efectos que se citan a continuación corresponden a ambas sustancias, el SO2
produce principalmente efectos irritantes y el H2SO4 efectos cáusticos.
Estas sustancias son sumamente irritantes para la piel (quemaduras), los ojos
(posibilidad de queratoconjuntivitis, úlceras profundas de la córnea, lesiones en los
párpados) y las vías respiratorias (en casos graves: broncoconstricción,
laringospasmo, edema pulmonar con un período latente de duración variable).

Entre los efectos crónicos en la salud cabe citar los siguientes:

• Efectos irritantes y corrosivos: la irritación crónica produce desecación y úlceras en


la piel (particularmente en las manos), paroniquia y perionixis crónicas, lengua
enrojecida y brillante, trastornos del sentido del gusto. La irritación crónica de las
vías respiratorias puede provocar úlceras del tabique nasal, hemorragias nasales y
posiblemente rinitis atrófica y trastorno obstructivo crónico de la ventilación.
• Lesiones en el esmalte dental: los compuestos dañan en particular los incisivos:
pérdida de brillo, estrías, descalcificación, motas amarillas o marrones, mayor
sensibilidad a los cambios de temperatura.

Esta sustancia ha sido incluida en la Lista Europea de Enfermedades Profesionales de


2003. Entre los países que han incorporado esta rúbrica a sus listas de enfermedades
profesionales figuran los siguientes: Finlandia, República Checa, Italia y Serbia y
Montenegro.

1.3. ENFERMEDADES CAUSADAS POR AGENTES FÍSICOS

Enfermedades causadas por el trabajo en aire comprimido y descomprimido


La exposición profesional al aire descomprimido puede producirse en situaciones como
las siguientes: las operaciones de modificación, adaptación o reparación del equipo de
aeronaves, que realizan las empresas de fabricación o mantenimiento durante vuelos sin
pasajeros; las operaciones análogas que se realizan durante las pruebas de aeronaves
nuevas; el vuelo a gran altitud de los aviones de combate.

En todas estas operaciones, los miembros de la tripulación se protegen mediante


mascarillas que suministran oxígeno puro a una presión similar a la presión atmosférica
en tierra; en vuelo, durante la reparación, los cambios y en los incidentes imprevistos,
la presión puede ser considerablemente menor que la presión atmosférica en tierra.

Pueden producirse efectos fisiológicos tanto cuando se establece la baja presión como
cuando se restablece una presión atmosférica similar a la de tierra. Los órganos más
susceptibles son el oído medio y los senos paranasales.

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Efectos en la salud: barotraumatismo del oído medio. Síntomas y signos: dolor
repentino, pérdida de audición, inflamación y hemorragia del oído, rotura del tímpano.

Efectos crónicos/subagudos en la salud: barotraumatismo del oído medio. Entre los


síntomas y signos cabe citar dolor en aumento, pérdida de audición, inflamación y
hemorragia del oído.

Enfermedades causadas por las radiaciones de radiofrecuencia


Los campos de radiofrecuencia (RF) forman parte del espectro electromagnético. La
parte del espectro que corresponde a la RF suele definirse como aquella en la que las
ondas electromagnéticas tienen frecuencias comprendidas entre unos 3 kHz y 300 GHz.

Entre las fuentes más comunes de campos de RF figuran: la radio MF (30-300 MHz),
los teléfonos móviles, las emisiones de televisión, los hornos de microondas, la
diatermia médica (0,3-3 GHz), el radar, los enlaces por satélite, las comunicaciones
por microondas (3-30 GHz) y el sol (3-300 GHz). Las radiaciones de RF son radiaciones
no ionizantes (RNI). Los campos de RF pueden provocar distintos efectos en el ser
humano, que dependen de su frecuencia y su intensidad.

La mayoría de los efectos adversos para la salud que podrían deberse a la exposición a
campos de RF comprendidos entre 1 MHz y 10 GHz son compatibles con respuestas al
calor inducido en caso de elevación de la temperatura de tejidos o del organismo
superior a 1ºC. Los daños histológicos en el ser humano pueden producirse durante la
exposición a niveles elevados de RF debido a la incapacidad del organismo para disipar
o hacer frente al calor excesivo que puede generarse.

El calentamiento inducido en los tejidos del organismo puede provocar diversas


respuestas fisiológicas y termorregulatorias, entre ellas una reducción de la capacidad
para realizar tareas mentales o físicas a medida que aumenta la temperatura corporal.
El calentamiento inducido puede influir en el desarrollo del feto. Pueden producirse
defectos congénitos cuando la temperatura del feto aumenta en 2 ó 3ºC durante varias
horas. También puede afectar a la fecundidad masculina e inducir la aparición de
opacidades oculares (cataratas).

Según los datos científicos recientes, es poco probable que la exposición a campos de
RF induzca o promueva la aparición de cánceres. Pueden producirse exposiciones
relativamente elevadas a campos de RF entre los trabajadores de los sectores de
radiodifusión, transportes y comunicaciones si trabajan en las proximidades de antenas
y sistemas de radar que transmiten RF.

Enfermedades causadas por las radiaciones ópticas


Las radiaciones electromagnéticas de longitudes de onda comprendidas entre 100 nm
y 1 mm se denominan en general radiaciones ópticas. La radiación ultravioleta (UV) tiene
longitudes de onda comprendidas entre 100 nm y 400 nm, la luz entre 400 nm y 760
nm, y la radiación infrarroja (IR) entre 76 nm y 1 mm. También se incluyen en esta
rúbrica las radiaciones térmicas y de láser, de longitudes de onda comprendidas entre
los mismos márgenes.

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Principales usos profesionales y fuentes de exposición:

• UV: lámparas bactericidas, soldadura por arco de plasma y xenón, radiación solar
especialmente a gran altitud, láseres industriales.
• IR: Radiación solar, fuentes de calor radiante, láseres industriales.
• Efectos en la salud:
• Efectos patológicos de la radiación ultravioleta

La medida en que la radiación UV penetra en el organismo y sus efectos biológicos


varían con arreglo a la longitud de onda: la radiación UV(C) es absorbida por la piel, la
conjuntiva y la córnea, pero no penetra a mayor profundidad; la radiación UV(B) penetra
hasta el cristalino, y la UV(A) puede alcanzar la retina.

a). Efectos agudos:


- Queratoconjuntivitis: Trastorno doloroso que afecta a ambos ojos, con hiperhemia
conjuntival y fotofobia. Si la causa es un láser de UV, la córnea puede resultar
gravemente afectada con opacificación ulterior.
- Fotorretinitis: fototraumatismo de la retina; trastorno relativamente indoloro, con
ceguera transitoria, persistencia de la imagen visual y escotoma.
- Efectos cutáneos: eritema, quemaduras en la piel.

b). Efectos crónicos:


- Catarata actínica: Suele ser un trastorno de la cápsula anterior del cristalino, que se
extiende al epitelio subcapsular.
- Cánceres de piel: Aparecen en las partes del cuerpo expuestas a la radiación
(cabeza, cuello, manos y antebrazos) y suelen ir asociados a ocupaciones al aire
libre con exposición a la radiación solar. Incluyen carcinomas de células basales y
escamosas y melanomas malignos.

• Efectos patológicos de la luz visible

Efectos agudos:
- Fotorretinitis: Lesión fotoquímica que puede ser provocada por la luz azul que se
emite a longitudes de onda comprendidas entre 400 nm y 500 nm o luz de amplio
espectro emitida a gran intensidad (proyectores de xenón, arcos voltaicos,
pistolas de bengalas).
Son efectos patológicos documentados los provocados por láseres de las clases
III y IV que emiten luz visible, que pueden provocar lesiones agudas, dolor ocular,
ceguera transitoria y persistencia de la imagen visual, deficiencia cromática. La
fotorretinitis también puede presentarse sin síntomas durante la exposición a
láseres de onda continua; un examen minucioso puede revelar la presencia de un
escotoma.

• Efectos patológicos de la radiación infrarroja

Efectos agudos:
- Efectos térmicos en la parte anterior del ojo y las zonas circundantes: sensación
de escozor en la piel que rodea a los ojos, blefaritis y queratitis.

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- Trastornos de la retina relacionados con el calor: trastornos de la visión con
escotoma, lesiones edematosas inmediatas, con lesiones pigmentarias en el
fondo del ojo más adelante, anomalías retinianas detectadas mediante
angiografía de la retina.

Efectos crónicos:
- Catarata de los sopladores de vidrio (inducida por el calor): Comienza en la
corteza posterior del cristalino y forma una retícula que provoca una opacificación
posterior discoide de contorno irregular.

1.4. AGENTES BIOLÓGICOS

Brucelosis
La brucelosis es una zoonosis provocada por una bacteria del género Brucella
(cocobacilos Brucella melitensis, Brucella suis o Brucella abortus). Este organismo se
desarrolla lentamente y es resistente a la desecación pero sensible a los ácidos y al
calor. La infección puede ser aguda, subaguda, crónica o sin síntomas clínicos. Los
animales infecciosos pueden mostrar signos de la enfermedad o no.

Cualquier ocupación puede suponer riesgo si entraña o puede entrañar exposición a los
siguientes animales o productos: cabras (B. melitensis), cerdos (B. suis), vacas (B.
abortus). El contacto con material infeccioso, como sangre de animales, es una vía de
infección importante para los ganaderos y los veterinarios. La inhalación y la ingestión
son también posibles vías de infección. Entre los efectos en la salud figuran brucelosis
aguda, subaguda y crónica, con complicaciones articulares, cardíacas y neurológicas.

Entre los países que han incluido la brucelosis en sus listas de enfermedades
profesionales figuran: Argelia, Chile, China, República Checa, Francia, Lituania, Malasia,
México, Sudáfrica y Reino Unido. La brucelosis figura en la Lista Europea de
Enfermedades Profesionales de 2003.

Enfermedades causadas por el virus de la hepatitis B (VHB) y el virus de la hepatitis C


(VHC)
Se denominan hepatitis víricas aquellas infecciones del hígado causadas por varios virus,
en particular los de la hepatitis B y la hepatitis C. Las infecciones por otros virus como
el de Epstein-Barr y el citomegalovirus también pueden cursar con hepatitis.

Aunque todos estos agentes podrían provocar una infección relacionada con la actividad
laboral, el tipo más importante y común en todo el mundo es el de los virus de las
hepatitis B y C (hepatitis séricas).

Las ocupaciones que entrañan o pueden entrañar la exposición a sangre, derivados


sanguíneos, humores corporales y muestras biológicas están expuestas a la infección
por estos virus.

Los efectos en la salud comprenden los siguientes: hepatitis aguda, hepatitis persistente,
hepatitis crónica activa, cirrosis posthepatítica y cáncer de hígado postcirrótico.

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Enfermedades causadas por el VIH
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un retrovirus. Existen dos tipos de VIH:
VIH-1 y VIH-2. Ambos producen un espectro análogo de enfermedades clínicas, aunque
se cree que el segundo es menos virulento. El VIH-1 es el principal responsable de la
pandemia de VIH/SIDA, mientras que el VIH-2 aparece principalmente en Africa
Occidental.

El VIH destruye y afecta a muchos tipos de células humanas, en particular las células
CD4 (linfocitos T cooperador y T-4) y las células del sistema nervioso central. A medida
que se van reduciendo el número y las funciones de las células CD4, se produce un
deterioro progresivo de la función inmunitaria. Aparecen síntomas o enfermedades
relacionados con el VIH, acompañados de infecciones oportunistas y tumores.

Entre los grupos profesionales expuestos a la infección por el VIH figuran el personal
médico, de enfermería y de laboratorio, los flebotomistas, los técnicos, el personal de
mantenimiento y los especialistas en terapia respiratoria. Han incluido el VIH/SIDA en
sus listas de enfermedades profesionales países como Australia, Malasia y Túnez.

Tétanos
El tétanos es la enfermedad provocada por Clostridium tetani, un bacilo anaerobio,
grampositivo y formador de esporas. La resistencia de las esporas a la desecación y el
calor ha garantizado su amplia distribución en el suelo y en las heces de animales.

Por las características anaerobias y la toxina que produce la bacteria durante sus
primeras fases de crecimiento, el tétanos sigue siendo una secuela particularmente
grave de las heridas penetrantes, en especial en circunstancias de ignorancia, pobreza
y servicios de salud poco desarrollados. La enfermedad se caracteriza por rigidez y
contracciones espasmódicas de los músculos voluntarios.

Probablemente los grupos profesionales que padecen mayor riesgo son los agricultores
y los trabajadores de la construcción, que están más expuestos a sufrir heridas
penetrantes contaminadas con tierra. La prevención del tétanos mediante la
inmunización está bien establecida.

Tuberculosis
La tuberculosis humana se limita principalmente a la infección por Mycobacterium
tuberculosis. Los principales grupos expuestos son el personal sanitario y el de
laboratorio, aunque los ganaderos y los veterinarios pueden estar expuestos a M. bovis.

La prevención (incluida la inmunización) y el tratamiento están bien establecidos. Son


particularmente importantes el diagnóstico precoz y un debido seguimiento terapéutico.
En ambos casos, la vigilancia, el registro y la notificación son instrumentos
fundamentales para la prevención.

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1.5 ENFERMEDADES PROFESIONALES DEL APARATO RESPIRATORIO

Enfermedades broncopulmonares causadas por el polvo de algodón (bisinosis), de lino,


de cáñamo o de sisal
Este punto es una reproducción del punto 3 del cuadro I. Lista de enfermedades
profesionales anexa al Convenio sobre las prestaciones en caso de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales, 1964 (núm. 121).

1.6. ENFERMEDADES PROFESIONALES DE LA PIEL

Dermatosis alérgicas de contacto y urticaria de contacto causadas por agentes alérgenos


reconocidos como tales no incluidos en otras rúbricas
Las dermatosis de origen profesional suelen presentarse como dermatitis irritantes y
alérgicas. Los agentes causantes son moléculas complejas, por lo común proteínas,
que son antígenos completos, o moléculas de masa molecular inferior a 2.000-3.000
Daltons, que son haptenos o antígenos incompletos. Los haptenos son la causa más
frecuente de dermatitis alérgica de contacto.

Los agentes causantes pueden ser, por ejemplo, macromoléculas (sustancias de origen
animal o vegetal, como maderas), sustancias de baja masa molecular, sales metálicas
(sales de níquel, cromatos), resinas, endurecedores (por ejemplo, resinas epoxídicas),
tintes y productos intermedios (como parafenilendiamina), fotoalérgenos, tintas
endurecidas con radiación ultravioleta que contienen acrilatos, y guantes de látex.

