Está en la página 1de 465

Prevención de riesgos laborales

ÍNDICE

ÍNDICE

MODULO 1: CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE


SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

UNIDAD 1: EL TRABAJO Y SALUD: CONDICIONES DE TRABAJO


Y RIESGOS PROFESIONALES

1. Condiciones de trabajo y salud

2. Riesgos Laborales

3. Prevención y protección: Técnicas preventivas

UNIDAD 2: DAÑOS DERIVADOS DEL TRABAJO

1. Los Accidentes de trabajo

2. Las Enfermedades profesionales. Enfermedades derivadas del


trabajo y otras patologías.

UNIDAD 3: MARCO NORMATIVO EN MATERIA DE


PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES.

1. Las directivas comunitarias


1.1. Alcance y fundamentos jurídicos

1.2. Directivas sobre seguridad y salud en el trabajo

2. Legislación Básico Aplicable

2.1. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales

2.2. Reglamento de los Servicios de Prevención

2.3. Reglamentaciones específicas derivadas de la LPRL

3. Derechos y obligaciones en materia preventiva.

3.1. Obligaciones del empresario

3.2. Derechos y deberes de los trabajadores en materia de


prevención

4. Consulta y participación de los trabajadores.

4.1. Derecho de consulta.

4.2. Derecho de participación y representación.

5. Responsabilidades y sanciones en materia preventiva.

MODULO 2. LOS RIESGOS GENERALES Y SU


PREVENCIÓN

UNIDAD 1. RIESGOS LIGADOS A LAS CONDICIONES DE


SEGURIDAD

1. Lugares de trabajo

2. Máquinas

3. Equipos de trabajo

4. Incendios

5. Electricidad
UNIDAD 2. RIESGOS LIGADOS A AL MEDIO AMBIENTE DE
TRABAJO

1. Riesgos provocados por agentes físicos

2. Riesgos provocados por agentes químicos

3. Riesgos originados por agentes biológicos

UNIDAD 3. LA CARGA DE TRABAJO, LA FATIGA Y LA


INSATISFACCIÓN LABORAL

1. La carga de trabajo y la fatiga

2. La insatisfacción laboral

UNIDAD 4. SISTEMAS ELEMENTALES DE CONTROL DE


RIESGOS. PROTECCIÓN COLECTIVA E INDIVIDUAL

1. La protección colectiva

2. La protección individual

3. Señalización de la seguridad y salud en el trabajo

UNIDAD 5. PLANES DE EMERGENCIA Y EVACUACIÓN

1. Situaciones de emergencia y Plan de emergencia

2. Organización de las emergencias

3. Plan de actuación ante emergencias


UNIDAD 6. EL CONTROL DE LA SALUD DE LOS TRABAJADORES.

1. La vigilancia de la salud

2. Objetivos de la vigilancia de la salud

3. Las técnicas de vigilancia de la salud

4. Integración de los programas de vigilancia de la salud en el programa


de prevención de riesgos laborales

MODULO 3. RIESGOS ESPECÍFICOS Y SU


PREVENCIÓN EN EL SECTOR CORRESPONDIENTE A
LA ACTIVIDAD DE LA EMPRESA

UNIDAD 1. LA PREVENCIÓN EN EL SECTO DE LA OBRA DE


CONSTRUCCIÓN

1. Legislación

2. Obligaciones en las obras con proyecto

3. Principios generales aplicables durante la ejecución de la obra

4. Responsabilidades de los contratistas

5. Responsabilidades de los autónomos

6. Libro de incidencias

7. Paralización de trabajos

8. Presencia de recursos preventivos


UNIDAD 2. LA PREVENCIÓN EN LOS BUQUES DE PESCA

1. Legislación

2. Obligaciones de los armadores

3. La Inspección Naval y Marítima

UNIDAD 3. LA PREVENCIÓN EN LA ACTIVIDAD MINERA

1. Normativa específica

2. Obligaciones del Empresario

MODULO 4. ELEMENTOS BÁSICOS DE GESTIÓN DE


LA PREVENCIÓN DE RIESGOS

UNIDAD 1. ORGANISMOS PÚBLICOS RELACIONADOS CON LA


SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

1. La Organización Pública de la prevención

2. Organización de la prevención en la empresa

UNIDAD 2. DOCUMENTACIÓN

1. Organización del trabajo preventivo: Rutinas Básicas

2. Documentación: recogida, elaboración y archivo


MODULO 5. PRIMEROS AUXILIOS

UNIDAD 1. PRIMEROS AUXILIOS

1. Concepto de primeros auxilios

2. Consejos generales de socorrismo

3. Activación del sistema de emergencia

4. Los eslabones de la cadena de socorro

5. Formación en socorrismo laboral

6. Material y locales de primeros auxilios

7. La evaluación primaria de un accidentado

8. Técnica de la reanimación cardiopulmonar

9. Hemorragias

10. Shock

11. Contusiones

12. Heridas

13. Obstrucciones de las vías respiratorias

BIBLIOGRAFÍA
OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Conocer los conceptos fundamentales que conforman el campo de


la seguridad y salud laboral.

Fomentar la importancia de una cultura y sensibilización de


seguridad y salud laboral.

Estudiar los aspectos sustantivos y orgánicos de la prevención.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Módulo 1

Analizar los conceptos relacionados con la salud laboral, riesgo


laboral, prevención y condiciones de trabajo.

Estudiar los diferentes riesgos laborales existentes en función de


su naturaleza.

Examinar las diferentes técnicas preventivas existentes, así como


su relación e interdisciplinariedad.

Módulo 2

Analizar los factores implicados en los riesgos ligados a las


condiciones de seguridad y al medio ambiente de trabajo.

Diferenciar los aspectos a tener en cuenta a la hora de proceder


profesionalmente sobre enfermedades profesionales, accidentes
laborales y su concepción normativa, así como otras patologías
diferentes a las definidas y su tratamiento legislativo.

Promover acciones de sensibilización y prevención del estrés, la


fatiga y la carga mental.
Conocer los sistemas elementales de control de riesgos y planes
de emergencia y evacuación.

Módulo 3

Conocer los riesgos específicos de diferentes sectores laborales:


construcción, minería, busques de pesca, etc.

Módulo 4

Despertar la motivación para fomentar comportamientos


profesionales seguros.

Identificar los organismos públicos relacionados con la prevención


de riesgos laborales.

Reconocer el complejo entramado de responsabilidades, así como


la identificación de las diferentes sanciones reconocidas en el
ordenamiento jurídico.

Módulo 5

Conocer y saber aplicar los principios básicos de primeros auxilios.


MÓDULO 1. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE SEGURIDAD Y SALUD EN EL
TRABAJO

UNIDAD FORMATIVA 1. EL TRABAJO Y SALUD CONDICIONES DE


TRABAJO Y RIESGOS PROFESIONALES

1. EL TRABAJO Y SALUD: CONDICIONES DE


TRABAJO Y RIESGOS PROFESIONALES

CONTENIDOS

1. Condiciones de trabajo y salud

2. Riesgos Laborales

3. Prevención y protección: Técnicas preventivas

1.1. CONDICIONES DE TRABAJO Y SALUD. RIESGOS


LABORALES.

En la actualidad tanto en España como en la Unión Europea uno de los aspectos


más relevantes es la prevención de riesgos laborales, porque están en juego
valores fundamentales como el derecho a la vida y a la salud y seguridad física de
los trabajadores.

El trabajo es la actividad que realiza el ser humano como individuo transformando


la naturaleza para su propio beneficio con la finalidad de la satisfacción de sus
necesidades, tanto individuales como colectivas como la mejora de la calidad de
vida, el status de la sociedad, la satisfacción personal, etc.

Esta actividad puede crear efectos no deseados sobre la salud de los trabajadores,
ya sea por la ausencia o perdida de él (ya que la precariedad o el paro pueden
suponer un problema para la salud mental tanto del trabajador como para la
familia o su entorno social) o por las condiciones laborales en el que el trabajo se
realice (accidentes, enfermedades y daños derivados del entorno laboral) y por
ello es tan necesaria la protección de la salud de los trabajadores. A pesar del
progreso que hemos conseguido en la tecnología, no ha supuesto una eliminación
o disminución de los riesgos, sino que han aparecido nuevos factores de riesgo y de
la estadística de accidentes podemos concluir que hay cuestiones en las que se ha
fracasado o en las que queda mucho por hacer.

Si cabe destacar que en los centros hospitalarios, existen cada vez mayores
medidas preventivas, debido a la gran peligrosidad que existe en la mayoría de los
servicios o unidades, pero aún se detecta la falta de concienciación en prevención
de riesgos laborales tanto por parte de los profesionales como por parte de las
direcciones y gerencias.

Para llevar a cabo la protección de los riesgos derivados del trabajo se puede
realizar desde una perspectiva correctiva de los daños, y desde una perspectiva
preventiva, que es la que va cobrando mayor protagonismo y desde la Unión
Europea y el nuevo marco legislativo estatal se está impulsando la política
prevencionista de los riesgos profesionales.

La Constitución Española, en su artículo 40.2 encomienda a los poderes públicos,


como uno de los principios rectores de la política social y económica, velar por la
seguridad e higiene en el trabajo. Este mandato constitucional conlleva la
necesidad de desarrollar una política de protección de la salud de los trabajadores
mediante la prevención de riesgos derivados de su trabajo y encuentra en la ley
31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, su pilar
fundamental.

Para que sea eficaz esta nueva política preventiva, además del deber público, es
especialmente necesaria la participación de dicha actuación de empresarios y
trabajadores y, en general, es necesario involucrar a toda la sociedad, insertando o,
en su caso, mejorando la formación en esta materia.
Para conocer y relacionar los riesgos en el trabajo tiene para la salud, primero
hemos de definir los que se entiende por la salud según la Organización Mundial
de la Salud (OMS), y es el estado de completo bienestar físico, mental y social y no
solamente la ausencia de enfermedad.

La Organización Internacional del Trabajo (O.I.T) y O.M.S consideran que: La salud


laboral tiene la finalidad de fomentar y mantener el más alto nivel de bienestar
físico, mental y social de los trabajadores de todas las profesiones, prevenir todo
daño a la salud de éstos por las condiciones de trabajo, protegerles en su empleo
contra los riesgos para la salud y colocar y mantener al trabajador en un empleo
que convenga a sus aptitudes psicológicas y fisiológicas. En suma adaptar el
trabajo al hombre y cada hombre a su trabajo.

Existe una relación evidente entre el trabajo y la salud. La promoción y


preservación de los trabajadores se consigue mediante la adecuación de las
condiciones de trabajo y del medio ambiente laboral en el que se desarrolla.

A efectos del cumplimiento del mandato constitucional a los poderes públicos, la


Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) realiza, las siguientes definiciones
básicas en el artículo 4:

La Prevención es el conjunto de actividades o medidas adoptadas


o previstas en todas las fases de la actividad de la empresa con el
fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo.

Un riesgo laboral es posibilidad de que un trabajador sufra un


determinado daño derivado del trabajo. Su gravedad depende de
la probabilidad de que se produzca el daño y de la severidad del
mismo.

Los Daños derivados del trabajo son enfermedades, patologías o


lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo que se realiza.

La prevención supone adelantarse. Actuar antes de que algo suceda para impedirlo
o evitar sus efectos. Implica prever con antelación las consecuencias negativas de
una situación y actuar para cambiarla.

1.2. RIESGOS LABORALES

A efectos del cumplimiento del mandato constitucional a los poderes públicos, la


ley de prevención de riesgos laborales realiza las siguientes definiciones:

Un riesgo laboral es posibilidad de que un trabajador sufra un


determinado daño derivado del trabajo. Su gravedad depende de
la probabilidad de que se produzca el daño y de la severidad del
mismo.

Un riesgo grave e inminente es aquel que resulte probable


racionalmente que se materialice en un futuro inmediato y pueda
suponer un daño grave para la salud de los trabajadores/as.

Se tienen que cumplir dos requisitos:

1º.

La existencia de indicios racionales que indiquen que la situación de riesgo puede


producirse de forma inmediata.

2º.

Que de producirse la exposición, las consecuencias fueran de daño grave para la


salud de los trabajadores/as, aunque este daño no se manifieste de forma
inmediata.

Los Daños derivados del trabajo son enfermedades, patologías o


lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo que se realiza.

Los riesgos laborales y los daños derivados del trabajo pueden ser
provocados por los factores que intervienen en las condiciones de
trabajo como son las condiciones de seguridad, el medio ambiente
físico de trabajo, los contaminantes químicos y biológicos, la carga de
trabajo y la organización de trabajo.
Es importante conocer otras definiciones básicas contenidas en la Ley de
prevención de riesgos laborales:

Equipo de trabajo: Cualquier máquina, aparato, instrumento o


instalación utilizada en el trabajo.

Procesos, actividades, operaciones, equipos o productos


potencialmente peligrosos: Aquellos que, en ausencia de medidas
preventivas específicas, originen riesgos para la salud de los
trabajadores que los desarrollan o utilizan.
Equipo de protección individual: Cualquier equipo destinado a ser
llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de uno o
varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o salud en el
trabajo, así como cualquier complemento o accesorio destinado a
tal fin.

Condición de trabajo: Cualquier característica del mismo que


pueda tener una influencia significativa en la generación de
riesgos para la seguridad y la salud del trabajador. Quedan
específicamente incluidas en esta definición:

a) Las características generales de los locales, instalaciones, equipos,


productos y demás útiles existentes en el centro de trabajo.

b) La naturaleza de los agentes físicos, químicos y biológicos presentes


en el ambiente de trabajo y sus correspondientes intensidades,
concentraciones o niveles de presencia.

c) Los procedimientos para la utilización de los agentes citados


anteriormente que influyan en la generación de los riesgos
mencionados.

d) Todas aquellas otras características de trabajo, incluidas las relativas


a su organización y ordenación, que influyan en la magnitud de los
riesgos a que esté expuesto el trabajador.

Peligro: Fuente o situación con capacidad de daño en términos de


lesiones, daños a la propiedad, daños al medio ambiente o una
combinación de ambos.

Incidente: Cualquier suceso no esperado ni deseado que no dando


lugar a pérdidas de la salud o lesiones a las personas, pueda
ocasionar daños a la propiedad, equipos, productos o al medio
ambiente, pérdidas de la producción o aumento de las
responsabilidades legales.
1.3. PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN: TÉCNICAS DE
PREVENTIVAS

El empresario, que dirige y controla la actividad laboral, tiene la obligación


contractual de garantizar la salud y la seguridad en el trabajo, tal y como establece
el Estatuto de los Trabajadores (artículo 19.1).

De este modo la LPRL en su artículo 14 establece que los trabajadores tienen


derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud laboral, derecho
del que se desprende el correlativo deber del empresario de proteger a éstos de
los riesgos laborales. Esto responde a que en una relación laboral el trabajador/a se
ve obligado a realizar actividades que podrían suponer un riesgo para su salud, no
como fruto de su libre decisión sino como consecuencia de su necesidad de
trabajar y del poder de dirección y control de la actividad laboral por parte del
empresario.

EL concepto sobre el que se basa la mejora de las condiciones de trabajo es la de


prevención, entendida como el conjunto de actividades o medidas adoptadas y
previstas en todas las fases de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo.

El empresario aplicará las medidas que integran el deber general de prevención


con arreglo a los siguientes principios generales de la acción preventiva, que se
incluyen en el artículo 15 de la LPRL:

Evitar los riesgos.


Evaluar los riesgos que no se puedan evitar.

Combatir los riesgos en su origen.

Adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a


la concepción de los puestos de trabajo, así como a la elección de
los equipos y los métodos de trabajo y de producción, con miras,
en particular, a atenuar el trabajo monótono y repetitivo y a
reducir los efectos del mismo en la salud.

Tener en cuenta la evolución de la técnica.

Sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún peligro.

Planificar la prevención, buscando un conjunto coherente que


integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las
condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los
factores ambientales en el trabajo.

Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la


individual.

Dar las debidas instrucciones a los trabajadores.

Se han desarrollado diversas técnicas de prevención con el objeto de prevenir la


concurrencia de riesgos laborales que provoquen daños en el trabajador. Todas
abordan la eliminación de ambientes agresivos de trabajo, sean debidos a
circunstancias técnicas, a comportamientos del hombre, al funcionamiento de la
organización de la empresa o a otras circunstancias de tipo social general.

Las técnicas específicas de la prevención en riesgos laborales son cinco:

A. Seguridad en el trabajo:

Es el conjunto de técnicas y procedimientos cuyo fin es eliminar o reducir el


riesgo de que produzcan accidentes de trabajo. Su actividad consiste en la
prevención de riesgos derivados de las condiciones materiales de seguridad,
buscando el origen de dichos riesgos y eliminarlos mediante normas, diseños
y medidas de seguridad. Se trata por tanto, de prevenir los accidentes de
trabajo que provocan todos aquellos riesgos de origen mecánico.
Las técnicas en seguridad se dividen en:

Técnicas analíticas: se centran en la detección, análisis y


valoración de los riesgos derivados de las condiciones de
seguridad, pueden ser:

Previas al accidente:

Inspecciones de seguridad

Control estadístico de accidentes

Posteriores al accidente:

Investigaciones de accidentes

Notificación y registro de
accidentes

Técnicas operativas: se ocupan de la eliminación o la reducción de


la accidentalidad mediante acciones preventivas o protectoras
una vez conocido el riesgo, se distinguen, dos ámbitos de
actuación:

Aspectos técnicos: técnicas de concepción


(seguridad en el diseño y proyecto de
instalaciones, equipos y métodos de trabajo) y de
corrección (utilización de defensas y resguardos,
protecciones colectivas e individuales,
mantenimiento preventivo).

Aspectos humanos: previas o posteriores a la


incorporación al puesto (selección de personal,
información, formación, prácticas y campañas de
seguridad...)

B. Higiene Industrial:

Es la disciplina que se centra en la identificación, valoración y corrección de


los factores de riesgos derivados de la presencia en el medio ambiente
laboral de contaminantes ambientales, ya sean físicos, químicos y biológicos.

La metodología de actuación contempla las siguientes fases:

Reconocimiento e identificación de los agentes contaminantes.

Medición de la concentración de los mismos.

Valoración de los resultados, para estos procesos se utilizan


criterios legales, o valores de referencia de entidades reconocidas
(TLV, VLA).

Adopción de medidas, se debe evitar o disminuir el riesgo con


medidas encaminadas a eliminar el foco, actuar en el medio donde
se propaga o sobre el receptor (sobre los trabajadores afectados).

C. Medicina del trabajo

Su objeto es el estudio, diagnóstico, calificación, prevención y tratamiento,


de cuantas circunstancias del trabajo originan patologías en el trabajador.
Complementan esta actuación con la curación y rehabilitación de los
trabajadores que hayan podido contraer esas patologías.

Para ello, maneja estudios epidemiológicos de la población, observa a los


individuos clínicamente y reconoce periódicamente a los trabajadores.
D. Ergonomía

El objeto de la ergonomía es la adaptación de las condiciones de trabajo al


hombre para conseguir la mayor armonía posible entre las condiciones
óptimas de confort y la máxima eficacia productiva.

La ergonomía diseña los medios materiales y métodos de trabajo


apoyándose en otras disciplinas científicas como la ingeniería, psicología,
anatomía, arquitectura, etc., por lo que puede considerarse como una técnica
pluridisciplinar.

La ergonomía es una disciplina que actúa en varias áreas:

Ergonomía ambiental: relacionada al trabajador con los factores


ambientales como son el ambiente térmico, el ambiente visual, el
ruido y las vibraciones.

Ergonomía geométrica: se refiere a la relación del tamaño del


puesto de trabajo con el trabajador.
Ergonomía temporal: se ocupa de los tiempos de trabajo.

Ergonomía de seguridad: pretende conservar la integridad


física del trabajador, ya sea en la concepción, en la
corrección o en la protección de los equipos frente a los
trabajadores que los vayan a utilizar.

Ergonomía de la comunicación: interviene en el diseño de la


comunicación entre los trabajadores y las maquinas,
mediante el análisis del soporte utilizado.

Un estudio ergonómico suele incluir análisis de las demandas de la tarea, de


las capacidades personales, y de las condiciones de trabajo.

E. Psicosociología

Es una técnica no medica, su objeto es el control de los riesgos psicosociales,


es decir, aquellos derivados de la interacción entre las características
organizativas y la estructura de la empresa y las capacidades, situación
personal y necesidades del trabajador, que puede influir en la salud, en el
rendimiento y la satisfacción en el trabajo.
Podemos clasificar los factores de riesgo que se deben de analizar bajo la
perspectiva de la psicosociología, lo siguientes:

La tarea

La organización del puesto de trabajo

La estructura de la organización de la empresa

Otras características como el tamaño, la estructura jerárquica,


formación, carrera profesional, etc.)
UNIDAD FORMATIVA 2. DAÑOS DERIVADOS DEL TRABAJO

2. DAÑOS DERIVADOS DEL TRABAJO

CONTENIDOS

1. Los accidentes laborales.

2. Las enfermedades profesionales.

3. Enfermedades derivadas del trabajo y otras patologías.

2.1. LOS ACCIDENTES LABORALES.

El artículo 115 de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS, texto refundido de


1994) define accidente laboral como toda lesión corporal que el trabajador sufra
con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena.

Para que se considere que es accidente laboral es necesario que se cumplan las
siguientes características:

1º.

Existencia de lesión corporal, que puede ser física o psíquica.

2º.

Que el trabajador sea por cuenta ajena o esté dado de alta en la contingencia de
accidente de trabajo como autónomo por cuenta propia. También se extiende el
concepto a los trabajadores socios de sociedades mercantiles.

3º.

Que el accidente con ocasión o por consecuencia del trabajo. Es decir, que exista
una relación de causalidad entre el trabajo y la lesión.

La noción de accidente de trabajo se amplía con el establecimiento legal de


una presunción.

Se presumirá, salvo prueba de lo contrario, que son constitutivas de accidentes de


trabajo, las lesiones que sufra el trabajador durante el tiempo y el lugar de trabajo.
La presunción supone que el trabajador queda eximido al tener que probar la
relación de causalidad entre el trabajo y lesión, y sólo se destruye ante la prueba
cierta y convincente de que el accidente no guarda ninguna relación con el trabajo.

Esta presunción es de aplicación a los accidentes ocurridos:

Durante las horas extraordinarias

En los tiempos de descanso

Durante el bocadillo o comida que se realicen en el lugar de


trabajo

Durante los llamados tiempo de espera o puesta a disposición de


la empresa.

Esta presunción no se aplica en los accidentes in itínere.

A partir de 2005, la definición de accidente laboral también incluye a los


trabajadores autónomos que previamente así lo soliciten a la Seguridad Social y
abonen las cuotas sociales correspondientes.

Se consideran asimismo accidentes laborales los siguientes supuestos:

Los accidentes que ocurren al ir o volver del trabajo. Son


denominados accidentes in itínere.

Es necesario para considerar in itínere un accidente laboral que se haya


producido entre el domicilio habitual del trabajador y el puesto de
trabajo. No se considerará accidente laboral, si se producen
interrupciones en el camino para realizar actos ajenos al trabajo o se
dirige desde el trabajo a lugares distintos del domicilio habitual.

Igualmente se considera accidente de trabajo el denominado por


la jurisprudencia accidente en misión: es el acaecido fuera del
centro de trabajo, pero en el trayecto en el desempeño de la
misión encargada al trabajador por el empresario dentro del
cometido propio de su contrato de trabajo.

Los que desempeñe el trabajador con ocasión o como


consecuencia del desempeño de cargos electivos de carácter
sindical o de gobierno de las entidades gestoras, así como los
ocurridos al ir o al volver del lugar en el que se ejerciten las
funciones propias de dichos cargos.

Los ocurridos con ocasión o por consecuencia de las tareas que,


aún siendo distintas a las de su categoría profesional, ejecuta el
trabajador en cumplimiento de las órdenes del empresario o
espontáneamente en interés del buen funcionamiento de la
empresa.

Los acaecidos en actos de salvamento y en otros de naturaleza


análoga, cuando unos y otros tengan conexión con el trabajo.

Las enfermedades que contraiga el trabajador con motivo de la


realización de su trabajo, siempre y cuando se pruebe que la
enfermedad tuvo por causa exclusiva la realización del mismo y no
esté catalogada como enfermedad profesional.

Las enfermedades o defectos padecidos con anterioridad por el


trabajador que se agraven como consecuencia de la lesión
constitutiva del accidente.

Las enfermedades intercurrentes, es decir, las que constituyan


complicaciones derivadas del proceso patológico determinado por
el accidente mismo (las consecuencias del accidente se modifican
en su naturaleza, duración, gravedad o terminación), o tengan su
origen en afecciones adquiridas en el nuevo medio en que se haya
situado el paciente para su curación.

Los infartos de miocardio, trombosis, hemorragias cerebrales o


similares cuando se producen a causa o consecuencia del trabajo.

Ahora bien, no impide que un accidente sea calificado como de trabajo:

La imprudencia profesional del trabajador, consecuencia del


ejercicio habitual de un trabajo y derivada de la confianza que éste
inspira, por la que, ante la existencia del riesgo, el trabajador se
crea capaz de superarlo por su habilidad personal.

La concurrencia de culpabilidad civil o criminal del empresario, de


un compañero de trabajo del accidentado o de un tercero, salvo
que no guarde relación alguna con el trabajo.
No se considerará accidente de trabajo:

La Imprudencia temeraria, aunque sí la imprudencia profesional.

El accidente que se produce en el puesto de trabajo cuando el


accidentado está cometiendo un delito doloso.

Los infartos de miocardio, trombosis, hemorragias cerebrales o


similares si no son producto del trabajo.

Los accidentes se clasifican en:

a) Leves: Provocan una incapacidad laboral corta y la víctima no es


hospitalizada.

b) Graves: Son los que provocan una incapacidad laboral prolongada o


permanente y en los que la víctima es hospitalizada.

c) Mortales: Provocan la muerte del trabajador.


Los factores que intervienen en los accidentes se clasifican en:

a) Naturaleza de la lesión: Es la clase de lesión física sufrida.

b) Parte del cuerpo: Se refiere a la parte del cuerpo de la persona lesionada,


que fue afectada por la lesión.

c) Origen de la lesión: Expresa el objeto, la exposición, la sustancia o el


movimiento del cuerpo que directamente produjo la lesión.

d) Clase de accidente: Es el hecho que directamente provocó la lesión.

e) Condición peligrosa: Es la condición física o circunstancial que permitió u


ocasionó el accidente.

f) Agente del accidente: Hace referencia al objeto, la sustancia o la parte de


las instalaciones en donde existió la condición peligrosa.

g) Parte del agente: Es la parte específica del agente del accidente que fue
peligrosa.

h) Acto inseguro: Es la violación de un procedimiento de seguridad


comúnmente aceptado, que directamente permitió u ocasionó el accidente.

i) Incidente: Es todo proceso anormal, no querido ni deseado, que se


presenta en forma brusca, inesperada e imprevista y que interrumpe la
actividad normal del trabajo, pero no causa lesiones humanas.

j) Avería: Se define como todo incidente sin potencialidad lesiva para las
personas, que acaece en el curso del trabajo.

k) Consecuencias del accidente: A las consecuencias del accidente las


llamamos pérdidas, porque son el resultado negativo del accidente y pueden
ser de dos clases:
Daño: Consecuencia material negativa derivada de un accidente:
por ejemplo, pérdidas de tiempo, destrucción de herramientas,
daño a los productos semi-elaborados, etc.

Lesión: Consecuencia negativa personal derivada de un accidente;


las lesiones sufridas por un trabajador pueden ser: funcionales,
psíquicas, orgánicas e incluso la muerte.

Las consecuencias de los accidentes se clasifican en:

Sin pérdida.

Sólo con daños (accidentes blancos).

Con daños y lesiones.

Con sólo lesiones.

2.2. LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES

El concepto legal actualmente vigente de enfermedad profesional se recoge en


el artículo 116 de la Ley General de la Seguridad Social que dispone:

Se entenderá por enfermedad profesional la contraída a consecuencia del trabajo


ejecutado por cuenta ajena en las actividades que se especifican en el cuadro que
se aprueba por las disposiciones de aplicación y desarrollo de esta Ley, y que esté
provocada por la acción de los elementos o sustancias que en dicho cuadro se
indiquen para cada enfermedad.

Este concepto supone la concurrencia de tres requisitos:

Trabajo por cuenta ajena (aunque como ya se ha indicado en el


accidente de trabajo, se ha extendido la acción protectora a los
trabajadores por cuenta propia).

Que ocurra en alguna de las actividades recogidas en la lista de


enfermedad profesionales aprobada por el Real Decreto, en
aplicación y desarrollo del citado artículo 116 de la LGSS.

Que sea provocada por la acción de elementos o sustancias


también incluidas en la lista.

Existen tres elementos paralelos con el concepto de accidente de trabajo (la


enfermedad, el trabajo y la relación de causalidad ente trabajo y enfermedad),
pero es menos amplio, ya que no se produce la enfermedad con ocasión del trabajo
sino, solamente a consecuencia del mismo.

El cuadro de enfermedades profesionales del D e c re t o d e 1 2 d e M a yo d e 1 9 7 8 ,


a m p l í a e l c u a d ro a n t e r i o r d e 1 9 6 1 , y abarca seis grupos de enfermedades.

El R e a l D e c re t o 1 2 9 9 / 2 0 0 6 d e 1 0 d e n o v i e m b re d e 2 0 0 6 aprobó un nuevo
cuadro de enfermedades profesionales, y en el mismo, a través de la Orden
TAS/1/2007 de 2 de enero, también se establecen nuevos criterios de notificación
y registro de las enfermedades profesionales .Las principales novedades son las
siguientes:

El Parte de Enfermedad Profesional deberá ser comunicado por


vía electrónica con la ayuda del sistema informático CEPROSS,
desde el 1 de enero de 2007 y para todas aquellas enfermedades
profesionales con diagnóstico o en periodo de observación desde
la citada fecha.

Las Entidades Gestoras y Colaboradoras de la Seguridad Social


serán las encargadas de transmitir el Parte de Enfermedad
Profesional, puesto que en este caso son sujetos obligados.

Las empresas y trabajadores por cuenta propia que dispongan de


cobertura de contingencias profesionales, estarán obligados a
facilitar toda la información que obre en su poder y que les sea
requerida para la elaboración del parte, por la Entidad Gestora o
Colaboradora con quien tenga asegurada la cobertura de las
contingencias profesionales.

Las Empresas Colaboradoras deben transmitir en el plazo de tres


días hábiles a la entidad Gestora o Colaboradora que corresponda,
el diagnóstico de las enfermedades profesionales de sus
trabajadores.

El cuadro de enfermedades profesionales abarca 6 grupos que se clasifican según


el agente, subagente, y actividad:

Grupo 1: Enfermedades profesionales causadas por agentes


químicos.

Grupo 2: Enfermedades profesionales causadas por agentes


físicos.

Grupo 3: Enfermedades profesionales causadas por agentes


biológicos.

Grupo 4: Enfermedades profesionales causadas por inhalación de


sustancias y agentes no comprendidas en otros apartados.

Grupo 6: Enfermedades profesionales causadas por agentes


carcinogénicos.

Grupo 5: Enfermedades profesionales de la piel causadas por


sustancias y agentes no comprendidos en alguno de los otros
apartados.

La gestión de la enfermedad profesional:

La calificación de la enfermedad profesional corresponde en


exclusiva al INSS o al Instituto Social de la Marina.

Corresponde a la mutua a la que esté asociada la empresa la


elaboración y tramitación del parte de enfermedad profesional.

Corresponde a la empresa facilitar a dicha mutua la información


necesaria para elaborar el parte de enfermedad profesional.

En sentido formal, no es enfermedad profesional la que no aparece incluida en la


lista oficial y tampoco la que no es producida en alguna de las actividades y por los
elementos definidos o enumerados en la misma.

La enfermedad profesional requiere una relación directa causa-efecto; sin


embargo, las alteraciones de la salud son cada vez más de tipo inespecífico,
multifactorial. El ambiente de trabajo y sus características pueden contribuir,
sumados a otros factores de riesgo a la aparición de enfermedades de etiología
múltiple (trastornos del sistema locomotor, enfermedades respiratorias crónicas
no específicas, alteraciones gástricas, etc.). A los trastornos de este tipo se les
denominan enfermedades relacionadas con el trabajo por la Organización Mundial
de la Salud.

Las enfermedades profesionales deben investigarse según indica en el art. 16.3 de


la Ley de Prevención de Riesgos Laborales: Cuando se haya producido un daño para
la salud de los trabajadores o cuando, con ocasión de la vigilancia de la salud prevista en
el artículo 22, aparezcan indicios de que las medidas de prevención resultan
insuficientes, el empresario llevará a cabo una investigación al respecto, a fin de detectar
las causas de estos hechos.

2.3. ENFERMEDADES DERIVADAS DEL TRABAJO Y


OTRAS PATOLOGÍAS.

La ley de Prevención de Riesgos Laborales define los daños profesionales como un


enfoque mucho más integral y aperturista.

Esta ley define los daños derivados del trabajo, como las enfermedades, patologías
o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo.

Dentro de los daños profesionales podemos hablar de otro concepto de accidentes


y enfermedades derivadas del trabajo.

Desde esta perspectiva, se considera enfermedad derivada del trabajo aquel


deterioro lento y paulatino de la salud del trabajador, producido por una
exposición crónica a situaciones adversas, sean estas producidas por el ambiente
en el que desarrolla el trabajo o por la forma que éste organizado.

Por tanto si la enfermedad derivada del trabajo es un deterioro lento y paulatino


de la salud, puede aparecer después de varios años de exposición al factor de
riesgo de que se trate, no podemos esperar a que aparezcan síntomas para actuar,
ya que generalmente los efectos de estas enfermedades son irreversibles. Para
poder analizar mejor los factores responsables de que se produzca una
enfermedad derivada del trabajo habrá que analizar las siguientes variables:

La concentración del agente contaminante en el ambiente del


trabajo.

El tiempo de exposición

Las características personales de cada trabajador.

La presencia de varios contaminantes al mismo tiempo.


Por todo ello tenemos que comprender que no se debe de pensar que solamente
los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales son los únicos daños a
la salud, por ser las únicas definidas y protegibles por el sistema de la seguridad
social, sino que hay que ir más allá y procurar una mejora en la calidad de la vida
laboral.
UNIDAD FORMATIVA 3. MARCO NORMATIVO EN PREVENCIÓN DE
RIESGOS LABORALES

3. MARCO NORMATIVO EN PREVENCIÓN


DE RIESGOS LABORALES

CONTENIDOS

1. Las directivas comunitarias

1.1. Alcance y fundamentos jurídicos

1.2. Directivas sobre seguridad y salud en el trabajo

2. Legislación Básico Aplicable

2.1. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales

2.2. Reglamento de los Servicios de Prevención

2.3. Reglamentaciones específicas derivadas de la LPRL

3. Derechos y obligaciones en materia preventiva.

4. Consulta y participación de los trabajadores.

4.1. Derecho de consulta.

4.2. Derecho de participación y representación.

5. Servicios de Prevención.

6. Responsabilidades y sanciones en materia preventiva.


3.1. LAS DIRECTIVAS COMUNITARIAS

3.1.1. ALCANCE Y FUNDAMENTOS JURÍDICOS

Una de las políticas más importantes de la Unión Europea es la política social.


Dentro de la política social se encuentra incluida la política de Seguridad y
Salud de los trabajadores en el lugar de trabajo, cuyo propósito es fijar unos
niveles mínimos de protección que se apliquen por igual a los trabajadores
de todos los países europeos de la Unión.

El artículo 118 A del tratado constitutivo de la Comunidad Europea señala


que Los Estados miembros procurarán promover la mejora, en particular, del
medio de trabajo, para proteger la seguridad y la salud de los trabajadores, y
se fijarán como objetivo la armonización, dentro del progreso, de las
condiciones existentes en este ámbito.

Los objetivos, en definitiva, son dos:

Aumentar la protección a todos los trabajadores

Procurar que, en materia de seguridad y salud en el trabajo, no


haya grandes diferencias entre un Estado y otro (armonizar).

Para hacer esto posible, la Unión Europea utiliza fundamentalmente la


elaboración de directivas. Las directivas son actos jurídicos de carácter
vinculante cuyos destinatarios son los Estados miembros. A través de ellas se
adaptan las disposiciones mínimas que habrán de aplicarse.

Los Estados Miembros están obligados en cuanto al resultado a conseguir


(los objetivos de la directiva), aunque tienen cierta libertad en cuanto a los
medios para trasponer la directiva.

La transposición de una directiva consiste en convertir una directiva en una


norma legal que sea de obligado cumplimiento en el país. Aunque, para
transponer una directiva, sería perfectamente posible convertirla en ley sin
cambiar una sola coma del texto inicial, la mayoría de los países prefieren
hacer adaptaciones de las directivas para ajustarlas a sus características o
sus situaciones nacionales.

3.1.2. DIRECTIVAS SOBRE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

La directiva fundamental en esta materia es la 89/391/CEE (Directiva del


Consejo de 12 de junio de 1989 relativa a la aplicación de medidas de
promover la mejora de la seguridad y salud en el trabajo). Ha recibido el
sobrenombre de Directiva "Marco" de Seguridad. Es la directiva que fija las
principales reglas de juego para los empresarios y los trabajadores en lo que
se refiere a la mejora de la seguridad y salud en el trabajo. La Directiva
Marco fue transpuesta al derecho español mediante la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales (LPRL).

La Directiva Marco abre la puerta a un abanico de directivas específicas


sobre seguridad y salud en el trabajo, que podemos clasificar en
varios grupos:
Colectivos especiales de trabajadores. Directivas dedicadas a
diversos colectivos a los que se les supone una mayor necesidad
de protección: trabajadoras embarazadas, trabajadores atípicos
(trabajo temporal), trabajadores jóvenes, etc.

Lugares de trabajo. Existe una directiva con este mismo título que
establece los requisitos para el diseño y utilización de los lugares
de trabajo en general. Además existen varias directivas sobre
lugares de trabajo especiales (obras de construcción, canteras y
minas, sondeos, buques de pesca, medios de transporte, trabajos
agrícolas, etc.).

Agentes contaminantes. Este grupo se refiere a la protección de


los trabajadores frente a los riesgos relacionados con la exposición
a agentes físicos, químicos y biológicos (agentes cancerígenos,
amianto, plomo, ruido, radiaciones ionizantes, agentes biológicos,
etc.)

3.2. LA LEGISLACIÓN BÁSICA APLICABLE

3.2.1. LA LEY DE PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES (LPRL)

La Ley de Prevención de riesgos laborales, transpone a nuestro derecho,


además de la Directiva Marco, que contiene la normativa básica de la política
de prevención comunitaria, tres Directivas relativas a la protección de la
maternidad y de los jóvenes y al tratamiento de las relaciones de trabajo
temporal. Hasta la aprobación de la Ley, esta materia estaba regulada
fundamentalmente por la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el
Trabajo de 1971.

La LPRL establece el marco jurídico para desarrollar los requisitos de


seguridad y salud en el trabajo que marcan las directivas comunitarias del
artículo 118 A del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea.

Esta Ley de prevención de riesgos laborales ha sido afectada o modificada


por:

LEY 32/2010, de 5 de agosto, por la que se establece un sistema


específico de protección por cese de actividad de los trabajadores
autónomos

LEY 25/2009, de 22 de diciembre, de modificación de diversas


leyes para su adaptación a la Ley sobre el libre acceso a las
actividades de servicios y su ejercicio.

LEY Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de


mujeres y hombres.

LEY 31/2006, de 18 de octubre, sobre implicación de los


trabajadores en las sociedades anónimas y cooperativas
europeas.

LEY 30/2005, de 29 de diciembre, de Presupuestos Generales del


Estado para el año 2006.

LEY 54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del marco


normativo de la prevención de riesgos laborales.

REAL DECRETO LEGISLATIVO 5/2000, de 4 de agosto, por el que


se aprueba el Texto Refundido de la Ley sobre Infracciones y
Sanciones en el Orden Social.

LEY 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de


la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras.

LEY 50/1998, de 30 de noviembre, de Medidas Fiscales,


Administrativas y del Orden Social

3.2.2. REGLAMENTO DE LOS SERVICIOS DE PREVENCIÓN

Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento


de los Servicios de Prevención, considerando la prevención de los riesgos
laborales como actuación a desarrollar en el seno de la empresa, determina
los procedimientos de evaluación de los riesgos para la salud de los
trabajadores y las modalidades de organización, funcionamiento y control de
los servicios de prevención, así como las capacidades y aptitudes que deben
reunir dichos servicios y los trabajadores designados para desarrollar
actividades preventivas.

Este reglamento está afectado o modificado por los siguientes reales


decretos:

R.D. 337/2010, de 19 de marzo, por el que se modifican el Real


Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el
Reglamento de los Servicios de Prevención; el Real Decreto
1109/2007, de 24 de agosto, por el que se desarrolla la Ley
32/2006, de 18 de octubre, reguladora de la subcontratación en el
sector de la construcción y el Real Decreto 1627/1997, de 24 de
octubre, por el que se establecen disposiciones mínimas de
seguridad y salud en obras de construcción.

R.D. 298/2009, de 6 de marzo, por el que se modifica el Real


Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el
Reglamento de los Servicios de Prevención, en relación con la
aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y
de la salud en el trabajo de la trabajadora embarazada, que haya
dado a luz o en período de lactancia

R.D. 604/2006, de 19 de mayo, por el que se modifican el Real


Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el
Reglamento de los Servicios de Prevención.

R.D. 688/2005, de 10 de junio, por el que se regula el régimen de


funcionamiento de las mutuas de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales de la Seguridad Social como servicio
de prevención ajeno.

R.D. 780/1998, de 30 de abril, por el que se modifica el Real


Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el
Reglamento de los servicios de prevención.

3.2.3. REGLAMENTACIONES ESPECÍFICAS DERIVADAS DE LA


LPRL

La LPRL indica que el Gobierno regulará los requisitos mínimos que deben
reunir las condiciones de trabajo para la protección de la seguridad y la salud
de los trabajadores (art.6.a.)

En este sentido las reglamentaciones técnicas más importantes son las


relativas a lugares de trabajo, equipos de trabajo, y equipos de protección
individual.

3.3. DERECHOS Y OBLIGACIONES EN MATERIA


PREVENTIVA

En la constitución española comienzan la base del conjunto de derechos y


obligaciones tanto de trabajadores y empresarios en materia de prevención de
riesgos laborales.

El derecho a la vida y a la integridad física que el artículo 15 de la Constitución


Española reconoce con carácter general a todos los ciudadanos cuenta con una
protección especial en el ámbito laboral.

Este derecho enlaza con el artículo 4.2 d) del Estatuto de los Trabajadores en el que se
indica que en la relación de trabajo los trabajadores tienen el derecho a su
integridad física y a una adecuada política de seguridad e higiene. Por otro lado, el
reverso se configura por el art. 5.b del E.T. al configurar como deber básico de los
trabajadores el de Observar las medidas de seguridad e higiene que se adopten.
Finalmente el artículo 18 del E.T. reitera que el trabajador, en la prestación de sus
servicios tendrá derecho a una protección eficaz en materia de seguridad e
higiene.

Además en su artículo 40.2., la Constitución Española dispone que los poderes


públicos velen por la seguridad e higiene en el trabajo.

3.3.1. OBLIGACIONES DEL EMPRESARIO

El deber de prevención del empresario se configura como una obligación de


carácter genérico en la normativa, aunque la legislación para facilitar la
efectividad regula varias obligaciones legales específicas relativas a
diferentes áreas.

Las obligaciones del empresario están reguladas en los Capítulos III, IV, y V
de la LPRL y se desarrollan por el RD. 39/1997, de 17 de enero, que aprueba
el Reglamento de los Servicios de Prevención. De manera genérica se
establecen en se establecen en el Art. 14 LPRL.

DEBER DEL EMPRESARIO DE GARANTIZAR LA SEGURIDAD Y SALUD DE LOS


TRABAJADORES
A. Deber de Protección

El deber general de protección se deriva del poder de dirección que


ostenta el empresario. Llevado al ámbito de la relación laboral es
un deber contractual que se corresponde con el derecho del trabajador
a conservar la salud.

El empresario, como consecuencia de la celebración de contratos de


trabajo, es titular del deber de protección, este deber es un deber
integral, pues el empresario está obligado a garantizar la seguridad y
salud de los trabajadores en todos los aspectos relacionados con el
trabajo, adoptando las medidas necesarias para la protección de
aquellos bienes jurídicos (art. 14.2 LPRL). Se trata además de un deber
irrenunciable e intransferible, concretamente las medidas que integran
el deber de protección han de regirse conforme a los
siguientes principios de la acción preventiva (art. 15 LPRL):

Evitar los riesgos.

Evaluar los riesgos que no se puedan evitar.

Combatir los riesgos en su origen.


Adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que
respecta a la concepción de los puestos de trabajo, así como
a la elección de los equipos y los métodos de trabajo y de
producción, con miras, en particular, a atenuar el trabajo
monótono y repetitivo y a reducir los efectos del mismo en la
salud.

Tener en cuenta la evolución de la técnica.

Sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún


peligro.

Planificar la prevención, buscando un conjunto coherente


que integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las
condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia
de los factores ambientales en el trabajo.

Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a


la individual.

Dar las debidas instrucciones a los trabajadores.

Podemos deducir que el deber del empresario es p re ve n i r l o s r i e s g o s y


n o re p a ra r l o s d a ñ o s .

B. Plan de Prevención, evaluación de Riesgos y planificación preventiva


(Art. 16 LPRL)

El empresario deberá integrar la prevención de riesgos laborales en el


sistema general de gestión de la empresa, tanto en el conjunto de sus
actividades como en todos los niveles jerárquicos de ésta, a través de la
implantación y aplicación de un plan de prevención de riesgos
laborales. (Artículo 16 LPRL)

Este plan deberá incluir la estructura organizativa, las


responsabilidades, las funciones, las prácticas, los procedimientos, los
procesos y los recursos necesarios para realizar la acción de
prevención de riesgos en la empresa.

Los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación del plan de


prevención de riesgos, que podrán ser llevados a cabo por fases de
forma programada, son la evaluación de riesgos laborales y la
planificación de la actividad preventiva.

Como ya conocemos según el art. 3 del Reglamento de los Servicios de


Prevención, la evaluación de riesgos, es "el proceso dirigido a estimar la
magnitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse obteniendo la
información necesaria para que el empresario esté en condiciones de tomar
una decisión apropiada sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas
y, en tal caso, sobre el tipo de medidas que deben adoptarse".

El empresario deberá realizar una evaluación inicial de los riesgos para


la seguridad y salud de los trabajadores, teniendo en cuenta, con
carácter general:

la naturaleza de la actividad,

las características de los puestos de trabajo existentes,

características de los trabajadores que deban


desempeñarlos, aquellas actuaciones que deban
desarrollarse de conformidad con lo dispuesto en la
normativa sobre protección de riesgos específicos y
actividades de especial peligrosidad.

Igualmente deberá hacerse una evaluación con ocasión de la elección


de los equipos de trabajo, de las sustancias o preparados químicos y del
acondicionamiento de los lugares de trabajo.

La evaluación será actualizada cuando cambien las condiciones de


trabajo y, en todo caso, se someterá a consideración y se revisará, si
fuera necesario, con ocasión de los daños para la salud que se hayan
producido.

Cuando el resultado de la evaluación lo hiciera necesario, el


empresario realizará controles periódicos de las condiciones de trabajo
y de la actividad de los trabajadores en la prestación de sus servicios,
para detectar situaciones potencialmente peligrosas.
El empresario realizará aquellas actividades preventivas necesarias
para eliminar o reducir y controlar los riesgos resultantes de la
evaluación. Estas actividades serán objeto de planificación,
incluyéndose el plazo para llevarlas a cabo, la designación de
responsables y los recursos humanos y materiales necesarios para su
ejecución.

El empresario deberá asegurarse de la efectiva ejecución de las


actividades preventivas incluidas en la planificación, efectuando para
ello un seguimiento continuo de la misma.

Si como consecuencia de estos controles periódicos se detecta una


inadecuación a los fines de protección requeridos, se modificarán las
actividades de prevención.

Si se ha producido un daño para la salud de los trabajadores o si con


ocasión de la vigilancia de la salud aparecen indicios de que las medidas
de prevención resultan insuficientes, se deberá realizar una evaluación
posterior para aplicar nuevas medidas preventivas.

C. Equipos de trabajo y medios de protección

El empresario adoptará las medidas necesarias con el fin de que


los equipos de trabajo sean adecuados para el trabajo que deba
realizarse y convenientemente adaptados a tal efecto, de forma que
garanticen la seguridad y la salud de los trabajadores al utilizarlos.(Art.
17 LPRL)

Los equipos de trabajo son aquellas máquinas, instrumentos, aparatos


o instalaciones que el trabajador utilizará en su trabajo (art. 4.6. LPRL)

Cuando la utilización de un equipo de trabajo pueda presentar un


riesgo específico para la seguridad y la salud de los trabajadores, el
empresario adoptará las medidas necesarias con el fin de que:

La utilización del equipo de trabajo quede reservada a los


encargados de dicha utilización.

Los trabajos de reparación, transformación, mantenimiento


o conservación sean realizados por los trabajadores
específicamente capacitados para ello.
Deberá proporcionar a sus trabajadores equipos de protección
individual adecuados para el desempeño de sus funciones y velar por el
uso efectivo de los mismos cuando, por la naturaleza de los trabajos
realizados, sean necesarios.

Los equipos de protección individual deberán utilizarse cuando los


riesgos no se puedan evitar o no puedan limitarse suficientemente por
medios técnicos de protección colectiva o mediante medidas, métodos
o procedimientos de organización del trabajo.

D. Información, consulta y participación de los trabajadores (Art. 18


LPRL)

Cumpliendo con su deber de protección, el empresario adoptará las


medidas adecuadas para que los trabajadores reciban todas
las informaciones necesarias sobre:

Los riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores


en el trabajo, tanto aquellos que afecten a la empresa en su
conjunto como a cada tipo de puesto de trabajo o función.

Las medidas y actividades de protección y prevención


aplicables a los riesgos señalados en el apartado anterior.

Las medidas previstas para los casos de emergencia.

En el caso de que se cuente con representantes de los trabajadores,


esta información se facilitará por el empresario a los trabajadores a
través de dichos representantes, salvo la información que deba
proporcionarse al trabajador de forma directa e inmediata acerca de
los r i e s g o s d e s u e s p e c í fificco p u e s t o .

La Ley establece el derecho de los trabajadores a participar en las


decisiones de la empresa en materia de prevención de riesgos
laborales. Esta participación se apoya en formas de consulta a la
opinión de los trabajadores para lo cual es imprescindible que éstos
estén en posesión de las informaciones necesarias a partir de las cuales
podrán formar sus juicios de manera adecuada.

E. Consultar a los trabajadores

El empresario deberá consultar a los trabajadores y permitir su


participación en el marco de todas las cuestiones que afecten a la
seguridad y salud en el trabajo.

En determinadas materias de la actividad preventiva el empresario


está obligado a consultar con antelación a la adopción de las medidas.

En relación con este deber, los trabajadores tendrán derecho a


efectuar propuestas al empresario, así como a los órganos de
participación y representación previstos en la LPRL, dirigidas a la
mejora de los niveles de protección de la seguridad y la salud en la
empresa.

F. Formación a los trabajadores (Art. 19 LPRL)

Otro medio de cumplir con su deber de protección del empresario, será


a través de la formación. Deberá garantizar que cada trabajador reciba
una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia
preventiva:

en el momento de su contratación, cualquiera que sea


la modalidad o duración de ésta,

cuando se produzcan cambios en las funciones que


desempeñe

cuando se introduzcan nuevas tecnologías o cambios


en los equipos de trabajo.

La formación deberá estar centrada específicamente en el puesto de


trabajo o función de cada trabajador, adaptarse a la evolución de los
riesgos y a la aparición de otros nuevos y repetirse periódicamente, si
fuera necesario.

La formación deberá impartirse, siempre que sea posible, dentro de la


jornada de trabajo o, en su defecto, en otras horas pero con el
descuento en aquélla del tiempo invertido en la misma.

La formación se podrá impartir por la empresa mediante medios


propios o concertándola con servicios ajenos, y su coste no recaerá en
ningún caso sobre los trabajadores.

G. Medidas de emergencia (Art. 20 LPRL)

Existen determinadas obligaciones de seguridad del empresario en


previsión de posibles situaciones de emergencia y se le exige analizar
las posibles situaciones de emergencia teniendo en cuenta el tamaño y
actividad de la empresa así como la presencia de personas ajenas.

Como consecuencia deberá adoptar las medidas necesarias en materia


de primeros auxilios, lucha contra incendios y evacuación de los
trabajadores, designando para ello al personal encargado de poner en
práctica estas medidas y comprobando periódicamente, en su caso, su
correcto funcionamiento.

El citado personal deberá poseer la formación necesaria, ser suficiente


en número y disponer del material adecuado, en función de las
circunstancias antes señaladas.

H. Riesgo grave e inminente (Art.21 LPRL)

La paralización de la actividad en caso de riesgo grave e


inminente forma parte del derecho de los trabajadores/as a una
protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo. Así
mismo forma parte de las obligaciones empresariales en relación con
los trabajadores expuestos a un riesgo grave o inminente.

La Ley de Prevención de Riesgos en su artículo 4, apartado 4º entiende


como riesgo grave e inminente "aquel que resulte probable
racionalmente que se materialice en un futuro inmediato y pueda
suponer un daño grave para la salud de los trabajadores/as".

a. El empresario

El empresario está obligado a tomar todas las medidas necesarias


para preservar la seguridad y salud de los trabajadores/as. Entre
ellas están:

1. Informar lo antes posible a todos los trabajadores/as


afectados acerca de la existencia de dicho riesgo, y de las
medidas adoptadas o que en su caso deben adoptarse en
materia de protección.

2. Adoptar las medidas y dar las instrucciones necesarias para


que, en caso de peligro grave, inminente e inevitable, los
trabajadores/as puedan interrumpir su actividad y, si fuera
necesario, abandonar de inmediato el lugar de trabajo. En
este supuesto no podrá exigirse a los trabajadores que
reanuden su actividad mientras persista el peligro, salvo
excepción debidamente justificada por razones de
seguridad y determinada reglamentariamente.

3. Disponer de lo necesario para que el trabajador/a que no


pudiera ponerse en contacto con su superior jerárquico
ante una situación de peligro grave e inminente para su
seguridad, la de otros trabajadores/as o la de terceros a la
empresa, esté en condiciones, habida cuenta de sus
conocimientos y de los medios técnicos puestos a su
disposición, de adoptar las medidas necesarias para evitar
las consecuencias de dicho peligro.

b. Los representantes de los trabajadores/as

En el caso de que el empresario/a no adopte o no permita


adoptar las medidas necesarias para garantizar la seguridad y
salud de los trabajadores/as, los representantes legales de éstos
podrán acordar, por mayoría de sus miembros, la paralización de
la actividad de los trabajadores/as afectados por el riesgo:

El acuerdo será comunicado de inmediato a la empresa


y a la autoridad laboral, la cual en el plazo de 24 horas,
anulará o ratificará la paralización acordada.

El acuerdo a que se refiere el párrafo anterior podrá


ser adoptado por decisión mayoritaria de los
delegados de prevención cuando no resulte posible
reunir con la urgencia requerida al órgano de
representación del personal.

Los trabajadores o sus representantes no podrán sufrir


perjuicio alguno derivado de la adopción de esta
medida, a menos que hubieran obrado de mala fe o
cometido negligencia grave.

c. Los Delegados/as de Prevención

Ante la imposibilidad de reunir con la urgencia que requiere la


situación de riesgo, a la representación del personal, los
Delegados/as de Prevención podrán acordar por mayoría la
paralización (Art. 21.3 LPRL).
I. Vigilancia de la salud (Art.22 LPRL)

El empresario garantizará a los trabajadores a su servicio la vigilancia


periódica de su estado de salud en función de los riesgos inherentes al
trabajo,

En lo que afecta al deber de vigilancia, en general el art. 22 de la LPRL


obliga al empresario a la realización de aquellos reconocimientos o
pruebas que causen las menores molestias al trabajador y que sean
proporcionales al riesgo, respetando su derecho a la intimidad y a la
dignidad, y guardando confidencialidad sobre sus resultados, que no
pueden ser empleados para finalidades diversas de las que motivaron
su realización.

La vigilancia de la salud debe realizarse cumpliendo lo siguiente:

El reconocimiento médico debe ser inicial y periódico,


periodicidad medida en razón de la naturaleza de los riesgos
inherentes al trabajo. Habrá que establecerla periodicidad
en función de lo que marque el reglamento específico que lo
regule, cuando exista, y si no consultar las normas referidas
a los reconocimientos médicos en el ámbito de las
enfermedades profesionales, que establecen una
periodicidad variable en función del tipo del agente
causante de la Enfermedad Profesional.

La vigilancia de la salud sólo podrá llevarse a cabo cuando el


trabajador preste su consentimiento. De este carácter
voluntario sólo se exceptuarán, previo informe de los
representantes de los trabajadores, los supuestos en los que
la realización de los reconocimientos sea imprescindible
para evaluar los efectos de las condiciones de trabajo sobre
la salud de los trabajadores o para verificar si el estado de
salud del trabajador puede constituir un peligro para el
mismo, para los demás trabajadores o para otras personas
relacionadas con la empresa o cuando así esté establecido
en una disposición legal en relación con la protección de
riesgos específicos y actividades de especial peligrosidad.

Los datos e informaciones referidas al estado del


trabajador son confidenciales que pertenecen a la intimidad
del trabajador, siendo éste el primer destinatario de los
resultados. Los resultados de la vigilancia serán
comunicados a los trabajadores afectados. Los datos
relativos a la vigilancia de la salud de los trabajadores no
podrán ser usados con fines discriminatorios ni en perjuicio
del trabajador. El acceso a la información médica de carácter
personal se limitará al personal médico y a las autoridades
sanitarias que lleven a cabo la vigilancia de la salud de los
trabajadores, sin que pueda facilitarse al empresario o a
otras personas sin consentimiento expreso del trabajador. El
empresario y las personas u órganos con responsabilidades
en materia de prevención serán informados de las
conclusiones que se deriven de los reconocimientos
efectuados en relación con la aptitud del trabajador para el
desempeño del puesto de trabajo o con la necesidad de
introducir o mejorar las medidas de protección y prevención,
a fin de que puedan desarrollar correctamente su funciones
en materia preventiva.

En los supuestos en que la naturaleza de los riesgos


inherentes al trabajo lo haga necesario, el derecho de los
trabajadores a la vigilancia periódica de su estado de salud
deberá ser prolongado más allá de la finalización de la
relación laboral, en los términos que reglamentariamente se
determinen.

Las medidas de vigilancia y control de la salud de los


trabajadores se llevarán a cabo por personal sanitario con
competencia técnica, formación y capacidad acreditada.

J. Deber de Documentación (Art.23)

El empresario posee unos deberes de documentación, que más que en


relación con los trabajadores, lo son en relación con la Autoridad
Laboral, ya que deberá elaborar y conservar a disposición de la
Autoridad Laboral la siguiente documentación (art. 23 LPRL):

Evaluación de los riesgos para la seguridad y la salud en el


trabajo, y planificación de la acción preventiva.

Medidas de protección y de prevención a adoptar y, en su


caso, material de protección que deba utilizarse.

Resultado de los controles periódicos de las condiciones de


trabajo y de la actividad de los trabajadores.

Práctica de los controles del estado de salud de los


trabajadores y conclusiones obtenidas de los mismos.

Relación de accidentes de trabajo y enfermedades


profesionales que hayan causado al trabajador una
incapacidad laboral superior a un día de trabajo. En estos
casos el empresario realizará, además, la notificación.
K. Deber de Coordinación de Actividades Empresariales (Art.24)

Finalmente existen unos deberes de coordinación de actividades


empresariales, es decir, la obligación de coordinarse en materia de
prevención de riesgos con el resto de empresas que realicen
actividades en el mismo centro de trabajo, que se deberán cumplir de
acuerdo al Real Decreto 171/2004, de 30 de enero, por el que se
desarrolla el artículo 24 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de
Prevención de Riesgos Laborales, en materia de coordinación de
actividades empresariales.

El artículo 24 sobre C o o rd i n a c i ó n d e a c t i v i d a d e s e m p re s a r i a l e s , al que


nos referimos dice lo siguiente:

1. Cuando en un mismo centro de trabajo desarrollen actividades


trabajadores de dos o más empresas, éstas deberán cooperar en
la aplicación de la normativa sobre prevención de riesgos
laborales. A tal fin, establecerán los medios de coordinación que
sean necesarios en cuanto a la protección y prevención de
riesgos laborales y la información sobre los mismos a sus
respectivos trabajadores, en los términos previstos en el
apartado 1 del artículo 18 de esta Ley.

2. El empresario titular del centro de trabajo adoptará las medidas


necesarias para que aquellos otros empresarios que desarrollen
actividades en su centro de trabajo reciban la información y las
instrucciones adecuadas, en relación con los riesgos existentes
en el centro de trabajo y con las medidas de protección y
prevención correspondientes, así como sobre las medidas de
emergencia a aplicar, para su traslado a sus respectivos
trabajadores.

3. Las empresas que contraten o subcontraten con otras la


realización de obras o servicios correspondientes a la propia
actividad de aquéllas y que se desarrollen en sus propios centros
de trabajo deberán vigilar el cumplimiento por dichos
contratistas y subcontratistas de la normativa de prevención de
riesgos laborales.

4. Las obligaciones consignadas en el último párrafo del apartado 1


del artículo 41 de esta Ley serán también de aplicación, respecto
de las operaciones contratadas, en los supuestos en que los
trabajadores de la empresa contratista o subcontratista no
presten servicios en los centros de trabajo de la empresa
principal, siempre que tales trabajadores deban operar con
maquinaria, equipos, productos, materias primas o útiles
proporcionados por la empresa principal.

5. Los deberes de cooperación y de información e instrucción


recogidos en los apartados 1 y 2 serán de aplicación respecto de
los trabajadores autónomos que desarrollen actividades en
dichos centros de trabajo.

Para garantizar que los trabajadores de empresas contratadas o


subcontratadas reciben una protección eficaz de su salud y seguridad,
el RD. 171/2004, de 30 de enero, sobre coordinación de actividades
empresariales, establece un capítulo con las diferentes situaciones que
pueden darse y las medidas que debe aplicar el empresario:

Cuando concurran varias empresas en un mismo centro de


trabajo, los trabajadores deben recibir, antes de comenzar la
actividad, la información sobre los riesgos derivados de esta
situación.

Cuando concurran trabajadores de varias empresas en un


centro de trabajo del que un empresario sea el
titular (persona que tiene la capacidad de poner a
disposición y gestionar el centro de trabajo), éste debe dar la
información sobre los riesgos en dicho centro de trabajo y
las instrucciones adecuadas para la prevención a cada uno
de los empresarios que concurren, de tal forma que éstos las
trasladen a sus respectivos trabajadores.

Cuando concurran trabajadores de varias empresas en un


centro de trabajo exista un empresario principal (el que
contrata o subcontrata con otros la realización de obras o
servicios correspondientes a la propia actividad de aquél y
en el propio centro de trabajo), éste deberá vigilar el
cumplimiento de la normativa por parte de las empresas
contratadas y subcontratadas.

L. Deber de Protección a trabajadores especialmente sensibles a


determinados riesgos

El empresario garantizará de manera específica la protección de los


trabajadores que, por sus propias características personales o estado
biológico conocido, incluidos aquellos que tengan reconocida la
situación de discapacidad física, psíquica o sensorial,
sean especialmente sensibles a los riesgos derivados del trabajo.
Para ello, deberá tener en cuenta dichos aspectos en las evaluaciones
de los riesgos y, en función de éstas, adoptará las medidas preventivas
y de protección necesarias.

Los trabajadores no serán empleados en aquellos puestos de trabajo en


los que, a causa de sus características personales, estado biológico o
por su discapacidad física, psíquica o sensorial debidamente
reconocida, puedan ellos, los demás trabajadores u otras personas
relacionadas con la empresa ponerse en situación de peligro o, en
general, cuando se encuentren manifiestamente en estados o
situaciones transitorias que no respondan a las exigencias psicofísicas
de los respectivos puestos de trabajo. Y si estuvieran empleados, se les
cambiará de puesto.

Igualmente, el empresario deberá tener en cuenta en las evaluaciones


los factores de riesgo que puedan incidir en la función de procreación
de los trabajadores y trabajadoras, en particular por la exposición a
agentes físicos, químicos y biológicos que puedan ejercer efectos
mutagénicos o de toxicidad para la procreación, tanto en los aspectos
de la fertilidad, como del desarrollo de la descendencia, con objeto de
adoptar las medidas preventivas necesarias

M. Deber de Protección de la maternidad

En el artículo 26 de la LPRL se establecen unos deberes específicos


de protección ante situaciones de maternidad que detallamos a
continuación.

La evaluación de los riesgos a que se refiere el artículo 16 de la LPRL


deberá comprender:

La determinación de la naturaleza, el grado y la duración de


la exposición de las trabajadoras en situación de embarazo o
parto reciente a agentes, procedimientos o condiciones de
trabajo que puedan influir negativamente en la salud de las
trabajadoras o del feto, en cualquier actividad susceptible de
presentar un riesgo específico. Si los resultados de la
evaluación revelasen un riesgo para la seguridad y la salud o
una posible repercusión sobre el embarazo o la lactancia de
las citadas trabajadoras, el empresario adoptará las medidas
necesarias para evitar la exposición a dicho riesgo, a través
de una adaptación de las condiciones o del tiempo de trabajo
de la trabajadora afectada. Dichas medidas incluirán, cuando
resulte necesario, la no realización de trabajo nocturno o de
trabajo a turnos.

Cuando la adaptación de las condiciones o del tiempo de


trabajo no resultase posible o, a pesar de tal adaptación, las
condiciones de un puesto de trabajo pudieran influir
negativamente en la salud de la trabajadora embarazada o
del feto, y así lo certifiquen los Servicios Médicos del
Instituto Nacional de la Seguridad Social o de las Mutuas,
con el informe del médico del Servicio Nacional de la Salud
que asista facultativamente a la trabajadora, ésta
deberá desempeñar un puesto de trabajo o función
diferente y compatible con su estado. El empresario deberá
determinar, previa consulta con los representantes de los
trabajadores, la relación de los puestos de trabajo exentos
de riesgos a estos efectos.

El cambio de puesto o función se llevará a cabo de


conformidad con las reglas y criterios que se apliquen en los
supuestos de movilidad funcional y tendrá efectos hasta el
momento en que el estado de salud de la trabajadora
permita su reincorporación al anterior puesto. En el
supuesto de que, aun aplicando las reglas señaladas en el
párrafo anterior, no existiese puesto de trabajo o función
compatible, la trabajadora podrá ser destinada a un puesto
no correspondiente a su grupo o categoría equivalente, si
bien conservará el derecho al conjunto de retribuciones de
su puesto de origen. Si dicho cambio de puesto no resultara
técnica u objetivamente posible, o no pueda
razonablemente exigirse por motivos justificados, podrá
declararse el paso de la trabajadora afectada a la
situación de suspensión del contrato por riesgo durante el
embarazo, contemplada en el artículo 45.1.d) del Estatuto de
los Trabajadores, durante el período necesario para la
protección de su seguridad o de su salud y mientras persista
la imposibilidad de reincorporarse a su puesto anterior o a
otro puesto compatible con su estado.

Durante el período de lactancia, también se deberá de


realizar la evaluación de riesgos de la trabajadora y la
adaptación del puesto, si las condiciones de trabajo pudieran
influir negativamente en la salud de la mujer o del hijo y así
lo certificase el médico que, en el régimen de Seguridad
Social aplicable, asista facultativamente a la trabajadora.

Las trabajadoras embarazadas tendrán derecho a


ausentarse del trabajo, con derecho a remuneración, para la
realización de exámenes prenatales y técnicas de
preparación al parto, previo aviso al empresario y
justificación de la necesidad de su realización dentro de la
jornada de trabajo.

Tanto para la evaluación de riesgos, la adaptación del puesto y/o


cambio de puesto se deberán tener en cuenta el Anexo VII y Anexo VIII
del Reglamento de los Servicios de Prevención:

Anexo VII. Lista no exhaustiva de agentes, procedimientos y


condiciones de trabajo que pueden influir negativamente en
la salud de las trabajadoras embarazadas o en período de
lactancia natural, del feto o del niño durante el período de
lactancia natural.

Anexo VIII. Lista no exhaustiva de agentes y condiciones de


trabajo a los cuales no podrá haber riesgo de exposición por
parte de trabajadoras embarazadas o en período de
lactancia natural.
N. Deber de Protección de los menores

Antes de la incorporación al trabajo de jóvenes menores de dieciocho


años, y previamente a cualquier modificación importante de sus
condiciones de trabajo, el empresario deberá efectuar una evaluación
de los puestos de trabajo a desempeñar por los mismos, a fin de
determinar la naturaleza, el grado y la duración de su exposición, en
cualquier actividad susceptible de presentar un riesgo específico al
respecto, a agentes, procesos o condiciones de trabajo que puedan
poner en peligro la seguridad o la salud de estos trabajadores.
A tal fin, la evaluación tendrá especialmente en cuenta los riesgos
específicos para la seguridad, la salud y el desarrollo de los jóvenes
derivados de su falta de experiencia, de su inmadurez para evaluar los
riesgos existentes o potenciales y de su desarrollo todavía incompleto.

En todo caso, el empresario informará a dichos jóvenes y a sus padres o


tutores que hayan intervenido en la contratación, de los posibles
riesgos y de todas las medidas adoptadas para la protección de su
seguridad y salud.

Teniendo en cuenta los factores anteriormente señalados, el Gobierno


establecerá las limitaciones a la contratación de jóvenes menores de
dieciocho años en trabajos que presenten riesgos específicos.
O. Deberes respecto a las relaciones de trabajo temporales, de duración
determinada y en empresas de trabajo temporal

Los trabajadores con relaciones de trabajo temporales o de duración


determinada, así como los contratados por empresas de trabajo
temporal, deberán disfrutar del mismo nivel de protección en materia
de seguridad y salud que los restantes trabajadores de la empresa en la
que prestan sus servicios.

El empresario debe garantizar que estos trabajadores, con carácter


previo al inicio de su actividad, reciban información acerca de los
riesgos a los que vayan a estar expuestos, en particular en lo relativo a
la necesidad de cualificaciones o aptitudes profesionales
determinadas, la exigencia de controles médicos especiales o la
existencia de riesgos específicos del puesto de trabajo a cubrir, así
como sobre las medidas de protección y prevención frente a los
mismos.

Deberán recibir una formación suficiente y adecuada a las


características del puesto de trabajo a cubrir, teniendo en cuenta su
cualificación y experiencia profesional y los riesgos a los que vayan a
estar expuestos.

Los trabajadores tendrán derecho a una vigilancia periódica de su


estado de salud.

El empresario deberá informar a los trabajadores designados para


ocuparse de las actividades de protección y prevención o, en su caso, al
servicio de prevención previsto en la medida necesaria para que
puedan desarrollar de forma adecuada sus funciones respecto de
todos los trabajadores de la empresa.

En las relaciones de trabajo a través de empresas de trabajo temporal,


la ley establece las responsabilidades de cada una de las empresas
intervinientes:

la empresa usuaria será responsable de las condiciones de


ejecución del trabajo en todo lo relacionado con la
protección de la seguridad y la salud de los trabajadores, así
como el cumplimiento de las obligaciones en materia de
información.

La empresa usuaria deberá informar a los representantes de


los trabajadores en la misma de la adscripción de los
trabajadores puestos a disposición por la empresa de trabajo
temporal. Dichos trabajadores podrán dirigirse a estos
representantes en el ejercicio de los derechos reconocidos
en la presente Ley.

