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aparato de distribución del poder de un país. (consecuentemente las directivas sólo se dirigen de manera indirecta a
los ciudadanos para que se comporten de un modo determinado).
Ross distingue entre validez y vigencia del derecho. Para él sólo deben considerarse normas auténticas las que sean
ratificadas por los jueces, mientras que las escritas en los códigos y boletines oficiales son sólo normas presuntas. De
modo que la norma valida es la eficaz, la sentida por el juez como socialmente vinculante.
La validez (eficacia) tiene su soporte psicológico empírico que es la ideología normativa de los jueces, esta reduciría
la arbitrariedad de los jueces y sus opiniones subjetivas, que se anulan y excluyen porque participarían de una
ideología normativa común que “está constituida por el conjunto de factores que influyen en la elección que realizan
los jueces entre las reglas aplicables al caso objeto de controversia” y vienen dadas por las fuentes que garantizan la
unidad del sistema.
La consecuencia que se deriva es que el derecho no tiene carácter racional ni moral y, por tanto, no se obedece en
consideración a una reflexión de la conciencia, sino por la presión de la coacción y la motivación psicológica que
supone para los ciudadanos el temor de ser sancionados. Esto se debe a que el único factor determinante para el
ciudadano respecto al derecho y al estado es la consideración del uso de la fuerza y el temor a ser sancionado, de
modo que otros motivos para cumplir el derecho son irrelevantes jurídicamente.
De tal manera que los ciudadanos y funcionarios de los escalafones inferiores cumplen las normas por temor, los
jueces se atienen a esas normas por motivos ideológicos.
Desde el punto de vista de Ross, el derecho vigente no puede ser explicado como un fenómeno empírico, sino que su
validez es un puro concepto de razón, de modo que Ross “rechaza la idea de que pueda existir una específica validez
de derecho de carácter inobservable”.
Pese al rechazo del positivismo por voluntarista, la filosofía jurídica de Ross resulta claramente positivista, porque
para él “La ideología de la justicia conduce a la intolerancia y al conflicto”.
C. La dogmática jurídica
La ciencia jurídica se propone describir el derecho y se diferencia, por tanto, del propio derecho que son enunciados
prescriptivos; en cuanto se ocupa del derecho actualmente vigente en un ámbito determinado es una “dogmática
jurídica”.
Para Ross, la dogmática jurídica o ciencia del derecho en sentido estricto se ocupa de describir básicamente dos
aspectos: el contenido de la ley y el grado de aplicación de la misma por el aparato del estado y tiene la configuración
siguiente:
Es normativa, ya que su objeto de estudio son las normas. Distingue entre enunciados directivos y asertivos y entre
el derecho y las descripciones del derecho y la ciencia del derecho describe normas.
Es necesariamente normativa porque sólo las normas permiten entender e interpretar las acciones sociales y su
motivación psicológica.
Para Ross, el juez aplica la norma, no para justificar su decisión, sino que verifica una directiva que se percibe como
vinculante.
Es también, una ciencia empírica, en cuanto a los enunciados de una proposición se refiere a un hecho social
verificable empíricamente. Significa que los fenómenos correlativos a las normas, que estas permiten entender, son las
decisiones de los tribunales, esto es, los actos de aplicación de las normas y no las normas en sí mismas, que, según él,
no pertenecen a los hechos.
Es una ciencia esencialmente predictiva porque tiene por finalidad el permitir la previsión del comportamiento de los
jueces. De modo que una directiva dirigida al juez “es considerada verdadera si tenemos buenas razones para suponer
que esta predicción será cumplida”.
La previsión es importante sobre todo porque el derecho se obedece en función de un cálculo “científico” sobre las
posibilidades de que la norma sea aplicada coactivamente.
Resulta que la eficacia en que se resuelve la validez del derecho se manifiesta en la praxis de los tribunales y no en la
actuación de los ciudadanos. Por lo que Ross supone que las normas cumplidas espontáneamente por la sociedad
tienen una validez no verificada, no científica, pues se obedecen por consideraciones distintas al temor a la fuerza y,
por eso, de ellas no se ocupa la ciencia jurídica.
