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Comenio

Comenio estableció tres principios básicos para el desarrollo


didáctico: a) la Didáctica es una técnica y un arte, b) la enseñanza debe tener como objetivo
el aprendizaje
de todo por parte de todos, c) los procesos de enseñanza y aprendizaje deben
caracterizarse por la rapidez
y la eficacia, así como por la importancia del lenguaje y de la imagen (Comenio, 1998).
Este método determinó el surgimiento de varias escuelas con su
sello en Europa. Sus postulados son el punto de partida de la inconformidad constante con
el estado de
cosas que ocurren alrededor del desempeño del docente y el estudiante en el aula, de la
enseñanza
representada en el primero y el aprendizaje conceptualizado en el segundo e integrado en
la categoría.
La Didáctica: Epistemología y Definición en la Facultad de Ciencias Administrativas y
Económicas Abreu
Formación Universitaria
proceso de enseñanza- aprendizaje. La típica contradicción entre lo viejo y lo nuevo, lo
estático y lo
dialéctico, lo tradicional y lo alternativo. Estos son los cimientos para la aparición de la
escuela nueva o
escuela activa, cuyos aciertos no han sido suficientes para vencer la resistencia de las
reminiscencias de la
escuela tradicional.
Abreu, O., Gallegos, MC, Jácome, JG y Martínez, RJ (2017). La Didáctica: Epistemología y
Definición en la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas de la Universidad
Técnica del Norte del Ecuador. Formación Universitaria , 10 (3), 81-92.

John Locke
objetivo del “arte de educar” según John Locke: la educación de un caballero inglés del siglo
XVII, es
decir, de un caballero que o bien será un hombre de negocios por pertenecer
a la burguesía ascendente, o bien, un heredero o un terrateniente, aunque
también puede tratarse de un hombre de Estado o de un miembro de la Royal
Society. Todas estas posibilidades había en esa época para un caballero inglés,
e incluso algunas más; pero para poder aprovecharlas debía recibir una educa-
ción que lo preparara para actuar en el mundo. A Locke no le interesaban tanto
los contenidos que debía adquirir el futuro caballero como las virtudes morales
—individuales y sociales— que tenía que dominar para comportarse como le
correspondía dada su posición privilegiada. En otras palabras, el propósito pe-
dagógico de Locke era formar un individuo moral en lo personal y responsable
en lo social.
Otro rasgo innovador de su pedagogía es que, como su interés era formar un
sujeto virtuoso, propuso como punto de partida una serie de consejos. Según
él, únicamente si poseemos un cuerpo sano y fuerte podremos garantizar que
lleguemos a tener un espíritu fuerte capaz de superar las adversidades de la
vida y las tentaciones del mundo.
Se advierte aquí que la reflexión sobre el cuerpo representa una de las no-
vedades de su pedagogía, frente a la dominante en su momento que valoraba
la instrucción o adquisición de contenidos por encima de los buenos hábitos
morales y el cultivo de virtudes como la prudencia, la generosidad, la piedad,
la valentía, etc. Otra innovación es la censura a una práctica muy arraigada
en su época: los castigos corporales. En vez de ellos propone una metodología
lúdica y una observación cuidadosa y atenta de la naturaleza y temperamento
de los niños, poniendo énfasis en que los padres y preceptores detecten qué habilidades o
capacidades tienen los infantes a su cargo para poder desarrollarlas.
Defiende la educación en casa contra la educación en la escuela, pues desde
su punto de vista en la enseñanza institucional se abusaba de los castigos cor-
porales, además de que no era personalizada y su objetivo era llenar la cabeza
del alumno con contenidos poco útiles (como la gramática, la retórica, el latín
y el griego). Frente a la instrucción institucional propone el aprendizaje y la
revaloración del inglés y el francés (lenguas modernas), aunque acepta incluir
el latín; insiste en que todas ellas deben ser aprendidas del mismo modo que la
lengua materna, a saber: escuchando, hablando y leyendo, sin necesidad de
la gramática.
La propuesta educativa de Locke es revolucionaria frente a la
institucional de su tiempo, pues en la del filósofo inglés predomina el objetivo de crear
buenos hábitos para fortalecer tanto el cuerpo como el espíritu.
SILVA, C., (2013). John Locke, Pensamientos sobre la educación, trad. La Lectura y Rafael
Lasaleta, Akal, Madrid, 2012, 381 pp. (Básica de Bolsillo).. Diánoia , LVIII (71), 184-187.