La empresa de trabajo temporal será responsable del


cumplimiento de las obligaciones en materia de formación y
vigilancia de la salud. La empresa usuaria deberá informar a
la empresa de trabajo temporal, y ésta a los trabajadores
afectados, antes de la adscripción de los mismos, acerca de
las características propias de los puestos de trabajo a
desempeñar y de las cualificaciones requeridas.
3.3.2. DERECHOS Y DEBERES DE LOS TRABAJADORES EN
MATERIA DE PREVENCIÓN

La base de la protección de la seguridad y salud laboral es el derecho de los


trabajadores a dicha protección, y las obligaciones o deberes del empresario
para garantizarla. Por tanto, los derechos del trabajador son obligaciones o
deberes para el empresario.

Los derechos de los trabajadores son los siguientes:

Derecho a la utilización de equipos de protección adecuada.

Derecho a la información, consulta y participación de los


trabajadores.

Derecho a ser formados de forma teórica y práctica, suficiente y


adecuada en materia preventiva.

Derecho a que se tomen medidas de emergencia, evacuación y


primeros auxilios.

Derecho a la paralización de la actividad en caso de riesgo grave e


inminente.

Derecho a la vigilancia de su salud.

Derecho a acceder a la documentación de las medidas


preventivas.

Derecho a la protección específica de los trabajadores


especialmente sensibles.

Derecho a la protección de la maternidad.

Derecho a una protección específica de los menores

Derecho a una protección específica en las relaciones de trabajo


temporal, de duración determinada, y en empresas de trabajo
temporal.

El trabajador está también afectado por ciertos d e b e re s d e d i l i g e n c i a y


b u e n a f e en el desenvolvimiento de su contrato de trabajo y en relación con
la protección de la seguridad y la salud, además el artículo 29 de la LPRL
suma algunas otras obligaciones especificas:

Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos


previsibles, las máquinas, aparatos, herramientas, sustancias
peligrosas, equipos de transporte y, en general, cualesquiera otros
medios con los que desarrollen su actividad.

Utilizar correctamente los medios y equipos de protección


facilitados por el empresario, de acuerdo con las instrucciones
recibidas de éste.

No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los


dispositivos de seguridad existentes o que se instalen en los
medios relacionados con su actividad o en los lugares de trabajo
en los que ésta tenga lugar.

Informar de inmediato a su superior jerárquico directo, y a los


trabajadores designados para realizar actividades de protección y
de prevención o, en su caso, al servicio de prevención, acerca de
cualquier situación que, a su juicio, entrañe, por motivos
razonables, un riesgo para la seguridad y la salud de los
trabajadores.

Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la


autoridad competente con el fin de proteger la seguridad y la
salud de los trabajadores en el trabajo.

Cooperar con el empresario para que éste pueda garantizar unas


condiciones de trabajo que sean seguras y no entrañen riesgos
para la seguridad y la salud de los trabajadores.

El incumplimiento por los trabajadores de estas obligaciones en


materia de prevención tiene la consideración de incumplimiento
laboral.

Responsabilidades de los trabajadores

El incumplimiento por los trabajadores de estas obligaciones en materia de


prevención de riesgos tendrá la consideración de incumplimiento laboral a
efectos de ser sancionados por la dirección de la empresa (es la facultad
disciplinaria), que puede incluso suponer el despido disciplinario si nos
encontramos ante un incumplimiento contractual, grave y culpable (art. 58.1
en relación con el 54 del Estatuto de Trabajadores.)

3.4. CONSULTA Y PARTICIPACION DE LOS


TRABAJADORES

La obligación que recae en el empresario de consultar y permitir


la participación de los trabajadores respecto de todas aquellas cuestiones que
afecte a la seguridad y salud en el trabajo se traduce en el derecho de los
trabajadores a efectuar propuestas al empresario y a los órganos de participación
y representación previstos por la Ley, es decir, Delegados de Prevención y Comité
de Seguridad y salud, al objeto de mejorar los niveles de protección de la seguridad
y salud en la empresa (art. 18.2 LPRL).

3.4.1. DERECHO DE CONSULTA

El empresario ha de consultar a los trabajadores, la adopción de las


decisiones relativas a (art. 33 LPRL):

La planificación y la organización del trabajo en la empresa y la


introducción de nuevas tecnologías, en todo lo relacionado con las
consecuencias que éstas pudieran tener para la seguridad y la
salud de los trabajadores, derivadas de la elección de los equipos,
la determinación y la adecuación de las condiciones de trabajo y el
impacto de los factores ambientales en el trabajo.

La organización y desarrollo de las actividades de protección de la


salud y prevención de los riesgos profesionales en la empresa,
incluida la designación de los trabajadores encargados de dichas
actividades o el recurso a un servicio de prevención externo.

La designación de los trabajadores encargados de las medidas de


emergencia.

Los procedimientos de información y documentación a que se


refieren los artículos 18, apartado 1. y 23, apartado 1, de la
presente Ley.

El proyecto y la organización de la formación en materia


preventiva.

Cualquier otra acción que pueda tener efectos substanciales


sobre la seguridad y la salud de los trabajadores.

En el RD 604/06 amplía las condiciones por las que se deben consultar a los
trabajadores con:

La consulta acerca de la implantación y aplicación del Plan de


Prevención de riesgos Laborales de la empresa, la evaluación de
riesgos y la consiguiente planificación y organización preventiva
en su caso, así como el acceso a la documentación
correspondiente.

La consulta a los representantes legales de los trabajadores de


cada una de las empresas afectadas, acerca de las condiciones
mínimas en que debe desarrollarse el Servicio de Prevención
Mancomunado, y que deben de constar en su acuerdo de
constitución.

Estas consultas han de llevarse a cabo directamente con los trabajadores, en


aquellas empresas que no cuenten con representantes de los trabajadores, o con
estos últimos, caso de existir. Los informes han de elaborarse en el plazo de
quince días, o en el tiempo imprescindible cuando se trate de adoptar las
medidas dirigidas a prevenir riesgo inminente; transcurrido el plazo sin
haberse emitido el informe, el empresario podrá poner en práctica su
decisión.
3.4.2. DERECHO DE PARTICIPACIÓN Y REPRESENTACIÓN

El derecho de participación y representación del Art. 34 LPRL supone que,


en aquellas empresas que cuenten con seis o más trabajadores, a través de
los delegados de personal, los comités de empresa y los representantes
sindicales, o través de los órganos equivalentes en el ámbito de las
Administraciones Públicas existen Juntas de Personal y Comités de Empresa.
Debido a esta doble representación en dos órganos unitarios que se refieren
a funcionarios o estatutarios y laborales, la designación de delegados de
prevención se procederá a través de los representantes de personal con
presencia en el ámbito de los órganos unitarios de representación, y entre,
por una parte, aquellos funcionarios o estatutarios que sean miembros de la
Junta de Personal, y por otra entre los representantes del personal laboral
miembros del Comité de empresa, con arreglo a la escala que establece la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales en su artículo 35.2 y veremos más
adelante.

Una vez designados los delegados de prevención se integrarán en


los Comités de Seguridad y Salud que son órganos paritarios y colegiados de
participación, destinados a la consulta regular y periódica de las actuaciones
en los diferentes ámbitos de las Administraciones Públicas, en materia de
prevención de riesgos laborales.

Para llevar a cabo la indicada adaptación en el ámbito de la Administración


General del Estado, el Gobierno tendrá en cuenta los siguientes criterios:

En ningún caso dicha adaptación podrá afectar a las competencias,


facultades y garantías que se reconocen en esta Ley a los
Delegados de Prevención y a los Comités de Seguridad y Salud.

Se deberá establecer el ámbito específico que resulte adecuado en


cada caso para el ejercicio de la función de participación en
materia preventiva dentro de la estructura organizativa de la
Administración. Con carácter general, dicho ámbito será el de los
órganos de representación del personal al servicio de las
Administraciones públicas, si bien podrán establecerse otros
distintos en función de las características de la actividad y
frecuencia de los riesgos a que puedan encontrarse expuestos los
trabajadores.

Cuando en el indicado ámbito existan diferentes órganos de


representación del personal, se deberá garantizar una actuación
coordinada de todos ellos en materia de prevención y protección
de la seguridad y la salud en el trabajo, posibilitando que la
participación se realice de forma conjunta entre unos y otros, en el
ámbito específico establecido al efecto.

Con carácter general, se constituirá un único Comité de Seguridad


y Salud en el ámbito de los órganos de representación previstos en
la Ley de Órganos de Representación del Personal al Servicio de
las Administraciones Públicas, que estará integrado por los
Delegados de Prevención designados en dicho ámbito, tanto para
el personal con relación de carácter administrativo o estatutario
como para el personal laboral, y por representantes de la
Administración en número no superior al de Delegados. Ello no
obstante, podrán constituirse Comités de Seguridad y Salud en
otros ámbitos cuando las razones de la actividad y el tipo y
frecuencia de los riesgos así lo aconsejen.

3.4.2.1. Delegado de prevención

Los Delegados/as de Prevención son los representantes de los


trabajadores/as con funciones específicas en materia de prevención de
riesgos en el trabajo.

La figura del Delegado/a de Prevención es, por tanto, la


del representante legal de los trabajadores/as, al cual se le ha dotado
de una serie de competencias y facultades en materia de seguridad y
salud en el trabajo, permitiéndole influir de forma significativa y
participativa en la mejora de las condiciones de trabajo.

Los derechos de participación y consulta que la ley reconoce a los


trabajadores/as se ejercen, en general, a través de estos delegados/as a
los que se atribuye, además, una función de vigilancia y control sobre el
cumplimiento de la normativa de prevención.

a. Elección y designación de un delegado de prevención

Los Delegados/as de Prevención son designados por y entre los


representantes del personal: los delegados/as de personal y los
miembros del Comité de Empresa son los encargados de elegir a
los delegados/as de prevención entre ellos.

El número total de Delegados/as del centro de trabajo, va a


depender del número de trabajadores/as de la empresa, de
acuerdo con la siguiente escala:

*El Delegado/a de Prevención será el Delegado/a de Personal


**El Delegado/a de Prevención será elegido entre los
Delegados/as de Personal

Tabla 1.0. Delegados/as de Prevención en función del número de


trabajadores/as en plantilla. Fuente Ley 31/1995 de 8 de
noviembre Ley de Prevención de Riesgos laborales (artículo 35
apartado 2).

Para determinar el número de Delegados de Prevención se tendrá en


cuenta los siguientes criterios:

Para el cálculo del número de trabajadores/as de la empresa


se tendrá en cuenta no sólo a los trabajadores/as con
contrato fijo en plantilla, sino que se deberá considerar a
aquellos con contratos de duración determinada, de acuerdo
con la tabla:

*Se sumarán todos los días trabajados, por todos los


trabajadores/as, y se dividen por 200, redondeando la cifra al
número superior para determinar el número de trabajadores/as.
Tabla 2.0. Número de trabajadores/as en función del tipo de
contrato. Fuente Ley de Prevención de Riesgos Laborales
(Artículo 35 apartado 3).

¿Existe otra posibilidad de designar a los Delegados de Prevención?

En los convenios colectivos puede establecerse otros sistemas de


designación de los delegados de prevención, siempre que se garantice
que la facultad de designación corresponde a los representantes del
personal o a los propios trabajadores.
Igualmente en el ámbito de las Administraciones Públicas se podrán
establecer, en los términos señalados en la Ley 7/1990, otros sistemas
de designación de los delegados de prevención y acordarse que las
competencias que esta Ley atribuye a estos, puedan ser ejercidas por
órganos específicos.

Designación de Delegados de Prevención en casos especiales.

En los centros de trabajo que carezcan de representantes de los


trabajadores por no existir trabajadores con la antigüedad suficiente
para ser electores o elegibles en las elecciones para representantes del
personal, los trabajadores podrán elegir por mayoría a un trabajador
que ejerza las competencias del Delegado de Prevención, quien tendrá
las facultades, garantías y obligaciones de tales delegados. La
actuación de éstos cesará en el momento en que se reúnan los
requisitos para poder celebrar elecciones de representantes de
personal.

b. Competencias y facultades de los delegados de prevención

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Artículo 36), concede a los


Delegados/as de Prevención unas competencias y facultades para que
puedan cumplir con el ejercicio de sus funciones en materia preventiva,
y son los siguientes:

Colaborar con la dirección de la empresa en la mejora de la


acción preventiva.

Promover y fomentar la cooperación de los


trabajadores/as en la ejecución de la normativa sobre
prevención de riesgos laborales.

Ser consultados por el empresario/a en temas de salud


laboral.

Ejercer una labor de vigilancia y control de la normativa


sobre prevención de riesgos laborales.

Las competencias del Comité de Seguridad y Salud en las


empresas con menos de 50 trabajadores/as.

Los Delegados/as de prevención tienen que realizar una importante y


activa vigilancia y control del cumplimiento de la normativa de
prevención de riesgos laborales, avisando de las deficiencias que
detecten al empresario/a y si fuera necesario acudiendo a los órganos
competentes de la administración (Inspección de Trabajo y Seguridad
Social e Instituto Regional de Seguridad y Salud).

El Delegado de Prevención tiene derecho a que el empresario/a le


facilite toda aquella información que él solicite y que sea necesaria
para el desarrollo de sus funciones como representante de los
trabajadores/as en materia preventiva, y sería la siguiente:

Plan de Prevención

Evaluación de riesgos laborales

La planificación de la actividad preventiva

Fichas técnicas de seguridad de las máquinas

Fichas técnicas sobre productos químicos

Información sobre cómo ha organizado la empresa la


actividad preventiva.

Plan de emergencia

Relación de accidentes de trabajo y enfermedades


profesionales.

Fecha de realización y protocolos médicos de vigilancia de la


salud que se vayan a utilizar para la realización de los
reconocimientos médicos específicos.

Plan formativo en materia preventiva.

Existencia de trabajadores de ETT´S; empresas de servicio.

Contratos con las empresas de servicio (limpiezas, seguridad


privada, cafeterías, etc.)

Memoria anual de los servicios de prevención.

El Delegado/a de Prevención puede y debe solicitar por escrito y con


acuse de recibo al empresario/a la documentación, con objeto de
realizar eficazmente sus funciones como representantes de los
trabajadores/as en materia de seguridad y salud en el trabajo.

Los delegados/as de prevención tienen la facultad y el deber de realizar


todas aquellas propuestas que crean convenientes para la mejora de
las condiciones de trabajo. Debe tener en cuenta que:

El empresario/a esta obligado a facilitar a los Delegados/as


de Prevención toda la información respecto a las medidas de
carácter preventivo y de mejora de la protección de la
seguridad y la salud de los trabajadores/as, con carácter
previo a la ejecución de las mismas.

Las propuestas que hagan los Delegados/as de Prevención


en respuesta a la información recibida, se harán llegar al
empresario por escrito en un plazo de 15 días o el periodo
mínimo indispensable, cuando se trate de una actuación en
caso de riesgo grave e inminente.

El Delegado/a de Prevención podrá proponer la paralización


de la actividad al Comité de Empresa cuando el
empresario/a haya incumplido sus obligaciones y no haya
adoptado las medidas preventivas y protectoras necesarias,
exponiendo a los trabajadores/as a una situación de riesgo
grave e inminente.

La respuesta negativa a las propuestas realizadas por el Delegado/a o


Delegados/as de Prevención ha de estar motivada por el empresario/a,
exponiendo las razones y fundamentos de la misma.

Las propuestas que se hagan llegar al empresario/a deberán


realizarse por escrito y con acuse de recibo de la misma.

Aunque ya lo hemos mencionado en otros apartados, el Delegado/a de


Prevención tiene la facultad de, ante una situación de riesgo grave e
inminente, proponer la paralización de la actividad al órgano de
representación de los trabajadores/as.

Asimismo, si por la urgencia no es posible reunir al Comité de Empresa


o en su caso al conjunto de Delegados/as de Personal, los Delegados/as
de Prevención, por acuerdo mayoritario podrán acordar la decisión de
paralizar la actividad.
c. Deber de sigilo profesional

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales obliga al delegado/a de


prevención a observar sigilo profesional respecto de las informaciones
a que tuviese acceso como consecuencia de su actuación en la
empresa.

Esto significa que los delegados/as de prevención no pueden utilizar las


informaciones a las que tienen derecho en razón de su cargo para
finalidades distintas a las que motivaron el acceso a las mismas.

Es decir, mientras la información circule para controlar el


cumplimiento de la normativa, para denunciar incumplimientos, para
proponer o negociar mejoras, para aumentar el conocimiento de los
trabajadores/as sobre los riesgos a los que están expuestos o para, de
cualquier otro modo, mejorar los niveles de protección existente, no
hay infracción del deber de sigilo.

Divulgar dicha información con la sola finalidad de perjudicar a la


empresa, si constituiría una infracción.

d. Garantías de los delegados de prevención

A los delegados de prevención se les facilita unas garantías para que


puedan ejercer sus funciones (competencias y facultades
anteriormente mencionadas) como representantes de los trabajadores
sin sufrir perjuicios ni represalias, a través de la Ley 31/1995 de
Prevención de Riesgos Laborales en su artículo 37 y en el artículo 68
del TRET.

Las garantías son siguientes:

Apertura de expediente contradictorio


Regulada en el artículo 68.a) del TRET como garantía exclusiva de
los representantes, supone que antes de imponer sanciones
graves o muy graves a un representante es preceptiva la apertura
de un expediente contradictorio en el que serán oídos el
interesado y los restantes representantes de los trabajadores/as.

Prioridad de permanencia en la empresa o centro de trabajo

Regulada en el artículo 68.b) del TRET consiste en el derecho


preferente que tienen los representantes de los trabajadores/as
a permanecer en la empresa en los supuestos de suspensión de
contratos o extinción por causas tecnológicas o económicas. Esta
prioridad también opera en los supuestos de movilidad
geográfica (regulados en el artículo 40.5 del TRET), cuando esté
referida al mismo grupo profesional.

Protección del representante contra el despido o sanción


durante el ejercicio de sus funciones, ni dentro del año siguiente
a la finalización de su mandato.

Protección del representante contra el despido o sanción


durante el ejercicio de sus funciones, ni dentro del año siguiente
a la finalización de su mandato, siempre que el despido o sanción
se base en la acción del trabajador/a en el ejercicio de su
representación. Regulada en el artículo 68.c) del TRET, lo que
intenta evitar es que el representante de los trabajadores/as sea
sancionado o despedido por algo relacionado con su actividad
representativa.

Prohibición de discriminación en su promoción económica o


profesional.

Prohibición de discriminación en su promoción económica o


profesional en razón del desempeño de su representación. Está
regulada en el articulo 68.c) del TRET como una concreción del
artículo 17 del mismo texto legal que prohíbe la discriminación
en el empleo, y pretende evitar que un trabajador/a se pueda ver
perjudicado en su promoción económica y/o profesional por su
condición de representante de los trabajadores/as.

Libertad de expresión.

Regulada en el artículo 68.d) del TRET supone el derecho de los


representantes a expresar sus opiniones en las materias
concernientes al ámbito de su representación, lo que incluye la
capacidad de expresarlas oralmente, pero también de publicarlas
y distribuirlas siempre que no se perturbe la normalidad de la
actividad productiva y se comunique previamente a la empresa.
El Comité tiene este derecho colegiadamente.

No podrán vulnerarse los límites generales de este derecho como


son: el respeto al derecho al honor, a la intimidad y a la propia
imagen de otras personas.

Crédito horario

Regulada en el artículo 68.e) del TRET, supone la


concesión a los representantes de los trabajadores/as
de un número de horas mensuales no trabajadas pero
remuneradas para que las dediquen a su función
representativa.

El número de horas que se concede va desde 15 a 40


horas mensuales, dependiendo del número de
trabajadores/as de la empresa, según muestra el
siguiente cuadro:

Estas horas tienen carácter individual y mensual, es


decir, se dan a cada trabajador/a representante y no
cabe acumular las horas no consumidas de un mes a
otro. Lo que sí podrá pactarse en convenio colectivo es
la acumulación de horas de los distintos miembros de
la representación en uno o varios de sus componentes,
siempre que no se rebase el máximo de 40 horas
mensuales.
Se presume la utilización correcta del crédito horario,
lo que incluye no sólo su utilización en funciones
representativas en el seno de la empresa, sino también
en actividades organizadas por el sindicato como son
cursos de formación o reuniones.

Las horas correspondientes al crédito horario son


retribuidas igual que el trabajo efectivo, es decir, que el
representante de los trabajadores/as conserva el
derecho a la retribución que hubiera percibido de
haber realizado efectivamente su trabajo.

Se evita así que el representante de los


trabajadores/as resulte perjudicado económicamente
por el tiempo dedicado al ejercicio de funciones
representativas.

El artículo 37.1 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales tras


reiterar que a los Delegados/as de Prevención les serán de
aplicación las garantías del artículo 68 del TRET, especifica que el
tiempo utilizado por los Delegados/as de Prevención para el
desempeño de sus funciones en materia de prevención de riesgos
laborales será considerado como de ejercicio de funciones de
representación a efectos de la utilización del crédito de horas
mensuales retribuidas.

No obstante, no se imputará al citado crédito horario el tiempo


dedicado a:

Reuniones del Comité de Seguridad y Salud.

Cualesquiera otras reuniones convocadas por el


empresario en materia de prevención de riesgos
laborales.

Acompañar a los técnicos en las evaluaciones de


riesgos.

Acompañar a los Inspectores de Trabajo y Seguridad


Social en las visitas a los centros de trabajo.

Visitar accidentes para conocer las circunstancias de


los mismos.

El tiempo dedicado a estas funciones se considerará de trabajo


efectivo, no imputándose al crédito horario del Delegado/a.
Formación

Otra garantía de los Delegados/as de Prevención es dotarles de


los medios y la formación en materia preventiva que resulte
necesario para el ejercicio de sus funciones, según establece el
artículo 37.2 de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales establece.

Esta formación deberá ser facilitada por el empresario/a, bien


por sus propios medios o mediante concierto con organismos o
entidades especializadas en la materia, y deberá estar adaptada a
la evolución de los riesgos y a la aparición de otros nuevos,
repitiéndose periódicamente si fuera necesario.

El tiempo dedicado a la formación será considerado como tiempo


de trabajo a todos los efectos, sin que en ningún caso pueda
recaer el coste de la formación en los Delegados/as de
Prevención.

La formación deberá impartirse, siempre que sea posible, dentro


de la jornada laboral o, en su defecto en otras horas pero con
descuento en aquella del tiempo invertido en la misma (artículo
19.2 de la LPRL).

Deberán recibir una formación mínima de 30 horas que respete


el programa establecido en el RD 39/1997, de 17 de enero, por el
que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención, y
que le capacite para el desempeño de las funciones de nivel
básico.

En las empresas que desarrollen alguna actividad incluida en el


anexo I del Reglamento de los Servicios de Prevención, esta
formación tendrá una duración no inferior a 50 horas.

El convenio colectivo podrá mejorar estos mínimos estableciendo


una formación de mayor duración.

3.4.3. Comité de Seguridad y Salud (ART. 38 LPRL)

El Comité de Seguridad y Salud es el órgano paritario y colegiado


de participación destinado a la consulta regular y periódica de las
actuaciones de la empresa en materia de prevención de riesgos.
Constitución:

Se constituirá un Comité de Seguridad y Salud en todas las


empresas o centros de trabajo que cuenten con 50 o más
trabajadores. En las empresas que no alcancen este número
mínimo de trabajadores, las competencias atribuidas a este
órgano serán ejercidas por los delegados de prevención.

Las empresas que cuenten con varios centros de trabajo dotados


de Comité de Seguridad y Salud podrán acordar con sus
trabajadores la creación de un Comité Intercentros, con las
funciones que el acuerdo le atribuya.

Composición:

El Comité estará formado por los Delegados de Prevención, de


una parte, y por el empresario y/o sus representantes en número
igual al de los Delegados de Prevención, de la otra.

En las reuniones del Comité de Seguridad y Salud participarán,


con voz pero sin voto, los Delegados Sindicales y los responsables
técnicos de la prevención en la empresa que no estén incluidos
en la composición a la que se refiere el párrafo anterior. En las
mismas condiciones podrán participar trabajadores de la
empresa que cuenten con una especial cualificación o
información respecto de concretas cuestiones que se debatan en
este órgano y técnicos en prevención ajenos a la empresa,
siempre que así lo solicite alguna de las representaciones en el
Comité.

Reuniones:

El Comité de Seguridad y Salud se reunirá trimestralmente y


siempre que lo solicite alguna de las representaciones en el
mismo. El Comité adoptará sus propias normas de
funcionamiento.

Competencias
El Comité de Seguridad y Salud tendrá las siguientes
competencias según el artículo 39 LPRL:

Participar en la elaboración, puesta en práctica y


evaluación de los planes y programas de
prevención de riesgos en la empresa. A tal
efecto, en su seno se debatirán, antes de su
puesta en práctica y en lo referente a su
incidencia en la prevención de riesgos, los
proyectos en materia de planificación,
organización del trabajo e introducción de
nuevas tecnologías, organización y desarrollo de
las actividades de protección y prevención y
proyecto y organización de la formación en
materia preventiva.

Promover iniciativas sobre métodos y


procedimientos para la efectiva prevención de
los riesgos, proponiendo a la empresa la mejora
de las condiciones o la corrección de las
deficiencias existentes.

Facultades

En el ejercicio de sus competencias, el Comité de Seguridad y


Salud estará facultado para:

Conocer directamente la situación relativa a la


prevención de riesgos en el centro de trabajo,
realizando a tal efecto las visitas que estime
oportunas.

Conocer cuántos documentos e informes


relativos a las condiciones de trabajo sean
necesarios para el cumplimiento de sus
funciones, así como los procedentes de la
actividad del servicio de prevención, en su caso.

Conocer y analizar los daños producidos en la


salud o en la integridad física de los trabajadores,
al objeto de valorar sus causas y proponer las
medidas preventivas oportunas.

Conocer e informar la memoria y programación


anual de servicios de prevención.

Respecto de la colaboración entre empresas en los supuestos de


desarrollo simultáneo de actividades en un mismo centro de
trabajo, se podrá acordar la realización de reuniones conjuntas
de los Comités de Seguridad y Salud o, en su defecto, de los
Delegados de Prevención y empresarios de las empresas que
carezcan de dichos Comités, u otras medidas de actuación
coordinada.

3.5. RESPONSABILIDADES Y SANCIONES EN MATERIA


DE PREVENTIVA

Le eficacia del sistema normativo de prevención de riesgos laborales depende en


gran medida del establecimiento de un completo régimen de responsabilidades
por incumplimiento.

Los sujetos responsables en prevención son los siguientes:

Los empresarios titulares de centros de trabajo, los promotores y


propietarios de obra y los trabajadores por cuenta propia que
incumplan las obligaciones que se deriven de la normativa de
prevención de riesgos laborales.

Las entidades especializadas que actúen como servicios de


prevención ajenos a las empresas.

Las personas o entidades que desarrollen la actividad de auditoría


del sistema de prevención de las empresas.

Las entidades acreditadas para desarrollar y certificar la


formación en materia de prevención de prevención de riesgos
laborales.

La agencia de colocación, las empresas de trabajo temporal y las


empresas usuarias respecto de las obligaciones que se establecen
en su legislación específica y en la de prevención de riesgos
laborales.

La empresa principal responderá solidariamente con los


contratistas y subcontratistas durante el periodo de la contrata,
de las obligaciones impuestas por la LPRL, en relación con los
trabajadores que aquéllos ocupen en los centros de trabajo de la
empresa principal, siempre que la infracción se haya producido en
el centro de trabajo de dicho empresario principal.

No son sujetos responsables los trabajadores, ni los trabajadores


designados, ni los miembros de los servicios de prevención
propios, ni otros trabajadores de la empresa con responsabilidad
en materia de seguridad y salud laboral.

En materia preventiva existen varios tipos de responsabilidades, debidas al


incumplimiento por los empresarios, u otros sujetos, de sus obligaciones en
materia de prevención de riesgos laborales dará lugar a:

A. Responsabilidad administrativa

La responsabilidad administrativa es el instrumento ordinario para


garantizar desde el ámbito público el cumplimiento de las obligaciones
laborales.

Las infracciones y las correspondientes sanciones se recogen en el Texto


Refundido de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS),
aprobado por el Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto.

Las infracciones en materia de prevención de riesgos laborales son las


acciones u omisiones de los diferentes sujetos responsables, que incumplan
las normas legales, reglamentarias y cláusulas normativas de los convenios
colectivos en materia de seguridad y salud en el trabajo sujetas a
responsabilidad conforme a la LISOS.

Si se estima que el empresario está incumpliendo las normas de salud


laboral, hay que presentar una denuncia ante la Inspección de Trabajo. Si
ésta levanta acta de infracción, hacer un seguimiento del expediente
sancionador.

Las infracciones se califican como leves, graves y muy graves, en atención a la


naturaleza del deber infringido y la entidad del derecho afectado y en
ocasiones, del resultado de la conducta infractora.

Infracciones leves (artículo 11 de LISOS):

La falta de limpieza del centro de trabajo de la que no se derive


riesgo para la integridad física o salud de los trabajadores.

No dar cuenta, en tiempo y forma, a la autoridad laboral


competente, conforme a las disposiciones vigentes, de los
accidentes de trabajo ocurridos y de las enfermedades
profesionales declaradas cuando tengan la calificación de leves.

No comunicar a la autoridad laboral competente la apertura del


centro de trabajo o la reanudación o continuación de los trabajos
después de efectuar alteraciones o ampliaciones de importancia, o
consignar con inexactitud los datos que debe declarar o
cumplimentar, siempre que no se trate de industria calificada por
la normativa vigente como peligrosa, insalubre o nociva por los
elementos procesos o sustancias que se manipulen.

Las que supongan incumplimientos de la normativa de prevención


de riesgos laborales, siempre que carezcan de trascendencia grave
para la integridad física o la salud de los trabajadores.

Cualesquiera otras que afecten a obligaciones de carácter formal


o documental exigidas en la normativa de prevención de riesgos
laborales y que no estén tipificadas como graves o muy graves.

No disponer el contratista en la obra de construcción del Libro de


Subcontratación exigido por el artículo 8 de la Ley Reguladora de
la subcontratación en el sector de la construcción.

No disponer el contratista o subcontratista de la documentación o


título que acredite la posesión de la maquinaria que utiliza, y de
cuanta documentación sea exigida por las disposiciones legales
vigentes.

Infracciones graves (artículo 12 de la LISOS):

Incumplir la obligación de integrar la prevención de riesgos


laborales en la empresa a través de la implantación y aplicación de
un plan de prevención con el alcance y contenido establecidos en
la normativa de prevención de riesgos laborales.

No llevar a cabo las evaluaciones de riesgos y en su caso, sus


actualizaciones y revisiones, así como los controles periódicos de
las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores que
procedan, o no realizar aquellas actividades de prevención que
hicieran necesarias los resultados de las evaluaciones, con el
alcance y contenido establecidos en la normativa sobre
prevención de riesgos laborales.

No realizar los reconocimientos médicos y pruebas de vigilancia


periódica del estado de salud de los trabajadores que procedan
conforme a la normativa sobre prevención de riesgos laborales, o
no comunicar su resultado a los trabajadores afectados.

No dar cuenta en tiempo y forma a la autoridad laboral, conforme


a las disposiciones vigentes de los accidentes de trabajo ocurridos
y de las enfermedades profesionales declaradas cuando tengan la
calificación de graves, muy graves o mortales, o no llevar a cabo
una investigación en caso de producirse daños a la salud de los
trabajadores o de tener indicios de que las medidas preventivas
son insuficientes.

No registrar y archivar los datos obtenidos en las evaluaciones,


controles, reconocimientos, investigaciones o informes a que se
refieren los artículos 16, 22 y 23 de la Ley 31/1995, de 8 de
noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales.

La adscripción de trabajadores a puestos de trabajo cuyas


condiciones fuesen incompatibles con sus características
personales o de quienes se encuentren manifiestamente en
estados o situaciones transitorias que no respondan a las
exigencias psicofísicas de los respectivos puestos de trabajo así
como la dedicación de aquéllos a la realización de tareas sin tomar
en consideración sus capacidades profesionales en materia de
seguridad y salud en el trabajo, salvo que se trate de infracción
muy grave conforme al artículo siguiente.

El incumplimiento de las obligaciones en materia de formación e


información suficiente y adecuada a los trabajadores acerca de los
riesgos del puesto de trabajo susceptibles de provocar daños para
la seguridad y salud y sobre las medidas preventivas aplicables,
salvo que se trate de infracción muy grave conforme al artículo
siguiente.

No adoptar las medidas previstas en el artículo 20 de la Ley de


Prevención de Riesgos Laborales en materia de primeros auxilios,
lucha contra incendios y evacuación de los trabajadores.

El incumplimiento de los derechos de información consulta y


participación de los trabajadores reconocidos en la normativa
sobre prevención de riesgos laborales.

Las que supongan incumplimiento de la normativa de prevención


de riesgos laborales, siempre que dicho incumplimiento cree un
riesgo grave para la integridad física o la salud de los trabajadores
afectados y especialmente en materia de:

Comunicación a la autoridad laboral, cuando


legalmente proceda, de las sustancias, agentes
físicos químicos y biológicos, o procesos utilizados
en las empresas.

Diseño, elección, instalación, disposición,


utilización y mantenimiento de los lugares de
trabajo herramientas, maquinaria y equipos.

Prohibiciones o limitaciones respecto de


operaciones procesos y uso de agentes físicos,
químicos y biológicos en los lugares de trabajo.

Limitaciones respecto del número de


trabajadores que puedan quedar expuestos a
determinados agentes físicos, químicos y
biológicos.

Utilización de modalidades determinadas de


muestreo, medición y evaluación de resultados.

Medidas de protección colectiva o individual.

Señalización de seguridad y etiquetado y


envasado de sustancias peligrosas, en cuanto
éstas se manipulen o empleen en el proceso
productivo.

Servicios o medidas de higiene personal.

Registro de los niveles de exposición a agentes


físicos, químicos y biológicos, listas de
trabajadores expuestos y expedientes médicos.

La falta de limpieza del centro o lugar de trabajo cuando sea


habitual o cuando de ello se deriven riesgos para la integridad
física y salud de los trabajadores.

El incumplimiento del deber de información a los trabajadores


designados para ocuparse de las actividades de prevención o, en
su caso, al servicio de prevención de la incorporación a la empresa
de trabajadores con relaciones de trabajo temporales de duración
determinada o proporcionados por empresas de trabajo temporal.

No facilitar a los trabajadores designados o al servicio de


prevención el acceso a la información y documentación señaladas
en el apartado 1 del artículo 18 y en el apartado 1 del artículo 23
de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Infracciones muy graves (art. 13 de la LISOS)

No observar las normas específicas en materia de protección de la


seguridad y la salud de las trabajadoras durante los períodos de
embarazo y lactancia.

No observar las normas específicas en materia de protección de la


seguridad y la salud de los menores.

No paralizar ni suspender de forma inmediata a requerimiento de


la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, los trabajos que se
realicen sin observar la normativa sobre prevención de riesgos
laborales y que, a juicio de la Inspección, impliquen la existencia de
un riesgo grave e inminente para la seguridad y salud de los
trabajadores, o reanudar los trabajos sin haber subsanado
previamente las causas que motivaron la paralización.

Incumplir el deber de confidencialidad en el uso de los datos


relativos a la vigilancia de la salud de los trabajadores, en los
términos previstos en el apartado 4 del artículo 22 de la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales.

Las acciones u omisiones que impidan el ejercicio del derecho de


los trabajadores a paralizar su actividad en los casos de riesgo
grave e inminente en los términos previstos en el artículo 21 de la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Las infracciones en materia de prevención de riesgos laborales se


sancionarán (Art. 40.2 de la LISOS).
Dichas sanciones se pueden clasificar en tres grados: grado mínimo, grado
medio y grado máximo. La graduación de la sanción se realiza en función de
diversos criterios y, algunos de ellos son (Art. 39.3 de la LISOS):

La peligrosidad de las actividades desarrolladas.

El carácter permanente o transitorio de los riesgos.

La gravedad de los daños producidos.

El número de trabajadores afectados.

También deberá tenerse en cuenta si se ha producido reincidencia


(art. 41 LISOS)

Por la comisión de delitos o infracciones muy graves en materia de seguridad


y salud en el trabajo, la Administración Laboral puede imponer otras medidas
adicionales:

Suspensión de actividades laborales. Cierre del centro de trabajo.

La suspensión de las actividades laborales por un tiempo


determinado o, en caso extremo, el cierre del centro de trabajo
correspondiente, sin perjuicio, en todo caso, del pago del salario
o de las indemnizaciones que procedan y de las medidas que
puedan arbitrarse para su garantía, cuando concurran
circunstancias de excepcional gravedad en las infracciones en
materia de seguridad y salud en el trabajo (artículo 53 LPRL.
Además puede existir la posibilidad de paralización de trabajos
que puede hacer el Inspector de trabajo y seguridad social en los
supuestos de riegos grave e inminente como indica el art. 44
LPRL).
Prohibición de contratar con la Administración

Las infracciones muy graves en materia de seguridad y salud en el


trabajo irán acompañadas de la prohibición de contratar con la
Administración (Artículos 54 de la LPRL y 20.d. del Real Decreto
Legislativo 2/2000, de 16 de junio por el que se aprueba el Texto
Refundido de la Ley de Contratos con las Administraciones
Públicas).

Cancelación de la acreditación como servicio de prevención, entidad


formativa o auditora.

La cancelación de la acreditación otorgada por la Autoridad


Laboral, por las infracciones por faltas graves y muy graves, de las
entidades especializadas que actúen como servicios de
prevención ajenos a las empresas, de las personas o entidades
que desarrollen la actividad de auditoría de sistema de
prevención de las empresas y de las entidades acreditadas para
desarrollar o certificar la formación en materia de prevención de
riesgos laborales (art. 40.2. de la LISOS)

La responsabilidad administrativa es compatible con:

Las indemnizaciones por los daños y perjuicios causados.

El recargo de prestaciones económicas del sistema de la


Seguridad Social.

Por el contrario, no se permite la concurrencia de responsabilidad


administrativa y penal, por aplicación del principio non bis in idem, es
decir, se establece la incompatibilidad entre sanción administrativa y
penal.

Prescripción (Art. 4.3. de la LISOS):

Las infracciones prescribirán: al año, las leves; a los tres años, las
graves; y a los cinco años, las muy graves, contados desde la fecha de
infracción.

B. Responsabilidad Civil.

No es una materia regulada por la LPRL, serán aplicables las reglas comunes
del Código Civil al respecto (arts. 1101 y 1902 y siguientes), que incluye
responsabilidad civil subsidiaria derivada del delito.
Esta responsabilidad surge por los daños y perjuicios causados por el
incumplimiento de obligaciones en materia de seguridad y salud laboral.
Consiste en una indemnización por daños y perjuicios que será fijada por el
tribunal.

Características:

Pueden ser responsables civiles todos los sujetos con


responsabilidades en materia de seguridad y salud laboral:
empresarios, técnicos, servicios de prevención, coordinadores de
seguridad y salud, trabajadores designados, etc.

Esta responsabilidad sí puede ser asegurada (art. 15.5 LPRL)

Sólo puede exigirse en el ámbito de las obligaciones nacidas del


contrato de trabajo y afecta solo a las partes del contrato.

Es necesario que exista un nexo causal entre el incumplimiento


(por dolo, culpa o negligencia) y el daño y perjuicio causado.

La indemnización civil es compatible con la responsabilidad


administrativa, con la penal y con la de Seguridad Social.

C. Responsabilidad Penal

Se regula por los artículos 316, 317 y 318 del Código Penal: Ley Orgánica
10/1995, de 23 de noviembre, que contempla el delito, por dolo o
imprudencia, respectivamente contra la vida, salud e integridad física de los
trabajadores como consecuencia del incumplimiento de la normativa en
materia de prevención de riesgos laborales; a la que se suma la previsión de
una posible falta penal de lesiones contra las personas (art. 617.1 Cp.).

Dentro de este ordenamiento jurídico se encuentran diferentes delitos:

Delitos específicos contra la seguridad y la salud.

Dentro de los delitos contra los derechos de los trabajadores, se


encuentran dos delitos contra la seguridad y la salud de los
trabajadores; se trata de los llamados delitos de riesgo o de
peligro, pues para su aplicación no es necesario que se produzca
el daño o el resultado, es decir, bastaría la previa infracción de
normas de prevención de riesgos laborales siempre que suponga
peligro grave para el trabajador. Éstos a su vez se pueden dividir
en:

El delito doloso: el sujeto voluntaria y


conscientemente comete la infracción: los que con
infracción de las normas de prevención de riesgos
laborales, estando legalmente obligados no faciliten
los medios necesarios para que los trabajadores
desempeñen su actividad con las medidas de
seguridad e higiene adecuadas, de forma que pongan
en peligro su vida, salud o integridad física. Serán
castigados con penas de prisión de seis meses a tres
años y multas de seis a doce meses (la máxima
condena por multa sería 108.000 ).

Delito culposo: el sujeto actúa sin intencionalidad pero


con imprudencia grave: cuando el delito anterior se
cometa por imprudencia grave, será castigado con la
pena inferior en grado (prisión de tres a seis meses y la
condena por multa sería de 27.000 a 54.000 ).

Delitos genéricos

Se pueden aplicar los delitos genéricos, además de los anteriores,


cuando se produzca un daño para la vida, la salud o la integridad
física, como son el homicidio, el homicidio imprudente o el delito
de lesiones.

Delitos contra la seguridad colectiva

Estos delitos son los que atentan de forma general a los


ciudadanos, y se distinguen los delitos catastróficos siguientes:

Los delitos relativos a la energía nuclear y a las


radiaciones ionizantes.

Los delitos de riesgos provocados por explosivos


y otros agentes.

Los delitos de riesgo en la actividad de la


construcción.

Los sujetos imputados por responsabilidad penal son:


Las penas se impondrán al empresario, pero si la
empresa es una persona jurídica (sociedad), los
imputados y penados serán los gestores,
administradores, directivos o mandos de estas
sociedades.

Sobre la sociedad puede recaer la


responsabilidad solidaria sobre la pena de multa
y las medidas accesorias que se puedan adoptar.

Los mandos intermedios, encargados, capataces,


jefes de obra e, incluso, los técnicos y
coordinadores de seguridad, pueden ser sujetos
responsables y condenados, por el ejercicio de
sus funciones en relación con os hechos
ocurridos, es decir, todo aquel que tenga
obligaciones concretas en materia de seguridad
y salud laboral.

Esta responsabilidad es compatible con la responsabilidad civil y


de seguridad social, pero incompatible con la responsabilidad
administrativa cuando se produzca identidad de sujeto, hecho y
fundamento.

Medidas Accesorias:

La autoridad judicial además de las penas, anteriormente expuestas,


podrá decretar alguna/as de las siguientes medidas accesorias (art. 129
Código Penal):

Disolución de la sociedad, asociación o fundación.

Clausura de la empresa, sus locales o establecimientos,


con carácter temporal o definitivo. La clausura
temporal no podrá exceder de 5 años.

Suspensión de las actividades de la sociedad, empresa,


fundación o asociación por un plazo que no podrá
exceder de 5 años.

Prohibición de realizar en el futuro actividades. En


cuyo ejercicio se haya cometido, favorecido o
encubierto el delito.

La intervención de la empresa para salvaguardar los


derechos de los trabajadores o de los acreedores.

D. Responsabilidad de Seguridad Social

En cuanto a la responsabilidad de Seguridad Social, ésta se regula en los arts.


195 a 197 LGSS, que contempla como eventuales incumplimientos
empresariales sancionables los relativos a los accidentes de trabajo
producidos por la negativa empresarial de paralizar de los trabajos ordenada
por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social o la autoridad laboral, así
como la no realización del reconocimiento médico previo o periódico de los
trabajadores expuestos a enfermedades profesionales, cuando éstas se
materializan.

En tales supuestos, la empresa incumplidora será responsable directa del


pago de las prestaciones que puedan derivarse, sustituyendo, pues, la
protección que, en otro caso, correspondería a la Seguridad Social o Mutua
Patronal de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales a que
estuviera asociada.

Pero a esta responsabilidad genérica, se suma una específica para el caso de


accidentes de trabajo y enfermedades profesionales concretada en
el recargo de las prestaciones debidas al trabajador. En tales casos,
producida la contingencia profesional, todas las prestaciones económicas a
ella correspondientes, además de estar a cargo de la empresa en los
términos señalados, se aumentarán en su cuantía, según la gravedad de la
infracción, entre un 30 y un 50 por 100, cuando la lesión se produzca por
máquinas, artefactos o en instalaciones, centros o lugares de trabajo que
carezcan de los dispositivos necesarios, o que se encuentren inutilizados o
en malas condiciones, o cuando no se hayan observado las medidas
generales o particulares aplicables en materia de seguridad, incluidas de las
características, edad, sexo y demás condiciones del trabajador.

E. Responsabilidad Laboral

Además existe la posibilidad de que el trabajador extinga el contrato de


trabajo por el incumplimiento grave por parte del empresario de sus deberes
en esta materia (salvo supuesto de fuerza mayor). Debe tratarse de una
conducta empresarial grave y culpable.

En este caso el trabajador tendrá derecho a las indemnizaciones para el


despido improcedente que tras la aprobación de la Reforma Laboral por el
Real Decreto- Ley 3/2012, será de 33 días por año de servicio con un
máximo de 42 mensualidades, según indica en su Disposición Adicional
Quinta.

No obstante, la indemnización por despido improcedente de los contratos


formalizados con anterioridad a la entrada en vigor de la Reforma Laboral se
calculará a razón de 45 días de salario por año de servicio por el tiempo de
prestación de servicios anterior a dicha fecha de entrada.
MÓDULO 2. LOS RIESGOS GENERALES Y SU PREVENCIÓN

INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

La protección de la seguridad y salud de los trabajadores, se aborda actualmente


desde el punto de vista preventivo y no desde el correctivo, es decir, no se actúa
cuando ha sucedido algo sino que se planifica antes de que ocurra. Este enfoque
defiende, como ya hemos visto en el anterior módulo, que la actuación preventiva:

Se debe planificar e integrar en el conjunto de actividades del


hospital a través de todos sus niveles jerárquicos.

Debe comenzar por una evaluación inicial de los riesgos presentes


en el medio laboral derivando, cuando sea necesario, en la
adopción de las medidas adecuadas que eliminen o al menos
reduzcan los riesgos detectados.

Es necesario pues, que todas aquellas personas que deban desempeñar funciones
preventivas en el hospital conozcan, al menos, los principales riesgos que pueden
estar presentes en el medio laboral así como los sistemas de evaluación y control
de los mismos.

Asimismo, para colaborar eficazmente en la protección de la salud de los


trabajadores, será necesario, que todos y cada uno de los responsables en el
desempeño de acciones preventivas en el hospital, puedan en un momento
determinado actuar en caso de emergencia y primeros auxilios.

Aquellas condiciones de trabajo capaces de provocar un daño para la seguridad y


salud de los trabajadores, se conocen como factores de riesgos que pueden
clasificarse en:

Condiciones de seguridad

Contaminantes o medioambiente físico, químico y biológico

Carga de trabajo

Organización del trabajo


FACTORES DE RIESGO

Condiciones de seguridad Medioambiente químico

Los lugares y superficies de trabajo. Corrosivos

Las máquinas y los equipos. Irritantes

Las herramientas. Neumoconióticos

La manipulación y el transporte. Asfixiantes

Los sistemas eléctricos. Anestésicos y narcóticos

Los equipos contra incendios. Sensibilizantes

Almacenamiento. Cancerígenos

Mantenimiento Sistémicos

Medioambiente físico
Medioambiente biológico
El ruido.
Bacterias
Las vibraciones.
Protozoos
La iluminación.
Virus
Las condiciones termohigrométricas.
Hongos
Las radiaciones.
Organización del trabajo

La jornada de trabajo

El ritmo de trabajo

La automatización
Carga de trabajo
La comunicación
Carga física: esfuerzos, posturas, movimientos,
manipulación de cargas El estilo de mando

Carga mental: exigencias de la tarea, atención, La participación

percepción.
El status social

La identificación con la
tarea

La iniciativa

La estabilidad en el
empleo

Dependiendo de cuál sea el factor de riesgo que los origina, se distingue entre:

Riesgos de seguridad: atrapamientos, golpes y cortes,


proyecciones, aplastamientos, quemaduras, riesgo eléctrico,
riesgo de incendio, en definitiva, los que provocan accidentes.

Riesgos higiénicos: los que provocan enfermedades profesionales.


No es necesario que las condiciones de trabajo sean extremas para
que aparezcan problemas de salud. Por ejemplo, un ruido de
fondo, un foco mal orientado, una temperatura inadecuada, etc.
pueden influir negativamente en la realización del trabajo.

Contaminantes físicos: ruido, vibraciones,


iluminación

Contaminantes químicos

Contaminantes biológicos

Riesgos ergonómicos: los que provocan fatiga, tanto física como


mental.
Riesgos psicosociales: los que provocan insatisfacción laboral.
UNIDAD FORMATIVA 1. RIESGOS LIGADOS A LAS CONDICIONES DE
SEGURIDAD

1. RIESGOS LIGADOS A LAS CONDICIONES


DE SEGURIDAD

CONTENIDOS

1. Lugares de trabajo

2. Máquinas

3. Equipos de trabajo

4. Incendios

5. Electricidad

En esta unidad desarrollaremos los riesgos ligados a las condiciones de seguridad,


que son principalmente los provocados por agentes mecánicos que encontramos
en las instalaciones y equipos de trabajo de los procesos productivos, y que
afectan a los siguientes aspectos:

Lugares de trabajo

Maquinas y equipos de trabajo


Herramientas

Incendios y explosiones

Electricidad

Almacenamiento, manipulación y transporte

1.1. LUGARES DE TRABAJO

Muchos son los factores determinantes de que existan riesgos de accidentes en los
centros de trabajo, que pueden llegar a dañar a las personas, a los productos, a las
máquinas e instalaciones, ante una realidad laboral cada vez más compleja.

Las causas de los accidentes normalmente no producen molestias (un hueco sin
cubrir, un cable eléctrico sin proteger...), por lo que a veces no hay prisa en
solucionarlas. En otras ocasiones se desconoce la existencia de un peligro por
quienes están expuestos al mismo.

La Seguridad en el Trabajo es la técnica preventiva que trata de identificar y anular


o disminuir estas causas y así conseguir su objetivo: "reducir los accidentes de
trabajo".

El lugar en que se realiza el trabajo debe estar en buenas condiciones de seguridad


pues así se evitarán accidentes y se conseguirá una mayor calidad y comodidad del
trabajo. Para conseguir este objetivo debemos remitirnos al RD. 486/1997, de 14
de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en
los lugares de trabajo.

El RD. 486/1997 recoge como principios básicos que favorecen la seguridad:

El orden y la limpieza en el lugar de trabajo

El mantenimiento adecuado de los edificios e instalaciones


generales son principios básicos

Este Real Decreto, no será de aplicación a:

Los medios de transporte utilizados fuera de la empresa o centro


de trabajo, así como a los lugares de trabajo situados dentro de los
medios de transporte.

Las obras de construcción temporal o móvil.

Las industrias de extracción.

Los buques de pesca.

Los campos de cultivo, bosques y otros terrenos que formen parte


de una empresa o centro de trabajo agrícola o forestal pero que
estén situados fuera de la zona edificada de los mismos.

Para estos lugares de trabajo especiales, habrá que remitirse a su normativa


específica.

Se entiende por lugares de trabajo las áreas del centro de trabajo, edificadas o no,
en las que los trabajadores deban permanecer o a las que puedan acceder en razón
de su trabajo. Se consideran incluidos en esta definición:

los servicios higiénicos y locales de descanso.

los locales de primeros auxilios.

los comedores.

Las instalaciones de servicio o protección anejas a los lugares de


trabajo.

La obligación general del empresario será adoptar las medidas necesarias para
que la utilización de los lugares de trabajo no origine riesgos para la seguridad y
salud de los trabajadores o, si ello no fuera posible, para que tales riesgos se
reduzcan al mínimo.

En cualquier caso, los lugares de trabajo deberán cumplir las disposiciones


mínimas establecidas en el presente Real Decreto en cuanto a sus condiciones
constructivas, orden, limpieza y mantenimiento, señalización, instalaciones de
servicio o protección, condiciones ambientales, iluminación, servicios higiénicos y
locales de descanso, y material y locales de primeros auxilios.

Las obligaciones específicas del empresario, y que vienen incluidas en los anexos
del RD. 486/1997, son las siguientes:

A. Condiciones constructivas

El diseño y las características constructivas de los lugares de trabajo deberán


ofrecer seguridad frente a los riesgos de resbalones o caídas, choques o
golpes contra objetos y derrumbamientos o caídas de materiales sobre los
trabajadores.

Además deberán también facilitar el control de las situaciones de


emergencia, en especial en caso de incendio, y posibilitar, cuando sea
necesario, la rápida y segura evacuación de los trabajadores.

B. Espacios de trabajo y zonas peligrosas

Las dimensiones de los locales de trabajo deberán permitir que los


trabajadores realicen su trabajo sin riesgos para su seguridad y salud y en
condiciones ergonómicas aceptables. Sus dimensiones mínimas serán las
siguientes:

3 metros de altura desde el piso hasta el techo. No obstante, en


locales comerciales, de servicios, oficinas y despachos, la altura
podrá reducirse a 2,5 metros.

2 metros cuadrados de superficie libre por trabajador.

10 metros cúbicos, no ocupados, por trabajador.

Deberán tomarse las medidas adecuadas para la protección de los


trabajadores autorizados a acceder a las zonas de los lugares de
trabajo donde la seguridad de los trabajadores pueda verse afectada por
riesgos de caída, caída de objetos y contacto o exposición a elementos
agresivos. Asimismo, deberá disponerse, en la medida de lo posible, de un
sistema que impida que los trabajadores no autorizados puedan acceder a
dichas zonas.
Las zonas de los lugares de trabajo en las que exista riesgo de caída, de caída
de objetos o de contacto o exposición a elementos agresivos, deberán estar
claramente señalizadas.

C. Suelos, aberturas, desniveles y barandillas

Los suelos de los locales de trabajo deberán ser fijos, estables y no


resbaladizos, sin irregularidades ni pendientes peligrosas.

Las aberturas o desniveles que supongan un riesgo de caída de personas se


protegerán mediante barandillas u otros sistemas de protección de
seguridad equivalente, que podrán tener partes móviles cuando sea
necesario disponer de acceso a la abertura. Deberán protegerse, en
particular:

a. Las aberturas en los suelos.

b. Las aberturas en paredes o tabiques, siempre que su situación y


dimensiones suponga riesgo de caída de personas, y las plataformas,
muelles o estructuras similares. La protección no será obligatoria, sin
embargo, si la altura de caída es inferior a 2 metros.

c. Los lados abiertos de las escaleras y rampas de más de 60


centímetros de altura. Los lados cerrados tendrán un pasamanos, a una
altura mínima de 90 centímetros, si la anchura de la escalera es mayor
de 1,2 metros; si es menor, pero ambos lados son cerrados, al menos
uno de los dos llevará pasamanos.
Las barandillas serán de materiales rígidos, tendrán una altura mínima
de 90 centímetros y dispondrán de una protección que impida el paso o
deslizamiento por debajo de las mismas o la caída de objetos sobre
personas.

D. Tabiques y ventanas

Los tabiques transparentes o translúcidos y, en especial, los tabiques


acristalados situados en los locales o en las proximidades de los
puestos de trabajo y vías de circulación, deberán estar claramente
señalizados y fabricados con materiales seguros, o bien estar
separados de dichos puestos y vías, para impedir que los trabajadores
puedan golpearse con los mismos o lesionarse en caso de rotura.

Las ventanas y vanos de iluminación cenital deberán poder limpiarse


sin riesgo para los trabajadores que realicen esta tarea o para los que
se encuentren en el edificio y sus alrededores. Para ello deberán estar
dotados de los dispositivos necesarios o haber sido proyectados
integrando los sistemas de limpieza.

E. Vías de circulación

Las vías de circulación de los lugares de trabajo, tanto las situadas en el


exterior de los edificios y locales como en el interior de los mismos,
incluidas las puertas, pasillos, escaleras, escalas fijas, rampas y muelles
de carga, deberán poder utilizarse conforme a su uso previsto, de
forma fácil y con total seguridad para los peatones o vehículos que
circulen por ellas y para el personal que trabaje en sus proximidades.

El número, situación, dimensiones y condiciones constructivas de las


vías de circulación de personas o de materiales deberán adecuarse al
número potencial de usuarios y a las características de la actividad y
del lugar de trabajo.

En el caso de los muelles y rampas de carga deberá tenerse


especialmente en cuenta la dimensión de las cargas transportadas.

La anchura mínima de las puertas exteriores y de los pasillos será de 80


centímetros y 1 metro, respectivamente.

La anchura de las vías por las que puedan circular medios de transporte
y peatones deberá permitir su paso simultáneo con una separación de
seguridad suficiente.

Las vías de circulación destinadas a vehículos deberán pasar a una


distancia suficiente de las puertas, portones, zonas de circulación de
peatones, pasillos y escaleras.

Los muelles de carga deberán tener al menos una salida, o una en cada
extremo cuando tengan gran longitud y sea técnicamente posible.

Siempre que sea necesario para garantizar la seguridad de los


trabajadores, el trazado de las vías de circulación deberá estar
claramente señalizado.
F. Puertas y portones

Las puertas transparentes deberán tener una señalización a la altura


de la vista.

Las superficies transparentes o translúcidas de las puertas y portones


que no sean de material de seguridad deberán protegerse contra la
rotura cuando ésta pueda suponer un peligro para los trabajadores.

Las puertas y portones de vaivén deberán ser transparentes o tener


partes transparentes que permitan la visibilidad de la zona a la que se
accede.

Las puertas correderas deberán ir provistas de un sistema de seguridad


que les impida salirse de los carriles y caer.

Las puertas y portones que se abran hacia arriba estarán dotados de un


sistema de seguridad que impida su caída.

Las puertas y portones mecánicos deberán funcionar sin riesgo para


los trabajadores. Tendrán dispositivos de parada de emergencia de fácil
identificación y acceso, y podrán abrirse de forma manual, salvo si se
abren automáticamente en caso de avería del sistema de emergencia.

Las puertas de acceso a las escaleras no se abrirán directamente sobre


sus escalones sino sobre descansos de anchura al menos igual a la de
aquéllos.

Los portones destinados básicamente a la circulación de


vehículos deberán poder ser utilizados por los peatones sin riesgos
para su seguridad, o bien deberán disponer en su proximidad inmediata
de puertas destinadas a tal fin, expeditas y claramente señalizadas.
G. Rampas, escaleras y plataformas

Los pavimentos de las rampas, escaleras y plataformas de trabajo serán


de materiales no resbaladizos o dispondrán de elementos
antideslizantes.

Las rampas tendrán una pendiente máxima del 12 % cuando su


longitud sea menor que 3 metros, del 10 % cuando su longitud sea
menor que 10 metros o del 8 % en el resto de los casos.

Las escaleras tendrán una anchura mínima de 1 metro, excepto en las


de servicio, que será de 55 centímetros.

Los peldaños de una escalera tendrán las mismas dimensiones. Se


prohíben las escaleras de caracol excepto si son de servicio.

Los escalones de las escaleras que no sean de servicio tendrán una


huella comprendida entre 23 y 36 centímetros, y una contrahuella
entre 13 y 20 centímetros. Los escalones de las escaleras de servicio
tendrán una huella mínima de 15 centímetros y una contrahuella
máxima de 25 centímetros.

Las escaleras mecánicas y cintas rodantes deberán tener las


condiciones de funcionamiento y dispositivos necesarios para
garantizar la seguridad de los trabajadores que las utilicen.
Sus dispositivos de parada de emergencia serán fácilmente
identificables y accesibles.
H. Puertas de emergencias y vías de evacuación.

Las vías y salidas de evacuación, así como las vías de circulación y las
puertas que den acceso a ellas, se ajustarán a lo dispuesto en su
normativa específica (Código Técnico de Edificación).

Las vías y salidas de evacuación deberán permanecer expeditas y


desembocar lo más directamente posible en el exterior o en una zona
de seguridad.

En caso de peligro, los trabajadores deberán poder evacuar todos los


lugares de trabajo rápidamente y en condiciones de máxima seguridad.

El número, la distribución y las dimensiones de las vías y salidas de


evacuación dependerán del uso, de los equipos y de las dimensiones de
los lugares de trabajo, así como del número máximo de personas que
puedan estar presentes en los mismos.

Las puertas de emergencia deberán abrirse hacia el exterior y no


deberán estar cerradas, de forma que cualquier persona que necesite
utilizarlas en caso de urgencia pueda abrirlas fácil e inmediatamente.
Estarán prohibidas las puertas específicamente de emergencia que
sean correderas o giratorias.

Las puertas situadas en los recorridos de las vías de


evacuación deberán estar señalizadas de manera adecuada. Se
deberán poder abrir en cualquier momento desde el interior sin ayuda
especial. Cuando los lugares de trabajo estén ocupados, las puertas
deberán poder abrirse.

Las vías y salidas específicas de evacuación


deberán señalizarse conforme a lo establecido en el Real Decreto
485/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas de señalización
de seguridad y salud en el trabajo. Esta señalización deberá fijarse en
los lugares adecuados y ser duradera.

Las vías y salidas de evacuación, así como las vías de circulación que
den acceso a ellas, no deberán estar obstruidas por ningún objeto de
manera que puedan utilizarse sin trabas en cualquier momento. Las
puertas de emergencia no deberán cerrarse con llave.

En caso de avería de la iluminación, las vías y salidas de evacuación que


requieran iluminación deberán estar equipadas con iluminación de
seguridad de suficiente intensidad.

I. Instalación eléctrica

La instalación eléctrica de los lugares de trabajo deberá ajustarse a lo


dispuesto en su normativa específica.

La instalación eléctrica no deberá entrañar riesgos de incendio o explosión.


Los trabajadores deberán estar debidamente protegidos contra los riesgos
de accidente causados por contactos directos o indirectos.

La instalación eléctrica y los dispositivos de protección deberán tener en


cuenta la tensión, los factores externos condicionantes y la competencia de
las personas que tengan acceso a partes de la instalación.

J. Minusválidos

Los lugares de trabajo y, en particular, las puertas, vías de circulación,


escaleras, servicios higiénicos y puestos de trabajo, utilizados u ocupados
por trabajadores minusválidos, deberán estar acondicionados para que
dichos trabajadores puedan utilizarlos.

K. Orden, limpieza y mantenimiento

Los lugares de trabajo, incluidos los locales de servicio, y sus respectivos


equipos e instalaciones, se limpiarán periódicamente y siempre que sea
necesario para mantenerlos en todo momento en condiciones higiénicas
adecuadas. A tal fin, las características de los suelos, techos y paredes serán
tales que permitan dicha limpieza y mantenimiento.

Se eliminarán con rapidez los desperdicios, las manchas de grasa, los


residuos de sustancias peligrosas y demás productos residuales que puedan
originar accidentes o contaminar el ambiente de trabajo.

Las zonas de paso, salidas y vías de circulación de los lugares de trabajo y, en


especial, las salidas y vías de circulación previstas para la evacuación en
casos de emergencia, deberán permanecer libres de obstáculos de forma que
sea posible utilizarlas sin dificultades en todo momento.

Las operaciones de limpieza no deberán constituir por si mismas una fuente


de riesgo para los trabajadores que las efectúen o para terceros,
realizándose a tal fin en los momentos, de la forma y con los medios más
adecuados.

Los lugares de trabajo y, en particular, sus instalaciones, deberán ser objeto


de un mantenimiento periódico, de forma que sus condiciones de
funcionamiento satisfagan siempre las especificaciones del proyecto,
subsanándose con rapidez las deficiencias que puedan afectar a la seguridad
y salud de los trabajadores.

Si se utiliza una instalación de ventilación, deberá mantenerse en buen


estado de funcionamiento y un sistema de control deberá indicar toda avería
siempre que sea necesario para la salud de los trabajadores.

En el caso de las instalaciones de protección, el mantenimiento deberá


incluir el control de su funcionamiento.
L. Condiciones ambientales

En los locales de trabajo cerrados deberán cumplirse, en particular, las


siguientes condiciones:

La temperatura de los locales donde se realicen trabajos


sedentarios propios de oficinas o similares estará comprendida
entre 17 y 27° C.

La temperatura de los locales donde se realicen trabajos ligeros


estará comprendida entre 14 y 25° C.

La humedad relativa estará comprendida entre el 30 y el 70 %,


excepto en los locales donde existan riesgos por electricidad
estática en los que el límite inferior será el 50 %.

Los trabajadores no deberán estar expuestos de forma frecuente o


continuada a corrientes de aire cuya velocidad exceda los
siguientes límites:

Trabajos en ambientes no calurosos: 0,25 m/s.

Trabajos sedentarios en ambientes calurosos: 0,5


m/s.

Trabajos no sedentarios en ambientes calurosos:


0,75 m/s.

La renovación mínima del aire de los locales de trabajo, será de 30


metros cúbicos de aire limpio por hora y trabajador, en el caso de
trabajos sedentarios en ambientes no calurosos ni contaminados
por humo de tabaco y de 50 metros cúbicos, en los casos
restantes, a fin de evitar el ambiente viciado y los olores
desagradables.

M. Iluminación

La iluminación de cada zona o parte de un lugar de trabajo deberá adaptarse


a las características de la actividad que se efectúe en ella, teniendo en
cuenta:

Los riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores


dependientes de las condiciones de visibilidad.
Las exigencias visuales de las tareas desarrolladas.

Siempre que sea posible, los lugares de trabajo tendrán una iluminación
natural, que deberá complementarse con una iluminación artificial cuando la
primera, por sí sola, no garantice las condiciones de visibilidad adecuadas.

El Real Decreto establece los siguientes niveles mínimos de iluminación:

Zona o parte del lugar de trabajo (*) Nivel mínimo de iluminación (lux)

Zonas donde se ejecuten tareas con:

1) Bajas exigencias visuales 100

2) Exigencias visuales moderadas 200

3) Exigencias visuales altas 500

4) Exigencias visuales muy altas 1.000

Áreas o locales de uso ocasional 50

Áreas o locales de uso habitual 100

Vías de circulación de uso ocasional 25

Vías de circulación de uso habitual 50

N. Servicios higiénicos

Agua potable.

Los lugares de trabajo dispondrán de agua potable en cantidad


suficiente y fácilmente accesible. Se evitará toda circunstancia que
posibilite la contaminación del agua potable. En las fuentes de agua se
indicará si ésta es o no potable, siempre que puedan existir dudas al
respecto.

Vestuarios, duchas, lavabos y retretes.

Los lugares de trabajo dispondrán de vestuarios cuando los


trabajadores deban llevar ropa especial de trabajo y no se les pueda
pedir, por razones de salud o decoro, que se cambien en otras
dependencias.

Los vestuarios estarán provistos de asientos y de armarios o taquillas


individuales con llave, que tendrán la capacidad suficiente para guardar
la ropa y el calzado. Los armarios o taquillas para la ropa de trabajo y
para la de calle estarán separados cuando ello sea necesario por el
estado de contaminación, suciedad o humedad de la ropa de trabajo.

Los lugares de trabajo dispondrán, en las proximidades de los puestos


de trabajo y de los vestuarios, de locales de aseo con espejos, lavabos
con agua corriente, caliente si es necesario, jabón y toallas individuales
u otro sistema de secado con garantías higiénicas. Dispondrán además
de duchas de agua corriente, caliente y fría, cuando se realicen
habitualmente trabajos sucios, contaminantes o que originen elevada
sudoración. En tales casos, se suministrarán a los trabajadores los
medios especiales de limpieza que sean necesarios.

Los lugares de trabajo dispondrán de retretes, dotados de lavabos,


situados en las proximidades de los puestos de trabajo, de los locales
de descanso, de los vestuarios y de los locales de aseo, cuando no estén
integrados en estos últimos.

Los retretes dispondrán de descarga automática de agua y papel


higiénico. En los retretes que hayan de ser utilizados por mujeres se
instalarán recipientes especiales y cerrados. Las cabinas estarán
provistas de una puerta con cierre interior y de una percha.

Los vestuarios, locales de aseos y retretes estarán separados para


hombres y mujeres, o deberá preverse una utilización por separado de
los mismos.

O. Locales de descanso

Cuando la seguridad o la salud de los trabajadores lo exijan, en particular en


razón del tipo de actividad o del número de trabajadores, éstos dispondrán
de un local de descanso de fácil acceso.

Las dimensiones de los locales de descanso y su dotación de mesas y asientos


con respaldos serán suficientes para el número de trabajadores que deban
utilizarlos simultáneamente.

Los lugares de trabajo en los que sin contar con locales de descanso, el
trabajo se interrumpa regular y frecuentemente, dispondrán de espacios
donde los trabajadores puedan permanecer durante esas interrupciones, si
su presencia durante las mismas en la zona de trabajo supone un riesgo para
su seguridad o salud o para la de terceros.

Cuando existan dormitorios en el lugar de trabajo, éstos deberán reunir las


condiciones de seguridad y salud exigidas para los lugares de trabajo y
permitir el descanso del trabajador en condiciones adecuadas.

P. Locales de primeros auxilios

Los lugares de trabajo dispondrán de material para primeros auxilios en caso


de accidente, que deberá ser adecuado, en cuanto a su cantidad y
características, al número de trabajadores, a los riesgos a que estén
expuestos y a las facilidades de acceso al centro de asistencia médica más
próximo.

Se deberá disponer, como mínimo, de un botiquín portátil que contenga


desinfectantes y antisépticos autorizados, gasas estériles, algodón hidrófilo,
venda, esparadrapo, apósitos adhesivos, tijeras, pinzas y guantes
desechables.

El material de primeros auxilios se revisará periódicamente y se irá


reponiendo tan pronto como caduque o sea utilizado.

Los lugares de trabajo de más de 50 trabajadores deberán disponer de un


local destinado a los primeros auxilios y otras posibles atenciones sanitarias.
También deberán disponer del mismo los lugares de trabajo de más de 25
trabajadores para los que así lo determine la autoridad laboral, teniendo en
cuenta la peligrosidad de la actividad desarrollada y las posibles dificultades
de acceso al centro de asistencia médica más próximo.

Los accidentes pueden ser evitados si conocemos los peligros del entorno y
aplicamos las medidas preventivas correspondientes. Los peligros debidos al
lugar de trabajo pueden ser:

Caídas al mismo nivel

Caídas a distinto nivel

Pisadas sobre objetos

Choques contra, objetos inmóviles

Choques contra objetos móviles


Atropellos con vehículos

Caídas de objetos por desplome o derrumbamiento

Dentro de la planificación preventiva se las inspecciones periódicas de los lugares


de trabajo para llevar un control del cumplimiento de las medidas preventivas para
un adecuado puesto de trabajo.

1.2. MÁQUINAS

Los riesgos derivados de la utilización de máquinas en el trabajo tienen una


elevada incidencia en los accidentes laborales con baja. Entre los principales
riesgos que originan se encuentran los cortes, pinchazos, atrapamientos, arrastre,
aplastamiento, etc.

En el sector hospitalario podemos encontrar diversos tipos de máquinas o equipos


de trabajo: esterilizadores, selladoras, equipos quirúrgicos, hornos, cortadoras en
cocina, lavavajillas industriales, túnel de lavado, etc.

Las posibles causas de los accidentes con máquinas son:

Son máquinas inseguras (sin resguardos o dispositivos de


seguridad)

Los elementos de seguridad existen pero están mal diseñados,


fabricados con materiales inadecuados

Las máquinas y equipos de trabajo se someten a las necesarias


inspecciones y controles periódicos.

Exceso de confianza del trabajador.

Inexistencia de procedimientos de trabajo seguros, etc.


La norma de referencia para máquinas es el Real Decreto 1644/2008, de 10 de
octubre, por el que se establecen las normas para la comercialización y puesta en
servicio de las máquinas.

Se aplicará a los siguientes productos:

Las máquinas.

Los equipos intercambiables.

Los componentes de seguridad.

Los accesorios de elevación.

Las cadenas, cables y cinchas.

