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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL

Investigación pedagógica I
Dayana Lizeth Ramírez Padilla

RESEÑA

“PENSAMIENTOS SOBRE LA EDUCACIÓN” JOHN LOCKE

John Locke nació en 1632 y murió en 1704, fue un filósofo y médico inglés, considerado como
uno de los pensadores más influyentes del empirismo inglés y fue considerado el padre del
liberalismo clásico. Locke escribió cartas a un amigo aristócrata, dando consejos sobre cómo criar
su hijo, cartas que eventualmente se convirtieron en la gran obra “Pensamientos sobre la
educación” la cual abordaremos a continuación.

John Locke logró posicionar este texto como un clásico de la pedagogía moderna en 1693, su
propuesta educativa resultaba revolucionaria teniendo en cuenta el tiempo y el contexto en que
se plantean estos pensamientos; dirigidos principalmente para la educación de los caballeros.
Para él la educación pretendía la creación del hábito lo cual permitiría adquirir así la virtud y el
perfeccionamiento del hombre, resultado de tres vertientes las cuales el analiza en el transcurso
del texto, que son: La educación física que busca mejorar las facultades del cuerpo, de tal manera
que éste fuerte y vigoroso obedezca a las órdenes del espíritu; la educación espiritual o moral que
se encarga de las facultades del alma; y finalmente la educación intelectual que tiene en cuenta la
instrucción para preparar al caballero en cualquier ciencia a la que desee dedicarse.

Para poder hablar de un sujeto virtuoso Locke plantea la importancia de poseer un cuerpo sano y
fuerte, es decir no se debía descuidar el cuerpo en su alimentación, ejercicios físicos, vestimenta,
descanso e higiene, ya que si éste se debilitaba ningún tipo de aprendizaje eficaz sería posible;
para esto inicialmente aconsejaba someter a los niños a condiciones adversas que los obligaba a
soportar ciertas incomodidades con el fin de que se volvieran más fuertes, afirmando que " el que
no esté acostumbrado desde el principio a todo esto, sacará poca utilidad de su cuerpo en este
mundo; más cuando los niños son ya grandes, no es tiempo de acostumbrarlos, es preciso
habituarlos desde el principio y por grados. Así puede ser llevado el cuerpo a sufrirlo casi todo"
pág(42).

Si bien plantea una postura que va contra los castigos físicos, también considera que al niño se le
debe tratar con severidad y firmeza, generando unos hábitos que implican ejercitación, siendo la
repetición de un acto motriz lo que haría alcanzar la destreza en éste; de esta manera
"conforme aumentan los años es preciso dejarles más libertad y abandonarles en muchas
cosas a su conducta propia, puesto que no pueden estar siempre sometidos a una
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vigilancia, excepto la que hayamos puesto en su ejercicio mediante los buenos principios y
hábitos establecidos; y ésta es la mejor y la más segura, y , por consiguiente, aquella de
que debemos tener más cuidado. Porque por más que se hagan sonar incesantemente en
su oídos las reglas y las máximas, no hay que esperar fruto alguno, ni en éste ni en ningún
otro caso, hasta que la práctica las haya convertido en hábitos" pág. (44)

Si bien el hábito se da por la práctica y la disciplina, ésta última como condición para la
libertad; la educación espiritual se liga a ello entendiendo que su objetivo es el gobierno
de sí mismo a través de la razón "y el gran principio o fundamento de toda virtud y mérito
estriba en esto, en que un hombre sea capaz de rehusarse la satisfacción de sus propios
deseos, de contrariar sus propias inclinaciones y seguir solamente lo que su razón le dicta
como lo mejor aunque el apetito le incline en otro sentido" pág. (66)

Su interés por la formación de un sujeto virtuoso permite que Locke le haga un frente a la
simple adquisición de contenidos, considerando que por encima de ello debían estar los
buenos hábitos morales, el desarrollo de las virtudes, y la regulación de los impulsos;
"pero de todos los modos de instruir al niño, de formar sus costumbres, el más sencillo, el
más fácil y más eficaz es el de ponerle ante los ojos los ejemplos de las cosas que queréis
hacerle practicar o evitar" pág. (116) y es allí donde surge la importancia de la labor del
preceptor en la educación espiritual o moral del niño, quien debe ser ante todo un
hombre educado, que conozca el mundo y las costumbres; la gran labor de un preceptor
es la de moldear la conducta y el espíritu; estableciendo en su discípulo los buenos
hábitos, los principios de la virtud y de la sabiduría, dándole poco a poco una idea de
mundo.

Finalmente frente a la educación intelectual, Locke plantea formar un intelecto que


permita al caballero enfrentarse a los problemas por medio de la autonomía, en esta
tercera vertiente plantea la importancia de que la enseñanza no sea inútilmente fatigosa.

Hace énfasis en la importancia de que el preceptor detecte las habilidades que tienen los
niños para así lograr desarrollarlas, no sin anteponer instrucciones básicas que revaloriza,
como la lectura y la escritura, a las que principalmente le plantea algunos métodos de
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enseñanza, insistiendo por ejemplo en que las lenguas modernas deben ser aprendidas
del mismo modo que la lengua materna, es decir sin necesidad de la gramática, sin
embargo, incluso en el ámbito del intelecto, al igual que con la educación física, “solo el
ejercicio de las facultades nos proporciona la capacidad y habilidad y nos conduce a la
perfección” pág. 286

 Locke, John “Pensamientos sobre la educación” Madrid España. Ediciones Akal, S.A
(2012)

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