Kant
Kant sostiene una concepción de la educación como un proceso integral cuya orientación
última
atiende a la formación moral. Los distintos periodos de la educación general prescritos por
Kant
están regulados por un principio rector que subraya la importancia de subordinar cada
momento
de la educación a su fin último, es decir, a la conformación de la conciencia moral racional
autónoma. Ese fin último se consigue, a juicio de Kant, en el justo equilibrio de dos
principios
fundamentales: la coacción como obediencia al deber, y la libertad como autonomía de la
voluntad.
De acuerdo con Kant, las condiciones propias de la infancia limitan el ejercicio racional
respecto
a la construcción autónoma de normas y principios morales. Por esta razón, él reconoce la
necesidad de conducir a los niños para que respondan a ciertas exigencias morales
proporcionales a su edad.en Kant, el juego de los sentimientos morales es absolutamente
irrelevante, el
principio que rige la dirección de cada periodo educativo hacia la moralidad se traduce, en la
práctica, en la necesidad de conducir a los pequeños a actuar de acuerdo con normas de
respeto
hacia los otros. Esta necesidad puede ser leída de dos maneras distintas. La primera de
ellas es
la lectura del propio Kant: se trata de un primer paso en la consolidación de la virtud como
una
obligación. Pero puede leerse también, a la manera aristotélica, como una forma de hábito
respecto de los intereses y deseos de terceros, que dicta predisposiciones de un carácter
orientado hacia la consideración de los demás. Lo que me interesa destacar aquí es que, si
bien
los presupuestos filosóficos que están detrás de estas dos distintas lecturas de la propuesta
no
son iguales, el problema práctico se ve resuelto de forma parecida en Kant y en Aristóteles.
A esta solución respecto de la iniciación temprana en formas de conducta moral se suman
otras
intuiciones kantianas que pueden tener gran valor en prácticas educativas tendientes a la
formación moral. Una prueba de ello está dada por las propuestas del autor respecto de la
educación intelectual.
En este tramo de su filosofía educativa, Kant hace un llamado a lo que él denomina "la
cultura
física del espíritu". Dicha cultura alude a dos referentes fundamentales: el ejercicio libre de
las
facultades intelectuales, y la educación en el trabajo. --Dividimos la cultura física del espíritu
en
libre y escolar. La libre, poco más o menos, no es más que un juego; la escolar, por el
contrario,
supone un proceso;1 la libre es la que se ha de seguir siempre en el alumno; en la escolar
se
considera al alumno sometido a la coacción. Se puede estar ocupado en el juego, lo que se
llama
pasar el tiempo, pero también se puede estarlo por la coacción, y esto se llama trabajar. La
educación escolar debe ser un trabajo para el niño; la libre un juego
Kant prescribe, con sobrado énfasis, la
importancia de instruir sobre conocimientos específicos y cultivar ciertas facultades de
carácter
inferior, a la par y en función del juicio, el entendimiento y la razón. El espíritu de tal
propuesta
podría coincidir con las explicaciones actuales más avanzadas en materia de desarrollo
cognitivo.
De acuerdo con algunos psicólogos contemporáneos la vida psíquica se desarrolla en la
medida
que los esquemas de conocimiento2 se amplían. Mediante la realización de aprendizajes
significativos,3 el alumno construye, modifica, diversifica
y coordina sus esquemas de conocimiento, estableciendo de este modo redes de
significados que
enriquecen su conocimiento del mundo físico, y social, y potencian su desarrollo cognitivo
Kant
no separa el trabajo de la formación cultural general, más bien lo une al desarrollo del
conocimiento. En este sentido, lejos de hablar de una formación técnica, enlaza la noción de
trabajo con la generación de conocimiento. "Se educan mejor las facultades del espíritu
haciendo
por sí mismo todo lo que se pretende