Los dispositivos amovibles de transmisión mecánica.

Las cuasi máquinas.

No se aplicará a los siguientes productos:

Los componentes de seguridad destinados a utilizarse como


piezas de recambio para sustituir componentes idénticos, y
suministrados por el fabricante de la máquina originaria.

Los equipos específicos para ferias y parques de atracciones.

Las máquinas especialmente diseñadas o puestas en servicio para


usos nucleares y cuyos fallos puedan originar una emisión de
radiactividad.

Las armas, incluidas las armas de fuego.

Los siguientes medios de transporte: los tractores agrícolas y


forestales, los vehículos de motor y sus remolques, los vehículos
cubiertos por la Directiva 2002/24/CE del Parlamento Europeo y
del Consejo, de 18 de marzo de 2002, relativa a la homologación
de los vehículos de motor de dos o tres ruedas, los vehículos de
motor destinados exclusivamente a la competición, y los medios
de transporte por aire, por agua o por redes ferroviarias, con
exclusión de las máquinas instaladas en dichos medios de
transporte.

Los buques de navegación marítima y las unidades móviles de alta


mar, así como las máquinas instaladas a bordo de dichos buques
y/o unidades.

Las máquinas especialmente diseñadas y fabricadas para fines


militares o policiales.

Las máquinas especialmente diseñadas y fabricadas con vistas a la


investigación para uso temporal en laboratorios.

Los ascensores para pozos de minas.

Máquinas destinadas a elevar o transportar actores durante


representaciones artísticas.

Los productos eléctricos y electrónicos que se incluyan en los


ámbitos siguientes:

Electrodomésticos destinados a uso doméstico.

Equipos audiovisuales.

Equipos de tecnología de la información.

Máquinas corrientes de oficina.

Aparatos de conexión y mando de baja tensión.

Motores eléctricos.

Los siguientes equipos eléctricos de alta tensión:

Aparatos de conexión y de mando.


Transformadores.

Las definiciones que incluye esta nueva Directiva de Máquinas son:

Máquina: Conjunto de partes o componentes vinculados entre sí,


de los cuales al menos uno es móvil, asociados para una aplicación
determinada, provisto o destinado a estar provisto de un sistema
de accionamiento distinto de la fuerza humana o animal, aplicada
directamente.

Equipo intercambiable: Dispositivo que, tras la puesta en servicio


de una máquina o de un tractor, sea acoplado por el propio
operador a dicha máquina o tractor para modificar su función o
aportar una función nueva, siempre que este equipo no sea una
herramienta.

Componente de seguridad: Componente: Que sirva para


desempeñar una función de seguridad, que se comercialice por
separado, cuyo fallo y/o funcionamiento defectuoso ponga en
peligro la seguridad de las personas, y que no sea necesario para el
funcionamiento de la máquina o que, para el funcionamiento de la
máquina, pueda ser reemplazado por componentes normales.

Accesorio de elevación: Componente o equipo que no es parte


integrante de la máquina de elevación, que permita la prensión de
la carga, situado entre la máquina y la carga, o sobre la propia
carga, o que se haya previsto para ser parte integrante de la carga
y se comercialice por separado. También se considerarán
accesorios de elevación las eslingas y sus componentes.

Cadenas, cables y cinchas: Cadenas, cables y cinchas diseñados y


fabricados para la elevación como parte de las máquinas de
elevación o de los accesorios de elevación.

Dispositivo amovible de transmisión mecánica: Componente


amovible destinado a la transmisión de potencia entre una
máquina automotora o un tractor y una máquina receptora
uniéndolos al primer soporte fijo. Cuando se comercialice con el
resguardo se debe considerar como un solo producto.

Cuasi máquina: Conjunto que constituye casi una máquina, pero


que no puede realizar por sí solo una aplicación determinada. Un
sistema de accionamiento es una cuasi máquina. La cuasi máquina
está destinada únicamente a ser incorporada a, o ensamblada con,
otras máquinas, u otras cuasi máquinas o equipos, para formar una
máquina a la que se aplique este real decreto.

Comercialización: Primera puesta a disposición en la Comunidad


Europea, mediante pago o de manera gratuita, de una máquina o
de una cuasi máquina, con vistas a su distribución o utilización.

Fabricante: Persona física o jurídica que diseñe y/o fabrique una


máquina o una cuasi máquina cubierta por este real decreto y que
sea responsable de la conformidad de dicha máquina o cuasi
máquina, con vistas a su comercialización, bajo su propio nombre
o su propia marca, o para su propio uso. En ausencia de un
fabricante en el sentido indicado, se considerará fabricante
cualquier persona física o jurídica que comercialice o ponga en
servicio una máquina o una cuasi máquina cubierta por este real
decreto.

Representante autorizado: Persona física o jurídica establecida en


la Comunidad Europea que haya recibido un mandato por escrito
del fabricante para cumplir en su nombre la totalidad o parte de
las obligaciones y formalidades relacionadas con este real
decreto.

Puesta en servicio: Primera utilización, de acuerdo con su uso


previsto, en la Comunidad Europea, de una máquina cubierta por
este real decreto.

Norma armonizada: Especificación técnica, de carácter no


obligatorio, adoptada por un organismo de normalización, a saber
el Comité Europeo de Normalización (CEN), el Comité Europeo de
Normalización Electrotécnica (CENELEC) o el Instituto Europeo
de Normas de Telecomunicación (ETSI), en el marco de un
mandato de la Comisión otorgado con arreglo a los
procedimientos establecidos en la Directiva 98/34/CE del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de junio de 1998, por la
que se establece un procedimiento de información en materia de
las normas y reglamentaciones técnicas y de las reglas relativas a
los servicios de la sociedad de la información, transpuesta a
derecho interno español mediante Real Decreto 1337/1999, de
31 de julio.
Comercialización y puesta en servicio:

El fabricante o su representante autorizado, antes de proceder a la


comercialización o puesta en servicio de una máquina, deberá:

Asegurarse de que esta cumple los pertinentes requisitos


esenciales de seguridad y de salud del anexo I.

Asegurarse de que esté disponible el expediente técnico del anexo


VII.

Facilitar en particular las informaciones necesarias, como es el


caso de las instrucciones.

Llevar a cabo los oportunos procedimientos de evaluación de la


conformidad.

Redactar la declaración CE de conformidad, y asegurarse de que


dicha declaración se adjunta a la máquina.

Colocar el marcado CE.

El marcado CE de conformidad estará compuesto por las iniciales «CE ». Se deberá


fijar en la máquina de manera visible, legible e indeleble. Queda prohibido fijar en
las máquinas marcados, signos e inscripciones que puedan inducir a error a
terceros en relación con el significado del marcado CE, con su logotipo, o con
ambos al mismo tiempo.
El fabricante o su representante autorizado deberá asegurarse, antes de
comercializar una cuasi máquina, de que se ha completado el procedimiento para
las cuasi máquinas.

La comercialización y/o la puesta en servicio en el territorio español de las


máquinas que cumplan lo dispuesto en este real decreto no podrá ser prohibida,
limitada u obstaculizada.

Requisitos esenciales de seguridad y de salud relativos al diseño y la


fabricación de las máquinas (Anexo I)

A . P r i n c i p i o s g e n e ra l e s

1. El fabricante de una máquina, o su representante autorizado, deberá


garantizar la realización de una evaluación de riesgos con el fin de
determinar los requisitos de seguridad y de salud que se aplican a la
máquina. La máquina deberá ser diseñada y fabricada teniendo en
cuenta los resultados de la evaluación de riesgos.

Mediante un proceso iterativo de evaluación y reducción de riesgos, el


fabricante o su representante autorizado deberán:

Determinar los límites de la máquina, lo que incluye el uso


previsto y su mal uso razonablemente previsible,

Identificar los peligros que puede generar la máquina y las


correspondientes situaciones peligrosas,

Estimar los riesgos, teniendo en cuenta la gravedad de las


posibles lesiones o daños para la salud y la probabilidad de
que se produzcan,

Valorar los riesgos, con objeto de determinar si se requiere


una reducción de los mismos, con arreglo al objetivo de la
Directiva 2006/42/CE,

Eliminar los peligros o reducir los riesgos derivados de


dichos peligros, mediante la aplicación de medidas
preventivas, según el orden de prioridad establecido en el
punto 1.1.2, letra b).

2. Las obligaciones establecidas por los requisitos esenciales de


seguridad y de salud solo se aplicarán cuando la máquina de que se
trate, utilizada en las condiciones previstas por el fabricante o su
representante autorizado, o en situaciones anormales previsibles,
presente el correspondiente peligro. En todo caso, siempre se
aplicarán los principios de integración de la seguridad y las
obligaciones sobre marcado de las máquinas y el manual de
instrucciones.

3. Los requisitos esenciales de seguridad y de salud son imperativos.


No obstante, cabe la posibilidad de que, habida cuenta del estado de la
técnica, no se puedan alcanzar los objetivos que dichos requisitos
establecen. En tal caso, la máquina deberá, en la medida de lo posible,
diseñarse y fabricarse para acercarse a tales objetivos.

4. Al diseñar una máquina, se tendrán en cuenta los requisitos de la


parte general y los requisitos recogidos en una o más de las otras
partes del anexo, en función de los resultados de la evaluación de
riesgos efectuada con arreglo al punto 1 de estos principios generales.

B. Requisitos esenciales de seguridad y de salud

1.2.1. GENERALIDADES

1.2.1.1 Definiciones.

a) Peligro: Fuente de posible lesión o daño a la salud.

b) Zona peligrosa: Cualquier zona dentro y/o alrededor de una


máquina en la cual la presencia de una persona suponga un riesgo
para su seguridad o salud.

c) Persona expuesta: Cualquier persona que se encuentre,


enteramente o en parte, en una zona peligrosa.

d) Operador: Persona o personas encargadas de instalar,


manejar, regular, mantener, limpiar, reparar o desplazar una
máquina. e) «Riesgo»: Combinación de la probabilidad y la
gravedad de una lesión o de un daño a la salud que pueda
producirse en una situación peligrosa.

f) Resguardo: Elemento de la máquina utilizado específicamente


para proporcionar protección por medio de una barrera física.

g) Dispositivo de protección: Dispositivo (distinto de un


resguardo) que reduce el riesgo, por sí solo o asociado con un
resguardo.

h) Uso previsto: Uso de la máquina de acuerdo con la información


proporcionada en las instrucciones para la utilización.

i) Mal uso razonablemente previsible: Uso de la máquina de una


forma no propuesta en las instrucciones para la utilización, pero
que puede resultar de un comportamiento humano fácilmente
previsible.

1.2.1.2. Principios de integración de la seguridad:

a) Las máquinas se deben diseñar y fabricar de manera que sean


aptas para su función y para que se puedan manejar, regular y
mantener sin riesgo para las personas cuando dichas operaciones
se lleven a cabo en las condiciones previstas, pero también
teniendo en cuenta cualquier mal uso razonablemente previsible.

Las medidas que se tomen deberán ir encaminadas a suprimir


cualquier riesgo durante la vida útil previsible de la máquina,
incluidas las fases de transporte, montaje, desmontaje, retirada
de servicio y desguace.

b) Al optar por las soluciones más adecuadas, el fabricante o su


representante autorizado aplicará los principios siguientes, en
el orden que se indica:

Eliminar o reducir los riesgos en la medida de lo


posible (diseño y fabricación de la máquina
inherentemente seguros),

Adoptar las medidas de protección que sean


necesarias frente a los riesgos que no puedan
eliminarse,

Informar a los usuarios acerca de los riesgos residuales


debidos a la incompleta eficacia de las medidas
preventivas adoptadas,

indicar si se requiere una formación especial y,

señalar si es necesario proporcionar algún equipo de


protección individual.

c) Al diseñar y fabricar una máquina y al redactar el manual de


instrucciones, el fabricante o su representante autorizado
deberá prever no solo el uso previsto de la máquina, sino también
cualquier mal uso razonablemente previsible.

Las máquinas se deben diseñar y fabricar de manera que se evite


su utilización de manera incorrecta, cuando ello pudiera generar
un riesgo. En su caso, en el manual de instrucciones se deben
señalar al usuario los modos que, por experiencia, pueden
presentarse en los que no se debe utilizar una máquina.

d) Las máquinas se deben diseñar y fabricar teniendo en cuenta


las molestias que pueda sufrir el operador por el uso necesario o
previsible de un equipo de protección individual.

e) Las máquinas deberán entregarse con todos los equipos y


accesorios especiales imprescindibles para que se puedan
regular, mantener y utilizar de manera segura.

1.2.1.3. Materiales y productos.

Los materiales que se hayan empleado para fabricar la máquina, o


los productos que se hayan utilizado o creado durante su uso, no
originarán riesgos para la seguridad ni para la salud de las personas.

Especialmente cuando se empleen fluidos, la máquina se diseñará y


fabricará para evitar los riesgos provocados por el llenado, la
utilización, la recuperación y la evacuación.

1.2.1.4. Iluminación.

La máquina se suministrará con un alumbrado incorporado, adaptado a


las operaciones, en aquellos casos en que, a pesar de la presencia de un
alumbrado ambiental de un valor normal, la ausencia de dicho
dispositivo pudiera crear un riesgo. La máquina se debe diseñar y
fabricar de manera que no se produzcan zonas de sombra molesta,
deslumbramientos molestos, ni efectos estroboscópicos peligrosos en
los elementos móviles debidos al alumbrado. Los órganos internos que
deban inspeccionarse y ajustarse con frecuencia, así como las zonas de
mantenimiento, llevarán los adecuados dispositivos de alumbrado.
1.2.1.5. Diseño de la máquina con vistas a su manutención.

La máquina o cada uno de sus diferentes elementos:

Se debe poder manipular y transportar con seguridad.

Estará embalada o diseñada para que pueda almacenarse sin


riesgos ni deterioro.

Durante el transporte de la máquina o de sus elementos, no


deberán poder producirse desplazamientos intempestivos ni
peligros debidos a la inestabilidad si la máquina o sus
elementos se manipulan según el manual de instrucciones.

Cuando la masa, tamaño o forma de la máquina o de sus


diferentes elementos no posibiliten su desplazamiento
manual, la máquina o cada uno de sus diferentes elementos
deberá:

Llevar accesorios que posibiliten la prensión


por un medio de elevación, o

Estar diseñada de tal manera que se la


pueda dotar de accesorios de este tipo, o
Tener una forma tal que los medios
normales de elevación puedan adaptarse
con facilidad.

Cuando la máquina o uno de sus elementos se transporte


manualmente, deberá:

Ser fácilmente desplazable, o

Llevar medios de prensión con los que se


pueda desplazar con seguridad.

Se establecerán medidas específicas respecto a la


manipulación de las herramientas y/o partes de máquinas,
por ligeras que sean, que puedan ser peligrosas.

1.2.1.6. Ergonomía.

En las condiciones previstas de utilización, habrán de reducirse al


mínimo posible la molestia, la fatiga y el estrés físico y psíquico del
operador, teniendo en cuenta principios ergonómicos como los
siguientes:
Adaptarse a las diferencias morfológicas, de fuerza y de
resistencia de los operadores.

Proporcionar espacio suficiente para los movimientos de las


distintas partes del cuerpo del operador.

Evitar un ritmo de trabajo determinado por la máquina.

Evitar que la vigilancia requiera una concentración


prolongada.

Adaptar el interfaz hombre-máquina a las características


previsibles de los operadores.

1.2.1.7. Puestos de mando.

El puesto de mando se debe diseñar y fabricar de manera que se evite


cualquier riesgo debido a los gases de escape y/o a la falta de oxígeno.

Si la máquina está destinada a ser utilizada en un entorno peligroso,


que presente riesgos para la salud y la seguridad del operador, o si la
propia máquina origina un entorno peligroso, se deben proveer los
medios adecuados para que el operador disponga de buenas
condiciones de trabajo y esté protegido contra todo peligro previsible.
Siempre que resulte apropiado, el puesto de mando dispondrá de
una cabina adecuada diseñada, fabricada y/o equipada para cumplir los
requisitos antes mencionados. La salida deberá permitir
una evacuación rápida. Además, en su caso, deberá proveerse
una salida de emergencia en una dirección distinta de la salida normal.
1.2.1.8 Asientos.

Cuando resulte adecuado y las condiciones de trabajo lo permitan, el


puesto de trabajo que forme parte integrante de la máquina deberá
estar diseñado para la instalación de asientos.

Si se ha previsto que el operador esté sentado durante el


funcionamiento y el puesto de mando forma parte integrante de la
máquina, esta deberá disponer de un asiento. El asiento del operador le
garantizará la estabilidad de su posición. Además, el asiento y la
distancia entre este y los órganos de accionamiento órganos de
accionamiento deberán poder adaptarse al operador.

Si la máquina está sujeta a vibraciones, el asiento se debe diseñar y


fabricar de tal manera que se reduzcan al mínimo razonablemente
posible las vibraciones que se transmitan al operador. El anclaje del
asiento deberá resistir todas las tensiones a que pueda estar sometido.

Si no hubiere suelo bajo los pies del operador, este deberá disponer
de reposapiés antideslizantes.
1.2.2. SISTEMAS DE MANDO.

1.2.2.1. Seguridad y fiabilidad de los sistemas de mando.

Los sistemas de mando se deben diseñar y fabricar de manera que se


evite cualquier situación peligrosa. En particular, se deben diseñar y
fabricar de manera:

Que resistan los esfuerzos previstos de funcionamiento y las


influencias externas.

Que un fallo en el soporte material o en el soporte lógico del


sistema de mando no provoque situaciones peligrosas.

Que los errores que afecten a la lógica del sistema de mando


no provoquen situaciones peligrosas.

Que un error humano razonablemente previsible durante el


funcionamiento no provoque situaciones peligrosas.

Deberá prestarse especial atención a los siguientes aspectos:

Que la máquina no se ponga en marcha de manera


intempestiva.

Que no varíen los parámetros de la máquina de forma


incontrolada, cuando tal variación pueda dar lugar a
situaciones peligrosas.

Que no se impida la parada de la máquina si ya se ha dado


esa orden.

Que no se pueda producir la caída o proyección de ningún


elemento móvil de la máquina o de ninguna pieza sujetada
por ella.

Que no se impida la parada automática o manual de los


elementos móviles, cualesquiera que estos sean.

Que los dispositivos de protección permanezcan totalmente


operativos o emitan una orden de parada.

Que las partes del sistema de mando relativas a la seguridad


se apliquen de forma coherente a la totalidad del conjunto
de máquinas y/o de cuasi máquinas.

En caso de radio control, deberá producirse una parada automática


cuando no se reciban las señales correctas de mando, incluyendo la
pérdida de la comunicación.

1.2.2.2. Órganos de accionamiento.

Serán claramente visibles e


identificables mediante pictogramas cuando resulte adecuado.

Estarán colocados de tal manera que se puedan accionar con


seguridad, sin vacilación ni pérdida de tiempo y de forma inequívoca.

Se diseñarán de tal manera que el movimiento del órgano de


accionamiento sea coherente con el efecto ordenado.

Estarán colocados fuera de las zonas peligrosas excepto, si fuera


necesario, determinados órganos de accionamiento, tales como una
parada de emergencia o una consola de aprendizaje. Estarán situados
de forma que el hecho de accionarlos no acarree riesgos adicionales.

Estarán diseñados o irán protegidos de forma que el efecto deseado,


cuando pueda acarrear un peligro, solo pueda conseguirse mediante
una acción deliberada.

Estarán fabricados de forma que resistan los esfuerzos previsibles; se


prestará una atención especial a los dispositivos de parada de
emergencia que puedan estar sometidos a esfuerzos importantes.

Cuando se diseñe y fabrique un órgano de accionamiento para


ejecutar varias acciones distintas, es decir, cuando su acción no sea
unívoca, la acción ordenada deberá visualizarse de forma clara y, si
fuera necesario, requerirá una confirmación.

Los órganos de accionamiento tendrán una configuración tal que su


disposición, su recorrido y su esfuerzo resistente sean compatibles con
la acción ordenada, habida cuenta de los principios ergonómicos.

La máquina deberá estar equipada con los dispositivos indicadores que


sean necesarios para que pueda funcionar de manera segura. Desde el
puesto de mando, el operador deberá poder leer las indicaciones de
dichos dispositivos.

Desde cada puesto de mando, el operador deberá estar en situación de


asegurarse de que nadie se halle en las zonas peligrosas, o bien el
sistema de mando se debe diseñar y fabricar de manera que se impida
la puesta en marcha mientras haya alguien en la zona peligrosa. De no
poder aplicarse ninguna de estas posibilidades, deberá producirse
una señal de advertencia sonora y/o visual antes de que la máquina se
ponga en marcha. Las personas expuestas deberán disponer de tiempo
suficiente para abandonar la zona peligrosa o impedir la puesta en
marcha de la máquina. En caso necesario, la máquina deberá disponer
de los medios para que solamente pueda controlarse desde puestos de
mando situados en una o varias zonas o emplazamientos
predeterminados.

Cuando haya varios puestos de mando, el sistema de mando se debe


diseñar de tal forma que la utilización de uno de ellos impida el uso de
los demás, excepto los dispositivos de parada y de parada de
emergencia.

Cuando la máquina disponga de varios puestos de mando, cada uno de


ellos deberá estar equipado con todos los órganos de accionamiento
necesarios sin que los operadores se molesten ni se pongan en peligro
mutuamente.

1.2.2.3. Puesta en marcha.

La puesta en marcha de una máquina solo deberá poder efectuarse


mediante una acción voluntaria ejercida sobre un órgano de
accionamiento previsto a tal efecto.

Este requisito también será aplicable:

A la puesta en marcha de nuevo tras una parada, sea cual sea


la causa de esta última.
A la orden de una modificación importante de las
condiciones de funcionamiento.

No obstante, la puesta en marcha de nuevo tras una parada o la


modificación de las condiciones de funcionamiento podrán efectuarse
por una acción voluntaria sobre un dispositivo distinto del órgano de
accionamiento previsto a tal efecto, siempre que ello no conduzca a
una situación peligrosa.

En el caso de funcionamiento automático de una máquina, la puesta en


marcha, la puesta en marcha de nuevo tras una parada o la
modificación de las condiciones de funcionamiento podrán producirse
sin intervención si ello no conduce a una situación peligrosa.

Cuando la máquina disponga de varios órganos de accionamiento para


la puesta en marcha y los operadores puedan por tanto ponerse en
peligro mutuamente, deberán existir dispositivos adicionales que
eliminen tales riesgos. Si por motivos de seguridad es necesario que la
puesta en marcha y/o la parada se realicen con arreglo a una secuencia
concreta, existirán dispositivos que garanticen que esas operaciones se
realicen en el orden correcto.

1.2.2.4. Parada.

1.2.2.4.1. Parada normal.

Las máquinas estarán provistas de un órgano de accionamiento


que permita su parada total en condiciones seguras.

Cada puesto de trabajo estará provisto de un órgano de


accionamiento que permita parar, en función de los peligros
existentes, la totalidad o parte de las funciones de la máquina, de
manera que la máquina quede en situación de seguridad.
La orden de parada de la máquina tendrá prioridad sobre las
órdenes de puesta en marcha. Una vez obtenida la parada de la
máquina o de sus funciones peligrosas, se interrumpirá la
alimentación de energía de los accionadores afectados.

1.2.2.4.2. Parada operativa.

Cuando por razones de funcionamiento se requiera una orden de


parada que no interrumpa la alimentación de energía de los
accionadores, se supervisarán y conservarán las condiciones de
parada.

1.2.2.4.3. Parada de emergencia.


Las máquinas estarán provistas de uno o varios dispositivos de
parada de emergencia por medio de los cuales se puedan evitar
situaciones peligrosas que puedan producirse de forma
inminente o que se estén produciendo. Quedan excluidas de esta
obligación:

Las máquinas en las que el dispositivo de parada de


emergencia no pueda reducir el riesgo, ya sea porque
no reduce el tiempo para obtener la parada normal o
bien porque no permite adoptar las medidas
particulares para hacer frente al riesgo.

Las máquinas portátiles y/o las máquinas guiadas a


mano.

El dispositivo deberá:

Tener órganos de accionamiento claramente


identificable, muy visible y rápidamente accesible.

Provocar la parada del proceso peligroso en el menor


tiempo posible, sin crear nuevos riesgos.

Eventualmente, desencadenar o permitir que se


desencadenen determinados movimientos de
protección.

Cuando deje de accionarse el dispositivo de parada de


emergencia una vez que se haya dado la orden de parada, esta
orden deberá mantenerse mediante el bloqueo del dispositivo de
parada de emergencia hasta que dicho bloqueo sea
expresamente desactivado; el dispositivo no deberá poderse
bloquear sin que genere una orden de parada; solo será posible
desbloquear el dispositivo mediante una acción adecuada y este
desbloqueo no deberá volver a poner en marcha la máquina, sino
solo permitir que pueda volver a arrancar.

La función de parada de emergencia deberá estar disponible y ser


operativa en todo momento, independientemente del modo de
funcionamiento. Los dispositivos de parada de emergencia deben
servir para apoyar otras medidas de protección y no para
sustituirlas.
1.2.2.4.4 Conjuntos de máquinas.

Si se trata de máquinas o de elementos de máquinas diseñados


para funcionar conjuntamente, se deben diseñar y fabricar de
manera que los dispositivos de parada, incluidos los dispositivos
de parada de emergencia, puedan parar no solamente la
máquina, sino también todos los equipos relacionados si el hecho
de que sigan funcionando pudiera constituir un peligro.

1.2.2.5. Selección de modos de mando o de funcionamiento.

El modo de mando o de funcionamiento seleccionado tendrá prioridad


sobre todos los demás modos de mando o de funcionamiento, a
excepción de la parada de emergencia.

Si la máquina ha sido diseñada y fabricada para que pueda utilizarse


según varios modos de mando o de funcionamiento que requieran
distintas medidas de protección y/o procedimientos de trabajo, llevará
un selector de modo de mando o de funcionamiento enclavable en cada
posición. Cada una de las posiciones del selector debe ser claramente
identificable y debe corresponder a un único modo de mando o de
funcionamiento. El selector podrá sustituirse por otros medios de
selección con los que se pueda limitar la utilización de determinadas
funciones de la máquina a determinadas categorías de operadores. Si,
en determinadas operaciones, la máquina ha de poder funcionar con
un resguardo desplazado o retirado o con un dispositivo de protección
neutralizado, el selector de modo de mando o de funcionamiento
deberá, a la vez:

Desactivar todos los demás modos de mando o de


funcionamiento.

Autorizar el funcionamiento de las funciones peligrosas


únicamente mediante órganos de accionamiento que
requieran un accionamiento mantenido.

Autorizar el funcionamiento de las funciones peligrosas solo


en condiciones de riesgo reducido y evitando cualquier
peligro derivado de una sucesión de secuencias.

Impedir que funcione cualquier función peligrosa mediante


una acción voluntaria o involuntaria sobre los sensores de la
máquina.

Si no pueden cumplirse de forma simultánea estas cuatro condiciones,


el selector de modo de mando o de funcionamiento activará otras
medidas preventivas diseñadas y fabricadas para garantizar una zona
de intervención segura.

Además, desde el puesto de reglaje, el operador deberá poder


controlar el funcionamiento de los elementos sobre los que esté
actuando.

1.2.2.6. Fallo de la alimentación de energía.

La interrupción, el restablecimiento tras una interrupción o la


variación, en el sentido que sea, de la alimentación de energía de la
máquina no provocarán situaciones peligrosas. Deberá prestarse
especial atención a los siguientes aspectos:

Que la máquina no se ponga en marcha de manera


intempestiva.

Que no varíen los parámetros de la máquina de forma


incontrolada, cuando tal variación pueda dar lugar a
situaciones peligrosas.

Que no se impida la parada de la máquina si ya se ha dado la


orden.

Que no se pueda producir la caída o proyección de ningún


elemento móvil de la máquina o de ninguna pieza sujetada
por ella.

Que no se impida la parada automática o manual de los


elementos móviles, cualesquiera que estos sean.

Que los dispositivos de protección permanezcan totalmente


operativos o emitan una orden de parada.

1.2.3. Medidas de protección contra peligros mecánicos.

1.2.3.1. Riesgo de pérdida de estabilidad.


La máquina, así como sus elementos y equipos, deberán
ser suficientemente estables para que se pueda evitar el vuelco, la
caída o los movimientos incontrolados durante el transporte, montaje,
desmontaje y cualquier otra acción relacionada con la máquina.

Si la propia forma de la máquina o la instalación a que se destina no


permiten garantizar la suficiente estabilidad, habrá que disponer
unos medios de fijación adecuados, que se indicarán en el manual de
instrucciones.

1.2.3.2. Riesgo de rotura en servicio.

Tanto las partes de la máquina como las uniones entre ellas tendrán
que poder resistir a las solicitaciones a las que se vean sometidas
durante la utilización. Los materiales utilizados tendrán una resistencia
suficiente, adaptada a las características del entorno de utilización
previsto por el fabricante o su representante autorizado, en particular
respecto a los fenómenos de fatiga, envejecimiento, corrosión y
abrasión.

El manual de instrucciones debe indicar los tipos y la frecuencia de las


inspecciones y mantenimientos necesarios por motivos de seguridad.
En su caso, indicará las piezas que puedan desgastarse, así como los
criterios para su sustitución.

Si, a pesar de las medidas adoptadas, persistiera un riesgo de estallido


o rotura, los elementos afectados estarán montados, dispuestos y/o
provistos de protección de modo que se retenga cualquier fragmento
evitando así situaciones peligrosas.

Los conductos rígidos o flexibles por los que circulen fluidos,


especialmente a alta presión, tendrán que poder soportar las
solicitaciones internas y externas previstas; estarán sólidamente
sujetos y/o provistos de protección para garantizar que no existan
riesgos en caso de que se produzca una rotura.

En caso de avance automático del material que vaya a trabajarse hacia


la herramienta, deberán darse las condiciones que figuran a
continuación para evitar riesgos a las personas:

Cuando la herramienta y la pieza entren en contacto, la


herramienta tendrá que haber alcanzado sus condiciones
normales de trabajo.

En el momento en que se produzca la puesta en marcha y/o


la parada de la herramienta (voluntaria o accidentalmente),
el movimiento de avance y el movimiento de la herramienta
deberán estar coordinados.

1.2.3.3. Riesgos debidos a la caída y proyección de objetos.

Se deberán tomar precauciones para evitar las caídas o proyecciones


de objetos que puedan presentar un riesgo.

1.2.3.4. Riesgos debidos a superficies, aristas o ángulos.

Los elementos de la máquina que sean accesibles no presentarán, en la


medida que lo permita su función, ni aristas, ni ángulos pronunciados,
ni superficies rugosas que puedan producir lesiones.

1.2.3.5. Riesgos debidos a las máquinas combinadas.

Cuando la máquina esté prevista para poder efectuar varias


operaciones diferentes en las que se deba coger la pieza con las manos
entre operación y operación (máquina combinada), se debe diseñar y
fabricar de modo que cada elemento pueda utilizarse por separado sin
que los elementos restantes constituyan un riesgo para las personas
expuestas. A tal fin, cada uno de los elementos, si careciera de
protección, se deberá poder poner en marcha o parar individualmente.

1.2.3.6. Riesgos relacionados con las variaciones de las condiciones de


funcionamiento.

En el caso de operaciones en condiciones de utilización diferentes, la


máquina se debe diseñar y fabricar de forma que la elección y el reglaje
de dichas condiciones puedan efectuarse de manera segura y fiable.

1.2.3.7. Riesgos relacionados con los elementos móviles.

Los elementos móviles de la máquina se deben diseñar y fabricar a fin


de evitar los riesgos de contacto que puedan provocar accidentes o,
cuando subsistan los riesgos, estarán provistos de resguardos o de
dispositivos de protección.

Deberán tomarse todas las medidas necesarias para evitar el bloqueo


inesperado de los elementos móviles que intervienen en el trabajo. En
caso de que la posibilidad de bloqueo subsistiese a pesar de las
medidas tomadas, deberán proporcionarse, cuando resulte adecuado,
los necesarios dispositivos de protección y herramientas específicos
que permitan desbloquear el equipo de manera segura.

El manual de instrucciones y, si es posible, una indicación inscrita en la


máquina, deberán mencionar dichos dispositivos de protección
específicos y la manera de utilizarlos.

1.2.3.8. Elección de la protección contra los riesgos ocasionados por los


elementos móviles.

Los resguardos o los dispositivos de protección diseñados para


proteger contra los riesgos debidos a los elementos móviles se elegirán
en función del riesgo existente. Para efectuar la elección se deben
utilizar las indicaciones siguientes.

1.2.3.8.1. Elementos móviles de transmisión.

Los resguardos diseñados para proteger a las personas contra los


peligros ocasionados por los elementos móviles de transmisión serán:

Resguardos fijos, o

Resguardos movibles con enclavamiento.

Se recurrirá a esta última solución si se prevén intervenciones


frecuentes.

1.2.3.8.2. Elementos móviles que intervienen en el trabajo:

Los resguardos o los dispositivos de protección diseñados para


proteger a las personas contra los riesgos ocasionados por los
elementos móviles que intervienen en el trabajo serán:

Resguardos fijos, o

Resguardos movibles con enclavamiento, o

Dispositivos de protección,

o Una combinación de los anteriores.

No obstante, cuando determinados elementos móviles que


intervengan directamente en el trabajo no se puedan hacer totalmente
inaccesibles durante su funcionamiento debido a operaciones que
exijan la intervención del operador, esos elementos estarán provistos
de:

Resguardos fijos o resguardos movibles con enclavamiento


que impidan el acceso a las partes de los elementos que no
se utilicen para el trabajo, y

Resguardos regulables que restrinjan el acceso a las partes


de los elementos móviles a las que sea necesario acceder.
Resguardo fijo

Resguardo regulable
Resguardo regulable: barra protectora

Resguardo con dispositivo de enclavamiento

1.2.3.9. Riesgos debidos a movimientos no intencionados.

Cuando se haya parado un elemento de una máquina, la deriva a partir


de la posición de parada, por cualquier motivo que no sea la acción
sobre los órganos de accionamiento, deberá impedirse o será tal que
no entrañe peligro alguno.

1.4 Características que deben reunir los resguardos y los dispositivos


de protección.

1.2.4.1. Requisitos generales.

Los resguardos y los dispositivos de protección:

Serán de fabricación robusta.

Deberán mantenerse sólidamente en su posición.

No ocasionarán peligros suplementarios.

No podrán ser burlados o anulados con facilidad.

Deberán estar situados a una distancia adecuada de la zona


peligrosa.

Deberán restringir lo menos posible la observación del


proceso productivo.

Deberán permitir las intervenciones indispensables para la


colocación y/o la sustitución de las herramientas, así como
para los trabajos de mantenimiento, limitando el acceso
exclusivamente a la zona donde deba realizarse el trabajo y,
ello, a ser posible, sin desmontar el resguardo o neutralizar
el dispositivo de protección.

Deberán, en la medida de lo posible, proteger contra la


proyección o la caída de materiales u objetos y contra las
emisiones generadas por la máquina.

1.2.4.2. Requisitos específicos para los resguardos.

1.2.4.2.1. Resguardos fijos.

La fijación de los resguardos fijos estará garantizada por sistemas que


solo se puedan abrir o desmontar mediante herramientas.

Los sistemas de fijación deberán permanecer unidos a los resguardos o


a la máquina cuando se desmonten los resguardos. En la medida de lo
posible, los resguardos no podrán permanecer en su posición si
carecen de sus medios de fijación.

1.2.4.2.2. Resguardos móviles con dispositivo de enclavamiento.

Los resguardos móviles con dispositivo de enclavamiento:

Siempre que ello sea posible, habrán de permanecer unidos


a la máquina cuando se abran

Se deben diseñar y fabricar de forma que solamente se


puedan regular mediante una acción voluntaria.

Los resguardos móviles con dispositivo de enclavamiento estarán


asociados a un dispositivo de enclavamiento de manera que:

Impida la puesta en marcha de funciones peligrosas de la


máquina mientras los resguardos no estén cerrados, y

Genere una orden de parada cuando dejen de estar


cerrados.
Cuando sea posible para un operador alcanzar la zona peligrosa antes
de que haya cesado el riesgo que entrañan las funciones peligrosas de
la máquina, los resguardos móviles estarán asociados, además de a
un dispositivo de enclavamiento, a un dispositivo de bloqueo que:

Impida la puesta en marcha de funciones peligrosas de la


máquina mientras el resguardo no esté cerrado y bloqueado,
y

Mantenga el resguardo cerrado y bloqueado hasta que cese


el riesgo de sufrir daños a causa de las funciones peligrosas
de la máquina.

Los resguardos móviles con dispositivo de enclavamiento se deben


diseñar de forma que la ausencia o el fallo de uno de sus componentes
impidan la puesta en marcha o provoque la parada de las funciones
peligrosas de la máquina.

1.4.2.3. Resguardos regulables que restrinjan el acceso.

Los resguardos regulables que restrinjan el acceso a las partes de los


elementos móviles estrictamente necesarias para el trabajo:

Deberán poder regularse manual o automáticamente, según


el tipo de trabajo que vaya a realizarse.

Deberán poder regularse fácilmente sin herramientas.

1.2.4.3. Requisitos específicos para los dispositivos de protección.

Los dispositivos de protección estarán diseñados e incorporados al


sistema de mando de manera que:

Sea imposible que los elementos móviles empiecen a


funcionar mientras el operador pueda entrar en contacto
con ellos.

Ninguna persona pueda entrar en contacto con los


elementos móviles mientras estén en movimiento. La
ausencia o el fallo de uno de sus componentes impedirá la
puesta en marcha o provocará la parada de los elementos
móviles.

Los dispositivos de protección solamente se podrán regular mediante


una acción voluntaria.

1.5 Riesgos debidos a otros peligros.

1.2.5.1. Energía eléctrica.

Si la máquina se alimenta con energía eléctrica, se debe diseñar,


fabricar y equipar de manera que se eviten o se puedan evitar todos los
peligros de origen eléctrico.

1.2.5.2. Electricidad estática.

La máquina se debe diseñar y fabricar para evitar o restringir la


aparición de cargas electrostáticas que puedan ser peligrosas y/o
dispondrá de medios para poder evacuarlas.

1.2.5.3. Energías distintas de la eléctrica.

Si la máquina se alimenta con fuentes de energía distinta de la


eléctrica, se debe diseñar, fabricar y equipar para prevenir todos los
posibles riesgos ligados a estas fuentes de energía.

1.2.5.4. Errores de montaje.

Los errores susceptibles de ser cometidos en el montaje o reposición


de determinadas piezas que pudiesen provocar riesgos deberán
imposibilitarse mediante el diseño y la fabricación de dichas piezas o,
en su defecto, mediante indicaciones que figuren en las propias piezas
y/o en sus respectivos cárteres. Las mismas indicaciones figurarán en
los elementos móviles y/o en sus respectivos cárteres cuando, para
evitar un riesgo, sea preciso conocer el sentido del movimiento. En su
caso, el manual de instrucciones deberá incluir información
complementaria sobre estos riesgos. Cuando una conexión defectuosa
pueda originar riesgos, cualquier conexión errónea deberá hacerse
imposible por el propio diseño o, en su defecto, por indicaciones que
figuren en los elementos que deben conectarse o, cuando proceda, en
los medios de conexión.

1.2.5.5. Temperaturas extremas.

Se adoptarán medidas para evitar cualquier riesgo de lesión por


contacto o proximidad con piezas o materiales a temperatura elevada o
muy baja. Se adoptarán, asimismo, las medidas necesarias para evitar o
proteger contra el riesgo de proyección de materias calientes o muy
frías.

1.2.5.6. Incendio.

La máquina se debe diseñar y fabricar de manera que se evite cualquier


riesgo de incendio o de sobrecalentamiento provocado por la máquina
en sí o por los gases, líquidos, polvos, vapores y demás sustancias
producidas o utilizadas por la máquina.

1.2.5.7. Explosión.

La máquina se debe diseñar y fabricar de manera que se evite cualquier


riesgo de explosión provocado por la propia máquina o por los gases,
líquidos, polvos, vapores y demás sustancias producidas o utilizadas
por la máquina.
En lo que respecta a los riesgos de explosión debidos a la utilización de
la máquina en una atmósfera potencialmente explosiva, la máquina
deberá ser conforme a las disposiciones de transposición de las
directivas comunitarias específicas.

1.2.5.8. Ruido.

La máquina se debe diseñar y fabricar de manera que los riesgos que


resulten de la emisión del ruido aéreo producido se reduzcan al nivel
más bajo posible, teniendo en cuenta el progreso técnico y la
disponibilidad de medios de reducción del ruido, especialmente en su
fuente.

El nivel de ruido emitido podrá evaluarse tomando como referencia los


datos de emisión comparativos de máquinas similares.

1.2.5.9. Vibraciones.

La máquina se debe diseñar y fabricar de manera que los riesgos que


resulten de las vibraciones que ella produzca se reduzcan al nivel más
bajo posible, teniendo en cuenta el progreso técnico y la disponibilidad
de medios de reducción de las vibraciones, especialmente en su
fuente.

El nivel de vibraciones producidas podrá evaluarse tomando como


referencia los datos de emisión comparativos de máquinas similares.

1.2.5.10. Radiaciones.

Las radiaciones no deseadas de la máquina deberán eliminarse o


reducirse a niveles que no afecten perjudicialmente a las personas.

Cualquier radiación ionizante funcional emitida por la máquina se


limitará al nivel mínimo necesario para garantizar el funcionamiento
correcto de la máquina durante su instalación, funcionamiento y
limpieza.

Cuando exista un riesgo, se adoptarán las medidas de protección


necesarias.

Cualquier radiación no ionizante funcional emitida durante la


instalación, funcionamiento y limpieza se limitará a niveles que no
afecten perjudicialmente a las personas.

1.2.5.11. Radiaciones exteriores.

La máquina se debe diseñar y fabricar de forma que las radiaciones


exteriores no perturben su funcionamiento.

1.2.5.12. Radiaciones láser.

Si se utilizan equipos láser, se deberán tener en cuenta las normas


siguientes:

Los equipos láser de las máquinas se deben diseñar y fabricar de forma


que se evite toda radiación involuntaria.

Los equipos láser de las máquinas dispondrán de protección de forma


que no perjudiquen a la salud ni la radiación eficaz, ni la radiación
producida por reflexión o difusión, ni la radiación secundaria. Los
equipos ópticos para la observación o el reglaje de equipos láser de las
máquinas deben ser tales que no den lugar a riesgo alguno para la salud
debido a las radiaciones láser.

1.2.5.13. Emisiones de materiales y sustancias peligrosas.

La máquina se debe diseñar y fabricar de manera que se puedan evitar


los riesgos de inhalación, ingestión, contacto con la piel, ojos y
mucosas, y penetración por la piel, de materiales y sustancias
peligrosas producidos por ella.
Cuando resulte imposible eliminar este peligro, la máquina estará
equipada para que los materiales y sustancias peligrosos se puedan
confinar, evacuar, precipitar mediante pulverización de agua, filtrar o
tratar mediante otro método igualmente eficaz. Si el proceso no es
totalmente cerrado durante el funcionamiento normal de la máquina,
los dispositivos de confinamiento y/o evacuación estarán situados de
manera que produzcan un efecto máximo.

1.2.5.14. Riesgo de quedar encerrado en una máquina.

La máquina se debe diseñar, fabricar o equipar con medios que impidan


que una persona quede encerrada en ella o, si esto no es posible, que le
permitan pedir ayuda.

1.2.5.15. Riesgo de resbalar, tropezar o caer.

Las partes de la máquina sobre las que esté previsto que puedan
desplazarse o estacionarse personas se deben diseñar y fabricar de
manera que se evite que dichas personas resbalen, tropiecen o caigan
sobre esas partes o fuera de ellas. Cuando proceda, dichas partes
estarán equipadas de asideros fijos que permitan a los usuarios
conservar la estabilidad.

1.2.5.16. Rayos.

Las máquinas que requieran protección contra los efectos de los rayos
durante su utilización deberán estar equipadas con un sistema que
permita conducir a tierra la carga eléctrica resultante.

1.6 Mantenimiento.

1.2.6.1. Mantenimiento de la máquina.

Los puntos de reglaje y de mantenimiento estarán situados fuera de las


zonas peligrosas. Las operaciones de reglaje, mantenimiento,
reparación, limpieza y las intervenciones sobre la máquina deberán
poder efectuarse con la máquina parada.

Si al menos una de las anteriores condiciones no pudiera cumplirse por


motivos técnicos, se adoptarán medidas para garantizar que dichas
operaciones puedan efectuarse de forma segura.

Para las máquinas automatizadas y, en su caso, para otras máquinas,


deberá preverse un dispositivo de conexión que permita montar un
equipo de diagnóstico de averías. Los elementos de una máquina
automatizada que deban sustituirse con frecuencia, deberán poder
desmontarse y volver a montarse fácilmente y con total seguridad. El
acceso a estos elementos debe permitir que estas tareas se lleven a
cabo con los medios técnicos necesarios siguiendo un modus operandi
definido previamente.

1.2.6.2. Acceso a los puestos de trabajo o a los puntos de intervención.

La máquina se debe diseñar y fabricar con medios de acceso que


permitan llegar con total seguridad a todas las zonas en las que se
requiera intervenir durante su funcionamiento, reglaje y
mantenimiento.

1.2.6.3. Separación de las fuentes de energía.

La máquina estará provista de dispositivos que permitan aislarla de


cada una de sus fuentes de energía. Dichos dispositivos serán
claramente identificables. Deberán poder ser bloqueados si al
conectarse de nuevo pudieran poner en peligro a las personas. Los
dispositivos también deberán poder ser bloqueados cuando el
operador no pueda comprobar, desde todos los puestos a los que tenga
acceso, la permanencia de dicha separación. En el caso de máquinas
que puedan enchufarse a una toma de corriente, la desconexión de la
clavija será suficiente, siempre que el operador pueda comprobar,
desde todos los puestos a los que tenga acceso, la permanencia de
dicha desconexión. La energía residual o almacenada en los circuitos de
la máquina tras su aislamiento debe poder ser disipada normalmente
sin riesgo para las personas. No obstante el requisito de los párrafos
anteriores, algunos circuitos podrán permanecer conectados a su
fuente de energía para posibilitar, por ejemplo, el mantenimiento de
piezas, la protección de información, el alumbrado de las partes
internas, etc. En tal caso, deberán adoptarse medidas especiales para
garantizar la seguridad de los operadores.

1.2.6.4. Intervención del operador.

Las máquinas se deben diseñar, fabricar y equipar de forma que se


limiten las causas de intervención de los operadores. Siempre que no
pueda evitarse la intervención del operador, esta deberá poder
efectuarse con facilidad y seguridad.

1.2.6.5. Limpieza de las partes interiores.

La máquina se debe diseñar y fabricar de manera que sea posible


limpiar las partes interiores que hayan contenido sustancias o
preparados peligrosos sin penetrar en ellas; asimismo, si es necesario
desbloquearlas, la operación deberá poder realizarse desde el exterior.
Si fuese imposible evitar tener que penetrar en la máquina, esta se
debe diseñar y fabricar de forma que sea posible efectuar la limpieza
con total seguridad.

1.7 Información.

1.2.7.1. Informaciones y advertencias sobre la máquina.

Las informaciones y advertencias sobre la máquina se deben


proporcionar, preferentemente, en forma de pictogramas o símbolos
fácilmente comprensibles. Cualquier información o advertencia verbal
o escrita se expresará, cuando la máquina se comercialice y/o ponga en
servicio en España, al menos en castellano, acompañada, si así se
solicita, por las versiones en otras lenguas oficiales de la Comunidad
que comprendan los operadores.

1.2.7.1.1. Información y dispositivos de información.

La información necesaria para el manejo de una máquina deberá


carecer de ambigüedades y ser de fácil comprensión. No deberá ser
excesiva hasta el punto que constituya una sobrecarga para el
operador.

Las pantallas de visualización o cualesquiera otros medios de


comunicación interactivos entre el operador y la máquina deberán ser
de fácil comprensión y utilización.

1.2.7.1.2. Dispositivos de advertencia.

Cuando la salud y la seguridad de las personas puedan estar en peligro


por funcionamiento defectuoso de una máquina que funcione sin
vigilancia, esta deberá estar equipada de manera que advierta de ello
mediante una señal acústica o luminosa adecuada. Si la máquina lleva
dispositivos de advertencia, estos no serán ambiguos y se percibirán
fácilmente. Se adoptarán medidas para que el operador pueda verificar
si estos dispositivos de advertencia siguen siendo eficaces. Se aplicarán
las prescripciones de las directivas comunitarias específicas sobre
colores y señales de seguridad.

1.2.7.2. Advertencia de los riesgos residuales.

Si, a pesar de las medidas de diseño inherentemente seguro, de las


medidas de protección y de las medidas preventivas complementarias
adoptadas, existen riesgos, deberán colocarse las señales de
advertencia necesarias, incluidos los dispositivos de advertencia.

1.2.7.3. Marcado de las máquinas.


Cada máquina llevará, de forma visible, legible e indeleble, como
mínimo las indicaciones siguientes:

La razón social y la dirección completa del fabricante y, en su


caso, de su representante autorizado.

La designación de la máquina.

El marcado CE.

La designación de la serie o del modelo.

El número de serie, si existiera.

El año de fabricación, es decir, el año en el que finaliza el


proceso de fabricación.

Está prohibido indicar una fecha anterior o posterior en la máquina al


aplicar el marcado CE.

Además, la máquina diseñada y fabricada para utilizarse en una


atmósfera potencialmente explosiva debe llevar el marcado
correspondiente. En función del tipo de máquina, esta deberá llevar
también todas las indicaciones que sean indispensables para un empleo
seguro.

Cuando un elemento de la máquina deba ser manipulado durante su


utilización, mediante aparatos de elevación, su masa deberá estar
inscrita de forma legible, duradera y no ambigua.

1.2.7.4. Manual de instrucciones.

Cuando se comercialice y/o se ponga en servicio en España, cada


máquina deberá ir acompañada de un manual de instrucciones, al
menos en castellano. Dicho manual será un Manual original o una
Traducción del manual original; en este último caso, la traducción irá
acompañada obligatoriamente de un Manual original.
No obstante, las instrucciones para el mantenimiento destinadas al
personal especializado habilitado por el fabricante o su representante
autorizado podrán ser suministradas en una sola de las lenguas de la
Comunidad Europea que comprenda dicho personal especializado. El
manual de instrucciones estará redactado según los principios que se
enumeran a continuación.

1.2.7.4.1. Principios generales de redacción del manual de instrucciones:

a) El manual de instrucciones estará redactado en una o varias de las lenguas


oficiales de la Comunidad Europea.

La mención Manual original deberá figurar en la versión o versiones lingüísticas


comprobadas por el fabricante o por su representante autorizado.

b) Cuando no exista un «Manual original» en castellano, el fabricante o su


representante autorizado, o el responsable de la introducción de la máquina en
la zona lingüística de que se trate, deberá proporcionar una traducción al menos
en castellano. Las traducciones incluirán la mención «Traducción del manual
original».

c) El contenido del manual de instrucciones no solamente deberá cubrir el uso


previsto de la máquina, sino también tener en cuenta su mal uso
razonablemente previsible.

d) En el caso de máquinas destinadas a usuarios no profesionales, en la


redacción y la presentación del manual de instrucciones se tendrá en cuenta el
nivel de formación general y la perspicacia que, razonablemente, pueda
esperarse de dichos usuarios.

1.2.7.4.2. Contenido del manual de instrucciones:

Cada manual de instrucciones contendrá como mínimo, cuando


proceda, la información siguiente:
a) La razón social y dirección completa del fabricante y de su representante
autorizado.

b) La designación de la máquina, tal como se indique sobre la propia máquina,


con excepción del número de serie.

c) La declaración CE de conformidad o un documento que exponga el contenido


de dicha declaración y en el que figuren las indicaciones de la máquina sin que
necesariamente deba incluir el número de serie y la firma.

d) Una descripción general de la máquina.

e) Los planos, diagramas, descripciones y explicaciones necesarias para el uso, el


mantenimiento y la reparación de la máquina, así como para comprobar su
correcto funcionamiento.

f) Una descripción de los puestos de trabajo que puedan ocupar los operadores.

g) Una descripción del uso previsto de la máquina. h) advertencias relativas a los


modos en que no se debe utilizar una máquina que, por experiencia, pueden
presentarse.

i) Las instrucciones de montaje, instalación y conexión, incluidos los planos,


diagramas y medios de fijación y la designación del chasis o de la instalación en la
que debe montarse la máquina.

j) Las instrucciones relativas a la instalación y al montaje, dirigidas a reducir el


ruido y las vibraciones.

k) Las instrucciones relativas a la puesta en servicio y la utilización de la máquina


y, en caso necesario, las instrucciones relativas a la formación de los operadores.

l) Información sobre los riesgos residuales que existan a pesar de las medidas de
diseño inherentemente seguro, de las medidas de protección y de las medidas
preventivas complementarias adoptadas.

m) Instrucciones acerca de las medidas preventivas que debe adoptar el usuario,


incluyendo, cuando proceda, los equipos de protección individual a
proporcionar.

n) Las características básicas de las herramientas que puedan acoplarse a la


máquina.

o) Las condiciones en las que las máquinas responden al requisito de estabilidad


durante su utilización, transporte, montaje, desmontaje, situación de fuera de
servicio, ensayo o situación de avería previsible.
p) Instrucciones para que las operaciones de transporte, manutención y
almacenamiento puedan realizarse con total seguridad, con indicación de la
masa de la máquina y la de sus diversos elementos cuando, de forma regular,
deban transportarse por separado.

q) El modo operativo que se ha de seguir en caso de accidente o de avería; si es


probable que se produzca un bloqueo, el modo operativo que se ha de seguir
para lograr el desbloqueo del equipo con total seguridad.

r) La descripción de las operaciones de reglaje y de mantenimiento que deban


ser realizadas por el usuario, así como las medidas de mantenimiento preventivo
que se han de cumplir.

s) Instrucciones diseñadas para permitir que el reglaje y el mantenimiento se


realicen con total seguridad, incluidas las medidas preventivas que deben
adoptarse durante este tipo de operaciones.

t) Las características de las piezas de recambio que deben utilizarse, cuando


estas afecten a la salud y seguridad de los operadores.

u) Unas indicaciones específicas sobre el ruido aéreo emitido.

v) Cuando sea probable que la máquina emita radiaciones no ionizantes que


puedan causar daños a las personas, en particular a las personas portadoras de
dispositivos médicos implantables activos o inactivos, información sobre la
radiación emitida para el operador y las personas expuestas.

1.2.7.4.3. Información publicitaria.

La información publicitaria que describa la máquina no deberá


contradecir al manual de instrucciones en lo que respecta a los
aspectos de salud y seguridad.

La información publicitaria que describa las características de


funcionamiento de la máquina deberá contener la misma información
que el manual de instrucciones acerca de las emisiones.

Además de estos requisitos esenciales en el Real Decreto, se recogen


otros Requisitos esenciales complementarios de seguridad y de salud
para algunas categorías de máquinas.

REQUISITOS ESENCIALES DE SEGURIDAD Y SALUD (ANEXO I)


Sistemas de mando.

Seguridad y fiabilidad de
Generalidades:
los sistemas de mando.
Definiciones.
Órganos de
Principios de integración de la
accionamiento.-Los
seguridad.
órganos de
Materiales y productos.
accionamiento:
Iluminación.
Puesta en marcha.
Diseño de la máquina con vistas
Parada:
a su manuten-ción.
Parada normal.
Ergonomía.
Parada operativa.
Puestos de mando.
Parada de emergencia.
Asientos.
Conjuntos de máquinas.
Selección de modos de
mando o de funciona-
miento.
Medidas de protección contra peligros mecánicos.

Riesgo de pérdida de
estabilidad.
Riesgo de rotura en servicio.
Riesgos debidos a la caída y
proyección de objetos. Características que deben reunir los
Riesgos debidos a superficies, resguardos y los disposi-tivos de protección.
aristas o ángulos.
Requisitos generales.
Riesgos debidos a las máquinas
Requisitos específicos
combinadas.
para los resguardos.
Riesgos relacionados con las
Resguardos fijos.
variaciones de las condiciones
Resguardos móviles con
de funcionamiento.
dispositivo de enclava-
Riesgos relacionados con los
miento.
elementos móviles.
Resguardos regulables
Elección de la protección contra
que restrinjan el acceso.
los riesgos ocasionados por los
Requisitos específicos
elementos móviles.
para los dispositivos de
Elementos móviles de
protección.

transmisión.
Elementos móviles que
intervienen en el trabajo
Riesgos debidos a movimientos
no intenciona-dos.
Riesgos debidos a otros peligros.

Energía eléctrica.
Electricidad estática.
Energías distintas de la
eléctrica.
Errores de montaje.
Temperaturas extremas. Mantenimiento.
Incendio.
Mantenimiento de la máquina

Explosión. Acceso a los puestos de trabajo

Ruido. o a los puntos de intervención.

Vibraciones. Separación de las fuentes de

Radiaciones. energía.

Radiaciones exteriores. Intervención del operador.

Radiaciones láser. Limpieza de las partes

Emisiones de materiales y
interiores.
sustancias peligrosas.
Riesgo de quedar
encerrado en una
máquina.
Riesgo de resbalar,
tropezar o caer.
Rayos
Información.

Informaciones y advertencias sobre la máquina.


Información y dispositivos de información
Dispositivos de advertencia.
Advertencia de los riesgos residuales.
Marcado de las máquinas.
Manual de instrucciones.
Principios generales de redacción del manual de
instrucciones:
Contenido del manual de instrucciones:

Información publicitaria.

1.3. EQUIPOS DE TRABAJO


La normativa fundamental a la hora de evaluar equipos de trabajo y su utilización
es el Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las
disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los trabajadores
de los equipos de trabajo, y fue modificado por el Real Decreto 2177/2004, de 12
de noviembre, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y
salud para la utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo, en materia
de trabajos temporales en altura.

Entendemos por equipo de trabajo cualquier máquina, aparato, instrumento o


instalación utilizado en el trabajo.

La utilización de un equipo de trabajo es cualquier actividad referida a un equipo


de trabajo, tal como la puesta en marcha o la detención, el empleo, el transporte, la
reparación, la transformación, el mantenimiento y la conservación, incluida, en
particular, la limpieza.

1.3.1. OBLIGACIONES GENERALES DEL EMPRESARIO

Adoptará las medidas necesarias para que los equipos de trabajo


que se pongan a disposición de los trabajadores sean adecuados al
trabajo que deba realizarse y convenientemente adaptados al
mismo, de forma que garanticen la seguridad y salud de los
trabajadores al utilizar dichos equipos de trabajo.
Cuando no sea posible garantizar de este modo totalmente la seguridad y salud
de los trabajadores durante la utilización de los equipos de trabajo, el
empresario tomará las medidas adecuadas para reducir tales riesgos al mínimo.

En cualquier caso, el empresario deberá utilizar únicamente equipos que


satisfagan:

a) Cualquier disposición legal o reglamentaria que les sea de aplicación.

b) Las condiciones generales previstas en el anexo I del Real Decreto.

Para la elección de los equipos de trabajo deberá tener en cuenta


los siguientes factores:
a) Las condiciones y características específicas del trabajo a desarrollar.

b) Los riesgos existentes para la seguridad y salud de los trabajadores en


el lugar de trabajo y, en particular, en los puestos de trabajo, así como
los riesgos que puedan derivarse de la presencia o utilización de dichos
equipos o agravarse por ellos.

c) En su caso, las adaptaciones necesarias para su utilización por


trabajadores discapacitados.

Para la aplicación de las disposiciones mínimas de seguridad y


salud (Anexo I), el empresario tendrá en cuenta los principios
ergonómicos, especialmente en cuanto al diseño del puesto de
trabajo y la posición de los trabajadores durante la utilización del
equipo de trabajo.

La utilización de los equipos de trabajo deberá cumplir las


condiciones generales establecidas en el anexo II del Real Decreto.

Cuando, a fin de evitar un riesgo específico para la seguridad y salud de los


trabajadores, la utilización de un equipo de trabajo deba realizarse
en condiciones o formas determinadas, que requieran un
particular conocimiento por parte de aquéllos, el empresario adoptará las
medidas necesarias para que la utilización de dicho equipos quede reservada a
los trabajadores designados para ello.

Adoptará las medidas necesarias para que, mediante


un mantenimiento adecuado, los equipos de trabajo se conserven
durante todo el tiempo de utilización y garanticen su función.

Dicho mantenimiento se realizará teniendo en cuenta las instrucciones del


fabricante o, en su defecto, las características de estos equipos, sus condiciones
de utilización y cualquier otra circunstancia normal o excepcional que pueda
influir en su deterioro o desajuste.

Las operaciones de mantenimiento, reparación o transformación de los


equipos de trabajo cuya realización suponga un riesgo específico para los
trabajadores sólo podrán ser encomendadas al personal especialmente
capacitado para ello.

1.3.2. COMPROBACIÓN DE LOS EQUIPOS DE TRABAJO

El empresario adoptará las medidas necesarias para que aquellos equipos de


trabajo cuya seguridad dependa de sus condiciones de instalación se
sometan a una comprobación inicial, tras su instalación y antes de la puesta
en marcha por primera vez, y a una nueva comprobación después de cada
montaje en un nuevo lugar o emplazamiento, con objeto de asegurar la
correcta instalación y el buen funcionamiento de los equipos.

El empresario adoptará las medidas necesarias para que aquellos equipos de


trabajo sometidos a influencias susceptibles de ocasionar deterioros que
puedan generar situaciones peligrosas estén sujetos a comprobaciones y, en
su caso, pruebas de carácter periódico, con objeto de asegurar el
cumplimiento de las disposiciones de seguridad y de salud y de remediar a
tiempo dichos deterioros.

Igualmente, se deberán realizar comprobaciones adicionales de tales


equipos cada vez que se produzcan acontecimientos excepcionales, tales
como transformaciones, accidentes, fenómenos naturales o falta prolongada
de uso, que puedan tener consecuencias perjudiciales para la seguridad.

Las comprobaciones serán efectuadas por personal competente.

Los resultados de las comprobaciones deberán documentarse y estar a


disposición de la autoridad laboral. Dichos resultados deberán conservarse
durante toda la vida útil de los equipos.

Cuando los equipos de trabajo se empleen fuera de la empresa deberán ir


acompañados de una prueba material de la realización de la última
comprobación.

Los requisitos y condiciones de las comprobaciones de los equipos de trabajo


se ajustarán a lo dispuesto en la normativa específica que les sea de
aplicación.

1.3.3. OBLIGACIONES DE FORMACIÓN E INFORMACIÓN DEL


EMPRESARIO

Deberá garantizar que los trabajadores y los representantes de los


trabajadores reciban una formación e información adecuadas sobre los
riesgos derivados de la utilización de los equipos de trabajo, así como sobre
las medidas de prevención y protección

La información, suministrada preferentemente por escrito, deberá contener


como mínimo las indicaciones relativas a:

1. Las condiciones y forma correcta de utilización de los equipos de trabajo,


teniendo en cuenta las instrucciones del fabricante, así como las situaciones
o formas de utilización anormales y peligrosas que puedan preverse.

2. Las conclusiones que, en su caso, se puedan obtener de la experiencia


adquirida en la utilización de los equipos de trabajo.

3. Cualquier otra información de utilidad preventiva.

La información deberá ser comprensible para los trabajadores a los que va


dirigida e incluir o presentarse en forma de folletos informativos cuando sea
necesario por su volumen o complejidad o por la utilización poco frecuente
del equipo. La documentación informativa facilitada por el fabricante estará
a disposición de los trabajadores.

Se informará a los trabajadores sobre la necesidad de prestar atención a los


riesgos derivados de los equipos de trabajo presentes en su entorno de
trabajo inmediato, o de las modificaciones introducidas en los mismos, aun
cuando no los utilicen directamente.

Los trabajadores especialmente capacitados deberán recibir una formación


específica adecuada.

Las obligaciones específicas del empresario son las incluidas en:

Anexo I: Disposiciones mínimas de seguridad y salud sobre los


equipos de trabajo
Anexo II: Disposiciones mínimas de seguridad y salud para la
utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo.

1.3.4. HERRAMIENTAS

Muchas de las lesiones que se producen en los lugares de trabajo se deben a la


utilización de herramientas, ya sean manuales o accionadas por motor.

Las herramientas manuales más utilizadas son: martillos, cinceles, cuchillos,


hachas, tenazas, alicates, destornilladores y llaves.

Las principales causas de las lesiones con herramientas son:

Inadecuada utilización de las herramientas.

Utilización de herramientas defectuosas.

Empleo de herramientas de mala calidad.

Transporte y almacenamiento incorrecto.

Los peligros derivados del uso de herramientas manuales:

Contacto con elementos cortantes.

Proyección de fragmentos volantes.

Caídas por sobreesfuerzos.

Las medidas preventivas para el uso de herramientas manuales:

Adquisición de herramientas de calidad.


Se usarán solo para el trabajo para el que han sido diseñadas.

Instrucción adecuada para la utilización de cada tipo de


herramienta.

Utilización de gafas protectoras cuando haya peligro de


proyección de partículas.

Utilización de guantes al manipular herramientas cortantes.

Mantenimiento periódico (reparación, afilado, limpieza, etc.).

Revisión periódica del estado de los mangos, recubrimientos,


aislantes, etc.

Almacenamiento en cajas o paneles adecuados, donde cada


herramienta tenga su lugar

Las herramientas a motor están desplazando a las manuales, implicando la


aparición de nuevos riesgos para el trabajador.

Las herramientas a motor más peligrosas son: martillos neumáticos, taladradoras y


motosierras.

Los peligros del uso de herramientas a motor son:

Contacto eléctrico.

Contactos con elementos de corte.


Proyección de partículas.

Caídas por sobreesfuerzos.

Las medidas preventivas para el uso de herramientas a motor son:

Adquisición de herramientas de calidad.

Se usarán solo para el trabajo para el que han sido diseñadas.

Instrucción adecuada para la utilización de cada tipo de


herramienta.

Utilización de gafas protectoras cuando haya peligro de


proyección de partículas.

Utilización de guantes al manipular herramientas cortantes.

Mantenimiento periódico (reparación, afilado, limpieza, etc.).

Revisión periódica del estado de los mangos, recubrimientos,


aislantes, etc.

Almacenamiento en cajas o paneles adecuados, donde cada


herramienta tenga su lugar.

Tener en cuenta la energía utilizada por la herramienta y aplicar la


prevención correspondiente ya sea eléctrica, aire comprimido,
etc.

Las herramientas eléctricas portátiles deben funcionar con


tensión de seguridad (24 voltios) o estar dotadas de doble
aislamiento.

1.4. INCENDIOS
La normativa específica de aplicación respecto a los incendios:

RD 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el Código


Técnico de la Edificación. DB-SI La Sección SI 4 del Documento de
Seguridad en caso de incendio (DB-SI) está dedicada a la
Detección, Control y Extinción del Incendio, estableciendo la
dotación de instalaciones de protección contra incendios con las
que deben contar los edificios en función del uso concreto al que
están destinados.

Real Decreto 1942/1993, de 5 de noviembre, por el que se


aprueba el Reglamento de instalaciones de protección contra
incendios.

Detalla todo lo referente al diseño, ejecución, puesta en


funcionamiento, materiales, componentes y mantenimiento de los
equipos de protección contra incendios.

Real Decreto 2267/2004, de 3 de diciembre, por el que se aprueba


el Reglamento de seguridad contra incendios en los
establecimientos industriales.

Este reglamento indica la dotación de instalaciones de protección


contra incendios de los establecimientos industriales, y se
establece que las condiciones de protección contra incendios de
las zonas de los establecimientos industriales destinadas a otro
uso, y que superan determinados límites, son las recopiladas en la
Norma Básica de Edificación NBE-CPI/96, dicha norma debe
entenderse sustituida por el DB-SI del Código Técnico de la
Edificación

1.4.1. EL TETRAEDRO DEL FUEGO

Para que se inicie un fuego es necesaria la presencia simultánea de tres


factores: combustible, comburente y foco de ignición (triángulo del fuego),
pero para que el incendio progrese la energía desprendida en el proceso
tiene que ser suficiente para que se produzca la reacción en cadena. Estos
cuatro factores forman lo que se ha dado en llamar el tetraedro del fuego.

Combustible: toda sustancia susceptible de combinarse con el oxígeno de


forma rápida y exotérmica. Su peligrosidad está en función de determinadas
características, tales como su punto de inflamación, la temperatura de
autoignición, la potencia calorífica o la toxicidad de los productos de la
combustión.

Comburente: el aire, que contiene aproximadamente un 21% en volumen de


oxígeno, es el comburente más común en todos los fuegos. Otros
comburentes pueden ser el cloro, hidrógeno, ozono, azufre en forma de
vapor, etc.

Energía de activación: energía mínima necesaria para que se inicie la


reacción entre el combustible y el comburente. Es aportada por los focos de
ignición, que pueden ser de origen eléctrico (arco eléctrico, cargas estáticas,
etc.), térmico (superficies calientes, radiación solar, etc.), químico (calor de
descomposición, etc.) o mecánico (calor de fricción, calor de compresión,
etc.)

Reacción en cadena: cuando se produce la reacción exotérmica que es el


fuego, de la energía desprendida parte es disipada en el ambiente,
produciendo los efectos térmicos del incendio, y parte calienta a más
reactivos; cuando esta energía es igual o superior a la necesaria, el proceso
continúa mientras existan reactivos. Se dice entonces que hay reacción en
cadena.

1.4.2. CLASIFICACIÓN DE LOS FUEGOS SEGÚN LA NATURALEZA


DEL COMBUSTIBLE

Existen diferentes tipos de fuego en función del material o sustancia


combustible que interviene en el mismo. Así hablamos de fuegos de clase A,
B, C y D.

CLASE A El combustible es un sólido con producción de brasas. Ejemplos:


papel, plástico, tejido, madera, etc.

CLASE B El combustible es un líquido o un sólido de bajo punto de fusión,


que se comporta como un líquido ante el fuego. Ejemplos: alcohol, gasolina,
cera, parafina, etc.).

CLASE C El combustible es un gas. Ejemplos: gas natural, butano, propano,


etc.

CLASE D Se trata de metales combustibles o productos químicos reactivos.

Ejemplos: sodio, potasio, aluminio, magnesio, etc.

Esta clasificación del fuego en función de la naturaleza del combustible que


interviene en la reacción es de gran importancia, fundamentalmente a la
hora de determinar el agente más adecuado a utilizar en la extinción del
incendio.
1.4.3. EVOLUCIÓN DE UN INCENDIO

Podemos distinguir tres etapas en la evolución de un incendio: inicio,


propagación y consecuencias.

Inicio

Ya hemos señalado que para que un incendio se inicie tienen que coexistir los
tres factores: combustible, comburente y foco de ignición, y para que
progrese debe darse la reacción en cadena. Teniendo en cuenta que el
comburente (aire) se encuentra siempre presente, y que la reacción en
cadena es consecuencia del incendio, las condiciones básicas que provocarán
el inicio del incendio son el combustible y la energía de activación.

La prevención de incendios se centra en esta etapa, evitando la coexistencia


de ambos factores en el espacio, el tiempo y con la intensidad suficiente para
que se produzca la reacción de combustible y comburente.

Propagación

En esta fase el incendio evoluciona en el espacio y el tiempo. Puede tener


lugar por tres mecanismos de transmisión del calor: conducción, convección
o radiación.

Conducción: La transferencia de calor se produce por contacto


directo entre dos cuerpos. La conducción del calor tiene lugar
únicamente cuando los cuerpos en contacto se encuentran a
temperaturas diferentes y la dirección del flujo de calor es
siempre del punto de mayor temperatura al de menor.

Convección: Transferencia de calor producida por el movimiento


del aire. El calor que se produce en un fuego se transfiere al aire
que lo rodea, y el calentamiento de los objetos que se encuentran
en el lugar del incendio se produce a través de la circulación del
aire caliente que se expande y eleva.