Entre los efectos en la salud figuran dermatitis eccematosa aguda de contacto,


dermatitis eccematosa crónica por contacto y urticaria.

Dermatosis irritantes de contacto causadas por otros agentes irritantes reconocidos como
tales no incluidos en otras rúbricas
Entre los agentes causantes figuran sustancias y preparados no corrosivos que por un
contacto inmediato, prolongado o repetido con la piel o las mucosas provocan
inflamación, así como sustancias y preparados corrosivos que por contacto con tejidos
vivos provocan lesiones graves.

Algunos agentes físicos son capaces, por sí mismos, de producir una reacción de
irritación, como algunos polvos en contacto con las mucosas de los ojos o las vías
respiratorias o incluso la fricción cutánea. Los ácidos y bases fuertes y los jabones y
detergentes fuertes a menudo se utilizan en el trabajo e irritan la piel.

1.7. ENFERMEDADES PROFESIONALES DEL SISTEMA OSTEOMUSCULAR

Tenosinovitis de la estiloides radial debida a movimientos repetitivos, esfuerzos intensos


y posturas extremas de la muñeca
Esta enfermedad es una tendinitis producida por compresión de los tendones contenidos
en el primer compartimento dorsal de la muñeca, que provoca dolor al mover el pulgar.
La tenosinovitis de Quervain es una variante de la tenosinovitis de la estiloides radial
caracterizada por una inflamación localizada en la base del pulgar y el engrosamiento
de la vaina fibrosa del tendón o retináculo.

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Los movimientos vigorosos y repetitivos de las articulaciones de la extremidad superior
pueden producir microtraumatismos iterativos y fenómenos de desgaste que
desencadenan la inflamación de la estiloides radial. Cualquier engrosamiento de los
tendones debido a un traumatismo agudo o repetitivo limita el deslizamiento de los
tendones a través de la vaina. Los esfuerzos en el movimiento del pulgar, especialmente
cuando se combinan con una desviación radial o cubital de la muñeca, provocan dolor
y perpetúan la inflamación.

Entre las ocupaciones de mayor riesgo figuran todas aquellas que entrañan movimientos
repetitivos, sobreesfuerzos y posturas extremas de la muñeca (por ejemplo,
transformación de carnes, pescados y aves, construcción y carpintería, ensamblaje de
piezas de pequeño tamaño, trabajos textiles).

Tenosinovitis crepitante crónica de la mano y de la muñeca debida a movimientos


repetitivos, esfuerzos intensos y posturas extremas de la muñeca
La tenosinovitis crepitante crónica de la mano y de la muñeca corresponde al código
M70.0 en la CIE-10 de la OMS. La tenosinovitis es la inflamación de la envoltura sinovial
de la vaina del tendón. La inflamación del tendón propiamente dicho se denomina
tendinitis. Los tendones más comúnmente afectados son los extensores radiales de la
muñeca y el abductor pollicis longus o el extensor pollicis brevis.

La tenosinovitis crepitante crónica puede ser una de las lesiones más corrientes entre
los trabajadores de fábricas cuyo trabajo entraña movimientos repetitivos, esfuerzos
intensos y posturas extremas de la muñeca, y en especial la combinación de esos
factores de riesgo.

Al parecer hay cinco factores principales que intervienen en la etiología: 1) los cambios
de ocupación que suponen un esfuerzo desacostumbrado; 2) el regreso al trabajo
después de un período de ausencia; 3) un sobreesfuerzo local, sea repetitivo o único;
4) un traumatismo local fuerte y directo; y 5) un movimiento simple estereotipado y
repetitivo asociado a intensidad de esfuerzo y velocidad.

Cuando el movimiento repetitivo es relativamente suave o intermitente, dentro de la vaina


se desarrolla tejido fibroso que poco a poco constriñe el tendón dando lugar a una
tenosinovitis crónica. La tenosinovitis prolongada puede derivar en una tenosinovitis
estenosante.

Entre los síntomas pueden aparecer dolor, sea continuo o en ráfagas que irradian hacia
el brazo, inflamación, sonido crepitante de los tendones (crepitus) y restricción de
movimientos. El dolor que producen los movimientos en los que interviene el tendón
puede hacer imposible agarrar objetos, como una taza.

Bursitis del olécranon debida a presión prolongada en la región del codo


La bursitis del olécranon es una inflamación de la bolsa serosa (bursa) que recubre el
proceso del olécranon en la cara proximal del cúbito. La bursa está situada entre el
cúbito y la piel en el extremo posterior del codo. Habida cuenta de su situación
superficial, esta bolsa es susceptible a la inflamación por traumatismos agudos o

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repetitivos (acumulativos), como la fricción repetida de la región del olécranon contra la
mesa cuando se escribe y la presión prolongada en la región del codo.

Las ocupaciones y las industrias afectadas son las mismas que las mencionadas en los
dos nuevos puntos «Tenosinovitis de la estiloides radial debida a movimientos repetitivos,
esfuerzos intensos y posturas extremas de la muñeca» y «Tenosinovitis crepitante
crónica de la mano y de la muñeca debida a movimientos repetitivos, esfuerzos intensos
y posturas extremas de la muñeca».

Este punto corresponde al código M70.2 en la CIE-10 de la OMS y figura como rúbrica
506.12 en la Lista Europea de Enfermedades Profesionales de 2003.

Bursitis prerrotuliana debida a largos períodos de trabajo en posición de rodillas


La bolsa prerrotuliana es una bolsa serosa (pequeña bolsa lubricante) superficial situada
justo delante de la rótula, con una fina envoltura sinovial entre la piel y la rótula. Permite
que la rótula se mueva con suavidad por debajo de la piel. Normalmente no se comunica
con la cavidad articular y contiene una cantidad de líquido mínima.

Cuando se inflama, se llena de líquido y provoca hinchazón en la parte alta de la rodilla.


Esta afección se denomina bursitis prerrotuliana. Entre las observaciones que más
comúnmente refieren los trabajadores que padecen bursitis prerrotuliana pueden figurar
las siguientes: dolor en la rodilla, hinchazón en la rodilla, rojez en la rodilla, dificultad
para caminar, incapacidad para arrodillarse sobre el lado afectado, alivio del dolor con
reposo, antecedentes de movimientos repetitivos, antecedentes profesionales de
períodos excesivos en posición de rodillas.

Entre los grupos profesionales afectados se encuentran los fontaneros, los instaladores
de moquetas, los instaladores de tejados, los mineros del carbón, los jardineros y otros
trabajadores que pasan largos períodos de rodillas. Esta enfermedad corresponde al
código M70.4 en la CIE-10 y es la rúbrica 506.11 de la Lista Europea de Enfermedades
Profesionales de 2003.

Epicondilitis debida a trabajo intenso repetitivo


La epicondilitis media es una afección en la que la parte interna del codo está dolorida
y sensible a la palpación, por lo general de resultas de un esfuerzo concreto, un uso
excesivo o un golpe fuerte directo. Aunque se conoce como «codo del jugador de golf»,
la epicondilitis media se ve con mucha más frecuencia en personas que utilizan
excesivamente el codo en otras actividades.

La causa más común es el uso excesivo de los flexores de la muñeca que están unidos
al hueso en esta zona del codo. Todos los músculos flexores de la mano están unidos
al codo en la cara interna (el epicóndilo medio). Si se fuerzan o se utilizan en exceso,
acaban inflamándose. La epicondilitis lateral es una lesión causada por un uso excesivo
que afecta a los músculos extensores/supinadores que parten de la región epicondilar
lateral del húmero distal.

Es una inflamación crónica en el origen de los músculos extensores del antebrazo a


partir del epicóndilo lateral del húmero, producida por un esfuerzo poco habitual o

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repetitivo. Se ha demostrado que la epicondilitis lateral aparece en hasta el 50 por ciento
de los jugadores de tenis (por lo que también se denomina «codo del tenista»). Sin
embargo, esta lesión no se limita a los jugadores de tenis y se ha observado como
consecuencia de un uso excesivo en numerosas actividades.

Entre los grupos profesionales afectados cabe citar a los obreros de la construcción,
como los instaladores de tableros y de tejados y los albañiles, los cortadores de carne,
los envasadores y otras ocupaciones que entrañan movimientos repetitivos e intensos.
Esta enfermedad tiene asignados los códigos M77.0 (Epicondilitis media) y M77.1
(Epicondilitis lateral) en la CIE-10 de la OMS y se encuentra en la rúbrica 506.23 de la
Lista Europea de Enfermedades Profesionales de 2003.

Lesiones de menisco debidas a largos períodos de trabajo en posición de rodillas o en


cuclillas
Los meniscos de la rodilla son finas almohadillas cartilaginosas con forma de media
luna. Hay dos en cada rodilla, uno junto al otro. El menisco medial se encuentra en la
cavidad interior, mientras que el lateral se encuentra en la cavidad externa de la
articulación de la rodilla.

La superficie inferior de cada cartílago es plana y se apoya en la cara superior de la


tibia. La superficie superior es cóncava y se apoya contra el extremo inferior del hueso
del muslo (fémur). Cuando la rodilla se dobla y se estira, los meniscos se deslizan muy
ligeramente hacia delante y hacia atrás. Llevan gran parte del peso a través de la
articulación, desde el fémur hasta la tibia, y también actúan absorbiendo los golpes.

Las lesiones en estos cartílagos producen desgarros. Los denominados desgarros en


asa de cubo son desgarros circunferenciales que se producen cerca del borde exterior
del cartílago y se extienden prácticamente a lo largo de todo el borde. Este tipo de
desgarro, que suele afectar al menisco medial, a menudo queda aprisionado en el centro
de la articulación, lo que provoca el bloqueo de la rodilla por lo que el paciente no puede
enderezarla por completo.

El denominado desgarro en pico de loro va desde el borde hacia el cuerpo meniscal. Si


es lo suficientemente grande, puede producir bloqueo; de lo contrario, produce
simplemente dolor e inflamación. Los desgarros de este tipo son más comunes en el
menisco lateral. Un menisco desgarrado también puede hacer que falle la rodilla. Un
desgarro en pico de loro en el menisco lateral estimula la formación de líquido en la
articulación; ese líquido es empujado a través del desgarro hacia el exterior del menisco,
donde puede formar un quiste apreciable.

Estos quistes aumentan de tamaño con la actividad física, son dolorosos y a menudo
bastante aparentes al flexionar la rodilla. Los desgarros se producen cuando hay una
rotación repentina de la rodilla mientras está flexionada; también pueden suceder
cuando la rodilla se estira bruscamente. En general, la tibia está fija porque el pie está
apoyado en el suelo.

También puede producirse un desgarro de menisco al levantarse desde la posición de


cuclillas. En ocasiones el desgarro se debe a una lesión más completa de ligamentos

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tras un accidente importante.

Los desgarros de menisco pueden producirse incluso cuando el traumatismo no es


grave. La posición de cuclillas repetitiva puede desgarrarlo. Es importante observar el
momento de la lesión, pero muchas veces los pacientes no saben dar cuenta de un
suceso concreto que pueda haberla producido.

Esta enfermedad recibe el código M23.2 en la CIE-10 de la OMS y aparece en la rúbrica


506.30 de la Lista Europea de Enfermedades Profesionales de 2003.

Síndrome del túnel carpiano


El síndrome del túnel carpiano es una afección progresiva y dolorosa provocada por la
compresión de un nervio importante que se encuentra en la muñeca. Se produce cuando
el nervio mediano, que va desde el antebrazo hasta la mano, está sometido a presión o
pinzamiento a la altura de la muñeca.

Los síntomas suelen comenzar gradualmente, con dolor, debilidad o adormecimiento


en la mano y la muñeca que irradian hacia el brazo. A medida que se agravan los
síntomas, el paciente puede sentir hormigueo durante el día; disminuye la fuerza en la
prensión, lo que hace difícil cerrar el puño, agarrar objetos pequeños o realizar otras
tareas manuales. Los principales factores de riesgo para el síndrome del túnel carpiano
son un trabajo intenso repetitivo, la vibración y las posturas extremas de la muñeca, o
una combinación de todos ellos.

Esta enfermedad es particularmente frecuente en las personas que trabajan en cadenas


de montaje, elaboradores de carne, aves y pescados, y obreros de la construcción.
Otras profesiones de alto riesgo son los cajeros, los peluqueros y las personas que
tricotan o cosen, las personas que teclean durante largos períodos en el ordenador, los
panaderos que flexionan o extienden la muñeca al amasar y las personas que flexionan
los dedos y la muñeca en tareas como el ordeño, la pintura con aerógrafo y el
desherbado manual. El uso excesivo de herramientas manuales que vibran también
puede provocar síndrome del túnel carpiano.

En 2001, el síndrome del túnel carpiano fue la sexta enfermedad profesional por orden
de frecuencia en las Comunidades Europeas. En Europa la tasa de incidencia fue
particularmente elevada entre operarios de fábricas y de maquinaria, trabajadores no
calificados y trabajadores de artesanía y oficios conexos. Se producen casos en todos
los sectores.

Esta enfermedad tiene asignado el código G56.0 en la CIE-10 de la OMS y se encuentra


en la rúbrica 506.45 de la Lista Europea de Enfermedades Profesionales.

1.8. TRASTORNOS MENTALES Y DEL COMPORTAMIENTO

La presión de trabajo y un volumen de trabajo excesivo, la falta de autonomía y de apoyo


social en el trabajo, la desaparición gradual de la tradicional distinción entre hogar y
lugar de trabajo, los trastornos emocionales en un entorno sumamente competitivo, la
violencia y el acoso moral han surgido como riesgos significativos en el lugar de trabajo

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actual.

Los trastornos mentales y del comportamiento (depresiones, neurosis, trastornos


obsesivo-compulsivos, entre otros) pueden ser provocados por los riesgos psicosociales
presentes en el trabajo. Una característica de estos trastornos es que a menudo se
deben a múltiples factores.

Mientras que resulta relativamente fácil demostrar el origen de una enfermedad


relacionada con la exposición a agentes nocivos, en muchas situaciones es más
complicado probar que el trabajo es la causa «única» o incluso «decisiva» o
«fundamental» de estos trastornos.

La Oficina consideró que en el caso de los dos puntos nuevos que siguen, el origen
profesional está suficientemente demostrado; fueron propuestas para destacar sus
graves repercusiones en la salud y su aparición poco frecuente en el lugar de trabajo de
nuestros días.