Kant considera que estas tres facultades tienen que desarrollarse a partir --de su ejercicio.
Consideración que supone no inculcar conocimientos racionales, sino desarrollar
estrategias que
permitan "extraer" reglas generales para casos particulares. Para ello Kant sugiere "el
método
socrático", cuya virtud consiste en permitir un juego creativo entre lo general y lo particular.
A
decir de Kant, este método permite que los jóvenes puedan derivar las reglas de su uso, a
la vez
que el uso de una regla en una situación específica permite entender, enjuiciar y razonar
sobre
la constitución de la regla general.
La propuesta de Kant en cuanto al desarrollo de las facultades intelectuales no dice mucho
respecto de la manera en que puede enseñarse este criterio. Sobre todo porque, quizá, el
absolutismo del pensamiento moral kantiano no admite siquiera la necesidad de una función
judicial.
Para esclarecer la idea del absolutismo de esta teoría moral se recurre con frecuencia a un
ejemplo del propio Kant que resulta particularmente revelador: Un agente oculta en su casa
a un
amigo, refugiado político. Sus perseguidores vienen a buscarlo y le preguntan al agente si el
refugiado está en su casa. El agente sabe que se irán sin buscarlo si les dice que no oculta
a
nadie. Para cualquier concepción ordinaria de la moralidad, la alternativa correcta sería de
mentir. Sin embargo, para Kant, el deber absoluto de decir siempre la verdad está por
encima
de otras consideraciones y el resultado de la acción no tiene valor alguno para la
determinación
última de la conducta. En la Fundamentación de la metafísica de las costumbres y en la
Crítica
de la razón práctica, Kant afirma con rigor que la base de las obligaciones morales puede
buscarse sólo en conceptos de la razón pura, es decir en conceptos a priori. Y que ni la
naturaleza empírica del hombre, ni las condiciones a que éste está sujeto pueden ser
consideradas para fundamentar la moralidad.
La propuesta educativa kantiana contempla como un fin primordial la formación del
carácter. De un carácter cuya condición esencial atiende a la firmeza en la ejecución de lo
que
impone la función legislativa. En este sentido, ni el "hombre malvado" ni el de "voluntad
débil"
serían ejemplos útiles para debatir su propuesta. A su juicio la fuerza de los deseos del
"malvado", o la fragilidad de carácter del "hombre de voluntad débil" se verían arrastradas
por la
fuerza de la autonomía de pensamiento de los agentes y por la disciplina y la obediencia a

mismos a que se habrían acostumbrado desde pequeños.
Salmerón Castro, AM, (1999). Consideraciones en torno a la filosofía educativa de Kant..
Perfiles Educativos , (84), .

Pestalozzi
Pestalozzi considera el trabajo como
un medio unitivo de gran importancia
pedagógica. Veía en la enseñanza para el
trabajo la fusión del cultivo intelectual y
la moral. En cierto sentido, para éste autor,
toda la enseñanza humana desemboca en
el trabajo.
Otro elemento clave de la pedagogía
de Pestalozzi es el método, palabra clave,
que tanto en Platón como en Descartes
y en Kant descubre la marcha de la filo-
sofía crítica. Con Pestalozzi adquiere el
valor de un concepto regulativo para la
Pedagogía. Él ve claro que el método es
esencialmente uno y que el método en
la educación no puede ser considerado,
en último término, sino el método del
conocimiento. Según el cual se construye
el objeto de la conciencia. Es, ante todo,
intuitivo, inductivo y experimental.
En síntesis, los principios educa-
tivos de Pestalozzi pueden resumirse
como sigue:
• La Educación Social debe funda-
mentarse en una buena educación de
la personalidad.
• La cuestión social es de orden moral,
pues se resuelve formando la concien-
cia y el amor al prójimo. Puede aco-
meterse, por consiguiente, por medio
de la educación.
• Hay que comenzar por arrancar al
hombre de su miseria para llevarlo a
la cultura y al bien.
• El educador del pueblo debe mover-
se por un amor desinteresado hacia el
mismo.
• Cultivando los valores de la persona, se
construye una sociedad justa y feliz.
La teoría de la Educación Social en
Pestalozzi se basa en un realismo social y, al
propio tiempo, en un humanismo que lleva
a un ardiente deseo de bienestar social para
todos y, por consiguiente, de justicia social.
Subraya el valor formativo de la vida austera
y la educación de la voluntad a través de la
lucha que impone la vida.
Pérez Serrano, G., (2002). Origen y evolución de la Pedagogía Social. Pedagogía Social.
Revista Interuniversitaria , (9), 193-231.

Para Rousseau educar al niño, según su naturaleza, implica proveerlo de las herramientas
más eficaces para que pueda vivir y vivir bien, libre y feliz en un mundo que no está hecho
ni para el bienestar, ni para la felicidad ni para la libertad (pág. 20).

Cabe decir, que la educación del niño tiene que abarcar elementos de la vida como: el
trabajo, respeto, amor, tolerancia entre otros aspectos. Desde temprana edad hay que
manifestarle al niño que el mundo en el que se vive es un entramado de intolerancia y de
desunión. Pero a la vez inculcarle que existen principios morales que hay que colocar en
práctica para encontrar objetivos comunes como es la de llevar una vida en sociedad difícil
de comprender en sus acciones. También considera que la educación del niño no ha de
estar en tantas manos y al respecto Rousseau ), sostiene: “Imposible es que un niño, que
sucesivamente pasa por tantas manos distintas, salga bien educado”. Con relación a lo
expuesto, se puede mencionar que el proceso educativo de los niños exige una alta
planificación, esfuerzo y compromiso.
García, F (2007). Dos propuestas de la educación para la educación de la mujer: Rousseau
versus Mary Wollstonecraft. A parte Rei. Revista de Filosofía, (50), 1-11. Recuperado de:
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/fuster50.pdf

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