Radiación: Transferencia de calor producida por la emisión de


ondas electromagnéticas, dichas ondas se mueven a través del
espacio o de los materiales a través de la luz, siendo absorbidas
por los cuerpos que no son transparentes a ellas.

En la propagación del incendio influyen una serie de factores que pueden


englobarse en dos grupos:

Factores técnicos: como la situación, distribución y características


de los combustibles en el local, la carga térmica en el mismo, su
resistencia al fuego, suficiencia y adecuación de los medios de
detección, alarma y extinción etc.

Factores humanos: Adiestramiento del personal en las técnicas de


lucha contra incendios y organización de la lucha contra incendios.

La propagación puede ser horizontal y vertical, y en este último caso puede ser
ascendente y descendente, por desplomes o derrames. Los medios por donde se
produce la propagación suelen ser ventanas, conducciones de aire acondicionado,
huecos de ascensores y de servicio, escaleras (efecto chimenea), etc.

Consecuencias

Las consecuencias del incendio se materializan en daños a bienes y lesiones a


personas.

Las lesiones y daños en las personas derivan de la temperatura, produciendo


quemaduras, y del desprendimiento de humos, produciendo asfixia,
desorientación, pánico e intoxicaciones. Más del 50 % de los fallecidos en
incendios lo son por exposición a los humos y gases desprendidos en la
combustión.

En esta etapa se aplican las técnicas de protección, que tratan de evitar la


propagación y, sobre todo, las consecuencias del incendio.

1.5.4. PREVENCIÓN DE INCENDIOS

La principal medida de prevención es evitar el inicio del incendio, para ello es


necesario eliminar uno o varios de los cuatro factores que conforman el
tetraedro del fuego (combustible, comburente, energía de activación y
reacción en cadena).
Actuaciones sobre el combustible

Frente al combustible nuestra actuación debe dirigirse a su eliminación, de


no ser posible trataremos de sustituirlo por otro con punto de inflamación
más alto, o mezclarlo con sustancias que eleven su temperatura de
inflamación, también es útil la implantación de sistemas de extracción
localizada para que las concentraciones en el aire no resulten peligrosas.
Otras medidas pueden ser la refrigeración del combustible o del recipiente
que lo contiene, o el recubrimiento de su superficie.

Para evitar fugas o derrames de líquidos inflamables mantener siempre:

el orden y limpieza,

los almacenamientos aislados,

tener en el puesto de trabajo la cantidad estrictamente necesaria


y

el mantenimiento periódico
Actuaciones sobre el comburente

No siempre es posible actuar frente al comburente, se trata de reducir o


anular el contenido de oxígeno en la atmósfera mediante el empleo de
agentes inertizantes, como el nitrógeno, el vapor de agua o el anhídrido
carbónico.
Actuaciones sobre los focos de ignición

Las medidas a adoptar frente a los focos de ignición varían en función del
tipo concreto de energía del que hablemos.

Frente a los focos térmicos podemos destacar las siguientes: prohibir fumar
e introducir útiles de ignición, emplazamiento externo de hornos, calderas,
etc., verificación de ausencia de atmósferas inflamables, protección con
cubiertas opacas para rayos solares, cámaras aislantes, ventilación,
refrigeración según las condiciones térmicas ambientales.

Por lo que respecta a los focos eléctricos, se deberán adoptar todas las
precauciones para que la instalación esté convenientemente dimensionada y
sea acorde con el vigente Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión. El uso
de interruptores magnetotérmicos, interruptores diferenciales contra
corrientes de fuga, así como adoptar medidas frente a cargas electrostáticas,
como puesta a tierra y conexiones.

Ante los focos mecánicos utilizaremos herramientas antichispa, eliminación


de partes metálicas en el calzado, lubrificación contra roces mecánicos, etc.

Por último, frente a los focos químicos es fundamental separar y almacenar


adecuadamente las sustancias reactivas, así como controlar de forma
automática la temperatura en los procesos exotérmicos.
Actuaciones sobre la reacción en cadena

Es recomendable la adición de antioxidantes a plásticos o el empleo de


tejidos ignifugados.

1.4.5. PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS

Las medidas de protección contra incendios tratan de evitar tanto la


propagación como las consecuencias de los mismos. Podemos hablar de dos
tipos de medias de protección:

Protección pasiva: comprende la protección estructural de los


edificios, diseñada desde el origen está dirigida a impedir la
propagación del incendio.

Control de la propagación horizontal: a través de


separaciones por distancia entre locales con
riesgo, de muros y puertas cortafuegos, diques o
cubetos de retención en depósitos de líquidos
inflamables etc.

Control de la propagación vertical: cortafuegos en


conductos de ventilación o climatización, techos
resistentes, sectorización de huecos verticales,
protección de ventanas etc.

Lucha contra el humo: conductos de ventilación


para humos, exutorios, sobrepresión en vías de
evacuación, estanqueidad de cerramiento etc.

Puerta cortafuegos

Protección activa: Precisa de una acción en el momento en que se


declara el fuego. Iniciado el incendio, el tiempo de actuación es
determinante de las consecuencias. Esta protección activa se
realiza en las siguientes etapas:

Detección: conocimiento de la existencia del


incendio.

Alerta: valoración de la situación y toma de


decisiones.

Alarma: comunicación de las decisiones.

Actuación: puesta en práctica de las decisiones:


extinción, evacuación,

etc.

1.4.6. LUCHA CONTRA INCENDIOS

Los procedimientos de extinción de incendios actúan sobre uno de los cuatro


factores mediante los siguientes mecanismos:

ELIMINACIÓN: combustible.

SOFOCACIÓN: comburente.

ENFRIAMIENTO: energía de activación.

INHIBICIÓN: reacción en cadena.

Agentes extintores

En la siguiente tabla se detallan los agentes extintores más utilizados,


indicando asimismo el uso más adecuado del agente según la clase de fuego.

AGENTE EXTINTOR CLASES DE FUEGO

A B C D

Agua Pulverizada xxx x

Agua a chorro xx

Espuma física xx xx

Polvo Seco Polivalente ABC xx xx xx

Polvo seco BC xxx xx

Polvo específico para metales xx

Anhídrido carbónico CO2 x x

xxx Muy adecuado xx Adecuado x Aceptable

Además de la clase de fuego, a la hora de elegir el agente extintor hay que


tener en cuenta otras variables, entre ellas las siguientes:

Velocidad con la que se actuará (accionamiento manual o automático).

Gravedad y tipo de riesgo.


Ubicación del riesgo.

Posible daño a causar por el agente a las instalaciones.

Costo del equipo de extinción.

Etc.
Equipos de lucha contra incendios

Portátiles

Extintores: son aparatos de accionamiento manual que permiten proyectar y dirigir un


agente extintor sobre un fuego. Es el medio más rápido para extinguir un fuego
incipiente.

Se emplazarán en lugares visibles y accesibles, próximos a los puntos donde se estime


mayor probabilidad de iniciarse el incendio y a las salidas de evacuación.

Estarán colocados preferentemente sobre soportes fijados a paramentos verticales, de


modo que la parte superior del extintor quede, como máximo, a 1,70 m sobre el suelo.

Fijos
Bocas de incendio equipadas: Cuando el riesgo o la extensión del sector de incendio a
cubrir lo exijan se instalarán estos sistemas, que estarán compuestos por una fuente de
abastecimiento de agua, una red de tuberías para la alimentación de agua y las bocas
de incendio equipadas (BIE) necesarias. Pueden ser de 45 mm y de 25 mm.

Deberán montarse sobre un soporte rígido de forma que la altura de su centro quede
como máximo a 1,50 sobre el nivel del suelo, o más altura si se trata de BIE de 25 mm.

La separación máxima entre cada BIE y su más cercana será de 50 m. La distancia desde
cualquier punto del local protegido hasta la BIE más próxima no deberá exceder de 25
m.

Se deberá mantener alrededor de cada BIE una zona libre de obstáculos que permita el
acceso a ella y su maniobra sin dificultad.

Columna seca: es la instalación constituida por una o varias tuberías verticales,


dedicadas exclusivamente al uso de los bomberos, y que se encuentran alojadas
habitualmente en los huecos de escalera de edificios urbanos.
1.4.7. SEÑALIZACIÓN

Los equipos de protección contra incendios deben ser de color rojo o


predominantemente rojo.

Su emplazamiento deberá estar señalizado (mediante el color rojo o por


paneles de forma rectangular o cuadrada con pictograma blanco sobre fondo
rojo).

La señalización debe ser duradera y situarse en lugar adecuado a su función.

En el Código Técnico de Edificación, en la Sección SI 4.- Instalaciones de


protección de incendios, incluye un apartado sobre Señalización de las
instalaciones manuales de protección contra incendios.

Los medios de protección contra incendios de utilización manual (extintores,


bocas de incendio, pulsadores manuales de alarma y dispositivos de disparo
de sistemas de extinción) se deben señalizar mediante señales definidas en la
norma UNE 23033-1 cuyo tamaño sea:

a) 210 x 210 mm cuando la distancia de observación de la señal no exceda de 10 m;

b) 420 x 420 mm cuando la distancia de observación esté comprendida entre 10 y 20


m;

c) 594 x 594 mm cuando la distancia de observación esté comprendida entre 20 y 30


m.

Las señales deben ser visibles incluso en caso de fallo en el suministro al


alumbrado normal. Cuando sean fotoluminiscentes, sus características de
emisión luminosa debe cumplir lo establecido en la norma UNE
23035-4:1999.

1.5. ELECTRICIDAD
La electricidad es una de las formas de energía más utilizada, proporcionando
ayuda y bienestar en la mayoría de nuestras actividades, pero presenta
importantes riesgos que es preciso conocer y prever. Un contacto eléctrico puede
producir quemaduras graves e incluso muerte por asfixia o paro cardíaco.

La normativa de referencia respecto a la electricidad y los riesgos eléctricos es:

R.D. 614/2001, de 8 de julio, sobre disposiciones mínimas para la


protección de la seguridad de los trabajadores frente a riesgo
eléctrico.

RD. 842/2002, de 2 de agosto por el que se aprueba el


Reglamento electrotécnico para baja tensión.

Real Decreto 3275/1982, de 12 de noviembre, sobre Condiciones


Técnicas y Garantías de Seguridad en Centrales Eléctricas y
Centros de Transformación.

En los centros hospitalarios podemos encontrar este riesgo principalmente con


mayor peligrosidad, no solo en las tareas de mantenimiento, sino en trabajos que
trabajen con cableado cerca de zonas húmedas (laboratorios, cocinas, etc.), donde
tengan las instalaciones eléctricas muy deterioradas, zonas con cuadros eléctricos
o instalaciones de media tensión accesibles, etc.

En primer lugar, antes de relatar los efectos que pueden producir los contactos
eléctricos en el organismo humano, así como los medios de protección frente a los
mismos, resulta conveniente definir una serie de conceptos relativos a la
electricidad.

Intensidad de corriente (I): es la cantidad de electrones que van


pasando por la sección transversal de un conductor por una
unidad de tiempo determinada. La unidad es el amperio (A).

Resistencia (Ω) oposición que presenta un conductor al paso de la


corriente eléctrica, depende también de algunas de sus
características de construcción y de elementos externos (material,
longitud, sección transversal, temperatura). La unidad es el Ohmio.

Tensión (V; U) Es la fuerza que impulsa a la corriente eléctrica a


través del circuito (diferencia de potencial). La unidad es el voltio
(v).

Potencia (W): Se define como el trabajo realizado por unidad de


tiempo. Su unidad es el wattio.

Frecuencia (Hz): Es una magnitud que caracteriza a la corriente


alterna, se define como el número de ciclos realizados en un
minuto. Unidad: hercio.
Tipos de corriente

Corriente Continua (c.c.): es el flujo continuo de electricidad a


través de un conductor entre dos puntos de distinto potencial.

Corriente Alterna (c.a.): la tensión y la intensidad varían de forma


sinusoidal. Supone el 90% de la energía eléctrica utilizada.
Tipos de tensión

Baja Tensión.

Muy baja tensión:

50 voltios para corriente alterna


(c.a.)

75 voltios para corriente continua


(c.c.)

Tensión usual:

Entre 50 y 500 voltios para c.a.

Entre 75 y 750 voltios para c.c.

Tensión especial:

Entre 500 y 1000 voltios para c.a.

Entre 750 y 1500 voltios para c.c.

Alta Tensión.

Tensión nominal eficaz superior a 1000 voltios


para c.a. y a 1500 voltios para c.c.

1.5.1. LESIONES PRODUCIDAS POR LA ELECTRICIDAD

El contacto de las personas con la electricidad puede tener diferentes


consecuencias, desde lesiones secundarias hasta la muerte por fibrilación
ventricular, y ello en función de que dicho contacto se produzca con o sin
paso de la corriente a través del cuerpo humano.

Una persona se electriza cuando la corriente eléctrica circula por su cuerpo,


pudiéndose distinguir, al menos, dos puntos de contacto: uno de entrada y
otro de salida de la corriente. Hablamos de electrocución cuando dicha
persona fallece debido al paso de la corriente por su cuerpo.
Con paso de corriente por el cuerpo

Quemaduras: se producen en aquellas zonas del cuerpo


atravesadas por la corriente.

Tetanización: supone la pérdida de control de los músculos,


impidiendo separarse del contacto.
Asfixia: la corriente eléctrica pasa por el tórax. Los músculos que
actúan en la respiración se contraen, impidiendo a la persona
respirar.

Paro respiratorio: la corriente eléctrica atraviesa los centros


controladores de la respiración. Las lesiones pueden llegar a ser
irreversibles.

Fibrilación ventricular: la corriente pasa por el corazón y produce


un paro circulatorio por rotura del ritmo cardíaco. Está
considerada como la causa principal de muerte por choque
eléctrico.
Sin paso de corriente por el cuerpo: arco eléctrico

Quemaduras externas.

Proyecciones de elementos metálicos que se funden.

Lesiones oculares por radiación ultravioleta e infrarroja.


Lesiones físicas secundarias

Como consecuencia de los movimientos reflejos (caídas, golpes).

1.5.2. FACTORES QUE INFLUYEN EN EL EFECTO DEL


ACCIDENTE ELÉCTRICO
1.5.2.1. Intensidad de la corriente

Es uno de los factores, junto con la duración del contacto eléctrico, que
más influyen en las consecuencias del mismo. En este sentido es
interesante distinguir los siguientes conceptos:

Umbral de percepción: es el valor mínimo de la corriente que


provoca una sensación en una persona. En corriente alterna
esta sensación se percibe durante todo el tiempo de paso de
la corriente; con corriente continua sólo se percibe cuando
varía la intensidad, por ello son fundamentales el inicio y la
interrupción del paso de la corriente, ya que entre dichos
instantes no se percibe su paso, salvo por los efectos
térmicos de la misma. Este umbral se sitúa en un valor de 0,5
mA en corriente alterna y 2 mA en corriente continua,
cualquiera que sea el tiempo de exposición, por debajo de
estos valores no se tiene ninguna sensación.

Umbral de reacción: valor mínimo de la corriente que


provoca una contracción muscular.

Umbral de no soltar: valor máximo de la corriente que


permite a una persona soltarse del contacto eléctrico. En
corriente alterna se considera un valor máximo de 10 mA,
cualquiera que sea el tiempo de exposición. En corriente
continua es difícil establecer el umbral de no soltar ya que
solo el comienzo y la interrupción del paso de la corriente
provoca el dolor y las contracciones musculares.

Umbral de fibrilación ventricular: valor mínimo de la


corriente que puede provocar la fibrilación ventricular. En
corriente alterna, el umbral de fibrilación ventricular
decrece considerablemente si la duración del paso de la
corriente se prolonga más allá de un ciclo cardíaco. Se han
establecido unas curvas por debajo de las cuales no es
susceptible de producirse.
1.5.2.2. Duración del contacto

La duración del contacto es uno de los factores que más influye en el


resultado del accidente, tal es así que se mide en milisegundos.
1.5.2.3. Impedancia del cuerpo humano

Resistencia que presenta el cuerpo al paso de la corriente, en función


de una serie de variables como son la temperatura, el grado de
humedad de la piel, la superficie de contacto, la presión de contacto, la
dureza de la epidermis, etc.

Durante el paso de la electricidad la impedancia de nuestro cuerpo se


comporta como una suma de tres impedancias en serie:

Impedancia de la piel en la zona de entrada.

Impedancia interna del cuerpo.

Impedancia de la piel en la zona de salida.

Hasta tensiones de contacto de 50 V en corriente alterna, la


impedancia de la piel varía, incluso en un mismo individuo,
dependiendo de factores externos tales como la temperatura, la
humedad de la piel, etc.; sin embargo, a partir de 50 V la impedancia de
la piel decrece rápidamente, llegando a ser muy baja si la piel está
perforada.
1.5.2.4. Recorrido de la corriente a través del cuerpo

La gravedad del accidente depende del recorrido de la corriente a


través del cuerpo. Una trayectoria de mayor longitud tendrá, en
principio, mayor resistencia y por tanto menor intensidad; sin
embargo, puede atravesar órganos vitales (corazón, pulmones, hígado,
etc.) provocando lesiones mucho más graves. Aquellos recorridos que
atraviesan el tórax o la cabeza ocasionan los mayores daños.

Al hablar de los efectos de la intensidad en función del tiempo de


aplicación nos referíamos al trayecto de mano izquierda los dos pies.
Para otros trayectos se aplica el llamado factor de corriente de corazón
F, que permite calcular la equivalencia del riesgo de las corrientes que
teniendo recorridos diferentes atraviesan el cuerpo humano.

Siendo:

Iref = Ih x F

Ih: corriente que atraviesa el cuerpo por un trayecto determinado.

Iref: corriente mano izquierda-pies.

F: Factor de corriente de corazón.

TRAYECTO DE LA CORRIENTE F

Pecho a la mano izquierda 1,5

Pecho a la mano derecha 1,3

Mano izq. A pie izq. A pie dcha. o a los dos pies 1,0

Dos manos a los dos pies 1,0


Mano dcha. A pie izq. A pie dcha. o a los dos pies 0,8

Espalda a mano izquierda 0,7

Glúteos a la mano izquierda 0,7

Mano izquierda a mano derecha 0,4

Espalda a mano derecha 0,3

1.5.2.5. Frecuencia de la corriente

Para corrientes eléctricas de frecuencia superior a 50 Hz la


peligrosidad disminuye progresivamente a efectos de fibrilación
ventricular, aunque prevalecen los efectos térmicos de la corriente.

La corriente continua, en general, no es tan peligrosa como la corriente


alterna, básicamente por ser más fácil soltarse y por ser el umbral de
fibrilación ventricular mucho más elevado.

1.5.3. TIPOS DE CONTACTO ELÉCTRICO : DIRECTO E


INDIRECTO

Contacto Directo: se produce cuando una persona toca accidentalmente una


parte activa de las instalaciones y equipos eléctricos. Por parte activa se
entiende conductores y elementos bajo tensión en servicio normal, tales
como cables, clavijas, etc.

Contacto Indirecto: el contacto se produce con un elemento puesto en


tensión accidentalmente, dicho elemento no forma parte del circuito
eléctrico y en condiciones normales no debería tener tensión.
La protección contra los choques eléctricos para contactos directos e
indirectos a la vez se realiza mediante la utilización de muy baja tensión de
seguridad (MBTS), cuya tensión nominal no excede de 50 V en c.a. ó 75 V en
c.c. Si bien no siempre es posible su utilización.

1.5.3.1. Protección contra contactos directos

Protección por aislamiento de las partes activas.

Las partes activas deberán estar recubiertas de un aislamiento que no


pueda ser eliminado más que destruyéndolo. Las pinturas, barnices,
lacas y productos similares no se considera que constituyan un
aislamiento suficiente.

Protección por medio de barreras o envolventes.

Las partes activas deben estar situadas en el interior de las


envolventes o detrás de barreras. Deben fijarse de manera segura y ser
de una robustez y durabilidad suficientes para mantener los grados de
protección exigidos, con una separación suficiente de las partes activas
en las condiciones normales de servicio, teniendo en cuenta las
influencias externas.

Cuando sea necesario suprimir las barreras, abrir las envolventes o


quitar partes de éstas, esto no debe ser posible más que:

bien con la ayuda de una llave o de una herramienta;

o bien, después de quitar la tensión de las partes activas


protegidas por estas barreras o estas envolventes, no
pudiendo ser restablecida la tensión hasta después de volver
a colocar las barreras o las envolventes;
o bien, si hay interpuesta una segunda barrera que posee
como mínimo el grado de protección IP2X o IP XXB, que no
pueda ser quitada más que con la ayuda de una llave o de
una herramienta y que impida todo contacto con las partes
activas.

El grado de protección que proporciona una envolvente queda definido


por la inscripción IP seguida de dos cifras y el grado de protección IK.

La primera cifra (de 0 a 6, o letra X) señala el grado de protección


contra el acceso a partes peligrosas y penetración de cuerpos extraños.

La segunda cifra (B) indica el grado de protección del material contra


penetración de líquidos.

El grado de protección IK se refiere a la protección contra impactos


mecánicos externos.

PRIMERA CIFRA SEGUNDA CIFRA

PROTECCIÓN CONTRA PROTECCIÓN CONTRA


PROTECCIÓN CONTRA
CONTACTOS ELÉCTRICOS PENETRACIÓN DE CUERPOS
PENETRACIÓN DE AGUA
DIRECTOS SÓLIDOS EXTRAÑOS

0 Ninguna protección Ninguna protección 0 Ninguna protección

1 Penetración mano Cuerpos Æ> 50 mm 1 Goteo vertical

Penetración dedo Æ>12mm y Goteo desviado 15° de la


2 Cuerpos Æ> 12,5 mm 2
80 mm de longitud vertical

Lluvia. Goteo desviado


3 Penetración herramienta Cuerpos Æ> 2,5 mm 3
60° de la vertical

Proyecciones de agua en
4 Penetración alambre Cuerpos Æ> 1 mm 4
todas las direcciones

Puede penetrar polvo en cantidad Chorros de agua en todas


5 Igual que 4 5
no perjudicial direcciones

Fuertes chorros de agua


6 Igual que 4 No hay penetración de polvo 6
en todas direcciones
Inmersión temporal

Inmersión prolongada
sumergible

Protección por medio de obstáculos.

Los obstáculos están destinados a impedir los contactos fortuitos con


las partes activas, pero no los contactos voluntarios por una tentativa
deliberada de salvar el obstáculo.

Los obstáculos deben impedir:

un acercamiento físico no intencionado a las partes activas;

los contactos no intencionados con las partes activas en el


caso de intervenciones en equipos bajo tensión durante el
servicio.

Los obstáculos pueden ser desmontables sin la ayuda de una


herramienta o de una llave; no obstante, deben estar fijados de manera
que se impida todo desmontaje involuntario.

Esta medida no garantiza una protección completa y su aplicación se


limita, en la práctica, a los locales de servicio eléctrico solo accesibles al
personal autorizado.

Protección por puesta fuera de alcance por alejamiento.

La puesta fuera de alcance por alejamiento está destinada solamente a


impedir los contactos fortuitos con las partes activas.

Las partes accesibles simultáneamente, que se encuentran a tensiones


diferentes no deben encontrarse dentro del volumen de accesibilidad
de las personas, que se define como el situado alrededor de los
emplazamientos en los que pueden permanecer o circular personas, y
cuyos límites no pueden ser alcanzados por una mano sin medios
auxiliares.

En los emplazamientos en que se manipulen corrientemente objetos


conductores de gran longitud o voluminosos, las distancias deben
aumentarse teniendo en cuenta las dimensiones de estos objetos.

Al igual que la anterior, esta medida no garantiza una protección


completa y su aplicación se limita, en la práctica a los locales de servicio
eléctrico solo accesibles al personal autorizado.

Protección complementaria por dispositivos de corriente


diferencial residual.

El empleo de dispositivos de corriente diferencial-residual, cuyo valor


de corriente diferencial asignada de funcionamiento sea inferior o
igual a 30 mA, se reconoce como medida de protección
complementaria en caso de fallo de otra medida de protección contra
los contactos directos o en caso de imprudencia de los usuarios.

1.5.3.2. Protección contra contactos indirectos

Protección por corte automático de la alimentación.

El corte automático de la alimentación después de la aparición de un


fallo está destinado a impedir que una tensión de contacto de valor
suficiente, se mantenga durante un tiempo tal que puede dar como
resultado un riesgo.

Protección por empleo de equipos de la clase II o por


aislamiento equivalente.

Se asegura esta protección por:

Utilización de equipos con un aislamiento doble o reforzado


(clase II).

Conjuntos de aparamenta construidos en fábrica y que


posean aislamiento equivalente (doble o reforzado).

Aislamientos suplementarios montados en el curso de la


instalación eléctrica y que aíslen equipos eléctricos que
posean únicamente un aislamiento principal.

Aislamientos reforzados montados en el curso de la


instalación eléctrica y que aíslen las partes activas
descubiertas, cuando por construcción no sea posible la
utilización de un doble aislamiento.

Protección en los locales o emplazamientos no conductores.

Esta medida de protección está destinada a impedir, en caso de fallo del


aislamiento principal de las partes activas, el contacto simultáneo con partes
que pueden ser puestas a tensiones diferentes.

Las masas deben estar dispuestas de manera que, en condiciones normales,


las personas no hagan contacto simultáneo: bien con dos masas, bien con una
masa y cualquier elemento conductor, si estos elementos pueden
encontrarse a tensiones diferentes en caso de un fallo del aislamiento
principal de las partes activas.

Protección mediante conexiones equipotenciales locales no


conectadas a tierra.

Los conductores de equipotencialidad deben conectar todas las masas y


todos los elementos conductores que sean simultáneamente accesibles.

La conexión equipotencial local así realizada no debe estar conectada a


tierra, ni directamente ni a través de masas o de elementos conductores.

Deben adoptarse disposiciones para asegurar el acceso de personas al


emplazamiento considerado sin que éstas puedan ser sometidas a una
diferencia de potencial peligrosa. Esto se aplica concretamente en el caso en
que un suelo conductor, aunque aislado del terreno, está conectado a la
conexión equipotencial local.

Protección por separación eléctrica.

El circuito debe alimentarse a través de una fuente de separación, es decir:

un transformador de aislamiento,

una fuente que asegure un grado de seguridad equivalente al


transformador de aislamiento anterior, por ejemplo un grupo
motor generador que posea una separación equivalente.
La norma UNE 20.460-4-41 enuncia el conjunto de prescripciones que debe garantizar
esta protección.
UNIDAD FORMATIVA 2. RIESGOS LIGADOS AL MEDIO AMBIENTE DE
TRABAJO

2. RIESGOS LIGADOS AL MEDIO AMBIENTE


DE TRABAJO

CONTENIDOS

1. Riesgos provocados por agentes físicos

2. Riesgos provocados por agentes químicos

3. Riesgos originados por agentes biológicos

A lo largo de la realización del trabajo nos acompañan determinadas


características ambientales en todo momento, como son la iluminación, el ruido,
las condiciones termohigrométricas o las radiaciones solares. La exposición a las
condiciones ambientales de los lugares de trabajo no debe suponer un riesgo para
la seguridad y la salud de los trabajadores, ni una incomodidad o molestia.

Los riesgos ligados al medio ambiente en el trabajo se refieren a todos aquellos


factores generados en el desarrollo de la actividad laboral y que pueden afectar a
la salud del trabajador, por incidir en el medio aéreo en que se encuentra.

Los riesgos ligados al medio ambiente, se clasifican según el agente o


contaminante que afecta a la salud:

Agentes físicos: ruido, vibraciones, radiaciones, iluminación, etc.

Agentes químicos: productos químicos, gases, vapores, etc.

Agentes biológicos: virus, bacterias, hongos, etc.

2.1. RIESGOS PROVOCADOS POR AGENTES FÍSICOS


Los agentes físicos son distintas formas de energía que generadas por los agentes
relacionados con el medio ambiente laboral, pueden producir daño a los
trabajadores.

La técnica preventiva relacionada con este tipo de agentes es la higiene industrial,


se define como una técnica no médica de prevención que actúa frente a los
contaminantes ambientales derivados del trabajo con el objetivo de prevenir las
enfermedades profesionales de los individuos expuestos a ellos.
Los agentes físicos son el ruido, las vibraciones, las radiaciones, y las condiciones
termohigrométricas.

2.1.1. RUIDO

La normativa mínima que regula este agente físico es el REAL DECRETO


286/2006, de 10 de marzo, sobre la protección de la salud y la seguridad de
los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al ruido.

Un sonido es la sensación auditiva producida por una onda acústica, es decir,


es el resultado de vibraciones mecánicas, cuyas ondas traslada el aire hasta
el oído, y éste transmite la sensación al cerebro. Cuando el sonido se hace
desagradable y molesto para el oído, entonces se habla de ruido. La
diferencia entre sonido y ruido no es de naturaleza física, sino subjetiva.

La OMS lo define como todo sonido no deseado, cuyas consecuencias son


una molestia para el público, con riesgo para la salud física y mental.

El ruido puede desembocar en patologías más o menos graves,


especialmente sorderas, además de irritabilidad, insomnio, falta de atención,
aumento de la presión arterial, etc., e incluso puede provocar modificaciones
en el carácter o en el comportamiento (agresividad, ansiedad,..)

El riesgo de pérdida auditiva empieza a ser significativo a partir de un nivel


diario de 80 decibelios suponiendo varios años de exposición y jornadas de 8
horas. Pero podríamos decir que, el ruido provocado por impresoras,
timbres, sirenas, teléfonos, aunque no llegan a ocasionar la pérdida de la
audición, sí contribuyen al aumento de la carga mental que soporta el
individuo.

En relación con el ruido deben tenerse en cuenta, principalmente, las


magnitudes siguientes:

La intensidad acústica es la cantidad de energía sonora


transmitida en una dirección determinada por unidad de área. Su
nivel se mide en watios/m2. Es la propiedad del sonido que hace
que este se oiga fuerte o débil.

La frecuencia es el número de variaciones de presión de la onda


sonora, en un segundo. Se mide en Hz (Hercios) o ciclos por
segundo. La frecuencia principal de un sonido es lo que determina
su tono característico.

Tiempo de exposición: A la hora de llevar a cabo la evaluación de


riesgos es muy importante tener en cuenta el tiempo que el
trabajador ha estado expuesto a un nivel sonoro.

Como el sonido es una sensación auditiva producida por una vibración


mecánica, podemos diferenciar tres factores en relación con su capacidad de
sensibilizar al oído:

Los infrasonidos son sonidos de baja frecuencia que son los


captados por nuestros oídos. Su frecuencia es inferior a 20 Hz.

Los sonidos: su frecuencia se encuentra entre 20 Hz y 20.000 Hz.


Producen sensación auditiva en el hombre.

Los ultrasonidos: son aquellas ondas sonoras cuya frecuencia es


superior al límite de audición humana, es decir, 20.000 Hz.

El nivel de ruido lo expresamos en decibelios (dB) o nivel de intensidad


sonora. Por encima de los 80 dB los sonidos son perjudiciales para la salud.

Las variables que determinan el ruido son básicamente dos: el volumen del
sonido también llamado nivel de presión acústica y la frecuencia del ruido.

El nivel de presión acústica es una medida del volumen del sonido que se
simboliza con la letra L (de Level en inglés) y su unidad es el decibelio (dB).

También podemos medir la intensidad de un sonido mediante la variación de


la presión atmosférica al propagarse la onda acústica.
El ruido puede producir diferentes efectos sobre el organismo como son:

Lesiones fisiológicas, tanto auditivas como extraauditivas:

la pérdida de audición o sordera temporal o


definitiva, y rotura de tímpano.

puede afectar al sistema circulatorio (taquicardia,


aumento de la presión sanguínea),

disminuir la actividad de los órganos digestivos y


acelerar el metabolismo y el ritmo respiratorio,

provocar trastornos del sueño,

aumento de la tensión muscular, irritabilidad,


fatiga psíquica, etc...

Lesiones psicológicas que trastornan el comportamiento,


provocando agresividad, ansiedad, disminución de la atención y
pérdidas de la memoria inmediata; pudiendo dichas lesiones
provocar a su vez accidentes que derivan en otras lesiones.

La hipoacusia o sordera profesional es la más grave y se considera


enfermedad profesional.

EFECTOS DEL RUIDO dbA

140
130
120
Son esperables daños en la audición 110
100
90
80

70
Son esperables molestias en función del tipo de trabajo 60
50

70
Son esperables molestias en función del tipo de trabajo 60
50

40
30
No son esperables ni daños ni molestias 20
10
0

Las medidas de prevención frente al ruido obligan al trabajador a utilizar


protectores auditivos, a partir de los 90 decibelios, siendo aconsejables a
partir de los 80.

2.1.1.1. Obligaciones del empresario


Los riesgos derivados de la exposición al ruido deberán eliminarse en
su origen o reducirse al nivel más bajo posible, teniendo en cuenta los
avances técnicos y la disponibilidad de medidas de control del riesgo
en su origen.

La reducción de estos riesgos se basará en los principios generales de


prevención que ya conocemos y están establecidos en el artículo 15 de
la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, y tendrá en consideración
especialmente:

Otros métodos de trabajo que reduzcan la necesidad de


exponerse al ruido;

La elección de equipos de trabajo adecuados que generen el


menor nivel posible de ruido, habida cuenta del trabajo al
que están destinados, incluida la posibilidad de proporcionar
a los trabajadores equipos de trabajo que se ajusten a lo
dispuesto en la normativa sobre comercialización de dichos
equipos cuyo objetivo o resultado sea limitar la exposición al
ruido;

La concepción y disposición de los lugares y puestos de


trabajo;

La información y formación adecuadas para enseñar a los


trabajadores a utilizar correctamente el equipo de trabajo
con vistas a reducir al mínimo su exposición al ruido;

La reducción técnica del ruido:

Reducción del ruido aéreo, por ejemplo, por


medio de pantallas, cerramientos,
recubrimientos con material acústicamente
absorbente;

Reducción del ruido transmitido por


cuerpos sólidos, por ejemplo mediante
amortiguamiento o aislamiento;

Programas apropiados de mantenimiento de los equipos de


trabajo, del lugar de trabajo y de los puestos de trabajo;

La reducción del ruido mediante la organización del trabajo:

Limitación de la duración e intensidad de la


exposición;

Ordenación adecuada del tiempo de trabajo.

Sobre la base de la evaluación del riesgo, cuando se sobrepasen los


valores superiores de exposición que dan lugar a una acción, el
empresario establecerá y ejecutará un programa de medidas técnicas
y/o de organización que deberán integrarse en la planificación de la
actividad preventiva de la empresa, destinado a reducir la exposición al
ruido.

Los lugares de trabajo en que los trabajadores puedan verse expuestos


a niveles de ruido que sobrepasen los valores superiores de exposición
que dan lugar a una acción, serán objeto de una señalización apropiada.
Asimismo, cuando sea viable desde el punto de vista técnico y el riesgo
de exposición lo justifique, se delimitarán dichos lugares y se limitará el
acceso a ellos.

Cuando, debido a la naturaleza de la actividad, los trabajadores


dispongan de locales de descanso bajo la responsabilidad del
empresario, el ruido en ellos se reducirá a un nivel compatible con su
finalidad y condiciones de uso.

El empresario adaptará las medidas mencionadas en este artículo a las


necesidades de los trabajadores especialmente sensibles.

2.1.1.2. Valores límite de exposición y valores de exposición que


dan lugar a una acción

Los valores límite de exposición y los valores de exposición que dan


lugar a una acción, referidos a los niveles de exposición diaria y a los
niveles de pico, se fijan en:

Valores límite de exposición: LAeq,d = 87 dB(A) y Lpico= 140


dB (C), respectivamente;

Valores superiores de exposición que dan lugar a una acción:


LAeq,d = 85 dB(A) y Lpico = 137 dB (C), respectivamente;

Valores inferiores de exposición que dan lugar a una acción:


LAeq,d = 80 dB(A) y Lpico = 135 dB (C), respectivamente.

Al aplicar los valores límite de exposición, en la determinación de la


exposición real del trabajador al ruido, se tendrá en cuenta la
atenuación que procuran los protectores auditivos
individuales utilizados por los trabajadores. Para los valores de
exposición que dan lugar a una acción no se tendrán en cuenta los
efectos producidos por dichos protectores.

Si, a pesar de tomar las medidas según la normativa, se comprueban


exposiciones por encima de los valores límite de exposición (87 dB (A)
o 140 dB (C)), el empresario deberá:

Tomar inmediatamente medias para reducir la exposición


por debajo de los valores límite de exposición.

Determinar las razones de sobreexposición.

Corregir las medidas de prevención y protección, a fin de


evitar que vuelva a producirse una reincidencia.

Informar a los delegados de prevención de las


circunstancias.

Valores inferiores de Valores superiores de


Valores límite de
exposición que dan lugar a exposición que dan lugar a
exposición
una acción una acción

NIVEL DE
EXPOSICIÓN 80 dB(A) 85 dB(A) 87 dB(A)
DIARIA

NIVEL DE PICO 135 dB (C) 137 dB (C), 140 dB (C)


2.1.1.3. Evaluación de riesgos

El empresario deberá realizar una evaluación basada en la medición de


los niveles de ruido a que estén expuestos los trabajadores. La
medición no será necesaria en los casos en que la directa apreciación
profesional acreditada permita llegar a una conclusión sin necesidad
de la misma.

Los datos obtenidos de la evaluación y/o de la medición del nivel de


exposición al ruido se conservarán de manera que permita su consulta
posterior.

El empresario, al evaluar los riesgos, prestará particular atención a los


siguientes aspectos:

El nivel, el tipo y la duración de la exposición, incluida la


exposición a ruido de impulsos.

La existencia de equipos de sustitución concebidos para


reducir la emisión de ruido.

Los valores límite de exposición y los valores de exposición


que dan lugar a una acción.

En la medida en que sea viable desde el punto de vista


técnico, todos los efectos para la salud y seguridad de los
trabajadores derivados de la interacción entre el ruido y las
sustancias ototóxicas relacionadas con el trabajo, y entre el
ruido y las vibraciones.

Todos los efectos indirectos para la salud y la seguridad de


los trabajadores derivados de la interacción entre el ruido y
las señales acústicas de alarma u otros sonidos a que deba
atenderse para reducir el riesgo de accidentes.

La información sobre emisiones sonoras facilitada por los


fabricantes de equipos de trabajo con arreglo a lo dispuesto
en la normativa específica que sea de aplicación.

Cualquier efecto sobre la salud y la seguridad de los


trabajadores especialmente sensibles.
La prolongación de la exposición al ruido después del horario
de trabajo bajo responsabilidad del empresario.

La información apropiada derivada de la vigilancia de la


salud, incluida la información científico-técnica publicada, en
la medida en que sea posible.

La disponibilidad de protectores auditivos con las


características de atenuación adecuadas.

En función de los resultados de la evaluación, el empresario deberá


determinar las medidas que deban adoptarse y planificando su
ejecución.

EL equipo para medir el ruido es el sonómetro. Los sonómetros miden


el nivel de presión acústica en decibelios (dB o dBA) y pueden ir
equipados con un analizador de frecuencias a fin de conocer el nivel de
ruido en cada frecuencia.

2.1.1.4. Protección individual

El empresario pondrá a disposición de los trabajadores, para que los


usen, protectores auditivos individuales apropiados y correctamente
ajustados, de no haber otros medios de prevenir los riesgos derivados
de la exposición al ruido, con arreglo a las siguientes condiciones:

Cuando el nivel de ruido supere los valores inferiores de


exposición que dan lugar a una acción (80 dB y 135 dB).

Mientras se ejecuta el programa de medidas técnicas y en


tanto el nivel de ruido sea igual o supere los valores
superiores de exposición que dan lugar a una acción, se
utilizarán protectores auditivos individuales (85 dB y 137
dB).

Los protectores auditivos individuales se seleccionarán para


que supriman o reduzcan al mínimo el riesgo.

El empresario deberá hacer cuanto esté en su mano para que se


utilicen protectores auditivos, fomentando su uso cuando éste no sea
obligatorio y velando por que se utilicen cuando sea obligatorio.
Asimismo, incumbirá al empresario la responsabilidad de comprobar la
eficacia de las medidas adoptadas.

2.1.1.5. Vigilancia de la salud

Cuando la evaluación de riesgos ponga de manifiesto la existencia de


un riesgo para la salud de los trabajadores, el empresario deberá llevar
a cabo una vigilancia de la salud de dichos trabajadores, y estos
someterse a ésta.

Los trabajadores cuya exposición al ruido supere los valores superiores


de exposición que dan lugar a una acción tendrán derecho a que un
médico, u otra persona debidamente cualificada bajo la
responsabilidad de un médico, a través de la organización preventiva
que haya adoptado la empresa, lleven a cabo controles de su función
auditiva. También tendrán derecho al control audiométrico
preventivo los trabajadores cuya exposición supere los valores
inferiores de exposición que dan lugar a una acción cuando la
evaluación y la medición indiquen que existe riesgo para su salud.

Dichos controles audiométricos se realizarán en la forma establecida


en los protocolos específicos y su finalidad será el diagnóstico precoz
de cualquier pérdida de audición debida al ruido y la preservación de la
función auditiva. Su periodicidad será como mínimo, cada tres años en
los puestos de trabajo en los que se sobrepasen los valores superiores
de exposición que dan lugar a una acción, o cada cinco años cuando se
sobrepasen los valores inferiores de exposición que dan lugar a una
acción.
Cuando el control de la función auditiva ponga de manifiesto que un
trabajador padece una lesión auditiva diagnosticable, el médico
responsable de la vigilancia de la salud evaluará si la lesión puede ser
consecuencia de una exposición al ruido durante el trabajo. En tal caso:

El médico u otro personal sanitario competente comunicará al


trabajador el resultado que le atañe personalmente;

Por su parte, el empresario deberá:

Revisar la evaluación de los riesgos


efectuada.

Revisar las medidas previstas para eliminar


o reducir los riesgos, incluida la posibilidad
de exigir el uso de los protectores auditivos,
durante la revisión de aquellas medidas y
hasta tanto se eliminan o reducen los
riesgos.

Tener en cuenta las recomendaciones del


médico responsable de la vigilancia de la
salud al aplicar cualquiera otra medida que
se considere necesario para eliminar o
reducir riesgos, incluida la posibilidad de
asignar al trabajador otro trabajo donde no
exista riesgo de exposición.

Disponer una vigilancia sistemática de la


salud y el examen del estado de salud de los
demás trabajadores que hayan sufrido una
exposición similar.
NIVEL DE EXPOSICIÓN DIARIA EQUIVALENTE EN dBA,LAeq,d
MEDIDAS
PREVENTIVAS Hasta
80 81 82 83 84 85 86 A partir de 87
79

Mínimo cada 3
Mediciones No Mínimo cada año
años

Información No Obligadas

Acciones No Obligadas

Plan de acciones No obligatorio Obligado (técnicas y organizativas)

Entrega de epis No Obligada

Uso de epis No Voluntario Obligado y obligación control uso

Señalización No No obligatorio Obligada

Delimitación acceso No obligatorio Obligada

Exposición trabajador No Aceptable con protección Inaceptable

Con mayor intensidad (en


Mínimo cada 5 Mínimo cada 3 función protocolos)
Vigilancia de la salud No
años años

2.1.2. VIBRACIONES

Las vibraciones son movimientos oscilatorios de un cuerpo, objeto o


máquina que se transmiten al cuerpo humano. Su normativa de referencia
principalmente es el Real Decreto 1311/2005, de 4 de noviembre, sobre la
protección de la salud y la seguridad de los trabajadores frente a los riesgos
derivados o que puedan derivarse de la exposición a vibraciones mecánicas.

Las vibraciones se producen al oscilar las partículas alrededor de un punto,


en un medio físico cualquiera (agua, aire, suelo, etc.) y transferirse dicha
energía al cuerpo humano, el cual actúa como receptor, experimentando una
sensación de movimiento.

Los efectos de las vibraciones en el ser humano dependen tipo de frecuencia


así como del tiempo de exposición, la constitución física del individuo, la zona
del cuerpo a que afecte la transmisión, las magnitudes de la vibración, y la
postura de la persona, es decir, no todos los individuos presentan la misma
sensibilidad ante el mismo tipo de vibración.

En el medio hospitalario es muy poco frecuente encontrar este riesgo


laboral.

Dependiendo del tipo de frecuencia se distinguen los siguientes efectos:

La muy baja frecuencia (< 2 Hz) puede generar efectos en el


aparato vestibular como mareos, nauseas, vómitos y palidez. Su
origen se encuentra en medios de transporte como el barco, tren,
avión y coche.

La baja frecuencia (2-20 Hz) puede generar: dificultades en el


control de los movimientos, fatiga, dificultades al respirar,
lumbalgias, hernias, y pinzamientos. Su origen se encuentra en el
manejo de máquinas en movimiento (tractores, vehículos
industriales y autobuses).

La alta frecuencia (20-1000 Hz) puede generar: daños a los


órganos internos, incremento del riesgo de caídas, enfermedades
intestinales, incremento del riesgo de lesiones por posturas
incorrectas. Su origen se encuentra en el manejo de herramientas
manuales vibrantes como martillos neumáticos, pulidoras,
motosierras.

Se distinguen dos tipos de vibraciones, dependiendo de la parte del cuerpo


por la que se transmite la vibración:

Vibración transmitida al sistema mano-brazo: la vibración


mecánica que, cuando se transmite al sistema humano de mano y
brazo, supone riesgos para la salud y la seguridad de los
trabajadores, en particular, problemas vasculares, de huesos o de
articulaciones, nerviosos o musculares.

Un ejemplo de este tipo de vibración es cuando se maneja un martillo


neumático.

Este tipo de vibración tiene como efecto más frecuente el Síndrome de


Raynaud o del dedo blanco, catalogada como enfermedad profesional,
que afecta a la circulación sanguínea, produciendo en el trabajador
hormigueos y entumecimientos de las manos.
Vibración transmitida al cuerpo entero: la vibración mecánica que,
cuando se transmite a todo el cuerpo, conlleva riesgos para la
salud y la seguridad de los trabajadores, en particular, lumbalgias y
lesiones de la columna vertebral.

Un ejemplo de este tipo de vibración es cuando utilizamos un tractor.

2.1.1.1. Valores límite de exposición y valores de exposición que


dan lugar a una acción

Para la vibración transmitida al sistema mano-brazo:

El valor límite de exposición


diaria normalizado para un período de
referencia de ocho horas se fija en 5 m/s2.

El valor de exposición diaria normalizado


para un período de referencia de ocho horas
que da lugar a una acción se fija en 2,5 m/s2.

Para la vibración transmitida al cuerpo entero:

El valor límite de exposición diaria


normalizado para un período de referencia
de ocho horas se fija en 1,15 m/s2.

El valor de exposición diaria normalizado


para un período de referencia de ocho horas
que da lugar a una acción se fija en 0,5 m/s2.

Valor que da lugar a una acción Valor límite

Vibraciones transmitidas
2,5 m/s2 5 m/s2
al sistema mano-brazo

Vibraciones transmitidas
0,5 m/s2 1,15 m/s2
al cuerpo entero

2.1.1.2. Evaluación de riesgos y medidas preventivas

El empresario deberá realizar una evaluación y, en caso necesario, la


medición de los niveles de vibraciones mecánicas a que estén
expuestos los trabajadores. Al evaluar los riesgos, concederá particular
atención a los siguientes aspectos:

El nivel, el tipo y la duración de la exposición, incluida toda


exposición a vibraciones intermitentes o a sacudidas
repetidas.

Los valores límite de exposición y los valores de exposición


que dan lugar a una acción.

Todos los efectos que guarden relación con la salud y la


seguridad de los trabajadores especialmente sensibles
expuestos al riesgo, incluidas las trabajadoras embarazadas.

Todos los efectos indirectos para la seguridad de los


trabajadores derivados de la interacción entre las
vibraciones mecánicas y el lugar de trabajo u otro equipo de
trabajo.
La información facilitada por los fabricantes del equipo de
trabajo.

La existencia de equipos sustitutivos concebidos para


reducir los niveles de exposición a las vibraciones mecánicas.

La prolongación de la exposición a las vibraciones


transmitidas al cuerpo entero después del horario de
trabajo, bajo responsabilidad del empresario.

Condiciones de trabajo específicas, tales como trabajar a


temperaturas bajas.

La información apropiada derivada de la vigilancia de la


salud de los trabajadores incluida la información científico-
técnica publicada, en la medida en que sea posible.

Sobre la base de la evaluación de los riesgos, cuando se rebasen los


valores límite, el empresario establecerá y ejecutará un programa de
medidas técnicas y/o de organización destinado a reducir al mínimo la
exposición a las vibraciones mecánicas y los riesgos que se derivan de
ésta, tomando en consideración, especialmente:

Otros métodos de trabajo que reduzcan la necesidad de


exponerse a vibraciones mecánicas.

La elección del equipo de trabajo adecuado, bien diseñado


desde el punto de vista ergonómico y generador del menor
nivel de vibraciones posible, habida cuenta del trabajo al que
está destinado.

El suministro de equipo auxiliar que reduzca los riesgos de


lesión por vibraciones, por ejemplo, asientos,
amortiguadores u otros sistemas que atenúen eficazmente
las vibraciones transmitidas al cuerpo entero y asas, mangos
o cubiertas que reduzcan las vibraciones transmitidas al
sistema mano-brazo.

Programas apropiados de mantenimiento de los equipos de


trabajo, del lugar de trabajo y de los puestos de trabajo.

La concepción y disposición de los lugares y puestos de


trabajo.

La información y formación adecuadas a los trabajadores


sobre el manejo correcto y en forma segura del equipo de
trabajo, para así reducir al mínimo la exposición a
vibraciones mecánicas.

La limitación de la duración e intensidad de la exposición.

Una ordenación adecuada del tiempo de trabajo.

La aplicación de las medidas necesarias para proteger del


frío y de la humedad a los trabajadores expuestos,
incluyendo el suministro de ropa adecuada.

Al igual que en los anteriores riesgos que estamos conociendo, el


empresario adaptará las medidas correspondientes a las necesidades
de los trabajadores especialmente sensibles a determinados riesgos.

2.1.1.3. Vigilancia de la salud

Cuando la evaluación de riesgos ponga de manifiesto la existencia de


un riesgo para la salud de los trabajadores, el empresario deberá llevar
a cabo una vigilancia de la salud de dichos trabajadores.

La vigilancia de la salud, cuyos resultados se tendrán en cuenta al


aplicar medidas preventivas en un lugar de trabajo concreto, tendrá
como objetivo la prevención y el diagnóstico precoz de cualquier daño
para la salud como consecuencia de la exposición a vibraciones
mecánicas. Dicha vigilancia será apropiada cuando:

La exposición del trabajador a las vibraciones sea tal que


pueda establecerse una relación entre dicha exposición y
una enfermedad determinada o un efecto nocivo para la
salud.

Haya probabilidades de contraer dicha enfermedad o


padecer el efecto nocivo en las condiciones laborales
concretas del trabajador.

Existan técnicas probadas para detectar la enfermedad o el


efecto nocivo para la salud.

En cualquier caso, todo trabajador expuesto a niveles de vibraciones


mecánicas superiores a los valores límite tendrá derecho a una
vigilancia de la salud apropiada.

En aquellos casos, en que no pueda garantizarse el respeto del valor


límite de exposición, el trabajador tendrá derecho a una vigilancia de la
salud reforzada, que podrá incluir un aumento de su periodicidad.

2.1.3. RADIACIONES

Las radiaciones es un fenómeno físico que consiste en la emisión y


propagación de energía, ya sea en forma de ondas o de partículas. El cuerpo
humano vive continuamente rodeado de ellas, pues forman parte constante
de muchos elementos cotidianos que no podemos eludir. De esta manera, se
hacen presentes en ejemplos como la energía que proviene del Sol, en las
actividades relacionadas con la radiactividad y en las distintas aplicaciones
que resultan de su utilización en distintos campos como la medicina, la
investigación o la industria.

Existen diversos tipos de radiaciones, según sea natural o artificial, o que


transporten mayor o menor cantidad de energía: rayos x, rayos gamma, las
ondas de radio, ondas electromagnéticas, las microondas, la luz.

La normativa de referencia al hablar de las radiaciones es:

Real Decreto 1836/1999, de 3 de diciembre, por el que se aprueba el


Reglamento sobre instalaciones nucleares y radiactivas.

REAL DECRETO 783/2001, de 6 de julio, por el que se aprueba el


Reglamento sobre protección sanitaria contra radiaciones ionizantes.

Real Decreto 486/2010, de 23 de abril, sobre la protección de la salud


y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con
la exposición a radiaciones ópticas artificiales.

Directiva 2004/40/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 29 de


abril de 2004, sobre las disposiciones mínimas de seguridad y de salud
relativas a la exposición de los trabajadores a los riesgos derivados de
los agentes físicos (campos electromagnéticos) (decimoctava Directiva
específica con arreglo al apartado 1 del artículo 16 de la Directiva
89/391/CEE).

Se puede definir la radiación, en términos generales, como cualquier tipo de


transmisión de energía, bien sea por partículas materiales (con o sin carga
eléctrica) u ondas electromagnéticas, y que, tras incidir en un medio
material, pueden ocasionar en el mismo una serie de efectos diversos, que
dependen tanto del tipo de la radiación como, entre otros, de la energía y
tiempo de exposición a la fuente que la produce

Las radiaciones se dividen en:

Radiaciones No Ionizantes. (RNI) Las radiaciones no ionizantes


son aquellas que no tienen la suficiente energía para provocar una
ruptura de las moléculas o átomos con los que entra en contacto, y
engloba a las radiaciones ultravioletas, visible, infrarrojo,
microondas y radiofrecuencia.

Radiaciones ionizantes. (RI) Las radiaciones ionizantes son


aquellas que al interaccionar con la materia, tanto viva como
inerte, poseen la energía suficiente como para descomponer los
átomos y moléculas. Las radiaciones ionizantes que suelen
presentarse en los ámbitos de trabajo son los rayos X, rayos
gamma (°), partículas alfa (a), partículas beta (b) y los neutrones.
Están presentes en trabajos como laboratorios de control de
estructuras metálicas, en los microscopios electrónicos, en
radiología de hospitales, en las centrales nucleares, etc.

Las radiaciones electromagnéticas se clasifican atendiendo a sus frecuencias,


siendo su unidad de medida más empleada el rem. Se distinguen las
siguientes radiaciones:

De frecuencias bajas, como las ondas de radio

De frecuencias medias, como las ultravioletas, las infrarrojos o las


microondas

De frecuencias altas, como los rayos gamma, los rayos x, etc. Éstas
serían las radiaciones ionizantes.
CLASIFICACIÓN DE LAS RADIACIONES

2.1.3.1. Radiaciones no ionizantes

Una de las formas de transmisión de energía es la que se realiza a


través de la radiación de ondas electro-magnéticas, caracterizadas por
la existencia de campos eléctricos y magnéticos perpendiculares entre
sí y perpendiculares a la dirección de propagación de la onda.

Las ondas electromagnéticas se diferencian unas de otras por la


cantidad de energía que son capaces de transmitir, y ello depende de su
frecuencia. El conjunto de todas ellas constituye el Espectro
electromagnético. Ordenados de menor a mayor energía se pueden
resumir los diferentes tipos de ondas electromagnéticas de la siguiente
forma:

Campos eléctricos y magnéticos estáticos (imanes,


conductores eléctricos de corriente continua, etc.).

Ondas electromagnéticas de Extremadamente Baja


Frecuencia. El intervalo de frecuencias alcanza hasta 3
kilohercios. (Líneas eléctricas de corriente alterna).
Ondas electromagnéticas de Muy Baja Frecuencia. El
intervalo de frecuencias es de 3 a 30 Kilohercios. (Algunas
máquinas de soldadura por inducción).

Ondas electromagnéticas de Radio Frecuencia (RF). El


intervalo de frecuencias es de 30 Kilohercios a 1.000
millones de hercios (=1Gigahercio). (Ondas de radio y
televisión, soldadura de plásticos, etc.).
Microondas (MO). Ondas electromagnéticas entre 1 y 300
Gigahercios. (Hornos de microondas, telefonía móvil, etc...).

Infrarrojos (IR). Ondas electromagnéticas entre 300 Giga


Hercios y 385 Terahercios (1 Terahercio = 1.000
Gigahercios). (Lámparas de infrarrojos, material candente,
etc.).

Luz visible. Ondas electromagnéticas entre 385 Terahercios


y 750 Terahercios. (Iluminación).

Ultravioleta (UV) no ionizante. Ondas electromagnéticas


entre 750 Terahercios y 3000 Terahercios. (Lámparas
solares, lámparas de detección de taras, lámparas de
insolación industrial, etc.).

Las radiaciones de ondas electromagnéticas de mayor frecuencia que


las mencionadas tienen la capacidad de ionizar, es decir, de variar la
estructura de átomos o moléculas, porque poseen la energía necesaria
para ello.

La peligrosidad de la radiación radica en que, aunque no son suficientes


para ionizar la materia, sí hacen que las partículas de materia (átomos),
se muevan, produciéndose roces de unas con otras, dando así lugar a la
generación de calor y aumento de la temperatura.

Los factores que determinan la peligrosidad de las radiaciones son los


siguientes:

La frecuencia del foco emisor: las frecuencias de 30 a 200


MHz, es el intervalo en el que el índice de absorción en el
hombre puede alcanzar un valor máximo.

El aporte de energía.

El tiempo de exposición a la radiación.

La distancia del foco emisor

Efectos sobre el organismo

Los efectos sobre el organismo dependen del tipo de radiación, la


intensidad y el tiempo de exposición y según el poder de reflexión y
absorción del local en que se produzcan. Estos efectos pueden
dividirse en:

Efectos térmicos:

Consisten en cambios locales de la temperatura corporal. Este


aumento de temperatura no es uniforme en todo el cuerpo
sometido a la irradiación, sino que se crea un cierto gradiente de
temperatura en determinadas zonas del mismo. Esta no
uniformidad del reparto del calor cedido al cuerpo, se debe al
diferente contenido en agua de los diferentes tejidos vivos, lo
que se traduce en una distinta capacidad calorífica.

La absorción por los tejidos del cuerpo humano de las radiaciones


electromagnéticas que se convierten en calor son: Hipertermia,
quemaduras, cataratas y esterilidad. Es el caso de la catarata
térmica del soplador de vidrio y de las quemaduras solares.

Efectos no térmicos:

Hay ciertos trastornos debidos a este tipo de radiaciones que no


van acompañadas de una elevación de la temperatura de los
tejidos y que producen los siguientes efectos:

Alteraciones celulares, cromosómicas y


genéticas.

Alteraciones cardíacas y de la tensión arterial.

Efectos endocrinos y neuroendocrinos.


Efectos hematopoyéticos.

Efectos sobre la audición.

Efectos sobre la reproducción y el desarrollo.

Cambios en el comportamiento del individuo.

En referencia a los riesgos generados tras la exposición de las


radiaciones ópticas, cabe decir que como son poco penetrantes, los
órganos que pueden ser dañados son los más externos: los ojos y la
piel.

Los efectos pueden ser:

Agudos, como puede ser en el caso del golpe del arco.

Crónicos, como en el caso de la fotosensibilidad o las


alergias.

Reversibles, como una lesión permanente en la retina o


cáncer de piel.

Medidas preventivas frente a los riesgos de las radiaciones


no ionizantes.

Estas radiaciones de escasa penetración actúan fundamentalmente


sobre la piel y ojos, por lo que las medidas preventivas van
encaminadas a reducir la exposición y/o la dosis. Son las siguientes:
Como norma general se tendrá en cuenta que la exposición a
radiaciones disminuye rápidamente a medida que aumenta
la distancia entre el foco emisor y el individuo. El aumento
de la distancia es la única medida preventiva efectiva para
disminuir la exposición a campos magnéticos estáticos.

Las radiaciones que inciden en un objeto lo pueden


atravesar, ser absorbidas por él o ser reflejadas por dicho
objeto. La capacidad de una radiación para penetrar en un
objeto depende de la longitud de onda de la misma y de las
características estructurales del material. Una de las
técnicas de protección frente a las radiaciones
electromagnéticas consiste en apantallar convenientemente
dicha radiación. Las pantallas deben estar conformadas con
material apropiado. Las radiaciones correspondientes a las
bandas del Infrarrojo y Ultravioleta, pueden ser apantalladas
fácilmente, incluso con pantallas cuya transparencia permite
acceder visualmente a la zona confinada.

El apantallamiento con mallas metálicas, apropiado, por


ejemplo, para la protección frente a RF o MO, requiere el
cálculo de la luz de la malla teniendo en cuenta la longitud
de onda.

La intensidad del campo eléctrico puede disminuirse


encerrando el foco o el receptor en una construcción
metálica convenientemente puesta a tierra (Jaula de
Faraday).

El blindaje del foco emisor en el momento de su fabricación


es la medida preventiva necesaria en el caso de ciertos tipos
de Láseres.

La reducción del tiempo de exposición disminuye, así mismo,


las dosis recibidas durante el trabajo.

La señalización de las zonas de exposición, es una medida de


control de tipo informativo, muy conveniente cuando la
exposición a radiaciones tiene cierta importancia,
especialmente para las personas portadoras de marcapasos
cardíacos, por el peligro de interferencia en su
funcionamiento que algunas radiaciones no ionizantes
conllevan.

El uso de protecciones individuales (pantalla facial, gafas,


ropa de trabajo, etc.) se limita al caso de radiaciones IR o UV.

Es conveniente realizar mediciones de los niveles de


radiación existentes y valorarlos conveniente-mente por
comparación con niveles de referencia técnicamente
contrastados.

Es necesaria la realización de reconocimientos médicos


específicos (cuando sea técnicamente posible) y periódicos,
al personal expuesto a radiaciones.

En los casos específicos de exposición a radiaciones infrarrojas se


deberá tener en cuenta lo siguiente:

En los lugares de trabajo, donde exista exposición intensa a


radiaciones infrarrojas, se instalarán, tan cerca de la fuente
de origen como sea posible, pantallas absorbentes, cortinas
de agua u otros dispositivos para neutralizar o disminuir el
riesgo.

Los trabajadores dispondrán de equipo de protección ocular.


Si la exposición es intensa, se dotará, además, de casquete
con visera o máscaras adecuadas, ropas ligeras y resistentes
al calor, manoplas y calzado que no se endurezca o ablande
con el calor.

La pérdida parcial de la luz, ocasionada por el empleo de


gafas, viseras o pantallas absorbentes, será compensada con
un aumento paralelo de la iluminación general y local.

2.1.3.2. Radiaciones ionizantes

Una radiación es ionizante cuando al interaccionar con la materia


produce la ionización de la misma, es decir, origina partículas con carga
eléctrica (iones).

Las radiaciones ionizantes pueden ser corpusculares (partículas


subatómicas) o electromagnéticas (rayos X, rayos gamma, rayos
cósmicos).
La utilización de fuentes radiactivas (radioisótopos) o de generadores
de radiaciones ionizantes (rayos X, rayos gamma, aceleradores de
partículas, etc.) es cada vez más común en todo tipo de actividades,
además de las aplicaciones clásicas en el diagnóstico médico o
tratamiento de ciertas enfermedades, la investigación o la producción
de energía nuclear.

Como ejemplos industriales se pueden citar el uso de radiaciones X o


gamma en procedimientos de ensayo no destructivo; los radioisótopos
incorporados en algunos instrumentos de medida, los aparatos de
control de intrusismo, etc.

Llamamos instalación nuclear a centrales nucleares, reactores


nucleares, fábricas que utilicen combustibles nucleares o realicen el
tratamiento de sustancias o residuos nucleares y almacenamientos de
sustancias nucleares.

Se entiende por instalación radiactiva:

Aquella que contiene una fuente de radiación ionizante.

Los aparatos generadores de radiaciones ionizantes,


incluidos los que se utilicen con fines médicos.

Los locales, laboratorios, fábricas, etc. donde se produzcan,


manipulen o almacenen materiales radiactivos.

La utilización de fuentes radiactivas o generadores de radiaciones


ionizantes exige el establecimiento de medidas preventivas para la
protección de los trabajadores expuestos y de la población en su
conjunto al objeto de prevenir la producción de efectos biológicos no
estocásticos y limitar la probabilidad de aparición de efectos biológicos
estocásticos como consecuencia de las actividades que impliquen
riesgo de exposición a radiaciones ionizantes.

En España, las medidas de protección radiológica están recogidas en


el Reglamento sobre Protección Sanitaria contra Radiaciones
Ionizantes. Es aplicable a toda clase de actividades nucleares y
radiactivas, incluyendo las explotaciones de minerales radiactivos, la
producción, tratamiento, manipulación, utilización, posesión,
almacenamiento, transporte y eliminación de sustancias radiactivas.
Así mismo es de aplicación a los aparatos productores de radiaciones
ionizantes y a cualquier actividad que implique un riesgo derivado de
las mismas.

Las radiaciones ionizantes se pueden clasificar las más frecuentes en


los siguientes tipos:

Radiaciones alfa (α): Son núcleos de Helio cargados


positivamente. Presentan un alto poder de ionización y una
baja capacidad de penetración.

Radiaciones beta - (β-): La desintegración β - es la emisión de


un electrón como consecuencia de la transformación de un
neutrón en un protón y un electrón.

Radiaciones beta + (β +): La emisión de un positrón, partícula


de masa igual al electrón y de carga positiva, es conocida
como desintegración β +. Es el resultado de la
transformación de un protón en un neutrón y un positrón.
Todas las radiaciones tienen un poder de ionización algo
inferior a las a y un mayor poder de penetración.

Radiaciones gamma (γ): Es la emisión de energía en forma no


corpuscular del núcleo del átomo. Son radiaciones
electromagnéticas. Presentan un poder de ionización
relativamente bajo y una gran capacidad de penetración

Rayos X: Se originan en los orbitales de los átomos. Se


producen como consecuencia de la acción de electrones
rápidos sobre los átomos y tienen, como la radiación γ, una
naturaleza electromagnética. La energía de los rayos X es
inferior a la de las radiaciones γ.

Efectos sobre el organ ismo

Las radiaciones ionizantes, al interaccionar con el organismo,


provocan diferentes alteraciones en el mismo debido a la
ionización provocada en los elementos constitutivos de sus
células y tejidos. Esta acción puede ser directa, produciéndose en
la propia molécula irradiada, o indirecta si es producida por
radicales libres generados que extienden la acción a otras
moléculas. Lo que sucede normalmente es una mezcla de ambos
procesos.
El daño producido por las radiaciones ionizantes puede tener
un carácter somático (daños en el propio individuo), que puede
ser mediato o diferido, o bien un carácter genético (efectos en las
generaciones posteriores).

La exposición a las radiaciones ionizantes provoca efectos


biológicos diversos en los diferentes órganos y tejidos que varían
tanto en tiempo de aparición como en la gravedad de los
síntomas.

Las radiaciones pueden producir alteraciones en muchos


sistemas del organismo, como el aparato digestivo, la sangre, la
piel, testículos, ovarios, etc.

A corto plazo pueden producir cambios pasajeros en los


componentes sanguíneos, pero conforme la dosis radiactiva sea
mayor, producen nauseas y fatiga posibles vómitos.

A largo plazo pueden desarrollar cáncer de piel, de pulmón, de


hueso o de médula ósea u ocasionar esterilidad y malformaciones
hereditarias si es que han provocado lesiones del material
genético de las células.

La gravedad de las lesiones provocadas por este tipo de


radiaciones depende de estos tres factores:

De la energía que tengan.

Del tiempo de exposición.

De la dosis recibida.

Algunas de estas lesiones pueden ser graves e incluso


irreversibles y causar alteraciones genéticas, malformaciones
fetales, procesos cancerosos e incluso la muerte, cuando la
energía radiactiva es suficientemente alta.

Límite de dosis para los trabajadores expuestos

Son valores que pueden recibir las personas expuestas y que


nunca deben ser sobrepasados aunque pueden ser rebajados de
acuerdo con los estudios de optimización y justificación
adecuados. La mayoría de países disponen de límites anuales de
dosis y en España están recogidos en el "Reglamento de
Protección Sanitaria contra Radiaciones Ionizantes" y son los
siguientes:

El límite de dosis efectiva para trabajadores


expuestos será de 100 mSv durante todo período de
cinco años oficiales consecutivos, sujeto a una dosis
efectiva máxima de 50 mSv en cualquier año oficial.

El límite de dosis equivalente para el cristalino será de


150 mSv por año oficial.

El límite de dosis equivalente para la piel será de 500


mSv por año oficial. Dicho límite se aplicará a la dosis
promediada sobre cualquier superficie de 1 cm2, con
independencia de la zona expuesta.

El límite de dosis equivalente para las manos,


antebrazos, pies y tobillos será de 500 mSv por año
oficial.

DOSIS (mSv) DOSIS 1/10


ORGANO
Profunda Anual

TODO EL ORGANISMO 50 5

PIEL 500 50

MANOS 500 50
CRISTALINO 150 15

Medidas preventivas

La protección contra las radiaciones ionizantes incluye una serie de


medidas de tipo general que afectan a cualquier instalación
radiactiva y a una serie de medidas específicas de acuerdo con el tipo
de radiación presente en cada caso. Sin embargo, en el trabajo con
radiaciones ionizantes deben considerarse unos principios básicos,
tales como:

que el número de personas expuestas a radiaciones


ionizantes debe ser el menor posible

que la actividad que implique dicha exposición debe


estar plenamente justificada de acuerdo con las
ventajas que proporciona.

Todas las exposiciones se mantendrán al nivel más bajo


que sea razonablemente posible, sin sobrepasarse en
ningún caso los límites anuales de dosis legalmente
establecidos.

Entre las normas generales de protección contra radiaciones


ionizantes cabe destacar las siguientes:

Formación e información. Previo al inicio de su


actividad, los trabajadores profesionalmente
expuestos y los estudiantes deberán recibir una
formación adecuada en materia de protección
radiológica y deberán asimismo ser informados e
instruidos al nivel adecuado sobre el riesgo de
exposición a radiaciones ionizantes en su puesto de
trabajo, a los trabajadores y estudiantes.

Delimitación de zonas. Todo espacio donde se


manipulen o almacenen radionucleidos o se disponga
de generadores de radiaciones ionizantes deben estar
perfectamente delimitado y señalizado. La
clasificación en distintos tipos de zonas se efectúa en
función del riesgo existente en la instalación.

Medidas dosimétricas. En toda instalación radiactiva


debe llevarse a cabo un control dosimétrico individual
y ambiental, en función de la clasificación de la zona y
del tipo de radiación emitida.

Controlar y no sobrepasar los límites de dosis de


trabajadores expuesto.

Aplicar las normas básicas de protección contra


la radiación externa dependen de tres factores:

Limitación del tiempo de exposición.


La dosis recibida es directamente
proporcional al tiempo de exposición,
por lo que, disminuyendo el tiempo,
disminuirá la dosis. Una buena
planificación y un conocimiento
adecuado de las operaciones a realizar
permitirá una reducción del tiempo de
exposición.

Utilización de pantallas o blindajes de


protección. Para ciertas fuentes
radiactivas la utilización de pantallas
de protección permite una reducción
notable de la dosis recibida por el
operador. Existen dos tipos de
pantallas o blindajes, las denominadas
barreras primarias (atenúan la
radiación del haz primario) y las
barreras secundarias (evitan la
radiación difusa). El equipo de
protección individual a utilizar en este
caso serían los mandiles plomados,
gafas de protección de rayos x,
protecciones de tiroides y gonadales.

Distancia a la fuente radiactiva. La


dosis recibida es inversamente
proporcional al cuadrado de la
distancia a la fuente radiactiva. En
consecuencia, si se aumenta el doble
la distancia, la dosis recibida
disminuirá la cuarta parte. Es
recomendable la utilización de
dispositivos o mandos a distancia en
aquellos casos en que sea posible.

Vigilancia de la salud

Todo el personal profesionalmente expuesto está obligado a someterse


a un reconocimiento médico con una periodicidad anual y dispondrá
del correspondiente protocolo médico individualizado, que deberá
archivarse durante al menos 30 años desde el cese del trabajador en la
instalación radiactiva.