Trastorno de estrés postraumático debido a un suceso o situación estresante


El trastorno de estrés postraumático (TEPT) surge como respuesta retardada o tardía a
un suceso o a una situación estresante (de corta o larga duración) de naturaleza
excepcionalmente amenazante o catastrófica, que probablemente causarían angustia
generalizada a casi cualquier persona. Puede presentarse en forma de trastorno agudo
o aparecer de forma tardía con síntomas al cabo de más de seis meses después de la
causa. Entre los sucesos y situaciones que pueden provocar un TEPT figuran los
siguientes:

• Violencia en el lugar de trabajo: incidentes en los que el empleado padece abusos,


amenazas o agresiones en circunstancias relacionadas con su trabajo, incluidos los
desplazamientos entre el domicilio y el lugar de trabajo, que supongan una amenaza
explícita o implícita para su seguridad, su bienestar o su salud.
• Violencia física: el uso de la fuerza física contra otra persona o un grupo de personas
que produzca daños físicos, sexuales o psicológicos.
• Violencia psicológica (maltrato psicológico): uso intencionado de la autoridad,
incluida la amenaza de la fuerza física, contra una persona o un grupo que pueda
afectar negativamente al desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social. Incluye
el maltrato verbal, el acoso moral y la intimidación, el hostigamiento y las amenazas.

La violencia en el trabajo afecta a numerosas ocupaciones e industrias, pero es más


frecuente en el sector de servicios, aunque algunas tienen más riesgo que otras. Por
ejemplo, el personal de ambulancias está sumamente expuesto a la violencia en todos
los países. En todos los estudios, el personal médico y de enfermería también refiere
niveles muy altos de exposición.

Los empleados de organismos de servicios oficiales y privados comunitarios, bancos y


otras instituciones que atienden al público a menudo padecen agresiones de personas
que han esperado más de lo debido, han sido atendidas con desinterés e indiferencia
(sean reales o percibidos) o no han conseguido obtener la información o los servicios
que buscaban a causa de complicados trámites burocráticos o inconvenientes de tipo

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técnico.

Las personas que trabajan en establecimientos comerciales que reciben artículos


devueltos, los agentes de facturación en aeropuertos en caso de venta excesiva de
billetes, retraso o anulación de nuevos, los conductores y cobradores de autobuses y
tranvías urbanos, y otras personas que tratan con clientes cuyos deseos no pueden ser
atendidos de inmediato a menudo son objeto de maltrato verbal y en ocasiones incluso
físico. También hay trabajadores que deben enfrentarse a grupos grandes de personas
impacientes o insubordinadas, como los agentes de policía, los guardas de seguridad,
o los porteros y los acomodadores en eventos deportivos y espectáculos multitudinarios.

Entre las características distintivas del trastorno de estrés postraumático se encuentran


los episodios repetidos en que se revive el trauma a través de recuerdos intrusos
(«retrospectivas»), sueños o pesadillas que ocurren sobre un fondo persistente de
«aturdimiento» y de aplanamiento emocional, de desapego de los demás, de falta de
respuesta a las circunstancias, de anhedonia y de evitación de las actividades y
situaciones que recuerdan el trauma.

Habitualmente hay un estado de alerta excesivo en la esfera autonómica, con


hipervigilancia, incremento de la reacción de alarma e insomnio. La ansiedad y la
depresión van a menudo asociadas a los síntomas y los signos descritos, y no son
infrecuentes las ideas suicidas. En una pequeña proporción de los casos la afección
puede presentar un curso crónico de varios años, y con el tiempo llevar a un cambio
perdurable de la personalidad.

Síndromes psiquiátricos psicosomáticos provocados por acoso moral


El acoso moral (que literalmente significa acorralar una multitud a una persona para
agredirla), define el comportamiento de algunas especies animales de acorralar a un
miembro del grupo que, por unas u otras razones, ha de ser expulsado de éste.

El acoso moral en el lugar de trabajo se define como un intento malintencionado de


provocar la marcha de una persona del lugar de trabajo mediante acusaciones
injustificadas, humillaciones, hostigamiento general, maltrato psicológico o terror. Estos
trastornos han sido tomados en consideración por la OMS y por el Parlamento Europeo.

En distintos países se han adoptado otros términos para indicar comportamientos


análogos en el lugar de trabajo, como intimidación, malos tratos al empleado o en el
trabajo, maltrato psicológico, maltrato emocional, abuso de autoridad, victimización,
terror psicológico, violencia psicológica, hostigamiento moral u hostigamiento
psicológico. Cualquier entorno profesional puede conllevar un riesgo de acoso moral.

Una víctima de acoso moral puede presentar un complejo síndrome psicosomático y


psiquiátrico por reacciones emocionales graves como el miedo, la ansiedad, la
sensación de indefensión, hasta la depresión.

Esos sentimientos pueden manifestarse en forma de variados trastornos sociales y


psicosomáticos, como desánimo, aislamiento y desajuste social, sentimiento de
incompetencia profesional e impotencia, enfermedades psicosomáticas, miedo extremo

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o irracional de regresar al trabajo o realizar actividades antes rutinarias, insatisfacción
general con el trabajo y menor grado de dedicación en la organización.

En casos extremos, la consiguiente desintegración en la personalidad de la víctima


puede minar hasta tal punto su confianza en sus propias capacidades que se vea
reducida a una situación de desempleo voluntario. El reconocimiento del acoso moral
en el trabajo está avanzando en varios países, como Bélgica, Francia, Italia y Suecia.

1.9. CÁNCER PROFESIONAL

Cromo VI y compuestos de cromo VI


Esta propuesta tiene como fin la armonización con la clasificación del CIIC que sólo
evaluó el cromo hexavalente como carcinógeno para el ser humano (Grupo 1).

Arsénico y sus compuestos


El arsénico es un metaloide de color gris plateado y olor a ajo. Se oxida fácilmente en
aire húmedo, cubriéndose su superficie con una capa de trióxido de arsénico. Entre los
compuestos inorgánicos figuran la arsina (AsH3), el trióxido de arsénico (As2O3), el
arsenito cúprico (Cu (AsO2)2), el arsenito sódico (NaAsO2), el arseniato de plomo
(Pb3(AsO4)2) y el pentóxido de arsénico (As2O5).

Los principales usos y fuentes de exposición profesional incluyen la fabricación y


utilización de insecticidas (hoy en día menos comunes), herbicidas y fungicidas; la
industria de pigmentos; las aleaciones con otros metales (por ejemplo, Pb); la
purificación de Cu, Pb, Zn, Co (presente en forma de impureza); el curtido de pieles; la
fabricación de vidrio; la industria electrónica, y la extracción de arsénico a partir de
minerales, entre otros.

El arsénico y sus compuestos han sido clasificados por el CIIC como carcinógenos para
el ser humano (Grupo 1). La exposición profesional al arsénico inorgánico,
especialmente en la minería y la fundición de cobre, ha sido asociada de forma casi
indefectible con un riesgo mayor de cáncer. En los trabajadores más expuestos al
arsénico se observó un aumento de casi diez veces en la incidencia de cáncer de
pulmón, y se han observado relaciones dosis-respuesta relativamente claras en relación
con la exposición acumulativa y especialmente con los límites máximos a 30 días.

Algunos estudios han demostrado que ciertas poblaciones de trabajadores de


fundiciones en los Estados Unidos presentan aumentos sistemáticos de la incidencia de
cáncer de pulmón, así como aumentos de cerca del 20 por ciento en la incidencia de
cáncer gastrointestinal y del 30 por ciento en la de cáncer de riñón y tumores
hematolinfáticos malignos.

El aumento del riesgo de cáncer de pulmón también ha sido confirmado en una


población de trabajadores de fundición suecos, con un riesgo entre seis y ocho veces
mayor entre los calcinadores. Tres estudios realizados en dos poblaciones de
trabajadores en producción de plaguicidas mostraron una mayor razón de riesgos de
cáncer de pulmón (de hasta 3) y cierto exceso de cánceres malignos de los tejidos
linfático y hematopoyético.

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Esta rúbrica está reconocida en varios países. El cáncer profesional debido al arsénico
está de hecho comprendido en el punto 11 «Enfermedades causadas por el arsénico o
sus compuestos tóxicos» de la Lista de Enfermedades Profesionales que figura como
apéndice en el Convenio sobre las prestaciones en caso de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, 1964 (núm. 121), que abarca el «cáncer profesional» ya
que el término «enfermedades» de esta lista incluye el cáncer. El arsénico figura en la
rúbrica 101 de la Lista Europea de Enfermedades Profesionales de 2003.

Berilio y sus compuestos


El berilio es un metal duro, ligero, de color gris, con propiedades químicas intermedias
entre las del aluminio y las del magnesio. El mineral berilífero más común es el berilo
(silicatos de aluminio y berilio).

Aunque en todo el mundo es relativamente reducido el número de trabajadores que están


potencialmente expuestos a elevadas concentraciones de berilio, principalmente en las
operaciones de purificación y maquinado del metal y en la fabricación de productos con
berilio, cada vez es mayor el número de los que pueden estar expuestos a bajas
concentraciones de berilio en las industrias aeronáutica, aeroespacial, electrónica y
nuclear. El berilio se utiliza también en litografía para circuitos integrados.

El berilio y sus compuestos han sido clasificados por el CIIC como carcinógenos para el
ser humano (Grupo 1). En una serie temprana de estudios de mortalidad de trabajadores
de dos plantas de extracción, producción y fabricación de berilio en los Estados Unidos,
se observó un exceso sistemático, mínimamente significativo, de muertes por cáncer de
pulmón.

El exceso aumentaba con el tiempo transcurrido desde la primera exposición. Asimismo,


el riesgo de cáncer de pulmón aumentaba con el tiempo transcurrido desde la primera
exposición y era mayor en los trabajadores contratados por primera vez durante el
período en el que las exposiciones al berilio en el lugar de trabajo estaban relativamente
poco controladas. El berilio figura en la rúbrica 102 de la Lista Europea de Enfermedades
Profesionales de 2003.

Cadmio y sus compuestos


El cadmio aparece en bajas concentraciones en la corteza terrestre, principalmente en
forma de sulfuro en los depósitos minerales que contienen zinc. Desde principios del
siglo XX viene produciéndose y utilizándose en distintas aplicaciones en aleaciones y
compuestos.

Entre los principales compuestos de cadmio figuran el óxido de cadmio (empleado en


acumuladores, como intermedio y catalizador, y en galvanoplastia), sulfuro de cadmio
(utilizado como pigmento), sulfato de cadmio (utilizado como intermedio y en
galvanoplastia) y estearato de cadmio (como estabilizador de plásticos). La exposición
profesional al cadmio y sus compuestos tiene lugar principalmente por inhalación del
polvo en suspensión y los vapores.

Las ocupaciones que conllevan las mayores exposiciones potenciales son la producción
y la purificación de cadmio, la fabricación de acumuladores de níquel-cadmio, la

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fabricación y formulación de pigmentos de cadmio, la producción de aleaciones, el
chapado mecánico, la fundición del zinc, la soldadura y la formación de compuestos
de cloruro de polivinilo.

El cadmio y sus compuestos han sido clasificados por el CIIC como carcinógenos para
el ser humano (Grupo 1). Estudios tanto antiguos como recientes proporcionan pruebas
invariables de que el riesgo de cáncer de pulmón es mayor entre los trabajadores
expuestos al cadmio.

Erionita
La erionita se presenta como componente fibroso de algunos depósitos de zeolita en
distintas zonas del mundo. Sus fibras también se han detectado entre los componentes
del suelo y de los materiales de construcción en esas zonas.

La exposición profesional se produce durante la extracción, la trituración y la


transformación de algunas zeolitas, así como durante las labores agrícolas en zonas
donde los suelos están contaminados por la erionita. Está clasificada por el CIIC como
carcinógena para el ser humano (Grupo 1). Los estudios epidemiológicos han
demostrado una mortalidad muy alta por mesiotelioma maligno, principalmente de la
pleura.

Óxidos de etileno
El óxido de etileno es un gas licuado incoloro de olor dulce. Se utiliza principalmente
como intermedio químico para el etilenglicol y otras sustancias químicas, como
surfactantes no iónicos, éteres de glicol, etanolaminas, trietilenglicol y dietilenglicol. Se
utiliza como esterilizante y fumigante en la industria sanitaria y el campo médico.

Se ha utilizado en los retardantes de llama y para acelerar la maduración de las hojas


de tabaco. También se utiliza como fumigante en especias, cereales envasados, arroz
en sacos, tabaco, prendas de vestir y pieles en cámaras, y documentos valiosos
empaquetados; como fungicida en agricultura, y como propulsor de cohetes.

Aunque las cantidades que se utilizan en la esterilización de instrumental y material


médico en hospitales, en la industria y en la fumigación de especias son pequeñas,
durante esas aplicaciones se han medido los mayores niveles de exposición profesional.
El óxido de etileno ha sido clasificado por el CIIC como carcinógeno para el ser humano
(Grupo 1).

En estudios epidemiológicos de la exposición a esta sustancia se ha observado una


asociación particularmente frecuente con el cáncer linfático y hematopoyético. El óxido
de etileno ha sido clasificado por la Administración de Seguridad e Higiene en el Trabajo
(OSHA) de los Estados Unidos como carcinógeno profesional.

Formaldehído
El formaldehído (metanal, aldehído fórmico) es un gas incoloro e inflamable a
temperatura ambiente. La exposición más común en el lugar de trabajo es a una solución
acuosa al 30-50 por ciento (en peso) (formalina).

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La exposición al formaldehído puede darse durante su producción, la síntesis de
plásticos a base de formol, la fabricación de sustancias químicas, la desinfección y la
industria textil (preparación de pieles y tejidos). También se libera durante la combustión
de diversas materias orgánicas (incineradoras, gases de escapes de automóviles, entre
otros) y a partir de los tableros de aglomerado con resinas a base de formaldehído.

El formaldehído produce cáncer nasofaríngeo en el ser humano y es un carcinógeno del


Grupo 1 para el ser humano de acuerdo con la clasificación del CIIC. Se ha comunicado
que la exposición al formaldehído provoca otros cánceres, y hay pruebas que vinculan
la exposición al formaldehído con la leucemia.

Entre otros efectos en la salud cabe citar los siguientes:

• Efectos irritantes: el formaldehído es sumamente irritante para la piel (puede producir


úlceras), los ojos y las vías respiratorias (tras una exposición intensa se produce
edema pulmonar).
• Efectos alérgicos: el formaldehído produce efectos alérgicos en muy raras
ocasiones. Sin embargo, debido a sus efectos irritantes, puede agravar los casos
de asma preexistente.

Virus de la hepatitis B (VHB) y virus de la hepatitis C (VHC)


Las hepatitis B y C son infecciones víricas del hígado de tipo similar. Las hepatitis B y C
crónicas son infecciones duraderas del hígado que se desarrollan tras un episodio de
hepatitis aguda. Ambos tipos de hepatitis se propagan por contacto con sangre u otros
humores corporales infectados procedentes de personas que padecen la infección.

