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Por otro lado, la sanción normalizadora funciona dentro del poder disciplinario como un
mecanismo penal, como un castigo, en cuanto está en capacidad de hacer sentir al individuo
su propio equivoco, por lo que su función determinante es reducir la conducta que lleva al
equivoco, es decir, es de orden correctivo, llevando a la definición de normalidad, todo
aquello diferente, o fuera de la conducta esperada debe ser sancionado con el fin de
“normalizar” al individuo que comete la falta, permitiendo así la coerción que se menciona
en la vigilancia jerarquizada, a través de la homogenización por ejemplo con la educación
estandarizada.
Se nos presenta ahora el examen como aquel que “Establece sobre los individuos una
visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona” (Foucault, 1975, p.171).
Es decir, encontramos en este último instrumento la posibilidad de entrelazar los otros dos,
en la medida que se encuentra en capacidad de vigilar a los sujetos a través de la
calificación y la clasificación y también le permite castigarlos. La escuela en si misma pasa
a funcionar desde las lógicas del examen, ininterrumpido en el proceso de enseñanza
creando un constante intercambio de saberes. Además, nos dice Foucault “El examen lleva
consigo todo un mecanismo que une a cierta forma de ejercicio del poder cierto tipo de
formación de saber” (1975, p.173). Es decir, en cuanto el poder del examen es ejercido se
da la posibilidad de formar un nuevo saber, específicamente Foucault nos presenta tres
formas.
1. En el ejercicio de poder que implica el examen el poder se hace invisible sobre quienes
se ejerce y a su vez hace visibles a aquellos que somete, pues los objetiva a través del
examen, modificando las formas tradicionales en las que el poder es lo visible y sus
sometidos son imperceptibles.
2. El examen sitúa a sus sometidos en un campo de vigilancia a través de la escritura, en
cuanto los inmoviliza a través de su documentación, nuevamente objetivándolos.
3. A través de dicha objetivación se hace de cada individuo un “caso” para el estudio, es
decir es una presa más del poder, es controlable.
Finalmente, Diaz Barriga nos presenta el examen como un lugar donde convergen
problemáticas de índole social, políticas, técnicas, entre otras, que se pretende a la vez
resuelva, Por lo que a su alrededor se generan diversas prácticas, en palabras de Foucault
(citado por Diaz Barriga, 1994) “… es un espacio que invierte las relaciones de saber y de
poder”. Es decir, las relaciones que en el examen son presentadas como de saber en
realidad son relaciones de poder. Diaz Barriga nos presenta tres inversiones de este tipo que
se gestan en el examen.