Al personal que se incorpore de nuevo a una instalación radiactiva se le


deberá efectuar un examen médico exhaustivo, según las
especificaciones indicadas por el Consejo de Seguridad Nuclear, que
permita conocer su estado de salud, su historia laboral y, en definitiva,
su aptitud para el puesto de trabajo solicitado.

Protección especial durante el embarazo y la lactancia

Tan pronto como una mujer embarazada comunique su estado al titular


de la práctica, la protección del feto deberá ser comparable a la de los
miembros del público. Por ello, las condiciones de trabajo de la mujer
embarazada serán tales que la dosis equivalente al feto sea tan baja
como sea razonablemente posible, de forma que sea improbable que
dicha dosis exceda de 1 mSv, al menos desde la comunicación de su
estado hasta el final del embarazo.
Desde el momento en que una mujer, que se encuentre en período de
lactancia, informe de su estado al titular de la práctica, no se le
asignarán trabajos que supongan un riesgo significativo de
contaminación radiactiva. En tales supuestos deberá asegurarse una
vigilancia adecuada de la posible contaminación radiactiva de su
organismo.

2.1.4. AMBIENTE TÉRMICO


Las temperaturas altas y bajas en el trabajo resultan desagradables y
molestas pudiendo en los casos más extremos alterar la fisiología de las
personas. Pueden influir negativamente:

en la capacidad sensorial

en los movimientos disminuyendo la destreza, rapidez, y tiempo


de reacción.

al provocar disminución de la atención y vigilancia.

reduciendo la calidad de trabajo y de la productividad.

Entre los daños se pueden citar los golpes de calor, el síncope término, la
deshidratación, los calambres, etc. El frío puede producir la hipotermia, la
congelación, etc.

El cuerpo humano necesita mantener una temperatura interna de


aproximadamente 37º C; para lograrlo posee mecanismos físicos y
fisiológicos (sudoración, tiritonas, piel de gallina,). Dispone de un sistema
termorregulador (o autorregulador) mediante el cual su temperatura se
mantiene constante entre la producción interna de calor y su eliminación.

En los centros hospitalarios se pueden sufrir riesgos por ambiente térmico


en diversas zonas pero destacan los siguientes servicios en:

cocina y cafeterías

quirófanos, uci y la cabina de citostáticos de farmacia debido al


uso de equipos de protección individual que impiden la
autorregulación.

Unidad de urgencias, concretamente en la zona de recepción de


pacientes, que suele estar a las puertas

Admisión o información, si la entrada del hospital no tiene unas


buenas medidas de control de bajas temperaturas como cortinas
de aire, puertas giratorias, mostradores acristalados, etc.

2.1.4.1. Intercambio de calor

Un cuerpo cede o asume calor de otros cuerpos, según sea que se


encuentre a una temperatura mayor o menor respecto a otros cuerpos
circundantes. Esta regulación de temperatura se produce de diversas
maneras:

Conducción: Cuando el calor se recibe a través de sólidos o


fluidos que no están en movimiento. Hay cesión de calor por
conducción cuando un cuerpo calienta los cuerpos con los
que se pone en contacto.

Radiación: El calor se recibe sin ningún soporte material. Se


produce por acción de energía radiante (ondas
electromagnéticas), independientemente del medio
interpuesto entre los cuerpos entre los que se opera el
intercambio de calor.

CONVENCIÓN El calor llega mediante fluido en


movimiento. Se caliente el fluido inmediatamente
circundante (por ejemplo, aire, agua), con producción de
movimientos que llevan a una circulación o desplazamiento
de los fluidos.

EVAPORACIÓN. Cuando la dispersión de calor ya no resulta


suficiente, el organismo tiende a mantener constante su
propia temperatura gracias a la evaporación. Es el cambio de
un estado líquido a vapor y su posterior difusión en estado
gaseoso en el ambiente.
2.1.4.2. Balance térmico

Los mecanismos de termorregulación del organismo tienen como


finalidad el mantenimiento de una temperatura interna constante. Al
equilibrio entre la cantidad de calor generado en el cuerpo y su
transmisión al medio ambiente se le denomina balance térmico.

Existen varios aspectos a considerar en el ambiente térmico del trabajo


que puedan influir en el balance térmico del trabajador con el exterior:

Climatología ambiental

Condiciones de trabajo

Humedad del aire

Velocidad del aire

Temperatura del aire

Presión barométrica
2.1.4.3. Riesgo de estrés térmico

Las condiciones ambientales y personales más importantes que


intervienen en la generación o no de estrés térmico son:

CONDICIONES AMBIENTALES

Temperatura del aire.

Es la temperatura que nos daría un termómetro de mercurio


situado en el puesto de trabajo que ocupa la persona expuesta.
Esta temperatura fija el intercambio de calor entre la piel y el aire
circundante, de manera que si la temperatura del ambiente es
menor que la de la piel, ésta cederá calor y el cuerpo se
refrescará. A este intercambio de calor se le llama convección.

Temperatura radiante.

Hay que tener en cuenta que todos los cuerpos emiten o


absorben calor en forma de radiaciones electromagnéticas en
función de su temperatura. Así, si la temperatura de la piel de un
individuo es mayor que la temperatura radiante media de su
entorno, ésta cederá calor al ambiente por radiación.

Humedad relativa.
Tal como se mencionó con anterioridad, la evaporación del sudor
es un sistema efectivo del cuerpo para eliminar calor. El sudor se
compone, en su mayor parte, de agua en estado líquido y para
que pueda pasar a vapor es necesario que la concentración de
vapor de agua en las inmediaciones de la piel sea mayor que la
concentración de vapor de agua en el aire. Por eso, si la
concentración en el aire es muy elevada no admite más cantidad
de vapor, y por tanto, el sudor no se evapora disminuyendo así el
confort térmico. La humedad relativa es una medida del agua que
contiene el aire.

Corrientes del aire.

El intercambio de calor por convección, se ve favorecido por una


mayor velocidad del aire que circunda al individuo.

CONDICIONES PERSONALES

Consumo metabólico durante el trabajo.

Cuando se lleva a cabo una tarea que requiere un determinado


esfuerzo físico, el organismo utiliza la energía que tiene
disponible. Se puede estimar la energía que requiere cada
actividad o esfuerzo.

Así, un ejercicio intenso o trabajo pesado, requiere de una mayor


energía o consumo metabólico, y eleva la temperatura corporal
que, por períodos cortos de tiempo, no provoca daños y permite
ser más eficiente al acelerar el metabolismo, pero por períodos
más largos dará lugar a estrés térmico.

Ropa de vestir.

Las prendas de vestir pueden ser un obstáculo para que el


organismo pueda deshacerse del calor generado como
consecuencia de la actividad física.

Son varios los métodos de evaluación, entre los que podemos


distinguir:

Método WBGT

Método del índice de la temperatura efectiva.

Método del índice de la tensión térmica


2.1.4.4. El estrés térmico por bajas temperaturas

Cuando se somete al cuerpo humano a un ambiente térmico de intenso


frío se produce a la hipotermia. Las consecuencias son las siguientes:

Contracción de los vasos sanguíneos.

Los órganos más alejados del corazón son los primeros en


acusar la falta de riesgos sanguíneo y serán, por tanto, los
más susceptibles de congelarse.

Una exposición prolongada al frío ocasionará también


dificultades al hablar, pérdida de memoria, de destreza
manual e, incluso, la muerte.

Debe elegirse ropas adecuadas, no voluminosas, ya que dificultan el


movimiento.
2.1.4.5. El estrés térmico por bajas temperaturas

Todas las personas no reaccionan igual ante un ambiente térmico


determinado. Ante el aumento de temperatura el cuerpo reacciona con
sudoración y aumento del riego sanguíneo.

Como efectos patológicos desencadenados por el calor podemos


distinguir entre:

Accidentes: quemaduras, golpe de calor, y/o hiperpirexia


(fiebres muy elevadas, superiores a 41,1 ºC).

Trastornos: inestabilidad circulatoria (síncope térmico),


déficit salino (fatiga, nauseas, y vómitos), afecciones
cutáneas, deshidratación, y anhidrosis (falta de la sudoración
o la deficiencia de ésta).

2.1.4.6. Medidas preventivas frente al disconfort térmico

El desequilibrio hacia el calor se puede producir por un aumento del


metabolismo, un aumento de la temperatura del aire, un aumento de la
temperatura radiante, una modificación de la velocidad del aire, un
aumento de la temperatura de los objetos y un aumento de la humedad
del aire. Para evitar el exceso de calor (o de frío), hay que adoptar
medidas que deben actuar sobre los elementos que desequilibran el
balance térmico.

Las medidas preventivas tienen que ir enfocadas a:

a. A la fuente u origen del calor.

Esto se consigue con medidas organizativas tendentes


a disminuir el esfuerzo físico:

Automatizando el proceso productivo


o parte de él.

Reducción del ritmo de trabajo.

Reducción de la fuente de emisión de radiación:

Aislamiento de la fuente para reducir la


temperatura superficial de la misma, ya que es
ésta la que irradia.

Apantallamiento de la fuente, mediante la cual se


reduce la radiación directa sobre el trabajador,
aunque no se evita el aporte de calor al local de
trabajo.

Reducción de la emisión de vapor, siempre que


sea posible.

b. Si las medidas sobre la fuente no son posibles o suficientes,


entonces se ha de actuar sobre el medio:

Reducción de la humedad mediante deshumificadores


o ventilación con aire exterior de menor humedad.

Disminución de la temperatura del aire, aumentando la


ventilación y la velocidad del aire. Dos aspectos:

Cuando el aporte de calor es


exterior como consecuencia de la
exposición al sol. Si se trata de paredes
opacas y techos: Aumentando la
reflexión mediante pinturas, aluminio,
hojas de cobre, pintura blanca, cal, etc.
Aumentando la resistencia térmica
con materiales aislantes, dobles
paredes techos, etc. Si son paredes con
ventanas: Persianas exteriores, toldos,
tejadillos, etc. ventanas de doble
vidrio, etc. vidrios especiales opacos.

Cuando el aporte de calor es


provocado por equipos y máquinas.
Extracción localizada de los gases
calientes emitidos por los equipos,
ventilación general de abajo a arriba,
campanas de aspiración,
acondicionamiento del aire.

c. Por último, se pueden tomar medidas sobre el trabajador:

Formación e información sobre los riesgos y las


medidas preventivas.

Reducción de la producción de calor metabólico.

Limitación de la duración de la exposición.

Creación de un microclima en el puesto de trabajo.

Control médico.

Uso de equipos de protección individual,


fundamentalmente en caso de exposiciones
ocasionales y excepcionales.

Consumo de bebidas apropiadas (agua sin gas, té frío


con limón).

Hábitos alimenticios adecuados con el aporte


necesario en sal.
2.1.5. AMBIENTE LUMINOSO

En la actividad laboral, para que pueda desarrollarse de una forma eficaz,


precisa que la luz (característica ambiental) y la visión (característica
personal) se complementen, ya que se considera que el 50% de la
información sensorial que recibe el hombre es de tipo visual, es decir, tiene
como origen primario la luz. Un tratamiento adecuado del ambiente visual
permite incidir en los aspectos de: seguridad, confort y productividad.

La integración de estos aspectos comportará un trabajo seguro, cómodo y


eficaz.

La luz y la visión

La luz es una forma particular y concreta de energía que se desplaza o


propaga, no a través de un conductor (como la energía eléctrica o
mecánica) sino por medio de radiaciones, es decir, de perturbaciones
periódicas del estado electromagnético del espacio; es lo que se
conoce como "energía radiante".

Existe un número infinito de radiaciones electromagnéticas que


pueden clasificarse en función de la forma de generarse, de
manifestarse, etc. La clasificación más utilizada sin embargo es la que
se basa en las longitudes de onda. Las radiaciones visibles por el ser
humano ocupan una franja muy estrecha comprendida entre los 380 y
los 780 nm (nanómetros).

Podemos definir pues la luz, como "una radiación electromagnética


capaz de ser detectada por el ojo humano normal".

La visión es el proceso por medio del cual se transforma la luz en


impulsos nerviosos capaces de generar sensaciones. El órgano
encargado de realizar esta función es el ojo.

En relación a la visión deben tenerse en cuenta los aspectos siguientes:

Sensibilidad del ojo

Es quizás el aspecto más importante relativo a la visión y varía de


un individuo a otro.
Si el ojo humano percibe una serie de radiaciones comprendidas
entre los 380 y los 780 nm, la sensibilidad será baja en los
extremos y el máximo se encontrará en los 555 nm.

En el caso de niveles de iluminación débiles esta sensibilidad


máxima se desplaza hacia los 500 nm.

Agudeza Visual o poder separador del ojo

Es la facultad de éste para apreciar dos objetos más o menos


separados. Se define como el "mínimo ángulo bajo el cual se
pueden distinguir dos puntos distintos al quedar separadas sus
imágenes en la retina"; para el ojo normal se sitúa en un minuto la
abertura de este ángulo. Depende asimismo de la iluminación y
es mayor cuando más intensa es ésta.

Campo visual

Es la parte del entorno que se percibe con los ojos, cuando éstos
y la cabeza permanecen fijos.

A efectos de mejor percepción de los objetos, el campo visual lo


podemos dividir en tres partes:

Campo de visión neta: visión precisa.

Campo medio: se aprecian fuertes contrastes y


movimientos.

Campo periférico: se distinguen los objetos si se


mueven.

2.1.5.1. Magnitudes y unidades

Si partimos de la base de que para poder hablar de iluminación es


preciso contar con la existencia de una fuente productora de luz y de
un objeto a iluminar, las magnitudes que deberán conocerse serán las
siguientes:

El Flujo luminoso

Indica la potencia luminosa propia de una fuente


La Intensidad luminosa.

Indica la forma en que se distribuye en el espacio la luz emitida


por las fuentes.

La Iluminancia o nivel de iluminación.

Es una magnitud característica del objeto iluminado, ya que


indica la cantidad de luz que incide sobre una unidad de
superficie del objeto, cuando es iluminado por una fuente de luz.

La Luminancia.

Es una característica propia del aspecto luminoso de una fuente


de luz o de una superficie iluminada en una dirección dada.

Es lo que produce en el órgano visual la sensación de claridad; la


mayor o menor claridad con que vemos los objetos igualmente
iluminados depende de su luminancia.

El aparato para medir la iluminación es el luxómetro.


2.1.5.2. Condiciones para el confort visual

Para asegurar el confort visual hay que tener en cuenta básicamente


tres puntos, que situados por orden de importancia son los siguientes:

Nivel de iluminación.

El nivel de iluminación óptimo para una tarea determinada


corresponde al que da como resultado un mayor rendimiento con
una mínima fatiga.

Las cualidades visuales aumentan hasta una iluminación de 1000


lux para estabilizarse hacia los 2000 lux. El nivel de iluminación
de un puesto de trabajo se adaptará a la tarea a realizar y tendrá
en cuenta la edad del trabajador así como las condiciones reales
en que se debe realizar el trabajo.

Deslumbramientos.

Los brillos excesivos que pueden ocasionar molestias en la visión


están motivados generalmente por:

Una visión directa de la fuente de luz.

La visión indirecta (reflejo) sobre una superficie


reflectante.

El deslumbramiento debido a la visión directa de una ventana o


una fuente de luz debe evitarse por ser una de las causas de
incomodidad. Sin embargo, en el deslumbramiento debido a una
visión directa de una ventana es aconsejable que, al protegerse,
no se interrumpa la visión del exterior; se pueden utilizar desde
cristales teñidos hasta persianas orientables.

El deslumbramiento motivado por las luminarias varía en función


de su luminancia, sus dimensiones y la forma y situación dentro
del campo visual.

El deslumbramiento motivado por la reflexión de las fuentes de


luz sobre superficies reflectantes como plano de trabajo,
máquinas y ventanas, disminuye la percepción visual y es causa
de incomodidad, tanto más importante cuando mayor luminancia
tenga la fuente de luz.

Para reducir los efectos de deslumbramiento indirecto tenemos


que eliminar los reflejos molestos utilizando superficies de
trabajo mates y asegurar una buena distribución de las
luminarias.

Equilibrio de las luminancias.

El nivel de iluminación no es suficiente para asegurar el confort visual


de una tarea. Es preciso además mantener un equilibrio entre la
luminancia del objeto y las correspondientes a las diferentes
superficies incluidas dentro del campo visual.
2.1.5.3. Iluminación en los lugares de trabajo

La iluminación de los lugares de trabajo deberá permitir que los


trabajadores dispongan de condiciones de visibilidad adecuadas para
poder circular por los mismos y desarrollar en ellos sus actividades sin
riesgo para su seguridad y salud.

La iluminación de cada zona o parte de un lugar de trabajo deberá


adaptarse a las características de la actividad que se efectúe en ella,
teniendo en cuenta:

Los riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores


dependientes de las condiciones de visibilidad.

Las exigencias visuales de las tareas desarrolladas.

Siempre que sea posible, los lugares de trabajo tendrán


una iluminación natural, que deberá complementarse con
una iluminación artificial cuando la primera, por sí sola, no garantice las
condiciones de visibilidad adecuadas.

El Real Decreto establece los siguientes niveles mínimos de


iluminación:

Zona o parte del lugar de trabajo (*) Nivel mínimo de iluminación (lux)

Zonas donde se ejecuten tareas con:

1) Bajas exigencias visuales 100

2) Exigencias visuales moderadas 200

3) Exigencias visuales altas 500

4) Exigencias visuales muy altas 1.000

Áreas o locales de uso ocasional 50

Áreas o locales de uso habitual 100


Vías de circulación de uso ocasional 25

Vías de circulación de uso habitual 50

2.2. RIESGOS PROVOCADOS POR AGENTES


QUÍMICOS

En el mundo laboral se emplean una gran variedad de sustancias químicas, ya sea


en el sector de industria, construcción, sanitario, servicios, etc. que pueden
resultar perjudiciales para la salud. Cuanto menor sea la dosis necesaria para que
una sustancia produzca daños en el organismo, mayor es su toxicidad. Sus efectos
se pueden manifestar incluso, mucho tiempo después de cesar la exposición.

Los contaminantes químicos los podemos encontrar en el ambiente de trabajo en


diversas formas: líquidos, sólidos, vapores o gases.

Respecto a la normativa de referencia destaca el R.D. 374/2001, de 6 de abril,


sobre la protección de la seguridad y seguridad de los trabajadores contra los
riesgos relacionados con los agentes químicos durante el trabajo.

Además respecto al etiquetado de sustancias peligrosas existen dos reglamentos


de la Unión Europea:

El Reglamento (CE) Nº 1907/2006 del Parlamento Europeo y del


Consejo de 18 de diciembre de 2006 relativo al registro, la
evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y
preparados químicos (REACH).

El Reglamento (CE) Nº 1272/2008 del Parlamento Europeo y del


Consejo de 16 de diciembre de 2008 sobre clasificación
etiquetado y envasado de sustancias y mezclas, y por el que se
modifican y derogan las Directivas 67/548/CEE y 1999/45/CE y
se modifica el Reglamento (CE) Nº 1907/2006, entré en vigor el 20
de enero de 2009.

Un agente químico es cualquier elemento o compuesto químico, por sí solo o


mezclado, tal como se presenta en estado natural o es producido, utilizado o
vertido (incluido el vertido como residuo) en una actividad laboral, se haya
elaborado o no de modo intencional y se haya comercializado o no.

Existen millones de productos químicos, y muchos de ellos son peligrosos para


nuestra salud. Podemos encontrarlos en forma de sustancias simples (Ej. gasolina,
cloro, ácido sulfúrico, amianto, etc.) o mediante mezclas o disoluciones de dos o
más sustancias llamados, también, preparados.

Producto químico peligroso es aquel que puede representar un riesgo para la


seguridad y salud de los trabajadores o para el medio ambiente debido a sus
propiedades fisicoquímicas, químicas o toxicológicas, y a la forma en que se utiliza
o se halla presente en el lugar de trabajo (Real Decreto 374/2001). Como estos
agentes en contacto con el organismo pueden ocasionar daños, también se les
conoce con el nombre de productos tóxicos.

Un agente químico es peligroso, no solo por sus propiedades, sino también:

por la forma en que se utiliza (polvo, aerosol, líquido..), o

por la forma en que se halla presente en el lugar de trabajo


(utilizar agua a temperatura ambiente puede no ser un riesgo pero
si se calienta a más de 100 ºC, resulta peligroso el contacto con el
líquido o con el vapor).

Las vías de entrada en el organismo son las siguientes:

Vía respiratoria: se introducen en el organismo a través de la


respiración por la nariz y la boca hasta los pulmones.

Vía dérmica: los contaminantes penetran en el organismo por


absorción, a través de la piel, que es una barrera natural pero
puede ser traspasada por determinados agentes, pasando a la
sangre sin que a veces lo percibamos.

Vía digestiva: se introducen a través del aparato digestivo, por la


boca o las mucosidades del sistema respiratorio, pasando al
esófago, estómago e intestinos.

Vía Parenteral: se introducen a través de heridas, llagas, cortes,


etc. hasta llegar a la sangre.

Hay otra serie de definiciones relacionadas con los agentes químicos que es
importante destacar:

La actividad con agentes químicos es todo trabajo en el que se utilicen agentes


químicos, o esté previsto utilizarlos, en cualquier proceso, incluidos la producción,
la manipulación, el almacenamiento, el transporte o la evacuación y el tratamiento,
o en que se produzcan como resultado de dicho trabajo.
Los productos intermedios son las sustancias formadas durante las reacciones
químicas y que se transforman y desaparecen antes del final de la reacción o del
proceso.

Los subproductos son las sustancias que se forman durante las reacciones
químicas y que permanecen al final de la reacción o del proceso.

Los valores límite ambientales son valores límite de referencia para las
concentraciones de los agentes químicos en la zona de respiración de un
trabajador. Se distinguen dos tipos de valores límite ambiental:

Valor límite ambiental para la exposición diaria: valor límite de la


concentración media, medida o calculada de forma ponderada con
respecto al tiempo para la jornada laboral real y referida a una
jornada estándar de ocho horas diarias.

Valor límite ambiental para exposiciones de corta duración: valor


límite de la concentración media, medida o calculada para
cualquier período de quince minutos a lo largo de la jornada
laboral, excepto para aquellos agentes químicos para los que se
especifique un período de referencia inferior.

Valor límite biológico: el límite de la concentración, en el medio


biológico adecuado, del agente químico o de uno de sus
metabolitos o de otro indicador biológico directa o
indirectamente relacionado con los efectos de la exposición del
trabajador al agente en cuestión.

La normativa utiliza el término de agente químico para hacer referencia a la mera


presencia, en el medio laboral, de productos, subproductos, preparados, residuos,
sustancias químicas.

Los contaminantes químicos se tratan de sustancias que se incorporan al aire


ambiente con efectos irritantes, corrosivos, asfixiantes o tóxicos y que si superan
el VLA causan daño para la salud.

Formas de presentación
Aerosoles

Polvo
Niebla
Bruma

Humo

Gases

Estado físico normal a 25º C de temperatura y 760 mm Hg. de presión.

Vapor

Fase gaseosa de una sustancia normalmente sólida o líquida a 25º C y


760 mm Hg. de presión.

2.2.1. LÍMITES DE EXPOSICIÓN PROFESIONAL

Los Límites de Exposición Profesional, como su propio nombre indica, son


valores máximos que no deben superar los agentes químicos presentes en
los puestos de trabajo.

Se establecen única y exclusivamente para su aplicación en la práctica de la


Higiene Industrial y no para otras aplicaciones como la evaluación de la
contaminación medioambiental de una población, de la contaminación del
agua u otra aplicación distinta a la mencionada.

Se utilizan para la evaluación y control de los riesgos inherentes a la


exposición, principalmente por inhalación, a los agentes químicos presentes
en los puestos de trabajo y, por lo tanto, para proteger la salud de los
trabajadores y a su descendencia.

Estos valores están sujetos a la evolución de la técnica, al ir descubriéndose o


actualizándose los efectos de los compuestos químicos; y a los distintos
avances sociales, que presionan para unas mejores condiciones laborales,
haciendo que estos valores vayan reduciéndose en aras de una mayor
seguridad.

Le corresponde al Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo


(INSHT) la responsabilidad de elaborar y actualizar dichos límites, mediante
la creación del documento: Límites de exposición profesional para Agentes
Químicos en España.

Dentro de este documento es interesante comentar los siguientes


apartados:

Los Valores Límite Ambientales (VLA). Ver Lista General de


Valores Límite Ambientales de Exposición Profesional de la página
del INSHT

Valores Límite Biológicos (VLB), como complemento indicador los


anteriores.

Agentes Químicos Cancerígenos y Mutágenos.

Los Valores Límite ambientales son valores máximos de concentración de


agentes químicos en el aire a los que la mayoría de los trabajadores podrían
estar expuestos durante toda su vida laboral, sin sufrir efectos adversos para
su salud.

Hay que tener las siguientes consideraciones:

Representan condiciones en las que se cree no afectarán a la


mayoría de los trabajadores, que no a la totalidad, dadas las
multitud de diferencias individuales que existen.

Se basan en conocimientos y estudios existentes; tanto de los


compuestos químicos como de efectos que éstos producen en los
seres vivos.

Están sujetos a evolución y revisión.

Si alguno de los agentes que aparecen en la lista se puede absorber por vía
cutánea, sea por la manipulación directa del mismo, sea a través del contacto
de los vapores con las partes desprotegidas de la piel, y esta aportación
pueda resultar significativa para la dosis absorbida por el trabajador, el
agente en cuestión aparece señalizado en la lista con la notación "vía
dérmica".

Como unidades de medida para estos valores se suelen utilizar:

mg/m3

partes por millón (ppm)


2.2.2. NUEVO SISTEMA GLOBALMENTE ARMONIZADO DE
CLASIFICACIÓN Y ETIQUETADO DE PRODUCTOS QUÍMICOS

El Reglamento (CE) 1272/2008 CLP (Clasificación, Etiquetado y Envasado)


publicado el 31 de diciembre de 2008 representa la adaptación en la UE del
SGA (Sistema Globalmente Armonizado, GHS en inglés), que es una
regulación aprobada por consenso a nivel mundial que va siendo sometida a
distintas actualizaciones.

El SGA, impulsado por la OIT, está basado en normativas sobre el transporte


de mercancías peligrosas, regulaciones de la UE, directrices del ámbito
laboral, de los consumidores y sobre plaguicidas y, también, en la legislación
de EEUU, Canadá y Japón. Su objetivo principal es proporcionar un marco
legal para todos los países, con criterios y elementos armonizados a nivel
mundial, para clasificar y comunicar peligros de los productos químicos.

Se considera que con ello se facilitará el comercio internacional, mejorará la


protección de la salud humana y del medio ambiente y se reducirán los
ensayos y evaluaciones de las sustancias químicas.

El Reglamento (CE) 1272/2008 que es de aplicación en todos los países de la


UE y no necesita transposición, modifica la anterior regulación existente
sobre la cuestión en España, (los R.D. 363/95 y R.D. 255/2003)
estableciendo una serie de plazos para ello.

Para facilitar el etiquetado empleando el nuevo sistema hasta el 1 de junio de


2015, el Reglamento 1272/2008 incluye la lista de las sustancias del anexo I
del RD 363/95 y otra lista de las mismas sustancias, armonizada según el
nuevo sistema de etiquetado, de tal manera que se puede ver la equivalencia
existente entre ambas.

A continuación vamos a conocer qué es lo que ha cambiado con este nuevo


Sistema Globalmente Armonizado de clasificación y etiquetado de
productos químicos:

a) Las categorías de peligro que, aunque se mantienen agrupadas en


tres bloques, peligros físicos (debidos a las propiedades fisicoquímicas),
peligros para la salud (debidos a sus propiedades toxicológicas) y
peligros para el medio ambiente, se detallan mucho más, quedando
distribuidas en un total de 28 clases divididas en 79 categorías
distintas.

b) Las indicaciones de peligro, que pasan a ser palabras de advertencia.


Esta es una novedad importante del Reglamento, ya que establece
solamente dos grupos de sustancias: las peligrosas, que se identifican
con la indicación de Peligro y que se asocian a las categorías más
graves, y las menos peligrosas, a las que se les asigna la indicación de
Atención, asociada a las categorías menos graves.

c) Los pictogramas cambian de formato, se suprime uno y se añaden 3


nuevos. Las equivalencias existentes se resumen en el cuadro adjunto.

El pictograma signo de exclamación acompaña a las sustancias o


mezclas menos peligrosas y que llevan la palabra de advertencia
Atención, en contraposición a las consideradas peligrosas que se
identifican con la palabra Peligro.
d) Las frases R de riesgo pasan a ser indicaciones de peligro H (de
Hazard, peligro), agrupadas según peligros físicos, peligros para la
salud humana y peligros para el medio ambiente.

Hay, además, unas indicaciones suplementarias para cubrir ciertos


tipos de peligros no contemplados en las indicaciones provenientes del
GSA. Delante de la H correspondiente, llevan las siglas EU y están
agrupadas según propiedades físicas y propiedades relacionadas con
efectos sobre el medio ambiente.

Dentro de este apartado también se incluyen elementos


suplementarios o información que deben figurar en las etiquetas de
determinadas sustancias y mezclas y una regla particular para el
etiquetado de productos fitosanitarios.

Finalmente, para algunas indicaciones de peligro se añaden letras al


código de tres cifras, usándose unos códigos adicionales para concretar
unas advertencias no contempladas en las otras indicaciones.

Existe una lista de equivalencias entre R y H, aunque dicha


equivalencia no es completa. Hay frases R sin frase H equivalente y, al
revés, frases H que no son equivalentes a ninguna frase R. La mayoría
de no equivalencias corresponden a la propiedades físicas (químico-
físicas) que se han tomado de la legislación internacional sobre
transporte de mercancías peligrosas, para evitar las diferencias
formales existentes entre el etiquetado del embalaje, necesario para su
transporte, de la etiqueta pegada al recipiente de cara al usuario.

e) Las frases S de seguridad pasan a consejos de prudencia P que se


agrupan en generales, de prevención, de respuesta, de
almacenamiento y de eliminación. En total existen más de 100 consejos
de prudencia.

En la tabla siguiente, a partir de las clases y categorías de peligro, se


presenta la correspondencia de los nuevos elementos armonizados de
la etiqueta con los antiguos, incluyendo las palabras de advertencia
(peligro - atención) que se asignan a cada categoría de peligro.

En la etiqueta figuran todos los consejos de prudencia


correspondientes, en principio con un máximo de 6, excepto aquellos
que resulten claramente innecesarios. En el caso de suministrarse al
público en general, deberá constar un consejo de prudencia relativo a
su eliminación, así como a la del envase, excepto que su eliminación no
presente un peligro para la salud humana y para el medio ambiente.
El Reglamento REACH (Reglamento (CE) nº 1907/2006 del Parlamento Europeo
y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, relativo al registro, la evaluación, la
autorización y la restricción de las sustancias y preparados químicos (REACH), por
el que se crea la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos) es una
reforma de las condiciones de comercialización y de utilización de las
sustancias y preparados químicos que pretende garantizar un elevado nivel
de protección de la salud humana y del medio ambiente, así como la libre
circulación de sustancias en el mercado interior.
El Reglamento se basa en el principio que dice que corresponde a los
fabricantes, importadores y usuarios intermedios garantizar que solamente
fabrican, comercializan o utilizan sustancias que no afectan negativamente la
salud humana o el medio ambiente.

2.2.2.1. Clasificación de sustancias químicas y mezclas

La clasificación de las sustancias químicas y sus mezclas se basará en


categorías que tengan en cuenta el grado de peligro y la naturaleza
específica de las propiedades peligrosas. Éstas incluirán las sustancias
o mezclas inflamables, peligrosas para el medio acuático en la categoría
aguda. El anexo I establece los criterios de clasificación y etiquetado de
las sustancias y mezclas peligrosas.

Asimismo, los anexos del Reglamento incluyen una lista con las
indicaciones de peligro, una lista con los consejos de prudencia, los
pictogramas para cada clase de peligro y listas de clasificación y
etiquetado armonizadas a nivel comunitario.

Cada clase de peligros se subdivide en categorías de peligros, que


permiten comparar la gravedad de los peligros dentro de una misma
clase:
Atendiendo a los peligros físicos que puede provocar se pueden
clasificar en:

Explosivos: es una sustancia sólida o liquida que de manera


espontánea, por reacción química, puede desprender gases a
una temperatura, presión y velocidad tales que pueden
ocasionar daños en su entorno. En esta definición quedan
comprendidas las sustancias pirotécnicas, aun cuando no
desprendan gases.

Sólidos inflamables: es una sustancia solida que se inflama


con facilidad o puede provocar o activar incendios por
frotamiento.

Gases inflamables: es un gas que se inflama con el aire a 20 o


C y a una presión de referencia de 101,3 kPa.

Aerosoles inflamables: Los Aerosoles, es decir, los


generadores de aerosoles, son recipientes no recargables
fabricados en metal, vidrio o plástico y que contienen un gas
comprimido, licuado o disuelto a presión, con o sin líquido,
pasta o polvo, y dotados de un dispositivo de descarga que
permite expulsar el contenido en forma de partículas sólidas
o líquidas en suspensión en un gas, en forma de espuma,
pasta o polvo, o en estado líquido o gaseoso.

Gases comburentes: es un gas que, generalmente liberando


oxígeno, puede provocar o facilitar la combustión de otras
sustancias en mayor medida que el aire.

Gases a presión: son gases que se encuentran en un


recipiente a una presión de 200 kPa (indicador) o superior, o
que están licuados o licuados y refrigerados.

Líquido inflamable: es un líquido con un punto de


inflamación no superior a 60 o C.

Sólido inflamable: es una sustancia sólida que se inflama con


facilidad o que puede provocar fuego o contribuir a provocar
fuego por fricción.

Sustancias o mezclas que reaccionan espontáneamente


(autorreactivas): son sustancias térmicamente inestables
que pueden experimentar una descomposición exotérmica
incluso en ausencia de oxígeno (aire).

Líquidos y sólidos Pirofóricos: son líquidos o sólidos que, aun


en pequeñas cantidades, se inflama al cabo de entrar en
contacto con el aire en menos de 5 minutos.

Sustancias que experimentan un calentamiento espontáneo:


una sustancia o mezcla que experimenta calentamiento
espontáneo es una sustancia o mezcla sólida o líquida,
distinta de un líquido o sólido pirofórico, que puede
calentarse espontáneamente en contacto con el aire sin
aporte de energía; esta sustancia o mezcla difiere de un
líquido o sólido pirofórico en que solo se inflama cuando
esté presente en grandes cantidades (kg) y después de un
largo período de tiempo (horas o días).

Sustancias y mezclas que, en contacto con el agua,


desprenden gases inflamables: son sustancias o mezclas
solidas o liquidas que, por interacción con el agua, tienden a
volverse espontáneamente inflamables o a desprender
gases inflamables en cantidades peligrosas.

Líquidos comburentes: es un líquido que, sin ser


necesariamente combustible en sí, puede, por lo general al
desprender oxígeno, provocar o favorecer la combustión de
otros materiales.

Sólidos comburentes: es una sustancia o mezcla sólida que,


sin ser necesariamente combustible en sí, puede por lo
general al desprender oxígeno, provocar o favorecer la
combustión de otras sustancias.

Peróxidos orgánicos: son sustancias o mezclas


térmicamente inestables, que pueden sufrir una
descomposición exotérmica autoacelerada. Además, pueden
tener una o varias de las propiedades siguientes:

(i) ser susceptibles de experimentar una descomposición


explosiva;

(ii) arder rápidamente;

iii) ser sensibles a los choques o a la fricción;

(iv) reaccionar peligrosamente con otras sustancias.

Sustancias y mezclas corrosivas para los metales: son


sustancias que por su acción química, puede dañarlos o
incluso destruirlos.

Atendiendo a los peligros sobre la salud humana se pueden clasificar


en:

Toxicidad aguda: se refiere a los efectos adversos que se


manifiestan tras la administración por vía oral o cutánea de
una sola dosis de una sustancia o mezcla, de dosis múltiples
administradas a lo largo de 24 horas, o como consecuencia
de una exposición por inhalación durante 4 horas.

Corrosión/irritación cutáneas

Por corrosión cutánea se entiende la


aparición de una lesión irreversible en la
piel, esto es, una necrosis visible a través de
la epidermis que alcanza la dermis, como
consecuencia de la aplicación de una
sustancia de ensayo durante un período de
hasta 4 horas. Las reacciones corrosivas se
caracterizan por úlceras, sangrado, escaras
sangrantes y, tras un período de
observación de 14 días, por decoloración
debida al blanqueo de la piel, zonas
completas de alopecia y cicatrices. Debe
recurrirse a la histopatología para evaluar
las lesiones dudosas.

Irritación cutánea es la aparición de una


lesión reversible de la piel como
consecuencia de la aplicación de una
sustancia de ensayo durante un período de
hasta 4 horas.

Lesiones oculares graves/irritación ocular

Lesión ocular grave es un daño en los tejidos del ojo o un


deterioro físico importante de la visión, como consecuencia
de la aplicación de una sustancia de ensayo en la superficie
anterior del ojo, no completamente reversible en los 21 días
siguientes a la aplicación.

Irritación ocular es la producción de alteraciones oculares


como consecuencia de la aplicación de una sustancia de
ensayo en la superficie anterior del ojo, totalmente
reversible en los 21 días siguientes a la aplicación.

Sensibilización respiratoria o cutánea

Sensibilizante respiratorio es una sustancia cuya inhalación


induce hipersensibilidad de las vías respiratorias.

Sensibilizante cutáneo es una sustancia que induce una


respuesta alérgica por contacto con la piel.

Mutagenicidad en células germinales

Una mutación es un cambio permanente en la cantidad o en


la estructura del material genético de una célula.

El término «mutación» se aplica tanto a los cambios


genéticos hereditarios que pueden manifestarse a nivel
fenotípico como a las modificaciones subyacentes del ADN
cuando son conocidas (incluidos, por ejemplo, cambios en
un determinado par de bases y translocaciones
cromosómicas). Los términos «mutagénico» y «mutágeno»
se utilizarán para designar aquellos agentes que aumentan
la frecuencia de mutación en las poblaciones celulares, en
los organismos o en ambos.

Carcinogenicidad

Carcinógeno es una sustancia o mezcla de sustancias que


induce cáncer o aumenta su incidencia. Las sustancias que
han inducido tumores benignos y malignos en animales de
experimentación, en estudios bien hechos, serán
consideradas también supuestamente carcinógenos o
sospechosos de serlo, a menos que existan pruebas
convincentes de que el mecanismo de formación de
tumores no sea relevante para el hombre.

Toxicidad para la reproducción: incluye los efectos adversos


sobre la función sexual y la fertilidad de hombres y mujeres
adultos, y los efectos adversos sobre el desarrollo de los
descendientes.

Toxicidad sistémica específica de órganos diana exposición


única: es la toxicidad no letal que se produce en
determinados órganos tras una única exposición a una
sustancia o mezcla. Se incluyen todos los efectos
significativos para la salud que pueden provocar
alteraciones funcionales, tanto reversibles como
irreversibles, inmediatas y/o retardadas.

Toxicidad sistémica específica de órganos diana


exposiciones repetidas: es la toxicidad específica que se
produce en determinados órganos tras una exposición
repetida a una sustancia o mezcla. Se incluyen los efectos
significativos para la salud que pueden provocar
alteraciones funcionales, tanto reversibles como
irreversibles, inmediatas y/o retardadas.

Peligro por aspiración:

Por «aspiración» se entiende la entrada de


una sustancia o de una mezcla, líquida o
sólida, directamente por la boca o la nariz, o
indirectamente por regurgitación, en la
tráquea o en las vías respiratorias inferiores.

La toxicidad por aspiración puede entrañar


graves efectos agudos tales como neumonía
química, lesiones pulmonares más o menos
importantes e incluso la muerte por
aspiración.

2.2.2.2. Fichas de datos de seguridad

Las fichas de datos de seguridad son la herramienta fundamental para


transmitir la información sobre la peligrosidad de las sustancias y
mezclas y el modo de uso adecuado, especialmente en el ámbito
industrial y profesional. Su contenido queda descrito en el Anexo II del
Reglamento REACH:

Identificación de la sustancia o el preparado y de la sociedad


o empresa: Uso de la sustancia o preparado, y Teléfono de
urgencias

Identificación de peligros

Composición/información de los componentes

Primeros Auxilios

Medidas de lucha contra incendios

Medidas en caso de liberación accidental

Manipulación y almacenamiento

Controles de la exposición/protección personal: valores


límite de la exposición, controles de la exposición, controles
de la exposición profesional, controles de la exposición del
medio ambiente.

Propiedades físicas y químicas

Información toxicológica

Información ecológica
Consideraciones relativas a la eliminación

Información relativa al transporte

Otra información

El proveedor de una sustancia o mezcla peligrosa tiene que facilitar


una ficha de datos de seguridad al usuario, conforme a lo dispuesto en
el artículo 31 del Reglamento REACH.

No obstante, cuando no sea peligrosa, el proveedor deberá facilitar


toda información relevante para que el usuario pueda identificar y
aplicar las medidas oportunas de gestión de riesgos, conforme al
artículo 32 del Reglamento REACH.

Las fichas de datos se suministran en un idioma oficial del estado


miembro en el que se comercialice.

2.2.2.3. Etiquetas

Las etiquetas son un instrumento eficaz para transmitir a los usuarios y


consumidores la información precisa sobre la peligrosidad de las
sustancias y mezclas y el modo de uso adecuado.

En las etiquetas de los productos comercializados que contengan una


sustancia o mezcla clasificada como peligrosa figurarán, según lo
dispuesto en el artículo 17 del Reglamento CLP, los siguientes
elementos:

El nombre, la dirección y el número de teléfono del


proveedor, y proveedores.

La cantidad nominal de la sustancia o mezcla contenida en el


envase a disposición del público en general, salvo que esta
cantidad ya esté especificada en otro lugar del envase.

Los identificadores del producto (artículo 18 del CLP): el


término usado para la identificación de la sustancia o mezcla
será el mimo que el que aparece en la ficha de datos de
seguridad y como mínimo los términos indicados en el
artículo 18 del CLP.

Los pictogramas de peligro (Art. 19 del CLP): composición


gráfica que sirve para transmitir una información específica
sobre el peligro en cuestión. En el anexo V del Reglamento
CLP se encuentran los diferentes pictogramas para cada
clase de peligro, mientras que en el anexo I se relacionan los
diferentes pictogramas con las correspondientes
clasificaciones.

Las palabras de advertencia (Art. 20 de CLP): palabra que


indica el nivel relativo de gravedad, peligro o atención. La
palabra advertencia corresponde a cada clasificación se
encuentra establecida en las tablas de las partes 2 a 5 del
anexo I del reglamento CLP.

Los indicadores de peligro (Art. 21 de CLP): frase que


describe la naturaleza de los peligros de una sustancia o
mezcla peligrosa. La indicación de peligro correspondiente a
cada clasificación se encuentra establecida en las tablas de
las partes 2 a 5 del anexo I del reglamento CLP. Son las
llamadas frases H.

Los consejos de prudencia (Art. 22 de CLP): frases que


describen las medidas recomendadas para minimizar o
evitar los efectos adversos causados por la exposición a una
sustancia o mezcla peligrosa durante el uso o eliminación. Se
encuentran definidos en las tablas de las partes 2 a 5 del
anexo I del Reglamento CLP.
Una sección de información suplementaria (cuando
proceda).

La etiqueta estará adscrita en la lengua o lenguas oficiales del


Estado o Estados miembros en que se comercializa la sustancia o
mezcla, a menos que el Estado o Estados miembros interesados
dispongan otra cosa.

Los proveedores podrán usar en sus etiquetas más lenguas de las


exigidas por los Estados miembros, siempre que en todas ellas
aparezca la misma información.
2.2.2.4. Evaluación de riesgos

El empresario deberá determinar, en primer lugar, si existen agentes


químicos peligrosos en el lugar de trabajo. Si así fuera, se
deberán evaluar los riesgos para la salud y seguridad de los
trabajadores, originados por dichos agentes, considerando y
analizando conjuntamente:

Sus propiedades peligrosas y cualquier otra información


necesaria para la evaluación de los riesgos, que deba facilitar
el proveedor, o que pueda recabarse de éste o de cualquier
otra fuente de información de fácil acceso. Esta información
debe incluir la ficha de datos de seguridad y, cuando
proceda, la evaluación de los riesgos para los usuarios,
contempladas en la normativa sobre comercialización de
agentes químicos peligrosos.
Los valores límite ambientales y biológicos.

Las cantidades utilizadas o almacenadas de los agentes


químicos.

El tipo, nivel y duración de la exposición de los trabajadores


a los agentes y cualquier otro factor que condicione la
magnitud de los riesgos derivados de dicha exposición, así
como las exposiciones accidentales.

Cualquier otra condición de trabajo que influya sobre otros


riesgos relacionados con la presencia de los agentes en el
lugar de trabajo y, específicamente, con los peligros de
incendio o explosión.

El efecto de las medidas preventivas adoptadas o que deban


adoptarse.

Las conclusiones de los resultados de la vigilancia de la salud


de los trabajadores que, en su caso, se haya realizado y los
accidentes o incidentes causados o potenciados por la
presencia de los agentes en el lugar de trabajo.

2.2.2.5. Control de la exposición del trabajador y medidas


preventivas

Los riesgos para la salud y la seguridad de los trabajadores en trabajos


en los que haya actividad con agentes químicos peligrosos se
eliminarán o reducirán al mínimo mediante:

La concepción y organización de los sistemas de trabajo en el


lugar de trabajo.

La selección e instalación de los equipos de trabajo.

El establecimiento de los procedimientos adecuados para el


uso y mantenimiento de los equipos utilizados para trabajar
con agentes químicos peligrosos, así como para la realización
de cualquier actividad con agentes químicos peligrosos, o
con residuos que los contengan, incluidas la manipulación, el
almacenamiento y el traslado de los mismos en el lugar de
trabajo.
La adopción de medidas higiénicas adecuadas, tanto
personales como de orden y limpieza.

La reducción de las cantidades de agentes químicos


peligrosos presentes en el lugar de trabajo al mínimo
necesario para el tipo de trabajo de que se trate.

La reducción al mínimo del número de trabajadores


expuestos o que puedan estarlo.

La reducción al mínimo de la duración e intensidad de las


exposiciones.

El empresario garantizará la eliminación o reducción al mínimo del


riesgo que entrañe un agente químico peligroso para la salud y
seguridad de los trabajadores durante el trabajo. Para ello, el
empresario deberá, preferentemente, evitar el uso de dicho
agente sustituyéndolo por otro o por un proceso químico que, con
arreglo a sus condiciones de uso, no sea peligroso o lo sea en menor
grado.

Cuando la naturaleza de la actividad no permita la eliminación del


riesgo por sustitución, el empresario garantizará la reducción al
mínimo de dicho riesgo aplicando medidas de prevención y
protección que sean coherentes con la evaluación de los riesgos.
Dichas medidas incluirán, por orden de prioridad:

La concepción y la utilización de procedimientos de trabajo,


controles técnicos, equipos y materiales que permitan,
aislando al agente en la medida de lo posible, evitar o reducir
al mínimo cualquier escape o difusión al ambiente o
cualquier contacto directo con el trabajador que pueda
suponer un peligro para la salud y seguridad de éste.

Medidas de ventilación u otras medidas de protección


colectiva, aplicadas preferentemente en el origen del riesgo,
y medidas adecuadas de organización del trabajo.

Medidas de protección individual, acordes con lo dispuesto


en la normativa sobre utilización de equipos de protección
individual, cuando las medidas anteriores sean insuficientes
y la exposición o contacto con el agente no pueda evitarse
por otros medios.

Deberá adoptar, en particular, las medidas técnicas y organizativas


necesarias para proteger a los trabajadores frente a los riesgos
derivados, en su caso, de la presencia en el lugar de trabajo de agentes
que puedan dar lugar a incendios, explosiones u otras reacciones
químicas peligrosas debido a su carácter inflamable, a su inestabilidad
química, a su reactividad frente a otras sustancias presentes en el lugar
de trabajo, o a cualquier otra de sus propiedades fisicoquímicas.

Estas medidas deberán ser adecuadas a la naturaleza y condiciones de


la operación, incluidos el almacenamiento, la manipulación y el
transporte de los agentes químicos en el lugar de trabajo y, en su caso,
la separación de los agentes químicos incompatibles. En particular, el
empresario adoptará, por orden de prioridad, medidas para:

Impedir la presencia en el lugar de trabajo de


concentraciones peligrosas de sustancias inflamables o de
cantidades peligrosas de sustancias químicamente
inestables o incompatibles con otras también presentes en
el lugar de trabajo cuando la naturaleza del trabajo lo
permita.

Cuando la naturaleza del trabajo no permita la adopción de


la medida prevista en el apartado anterior, evitar las fuentes
de ignición que pudieran producir incendios o explosiones o
condiciones adversas que pudieran activar la
descomposición de sustancias químicamente inestables o
mezclas de sustancias químicamente incompatibles.

Paliar los efectos nocivos para la salud y la seguridad de los


trabajadores originados en caso de incendio, explosión u
otra reacción exotérmica peligrosa.

En todo caso, los equipos de trabajo y los sistemas de


protección empleados deberán cumplir los requisitos de seguridad y
salud establecidos por la normativa que regule su concepción,
fabricación y suministro.
Medidas específicas sobre el almacenamiento químico

Algunos productos químicos, además de comportar riesgos por sí


mismos, en contacto con otros productos pueden producir reacciones
muy peligrosas. El almacenamiento incorrecto de determinadas
sustancias puede dar origen a accidentes que afecten a la salud de las
personas y también al medio ambiente. Para evitar estos problemas en
el almacenamiento de productos químicos habrá que tener en cuenta
las siguientes precauciones y medidas de seguridad:

Guardar la cantidad de productos químicos estrictamente


necesaria, así es más fácil aislar y disminuir los peligros que
se derivan de su manipulación y dotar a las instalaciones y
locales de los medios de seguridad adecuados.

No guardar los líquidos peligrosos en recipientes abiertos.


Se deberán cerrar los envases después de ser usados o
cuando queden vacíos. Los cierres serán preferentemente
de seguridad (con cierre automático).

Almacenar las sustancias peligrosas debidamente


separadas, agrupadas por el tipo de riesgo que pueden
generar (tóxico, de incendio...) y respetando las posibles
incompatibilidades que existen entre ellas (por ejemplo:
sustancias combustibles y reductoras deberán estar
separadas de las oxidantes y de las tóxicas).

Los recipientes de pequeña capacidad que contengan


sustancias corrosivas deberán ir separados entre sí y sobre
bandejas que puedan retener posibles derrames producidos
por rotura.

Elegir el recipiente adecuado para guardar cada tipo de


sustancia química y tener en cuenta el posible efecto
corrosivo que pueda tener sobre el material de construcción
del envase. Los recipientes más seguros son los metálicos.

Puesto que el vidrio es un material muy frágil, hay que


procurar guardar sólo pequeñas cantidades de productos en
este tipo de recipientes.

Es importante tener en cuenta que el frío y el calor


deterioran el plástico, por lo que este tipo de envases deberá
ser revisado con frecuencia y mantenerse protegidos del sol
y de las bajas temperaturas. Los envases de aquellas
sustancias que sean peligrosas deberán ser homologados.

La ventilación de los locales donde se almacenan estos


productos y los sistemas de drenaje es especialmente
importante tenerlo en cuenta, sobre todo en
almacenamiento de sustancias tóxicas o inflamables.

Dividir las superficies de los locales en secciones


distanciadas unas de otras, que agrupen los distintos
productos. Se debe identificar claramente qué sustancias
son (etiquetado) y qué cantidad. Es necesario también
despejar los accesos a las puertas y señalizar las vías de
tránsito.

Evitar realizar trabajos que produzcan puntos de ignición o


que generen calor cerca de las zonas de almacenamiento.

En el almacenamiento de sustancias inflamables hay que


tener presente una serie de requisitos: evitar la existencia
de focos de calor, disponer de paredes de cerramiento
resistentes al fuego, existencia de puerta metálica,
instalación eléctrica antiexplosiva, disponer de medios de
detección y protección contra incendios...

Seguir procedimientos seguros en las operaciones de


manipulación y almacenamiento. Así, las personas que
trabajan con sustancias químicas deben estar informadas y
formadas debidamente.

2.3. RIESGOS ORIGINADOS POR AGENTES


BIOLÓGICOS

Para la regulación los riesgos originados por agentes biológicos, es decir, aquellos
que son constituidos por seres vivos nos remitiremos al REAL DECRETO
664/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los
riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo.

Entendemos por agentes biológicos los siguientes:

Agentes biológicos: microorganismos, con inclusión de los


genéticamente modificados, cultivos celulares y endoparásitos
humanos, susceptibles de originar cualquier tipo de infección,
alergia o toxicidad.

Microorganismo: toda entidad microbiológica, celular o no, capaz


de reproducirse o de transferir material genético.

Cultivo celular: el resultado del crecimiento in vitro de células


obtenidas de organismos multicelulares.
Los agentes biológicos se clasifican, en función del riesgo de infección, en cuatro
grupos:

Agente biológico del grupo 1: aquél que resulta poco probable que
cause una enfermedad en el hombre;

Agente biológico del grupo 2: aquél que puede causar una


enfermedad en el hombre y puede suponer un peligro para los
trabajadores, siendo poco probable que se propague a la
colectividad y existiendo generalmente profilaxis o tratamiento
eficaz;

Agente biológico del grupo 3: aquél que puede causar una


enfermedad grave en el hombre y presenta un serio peligro para
los trabajadores, con riesgo de que se propague a la colectividad y
existiendo generalmente una profilaxis o tratamiento eficaz;

Agente biológico del grupo 4: aquél que causando una


enfermedad grave en el hombre supone un serio peligro para los
trabajadores, con muchas probabilidades de que se propague a la
colectividad y sin que exista generalmente una profilaxis o un
tratamiento eficaz.

En cuanto al grado de exposición, se distingue entre:

Actividades en las que no existiendo intención deliberada de


manipular o de utilizar agentes biológicos, estos se encuentran en
el medio de trabajo. Como por ejemplo: trabajos en centros de
producción de alimentos, en unidades de eliminación de residuos,
trabajos de asistencia sanitaria en servicios de aislamiento y
anatomía patológica.

Aquellas actividades en las que existe intención deliberada de


manipular agentes biológicos, como por ejemplo laboratorios de
diagnóstico microbiológico, el trabajo con animales
deliberadamente contaminados y las industrias en cuyos procesos
se utilizan agentes biológicos en grandes actividades.

Probabilidad de causar Peligro para los Probabilidad de Existe tratamiento


enfermedad trabajadores propagación eficaz o profilaxis

GRUPO
Muy baja Muy Bajo Muy Bajo SI
1

GRUPO
Baja Bajo Muy Bajo SI
2

GRUPO
Alta Alto Alto SI
3

GRUPO
Muy Alta Alto Muy Alto NO
4

Las vías de penetración en el organismo pueden ser:

Por vía respiratoria: inhalación de aerosoles que contengan


microorganismos.

Por vía dérmica y/o parenteral: penetración de agentes biológicos


por piel sana, o con heridas y lesiones, o por accidente por vía
transcutánea.

Por vía digestiva: a través de la ingestión de alimentos, o mala


higiene de manos.

Por vía conjuntiva: salpicaduras a la mucosa ocular

Puede entrar de forma directa, y también de forma indirecta como por ejemplo a
través de los animales y alimentos.
2.3.1. MEDIDAS DE PROTECCIÓN FRENTE AGENTES
BIOLÓGICOS

Las medidas de prevención sobre el foco infeccioso tienen como objeto


eliminar la emisión del agente biológico al ambiente laboral y evitar la
dispersión del microorganismo desde la fuente al trabajador.

Una vez evaluado el riesgo de un lugar de trabajo, se debe intentar eliminar o


reducir la exposición al nivel más bajo posible con medidas de tipo colectivo,
como puede ser el empleo de cabinas de seguridad biológica para todas
aquellas operaciones que puedan generar aerosoles infecciosos, o espacios
de confinamiento para enfermos con problemas respiratorios infecciosos.

El empresario tiene obligación de establecer las medidas de protección


necesarias para garantizar la seguridad del trabajador, estas medidas se
concretan en los siguientes aspectos:

Teniendo en cuenta la información técnica y científica disponible,


el empresario, cuando la naturaleza de la actividad lo permita,
evitará la utilización de agentes biológicos peligrosos mediante
su sustitución por otros agentes que, en función de las condiciones
de utilización, no sean peligrosos para la seguridad o salud de los
trabajadores, o lo sean en menor grado.

Si los resultados de la evaluación pusieran de manifiesto un riesgo


para la seguridad o la salud de los trabajadores por exposición a
agentes biológicos, deberá evitarse dicha exposición. Cuando ello
no resulte factible por motivos técnicos, habida cuenta de la
actividad desarrollada, se reducirá el riesgo de exposición al nivel
más bajo posible para garantizar adecuadamente la seguridad y la
salud de los trabajadores afectados, en particular por medio de las
siguientes medidas:

Establecimiento de procedimientos de trabajo


adecuados y utilización de medidas técnicas
apropiadas para evitar o minimizar la liberación
de agentes biológicos en el lugar de trabajo;

Reducción al mínimo posible del número de


trabajadores que estén o puedan estar expuestos;

Adopción de medidas seguras para la recepción,


manipulación y transporte de los agentes
biológicos dentro del lugar de trabajo;

Adopción de medidas de protección colectiva o,


en su defecto, de protección individual, cuando la
exposición no pueda evitarse por otros medios;

Utilización de medios seguros para la recogida,


almacenamiento y evacuación de residuos por los
trabajadores, incluido el uso de recipientes
seguros e identificables, previo tratamiento
adecuado si fuese necesario;

Utilización de medidas de higiene que eviten o


dificulten la dispersión del agente biológico fuera
del lugar de trabajo;

Utilización de una señal de peligro biológico como


la indicada en el Anexo III de este Real Decreto,
así como de otras señales de advertencia
pertinentes;

Establecimiento de planes para hacer frente a accidentes de los


que puedan derivarse exposiciones a agentes biológicos;

Verificación, cuando sea necesaria y técnicamente posible, de la


presencia de los agentes biológicos utilizados en el trabajo fuera
del confinamiento físico primario.

La evaluación deberá identificar a aquellos trabajadores para los que pueda


ser necesario aplicar medidas especiales de protección.

La principal medida de prevención, en cualquier caso, es la limpieza, que


incluye la desinfección (cloración de aguas, amoniaco...), la esterilización
(autoclaves), la desinsectación y la desratización.

En todas las actividades en las que exista riesgo para la salud o seguridad de
los trabajadores como consecuencia del trabajo con agentes biológicos, el
empresario deberá adoptar las medidas higiénicas necesarias para:

Prohibir que los trabajadores coman, beban o fumen en las zonas


de trabajo en las que exista dicho riesgo;

Proveer a los trabajadores de prendas de protección apropiadas o


de otro tipo de prendas especiales adecuadas;

Disponer de retretes y cuartos de aseo apropiados y adecuados


para uso de los trabajadores, que incluyan productos para la
limpieza ocular y antisépticos para la piel;

Disponer de un lugar determinado para el almacenamiento


adecuado de los equipos de protección y verificar que se limpian y
se comprueba su buen funcionamiento, si fuera posible con
anterioridad y, en todo caso, después de cada utilización,
reparando o sustituyendo los equipos defectuosos antes de un
nuevo uso;

Especificar los procedimientos de obtención, manipulación y


procesamiento de muestras de origen humano o animal.
Además de estas medidas higiénicas, se deberán cumplir otra serie de
derechos y obligaciones de los trabajadores:

Los trabajadores dispondrán, dentro de la jornada laboral, de 10


minutos para su aseo personal antes de la comida y otros 10
minutos antes de abandonar el trabajo.

Al salir de la zona de trabajo, el trabajador deberá quitarse las


ropas de trabajo y los equipos de protección personal que puedan
estar contaminados por agentes biológicos y deberá guardarlos en
lugares que no contengan otras prendas.

El empresario se responsabilizará del lavado, descontaminación y,


en caso necesario, destrucción de la ropa de trabajo y los equipos
de protección a que se refiere el apartado anterior, quedando
rigurosamente prohibido que los trabajadores se lleven los
mismos a su domicilio para tal fin. Cuando contratase tales
operaciones con empresas idóneas al efecto, estará obligado a
asegurar que la ropa y los equipos se envíen en recipientes
cerrados y etiquetados con las advertencias precisas.

El coste de las medidas relativas a la seguridad y la salud en el


trabajo establecidas por el presente Real Decreto no deberá
recaer en modo alguno sobre los trabajadores.
UNIDAD FORMATIVA 3. LA CARGA DE TRABAJO, LA FATIGA Y LA
INSATISFACCIÓN LABORAL

3. LA CARGA DE TRABAJO, LA FATIGA Y LA


INSATISFACCIÓN LABORAL

CONTENIDOS

1. La carga de trabajo y la fatiga

2. La insatisfacción laboral

La ergonomía y psicosociología son las dos técnicas preventivas no médicas que


tratan de adecuar el puesto de trabajo y su entorno físico, mental y social a las
características y capacidades del trabajador, con el fin de evitar los efectos
negativos sobre la salud, mejorar las condiciones de trabajo e incidir en el
equilibrio de la persona, considerada como una totalidad, con el entorno que le
rodea. Así, contemplan aspectos tales como:

Condiciones ambientales: iluminación, ruido, temperatura

Carga de trabajo:

Carga física, producida por:

Esfuerzos físicos: estáticos y


dinámicos.

Postura de trabajo: trabajar


sentado o de pie.

Manipulación de cargas.

Movimientos repetitivos.

Carga mental, derivada de:

Exigencias del trabajo

Organización del trabajo: jornada


de trabajo, ritmos de trabajo,
estilo de mando, comunicación,
participación, identificación con
la tarea, estabilidad en el empleo.

3.1. LA CARGA DE TRABAJO Y LA FATIGA


La carga de trabajo se puede definir como el conjunto de requerimientos físicos y
psíquicos a los que se ve sometido el trabajador a lo largo de su jornada laboral. El
desempeño del trabajo por parte del trabajador puede provocarle una fatiga, tanto
física como mental, que puede generar efectos más o menos graves sobre la salud
del trabajador (disminución de la atención, disminución de su actividad normal o
irritabilidad, depresión, dolor de cabeza, mareos, insomnio, etc.).

3.1.2. LA CARGA FÍSICA DEL TRABAJO

Todo tipo de trabajo requiere por parte del trabajador un consumo de


energía tanto mayor cuanto mayor sea el esfuerzo solicitado.

La realización de un trabajo muscular implica el poner en acción una serie de


músculos que aportan la fuerza necesaria; según la forma en que se
produzcan las contracciones de estos músculos el trabajo desarrollado se
puede considerar como estático o dinámico.

El trabajo muscular se denomina estático cuando la contracción de los


músculos es continua y se mantiene durante un cierto período de tiempo.

El trabajo dinámico, por el contrario, produce una sucesión periódica de


tensiones y relajamientos de los músculos activos, todas ellas de corta
duración.

Aunque en la práctica, excepto en casos muy característicos, la frontera


entre trabajo estático y dinámico no es fácil de determinar, es importante
mantener esta distinción por las consecuencias que se derivan de uno y otro
tipo de trabajo.

La consecuencia fundamental viene determinada por las diferencias que se


producen en la irrigación sanguínea de los músculos que es la que, en
definitiva, fija el límite en la producción del trabajo muscular. Dicha irrigación
es fundamental por dos motivos:

Porque la sangre aporta al músculo la energía necesaria.


Porque, además, la sangre evacua del músculo los residuos de la
reacción de oxidación de la glucosa producidos como
consecuencia del trabajo (ácido láctico).

A título de ejemplo, podemos decir que en un trabajo dinámico el aporte de


sangre al músculo es de 10 a 20 veces mayor que en estado de reposo.

Por el contrario en el trabajo estático, al comprimirse los vasos sanguíneos,


el aporte de sangre a los músculos no sólo no aumenta sino que disminuye,
privando al músculo del oxígeno y de la glucosa que necesita. Además los
residuos producidos no pueden ser eliminados con la rapidez necesaria,
acumulándose y desencadenando la fatiga muscular.
3.1.2.1. Manipulación manual de cargas

La manipulación manual de cargas es una tarea muy frecuenta que se


encuentra en una gran diversidad de sectores, tanto industria,
sanitario, servicios, construcción, etc.

Existen una serie de riesgos asociados a la manipulación manual de


cargas que originan accidentes muy frecuentes, de muy diversa índole,
como lumbalgias, discopatías, golpes, aplastamientos, contusiones,
cortes, heridas, fracturas y pero sobre todo son lesiones músculo-
esqueléticas.

La normativa de referencia respecto a este riesgo es el Real Decreto


487/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas de seguridad y
salud relativas a la manipulación manual de cargas que entrañe riesgos,
en particular dorsolumbares, para los trabajadores.

Manipulación manual de cargas es cualquier operación de transporte o


sujeción de una carga por parte de uno o varios trabajadores, como el
levantamiento, la colocación, el empuje, la tracción o el
desplazamiento, que por sus características o condiciones ergonómicas
inadecuadas entrañe riesgos, en particular dorsolumbares, para los
trabajadores.

Se considera que la manipulación manual de toda carga que pese más


de 3 kg puede entrañar un potencial riesgo dorsolumbar no tolerable,
ya que a pesar de ser una carga bastante ligera, si se manipula en unas
condiciones ergonómicas desfavorables (alejada del cuerpo, con
posturas inadecuadas, muy frecuentemente, en condiciones
ambientales desfavorables, con suelos inestables, etc.), podría generar
un riesgo.
La manipulación manual de cargas menores de 3 kg también podría
generar riesgos de trastornos musculoesqueléticos en los miembros
superiores debidos a esfuerzos repetitivos, pero no estarían
contemplados en este Real Decreto como tareas que generen riesgos
dorsolumbares.

Se debería realizar una evaluación de los riesgos debidos a las cargas


que pesen más de 3 kg en las condiciones anteriormente señaladas. Las
cargas que pesen más de 25 kg muy probablemente constituyan un
riesgo en sí mismas, aunque no existan otras condiciones ergonómicas
desfavorables.

A modo de indicación general, el peso máximo que se recomienda no


sobrepasar (en condiciones ideales de manipulación) es de 25 kg. No
obstante, si la población expuesta son mujeres, trabajadores jóvenes o
mayores, o si se quiere proteger a la mayoría de la población, no se
deberían manejar cargas superiores a 15 kg.

En circunstancias especiales, trabajadores sanos y entrenados


físicamente podrían manipular cargas de hasta 40 kg, siempre que la
tarea se realice de forma esporádica y en condiciones seguras.

El empresario deberá adoptar las medidas técnicas u organizativas


necesarias para evitar la manipulación manual de las cargas, en
especial mediante la utilización de equipos para el manejo mecánico de
las mismas, sea de forma automática o controlada por el trabajador.

Cuando no pueda evitarse la necesidad de manipulación manual de las


cargas, el empresario tomará las medidas de organización adecuadas,
utilizará los medios apropiados o proporcionará a los trabajadores
tales medios para reducir el riesgo que entrañe dicha manipulación. A
tal fin, deberá evaluar los riesgos tomando en consideración
los factores de riesgo siguientes:

Características de la carga

La manipulación manual de una carga puede presentar un riesgo, en


particular dorsolumbar, en los casos siguientes:

cuando la carga es demasiado pesada o demasiado grande;

cuando es voluminosa o difícil de sujetar;

cuando está en equilibrio inestable o su contenido corre el


riesgo de desplazarse;
cuando está colocada de tal modo que debe sostenerse o
manipularse a distancia del tronco o con torsión o
inclinación del mismo;

cuando la carga, debido a su aspecto exterior o a su


consistencia, puede ocasionar lesiones al trabajador, en
particular en caso de golpe.

Esfuerzo físico necesario

Un esfuerzo físico puede entrañar un riesgo, en particular


dorsolumbar, en los casos siguientes:

cuando es demasiado importante;

cuando no puede realizarse más que por un movimiento de


torsión o de flexión del tronco;

cuando puede acarrear un movimiento brusco de la carga;

cuando se realiza mientras el cuerpo está en posición


inestable;

cuando se trate de alzar o descender la carga con necesidad


de modificar el agarre.

Características del medio de trabajo

Las características del medio de trabajo pueden aumentar el riesgo, en


particular dorsolumbar, en los casos siguientes:

cuando el espacio libre, especialmente vertical, resulta


insuficiente para el ejercicio de la actividad de que se trate;

cuando el suelo es irregular y, por tanto, puede dar lugar a


tropiezos o bien es resbaladizo para el calzado que lleve el
trabajador;

cuando la situación o el medio de trabajo no permite al


trabajador la manipulación manual de cargas a una altura
segura y en una postura correcta;

cuando el suelo o el plano de trabajo presentan desniveles


que implican la manipulación de la carga en niveles
diferentes;
cuando el suelo o el punto de apoyo son inestables;

cuando la temperatura, humedad o circulación del aire son


inadecuadas;

cuando la iluminación no sea adecuada;

cuando exista exposición a vibraciones.

Exigencias de la actividad

La actividad puede entrañar riesgo, en particular dorsolumbar, cuando


implique una o varias de las exigencias siguientes:

esfuerzos físicos demasiado frecuentes o prolongados en los


que intervenga en particular la columna vertebral;

período insuficiente de reposo fisiológico o de recuperación;

distancias demasiado grandes de elevación, descenso o


transporte;

ritmo impuesto por un proceso que el trabajador no pueda


modular.

Factores individuales de riesgo

Constituyen factores individuales de riesgo:

la falta de aptitud física para realizar las tareas en cuestión;

la inadecuación de las ropas, el calzado u otros efectos


personales que lleve el trabajador;

la insuficiencia o inadaptación de los conocimientos o de la


formación;

la existencia previa de patología dorsolumbar.

El empresario deberá garantizar que los trabajadores y los


representantes de los trabajadores reciban una formación e
información adecuadas sobre los riesgos derivados de la manipulación
manual de cargas, así como sobre las medidas de prevención y
protección. En concreto, proporcionará una formación e información
adecuada sobre:

la forma correcta de manipular las cargas y sobre los riesgos


que corren de no hacerlo de dicha forma.
indicaciones generales y las precisiones que sean posibles
sobre el peso de las cargas.

cuando el contenido de un embalaje esté descentrado, sobre


su centro de gravedad o lado más pesado.

Medidas preventivas aplicar en los trabajos con al riesgo de


manipulación de cargas:

Evitar la manipulación manual de cargas mediante:

Automatización y mecanización de los


procesos

Utilización de equipos mecánicos


controlados de forma manual (carretillas,
carros, mesas elevadoras, estanterías
rodantes, etc.).

Cuando no se puede evitar la manipulación manual debido a


la dificultad de implantar equipos mecánicos:

Evaluación de los riesgos.

Reducción de los riesgos que entraña la


manipulación.

Utilización de ayudas mecánicas.

Reducción o rediseño de la carga.

Actuar sobre la organización del trabajo.

Mejora del entorno de trabajo.

Formación e información a los trabajadores


y trabajadoras en el uso correcto de las
ayudas mecánicas y uso de equipos de
protección individual, en técnicas seguras
de manipulación de cargas, y en el
conocimiento del peso y situación del centro
de gravedad.

Vigilancia de la salud
3.1.2.2. Postura de trabajo

Las posturas de trabajo desfavorables no sólo contribuyen a que el


trabajo sea más pesado y desagradable, adelantando la aparición del
cansancio, sino que a largo plazo pueden tener consecuencias más
graves.

No existe una postura ideal, por lo que es recomendable, como


principio, que se diseñe de forma que permita cierta movilidad al
trabajador o trabajadora, con el fin de que los músculos mas
sobrecargados se relejen y se recuperen.

No permitir esta flexibilidad puede conducir a problemas como los que


se citan:

POSTURA DE TRABAJO PARTES DEL CUERPO AFECTADAS


De pie, siempre en el mismo sitio Brazos y piernas (riesgo de varices).