Entre las personas que pueden estar expuestas a contraer hepatitis B o C en el trabajo
figuran, entre otras, el personal sanitario, el personal de primeros auxilios y las personas
que manipulan productos sanguíneos/histológicos, médicos y personal de enfermería,
otras personas que manipulan jeringuillas usadas, agentes de policía y personal de
emergencias.

La infección crónica por el virus de la hepatitis B o el de la hepatitis C está clasificada


por el CIIC como carcinógena para el ser humano (Grupo 1). Se han publicado muchos
estudios de casos y testigos sobre la asociación entre el carcinoma hepatocelular y la
infección crónica por el VHB, determinada mediante la seropositividad respecto del
HBsAg.

La infección por el VHC, indicada por la presencia de anticuerpos contra el virus en el


suero, ha sido asociada a un mayor riesgo de carcinoma hepatocelular. La hepatitis
vírica ya está incluida en la rúbrica 404 de la Lista Europea de Enfermedades
Profesionales de 2003.

Sílice
La sílice aparece como componente natural de muchos materiales que se utilizan o
manejan en las actividades de construcción. La sílice cristalina está presente en
cantidades importantes en la arena, la piedra arenisca y el granito, y a menudo
constituye una proporción considerable de la arcilla, el esquisto y la pizarra.

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También puede encontrarse en la cal, la piedra caliza, otras piedras y otros suelos,
aunque es poco habitual. Los productos como el hormigón y el cemento también
contienen sílice cristalina.

Los riesgos para la salud que entraña la sílice se deben a la inhalación de polvo. Entre
las actividades que pueden exponer a los trabajadores al polvo figuran la cantería, la
renovación de fachadas, la limpieza de edificios especialmente con chorro de arena,
muchos procesos de demolición, el picado, corte o perforación de cemento, y la
perforación de túneles.

La utilización de herramientas eléctricas para cortar o labrar piedra produce exposiciones


elevadas durante todo el período de trabajo. En otras actividades, la exposición
dependerá a menudo de lo cerrado que esté el espacio de trabajo, la presencia o
ausencia de ventilación y la cercanía del trabajador a la fuente de polvo. La perforación
de túneles en roca dura que contiene sílice siempre da lugar a elevadas exposiciones
para los trabajadores próximos a la cara de corte.

La sílice cristalina inhalada en forma de cuarzo o cristobalita de fuentes profesionales


está clasificada por el CIIC como carcinógena para el ser humano (Grupo 1). Se ha
observado una asociación entre el cáncer de pulmón y la exposición profesional al polvo
de cuarzo. Las enfermedades, incluido el cáncer, debidas a la exposición a la sílice
están reconocidas en varios países.

1.10. DISTINTOS TIPOS DE RIESGOS

Clasificación de los riesgos ambientales


- Riesgos químicos
- Riesgos físicos
- Riesgos biológicos
- Riesgos ergonómicos

• Riesgos químicos

Los agentes químicos, según sus características, se clasifican en:

Gases y vapores:
Son contaminantes invisibles que se desplazan en el aire. La vía de acceso suele
ser la respiratoria pero también pueden ser absorbidos a través de la piel o del tracto
digestivo.

Los gases, según cuales sean sus efectos en el organismo, se pueden dividir en
tres categorías:

- Gases irritantes: el efecto de irritación puede ser local (irritante primario) o de


acción tóxica general (irritante secundario.)
- Los irritantes primarios que actúan sobre nariz y garganta son el amoníaco, el
ácido clorhídrico y sulfúrico y el formaldehído. Los que actúan sobre los bronquios
son el cloro y el bromo, entre otros. Y, por último, los que actúan sobre los

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pulmones son los gases nitrosos, que se producen en el arco eléctrico.
- Gases asfixiantes: este tipo de gases produce falta de oxígeno en la sangre.
Tienen este efecto, por ejemplo, el nitrógeno, el metano y el propano.
- Gases anestésicos: producen un efecto depresivo sobre el sistema nervioso. Por
ejemplo, la acetona y las parafinas.
- Vapores: hidrocarburos (xileno, tolueno, benceno.)

Aerosoles:
Son partículas -sólidas o líquidas- que, por su tamaño pequeño y poco peso, se
mantienen en suspensión. Por lo tanto, no se ven ni se sienten. Un ejemplo son las
partículas de pintura con pistola.

Los aerosoles se dividen en distintos subgrupos, de acuerdo a sus características


físicas:

- Polvos: son piezas sólidas que se mantienen en el aire, producto de las


moliendas, arenadas, etc. Por ejemplo: el talco, la arcilla, el caolín, el polvo de
sílice, entre otros.
- Humos: también son partículas sólidas, producto de la suspensión y
condensación de metales en los procesos de fusión. Algunos de ellos son:
plomo, zinc, mercurio, antimonio.

- Nieblas: son pequeñas gotas –líquido en suspensión- que normalmente se


producen por condensación del vapor de una sustancia.
Por ejemplo: ácidos, solventes, pinturas, etc

Para saber cómo cuidarse es fundamental, en primer lugar, conocer las posibles
vías de entrada de los agentes peligrosos al organismo. El ingreso puede producirse
a través de:

• Riesgos físicos
Son formas de energía que inciden sobre las personas en niveles superiores a los
que el organismo puede tolerar.

Los agentes físicos que actúan en el organismo humano produciendo distintos tipos
de enfermedades son:

- Ruido: es un sonido indeseable que se propaga en ondas. El efecto más corriente


es la molestia, pero exposiciones prolongadas a alta dosis de ruido (por encima
de los 85 decibeles) llegan a producir sordera profesional.
- Calor: exposiciones prolongadas a altas temperaturas en el ambiente del trabajo,
deshidratación y agotamientos prematuros.
- Radiaciones: es la transmisión espacial de energía. Las hay de dos tipos:
- Radiaciones infrarrojas: producen calor en la piel.
- Radiaciones ultravioletas: soldadura oxiacetileno.
- Vibraciones: transmisión por herramientas de movimiento cíclico de distinta
intensidad y repercusión de acuerdo al segmento expuesto (ej: mano - brazo).

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• Riesgos biológicos:
En determinadas tareas, la manipulación de determinados agentes biológicos es
frecuente, lo cual aumenta las posibilidades de contagio.

Dentro de los agentes biológicos, encontramos:

- Los virus: son microbios invisibles transmitidos por perros, gatos, ratas o por
mosquitos. Producen fiebre aftosa, hidrofobia, encefalitis viral, tifus, etc.
- Las bacterias: son microorganismos unicelulares que se producen por división
celular. Por ejemplo, la brucelosis, que se trasmite por la leche, o la disentería,
por consumir alimentos contaminados.
- Los hongos: pertenecen al reino vegetal y producen, por ejemplo, tiña, micosis,
etc.
- Los parásitos: son organismos que viven en, o sobre, otro organismo y que
obtienen de él su subsistencia, sin prestarle ningún servicio a cambio. Por
ejemplo, la triquinosis y la sarna.
- Las sustancias alergénicas: pueden ser de origen animal (pelos, lanas) o vegetal
(fibras de algodón, cáñamo, polvos de harina, maderas, etc.).

Los trabajadores que más probablemente estén expuestos a este tipo de riesgos
son los que se ocupan de animales y los crían, los que elaboran alimentos, los
pescadores, los campesinos, el personal médico y de odontología, los que
manipulan granos, los estibadores, los trabajadores de silo, los trabajadores de la
industria láctea, entre otros.

• Riesgos ergonómicos
Son aquellos que están directamente relacionados con posturas físicas
inadecuadas, movimientos repetitivos, posiciones físicas incorrectas, etc.

La ergonomía es una disciplina relativamente nueva, que estudia el trabajo en


relación con el entorno en que se lleva a cabo y con quienes lo realizan. Se utiliza
para determinar cómo diseñar o adaptar el lugar de trabajo al trabajador, a fin de
evitar distintos problemas de salud y de aumentar la eficiencia.

Así es que la ergonomía tiene como objetivos principales:


- Crear condiciones de seguridad en el trabajo
- Promover las mejores condiciones de salud para los trabajadores
- Prevenir la fatiga
- Incrementar el confort en el trabajo
- Promover condiciones laborales adecuadas, desde un punto de vista psicológico.
- Crear trabajos que se adecuen a las capacidades y limitaciones del ser humano.

Los riesgos ergonómicos se relacionan con factores tales como:

- la iluminación, el ruido,
- la temperatura,
- las vibraciones,
- las tareas repetitivas,

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- el diseño de:

o el lugar en que se trabaja,


o las herramientas,
o las máquinas,
o los asientos,
o el calzado,
o el puesto de trabajo, incluidos elementos como el trabajo en turnos, las
pausas y los horarios de comidas.

Si no se aplican adecuadamente los principios de la ergonomía con relación a las


variables anteriormente mencionadas, se pueden producir lesiones y enfermedades,
a causa de, por ejemplo:

- El empleo repetido a lo largo del tiempo de herramientas y equipos vibratorios.


- Herramientas y tareas que exigen girar la mano, como movimientos de las
articulaciones, por ejemplo las labores que realizan muchos mecánicos.
- La aplicación de fuerza en una postura forzada.
- La aplicación de presión excesiva en partes de la mano, la espalda, las muñecas
o las articulaciones.
- Trabajar con los brazos extendidos o por encima de la cabeza.
- Trabajar echados hacia delante.
- Levantar o empujar cargas pesadas.

Generalmente, las lesiones y enfermedades provocadas por riesgos ergonómicos se


desarrollan lentamente.

Las lesiones y enfermedades provocadas por herramientas y lugares de trabajo mal


diseñados o inadecuados se desarrollan habitualmente con lentitud a lo largo de meses
o de años. Sin embargo, el trabajador tendrá señales y síntomas durante mucho tiempo
antes, que pueden constituirse en señales de alarma, e impedir que puedan acabar en
lesiones o enfermedades que incapaciten gravemente.

Con relación al trabajo repetitivo, éste es una causa habitual de lesiones y enfermedades
del sistema óseo muscular (y relacionadas con la tensión). Estas lesiones se denominan
generalmente lesiones provocadas por esfuerzos repetitivos (LER). Son muy dolorosas
y pueden incapacitar permanentemente.

1.11. PREVENCIÓN Y DETECCIÓN PRECOZ DE ENFERMEDADES PROFESIONALES

La visión actual de la enfermedad profesional


En la concepción más tradicional de la enfermedad profesional, la condición necesaria
para reconocer su existencia es que ésta genere una incapacidad. Algunas legislaciones
sólo le otorgan la calidad de tal a las enfermedades que producen una incapacidad
permanente, que no permite realizar la ocupación previa o que incapacita para cualquier

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trabajo.

O sea que, en el concepto clásico, el bien protegido es la capacidad física de trabajo.

En cambio, en la visión actual, hay un cambio significativo y trascendente del enfoque


de la enfermedad profesional. En este caso, el derecho que hay que proteger es el
derecho a la salud de los trabajadores en su sitio de trabajo.

En efecto, el concepto moderno de enfermedad profesional es integral, porque incluye


el daño a la salud, aún cuando no constituya una enfermedad establecida y percibida
por el que la sufre.

El concepto de daño a la salud implica la existencia de modificaciones bioquímicas,


fisiológicas o anatómicas, que constituyen fases previas a la enfermedad y que pueden
ser reversibles, con tratamientos adecuados o con el cese de la exposición al agente
que causa el daño. En general, estas modificaciones pueden no ser percibidas por
quienes las experimentan y no constituyen síntomas, sino que deben ser buscadas con
métodos diagnósticos.

Así es que, con el tiempo, el reconocimiento de las enfermedades profesionales se


convirtió en un indicador de condiciones de trabajo que deben ser modificadas para
evitarlas. Es decir que, además de generar derechos a compensación, se convirtió en
una herramienta de la prevención.

El concepto de enfermedad profesional se convierte, entonces, en un indicador de


condiciones nocivas que deben ser modificadas, y se genera la necesidad de asociar la
prevención con el diagnóstico precoz de la enfermedad profesional, Es decir, con la
capacidad de identificar los estados pre-clínicos de la enfermedad o aquellas
alteraciones del organismo que van a llevar a ella.

Se generan así, en los lugares de trabajo, programas de vigilancia de la salud,


identificando los agentes y factores de riesgo, la población expuesta a ellos, la
intensidad de la exposición y los indicadores que se utilizarán para la detección precoz
del daño.
En el diseño de estos programas concurren diferentes disciplinas, como la Higiene y
Seguridad del Trabajo, la Medicina del Trabajo, la Ingeniería Industrial, la Psicología y
Psiquiatría, entre otras, insertas en un marco institucional que posibilite el desarrollo de
los mismos.

Por otra parte, la detección de los riesgos es una tarea compleja que depende de la
"Higiene ambiental", disciplina que tiene por objetivo el reconocimiento, evaluación y
control de aquellos factores ambientales que pueden ocasionar enfermedades, afectar
la salud y el bienestar, o crear algún malestar significativo entre los trabajadores.

Herramientas para la prevención y detección precoz de enfermedades profesionales


Tanto el estudio metódico de los ambientes de trabajo, por una parte, incluyendo la
detección y cuantificación de contaminantes -físicos, químicos, biológicos y el análisis
de las condiciones ergonómicas, como, por otra parte, el estudio de los trabajadores

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expuestos a riesgos específicos, constituyen las herramientas para la prevención y
detección precoz de enfermedades profesionales.

Es decir que, en la prevención de enfermedades profesionales, se puede hablar de dos


tipos de medidas:

- Control ambiental
- Control del trabajador

• Control ambiental:

Los cuatro principales medios de prevención de los riesgos profesionales, por orden
de eficacia decreciente.

1. Aplicación en el punto de origen:

- Sustitución del contaminante: consiste en reemplazar el producto contaminante


por otro que, produciendo el mismo beneficio productivo, no sea dañino.
- Cambio de proceso: cuando no es posible sustituir el contaminante, se debe
plantear una reestructuración del proceso, de modo que el tóxico no se disperse.
- Manutención, orden y limpieza: incrementar las medidas para mantener el orden
y la limpieza en el área de utilización de contaminantes.

2. Aplicación durante su dispersión:

Esta forma de control tiene cuatro formas de ser realizada:

- Segregación: consiste en hacer que el menor número de trabajadores posible


esté expuestos
- Encerramiento: consiste en aislar a los trabajadores del tóxico, o bien el tóxico
de los trabajadores, impidiendo el contacto.
- Humectación: en el caso de polvos tóxicos, deben ser humedecidos con agua
atomizada (la lluvia es la forma más frecuente), para impedir así su dispersión.
- Ventilación: consiste en dispersar el tóxico con aire, con el objeto de reducir su
concentración. También se recurre a extraer el tóxico del ambiente de trabajo
mediante un sistema mecánico de extracción.

