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La accesión supone la modificación del objeto de los derechos reales por virtud de la unión o incorporación a
la cosa, considerada principal, de otra cosa diferente a ella, que tiene consideración de accesoria; de forma
que la incorporación o unión de este segundo elemento considerado accesorio determina el que el principal
adquiera una configuración o una reformación diferente. Sino no habría modificación.
No es el contenido del derecho real lo que se entiende modificado, puesto que de ser así se estaría hablando
de otro derecho real; sino que el objeto en sí, su alteración física.
Como regla, la situación jurídico-real atinente al objeto modificado será la misma que existía sobre la cosa
principal antes de la modificación: misma propiedad y mismo título o causa legal.
- En primer lugar, considerando al suelo como soporte esencial de la propiedad inmobiliaria y así lo
señala el art. 350 CC: “el propietario de un terreno es dueño de la superficie y de lo que está debajo de
ella, y puede hacer en él las obras, plantaciones y excavaciones que le convengan, salvas las
servidumbres y con sujeción a lo dispuesto en las leyes de minas y aguas y en los reglamentos de
policía” .
- En segundo lugar, expone que la integración en la finca de los materiales empleados para hacer
determinadas obras o plantaciones se produce incluso, como regla, también en el caso de que los
materiales sean ajenos. Esto resulta del art. 358 CC, conforme lo cual “lo edificado, plantado o
sembrado en predios ajenos, y las mejoras y reparaciones hechas en ellos, pertenecen al dueño de los
mismos, con sujeción a lo que se dispone en los artículos siguientes”.
Excepciones
El principio general que se condensa en la máxima superficies solo cedit tiene excepciones. Además de la que
resulta del art. 361 CC cabe apuntar las siguientes:
A) En primer lugar, existen derechos reales limitados que facultan para construir en suelo ajeno,
adquiriendo la propiedad de lo edificado hasta que, por extinción del derecho, revierta al dueño del
suelo lo que se hubiera construido, produciéndose así la accesión. Solo entonces se produce la
aplicación del principio superficies solo cedit. También existen derechos que permiten construir una
nueva planta sobre bajo o un edificio ajeno, adquiriendo definitivamente la propiedad de lo
edificado (derechos de sobreedificación y subedificación); así como plantar en predio ajeno, con el
mismo efecto de adquirir la propiedad de la plantación (derecho real de vuelo sobre fincas rústicas
ajenas).
La elasticidad de la propiedad indica que una facultad concreta, en este caso la facultad del
propietario a adquirir aquello que se incorpora a su suelo, y en otros casos el derecho de los frutos;
una vez se extingue esa facultad vuelve a integrarse en el derecho de propiedad.
B) Otra excepción es la que se da en los casos de dominio dividido por aprovechamientos, en los cuales
el disfrute de cada uno de estos no tiene lugar como titular de un derecho real en cosa ajena, sino a
título de dueño exclusivo del mismo, correspondiendo al dominio del suelo a la comunidad
indivisible formada por los titulares de los distintos aprovechamientos. En estas hipótesis las
plantaciones que haga el titular del aprovechamiento u otra persona, concluidas en ese derecho real
denominada de aprovechamiento, no acceden al suelo. Es una figura frecuente tipificada por ley en
algunos derechos forales.
El TS, estimando injustas e irrazonables tales soluciones, ha optado por admitir que, en estos casos, sea el
constructor que de buena fe se extralimita quien pueda exigir que la parte del terreno invadida se haga suya,
abonando la oportuna indemnización a su dueño, comprensiva tanto del valor de aquélla cuanto de la
pérdida de valor del resto de la finca a resultas de la inmisión, pero no “otros perjuicios derivados de la
construcción y apoyados en las expectativas negociales de la posible edificación”.
Para que se aplique esta solución hace falta, según el propio TS, que concurran los siguientes requisitos:
1º Que el constructor “que la pretende sea titular dominical de lo edificado”. Que sea dueño de lo construído.
2º Que “la edificación se haya realizado en suelo que en parte pertenece al edificante y, en parte, en
propiedad ajena”.
3º Que “las dos partes del suelo formen con el edificio un todo indivisible”.
4º Que “el edificio unido al suelo del edificante tenga una importancia y valor superior del suelo invadido”.
5º Que “el edificante haya procedido de buena fe”. Esta consiste en la creencia de tener derecho a edificar en
el terreno invadido, y correlativa ignorancia del derecho ajeno.
Por una parte, el derecho de propiedad solamente se extingue por destrucción total de la cosa; y si recae
sobre un bien mueble, por renuncia o abandono del mismo, puesto que ello convierte a ese objeto en una res
nullius, o lo que es lo mismo, que no pertenece a nadie.
Por otra parte, en cuanto a las causas de extinción de los derechos reales limitados, hay que atender a lo
dispuesto para cada uno de ellos. No obstante, en principio, las que tienen alcance general son:
1. Consolidación. Reunión en una única persona de la titularidad del dominio o derecho real gravado y del
derecho real de que se trate. En el ámbito de obligaciones hablaríamos de confusión de derechos.
2. Prescripción de acciones reales que nos protejan el derecho concreto y que en algunas ocasiones resulta
coincidente con la usucapión de la propia libertad del bien. En el caso de derechos reales usucapibles a los
que cuente de la prescripción, decae la acción de tipo accesoria. Es decir, si yo tengo un plazo de
prescripción para ejercitar una acción real, que es compatible normalmente con los plazos de la usucapión.
Es otra causa de extinción de los derechos.
3. Adquisición originaria del dominio de la cosa, de una persona distinta del constituyente de gravamen. Ej.
por usucapión, por expropiación… Tiene una excepción en el supuesto de las servidumbres aparentes
porque por ser notorias se van a imponer al que adquiera la condición de titular amparado por la fe pública
registral.
4. Renuncia o abandono del derecho real. El dueño puede provocar una pérdida o la extinción de la cosa
mediante el abandono de la cosa. No es más que la dejación de la posesión con la intención de perder la
propiedad. El abandono no es una pérdida, porque no se tiene la intención de recuperarlo.
Es una manifestación del principio de renunciabilidad de los derechos subjetivos, mediante la cual el
propietario también está efectuando, de alguna manera, una facultad de su dominio, en este caso es la
disposición que permite transmitir o gravar.
En todos estos casos, los derechos reales limitados se consolidan con el dominio que recupera absolutamente
su plenitud.