Sentado, tronco recto sin respaldo Músculos extensores de la espalda

Sentado, asiento demasiado alto Rodillas, muslos, pies

Sentado, asiento demasiado bajo Hombros, cuello

Tronco inclinado hacia delante, Región lumbar (deterioro de discos

sentado o de pie intervertebrales)

Cuello (deterioro de discos


Cabeza inclinada hacia delante o hacia atrás
intervertebrales)

Brazos tendidos sobre el costado,


Hombros y brazos
delante o atrás

Malas posiciones al utilizar herramientas Inflamación de tendones

Las posturas mantenidas en el tiempo pueden dar lugar a sobrecargas


musculares. Es necesario ejercitar cambios de postura para permitir la
regulación y recuperación de los músculos afectados.

La postura de trabajo sentado es la más confortable, pero puede


convertirse en incómoda si no se tienen en cuenta los elementos que
intervienen en la realización del trabajo, o si no se alterna con otras
posiciones que a ser posible impliquen un cierto movimiento.

Como medidas preventivas para el trabajo sentado se aconseja las


siguientes recomendaciones:

Mantener la espalda recta y apoyada al respaldo de la silla.

Nivelar la mesa a la altura de los codos.

Adecuar la altura de la silla al tipo de trabajo.

Cambiar de posición y alternar ésta con otras posturas.


La actividad en posición de pie, implica una sobrecarga de los músculos
de las piernas, espalda y hombros.

Para evitar adoptar posturas forzadas e incómodas:

El plano de trabajo, los elementos de acondicionamiento y


control y las herramientas deben situarse dentro del área de
trabajo.

Diseñar la altura del plano de trabajo en función del tipo de


actividad a realizar. Así, un trabajo de precisión requiere una
altura superior, puesto que la vista juega un papel
importante a la hora de realizar el trabajo; sin embargo, en
un trabajo donde predomina el esfuerzo físico, la altura debe
ser menor para poder aprovechar la fuerza del cuerpo.

Para no acelerar la aparición del cansancio:

Alternar esta posición con otras posturas como la de


sentado o que impliquen movimiento.

Como medidas preventivas para el trabajo de pie se aconseja:

Alternar esta postura con os que faciliten el movimiento.

Adaptar la altura del puesto al tipo de esfuerzo que se


realiza.

Cambiar la posición de los pies y repartir el peso de las


cargas.

Utilizar un reposapiés portátil o fijo.


Para el trabajo de pie-sentado se aconseja:

Utilizar una silla pivotante que sea regulable.

Ajustar la altura de la silla de 25 a 35 cm más abajo de la


superficie de trabajo.

Utilizar un reposapiés adecuado

3.1.2.3. Los movimientos repetitivos

Tareas como pulir, afilar, abrillantar, etc. que conllevan la repetición de


una serie de movimientos, en función de: la velocidad con la que se
lleven a cabo, la duración de la tarea, el mayor o menor grado de fuerza
a aplicar de la postura en la que se haga el esfuerzo y del empleo de
determinadas herramientas pueden llegar a producir lo que se suele
denominar lesiones por movimientos repetitivos. Tendinitis,
tenosinovitis y otras lesiones pueden tener su origen en las demandas
de la tarea.
Los factores de riesgo que provocan estas lesiones por movimientos
repetitivos son:

Mantenimiento de posturas forzadas de muñeca o de


hombros.

Aplicación de una fuerza manual excesiva.

Ciclos de trabajo muy repetitivos, dando lugar a


movimientos rápidos de pequeños grupos musculares o
tendinosos.

Tiempos de descanso insuficientes.

Se considera que la patología que nos ocupa se produce por la


combinación de varios de estos factores, especialmente de la
asociación de un movimiento repetitivo con una tensión muscular;
mayor repetitividad y esfuerzo, mayor prevalencia de lesiones.

Existen varias condiciones a evitar para prevenir la aparición de


lesiones osteomusculares de extremidad superior:

Tareas repetitivas: considerando como tales aquellas


actividades cuyo ciclo sea inferior a 30 segundos o aquellos
trabajos en los que se repitan los mismos movimientos
elementales durante más de un 50% de la duración del ciclo.
Trabajos que requieran esfuerzos prolongados o repetitivos
que superen el 30%de la capacidad muscular máxima del
trabajador.

Posturas extremas de determinados segmentos corporales.

Mantenimiento prolongado de cualquier postura.

Trabajos con herramientas que vibran.

Exposición de ciertos segmentos corporales al frío o en


contacto con superficies duras.

Cuando se sospecha que un determinado trabajo es el origen de


lesiones osteomusculares de extremidad superior, se intentará
identificar cuáles son los factores de riesgo presentes y en qué
magnitud, así como evaluar la importancia del efecto sobre los
trabajadores.

Los factores de riesgo más relevantes han de buscarse en cuatro


grandes áreas: la organización, el ambiente, antropométricos e
individuales, relativos a la tarea y a los equipos.

La repercusión de las condiciones de trabajo sobre la extremidad


superior deberá valorarse a través de información médica pre-
existente y reconocimientos médicos específicos.

Como medidas preventivas se recomienda:

Tener en cuenta el diseño ergonómico del puesto de trabajo.


Adaptar el mobiliario (mesa, sillas, tableros de montaje, etc.)
y la distancia de alcance de los materiales (piezas,
herramientas, objetos) a las características personales de
cada individuo (estatura, edad, etc.), favoreciendo que se
realice el trabajo con comodidad y sin necesidad de realizar
sobresfuerzos.

Realizar las tareas evitando las posturas incómodas del


cuerpo y de la mano y procurar mantener, en lo posible, la
mano alineada con el antebrazo, la espalda recta y los
hombros en posición de reposo.

Evitar los esfuerzos prolongados y la aplicación de


una fuerza manual excesiva, sobre todo en movimientos de
presa, flexo-extensión y rotación.

Utilizar herramientas manuales de diseño ergonómico que


cuando se sujeten permitan que la muñeca permanezca
recta con el antebrazo. Al manejar herramientas que
requieran un esfuerzo manual continuo, como por ejemplo
los alicates, es mejor distribuir la fuerza prefiriendo la
actuación de varios dedos a uno solo y también favorecer el
uso alternativo de las manos.

Reducir la fuerza que se emplea en ciertas tareas


(carpinterías, industrias cárnicas, textil, etc.),
manteniendo afilados los útiles cortantes y aguantando los
objetos con ganchos o abrazaderas.

Emplear las herramientas adecuadas para cada tipo de


trabajo y conservarlas en buenas condiciones y sin
desperfectos, de modo que no tenga que emplearse un
esfuerzo adicional o una mala postura para compensar el
deficiente servicio de la herramienta.

Utilizar guantes de protección que se ajusten bien a las


manos y que no disminuyan la sensibilidad del mismo puesto
que, de lo contrario, se tiende a aplicar una fuerza por
encima de lo necesario.

Evitar las tareas repetitivas programando ciclos de trabajo


superiores a 30 segundos. Se entenderá por ciclo la sucesión
de operaciones necesarias para ejecutar una tarea u obtener
una unidad de producción. Igualmente, hay que evitar que se
repita el mismo movimiento durante más del 50 % de la
duración del ciclo de trabajo.

Efectuar reconocimientos médicos periódicos que faciliten


la detección de posibles lesiones musculoesqueléticas y
también ayuden a controlar factores extralaborales que
puedan influir en ellas.

Establecer pausas periódicas que permitan recuperar las


tensiones y descansar. Favorecer la alternancia o el cambio
de tareas para conseguir que se utilicen diferentes grupos
musculares y, al mismo tiempo, se disminuya la monotonía
en el trabajo.

Informar a los trabajadores sobre los riesgos laborales que


originan los movimientos repetidos y establecer programas
de formación periódicos que permitan trabajar con mayor
seguridad.
3.1.3. CARGA MENTAL Y FATIGA EN EL TRABAJO

La fatiga provocada por el trabajo es una manifestación (general o local) de la


tensión que éste produce y suele eliminarse mediante un adecuado
descanso. Se caracteriza por lo siguiente:

Generalmente se traduce en una disminución de la capacidad de


respuesta o de acción de la persona.

Se trata de un fenómeno multicausal, aunque se pueda encontrar


que en su origen haya una contribución de gran peso de un factor
concreto.

Afecta al organismo como un todo (físico y psíquico) y en grado


diverso, dado que se percibe de manera personal. Esto hace que se
encuentren diferencias interpersonales e intrapersonales en
cuanto a las formas en que se expresa y la intensidad en que se
siente la fatiga, en función de factores situacionales y
características personales.

La sensación de fatiga es un mecanismo regulador del organismo,


de gran valor adaptativo en tanto en cuanto es un indicador de la
necesidad de descanso del organismo.
El trabajo es una actividad humana a través de la cual el individuo, con su
fuerza y su inteligencia, transforma la realidad. La ejecución de un trabajo
implica el desarrollo de unas operaciones motoras y unas operaciones
cognoscitivas. El grado de movilización que el individuo debe realizar para
ejecutar la tarea, los mecanismos físicos y mentales que debe poner en juego
determinarán la carga de trabajo.

La ejecución de un trabajo cubre un doble fin:

conseguir los objetivos de producción;

desarrollar el potencial del trabajador.

Es decir, que, a partir de la realización de la tarea, el individuo puede


desarrollar sus capacidades. Normalmente este concepto tiene una
connotación negativa y se refiere a la incapacidad o dificultad de respuesta
en un momento dado; es decir, cuando las exigencias de la tarea sobrepasan
las capacidades del trabajo. En este sentido la carga de trabajo viene
determinada por la interacción entre:

El nivel de exigencia de la tarea (esfuerzo requerido, ritmo,


condiciones ambientales...).

El grado de movilización del sujeto, el esfuerzo que debe


realizarse para llevar a cabo la tarea. Determinado por las
características individuales (edad, formación, experiencia,
fatiga...)
El trabajo conlleva siempre exigencias físicas y mentales, pero a nivel teórico,
para favorecer el análisis, diferenciamos trabajo físico de trabajo mental
según el tipo de actividad que predomine.

Si el trabajo implica un mayor esfuerzo intelectual que físico hablaremos de


"carga mental". El desarrollo tecnológico conlleva, al mismo tiempo que una
reducción paulatina de la actividad física en muchos puestos de trabajo, la
creación de nuevos puestos en los que predomina la actividad mental
(control de procesos automáticos, informatización...). La disminución del
esfuerzo muscular va asociada en muchos casos a un aumento de la
información que se maneja.

La carga mental está determinada por la cantidad y el tipo de


información que debe tratarse en un puesto de trabajo. Un trabajo
intelectual implica que el cerebro recibe unos estímulos a los que debe dar
respuesta, lo que supone una actividad cognitiva.

Mulder (1980) define la carga mental en función del número de etapas de un


proceso o en función del número de procesos requeridos para realizar
correctamente una tarea y, más particularmente, en función del tiempo
necesario para que el sujeto elabore, en su memoria, las respuestas a una
información recibida. Esta definición incluye dos factores de la tarea que
inciden en la carga mental:

La cantidad y la calidad de la información. La mayor o menor


complejidad de la información recibida condicionará, una vez
superado el período de aprendizaje, la posibilidad de automatizar
las respuestas.

El tiempo. Si el proceso estímulo-respuesta es continuo, la


capacidad de respuesta del individuo puede verse saturada; si por
el contrario existen períodos de descanso o de menor respuesta, el
individuo puede recuperar su capacidad y evitar una carga mental
excesiva.

A estos factores hay que añadir los relativos a las condiciones físicas (ruido,
temperatura, iluminación), psico-sociales (relaciones jerárquicas, sistema de
comunicación, etc.) en las que se desarrolla el trabajo, así como otros
de origen extralaborales.

Por otra parte, hay que tener en cuenta al individuo que realiza el trabajo.
Las personas tenemos una capacidad de respuesta limitada que está en
función de:

La edad.

El nivel de aprendizaje.

El estado de fatiga.

Las características de personalidad.

Las actitudes hacia la tarea: motivación, interés, satisfacción, etc.

Si la realización de una tarea implica el mantenimiento prolongado de un


esfuerzo al límite de nuestras capacidades, es decir, si la cantidad de esfuerzo
que se requiere excede la posibilidad de respuesta de un individuo, puede
dar lugar a fatiga mental. Ésta se traduce en una serie de disfunciones físicas
y psíquicas, acompañadas de una sensación subjetiva de fatiga y una
disminución del rendimiento.
Se puede distinguir entre dos tipos de fatiga:

a) La fatiga aparece como una reacción homeostática del organismo para adaptarse al
medio. El principal síntoma de este tipo de fatiga es una reducción de la actividad que
se da como consecuencia de:

Una disminución de la atención.

Una lentitud del pensamiento.

Una disminución de la motivación.

b) Cuando existe un desequilibrio prolongado entre la capacidad del organismo y el


esfuerzo que debe realizar para dar respuesta a las necesidades del ambiente, puede
aparecer la fatiga crónica. Se da, no por una sobrecarga de trabajo accidental, sino por
una determinada carga que se va repitiendo. Sus síntomas, que no sólo se sienten
durante o después del trabajo sino que pueden ser permanentes, son los siguientes:

Inestabilidad emocional, irritabilidad, ansiedad, estados


depresivos, etc.

Alteraciones del sueño.


Alteraciones psicosomáticas: mareos, alteraciones cardíacas,
problemas digestivos, etc.

3.1.1.1. Evaluación de la carga mental

Para poder evaluar convenientemente la carga mental de un puesto de


trabajo debemos tener presentes dos tipos de indicadores:

Los factores de carga inherentes al trabajo que se realiza.

Su incidencia sobre el individuo.

Factores de carga inherentes a la tarea

Existen diversos métodos objetivos para la evaluación de las


condiciones de trabajo, que incluyen variables relativas a la carga
mental. Señalamos a continuación tres métodos muy utilizados
actualmente:

a) El método diseñado por el Laboratorio de Economía y Sociología del Trabajo


(L.E.S.T.) del CNRS evalúa la carga mental a partir de cuatro indicadores:

Apremio de tiempo. Determinado en trabajos repetitivos


por la necesidad de seguir una cadencia impuesta y en los
trabajos no repetitivos por la necesidad de cumplir un cierto
rendimiento.

Complejidad-rapidez. Esfuerzo de memorización, o número


de elecciones a efectuar, relacionado con la velocidad con
que debe emitirse la respuesta.

Atención. Nivel de concentración requerido y continuidad


de este esfuerzo.

Minuciosidad. Se tiene en cuenta en trabajos de precisión


como una forma especial de atención.

b) El método de Perfil del Puesto, de R.N.U.R., utiliza el término "carga nerviosa",


que define como las exigencias del sistema nervioso central durante la
realización de una tarea y que viene determinada por dos criterios:

Operaciones mentales, entendidas como acciones no


automatizadas en las que el trabajador elige
conscientemente la respuesta.

Nivel de atención, referido a tareas automatizadas, tiene en


cuenta la duración de la atención, la precisión del trabajo y
las incidencias (trabajo en cadena, ambiente, duración del
ciclo).
c) El método elaborado por la Agencia Nacional para la Mejora de las
Condiciones de Trabajo (ANACT) no define el concepto de carga mental o
nerviosa de una manera específica, pero en el apartado "Puesto de trabajo",
incluye entre otras las variables "Rapidez de ejecución" y "Nivel de atención".

Incidencia sobre el individuo

Los indicadores de carga mental que utilizan los distintos métodos de


evaluación se han determinado experimentalmente en base a las
reacciones del individuo frente a un exceso de carga, es decir, en base a
las alteraciones fisiológicas, psicológicas y del comportamiento
resultante de la fatiga.

Estos métodos de valoración son complementarios entre sí, dado que


ninguna medida es válida por sí sola para evaluar la carga mental, por lo
que la utilización de varios de ellos y la comparación de los resultados
obtenidos es la mejor manera de aproximarnos a una evaluación
satisfactoria.
3.1.1.2. Prevención de la fatiga mental

En la organización de un puesto de trabajo se deben tener en cuenta


los siguientes factores con el fin de prevenir la aparición de la fatiga
mental:

Cantidad de información recibida.

Ritmo de trabajo normal para una persona formada y


adiestrada.
Cualidad de la información recibida: tipos de señales.

Ritmo individual de trabajo.

Distribución de pausas.

Confort ambiental del puesto.

3.2. LA INSATISFACCIÓN LABORAL


La insatisfacción laboral puede definirse como el grado de malestar que
experimenta el trabajador con motivo de su trabajo.

Expresa en qué medida las características del trabajo no se acomodan a los deseos,
aspiraciones o necesidades del trabajador.

Normalmente, son ciertos factores de la organización del trabajo o psicosociales


(salario, falta de responsabilidades, malas relaciones, trabajos rutinarios, poca
participación, inestabilidad en el empleo) los que favorecen la aparición de
la insatisfacción laboral, aunque las características individuales tienen a su vez una
gran influencia, porque no todos los trabajadores reaccionan de la misma manera
ante la misma situación laboral.

A continuación vamos a ver algunos factores psicosociales que influyen en la


insatisfacción laboral:

El salario: no sólo cuando se considera insuficiente sino cuando el


trabajador se siente discriminado con respecto a otros que
realizan el mismo trabajo y son mejor remunerados.

La falta de responsabilidad e iniciativa para el desempeño de su


tarea; es decir, cuando todo está decidido de antemano y el
trabajador se limita a seguir un programa.

Las malas relaciones en el ambiente de trabajo (con los superiores


y/o compañeros).

Los trabajos de poco contenido, rutinarios y que no permitan al


trabajador aplicar sus conocimientos y aptitudes.

La presión de tiempo y un horario de trabajo que impida al


trabajador compaginar su vida laboral con su vida privada.

Las dificultades para promocionar dentro de la empresa.

La ausencia de participación, cuando el trabajador siente que


nunca es consultado ni se tiene en cuenta su opinión.

La inestabilidad en el empleo.

La insatisfacción laboral repercute de forma negativa sobre la salud de los


trabajadores, asociada a ciertos síntomas psíquicos, como un sentimiento
desmotivador, una actitud negativa hacia el trabajo, ansiedad, etc. Y, por otro lado,
además repercute sobre la organización porque se relaciona con el absentismo,
con los cambios de trabajo solicitados por el trabajador y con una actitud negativa
hacia la seguridad en el trabajo.

La mejor manera de prevenir la insatisfacción labora es actuar sobre


la organización del trabajo:

Favoreciendo nuevos modelos de planificar las tareas que faciliten


la participación y el trabajo en grupo, huyendo de los trabajos
monótonos y repetitivos.

Asumiendo cambios desde la dirección, promoción y formación de


los trabajadores.
UNIDAD FORMATIVA 4. SISTEMAS ELEMENTALES DE CONTROL DE
RIESGOS. PROTECCIÓN COLECTIVA E INDIVIDUAL

4. SISTEMAS ELEMENTALES DE CONTROL


DE RIESGOS. PROTECCIÓN COLECTIVA E
INDIVIDUAL

CONTENIDOS

1. La protección colectiva

2. La protección individual

3. Señalización de la seguridad y salud en el trabajo

4.1. LA PROTECCIÓN COLECTIVA


Por protección colectiva se entiende a aquella que protege a todos los
trabajadores o cosas por igual dentro de un ámbito, riesgo o circunstancias en que
dicha protección resulta efectiva (cabinas de seguridad biológica, detectores de
gases, redes de seguridad, barandillas, etc.). No es, por tanto, una protección
selectiva respecto al objeto de protección.

La protección individual solo debe utilizarse cuando la protección colectiva es


insuficiente.

Las empresas deben adquirir los elementos de protección colectiva adecuados a


cada tipo de actividad y que garanticen la seguridad de los trabajadores en su
medio de trabajo, eliminando o limitando, así, la presencia de riesgos mediante el
control exhaustivo de los mismos.

Independientemente de la actividad que se desarrolle, las principales medidas de


protección colectiva que han de adoptarse en cualquier empresa son:

Se mantendrán siempre las zonas de trabajo limpias y ordenadas.

La realización de los trabajos se realizará con personal cualificado


para los mismos.

Las maniobras de maquinarias se harán con personas cualificadas


y responsables, delimitando perfectamente la zona de trabajo de
las mismas.

Se establecerán las correspondientes señalizaciones de peligro o


evacuación en todos los tipos de trabajos.

Cuando se realicen trabajos en altura se llevarán las herramientas


de mano enganchadas a mosquetón para evitar la caída a otro
nivel.

Nunca pueden realizarse trabajos en niveles superpuestos a la vez.

Los bordes o huecos en construcciones estarán protegidas por


barandillas en evitación de riesgos de caídas.

En construcciones abiertas se mantendrán redes de seguridad


durante las mismas. En caso contrario, se montará un andamio o
plataforma de seguridad volada, debiendo sobrepasar su
barandilla de seguridad 90 cm. del nivel.

En las obras de construcción, montajes y mantenimientos en


altura se colocarán ganchos que puedan utilizarse, bien
directamente o mediante cables, para el anclaje de los cinturones
de seguridad.

Cuando se trabaje con disolventes, barnices, pinturas o cualquier


otra sustancia similar, existirá una ventilación adecuada en los
lugares en donde se realiza el trabajo.

Cuando se trabaje en procesos de electricidad las conexiones se


realizarán pruebas con tensión hasta que no se haya comprobado
el acabado de la instalación eléctrica.

En evitación del riesgo de incendio se evitará la existencia de


fuentes de ignición (fuego, braseros, estufas, trabajos de
soldadura, conexiones eléctricas, cigarrillos, etc.) junto a las
sustancias combustibles.

Los medios de extinción serán los siguientes: extintores,


mangueras, arena, palas, rastrillos, etc.

Los caminos y salidas de evacuación estarán siempre libres de


obstáculos. Existirá la adecuada señalización de lugares con
prohibición de fumar, situación de los extintores y salidas de
emergencia.

En función de estos aspectos de carácter general, y de los riesgos de accidentes


existentes, hay diferentes sistemas de protección colectiva que se clasifican de la
siguiente manera:

Protecciones colectivas frente al riesgo de caída de personas a


distinto nivel. Se utilizan preferentemente en la realización de los
trabajos en altura o cuando existen huecos que dan acceso a
niveles inferiores a la cota cero. Cabe citar entre otros, las redes
de seguridad, barandillas fijas, barandillas de obra, etc.

Protecciones colectivas frente al riesgo de caída de personas al


mismo nivel. Son necesarias cuando las superficies de trabajo
presentan alguna condición peligrosa como líquidos derramados,
presencia de virutas o irregularidades. Las medidas de protección
en este sentido son el orden y la limpieza de las zonas de trabajo,
haciendo referencia tanto al orden organizativo de los flujos y
tareas y el orden personal al realizar los trabajos.

Protecciones colectivas frente al riesgo de caída de objetos por


desprendimiento. Se deben utilizar cuando se producen trabajos
simultáneos a diferentes niveles, como en trabajos en
construcción y en trabajos de mantenimiento donde existe un
elevado riesgo de caída de objetos. Entre este tipo de
protecciones se encuentran los rodapiés o plintos en los bordes de
las superficies, las redes de seguridad, las marquesinas, o el
recubrimiento de huecos con tapas, tablones o redes.

Protecciones colectivas frente al riesgo de sepultamiento por


derrumbamiento. Consisten en la colocación o construcción de
estructuras que soporten el empuje de tierras. Entre los ejemplos
de este tipo de protección cabe destacar las entibaciones,
mediante planchas metálicas o puntales, costeros o tablones de
madera en las zanjas y en los túneles que retengan el empuje de
las tierras; los taludes de tierra para que no se produzca su
desprendimiento; y el despeje de materiales y escombro de los
bordes de las zanjas y excavaciones para no sobrecargar el empuje
del terreno.

Protecciones colectivas frente al riesgo de choque contra objetos.


Ante los choques contra objetos por falta de espacio, desorden o
por razón de las prisas, las medidas de protección colectiva a
establecer son la ordenación de los espacios disponibles y de
orden y limpieza, principalmente.

Protecciones colectivas frente al riesgo de cortes por objetos o


herramientas. Para evitar riesgos al utilizar materiales o
herramientas cortantes hay que disponer de lugares adecuados
para colocar los materiales, alejados de las zonas de paso o
suficientemente protegidos, establecer medidas de protección
general de las máquinas, en especial los puntos peligrosos, y
medidas de orden y limpieza.

Protecciones colectivas frente al riesgo de contusiones por


objetos o herramientas. Las contusiones por el contacto con
objetos móviles o por el golpeo durante la utilización de
herramientas manuales se evitan mediante barreras en torno a la
parte móvil de la máquina, resguardos materiales como
resguardos fijos o detectores de presencia como barras o células.

Protecciones colectivas frente al riesgo de heridas por proyección


de partículas. Este riesgo está presente en las operaciones de
mecanizado y arranque por abrasión, en la utilización de
diferentes clases de herramientas y en las que utilizan fluidos a
presión. Las medidas colectivas consisten en barreras cerca del
punto de desprendimiento, utilización de cortinas o toldos
ignífugos en operaciones de soldadura y en el aislamiento o
distanciamiento de las operaciones que produzcan dichas
proyecciones.
Protecciones colectivas frente al riesgo de atrapamiento por
objetos o partes móviles. El riesgo de atrapamiento se encuentra
en los órganos en movimiento de las máquinas, tanto en las
transmisiones mecánicas como en las zonas de operación. La
protección colectiva en estos casos consiste en la colocación de
resguardos o de protecciones de distanciamiento.

Protecciones colectivas frente al riesgo de atrapamiento por


vuelco de vehículos o máquinas. Con carácter general no existen
protecciones colectivas para los trabajadores frente al posible
vuelco de un vehículo, ya que en general es el propio operador del
vehículo el que resulta afectado. Respecto a la posibilidad de
vuelco de máquinas la manera efectiva de evitarlo es la fijación y
anclaje adecuado al suelo.

Protecciones colectivas frente al riesgo de golpe de calor por


temperaturas extremas. El golpe de calor es un accidente que
puede producirse no sólo por temperaturas elevadas sino además
cuando la actividad del trabajador es muy pesada y su condición
física no es buena, aunque la temperatura no sea tan elevada. En
cualquiera de los casos, las medidas colectivas irán encaminadas a
lograr la aclimatación de los trabajadores, a mantener su buena
condición mediante la vigilancia de su salud, el acondicionamiento
de los lugares de trabajo, el aislamiento o apantallamiento de las
fuentes térmicas y una ventilación local adecuada. La medida que
más interese será aquella que mejor controle la forma en que el
calor está siendo transferido.

Protecciones colectivas frente al riesgo de quemaduras por


contactos térmicos. Las protecciones colectivas para evitar la
quemadura de los trabajadores por contacto con superficies muy
calientes o muy frías son de tres tipos:

Medidas de distanciamiento, como barreras para


lograr que estas superficies no sean accesibles por
los trabajadores.

Recubrimientos aislantes de los hornos, escapes y


tuberías cuya superficie se encuentra a elevada
temperatura.

Señalizar el riesgo de quemadura por contacto


con superficie fría mediante la señal de
advertencia de bajas temperaturas, según el R.D.
485/1997.

Protecciones colectivas frente al riesgo de choque eléctrico por


contactos directos e indirectos. El riesgo eléctrico ha sido motivo
de permanente atención y las medidas de protección colectiva las
estudiamos en la unidad de riesgo eléctrico: Aislamiento de las
partes activas, distanciamiento, barreras, señalización, Puesta a
tierra de las masas, separación de circuitos, etc.

Protecciones colectivas frente al riesgo de intoxicación aguda por


exposición a sustancias tóxicas. Este tipo de accidentes se suele
producir por un escape o descarga accidental de una sustancia
tóxica en recintos cerrados o abiertos. Las medidas colectivas
pueden ser de diversos tipos:

Sistemas de detección y vigilancia continua que


activan una alarma si el nivel de presencia de la
sustancia tóxica alcanza un nivel determinado.

Evacuación y escape de la zona afectada por la


presencia del tóxico.

Accionamiento automático de la ventilación


general cuando el escape se produce en recintos
cerrados.
Señales de advertencia de materias tóxicas, según
el Reglamento (CE) nº 1272/2008 sobre el
Sistema Globalmente Armonizado de clasificación
y etiquetado de productos químicos.

Protecciones colectivas frente al riesgo de quemaduras por


contacto con sustancias corrosivas. Generalmente estos
incidentes se producen por proyecciones de las sustancias
corrosivas. La manera de proteger al conjunto de trabajadores que
permanecen o pasan cerca del lugar en que se manipulan o
procesan estas sustancias mediante:

Alejamiento del lugar en que se manipulan o su


confinamiento en un recinto determinado.

Colocación de pantallas que impidan las


salpicaduras o proyecciones.

Señalizar el riesgo de acuerdo con el Reglamento


(CE) nº 1272/2008 sobre el Sistema Globalmente
Armonizado de clasificación y etiquetado de
productos químicos.

Protecciones colectivas frente al riesgo de incendio. Se clasifican


en medidas activas y pasivas, según se apliquen como respuesta al
incendio o cumplan su función en todo momento, no sólo en caso
de incendio. Algunos ejemplos de protecciones activas son los
detectores de incendio, extintores, bocas de incendio, rociadores
de alarma, pulsadores de alarma; y de protecciones pasivas son
protección de estructuras, sellado de conductos, puertas
cortafuegos, vías de evacuación, iluminación de emergencia.

Protecciones colectivas frente al riesgo de explosión. Las medidas


de protección colectiva contra el riesgo de explosión están muy
limitadas por la velocidad a la que se produce el fenómeno
explosivo, las medidas van orientadas a limitar la extensión de los
daños y su severidad.

Confinamiento de los efectos al recinto donde se


produce la explosión, sólo aplicable a pequeños
volúmenes.

Conducción de la onda de presión hacia espacios


en donde sus efectos sean menos severos, por
ejemplo, mediante espaldones de tierra en forma
de U.
Separación de las actividades peligrosas del resto
de instalaciones, para que sea efectiva esta
separación tiene que lograrse el aislamiento
completo del resto de edificios.

Limitación de la cantidad de explosivo, esta


medida es efectiva siempre que se combine con el
confinamiento y no exista una excesiva
diseminación del explosivo por el resto de
recintos.

Alivio de la onda de presión, mediante estructuras


más débiles que en caso de explosión dirigen la
onda expansiva en una dirección, generalmente
hacia arriba, que cause poco daño. Aunque no es
aplicable a todas las explosiones solamente a las
deflagraciones, en algunos casos, es posible
suprimir las presiones que se generan mediante
sistemas rapidísimos de detección y supresión.

Protecciones colectivas frente al riesgo de atropello por vehículos


o máquinas móviles. Los vehículos industriales, como las
carretillas elevadoras, y las máquinas automotoras o móviles
generan un riesgo de atropello para el conjunto de trabajadores
que se encuentran en su proximidad o bien, como sucede en otros
casos, es la máquina la que se acerca a los trabajadores. Las
medidas preventivas son similares a las que origen el tráfico de las
ciudades:

Separación de las vías de peatones de las de los


vehículos, esta medida se contempla en el R.D.
486/1997 de lugares de trabajo.

Regulación de las intersecciones mediante pasos


de peatones u obligación de utilización de señales
acústicas.

Establecimiento de límites de velocidad para los


vehículos.

Medidas para mejorar la visión de los vehículos


como señales ópticas e iluminación de las vías.

Medidas para mejorar la visión de los peatones,


como riesgo de las vías o iluminación de las
mismas.
Entrada a fábrica de los autobuses de transporte
de trabajadores.

Un trabajador que ayude en las maniobras de las


máquinas cuando existen trabajadores en la zona.

Señales de advertencia de presencia de vehículos


de manutención o prohibición de acceso a dichos
vehículos, según se recoge en el R.D. 485/1997.
4.2. LA PROTECCIÓN INDIVIDUAL
La protección individual se regula en el Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo,
sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los
trabajadores de equipos de protección individual.

Se entiende por equipo de protección individual, cualquier equipo destinado a ser


llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de uno o varios riesgos que
puedan amenazar su seguridad o su salud, así como cualquier complemento o
accesorio destinado a tal fin. Se excluyen de esta definición:

La ropa de trabajo corriente y los uniformes que no estén


específicamente destinados a proteger la salud o la integridad
física del trabajador.

Los equipos de los servicios de socorro y salvamento.

Los equipos de protección individual de los militares, de los


policías y de las personas de los servicios de mantenimiento del
orden.

Los equipos de protección individual de los medios de transporte


por carretera.

El material de deporte.

El material de autodefensa o de disuasión.

Los aparatos portátiles para la detección y señalización de los


riesgos y de los factores de molestia.
Los equipos de protección individual deberán utilizarse cuando existan riesgos
para la seguridad o salud de los trabajadores que no hayan podido evitarse o
limitarse suficientemente por medios técnicos de protección colectiva o mediante
medidas, métodos o procedimientos de organización del trabajo.

Salvo en casos excepcionales, los equipos de protección individual sólo podrán


utilizarse para los usos previstos, y estarán destinados, en principio, a un uso
personal. Si las circunstancias exigiesen la utilización de un equipo por varias
personas, se adoptarán las medidas necesarias para que ello no origine ningún
problema de salud o de higiene a los diferentes usuarios.

Los equipos de protección individual proporcionarán una protección eficaz frente


a los riesgos que motivan su uso, sin suponer por sí mismos u ocasionar riesgos
adicionales ni molestias innecesarias. A tal fin deberán:

Responder a las condiciones existentes en el lugar de trabajo.

Tener en cuenta las condiciones anatómicas y fisiológicas y el


estado de salud del trabajador.

Adecuarse al portador, tras los ajustes necesarios.

En caso de riesgos múltiples que exijan la utilización simultánea de


varios equipos de protección individual, éstos deberán ser
compatibles entre sí y mantener su eficacia en relación con el
riesgo o riesgos correspondientes.

Las obligaciones del empresario son:

Determinar los puestos de trabajo en los que deba recurrirse a la


protección individual y precisar, para cada uno de estos puestos, el
riesgo o riesgos frente a los que debe ofrecerse protección, las
partes del cuerpo a proteger y el tipo de equipo o equipos de
protección individual que deberán utilizarse.

Elegir los equipos de protección individual, manteniendo


disponible en la empresa o centro de trabajo la información
pertinente a este respecto y facilitando información sobre cada
equipo.

Proporcionar gratuitamente a los trabajadores los equipos de


protección individual que deban utilizar, reponiéndolos cuando
resulte necesario.

Velar por que la utilización adecuada de los equipos.

Asegurar que el mantenimiento de los equipos sea el adecuado.

El empresario deberá informar a los trabajadores, previamente al


uso de los equipos, de los riesgos contra los que les protegen, así
como de las actividades u ocasiones en las que deben utilizarse.
Asimismo, deberá proporcionarles instrucciones,
preferentemente por escrito, sobre la forma correcta de
utilizarlos y mantenerlos. El manual de instrucciones o la
documentación informativa facilitados por el fabricante estarán a
disposición de los trabajadores.

Garantizar la formación y organizar, en su caso, sesiones de


entrenamiento para la utilización de equipos de protección
individual, especialmente cuando se requiera la utilización
simultánea de varios equipos de protección individual que por su
especial complejidad así lo haga necesario.

Los trabajadores, con arreglo a su formación y siguiendo las instrucciones del


empresario, tienen las siguientes obligaciones:

Utilizar y cuidar correctamente los equipos de protección


individual.

Colocar el equipo de protección individual después de su


utilización en el lugar indicado para ello.

Informar de inmediato a su superior jerárquico directo de


cualquier defecto, anomalía o daño apreciado en el equipo de
protección individual utilizado que, a su juicio, pueda entrañar una
pérdida de su eficacia protectora.

4.3. SEÑALIZACIÓN DE LA SEGURIDAD Y SALUD EN


EL TRABAJO
El Real Decreto 485/1997, de 14 de abril, establece las disposiciones mínimas a
tener en cuenta en materia de señalización de seguridad y salud en el trabajo, de
conformidad con la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos
Laborales.

Por Señalización de Seguridad y Salud en el Trabajo se entiende una señalización


que, referida a un objeto, actividad o situación determinadas, proporcione una
indicación o una obligación relativa a la seguridad o a la salud en el trabajo
mediante una señal en forma de panel, un color, una señal luminosa o acústica, una
comunicación verbal o una señal gestual, según proceda.

Las señales de seguridad y salud se utilizan cuando un riesgo no ha podido ser


eliminado por completo, informándonos de objetos, actividades y de las distintas
situaciones que constituyen factores de riesgo. Los objetivos que persiguen son:

Llamar la atención de los trabajadores sobre la existencia de


determinados riesgos, prohibiciones u obligaciones.

Alertar a los trabajadores cuando se produzca una determinada


situación de emergencia que requiera medidas urgentes de
protección o evacuación.

Facilitar a los trabajadores la localización e identificación de


determinados medios o instalaciones de protección o evacuación.

Orientar o guiar a los trabajadores que realicen determinadas


maniobras peligrosas.

La señalización no deberá considerarse una medida sustitutoria de las medidas


técnicas y organizativas de protección colectiva y deberá utilizarse cuando
mediante estas últimas no haya sido posible eliminar los riesgos o reducirlos
suficientemente. Tampoco deberá considerarse una medida sustitutoria de la
formación e información de los trabajadores en materia de seguridad y salud en el
trabajo.

La correcta señalización resulta eficaz como técnica de seguridad complementaria


pero no debe olvidarse que: la señalización nunca elimina el riesgo solo nos
informa.

El empresario deberá adoptar las medidas precisas para que en los lugares de
trabajo exista una señalización de seguridad y salud, conforme al Anexo I al VII del
mencionado RD.

El empresario antes de tomar cualquier decisión en referencia a la señalización de


su empresa, debería analizar los siguientes aspectos:

La necesidad de señalizar.

La selección de las señales más adecuadas.

La adquisición, en su caso, de señales.


La normalización interna de señalización.

El emplazamiento, mantenimiento y supervisión de las señales.

El empresario deberá adoptar las medidas adecuadas para informar al trabajador


sobre sus riesgos de seguridad y salud laborales, las medidas y actividades de
prevención y protección correspondientes y las medidas de emergencia
adoptadas, incluyendo en las mismas la utilización de seguridad y salud en el
trabajo.

La señalización en el centro de trabajo podría ser objeto de un procedimiento


interno de actuación, en el que se especifiquen aquellos aspectos que el personal
implicado en su aplicación, mantenimiento o simple cumplimiento de la
información aportada debe conocer y hacer.

La elección del tipo de señal y del número y emplazamiento de las señales o


dispositivos de señalización a utilizar en cada caso se realizará de forma que la
señalización resulte lo más eficaz posible, teniendo en cuenta los
siguientes aspectos:

Las características de la señal.

Los riesgos, elementos o circunstancias que hayan de señalizarse.

La extensión de la zona a cubrir.

El número de trabajadores afectados

La eficacia de la señalización no deberá resultar disminuida por la concurrencia de


señales o por otras circunstancias que dificulten su percepción o comprensión.

La señalización de seguridad y salud en el trabajo no deberá utilizarse para


transmitir informaciones o mensajes distintos o adicionales a los que constituyen
su objetivo propio. Cuando los trabajadores a los que se dirige la señalización
tengan la capacidad o la facultad visual o auditiva limitadas, incluidos los casos en
que ello sea debido al uso de equipos de protección individual, deberán tomarse
las medidas suplementarias o de sustitución necesarias.

La señalización deberá permanecer en tanto persista la situación que la motiva.

Los medios y dispositivos de señalización deberán ser, según los casos,


limpiados, mantenidos y verificados regularmente, y reparados o sustituidos
cuando sea necesario, de forma que conserven en todo momento sus cualidades
intrínsecas y de funcionamiento. Las señalizaciones que necesiten de una fuente
de energía dispondrán de alimentación de emergencia que garantice su
funcionamiento en caso de interrupción de aquélla, salvo que el riesgo
desaparezca con el corte del suministro.

4.3.1. COLORES DE SEGURIDAD.

Los colores de seguridad podrán formar parte de una señalización de


seguridad o constituirla por sí mismos. En el siguiente cuadro se muestran
los colores de seguridad, su significado y otras indicaciones sobre su uso:

Color Significado Indicaciones y precisiones

Señal de prohibición Comportamientos peligrosos.

Alto, parada, dispositivos de desconexión de


Peligro-alarma. emergencia.
Rojo
Evacuación.

Material y equipos de lucha


Identificación y localización.
contra incendios.

Amarillo o amarillo Atención, precaución.


Señal de advertencia.
anaranjado. Verificación.
Comportamiento o acción específica.
Azul Señal de obligación Obligación de utilizar un equipo de protección
individual.

Señal de salvamento o de Puertas, salidas, pasajes, material, puestos de


auxilio salvamento o de socorro, locales.
Verde

Situación de seguridad Vuelta a la normalidad.

Cuando el color de fondo sobre el que tenga que aplicarse el color de seguridad
pueda dificultar la percepción de este último, se utilizará un color de contraste que
enmarque o se alterne con el de seguridad, de acuerdo con la siguiente tabla:

Color de seguridad Color de contraste

Rojo Blanco.

Amarillo o amarillo anaranjado Negro.

Azul Blanco

Verde Blanco

Cuando la señalización de un elemento se realice mediante un color de seguridad,


las dimensiones de la superficie coloreada deberán guardar proporción con las del
elemento y permitir su fácil identificación.

4.3.2. SEÑALES EN FORMA DE PANEL


Características intrínsecas:

La forma y colores de estas señales las hemos detallado en el


punto anterior.

Los pictogramas serán lo más sencillos posible, evitándose detalles


inútiles para su comprensión. Podrán variar ligeramente o ser más
detallados que los indicados en el apartado 3, siempre que su
significado sea equivalente y no existan diferencias o
adaptaciones que impidan percibir claramente su significado.
Las señales serán de un material que resista lo mejor posible los
golpes, las inclemencias del tiempo y las agresiones
medioambientales.

Las dimensiones de las señales, así como sus características


colorimétricas y fotométricas, garantizarán su buena visibilidad y
comprensión.

Requisitos de utilización

Las señales se instalarán preferentemente a una altura y en una


posición apropiadas en relación al ángulo visual, teniendo en
cuenta posibles obstáculos, en la proximidad inmediata del riesgo
u objeto que deba señalizarse o, cuando se trate de un riesgo
general, en el acceso a la zona de riesgo.

El lugar de emplazamiento de la señal deberá estar bien iluminado,


ser accesible y fácilmente visible. Si la iluminación general es
insuficiente, se empleará una iluminación adicional o se utilizarán
colores fosforescentes o materiales fluorescentes.

A fin de evitar la disminución de la eficacia de la señalización no se


utilizarán demasiadas señales próximas entre sí.

Las señales deberán retirarse cuando deje de existir la situación


que las justificaba.

Tipos de señales:
1. Señales de advertencia.

Forma triangular. Pictograma negro sobre fondo amarillo (el amarillo deberá cubrir
como mínimo el 50 % de la superficie de la señal), bordes negros.
Como excepción, el fondo de la señal sobre materias nocivas o irritantes será de color
naranja, en lugar de amarillo, para evitar confusiones con otras señales similares
utilizadas para la regulación del tráfico por carretera.

Este apartado con el nuevo Reglamento REACH y CLP queda derogado.

2. Señales de prohibición.

Forma redonda. Pictograma negro sobre fondo blanco, bordes y banda (transversal
descendente de izquierda a derecha atravesando el pictograma a 45° respecto a la
horizontal) rojos (el rojo deberá cubrir como mínimo el 35 % de la superficie de la
señal).
3. Señales de obligación.

Forma redonda. Pictograma blanco sobre fondo azul (el azul deberá cubrir como
mínimo el 50 % de la superficie de la señal).

4. Señales relativas a los equipos de lucha contra incendios.

Forma rectangular o cuadrada. Pictograma blanco sobre fondo rojo (el rojo deberá
cubrir como mínimo el 50 % de la superficie de la señal).
5. Señales de salvamento o socorro.

Forma rectangular o cuadrada. Pictograma blanco sobre fondo verde (el verde deberá
cubrir como mínimo el 50 % de la superficie de la señal).
4.3.3. SEÑALES LUMINOSAS Y ACÚSTICAS
Características y requisitos de las señales luminosas

La luz emitida por la señal deberá provocar un contraste luminoso


apropiado respecto a su entorno, en función de las condiciones de
uso previstas. Su intensidad deberá asegurar su percepción, sin
llegar a producir deslumbramientos.

La superficie luminosa que emita una señal podrá ser de color


uniforme, o llevar un pictograma sobre un fondo determinado. En
el primer caso, el color deberá ajustarse a lo dispuesto en el
apartado 1 del anexo II; en el segundo caso, el pictograma deberá
respetar las reglas aplicables a las señales en forma de panel
definidas en el anexo III.

Si un dispositivo puede emitir una señal tanto continúa como


intermitente, la señal intermitente se utilizará para indicar, con
respecto a la señal continua, un mayor grado de peligro o una
mayor urgencia de la acción requerida.

No se utilizarán al mismo tiempo dos señales luminosas que


puedan dar lugar a confusión, ni una señal luminosa cerca de otra
emisión luminosa apenas diferente. Cuando se utilice una señal
luminosa intermitente, la duración y frecuencia de los destellos
deberán permitir la correcta identificación del mensaje, evitando
que pueda ser percibida como continua o confundida con otras
señales luminosas.
Los dispositivos de emisión de señales luminosas para uso en caso
de peligro grave deberán ser objeto de revisiones especiales o ir
provistos de una bombilla auxiliar.

Características y requisitos de uso de las señales acústicas

La señal acústica deberá tener un nivel sonoro superior al nivel de


ruido ambiental, de forma que sea claramente audible, sin llegar a
ser excesivamente molesto. No deberá utilizarse una señal
acústica cuando el ruido ambiental sea demasiado intenso.

El tono de la señal acústica o, cuando se trate de señales


intermitentes, la duración, intervalo y agrupación de los impulsos,
deberá permitir su correcta identificación y clara distinción frente
a otras señales acústicas o ruidos ambientales.

No deberán utilizarse dos señales acústicas


simultáneamente.

Si un dispositivo puede emitir señales acústicas con un tono o


intensidad variables o intermitentes, o con un tono o intensidad
continuos, se utilizarán las primeras para indicar, por contraste
con las segundas, un mayor grado de peligro o una mayor urgencia
de la acción requerida. El sonido de una señal de evacuación
deberá ser continuo.

Disposiciones comunes

Una señal luminosa o acústica indicará, al ponerse en marcha, la


necesidad de realizar una determinada acción, y se mantendrá
mientras persista tal necesidad.

Al finalizar la emisión de una señal luminosa o


acústica se adoptarán de inmediato las medidas
que permitan volver a utilizarlas en caso de
necesidad.

La eficacia y buen funcionamiento de las señales luminosas y


acústicas se comprobará antes de su entrada en servicio, y
posteriormente mediante las pruebas periódicas necesarias.

Las señales luminosas y acústicas intermitentes previstas para su


utilización alterna o complementaria deberán emplear idéntico
código.
4.3.4. COMUNICACIONES VERBALES
Características intrínsecas

La comunicación verbal se establece entre un locutor o emisor y


uno o varios oyentes, en un lenguaje formado por textos cortos,
frases, grupos de palabras o palabras aisladas, eventualmente
codificados.

Los mensajes verbales serán tan cortos, simples y claros como sea
posible; la aptitud verbal del locutor y las facultades auditivas del
o de los oyentes deberán bastar para garantizar una comunicación
verbal segura.

La comunicación verbal será directa (utilización de la voz humana)


o indirecta (voz humana o sintética, difundida por un medio
apropiado).

Reglas particulares de utilización

Las personas afectadas deberán conocer bien el lenguaje utilizado,


a fin de poder pronunciar y comprender correctamente el mensaje
verbal y adoptar, en función de éste, el comportamiento apropiado
en el ámbito de la seguridad y la salud.

Si la comunicación verbal se utiliza en lugar o como complemento


de señales gestuales, habrá que utilizar palabras tales como, por
ejemplo:

Comienzo: para indicar la toma de mando.

Alto: para interrumpir o finalizar un movimiento.

Fin: para finalizar las operaciones.

Izar: para izar una carga.

Bajar: para bajar una carga.

Avanzar, retroceder, a la derecha, a la izquierda:


para indicar el sentido de un movimiento (el
sentido de estos movimientos debe, en su caso,
coordinarse con los correspondientes códigos
gestuales)
Peligro: para efectuar una parada de emergencia.

Rápido: para acelerar un movimiento por razones


de seguridad

4.3.5. SEÑALES GESTUALES

Una señal gestual deberá ser precisa, simple, amplia, fácil de realizar y
comprender y claramente distinguible de cualquier otra señal gestual.
La utilización de los dos brazos al mismo tiempo se hará de forma simétrica y
para una sola señal gestual.

Los gestos utilizados, por lo que respecta a las características indicadas


anteriormente, podrán variar o ser más detallados que las representaciones
recogidas en las siguientes tablas, a condición de que su significado y
comprensión sean, por lo menos, equivalentes.

Reglas particulares de utilización

La persona que emite las señales, denominada encargado de las


señales, dará las instrucciones de maniobra mediante señales
gestuales al destinatario de las mismas, denominado operador.

El encargado de las señales deberá poder seguir visualmente el


desarrollo de las maniobras sin estar amenazado por ellas.

El encargado de las señales deberá dedicarse exclusivamente a


dirigir las maniobras y a la seguridad de los trabajadores situados
en las proximidades.

Si no se dan las condiciones en las que pueda seguir todo el


desarrollo se recurrirá a uno o varios encargados de las señales
suplementarias.

El operador deberá suspender la maniobra que esté realizando


para solicitar nuevas instrucciones cuando no pueda ejecutar las
órdenes recibidas con las garantías de seguridad necesarias.

Accesorios de señalización gestual:

El encargado de las señales deberá ser fácilmente


reconocido por el operador.

El encargado de las señales llevará uno o varios


elementos de identificación apropiados tales
como chaqueta, manguitos, brazal o casco y,
cuando sea necesario, raquetas. Los elementos de
identificación indicados serán de colores vivos, a
ser posible igual para todos los elementos, y serán
utilizados exclusivamente por el encargado de las
señales.

Gestos codificados

El conjunto de gestos codificados que se incluye no impide que puedan


emplearse otros códigos, en particular en determinados sectores de
actividad, aplicables a nivel comunitario e indicadores de idénticas
maniobras.

A) Gestos Generales.

B) Movimientos verticales.
C) Movimientos horizontales.
D) Peligro.
UNIDAD FORMATIVA 5. PLANES DE EMERGENCIA Y EVACUACIÓN

5. PLANES DE EMERGENCIA Y EVACUACIÓN

CONTENIDOS

1. Plan de emergencia y evacuación contra incendios

2. Organización de las emergencias

3. Plan de actuación ante emergencias

Una situación de emergencia puede generar daños a las personas, instalaciones, y


medio ambiente. Para evitar o minimizar dichos daños, en la empresa se debe
prever y organizar adecuadamente el modo de actuación ante las emergencias.

Los planes de emergencia son una parte de la gestión empresarial del riesgo de
incendio.

La organización contra incendios tiene dos objetivos:

Minimizar el número de emergencias contra incendios.

Controlar con rapidez las emergencias para que sus consecuencias


sean mínimas.

Ante una determinada situación de riesgo, los planes de emergencia contra


incendios indican la planificación y organización humana para la utilización óptima
de los medios técnicos previstos, con la finalidad de reducir al máximo las posibles
consecuencias económicas y humanas de la emergencia

5.1. SITUACIONES DE EMERGENCIA, PLAN DE


AUTOPROTECCIÓN Y PLAN DE EMERGENCIA
Según sea el tamaño y actividad de la empresa, la actuación ante emergencias a
desarrollar será más o menos compleja.

Existe legislación que obliga a determinadas empresas, según su tamaño, tipo de


actividad y cantidad de sustancias peligrosas empleadas, a que disponga de un plan
de autoprotección, es decir:

que se identifiquen y evalúen los riesgos de accidentes graves,

que se elabora un plan de emergencia interior (PEI) y

que se informe, forme y equipo adecuadamente a las personas que


trabajan en las instalaciones con el fin de garantizar su seguridad.

En el caso de empresas muy pequeñas o que no estén obligadas por ley a disponer
de un plan de autoprotección, también se debería garantizar la seguridad del
trabajador. Para ello se tendría que tener prevista una actuación mínima de
emergencias que debería ir acompañada también de un mínimo de información y
formación del trabajador.

En ambos casos siempre se debería tener en cuenta la posible colaboración de los


recursos exteriores que podrían ser Protección Civil, Bomberos, Policía, y posibles
empresas cercanas que puedan ser afectadas.

El Plan de Emergencia (que a su vez estará incluido en el Plan de Prevención)


recogerá:

Las medidas de emergencia que puedan ser necesarias en la


empresa según su dimensión y actividad.

El nivel de peligrosidad de los riesgos detectados por la evaluación


de riesgos.

Posibles situaciones de emergencia que pudieran producirse.

Conforme al resultado de la evaluación se adoptarán las medidas necesarias en


materia de primeros auxilios, lucha contra incendios y evacuación de los
trabajadores.

Se llevará a cabo revisiones periódicas de las medidas adoptadas en el Plan de


Emergencia para comprobar que siguen siendo adecuadas.

Designará el personal para poner en marcha estas medidas, que deberá contar con
la preceptiva formación mínima.
5.1.1. NORMATIVA

En el artículo 20 de la LPRL, se incluye la obligación del empresario sobre las


medidas de emergencia: El empresario, teniendo en cuenta el tamaño y la
actividad de la empresa, así como la posible presencia de personas ajenas a la
misma, deberá analizar las posibles situaciones de emergencia y adoptar las
medidas necesarias en materia de primeros auxilios, lucha contra incendios y
evacuación de los trabajadores, designando para ello al personal encargado
de poner en práctica estas medidas y comprobando periódicamente, en su
caso, su correcto funcionamiento. El citado personal deberá poseer la
formación necesaria, ser suficiente en número y disponer del material
adecuado, en función de las circunstancias antes señaladas.

Para la aplicación de las medidas adoptadas, el empresario deberá organizar


las relaciones que sean necesarias con servicios externos a la empresa, en
particular en materia de primeros auxilios, asistencia médica de urgencia,
salvamento y lucha contra incendios, de forma que quede garantizada la
rapidez y eficacia de las mismas.

La legislación vigente también establece la obligación del trabajador a


cooperar con la extinción de siniestros y en el salvamento de las víctimas de
accidentes de trabajo en las condiciones que, en cada caso, fueren
racionalmente exigibles.

La normativa técnica existente a destacar puede ser:

R.D. 2267/2004, de 3 de diciembre, por el que se aprueba el


Reglamento de seguridad contra incendios en los
establecimientos industriales.

La Norma Básica de Autoprotección, aprobada por el Real


Decreto 393/2007 de 24 de marzo establece la obligación de
elaborar, implantar materialmente y mantener operativo el Plan
de Autoprotección, y determina el contenido mínimo de estos
planes, así como las actividades que tienen obligación de
realizarlo.

Real Decreto 393/2007, de 23 de marzo, por el que se aprueba la


Norma Básica de Autoprotección de los centros, establecimientos
y dependencias dedicados a actividades que pueden dar origen a
situaciones de emergencia.

Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el


Código Técnico de la Edificación.

5.1.2. PLAN DE AUTOPROTECCIÓN

Según la Norma básica de autoprotección 2007, RD. 393/2007, se define el


Plan de Autoprotección como el documento que establece el marco
orgánico y funcional previsto para un centro, establecimiento, espacio,
instalación o dependencia, con el objeto de prevenir y controlar los riesgos
sobre las personas y los bienes y dar respuesta adecuada a las posibles
situaciones de emergencia, en la zona bajo responsabilidad del titular de la
actividad, garantizando la integración de éstas actuaciones con el sistema
público de protección civil.

El Plan de Autoprotección aborda la identificación y evaluación de los


riesgos, las acciones y medidas necesarias para la prevención y control de
riesgos, así como las medidas de protección y otras actuaciones a adoptar en
caso de emergencia.

5.1.2.1. Criterios para la elaboración del plan de


autoprotección.

Los criterios mínimos que deben observarse en la elaboración del Plan


de Autoprotección son los siguientes:

El Plan de Autoprotección habrá de estar redactado y


firmado por técnico competente capacitado para dictaminar
sobre aquellos aspectos relacionados con la autoprotección
frente a los riesgos a los que esté sujeta la actividad, y
suscrito igualmente por el titular de la actividad, si es una
persona física, o por persona que le represente si es una
persona jurídica.

Se designará, por parte del titular de la actividad, una


persona como responsable única para la gestión de las
actuaciones encaminadas a la prevención y el control de
riesgos.

Los procedimientos preventivos y de control de riesgos que


se establezcan, tendrán en cuenta, al menos, los siguientes
aspectos:
a) Precauciones, actitudes y códigos de buenas prácticas a adoptar para
evitar las causas que puedan originar accidentes o sucesos graves.

b) Permisos especiales de trabajo para la realización de operaciones o


tareas que generen riesgos.

c) Comunicación de anomalías o incidencias al titular de la actividad.

d) Programa de las operaciones preventivas o de mantenimiento de las


instalaciones, equipos, sistemas y otros elementos de riesgo, definidos
en el capítulo 5 del anexo II, que garantice su control.

e) Programa de mantenimiento de las instalaciones, equipos, sistemas y


elementos necesarios para la protección y seguridad, definidos en el
capítulo 5 del Anexo II, que garantice la operatividad de los mismos.

Se establecerá una estructura organizativa y jerarquizada,


dentro de la organización y personal existente, fijando las
funciones y responsabilidades de todos sus miembros en
situaciones de emergencia.

Se designará, por parte del titular de la actividad, una


persona responsable única, con autoridad y capacidad de
gestión, que será el director del Plan de Actuación en
Emergencias, según lo establecido en el anexo II de la Norma
Básica de Autoprotección 2007.

El director del Plan de Actuación en Emergencias será


responsable de activar dicho plan de acuerdo con lo
establecido en el mismo, declarando la correspondiente
situación de emergencia, notificando a las autoridades
competentes de Protección Civil, informando al personal, y
adoptando las acciones inmediatas para reducir las
consecuencias del accidente o suceso.

El Plan de Actuación en Emergencias debe detallar los


posibles accidentes o sucesos que pudieran dar lugar a una
emergencia y los relacionará con las correspondientes
situaciones de emergencia establecidas en el mismo, así
como los procedimientos de actuación a aplicar en cada
caso.

Los procedimientos de actuación en emergencia deberán


garantizar, al menos:

La detección y alerta.

La alarma.

La intervención coordinada.

El refugio, evacuación y socorro.

La información en emergencia a todas


aquellas personas que pudieran estar
expuestas al riesgo.

La solicitud y recepción de ayuda externa de


los servicios de emergencia.

5.1.2.2. Coordinación y actuación operativa

Los órganos competentes en materia de protección civil velarán


porque los Planes de Autoprotección tengan la adecuada capacidad
operativa, en los distintos supuestos de riesgo que puedan
presentarse, y quede asegurada la necesaria coordinación entre dichos
Planes y los de protección Civil que resulten aplicables, así como la
unidad de mando externa, en los casos que lo requieran.

Con esa finalidad, por dichos órganos, se establecerán los protocolos


que garanticen, por un lado, la comunicación inmediata de los
incidentes que se produzcan y tengan o puedan tener repercusiones
sobre la autoprotección y, por otro, la movilización de los servicios de
emergencia que, en su caso, deban actuar. Asimismo establecerán los
procedimientos de coordinación de tales servicios de emergencia con
los propios del Plan de Autoprotección y los requisitos organizativos
que permitan el ejercicio del mando por las autoridades competentes
en materia de protección civil.

5.1.2.3. Criterios para la implantación del plan de


autoprotección.

La implantación del plan de autoprotección comprenderá, al menos, la


formación y capacitación del personal, el establecimiento de
mecanismos de información al público y la provisión de los medios y
recursos precisa para la aplicabilidad del plan.

A tal fin el plan de autoprotección atenderá a los siguientes criterios:

Información previa. Se establecerán mecanismos de


información de los riesgos de la actividad para el personal y
el público, así como del Plan de Autoprotección para el
personal de la actividad.

Formación teórica y práctica del personal asignado al Plan


de Autoprotección, estableciendo un adecuado programa de
actividades formativas.

Definición, provisión y gestión de los medios y recursos


económicos necesarios.

De dicha implantación se emitirá una certificación en la forma y


contenido que establezcan los órganos competentes de las
Administraciones Públicas.

5.1.2.4. Criterios para el mantenimiento de la eficacia del


plan de autoprotección:
Las actividades de mantenimiento de la eficacia del Plan de
Autoprotección deben formar parte de un proceso de
preparación continuo, sucesivo e iterativo que,
incorporando la experiencia adquirida, permita alcanzar y
mantener un adecuado nivel de operatividad y eficacia.

Se establecerá un adecuado programa de actividades


formativas periódicas para asegurar el mantenimiento de la
formación teórica y práctica del personal asignado al Plan de
Autoprotección, estableciendo sistemas o formas de
comprobación de que dichos conocimientos han sido
adquiridos.

Se preverá un programa de mantenimiento de los medios y


recursos materiales y económicos necesarios.

Para evaluar los planes de autoprotección y asegurar la


eficacia y operatividad de los planes de actuación en
emergencias se realizarán simulacros de emergencia, con la
periodicidad mínima que fije el propio plan, y en todo caso, al
menos una vez al año evaluando sus resultados.

La realización de simulacros tendrá como objetivos la


verificación y comprobación de:

La eficacia de la organización de respuesta


ante una emergencia.

La capacitación del personal adscrito a la


organización de respuesta.

El entrenamiento de todo el personal de la


actividad en la respuesta frente a una
emergencia.

La suficiencia e idoneidad de los medios y


recursos asignados.

La adecuación de los procedimientos de


actuación.

Los simulacros implicarán la activación total o parcial de las


acciones contenidas en el Plan de Actuación en
Emergencias.

De las actividades de mantenimiento de la eficacia del Plan


se conservará por parte de la empresa a disposición de las
Administraciones Públicas, información sobre las mismas,
así como de los informes de evaluación realizados
debidamente firmados por el responsable del Plan.

5.1.2.5. Vigencia del plan de autoprotección y criterios para


su actualización y revisión.

El Plan de Autoprotección tendrá vigencia indeterminada; se


mantendrá adecuadamente actualizado, y se revisará, al menos, con
una periodicidad no superior a tres años.

5.1.3. CLASIFICACIÓN DE LAS SITUACIONES DE EMERGENCIA

Las situaciones de emergencia se pueden clasificar, siguiendo el criterio de


menor a mayor gravedad, en:

Conato de Emergencia: Situación que puede ser neutralizada con


los medios contra incendios y emergencias disponibles en el lugar
donde se produce, por el personal presente en el lugar del
incidente.

Emergencia Parcial: Situación de emergencia que no puede ser


neutralizada de inmediato como un Conato y obliga al personal
presente a solicitar la ayuda de un grupo de lucha más preparado
que dispone de mayores medios contra incendios y emergencias.

Emergencia General: Situación de emergencia que supera la


capacidad de los medios humanos y materiales contra incendios y
emergencias establecidos en el centro de trabajo y obliga a alterar
toda la organización habitual de la empresa, sustituyéndola por
otra de emergencia y teniéndose que solicitar ayuda al exterior.

Evacuación: Situación de emergencia que obliga a desalojar total o


parcialmente el centro de trabajo de forma ordenada y
controlada.
5.2. ORGANIZACIÓN DE LAS EMERGENCIAS
Para cada situación de emergencia debería existir un plan de actuación, una
organización y unos medios de lucha.

Planes de actuación

Ante una situación de emergencia, lo principal es salvaguardar a los trabajadores y


población afectada. Esto se consigue alejando del peligro a las personas, o sea,
realizando una Evacuación.

Si además se quiere evitar completamente o minimizar el daño a las instalaciones


debería disponerse de un Plan de Emergencia interior (PEI). Cuando son varias las
empresas que pueden estar implicadas se debería preparar un Plan de Emergencia
Exterior.

A continuación pasamos a describir cada uno de estos conceptos:

Plan de evacuación

Es un plan de actuación que obliga al personal de un centro de trabajo a


trasladarse de forma ordenada y controlada hacia lugares seguros interiores o
exteriores al centro, según sea evacuación parcial o total respectivamente.

El plan de evacuación protege a las personas.


Plan de emergencia interior (PEI)

Es la organización y conjunto de medios y procedimientos de actuación, previstos


en una empresa o en empresas contiguas, con el fin de prevenir los accidentes de
cualquier tipo y, en su caso, mitigar sus efectos en el interior de las instalaciones de
trabajo.

El Plan de Emergencia Interior (PEI) protege a las personas y a las instalaciones.

Plan de emergencia exterior (PEE)

Es un plan de emergencia que agrupa:

varios planes de emergencia interiores de empresas cercanas,

el plan de actuación municipal (PAM),

el plan básico de emergencia municipal (PBEM)

el plan de actuación de los grupos de actuación (PAGr).

Se nutre de la información dada por las empresas.

Organización

En la organización de cualquier situación de emergencia debería considerarse la


ubicación de un Centro de Control de Emergencias (CCE) en un lugar seguro.

5.2.1. EQUIPOS DE EMERGENCIAS


Los medios de protección humanos se organizan en diferentes equipos
(brigadas), especializados y entrenados, en la actuación ante las diferentes
situaciones de emergencia.

Equipos de alarma y evacuación (E.A.E.)

Formado por dos o tres personas que tienen por misión dirigir
ordenadamente al personal a evacuar hacia las salidas correspondientes a
los puntos de reunión escogidos, verificando que nadie quede sin evacuar y
colaborando con los equipos de primeros auxilios.

Equipos de primeros auxilios (E.P.A.)

Como mínimo una persona con la preparación suficiente para realizar los
primeros auxilios en cualquier tipo de emergencia.

Equipos de primera intervención (E.P.I.)

Formado por dos personas por planta o sector como mínimo. Intervienen en
situación de conato de emergencia.

Equipos de segunda intervención (E.S.I.)

Constituido como mínimo por dos personas para toda la actividad.

Son los equipados y formados para intervenir en cualquier tipo de


emergencia dentro de la empresa.

Jefe de intervención

Está en comunicación con el jefe de emergencias, acudiendo a los lugares


que éste le indica para llevar a cabo y organizar las acciones necesarias.

El jefe de intervención, por ser el primero que acude al lugar de la


emergencia y da las órdenes al resto de los equipos hasta la llegada de la
ayuda exterior, deberá ser conocedor en profundidad del centro, tanto en
instalaciones como en los diferentes locales y las actividades de los mismos,
y estar directamente relacionado con personal de mantenimiento.

Jefe de emergencias

Es la persona responsable de acudir al puesto de mando en caso de


emergencia. Con la información recibida en la central y dada por el jefe de
intervención toma las decisiones necesarias: llamar a la ayuda exterior,
enviar a los equipos a las zonas afectadas (E.P.A., E.A.E.,), comunicar el
momento de evacuar a las personas Es responsable de la implantación del
plan de emergencias.

Debe ser un trabajador con una posición de autoridad y responsabilidad en


la empresa para realizar estas acciones con garantía. El jefe de emergencia es
la máxima autoridad del centro de trabajo durante la emergencia, lo cual
supone una ruptura de la jerarquía en el centro durante la emergencia, si el
Jefe de Emergencia no coincide con la máxima autoridad del centro.

El jefe de emergencia y el jefe de intervención, deberán ser nombrados por el


responsable del centro de trabajo o por la persona que éste designe.

5.2.2. ACTUACIONES EN UN PLAN DE EMERGENCIAS INTERIOR


(PEI)

Para cada situación de emergencia debería existir un plan de actuación, una


organización y unos medios de lucha. Las actuaciones que se realizarían
dependiendo de, la situación de emergencia dada:
Conato de Emergencia

Ante un Conato de Emergencia cualquier trabajador debería poder realizar


las siguientes actuaciones:
Usar los medios disponibles contra incendios y emergencias.

No arriesgarse inútilmente, ni provocar un riesgo mayor.

Iniciar la alarma comunicando con el Centro de Control de


Emergencias (CCE), por los medios previstos para ello.

Pedir ayuda.

Informar sobre la incidencia al CCE.

Éstas son las actuaciones básicas correspondientes a los equipos de primera


intervención (EPI).

Emergencia Parcial

Cualquier trabajador ante una emergencia si, según su criterio, la considera


de mayor importancia que un Conato, debería actuar del siguiente modo:

Comunicar el incidente al Centro de Control de Emergencias


utilizando alguno de los medios establecidos (timbre de alarma,
teléfono interno) y comprobar que lo han entendido bien.

Quedar alerta de cualquier otra comunicación que, sobre la


emergencia, sea transmitida por el CCE a través de los medios
establecidos, tales como megafonía o sonidos codificados de
alarma.

Los trabajadores integrados en los equipos de segunda intervención (ESI), al


ser alertados por el Centro de Control de Emergencias (CCE). actuarían
según sus conocimientos y experiencia como grupos de lucha contra
cualquier tipo de emergencia.

Igualmente, los trabajadores integrados en los equipos de primeros auxilios


(EPA) y en los de alarma y evacuación (EAE) permanecerían en alerta ante
una posible intervención, en el caso de ser requeridos.

Emergencia General

La declaración de Emergencia General debería ser realizada por las personas


de la empresa autorizadas para ello.
Cuando el Centro de Control de Emergencias (CCE) recibe esta información
debería comunicarla a todos los trabajadores, utilizando para ello los medios
establecidos tales como megafonía o sonidos codificados de alarma.

Cualquier trabajador de la empresa debería incorporarse al grupo que le


corresponda, según la organización establecida para la emergencia. Esta no
tiene necesariamente que coincidir con la existente para el funcionamiento
normal de la actividad empresarial.

En esta situación de emergencia los trabajadores integrados en los equipos


de segunda intervención (ESI), así como los integrados en los equipos de
primeros auxilios (EPA) y los pertenecientes a los equipos de alarma (EAE),
actuarían en colaboración con los recursos exteriores de Protección Civil y
Bomberos.

Todo el personal recibiría la información sobre la evolución de la emergencia


a través del Centro de Control de Emergencias (CCE) y por los medios de
comunicación establecidos. Se debería actuar en consecuencia con esta
información y siempre en coordinación con los recursos exteriores.

Evacuación

La evacuación se inicia cuando lo comunica el Centro de Control de


Emergencias (CCE), a través de los medios establecidos.

En el caso de Evacuación Parcial, cada persona se dirigirá sin correr y en


grupo, por las vías de evacuación señalizadas, hacia los puntos de reunión
establecidos, en donde se identificará ante los responsables de contabilizar a
los evacuados.

En el caso de Evacuación Total, cualquier trabajador actuaría de manera


semejante a la anterior, pero alargando el itinerario de evacuación hasta un
punto de reunión en el exterior del recinto.

Los trabajadores integrados en los Equipos de Alarma y Evacuación (EAE)


actuarían según su cometido.

Como recomendaciones de actuación en cualquier situación de emergencia


encontramos las siguientes:

No utilizar nunca los medios de comunicación interna y externa


para otros objetivos que no sean los propios de la emergencia.

No utilizar los ascensores o montacargas a excepción, si los


hubiera, de los ascensores para uso específico de bomberos.

No abandonar el puesto de trabajo en ninguna situación de


emergencia sin cumplir los procedimientos de emergencia
asignados.

5.2.3. SIMULACROS

Para que las actuaciones, en una situación de emergencia, puedan ser las
correctas, es conveniente ensayarlas un mínimo de dos veces al año según
supuestos de situaciones probables de emergencia.

Estos ensayos programados se llaman Simulacros de Emergencia y sus


objetivos son:

conseguir el hábito de las actuaciones en emergencias y

mejorar las actuaciones analizando los fallos, con la ventaja de no


tener que sufrir una situación real de emergencia.

Es importante actuar en todo momento con el mismo rigor que si fuera una
situación real de emergencia.

5.3. PLAN DE ACTUACIÓN ANTE EMERGENCIAS


El plan de actuación ante emergencias forma parte del Plan de Autoprotección. Es
el plan de actuación del personal, para una rápida y ordenada reacción ante las
situaciones de riesgo evaluadas en el centro de trabajo.