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• Control del trabajador:

Métodos:

- Exámenes: el examen periódico es la herramienta por excelencia para la


detección precoz de enfermedades profesionales. Mediante controles médicos
periódicos, el trabajador expuesto a sustancias tóxicas puede anticiparse al daño
de su salud.
- Instrucciones sobre riesgos: el trabajador tiene el derecho a conocer el riesgo que
involucra para su salud la manipulación u operación con las sustancias tóxicas
que son propias de su trabajo. Es deber del empleador procurar que esté
informado sobre dichos riesgos.
- Protección personal: los elementos de protección personal se utilizan cuando no
ha sido posible controlar los tóxicos en la fuente que los produce.

Acciones de prevención
Básicamente, y sintetizando, las acciones de prevención con relación a las
enfermedades profesionales deben estar destinadas a:

• La capacitación en la Prevención de Enfermedades Profesionales.


• La detección de riesgos en los ambientes de trabajo.
• La cuantificación del riesgo.
• La concientización a todos los niveles de la empresa de la necesidad de realizar
cambios en los ambientes de trabajo.
• La eliminación del riesgo del ambiente de trabajo.
• Ante la imposibilidad de eliminar el riesgo, a su atenuación.
• El asesoramiento para adoptar elementos de probada eficiencia en protección
personal.
• El monitoreo posterior a la puesta en marcha de políticas de prevención.

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2. GENERALIDADES DE DISCAPACIDAD Y ODONTOLOGIA

2.1. VALORACION DEL ENTORNO Y DEL PACIENTE

Para poder determinar si nos encontramos ante una emergencia o no, lo primero que se
debe hacer es una valoración inicial del entorno y del paciente.

Valoración del entorno.


Hay que vigilar que el agente que ha causado la emergencia no pueda agravar el estado
del paciente, ni producir lesiones a las personas que acuden en su ayuda, como puede
ser en casos de presencia de electricidad, fuego, desniveles o cualquier otra situación
que pueda suponer un peligro.

Igualmente, tendremos que asegurarnos un espacio donde poder atender a la víctima


con toda seguridad, lejos de lo que ha causado la emergencia o de cualquier otro
elemento que, sin ser la causa originaria de la emergencia, pueda comprometer la
seguridad del lesionado o de la persona que presta auxilio, como puede ser el tráfico.

Valoración de la persona.
Cuando se valora a un paciente es importante determinar su situación para tomar las
medidas oportunas, establecer prioridades de actuación con el paciente e, incluso, si
las víctimas fueran más de una, determinar qué paciente requiere asistencia más
urgentemente.

El orden más aconsejado para valorar la gravedad de paciente y las medidas a tomar
es:
1. Nivel de conciencia.
2. Estado respiratorio.
3. Estado cardiocirculatorio.
4. Existencia de hemorragias.
5. Existencia de fracturas.

Con los tres primeros elementos habremos valorado la urgencia vital mediante la
observación de la conciencia y las constantes vitales.

Posteriormente, evaluaremos las posibles lesiones que pueda presentar el paciente


poniendo especial atención a las hemorragias externas, las hemorragias exteriorizadas
y las fracturas.

2.2. VALORACION DEL NIVEL DE CONCIENCIA

El nivel de conciencia es el primer parámetro que hay que valorar ante una situación de
emergencia. Nos da la pauta acerca de la actuación a seguir y puede orientarnos sobre
la gravedad del paciente o servirnos como referencia para observar la evolución de
ciertas patologías que cursan con alteración del nivel de conciencia, como los
traumatismos cráneo encefálicos.

Para valorar la conciencia de un herido ante una situación de emergencia, hay que gritar

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llamando al paciente, preguntándole cómo se encuentra, y sacudirle o agitarle con
precaución para no agravar las posibles lesiones que pueda tener, sobre todo en casos
de accidentes de tráfico o traumatismos (Figura 1).

Para hacer el seguimiento del nivel de conciencia, se pueden emplear múltiples escalas.
La más empleada es la escala de Glasgow (GCS, Glasgow Coma Scale), que analiza
tres parámetros (la apertura de ojos, la respuesta verbal y la respuesta motora) y les
asigna una puntuación en función de los resultados obtenidos. Repitiendo esta escala
cada cierto tiempo, podemos conocer el nivel de conciencia y su evolución.
Escala de Glasgow

Apertura ocular Espontánea: 4 puntos.


Al estímulo verbal (al pedírselo): 3 puntos.
Al recibir un estímulo doloroso: 2 puntos.
No responde: 1 punto.
Respuesta verbal Orientado: 5 puntos.
Confuso: 4 puntos.
Palabras inapropiadas: 3 puntos.
Sonidos incomprensibles: 2 puntos.
No responde: 1 punto.
Respuesta motora Cumple órdenes expresadas por voz: 6 puntos.
Localiza el estímulo doloroso: 5 puntos.
Se retira ante el estímulo doloroso: 4 puntos.
Respuesta en flexión (postura de decorticación): 3 puntos.
Respuesta en extensión (postura de descerebración): 2 puntos.
No responde: 1 punto.

Una vez hecha la valoración, la puntuación de los tres parámetros se suman obteniendo
un valor en la escala de Glasgow.

Las posibles puntuaciones que se pueden obtener y su correspondiente significado

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clínico se reflejan en la siguiente tabla.

1. Trastornos cuantitativos de la conciencia

Son aquellos trastornos que afectan a la “cantidad de la conciencia”. Los trastornos de


la “calidad de la conciencia” (trastornos cualitativos) entrarían en el campo de la
psiquiatría.

Entre estos trastornos cuantitativos, podemos destacar:

Transitorios. Se caracterizan por ser de corta duración. Los más importantes dentro de
este grupo son:

• Lipotimia. Es un mareo transitorio en el que no llega a haber pérdida de


conciencia, se produce por una disminución del flujo sanguíneo cerebral por
disminución de la TA, emociones, exposiciones a fuentes de calor, etc. Cursa
con falta de fuerza, malestar, náuseas o vómitos, visión borrosa, zumbidos de
oídos, palidez, sudoración fría, respiración y latidos débiles pero perceptibles. Se
recomienda tumbar al paciente, elevarle las piernas (para favorecer el riego
sanguíneo cerebral) y aflojarle la ropa (cinturón, corbatas, etc.). No debe dársele
nada de beber y, si no se recupera, deberá ser trasladado urgentemente a un
centro hospitalario.
• Síncope. Es una pérdida de conocimiento repentina, por lo general breve y
reversible. La causa es, al igual que en la lipotimia, una disminución del riego
sanguíneo cerebral, aunque más intenso o prolongado. Puede ser de origen
cardiovascular, metabólico, neurológico o psicológico. Además de los síntomas
de la lipotimia, se puede acompañar de relajación de esfínteres e hipotensión.
Se recomienda:
− Comprobar la respiración e inspeccionar las vías respiratorias.
− Elevar los pies por encima del nivel del corazón.
− Aflojar las ropas apretadas.
− Mantener al paciente acostado al menos 10 a 15 minutos.
− Si la persona ha vomitado, se le debe girar hacia un lado para evitar el
ahogamiento por aspiración.
− Avisar al número de emergencias

Prolongados. El paciente permanece con algún grado de inconsciencia por un período


prolongado de tiempo que puede ir desde horas hasta días. En función del grado de
inconsciencia y en orden progresivo, se puede hablar de:

• Obnubilación. El sujeto permanece en un estado adormilado y solo sale de él ante


estímulos fuertes de tipo sonoro o lumínico.

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Responde correctamente a órdenes complejas, pero con lentitud o bastante
dificultad de concentración.
• Estupor. Supone un grado más avanzado y puede manifestarse desde un estado
en el cual la persona reacciona con estímulos como ruidos, luz fuerte, sacudidas,
etc., hasta uno en el que no reacciona más que a estímulos dolorosos, por
ejemplo, pinchazos o pellizcos.
• Coma. Es el más grave de los problemas de la conciencia. Se acompaña de
abolición de la sensibilidad y motilidad voluntaria, no respondiendo ni siquiera a
estímulos dolorosos.

En los casos de pérdida de conciencia en cualquiera de sus grados, sobre todo si se ha


producido por un traumatismo craneoencefálico, además de la escala de Glasgow, es
obligado realizar una inspección de pupilas, pues nos aporta información sobre el estado
cerebral.

2. Alteraciones respecto a las pupilas

Las posibles alteraciones que podemos encontrar respecto a las pupilas son:

En función de su reacción ante una fuente de luz:


• Reactivas. Se contraen al incidir un foco luminoso sobre ellas (normal).
• Arreactivas. No se contraen al incidir un foco luminoso sobre ellas (anormal).

En función de su tamaño (en ambos casos es anormal):


• Miosis. Pupilas más pequeñas de lo normal para la intensidad de luz donde se
realiza el estudio.
• Midriasis. Pupilas más grandes de lo normal para la intensidad de luz donde se
realiza el estudio.

En función de su simetría:
• Isocóricas. Las dos pupilas tienen el mismo tamaño (normal).
• Anisocóricas. Una pupila es más grande que otra (anormal).

Actividades propuestas
1·· Analiza las diferencias entre el síncope y la lipotimia.
2·· Realiza un esquema con los dibujos y el nombre de las alteraciones en las pupilas.

2.3. SOPORTE VITAL BASICO

El European Resuscitation Council (ERC) es el organismo Europeo en el que se encuentra


integrado el Plan Nacional de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) español.

El ERC se encarga de dictar las normas y protocolos de actuación en materia de


reanimación cardiopulmonar.

Estas normas se establecen por el grupo de expertos de los países europeos que lo
forman, revisándolas periódicamente y publicando las pautas de actuación.

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Últimas recomendaciones dictadas, por el ERC, sobre reanimación
cardiopulmonar y obstrucción de vía aérea (©ERC2005)
La cadena de supervivencia es la sucesión de circunstancias favorables que, de
producirse, hacen más probable que una persona sobreviva a una situación de parada
cardiorrespiratoria súbita.

Estas incluyen:

1. Reconocimiento precoz de la emergencia y llamar pidiendo ayuda. Activar los servicios


de emergencia médicos (SEM) o el sistema de respuesta de emergencia local, por
ejemplo, llamar al 112. Una respuesta temprana y efectiva puede prevenir la parada
cardíaca.
2. RCP precoz por el testigo. La RCP inmediata puede doblar o triplicar la supervivencia
de pacientes en fibrilación ventricular (FV).
3. Desfibrilación precoz. La RCP con desfibrilación (descarga eléctrica en la zona del
corazón para conseguir que todas las células cardíacas se paren y vuelvan a iniciar su
funcionamiento de forma coordinada) en los 3 o 5 minutos del colapso puede producir
unas tasas de supervivencia altas que rondan el 49 a 75 %. Cada minuto de retraso en
la desfibrilación reduce la probabilidad de supervivencia al alta en un 10 o 15 %.

4. Soporte vital avanzado precoz y cuidados post-reanimación. La calidad del tratamiento


durante la fase de post-reanimación afecta al resultado.

Calidad de la RCP
Las interrupciones de las compresiones torácicas deben ser minimizadas. Durante las
interrupciones de las compresiones torácicas, el flujo coronario disminuye
sustancialmente. Al reiniciar las compresiones torácicas son necesarias muchas
compresiones antes de que el flujo coronario se recupere a su nivel previo.

Evidencias recientes indican que las interrupciones innecesarias de las compresiones


torácicas se dan frecuentemente tanto intra como extrahospitalariamente.

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Soporte vital básico de adultos
El soporte vital básico (SVB) implica mantener la permeabilidad de la vía aérea y suplir
la respiración y la circulación sin usar ningún equipamiento que no sea un medio de
protección.

El SVB consiste en la siguiente secuencia de acciones:

1. Pensar en la seguridad propia, de la víctima y de cualquier otra persona presente.


2. Comprobar si la víctima responde. Para ello, agitar sus hombros suavemente y
preguntar en voz alta: “¿te encuentras bien?”.
3. Si la víctima responde:
• Dejarlo en la posición en la que la hemos encontrado con precaución de que no
haya más peligro.
• Tratar de averiguar qué le pasa y conseguir ayuda si es necesario.
• Revalorarlo regularmente.
Si la víctima no responde:
• Gritar pidiendo ayuda.
• Situar a la víctima sobre su espalda y abrir la vía aérea mediante la extensión de
la cabeza y elevación del mentón.
Poner una mano sobre su frente y, cuidadosamente, inclinar su cabeza hacia atrás
manteniendo nuestro pulgar e índice libres para cerrar su nariz, si fuera necesaria una
respiración de rescate.

Con las yemas de los dedos bajo el reborde del mentón de la víctima, elevar este para
abrir la vía aérea.
4. Manteniendo la vía aérea abierta, mirar, oír y sentir si hay una respiración normal.
Para ello:
• Escuchar en la boca de la víctima si hay sonidos respiratorios.
• Sentir si se percibe aire espirado en nuestra mejilla.

En los primeros minutos de una parada cardíaca, la víctima puede estar respirando
insuficientemente o dando ruidosas bocanadas poco frecuentes.

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No confundir esto con la respiración normal. Debemos mirar, oír y sentir durante no más
de 10 segundos para determinar si la víctima está respirando normalmente. Si tenemos
alguna duda acerca de si la respiración es normal, debemos actuar como si no fuera
normal.

5. Si la víctima está respirando normalmente:


• Ponerlo en la posición de recuperación.
• Enviar a alguien a buscar ayuda o llamar una ambulancia.
• Comprobar que sigue res- pirando.

Si no está respirando normalmente:


Enviar a alguien a buscar ayuda o, si estamos solos, dejar a la víctima y alertar al servicio
de ambulancias. A continuación, regresar e iniciar las compresiones torácicas de la
siguiente manera:
• Arrodillarse al lado de la víctima.
• Poner el talón de una mano en el centro del tórax de la víctima.
• Poner el talón de la otra mano encima de la primera.
• Entrelazar los dedos de las manos y asegurarse de que la presión no es aplicada
sobre las costillas de la víctima. No se debe aplicar la presión sobre la parte
superior del abdomen ni en el extremo inferior del esternón.

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Posicionarse verticalmente encima del tórax de la víctima y, con los brazos rectos,
presionar sobre el esternón hundiéndolo 4 o 5 cm.

Tras cada compresión, dejar de hacer presión sobre el tórax sin perder el contacto entre
tus manos y el esternón. Repetirlo con una frecuencia de cerca de 100 compresiones
por minuto (un poco menos de 2 compresiones por segundo).