Ross considera que un principio de la ciencia moderna es la verificabilidad o comprobación de sus proposiciones. La
ciencia del derecho se apoya en el postulado de la verificación, para ello debe ser reconocida como una ciencia social
empírica. La verificación empírica se realiza en el comportamiento fáctico de los jueces y tribunales y no en el de los
ciudadanos y haría que la validez del derecho no se derive de principios o postulados a priori, sino que la ciencia
jurídica es un conjunto de proposiciones que se refieren a hechos sociales y Ross busca señalar los procedimientos de
verificación. La verificación se lleva a cabo mediante estadísticas, que era considerado como el método propio de las
ciencias sociales de la época.
Y por último es una ciencia critica en cuanto no se limita a escribir el derecho vigente, sino que trata de prescribir un
modelo de ciencia (neopositivista) alternativo al tradicional (la dogmática del siglo XIX) y configura al jurista como
un técnico que estudia, desde fuera, la actuación de los operadores jurídicos e, independientemente, de los ciudadanos,
conforme a unas creencias infundadas o a una ideología cuya justificación carece de sentido indagar.
D. Evaluación de los problemas.
Inicialmente es discutible el sentido en que se entiende el carácter normativo en cuanto la ciencia jurídica se de
normas (objeto) pero no está formada por normas (método) ni tiene como función elaborar o producir normas. Así
entiende el carácter normativo en sentido objetivo, lo que hace que, al ser una ciencia descriptiva, sea un
reduccionismo cognoscitivo.
Según Kelsen la ciencia meramente descriptiva que Ross postula, es incapaz de entender el carácter prescriptivo del
derecho, nos dice lo que hacen los hombres o los jueces y los funcionarios, pero no como deben comportarse.
Por otra parte, la insistencia de Ross en la verificación empírica se debe al modelo de ciencia que tiene presente, que
es neopositivista y en el cual cualquier proposición para ser científica debe verificarse experimentalmente.
De tal manera, así la verificación de las afirmaciones de la ciencia jurídica sólo es posible sobre la base de leyes
generales presupuestas, lo que resta protagonismo a la experiencia, Ross lo presupone a priori y es poco empirista.
Lo más grave está en que el presupuesto cientifista de la teoría neopositivista de Ross anula la libertad. Vemos que el
neoempirismo no sólo es incapaz de reconocer la libertad sino que necesita negarla para presentar sus postulados
“científicos”.
Por otro lado, entiende la validez del derecho como eficacia hasta el extremo de que, cuanto más efectivo es el
acatamiento de la norma tanto más difícil es comprobar su validez, puesto que puede ocurrir que cuanto más efectiva
sea una norma menos eficaz sea, y al revés, puede ocurrir que cuanto más eficaz sea, menos efectiva. Pero entonces es
más difícil de establecer la equiparación entre validez y eficacia de las normas que Ross presupone.
La propuesta de modelo científico de Ross es escasamente predictiva, la previsibilidad del comportamiento de los
jueces sólo se da en determinadas condiciones: 1) que el derecho permanezca estable y 2) la predicción se refiere solo
al componente normativo de la decisión del juez; pero en la decisión judicial intervienen otros elementos. Esto hace
que la previsión acerca del comportamiento futuro de los jueces tenga escaso valor, porque son vacías, precarias y
superfluas: Son vacías porque el único elemento para establecer la previsión es el sentimiento de los jueces de estas
vinculados a determinadas normas y esta vinculación es eminentemente ideológica.
Además, el modelo cognoscitivo que propone Ross es escasamente realista. Es poco realista porque al limitarse a una
tarea descriptiva del derecho vigente se dejan fuera de su campo de estudio muchas normas válidas de las que suelen
ocuparse habitualmente los juristas.
En conclusión, Ross propone más que una ciencia jurídica realista, que tuviera por objeto la auténtica labor de los
juristas y la necesidad de dar una respuesta a los problemas específicos que se plantean, una ciencia jurídica ideal,
idealista, inadecuada para comprender los problemas sociales en términos jurídicos. Es una forma de neoempirismo,
en él la respuesta a los problemas consiste en prescindir de toda complejidad que exceda de la mera constatación de
hechos.
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