El plan de emergencia responderá pues, a las preguntas:

¿Qué se hará?

¿Cuándo se hará?

¿Cómo y dónde se hará?

¿Quién lo hará?
Su contenido mínimo queda reflejado en la Norma Básica de Autoprotección de la
siguiente forma:

1. Identificación y clasificación de las emergencias en función del


riesgo, la gravedad, y la ocupación y medios humanos.

Las emergencias se clasifican por su gravedad y momento en que ocurren:

Conato de emergencia.

Emergencia parcial (Evacuación parcial).

Emergencia general (Evacuación general).

Diurno.

Nocturno.

Festivo.

Vacacional.

Ello condiciona los medios técnicos y humanos a contemplar en los planes de


emergencia.

2. Procedimientos de actuación ante emergencias:


a) Detección y alerta.
b) Mecanismos de alarma:

Identificación de la persona que dará los avisos.

Identificación del Centro de Coordinación de Atención de


Emergencias de Protección Civil.

Mecanismos de respuesta frente a la emergencia.

Evacuación y/o confinamiento.

Prestación de las primeras ayudas.

Modos de recepción de las ayudas externas.

3. Identificación y funciones de las personas y equipos que llevarán a


cabo los procedimientos de actuación en emergencias.
4. Identificación del Responsable de la puesta en marcha del Plan de
Actuación ante Emergencia.

Toda persona que pueda verse involucrada en una emergencia, debe ser avisada
con antelación sobre lo que debe hacer y cómo debe de hacerlo.
Es necesario comunicar a todos los trabajadores de la empresa las medidas de
emergencia implantadas y su papel dentro de ellas.
UNIDAD FORMATIVA 6. EL CONTROL DE LA SALUD DE LOS
TRABAJADORES

6. EL CONTROL DE LA SALUD DE LOS


TRABAJADORES

CONTENIDOS

1. La vigilancia de la salud

2. Objetivos de la vigilancia de la salud

3. Las técnicas de vigilancia de la salud

4. Integración de los programas de vigilancia de la salud en el programa de


prevención de riesgos laborales

La Medicina es una ciencia que, partiendo del conocimiento del funcionamiento


del cuerpo humano y del medio en que éste desarrolla su actividad, tiene como
objetivos la promoción de la salud, la prevención de la pérdida de la salud, la
curación de las enfermedades y la rehabilitación. La Medicina del trabajo es parte
de esta ciencia, valorando fundamentalmente como ambiente el medio laboral.

La Medicina del trabajo utiliza determinadas técnicas con fines preventivos como
son la investigación epidemiológica, la vigilancia de la salud, la educación sanitaria
y el aumento de la resistencia de los individuos.

Entre todas estas técnicas la Vigilancia de la Salud de los trabajadores constituye


uno de los instrumentos imprescindibles de los programas de prevención de
riesgos laborales. Es además una de las obligaciones del empresario, según el
artículo 22 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, apareciendo también en
diversas disposiciones específicas como las relativas al plomo, al amianto o al
ruido, por citar algunas de ellas.
6.1. LA VIGILANCIA DE LA SALUD
La Vigilancia de la salud puede definirse como la utilización de una serie de
técnicas y de otros datos de salud (encuestas, exploraciones físicas...), de manera
sistemática y periódica, con el objetivo de conocer o detectar cambios en el estado
de salud de un individuo o de un colectivo.

La LPRL regula en su artículo 22, que el empresario garantizará a los trabajadores


a su servicio la vigilancia periódica de su estado de salud en función de los riesgos
inherentes al trabajo.

El incumplimiento por el empresario de este deber se considera una infracción


grave e, incluso, puede generar responsabilidad civil y penal.

Las características de la vigilancia de la salud del personal al servicio de una


empresa son:

Garantizada por el empresario

El empresario garantizará a sus trabajadores la vigilancia periódica de su salud.

Específica.

Esa vigilancia se realizará en función del o de los riesgos a los que está sometido el
trabajador en el lugar de trabajo. Se debe huir, pues, de los reconocimientos
médicos indiscriminados e inespecíficos.

Voluntaria.

Se deberá contar con el consentimiento del trabajador, salvo que concurran las
siguientes circunstancias:
a) Que los reconocimientos sean indispensables para evaluar los efectos de las
condiciones de trabajo sobre la salud de los trabajadores.

b) Que el estado de salud del trabajador pueda constituir un peligro para él mismo o
para terceros.

c) Que exista una disposición legal en relación con la protección de riesgos específicos
y actividades de especial peligrosidad (ver el siguiente cuadro), que obligue a realizar
reconocimientos.

Confidencial

La información médica derivada de la vigilancia de la salud de cada trabajador


estará disponible para el propio trabajador, los servicios médicos responsables de
su salud y la autoridad sanitaria.

Ningún empresario podrá tener conocimiento del contenido concreto de las


pruebas médicas o de su resultado sin el consentimiento expreso del trabajador.

Esto no quita que al empresario se le deban facilitar las conclusiones de la


vigilancia de la salud realizada en sus trabajadores en términos de:

Aptitud para desempeñar las tareas correspondientes a su


trabajo.

La necesidad de introducir o mejorar las medidas de protección o


de prevención.

Prolongada
Una de las novedades de la Ley reside en la prolongación de la vigilancia de la salud
más allá de la finalización de la relación laboral en aquellos casos en los que los
efectos sobre los trabajadores así lo aconsejen.

Por ejemplo, los trabajadores expuestos a determinados agentes químicos


cancerígenos deberían ser objeto de seguimiento incluso varios años después del
cese de su relación con la empresa.

Documentada

Se deberá elaborar y conservar la documentación sobre los resultados y las


conclusiones de los controles del estado de salud de los trabajadores.

Gratuita

El coste económico de cualquier medida relativa a la seguridad y salud en el


trabajo, y por tanto el derivado de la vigilancia de la salud, no deberá recaer sobre
el trabajador (art. 14.5 de la LPRL). Una consecuencia de lo anterior es la
realización de los reconocimientos médicos dentro de la jornada laboral o el
descuento del tiempo invertido en la misma.

6.2. OBJETIVOS DE LA VIGILANCIA DE LA SALUD


La vigilancia de la salud tiene dos tipos de objetivos:
Objetivos individuales

Detección precoz de las alteraciones de la salud.

Identificación de los trabajadores especialmente sensibles a


ciertos riesgos.

Objetivos colectivos

Valoración del estado de salud de los trabajadores.

Alertar sobre posibles situaciones de riesgo.

Evaluar la eficacia del plan de prevención.

La Valoración del estado de salud de la empresa nos permitirá responder a las


preguntas:

¿quién presenta alteraciones?

¿en qué lugar de la empresa?

¿cuándo aparecen o aparecieron?

Los resultados de la vigilancia de la salud nos serán útiles para motivar la revisión
de las actuaciones preventivas en función de la aparición de daños en la población
trabajadora y, a través de la evolución del estado de salud del colectivo de
trabajadores, para evaluar la eficacia del plan de prevención de riesgos laborales.
6.3. LAS TÉCNICAS DE VIGILANCIA DE LA SALUD
La vigilancia de la salud se vale de distintas técnicas para conseguir sus objetivos.
Estas técnicas son:

El control biológico, cuya finalidad última es la evaluación de la


exposición o de los efectos de los contaminantes químicos sobre el
colectivo de trabajadores. El control biológico se incluirá en el
protocolo de vigilancia de la salud siempre que así lo disponga la
normativa aplicable (como por ejemplo los trabajadores expuestos
al plomo y sus derivados iónicos). En los otros casos, la idoneidad
del mismo dependerá de la existencia de un indicador biológico y
de los factores de variabilidad ligados al mismo. En principio, se
usarán los valores límite biológicos (VLB) recogidos en los Límites
de Exposición Profesional para Agentes Químicos en España del
INSHT.

Los protocolos de control biológico deberán contemplar la interpretación de


los resultados, los diferentes niveles y las actuaciones derivadas de los mismos.
La detección precoz de las alteraciones de la salud mediante
pruebas específicas que nos permitan poner de manifiesto
lesiones, en principio reversible, derivado de la o las exposiciones
laborales.

La elección de la prueba dependerá evidentemente del tipo de daño. Existen


pruebas de detección precoz para las alteraciones renales, hepáticas, del
sistema nervioso, respiratorias...

Algunas consisten en determinación de parámetros en sangre u orina y, otras,


en estudios funcionales como las audiometrías o la espirometría forzada.

6.4. INTEGRACIÓN DE LOS PROGRAMAS DE


VIGILANCIA DE LA SALUD EN EL PROGRAMA DE
PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES
La vigilancia de la salud debe considerarse como un instrumento de los programas
de prevención en la empresa. La aportación de la misma a dichos programas se
realizará a todos los niveles desde la identificación de los problemas hasta la
evaluación de la eficacia del programa global.
MÓDULO 3. RIESGOS ESPECÍFICOS Y SU PREVENCIÓN EN EL SECTOR
CORRESPONDIENTE A LA ACTIVIDAD DE LA EMPRESA

UNIDAD FORMATIVA 1. LA PREVENCIÓN EN EL SECTOR DE LA OBRA DE


CONSTRUCCIÓN

1. LA PREVENCIÓN EN EL SECTOR DE LA
OBRA DE CONSTRUCCIÓN

CONTENIDOS

1. Legislación

2. Obligaciones en las obras con proyecto

3. Principios aplicables durante la ejecución de la obra

4. Responsabilidad de los contratistas

5. Responsabilidad de los autónomos

6. Libro de incidencias

7. Paralización de trabajos

8. Presencia de recursos preventivos

1.1. LEGISLACIÓN
REAL DECRETO 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen
disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción.

Este real decreto es de aplicación en todas las obras privadas y públicas en las que
se realicen trabajos propios de construcción o de ingeniería civil, como:

Los trabajos de excavación

Movimiento de tierras
Montaje y desmontaje de elemento prefabricados

Transformación, rehabilitación, derribo, mantenimiento,


conservación.

Trabajos de pintura y limpieza

Saneamiento, etc.

Mientras que no será de aplicación:

A las industrias extractivas a cielo abierto o subterráneas o por sondeos, que se


regularán por su normativa específica.
A trabajos de administración y oficina que no se ubiquen en la obra.

A continuación se definen los diferentes conceptos, actores y responsables en


prevención de riesgos en el sector de la construcción:

Obra de construcción u obra: cualquier obra, pública o privada, en


la que se efectúen trabajos de construcción o ingeniería civil cuya
relación no exhaustiva figura en el anexo I del mencionado real
decreto.

Trabajos con riesgos especiales: trabajos cuya realización exponga


a los trabajadores a riesgos de especial gravedad para su
seguridad y salud, comprendidos los indicados en la relación no
exhaustiva que figura en el anexo II del mencionado real decreto.

Promotor: cualquier persona física o jurídica por cuenta de la cual


se realice una obra.

Proyectista: el autor o autores, por encargo del promotor, de la


totalidad o parte del proyecto de obra.

Coordinador en materia de seguridad y de salud durante la


elaboración del proyecto de obra: el técnico competente
designado por el promotor para coordinar, durante la fase del
proyecto de obra, la aplicación de los principios generales
aplicables al proyecto de una obra.

Coordinador en materia de seguridad y de salud durante la


ejecución de la obra: el técnico competente integrado en la
dirección facultativa, designado por el promotor para llevar a
cabo: la aplicación de los principios generales coordinación las
actividades de la obra para que cumplan con sus deberes los
contratistas, subcontratistas y autónomos; aprobación del plan de
seguridad, organizar la coordinación de actividades empresariales,
etc.

Dirección facultativa: el técnico o técnicos competentes


designados por el promotor, encargados de la dirección y del
control de la ejecución de la obra.

Contratista: la persona física o jurídica que asume


contractualmente ante el promotor, con medios humanos y
materiales propios o ajenos, el compromiso de ejecutar la
totalidad o parte de las obras con sujeción al proyecto y al
contrato.

Subcontratista: la persona física o jurídica que asume


contractualmente ante el contratista, empresario principal, el
compromiso de realizar determinadas partes o instalaciones de la
obra, con sujeción al proyecto por el que se rige su ejecución.

Trabajador autónomo: la persona física distinta del contratista y


del subcontratista, que realiza de forma personal y directa una
actividad profesional, sin sujeción a un contrato de trabajo, y que
asume contractualmente ante el promotor, el contratista o el
subcontratista el compromiso de realizar determinadas partes o
instalaciones de la obra. Cuando el trabajador autónomo emplee
en la obra a trabajadores por cuenta ajena tendrá la consideración
de contratista o subcontratista a efectos del presente Real
Decreto.

El contratista y el subcontratista tendrán la consideración de empresario a los


efectos previstos en la normativa sobre prevención de riesgos laborales.

Cuando el promotor contrate directamente trabajadores autónomos para la


realización de la obra o de determinados trabajos de la misma, tendrá la
consideración de contratista respecto de aquéllos. Esta circunstancia no será de
aplicación cuando la actividad contratada se refiera exclusivamente a la
construcción o reparación que pueda contratar un cabeza de familia respecto de
su vivienda.

1.1.1. TRABAJOS CON RIESGOS ESPECIALES

Dentro de las obras de construcción hay que diferenciar aquellos trabajos


que implican riesgos especiales para la seguridad y salud de los trabajadores,
en los que se va a imponer una serie de medidas especiales de prevención y,
además, un agravamiento de las responsabilidades empresariales en caso de
incumplimiento; y son:

Trabajos con riesgos especialmente graves de sepultamiento,


hundimiento o caída de altura, por las particulares características
de la actividad desarrollada, los procedimientos aplicados, o el
entorno del puesto de trabajo.

Trabajos en los que la exposición a agentes químicos o biológicos


suponga un riesgo de especial gravedad, o para los que la vigilancia
específica de la salud de los trabajadores sea legalmente exigible.

Trabajos con exposición a radiaciones ionizantes para los que la


normativa específica obliga a la delimitación de zonas controladas
o vigiladas.

Trabajos en la proximidad de líneas eléctricas de alta tensión.

Trabajos que expongan a riesgo de ahogamiento por inmersión.

Obras de excavación de túneles, pozos y otros trabajos que


supongan movimientos de tierra subterráneos.

Trabajos realizados en inmersión con equipo subacuático.

Trabajos realizados en cajones de aire comprimido.

Trabajos que impliquen el uso de explosivos.


Trabajos que requieran montar o desmontar elementos
prefabricados pesados.

1.2. OBLIGACIONES EN LAS OBRAS CON PROYECTO


Las obras se pueden tramitar con sólo el presupuesto, o por su generalidad, con
proyecto. En toda obra con proyecto se requiere una serie de obligaciones en
materia de seguridad y salud:

Designación de coordinador en materia de seguridad y salud

Realizar un Estudio de seguridad y salud

Aprobar el Plan de seguridad y salud en el trabajo

Aplicar los Principios generales aplicables al proyecto de la obra

1.2.1. DESIGNACIÓN DEL COORDINADOR EN MATERIA DE DE


SEGURIDAD Y SALUD

Cuando en la elaboración del proyecto de obra intervengan varios


proyectistas, el promotor designará un coordinador en materia de
seguridad y de salud durante la elaboración del proyecto de obra.

Cuando en la ejecución de la obra intervenga más de una empresa,


o una empresa y trabajadores autónomos o diversos trabajadores
autónomos, el promotor, antes del inicio de los trabajos o tan
pronto como se constate dicha circunstancia, designará un
coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución
de la obra.

La designación de los coordinadores en materia de seguridad y


salud durante la elaboración del proyecto de obra y durante la
ejecución de la obra podrá recaer en la misma persona.

La designación de los coordinadores no eximirá al promotor de sus


responsabilidades.
1.2.2. ESTUDIO DE SEGURIDAD Y SALUD

El promotor estará obligado a que en la fase de redacción del proyecto se


elabore un estudio de seguridad y salud en los proyectos de obras en que se
den alguno de los supuestos siguientes:

Que el presupuesto de ejecución por contrata incluido en el


proyecto sea igual o superior a 450.759,08 .

Que la duración estimada sea superior a 30 días laborables,


empleándose en algún momento a más de 20 trabajadores
simultáneamente.

Que el volumen de mano de obra estimada, entendiendo por tal la


suma de los días de trabajo del total de los trabajadores en la obra,
sea superior a 500.

Las obras de túneles, galerías, conducciones subterráneas y


presas.

En los proyectos de obras no incluidos en ninguno de los supuestos previstos


en el apartado anterior, el promotor estará obligado a que en la fase de
redacción del proyecto se elabore un estudio básico de seguridad y salud.

El estudio de seguridad y salud será elaborado por el técnico competente


designado por el promotor. Cuando deba existir un coordinador en materia
de seguridad y salud durante la elaboración del proyecto de obra, le
corresponderá a éste elaborar o hacer que se elabore, bajo su
responsabilidad, dicho estudio.
Dicho estudio deberá formar parte del proyecto de ejecución de obra o, en
su caso, del proyecto de obra, ser coherente con el contenido del mismo y
recoger las medidas preventivas adecuadas a los riesgos que conlleve la
realización de la obra.

1.2.3. PLAN DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

En aplicación del estudio de seguridad y salud o, en su caso, del estudio


básico, cada contratista elaborará un plan de seguridad y salud en el trabajo
en el que se analicen, estudien, desarrollen y complementen las previsiones
contenidas en el estudio o estudio básico, en función de su propio sistema de
ejecución de la obra.

En dicho plan se incluirán las propuestas de medidas alternativas de


prevención que el contratista proponga con la correspondiente justificación
técnica, que no podrán implicar disminución de los niveles de protección
previstos en el estudio o estudio básico. Además se incluirán valoración
económica de las mismas, que no podrá implicar disminución del importe
total.

El plan de seguridad y salud deberá ser aprobado, antes del inicio de la obra,
por el coordinador en materia de seguridad y de salud durante la ejecución
de la obra, y en el caso de no haberse nombrado lo realizará la dirección
facultativa.

En el caso de obras de las Administraciones públicas, el plan, con el


correspondiente informe del coordinador en materia de seguridad y de salud
durante la ejecución de la obra, se elevará para su aprobación a la
Administración pública que haya adjudicado la obra.

El plan de seguridad y salud estará en la obra a disposición permanente de la


dirección facultativa.

1.2.4. PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES AL PROYECTO DE


LA OBRA

Los principios generales de prevención en materia de seguridad y de salud


previstos en su artículo 15 de la LPRL deberán ser tomados en consideración
por el proyectista en las fases de concepción, estudio y elaboración del
proyecto de obra y en particular:

Al tomar las decisiones constructivas, técnicas y de organización


con el fin de planificar los distintos trabajos o fases de trabajo que
se desarrollarán simultánea o sucesivamente.
Al estimar la duración requerida para la ejecución de estos
distintos trabajos o fases del trabajo.
Asimismo, se tendrán en cuenta, cada vez que sea necesario,
cualquier estudio de seguridad y salud o estudio básico, así como
las previsiones e informaciones útiles para efectuar en su día, en
las debidas condiciones de seguridad y salud, los previsibles
trabajos posteriores durante las fases de concepción, estudio y
elaboración del proyecto de obra.

El coordinador en materia de seguridad y de salud durante la elaboración del


proyecto de obra coordinará la aplicación de lo dispuesto anteriormente.

1.3. PRINCIPIOS GENERALES APLICABLES DURANTE


LA EJECUCIÓN DE LA OBRA
Los principios de la acción preventiva que se recogen en el artículo 15 de la LPRL
se aplicarán durante la ejecución de la obra y, en particular, en las siguientes tareas
o actividades:

El mantenimiento de la obra en buen estado de orden y limpieza.

La elección del emplazamiento de los puestos y áreas de trabajo,


teniendo en cuenta sus condiciones de acceso, y la determinación
de las vías o zonas de desplazamiento o circulación.

La manipulación de los distintos materiales y la utilización de los


medios auxiliares.

El mantenimiento, el control previo a la puesta en servicio y el


control periódico de las instalaciones y dispositivos necesarios
para la ejecución de la obra, con objeto de corregir los defectos
que pudieran afectar a la seguridad y salud de los trabajadores.
La delimitación y el acondicionamiento de las zonas de
almacenamiento y depósito de los distintos materiales, en
particular si se trata de materias o sustancias peligrosas.

La recogida de los materiales peligrosos utilizados.

El almacenamiento y la eliminación o evacuación de residuos y


escombros.

La adaptación, en función de la evolución de la obra, del período de


tiempo efectivo que habrá de dedicarse a los distintos trabajos o
fases de trabajo.

La cooperación entre los contratistas, subcontratistas y


trabajadores autónomos.

Las interacciones e incompatibilidades con cualquier otro tipo de


trabajo o actividad que se realice en la obra o cerca del lugar de la
obra.

1.4. RESPONSABILIDADES DE LOS CONTRATISTAS Y


SUBCONTRATISTAS
Los contratistas y subcontratistas estarán obligados a:

Aplicar los principios de la acción preventiva que se recogen en el


artículo 15 de la LPRL, en particular al desarrollar las tareas o
actividades indicadas en el apartado anterior.

Cumplir y hacer cumplir a su personal lo establecido en el plan de


seguridad y salud.

Cumplir la normativa en materia de prevención de riesgos


laborales, teniendo en cuenta, en su caso, las obligaciones sobre
coordinación de actividades empresariales previstas en el artículo
24 de la LPRL, así como cumplir las disposiciones mínimas
establecidas en el anexo IV del presente Real Decreto, durante la
ejecución de la obra.

Informar y proporcionar las instrucciones adecuadas a los


trabajadores autónomos sobre todas las medidas que hayan de
adoptarse en lo que se refiere a su seguridad y salud en la obra.

Atender las indicaciones y cumplir las instrucciones del


coordinador en materia de seguridad y de salud durante la
ejecución de la obra o, en su caso, de la dirección facultativa.

Los contratistas y los subcontratistas serán responsables de la ejecución correcta


de las medidas preventivas fijadas en el plan de seguridad y salud en lo relativo a
las obligaciones que les correspondan a ellos directamente o, en su caso, a los
trabajadores autónomos por ellos contratados.

Además, los contratistas y los subcontratistas responderán solidariamente de las


consecuencias que se deriven del incumplimiento de las medidas previstas en el
plan, en los términos que se recogen en el Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de
agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y
Sanciones en el Orden Social. (LISOS).

Las responsabilidades de los coordinadores, de la dirección facultativa y del


promotor no eximirán de sus responsabilidades a los contratistas y a los
subcontratistas.
1.5. RESPONSABILIDADES DE LOS TRABAJADORES
AUTÓNOMOS
Los trabajadores autónomos estarán obligados a:

Aplicar los principios de la acción preventiva que se recogen en el


artículo 15 de la LPRL, en particular al desarrollar las tareas o
actividades indicadas en el apartado 3.

Cumplir las disposiciones mínimas de seguridad y salud


establecidas en el anexo IV del presente Real Decreto, durante la
ejecución de la obra.

Cumplir las obligaciones en materia de prevención de riesgos que


establece para los trabajadores el artículo 29, apartados 1 y 2, de
la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Ajustar su actuación en la obra conforme a los deberes de


coordinación de actividades empresariales establecidos en el
artículo 24 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales,
participando en particular en cualquier medida de actuación
coordinada que se hubiera establecido.

Utilizar equipos de trabajo que se ajusten a lo dispuesto en el Real


Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las
disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por
los trabajadores de los equipos de trabajo y en la nueva Directiva
de Máquinas

Elegir y utilizar equipos de protección individual.

Atender las indicaciones y cumplir las instrucciones del


coordinador en materia de seguridad y de salud durante la
ejecución de la obra o, en su caso, de la dirección facultativa.

Los trabajadores autónomos deberán cumplir lo establecido en el Plan de


Seguridad y Salud.

1.6. LIBRO DE INCIDENCIAS


En cada centro de trabajo existirá con fines de control y seguimiento del plan de
seguridad y salud un libro de incidencias que constará de hojas por duplicado,
habilitado al efecto. El libro de incidencias será facilitado por:

El Colegio profesional al que pertenezca el técnico que haya


aprobado el plan de seguridad y salud.

La Oficina de Supervisión de Proyectos u órgano equivalente


cuando se trate de obras de las Administraciones públicas.

El libro de incidencias, que deberá mantenerse siempre en la obra, estará en poder


del coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución de la obra o,
cuando no fuera necesaria la designación de coordinador, en poder de la dirección
facultativa.

A dicho libro tendrán acceso:

la dirección facultativa de la obra,

los contratistas y subcontratistas y los trabajadores autónomos,

las personas u órganos con responsabilidades en materia de


prevención en las empresas intervinientes en la obra,
los representantes de los trabajadores

los técnicos de los órganos especializados en materia de seguridad


y salud en el trabajo de las Administraciones públicas
competentes.

Efectuada una anotación en el libro de incidencias, el coordinador en materia de


seguridad y salud durante la ejecución de la obra o, cuando no sea necesaria la
designación de coordinador, la dirección facultativa, deberán notificarla al
contratista afectado y a los representantes de los trabajadores de éste.

En el caso de que la anotación se refiera a cualquier incumplimiento de las


advertencias u observaciones previamente anotadas en dicho libro por las
personas facultadas para ello, así como en el supuesto de paralización de trabajos,
deberá remitirse una copia a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en el plazo
de 24 horas.

En todo caso, deberá especificarse si la anotación efectuada supone una


reiteración de una advertencia u observación anterior o si, por el contrario, se
trata de una nueva observación.

1.7. PARALIZACIÓN DE TRABAJOS


Cuando el coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución de la
obra o cualquier otra persona integrada en la dirección facultativa observase
incumplimiento de las medidas de seguridad y salud, advertirá al contratista de
ello, dejando constancia de tal incumplimiento en el libro de incidencias, y
quedando facultado para, en circunstancias de riesgo grave e inminente para la
seguridad y la salud de los trabajadores, disponer la paralización de los tajos o, en
su caso, de la totalidad de la obra.

La persona que hubiera ordenado la paralización deberá dar cuenta a los efectos
oportunos a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social correspondiente, a los
contratistas y, en su caso, a los subcontratistas afectados por la paralización, así
como a los representantes de los trabajadores de éstos.

Recordemos como vimos en el módulo 1, que además podrán proceder a paralizar


los trabajos:

Representantes de los trabajadores


Delegados de prevención

Trabajadores

Inspección de trabajo y seguridad social

1.8. PRESENCIA DE RECURSOS PREVENTIVOS EN


OBRAS DE CONSTRUCCIÓN
La presencia en el centro de trabajo de los recursos preventivos de cada
contratista prevista en la disposición adicional decimocuarta de la LPRL se aplicará
a las obras de construcción, con las siguientes especialidades:

El plan de seguridad y salud determinará la forma de llevar a cabo


la presencia de los recursos preventivos.

Cuando, como resultado de la vigilancia, se observe un deficiente


cumplimiento de las actividades preventivas, las personas a las
que se asigne la presencia deberán dar las instrucciones
necesarias para el correcto e inmediato cumplimiento de las
actividades preventivas y poner tales circunstancias en
conocimiento del empresario para que éste adopte las medidas
necesarias para corregir las deficiencias observadas, si éstas no
hubieran sido aún subsanadas.

Cuando, como resultado de la vigilancia, se observe ausencia,


insuficiencia o falta de adecuación de las medidas preventivas, las
personas a las que se asigne esta función deberán poner tales
circunstancias en conocimiento del empresario, que procederá de
manera inmediata a la adopción de las medidas necesarias para
corregir las deficiencias y a la modificación del plan de seguridad y
salud.
UNIDAD FORMATIVA 2. LA PREVENCIÓN DE LOS BUQUES DE PESCA

2. LA PREVENCIÓN EN LOS BUQUES DE


PESCA

CONTENIDOS

1. Legislación

2. Obligaciones de los armadores

3. La Inspección Naval y Marítima

2.1. LEGISLACIÓN
REAL DECRETO 1216/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las
disposiciones mínimas de seguridad y salud en el trabajo a bordo de los buques de
pesca.

A este sector no le es de aplicación el R. 486/1997, de disposiciones mínimas de los


lugares de trabajo.

Este Real Decreto las siguientes definiciones relacionadas con este sector:

Buque de pesca: todo buque abanderado en España o registrado


bajo la plena jurisdicción española, utilizado a efectos comerciales
para la captura o para la captura y el acondicionamiento del
pescado u otros recursos vivos del mar.

Buque de pesca nuevo: todo buque de pesca, cuya eslora entre


perpendiculares sea igual o superior a quince metros, que a partir
del 23 de noviembre de 1995, o con posterioridad, cumpla alguna
de las condiciones siguientes:

Que se haya celebrado un contrato de


construcción o de transformación importante.

Que, de haberse celebrado un contrato de


construcción o de transformación importante
antes del 23 de noviembre de 1995, la entrega del
buque se produzca transcurridos al menos tres
años a partir de dicha fecha.

Que, en ausencia de un contrato de construcción:


se haya instalado la quilla del buque, o se haya
iniciado una construcción por la que se reconozca
un buque concreto, o se haya empezado una
operación de montaje que suponga la utilización
de, al menos, 50 toneladas del total estimado de
los materiales de estructura o de un 1% de dicho
total si este segundo valor es inferior al primero.

Buque de pesca existente: todo buque de pesca, cuya eslora entre


perpendiculares sea igual o superior a dieciocho metros, que no
sea un buque de pesca nuevo.

Buque: todo buque de pesca nuevo o existente.

Trabajador: toda persona que ejerza una actividad profesional a


bordo de un buque, incluidas las personas en período de
formación y los aprendices, con exclusión del personal de tierra
que realice trabajos a bordo de un buque atracado en el muelle y
de los prácticos de puerto.
Armador: la persona física o jurídica que, utilizando buques
propios o ajenos, se dedique a la explotación de los mismos, aún
cuando ello no constituya su actividad principal, bajo cualquier
modalidad admitida por los usos internacionales, incluida la cesión
de uso de los buques. En este caso se considerará que el armador
es la persona física o jurídica a quien se ha cedido o que efectúa el
uso del buque.

Capitán: todo trabajador debidamente habilitado para ello, que


manda el buque o es responsable del funcionamiento operativo-
marítimo del mismo.

2.2. OBLIGACIONES DE LOS ARMADORES


Los armadores adoptarán las medidas necesarias para que:

Los buques sean utilizados sin poner en peligro la seguridad y la


salud de los trabajadores, en particular en las condiciones
meteorológicas previsibles, sin perjuicio de la responsabilidad del
capitán.

Además de la documentación prevista en el artículo 23 de la LPRL,


se realice un informe detallado de los sucesos que ocurran en el
mar y que tengan o pudieran tener algún efecto en la salud de los
trabajadores a bordo. Dicho informe deberá transmitirse a la
Autoridad laboral. Asimismo, tales sucesos se consignarán de
forma detallada en el cuaderno de bitácora o, en su defecto, en un
documento específico para ello.

Con objeto de preservar la seguridad y la salud de los trabajadores, el armador


facilitará al capitán los medios que éste necesite para cumplir sus obligaciones.

El trabajador deberá tomar en consideración los posibles riesgos que corran los
demás trabajadores.

Los buques estarán sujetos a los controles periódicos previstos en la normativa


que les sea de aplicación.

El armador, sin perjuicio de la responsabilidad del capitán, garantizará que los


trabajadores y los representantes de los trabajadores reciban una formación e
información adecuadas sobre la salud y la seguridad a bordo de los buques, así
como sobre las medidas de prevención y protección que se adopten.

La formación se referirá a:

Lucha contra incendios

La utilización de medios de salvamento y supervivencia

La utilización de los aparejos de pesca y de los equipos de tracción

Los diferentes métodos de señalización, en particular mediante


comunicación gestual.

Dicha formación se actualizará cuando las modificaciones de las actividades a


bordo lo hagan necesario.

El armador, sin perjuicio de la responsabilidad del capitán, para preservar la


seguridad y la salud de los trabajadores, deberá:

Velar por el mantenimiento técnico de los buques, de las


instalaciones y de los dispositivos, en particular de los que se
mencionan en los Anexos I y II del presente Real Decreto, y por
que los defectos observados que puedan afectar a la seguridad y a
la salud de los trabajadores se eliminen lo antes posible.

Tomar medidas para garantizar la limpieza periódica de los buques


y del conjunto de las instalaciones y dispositivos, de forma que se
mantengan en condiciones adecuadas de higiene y seguridad.

Mantener a bordo del buque los medios de salvamento y


supervivencia apropiados, en buen estado de funcionamiento y en
cantidad suficiente.

Tomar en consideración las disposiciones mínimas de seguridad y


de salud relativas a los medios de salvamento y supervivencia que
figuran en el Anexo III del presente Real Decreto.

Tomar en consideración las especificaciones en materia de


equipos de protección individual que figuran en el Anexo IV del
R.D. 1216/1997.

2.3. LA INSPECCIÓN NAVAL Y MARÍTIMA


En este sector destaca un aspecto en la vigilancia de la seguridad y salud laboral, y
es el hecho de concurrir la actuación de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social
como de la Inspección Naval y Marítima, y en el marco de esa actuación
concurrente, se ha dictado la Resolución de 31 de mayo de 2005, por la que se
establecen actuaciones conjuntas entre el Ministerio de Fomento, el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
para mejorar la seguridad de los buques pesqueros.
UNIDAD FORMATIVA 3. LA PREVENCIÓN EN LA ACTIVIDAD MINERA

3. LA PREVENCIÓN EN LA ACTIVIDAD
MINERA

CONTENIDOS

1. Normativa específica

2. Obligaciones del empresario

3.1. LEGISLACIÓN
La actividad minera se regula por el Real Decreto 1389/1997, de 5 de septiembre,
por el que se aprueban las disposiciones mínimas destinadas a proteger la
seguridad y la salud de los trabajadores en las actividades mineras.

Quedan excluidas del campo de aplicación:

Las actividades de transformación de sustancias minerales

Las industrias extractivas por sondeos.

En relación con las Industrias Extractivas es preciso tener en cuenta, también, la


siguiente normativa:

Reglamento General de Normas Básicas de Seguridad Minera


(R.D. 164/1985) y que se desarrolló a través de una serie de
Instrucciones Técnicas Complementarias entre las que cabe
destacar:

ITC 04.1.01, en la que se define la categoría de


una labor subterránea.

ITC 05.0.02, que indica los límites de CH4 (grisú,


mezcla de gas metano y aire) en la corriente de
aire.
ITC 04.7.01, sobre circuitos de ventilación.

Estatuto del Minero (R.D.3255/1983) que establece el régimen


jurídico mínimo y uniforme en las relaciones laborales del sector
minero.

A continuación vamos a definir los conceptos comunes con la actividad minera:

Industrias extractivas a cielo abierto o subterráneas: todas las


industrias que realicen alguna de las siguientes actividades:

De extracción propiamente dicha de sustancias


minerales al aire libre o bajo tierra, incluso por
dragado.

De prospección con vistas a dicha extracción.

De preparación para la venta de las materias


extraídas, excluidas las actividades de
transformación de dichas sustancias.

De perforación o excavación de túneles o galerías,


cualquiera que sea su finalidad, sin perjuicio de lo
dispuesto en la normativa relativa a las
condiciones mínimas de seguridad y salud en las
obras de construcción.

Lugares de trabajo: el conjunto de los lugares en los que hayan de


implantarse los puestos de trabajo relativos a las actividades e
instalaciones relacionadas directa o indirectamente con las
industrias extractivas a cielo abierto o subterráneas, incluidos los
depósitos de estéril, escombreras y otras zonas de
almacenamiento y, en su caso, los alojamientos a los que los
trabajadores tengan acceso por razón de su trabajo.

3.2. OBLIGACIONES DEL EMPRESARIO


El empresario del sector de minería, además de las obligaciones generales de
seguridad y salud que ya conocemos tiene que adoptar las siguientes obligaciones
específicas:

Documento de seguridad y salud

El empresario se asegurará de que se elabore y mantenga al día un documento


sobre la seguridad y la salud, denominado en adelante documento sobre seguridad
y salud, que recoja los requisitos pertinentes contemplados en los capítulos III
(Derechos y obligaciones) y V (Consulta y participación de los trabajadores) de la
Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales.

El documento sobre seguridad y salud de los trabajadores deberá demostrar, en


particular:

Que los riesgos a que se exponen los trabajadores en el lugar de


trabajo han sido identificados y evaluados.

Que se van a tomar las medidas adecuadas para alcanzar los


objetivos fijados en la presente disposición.

Que la concepción, la utilización y el mantenimiento del lugar de


trabajo y de los equipos son seguros.

Dicho documento estará a disposición de las autoridades laboral y sanitaria así


como de los delegados de prevención como representantes de los trabajadores en
materia de seguridad y salud.

El documento sobre seguridad y salud deberá estar preparado antes del comienzo
del trabajo y deberá ser revisado en caso de que se realicen modificaciones,
ampliaciones o transformaciones importantes en los lugares de trabajo.

Información a la autoridad minera

El empresario deberá informar, dentro de las veinticuatro horas siguientes, a la


autoridad minera competente en todos los accidentes mortales y graves que se
produzcan y de cualquier situación de peligro grave, sin perjuicio de cualquier otra
obligación de comunicación o notificación que le imponga la legislación laboral
vigente.

Si fuese necesario, el empresario actualizará el documento sobre seguridad y salud


dando cuenta de las medidas tomadas para evitar una repetición.

Vigilancia de la salud

El empresario garantizará la adecuada vigilancia de la salud de los trabajadores en


función de los riesgos relativos a su seguridad y su salud en el trabajo, con la
extensión y las condiciones establecidas en el artículo 22 de la LPRL, y las
Administraciones públicas establecerán los medios adecuados para la evaluación y
control de las actuaciones de carácter sanitario que se realicen en las empresas, a
través de las acciones señaladas en el capítulo IV del Título I de la Ley 14/1986, de
25 de abril, General de Sanidad.

Estas medidas permitirán que cada trabajador tenga derecho a beneficiarse o deba
ser objeto de una vigilancia de su salud, antes de ser destinados a tareas
relacionadas con las actividades mineras y posteriormente a intervalos regulares,
de acuerdo a lo establecido en la legislación vigente, convenios colectivos y
acuerdos de empresa.

Protección contra incendios, explosiones y atmósferas explosivas.

El empresario deberá tomar las medidas y precauciones apropiadas al tipo de


explotación para:

Prevenir, detectar y combatir el inicio y la propagación de


incendios y explosiones.
Evitar la formación de atmósferas explosivas o nocivas para la
salud.

Medios de evacuación y de salvamento.

El empresario velará por la existencia y mantenimiento de los medios de


evacuación y de salvamento adecuados, a fin de que los trabajadores, en caso de
peligro, puedan evacuar los lugares de trabajo sin dificultad, rápidamente y con
total seguridad.

Deberá tomar las medidas necesarias para proporcionar los sistemas de alarma y
otros medios de comunicación precisos que permitan, cuando sea necesario, la
inmediata puesta en marcha de las operaciones de socorro, evacuación y
salvamento.

Cumplimiento de disposiciones mínimas de seguridad

El empresario debe cumplir las disposiciones mínimas de seguridad contenidas en


el Anexo del R.D. 1389/1997, y que diferencia entre:

Disposiciones mínimas comunes aplicables a las industrias


extractivas a cielo abierto o subterráneas, así como a las
dependencias de superficie.

Disposiciones mínimas especiales aplicables a las industrias


extractivas a cielo abierto.

Disposiciones mínimas especiales aplicables a las industrias


extractivas subterráneas.
MÓDULO 4. ELEMENTOS BÁSICOS DE GESTIÓN DE LA PREVENCIÓN DE
RIESGOS

UNIDAD FORMATIVA 1. ORGANISMOS PÚBLICOS RELACIONADOS CON


LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

1. ORGANISMOS PÚBLICOS
RELACIONADOS CON LA SEGURIDAD Y
SALUD EN EL TRABAJO

CONTENIDOS

1. La organización pública de la prevención

2. Organización de la prevención en la empresa

En materia de seguridad y salud en el trabajo destaca el papel que desempeñan


determinados organismos internacionales, cuyas normas y recomendaciones, una
-vez que se incorporan al Derecho interno español, constituyen un bloque
normativo de especial importancia en el orden laboral.

Corresponde al Estado, por medio de su actividad legislativa, fijar por un lado, las
medidas de seguridad y salud mínimas, que deberán respetar empresarios y
trabajadores y, de otro, las responsabilidades a exigirles en caso de
incumplimiento.

En vía administrativa los organismos públicos del Estado intervienen realizando


tres tipos de funciones: una función de regulación y desarrollo normativo
(Reglamentos que pueden tomar la forma de Reales Decretos u Órdenes
Ministeriales), una función controladora (inspectora y sancionadora) y una función
de promoción y fomento de las actividades preventivas. La reparación de los daños
ocasionados por los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales,
corresponde al campo de la seguridad social.

En el capítulo 11 de la L.RR.L. se ordena la actuación de las diversas


Administraciones públicas con competencia en materia preventiva.
En esta Unidad, el alumno podrá conocer las Instituciones y Organismos públicos
más importantes relacionados con la seguridad y salud en el trabajo y las funciones
y los servicios que se desarrollan en esta área.

1.1. LA ORGANIZACIÓN PÚBLICA DE LA


PREVENCIÓN

1.1.1. INSTITUCIONES Y ORGANISMOS INTERNACIONALES

Dentro del Derecho del Trabajo y, especialmente en el ámbito de la


seguridad y salud en el trabajo, adquieren especial importancia los
Convenios elaborados en el seno de la Organización Internacional del
Trabajo (O.I.T.) y los Tratados y Directivas europeas asumidas por España al
formar parte, como miembro de pleno derecho, de la Unión Europea.

A. O.I.T.

La O.I.T., con sede en Ginebra, es sin duda, una de las organizaciones


internacionales laborales más importantes, tanto por su antigüedad, como
por la intensidad de sus actividades y el gran número de países a ella
acogidos.

Entre las funciones típicas que la O.I.T. realiza, cabe destacar las siguientes:

Asistencia técnica.

Recopilación y difusión de información.

Elaboración y aprobación de Convenios y Recomendaciones


internacionales.

Los Convenios de la O.I.T., una vez ratificados por un Estado miembro


concreto, son instrumentos destinados a la creación de obligaciones de
carácter internacional. Las Recomendaciones, sin embargo, no generan
ningún tipo de obligación internacional, estando orientadas a establecer
pautas o directrices para el posterior desarrollo de la legislación laboral en
los Estados miembros.

España es uno de los Estados que más Convenios de la O.I.T. ha ratificado,


siendo de máxima importancia el Convenio 155, sobre Seguridad y Salud de
los Trabajadores y Medio Ambiente de Trabajo, adoptado con fecha 22 de
junio de 1981. En la misma fecha se adoptó la Recomendación 164, sobre
Seguridad y Salud de los Trabajadores.

B. LA UNIÓN EUROPEA

Desde el 1 de enero de 1986, fecha a partir de la cual España entró a formar


parte de la entonces llamada Comunidad Económica Europea, nos hemos
visto obligados a armonizar nuestro Derecho interno de acuerdo a las
Directivas de la Unión.

En este sentido, el Acta Única Europea, que entró en vigor el 1 de julio de


1987, ha supuesto un paso adelante hacia la consecución de un espacio
social europeo, ocupando la seguridad y salud de los trabajadores un lugar
prioritario, especialmente como consecuencia de las nuevas disposiciones
relativas a la Política Social y al Mercado Interior.

Esta determinación se traduce en dos artículos del Acta única: el artículo


100A dispone que los productos en libre circulación en la Unión deberán
respetar determinadas normas de seguridad; el artículo 118A estipula que
los Estados miembros procurarán promover la mejora del medio de trabajo,
para proteger la seguridad y la salud de los trabajadores.

La primera decisión social de envergadura adoptada en la línea del Acta


única, la Directiva Marco aprobada por los Doce en junio de 1989, constituye
la piedra angular de la nueva política comunitaria en esta materia.
B.1. Las Instituciones de la Unión Europea

La Unión Europea consta de cuatro Instituciones básicas: el Consejo, la


Comisión, el Parlamento Europeo y el Tribunal de Justicia.

El Consejo

El Consejo está compuesto por un representante de cada uno de


los cuarenta y siete Estados miembros que integran la Unión
Europea, normalmente ministros responsables de los asuntos
que son objeto de discusión: Asuntos Exteriores, Economía,
Trabajo y Asuntos Sociales, etc.

La función esencial del Consejo es la de ejercer el poder


legislativo o normativo, aprobando, modificando o rechazando
las propuestas que le presenta la Comisión.

La Comisión

Compete a la Comisión velar por los intereses de la Unión y, más


concretamente, asegurar la aplicación, desarrollo y cumplimiento
de los Tratados y del conjunto de normas comunitarias.

La Comisión elabora y presenta las propuestas normativas en el


conjunto de las políticas comunitarias.

La Comisión está compuesta por veinte comisarios, responsables


de áreas específicas, que son designados por sus respectivos
Estados miembros para un mandato de 5 años.

El Parlamento Europeo

El Parlamento Europeo está compuesto por 751 Diputados


elegidos por sufragio universal directo.

Los Diputados se agrupan dentro del Parlamento por grupos


políticos compuestos por representantes de varios países en
virtud de la línea ideológica que representan.

El Parlamento participa en el proceso legislativo de la Unión


mediante la formulación de dictámenes consultivos propuestos
por la Comisión.

Posteriores Tratados han ampliado la influencia del Parlamento,


que puede, por medio de enmiendas, mejorar la legislación
propuesta e incluso aprobar junto con el Consejo reglamentos,
directivas u otros actos jurídicos en numerosas materias.

El Tribunal de Justicia

La función del Tribunal de Justicia garantiza el respeto a la


legislación comunitaria por medio de sentencias que aseguran,
además, una interpretación uniforme del derecho comunitario.
B.2. Otras Instituciones y organismos de la Unión Europea

El Consejo Europeo

Se crea en 1974, pero no se incorpora en los Tratados hasta el


Acta única. Está compuesto por los jefes de Estado o de Gobierno
de los Estados, miembros, así como por el Presidente de la
Comisión.

El Consejo Europeo se reúne al menos dos veces al año. Aunque


no adopta decisiones con valor jurídico, sus funciones son muy
amplias ya que establece las orientaciones generales de la unión
común e impulsa al desarrollo de la integración europea.

El Comité Económico y Social

Órgano de obligada consulta en determinadas materias por el


Consejo y la Comisión.

La discusión y preparación de los dictámenes corren a cargo de


las secciones especializadas. Sus dictámenes se adoptan por
mayoría simple.
Todas las normas de cierta importancia se consultan al Comité.

En materia específica de Seguridad y Salud en el Trabajo cabe destacar los


siguientes órganos de la Unión:

El Comité Consultivo para la seguridad, la higiene y la protección de la


salud en el centro de trabajo, creado en 1974, para asistir a la Comisión en
la preparación y puesta en práctica de las actividades que se realicen en el
ámbito de la seguridad y salud de los trabajadores en el lugar de trabajo.
Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo

La Agencia, con sede en Bilbao (España), se crea con el objeto de recoger


toda la información técnica, científica y económica sobre la investigación
relativa a la salud y la seguridad en el trabajo, examinar y validar esta
información y difundirla a través de una Red.

Para desarrollar sus funciones la Agencia cuenta con la colaboración de 15


Centros nacionales de referencia, tantos como países miembros integran
hoy la Unión. En España, el Centro de referencia nacional es el Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.

La información europea sobre prevención de Riesgos Laborales se difundirá


a través de la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo.

Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo

Es un organismo autónomo con sede en Dublín (Irlanda), creado por la


Comunidad Europea, cuya labor fundamental se centra en la recogida,
análisis, debate y difusión de la información para la mejora de las condiciones
sociales y relacionadas con el trabajo (empleo, organización del trabajo salud
y seguridad, etc.).

1.1.2. ORGANISMOS NACIONALES

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales define dos ejes de la política de


prevención a desarrollar por los poderes públicos: la coordinación
administrativa y la participación de empresarios y trabajadores. Así se habla
de promover la colaboración entre las Administraciones tanto en un sentido
vertical (nivel local, autonómico y estatal) como «horizontal», especialmente
entre las Administraciones laborales, sanitarias y educativas. Igualmente se
pretende promover la participación de los agentes sociales tanto mediante la
creación de órganos institucionales de participación como mediante
incentivos para proyectos específicos.

A. ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO

Los distintos departamentos de la Administración General del Estado


con competencias en esta materia se encuentran representados en la
Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.

La Inspección de Trabajo y Seguridad Social


La Inspección de Trabajo y Seguridad Social es un servicio público al
que corresponde ejercer la función de la vigilancia y control de la
normativa sobre prevención de riesgos laborales, el cumplimiento de
las normas de orden social y exigir las responsabilidades
correspondientes en caso de infracción o incumplimiento.

Además de la función de policía social, la Inspección está llamada a


desarrollar, en su calidad de operador jurídico en el área socio laboral,
funciones de información, asesoramiento y advertencia con vistas a
facilitar a los agentes sociales el cumplimiento de los respectivos
deberes y obligaciones, entre otras. Finalmente, la Inspección de
Trabajo atiende las consultas, quejas, reclamaciones o denuncias que
verbalmente o por escrito presenten los ciudadanos.

La Inspección de Trabajo y Seguridad Social, por tanto, es competente


para ejercer la vigilancia y el control del cumplimiento de la normativa
en el ámbito de las Administraciones Públicas. La Administración, sin
embargo, no podrá ser condenada al pago de multas por sus
infracciones sino que se le impondrá obligatoriamente la realización de
las medidas correctoras de los correspondientes incumplimientos. El
procedimiento empieza por la denuncia de los delegados/as de
prevención o a iniciativa de la Inspección y, aunque es largo y complejo,
es una nueva oportunidad para abordar la mejora de las condiciones de
trabajo.

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (I.N.S.H.T.)

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (I.N.S.H.T.) en


el marco de sus funciones garantiza la coordinación y la transmisión de
la información sobre Seguridad, Higiene y Salud en el trabajo a todos
los interesados.

Es el órgano científico técnico especializado de la Administración


General del Estado que tiene como misión el análisis y estudio de las
condiciones de seguridad y salud en el trabajo, así como la promoción y
apoyo a la mejora de las mismas.

La LPRL también dispone que actúe como centro de referencia


nacional para facilitar la información a escala nacional, así como en
relación con las Instituciones de la Unión Europea y, en particular,
respecto a la Agencia Europea y su red.
La Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo

La Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo es el órgano


colegiado asesor de las Administraciones públicas en la formulación de
las políticas de prevención y órgano de participación institucional en
materia de seguridad y salud en el trabajo. Será el I.N.S.H.T. el que
ejercerá la Secretaría General.

La Comisión estará integrada por un representante de cada una de las


Comunidades Autónomas y por igual número de miembros de la
Administración General del Estado y, paritariamente con todos los
anteriores, por representantes de las organizaciones empresariales y
sindicales más representativas.

Las Administraciones públicas competentes en materia Sanitaria

La actuación de la Administración Sanitaria se llevará a cabo a través


de lo establecido en la Ley General de Sanidad (Ley 14/1986), le
corresponden, entre otras, las siguientes funciones:

El establecimiento de medios adecuados para la evaluación y


control de las actuaciones de carácter sanitario que se
realicen en las empresas por los servicios de prevención
actuantes.

La implantación de sistemas de información adecuados:


mapas de riesgos laborales, estudios epidemiológicos, etc.

La supervisión de la formación impartida en el ámbito


sanitario.

La elaboración y divulgación de estudios, investigaciones y


estadísticas relacionados con la salud de los trabajadores.

B. COMUNIDADES AUTÓNOMAS

Las Comunidades Autónomas desarrollan dentro de su ámbito de


competencia, funciones de Autoridad Sanitaria, promoción de la
prevención, asesoramiento técnico, vigilancia y control del
cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales. Se
encuentran representadas en la Comisión Nacional de Seguridad y
Salud en el Trabajo.

El Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST)

El Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo (IRSST) es un


organismo autónomo administrativo de la Comunidad de Madrid. Las
funciones que realiza, entre otras, son:

Análisis e investigación de las causas de accidentes de


trabajo y enfermedades profesionales, con proposición de
medidas correctoras para su reducción y/o eliminación.

Conocer, tratar y elaborar las informaciones y datos


estadísticos sobre accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales y demás daños derivados de las condiciones
de trabajo para su evaluación, análisis y confección de
estadísticas y estudios en el ámbito de la Comunidad de
Madrid.

Programar, coordinar y apoyar acciones formativas sobre


seguridad y salud en el trabajo, con especial atención a los
colectivos de trabajadores en situación de mayor riesgo.

Garantizar la coordinación en entre los distintos organismos


competentes en las diferentes Administraciones Públicas.

Colaborar con las autoridades sanitarias en la evaluación y


control de las actuaciones que se realicen en las empresas
por los servicios de prevención actuantes, en los términos
establecidos en el vigente Reglamento.

Divulgar la información sobre riesgos laborales y su


prevención.

C. ÓRGANOS DE PARTICIPACIÓN INSTITUCIONAL

La Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo

La Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo es el principal


órgano de participación institucional en materia de seguridad y salud
en el trabajo. La integran un representante por cada una de las
Comunidades Autónomas, mismos miembros de la Administración
General del Estado, mismos representantes de las organizaciones
empresariales y mismos representantes designados por las
organizaciones sindicales más representativas. Para asegurar el
carácter paritario de la Comisión, cada representante de las
organizaciones empresariales y sindicales cuenta con dos votos,
mientras que los representantes de las Comunidades Autónomas y de
la Administración General del Estado disponen de un voto.

La Comisión Nacional tiene un doble carácter, siendo órgano asesor de


las Administraciones Públicas en el establecimiento y coordinación de
las políticas en materia preventiva, y a la vez, órgano de participación
de los Agentes Sociales. Se prevé la creación de varios grupos de
trabajo, que deben mantener su carácter tripartito, para analizar
problemas concretos y proponer soluciones al plenario.

Órganos de participación institucional en las Comunidades


Autónomas.

Son órganos que la legislación de cada Comunidad Autónoma puede


crear para llevar a cabo la participación institucional en su ámbito
territorial de competencias. Tienen las mismas funciones que la
Comisión Nacional en su ámbito territorial.

Comisiones de Control y Seguimiento de las Mutuas.

Es el órgano a través del cual se realiza la participación de los


trabajadores y de los empresarios en el control y seguimiento de la
gestión desarrollada por las Mutuas. De esta manera se pretende que
las partes sociales puedan comprobar que las Mutuas llevan a cabo sus
funciones en el más estricto respecto de los objetivos de la Seguridad
Social. Pueden pedir información sobre cualquier actividad de la
Mutua, enjuiciarla y proponer cuantas medidas se estimen necesarias
para el mejor cumplimiento de los fines de la Mutua, en el marco de los
objetivos generales de la Seguridad Social.

1.2. LA ORGANIZACIÓN DE LA PREVENCIÓN EN LA


EMPRESA
La prevención en la empresa pretende disminuir los riesgos laborales y reducir los
daños y pérdidas derivados de los accidentes de trabajo y las enfermedades
profesionales. Debe integrarse en la empresa como una función más, con las
competencias y responsabilidades claramente determinadas, con el fin de implicar
en la acción preventiva a todo el personal.
La organización es la distribución de las funciones y responsabilidades dentro de la
empresa. Las empresas tienen que ir asumiendo el hecho de que la prevención
afecta de manera directa a la calidad y a la productividad, y por lo tanto han de
tenerla en cuenta al establecer el modelo organizativo.

Las modalidades de organización de la prevención vienen reguladas en el Capítulo


IV de la LPRL y en el R.D. 39/1997, de 17 de enero, que aprueba el Reglamento de
los Servicios de Prevención

1.2.1. MODALIDADES PREVENTIVAS

La organización de los recursos necesarios para el desarrollo de las


actividades preventivas se realizará por el empresario con arreglo a alguna
de las modalidades siguientes:

Asumiendo personalmente tal actividad.

Designando a uno o varios trabajadores para llevarla a cabo.

Constituyendo un servicio de prevención propio.

Recurriendo a un servicio de prevención ajeno.

Asunción personal por el empresario de la actividad preventiva

El empresario podrá desarrollar personalmente la actividad de prevención,


con excepción de las actividades relativas a la vigilancia de la salud de los
trabajadores, cuando concurran las siguientes circunstancias:

a. Que se trate de empresa de menos de diez trabajadores.

b. Que las actividades desarrolladas en la empresa no estén incluidas en el Anexo I del


Reglamento de los Servicios de Prevención.

c. Que desarrolle de forma habitual su actividad profesional en el centro de trabajo.

d. Que tenga la capacidad correspondiente a las funciones preventivas que va a


desarrollar.

La vigilancia de la salud de los trabajadores, así como aquellas otras


actividades preventivas no asumidas personalmente por el empresario,
deberán cubrirse mediante el recurso a alguna de las restantes modalidades
de organización preventiva.

Designación de trabajadores.

El empresario designará a uno o varios trabajadores para ocuparse de la


actividad preventiva en la empresa.

Las actividades preventivas para cuya realización no resulte suficiente la


designación de uno o varios trabajadores deberán ser desarrolladas a través
de uno o más servicios de prevención propios o ajenos.

No será obligatoria la designación de trabajadores cuando el empresario:

a. Haya asumido personalmente la actividad preventiva.

b. Haya recurrido a un servicio de prevención propio.

c. Haya recurrido a un servicio de prevención ajeno.

Para el desarrollo de la actividad preventiva, los trabajadores designados


deberán tener la capacidad correspondiente a las funciones a desempeñar.
El número de trabajadores designados, así como los medios que el
empresario ponga a su disposición y el tiempo de que dispongan para el
desempeño de su actividad, deberán ser los necesarios para desarrollar
adecuadamente sus funciones.

Servicio de Prevención Propio o Mancomunado

El servicio de prevención se entiende como servicio de prevención el


conjunto de medios humanos y materiales necesarios para realizar las
actividades preventivas a fin de garantizar la adecuada protección de la
seguridad y la salud de los trabajadores, asesorando y asistiendo para ello al
empresario, a los trabajadores y a sus representantes y a los órganos de
representación especializados.

El Servicio de Prevención es un órgano estructurado, dotado de estabilidad y


de carácter interdisciplinar con el fin de lograr el objetivo común de
salvaguardar la seguridad y la salud de los trabajadores.

Para ejercer sus funciones contará con la información y documentación


necesaria para realizar las tareas preventivas. Esta información será toda la
relativa a los riesgos de la empresa y las medidas y actividades de protección
y prevención, así como la documentación relativa a la evaluación de los
riesgos, datos de siniestralidad, etc.
La LPRL ofrece la posibilidad al empresario de recurrir a uno o más Servicios
de Prevención, ya sean propios o ajenos, cuando la designación de
trabajadores sea insuficiente, en empresas que tengan varios centros de
trabajo, o simplemente por colaboración entre distintos Servicios de
Prevención.
El Servicio de Prevención Propio se constituirá en la empresa como unidad
organizativa específica, cuyos integrantes se deben dedicar de forma
exclusiva a la actividad preventiva en la empresa.

Los medios humanos y materiales que lo forman deberán ser los necesarios
en función de los mismos criterios citados en relación a los trabajadores
designados. El Reglamento de los Servicios de Prevención (RSP), en su
Disposición Adicional Séptima, recomienda concretar estos aspectos
mediante la negociación colectiva o por medio de los acuerdos del artículo
8.3. del Estatuto de los Trabajadores.

Por otro lado, si se constituye en la empresa un Servicio de Prevención


Propio, éste deberá contar con un mínimo de dos disciplinas preventivas (de
nivel superior) de las determinadas en el artículo 34 de RSP. Estas disciplinas
son: Medicina del Trabajo, Seguridad en el Trabajo, Higiene Industrial y
Ergonomía y Psicosociología Aplicada. Además, el Servicio de Prevención
Propio deberá contar igualmente con personal con menor capacitación para
desempeñar funciones a Nivel Básico y/o Intermedio.

En el caso de que el Servicio de Prevención propio asuma la función de


vigilancia y control de la salud de los trabajadores, será obligatoria la
existencia de un médico especialista en Medicina del Trabajo o un diplomado
en Medicina de Empresa y un ATS/DUE de empresa. En este sentido, los
llamados Servicios Médicos han quedado integrados en los Servicios de
Prevención de cada empresa.

La opción del empresario de constituir un Servicio de Prevención Propio


para organizar la prevención, será de carácter obligatorio en los siguientes
supuestos:

Empresa de más de 500 trabajadores.


Empresa de más de 250 trabajadores que desempeñen alguna de
las actividades que se señalan en el Anexo I del RSP.

Por decisión de la autoridad laboral en empresas de cualquier


tamaño que se dediquen a actividades peligrosas o a la vista de los
índices de frecuencia y gravedad de su siniestralidad. En este
supuesto, el empresario puede optar por concertar las actividades
preventivas con un Servicio de Prevención ajeno a la empresa, lo
que no es posible en los dos supuestos anteriores, que son de
carácter obligatorio.

El servicio de prevención deberá estar en condiciones de proporcionar a la


empresa el asesoramiento y apoyo que precise, en lo referente a:

El diseño, implantación y aplicación de un plan de prevención de


riesgos laborales que permita la integración de la prevención en la
empresa.

La evaluación de los factores de riesgo que puedan afectar a la


seguridad y la salud de los trabajadores en los términos previstos
en el artículo 16 de esta Ley.

La planificación de la actividad preventiva y la determinación de


las prioridades en la adopción de las medidas preventivas y la
vigilancia de su eficacia.

La información y formación de los trabajadores, en los términos


previstos en los artículos 18 y 19 de esta Ley.

La prestación de los primeros auxilios y planes de emergencia.

La vigilancia de la salud de los trabajadores en relación con los


riesgos derivados del trabajo.

En función del tamaño de la empresa, del tipo de riesgos y de su


organización, los técnicos de formación superior deberían disponer de
colaboradores con funciones del nivel básico e intermedio que integrarán el
Servicio de Prevención. La composición del equipo debiera estar en función
de las necesidades y de la planificación preventiva.

Los integrantes del Servicio de Prevención realizarán las funciones de


acuerdo a su cualificación según indica la reglamentación.
Un caso particular de los Servicios de Prevención propios son los
denominados Servicios de Prevención mancomunados. Este sistema de
organización de la prevención tiene la misma consideración legal que los
Servicios de Prevención propios, contando con los mismos medios y
requisitos.

Las situaciones en las que se puede constituir un Servicio de Prevención


mancomunado son:

En un mismo centro de trabajo, edificio o centro comercial en el


que de forma simultánea desarrollen sus actividades distintas
empresas.

En un mismo sector productivo o grupo empresarial, o para


empresas que desarrollen sus actividades en un polígono
industrial o área geográfica limitada.

La actividad preventiva de estos Servicios de Prevención mancomunados


afectará únicamente a las empresas que lo constituyan.

Cuando la empresa constituya un Servicio de Prevención Propio será


obligatorio someter el sistema preventivo a una auditoría externa para
comprobar que se han realizado correctamente las actividades preventivas y
para analizar si los recursos y medios que se disponen para ello son los
suficientes. Esta auditoría la realizarán personas físicas o jurídicas que
cuenten con la autorización de la Autoridad Laboral competente.

La primera auditoría del sistema de prevención de la empresa deberá


llevarse a cabo dentro de los doce meses siguientes al momento en que se
disponga de la planificación de la actividad preventiva.

La auditoría deberá ser repetida cada cuatro años, excepto cuando se


realicen actividades incluidas en el anexo I del RD.39/1997, sobre el
Reglamento de los Servicios de Prevención, en que el plazo será de dos años.

Servicios de prevención ajenos.

El empresario puede concertar las actividades preventivas con una entidad


especializada ajena a la empresa. Deberá recurrir a este concierto de
manera obligatoria cuando se den las siguientes circunstancias:
Insuficiencia de la designación de trabajadores por parte del
empresario para realizar las tareas preventivas.

Opción de adoptarlo tras el requerimiento de la Autoridad Laboral


de constituir un Servicio de Prevención Propio.

Cuando el empresario de forma personal o el Servicio de


Prevención Propio de la empresa asuman parcialmente la
actividad preventiva, desarrollándose el resto por uno o vario
Servicios de Prevención ajenos.

Las entidades especializadas deberán obtener la aprobación de la


administración sanitaria y la acreditación por parte de la administración
laboral para poder actuar como Servicios de Prevención ajenos en todo el
territorio español.

Asimismo, estas entidades deberán contar con una organización,


instalaciones y recursos humanos y materiales adecuados, contando con
especialistas en todas las disciplinas preventivas junto con personal para
desempeñar funciones de nivel básico e intermedio.

Los Servicios de Prevención ajenos deben constituir una garantía con el


objeto de cubrir su eventual responsabilidad, por ello deberán suscribir
una póliza de seguro que cubra su responsabilidad en la cuantía que se
determine reglamentariamente y sin que aquella constituya el límite de la
responsabilidad del servicio. (Ley 25/2009)

No podrán actuar como Servicios de Prevención ajenos aquellas entidades


que tengan relaciones comerciales, financieras o de cualquier otro tipo con
las empresas con las que se pretenda llevar a cabo el concierto de la
actividad preventiva.
FUNCIONES DE LOS SERVICIOS DE PREVENCIÓN

Promover la gestión integrada de la prevención dentro de la empresa


implicando a todos los niveles de la empresa (dirección, mandos intermedios, y
resto de trabajadores) en la implantación del plan de prevención.
Evaluar los riesgos laborales (físicos, químicos, biológicos, higiénicos,
ergonómicos, psicosociales, y todos aquellos relacionados con las condiciones
de trabajo).
Controlar y vigilar el ambiente y las condiciones de trabajo.

Vigilar la salud de los trabajadores.


Adaptación de los puestos de trabajo a los trabajadores, según sus
capacidades y/o sus características como especialmente sensibles.
Ofrecer la formación e información, tanto teórica como práctica.
Realizar registros sobre siniestralidad laboral y el medio ambiente de trabajo.
Prestar primeros auxilios en caso de accidente laboral.
Colaboración con el sistema público de salud, respecto a la promoción de la
salud, mejor asistencia a los trabajadores, e información de riesgos para una
mayor intervención pública.
Asesorar al empresario y cumplir con todas las obligaciones marcadas por la
normativa relacionada con la prevención de riesgos y la presencia en
determinadas circunstancias.

1.2.2. LA ACTUACIÓN DE LAS MUTUAS EN MATERIA DE


PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES

Las actuaciones de las mutuas en materia de prevención de riesgos laborales


vienen reguladas en los artículos 32 de la LPRL y 22 del Reglamento de los
Servicios de Prevención.

Artículo 32 LPRL: Las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades


profesionales de la Seguridad Social no podrán desarrollar directamente las
funciones correspondientes a los servicios de prevención ajenos. Ello sin
perjuicio de que puedan participar con cargo a su patrimonio histórico en las
sociedades mercantiles de prevención constituidas a este único fin, en los
términos y condiciones que se establezcan en las disposiciones de aplicación
y desarrollo.

Artículo 22 RSP: La actuación de las Mutuas de Accidentes de Trabajo y


Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social como servicios de
prevención se desarrollará en las mismas condiciones que las aplicables a los
servicios de prevención ajenos, teniendo en cuenta las prescripciones
contenidas al respecto en la normativa específica aplicable a dichas
Entidades.

Tales funciones son distintas e independientes de las correspondientes a la


colaboración en la gestión de la Seguridad Social que tienen atribuidas en
virtud de lo previsto en el artículo 68 del texto refundido de la Ley General
de la Seguridad Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1994, de
20 de junio.

1.2.3. LAS AUDITORÍAS EXTERNAS

Las auditorías o evaluaciones externas vienen reguladas en los artículos 30.6


de la LPRL y 29 a 32 del RSP. Se realizan para comprobar de una forma
externa si el empresario ha implantado por su cuenta, es decir, sin una
entidad especializada ajena a la empresa, un sistema de gestión de
prevención adecuado y eficaz.

El Reglamento de los servicios de prevención define la auditoría como un


instrumento de gestión que persigue reflejar la imagen fiel del sistema de
prevención de riesgos laborales de la empresa, valorando su eficacia y
detectando las deficiencias que puedan dar lugar a incumplimientos de la
normativa vigente para permitir la adopción de decisiones dirigidas a su
perfeccionamiento y mejora.

Es obligatorio legalmente someter el sistema de prevención al control de una


auditoría, a:

Las empresas en las que el empresario ha asumido la actividad


preventiva, o ha designado a trabajadores o han constituido un
servicio de prevención propio.

Las empresas que desarrollen las actividades preventivas, con


recursos propios y ajenos simultáneamente.

Cuando se recurre a un servicio de prevención ajeno, puede hacerse una


auditoría voluntaria.

No es obligatorio en aquellas empresas en las que se cumplan las siguientes


condiciones:
Empresas que trabajen hasta 10 trabajadores.

La actividad de la empresa no sea especialmente peligrosa.

Si el empresario hubiera asumido personalmente las funciones de


prevención o hubiera designado a uno o más trabajadores.

SI la eficacia del sistema preventivo resulta evidente

Siempre que se cumplimente y remita a la autoridad laboral una


notificación sobre la concurrencia de las condiciones que no hacen
necesaria la realización de la auditoria.

La auditoría llevará a cabo un análisis sistemático, documentado y objetivo


del sistema de prevención, que incluirá los siguientes elementos:

Comprobar cómo se ha realizado la evaluación inicial y periódica


de los riesgos, analizar sus resultados y verificarlos en caso de
duda.

Comprobar que el tipo y planificación de las actividades


preventivas se ajusta a lo dispuesto en la normativa general, así
como a la normativa sobre riesgos específicos que sea de
aplicación, teniendo en cuenta los resultados de la evaluación.

Analizar la adecuación entre los procedimientos y medios


requeridos para realizar las actividades preventivas necesarias y
los recursos de que dispone el empresario, propios o concertados,
teniendo en cuenta, además, el modo en que están organizados o
coordinados, en su caso.

Valorar la integración de la prevención en el sistema general de


gestión de la empresa, tanto en el conjunto de sus actividades
como en todos los niveles jerárquicos de ésta, mediante la
implantación y aplicación del Plan de prevención de riesgos
laborales, y valorar la eficacia del sistema de prevención para
prevenir, identificar, evaluar, corregir y controlar los riesgos
laborales en todas las fases de actividad de la empresa.

A estos efectos se ponderará el grado de integración de la prevención en la


dirección de la empresa, en los cambios de equipos, productos y organización
de la empresa, en el mantenimiento de instalaciones o equipos y en la
supervisión de actividades potencialmente peligrosas, entre otros aspectos.

La primera auditoría del sistema de prevención de la empresa deberá


llevarse a cabo dentro de los doce meses siguientes al momento en que se
disponga de la planificación de la actividad preventiva.

La auditoría deberá ser repetida cada cuatro años, excepto cuando se


realicen actividades incluidas en el anexo I del Reglamento de los Servicios
de Prevención, en que el plazo será de dos años.

Estos plazos de revisión se ampliarán en dos años en los supuestos en que la


modalidad de organización preventiva de la empresa haya sido acordada con
la representación especializada de los trabajadores en la empresa.

En todo caso, deberá repetirse cuando así lo requiera la autoridad laboral,


previo informe de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social y, en su caso,
de los órganos técnicos en materia preventiva de las comunidades
autónomas, a la vista de los datos de siniestralidad o de otras circunstancias
que pongan de manifiesto la necesidad de revisar los resultados de la última
auditoría.

El empresario deberá consultar a los trabajadores y permitir su participación


en la realización de la auditoría.

Los resultados de la auditoría deberán quedar reflejados en un informe que


la empresa auditada deberá mantener a disposición de la autoridad laboral
competente y de los representantes de los trabajadores.

La empresa adoptará las medidas necesarias para subsanar aquellas


deficiencias que los resultados de la auditoría hayan puesto de manifiesto y
que supongan incumplimientos de la normativa sobre prevención de riesgos
laborales.
1.2.4. LA PRESENCIA DE LOS RECURSOS PREVENTIVOS

En el artículo 32 bis de la Ley 54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del


marco normativo de la prevención de riesgos laborales, nos exige la
presencia del recurso preventivo en los centros de trabajo.