La compresión y la descompresión deben durar igual cantidad de tiempo.

6. Combinar las compresiones torácicas con respiraciones de rescate:


• Tras 30 compresiones, abrir la vía aérea otra vez mediante la extensión de la
cabeza y la elevación del mentón.

• Pinzar la parte blanda de la nariz cerrándola con los dedos pulgar e índice de la
mano que está sobre la frente.
• Permitir que se abra la boca de la víctima, pero manteniendo la elevación del
mentón.
• Hacer una respiración normal y poner nuestros labios
• alrededor de su boca, asegurándonos de hacer un buen sellado.
• Soplar de manera constante dentro de la boca mientras se observa la elevación

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del tórax, durante aproximadamente un segundo como en una respiración
normal.

• Manteniendo la cabeza extendida y la elevación del mentón, retirar nuestra boca


de la de la víctima y observar el descenso del tórax mientras va saliendo el aire.

• Realizar otra respiración normal y soplar dentro de la boca de la víctima otra vez
para alcanzar un total de dos respiraciones de rescate efectivas. A continuación,
volver a poner las manos sin dilación en la posición correcta sobre el esternón y
dar otras 30 compresiones torácicas más.
• Continuar con compresiones torácicas y respiraciones de rescate con una
relación de 30:2.

Únicamente si la víctima comienza a respirar normal- mente deberemos parar para


volver a realizar una valoración.

De otro modo, no debe interrumpirse la reanimación.

Si la respiración de rescate inicial no hace que el tórax se eleve como en una respiración
normal, entonces antes del siguiente intento:

• Revisar la boca de la víctima y quitar cualquier obstrucción.


• Comprobar que son adecuadas la extensión de la cabeza y la elevación del
mentón.
• No intentar más de dos respiraciones cada vez antes de volver a las compresiones
torácicas.

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Si hay presentes más de un rescatador, el otro debería llevar a cabo la RCP cada 1 o 2
minutos para prevenir la fatiga. Hay que asegurarse de que se produce el retraso mínimo
durante el intercambio de rescatadores.

La RCP solo con compresiones torácicas puede ser utilizada de la siguiente manera:

• Si no somos capaces o no deseamos dar respiraciones de rescate, daremos


únicamente compresiones torácicas.
• Si solo se dan compresiones torácicas, estas deben ser continuas a una
frecuencia de 100 por minuto.
• Revalorar a la víctima solo si empieza a respirar normalmente. De otro modo, no
debe interrumpirse la reanimación.

7. Continuar la reanimación hasta que:


• Llegue ayuda cualificada y se haga cargo,
• La víctima empiece a respirar normalmente.
• Estemos agotados.

Obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño (atragantamiento)

La obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño (OVACE), es una causa poco
común pero potencialmente tratable de muerte accidental.

La causa más común de atragantamiento en adultos es la obstrucción de la vía aérea


causada principalmente por comida como pescado o carne.

En los niños, la mitad de los episodios de atragantamiento comunicados suceden


mientras están comiendo (principalmente dulces) y el resto de los episodios de
atragantamiento, se deben a objetos no alimentarios, como monedas o juguetes.

Actuación en caso de atragantamiento

1. Si la víctima muestra signos de obstrucción ligera de la vía aérea:

Animarlo a que continúe tosiendo y no hacer nada más.

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2. Si la víctima muestra signos de obstrucción severa de la vía aérea y está consciente:
• Darle hasta cinco golpes en la espalda de la siguiente manera:
− Ponerse a un lado y ligeramente detrás de la víctima.
− Sostener el tórax con una mano e inclinar a la víctima hacia delante de
manera que, cuando el objeto que produce la obstrucción sea desalojado,
le resulte más fácil salir por la boca que avanzar por la vía aérea.
− Dar hasta cinco golpes secos entre los omóplatos con el talón de la otra
mano.
• Tras cada golpe en la espalda, comprobar si se ha solucionado la obstrucción
de la vía aérea. La intención es solucionar la obstrucción con cada palmada y no
dar las cinco necesariamente.
• Si los cinco golpes en la espalda fallan y no solucionan la obstrucción de la vía
aérea, dar hasta cinco compresiones abdominales como sigue:
− Ponerse detrás de la víctima y colocar ambos brazos alrededor de la parte
superior de su abdomen.
− Inclinar a la víctima hacia delante.
− Cerrar el puño y ponerlo entre el ombligo y el final del esternón.
− Coger esta mano con la otra y empujar secamente hacia adentro y hacia
arriba (maniobra de Heimlich).
− Repetir hasta cinco veces.
• Si la obstrucción aún no se ha solucionado, continuar alternando los cinco golpes
en la espalda con las cinco compresiones abdominales.

3. Si la víctima, en cualquier momento, queda inconsciente:


• Situar a la víctima cuidadosamente en el suelo.
• Activar el SEM inmediata- mente.
• Iniciar RCP —desde el punto 5 (si no respira normalmente) de la secuencia de
SVB del adulto—. Personal sanitario, entrenado y con experiencia en palpar el
pulso carotídeo, debería iniciar compresiones torácicas, incluso aunque haya
pulso presente, en la víctima inconsciente de atragantamiento.

Actividades propuestas
1·· Realiza un diagrama con los pasos para reconocer si estamos ante una parada
cardiorrespiratoria o no.
2·· Haz un dibujo con la posición del paciente y el socorrista para dar los golpes en la
espalda ante una obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño.

2.4. HEMORRAGIAS
Denominamos hemorragia a cualquier salida de sangre fuera de los vasos sanguíneos
debida a una rotura accidental o espontánea, como consecuencia de un traumatismo,
herida o enfermedad previa.

La gravedad de una hemorragia depende de:


• La velocidad con que se pierde la sangre.
• El volumen de sangre perdido.
• La edad de la persona.
• El estado previo del individuo.

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Clasificación de las hemorragias

Las hemorragias se pueden clasificar según el tipo de vaso sanguíneo roto y según el
lugar hacia donde sale la sangre.

Según el tipo de vaso sanguíneo roto se clasifican en:

• Hemorragia capilar. La sangre procede de la red capilar. Es la más frecuente y la


menos grave. Los capilares tienen poca presión y la sangre fluye muy lentamente.
Se denomina hemorragia en sábana.
• Hemorragia venosa. El sangrado procede de una o varias venas lesionadas. La
sangre fluye de forma continua y es de color rojo oscuro.
• Hemorragia arterial. El sangrado procede de una o varias arterias lesionadas. Es
la más grave, ya que debido a la presión arterial el flujo de sangre es más intenso.
La sangre es de color rojo brillante y suele salir intermitentemente coincidiendo
con el pulso.

Según el lugar al que va a parar la sangre se clasifican en:

Hemorragias internas.
Son aquellas que se producen en el interior del organismo, sin salir al exterior. Por tanto,
no se ven, aunque se puede sospechar de su presencia debido a que el paciente
presenta signos y síntomas de shock. Las medidas a tomar ante la sospecha de una
hemorragia interna son:
• Control de signos vitales.
• Tratar las lesiones (si es posible).
• Aflojar todo aquello que comprima al accidentado a fin de facilitar la circulación
sanguínea.
• Tranquilizar al herido.
• Evitar la pérdida de calor corporal.
• Tapar al herido.
• Colocar al accidentado estirado con la cabeza más baja que los pies (posición
de Trendelenburg), siempre que sus lesiones lo permitan.
• Evacuar lo antes posible al herido.

Hemorragia exteriorizada.
Es aquella que, procedente del interior, fluye al exterior a través de orificios naturales del
cuerpo. Dependiendo del orificio por el que salen, tenemos:

• Por el recto. Si la sangre procede del recto o de una zona cercana a este y es
roja, se denomina rectorragia. Si la sangre procede del esto- mago o porciones
superiores del intestino, es digerida en su recorrido por el tubo digestivo y al salir
es negra, pegajosa y con un olor característico y, se denomina melena. En ambos
casos, se procederá a derivar al paciente a un centro sanitario.
• Por la boca. Si la sangre procede del estómago y sale en forma de vómito se
denomina hematemesis. Si procede del aparato respiratorio y se exterioriza con
la tos, se denomina hemoptisis.

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En ambos casos, hay que evacuar al paciente a un centro sanitario, en posición
de semisentado en caso de hemoptisis y en posición lateral de seguridad en caso
de hematemesis, con control de constantes y dieta absoluta en todos los casos.
• Por la nariz. Se denomina epistaxis. Se debe efectuar una presión directa sobre
la ventana nasal sangrante durante 5 minutos. La cabeza se mantendrá inclinada
hacia adelante para evitar que los coágulos pasen a vía digestiva o respiratoria.
A los 5 minutos, aflojar la presión para comprobar si la hemorragia se ha
detenido. De no ser así se taponará la fosa nasal sangrante con una gasa mojada
en agua oxigenada y se evacuará a un centro sanitario. Si la nariz está rota solo
se debe tapar por encima y trasladar a un centro sanitario.

• Por el oído. Se denomina otorragia. Cuando se produce tras un traumatismo en


la cabeza, debe sospecharse una fractura de la base del cráneo. En este caso,
se debe facilitar la salida de sangre de la cavidad craneal para evitar que la masa
encefálica sea comprimida por la invasión sanguínea y se ocasionen lesiones
cerebrales. Se debe colocar al accidentado en posición lateral de seguridad, con
el oído sangrante dirigido hacia el suelo. Se controlarán las constantes vitales y
se evacuará al enfermo urgentemente a un centro sanitario.
• Por la vagina. Se denomina metrorragia. La actuación (especialmente si se
produce durante la gestación) consiste mantener reposo absoluto, tumbar a la
paciente estirada, con las piernas cruzadas y elevadas para evitar que siga
sangrando, colocar compresas sobre la vagina sin introducir nada dentro y
evacuar lo antes posible a un centro sanitario.
• Por la uretra. Se denomina hematuria. Suele ser indicativo de lesión renal o de
infección urinaria. Debe derivarse a un centro sanitario.

Hemorragias externas.
Son aquellas en las que la sangre fluye al exterior a través de una herida. La actuación
ante una hemorragia externa, sea arterial o venosa, se basa en tres técnicas que se
aplicarán sucesivamente, según vaya fracasando la anterior, y que consisten en:

Compresión directa. Consiste en efectuar presión en el punto de sangrado con un


apósito o un paño lo más limpio posible durante 10 minutos.

Si el sangrado se produce en una extremidad, esta se mantendrá elevada por encima

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del corazón mientras se realiza la compresión. Pasados 10 minutos se reducirá la
presión, pero nunca se quitará el apósito. Si es necesario, se pondrán apósitos nuevos
encima. Si ha dejado de sangrar, se vendará la herida y evacuará a un centro sanitario.
En caso de que la hemorragia se produzca por la fractura abierta de un hueso o existan
elementos clavados, esta técnica no se podrá usar y se pasará a la compresión arterial.

Compresión arterial. Comprimir fuertemente la arteria principal del brazo (humeral o axilar
en función de la altura de la herida) o de la pierna (femoral o poplítea) para reducir o
eliminar la circulación sanguínea en esa zona. Se usa cuando la compresión directa no
es efectiva. Solo se puede usar en hemorragias de extremidades, pues en tórax,
abdomen, cuello y cabeza no es eficaz. La compresión se mantendrá durante 10
minutos. Pasado ese tiempo, se reducirá la presión. Si la hemorragia se ha detenido,
se venda y se evacua como en el caso anterior y, si no se detiene, se mantiene la presión
hasta su traslado a un centro sanitario o se valora pasar al siguiente apartado, si la vida
del paciente corre peligro.

Torniquete. Este método se utilizará únicamente si:


• Los métodos anteriores no son eficaces y corre peligro la vida del paciente.
• Cuando exista más de un accidentado con riesgo vital por hemorragia y no se
disponga de ayuda.
• Ante miembros amputados, cuando es imposible controlar la hemorragia por
compresión directa o arterial.
Si se decide poner un torniquete, no se aflojará nunca, pues la falta de circulación
hace que se acumulen toxinas y trombos que pueden causar la muerte si salen a
la circulación general de manera descontrolada. Condiciones de aplicación para
realizar un torniquete:
• Utilizar una banda ancha y dar dos vueltas alrededor del miembro en el que
queremos detener la circulación, anudando los extremos.
• Pasar un listón o similar entre las dos vueltas de la venda.
• Girar el listón para ejercer la presión justa para detener la hemorragia.
• Anotar la hora de colocación en un lugar visible y trasladar urgentemente a un
centro sanitario.

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2.5. HERIDAS

Denominamos herida a toda sección o ruptura de la piel provocada por un traumatismo,


pudiendo afectar a estructuras subyacentes como músculos, tendones, huesos, vasos,
órganos, etc.

La gravedad de las heridas depende de la profundidad, la extensión, la localización, la


afectación de órganos internos y la existencia de cuerpos extraños o signos de infección.

En función de la causa que las produce, se puede clasificar a las heridas en:
• Heridas incisas producidas por elementos cortantes, por ejemplo, cuchillos,
cristales, latas de conserva, etc.
• Heridas punzantes producidas por punzones, agujas, etc.
• Heridas contusas de bordes irregulares, producidas por el choque violento de
objetos romos contra la piel.

Tratamiento de las heridas

El tratamiento de las heridas se divide en heridas leves y heridas complicadas o graves.

Consideramos herida leve a aquella de poca extensión y profundidad que no afecta a


estructuras internas, no está infectada y no contiene cuerpos extraños.

Consideraremos herida grave a las heridas que no cumplan los requisitos anteriores o
que, aun teniendo apariencia leve:
• Presenta dudas acerca de su profundidad. Algunas heridas tienen un orificio de
entrada pequeño y aspecto superficial, pero presentan un trayecto profundo.
• Se sospecha que el objeto causante está contaminado.
• Se acompaña de hemorragia intensa o, aun siendo escasa, no se contiene
fácilmente.

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TÉCNICA

Tratamiento de las heridas graves


1. Lavarse las manos con agua y jabón y ponerse guantes estériles.
2. Detener la hemorragia si la hubiera.
3. Usar material de curas estéril.
4. Limpiar la herida con agua y jabón, de dentro hacia fuera. Si la herida es profunda
o está sucia, utilizar suero fisiológico a chorro para su limpieza por arrastre.
5. Aplicar un antiséptico no colorante (clorhexidina) para poder controlar cualquier
signo de infección.
6. Si la separación de bordes es importante, la herida necesitará sutura realizada
por un facultativo.
7. Si la herida se mantiene en un entorno limpio, dejarla descubierta, ya que así se
favorece la cicatrización. En ambientes contaminados, con riesgo de infección,
tapar la herida con apósito estéril.
8. Se recomienda acudir al médico para administrar una dosis de recuerdo de la
vacuna contra el tétanos si no se está al día en su vacunación.
9. No utilizar directamente sobre la herida elementos agresivos ni que puedan dejar
restos como alcohol, algodón, yodo, polvos o pomadas con antibióticos

·· Las heridas graves requieren la asistencia de un especialista, por lo que la actuación


ante ellas será:
1. Evaluar la situación general según se ha visto anteriormente.
2. Detener la hemorragia para evitar complicaciones.
3. Cubrir la herida con un apósito estéril.
4. Evacuar al paciente en la posición adecuada, controlando sus constantes vitales.
5. No extraer cuerpos extraños alojados. Realizar un vendaje alrededor de ellos para
evitar que se muevan y causen daños mayores.

Heridas especiales
·· Ciertas heridas requieren un tratamiento especial como medida de emergencia. Entre
ellas destacamos:

Heridas perforantes en tórax (neumotórax abierto). Se reconocen por presentar salida de


aire a través de ellas en cada respiración, lo que indica lesión pulmonar abierta. Las
lesiones cardíacas suelen producir la muerte instantánea o en pocos minutos. La pauta
a seguir ante una herida perforante en el tórax es:
1. No extraer cuerpos extraños alojados. Realizar un vendaje con apósitos para
inmovilizarlos y evitar lesiones mayores.
2. Taponar el orificio de entrada con vaselina estéril (o con gasas) y realizar un
vendaje oclusivo.
3. Trasladar urgentemente a la víctima en posición de Fowler a un centro sanitario.
4. No dejar nunca sola a la víctima y vigilar sus constantes vitales.
5. No dar de beber ni de comer nada a la víctima.

Heridas perforantes en abdomen. Las heridas en el abdomen suelen acompañarse de


hemorragia interna, lesión de órganos internos y/o salida de asas intestinales. La actitud
ante este tipo de heridas es:

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1. No reintroducir contenido intestinal que se haya salido y cubrir las heridas con un
apósito estéril empapado en suero fisiológico.
2. No extraer cuerpos extraños alojados, ni dar nada de comer ni de beber al herido.
3. Controlar las constantes vitales.
4. Trasladar urgentemente al herido a un centro sanitario, en posición decúbito
supino con las piernas flexionadas.

Heridas con cuerpos extraños en el globo ocular. Son heridas extremadamente


complicadas por las consecuencias que pueden acarrear. La actitud en estos casos
debe ser:
1. Envolver el cuerpo extraño con gasas estériles para que no se mueva ni cause
más lesiones.
2. Vendar los dos ojos. El movimiento de los ojos es simétrico y, si dejamos el ojo
sano destapado, al moverlo para mirar, se moverá el ojo lesionado agravando la
situación.
3. Trasladar lo antes posible al herido a un centro sanitario.
4. No intentar retirar el cuerpo extraño ni curar el ojo, pues los movimientos reflejos
del ojo agravarían la situación.

Amputaciones traumáticas. Se trata de la pérdida parcial o total de algún miembro como


consecuencia de un traumatismo. La actuación en estos casos consistirá en:
1. Controlar la hemorragia en la zona de la amputación por los medios anteriormente
descritos, incluido el torniquete si fuera necesario.
2. Introducir la parte amputada en una bolsa con hielo, cubierta con paños lo más
limpios posible (si es posible estériles), para que el miembro no tenga contacto
directo con el hielo.
3. Trasladar lo más rápidamente posible al lesionado junto con el miembro a un
centro sanitario. Cuanto antes se realice el reimplante, más posibilidad de éxito
tendrá.

2.6. QUEMADURAS, CAUSTICACIONES Y CONGELACIONES

Son un grupo de lesiones en las que, aun siendo producidas por distintos agentes, el
tratamiento es similar.

1. Quemaduras
Definimos quemadura como la lesión producida por el calor, sea cual sea su foco emisor
(fuego, agua hirviendo, etc.).

Para evaluar la gravedad de una quemadura, hay que tener en cuenta los siguientes
aspectos:
• Profundidad. A mayor profundidad, más gravedad.
• Extensión. A mayor extensión, mayor es el peligro de muerte aun en caso de
quemaduras superficiales.
• Localización. En función de la zona afectada, las quemaduras pueden tener
distintas consecuencias (ojos, genitales, orificios naturales, etc.).
• Edad. Los niños y ancianos corren más riesgo vital ante una quemadura.

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• Infección. La destrucción de la barrera de protección natural (la piel) favorece
infecciones locales que complican la evolución de las quemaduras.

En función de la profundidad, las quemaduras se clasifican en tres grados:


• Primer grado o eritema. Afecta únicamente a la epidermis. Se presenta como un
enrojecimiento de la piel.
• Segundo grado. Afecta a la epidermis y dermis. Aparecen ampollas que contienen
líquido seroso en su interior.
• Tercer grado. Afecta a la hipodermis, dermis y epidermis y pueden quedar
dañados tejidos internos (músculos, nervios, vasos sanguíneos). Aparece una
escara de color negruzco. No suelen ser dolorosas por la destrucción de las
terminaciones nerviosas.

Para calcular la extensión de una quemadura, se considera la palma de la mano de la


víctima como un 1 % de su superficie corporal. La forma más rápida de calcular la
superficie corporal es usar la llamada regla de los 9, que divide las zonas del cuerpo en
porciones de 9 % por ciento o sus múltiplos (en el niño varía ligeramente debido al
tamaño de la cabeza).

TÉCNICA

Tratamiento de las quemaduras


1. Si la persona está ardiendo, apagar las llamas cubriéndola con una manta y
haciéndola rodar por el suelo.
2. Enfriar la quemadura inmediatamente rociando la zona afectada con un chorro
de agua fría, por lo menos durante 10 minutos, sin que el agua caiga
directamente en la quemadura. Lavar durante al menos 15 o 20 minutos en caso
de quemaduras químicas.
3. Valorar el estado general de la víctima según las indicaciones anteriores y
comprobar sus constantes vitales.
4. Cubrir la zona quemada con apósitos lo más limpios posibles (preferiblemente
estériles) y humedecidos con suero fisiológico o agua.

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5. No aplicar cremas, pomadas ni cualquier otro producto que interfiera en la
evaluación y tratamiento posterior de la quemadura.
6. No quitarle la ropa a la víctima, a no ser que esté impregnada con productos
cáusticos.
7. No dar nada de beber ni de comer a la víctima ni pinchar las ampollas.
8. Retirar los anillos, relojes, pulseras, etc., sin aumentar las lesiones (si es
necesario cortarlos).
9. Trasladar a la víctima lo antes posible a un centro sanitario.

Lesiones producidas por la electricidad


·· La electricidad produce quemaduras y lesiones graves en el sistema nervioso,
pudiendo originar parada respiratoria y cardíaca. Es habitual encontrar lesiones en las
zonas de entrada y salida de la corriente.

La actuación ante lesiones por electricidad es la siguiente:


1. Desconectar la corriente eléctrica antes de tocar a la víctima.
2. Si el primer paso no es posible, aislarnos con palos, cuerdas, etc., sin tocar a la
víctima directamente.
3. Una vez aislado el paciente de la corriente, comprobar sus constantes vitales.
4. Tratar las lesiones como cualquier otra quemadura.
5. Evacuar a un centro sanitario urgentemente.

2. Causticaciones
Son las lesiones de la piel con sustancias corrosivas como ácidos, productos químicos,
etc. El tratamiento es similar a las quemaduras:
• Retirar la ropa impregnada y lavar la piel con agua abundante.
• Tratar como el resto de las quemaduras: cubrir y trasladar.
• Si la causticación se produce en los ojos, lavar con agua abundante durante un
mínimo de 20 minutos y cubrir ambos ojos.
• Trasladar urgentemente a un centro sanitario.

3. Congelaciones
Son las lesiones de la piel o sistémicas producidas por el frío. Los signos de congelación
son, el color blanquecino o gris-amarillento de la piel, entumecimiento y hormigueos. Al
principio pueden doler, pero según se ven afectadas las terminaciones nerviosas el dolor
desaparece.

TECNICA

Tratamiento de las congelaciones


1. No realizar fricciones locales debido a la extrema fragilidad de las zonas
congeladas.
2. Cubrir la zona afectada con mantas o ropa de abrigo.
3. No aplicar calor local en la congelación ni colocar a la víctima cerca de una
fuente de calor, debido al riesgo de vasodilatación brusca, que aumentaría
las lesiones.
4. Ante una congelación generalizada, la actuación será: bañar a la víctima en
agua tibia (23 a 27 grados) e ir aumentando la temperatura muy lentamente

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(unos 4 ºC por hora), curar las heridas como si fueran quema- duras y si el
paciente está consciente, administrarle bebidas calientes muy azucaradas,
nunca alcohólicas.

2.7. LESIONES TRAUMATOLOGICAS

Las lesiones traumatológicas incluyen una serie de patologías muy variadas entre las
que podemos destacar: contusiones, esguinces, luxaciones y fracturas.

1. Contusiones
Son lesiones producidas por impactos contra la piel que no llegan a romperla. Producen
magulladuras o aplastamientos y pueden provocar lesiones internas.

Se clasifican por su importancia en:


• Contusión simple. Produce un enrojecimiento de la piel sin mayores
complicaciones.
• Primer grado o equimosis. Produce la rotura de pequeños vasos y la acumulación
de la sangre bajo la dermis. Es conocida como cardenal.
• Segundo grado o hematoma. La sangre se extravasa en mayor cantidad,
acumulándose en el tejido celular subcutáneo.
• Tercer grado. Se produce muerte de los tejidos profundos por destrucción de los
mismos.

Técnica

Actuación en caso de contusiones


1. Inmovilizar la zona afectada y mantenerla elevada.
2. Aplicar frío local en la zona mediante compresas de agua fría o hielo (envuelto
en un paño o bolsa para que no toque directamente en la piel), para conseguir
vasoconstricción y detener la hemorragia y los procesos inflamatorios.
3. Ante cualquier duda acerca de la gravedad, remitir a un centro sanitario.

2. Esguinces

Es la distensión, desgarro o rotura de los ligamentos articulares. Se producen por una


torsión brusca o un traumatismo.

Cursan con dolor, inflamación e impotencia funcional. Su tratamiento depende de la


gravedad. Se clasifican en:
• Grado I. Distensión del ligamento.
• Grado II. Rotura parcial del ligamento.
• Grado III. Rotura total del ligamento que se puede acompañar de arrancamiento
óseo.

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Tratamiento de los esguinces


1. Reducir el edema mediante la aplicación de hielo envuelto durante al menos
30 minutos.
2. Colocar un vendaje compresivo o inmovilizar la zona con una férula de yeso.
3. Mantener el miembro elevado desde el primer momento y durante los días
siguientes para evitar el edema.
4. Evitar el apoyo usando unas muletas o guardando reposo en función de la
gravedad.
5. Realizar rehabilitación para recuperar la función perdida de la articulación
debido de la inmovilidad.

3. Luxaciones
Suponen la pérdida permanente y completa de las relaciones entre las superficies
articulares en una articulación.

Si la separación de las superficies articulares no es completa, hablamos de subluxación.


Se acompaña de lesiones ligamentosas y de la cápsula articular. Su causa más común
es traumatológica (movimientos forzados o bruscos). Cursan con dolor en la
movilización, deformidad articular e impotencia funcional.

TECNICA

Tratamiento de las luxaciones


1. Inmovilizar el miembro afectado en posición no dolorosa y trasladar al centro
sanitario. No intentar reducir la luxación ya que hacerlo mal puede producir el
pinzamiento de vasos y nervios de la zona.
2. Realizar una reducción precoz, manual o quirúrgica, por parte del especialista.
3. Mantener una inmovilización post-reducción.
4. Realizar rehablitación una vez pasado el tiempo de recuperación.

4. Fracturas
Es la pérdida de continuidad del hueso. Se producen por traumatismos, patologías que
cursan con desmineralización de los huesos o presiones inadecuadas, prolongadas y

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repetitivas (fracturas por fatiga o estrés óseo).

Dependiendo del aspecto externo de la fractura, se denominan:


• Fractura cerrada. El hueso está roto pero la piel ha quedado intacta.
• Fractura abierta. El hueso está roto y la piel está lesionada, pudiendo asomarse
el hueso a través de la herida.

En función de la forma que toma el reborde óseo fracturado, podemos distinguir los
siguientes tipos de fracturas:
• Fractura oblicua. Fractura en ángulo con el eje.
• Conminuta. El hueso se fractura en fragmentos de diversos tamaños.
• Espiral. La fractura gira alrededor del eje del hueso.
• En tallo verde. El hueso se fractura de forma incompleta, como cuando se astilla
una caña. Es típica de los niños.

Cursa con dolor intenso, deformidad que aumenta al intentar movilizar el miembro o la
zona afectada, impotencia funcional e inflamación.

Hay ciertas fracturas que pueden ser potencialmente peligrosas y en las que tendremos
especial cuidado con el paciente, como son:
• Lesiones en la cabeza, muslos o pelvis. No moveremos al paciente a menos que
sea absolutamente necesario para evitar lesionar órganos internos o vasos al
movilizar los extremos óseos.
• Lesiones en la columna vertebral. No se movilizará al paciente salvo que haya
riesgo vital, en cuyo caso se realizará con la ayuda de tres personas al menos,
movilizando al paciente de manera que la columna y la cabeza permanezcan
alineadas continuamente (movilización en tabla).

TÉCNICA

Tratamiento de las fracturas


1. Detener la hemorragia si la hubiera y calmar a la víctima.
2. Retirar joyas y todo aquello que, al hincharse el miembro, pueda comprimir y
aumentar las lesiones.
3. Inmovilizar la fractura colocando un cabestrillo o entablillando el miembro. Para
ello, puede usarse cualquier elemento rígido del que dispongamos (tablillas,
periódicos, etc.). Se deberá inmovilizar la articulación superior e inferior del hueso

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fracturado y se vigilará la existencia de pulso periférico para verificar ausencia de
lesiones vasculares.
4. Prevenir la infección en las fracturas abiertas curando la herida según se vio en
el apartado anterior y cubriéndola con apósitos estériles.
5. Trasladar a un centro sanitario para su tratamiento definitivo.

Movilización de pacientes politraumatizados


Consideramos que un paciente está politraumatizado cuando presenta dos o más
lesiones traumáticas, periféricas, viscerales o mixtas, que entrañan un riesgo circulatorio
y/o respiratorio.