La presencia en el centro de trabajo de los recursos preventivos, cualquiera


que sea la modalidad de organización de dichos recursos, será necesaria en
los siguientes casos:

Cuando los riesgos puedan verse agravados o modificados en el


desarrollo del proceso o la actividad, por la concurrencia de
operaciones diversas que se desarrollan sucesiva o
simultáneamente y que hagan preciso el control de la correcta
aplicación de los métodos de trabajo.

Cuando se realicen actividades o procesos que


reglamentariamente sean considerados como peligrosos o con
riesgos especiales.

Cuando la necesidad de dicha presencia sea requerida por la


Inspección de Trabajo y Seguridad Social, si las circunstancias del
caso así lo exigieran debido a las condiciones de trabajo
detectadas.
Se consideran recursos preventivos, a los que el empresario podrá asignar la
presencia, los siguientes:

Uno o varios trabajadores designados de la empresa.

Uno o varios miembros del servicio de prevención propio de la


empresa.

Uno o varios miembros del o los servicios de prevención ajenos


concertados por la empresa. Cuando la presencia sea realizada
por diferentes recursos preventivos éstos deberán colaborar
entre sí.

Los recursos preventivos deberán tener la capacidad suficiente, disponer de


los medios necesarios y ser suficientes en número para vigilar el
cumplimiento de las actividades preventivas, debiendo permanecer en el
centro de trabajo durante el tiempo en que se mantenga la situación que
determine su presencia.

No obstante, el empresario podrá asignar la presencia de forma expresa a


uno o varios trabajadores de la empresa que, sin formar parte del servicio de
prevención propio ni ser trabajadores designados, reúnan los conocimientos,
la cualificación y la experiencia necesarios en las actividades o procesos
mencionados anteriormente y cuenten con la formación preventiva
correspondiente, como mínimo, a las funciones del nivel básico.

En este supuesto, tales trabajadores deberán mantener la necesaria


colaboración con los recursos preventivos del empresario.
UNIDAD FORMATIVA 2. DOCUMENTACIÓN

2. DOCUMENTACIÓN

CONTENIDOS

1. Organización del trabajo preventivo: rutinas básicas

2. Documentación: recogida, elaboración y archivo

2.1. ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO PREVENTIVO:


RUTINAS BÁSICAS
Un sistema de gestión de la prevención es la herramienta de la que dispone el
empresario para asegurar el funcionamiento de la acción preventiva en la empresa.
Permite ejercer un control sobre las actividades preventivas y saber dónde y cómo
hay que aplicar las obligaciones incluidas en la LPRL.

Las principales fases de la gestión de la prevención serían definir una política


preventiva, marcarse unos objetivos a corto, medio y largo plazo, y desarrollarlos
en un plan de prevención junto con las responsabilidades y funciones de cada
miembro de la empresa.
Para asumir una buena cultura preventiva, lo principal es conocer las distintas
actividades preventivas que se deben llevar a cabo en la empresa y la relación
entre las mismas.

Implantar un sistema de prevención en la empresa supone un proceso de continua


mejora y actuaciones, no sólo un momento puntual.

En esta unidad conoceremos cuales son cada una de estas rutinas básicas, es decir,
el conjunto de tareas de supervisión y mantenimiento de todo el sistema de
prevención, que se deben realizar con la frecuencia estipulada, con la que se
genera un hábito preventivo y que tienen como finalidad el conocimiento del
estado de situación de esta materia de los centros y lugares de trabajo, ayudando
al modelo de organización adoptado, en la planificación de la acción preventiva.

El empresario para cumplir con su obligación de garantizar la seguridad y la salud


de los trabajadores deberá realizar las siguientes actuaciones o rutinas básicas:

Política preventiva y Plan de Prevención

Evaluación Inicial de Riesgos

Planificación preventiva
Asignación de medios humanos, materiales y económicos y
conocimientos técnicos

Auditoría

Otras actuaciones para la organización del trabajo preventivo que hay que realizar,
además de las anteriores, son:

El nombramiento de los delegados de prevención, y la constitución


del Comité de Seguridad y Salud Laboral.

Realizar evaluaciones de riesgos periódicas-

Revisión de la planificación preventiva, y actualización de acuerdo


a las nuevas situaciones de riesgo y deberes de protección.

Evaluar y adoptar medidas de emergencia y el plan de evacuación.

Realizar actuaciones de formación e información de los


trabajadores.

Realizar inicial y periódicamente la vigilancia de la salud de los


trabajadores.

2.1.1. POLÍTICA DE PREVENCIÓN DE RIESGOS

Como ya hemos comentado, el primer paso antes de planificar las


actuaciones preventivas es definir la política empresarial en materia de
prevención de riesgos laborales.

Dicha política, que debería ser aprobada por la Dirección y contar con el
apoyo de los trabajadores o de sus representantes, consistiría en una
declaración de principios y compromisos que promuevan el respeto a las
personas y a la dignidad de su trabajo, la mejora continua de las condiciones
de seguridad y salud dentro de la empresa, y su consideración como algo
consustancial al trabajo bien hecho, etc.

Es recomendable pero no obligatorio que se realice una declaración escrita,


dado su carácter de compromiso colectivo y refuerzo a la misión empresarial
asumida.

Tal declaración debería establecerse de forma clara y sencilla, divulgándose a


todos los miembros de la organización, pudiendo resultar interesante que su
difusión llegue a otras entidades externas a la empresa o Administración.

Como delegados de prevención deberíamos defender que la existencia por


escrito de documento en la que podernos basar en futuras circunstancias
difíciles.

2.1.2. PLAN DE PREVENCIÓN

El Plan de prevención es la herramienta mediante la que se integra la


prevención en el sistema general de gestión de la empresa (es decir, se
implanta el Sistema de prevención) y se establece la política de prevención
de riesgos laborales (artículo 2.1 del RSP). El Sistema es lo que queda
constituido y funcionando cuando un Plan se desarrolla satisfactoriamente
(el Sistema es el resultado del Plan).

El Plan comienza con la asunción por parte del empresario de los objetivos y
principios preventivos establecidos en la LPRL (es decir, de la política de
prevención) y se desarrolla en las siguientes fases:

1) A n á l i s i s g e n e ra l de las características de la empresa;

En esta fase se adquieren datos (por centro de trabajo) sobre los


procesos productivos y sus principales riesgos, el número de
trabajadores y sus condiciones de trabajo o contratación (con
relevancia preventiva), el sistema general de gestión, etc.

2) D i s e ñ o del Sistema de prevención,

Se diseñan las actuaciones e interrelaciones, en prevención, de las


distintas unidades del Sistema de gestión (incluido el Servicio de
prevención).

3) I m p l a n t a c i ó n del Sistema y, en su caso,

Un Sistema sólo puede considerarse que está ya


básicamente implantado y puede actuar como tal si cumple
determinadas condiciones mínimas.

4) R e v i s i ó n y mejora del Sistema:

La necesidad de revisar/mejorar el Sistema puede manifestarse al


producirse un incidente o daño, al preverse un cambio sustancial o en
una auditoría.
El artículo 16.1 de la LPRL establece como contenido del Plan la
estructura organizativa, las responsabilidades, las funciones, las
prácticas, los procedimientos, los procesos y los recursos necesarios
para realizar la acción preventiva.

Un Plan no puede ser un simple documento elaborado autónomamente por


el Servicio de prevención y aprobado por el empresario. La consulta y
participación tanto de la estructura organizativa (directivos y mandos) como
de los trabajadores y sus representantes, sobre la elaboración, puesta en
marcha y aplicación del Plan (diseño, implantación y funcionamiento del
Sistema) es condición necesaria para la efectiva integración de la prevención.

La documentación de un Plan debe incluir la descripción del Sistema (o parte


del mismo) ya implantado y/o que se quiere implantar y, en este último caso,
las acciones previstas a tal efecto. Dichas acciones pueden incluirse en esta
documentación o en la correspondiente a la planificación de la prevención,
que englobaría así tanto las actividades preventivas especializadas como las
de integración de la prevención.

En esencia, el Plan es una descripción sintética del Sistema implantado o por


implantar.

En cualquier centro de trabajo de una empresa, toda la documentación del


Plan que afecte al mismo debe ser inmediatamente accesible y estar a
disposición de las autoridades y los representantes de los trabajadores.

Los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación del Plan de


prevención de riesgos laborales son la evaluación de riesgos y la planificación
de la actividad preventiva, que el empresario deberá realizar en la forma que
se determina en el artículo 16 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de
Prevención de Riesgos Laborales, y en los artículos siguientes de la presente
disposición.

2.1.3. EVALUACIÓN DE RIESGOS

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que la acción


preventiva en las empresas se debe planificar por el empresario a partir de
una evaluación inicial de los riesgos para la seguridad y salud de los
trabajadores, teniendo en cuenta, con carácter general, la naturaleza de la
actividad, las características de los puestos de trabajo existentes y de los
trabajadores que deban desempeñarlos. Igualmente deberá evaluar los
riesgos a la hora de elegir los equipos de trabajo, sustancias o preparados
químicos y del acondicionamiento de los lugares de trabajo. Por lo tanto, se
establece como obligación a cumplir.
Esta obligación ha sido desarrollada en el capítulo II, artículos 3 al 7 del Real
Decreto 39/1997, Reglamento de los Servicios de Prevención.

La evaluación de los riesgos laborales es el proceso dirigido a estimar la


magnitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse, obteniendo la
información necesaria para que el empresario esté en condiciones de tomar
una decisión apropiada sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas y,
en tal caso, sobre el tipo de medidas que deben adoptarse.

El proceso de evaluación de riesgos se compone de las siguientes etapas:

Recogida de la información previa

Identificación y análisis del riesgo

Valoración del riesgo

Si de la Evaluación del riesgo se deduce que el riesgo es no


tolerable, hay que Controlar el riesgo.

Al proceso conjunto de Evaluación del riesgo y Control del riesgo se le suele


denominar Gestión del riesgo.

La evaluación de riesgos es, pues el instrumento fundamental de la Ley,


debiéndose considerar no como un fin, sino como un medio que debe
permitir al empresario tomar una decisión sobre la necesidad de realizar
todas aquellas medidas y actividades encaminadas a la eliminación o
disminución de los riesgos derivados del trabajo.

Las evaluaciones de riesgos se pueden agrupar en cuatro grandes tipos:

Evaluación de riesgos impuestas por legislación específica.

Evaluación de riesgos para los que no existe legislación específica


pero están establecidas en normas internacionales, europeas,
nacionales o en guías de Organismos Oficiales u otras entidades
de reconocido prestigio.

Evaluación de riesgos que precisa métodos especializados de


análisis.

Evaluación general de riesgos


2.1.4. PLANIFICACIÓN DE ACTUACIONES PREVENTIVAS

Una vez realizada la evaluación de los riesgos el empresario planificará las


actuaciones preventivas necesarias para eliminar, reducir y/o controlar la
peligrosidad de los mismos, conforme a un orden de prioridades en función
de su magnitud y número de trabajadores expuestos a los mismos. (Artículo
16 LPRL, y artículos 8 y 9 del RSP.).

Para cada actividad preventiva planificada habrá que incluir el plazo para
llevarla a cabo, la designación de responsables, los recursos humanos,
económicos y materiales necesarios para su ejecución.

Se integrarán en la planificación las medidas preventivas relacionadas con:

La vigilancia de la salud.

La formación e información en materia preventiva.

Las medidas de emergencia referidas en el artículo 20 de la LPRL.

Se realizará un seguimiento continuo de la ejecución de las actividades


preventivas para asegurar su cumplimiento. Si se comprobara que son
inadecuadas a los fines de protección requeridos, el empresario deberá
modificarlas.

Cuando se haya producido un daño para la salud de los trabajadores o


cuando, con ocasión de la vigilancia de la salud prevista en el artículo 22,
aparezcan indicios de que las medidas de prevención resultan insuficientes,
el empresario llevará a cabo una investigación al respecto, a fin de detectar
las causas de estos hechos.

La planificación preventiva se realizará con el asesoramiento especializado


necesario, y se contará con el apoyo y participación de los delegados de
prevención.

En el artículo 15 de la LPRL se nos marcan una serie de principios generales a


tener en cuenta en la aplicación de medidas e integración de la prevención en
la empresa:

Evitar los riesgos

Evaluar los riesgos que no se puedan evitar

Combatir los riesgos en su origen


Adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a
la concepción de los puestos de trabajo, así como a la elección de
los equipos y los métodos de trabajo y de producción, con miras,
en particular, a atenuar el trabajo monótono y repetitivo y a
reducir los efectos del mismo en la salud

Tener en cuenta la evolución de la técnica

Sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún peligro

Planificar la prevención, buscando un conjunto coherente que


integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las
condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los
factores ambientales en el trabajo

Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la


individual

Dar las debidas instrucciones a los trabajadores

2.2. DOCUMENTACIÓN: RECOGIDA, ELABORACIÓN


Y ARCHIVO

2.2.1. DOCUMENTACIÓNA A DISPOSICIÓN DE LA AUTORIDAD


LABORAL

El empresario deberá elaborar y conservar a disposición de la autoridad


laboral, autoridades sanitarias, delegados de prevención, de trabajadores
designados, para la actividad preventiva de la empresa, o de los servicios
propios o ajenos, y el Comité de Seguridad y Salud Laboral, la siguiente
documentación:

Plan de prevención de riesgos laborales

Evaluación de los riesgos para la seguridad y la salud en el trabajo,


incluido el resultado de los controles periódicos de las condiciones
de trabajo y de la actividad de los trabajadores

Planificación de la actividad preventiva, incluidas las medidas de


protección y de prevención a adoptar y, en su caso, material de
protección que deba utilizarse.
Práctica de los controles del estado de salud de los trabajadores.

Relación de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales


que hayan causado al trabajador una incapacidad laboral superior
a un día de trabajo.

En el momento de cesación de su actividad, las empresas deberán remitir a la


autoridad laboral la documentación señalada
Esta obligación empresarial documental viene regulada en el artículo 23 de
la LPRL.

2.2.2. EL PARTE DE ACCIDENTE LABORAL, LA RELACIÓN DE


ACCIDENTES SIN BAJA Y LA RELACIÓN DE ALTAS O
FALLECIMIENTOS

El parte de accidente laboral

El empresario deberá notificar a la Autoridad Laboral los accidentes de


trabajo producidos, para lo cual elaborará el parte de accidente de trabajo.

Deberá cumplimentarse en aquellos accidentes de trabajo o


recaídas que conlleven la ausencia del accidentado del lugar de
trabajo de, al menos, un día previa baja médica.

El parte de accidente será remitido por el empresario a la entidad


gestora o colaboradora que tenga a su cargo la protección por
accidente de trabajo (Mutuas de Accidentes de Trabajo o Servicios
de Prevención Ajeno), en el plazo máximo de 5 días hábiles,
contados desde la fecha en que se produjo el accidente o desde la
fecha de la baja médica.

En aquellos accidentes ocurridos en el centro de trabajo o por


desplazamiento en jornada de trabajo que provoquen el
fallecimiento del trabajador, o que sean considerados como graves
o muy graves o cuando el accidente ocurrido en el centro afecte a
más de 4 trabajadores, pertenezcan o no a su totalidad a la
plantilla de la empresa, el empresario, además de cumplimentar el
parte de accidente, comunicará este hecho a la Autoridad Laboral,
en el plazo máximo de 24 horas.

La relación de accidentes de trabajo ocurridos sin baja médica.


La relación de accidentes de trabajo ocurridos sin baja médica deberá
cumplimentarse mensualmente y será remitido por el empresario a la
Entidad Gestora o colaboradora que tenga a su cargo la protección por
accidente de trabajo, en los 5 primeros días hábiles del mes siguiente al que
se refieren los datos.

En ambos casos, tanto en el parte de accidente como en la relación de


accidentes sin baja médica:

El empresario cumplimentará los citados documentos en los


modelos oficiales y según las instrucciones correspondientes,
conforme a la Orden de 16 de diciembre de 1967 y la Orden
TAS/2926/2002, de 19 de noviembre, que establece los nuevos
modelos para la notificación de accidentes de trabajo y se
posibilita su transmisión por procedimiento electrónico a través
del Sistema de Declaración Electrónica de Accidentes de trabajo,
Delt@.

La entidad gestora o colaboradora deberá cumplimentar las


casillas correspondientes y remitirá los documentos a la
Autoridad Laboral de la provincia donde radique el centro de
trabajo del trabajador accidentado, en el plazo máximo de 10 días
hábiles desde la recepción de los modelos.

La Autoridad Laboral dará el traslado de una copia de los


documentos recibidos desde la correspondiente Unidad Provincial
de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.

El empresario conservará su ejemplar, que le servirá de


justificante, entregará la correspondiente copia al trabajador
accidentado o representante, en caso de que el accidentado no
pueda hacerse cargo de él personalmente, y enviará a la entidad
gestora o colaboradora los restantes ejemplares.

La relación de altas o fallecimientos de accidentados

Este es otro documento que debe formalizar la Mutua de Accidentes de


Trabajo.
MÓDULO 5. PRIMEROS AUXILIOS

UNIDAD FORMATIVA 1. PRIMEROS AUXILIOS

1. PRIMEROS AUXILIOS

CONTENIDO

1. Concepto de primeros auxilios

2. Consejos generales de socorrismo

3. Activación del sistema de emergencia

4. Los eslabones de la cadena de socorro

5. Formación en socorrismo laboral

6. Material y locales de primeros auxilios

7. La evaluación primaria de un accidentado

8. Técnica de la reanimación cardiopulmonar

9. Hemorragias

10. Shock

11. Contusiones

12. Heridas

13. Obstrucciones de las vías respiratorias

1.1. CONCEPTO DE PRIMEROS AUXILIOS


El estado y la evolución de las lesiones derivadas de un accidente dependen, en
gran parte, de la rapidez y de la calidad de los primeros auxilios recibidos.
La organización de los primeros auxilios ha de conseguir que éstos lleguen a todos
los trabajadores en cualquier momento.

Ha de ser pues un objetivo de la empresa organizarlos conforme a la legislación


vigente y adecuarlos a los riesgos; dotarlos de los medios suficientes tanto
humanos como materiales y mantener a los equipos bien entrenados.

Este objetivo ha de estar firmemente ligado a un deseo: no tener que utilizarlos


nunca. Proteger es ante todo evitar.

En el artículo 20 de la LPRL, marca como obligación del empresario el análisis de


las posibles situaciones de emergencia, así como la adopción de las medidas
necesarias, entre otras, en materia de primeros auxilios.

Los aspectos a considerar según la LPRL, serían:

Designación del personal encargado de poner en práctica dichas


medidas previa consulta de los delegados de prevención (art. 33 y
36 de la LPRL). Dicho personal, en función de los riesgos, deberá
recibir la formación adecuada en materia de primeros auxilios, ser
suficiente en número y disponer del material adecuado, siempre a
tenor del tamaño y actividad de la empresa, de la organización del
trabajo y del nivel tecnológico de aquella.

Revisión o comprobación periódica del correcto funcionamiento


de las medidas adoptadas.

Organización de las relaciones que sean necesarias con servicios


externos para garantizar la rapidez y eficacia de las actuaciones en
materia de primeros auxilios y asistencia médica de urgencias.

La LPRL considera la no adopción de dichas medidas como una infracción grave o


muy grave (LISOS) si origina un riesgo grave e inminente.

1.2. CONSEJOS GENERALES DEL SOCORRISMO


Existen 10 consideraciones o consejos que se deben tener en cuenta, siempre,
como actitud a mantener ante los accidentes. El asumirlos nos permitirá evitar
cometer los errores más habituales en la atención de accidentados y, con ello,
conseguir no agravar las lesiones de los mismos.
Por ello, le recomendamos que lea detenidamente cada uno de estos consejos:

1. Conservar la calma: No perder los nervios es básico para poder actuar de forma
correcta, evitando errores irremediables.

2. Evitar aglomeraciones: No se debe permitir que el accidente se transforme en


espectáculo. Evitando la "histeria" colectiva, se facilita la actuación del socorrista.

3. Saber imponerse: Es preciso hacerse cargo de la situación y dirigir la organización de


recursos y la posterior evacuación del herido.

4. No mover: Como norma básica y elemental no se debe mover a nadie que haya
sufrido un accidente, hasta estar seguros de que se pueden realizar movimientos sin
riesgo de empeorar las lesiones ya existentes.

No obstante, existen situaciones en las que la movilización debe ser inmediata: cuando
las condiciones ambientales así lo exijan o bien cuando se deba realizar la maniobra de
reanimación cardiopulmonar.

5. Examinar al herido: Se debe efectuar una evaluación primaria, que consistirá en


determinar aquellas situaciones en que exista la posibilidad de la pérdida de la vida de
forma inmediata.
Posteriormente, se procederá a realizar la evaluación secundarla o, lo que es lo mismo,
controlar aquellas lesiones que pueden esperar la llegada de los servicios
profesionalizados.

6. Tranquilizar al herido: Los accidentados suelen estar asustados, desconocen las


lesiones que sufren y necesitan a alguien en quien confiar en esos momentos de
angustia. Es función del socorrista el ofrecer esa confianza y mejorar el estado anímico
del lesionado.

7. Mantener al herido caliente: Cuando el organismo humano recibe una agresión, se


activan los mecanismos de autodefensa implicando, en muchas ocasiones, la pérdida de
calor corporal. Esta situación se acentúa cuando existe la pérdida de sangre, ya que una
de las funciones de ésta es la de mantener la temperatura interna del cuerpo.

8. Avisar a personal sanitario: Este consejo o recomendación se traduce como la


necesidad de pedir ayuda, con rapidez, a fin de establecer un tratamiento médico lo
más precozmente posible.

9. Traslado adecuado: Según las lesiones que presente el accidentado, la posición de


espera y traslado variará. Es importante acabar con la práctica habitual de la
evacuación en coche particular, ya que si la lesión es vital, no se puede trasladar y se
debe atender "in situ" y si la lesión no es vital, quiere decir que puede esperar, la
llegada de un vehículo (ambulancia) debidamente acondicionado.

10. No medicar: Esta facultad es exclusiva del médico.

1.3. ACTIVACIÓN DEL SISTEMA DE EMERGENCIA


La rápida actuación ante un accidente puede salvar la vida de una persona o evitar
el empeoramiento de las posibles lesiones que padezca.

En cualquier accidente Ud. debe activar el plan de emergencia. Para ello recuerde
la palabra P.A.S., que está formada por las iniciales de tres actuaciones para
empezar a atender al accidentado:
Proteger.

Avisar.

Socorrer.

Veamos a continuación cómo ha de actuar en cada caso:

La P de PROTEGER

Antes de actuar, asegúrese de que tanto el accidentado como Ud. están fuera de
todo peligro.

Por ejemplo, ante un ambiente tóxico, no atienda al intoxicado sin antes proteger
sus vías respiratorias (uso de máscaras con filtros adecuados), pues de lo contrario
se accidentaría Ud. también.

Protéjase en casos de electrocución.

La A de AVISAR

Siempre que sea posible avise a los servicios sanitarios (médico, ambulancia ...) de
la existencia del accidente, y así activará el Sistema de Emergencia.
Inmediatamente después comience a socorrer mientras espera la ayuda.

Es muy importante dar la alerta de forma correcta y estructurada. Para ello se


debe tener muy claro:

quién tiene que avisar,

cómo tiene que dar el mensaje y

a quién debe dar el mensaje, y

no cortar la comunicación hasta que el receptor de la llamada lo


haga, ya que muchas veces un error en la forma de alertar implica
la pérdida de la vida del accidentado, por retraso o por mala
interpretación del mensaje.

La S de SOCORRER

Una vez haya protegido y avisado, procederá a actuar sobre el accidentado,


reconociendo sus signos vitales siempre por este orden:

1. Conciencia

2. Respiración

3. Pulso

Una vez se compruebe la presencia de conciencia o respiración, se iniciará la


evaluación secundaria o el reconocimiento de de signos vitales.
1.4. LOS ESLABONES DE LA CADENA DE SOCORRO
Entre la víctima y la atención médica especializada existen una serie de eslabones
que deben ser informados, formados y entrenados para asegurar la rapidez y
eficacia de la actuación frente a emergencias.

Existen tres tipos de posibles testigos de un accidente laboral:

Testigo ordinario: sin preparación ni formación e influenciable por


la emoción y el pánico. No sabe qué mensaje ha de transmitir y
puede olvidar incluso señalar el lugar del accidente.

Testigo privilegiado: con una formación adecuada; es capaz de


hacer una valoración global de la situación, sabe avisar de forma
eficaz y se mantiene tranquilo.

Testigo profesional: ha sido formado y entrenado específicamente


para vigilar, detectar y alertar (guardias, personal de seguridad,
vigilantes de proceso...)

En la mayoría de los testigos en la empresa son del tipo ordinario, con lo que la
transmisión de la alerta no estará ni mucho menos asegurada redundando en
retrasos innecesarios, asistencia inadecuada y, en último extremo, pérdidas
humanas.

Aquí surge la primera pregunta: ¿A quién hemos de formar? Sería conveniente que
todos y cada uno de los trabajadores estuvieran informados (carteles informativos,
charlas informales, folletos explicativos...) sobre lo que en primeros auxilios se
conoce como P.A.S.

La palabra P. A. S. está formada por las iniciales de tres actuaciones secuenciales


para empezar a atender al accidentado:

P de PROTEGER: Antes de actuar, hemos de tener la seguridad de


que tanto el accidentado como nosotros mismos estamos fuera de
todo peligro. Por ejemplo, ante un ambiente tóxico, no
atenderemos al intoxicado sin antes proteger nuestras vías
respiratorias (uso de máscaras con filtros adecuados), pues de lo
contrario nos accidentaríamos nosotros también.

A de AVISAR: Siempre que sea posible daremos aviso a los


servicios sanitarios (médico, ambulancia...) de la existencia del
accidente, y así activaremos el Sistema de Emergencia, para
inmediatamente empezar a socorrer en espera de ayuda.

S de SOCORRER: Una vez hemos protegido y avisado,


procederemos a actuar sobre el accidentado, reconociendo sus
signos vitales:

1.Conciencia, 2. Respiración y 3. Pulso, siempre por este orden.

No todos los trabajadores deben ser entrenados como testigos privilegiados.


Como mínimo los responsables de grupo (jefes de taller, mandos intermedios,
encargados,...) así como aquellos que trabajan en zonas de riesgo deberían recibir
una formación más específica.

Dicha formación puede desarrollarse en un día y el contenido mínimo sería:

Definición de alerta y su importancia en los primeros auxilios

Descripción de todos los eslabones de la cadena de socorro


(funciones, números de teléfono...)

Formas de avisar: teléfonos, alarmas...

Mensaje tipo: lugar, lesiones, número de accidentados...

Ejercicios prácticos en la empresa.

El/la telefonista de la empresa

En algunas empresas un paso obligado para contactar con los servicios externos es
el/la telefonista. Siempre que exista este eslabón se le deberá incluir en el grupo de
testigos privilegiados. De él/ella depende la transmisión rápida, correcta y eficaz
de la solicitud de ayuda.

El/la socorrista
No es posible concretar cuántos socorristas se requieren por número de
trabajadores. El «número suficiente» dependerá de otros muchos factores. A modo
de guía, a la hora de decidir cuántos socorristas formar, deberemos tener en
cuenta:

El número de trabajadores

La estructura de la empresa (superficie, naves, plantas...)

La distribución de los trabajadores en la empresa.

El tipo de trabajo: el/los riesgos existentes ; situaciones de


aislamiento ;

trabajos fuera de la empresa...

Los turnos de trabajo

La distancia (en tiempo real) de los servicios médicos externos

Las posibles ausencias por enfermedad, vacaciones...

En todo caso se debería disponer en cualquier momento en la empresa de una


persona encargada de la actuación en situaciones de emergencia. Una cifra
orientativa para situaciones de riesgo bajo (ej. oficinas) sería de un socorrista por
cada 50 trabajadores por turno (considerando siempre la necesidad de disponer de
socorristas suplentes). Este número debería considerarse como mínimo en el resto
de situaciones. A veces, es conveniente disponer de dos socorristas por grupo de
trabajo (ej. trabajo con máquinas o herramientas peligrosas).

La formación en socorrismo laboral debe gravitar alrededor de las siguientes


premisas:

El socorrista laboral será voluntario.

El socorrista laboral deberá tener, además de los conocimientos


básicos y generales, una formación específica en relación a los
riesgos existentes en la empresa.

El socorrista laboral deberá recibir periódicamente cursos de


reciclaje.

Los otros eslabones

El testigo, la telefonista, el socorrista: todos ellos son eslabones pertenecientes a


la empresa.

El personal de la ambulancia, el equipo médico de urgencias, el personal del


hospital son eslabones exteriores.

Esta diferencia de ubicación no ha de suponer una traba para una actuación eficaz.
Cada uno de ellos ha de saber quién va después y quién le precede, procurando
que la información se transmita de forma clara y concisa; facilitando así las
actuaciones posteriores.

1.5. FORMACIÓN EN SOCORRIESMO LABORAL


Para conseguir el objetivo básico de los primeros auxilios es preciso disponer de
personal adecuadamente formado en socorrismo laboral. Esta formación se
debería dividir en tres grandes bloques temáticos: formación básica, formación
complementaria y formación específica.

Formación básica

En este bloque, considerado como la formación básica o mínima, el socorrista debe


estar capacitado para atender situaciones de emergencia médica, como:

Pérdida de conocimiento.
Paros cardiorrespiratorios.
Obstrucción de vías respiratorias.
Hemorragias y shock.

Siendo ésta la parte más importante, es recomendable dominar las técnicas


precisas y efectuar reciclajes periódicos de las mismas. Todo socorrista deberá
también conocer cómo evitar posible contactos con agentes biológicos nocivos
(SIDA-Hepatitis).

Formación complementaria

La formación complementaria permite atender situaciones consideradas como


urgencia médica, siendo éstas las que pueden esperar la llegada de los servicios
médicos, como por ejemplo:

Quemaduras.
Contusiones, fracturas, luxaciones y esguinces.

Heridas.

Urgencias abdominales, torácicas, neurológicas y ginecológicas.

Intoxicaciones en general.

Formación específica

Atendiendo a los riesgos existentes en la empresa es conveniente tener una


formación muy específica.

Se cita como ejemplo la formación que debería capacitar al socorrista para poder
dominar con soltura, ante el riesgo químico, las siguientes técnicas:

Rescate en ambiente tóxico.

Oxigenoterapia.

Quemaduras químicas.

Intoxicaciones por productos químicos específicos.

Accidentes de múltiples víctimas (incendio y explosión).

Esta formación específica, implica disponer de material adecuado para la


intervención ante accidentes de origen químico. Este material debería estar
compuesto por los siguientes elementos:

1. Fichas químicas (compuestos químicos, toxicidad, primeros auxilios específicos, etc.).

2. Equipos de rescate (mascarillas de protección respiratoria, equipos autónomos, etc.).

3. Maleta de oxigenoterapia, compuesta de:

Botella de oxígeno.

Mascarillas de oxigenación (autoventilación).

Equipo completo de reanimación.


4. Mantas ignífugas.

1.6. MATERIAL Y LOCALES DE PRIMEROS AUXILIOS


Las condiciones mínimas de los locales y el material necesario para la prestación
de los primeros auxilios se establecen en el Anexo VI del RD 486/97, de 14 de
abril, sobre lugares de trabajo.

Dependiendo del riesgo existente en la empresa, del tamaño de la misma y de las


facilidades de acceso al centro de asistencia más próximo así como de la fecha de
creación de los citados lugares de trabajo, se deberá procurar desde un botiquín
portátil (que contenga desinfectantes, antisépticos, gasas estériles, algodón
hidrófilo, vendas, esparadrapo) hasta una sala especial (con botiquín, camilla o
fuente de agua potable).

Consideraciones generales a los botiquines

Han de contener material de primeros auxilios y nada más.

El contenido ha de estar ordenado.

Se ha de reponer el material usado y verificar la fecha de


caducidad.

El contenido ha de estar acorde con el nivel de formación del


socorrista (usuario).

Contenido de los botiquines

Se recomienda que el contenido mínimo básico de un botiquín de empresa fuera:

Instrumental básico: tijeras y pinzas

Material de curas: 20 Apósitos estériles adhesivos, en bolsas


individuales; 2 parches oculares; 6 Triángulos de vendaje
provisional; gasas estériles de distintos tamaños, en bolsas
individuales; celulosa, esparadrapo y vendas
Material auxiliar: guantes, manta termoaislante, mascarilla de
reanimación cardiopulmonar

Otros: bolsas de hielo sintético, agua o solución salina al 0,9% en


contenedores cerrados desechables, si no existen fuentes
lavaojos; toallitas limpiadoras sin alcohol, de no disponer de agua y
jabón; bolsas de plástico para material de primeros auxilios usado
o contaminado

Este contenido mínimo ha de ampliarse siempre que existan riesgos particulares.


Se ha de calibrar la necesidad de disponer de una o varias camillas, de ciertas
prendas de protección como delantales, batas, mascarillas... Este material no
debería estar en el botiquín de primeros auxilios, sino en otro lugar y siempre al
cuidado del que sepa usarlo.

No se deberían olvidar tampoco los botiquines de viaje en el caso de trabajadores


cuya tarea se desarrolle fuera de la empresa.

1.6.1. LOCALES DE PRIMEROS AUXILIOS

Están obligados a disponer de un local específico aquellos lugares de trabajo


utilizados por primera vez o que hayan sufrido ampliaciones o
transformaciones a partir de la fecha de entrada en vigor del RD 486/97 y
que consten de más de 50 trabajadores o más de 25 teniendo en cuenta la
peligrosidad y las dificultades de acceso al centro de asistencia más próximo,
si así lo determina la autoridad laboral.

El material y los locales deberán estar claramente señalizados, conforme al


R.D. 485/1997, de 14 de abril sobre señalización de seguridad y salud en el
trabajo.

Otras recomendaciones

La organización de los primeros auxilios no es más que una forma de


prepararse para actuar ante situaciones excepcionales. Esto requiere de un
estudio a fondo tanto de la siniestralidad (accidentes e incidentes) como de
los posibles factores existentes en la empresa.

Sin embargo, también es necesaria la sensibilización de todos los estamentos


presentes en el entorno laboral.
Sirvan los siguientes puntos como ejemplo de acciones para sensibilizar y,
por ende, aumentar la eficacia de la actuación frente a emergencias:

Todo trabajador nuevo ha de ser instruido en relación a la


organización de los primeros auxilios y a la actuación que de él se
espera si es testigo de un accidente.

Se procederá a verificar de forma periódica la cadena de socorro


condicionando actuaciones reflejas inmediatas.

Se comentarán y evaluarán actuaciones reales.

No se dudará en cambiar aquello que no funciona correctamente.

1.7. LA EVALUACIÓN PRIMARIA DE UN


ACCIDENTADO
Una vez activado el Sistema de Emergencia (P.A.S.) y a la hora de socorrer, se debe
establecer un método único que permita identificar las situaciones vitales o de
emergencia médica.

Para ello es importante saber que el órgano más delicado del ser humano es el
cerebro (encéfalo) y que su función es coordinar y ordenar el buen funcionamiento
del resto del organismo; es lo que vulgarmente se conoce como el "ordenador" del
cuerpo humano, por lo que si él falla, el resto también falla.

Las células que lo forman (neuronas) son extremadamente delicadas, tanto que su
muerte implica la no regeneración de las mismas. Por este motivo se debe vigilar y
evitar su lesión.

Las neuronas se alimentan del oxígeno que transporta la sangre, oxígeno que se
adquiere gracias a la respiración (pulmones) y se transporta por el impulso que
realiza el corazón.

Cuando este proceso se detiene, porque la persona no puede respirar o porque el


corazón no envía la sangre al cerebro, éste sufre, se lesiona y muere. Las neuronas
pueden soportar esta situación durante 4 minutos sin lesionarse; a partir de este
tiempo y si no hemos restablecido el proceso, empiezan a morir de forma
progresiva y, transcurridos 4 minutos más, se produce la muerte total del cerebro.

Este espacio de tiempo (4 + 4 = 8 minutos) es lo que se conoce como "Muerte


Clínica", la cual es reversible aplicando una serie de técnicas que permitan de
nuevo la llegada de sangre oxigenada al cerebro.
Por todo lo expuesto, se comprende que delante de un accidentado, sea el que sea,
siempre se debe hacer lo mismo: buscar las situaciones que puedan implicar la
muerte clínica, o lo que es lo mismo: realizar la Evaluación Primaria o identificación
de signos vitales (conciencia, respiración y pulso).

CONCIENCIA:

Para saber si un accidentado está consciente se le preguntará qué le ha pasado.

Si contesta, descartará la existencia de paro respiratorio. El problema surge


cuando el paciente no contesta. Entonces lo debe Vd. agitar levemente para
observar sus reacciones (gemidos, apertura de ojos, movimientos de cabeza, etc.);
si no existe ningún tipo de reacción, significa que el estado de inconsciencia está
declarado, por lo que inmediatamente y, en lo posible, sin tocarlo (pues puede ser
un paciente traumático y existir lesiones óseas que agraven su estado) debe Vd.
comprobar la respiración.

RESPIRACIÓN:

Teniendo al accidentado inconsciente, existen dos posibilidades: que respire o que


no respire.

Para comprobar la presencia de la respiración en un accidentado, el socorrista


debe utilizar la vista, el oído y el tacto.

Para ello acercará su propia mejilla a la boca-nariz del accidentado y mirando hacia
el pecho podrá observar el movimiento torácico o abdominal, escuchar la salida del
aire y notar en su mejilla el calor del aire exhalado.

a . S í re s p i ra :

No hará falta seguir explorando sus signos vitales ya que el corazón funciona
seguro.

El procedimiento a seguir, siempre que no sea traumático, es el de colocarlo


en una posición de seguridad para prevenir las posibles consecuencias de un
vómito.

Esta posición es la denominada en el argot del socorrismo como PL.S., que


significa: Posición Lateral de Seguridad.

En el caso de que el paciente respire pero sea traumático, no lo mueva. En


ambos casos debe seguir a su lado vigilando sus signos vitales hasta que
llegue la ayuda solicitada.

b . S i n o re s p i ra :

Si al acercar la mejilla o el dorso de la mano a la boca del accidentado,


comprueba que no respira, en seguida y sin perder tiempo coloque al
accidentado, sea traumático o no, en posición de decúbito supino (estirado
mirando hacia arriba) y después de explorar su boca para comprobar la
existencia de cuerpos extraños (dientes desprendidos, chicles...), proceda Vd.
a abrir las vías aéreas, mediante una hiperextensión del cuello evitando que
la lengua obstruya la vía de entrada de aire.
En ocasiones, con esta simple maniobra el paciente vuelve a respirar.

En caso contrario, el paro respiratorio es evidente, por lo que debe suplir la función
ausente mediante la respiración artificial, método BOCA-BOCA.

PULSO:

Cuando el paro respiratorio está instaurado y ya ha procedido Vd. a iniciar el boca-


boca, es necesario comprobar el funcionamiento cardíaco mediante la toma del
pulso carotídeo (cuello), por ser éste el más próximo al corazón y el de más fácil
localización
En caso de existir pulso siga Vd. efectuando la respiración artificial, pero en el
momento en que desaparezca este pulso debe iniciar sin demora el masaje
cardíaco externo, acompañado siempre de la respiración boca-boca.

1.8. TÉCNICA DE LA REANIMACIÓN


CARDIOPULMONAR
Si el paciente está inconsciente y no respira, se debe efectuar la hiperextensión del
cuello.

Si continua sin respirar se realizará la siguiente secuencia de operaciones:


a. Grite pidiendo ayuda.

b. Coloque al accidentado en decúbito supino sobre una superficie dura.

c. Extraer posibles cuerpos extraños de la boca (dientes, chicles ... ).

d. Proceder a efectuar la apertura de sus vías aéreas: apretar la frente e hiperextender


bien el cuello.

e. Si sigue sin respirar

f. Hacer dos insuflaciones boca-boca y comprobar la circulación.

g. Si hay más de una persona socorriendo, uno de ellos se encargará de pedir ayuda, sí
se encuentra solo deje al accidentado pida ayuda y regrese inmediatamente.

h. Iniciar el masaje cardíaco.

Masaje cardíaco externo

Es necesario acudir a su realización cuando el paciente está inconsciente, no


respira y no tiene pulso; en la siguiente imagen se indica la posición que debe
adoptar el socorrista y la localización del punto de compresión torácico. La
secuencia de operaciones para la realización del masaje cardíaco es la siguiente:
a. Colocar al paciente sobre una superficie dura.

b. Localizar el tercio inferior del esternón y colocar el talón de nuestra mano sobre él.
La otra mano se apoyará de la misma forma sobre la que contacta con el tórax.

c. Con nuestros dedos estirados y los brazos perpendiculares al punto de contacto con
el esternón, ejerceremos compresión directa sobre el tórax, consiguiendo que se
deprima unos 4 o 5 cm, asegúrese de no aplicar presión sobre las costillas, la parte
superior del abdomen, ni sobre la parte distal del esternón.

d. El ritmo de compresión/relajación debe ser de 1 a 1, sin perder contacto con el tórax


del accidentado, repítalo aproximadamente unas 100 veces por minuto (algo menos de
dos por segundo).

e. Después de 30 compresiones realice 2 insuflaciones boca-boca:

Hiperextensión del cuello.

Girar la mano de la frente y pinzar la nariz.

Colocar los labios alrededor de la boca del accidentado sellando


totalmente su boca con la nuestra. Existen otras técnicas de
ventilación artificial como el boca-nariz o el boca-estoma.

El ritmo será de 30 compresiones y 2 insuflaciones.

f. Si hay más de un reanimador deben sustituirse cada 1-2 minutos para prevenir la
fatiga, procurando que el tiempo de intercambio sea mínimo.

Debe continuar el Soporte Vital Básico hasta:

La llegada de ayuda cualificada que lo releve.

Que el accidentado empiece a respirar normalmente.


Ud. se agote

Las maniobras descritas son aplicables a personas adultas. Para lactantes y niños,
varían en función de la edad y constitución física del niño.

1.9. HEMORRAGIAS
El sistema circulatorio tiene la función de transportar los nutrientes y el oxígeno a
las células del organismo, también es el responsable de mantener la temperatura
interna del cuerpo humano. Está compuesto por el corazón, los vasos sanguíneos y
la sangre.

El corazón es un músculo que actúa de bomba, impulsando la sangre a través de los


vasos sanguíneos.

Los vasos sanguíneos son los conductos por donde circula la sangre. Existen tres
tipos de vasos:

Arterias: son los vasos que salen del corazón.

Venas: son los vasos que van hacia el corazón.

Capilares: son los vasos más pequeños responsables del


intercambio gaseoso en tejidos y órganos.

DIFERENCIAS

ARTERIAS VENAS

SALEN DEL CORAZÓN. VAN HACIA EL CORAZÓN.


LA SANGRE CIRCULA A MUCHA PRESIÓN. LA SANGRE CIRCULA CON POCA PRESIÓN.

LA SANGRE CIRCULA A IMPULSOS. LA SANGRE CIRCULA DE FORMA CONTINUA.

SON RÍGIDAS. SON ELÁSTICAS.

LA GRAN MAYORÍA TRANSPORTA O2. LA GRAN MAYORÍA TRANSPORTA CO2.

La sangre está compuesta por una parte líquida, llama da plasma (de color acuoso)
y una parte sólida, formada por tres tipos de células:

Hematíes: responsables del transporte de oxígeno.

Leucocitos: colaboran en la defensa del organismo contra las


infecciones.

Plaquetas: favorecen el proceso de coagulación.

1.9.1. CONCEPTO DE HEMORRAGIA Y CLASIFICACIÓN

Denominamos hemorragia a cualquier salida de sangre de sus cauces


habituales (los vasos sanguíneos). Existen dos tipos de clasificaciones, una
atendiendo al tipo de vaso que se ha roto, siendo ésta arterial, venosa o
capilar y otra atendiendo al destino final de la sangre, o dicho de otra forma:
¿a dónde va a parar la sangre que se pierde?. Atendiendo a este último
criterio, las hemorragias pueden ser: externas, internas y exteriorizadas.

El objetivo del socorrista es evitar la pérdida de sangre del accidentado,


siempre que ello sea posible. Existen casos en que siendo imposible controlar
la hemorragia, la actuación consistirá en evitar el empeoramiento del estado
de salud del lesionado, concretamente ante las hemorragias internas y
exteriorizadas.

Hemorragias exteriorizadas

Son aquellas hemorragias que siendo internas salen al exterior a través de un


orificio natural del cuerpo: oído, nariz, boca, ano y genitales.

Hemorragia de oído
Las hemorragias que salen por el oído se llaman otorragias. Cuando la
pérdida de sangre es abundante y previamente ha existido un traumatismo
(golpe) en la cabeza, el origen de la hemorragia suele ser la fractura de la
base del cráneo.

En este caso la actuación del socorrista va encaminada a facilitar la salida de


sangre de la cavidad craneal, pues de lo contrario, la masa encefálica sería
desplazada o comprimida por la invasión sanguínea, pudiendo ocasionar
lesiones irreversibles en el cerebro. Para facilitar la salida de sangre, se debe
colocar al accidentado en Posición Lateral de Seguridad (P.L.S.), con el oído
sangran te dirigido hacia el suelo y siempre que se dominen las técnicas de
movilización de traumáticos, caso contrario es mejor no tocarlo. Control de
signos vitales y evacuación urgente hacia un Centro sanitario con servicio de
Neurología.

Hemorragias de nariz

Las hemorragias que salen por la nariz se denominan epistaxis. El origen de


estas hemorragias es diverso, pueden ser producidas por un golpe, por un
desgaste de la mucosa nasal o como consecuencia de una patología en la que
la hemorragia sería un signo, como por ejemplo en el caso de la hipertensión
arterial (HTA).

Es cierto que muchas personas consideran la epistaxis como un suceso


normal, explicación que el socorrista no debe aceptar, pues el ser humano no
está constituido para sangrar de forma habitual y «normal».

Para detener la hemorragia, se debe efectuar una presión directa sobre la


ventana nasal sangrante y contra el tabique nasal, presión que se mantendrá
durante 5 minutos (de reloj). La cabeza debe inclinarse hacia adelante, para
evitar la posible inspiración de coágulos (ver la técnica en la figura 2).
Pasados los 5 minutos, se aliviará la presión, con ello comprobaremos si la
hemorragia ha cesado. En caso contrario se introducirá una gasa moja da en
agua oxigenada por la fosa nasal sangrante (taponamiento anterior). Si la
hemorragia no se detiene se debe evacuar a un Centro sanitario con
urgencia.
Hemorragias de la boca

Cuando la hemorragia se presenta en forma de vómito, puede tener su


origen en el pulmón (hemoptisis) o en el estómago (hematemesis). Es
importante distinguir su origen para así proceder a su correcto tratamiento,
para ello hay que tener en cuenta el siguiente cuadro:

DIFERENCIAS Y ACTUACIÓN ANTE VÓMITOS DE SANGRE DE ORIGEN RESPIRATORIO Y


DIGESTIVO

HEMOPTISIS HEMATEMESIS

VÓMITO PRECEDIDO DE TOS. VÓMITO PRECEDIDO DE NÁUSEAS.

SANGRE LIMPIA, CON OLOR A ÓXIDO. SANGRE CON RESTOS DE ALIMENTO Y MALOLIENTE.

PUEDE TENER ASPECTO ESPUMOSO. PUEDE ACOMPAÑARSE DE INCONSCIENCIA.

Actuación:
Actuación:
Control de signos vitales.
Control de signos vitales
Dieta absoluta.
Dieta absoluta
Evacuar en posición de P.L.S.
Evacuar en posición de semisentado.

Hemorragias del ano

Atendiendo al aspecto en que se presentan las heces, podemos determinar el


origen de estas hemorragias. Son de origen digestivo cuando las heces son de
color negro (melenas) y de origen rectal cuando las heces se presentan con
sangre normal (rectorragia). Tanto en un caso como en el otro se procederá a
recomendar la consulta médica por personal especialista.

Hemorragias vaginales

Durante el período de gestación, la mujer no debe presentar ningún tipo de


hemorragia vaginal (metrorragia). Su presencia podría indicar la amenaza de
aborto, por lo que se debe conseguir un reposo absoluto (estirarla) por parte
de la mujer y evitar que siga perdiendo sangre. Para ello colocaremos
compresas externas sobre la vagina (sin introducir nada dentro) y cruzándole
los pies los elevaremos en espera de su traslado en ambulancia a un Hospital.
Hemorragias externas

Son aquellas en las que la sangre sale al exterior a través de una herida. Las
hemorragias más importantes se producirán en las extremidades, ya que son
las partes del cuerpo más expuestas a traumatismos de tipo laboral y es por
donde pasan las arterias de forma más superficial.

Los métodos que a continuación se explican, sirven para coartar cualquier


tipo de hemorragia (arterial o venosa), aplicando cierta lógica según el
método, la forma y el lugar en donde se produce. Así, por ejemplo, el
torniquete sólo se aplicará en caso de hemorragias en extremidades.

A fin de controlar y detener la emergencia (hemorragia), utilizaremos


siempre tres métodos, de forma escalonada, utilizando el siguiente en caso
de que el anterior no tenga éxito. Estos métodos son la compresión directa,
la compresión arterial y el torniquete.

Compresión directa

Consiste en efectuar una presión en el punto de sangra do.

Para ello utilizaremos un apósito (gasas, pañuelo...) lo más limpio posible.


Efectuar la presión durante un tiempo mínimo de 10 minutos (de reloj),
además de elevar la extremidad afectada a una altura superior a la del
corazón del accidentado. Transcurrido ese tiempo, se aliviará la presión, pero
NUNCA se quitará el apósito. En caso de éxito se procederá a vendar la
herida y se trasladará al Hospital.
Este método no se puede utilizar en el caso de que la hemorragia la produzca
una fractura abierta de un hueso o existan cuerpos enclavados.

Compresión arterial

Cuando falla la compresión directa, se debe utilizar este segundo método. Es


de mayor aplicación en hemorragias de extremidades, pues en el resto de
zonas no es muy eficaz. Consiste en encontrar la arteria principal del brazo
(A. humeral) o de la pierna (A. femoral) y detener la circulación sanguínea en
esa arteria y sus ramificaciones. Con ello conseguimos una reducción muy
importante (no eliminación) del aporte sanguíneo.

La arteria humeral tiene su trayecto por debajo del músculo bíceps del brazo,
por lo que el socorrista comprimirá esta zona con las yemas de los dedos.

La arteria femoral se comprime a nivel de la ingle o de la cara interna del


muslo, para ello utilizaremos el talón de la mano o bien el puño en caso de
comprimir en el muslo.
La compresión debe mantenerse hasta la llegada de la ambulancia o el
ingreso en urgencias hospitalarias.

Torniquete

Este método se utilizará sólo en caso de que los demás no sean eficaces y la
hemorragia persista o bien cuando exista más de un accidentado en situación
de emergencia y el socorrista esté solo.

El torniquete produce una detención de toda la circulación sanguínea en la


extremidad, por lo que conlleva la falta de oxigenación de los tejidos y la
muerte tisular, formándose toxinas por necrosis y trombos por acumulación
plaquetaria.

Condiciones de aplicación:

En la raíz del miembro afectado.

Utilizar una banda ancha (no cinturones, ni cuerdas).

Anotar la hora de colocación.

Ejercer presión controlada. La necesaria para detener la


hemorragia.

Nunca lo aflojará el socorrista.

Hemorragias internas

Son aquellas que se producen en el interior del organismo, sin salir al


exterior, por lo tanto no se ve, pero sí que se puede detectar porque el
paciente presenta signos y síntomas de shock (al igual que el resto de
hemorragias).
1.10. SHOCK
Definiremos al shock como el conjunto de signos y síntomas consecuentes a la
falta o disminución del aporte sanguíneo a los tejidos, debido a la pérdida de
volumen sanguíneo o al aumento de la capacidad de los vasos.

Esto implica la falta de oxigenación de los tejidos, por lo que si no se actúa con
rapidez puede derivar en la muerte del accidentado.

Shock hipovolémico

Es el producido por la pérdida de volumen sanguíneo (pérdida de líquido) y se


origina a causa de hemorragias, quemaduras (lesiones por calor) o por
deshidratación (vómitos y diarreas).

Shock normovolémico

Producido por una detención de la circulación sanguínea (shock carcinogénico) o


bien por un aumento de la capacidad de los vasos sanguíneos, lo que origina una
pérdida o disminución de la presión necesaria para que la sangre llegue a oxigenar
a los tejidos. Puede ser de varios tipos: shock séptico, producido por infección (ej.
heridas); Shock anafiláctico, producido por alergias (ej. intoxicaciones, picaduras...);
Shock neurogénico, producido por el dolor (traumatismos en general).

Esto implica que cualquier lesión, si no se trata convenientemente, puede derivar


en un estado de shock por parte del accidentado. Shock caracterizado por los
siguientes signos y síntomas:

Alteración de la conciencia (no pérdida).

Estado ansioso, nervioso.

Pulso rápido y débil, a excepción del shock medular.

Respiración rápida y superficial.

Palidez de mucosas.

Sudoración fría y pegajosa, generalmente en manos, pies, cara y


pecho.
1.10.1. ACTUACIÓN

La actuación debe ir encaminada a tratar en primer lugar la causa que ha


producido el shock, evidentemente siempre que ello sea posible, pues hay
causas que no podrá tratar el socorrista, como por ejemplo las hemorragias
internas.

No obstante, siempre debe actuar de la siguiente forma:

Control de signos vitales.

Tratar las lesiones (si es posible).

Aflojar todo aquello que comprima al accidentado, a fin de facilitar


la circulación sanguínea.

Tranquilizar al herido.

Evitar la pérdida de calor corporal. Taparlo.

Colocar al accidentado estirado con la cabeza más baja que los


pies (posición de trendelenburg) y siempre que sus lesiones lo
permitan.

Posición alternativa de trendelenburg o anti-shock

Evacuarlo urgentemente, controlando siempre los signos vitales,


ya que la tendencia del shock siempre es a empeorar.

1.11. CONTUSIONES
Cuando ocurre un accidente las lesiones más comunes que se producen son las
contusiones o las heridas, consideradas como urgencias médicas así como las
fracturas, las luxaciones y los esguinces.

Las contusiones son lesiones producidas por un golpe o impacto sobre la piel, sin
llegar a romperla, por lo que no produce herida. Las contusiones se clasifican
(médicamente) en distintos grados, pero es más sencillo para el socorrista
clasificarlas en leves o graves, atendiendo a la profundidad del tejido que esté
afectado.

Contusiones leves

Son aquellas en que la afectación es superficial y se reconocen por el


enrojecimiento de la zona contusionada o por la aparición del típico «cardenal»
(rotura de pequeños vasos sanguíneos).

Síntomas:

Dolor de intensidad variable ya que depende de la parte del


cuerpo donde se produce la contusión.

Puede existir inflamación de la zona.

Contusiones graves

Se reconocen por la aparición del hematoma o colección líquida de sangre (en


forma de relieve), producida por la rotura de vasos sanguíneos de mayor calibre
que el capilar.

En las contusiones graves la afectación del tejido subyacente puede afectar a


músculos, nervios, huesos, etc.

Síntomas:

Dolor manifiesto o incluso muy intenso.

Inflamación evidente.

Posible impotencia funcional o aumento intenso del dolor ante la


movilidad.

1.11.1. ACTUACIÓN

Como norma general cabe destacar que la actuación ante las contusiones va
encaminada hacia la aplicación de frío (compresas, hielo...) y reposo de la
zona afectada.

Contusiones: aplicar frío local

Ante una contusión grave es importante no vaciar los hematomas y si es


preciso, se debe inmovilizar la zona y evacuar al herido, en condiciones
idóneas, a un centro hospitalario.

Contusión grave: inmovilizar

Es importante reseñar que, ante la duda, siempre se atenderá sospechando


la peor lesión.

1.12. HERIDAS
Se denomina herida a toda discontinuidad de un tejido (generalmente la piel) y
debida a un traumatismo. Este, además de lesionar la piel, puede afectar a otras
estructuras subyacentes como huesos, vasos sanguíneos, etc.

Las heridas pueden dividirse en leves y graves, atendiendo a una serie de factores
que hay que tener en cuenta a la hora de la clasificación.
Factores de gravedad

Extensión de la herida.

Profundidad de la herida.

Localización de la herida (cara, periorificios, abdomen, tórax...).

Suciedad de la herida.

Afectación de estructuras.

Edad del herido (edades extremas).

Estado general de salud del herido.

Objeto causante de la herida.

Complicaciones de la herida.

Complicaciones de las heridas

Complicación local:

Afectación de estructuras (nervios, tendones, huesos, etc.).

Infección de la herida.

Problemas en la cicatrización.

Complicaciones generales

Hemorragias.

Infección generalizada (tétanos).

Presencia de shock.

1.12.1. HERIDAS LEVES

Clasificaremos a una herida como leve cuando no reúna «factores de


gravedad».

El tratamiento irá dirigido a prevenir la infección, para ello se seguirán las


siguientes pautas de actuación (ver fichas resumen):
1. Evitar que el socorrista contamine la herida.

Lavarse las manos (agua y jabón).

Usar guantes estériles.

Uso de material estéril o lo más limpio posible. Es recomendable el


material desechable.

Higiene del socorrista ante las heridas


2. Desinfección de la herida

Dejarla rezumar un poco.

Dejarla visible (recortar pelo, cabellos...).

Limpiar la herida con agua y jabón y siempre desde adentro hacia


afuera de la herida.

Se pueden utilizar antisépticos no colorantes, el más


recomendado es la povidona yodada.
Forma correcta para desinfectar una herida leve
3. Vendaje

Si el ambiente no es agresivo (no hay riesgo de infección) es


conveniente dejar la herida al aire libre, pues así se favorece la
cicatrización.

En caso de sangrado o de ambiente contaminante,


lo mejor es taparla con una gasa estéril, fijada con
bandas de esparadrapo, y cuando sea posible
dejarla al aire libre.

Forma correcta para tapar una herida leve


4. Prevención de la infección tetánica

El tétanos es una enfermedad grave poco frecuente pero de alta letalidad


(mueren entre un 30-90% de todos los que presentan la enfermedad) siendo
imposible evitar la exposición al agente infeccioso ya que se trata de un
microorganismo ampliamente distribuido en el medio ambiente. La
prevención del tétanos se basa en la vacunación de la población cuya
cobertura en la edad adulta es inferior al 20-30% por lo que, ante una herida
o quemadura se debería recomendar la posibilidad de una profilaxis tetánica
si el accidentado no recuerda si está vacunado o si ha recibido menos de tres
dosis o, si la última dosis recibida hace más de 10 años (heridas limpias leves)
o más de 5 años (heridas anfractuosas, punzantes y/o contaminadas con
polvo, heces, tierra, etc.)
5. Que es lo que no hay que hacer:

Utilizar algodón.

Quitar cuerpos extraños enclavados.

Manipular la herida.

Utilizar antisépticos de color como la violeta de genciana o el


mercurocromo.

Utilizar polvos, cremas, pomadas, etc.

1.12.2. HERIDAS GRAVES

Las heridas graves son aquellas que reúnen uno o más factores de gravedad.
Este tipo de heridas suelen llevar una patología asociada más grave que la
propia herida, por ello el socorrista sólo debe realizar la primera atención
para que posteriormente sea tratada en un Centro Asistencial.

Actuación del socorrista

1. Evaluación Primaria (control de signos vitales).

2. Evaluación Secundaria (coartación de las hemorragias, inmovilización de


fracturas, etc.).

3. Cubrir la herida con material estéril o lo más limpio posible.

4. Evacuar a Centro Hospitalario.

1.12.3. HERIDAS DE ESPECIAL GRAVEDAD


Herida penetrante en el abdomen

Son aquellas que comunican el interior del abdomen con el exterior, siendo
las complicaciones más graves de este tipo de heridas las lesiones viscerales,
las hemorragias internas y la infección de la cavidad abdominal (peritonitis).

Síntomas

Dolor abdominal.
Presencia de una herida que comunica el interior del abdomen con el
exterior; es posible visualizar los intestinos.
Presencia de signos y síntomas de shock (hemorragia, dolor e infección).

Actuación del socorrista

1. No extraer ningún objeto clavado.

2. No reintroducir las vísceras.

3. No dar nada por vía oral (agua...).

4. Tapar la herida con un trozo grande de tela limpia humedecida. No utilizar


gasas pequeñas, pues se pueden introducir en el abdomen.

5. Abrigar al herido.

6. Trasladarlo urgentemente en posición de decúbito supino con las piernas


flexionadas.

Posición de transporte ante una herida penetrante en el abdomen

7. Controlar constantemente los signos vitales.

Herida perforante en el tórax

Este tipo de heridas pueden producir el colapso pulmonar, debido a la entrada de


aire ambiental en la cavidad torácica con la inspiración y a la salida de aire de la
cavidad pleural con la espiración. Pueden estar producidas por objetos punzantes
o por fracturas de costillas.

Herida perforante en tórax

Este tipo de heridas pueden producir el colapso pulmonar, debido a la entrada de


aire ambiental en la cavidad torácica con la inspiración y a la salida de aire de la
cavidad pleural con la espiración. Pueden estar producidas por objetos punzantes
o por fracturas de costillas.

Síntomas

Dificultad respiratoria por afectación del pulmón.

Tos, que puede acompañarse de hemoptisis.

Dolor torácico en caso de afectación ósea.

La herida puede presentar «silbido» por la entrada y salida del aire


a través de ella.
Presencia de shock por insuficiencia respiratoria y cardíaca.

Actuación del socorrista

1. No sacar ningún objeto enclavado.

2. Tapar rápidamente la herida con algún material que no transpire (ej.: el


plástico de la bolsa de las gasas), a fin de evitar el colapso pulmonar.

3. Trasladar urgentemente a Centro Hospitalario en posición de semi-


incorporado y ladeado hacia el pulmón lesionado.

4. Controlar constantemente los signos vitales.

Posición de transporte ante una herida perforante en el tórax

1.13. OBSTRUCCIONES DE LAS VÍAS RESPIRATORIAS


El sistema respiratorio está capacitado única y exclusivamente para aceptar
elementos gaseosos. La introducción en el mismo de cualquier cuerpo sólido o
líquido implica la puesta en funcionamiento de los mecanismos de defensa, siendo
la tos el más importante. La obstrucción de las vías respiratorias (atragantamiento)
impide que la sangre de nuestro organismo reciba el oxígeno necesario para
alimentar los tejidos, lo que implicará la muerte de los mismos.
Trayecto normal de los alimentos y obstrucción de las vías respiratorias
Personas inconscientes

La principal causa de obstrucción de la vía respiratoria en personas inconscientes


es la caída de la lengua hacia la retrofaringe.

Personas conscientes

Generalmente, en este caso, el motivo de obstrucción es la «comida», suceso


conocido popularmente como atragantamiento y que puede ocurrir en los
comedores de cualquier empresa. Esta obstrucción por cuerpo sólido se produce
por la aspiración brusca (risa, llantos, sustos...) de la comida que está en la boca. En
el momento de producirse la inspiración, la epiglotis (estructura anatómica que
separa el tubo digestivo del respiratorio) deja libre el paso respiratorio
introduciéndose el aire y la comida en la tráquea. La obstrucción puede ser de dos
tipos: incompleta y completa.

Obstrucción incompleta o parcial

El cuerpo extraño no tapa toda la entrada de aire, por lo que se pone en


funcionamiento el mecanismo de defensa y la persona empieza a toser.

Actuación
Dejarlo toser (los mecanismos de defensa funcionan).

Observar que siga tosiendo o que expulse el cuerpo extraño.

NO golpear nunca la espalda, ya que se podría producir la


obstrucción completa o introducirse más el cuerpo extraño.

Obstrucción completa o total

En este caso la persona no tose, ni habla. Esto indica que no entra ni sale aire, pues
las cuerdas vocales se mueven gracias a la vibración que produce el aire al respirar.
Generalmente el accidentado se lleva las manos al cuello y no puede explicar lo
que le pasa, emitiendo sonidos afónicos. Presenta gran excitación, pues es
consciente de que no respira: tiene la sensación de muerte inminente.

El objetivo de la maniobra de Heimlich es empujar el cuerpo extraño hacia la


tráquea y, por ende, hacia la salida mediante la expulsión del aire que llena los
pulmones. Esto se consigue efectuando una presión en la boca del estómago
(abdomen) hacia adentro y hacia arriba para desplazar el diafragma (músculo que
separa el tórax del abdomen y que tiene funciones respiratorias) que a su vez
comprimirá los pulmones, aumentando la presión del aire contenido en las vías
respiratorias (tos artificial).

Actuación:

1. Actuar con rapidez.

2. Coger al accidentado por detrás y por debajo de los brazos. Colocar el puño cerrado
4 dedos por encima de su ombligo, justo en la línea media del abdomen. Colocar la otra
mano sobre el puño.
Localización del punto de compresión abdominal

3. Reclinarlo hacia adelante y efectuar una presión abdominal centrada hacia adentro y
hacia arriba, a fin de presionar (de 6 a 8 veces) el diafragma. De este modo se produce
la tos artificial. Es importante resaltar que la presión no se debe lateralizar. Ha de ser
centrada. De lo contrario se podrían lesionar vísceras abdominales de vital
importancia.

Postura del accidentado (consciente) y del socorrista, ante una obstrucción


completa

4. Seguir con la maniobra hasta conseguir la tos espontánea o hasta la pérdida de


conocimiento.

5. En caso de pérdida de conocimiento, se coloca al accidentado en posición de S.V.B.


(Soporte Vital Básico), con la cabeza ladeada, y se sigue con la maniobra de Heimlich en
el suelo.
Postura del accidentado (inconsciente) y del socorrista ante la obstrucción
completa

En esta situación (de inconsciencia) se debe alternar la maniobra de Heimlich con la


ventilación artificial (boca-boca), ya que es posible que la persona haya efectuado un
paro respiratorio fisiológico, por lo que tampoco respirará aunque hayamos
conseguido desplazar el cuerpo extraño. Si se consigue introducir aire en los pulmones,
se iniciará el protocolo de Soporte Vital Básico.

Secuencia de actuación ante la Obstrucción COMPLETA de vías respiratorias

1.13.1. CASOS ESPECIALES


1.13.1.1. Bebés

En este caso no se puede aplicar la maniobra de Heimlich, por existir


riesgo de lesiones viscerales importantes.

La actuación va dirigida a extraer el cuerpo extraño por efecto de la


gravedad atmosférica. Para ello lo mejor es colocar al lactante boca
abajo y golpear secamente con la palma de la mano en la espalda (entre
los omóplatos).

En caso de no conseguir la respiración espontánea se alternará esta


maniobra con la técnica del masaje cardíaco, para ello se deben seguir
los siguientes pasos:

1. Colocar al bebé boca abajo y golpear, 4 ó 5 veces, secamente entre los


omóplatos.

2. Girarlo boca arriba. En la línea media del esternón, efectuar 4 ó 5


compresiones con dos dedos de una sola mano, a fin de deprimir el tórax
aproximadamente 1,5 cm.

Primera posición de un bebe en la maniobra de desobstrucción de vías


Segunda posición (compresión torácica) de un bebe en la en la maniobra de
desobstrucción de vías

3. Abrirle la boca y buscar el cuerpo extraño.

4. Repetir continuamente y por riguroso orden los pasos 1º, 2º y 3º, hasta
conseguir la respiración espontánea o que la criatura pierda el conocimiento. En
esta última circunstancia se debe seguir con el 5º paso.

5. Efectuar los pasos 1º, 2º, 3º y a continuación iniciar la ventilación artificial


(boca-boca y nariz), insuflando poca cantidad de aire (el que nos cabe en la boca,
no en nuestros pulmones). Caso de entrar aire, y si sigue sin respirar, se debe
iniciar el protocolo de Soporte Vital Básico del lactante (es distinto al del adulto).

1.13.1.2. Obesos y embarazadas

En ambos casos no se deben realizar presiones abdominales por la


ineficacia en un caso y por el riesgo de lesiones internas en el otro. Por
lo tanto esa «tos artificial» se conseguirá ejerciendo presiones
torácicas al igual que lo hacíamos con el masaje cardíaco, pero a un
ritmo mucho más lento. En caso de pérdida de conocimiento,
iniciaremos el punto 5º de la actuación ante la obstrucción completa en
el adulto.
BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA

Diez Maté, C. R., Fraile Cantalejo, A., García de Castro Ruiz de


Velasco, M., Iglesias Martínez, V., López Muñoz, G., Luna Mendaza, P.,
et al. (2006). Prevención de Riesgos Laborales: Curso de capacitación
para el desempeño de nivel básico del INSHT. Madrid: Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.

Viñas Armada, José Mª. (2007). Formación Básica en Prevención de


Riesgos Laborales, Programa formativo para el desempeño de
funciones de nivel básico. Valladolid: Editorial Lex Nova.

Guías y notas técnicas del Instituto Nacional de Seguridad e


Higiene en el Trabajo.

Ley 31/1995, de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos


Laborales.

Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, que aprueba el


Reglamento de los Servicios de Prevención.

Ley 54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del marco normativo


de la prevención de riesgos laborales.

Real Decreto 604/2006, de 19 de mayo, por el que se modifican el


Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el
Reglamento de los Servicios de Prevención, y el Real Decreto
1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen las
disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de
construcción.

Texto Refundido de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden


Social (LISOS), aprobado por el Real Decreto Legislativo 5/2000,
de 4 de agosto.

Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen


las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de
trabajo.
Real Decreto 664/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los
trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a
agentes biológicos durante el trabajo.

Real Decreto 487/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones


mínimas de seguridad y salud relativas a la manipulación manual
de cargas que entrañe riesgos, en particular dorsolumbares, para
los trabajadores.

Real Decreto 485/1997, de 14 de abril, establece las disposiciones


mínimas a tener en cuenta en materia de señalización de
seguridad y salud en el trabajo

Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se


establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en las
obras de construcción.

Real Decreto 1216/1997, de 18 de julio, por el que se establecen


las disposiciones mínimas de seguridad y salud en el trabajo a
bordo de los buques de pesca.

Real Decreto 1389/1997, de 5 de septiembre, por el que se


aprueban las disposiciones mínimas destinadas a proteger la
seguridad y la salud de los trabajadores en las actividades mineras.

Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen


las disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización
por los trabajadores de los equipos de trabajo.

Real Decreto 614/2001, de 8 de julio, sobre disposiciones mínimas


para la protección de la seguridad de los trabajadores frente a
riesgo eléctrico.

Real Decreto 783/2001, de 6 de julio, por el que se aprueba el


Reglamento sobre protección sanitaria contra radiaciones
ionizantes.

Real Decreto 374/2001, de 6 de abril, sobre la protección de la


seguridad y seguridad de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con los agentes químicos durante el trabajo.

Real Decreto 1311/2005, de 4 de noviembre, sobre la protección


de la salud y la seguridad de los trabajadores frente a los riesgos
derivados o que puedan derivarse de la exposición a vibraciones
mecánicas.

Real Decreto 286/2006, de 10 de marzo, sobre la protección de la


salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con la exposición al ruido.

Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el


Código Técnico de la Edificación.

Real Decreto 393/2007, de 23 de marzo, por el que se aprueba la


Norma Básica de Autoprotección de los centros, establecimientos
y dependencias dedicados a actividades que puedan dar origen a
situaciones de emergencia.

El Reglamento (CE) Nº 1907/2006 del Parlamento Europeo y del


Consejo de 18 de diciembre de 2006 relativo al registro, la
evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y
preparados químicos (REACH).

El Reglamento (CE) Nº 1272/2008 del Parlamento Europeo y del


Consejo de 16 de diciembre de 2008 sobre clasificación
etiquetado y envasado de sustancias y mezclas, y por el que se
modifican y derogan las Directivas 67/548/CEE y 1999/45/CE y
se modifica el Reglamento (CE) Nº 1907/2006, entré en vigor el 20
de enero de 2009.

Real Decreto 1644/2008, de 10 de octubre, por el que se


establecen las normas para la comercialización y puesta en
servicio de las máquinas.
EXAMEN

También podría gustarte