Cuando el politrauma afecta únicamente al aparato locomotor, se denomina paciente


polifracturado.

Ante un paciente politraumatizado, una vez valorada la gravedad y atendidos los riesgos
vitales, realizar una buena inmovilización de las lesiones produce beneficios como:

• Disminución de las lesiones secundarias a su manipulación.


• Disminución del dolor y aumento del confort del paciente.
• Menor incidencia de complicaciones sistémicas como embolia grasa, etc.

El tipo de inmovilización a aplicar dependerá de la valoración inicial del paciente.


Únicamente se trasladará a los pacientes sin una inmovilización adecuada si existe un
riesgo vital debido a factores como incendios, riesgo de explosión, asfixia o la presencia
de una hemorragia imposible de cohibir en el lugar donde se encuentra el paciente.

Siempre movilizaremos al herido formando un bloque que estabilice toda la columna


vertebral para evitar dañar la médula, en caso de que haya lesiones a este nivel.

Para inmovilizar a un paciente politraumatizado, es conveniente usar accesorios que

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faciliten esta tarea y aseguren la ausencia de complicaciones. Entre ellos, podemos
destacar:
• Collarín cervical. Es un accesorio imprescindible para inmovilizar la columna
cervical. En politraumatizados, se colocará siempre antes de movilizar al paciente
hasta descartar lesiones a ese nivel. Para su colocación, son necesarias dos
personas: una estabiliza manualmente la columna cervical, mientras la otra
adapta y fija el collarín con el dispositivo de cierre .

• Camilla de cuchara o de tijera. Es una camilla de aluminio ligero que se separa


en dos mitades, longitudinalmente, con palas ligeramente cóncavas, ajustables
en su longitud para adaptarla al tamaño del paciente.
Para su colocación, se sitúan cada una de las mitades a cada lado del paciente.
Se tracciona al paciente ligeramente hacia cada lado, lo justo para colocar cada
mitad de la camilla bajo el paciente, uniendo las dos partes y ajustando los
cierres.

• Colchón de vacío. Es el mejor sistema de inmovilización completa. Se compone


de una envoltura herméticamente cerrada, rellena de partículas esféricas muy
pequeñas de un material sintético ligero. Dispone de unas asas laterales y una

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válvula a la que se acopla una bomba de vacío que, al extraer el aire del colchón,
se adapta a la anatomía del paciente, adquiriendo una gran rigidez que le
inmoviliza totalmente.

Dispositivo de salvamento de Kendrick (Ferno-Ked). Se trata de dispositivo


semirrígido reforzado en su interior con bandas metálicas. Se coloca a modo de
chaleco en la espalda del paciente, ajustándose mediante correas al tronco,
cabeza e inglés. Permite movilizar el tronco y la cabeza en un solo movimiento
para trasladar al paciente desde donde esté hasta una camilla sin riesgos.

• Férulas. Son sistemas para mantener la alineación de los miembros superiores o


inferiores, inmovilizándolos y asegurando su fijación. Pueden ser:
− Neumáticas hinchables. De material plástico o de tela, presentan
diferentes tamaños y formas. Se colocan alrededor del miembro lesionado
una vez alineado y se hinchan para que adquieran consistencia, fijándolas
con velcro o cremalleras.
− Neumáticas de vacío. Son parecidas a las anteriores, pero adquieren
consistencia al extraer aire de las mismas con una bomba, en lugar de
introducirlo.
− Férulas rígidas. Pueden ser de materiales rígidos y acolchados. Deben
abarcar las articulaciones proximal y distal a la fractura, fijándolas con
vendas.

Procedimiento básico de recogida de pacientes


Para trasladar a un paciente desde donde esté hasta una camilla, existen diversas
técnicas que se pueden emplear en función del número de socorristas y de la situación
del herido. La más aceptada, si se dispone de las condiciones adecuadas, es la llamada
sistema puente simple, que consiste en:
1. Se necesitan para ello cuatro socorristas. La camilla se coloca a los pies del
herido y tres de los socorristas se colocan con las piernas abiertas sobre el herido.
El socorrista situado en la cabeza del paciente será quien dirija la operación
situándose frente a los demás.
2. Se colocan las manos por debajo del herido y, a la voz de atención, los
socorristas se levantan ligeramente con el herido perfectamente alineado y
manteniendo recta la espalda.
3. El cuarto socorrista desliza la camilla entre sus piernas y, cuando esté situada, a
la voz de mando, los socorristas flexionan las rodillas manteniendo recta la
espalda para depositar al herido, suavemente y en bloque, sobre la camilla.

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La manta de supervivencia
Es de plástico muy fino, resistente e impermeable al agua y al viento y está revestida de
aluminio. Presenta dos caras, dorada y brillante por un lado y por el otro platea- da para
reflejar la radiación térmica y luminosa. Se usa para abrigar al accidentado, poniendo la
superficie plateada hacia el paciente, o para protegerle del sol poniendo la superficie
plateada hacia fuera.

6. Vendajes
Es el procedimiento que consiste en aplicar una venda en una zona del cuerpo.

Según su finalidad, se emplearán distintos tipos y tamaños de vendas y diferentes


técnicas de aplicación.

Los vendajes se usan fundamentalmente para: sujetar apósitos, proteger heridas,


comprimir y realizar inmovilizaciones relativas o absolutas.

Los movimientos básicos de los vendajes, combinados entre sí, hacen posible vendar
cualquier parte del cuerpo.

Aplicación de los vendajes


A la hora de realizar un vendaje, hay que tener en cuenta lo siguiente:
• Elegir las vendas adecuadas y preparar el material necesario para su realización
(tijeras, algodón, gasas y esparadrapo).
• La región a vendar estará en posición funcional.
• Retirar los objetos que puedan producir presión en el miembro afectado.
• Almohadillar las prominencias óseas con gasa o algodón para evitar la fricción o
lesiones por presión.
• Vendar de distal hacia proximal para favorecer el retorno sanguíneo.
• Cada vuelta del vendaje debe cubrir la mitad o dos terceras partes del ancho de
la vuelta anterior.
• Debe ser cómodo e indoloro.
• Debe permitir el movimiento de las zonas que no estén vendadas.
• La compresión debe ser uniforme en todo el vendaje.
• Si hay quemaduras, no vendar nunca juntas zonas de piel afectadas, como
pueden ser los dedos.

Cuidados de los vendajes


Una vez aplicado el vendaje, hay que tener en cuenta:
• Mantener las extremidades elevadas para evitar la aparición de edemas y
movilizar las partes distales a la zona vendada para mejorar la circulación
sanguínea.
• Vigilar la aparición de signos de afectación neurovascular mediante la
comprobación de pulsos distales, movilidad y la coloración:
− Si aparece cianosis, indicará una compresión venosa excesiva, por lo que
le pediremos al paciente que mantenga una buena alineación del miembro
y le animaremos a que haga ejercicios de movilización distal. En caso de
que no desaparezca, habrá que cambiar el vendaje.
− Si aparece palidez, ello será indicativo de una compresión arterial, siendo

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necesario cambiar el vendaje a uno con menor compresión.
− La alteración de la sensibilidad indica afectación de fibras nerviosas, lo
que requiere cambiar el vendaje por uno más suelto.
• Indicarle al paciente que avise si aparece dolor en las zonas de prominencia ósea,
en cuyo caso habrá que cambiar el vendaje añadiendo más almohadillado en
dicha zona.
• Vigilar los procesos inflamatorios:
− En los primeros momentos, puede aumentar la inflamación, con lo que el
vendaje quedará excesivamente apretado.
− En los días siguientes, puede bajar la inflamación, con lo que el vendaje
quedará flojo.

El vendaje funcional
Se trata de un tipo de inmovilización parcial que se caracteriza por permitir una cierta
movilidad. Se utiliza en patologías ligamentosas, tendinosas y musculares. Tiene la
ventaja de evitar los efectos secundarios de la inmovilización total, como atrofia
muscular, rigidez articular, lesiones cutáneas, etc.

Permite una actividad relativa, con lo que la recuperación es más rápida, por lo que
desde hace algunos años se está imponiendo, sobre todo en lesiones deportivas leves
y moderadas, dejando la inmovilización total solo para casos graves.

ACTIVIDADES FINALES

Consolidación:.
1·· Investiga acerca de qué elementos pueden suponer un riesgo a la hora de prestar
auxilio a un accidentado.
2·· Realiza una tabla con los trastornos cuantitativos de la conciencia junto con la
explicación de cómo reconocerlos.
3·· Realiza un esquema con los puntos más importantes a seguir ante la sospecha de
una parada cardiorrespiratoria.

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4·· Realiza una tabla con las medidas a tener una cuenta sobre los carros de parada.
5·· Define los siguientes términos: melena, epistaxis, hematemesis, rectorragia,
otorragia y hematuria.
6·· Identifica cada tipo de hemorragia y razona tu respuesta:
− La sangre sale intermitentemente y con mucha fuerza.
− La sangre sale lentamente por una zona erosionada.
− La sangre sale continuamente y de color rojo oscuro.
7·· Investiga acerca de las complicaciones de las quemaduras y analiza por qué una
quemadura de gran extensión, aunque sea poco profunda, puede ser peligrosa.
8·· Realiza un dibujo con los distintos tipos de fracturas.
9·· Elabora un esquema con las pautas de actuación de urgencia ante una fractura.

Aplicación:
1·· En un accidente en el que tenemos los siguientes pacientes:
• Paciente inconsciente que respira.
• Paciente con hemorragia no muy abundante.
• Paciente consciente con fractura abierta.
• Paciente en parada cardiorrespiratoria.

¿Cómo sería el orden de atención si sólamente hay un socorrista? Razona tu respuesta.

2·· Un paciente que abre los ojos ante estímulos dolorosos, responde con palabras
inapropiadas y localiza el lugar donde recibe un estímulo doloroso, ¿qué puntuación
obtendría en la escala de Glasgow?

¿Cómo calificamos esta puntuación?

3·· Con la ayuda de un maniquí, practica el protocolo de reanimación cardiopulmonar


según las recomen- daciones del ERC del 2005.

4·· Practica, con la ayuda de un compañero, distintos tipos de vendajes en diferentes


zonas del cuerpo (brazos, pies y piernas, cabeza, mano, hombro, etc.).

Analiza qué tipo de vendaje (en espiga, circular, etc.), se ajusta mejor a cada zona del
cuerpo.
5·· Busca fotografías de los materiales que se emplean habitualmente en una
reanimación cardiopulmonar y que se pueden encontrar en un carro de parada.

6·· Simula con ayuda del maniquí del aula la cura de distintos tipos de heridas como:
heridas leves, con cuerpos extraños en ojos o abdomen, etc.

CASO FINAL

Pauta de actuación ante un herido por accidente de tráfico


·· Paciente varón, de aproximadamente 30 años, que sufre un accidente de tráfico. Al
llegar nosotros, está tumbado en la carretera y aparentemente inconsciente. No hay más
heridos en el accidente, ni aparente riesgo de incendio, ni explosión del vehículo
accidentado.

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¿Cuál sería la pauta de actuación?

Solución ··
1. En primer lugar, hay que analizar el entorno:
• Señalizar el accidente.
• Trasladar al paciente a una zona segura con cuidado de no agravar las
lesiones que pueda haberse producido en el accidente, ni producir lesiones
nuevas por una mala técnica de movilización.
2. Analizar el estado vital del paciente, para lo cual seguiremos las indicaciones del
ERC del 2005:
• Analizar el nivel de conciencia, gritando y agitando al paciente.
− Si responde, seguir buscando otras lesiones (fracturas,
hemorragias, etc.), en la posición en la que le hemos dejado,
cuidando de no empeorar cualquier posible lesión que pudiera
existir y aún no hayamos detectado.
− Si no responde, pedir ayuda si no se ha hecho antes y seguir el
protocolo.
• Comprobar su estado respiratorio:
− Si respira, colocarle en posición de seguridad y buscar otras
lesiones.
− Si no respira:
− Realizar 30 compresiones torácicas, según protocolo.
− Realizar dos respiraciones de rescate efectivas:
− Si el tórax no se levanta, comprobar la existencia de cuerpos
extraños en la vía aérea.
− Si el tórax se levanta, continuar protocolo.
• Si no se recupera, continuar el protocolo hasta que lleguen las asistencias.
• Si se recupera, continuar evaluando las lesiones y el estado del paciente
hasta que lleguen las asistencias.
3. Buscar hemorragias:
• Externas. Realizar compresión directa, compresión arterial o torniquete
según protocolo.
• Exteriorizadas. Actuar según protocolo y preparar al paciente para su
evacuación.
• Vigilar signos de hemorragias internas.
4. Buscar facturas:
• Realizar inmovilización siguiendo pautas de actuación ante fracturas
abiertas o cerradas.
5. Buscar heridas y aplicar el tratamiento, si se dispone de material para ello, en
función del tipo de herida (leve, grave, heridas perforantes).
6. Evaluar las pupilas y el nivel de conciencia periódicamente para detectar cambios
en el estado del paciente.
7. No darle nada de comer o beber.

Mantener al paciente caliente y en las mejores condiciones posibles hasta que lleguen
las asistencias y pueda ser trasladado a un centro sanitario con garantías.

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BIBLIORAFIA

1. Técnicas básicas de enfermería. Carlos Galindo, Regina Cardelus, Manuela


Heredia y Agustín García

2. Primeros Auxilios. Técnicas básicas de enfermería- Carlos Galindo, Regina


Cardelus Macmillan Profesional

3. http://www.paritarios.cl/especial_exposicion_agentes_biologicos.htm

4. http://www.zuhaizpe.com/enfermedades/la_respiracion.htm

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EXAMEN DE MODULO
Salud Ocupacional y Enfermedades Profesionales. Primeros
Auxilios y Respuestas a Emergencias.

1. Defina los conceptos elementales de las enfermedades profesionales.

2. Detalle las enfermedades causadas por los agentes químicos y por los agentes
físicos.

3. Describa las enfermedades profesionales del aparato respiratorio en la salud


ocupacional.

4. Exponga las enfermedades profesionales de la piel y enfermedades del sistema


osteomuscular

5. Defina los conceptos de los trastornos mentales y del comportamiento y el cáncer


profesional.

6. Detalle los distintos tipos de riesgos y la prevención y detección precoz de


enfermedades profesionales.

7. Describa la valoración del entorno y del paciente y la valoración del nivel de


conciencia.

8. Exponga el soporte vital básico y las hemorragias en los primeros auxilios y


emergencias.

9. Defina los conceptos elementales de las heridas, las quemaduras, causticaciones


y congelaciones.

10. Detalle las principales lesiones traumatológicas y los primeros auxilios y respuestas
a emergencias.

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